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En niños con discapacidad -Salud bucal y calidad de
vida
Categoria: Notas
Se cree que la atención odontológica a personas con discapacidad requiere entrenamiento especial y equipo
adicional. Quizás sí, pero no para orientar, educar a los padres y enseñar estrategias con alto componente
preventivo de enfermedades bucales futuras. Todavía hoy muchos padres y odontólogos piensan que esos
pacientes deben ser hospitalizados para recibir el tratamiento adecuado, que sin duda algunos requerirán
hospitalización y muchos otros pueden ser tratados en consultorio. La salud bucal de los niños especiales
depende del trabajo estrecho del odontólogo y los padres o familiares del niño, todos los días y desde el
nacimiento.
El niño con discapacidad es potencialmente un paciente de riesgo odontológico. Esta afirmación se
fundamenta en:
• Condiciones bucales: porque existen ciertas enfermedades genéticas o motoras donde pueden aparecer
defectos en la mineralización del esmalte dental, maloclusiones, enfermedad de las encías.
• Limitaciones físicas: ya que algunos no pueden masticar bien, lograr una motilidad de la lengua adecuada, o
incoordinación motora general que les dificulta la autolimpieza, o simplemente la propia autonomía en la
higiene diaria.
• Dietas especiales: ya que algunos, por la propia dificultad para tragar o masticar necesitan dietas licuadas,
blandas, pegajosas que permanecen en la boca por mucho tiempo antes de ser tragadas.
• Medicamentos: algunos de ellos, para poder ser agradables, tienen un alto contenido de azúcares, otros
reducen el flujo salivar o colorean el esmalte dental.
Problemas bucales severos acompañan con frecuencia a las personas adolescentes y adultas con
discapacidad y que podrían haberse evitado o al menos disminuido si se hubieran implementado desde el
nacimiento medidas preventivas odontológicas.
Existe el “mito” de que la aparición de los dientes en la boca del bebé o niño marcan el inicio de la primera
visita al dentista. Muy por el contrario, hoy la ciencia odontológica intenta intervenir lo más tempranamente
posible: desde la mamá embarazada indicándole los cuidados que debe tener en estos 9 meses y educándola
acerca del futuro bucal de su bebé. Y es en este último punto que aspectos como higiene bucal posterior al
amamantamiento o mamadera, higiene bucal durante el baño del bebé, elementos para realizar la higiene,
meses o años en los que se produce la erupción dentaria temporaria o de leche, malestares del bebé en la
época eruptiva, endulzar la mamadera con azúcar y peligro de la permanencia de ella en la cuna, caries del
biberón, medicamentos dulces y espesos, etc., representan aspectos que deberían abordarse con los padres.
Los aspectos detallados también conciernen a los papás de los bebés y niños con discapacidad. La dieta
blanda, altamente cariogénica, es un factor peligroso cuando se encuentra alterada la masticación de niño, en
donde los alimentos permanecen por mucho tiempo en boca, producen ácidos que con los microorganismos
que normalmente están en boca provocan lentamente la desmineralización de los elementos dentarios y la
inflamación de las encías.
El tratamiento odontológico propiamente dicho que se ofrece a estos pacientes debe poner énfasis en los
métodos preventivos contra las caries dentales y las enfermedades de las encías. La necesidad de instalarlos
en los primeros años de vida creará un hábito que llevará a mantener la salud bucal de los bebés y niños con
discapacidad y en definitiva a mejorar su calidad de vida.
Evaluar los tejidos orofaciales de un bebé o un niño con discapacidad implica no sólo examinar dientes o
encías, sino también labios, postura de la lengua, mejillas, tono muscular, postura de la cabeza, control en la
secreción de saliva, etc. Esto llevará a la derivación a otros profesionales de la salud que mejoren la postura
de ese niño y que a corta edad pueda instalar estrategias que reviertan o impidan la permanencia de
malposiciones.
Orientación odontológica desde bebés
La técnica de cepillado para pacientes con discapacidad debe ser sencilla, para que pueda ser realizada por
él mismo, si es necesario fabricando un cepillo individual y lo suficientemente efectiva para que de no ser así
sea completada por los padres. El primer cepillo dental del bebé es una gasa seca enrollada en el dedo de
mamá: ella suavemente masajeará las encías, posteriormente a la toma de la mamadera. Cuando aparecen
los primeros dientes, puede optarse por el cepillo dedal que mamá colocará en su dedo o un cepillo pequeño y
blando, sin pasta dental ni ningún otro agregado. En el mercado existen cepillos por edades que a medida que
el niño crece se irá cambiando. En el niño con discapacidad muchas veces la higiene bucal depende del
adulto, que completará la que realizó el niño, especialmente en la no-che. En este caso siempre el cepillo
dental del adulto de-be ser pequeño para asegurarse que llegue a los espacios más difíciles de la boca.
Incluso incorporar diariamente el cepillado de la lengua del niño.
La alimentación es fundamental para la salud bucal y debe ser evaluada en aspectos como consistencia,
composición y frecuencia con los padres del niño. Es importante disminuir el consumo de golosinas o
alimentos dulces o azucarados, gaseosas. Este aspecto es importante porque la palabra de este punto fue
“disminuir” y no evitar. Los alimentos dulces son ricos y por qué privar a un niño con discapacidad de ellos. En
estos casos nunca olvidar la higiene posterior: un buen cepillado dental es fundamental, incluso después de la
ingesta de medicamentos como anticonvulsivos o antitérmicos que tienen azúcares agregados para que sean
bien aceptados por el niño.
Las terapias con fluoruros se pueden implementar al igual que con pacientes normales, pero debe
considerarse si es conveniente el uso de pastas dentales en niños con dificultades deglutorias. Se prefiere un
cepillo seco sin pasta. Lo que debemos tratar es de remover los residuos que pueden haber quedado
atrapados en la boca del niño.
El tratamiento temprano
Actualmente se intenta que la consulta odontológica comience lo antes posible, aunque no hayan aparecido
aún los primeros dientes.
Esta primera consulta debe ser de carácter preventivo para detectar la presencia de enfermedades,
desequilibrios de la boca, los dientes, encias y huesos y no a causa de una urgencia (dolor, inflamación).
Cuando se habla de tratamiento temprano, nos referimos a la intervención oportuna en los problemas
dentarios, musculares y óseos con el fin de evitar, disminuir o corregir las disarmonias esqueléticas, dentales
y musculares presentes en pacientes con discapacidad.
Los hábitos orales, como chupar el dedo, morderse el labio, autoagredirse, entre otros, deben ser detectados
y controlados para evitar problemas futuros.
También se deben detectar dificultades en las vías respiratorias que puedan producir que los niños respiren
por la boca y esto a su vez deforme el desarrollo de los maxilares, provocando falta de espacio para los
dientes permanentes.
Mejorar el tono y las posturas de los tejidos bucomáxilofaciales permitirá mejorar también las funciones
orogaciales de respiración, succión, masticación y deglución y, en definitiva, obtendremos una mejor calidad
de vida de ese niño.
Respiración: debe ser nasal, ya que el aire entrará templado y disminuirán las infecciones respiratorias a
repetición que generalmente padecen estos niños. Por otra parte, al ingresar el aire por la nariz ejerce un
estímulo de crecimiento sobre el paladar que evitará o disminuirá problemas de maloclusión futuros.
Succión: desde bebé observar el buen cierre bilabial del pezón de la mamá o de la tetina de la mamadera.
Percibir el escape de leche o la existencia de pobre control de la secreción de saliva. Esto ya nos dará una
idea de la fuerza muscular de ese niño.
Deglución: examinar postura de la lengua y cierre de labios, como así también la toma que el niño hace del
alimento desde la cuchara, evitando que esta contenga restos por debajo que provoquen que el niño saque su
lengua para tomarlos.
Masticación: observar los patrones inadecuados durante la función y evitar el barrido de lengua con protusión
lingual.
Habla: tener en cuenta la expresión verbal, punto y modo de articulación.
Recomendaciones para la salud bucal
1. Los cuidados diarios de los padres para la salud bucal del bebé y niño con discapacidad es más importante
que todo lo que pueda hacer el odontólogo.
2. La caries dental y la inflamación de las encías son consecuencia de la mala higiene bucal, inadecuado uso
y tipo de cepillo dental, excesiva ingesta de hidratos de carbono.
3. La salud bucal empieza antes de la erupción del primer diente. Es importante el uso de una gasa sobre las
encías para remover restos de leche u otros alimentos.
4. Evitar las caries de biberón; para ello no hay que dejar que el niño duerma con la mamadera endulzada
con azúcar o miel.
5. Utilizar diariamente soluciones con flúor indicada por un profesional odontólogo.
6. No estimular positivamente con dulces, gaseosas y/o golosinas.
7. Realizar la higiene dentaria después de la toma de medicamentos, ya que pueden contener endulzantes
altamente cariogénicos para mejorar el sabor.
8. La primera consulta odontológica debe realizarse antes de la aparición de piezas dentarias.
9. Es importante que padres y niños cepillen sus dientes juntos, ellos imitarán a los primeros e irán
incorporando el hábito de la higiene en forma natural. Algunos niños pueden tener problemas motores para
lograr un eficiente cepillado, por ello los adultos deben completarlo.
10. Observar el control de la saliva.
La salud bucal del niño con discapacidad es un aspecto de la salud integral que no debe postergarse. Muy por
el contrario, la atención temprana odontológica asegura una salud futura. La atención en estas primeras
etapas es simple y amena, posibilita la vinculación del niño con sus padres e incorpora hábitos saludables que
resultan más difíciles de instalar cuando el niño crece.
Patricia Di Nasso*
* La Dra. Patricia Di Nasso es profesora titular efectiva de la cátedra “Atención Odontológica del Paciente
Discapacitado”, Facultad de Odontología, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza. Doctora en Salud Pública
en la Atlantic International University (EE.UU., 2000). Master en Atención Temprana (Centro Codex España,
2008). Magíster en Gestión de Organizaciones Públicas (especialidad: Educación). Investigadora categoría 3,
Especialista en Odontología Preventiva y Social. Especialista en Docencia Universitaria. Directora del Centro
de Atención Odontológica al Discapacitado.
E-mail de contacto: patdin@ fodonto.uncu.edu.ar
Bibliografía:
- Congress of the International Association of Disability and Oral Health, 2000 y 2008.
- Figueiredo Walter de, L. R. “Odontología para el bebé” Ed. Amolca, 2000.
- Nunn, J., Disability and oral care, 2000, FDI World Dental Press Ltd.