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MEDIOS COMUNITARIOS CATÓLICOS Y CAMBIO SOCIAL
ESTUDIO DE CASO: FM LA 96. LA VOZ DE CAACUPÉ
GT12: Comunicación para el Cambio Social
Autora: María Isabel Gatti
Facultad de Ciencias Sociales, Políticas y de la Comunicación
Departamento de Sociología. Universidad Católica Argentina
[email protected]
Resumen
El presente trabajo se encuadra en una investigación más amplia que busca
caracterizar los medíos de comunicación católica en América Latina y Caribe,
mirando con mayor interés los aportes que estas experiencias han concretado
en cuanto a la transformación social.
La propuesta metodológica consiste en analizar la experiencia de la FM La
96, la voz de Caacupé como un caso para caracterizarla, particularmente, bajo
el aspecto de su compromiso con el cambio social. De igual modo, busco se
evidenciar los paradigmas comunicacionales que han articulado las prácticas
comunicativas de este medio y cuanto el componente religioso ha incidido en
este encuadre. El abordaje propuesto es transdiciplinar.
Introducción
La presente propuesta de investigación nace en el ámbito de las Ciencias de la
Comunicación desde la perspectiva donde se vincula la comunicación con la
cultura, específicamente en su reflexión sobre todos los procesos que se
denominan como: Comunicación Comunitaria, Comunicación
alternativa o
Comunicación para el desarrollo, áreas que hoy se expresan en una definición
de campo que puede sintetizarse en: Comunicación y cambio social
La naturaleza epistemológica propia de las Ciencias de la Comunicación invita a
mirar los objetos de estudio propios de las mismas desde una perspectiva
transdisciplinar. Estos espacios teóricos utilizan como base desarrollos de la
Sociología,
la Antropología
o la Lingüística
para sostener
las propias
consideraciones.
Los estudios que he realizado hasta la actualidad han generado mi interés sobre
este ángulo de trabajo. El aporte de los estudios culturales ingleses, en el
pensamiento de Stuart Hall y Raymond Williams
y de sus
referentes
latinoamericanos: Jesús Martín Barbero y García Canclini; los aportes Daniel
Prieto Castillo, Paulo Freire, Alcira Argumedo, Margarita Graziano y Francisco
Gutiérrez. Desde la perspectiva de la Sociología de la religión, René de la Torre,
me ha aportado una importante perspectiva para abordar las temáticas religiosas
católicas.
El tema que deseo trabajar es: Experiencias de Comunicación Católica en
América Latina y Caribe. En el presente trabajo, he seleccionado como caso de
este gran ámbito, a la “FM 96, La voz de Caacupé”. El interés en este tema
nace desde varias perspectivas. Por lo pronto, es un tema poco trabajado
académicamente,
en
forma
integral,
en
Hispanoamérica.
Encontramos
experiencias analizadas en varias investigaciones, pero poniendo el énfasis en
lo comunitario y popular, etc. No se ha analizado suficientemente
el
componente religioso que en países como Colombia, México o en los sectores
populares de todo el continente, posee una gran incidencia. En Brasil, en
cambio, teóricos de la comunicación de gran relevancia como Ismar de Oliveira
Suarez y José Marquez de Melo, han alentado estudios más amplios sea desde
lo comunicacional propiamente dicho que desde lo sociológico. En idioma español
en cambio, se pueden consultar artículos puntuales, no he encontrado hasta
el
momento,
producciones
que
engloben
las diferentes formas de
comunicación posibles en el espacio católico, ni que den cuenta de la pluralidad
de actores que conforman este campo.
Visibilizar las Experiencias de Comunicación Católica, bajo la angulación del
cambio social, puede
ser
un
aporte
de
relevancia
para
la
necesaria
construcción multiactoral, que esta perspectiva supone.
Finalmente, considero que el conocimiento que pretendo sistematizar puede
aportar una mirada más amplia sobre los sistemas religiosos en su vinculación
con el ámbito de las prácticas culturales particularmente en el campo donde
confluye el sistema configurado por lo mediático, lo religioso y el cambio social.
Algunas preguntas, algunas respuestas
La Iglesia Católica en América Latina es una institución de innegable
relieve en la conformación de su impronta cultural. Por este motivo, me
interesa
comenzar
a conocer, partiendo desde uno de sus aspectos: Las
experiencias de comunicación católica, como se ha dado la articulación de lo
religioso y su materialización en las prácticas culturales vinculadas a la temática
de referencia y como se relaciona todo esto con los diversos modos en que se
configura la identidad católica y su vinculación con el cambio social.
Muchos autores trabajan sobre la importancia de los medios de comunicación de
masas, uno de los más lúcidos en Latinoamérica, Jesús Martín Barbero (1991)
sintetizando el núcleo de sus reflexiones afirma: “Mis consideraciones acerca
de los medios de comunicación enfatizan el papel que éstos desempeñan en
los cambios culturales y la envergadura antropológica de los cambios producidos
por la comunicación. Es decir, tal y como indica el título de mi libro, De los medios
a las mediaciones, intento pensar no sólo los medios sino también los fines:
cómo están cambiando los modos de constitución y reconocimiento de las
identidades colectivas y la incidencia en la reconstitución de éstas tanto
de los medios como de los procesos de comunicación”. Por este motivo
es relevante explicitar las lógicas que articulan los medios católicos en la
región.
Por otra parte, también Niklas Luhmann, (1993) da un enorme relive al sistema
que configura lo comunicativo en la articulación social, considerando este
espacio como un sistema autónomo, al igual, que la política y que la economía.
Luhmann entiende la comunicación como producción de sentido, excluyendo las
cuestiones psicológicas o de tecnología. Este autor postula (2009) que el papel
que tuvo la religión en la constitución de la sociedad, hoy lo tienen los medios de
comunicación, por esto considero relevante integrar esta mirada para evaluar
cómo se articulan estas dimensiones en las experiencias a trabajar.
La propuesta de investigación consistirá en responder cómo los marcos
institucionales, los discursos sociales y la interacción con el conjunto social han
operado en las diversas experiencias de comunicación que se adscriben a la
identidad
católica,
con
especial
atención
a
aquellos aspectos que han
potenciado o perjudicado su accionar, su subsistencia y compromiso con el
cambio social.
Para poder sistematizar, comprender y elaborar la información recabada con la
presente investigación, por la naturaleza de mi objeto de estudio he adoptado un
abordaje que supone un: “…atravesamiento de métodos, en la cual se mezclan y
reconfiguran lógicas, categorías, teorías y diseños
denominamos
como
transmetodología”
metódicos,
Maldonado
Gomez
es
lo
que
E. (2013). La
transdisciplina supone un desafío heurístico para poder dar cuenta de la
complejidad propia de los objetos de estudio vinculados a los medios de
comunicación social. Adscribo a esta mirada y en mi trabajo estarán presentes
aspectos vinculados a la sociología, antropología y la mayor sistematización.
Objetivos
Objetivo general:
Caracterizar FM 96, la voz de Caacupé
en los aspectos que constituyen su
identidad, en particular, su opción por el cambio social.
Objetivos específicos
1) Reconstruir la historia del medio a analizar para evidenciar los hitos de
identidad que lo han conformado.
2) Reconocer los
paradigmas comunicacionales que han articulado las prácticas
socioculturales del medio de referencia.
3) Caracterizar
el
medio
según
su
ubicación
geográfica
y
proveniencia
institucional, dentro de la misma Iglesia Católica.
Marco teórico
Propongo que el marco conceptual se sustente en 4 pilares.
1) Por una parte, una noción de comunicación vinculada a la cultura. Para poder
hacerlo, seguiré a Jesús Martin Barbero. Este autor fue el primero en explicitar
un cambio de paradigma fundamental en el corpus que hoy distinguimos
como
Ciencias
estas
de
la
Comunicación.
Históricamente,
los
estudios
en
disciplinas miraban “que hacían los medios con la gente” y es desde allí que
nace en la década del ´50, el gran desarrollo del marketing y todas las
técnicas asociadas al control social. La década del ’60 impulsó desde la
realidad de América latina, lo que se llamó Teoría de la dependencia. En
comunicación los referentes más relevantes son Héctor Schmukler y Armand
Mattelard (1983), sin embargo, aquí desde otro lugar ideológico, se siguió
sustentando la misma matriz de análisis y pensamiento.
Con el correr de los años, desde varios lugares se fue demostrando la limitación
de esas explicaciones, pero considero que Jesús Martín Barbero (1987) con su
obra: “De los medios a las Mediaciones” es él que invierte definitivamente la
lógica funcionalista de los primeros estudios y comienza a mirar los procesos
comunicativos desde el receptor, desde lo “que hace la gente con los medios”.
Martín Barbero (1993) define la comunicación como “…una urdimbre de
significaciones, esto quiere decir procesos de construcción y apropiación de
los sentidos de la vida cotidiana...”. La comunicación como problema nace por la
irrupción de los medios masivos, y por esto, durante muchos años se estudió
como eran sus sistemas de producción y propiedad o de qué manera nos
manipulaban. Jesús Martín Barbero en cambio, estudiando las formas en que las
personas incorporaban los discursos de los medios en su vida cotidiana, pudo
verificar cuanto las diversas formas de “leer” no estaban tan “manipuladas”.
Comunicación como “trama” será la metáfora que utilizaré para comprender
procesos y productos en las experiencias de comunicación católica. Este
concepto me permitirá mirar la comunicación desde la cultura, sin determinismos
sino como un conjunto de relaciones que van componiendo una significación.
2) La segunda noción que considero fundamental es el concepto de experiencia.
Lo utilizaré para correrme de considerar la comunicación sólo como medios
de comunicación, ya que el medio de comunicación, es una consecuencia, un
fin, un proceso; un discurso social que ha generado prácticas culturales a
desentrañar. A estos fines, propongo las definiciones de Raymond Williams
(2003), cuando define experiencia como: “Conocimiento reunido sobre los
acontecimientos pasados, ya sea mediante la observación consciente o por la
consideración y reflexión y un tipo particular de conciencia, que en algunos
contextos puede distinguirse de la “razón” y el “conocimiento”1.
Rescato la
categoría experiencia para subrayar la necesaria vinculación con el ámbito
sociocultural donde los hechos ocurren como una posibilidad de reflexionar por el
camino emprendido en las diversas alternativas que ofrece el devenir social. Al
referirme a las “experiencias de comunicación católica”, realizo una disección,
difícil y sólo la realizo para de poder distinguir de la realidad social un ángulo
abordable.
¿Por qué mirar las experiencias de Comunicación? Porque generan mediaciones
culturales privilegiadas. Mirando estos procesos, considero importante reseñar
las mediaciones culturales que sostienen a las experiencias de comunicación
católica. La propuesta es observarlas desde su historia, desde la lógica de
producción de las mismas, desde su encuadre popular o masivo, situándolas en
sus vinculaciones territoriales en espacio y tiempo.
3) El tercer concepto a definir es a los medios de comunicación católica. A los
efectos del presente trabajo considerare medios de comunicación católica a los
procesos socioculturales relacionados con los medios de comunicación que se
consideren así mismos como católicos. En este sentido tendré en cuenta en el
análisis el concepto de diversidad católica muy bien trabajado por De la Torre
1
Williams R., Palabras clave. Ed. Nueva visión. Buenos Aires 2003. Pág. 138.
(2006) en su obra La Ecclesia Nostra. En este trabajo, plantea que la Iglesia
católica es una institución compleja; que para ser entendida, es necesario
mirar más allá de la jerarquía, porque en su interior se encuentran “relaciones
horizontales y comunitarias que son la base de la interacción cotidiana de las
diversas identidades laicales entre sí y en relación con actores seculares, así
como relaciones que desde puntos exteriores, pero presentes, atraviesan y
conforman nuevos sentidos colectivizados de la institución”. El reconocimiento de
esta pluralidad nos permitirá una adecuada valoración de los múltiples sentidos
que articulan las diferentes identidades que resumen la identidad católica.
Sobre la comunicación católica en América Latina y Caribe, como afirmé
anteriormente, no he encontrado obras que reflexionen sobre este tema en forma
global. Se encuentran en cambio trabajos como el de Brenda Carranza (2013)
Catolicismo Mediático, donde se profundiza el fenómeno de los sacerdotes
mediáticos en Brasil o trabajos puntuales sobre algunos medios. José Marquez
de Melo, importante teórico de la comunicación de Brasil, orientó trabajos de la
Hna. Joana Puntel, que realizó un estudio sobre las celebraciones de las
comunidades eclesiales de base. El P. Gilberto Gomes, realizó estudios sobre el
periodismo de las comunidades eclesiales de base, y también analizó la historia
de la Unión Cristiana Brasileira de Comunicación Social UCBC. El P. Nivaldo
Pessinati, estudió el pensamiento de la iglesia Católica del Brasil sobre
comunicación social. Es interesante comentar que Marquez de Melo, en 1969, fue
uno de los fundadores de la Unión Cristiana de la Prensa, una importante red de
periodistas católicos y que no obstante el haber acompañado los trabajos
mencionados, es difícil encontrar trabajos propios sobre el tema de referencia.
Esto curre también con Ismar de Oliveira Soares y Washington Uranga.
Ambos, autoridades de organizaciones católicas muy importantes.
También encontramos menciones en obras generales que trabajan los medios
comunitarios en general y en ellos ofrecen apartados sobre el rol de las
experiencias católicas como por ejemplo la obra de Ana María Peppino Barale
(1999) Radio educativa, popular y comunitaria en América Latina.
4) Finalmente, a los efectos de este trabajo, consideraré, para definir cambio social,
la importante reflexión compilada por Alfonso Gumucio Dagron y Thomas Tufte
(2008) en la obra Antología de comunicación para el cambio social, lecturas
históricas y contemporáneas.
Comunicación y cambio social es el eje que me interesa verificar en las
experiencias que me interesa investigar.
La primera apreciación supone que debe existir una tensión que orienta el
trabajo global del medio hacia la necesidad del cambio social. Esta finalidad
supone altos índices de participación de toda la comunidad involucrada en el
medio de comunicación, en las instancias de producción, circulación y consumo
de sus discursos mediáticos. Por esto, “se considera esencial en todo el
espectro
de
los
modelos
de
comunicación
alternativos,
horizontales
y
participativos. El derecho de comunicarse y la apropiación del proceso de
comunicación constituyen el meollo de estos planteamientos” (Alfonso Gumucio
Dagron y Thomas Tufte (2008) p. 19).
La participación es el componente central de los procesos que se proponen un
cambio social, de igual modo, los autores afirman que: “La sostenibilidad de
los cambios sociales es segura cuando las personas y comunidades afectadas
se apropian del proceso de comunicación y sus contenidos” (Alfonso Gumucio
Dagron y Thomas Tufte (2008) p. 24).
Un contexto necesario
La ciudad de Buenos Aires es una de las 14 megalópolis del mundo, que
concentra junto a su región metropolitana más de 13 millones de habitantes.
Buenos Aires es el centro económico y sociocultural del país. La urbanización
de la ciudad no permitió la integración social de amplios sectores de la
población, agravando
la desigualdad social que se expresa en múltiples
variables:
1) Altos porcentajes de habitantes en situación de precariedad laboral.
2) Ausencia de cobertura en seguridad social, vivienda y ordenamiento urbano.
3) Constitución de asentamientos precarios, denominados “villas de emergencia”.
(Suarez: 2013) 2.
Las “villas de emergencia” se han constituido con población que proviene de
migraciones internas
de
la
República
Argentina
ocurridas
durante
la
industrialización de Buenos Aires, iniciada a mediados del siglo pasado. A esta
presencia, se suma en los últimos años una presencia muy relevante de
migrantes de los países limítrofes, predominantemente de Paraguay y Bolivia.
El Censo Nacional de Población de 2010, indica que 164 mil personas habitan en
las villas de la Ciudad de Buenos Aires, el 6% del total de la ciudad, aún si
fuentes complementarias afirman que este porcentaje podría duplicarse.
2
De acuerdo con ONU-Habitat, un asentamiento precario refiere a un grupo de individuos que
vive bajo un mismo techo en un área urbana, privado de una o varias de las siguientes
condiciones: disponer de una vivienda de materiales duraderos, con suficiente espacio, acceso
a fuentes mejoradas de agua y a instalaciones de saneamiento, y sin riesgo de desalojo, o sea
con
una
tenencia
segura
(ONU
Habitat
Por
un
Mejor
Futuro
Urbano
http://www.onuhabitat.org/index.php). Ver Suárez 2013.
Dentro de este contexto, el informe sobre Sociedad Civil y Desarrollo en las
Villas
de
la
Ciudad
de
Buenos
Aires,
del
Programa
de
Estudios
Interdisciplinarios sobre Sociedad Civil y Desarrollo Humano de la Escuela de
Economía y Departamento de Sociología de la Universidad Católica Argentina.
Se afirma que “las parroquias de la Iglesia católica son las instituciones que más
han contribuido al mejoramiento de las condiciones de vida en las villas de la
Ciudad, tanto por sus obras de asistencia social –con un enfoque en los últimos
años en la prevención y tratamiento de las adicciones– como por su capacidad de
crear vínculos entre las organizaciones locales y personas y entidades fuera de
las villas. Los “curas villeros” viven en los barrios, conocen a la gente y son
parte de sus vidas pero también sus posiciones les permiten desarrollar
relaciones de confianza y cooperación con autoridades estatales, incidir en
políticas públicas y acceder a recursos de entidades religiosas y del sector
privado”. En la misma investigación se afirma que: “Numerosos referentes
manifestaron en las entrevistas que los sacerdotes habían contribuido al
desarrollo del sector de la sociedad civil en el barrio por su contribución a la
disminución de la violencia y las fricciones entre los distintos sectores y por
los vínculos que forjaron con las organizaciones barriales y con personas
e instituciones de afuera de la comunidad”.
La Radio de todos y para todos
La FM 96, La voz de Caacupé es un medio de comunicación que funciona en la
Parroquia homónima, ubicada en un asentamiento precario de la Ciudad de
Buenos Aires, en el Barrio de Barracas, en el sector denominado Villa 21.
La parroquia de Caacupé cubre el territorio de las Villas 21-24 y Zabaleta, en
Barracas y opera allí desde 1976. Cuenta con 13 capillas más la parroquia. La
acción social que desempeña abarca,
además de la radio, un centro de
recuperación de adictos, una escuela de oficios, un colegio secundario,
hogares de ancianos y adolescentes, 8 comedores comunitarios, un movimiento
infanto-juvenil integrado por más de 1000 niños.
La radio nace por iniciativa de un joven Hayder Armin, un joven militante de la
parroquia que contaba con de 18 años cuando comenzó la experiencia. Él y un
grupo de jóvenes amigos se propusieron
realizar
una
radio
donde
se
mostrara la realidad que vivía. El proyecto fue acompañado con mucha
fuerza por los “curas villeros”. Este apoyo se tradujo en darles un espacio
físico dentro de la parroquia y conectarlos primero con la Universidad
Católica Argentina, con su programa de compromiso social: Irradiar. Luego llegó
también la Universidad Austral, desde la ONG Amplitud solidaria, que involucra
a docentes y alumnos de esa casa de estudios que llevan adelante proyectos
sociales. Estas dos universidades católicas, brindaron capacitación a los locutores
de la villa.
Los promotores de la experiencia definen como objetivo del medio: “Resolver uno
de los problemas más serios por los que atraviesa la población joven de la Villa
21-24, del barrio de Barracas, en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires. Se
trata del aislamiento”3
El lanzamiento de la emisora fue el 19 agosto de 2012, pero ya desde 2010
habían iniciado las reuniones para concretar el proyecto y las capacitaciones. La
inauguración ocurrió en coincidencia con la multitudinaria celebración del 15°
aniversario de la llegada de la Virgen de Caacupé a la villa. Se convocaron
10.000 personas. Además de la articulación con las universidades, se realizó
un convenio con Radio Mitre y FM La 100, dos de los medios comerciales
3
Mencionado en la descripción del espacio virtual para escuchar la radio
más grandes de Argentina. Todo esto con el objetivo de poder ofrecer la
mejor calidad en los programa.
La “La 96”, tiene 500 watts de potencia. Esto les permite llegar a 45.000 vecinos.
El contacto con las universidades ha dejado como saldo que ya se han
iniciado algunos estudios para evaluar su audiencia. Una investigación de la
universidad Austral en este sentido pudo estimar que esta radio es la segunda
más escuchada en el territorio de la villa. En esta investigación se recuperan
alguna de las respuestas de los oyentes que nos permiten conocer algunos
aspectos de la recepción de esta propuesta.
El staff de la radio está conformado por 10 voluntarios, que se autodefinen con
los “enamorados” de La 96. En su mayoría son jóvenes y adolescentes, que
son acompañados por algunos adultos como el operador Rigoberto Chilaberth
y Estela Palacios, conductora de dos programas. Actualmente el Padre Charly,
acompaña desde la parroquia al grupo4.
La capacitación iniciada continua con encuentros mensuales tipo "retiro" de
trabajo en la radio.
La programación tiene por objetivo acompañar el accionar solidario de la
parroquia, pero también entretener. Chamamé, cachaca, cuarteto y salsa son los
ritmos suenan en la primer franja horaria hasta las tres de la tarde, pop
internacional, canciones románticas y rock argento continúan hasta la noche.
Luego se emite también música religiosa, no sólo católica, se difunden
también canciones evangelistas y discos de “Hugo y Estela”, integrantes de la
4
http://www.san-pablo.com.ar/rol/?seccion=articulos&id=4271
entrevistó al Papa. Adrián Hernandez.
Año IX Nro. 601- La radio que
parroquia que animan las celebraciones litúrgicas de la villa. La radio, al igual
que la villa, funciona como un ámbito de contención social.
¿Por qué se metieron en esto?
Recientemente el Padre Toto, párroco del lugar, afirmaba en una entrevista:
“Todo lo humano compete a la Iglesia y si un pibe llora, si alguien tiene
hambre, si alguien está en adicción, la Iglesia no puede decir ‘esto no es de mi
campo de acción’, nada de lo humano le es ajeno a la Iglesia”. Este principio
sustentar simbólicamente
propuesta eclesial.5
el compromiso por la acción social de esta
Por otra parte, históricamente encontramos en muchos
documentos de la Iglesia católica, su interés por utilizar los medios de
comunicación en su accionar. A los efectos de la presente investigación los
considerare como aproximaciones de los “nativos”. Por una parte, en estos
escritos, los medios de comunicación de masa se han considerado siempre como
instrumentos para el desarrollo de las actividades de evangelización y de
“promoción” de la doctrina católica6. Este camino fue acompañado desde la
teórica y la práctica, ya desde la década de 60 por el DECOS-CELAMDepartamento
Latinoamericano
de
que
Comunicación
junto
a
las
y
Prensa
del
organizaciones
Consejo
Episcopal
latinoamericanas
de
comunicación católica: OCIC-AL, UNDA-AL y UCLAP,7 Fueron marcando rumbos,
muy vinculados a los paradigmas teóricos del momento. A los efectos del
presente trabajo, menciono particularmente las conclusiones del Documento de
5
http://prenser.com/763/Una_Iglesia_que_busca_mayor_integracion.html#sthash.fgJzJVxA.dpuf
Puntel Joana. La comunicación en el documento de Aparecida. Ponencia presentada en el I
Encuentro de Juniores Latinoamericanos. La misión paulina en la comunicación del tercer milenio.
Sao Paulo, Brasil - Del 13 al 24 de julio de 2009. http://www.pauluscidep.org/documentos/comunicacion%20Documento%20Aparecida.doc Documento consultado:
20/09/2013.
7 OCIC-AL, Organización Católica del Cine de América Latina; UNDA-AL Organización Católica
para la Radio y la Televisión de América Latina y UCLAP. Unión Católica de Prensa
Latinoamericana.
6
Aparecida, ya que abarca en forma general los anteriores. Puntel (2007)8 plantea
que la evolución conceptual del concepto de la comunicación: “En lo que
concierne a la comunicación, en el documento de Aparecida, conviven tanto
el sentido antropológico
de la comunicación,
en cuanto
espacio de
producción de cultura (espacio que precisa ser “conocido y valorado”), cuanto
el conjunto de los recursos de la información como instrumentos a ser usados
en la evangelización. Aparecida entiende y enfatiza a la comunicación como una
“nueva cultura”, que debe ser comprendida y valorada, y que respecta a
todos”. De alguna manera esta trama de discursos, junto a la enorme
trayectoria del uso de medios por la Iglesia en América Latina sea para la
alfabetización en un primer tiempo y luego para la acción social propiamente
dicha, legitiman la propuesta global de la radio.
La 96 y el cambio social
La propuesta de mirar la comunicación en sus posibilidades de cambio social
permite mirar las experiencias de comunicación desde una lógica que les es
propia. En este sentido es que quiero poner de relieve alguna de las
características de la experiencia relevada. Por una parte encontramos:
Grupos destinatarios diferenciados: Lo que permite estar más cerca de las
necesidades reales. La “96” claramente se identifica con los habitantes de la
Villa. Los locutores son habitantes de la Villa, el alcance de la radio fortalece esta
llegada ya que cubre el territorio que les es propio.
Una relación muy cercana entre el medio y los destinatarios: es posible verificar
por las investigaciones realizadas sobre organizaciones de la sociedad civil,
desde la parroquia se articula y reconstruye el tejido social deteriorado por la
8
Puntel Joana. La comunicación en el documento de Aparecida. Op. Cit.
marginalidad propia de la pobreza y la desigualdad social. La radio, es la
Parroquia que llega a los habitantes del territorio de otra forma. Hay acción social,
con entretenimiento y convocatoria.
La participación colectiva en el medio de comunicación. La comunidad de
receptores incide en la programación y en muchos casos son productores de
espacios. Esto se verifica en todas las instancias propias del medio de
comunicación, sea en la producción, circulación y recepción del medio. Aún si
es importante destacar que la figura de los sacerdotes produce un cierto
desequilibrio. Son mediadores con enorme poder.
Medios pequeños con una alta vocación de servicio con relación a la
comunidad de origen. Esto se verifica en la multiplicidad de servicios que la
emisora vehiculiza en forma articulada con la parroquia.
Comunicación y educación basadas en la participación. La gestión global del
medio explicita este compromiso.
Orientación activa hacia prácticas de transformación social. En este sentido
podemos ver que desde la parroquia en articulación con la emisora, se lideran
los cambios. Es de tal relevancia este liderazgo que las capillas y parroquias de
las villas poseen una dependencia del estado en sus instalaciones, es una
oficina de un programa del gobierno que ofrece “Acceso a la Justicia”.
Enseñanza de la comunicación: tensión hacia la calidad en todo el proceso. Esto
podemos
verificarlo
universidades
en
la enorme
preocupación
por
articular
con
y medios las capacitaciones para ofrecer en el mejor formato
posible la propuesta de contenidos de la radio.
Reflexiones finales
La “96” voz de Caacupé presenta un proyecto de emisora articulado con una
mirada global de transformación social. Por esto podemos considerar que en sus
prácticas se dentro del paradigma de comunicación comunitaria. Desde esta
perspectiva, ha caído el ser “alternativo de…” o “contra de” por una mirada
más amplia, donde se ha fortalecido “el hacer con… y desde..”. Esto se verifica
por su accionar concreto con múltiples instituciones de la sociedad civil.
Emerge el compromiso de una comunicación atravesada por principios éticos, en
todas las instancias del proceso de la comunicación: Producción, circulación y
consumo.
Encontramos también una alta consideración de la reciprocidad en
la construcción comunitaria de la trama social que nos permite verificar los
altos
grados
de
participación
de
toda
la
comunidad, indicadores que
sostienen las premisas fundamentales de todo cambio social.
La “96” tiene su fortaleza en el territorio, por el fuerte apoyo institucional de la
institución que representa, a su vez los códigos comunicativos poseen un alto
grado de identidad con los destinatarios
de la propuesta
comunicacional
ofrecida, lo que justifica su alto grado de aceptación.
El trabajo sostenido por la Iglesia Católica en el territorio sustenta la credibilidad
del medio y sus posibilidades de transformación social. En este caso es
pertinente, retomando a Luhmann, recuperar la importancia de la religión en el
“religare” que en sus trabajos considera como una condición de otros tiempos,
sustituidos hoy por los medios de comunicación. Sin embargo, considero
relevante seguir cuestionándonos sobre las variables que fortalecen los lazos
sociales y sus posibilidades para articular los cambios sociales que nuestro
presente histórico parecen exigir.
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