Download VIII JORNADAS ESOCITE LA CIENCIA COMO PROBLEMA

Document related concepts

Antipositivismo wikipedia , lookup

Teoría social wikipedia , lookup

Filosofía de las ciencias sociales wikipedia , lookup

Sociología del conocimiento wikipedia , lookup

Karl Popper wikipedia , lookup

Transcript
VIII JORNADAS ESOCITE
LA CIENCIA COMO PROBLEMA SOCIOLÓGICO
Jorge Bartolucci
IISUE/UNAM
I.
En esta ponencia pondré a consideración un modo específico
de observar y analizar los fenómenos científicos como hechos de
la
vida
social.
El
mismo
se
sustenta
en
la
premisa
sociológica, tan clásica como sencilla, por cierto, según
la cual la realidad social es un ente que no tiene sentido
propio fuera del que le dan los sujetos que la producen y
reproducen.1 Es decir, que la sociedad tiene un desarrollo
inmanente, que no se rige por determinantes extra sociales
y
que
alguna.
no
obedece
Este
a
enfoque
ley
natural
teórico
o
necesidad
presupone
que
histórica
los
hechos
sociales son resultado de la interacción entre individuos
históricamente situados que comparten contextos sociales,
económicos,
perciben,
políticos
valoran,
y
culturales
representan
determinados,
y
significan
y
los
desde
posiciones sociales y puntos de vista diferentes.
1 Max Weber, Ensayos sobre metodología sociológica, Amorrortu, Bs. As. 1978,
págs. Capítulo 1, 2da. Parte.
Alfred Schutz, Estudios sobre teoría social, Amorrortu, Bs. As. 1974, Cap. I,
II, III
Alfred Schutz, El problema de la realidad social, Amorrortu, Bs. As. 1974,
Capítulo, I, II
A. Giddens, Las nuevas reglas del método sociológico, Ed. Heinemann, Londres,
1975, Conclusiones
Cabe subrayar que los seres humanos somos la única especie
capaz de dotar de valor y significado a las cosas, a las
ideas y a otros hombres. Dicho sea con el respaldo teórico
de Alfred Schutz, los hechos puros y simples no existen,
siempre se trata de hechos interpretados. En virtud de este
peculiar atributo, la realidad social adquiere diferentes
tonalidades para los seres humanos que la producimos y la
vivimos
cotidianamente.
Como
consecuencia
de
eso
los
hombres creamos todo tipo de representaciones, que son al
mismo
tiempo
conocimientos
y
referentes
para
orientar
nuestro comportamiento en sociedad. Dichas representaciones
pueden asumir formas rudimentarias como las opiniones e
ideas
que
expresamos
cotidianamente
o
formas
más
elaboradas, como los mitos, las ideologías, las religiones
y aún la ciencia misma.
La perspectiva sociológica que aquí se presenta atiende
precisamente
sociales
a
la
relación
concretos;
de
cuestión
este
saber
con
procesos
que
está
presente
en
investigaciones sobre cualquier medio social, pero que es
particularmente
importante
cuando
se
trata
de
estudiar
hechos que tienen que ver con círculos intelectuales e
instituciones donde se crea y reproduce el conocimiento
científico. En este caso, el diafragma observacional se
cierra dando como resultado la atención a dichos espacios y
experiencias como problema sociológico.
Las
creencias,
justificaciones,
doctrinas,
idealizaciones,
ideologías,
explicaciones
mitos,
y
teorías
establecidas o reproducidas por el hombre, y mediante las
cuales nos representamos y significamos la realidad, suman
en conjunto nuestro conocimiento del mundo y dicho saber
nos sirve tanto para constituirlo como un mundo coherente y
significativo como para orientarnos en él. Mediante esas
construcciones
de
sentido
acerca
de
la
vida
cotidiana
compendiamos la parte de la realidad que cotidianamente
reconocemos como nuestra, e interpretamos, representamos,
justificamos y expresamos el mundo en que vivimos. Esos
objetos
de
pensamiento
motivan
nuestra
conducta
y
nos
ayudan a orientarnos dentro de nuestro medio social y a
relacionarnos
con
él.2
Esto se llama ni más ni menos que
cultura.
Max Weber definió el concepto de cultura como un
concepto
de
valor.
Los
hombres
nos
relacionamos
con
la
realidad mediante ideas de valor y en dicha relación solo algunos
elementos de la misma se vuelven significativos. Como resultado de este
proceso significativo de la realidad, el mundo social al que
pertenecemos
adquiere
una
textura
de
sentido
que
es
compartida socialmente.3 El reconocimiento intersubjetivo
de esta textura de sentido es imprescindible para orientar
nuestro
comportamiento
en
la
sociedad
y
guiar
nuestras
acciones.
II.
Por eso, sociológicamente hablando, cuando decimos que algo es
social aludimos específicamente al producto de procesos interactivos de
constitución compartida de la realidad. De tal manera que el carácter
social de un hecho no radica solamente en que sea susceptible de ser
relacionado con factores vulgarmente conocidos como sociales, sino en que
es resultado de un proceso interactivo de constitución participativa de la
realidad. Pongamos por caso a la ciencia. El carácter social de la ciencia
no reside estrictamente en los vínculos que ésta mantiene, por ejemplo, con
la economía y la política. Sino en el hecho de que su misma existencia es
resultado de la interacción motivada de gente cuyos intereses y valores
resultan ser inherentes a una forma peculiar de producir y transmitir el
conocimiento.
2 Alfred Schutz, Amorrortu Editores, Bs. As., 1974
3 Max Weber, Ensayos de Metodología sociológica, Amorrortu, Bs. As., 2001,
Pág., 65
Max Weber resumió de manera impecable la naturaleza social, de la ciencia
cuando afirmó que la verdad científica era lo que pretendía valer para
todos aquellos que quieren la verdad.4 En efecto, al igual que cualquier
otra forma de explicación de la realidad, la razón científica es una
construcción
social,
cultural,
que
ofrece
una
manera
específica de representarnos el mundo físico y social, y
que responde a principios que son válidos exclusivamente
para quienes de una u otra manera compartimos una forma
particular de racionalizar el conocimiento sobre la vida
que nos circunda.
Convengamos
únicamente
con
en
Weber
los
que
países
no
es
casual
occidentales
que
donde
haya
la
sido
ciencia
adoptó la forma y el contenido que hoy le conocemos. Con el
arte aconteció lo mismo, ya que sólo a Occidente le fue
dado ser la cuna de la literatura impresa y la notación
musical. Fuera de Occidente tampoco existió una ciencia
jurídica
racional
y
una
administración
que
dotó
a
la
actividad económica de la exactitud técnico-jurídica que la
caracteriza. Es obvio que en cada uno de estos casos, se
trata
de
un
racionalismo
específico
y
peculiar
de
la
civilización de occidente. También lo es que en todas las
esferas de la vida y en todas partes se han llevado y se
llevan a cabo procesos de racionalización, y que lo que
podemos considerar racional desde un punto de vista puede
parecer
irracional
desde
otro.
Lo
peculiar
de
su
especificidad histórica y cultural es, justamente, cuál o
cuáles de dichas esferas fueron o son racionalizadas en su
momento y desde qué punto de vista.5
4 Max Weber, Ensayos de Metodología sociológica, Amorrortu, Bs. As., 2001,
Pág., 73
5 Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Ediciones
Coyoacán, México, 1994
Cierto es que la ciencia, por su carácter universal, está
expuesta a estructuras sociales muy diversas, posición que
le permite actuar con grados de independencia muy altos.
Las sociedades humanas son aglomeraciones de individuos que
por lo general se relacionan entre sí mediante intercambios
de bienes, servicios e información dentro de un territorio
definido geográfica, histórica, cultural y políticamente y,
en buena medida, atadas a un hilo lingüístico. La comunidad
científica, en cambio, es un tipo de sociedad que no está
delimitada territorialmente, no comparte la misma lengua o
cultura y opera en sistemas políticos e ideológicos muy
diversos. 6
La pregunta que llevó a Merton a trazar un nuevo campo de
la sociología especializado en el estudio del medio social
donde se crea y reproduce la ciencia, fue precisamente
¿cuál sería la sustancia que le daba consistencia a una
institución que pese a carecer de los lazos de cohesión
social ordinarios, contó desde sus comienzos con un grado
de integración particularmente elevado? 7 La palabra ciencia
nos
remite
así
a
una
entidad
suigeneris
entre
las
instituciones productoras de cultura. A un fruto cultural,
obra de personas fuertemente cohesionadas alrededor de un
conjunto de principios que han establecido un orden social
específico
al
cual
se
obligan.
En
términos
de
este
razonamiento, no hay la menor paradoja ni tampoco necesidad
alguna de recurrir a los llamados nuevos sociólogos de la
ciencia, para admitir que hasta una actividad tan racional
como la ciencia esté basada en valores y creencias como la
de cualquier otro grupo humano. Lo que diferencia a los
científicos de otros grupos sociales no es la ausencia de
6. Larissa Lomnitz, "El Congreso Científico: una perspectiva antropológica",
en Vuelta (México D.F.) octubre de 1991, núm., 59, p. 45.
7. Robert K. Merton, Op. cit. pp., 617-919.
valores
y
creencias,
sino
las
formas
bajo
las
cuales
otorgan legitimidad y validez a los mismos.
III.
Las ideas procedentes de la sociología acerca del sostén
social
de
la
ciencia
también
han
sido
revalidadas
por
disciplinas alternas. Me refiero en particular a la teoría
del conocimiento, según versión
de Karl Popper
y a la
historia de la ciencia, mediante la contribución de Thomas
Kuhn. Los criterios que propone Popper en La lógica de la
investigación científica para trazar la línea que separa a
la ciencia empírica de la metafísica, apuntan, muy a pesar
suyo,8 a un sitio cercano a la concepción sociológica. En
palabras
del
propio
Popper,
su
criterio
de
demarcación
entre la ciencia y la metafísica "ha de considerarse como
una
propuesta
para
un
acuerdo
o
convención".
Popper
advierte que ante la posibilidad de que surjan diferencias
en
cuanto
a
lo
apropiado
de
tales
convenciones,
la
discusión razonable de esta cuestión sólo es posible "entre
partes que tienen una finalidad común a la vista". Y añade:
"Por supuesto que la elección de tal finalidad tiene que
ser, en última instancia, objeto de una decisión que vaya
más allá de toda argumentación racional". Aclaración que es
tanto más significativa para nosotros cuanto que remite a
una nota al pie de página que dice: "Creo que siempre es
posible una discusión razonable entre partes interesadas
por
la
verdad
y
dispuestas
a
prestarse
atención
mutuamente."9
8. Con esta expresión aludo a su negativa rotunda a aceptar la idea de Kuhn de
volverse hacia la sociología y a la psicología con objeto de aclarar los
objetivos de la ciencia y su posible progreso. Véase: Karl Popper, "La ciencia
normal y sus peligros", en I. Lakatos y A. Musgrave, Criticism and the Growth
of Knowledge, Cambridge University Press, Cambridge, Mass, 1970.
9Karl R. Popper, La Lógica de la Investigación Científica, Editorial Tecnos,
Madrid, 1977, p. 37.
De por sí, la
idea de "acuerdos y convenciones" entre
partes que tienen "una misma finalidad" o "interesadas por
la verdad" nos remite a una comunidad de intereses igual a
la que se alude
argumento
de
en la cita de
Popper
existen
Max Weber.
todavía
más
Pero en el
elementos
que
acercan su pensamiento a la perspectiva sociológica. Su
ataque
a
los
criterios
positivistas
de
la
demarcación
científica puede resumirse en una sola frase que dice: "las
teorías
no
son
nunca
verificables
empíricamente".10
De
acuerdo con esta propuesta, lo que caracteriza al método
científico es su manera de exponer a falsación el saber que
se propone como válido, sometiéndolo a contrastación de
todos los modos imaginables.
Dado que esta idea de contrastación implica que las teorías
científicas
no
son
enteramente
justificables
o
verificables, la objetividad de los enunciados científicos
no
tiene
donde
contrastación
descansar
más
intersubjetiva.
que
en
mecanismos
El
famoso
de
argumento
Popperiano de que su propuesta no ofrece al pensamiento
científico más que un estatuto conjetural y que queda en
manos de la comunidad científica decidir qué conjetura es
mejor que otra, es la mejor evidencia del acercamiento de
su filosofía a la sociología de la ciencia.
Al sacar la discusión sobre la teoría del método científico
del terreno estrictamente lógico, o mejor dicho formal,
Popper hizo un llamado a definir la ciencia empírica por
sus reglas o normas: "por nuestra manera de enfrentarnos
con los sistemas científicos, por lo que hacemos con ellos
y lo que a ellos les hacemos".11 Esto sería inviable de no
existir consenso sobre unas reglas de juego que según su
10Ibidem., p. 39.
11Ibidem., p.49.
propia
teoría
del
método
científico
no
pueden
reclamar
validez formal sino moral, lo que equivale a decir social.
La aparición de la obra La estructura de la investigación
científica de Thomas Kuhn, avivó la búsqueda de elementos
sociales dentro de la actividad científica y renovó la
discusión en torno a las bases sociales del conocimiento
científico. El detonante fue la inteligente pregunta de
Kuhn, de si era pertinente hablar de verdades científicas
para referirse a algo que en cualquier momento la propia
comunidad científica podía convenir que era falso.
En respuesta a esa interrogante, Kuhn propone hablar de
"paradigmas científicos" en vez de "verdades científicas",
refiriéndose a las realizaciones científicas universalmente
reconocidas
que
proporcionan
a
la
comunidad
científica
modelos provisorios de problemas y soluciones. La idea de
Kuhn refuerza el punto de vista sociológico, puesto que en
principio, las verdades que valen para los científicos no
difieren demasiado de las verdades que son válidas para los
miembros de cualquier otro grupo humano. Lo diferente es
que la comunidad científica posee procedimientos informales
universalmente aceptados para administrar el proceso de
establecer sus verdades.
De esta manera Kuhn, como Popper, piensa que el método
científico se ejerce en el proceso de evaluación más que en
el de creación.12 Y al igual que Merton, da por sentado que
para que eso ocurra debe existir un substrato normativo
único. Pero propone que las respuestas a los vínculos entre
la ciencia y la sociedad no deben buscarse en la función
que
cumple
el
ethos
científico
sino
en
lo
que
los
científicos hacen; ya que únicamente así puede conocerse
12 Thomas S. Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, Breviarios,
Fondo de Cultura Económica, México, 1980, (Breviarios núm)., p. 253.
qué
problemas
emprenden
y
qué
elecciones
se
toman
en
circunstancias específicas.
Esto implica hacer descripciones detalladas de los procesos
de
reproducción
del
quehacer
científico,
tanto
de
sus
facetas ideológicas como prácticas y de las circunstancias
específicas en las cuales ambas cosas son transmitidas y
fortalecidas.
Kuhn se pregunta al respecto: ¿Cómo eligen en realidad los
científicos entre teorías en competencia? ¿Cómo hemos de
entender de qué
modo progresa
la ciencia?
¿Por qué la
ciencia progresa como lo hace? ¿Cómo la ciencia progresa de
hecho? A su entender, todavía se necesita una gran cantidad
de
cuidadosa
satisfacer
investigación
estas
empírica
incógnitas.
antes
Pero
de
cualquiera
intentar
sea
la
respuesta, en definitiva, la explicación tendrá ribetes
sociológicos. Esto es, una descripción de un sistema de
valores,
junto
con
un
análisis
de
las
instituciones
mediante las cuales el sistema científico es trasmitido y
fortalecido.
IV.
En los años sesenta, un giro de indiscutida inspiración
post-kuhniana favoreció el surgimiento de nuevas líneas de
investigación que pretendieron renovar la discusión teórica
y el análisis sociológico de la actividad científica. A
partir de allí, la perspectiva fijada por Robert Merton
empezó
a
sufrir
investigación
consideraban
la
que
una
resistencia
se
de
propusieron
disociación
nuevos
programas
revertir
exagerada
de
sociales y los aspectos cognitivos. 13
13Hebe Vessuri."Perspectivas Recientes...", Art. cit., p. 60.
los
lo
de
que
aspectos
A decir verdad, dicha exageración se debió en parte a que
las
tesis
de
Merton
científico
en
un
fueron
sentido
asimiladas
inverso
a
por
sus
el
medio
intenciones
originales. Efectivamente, la tesis mertoniana de que la
ciencia era una institución que debía su existencia a la
expresa adhesión de sus miembros a un ethos
reabsorbió
en
la
propia
reforzando
el
mito
de
ideología
su
de
autonomía
peculiar, se
los
científicos
social.
Además,
la
existencia de una estructura normativa de la ciencia con
base en los valores propuestos por Merton comenzó a ser
tomada
con
bastante
criticismo.
Estudios
más
o
menos
tangenciales a los inspirados por él empezaron a revelar
que
este
tipo
de
valores
resultaban
ser
opacos
a
la
observación y que en primer plano aparecía, en cambio, la
competencia
entre
los
científicos
por
lograr
el
mayor
reconocimiento posible entre sus colegas, por ejemplo.
No obstante, este movimiento intelectual recuperó la idea
mertoniana
creencia
de
que
tenían
descubrimiento
no
sólo
raíces
de
la
el
error,
sociales,
verdad
la
sino
estaba
ilusión
que
o
la
también
el
condicionado
por
la
sociedad y la historia. Pero en atención a las tesis de
Kuhn,
en lugar de hablar de verdades se pasó a hablar de
creencias
verdaderas;
es
decir,
esas
creencias
científicos acuerdan calificar como verdaderas.
que
los
Según este
enfoque, el estudio social de la ciencia requiere por lo
tanto,
conocer
las
situaciones
y
episodios
concretos
y
particulares donde se llevan a cabo tales acuerdos. De esta
manera,
la
nueva
propuesta
sociológica
volvió
a
poner
énfasis en la importancia de hacer a un lado los modelos
lógicos
y
prestar
atención
a
los
modelos
históricos
y
sociológicos. Por lo visto, la afanosa e ingeniosa búsqueda
de factores sociales dentro de la actividad científica de
este "intento multiforme de desacralizar la ciencia", como
lo definió Hebe Vessuri, no llevó mucho más lejos que sus
antecesores la solución a la criticada disociación entre lo
cognitivo y lo social.14
VI.
Una
dilucidación
sociológica
adecuada
de
la
naturaleza
social de la ciencia demanda considerar el problema en sus
justos términos. Tanto daño hace la sobre determinación de
la
sociedad
sobre
los
hechos
científicos
como
su
desconocimiento. Cuando se dice que el desarrollo de la
ciencia es determinado y estimulado por la sociedad no es
obligado pensar en una determinación causal rígida, directa
y en línea recta. Por otra parte, cuando se afirma que los
cambios científicos sólo son posibles si los prerrequisitos
científicos son creados dentro de la ciencia misma, no hay
razones para negar la influencia de factores que pueden
aligerar o frenar el desarrollo por ella misma orientado.15
El desafío de un estudio social de la ciencia que combine
el
enfoque
histórico
con
el
sociológico,
consiste
precisamente en comprender el desarrollo de la ciencia como
un
proceso
factores
cultural
intrínsecos
peculiar
y
regular
conexos
que
e
identificar
lo
impulsan
los
y
reproducen. Lo que en pocas palabras significa observar y
analizar los hechos científicos sin perder de vista su base
de cimentación social.
Una estrategia analítica de este tipo requiere, ante todo,
hacer a un lado la tentación intelectual de recurrir a las
generalizaciones sociales para explicar mecánica, directa y
unilateralmente los hechos observados. Hacerlo equivale a caer
constantemente en ilusiones simplificadoras de la realidad
social. Al no ser determinada, la conducta humana en sociedad
14Ibidem., p. 62.
15Antonio Lafuente y José Sala Catalá, Op.cit., pp. 13-23.
nunca es completamente predecible, ni puede ser explicada
como producto mecánico de la obediencia o de la presión de
las fuerzas estructurales. Al contrario, por principio es
siempre contingente. Indefectiblemente, el ejercicio de la
significación de la realidad social representa un margen de
libertad que, por mínima que sea, pone de manifiesto una
elección que supone una determinada valoración y una toma
de posición frente a las restricciones y oportunidades que
se
presentan
en
la
vida.
Por
lo
mismo,
se
plantea la
necesidad de considerar dichas generalidades a partir de la
forma
como
son
o
fueron
registradas,
representadas
y
comunicadas socialmente por los propios sujetos en interacción
permanente.
Los
factores
sociales
no
están
escindidos
de
las
problemáticas individuales, son hechos vivos que forman parte
de la realidad cotidiana de las personas. Acordemos con Wright
Mills que cuando las clases suben o bajan, un hombre tiene
trabajo
o
inversiones
no
lo
tiene,
aumenta
o
cuando
la
proporción
disminuye,
un
hombre
toma
de
las
nuevos
alientos o se arruina, cuando sobrevienen guerras, un agente
de
seguros
se
convierte
en
un
lanzador
de
cohetes,
un
oficinista en un experto en radar, las mujeres viven solas y
los niños crecen sin padre. Ni la vida de un individuo ni la
historia de una sociedad son comprensibles sin relacionar ambos
niveles de la realidad.16
Asumamos que los protagonistas de la vida científica, como
los de cualquier otro hecho social son personas que en su
vida cotidiana se ven obligados a responder a las demandas que
se derivan de realidades personales complejas. Si se pierde de
vista esta obviedad, lo cual es bastante frecuente, el observador
16 Wright Mills,
México, 1975
La
imaginación
sociológica,
Fondo
de
Cultura
Económica,
queda situado frente a sus protagonistas como si sus vidas se
redujeran solamente al lado que motiva su interés cognoscitivo
particular. Observados fuera de la trama social en la que se
hallan envueltos se convierten exclusivamente en estudiantes,
maestros,
científicos,
obreros
o
empresarios,
por
mencionar
algunos ejemplos. Lo más grave del caso es que, así, la actuación
de
los
sujetos
siempre
es
entendida
como
respuesta
a
las
determinaciones unilaterales que impone el sistema social de
referencia. Desde esa perspectiva, resulta imposible distinguir
el valor y el significado que los sujetos le otorgan a la
parte de su realidad que cae dentro de nuestro objeto de estudio
y comprender el sentido que asume para ellos en el complejo de
sus respectivas problemáticas de vida.
El valor de un acervo empírico documental o de campo que
remite a cualquier aspecto de la vida social e histórica de
la ciencia, reside en que facilita el acceso al sentido que
puede tener o haber tenido para quienes se involucraron en
procesos
de
interacción
delimitados
socialmente.
No
se
trata de evidencia de algo particular que requiere ser
explicado
mediante
generalizaciones.
Son
varios
los
sociólogos contemporáneos que han hecho hincapié en este
punto
de
vista
sociológico.
Tomemos
el
caso
de
Michel
Crozier, por ejemplo. La base teórica de sus estudios sobre
las organizaciones complejas, descansa en el postulado de
que el hombre antes que nada es una cabeza, es decir:
libertad.
Un
ser
que
actúa
intencionalmente,
capaz
de
perseguir metas y de enfrentarse a diversas situaciones
manipulando
los
recursos
conservar u obtener
que
tenga
lo que considere
a
su
alcance
para
más valioso
y de
inventar alternativas en función de las circunstancias y de
los movimientos de los demás.
Aún en situaciones de clara dependencia y represión, los
hombres
no
sólo
no
se
adaptan
pasivamente
a
las
circunstancias, sino que son capaces de maniobrar con ellas
y utilizarlas de manera activa.17 Si admitimos que en toda
sociedad,
el
hombre
dispone
de
un
margen
de
libertad
teóricamente irreducible para perseguir ciertos
fines y
hacer valer determinados intereses en interacción con los
demás, es ilusorio querer buscar la explicación de sus
comportamientos empíricamente observables, en otro lugar
que no sea la forma particular bajo la cual éste haya
pasado a formar parte del tramado social al que se halla
interconectado.
Conclusión
Los
hechos
emergen
del
sociales
son
realidades
entrecruzamiento
de
contingentes,
acciones
que
intencionales
llevadas a cabo bajo circunstancias históricas valoradas,
representadas y actuadas desde puntos de vista diferentes.
Tales acciones expresan las limitaciones y posibilidades
que los protagonistas, en su afán, perciben como parte
consustancial de su realidad social más o menos inmediata.
La idea subyacente en este ensayo, es que su participación
y
grado
de
incidencia
en
la
evolución
de
un
proceso
histórico y social, ha de tener bastante que ver con las
diversas interpretaciones que los participantes construyen
sobre
las
condiciones
culturales,
políticas,
sociales,
intelectuales y económicas que los afectan.
El manejo de la información recabada tiene como objeto
medular, primero, revelar el sentido y significado de la
conducta social de los sujetos involucrados, y segundo,
configurar
la
situación
analizada
mediante
el
17 Michel Crozier, El actor y el sistema. Las restricciones de la acción
colectiva., Editorial Alianza, 1990.
entrecruzamiento de las líneas trazadas desde diferentes
puntos
de
vista
implicados
en
la
trama.
Para
que
la
reconstrucción de los hechos adquiera mayor densidad, en la
medida
de
lo
posible,
es
provechoso
fuentes recabadas durante la
que
investigación
las
diversas
se
sostengan
unas a las otras y se refieran mutuamente; de esta manera
se apuntala el propósito de captar la historia haciéndose.
A fin de contar con referentes que permitan establecer
relaciones entre
el tiempo corto y el largo,
entre el
acontecimiento y la estructura, la información obtenida por
vía documental o directa ha de ser contextualizada en el
marco de procesos sociales, políticos y económicos de mayor
alcance y duración. Al hablar de contexto no me refiero a
la habitual introducción de esa dimensión de la realidad
como
mero
antecedente
histórico
del
problema
de
investigación, o bien, como un telón de fondo que se tiende
para
darle
ubicuidad
al
movimiento
de
los
hechos
y
personajes más cercanos. Me refiero a encontrar los lazos
que
integran
estudio
al
a
los
mundo
protagonistas
de
vida
al
de
cual
nuestro
se
objeto
hallan
de
ligados
significativamente.
Un hecho social es parte del contexto de la misma manera
que un pasaje literario es parte indisoluble del argumento
de la obra. Hecho y contexto, al igual que otras antinomias
como individuo y sociedad, interno y externo, centro y
periferia
son
partes
constitutivas
de
un
mismo
tejido
social elaborado con base en la interacción significativa
de
los
participantes
a
diferentes
niveles
de
la
vida
social. En términos operativos, esta premisa teórica está
obligada a cumplir con el mandato de no concebir a la
sociedad
como
el
instrumento
de
opresión
que
muchos
pretenden que sea, ni aislar al actor del proceso social en
el que participa. La trama resultante de este procedimiento
analítico
es
investigador
la
a
única
escalar
vía
válida
dimensiones
que
faculta
al
histórico-sociales
superiores en procura de una reconstrucción más compleja
del objeto de estudio.
Para quienes nos dedicamos a la sociología de la ciencia,
esta perspectiva teórica es particularmente indicada. No
solo
por
ser
conocimiento
la
vía
idónea
sobre
las
bases
para
aumentar
sociales
que
nuestro
sostienen
nuestros sistemas educativos y científicos, sino también
para justipreciar adecuadamente las posibilidades reales de
cambio. Difícilmente podremos darle una solución directa y
efectiva a los problemas presentados por la educación y la
ciencia en Latinoamérica si no alcanzamos a entender la
estructura social que la sostiene y los patrones de acción
que desde la misma se reproducen sistemáticamente.