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Ejemplo de comentario de texto Recórrense a las veces leguas y más leguas desiertas, sin divisar apenas más que la llanura inacabable donde verdea el trigo o amarillea el rastrojo, alguna procesión monótona y grave de pardas encinas, de verde severo y perenne, que pasan lentamente espaciadas, o de tristes pinos que levantan sus cabezas uniformes. De cuando en cuando, a la orilla de algún pobre regato medio seco o de un río claro, unos pocos álamos, que en la soledad infinita adquieren vida intensa y profunda. De ordinario anuncian estos álamos al hombre: hay por allí algún pueblo, tendido en la llanura al sol, tostado por éste y curtido por el hielo, de adobes muy a menudo, dibujando en el azul del cielo la silueta de su campanario. En el fondo se ve muchas veces el espinazo de la sierra y, al acercarse a ella, no montañas redondas en forma de borona, verdes y frescas, cuajadas de arbolado, donde salpiquen al vencido helecho la flor amarilla de la árgoma y la roja del brezo. Son estribaciones huesosas y descarnadas peñas erizadas de riscos, colinas recortadas que ponen al desnudo las capas de terreno resquebrajado de sed, cubiertas cuando más de pobres hierbas, donde sólo levantan cabeza el cardo rudo y la retama desnuda y olorosa. El autor del fragmento que se comenta es de Miguel de Unamuno. Escritor español que nació en Bilbao den 1864; estudió Filosofía y Letras y fue profesor de la Universidad de Salamanca, en la que llegó a ser rector en 1901. Murió en Salamanca en 1936. La profunda preocupación que sintió por España lo llevó a descubrir sus raíces, en especial las de Castilla. En su obra "En torno al casticismo", a la que pertenece el texto, describe minuciosamente la austeridad del paisaje castellano. El texto que nos ocupa se podría resumir muy brevemente de la siguiente manera: La descripción de un paisaje. El texto tiene tres partes bien definidas: - En la primera describe la llanura. (Desde el principio hasta "...intensa y profunda".) - En la segunda, el pueblo. ("De ordinario..." a "...de su campanario".) - En la tercera, la sierra. Desde "En el fondo..." hasta el final. El texto pertenece al género narrativo porque el autor escribe sobre una realidad ajena a él, sin manifestar sus sentimientos o emociones. La forma de expresión utilizada por el autor es la descripción, ya que se limita a pintar con palabras cómo es el paisaje castellano. En la primera parte describe una llanura inmensa y monótona. Para producir en nosotros la idea de inmensidad ha utilizado: - La repetición de palabras que indican distancias enormes. "Recórrense a las veces leguas y más leguas desiertas..." - El uso de adjetivos que indican grandes espacios abiertos. "...la llanura inacabable..."; "...en la soledad infinita..." El autor resalta la monotonía del paisaje utilizando: - Verbos que pintan el paisaje con dos únicos colores. "...verdea el trigo o amarillea el rastrojo..." - Utiliza sustantivos y adjetivos que indican monotonía. "...procesión monótona y grave..."; "...pardas encinas de verde severo y perenne..."; "...tristes pinos que levantan sus cabezas uniformes..." En la segunda parte destacan la pobreza del pueblo y la austeridad del clima. Para destacar la pobreza y la austeridad utiliza: - La descripción de los materiales de construcción. "...de adobes muy a menudo..." - Adjetivos, nombres y verbos que describen el clima extremo de Castilla. "...tendido en la llanura al sol..."; "...tostado por éste (el sol) y curtido por el hielo..." En la última parte se describe la sierra con las crestas peladas de sus montañas y la pobreza de su vegetación. Para destacar la fisonomía de las sierras: - Pone en relación un hueso pelado, sin carne con la falta de tierra y árboles de las montañas. "...el espinazo de la sierra..." Para resaltar la sequedad, aridez y pobreza de la sierra: - Utiliza expresiones formadas por nombres y adjetivos. "...estribaciones huesosas y descarnadas peñas erizadas de riscos, colinas recortadas..."; "...las capas de terreno resquebrajado de sed..."; "...donde sólo levantan cabeza el cardo rudo y la retama desnuda..." Preguntas para opinar - ¿Crees que el texto responde a la idea que tiene el autor del paisaje castellano? - ¿Ha sabido reflejar la idea de austeridad y pobreza? - ¿Podrías pintar un paisaje con los datos que nos da Unamuno en el texto? Las respuestas a estas u otras preguntas que formules podrían ser la opinión o juicio personal que tiene el lector. También podría ser posible que te hubiera llamado la atención la última palabra del texto: "olorosa"; después de tantas palabras desiertas, uniformes, monótonas, tristes, abrasadoras, heladoras, huesosas, descarnadas, rudas, desnudas... Ejemplo de comentario de texto Texto 2 Yo voy soñando caminos de la tarde. ¡Las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas!… -¿Adónde el camino ira? Yo voy cantando, viajero, a lo largo del sendero… - La tarde cayendo está -. “En el corazón tenía la espina de una pasión; logre arrancármela un día; ya no siento el corazón.” Y todo el campo un momento se queda, mudo y sombrío, meditando. Suena el viento en los alamos del río. La tarde más se oscurece; y el camino que serpea y débilmente blanquea, se enturbia y desaparece. Mi cantar vuelve a plañir: “Aguda espina dorada, quié te volviera a sentir en el corazón clavada.” Tras una primera lectura, se perciben dos características principales en la poesía de Antonio Machado: la sencillez de su literatura y la presencia del paisaje; características en las que coincide con otros autores noventayochistas. También coincide con estos en el uso del verso octosílabo, recuperado de la métrica tradicional castellana. No está claro en el poema el motivo de tanta angustia, por ello hay que recurrir a las claves de la época y a la biografía de Machado para que aporten algo. No es éste un poema modernista, sino más bien se sitúa en la línea de esas composiciones grises de principios de siglo que quieren huir de la anécdota y de la retórica propias del Modernismo, en las que los poetas expresan su pesar ante los temas de siempre: el hombre, la vida, el destino, el amor, el tiempo. Este poema huele más a Romanticismo que a Modernismo y tiene características de ambos: de aquél, el tono melancólico y triste, de cierta angustia contenida que no termina de estallar (en esto se parece mucho a Bécquer); del Modernismo tiene la sonoridad de algunos versos (“Suena el viento de los álamos del río”). El poema respira un aire de melancolía, una honda pasión clavada en el corazón. Veamos el mensaje: a) Hay una descripción del paisaje que se expresa en las estrofas uno, cuatro y cinco. b) En las estrofas dos, tres y cinco, se manifiesta el dolor a través de la canción del “yo”, que emerge como sujeto en medio del paisaje para expresar su opinión sobre algún aspecto de la vida. El verso corto es un buen soporte para la angustia. Las estrofas utilizadas son la redondilla y la cuarteta, con rima consonante y esquema métrico como sigue: 8a 8b 8a 8b; 8a 8b 8b 8a. En la primera estrofa aparece la tarde, de la que se describen tres elementos iguales morfológicamente: cada uno con sus tres adjetivos, “doradas, verdes, polvorientas”; es una fotografía alentadora, esperanzadora, lo que refleja la frase exclamativa. Tras ella, viene la pregunta enigmática que frena en seco la frágil alegría: “¿Adónde el camino irá?” En ese contexto aparece el “yo” cantante, por el sendero, al atardecer (otra vez), que emite notas de dolor. En la cuarta estrofa, otra vez el paisaje con otra adjetivación, “mudo y sombrío”; suena el viento y la tarde (otra vez) se oscurece. Nueva adjetivación para el camino antes de que vuelva a aparecer el “yo” cantante: “que serpea, se blanquea, enturbia y desaparece”. Con cada adjetivo, sus correspondientes sustantivos que permiten una amplia descripción paisajística. El elemento tarde es insistente, por lo que debemos pensar que es algo más que una parte del día: es el ocaso, es el fin de algo, una crisis. Desde luego, no es la noche, que es peor. La tarde podría ser, metafóricamente, el alma; también el alma es el paisaje y ni una ni otro producen alegría, más bien profunda tristeza, desánimo “la tarde cayendo está”. Notamos además el presente de los verbos, los gerundios que indican acciones que suceden constantemente, y la combinación de ambos que da como resultado un presente eterno: “yo voy soñando...” Paisaje y alma son uno, lo que supone una personificación constante en todo el poema. Otra metáfora más, clave, es la espina clavada en el corazón, imagen muy actual, muy en uso cuando hablamos de un dolor que se padece.