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dativo.982
Clítico Dativo y Complemento Indirecto en Español(1)
Hiroto Ueda
Introducción
Sobre las características morfológicas, sintácticas y semánticas de los clíticos
dativos, ya existen numerosos trabajos. Se ha venido acumulando el conocimiento
sobre ellos, y más específicamente, sobre los dativos españoles. En esta ocasión,
trataremos un aspecto muy curioso de la gramática española: la construcción dativa
duplicada. A nuestro modo de ver, el fenómeno concierne no sólo a la construcción
duplicada, sino también al problema de los clíticos átonos en general, y más
ampliamente al sistema mismo de los pronombres españoles.
Estamos ante uno de los fenómenos peculiares del pronombre español, la llamada
construcción reduplicada:
(1) a. Les enseñaron la ciudad a los turistas.
b. Le quitaron a Pedro todo lo que tenía.
c. No le permite fumar a su hijo.
Trataremos de explicar los puntos siguientes:
(2) a.Cuáles son las condiciones en las que aparecen estas construcciones
reduplicadas?
b. En qué forma están constituídas los niveles morfológico, sintáctico y semántico
de la categoría 'dativo'? La misma explicación es aplicable tanto a la construcción
reduplicada como a la construcción simple del dativo?
c. Se trata de un fenómeno común con el acusativo? Si se prefiere el dativo, cuál es
la razón?
Argüiremos estos tres puntos. El primero (2a) trata de la descripción, mientras que
los dos últimos (2b,c), serán de la explicación.
1. Observaciones
1
Aclaremos, primero, la diferencia entre dos conceptos afines, pero, a nuestro modo
de ver, distintos: el 'clítico dativo' y el 'complemento indirecto'. Los dos se han
venido confundiendo en las gramáticas tradicionales y escolares. En nuestra opinión,
en una frase, como "Le dije la verdad a Juan", el 'Le' es clítico dativo, mientras que
'a Juan' es complemento indirecto(2). Los dos poseen la correferencia de la misma
realidad, pero difieren uno del otro en los distintos niveles lingüísticos: morfológico,
sintáctico y semántico. Hay que poner en claro que 'le' no es ningún pronombre
referido a 'Juan', de ahí que se trate de un clítico dativo, y no de un 'pronombre
dativo'. Veamos las razones.
1.1. Características morfológicas del clítico dativo
La morfología de los clíticos dativos presenta el paradigma siguiente:
(3) me nos
te os
le (se) les (se)
Destacaremos dos puntos como características morfológicas de la citada categoría
gramatical:
(4) a. Son átonos.
b. Se distinguen en persona y número, pero no hay distinción de género.
Los pronombres nominativos (yo, tú, él) y preposicionales (oblicuos: mí, ti, él) son
tónicos, mientras que los clíticos acusativos y dativos son átonos. Los clíticos
acusativos se asemejan a los pronombres nominativos y oblicuos en que distinguen
las formas masculinas y femeninas, pero no al dativo, libre de tal distinción.
Creemos que estas dos características del dativo aseguran desde el nivel morfológico
algunos comportamientos sintácticos peculiares. Es decir, el ser átono es signo de
palabra funcional, y por lo tanto, se opone con claridad a la palabra tónica provista
de contenido, que siempre lleva una información concreta. Frente al dativo, el
2
nominativo y el oblicuo son capaces de llevar información pronominal, lo cual
veremos más adelante.
Y ahora, si se comparan el acusativo y el dativo, se advierte que la característica
morfológica (4b) del último demuestra su pobreza de contenido frente al primero. Se
asimila a la conjugación verbal en tener sólo persona y número a excepción del
género(3).
Se sabe, además, que en el español coloquial es muy frecuente que el número del
dativo resulte irrelevante. Tenemos aquí los datos de Beinhauer (1978:421-2):
(5) a. ... que guarde estos filetes para echarle tapas a los tacones.
b. Que le he preguntao a cuarenta personas.
Son numerosos los ejemplos parecidos. El autor alemán explica que "el papel
desempeñado por 'le' no pasa aquí de apuntar vagamente a un dativo que sigue".
Gómez Torrego (1991:61) considera que es un error, lo cual demuestra la realidad
lingüística de su uso frecuente(4).
De esta manera, los acusativos y los dativos difieren de los pronombres nominativos
y oblicuos (preposicionales) en distintos aspectos, por lo cual los denominaremos
como 'clíticos' a diferencia de los 'pronombres' tónicos.
1.2. Construcción dativa simple
En esta sección veremos las características semántico-sintácticas tanto de las
construcciones dativas simples como de las duplicadas. Por conveniencia de la
explicación, las trataremos por separado, lo cual no significa que sean distintas en su
esencia. Veremos más adelante que no existe una diferencia básica entre las dos
construcciones.
A pesar de que el clítico dativo es altamente funcional, carente de contenido
concreto, las gramáticas escolares utilizadas en la enseñanza, suelen presentar sus
distintos significados. Un buen ejemplo de ellas es Solé y Solé (1977:30), que
reproducimos aquí parcialmente junto con la traducción inglesa:
(6) a. Designa la persona a quién algo se hace, se lleva o se imparte.
3
Te escribiré pronto. / I'll write you soon.
No me lo admitió. / He did not admit it to me.
b. Designa la persona para quien se ofrece un beneficio o se hace algo.
Nos diseñó la casa. / He designed the house for us.
Le decoró la casa. / He decorated the house for her.
c. Designa la persona de quien algo se roba, se compra, o se quita.
Les quitaron la licencia. / They took their license away from him.
Le sacó las llaves. / He took the keys from him.
d. Designa la persona para quien se realiza un servicio o un perjuicio si el objeto
directo es de su posesión: partes del cuerpo, artículos de prenda, objetos personales.
Me cortó el pelo. / He cut my hair.
Le curó las heridas. / He cures his wounds.
e. Designa el envolvimiento emocional o un interés especial de una persona en un
determinado evento.
No me lo traten mal. / Don't treat him badly (for my sake).
No me la dejen salir sola. / Don't let her go alone (because of me).
f. Sujeto de una oración.
Me gusta mucho esta novela. / I like this novel very much.
Le falta experiencia. / She lacks experience.
Le es imposible ir. / It is impossible for her to go.
Nos encontramos con un amplio abanico de significados del clítico dativo. Se trata
de significados esencialmente diferentes del dativo? O simplemente estamos ante el
único significado fundamental, que varía según el contexto y la situación? La
amplitud de los significados es tan grande que cualquier intento de buscar un
elemento común para todos parece imposible. El supuesto significado 'a la persona'
o (6a) 'para la persona' (6b) es casi antónimo de 'de la persona' (6c) en cuanto al
vector 'dirección'. (6a,b,c,d) contienen conceptos relacionales, mientras que (6f) es
de concepto temático, lo cual es de carácter distinto de (6e), que es elemento
envolvente de una proposición ('empatía').
Sin embargo, tanto en el nivel morfológico, como en el sintáctico, aparece la misma
categoría 'dativa' en todos los usos tratados. Si estos usos fueran independientes en
el nivel semántico, habría que admitir las relaciones homonímicas en forma de LE1
4
(=6a), LE2 (=6b), LE3 (=6c), ... Y habría que repetir la misma operación en todas las
formas dativas (me, te, le, les, ...). En realidad, se agruparán en las mismas
categorías de 'Dativo':
ME1=TE1=LE1=NOS1=OS1=LES1 … Dativo1 (=5a)
ME2=TE2=LE2=NOS2=OS2=LES2 … Dativo2 (=5b)
ME3=TE3=LE3=NOS3=OS3=LES3 … Dativo3 (=5c)
...
Y se admitiría una homonimia no en el clítico mismo, sino en la categoría del Dativo.
Rechazamos esta idea, primero por la consciencia lingüística que comparten los
nativos, es decir, debido a que ellos no distinguen conscientemente los distintos usos
arriba mencionados. La otra razón por la que la rechazamos está en que se reconoce
el único significado esencial que explica los distintos usos en cuestión, lo cual
veremos en la sección (2.3).
1.3. Construcción dativa duplicada
Ahora veremos las construcciones siguientes:
(7) a. A Maríai lei / *φ regalé este libro.
b. Lei / φ regalé este libro a Maríai.
Cuando se adelanta el complemento indirecto (a María, 7a), es obligatoria la
aparición de 'le', mientras que es opcional cuando se pospone al verbo (7b). En esta
ocasión trataremos sólo la última construcción tipo (7b). Tampoco entran en nuestra
discusión las construcciones acusativas, que también pueden duplicarse con algunos
verbos y/o en algunos dialectos.
Las gramáticas tradicionales y escolares han venido tratando las construcciones
duplicadas como 'redundantes'. Es cierto que la aparición del clítico es opcional, es
decir puede o no aparecer delante del verbo: "Le /φ enseñó los libros al hombre".
Quiere decir opcionalidad lo mismo que redundancia carente de propio significado?
Hasta el momento se han presentado las teorías siguientes:
(A) Siginifican lo mismo.
5
(B) Se distinguen en el grado de énfasis y aclaración.
(C) Hay diferencias de estilo.
(D) Se trata del valor informativo.
(E) La diferencia está en la estructura léxica.
(F) Se aprecia una diferencia aspectual.
(A) Teoría de la sinonimia. Porto Dapena (1986:37), bajo el título de 'Uso
pleonástico' dice que "puede usarse (...) potestativamente cuando se trata de un
objeto indirecto. Así,"
(8) a. Le transmitiré a Luis el mensaje.
= Transmitiré a Luis el mensaje.
b. Les está muy agradecido a sus amigos.
= Está muy agradecido a sus amigos.
Las gramáticas escolares, en vez de discutir la oposición entre la forma con el dativo
y sin él, es frecuente que determinen que es incorrecta la última construcción (cf.
Whitley 1987:188).
Marcos Marín (1978:78), ante dos variedades que se presentan con intervalo de tan
sólo tres páginas del mismo autor, declara: "(...) no hay regularidad en la
redundancia." Sus ejemplos son: "No diga nada a Remigio. / No le diga nada a
Remigio." (J. Benavente)
(B) Énfasis. Realmente no existe diferencia semántica entre las dos construcciones,
una con el dativo y otra sin él? Algunas gramáticas tradicionales y escolares enseñan
que hay énfasis en la construcción duplicada. La RAE (1973), por ejemplo, después
de precisar 'el carácter enfático del complemento preposicional (=complemento
indirecto)' que se da 'cuando acompaña a los pronombres inacentuados (=clítico
dativo)', dice: "Cuando siguen al verbo los complementos pronominales tónicos,
tienen a menudo significación especificativa, sobre todo si son de tercera persona."
(9) a. Les ataban las manos a los prisioneros.
b. Se lo entregué a él, a ella, a ellos, a ellas, a usted, a ustedes, a Juan.
Respecto a (9a), la RAE afirma que "tan dativo es les como los prisioneros, pero el
segundo determina al primero y precisa su significado." Seguidamente, explica de
'se' en (9b): "La indeterminación del se personal, invariable para el género y el
6
número, suele corregirse añadiéndole otra forma preposicional del mismo
pronombre."
Okutsu (1972:256), por otra parte, observa que se utiliza el dativo para precisar el
complemento indirecto, cuando el último no es persona:
(10) a. Mire cómo le sale el jugo.
b. Échele gasolina al coche.
Las dos observaciones difieren en que la RAE admite la función de aclaración en el
complemento indirecto, y Okutsu lo admite en el dativo.
(C) Estilo. Los estudios de Miyamoto (1975) y Hotta (1982) tratan de la diferencia
estilística que se percibe entre las dos construcciones. Hotta (1982:118) concluye
que "en el estilo formal se usa más la construcción no redundante" y "en el estilo
coloquial o familiar se usa la de redundancia". Los siguientes son los ejemplos
'formales' que carecen de dativo (Fish, 1968:865):
(11) a. En qué puedo servir a ustedes?
b. Tengo que decir a ustedes que me voy.
Según Fernández Ramírez (1987:64), las construcciones carentes de dativo se
limitan a la forma escrita:
(12) a. los sevillanos seguían hora por hora [...] lo que estaba pasando a unos
hombres junto al polo. (Ortega y Gasset)
b. pero esto no debe extrañar a nadie (Gómez de la Serna)
Desde la óptica inversa, Beinhauer (1978:421) considera la 'anticipación del
pronombre de dativo' como un 'fenómeno propio preferentemente del lenguaje
coloquial'.
(D) Información. Fish (1968:865) expone: "(...), an indirect object is doubled when
it is already known, or is a natural and commonplace complement of action that is
also natural and expected in the context; in short, when inconspicuous (...)" Según
Yamashita (1986:117), en el estilo coloquial es casi obligatorio usar el dativo
cuando se pospone el complemento indirecto sin presentar la diferencia del
significado. Cuando, en cambio, se trata de interrogación, varía el significado según
el sí o no de la duplicación. En 'A quién [le / φ] preguntamos?', 'le' se refiere a la
persona que ya existe en la mente del interlocutor y está determinado en el contexto.
7
Si carece de 'le', no habrá tal determinación y se eleva el valor informativo en la
interrogación.
(E) Estructura léxica conceptual. Rodríguez Izquierdo (1980:88) dice que dentro
del par (13), sólo el (13a) permite pronominalización dativa:
(13) a. El jugador mandó el balón al portero. / El jugador le mandó el balón. El
jugador se lo mandó.
b. El jugador mandó el balón a la red. / *El jugador le mandó el balón. *El jugador
se lo mandó.
La gramática tradicional explicaría que esto se debe al carácter personal del dativo
en (13a). Sin embargo, el objeto no humano también permite tal pronominalización.
(14) a. Dio a la pared una mano de cal. / Le dio otra mano de cal. Se la dio.
b. Puso un antirrobo al coche. / Le puso un antirrobo. Se lo puso.
Rodríguez Izquierdo explica que esta dativización es posible cuando el verbo
'implica el sema de "adición" (o, en su caso, de sustracción)'.
El estudio reciente de Demonte (1994a) trata la diferencia lexico-semántica que se
observa entre las dos construcciones:
(15) a. María le devolvió los libros a Juan.
b. María *le devolvió los libros a la biblioteca.
La fórmula de la estructura lexico-conceptual de cada oración es:
(16) a. x CAUSA [y ESTÉ EN z]
b. x CAUSA [z esté en ESTADO de AFECTADOy]
por medio de x CAUSA [y ESTÉ EN z]
donde, x e y corresponden a 'María' y 'los libros' en los dos casos (16a,b); y z
corresponde a 'Juan' (15a) y 'la biblioteca' (15b), respectivamente. Se destaca la
observación de que con el dativo aparece el significado de [AFECTADO].
Por consiguiente, en los ejemplos citados por Rodríguez Izquierdo, será posible la
duplicación en forma de:
(17) a. Le dio a la pared una mano de cal.
b. Le puso un antirrobo al coche.
Según Cifuentes y Llopis (op.cit.:89), las oraciones duplicadas suponen una
'afección', mientras que las simples, un 'local':
(18) a. Le / ?φ llevamos el perro a Juan.
8
b. Le / φ llevamos el perro al dentista.
c. cf. Fuimos *a Juan / al dentista.
El distinto comportamiento de 'Juan' y 'dentista' se debe, según los dos autores, al
hecho de que 'dentista', como nombre de profesión, pasa a ser fácilmente al
significado de 'local'. Compárese con (18c), donde es imposible interpretar a Juan
como término de 'local'(5).
No sería posible aplicar la teoría localista de Demonte y Cifuentes-Llopis a los otros
verbos no locativos?
(F) Aspecto. Demonte (1994a:71) nos presenta unos datos muy interesantes:
(19) a. Qué harás con el coche? - Lo venderé a Juan(6).
b. Qué hiciste con el coche? - Se lo vendí a Juan.
Esto se explica, según Demonte, por la característica aspectual del dativo: 'acción
concluida'. Seguidamente (id.:443), la misma autora ofrece más datos que contrastan
las estructuras temporales internas que pueden o no coexistir con el adverbio de
tiempo.
(20) Juan ?le / φ escribió una carta a su novia durante cinco horas.
2. Explicación
Hasta aquí hemos revisado rápidamente los trabajos anteriores sobre las dos
construcciones en cuestión. En los estudios tratados, se nota una tendencia constante
a ver la construcción duplicada de manera separada de la simple. No obstante, si
admitiéramos una diferencia esencial entre las dos, perderíamos de vista su afinidad
morfo-sintáctica y semántica. A continuación, intentaremos explicarlas con especial
atención a la base común de los dos tipos de aparición del dativo.
2.1. Estructura interna del verbo
9
Está claro que tanto el acusativo como el dativo están colocados dentro de la
estructura interna del verbo. Estando en el interior de la estructura, se realizan
funciones anafóricas. Frente a los dos tipos de clíticos, los pronombres nominativos
y oblicuos se sitúan fuera de la frase verbal, en forma de adjunto, lo cual se
esquematiza de la siguiente manera:
(21) a. [Compro].
b. [Yo] [compro].
c. [Yo] [lo compro].
d. [Yo] [te lo compro].
A pesar de que se comprenden intuitivamente estas estructuras, se necesitarán
algunas pruebas para demostrar su existencia. Se comprueba la dependencia de
clíticos acusativos y dativos, en contraste con la independencia de los nominativos y
los oblicuos, en el hecho siguiente:
(22) a. Yo con frecuencia te veo con ella.
b. Yo te veo con frecuencia con ella.
c. Yo *te con frecuencia veo con ella.
d. Yo con frecuencia te escribo.
e. Yo *te con frecuencia escribo.
De esta manera, tanto el pronombre nominativo (Yo), como el oblicuo (con ella),
pueden separarse del verbo, lo cual no se le permite al acusativo (te veo), ni al dativo
(te escribo). Lo corroboran los estudios de Llorente y Mondéjar (1974) y
Mendikoetxea (1993).
Debemos comprobar la característica gramatical de los clíticos: no son palabras de
contenido informativo sino de función gramatical. En este sentido contrastan con los
nominativos y oblicuos, que gozan de función informativa. Veamos los ejemplos
siguientes:
(23) a. A quién viste ayer? -- (La) vi a ella. / *La vi.
b. A quién (le) regalaste el libro? -- (Se) lo regalé a ella. / *Se lo regalé.
c. Quién hizo esto? -- Ella. (Creo que ella. / *La creo.)
El ejemplo anterior demuestra que no se utilizan los clíticos como respuestas a la
interrogación que pide una información concreta. Los pronombres nominativos
10
(23c) y los oblicuos, sí que pueden desempeñar la función de ofrecer una
información.
Por otra parte, debemos subrayar que el clítico dativo no es lo mismo que el
complemento indirecto. Si lo fuera, no cabría ninguna interpretación para los
ejemplos siguientes, donde aparecen dos dativos en la misma oración, en la misma
estructura interna verbal:
(24) a. Concédanmele una beca.
b. Se nos murió el director.
c. La noche que te me fuiste, qué noche negra, qué noche triste! (S. Gutiérrez
Ordóñez, 1977-78)
Lo mismo puede decirse de la construcción duplicada: "Lei he dicho la verdad a
Juani". Si tanto 'Le' como 'a Juan' fueran complementos indirectos, tendríamos que
admitir dos elementos correspondientes a un único papel temático, que impediría
cualquier interpretación semántica.
2.2. Prepocición + Sustantivo
Las gramáticas tradicionales, a la hora de analizar la construcción duplicada, se han
fijado casi exclusivamente en el complemento indirecto, y han venido admitiendo
significados adicionales como los de 'énfasis' y 'aclaración'. Han tratado las frases
realizadas en sí en su relación sintagmática, sin poner la debida atención a otras
posibles estructuras asociativas.
Los métodos estructuralistas y funcionalistas, en cambio, adoptan otra óptica
paradigmática, y ven un contraste en la posición del dativo. Ahora se fijan más bien
en el clítico dativo que en el complemento indirecto. Se han detectado contrastes
semáticos como, por ejemplo, el estilo.
Estudios de las últimas corrientes, que tratan también las frases agramaticales,
consideran al mismo tiempo, tanto el clítico dativo como el complemento indirecto.
Han llegado a la conclusión de que 'a + sustantivo' sin el dativo forma tan solo un
adverbio de DIRECCIÓN. Con la intervención del clítico la misma forma se
11
convierte en verdadero complemento indirecto incorporado a la estructura verbal.
Por esta interpretación, se comprende apropiadamente la relación con la frase
adverbial común como "Voy a Barcelona". Se interpreta como adverbial de
DIRECCIÓN, 'al veterinario' de "Llevamos el perro al veterinario", mientras que se
convierte en complemento indirecto 'a Juan' de "Le llevamos el perro a Juan". Por lo
tanto sería agramatical "*Llevamos el perro a Juan" porque sin el dativo se
interpretaría 'a Juan' como locativo, y una persona no puede serlo nunca.
Ahora bien, qué ocurre con "Le / φ escribo a María"? Difiere mucho del caso de
'llevar el perro', en que es posible también la construcción sin el dativo. No se trata
de complemento indirecto, por no poseer un dativo correspondiente? Es sólo un
adverbial, un elemento no necesario del verbo?
(25) a. Dando a Miguel el mazo de papeletas, que éste recoge, ... (385:56)
b. Saca del bolso unos billetes y los entrega a Arturo. (316:31)
c. María hace a Arturo la debida presentación, indicando a Miguel. (320:53)
d. Yo aconsejo a Luis y a Pepita que den un buen paseo por Alemania. (Juan
Valera: Pepita Jiménez)
Se necesitaría otro principio explicativo diferente del localista cuando se trata de
interpretar ejemplos como (25c,d)
Nos permitimos añadir un hecho que, a nuestro modo de ver, es importante. Según
Cifuentes y Llopis (op.cit.:73-74), no debe haber dos términos de 'llegada' en la
misma oración (26a,b):
(26) a. *Le llevé un libro a María a Alicante.
b. *Le llevé un libro a María y a Alicante.
c. Como no sé dónde paras, te envío esta carta a Sevilla(7).
Por esta razón los dos autores admiten un sema común entre el complemento
indirecto y el adverbial de DIRECCIÓN(8). Sin embargo, nos encontramos con el
ejemplo (26c). En esta oración el dativo 'te' y el término de DIRECCIÓN no se
excluyen, lo cual implica que el dativo puede coexistir con el adjunto de
DIRECCIÓN. Incluso (26a), si se borrara la parte 'a María', se volvería una oración
perfectamente gramatical: "Le llevé un libro a Alicante".
La evaluación de gramaticalidad de (26a) debería ser matizada. Los dos autores,
después de poner un asterisco, dicen en la nota: "Podríamos dar una cierta validez a
12
esta estructura"(9). De todas maneras, sería conveniente pensar que no se excluyen el
dativo y el adverbial de 'dirección', sino que se suelen evitar las dos construcciones
de 'a' + sustantivo dotadas del mismo sentido 'dirección'. Nuestra evaluación de
gramaticalidad de los ejemplos en cuestión es:
(27) a. Lei envío esta carta a Sevillaj.
b. ?Lei envío esta carta a Maríai a Sevillaj.
c. *Envío esta carta a María a Sevilla.
Destacaremos el hecho de que en (27a) 'Le' no corresponde a 'Sevilla' y en (27b),
corresponde exclusivamente a 'María', lo cual significa que 'Le' se conecta sólo con
el término afectado (o 'envuelto') y no con el de DIRECCIÓN.
Para finalizar esta sección, comparemos las dos construcciones con la llamada
'double object construction' el inglés(10). Veamos las referencias de los posesivos
ingleses:
(28) a. Johni gave Maryj [hisi / herj] book.
b. Johni gave [hisi / *her] book to Maryj.
En (28a), donde se realiza el fenómeno del objeto doble, el posesivo del directo
puede referirse tanto al sujeto (John) como al indirecto (Mary), mientras que en la
oración del 'Dative shift' (28b), el posesivo corresponde tan sólo al sujeto. Algo
análogo ocurre en español:
(29) a. Juani entregó sui / *j libro a Maríaj.
b. Juani le entregó sui / ?j libro a Maríaj.
c. Juani devolvió su?i / ?j libro a Maríaj.
d. Juani le devolvió su?i / j libro a Maríaj.
En (29a), sin el dativo, 'su' se refiere al sujeto 'Juan', mientras que en (29b) provisto
del dativo, puede referirse también a María. La situación se aclara si cambiamos el
verbo por 'devolver'. Véase el (29d), donde esta vez 'su' se refiere más bien al
complemento dativo, en contraste con (29b). Estos ejemplos servirán para aclarar el
hecho de que 'a María' se incorpora a la estructura verbal interna con ayuda del
dativo 'le'.
Las costrucciones duplicadas tratadas hasta el momento han sido siempre de tercera
persona. Podría aplicarse la misma explicación a las de primera y segunda personas?
(30) a. Le envío a José esta carta.
13
b. Te envío a ti esta carta.
c. Me envías a mí esta carta.
Se nota una gran diferencia en la categoría del complemento indirecto. En la tercera
persona (30a), el complemento puede ser tanto un sustantivo normal, como el
pronombre oblicuo, mientras que en la primera y segunda personas, la opción es
única, pronominal, en cuyo caso el complemento sirve para contrastar o enfatizar el
objeto referido:
(31) a. [+Le](=ENVUELTO) ... a José
b. Te .... [+a tí](=CONTRSTE, ÉNFASIS)
En (31a) 'le' se agrega a la construcción para envolver el complemento indirecto 'a
José' en la estructura verbal, mientras que en (31b), no se agrega 'te', sino 'a tí', para
dar el matiz de contraste o énfasis. De este análisis hablaremos más detalladamente
en la sección 3.1.
2.3. Significado del clítico dativo
Como hemos visto anteriormente, se perciben distintos significados en el clítico
dativo. Entre ellos se encuentran unos usos tan diferentes que son casi opuestos
como DESTINATARIO y ORIGEN: "Le regalaron este libro" / "Le quitaron este
libro". Si los consideráramos como unidades diferentes, cómo se podrían explicar las
características morfosintácticas comunes anteriormente tratadas? No sería mejor
buscar una explicación unificada válida tanto en la semántica como en la
morfosintaxis?
Antes de comprobar su validez, nos permitiremos exponer nuestra hipótesis.
Supongamos que el único valor semántico del dativo es un ENVOLVIMIENTO.
Sería natural que este significado básico cobrara el sentido de DESTINATARIO
junto con el verbo 'regalar', y el sentido de ORIGEN, con el verbo 'quitar'. Se
considerará que el amplio abanico de sentido del dativo anteriormente visto (ejemplo
6) es un producto no del clítico mismo, sino derivado de las características léxicas y
14
sintácticas de cada caso. La diferencia semántica no estará en la polisemia del dativo,
sino en el verbo y la construcción.
La misma explicación se aplica a la construcción duplicada. Si comparamos "Le dije
la verdad a Juan" con "Dije la verdad a Juan", el grado de ENVOLVIMIENTO el
complemento indirecto 'Juan' es más alto en el primero que en el segundo.
No es una teoría nueva establecer el rasgo [+envuelto] en el clítico dativo(11). El
nuevo punto que presentamos aquí subraya el hecho de que el adjunto 'a' +
sustantivo sin más no se encuentra interiorizado dentro de la frase verbal. Junto con
el clítico dativo se forma un complemento indirecto. En la construcción sin el dativo,
por ejemplo en 'Dije la verdad a Juan', el complemento 'a Juan' posee una
construcción análoga a otras construcciones como 'Llegué [a la estación]' o 'Voy [a
Barcelona]'. Para que pueda funcionar como verdadero complemento indirecto, se
necesita la ayuda del clítico dativo ("Le dije la verdad a Juan")(12) .
Con esta explicación se podría evitar el inconveniente de atribuir funciones distintas
a la misma construcción 'a' + sustantivo. Se mantiene la misma función siempre en
la misma estrucura: la de adjunto. Apoyado por la palabra funcional dativa ('le'),
cobra la función de complemento indirecto.
Como es bien sabido, el complemento indirecto está interiorizado en la estructura
verbal, mientras que el adjunto se queda fuera de ella:
(32) [Lei dije la verdad] a Juani.
El esquema (32) explica que 'a Juan' se mantenga fuera de la estructura verbal, pero
el dativo 'Le' se coindexa con 'a Juan' para recibir el significado de 'Juan'
interiorizado.
Todos estos argumentos no pasarían de ser una interpretación unilateral, si no fuera
por las demostraciones concretas de las estructuras en contraste(13):
(33) a. Le dije la verdad a Juan.
b. Dije la verdad a Juan
(34) a. Le eché agua al coche.
b. Eché agua al coche.
(35) a. Le compré un kimono a su esposa.
b. Compré un kimono para su esposa.
(36) a. Le limpié los zapatos a Juan.
15
b. Limpié los zapatos de Juan.
(37) a. Le robé patatas a Juan.
b. Robé patatas de Juan.
(38) a. Le resulta grande esta chaqueta.
b. Resulta grande para él esta chaqueta.
El primero de cada par representa el complemento indirecto interiorizado, el
segundo una frase de preposición (exterior). (33) y (34) contrastan por la presencia
del clítico. En (35) deberíamos fijarnos también en la diferencia de las preposiciones
'a' y 'para'. En los ejemplos (36) y (37) difieren la estructura del complemento
directo. Finalmente en (38), contrasta el clítico con [para + sustantivo] en la
construcción intransitiva.
A primera vista, parecen conllevar unos significados muy parecidos. Por esta razón
algunas gramáticas escolares los tratan como sinonímicos. Si los observamos con
más cuidado, podemos detectar diferencias semánticas, debidas a la existencia del
clítico dativo.
Respecto a (33), repetimos que el clítico interioriza el contendio del adjunto en la
estructura del verbo. De ahí que se genere el estilo formal 'frío' en la construcción
sin el dativo. Si uno dice "Enséñale la casa al señor", se trata de, por ejemplo,
enseñar la casa a un huésped. En cambio, la expresión sin el clítico "Enseña la casa
al señor" será para permitir a un policía que investigue algún suceso(14).
Los ejemplos de (34) describen una diferencia semántica muy curiosa. La oración
con el clítico (34a) se interpreta como el acto de introducir agua al radiador del
coche, mientras que (34b) nos presenta una escena de arrojar agua encima del
coche(15). Debemos tener presente que esta diferencia no se debe a la polisemia del
verbo 'echar', sino a la existencia del clítico. El mismo significado de 'echar encima
el agua' atraerá el clítico en "Le eché agua a las flores". Se trata de envolver al
adjunto como complemento indirecto por medio del clítico. Si el adjunto representa
solo el local que recibe el agua, no necesita el clítico. Si se encuentra envuelto en el
acto de regadío, aparece el clítico(16).
Ejemplo (35). La gramática de RAE (1973:375) y la gramática escolar de, entre
otras, C. González Araña y C. Herrero Aísa (1997:118) incluyen la frase de
preposición 'para' + sustantivo en la categoría de complemento indirecto: "Han
16
traído un encargo para usted" (RAE); "Es grato para él. Le es grato." (González
Araña et al.).Demonte (1994b:441) ofrece un análisis más minucioso. Según la
autora, es natural decir "Juan compró un kimono para su esposa, pero finalmente se
lo dejó a su amante", es decir, 'para su esposa' está exteriorizado y no llega
directamente al acto de 'compara un kimono'. Qué ocurre con el clítico "Juan le
compró un kimono a su esposa"? Resulta que no admite la agregación de "pero
finalmente se lo dejó a su amante", puesto que si "Juan le compró a su esposa un
kimono", el kimono está ya en posesión de su esposa.
El ejemplo (36). Se considera el uso del dativo POSESIVO como característico del
español en contraste con el inglés: "Me cortó el pelo" = "He cut my hair"(17). Por
esta razón, las gramáticas escolares enseñan que 'Me' desempeña el mismo papel que
el posesivo inglés 'my'. Ciertamente se utiliza sin falta el clítico para el objeto
inalienable: "Le limpié la cara".
Con un objeto alienable, como 'zapatos' pueden presentarse dos posibilidades (36).
El ejemplo con el clítico (36a) interpreta el objeto como conectado con el cuerpo de
la persona, mientras que sin el clítico parece estar separado. (36a) significa que "yo
limpié sus zapatos cuando Juan los llevaba puestos", y (36b) expresa el acto de
limpiar los zapatos sin presencia de Juan. En realidad (36a) puede referirse al acto
sin que estén puestos por Juan, en cuyo caso envuelve a Juan como beneficiario. Si
se dice (36b) con los zapatos puestos, da la impresión de que lo está haciendo como
si no existiera Juan(18).
Aquí creemos oportuno indicar que el dativo de 'posesión' no significa lo mismo que
el adjetivo posesivo. Veamos un ejemplo de Carmen Laforet (El Piano, 1954)
(39) "Se me está muriendo mi niño..." Rosa dijo esto con suavidad, ya rendida. La
mujer de la sombra se echó a llorar.
Si el clítico significara la posesión en sí, el adjetivo 'mi' sería redundante. En este
contexto, no podemos imaginar otra posibilidad que 'mi' para expresar la inminencia
del suceso. Creemos que 'me' desempeña el papel semántico de [+envuelto] (no de
[+posesivo]). El sentido 'posesivo' que cobra el dativo en ciertos contextos
pertenecerá al nivel pragmático y no al semántico(19).
El ejemplo (37). Con el clítico dativo, la relación entre el objeto deplazado y el
complemento indirecto se hace más estrecha (Demonte 1994a:70-71). Con 'Le', se
17
expresa la escena en la que 'yo' robé las patatas que Juan estaba comiendo, mientras
que 'Robé patatas de Juan', el papel de Juan se retrae y puede no estar en el momento
en que se cometió el robo.
El ejemplo (38). El dativo utilizado con 'ser' o 'resultar' indica la inmediatez de la
experiencia. (38a), con el dativo, se refiere al hecho de que le resulta grande al
probarse la chaqueta, mientras que (38b) con 'para él' no se refiere necesariamente al
acto de probarse, sino puede ser una simple impresión o conjetura.
Hemos venido observando que la función del dativo no es redundante de ninguna
manera, sino que posee un significado muy positivo(20). Se supone que por su
carácter funcional, no informativo, no ha sido objeto de atención en las gramáticas
tradicionales(21). Tradicionalmente no se ha distinguido bien entre el clítico dativo y
el complemento indirecto y se ha agrupado bajo la misma etiqueta de el
'complemento (objeto) indirecto' y 'dativo'. Si admitiéramos la función [+envuelto]
al clítico dativo, a excepción del complemento indirecto, se haría posible una
explicación unificada y coherente.
Debemos, por otra parte, prestar atención al hecho de que la expresión del habla no
refleja exactamente la realidad extralingüística. Se trata de la manera de reconocer la
realidad por parte del hablante, y no de un calco exacto de ella. En la relación
habla-realidad no hay nada absoluto.
3. Sistema y estructura del dativo
En las secciones anteriores, nos hemos fijado en el significado y la función del
dativo. Ahora intentaremos establecer el sistema y estructura de la misma categoría
gramatical.
3.1. Sistema del dativo
18
El clítico dativo, lo mismo que el acusativo, forma un paradigama dentro del cual
alterna según la persona y el número (sección 1.1). Dentro de la construcción
duplicada, sin embargo, el comportamiento sintáctico varía según la persona: la
primera y segunda por una parte (40a), y la tercera por otra (40b):
(40) a. [Me / *φ] escribió a mí.
a'. Me escribió (a mí).
b. [Le / φ] escribió a Juan.
b'. (Le) escribió a Juan.
En (40a) 'Me' es obligatorio, frente a (40b) donde la aparición de 'Le' es opcional, de
lo cual se deduce que en (40a) la alternancia con cero se sitúa en el complemento
indirecto (40a'), mientras que en (40b), en el clítico dativo (40b'). En (40a), el
significado de ME está expresado en el clítico, el cual se refuerza con la añadidura
del complemento indirecto. En cambio en (40b) la referencia de JUAN está en el
complemento indirecto, al cual se añade el rasgo de [+envuelto] por el clítico.
Lo mismo que la primera persona singular puede decirse del plural y de la segunda
persona singular y plural. El caso oblicuo de tercera persona (a él, ella, ellos, ellas),
en cambio, obedece a la regla de (40a)(22). Se concluye que la catáfora de
[+envuelto] se limita a la tercera persona con la referencia no pronominal.
En las construcciones simples tratadas en la sección 1.2, el dativo mismo ya lleva el
rasgo de [+envuelto]. En las construcciones duplicadas de primera y segunda
persona el mismo rasgo se dirige directamente a la referencia ME, sin necesidad de
recurrir a la catáfora de 'a mí'. De modo que la añadidura de 'a mí' no será para
recibir la catáfora de [+envuelto] sino para contrastar o enfatizar la referencia ME.
En la construcción duplicada de tercera persona, el complemento indirecto 'a Juan'
recibe el rasgo de [+envuelto] sólo por la catáfora de 'Le'. Por consiguiente, 'Le' de
(40b) carece de un significado referencial, que posee 'Me' de (40a). Resumiendo,
tenemos el esquema siguiente:
(41) Función del clítico dativo
Persona C. simple C. duplicada
Primera y segunda Referencia Referencia
19
Tercera Referencia Catáfora
Hemos visto que en la construcción simple, el dativo mantiene su función referencial.
En la duplicada, en cambio, varía según la persona. Significa esto un desajuste del
paradigma? Creemos que no. El clítico dativo siempre está dotado del significado de
[+envuelto], con el cual integra todo el paradigma. Solo una parte (tercera persona:
le, les, se) es utilizada para la catáfora dirigida al complemento indirecto. Esto se
debe a que en la primera y segunda personas la referencia es única, mientras que la
tercera persona ofrece un sinfín de referencias menos el hablante y el interlocutor,
con lo cual no puede pertenecer al mismo paradigma.
Podemos hablar de la singularización de tercera persona observada en la
construcción duplicada como una prueba de gramaticalización del dativo catafórico
(véase la sección 1.3). Si la función del dativo fuera referencial, debería cumplir la
concordancia de número. Sin embargo, en el español coloquial está fosilizado en
forma singular, cumpliendo sólo la función de catáfora.
(42) a. A los papás, no les ha dicho nada.
b. No le ha dicho nada a sus papás.
En realidad está bloqueado por la norma y cultura de la sociedad de habla
española(23), pero existe como una fuerza estructural oriunda del mismo lenguaje.
3.2. Estructura del clítico dativo
Se clasifican los verbos que adoptan el dativo como verbos triargumentales en el
marco de la lingüística verbo-céntrica. Hemos visto, sin embargo, que el dativo en
cuestión no conlleva una referencia concreta, sino que simplemente desempeña el
papel de catáfora, de lo cual se deduce que los tres argumentos (nominativo,
acusativo y dativo) no se alinean en el mismo plano. Sería conveniente ver la
estructura como la de sujeto enfrentado al objeto al cual envuelve el dativo.
Si tomáramos la visión de los argumentos verbales, nos veríamos obligados a
clasificar la oración "Le robé patatas a Juan" como estructura triargumental,
mientras que "Robé patatas de Juan" como biargumental. Parece que dicha
20
diferencia semántica es explicable por la diferencia argumental. El verbo
triargumental exigiría la existencia del 'paciente' en forma de dativo, mientras que el
sintagma nominal 'patatas de Juan' nos ofrece la interpretación de 'pertenencia' de
'patatas' a 'Juan' por la forma de la preposición 'de'. No habría ninguna contradicción
en este ejemplo. En realidad, tanto la teoría de argumentos verbales como la nuestra
dicen lo mismo, en cuanto se considera 'le' como elemento provocador del cambio
de significado.
Sin embargo, deberíamos tener presente que el verbo 'robar' es siempre biargumental
en ambos casos. El dativo se expresa cuando se necesita la información del 'paciente'
de manera adicional. Es decir, el dativo no es un elemento tan necesario como para
construir el argumento verbal.
La teoría de argumentos verbales no podría explicar la diferencia semántica entre
"Le dije la verdad a Juan" y "Dije la verdad a Juan", puesto que los dos
pertenecerían a la misma estructura triargumental. Deberíamos admitir un rasgo
específico para el dativo 'le'. Lo mismo puede decirse del ejemplo: Le / φ eché agua
al coche(38).
Los defensores de la teoría de argumentos verbales analizarían de la misma manera
'a Juan' y 'Le' que aparecen en una pregunta y costenstacio/n como: "Cuándo
escribiste a Juan? -- Le escribí ayer". Para nosotros, el complemento indirecto 'a
Juan' y el dativo 'Le' no constituyen el mismo paradigma alterable, sino que los dos
están en relación sintagmática. No son intercambiables en el mismo contexto. Esta
es, precisamente, la razón de hacerlos pertenecer a categorías distintas: el
complemento indirecto y el clítico dativo.
Es cierto que la diferencia semántica entre (35a) y (35b) es explicable desde el punto
de vista argumental. Pero nos preguntamos por qué 'Le' significa RECEPTOR y
'para', BENEFICIARIO. La interpretación argumental, para nosotros, no es más que
una descripción, sin llegar al nivel de explicación. Qué conocimiento de la lengua se
obtiene por medio de la especificación argumental de los verbos descrita en el
lexicon?
Creemos que para explicar los fenómenos gramaticales, si rechazáramos una
relación puramente arbitraria entre la forma y el significado, deberíamos aceptar las
tres condiciones siguientes:
21
(43) a. Condición de identidad. En los distintos usos de la misma forma, existe un
principio que los explica de manera coherente. En cambio, si la forma varía, varía
también el significado.
b. Condición de paradigma. El paradigma debe ser completo. Los elementos
pertenecientes al mismo paradigma comparten rasgos comunes.
c. Condición de sintagma. Existe una similitud estructural entre la estructura
sintáctica y la semántica.
(43a) Ante varios sentidos o varias funciones correspondientes a una misma forma
(palabra, estructura o categoría), no debemos atribuirlos a una casualidad
homonímica, excepto el caso claro de la verdadera homonimia. Los hablantes
nativos no tienen consciencia de su polisemia y no podemos pensar en el proceso de
adquisición de los niños de aprender todas las variaciones de sentido y funciones tal
y como se presentan. Por otra parte, no puede haber una perfecta sinonimia entre las
dos formas distintas, incluso entre las dos formas aparentemente parecidas. Por
medio de algunos 'reactivos' lingüísticos se hacen patentes sus diferencias
estructurales y semánticas. Por último, las dos estructuras parecidas que contienen
dos elementos comunes poseen unos significados y/o funciones no idénticos pero
similares. Esta condición de identidad se toman en consideración en el primer paso
de cualquier análisis lingüístico: identificación de la unidad lingüística.
(43b) Cuando distintas unidades forman un paradigma, el paradigma debe estar
dotado de sistematicidad. Si falta un elemento, debe suplirse; y si sobra otro, debe
suprimirse. El paradigma tiende a estar completo y perfecto.
(43c)La relación entre las estructuras sintácticas y las semánticas de los elementos
en secuencia no debe ser arbitraria. Debe haber alguna relación similar razonable
entre las estructuras.
Siguiendo estas tres condiciones del análisis lingüístico, sugerimos la propuesta de
considerar el clítico dativo como manifestación de [+envuelto]. Los distintos
sentidos correspondientes a una única categoría, es decir, el dativo, son sentidos
derivados de un único significado [+envuelto]. La existencia de 'le' origina este
significado, delicado pero claramente deducible. La relación formal sintagmática
entre el dativo clítico y el complemento indirecto calca la función de atraer la
22
estrucura, la que sin el clítico sería un simple adjunto ('a' + sustantivo), a la categoría
de complemento indirecto.
Ahora, fijémonos en el adjunto ('a' + sustantivo). Si pensáramos que algunas veces
un mismo adjunto puede ser un complemento indirecto interno ("Dije la verdad a
Juan"); y otras veces un adjunto externo ("Voy a Madrid), nos equivocaríamos al
inflingir la condición (43a). Sería más coherente considerar la función constante de
la preposición 'a' como DIRECCIÓN. En el contexto de la construcción duplicada,
con la ayuda del clítico, el adjunto de DIRECCIÓN se convierte en un complemento
indirecto (véase la condición 43c).
Si nos limitáramos a describir alguna palabra, categoría (paradigma) o sintagma
(estructura), adscribiéndoles unos determinados significados o funciones sin más, no
podríamos evadir la arbitrariedad del análisis. Se necesitaría una relativización
apoyada por las condiciones semántico-estructurales arriba mencionadas (43).
En realidad, existen unas estructuras argumentales incorporadas en cada verbo? En
la descripción lingüística en general está reconocida la estructura argumental, o
valencia verbal, pero presentamos aquí algunas dudas respecto a ellas:
(44) a. Deben tener los nativos un conocimiento completo de estructuras
argumentales de cada verbo? Aprenden de momoria los niños para cada verbo las
respectivas estructuras argumentales?
b. Cuando un mismo verbo presenta estructuras argumentales distintas, genera
polisemia? Los nativos deben adquirir las relaciones entre estas estructuras y el
significado?
(44a) Reconocen los niños todas las estructuras argumentales de un sinfín de
verbos? Deben aprenderlas de memoria los estudiantes extranjeros cuando aprenden
la forma y el significado de cada verbo? Creemos que no. Los niños pueden
equivocarse en la elección del léxico y en la morfología nominal y verbal, en su
proceso de adquisición de la lengua; pero curiosamente manejan con acierto las
relaciones semánticas del verbo. Los estudiantes de la lengua extranjera saben
perfectamente qué verbo necesita qué elementos 'argumentales', a pesar de que se
pueden equivocarse en la elección de preposiciones. Esto no se limita a unos
determinados verbos, sino que es observable en casi todos los verbos aprendidos.
23
Por otro lado, se sabe que en el habla del paciente de la afasia gramatical debida a
las deficiencias mentales del cerebro, se reconocen faltas de relaciones semánticas
del verbo. Si el argumento verbal estuviera incorporado individualmente en cada
verbo, podría ocurrir un desorden casual específico en determinados verbos. La
realidad es que se falla todo el manejo de las relaciones semánticas verbales en
general.
Es bien sabido que los estudiantes extranjeros utilizan el diccionario casi
exclusivamente para saber el significado del verbo. No suelen tener interés ni en la
distinción entre transitivo e intransitivo. Al contrario, si un profesor voluntarioso se
obstinara en enseñar los argumentos verbales de cada verbo, les haría perder de vista
la estructura general de la sintaxis verbal.
No creemos que la estructura argumental esté especificada en la estructura
lingüística de cada verbo. No parece que describir todas estas estructuras
argumentales en todos los verbos en el léxicon sea una solución muy atractiva,
puesto que el léxico --en nuestro caso el verbo-- es una unidad productiva por
naturaleza.
Veamos ahora la situación de unos verbos que se supone tienen pluralidad de
estructuras de argumentos. Tenemos un ejemplo esclarecedor: 'decir'.
(45) a. Dije la verdad. (biargumental)
a'. DECIR
a". exponer, declarar,
b. Dije la verdad a Juan. (triargumental)
b'. DECIR A
b". comunicar, transmitir.
Según la posición, que admite pluralidad de estructuras argumentales, la
diferencia de estructura sintáctica (44a,b) se relaciona directamente con la del
significado (44a",b"). Según nuestra intuición, tanto (44a) como (44b)
significan lo mismo y la diferencia del sentido (44a",b") se debe a la derivación
contextual.
Entonces, por qué en 'comer' se reconoce el AGENTE y el OBJETO, mientras
que en 'regalar' el AGENTE, el OBJETO y el RECEPTOR. A nuestro modo de
ver, se trata de la Lógica (universal), y no es cuestión de la Lengua particular.
24
Para el acto de COMER, se suponen dos operantes: el que come y lo que se
come. Para el acto de REGALAR, es necesaria la existencia de los tres
operantes mencionados. Es cuestión de Lógica, y la Lingüística no debe
necesariamente seguir su norma. Veamos los ejemplos extraídos de nuestro
corpus:
(46) a. (...) le regalaremos unas cajas de chocolatinas (495:9)
b. (...) y allí las regalan en todas partes. (221:18)
c. Premie usted, regale, rife. Haga esta sencilla operación (...) (703:65)
Es cierto que en (45a) observamos los tres operantes completos. En (45b), sin
embargo, falta el RECEPTOR, y en (45c), faltan tanto el RECEPTOR como el
OBJETO. Si adoptáramos la teoría argumentalista, deberíamos reconocer
elipsis en los últimos dos casos (45b,c). Entonces, qué elementos se han
suprimidos? Habrá un razonamiento convincente para restaurar lo que no es
reconocible en el contexto? Si el razonamiento se basara en la teoría
argumentalista, todo se volvería circular.
Según nuestra posición, los argumentos que se suponen aparentemente exigidos
por el verbo son los que exige la Lógica. Los niños que han adquirido el poder
de la Lógica normal, no aprenden caso por caso los argumentos verbales, sino
que se comportan de acuerdo con la operación de la Lógica universal. Los
pacientes que han perdido el razonamiento lógico pierden uniformemente todo
el poder de operación semántica del verbo y no de algunos verbos específicos.
Se reconoce en la Lógica una universalidad a través de las lenguas. Por esta
razón, se observan unos procesos similares tanto en la sociedad española como
en la japonesa. Por ella, los estudiantes extranjeros, sin aprender caso por caso
las estructuras argumentales, adquieren el uso de operantes más o menos
adecuados en el contexto(24).
La estructura lingüística se encuentra en relación orgánica con la estructura
lógica de la Lengua natural, lo cual no significa que una sea lo mismo que la
otra. Los argumentos que requieren la Lógica no deberían necesariamente ser
utilizados por la Lengua, si no es necesario en la pragmática de la lengua. Por
consiguiente, los argumentos no constituyen unos elementos imprescindibles
para cada verbo. Ni mucho menos podemos adoptar la opinión de que el
25
hablante posea un diccionario que contenga la constitución de los elementos
necesarios para cada verbo. Creemos que lo que parece aparentemente
necesario viene de la Lógica universal y unos requerimientos de la Pragmática
individual.
4. Conclusión
Hasta el momento hemos venido presentando distintas teorías e
interpretaciones respecto a la construcción simple y a la duplicada del dativo.
Este estudio no se propone refutar o negar algunas de ellas. Todas las opiniones
nos parecen correctas. Incluso la posición de ver una homonimia parece
correcta, en el sentido de que la aparición del dativo puede no cambiar nada en
la realidad extralingüística referida. La teoría del énfasis y la clarificación
explica bien la función del complemento indirecto. Por la explicación estilística,
sabemos que el clítico dativo incorpora el complemento indirecto a la
estructura interna del verbo, por lo cual se generan unos sentidos subjetivos. La
teoría de la estructura léxica conceptual, la localista y la del aspecto 'télico' han
venido resolviendo los problemas semánticos de dicha categoría.
Sin embargo, si buscamos una explicación unificada, tanto para la construcción
simple como para la duplicada del dativo, la encontramos en el significado
[+envuelto] reconocido en el clítico dativo. Las diferencias semánticas
discutidas en las opiniones anteriores pueden ser reducidas en este significado
prototípico.
Con el prototipo establecido, se vuelven explicables distintos sentidos
reconocidos en las construcciones duplicadas. No podríamos saber el porqué
del estilo natural en la duplicada y del estilo formal en la simple enfocándonos
sólo en la opocición [le / φ], puesto que la forma 'le' en sí no conlleva un rasgo
estilístico. Es por medio del rasgo [+envuelto] uniformemente reconocible en el
clítico, por el que se explica el cambio estilístico(25).
26
Respecto a la teoría informativa de Yamashita (1986), la razón por la que
carece de valor la construcción simple (A quién le preguntamos?), la
encontramos en el hecho de que 'le' conlleva siempre el significado de
[+envuelto], es decir, especificado en el contexto y pierde el valor de nueva
información.
La mera presentación del proceso de complementación del adjunto no
explicaría el porqué de tal proceso. Estamos de acuerdo con Demonte (art.cit.)
y Cifuentes y Llopis (op.cit.) en admitir el rasgo [+envuelto] en los verbos
triargumentales. Proponemos extender la aplicación del mismo rasgo a todos
los usos del dativo en general.
Creemos haber contestado a las dos cuestiones presentadas al principio de este
estudio (2a,b). Respecto a la última cuestión (2c), el porqué de la frecuencia
preferente del dativo duplicado respecto al acusativo, será contestada por la
razón de que el rasgo del [+envuelto] es del dativo por excelencia(26).
Se plantea de nuevo la cuestión fundamental: por qué el adjunto de 'a', a
excepción de otras preposiciones se relaciona únicamente con el dativo? Aquí,
por falta de espacio, nos limitaremos a contestar que el significado de la
preposición 'a' (DIRECCIÓN) se adapta bien al significado del dativo
(ENVUELTO)(27).
Las gramáticas tradicionales y escolares han venido tratando la construcción
duplicada en forma de (47a), con la visión paradigmática del dativo y
complemento indirecto. Por esta razón llaman al último un 'elemento
superfluo'. En este estudio nos hemos fijado más bien en el dativo clítico (47b).
(47) a. Le dije la verdad [a Juan / φ].
b. [Le / φ] dije la verdad a Juan.
Es cierto que la existencia de 'a Juan' clarifica el sentido de 'le' y parece que se
añade para evitar la ambigüedad(28).
Sin embargo, como hemos visto, 'a Juan' se interioriza en la frase verbal con la
intervención del dativo, lo cual significa que no constituye ningún elemento
superfluo o redundante. Esto es demostrable por la no naturalidad de la
interposición de una pausa como: "Le dije la verdad, ... a Juan". Para nosotros,
27
'a Juan' no se agrega por énfasis ni por aclaración, sino que desde el principio
existe en la estructura semántico-sintáctica.
En este estudio hemos venido demostrando que el clítico dativo, uno de los
elementos característicos de la lengua española, no es un elemento superfluo,
sino que desempeña una función sintáctica de la manera siguiente:
Clítico dativo + 'a' sustantivo >> complemento indirecto
Este esquema demuestra que el adjunto 'a Juan' no constituye un complemento
indirecto en la oración "Dije la verdad a Juan". En la enseñanza de la
gramática española, podríamos explicar que 'a Juan', del caso anterior, es
complemento indirecto, pero exterior. Junto con el dativo se convierte en un
complemento indirecto interiorizado. De modo que el dativo y el complemento
no están en relación paradigmática. Están más bien en la sintagmática, en la
que se apoyan uno en el otro en la estructura duplicada.
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Roegiest, Eugeen. 1983. "Funciones sintagmáticas de las preposiciones
españolas 'a' y 'de'. Gramática casual y gramática relacional", Lingüística
Española Actual, 5, 29-56.
Roldán, Mercedes. 1972. "Concerning Spanish dative and possesives",
Language Sciences, 21, 27-32.
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sistemas gramaticales", Voz y Letra, 1, 53-67.
Solé, Yolanda R. and Carlos A. Solé. 1977. Modern Spanish syntax. A study in
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Strozer, Judith. 1978. "On the so-called 'dative of interest'", Hispania, 61/1,
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español" (en japonés), Gengo-Chiiki-Bunka Kenkyuu. Univ. de Estudios
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Ueda, Hiroto. 1989-97. Análisis lingüístico de obras teatrales españolas.
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Linguistics. Washington D. C.: Georgetown Univ. Press.
1. Agradezco a Toshihiro Takagaki, Noritaka Fukushima, Antonio Ruiz Tinoco
e Inmaculada Martínez su amabilidad de siempre, por leer el borrador de este
artículo, ofrecerme comentarios muy útiles, y corregir el estilo de mi español.
2. Tradicionalmente 'dativo' (le) pertenece a una categoría morfológica,
mientras que el 'complemento indirecto' es cuestión de estructura sintáctica. De
modo que tanto 'le' como 'a Juan' pueden cumplir la función sintáctica de
complemento indirecto. De ahí viene la igualación, a nuetro modo de ver,
equivocada de estas dos categorías distintas. Sería conveniente proponer un
término para referirnos a la función de 'le', pero ya que tenemos un término
tan adecuado como 'clítico', lo seguiremos utilizando.
3. Roca (1996) discute la similitud entre la relación acusativo-complemento
directo y artículo-sustantivo, de una parte; y la de dativo-complemento
indirecto y concordancia sujeto-verbo, por otra. Es cierto que los últimos dos
pares concuerdan en persona y número, pero es bien conocido --y ahora lo
veremos-- el desacuerdo numeral entre el primero del último par
(dativo-complemento indirecto) en la misma oración: "Le he preguntado a
cuarenta personas". Por lo tanto, sería algo forzado considerar el dativo como
'morfema de concordancia de objeto'.
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4. Fukushima (comunicación personal) nos ofrece los datos siguientes: "Dígale
a los hombres que lleven el cadáver al sótano" (C. Fuentes. Los días
enmascarados); "Habrá que mandarle algo a esos negros para que puedan
comer, por ejemplo, los cubiertos que ya no usamos" (Cambio 16). El siguiente
es un ejemplo recogído últimamente por nosotros: (...) Al fin y al cabo Kant,
uno de los pensadores al parecer más difíciles, señaló que aquello que le
importa a la Filosofía es lo que le importa a todos y a cada uno de los hombres.
(Gaceta Complutense, 24 de marzo de 1998). Desde que ingresó, los médicos del
centro dieron muy pocas esperanzas de vida y le dijeron a los padres que la
evolución del niño era mala. (El Mundo. Madrid, 3 de enero de 1998, p.2)Estos
ejemplos demuestran que la singularización del dativo está arraigada no
solamente en el español coloquial, sino también en el estilo culto del español
moderno.
5. En nuestro corpus encontramos unos ejemplos como:
a. Tenía el presentimiento de que volvería a mí. (277:57)
b. Sí, arrojas la muleta con fuerza y vuelve a ti. (414:49)
6. Sin embargo, nos suena un poco forzada esta construcción. Sería igualmente
"Se lo venderé a Juan".
7. Víctor Érice (dir.) EL Sur.
8. El ejemplo siguiente demuestra la concatenación de complemento indirecto y
adverbio de 'dirección' (Roegiest, 1983:34):
a. Pensé si lo mandaría al señor Freud, a Viena, pero el sabio vienés se había ya
puesto enfermo (S. Arbó)
El hecho de que 'al señor Freud' y 'a Viena' estén en aposición es fácil de
admitir por la existencia de coma y por el significado mismo de la oración. La
relación apositiva favorece la interpretación homóloga coordinada del
complemento indirecto y el adverbial.
9. Véase un ejemplo recogido por Roegiest (1983:34):
a. El Paquirri (...) le llevaba a su padre los trastos de tocar a la Bota. (F.
Candel)
10. Cf. Antón Pérez (1989-90) y Demonte (1995).
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11. Bull (1965:258) lo explica desde el punto de vista histórico: "Six Latin
functions, (...), have been reduced to three, (...). Modern Spanish has only three
cases: the nominative él, the accusative lo, and a third, le, which can only be
described as the case of the involved third entity. It is proposed, consequently,
that it be called the case of involvement."
12. Alarcos Llorach (1994:292) compara las dos construcciones siguientes:
a. Puso dos cerraduras a la puerta.
b. Puso dos macetas a la puerta.
Para el autor, (a) representa un 'objeto indirecto', mientras que (b), un
'adyacente circunstancial'. Difieren en que en (a) se pronominaliza por 'le',
mientras que en (b) por 'allí'. Sin embargo, a nuestro modo de ver, como
también (a) admite el adverbio 'allí', el factor decisivo será sólo la
pronominalización por 'le'. Para nosotros tanto en (a) como en (b) las frases de
preposición son adverbiales. Cuando se antepone 'le', (a) se convierte en una
construcción dativa.
De todos modos, la sustitución por 'allí' será más natural cuando se supone el
adjunto en forma de 'en' (en la puerta), mientras que 'a' (a la puerta) exigirá
normalmente el dativo 'le' (comunicación personal con Inmaculada Martínez).
13. Los ejemplos que tratamos aquí han sido elegidos sólo para demostrar la
función del dativo. Por lo tanto, no constituyen necesariamente un par mínimo
sintáctico. Nos será suficiente ver la aparición del dativo, dotada del significado
aquí supuesto.
14. Los datos son de Fukushima (comunicación personal). cf. NHK.
Conversación Española (1996/8:88).
15. Por lo tanto, si el complemento directo es 'gasolina' o 'aceite', se utilizará el
clítico: "Le eché [gasolina / aceite] al coche", mientras que si es 'flores', se
evitará: "Eché flores al coche (de los novios)". Ante el par mínimo (a,b),
Antonio Ruiz Tinoco (comunicación personal) dice, "En (a) me imagino que les
estoy poniendo agua en un recipiente adecuado para que beban cuando quieran,
pero en (b) parece que los estoy regando con una manguera."
a. Les echo agua a los cerdos.
b. Echo agua a los cerdos.
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16. El típico complemento indirecto es una PERSONA. Sin embargo, como
ocurre en los ejemplos citados, cuando se reconoce el carácter ENVUELTO, se
interioriza en forma de complemento indirecto. Sin el carácter ENVUELTO, no
se activa el proceso de interiorización:
a. Le sacaron una foto al niño.
b. ??Le sacaron una foto a la casa.
c. Sacaron una foto de la casa.
La 'casa' del ejemplo (b) no se siente envuelta del acto de la fotografía, de modo
que no requiere el clítico dativo. Los ejemplos son de Antonio Ruiz Tinoco
(comunicación personal).
17. cf. Roldán (1972), Sato (1973),Strozer (1978),Miyamoto (1984),Ezawa
(1989).
18. Silva-Corvalán (1992:60) hace unas observaciones interesantes:
(i) a. Le arreglé la corbata a Juan; (no hizo bien el nudo).
b. Arreglé la corbata de Juan / su corbata; (*no hizo bien el nudo).
En este caso, a diferencia del caso de 'zapatos', se supone que la corbata está
siempre puesta. La autora explica que con el clítico el complemento indirecto se
convierte en un 'participante relativamente activo'. A nuestro modo de ver este
fenómeno también es explicable por el rasgo [+envuelto] propio del clítico
dativo. Véase también una observación parecida de Goldin (1972:379):
"Specifically, sentence (iia) implies that the garment under consideration was
on Jane when Dick [sic. Richard] saw it; (iib) does not imply this".
(ii) a. Ricardo le vio la braga a Juana.
b. Ricardo vio la braga de Juana.
19. En general se admite que se prefiere el artículo determinado al adjetivo
posesivo cuando el contexto nos indica el poseedor (Butt and Benjamin,
1994:96): "Sacó el pañuelo del bolso". Específicamente cuando aparece el
clítico dativo, se considera agramatical usar el posesivo (Demonte 1995:26):
"Le robaron *su / el libro a María".Sin embargo, encontramos algunos
contraejemplos a esta regla en nuestro corpus lingüístico (Ueda, 1989-97).
Veamos ejemplos de 'quitar':Tirando el puro y quitándose su bata. (283:41) //
Quién es usted para quitarnos nuestro pan y causarle la muerte a la negra?
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(566:53) // Acaso el amor es siempre una cosa un poco brutal. No sé, Ana, si al
construir ese mundo de libertades y experiencias y cautelas razonables que
decimos que dan sinceridad al amor... le quitamos su verdadera naturaleza, que
es la violencia... (680:41)
20. Kliffer(1973:102-109)は与格接語を para, en, de の前置詞句と比較している.
a. Abre la puerta para tu papá.
a'. Ábrele la puerta a tu papá.
b. Me encanta Borges porque le descubrí una maravillosa ironía.
b'. Me encanta Borges porque en él descubrí una maravillosa ironía.
c. A qué biblioteca le sacaste ese libro?
c'. De qué biblioteca sacaste ese libro?
Kliffer は与格接語にある[+affect]という特徴をもって,対応する前置詞句との
違いを説明している.たとえば,a'の para は単なる「利益者」(beneficiary)を示し
ているのに過ぎないので,次のような例では para 句は使えない.Tu papá está en
la cama porque cogió frío; por favor, no le abras la ventana. b で le が使われる
のは,話し手と Borges の間にある種の親密性(closeness)があるときだという.c の
「図書館」は本が引き出されたことの影響を受けている場所を示すのに対し,c'で
は単に本が引き出された場所を示しているにすぎない.
これらの観察は基本的に正しいと思われる.筆者が与格接語に[+affect]ではな
く[+involved]という意味特徴を認めるのは,話し手の主観ではなく,彼による事態
の把握の仕方を重視するためである.また,厳密に言うならば,与格接語は para,
en, de の前置詞句とパラディグマティックな交替関係を作らない.その関係を作る
のは a 前置詞句の方である.
21. En cambio compartimos las opiniones presentadas por Escavy Zamora
(1987:141), Roca(1996) y Tokunaga (1997).
22. Los ejemplos siguientes son de nuestro corpus.
a. Pídele consejo a él, por lo menos. (704:67)
b. Sería como venderlo a él. (43:13)
c. Yo te presentaré a él. (763:62)
En (a) observamos el clítico dativo, frente a (b,c) que carecen de él. Parece
que el clítico de la tercera persona no es necesariamente un elemento
obligatorio.
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23. Veamos la explicación de Selecciones Reader's Digest (México, 1997,
abril:60): "Incorrecto: "No le ha dicho nada sus papás. Correcto: No les ha
dicho nada a sus papás. Lo que determina el género y el número de un
pronombre es el nombre al que sustituye o al que se refiere. En esta oración, el
pronombre le se refiere a papás y, por tanto, debe ir en plural: les. Estaría bien
decir le si se refiera a un nombre singular, como en No le ha dicho nada a su
papá."
24. Naturalmente una lengua dada posee sus propias estructuras específicas, y
el significado del verbo no determina todas las estructuras sintácticas. Sin
embargo, para comprender las estructuras de una lengua extranjera, no es
suficiente fijarnos en la estructura sintáctica. Se necesita la capacidad normal
de la lógica, lo cual es comprensible por la comparación con el ordenador
carente de ella que trata de analizar sintácticamente unas determinadas
oraciones.
25. Es curioso observar que en otros contextos la cortesía y formalidad se
produce por las formas y extructuras más largas. Véase, por ejemplo, Ueda
(1993).
26. Torrego (1995) relaciona la duplicación acusativa con la existencia de la
preposición 'a':
a. [*La / φ] empujaron la mesa.
b. [La / φ] empujaron a la niña.
Nos preguntamos el porqué de 'a'. No se trata de la descripción sino de la
explicación. Creemos que tanto la aparición de la preposición 'a' como el
proceso de duplicación se deben al rasgo esencial del clítico dativo [+envuelto].
27. Lo mismo ocurre con la preposición inglesa 'to' en el 'Dative shift':
a. I sent the book to John. (cf. Envié el libro a Juan)
b. I send John the book. (cf. Le envié el libro a Juan).
28. Véase Gili Gaya (1961:231):"Cuando siguen al verbo los complementos
nominales o pronominales tónicos, pueden tener carácter especificativo, como
determinación del concepto representado por el pronombre átono: en les
ataban las manos a los prisioneros tan dativo es les como los prisioneros, pero el
segundo determina al primero y precisa su signifcado." (subrayado nuestro).
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Por otra parte, Marcos Marín (1978:77) trata el clítico dativo como "auténtico
objeto indirecto", y el complemento indirecto como "uso expletivo, o enfático, o
aclaratorio, duplicado o redundante".
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