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Dieta blanda
La dieta blanda es valiosa opción nutricional
para pacientes con enfermedades
gastrointestinales, en etapa de recuperación
de una cirugía o para quienes tienen
dificultad para masticar y deglutir, ya que
evita condimentos, grasas y alimentos de
difícil digestión. ¡Conozca sus virtudes!
Comer es un acto tan común que por lo
general pasamos por alto la capacidad con
que contamos para consumir alimentos muy
variados, sólidos y líquidos, de origen
animal o vegetal y preparados mediante
recetas provenientes de distintos puntos del
planeta. Tampoco estamos completamente
conscientes, una vez que nos levantamos de
la mesa, del tiempo y esfuerzo que requiere
el sistema digestivo para efectuar su trabajo,
mismo del que depende el abastecimiento de
vitaminas, minerales, proteínas, agua y
carbohidratos esenciales para la vida.
En efecto, aunque es sabido que nuestro estómago e intestinos requieren en promedio
tres horas para lograr la digestión, lo cierto es que este lapso depende en mucho de qué
hayamos comido: si el menú consistió en vegetales y líquidos, necesitaremos
aproximadamente una hora para integrar los nutrientes al torrente sanguíneo, mientras
que si consumimos alimentos con mucha grasa y muy condimentados, como carne roja,
huevo frito, harinas y antojitos, el proceso puede prolongarse hasta seis horas y requerir
de notable esfuerzo y consumo de energía.
Como es de imaginarse, aquellas personas con enfermedades del sistema digestivo, que
se recuperan de una cirugía o con problemas para masticar, no cuentan con la misma
capacidad que un individuo sano para asimilar la comida, pero necesitan a la vez de un
programa nutricional que les provea de energía y elementos que ayuden a su
recuperación.
Para ellos se han diseñado regímenes alimenticios conocidos genéricamente como
"dieta blanda", la cual se basa en productos de fácil asimilación, como líquidos, frutas y
verduras que garantizan mínimo esfuerzo para el sistema digestivo y rara vez requieren
el uso de complementos vitamínicos.
¿Qué es y cuándo se recurre a ella?
El término "dieta blanda" es empleado de manera popular para designar no a uno, sino a
distintos planes alimenticios personalizados en los que abundan productos de
consistencia suave o preparados como papillas; hay ocasiones en que predominan los
líquidos, en cuyo caso también se les conoce como "dieta líquida".
De acuerdo a los nutriólogos, las dietas blandas se indican principalmente en casos de
Gastritis. Es la inflamación e irritación del revestimiento interno del estómago
ocasionada por beber demasiado alcohol, fumar, comer alimentos picantes o muy
condimentados, mal manejo del estrés e infecciones generadas por la bacteria
Helicobacter pylori. Los síntomas pueden incluir dolor, eructos, náuseas, vómito,
sensación de pesadez y de ardor o acidez; en casos severos se observa sangre en el
vómito (cuando éste se presenta) o en las heces.
Colitis. Bajo este término se designa a la inflamación del intestino grueso debido a
procesos transitorios (agudos) o permanentes (crónicos) con causas muy diversas:
infección por amebas y virus, falta de circulación sanguínea y oxigenación en los tejidos
del colon (colitis isquémica), trastornos en la movilidad favorecidos por estrés (colon
irritable o colitis nerviosa) y presencia de lesiones como pólipos (protuberancias en la
mucosa o tejido que reviste al intestino) y divertículos (anomalías en forma de sacos o
pequeñas bolsas).
Úlcera. Es una herida en la mucosa o tejido que cubre el interior del estómago (gástrica)
o la porción inicial del intestino delgado (duodenal). La causa más frecuente es la
infección ocasionada por la bacteria Helicobacter pylori, la que se encuentra en más del
75% de los casos, aunque también son motivo el consumo de fármacos irritantes
(principalmente antiinflamatorios), estrés y desórdenes alimenticios.
Cáncer. El tratamiento de tumoraciones en estómago, páncreas, colon y recto obliga a
una alimentación más ligera para conseguir mejor asimilación de nutrientes y reducir el
esfuerzo de la zona afectada.
Dificultades mecánicas. La falta de piezas dentales, mala alineación de la mandíbula,
uso de prótesis o recuperación después de la colocación de implantes dentarios son
circunstancias que también exigen modificar la textura de los alimentos, ya que la
comida demasiado dura es difícil de masticar y deglutir en tales circunstancias.
Cirugías. Para evitar sobreesfuerzo, toda persona que se recupera de una operación en
cualquier parte del sistema digestivo necesita de este tipo de plan nutricional, pero
también quienes han sido intervenidos en regiones circunvecinas de boca, estómago e
intestinos; así, entran en este apartado cirugías para corregir desviación del tabique
nasal, reconstrucción de mandíbula, erradicación de pólipos nasales, eliminación parcial
de tejido blando del paladar para evitar ronquidos, reconstrucción de mentón, parto por
cesárea y liposucción (extracción de grasa corporal para lograr un moldeamiento
estético del cuerpo).
Demencias degenerativas. Estas enfermedades neurológicas ocasionan disminución de
las capacidades intelectuales, cambios en la conducta, delirios (afectación del nivel de
percepción y contemplación de alucinaciones visuales) y trastornos en los movimientos
(motrices) que interfieren en la capacidad de masticar adecuadamente. Personas que
padecen mal de Alzheimer (deterioro de memoria y conducta que impide la realización
de actividades diarias), de Parkinson (movimiento involuntario o temblor en manos,
piernas y rostro, rigidez de extremidades o tronco y dificultad para iniciar movimientos)
o de Huntington (daño progresivo en la memoria, alteraciones en la personalidad,
pérdida de habilidades, movimientos involuntarios y gesticulaciones) reciben dieta
blanda para tener deglución más sencilla, aunque se suele complementar su nutrición
mediante el uso de suplementos vitamínicos.
Litiasis renal. También denominada urolitiasis o nefrolitiasis, es una enfermedad
causada por la presencia de cálculos o piedras en el interior de los riñones o de las vías
urinarias (uréteres y vejiga), las cuales se componen de sustancias comunes en la orina,
pero que por diferentes razones (poca actividad física, bajo consumo de líquidos o
exposición prolongada al calor) se han concentrado y solidificado. Su tratamiento
requiere medicamentos y dieta blanda con muchos líquidos para ayudar a eliminar las
piedritas.
Hepatitis. La inflamación del hígado, ocasionada muchas veces por infección por virus,
exige también el consumo de alimentos blandos; ante todo, se debe moderar el consumo
de proteínas provenientes de carne de res, cerdo, pescado y pollo, y sustituirlas por
aquellas de origen vegetal o incluidas en pastas. También debe disminuirse el consumo
de sal.
Análisis médicos. La óptima realización de algunos estudios como endoscopía
(introducción de fibra óptica que permite visualizar esófago y estómago) y colonoscopía
(observación detallada del colon o intestino grueso mediante diminuta cámara) exigen
que el tracto digestivo se encuentre vacío, por lo que 1 o 2 días antes de efectuarse
deben ingerirse alimentos blandos.
Asimismo, cabe destacar que los programas nutricionales basados en líquidos y
productos de fácil digestión pueden adaptarse a estrategias específicas que dependen de
las necesidades del paciente, como
Alimentación enteral. Consiste en la introducción de comida a través de una sonda y se
destina a personas que no pueden ingerir la cantidad de comida que requieren, como
quienes sufren accidentes automovilísticos, quemaduras o se recuperan de cirugías muy
agresivas
Alimentación parenteral o endovenosa. Suministra nutrientes directamente al sistema
circulatorio, por lo que es adecuada para pacientes hospitalizados cuyo tracto digestivo
prácticamente no funciona. Muy útil en caso de tumoraciones de intestino delgado o
grueso, de vías urinarias, genitales y vientre, así como durante el tratamiento de cáncer
en pelvis y abdomen con radiaciones. También se recurre a ella en casos muy severos de
enfermedad de Crohn, padecimiento en que las mismas defensas del organismo afectan
alguna parte del tracto gastrointestinal
Alimentación mixta. Es aquella en que el paciente se alimenta por cuenta propia o por
sonda, pero requiere de aporte extra a través de las venas.
Elaboración y ejemplo
En la dieta blanda los alimentos deben prepararse a la plancha, hervidos, al horno o
vapor, empleando mínima o nula cantidad de grasa o aceite. Las especias y condimentos
se deben utilizar con mucha discreción, según la tolerancia del paciente, y se excluirán
chiles, pimienta, jitomate, pimiento morrón y especias. Aunque los líquidos son parte
básica, se deben evitar café, chocolate, té negro y bebidas gaseosas.
El contenido de fibra dietética en este tipo de programas varía, pues aunque se ha
comprobado que los productos integrales y cascarilla de frutas no generan sobreesfuerzo
ni tienen efecto irritante sobre la mucosa del aparato gastrointestinal, hay personas que
pueden presentar problemas de gases intestinales y vientre inflamado (condición
conocida como distensión abdominal), por lo que llega a ser necesario modificar el
esquema nutricional para evitar molestias.
Los tratamientos más comunes, es decir, aquellos dirigidos a pacientes con inflamación
gastrointestinal y en convalecencia de cirugía, inician con un plan alimenticio basado en
líquidos y, a la par de la recuperación, se agregan platillos de textura más sólida hasta
que se logra una reintegración a la dieta habitual. La excepción se presenta en
padecimientos crónicos (permanentes), ya que es posible que en ellos la recurrencia a
una dieta blanda o líquida sea de por vida.
Para ofrecer una idea más clara, presentamos cuatro ejemplos de los esquemas básicos
de dietas blandas. Ninguno de ellos sustituye los prescritos por un médico
especializado, ya que son meramente referenciales.
Plan en base a líquidos claros
Desayuno
1 taza de jugo de manzana diluido al 50%
1 taza de té de hierbabuena con azúcar
1 taza de gelatina.
Almuerzo (media mañana)
1 taza de té de manzanilla con azúcar.
Comida
1 taza de consomé de pollo sin grasa.
1 taza de agua de jamaica.
1 taza de gelatina de limón.
Té de hierbabuena al gusto.
Merienda (media tarde)
Agua de limón al gusto.
Cena
1 taza de consomé de pollo sin grasa.
1 taza de agua de jamaica.
1 taza de gelatina de piña.
Té de azahar al gusto.
Plan en base a líquidos generales
Desayuno
1 taza de jugo de manzana
1/2 taza de avena cocida
1 taza de leche descremada
2 cucharadas de miel.
Almuerzo (media mañana)
1/2 taza de flan.
1 taza de té de hierbabuena.
Comida
1 taza de consomé de pollo con zanahorias cocidas licuadas.
1/2 taza de jugo de verduras.
1 taza de gelatina de leche.
1/2 taza de yogurt.
1 taza de agua de sabor.
Merienda (media tarde)
1 taza de jugo de uva.
1/2 taza de helado de vainilla.
Cena
1 taza de consomé de pollo con calabazas cocidas licuadas.
1/2 taza de jugo de manzana.
1 taza de leche licuada con un huevo (polla).
1 taza de té con una cucharadita de azúcar y otra de crema.
Antes de dormir
1 taza de leche batida con chocolate (malteada).
Plan con consistencia de puré
Desayuno
1 taza de néctar de durazno.
1/2 taza de avena con azúcar cocida en agua.
1 huevo tibio.
Té al gusto.
Almuerzo (media mañana)
1 taza de leche con chocolate.
Comida
1 taza de consomé de pollo con calabazas cocidas licuadas.
120 gramos de pollo cocido, zanahoria y margarina licuados.
100 gramos de papa en puré.
1 taza de gelatina con leche.
1 taza de agua de jamaica con una cucharadita de azúcar.
Merienda (media tarde)
1/2 taza de helado.
Cena
1 taza de frijoles cocidos y licuados.
1 taza de arroz con leche y miel, en puré.
Leche al gusto.
Plan con consistencia suave
Desayuno
1 plátano.
2 quesadillas asadas con tortilla de trigo.
1 pieza de pan integral.
1 cucharada de mermelada.
1 taza de leche descremada.
Té al gusto.
Comida
1 taza de sopa de pasta con espinacas.
90 gramos de filete de pescado sin espinas a la plancha.
1 taza de arroz cocido con zanahoria.
1/2 taza de ejotes cocidos.
1/2 pieza de pan de caja.
1 manzana pelada, cocida al horno y acompañada de yogurt.
1/2 taza de agua de limón.
Té al gusto.
Cena
1 rebanada de queso (30 a 50 gramos) en salsa de jitomate.
1/2 taza de frijoles refritos.
1 durazno en almíbar.
1 taza de leche descremada.
Té al gusto.
Estos cuatro programas pueden sufrir modificaciones, ya que sus ingredientes y
cantidades pueden variar de acuerdo a las necesidades de cada paciente. Solamente
subrayamos que su prescripción siempre debe correr a cargo de un especialista, a fin de
equilibrar adecuadamente los requerimientos de vitaminas, minerales, proteínas y
carbohidratos