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LUNES
ORACIÓN DE LA
MAÑANA
Salmo de la Palabra de Vida
Canto: Lámpara es tu Palabra para mis pasos, una luz en mi sendero.
(Recitado a dos coros)
Queremos, Señor, hacer de tu Palabra un camino para nuestra vida.
Queremos abrir nuevos caminos, cumpliendo tu Palabra;
te buscamos desde lo más profundo de nuestro ser.
Queremos ser tus discípulas y ponernos a tu escucha cada día,
haciendo de tu Palabra, la norma que guíe nuestros pasos.
Queremos encontrar en tus mandatos, nuestra alegría.
Abre nuestros ojos, Señor, a la luz y al calor de tu Palabra.
Canto: Lámpara es tu Palabra para mis pasos, una luz en mi sendero.
Enséñanos tu sabiduría y conseguiremos ser libres y felices;
enséñanos tú, y aprenderemos a situarnos en la vida.
Danos a conocer los secretos de tu corazón de Padre
y aprenderemos a vivir desde motivaciones profundas.
Tu Palabra nos une a ti y a los hermanos y hermanas;
ella es respuesta a nuestras preguntas.
Tu Palabra fortalece a los débiles,
alimenta y recrea nuestra pobre fe.
Canto: Lámpara es tu Palabra para mis pasos, una luz en mi sendero.
Tu Palabra nos habla de buscar la verdad y la justicia;
de luchar y amar hasta las últimas consecuencias.
Tu Palabra acompaña el camino de los pobres,
ilumina y fortalece a los que trabajan por la paz.
Mantén nuestro corazón firme en el proyecto de tu Palabra;
que ella sea la fuente de nuestra alegría.
Que busquemos siempre cumplir tus mandatos
y encontremos en ellos el camino de la liberación.
Canto: Lámpara es tu Palabra para mis pasos, una luz en mi sendero.
LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS: Hebr 4, 12-13
“Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada
alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las
junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón. No hay
para ella criatura invisible: todo está desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien
hemos de dar cuenta”.
Const. 52: “Jesucristo nos comunicó su experiencia del Padre, dándonos a
conocer todo lo que de Él había oído. Nosotras, a imitación suya, debemos compartir
también nuestra experiencia de fe y nuestras vivencias sobrenaturales. De este modo,
manifestaremos que nuestra Comunidad es, ante todo, una Comunidad de creyentes”.
Reflexión...
“La oración y la contemplación son el lugar de la acogida de la Palabra de Dios
y, a la vez, ellas mismas surgen de la escucha de la Palabra” (CdC, 25). No leemos la
Palabra para enterarnos, sino para que suscite una respuesta. Si no la suscita, la
Palabra sigue en la esterilidad. Como María, que fue completamente abierta y
receptiva a la Palabra de Dios, también nosotras queremos abrirnos a ella. Como
María, queremos dejar que la Palabra nos atraviese para que nuestra vida sea una
bendición, una gracia para el mundo.
Canto: Habla, Señor, que tu hijo escucha;
habla, Señor, te quiero escuchar;
habla, Señor, danos tu mensaje, habla, Señor, danos tu verdad.
GRACIAS POR TU PALABRA (todas juntas)
Te damos gracias, Señor, porque tu Palabra
sigue siendo viva y eficaz entre nosotros.
Reconocemos nuestra impotencia e incapacidad
para comprenderla y dejarla vivir entre nosotros,
ella es más poderosa y más fuerte que nuestras debilidades,
más eficaz que nuestra fragilidad,
más penetrante que nuestras resistencias.
Por esos te pedimos que nos ilumines con tu Palabra,
para que la tomemos en serio
y nos abramos a aquello que nos manifiesta,
para que confiemos en ella y le permitamos actuar en nosotros
de acuerdo con la riqueza de su poder.
Madre de Jesús, que confiaste sin reservas,
pidiendo que se cumpliera en ti la Palabra que te fue dirigida,
danos el espíritu de disponibilidad para que volvamos a encontrar
la verdad sobre nosotros mismos.
Haz que podamos ayudar a todo el mundo
a encontrar la verdad de Dios sobre toda la creación.
Te lo pedimos, Padre, por Jesucristo, tu Palabra encarnada,
por su muerte y resurrección,
y por el Espíritu Santo que renueva
constantemente en nosotros
la fuerza de esta Palabra. Amén.
(Cardenal Martini)