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La pérdida progresiva de la audición
( Publicado en Revista Creces, Septiembre 1998 )
La pérdida progresiva de la audición es un proceso que afecta a un alto
porcentaje de la población en función de la edad. Las estadísticas señalan que
un 16% de los adultos sufre este mal y el problema se va intensificando a
edades mayores, de modo que a los setenta años el 60% de las personas
presenta una disminución de su capacidad auditiva en 25 decibeles 0 más. Por
ello muchos se ven obligados a usar audífonos.
A pesar de esta elevada incidencia, muy poco se sabía de las causas que condicionan
esta pérdida progresiva de la capacidad auditiva. Como la frecuencia es tan alta hasta
ahora, simplemente se había asumido que era otra alteración propia de la vejez, y tal
vez por esa razón es que se ha investigado poco sobre ella. Pero recientemente se han
descubierto causas genéticas que también estarían condicionando este proceso en la
edad adulta. Para entender mejor la importancia de este descubrimiento, es necesario
repasar coma funciona normalmente el sentido del oído
Cómo funciona la audición
Nuestro sistema auditivo transforma las ondas sonoras en impulsos eléctricos y estos
los transmite al cerebro, donde ellos son interpretados como lo que oímos. La
percepción se inicia cuando las ondas sonoras golpean la cara externa del tímpano en
el oído externo, haciéndolo vibrar. Tres pequeños huesecillos, adheridos a la cara
interna del mismo (en el oído medio), traspasan las vibraciones timpánicas al líquido
que llena la cóclea (hueso en forma de caracol) en el oído interno, causando un
movimiento de él. El movimiento resultante del líquido es captado por los cilios de las
células interiores de este órgano y como resultado se estimula el nervio coclear,
iniciándose así el viaje del estimulo hacia el cerebro (fig. 1).
En este camino, la señal pasa a través de cuatro estaciones o sinápsis, conocidas como
el núcleo complejo coclear, la oliva superior, el colliculus inferior y el cuerpo geniculado
mediano (fig. 1). Desde allí inicia el viaje a su destino final, cual es la corteza cerebral
auditiva. Cada estación se comunica con la siguiente mediante sinápsis neuronales a
través de neurotransmisores que traspasan la señal de una célula a otra.
Dónde está la falla
El mecanismo más sensible está en las células interiores de la cóclea. Estas contienen
en su superficie superior pequeños pelos que son mecanoreceptores muy sensibles (fig.
2). La estructura de cada pelo requiere de una arquitectura molecular que necesita de
constante mantenimiento y ello requiere de un complejo mecanismo de intercambio
molecular. Estas células son tan delicadas que no se regeneran y si algunas se pierden,
inexorablemente se traduce también en una pérdida proporcional de la capacidad
auditiva. Todo parece ser que es a este nivel que se produce la lesión responsable de la
pérdida progresiva de la audición que se produce en relación a la edad.
Dónde entra la genética
Un equipo internacional de investigadores de la Universidad de Tel Aviv, el National
lnstitute of Health de Washington y la Universidad de Harvard, recientemente
comunicaron una investigación realizada con una familia cuyos miembros en forma
dominante presentaban ya a edades muy tempranas (18 años) una pérdida progresiva
de la audición, cuya causa estaba en una lesión de estas células cocleares. En ellas
había una perdida temprana de los sensibles pelos de las mismas. (Science, vol. 279
del 20 de Marzo de 1998. Pág. 1950).
Lo interesante es que corroborando estas observaciones con los estudios realizados en
ratas, se ha podido demostrar una mutación en el factor de transcripción denominado
POU4F3, que parece ser fundamental en el proceso constante de mantención de los
pelos de las células cocleares. Pareciera entonces que aquellos que presentan esta
mutación, serían los que en mayor grado presentarían una pérdida progresiva de la
audición al no poder reponer los daños. Con todo, tampoco pueden descartarse factores
ambientales que vayan actuando negativamente en función de la edad. Se sabe que la
exposición continua a ruidos por sobre un cierto nivel de decibeles, también las afecta.
En todo caso, este importante descubrimiento puede ser muy útil para que en el futuro
pueda llegarse a un tratamiento de la afección, previniendo o reparando el daño de
estas células. Ello puede estar más cerca de lo que se piensa.
Artículo extraído de CRECES EDUCACIÓN - www.creces.cl