Download Resumen de una semana de Conferencia de Naciones Unidas

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Transcript
SALUD
82 CLASISTA
SOBRE LOS PUNTOS CANDENTES DE LA CONFERENCIA SOBRE CAMBIO
CLIMÁTICO
Pueblo en Línea
La nueva rueda de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático se realizará
entre el 7 y el 18 de diciembre en Copenhague, capital de Dinamarca. En comparación con las
pasadas conferencias de la misma índole, la actual ha atraído mayor atención y contará con la
participación del mayor número de Jefes de Gobierno de diversos países. ¿Qué puntos candentes
tiene la Conferencia sobre Cambio Climático de Copenhague?
Ante todo, un nuevo acuerdo en Copenhague será, sin duda, un gran punto candente. El
“Protocolo de Kyoto” firmado en 1997 definió para los países desarrollados las metas de reducción
de emisiones hasta 2012; el propósito de la Conferencia de Copenhague es de el hacer un arreglo
de las acciones de reducción de emisiones para después de esa fecha. Sin embargo, debido a las
grandes divergencias surgidas en la última serie de reuniones preparatorias, muchas personas
han comenzado a dudar de si la Conferencia de Copenhague podrá llegar a tal acuerdo.
Las divergencias están concentradas principalmente en dos problemas esenciales, es decir, las
metas de reducción de emisiones y los fondos. Un análisis señala que el volumen total de las
emisiones que las partes han presentado sobre la mesa está lejos de lo que exigen las metas para
disminuir efectivamente el cambio climático. ¿Quién debe asumir la responsabilidad por esta
brecha? He aquí el punto focal de las discusiones de las partes.
Con respecto a los fondos, todos los países, incluidos los países desarrollados, reconocen que
éstos últimos son responsables por las emisiones en el pasado, de modo que deben prestar ayuda
financiera a los países en vías de desarrollo para enfrentar el cambio climático. Pero, ¿cuánto
debe ser el monto? ¿Cuáles países lo compartirán y suministrarán? Todo esto se encuentra en
curso de discusión.
En segundo lugar, persistir o no en el “Protocolo de Kyoto” también será un punto candente de
las discusiones. Este documento ha definido las metas para el volumen total de la reducción de
emisiones entre 2008 y 2012 y, en cambio, no ha formulado para los países en vías de desarrollo
la demanda obligatoria por el volumen de la reducción de emisiones. Por esto, varios países
desarrollados han planteado últimamente abandonar el “Protocolo de Kyoto” para firmar otro
acuerdo. Este intento fue objeto de oposición unánime de los países en vías de desarrollo, quienes
señalaron que cuando venza en 2012 el primer período de compromiso para el “Protocolo de
Kyoto”, se debe firmar, como es lógico, el segundo período de compromiso, es decir, definir el
programa de reducción de emisiones conforme a los principios pertinentes. En las anteriores
Reunión de Bangkok y la de Barcelona, ambas partes quedaron en tablas, de manera que cómo
tratar la Conferencia de Copenhague este problema será objeto de amplia atención.
En tercer lugar, la presencia de numerosos dirigentes importantes será también un punto
llamativo de la Conferencia de Copenhague. Los dirigentes de decenas de países, incluyendo el
presidente estadounidense Barack Obama y el primer ministro chino Wen Jiabao, han manifestado
que asistirán a esta conferencia. En fin de cuentas, esta conferencia tiene una importancia
trascendental. ¿Declararán ellos algo nuevo? Esto es también uno de los problemas de mayor
suposición de la gente.
El cambio climático está empujando el mundo hacia la economía de bajo carbono de mañana. Ya
hay personas que comparan la Conferencia de Copenhague como la Conferencia de Breton
Woods que definió el marco para el sistema económico mundial en varios decenios después de la
Segunda Guerra Mundial. Se puede decir que aún cuando la Conferencia de Copenhague no
pueda alcanzar un acuerdo satisfactorio, el rumbo que señale también ejercerá una influencia
trascendental.
WANGHAILOU: LA CONFERENCIA DE COPENHAGUE TIENE QUE SUPERAR
“CUATRO BARRERAS”
Pueblo en Línea
La Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático se inauguró en día 7 en Copenhague. Tiene
como objetivo alcanzar a un nuevo acuerdo para enfrentar el problema del cambio climático global.
En vista de las serias divergencias de los países participantes, esta conferencia tiene que superar
“cuatro barreras” para alcanzar a un acuerdo que tenga obligatoriedad legal.
Primera, las metas de los países desarrollados en la reducción de emisiones en 2020, o sea,
metas a medio plazo. Los países en vías de desarrollo exigen a los países desarrollados cumplir
sus compromisos de reducir por lo menos un 40% de las emisiones en 2020 con respecto a 1990,
tal como lo señaló en la “Hoja de Bali” acordada en 2007. En el momento, sólo Noruega se
compromete a reducir sus emisiones en 40% en 2020 respecto a 1990. La Unión Europea se
compromete reducir sus emisiones en un 20% en el mismo período, y Japón, en un 25%. Pero
EEUU sólo se compromete a reducir en unos 4%. Si los países desarrollados rehúsan en la
Conferencia de Copenhague cumplir sus compromisos contraídos en la “Hoja de Bali”, es
inevitable que provoquen serias disputas y divergencias con los países en vías de desarrollo.
Segunda, el problema de la reducción de emisiones de los grandes países en vías de desarrollo
como China e India. Actualmente, China e India han pasado a ser países que emiten gases de
efecto invernadero en cantidades relativamente grandes. Pero en cuanto al volumen acumulado
de las emisiones y en el volumen de la emisión Per cápita China e India están muy inferior a los
países desarrollados de Europa y América. En vísperas de la convocación de la Conferencia de
Copenhague los países desarrollados de Europa y América ya exigieron con vehemencia que los
grandes países en vías de desarrollo como China e India comprometieran a cumplir metas
concretas de la reducción. Y estos países han rechazado en términos explícitos las exigencias de
los países desarrollados de acuerdo con las condiciones de la etapa de desarrollo en que se
hallan.
Como grandes países en vías de desarrollo y economías emergentes, China, India y Brasil se
hallan en un proceso de industrialización y urbanización en gran escala y a ritmo acelerado. El
crecimiento económico y la elevación del nivel de vida de la población conducen inevitablemente
al aumento de energías en grandes márgenes, y por lo tanto la emisión de gases de efecto
invernadero se mantiene a un alto nivel durante un período determinado. Además, sigue en
aumento la población de estos países, la infraestructura todavía requiere mejorarse, y las
condiciones de vida del pueblo aún necesitan mejorarse. En un contexto tal es evidente que los
países en vías de desarrollo como China e India no reúnen las condiciones para contraer
compromisos para cumplir metas absolutas en la reducción de gases de efecto invernadero, ni
pueden precisar la fecha exacta de su culminación.
Tercera, para dar respuesta al cambio climático los países en vías de desarrollo tienen que
afrontar los problemas de las tecnologías y fondos necesarios. Como los países desarrollados
tienen ineludible responsabilidad histórica en el problema de cambio climático, los países en vías
de desarrollo les exigen asumir esta responsabilidad tomando la delantera en la reducción de las
emisiones, y ayudar a los países en vías de desarrollo a adaptarse al cambio climático con fondos
y tecnologías. Cuando los países desarrollados exigen con vehemencia a los países en vías de
desarrollo comprometerse a cumplir metas concretas en las emisiones, no quieren aportarles
ayudas concretas en fondos y tecnologías, o lo hacen con mucho ruido y pocas nueces.
La Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático exige en términos explícitos que los
países desarrollados aporten fondos a los países en vías de desarrollo para afrontar el cambio
climático. Según las estimaciones de Inglaterra, hasta 2020 los países en vías de desarrollo
necesitan anualmente unos 100.000 millones de euros para reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero y afrontar el cambio climático. De momento, entre los países desarrollados sólo
la Unión Europea ha manifestado su disposición a aportar 5.000 a 7.000 millones de euros como
ayuda financiera. Es evidente que la insuficiencia financiera es sumamente grande al respecto.
Cuarta, el marco y los principios de las negociaciones sobre el cambio climático. En las
negociaciones celebradas en septiembre del presente año en Bangkok de Tailandia, los países
como la Unión Europea propusieron fusionar en una misma las dobles vías de las negociaciones
de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático y el Protocolo de Kyoto. Con ello
tratan de deshacer por completo el Protocolo de Kyoto que ha establecido metas concretas de
reducción para los países desarrollados, y de establecer nuevas negociaciones para elaborar un
sólo documento legal a base de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático. La
esencia de la propuesta es anular el principio de “responsabilidad compartida pero diferenciada”
en el problema de emisión de gases de efecto invernadero y establecer metas concretas de
reducción para los países en vías de desarrollo después de 2012, exigiéndoles asumir la misma
responsabilidad de los países desarrollados. La propuesta ha encontrado oposición general y
decidida entre los países en vías de desarrollo.
En resumida cuenta, sólo con la superación de estas cuatro barreras, la Conferencia de
Copenhague podrá llegar a un acuerdo global de obligatoriedad legal para la reducción. De otra
manera, sólo alcanzará a hacer una declaración política o compromiso sin fuerza legal en materia
de reducción de gases contaminantes.
SITUACIÓN EMBARAZOSA DEL PROTOCOLO DE KYOTO
Pueblo en Línea
ACUERDO SOBRE EL PROTOCOLO DE KYOTO
El Protocolo de Kyoto fue elaborado después de las discusiones celebradas en tres sesiones en
Kyoto de Japón entre los países participantes del Convenio Marco del Cambio Climático de la
ONU. Su objetivo es establecer en un nivel apropiado el nivel de los gases de efecto invernadero
de la atmósfera, previniendo el daño a la humanidad del cambio drástico del clima. Empezó a
entrar en vigencia a partir de 2005 y caducará en 2012.
De acuerdo con este Protocolo, en el periodo 2008-2012 los principales países industrializados
deben reducir en término medio un 5,2% de sus emisiones de gases de efecto invernadero sobre
la base del nivel de 1990. En comparación con el Tratado Marco de la ONU sobre el Cambio
Climático, la diferencia más relevante del Protocolo es que ha establecido las metas obligatorias
para reducir las emisiones.
Al mismo tiempo, el Protocolo de Kyoto sigue el principio de “responsabilidad compartida pero
diferenciada”. Exige a los países desarrollados que emiten grandes cantidades de gases
contaminantes que adopten medidas concretas para restringirlas y exime a los países en
desarrollo de la obligación legal de reducir emisiones. Los tres mecanismos de cooperación
establecidos por el Protocolo destinados a la reducción de las emisiones (mecanismo internacional
de comercio de emisiones, mecanismo para el cumplimiento en conjunto, mecanismo de
desarrollo limpio) permiten a los países desarrollados cumplan con flexibilidad las cuotas de
reducción de emisiones en el mercado de carbono y a los países en desarrollo obtener tecnologías
y fondos correspondientes. En 2006 la magnitud del mercado global de carbono llegó ya a 30.000
millones de dólares USA.
LA SITUACIÓN EMBARAZOSA DEL PROTOCOLO DE KYOTO
De acuerdo con lo establecido en el Protocolo de Kyoto, los países desarrollados tienen que
cumplir las metas de la reducción de emisiones en el período 2008-2012 como siguen: En relación
con 1990 la Unión Europea debe reducir un 8%; EEUU, un 7%; Japón, un 6%: Canadá, un 6%, y
los países de Europa Oriental, 5 - 8%.
A la luz de los datos publicados recientemente por la Unión Europea, en 2008 la UE redujo en un
1,3% sus emisiones en comparación con 2007, lo que significa una reducción de 13,6% en
relación con 1990. A parecer esto significa que la UE ha alcanzado su objetivo de reducción, pero
en realidad es resultado de la recesión económica provocada por la crisis financiera. Y Japón tiene
que comprar una cuota de 40 millones de toneladas de emisiones de dióxido carbono a la
República de Checa, país que ha cumplido su meta de reducción.
EEUU, el mayor país desarrollado y la mayor economía global en las emisiones de gases de
efecto invernadero, se retiró en 2001 del Protocolo de Kyoto, y la razón es que el Protocolo
constituye una carga excesiva para el desarrollo de su economía. En 2004, la emisión de gases de
efecto invernadero de EEUU subió en un 15,8% en relación con 1990.
Los países desarrollados hacen grandes esfuerzos por un lado por mermar los índices de su
reducción y su obligación de aportar fondos y tecnologías para los países en desarrollo, y por otro
tratan de descargar las obligaciones de reducción en los países en desarrollo, haciendo caso
omiso el principio de “responsabilidad compartida y diferenciada” y dividiendo el campo de países
de desarrollo. Todo esto hace que el Protocolo de Kyoto no se cumpla a pesar de su
obligatoriedad.
El primer período de compromisos del Protocolo de Kyoto caducará en 2012. La presente
Conferencia del Cambio Climático de Copenhague está destinada a concertar un nuevo acuerdo
para el período después de 2012. Los dirigentes de los países pertinentes esperan que la presente
negociación pueda llegar a un acuerdo marco sentando bases para el cumplimiento de las metas
concretas en el futuro.
LOS PAÍSES DESARROLLADOS DEBEN “PAGAR LA DEUDA” EN LUGAR
DE “DAR LIMOSNA”
Pueblo en Línea
El calentamiento global ya es hecho indiscutible. Según las estadísticas, 11 de los 14 últimos años
han batido el récord del año más caliente. Las capas de hielos de los dos polos y los glaciares del
Himalaya están derritiéndose aceleradamente, la superficie del mar se eleva en forma constante y
los climas catastróficos se producen con frecuencia. Estos desastres naturales ya han afectado
notablemente a 250 millones de personas, más del 90% de las cuales son de los países en vías
de desarrollo.
La Tierra no se ha calentado en forma súbita, sino que ha sido el resultado constantemente
acumulado en los centenares de años desde la Revolución Industrial. Los países occidentales que
han avanzado siempre en las primeras filas de la “Revolución” son los protagonistas de la emisión
de gases de efecto invernadero. En cambio, los numerosos países en vías de desarrollo que
acaban de ponerse en camino han llegado a ser las más grandes víctimas. Nadie podría negar
este hecho indiscutible. Sin embargo, algunos países desarrollados, que siempre han dicho
palabras bonitas como equidad e igualdad, hacen caso omiso de los hechos para demandar a los
países en vías de desarrollo víctimas “compartir” el trato igual que ellos los culpables y “pagar la
deuda” y “cancelar la cuenta” junto con ellos; el “Proyecto de Dinamarca” revelado días atrás
formula hasta la absurda demanda de que los países en vías de desarrollo continúen “haciendo
más contribuciones”. No es extraño que la Conferencia de Copenhague, destinada a procurar
juntos “salvar a la Tierra”, quedara inmediatamente en un caos y se encendieran violentas llamas
de guerra Norte - Sur.
En realidad, el caos en Copenhague fue algo totalmente previsto. A pesar de la existencia de los
programas de reducción de emisiones como la “Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
el Cambio Climático” y el “Protocolo de Kyoto”, ¿cuál de los dos fue concienzudamente aplicado?
El país desarrollado No.1 en las emisiones en el mundo, ni siquiera quiso ofrecer ese cheque sin
fondo, ¿dónde podría verse una efectiva reducción de emisiones? Sin hablar de los otros
aspectos, hablando sólo de las claras estipulaciones de estos convenios sobre el suministro de
fondos y la transferencia de tecnología de los países desarrollados a los en vías de desarrollo,
¿quién las ha cumplido de veras? Tan sólo viendo las trayectorias de la Ronda Uruguay y la
Ronda de Doha, debíamos estar algo preparados para el caos en Copenhague. Y, aún más, el
problema climático es mucho más complejo, de modo que caminará más tiempo que la Ronda
Uruguay y la Ronda de Doha, y no es tan fácil para llegar a un acuerdo de significado real. La
clave reside en que los países desarrollados culpables de los grandes desastres no quieren
concienzudamente “pagar la deuda” ni renunciar a una pizca de sus intereses; entre tanto, los
países en vías de desarrollo, que han sufrido mucho del fruto amargo, no quieren seguir
dejándose ultrajar.
La clave de si el mundo puede lograr una efectiva reducción de emisiones no reside en los países
en vías de desarrollo, sino en los países desarrollados. Existe una sola salida, esto es, el campo
de los países desarrollados con intenciones ocultas deben abandonar definitivamente su
psicología de “retractarse de sus palabras”, y asumir completamente la responsabilidad por la
deuda histórica: Para sí mismos, elaborar índices de reducción de emisiones aceptables para la
gran familia mundial; para el exterior, suministrar lisa y llanamente suficientes fondos y tecnologías
a los países en vías de desarrollo. Lo más realista es retornar al principio “común pero con
diferencias” establecido por el “Protocolo de Kyoto” y dejar de ser un calcular con segundas
intenciones como en el “Proyecto de Dinamarca”. El campo de los países en vías de desarrollo,
hoy incomparable con el pasado, ya no se dejará engañar.
Si los países desarrollados siguen considerando la responsabilidad de “pagar la deuda” como una
obra benéfica de “dar limosna”, la Conferenciad de Copenhague no llegará, tal vez, ni siquiera a
un acuerdo en papel.
RESUMEN DE UNA SEMANA DE CONFERENCIA DE NACIONES UNIDAS
SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO: 36 ESTRATAGEMAS
Pueblo en Línea
En medio de los gritos de unos 100.000 manifestantes, terminó la primera semana de
negociaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en
Copenhague. Después de un corto descanso en el día 13, los representantes de los diversos
países para las negociaciones se proponían recibir el día 14 la próxima rueda de “operaciones de
la toma de posiciones poderosamente fortificadas”.
Las mayores características de las negociaciones de la primera semana fueron la “prueba de
fuego” y ganarse la opinión pública. Movidas por sus propios intereses y reclamos, las partes
participantes en la conferencia han venido escenificando uno tras otro los nuevos “36
estratagemas”, respondiendo medida por medida o accionando en forma bilateral o multilateral.
“Pescar a agua revuelta”. Esta estratagema reside en desorientar a la opinión pública y
desmoralizar a la gente. En el mismo día de la inauguración de la conferencia, un hacker reveló
que la carta del equipo de expertos de Inglaterra “ocupó, en calidad de lo secundario, el lugar de lo
principal” mediante la “Puerta-Clima” que pone en duda la confiabilidad de los datos climáticos. El
campo de conservadores de Estados Unidos aprovechó la oportunidad para plantear problemas
difíciles para la discusión en un intento de ejercer influencia sobre la opinión pública doméstica,
con el fin de sentar la base de la voluntad popular para que el gobierno norteamericano siga
aplicando la política “unilateralista” sobre el cambio climático.
“Contemplar un incendio desde la otra orilla del río”. Esta estratagema reside en esperar
tranquilamente el cambio a fin de coger los frutos cuando las condiciones estén dadas. La Unión
Europea y Japón estaban con este estado de ánimo. Antes de la conferencia, estas dos grandes
fuentes de emisión de gases de efecto invernadero también anunciaron sus metas de reducción
de emisiones. Pero, las dos también dejaron lugar para maniobrar. Además de declarar bajos
índices, también se proponían tomar la decisión después de ver la acción de otros países.
Pregonaron primero el “predominio norteamericano-chino” y luego especularon con el
“enfrentamiento chino-norteamericano” en un intento de imputar la culpa a otros, con el fin de
aprovecharse de la situación para beneficiarse.
“Sustituir una cosa por otra”. Esta estratagema reside en sacrificar lo secundario para
conservar lo principal. Tomemos la Unión Europea como ejemplo. Cuando la ira de los países en
vías de desarrollo se dirigía a ella en el problema de financiación, la UE dio a conocer
apresuradamente un proyecto de ayuda de 2.400 millones de euros en 3 años. En palabras de Su
Wei, negociador chino, ese dinero, repartido por igual a todos los países en vías de desarrollo, no
es suficiente ni para comprar un “ataúd”. Pero la UE quedó satisfecha de si misma, jactándose de
inyectar nueva “energía” en la conferencia.
“Agitar la hierba para espantar a la serpiente”. Esta estratagema reside en echar bravatas para
tratar de procurar enterarse de las condiciones reales del adversario. Poco después de inaugurada
la conferencia, los países occidentales dieron a conocer el “Proyecto de Dinamarca” para conocer
el límite de los países en vías de desarrollo. Después de provocar la indignación de todos,
cambiaron de tono diciendo que no existía el supuesto acuerdo secreto. Este proyecto dio origen a
la presentación del proyecto del país insular del Pacífico Vanuatu en nombre de los pequeños
países insulares y del proyecto de los “4 países básicos”, a saber, China, India, Sudáfrica y Brasil.
“Sembrar la discordia”. Esta estratagema reside en dividir el campo del adversario. Los países
desarrollados aprovecharon la preocupación e inquietud de los pequeños países insulares de ser
“sumergidos en el agua” para sembrar cizaña entre estos países y las economías emergentes en
un intento de quebrantar la posición unificada de los países en vías de desarrollo en el problema
del cambio climático.
Aunque el campo de los países desarrollados urdió unas y otras estratagemas, sólo se puede
decir que para ellos, lo ganado no compensó lo perdido. No sólo no pudieron hacer desaparecer
las divergencias para promover el consenso, sino que cada vez más países en vías de desarrollo
pusieron en duda la sinceridad e intención de ellos.
Es imaginable que las próximas
negociaciones serán más difíciles. Quizás, se escenificarán más estratagemas. No obstante,
estamos seguros de que nadie quiere ver una frustración final de la conferencia caracterizada por
“de las 36 estratagemas, la mejor es fugarse”.
COMENTARIO: COPENHAGUE NO NECESITA “DOCUMENTO DE DINAMARCA”
Pueblo en Línea
Cuando la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático entró en el tercer día
contado a la inversa, volvió a aparecer la sombra diabólica del “Documento de Dinamarca”.En las
negociaciones de la mañana del día 16, Dinamarca como parte patrocinadora, sin acuerdo de los
negociadores de los otros países, intentó someter un proyecto de acuerdo elaborado por ella
misma a la discusión en la Conferencia, por lo que numerosos representantes de los países en
vías de desarrollo presentaron su protesta y se opusieron enérgicamente a la parte patrocinadora
a excederse en sus atribuciones y meterse en el trabajo de otros.
Su Wei, subjefe de la Delegación China y representante jefe de la parte china para las
negociaciones sobre el clima, golpeó la mesa y se puso de pie en tres ocasiones; dijo francamente
a Rasmussen, presidente de la Conferencia y premier de Dinamarca: “Esta acción afectará
seriamente al éxito de la Conferencia de Copenhague.” Brasil, India, Sudáfrica y otros países en
vías de desarrollo expresaron su apoyo a la actitud de la parte china.
Para la celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en
Copenhague, la parte patrocinadora sí ha hecho abnegadamente muchos preparativos, pero
Dinamarca debe comprender mejor que su responsabilidad es prestar ayuda, en lugar de crear
más problemas.
Ante todo, la parte patrocinadora debe comprender que las negociaciones sobre el cambio
climático tienen que seguir el procedimiento programado y que sólo cuando el procedimiento sea
justo y transparente, se podrá garantizar que los intereses de ninguna de las partes participantes
sean perjudicados. Siendo la parte patrocinadora, Dinamarca puede hacer naturalmente esfuerzos
por hacer avanzar el proceso de negociaciones, pero ningún esfuerzo debe borrar los logros de las
negociaciones anteriores y mucho menos intentar materializar sus dudosos propósitos a través del
cambio del procedimiento.
En segundo lugar, la parte patrocinadora debe comprender que ninguna propuesta puede
contradecir los requisitos de la “Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático” ni contradecir el principio “común pero con diferencias”. Este incidente fue
aparentemente un problema de “procedimiento”, pero nadie podría creer que el que la parte
patrocinadora intentara una y otra vez presentar el “Documento de Dinamarca” se debiera a que
fuera “profana” en la regla para las negociaciones o por “fallas técnicas”.
En tercer lugar, la parte patrocinadora debe comprender que el problema del cambio climático
debe ser decidido por todos los países del mundo en lugar de ser decididos por unos cuantos
países y que las negociaciones dentro del marco de las Naciones Unidas constituyen el canal
principal para solucionar el problema del clima.
Precisamente como señaló Su Wai, “el consenso ya alcanzado por las partes en las negociaciones
es que la única base jurídica válida de los frutos de la Conferencia de Copenhague debe ser los
logros de los dos grupos de trabajo para las negociaciones de las Naciones Unidas sobre el
clima.”
Miles de millones de personas del mundo entero siguen de cerca la Conferencia de Copenhague;
el ansioso estado de ánimo de la parte patrocinador podría ser comprendido tal vez. Pero
precisamente como indicó Su Wei, se trata de un proceso de negociaciones impulsado por las
partes de las negociaciones y no se puede intentar impulsarlas mediante un documento “caído del
cielo”.
Cabe señalar que se trata de un problema de la parte patrocinadora, pero en realidad existen tales
o cuales problemas para todos los países desarrollados. Si se quiere que las negociaciones logren
avances, los países desarrollados, incluida Dinamarca, tienen que escuchar atentamente la voz de
los países en vías de desarrollo, garantizar que la Conferencia observe los principios y marcos del
“Mapa de Ruta de Bali”, la “Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático”
y el “Protocolo de Kyoto”, y responder activamente a los reclamos de los países en vías de
desarrollo sobre la elevación de los índices de reducción y el suministro de transferencias
tecnológicas y de fondos. Sólo así será el camino acertado para que el nombre de Copenhague
sea recordado para siempre. A no ser éste, no habrá ningún otro camino.
INFORMES DE PRENSA MUNDIAL ELOGIAN CONTRIBUCIÓN DE CHINA EN COPENHAGUE
Xinhua
Reportes de la prensa mundial han elogiado los esfuerzos ejercidos por China para promover la
cooperación internacional en el combate contra el cambio climático y su contribución para lograr
un resultado sustantivo en la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático en Copenhague.
Las emisiones de dióxido de carbono per cápita en China son mucho menores que en los países
de Occidente, ha mencionado recientemente la prensa estatal de diferentes países, incluyendo la
India, Pakistán, Indonesia, la República Centroafricana y Malawi.´
Reconociendo que China enfrenta una ardua tarea de desarrollo, señalaron que la demanda de
China para su correspondiente derecho al desarrollo es justificable y razonable. Junto con el
desarrollo económico, China ha incrementando el gasto para el combate al cambio climático, ha
promovido notablemente la ciencia y la tecnología, y se han convertido en líder mundial en el uso
de energía no contaminante, mencionaron.
Durante la Conferencia de Copenhague, China hizo todos los esfuerzos para comunicarse y
negociar con otros países. Especialmente se reunió con naciones en desarrollo para proteger
juntos sus intereses comunes e hizo una notable contribución para obtener resultados sustantivos
de la conferencia, dijeron.
Por su parte, la prensa en pequeños Estados isleños, incluyendo Antigua y Barbuda, Fiji y Papua
Nueva Guinea, también elogiaron la responsable actitud de China y las medidas obligatorias para
enfrentar el cambio climático, diciendo que el esfuerzo de China puede igualar al de cualquier país
desarrollado. Indicaron que las críticas de algunos países hacia China por el asunto son
infundadas e irresponsables.
Esas palabras tuvieron eco en la revista francesa Le Fígaro, que en un editorial mencionó que el
asunto del medio ambiente no puede ser resuelto sin considerar los intereses de la gente y el
desarrollo nacional. Siendo un líder en tecnologías como la energía eólica, la energía solar y la
captura de carbono, China tampoco ha escatimado esfuerzos para desarrollar la energía nuclear,
mencionó la revista.
En un artículo titulado "En Defensa de China", Le Fígaro pidió a la comunidad internacional
aprender más acerca de China. El artículo dice que el desarrollo de China ha contribuido a toda la
humanidad debido a que sacó a un gran número de personas de la pobreza y benefició a países
vecinos y a la economía global.
Es infundado decir que China no hizo nada por mejorar el medio ambiente, afirma el artículo,
citando los logros de China en el desarrollo de la energía solar y la repoblación forestal. El mundo
debe confiar en la habilidad de China para combatir el cambio climático, añadió.