Download Texto completo - Federación Española de Sociología

Document related concepts

Niklas Luhmann wikipedia , lookup

Teoría de la complejidad y organizaciones wikipedia , lookup

Comunicación organizacional wikipedia , lookup

Sistema electoral del Perú wikipedia , lookup

Comportamiento organizacional wikipedia , lookup

Transcript
XI Congreso Español de Sociología. Crisis y Cambio: Propuestas desde la
Sociología. 10-12 Julio, 2013.
Resumen de Comunicación: La perspectiva de los sistemas sociales en el análisis de la
protesta. El Caso del Frente Popular Francisco Villa.
Introducción
Desde al menos las últimas dos décadas, en la Ciudad de México han sido recurrentes
las movilizaciones políticas y sociales, especialmente durante las álgidas coyunturas
electorales, en el marco de un acompasado proceso de transición y consolidación
democráticas. Tales ciclos de protesta han surgido en periodos concretos de la historia
política reciente, a saber: 1988, 1994, 2004 o 2006. Estas intensas campañas de
movilización política y social han sido alimentadas por una gran cantidad de
organizaciones y movimientos sociales que han organizado y han movilizado a sus
militantes en torno a diversos reclamos y demandas: desde mayores libertades políticas,
hasta la ampliación y profundización de sus derechos sociales, civiles o culturales. La
presencia de tales organizaciones y movimientos en la vida pública ha sido significativa
y sin duda ha sido fundamental en el proceso de cambio político no solo del país sino de
la urbe.
Tales organizaciones y movimientos han sido estudiadas con el objetivo de
observar los impactos que han producido en las instituciones políticas y sociales, así
como también para explicar su transformación de actores sociales a actores políticos. En
efecto, los cambios experimentados por tales organizaciones y movimientos en términos
de su evolución desde actores sociales o actores de protesta, en un primer momento, y
su reciente papel como actores políticos, y su correspondiente inclusión en la dinámica
de la política institucional, aparecen como procesos íntimamente enlazados y que
pueden ser explicados como parte de la constitución de la sociedad civil y del proceso
más general de transición hacia la democracia en México (Álvarez Enríquez and Bolos
2003; Álvarez Enríquez 2004; Bolos 1999).
En su mayor parte, los estudios en torno a este enorme conglomerado de
organizaciones y movimientos, así como su tránsito a la esfera de lo político ha
discurrido desde la perspectiva de los actores sociales, a través de la utilización de
modelos de acción colectiva, sujetándose a un argumento que privilegia la dinámica
entre restricciones estructurales y oportunidades, por un lado, y acciones individuales y
colectivas, por el otro. Así, por ejemplo, al estudiar la participación de organizaciones
sociales independientes en la coyuntura electoral de 1988, (Klesner 1998) argumenta
que para estas organizaciones las elecciones aparecieron como medios y oportunidades
legítimas para alcanzar el poder sin recurrir a la violencia y a la ruptura con el régimen.
Más aún. En su discusión con Klesner, López Leyva (2007) añade que la decisión de
sumarse a la actividad electoral y colocar entre paréntesis su independencia de la
política es también un proceso que se explica a partir de la coincidencia de la identidad
y programas políticos de los actores, con las expectativas de éxito que movimientos
políticos como el Cardenismo (en 1988) lograron generar entre las organizaciones
sociales.
Sin embargo, a pesar de la riqueza de la evidencia empírica que tales
investigaciones han provisto, aún falta responder a la pregunta de ¿qué procesos
internos ocurren en las organizaciones que las conducen a tales coyunturas de decisión?
Y ¿cómo se entrelazan tales procesos con los cambios estructurales no sólo del sistema
político sino también de las organizaciones y movimientos que los acompañan?
1
Para ensayar una respuesta, la presente ponencia tiene como objetivo presentar
el estudio de las formas de la organización social, de la lucha popular y la protesta desde
la perspectiva de los sistemas sociales mediante el uso de la distinción conceptual
sistema/entorno. En este sentido, para analizar las organizaciones populares y
movimientos de protesta, en este escrito se propone, por un lado, observarlos como
sistemas sociales, es decir, sobre la base de sus procesos de reducción de complejidad,
diferenciación y acoplamientos con el entorno, entre otros. Por otro lado, desde el punto
de vista del entorno, la investigación debe direccionarse hacia tres niveles de análisis: la
observación de los eventos históricos concretos, que conmina a la toma de decisiones en
un horizonte social específico; la observación de la evolución socio-cultural que
constituye un horizonte estructural de formas de movilización y organización y un
campo semántico para la toma de decisiones; y, finalmente, la observación de la
diferenciación funcional del sistema político –y las oportunidades y restricciones que
ofrece. La pregunta que guió la investigación fue ¿cómo se entrevera la dinámica de las
organizaciones populares o los movimientos sociales con los cambios en el sistema
político? La hipótesis de trabajo conllevó la realización de un análisis en tres niveles: un
nivel micro que diera cuenta de los procesos y estructuras internos de los movimientos y
organizaciones; un meso nivel que observara los discursos y campos semánticos en que
operan los actores; y, finalmente, un análisis macro de carácter descriptivo que diera
cuenta de las transformaciones estructurales del sistema político.
Para mostrar de mejor manera los alcances de la propuesta, el modelo teórico lo
he aplicado en el estudio del Frente Popular Francisco Villa, una organización militante
con características de movimiento social que se ha erigido en una “actor” clave en la
ciudad de México, concretamente en la región de Iztapalapa. El caso del FPFV es,
además, interesante, porque es una organización que desafía, en un primer momento, el
patrón seguido por las organizaciones populares y los movimientos sociales de
integrarse a la vida política institucional como paso inmediato posterior a la protesta
social.
La investigación se diseñó como un estudio cualitativo en que se busca observar
el horizonte de sentido de los actores y los procesos causales que (los) gatillan su
acción. El objetivo fue reconstruir la historia social y política de organizaciones
populares en la región -como el Frente Popular Francisco Villa- y se realizó con el fin
de estudiar las prácticas políticas y las formas de organización popular y de
movilización de protesta que se han constituido entre múltiples actores en un mismo
campo de conflicto.
Con base en lo anterior, en lo que sigue se procederá a I) exponer brevemente
algunos lineamientos del marco teórico que sustenta la investigación; en seguida II) se
describe, de forma sucinta, la estrategia metodológica que guió la recolección y análisis
de los datos y, III) finalmente, se presentan algunos resultados del análisis en el que se
exponen brevemente los orígenes e historia social y política de la organización FPFV,
así como su diseño organizativo.
I Una propuesta de análisis: las estructuras de los sistemas sociales
La propuesta analítica elegida para explorar la organización popular seleccionada
conlleva un cambio conceptual en la definición del fenómeno social que se investiga.
Como punto de partida, el giro sistémico propone observar, analizar y describir las
organizaciones militantes como el FPFV -y, de igual forma, los movimientos socialescomo organizaciones o movimientos de protesta lo que, a su vez, significa entenderlos
como sistemas sociales auto-referenciales, operativamente clausurados que operan sobre
la base de comunicaciones (Luhmann 1987, 1996a, 1996b). En efecto, a diferencia y en
2
clara oposición a la tradición clásica del estudio de los movimientos sociales, la cual
sostiene sus propuestas analíticas sobre modelos complejos de la acción social –ya sea
colectiva o individual-, la teoría de los sistemas sociales deja de lado el análisis de la
acción social y apuesta por la observación de la comunicación. Tal salto teórico no es
exclusivo de la teoría de los sistemas sociales pues ha sido emprendido, como bien se
sabe, por otros teóricos sociales, entre los que destaca (Habermas 1995) quien, sin
embargo, sostiene a la acción –la acción comunicativa- como el eje del análisis
científico. Por lo demás, la perspectiva de los sistemas sociales ha generado un amplio
debate teórico sobre sus alcances explicativos y sus compromisos normativos, que sin
duda enriquecen la discusión teórica y principalmente su aplicabilidad en la
investigación empírica.
Desde la perspectiva de los sistemas sociales existe ya cierta literatura que
aborda el tema de la protesta en general y de los movimientos sociales en particular
(Hellmann 1996; Japp 1986a, 1986b, 1993); y que ha desarrollado estrategias analíticas
y modelos conceptuales para el estudio de la protesta (Estrada Saavedra and Millán
2012; Estrada Saavedra 2012); este trabajo se inscribe en esa dirección.
Estudiar las organizaciones y los movimientos sociales desde la perspectiva de
los sistemas sociales que operan en un entorno tiene algunas ventajas analíticas: 1)
permite observar los procesos y estructuras internos de los sistemas sobre la base del
análisis de un tipo específico de comunicación: comunicación de decisiones en el caso
de las organizaciones y comunicación de protesta en el caso de los movimientos
sociales; 2) enfocarse a la observación de la “comunicación”, como alternativa analítica
al estudio de la “acción”, ofrece una mayor instrumental conceptual para estudiar la
diferenciación interna y la evolución de las organizaciones y los movimientos; 3)
observar una organización o un movimiento social sobre la base de la distinción
sistema/entorno hace posible observar las organizaciones y los movimientos (entendidos
como sistemas operativamente clausurados y auto-referenciales) y sus acoplamientos
estructurales con los sistemas funcionalmente diferenciados de la sociedad tales como el
sistema político y los medios de masas; 4) finalmente, la perspectiva de los sistemas
sociales provee las herramientas teóricas para ejecutar un análisis al nivel micro (los
procesos internos de las organizaciones); al meso nivel (o el análisis de las interacciones
entre organizaciones, movimientos y sistema político en un campo social particular) y al
macro nivel (o las relaciones de la economía, la política o la religión).
La observación de una organización como el Frente Popular Francisco Villa bajo
la lógica de los sistemas sociales conlleva la observación de los procesos internos que
tiene como principal función la reducción de complejidad de su entorno, lo cual le
permite construir su organización interna y operar de forma indefinida en un ambiente
complejo. Para el estudio me he valido de tres conceptos clave:
Decisiones y Manejo de Complejidad
La reducción de complejidad del entorno es un proceso primario que a las
organizaciones les permite constituirse como organizaciones y como sistemas sociales
(Luhmann 1987). Reducir complejidad del entorno significa seleccionar ciertos
elementos y tomar decisiones entre la enorme cantidad de experiencias, problemas y
conflictos que una organización enfrenta. Más aún: reducir complejidad del entorno
significa también construir complejidad interna, lo que resulta en un proceso paradójico,
pues entre más complejidad del entorno se reduce, mayor complejidad interna se
produce, al construirse más estructuras internas; una dinámica que con el paso del
tiempo convierte a la organización en un sistema más complejo y diferenciado que
opera en un entorno más diferenciado y complejo (Luhmann 2000:222). En este sentido,
3
a lo largo de su historia una organización popular como el FPFF se va enfrentando a
eventos en su entorno (como represión de las autoridades políticas) frente a los cuales
genera estructuras internas que le permiten resolverlos y seguir funcionando.
Organizaciones como cadenas de decisiones
En las organizaciones, tales estructuras permiten que la comunicación fluya. Es
importante anotar que, como sistemas sociales, las organizaciones consisten de un tipo
especial de comunicación: decisiones. En efecto, las organizaciones toman y comunican
decisiones, especialmente, decisiones que refieren a decisiones previamente tomadas y
decisiones que se enlazan a decisiones ulteriores (Luhmann 2000:63). De esta forma, las
organizaciones devienen en una cadena sin fin de decisiones: decisiones sobre los
objetivos que se requieren alcanzar (como protestar contra una política pública);
decisiones sobre las estrategias y las tácticas a usar para alcanzar tales objetivos
(organización de mítines); decisiones sobre su repertorio de contención (se decide si
utilizar barricadas o banderines); acerca de los recursos a movilizar (recursos
materiales) o, incluso, decisiones sobre los mecanismos para la toma de decisiones ( por
comité, voto público).
Estructura jerárquica y cultura organizacional.
La jerarquía o estructura de posiciones en una organización es el instrumento mediante
el cual se toma la mayor parte de las decisiones (Luhmann 2000:207). Toda
organización tiene una estructura de posiciones que ya ha sido creada desde la
fundación de la organización y se ha ido adaptando y transformando con el paso del
tiempo. La estructura jerárquica ejecuta decisiones siguiendo los lineamientos
organizacionales para alcanzar objetivos y resolver los problemas internos y los que
surgen en su entorno. A lo largo de su historia organizaciones como el Frente Popular
hacen frente a una serie de problemáticas -como la movilización de sus recursos, la
selección de un repertorio de contención o la observación de oportunidades políticasque resuelven generando estructuras internas. De ahí que la estructura jerárquica se
diferencie mediante la creación de posiciones formales o informales de activistas y de
diversos puestos o mecanismos como los comités que, precisamente, cumplen funciones
especializadas al interior de la organización. Finalmente, junto a la estructura de
posiciones, las organizaciones hacen uso de un acervo de conocimientos, normas y
símbolos que dan sentido y significado a las actividades cotidianas y a la toma de
decisiones. Tal cultura organizacional se encuentra tanto en los espacios de decisión
formales (la jerarquía) como en los espacios informales. Además, si bien en cada
organización la cultura organizacional adquiere características particulares, esta forma
parte de conglomerados discursivos y campos semánticos más amplios que en las
formas de valores, ideologías, identidades, programas operativos y demás condicionan
las actividades –las operaciones- de las organizaciones.
Con base en el instrumental conceptual de la perspectiva de los sistemas sociales el
estudio podía dar cuenta al nivel micro del proceso constitutivo, de la operación
cotidiana y de la evolución de la organización FPFV durante los últimos 29 años. Sin
embargo, la observación debía tomar en cuenta dos niveles más de análisis: un meso
nivel que observara no sólo las formas recurrentes de organización y movilización
social (con una tradición cultural de activismo social y protesta) que acompañaban la
propia dinámica del FPFV y un macro nivel que tomara en cuenta los cambios en el
sistema político y las relaciones entre las instituciones políticas y organizaciones de
protesta como el FPFV. De ahí que también la estrategia de investigación se encaminó a
4
observar cómo los procesos estructurales del entorno, tales como la evolución del
sistema político y un campo de organizaciones y movimientos sociales se entrelazaban
con los procesos internos de la organización y con su evolución.
Comentarios Metodológicos
El marco espacial de la investigación se circunscribió a una zona poblacional localizada
al oriente de la Ciudad de México, en la cual se detectó un consistente y numeroso
contingente de organizaciones que permanentemente han apoyado manifestaciones de
protesta y entre las que destaca el FPFV.
La estrategia analítica tuvo como base la teoría de la observación de los
sistemas sociales cuya preocupación primordial es responder a la pregunta: ¿Cómo un
observador de segundo grado construye observaciones científicas de las observaciones
de un sistema de referencia? (Andersen 2003). O, en otras palabras, ¿cómo hacer
operacional la teoría de los sistemas sociales? La unidad de análisis principal fue la
comunicación. Si bien el concepto de comunicación en la teoría de los sistemas sociales
es radicalmente distinto a las definiciones tradicionales (Luhmann 2007), para los
propósitos de esta ponencia es suficiente señalar que la comunicación adquiere
diferentes formas dentro de las organizaciones, tales como documentos, discursos o
conversaciones, por lo que puede observarse a través de las entrevistas o la participación
directa.
Dado que los sistemas sociales operan en el medio del sentido, el diseño de
investigación fue de tipo cualitativo.
Para analizar el plexo comunicativo de la organización se realizaron 30
entrevistas tanto con miembros del FPFV como con miembros de organizaciones y
movimientos sociales afines, así como con actores políticos que tienen relación con el
FPFV. La selección de los informantes se rigió por diferentes criterios tales como
género, edad, posiciones en la jerarquía de la organización y antigüedad. Más aún. En la
selección de los entrevistados se buscó contactar a aquellos miembros de la
organización que dada su antigüedad en la misma hayan transitado a través de los
distintos periodos en la historia de la organización, así como ex-miembros del FPPF.
También se recopilaron, hasta donde fue posible dada su escasez, los documentos
constitutivos de la organización, sus programas, estatutos y demás.
La recolección de datos se efectuó, principalmente, durante dos periodos de
trabajo de campo. En primer término, en Julio de 2009 se realizó un estudio
exploratorio que ofreció los primeros datos para elaborar cuestionarios que permitieron
llevar a cabo entrevistas semi-estructuradas. Después de realizar las primeras
entrevistas, procesarlas y analizarlas, se elaboró un segundo cuestionario que o bien
profundizaba en la investigación de procesos organizativos o en torno a las relaciones
de la organización con otros actores relevantes. La segunda fase de trabajo de campo se
realizó entre agosto y septiembre de 2009 y febrero-marzo de 2011.
La investigación hizo uso de cuatro estrategias analíticas: 1) análisis de forma
(Åkerstrøm Andersen 2010a) para observar los principales objetivos programáticos de
la organización; 2) análisis de cadenas de decisiones (Besio and Pronzini 2010) para
observar los procesos de toma de decisiones y cómo se ejecutaban a lo largo de la
estructura jerárquica del FPFV; 3) observación de semánticas (Besio and Pronzini 2010)
(Åkerstrøm Andersen 2010b) que permite observar el horizonte de sentido y los
significados de una gran parte de las estructuras y procesos internos del FPFV; 4) y,
finalmente, el análisis sistema y entorno (Besio and Pronzini 2010) que permitió
observar cómo la organización construía sus relaciones con el sistema político y con
organizaciones y movimientos sociales afines.
5
Los datos recabados se analizaron, fundamentalmente, con la técnica del
“método documental” (Bohnsack 2007), pues dentro de la “investigación social
reconstructiva” aparece como una técnica viable para, precisamente, reconstruir la
cadena de comunicaciones que constituye a los sistemas sociales.
El Frente Popular Francisco Villa
A través del análisis de las entrevistas y de los documentos, fue posible reconstruir la
historia del FPPF. El Frente Popular Francisco Villa (FPFV) es una organización que se
crea en 1989 para hacer frente al problema de la escasez de vivienda en la Ciudad de
México organizando a personas de las “clases populares”, invadiendo terrenos y
condicionando, ahí, campamentos en los que habitaban y habitan sus miembros, la
mayoría de las veces, durante años. Formada por miembros de los sectores sindicales y
algunos líderes universitarios, el FPFV se proponía, además, implementar un programa
de enseñanza dirigido a sus miembros con la finalidad de “concientizar” a las “clases
populares”, instruirlas en las tareas de acondicionamiento de los campamentos,
adoctrinarlas en temas de activismo y lucha social y, finalmente, prepararlas en el
objetivo final de transformar el país y conducirlo por el sendero del socialismo.
Además, entre sus actividades iniciales, el FPPF se caracterizó por el uso recurrente de
la protesta contra las autoridades encargadas de la política de vivienda para,
eventualmente, financiar la adquisición de los terrenos y la construcción de unidades
habitacionales. El programa del FPFV buscaba, en síntesis, organizar a la sociedad y
mantener su autonomía como organización “popular” frente a la política, e incluso,
rechazando y condenando la política partidista (FPFV, Nuestros Primeros Pasos;
Declaración de Principios). Sin embargo, a lo largo de su evolución y a pesar de
describirse como una organización de protesta, el FPFV transitó de la “lucha” basada
en el activismo social y en la protesta a la participación en la política partidista y
electoral, proceso que se explica tanto por los cambios en su entorno como por la
dinámica interna.
En efecto, como sistema social el FPFV operaba sobre la base de la toma de
decisiones frente a la complejidad de su entorno y con base en sus lineamientos
programáticos, un proceso que acontecía sobre estructuras organizacionales específicas
y que, al mismo tiempo, incentivaba la creación de nuevas estructuras. El análisis de
cadenas de decisiones permitió observar cómo se enlazaban las operaciones del FPFV y
cómo, a través del tiempo, tal proceso resultó en la construcción de una organización
más compleja y diferenciada, ya que transitó de la invasión de terrenos y su
acondicionamiento como espacios habitacionales a la organización de protestas para
terminar dedicada a la realización de un importante cantidad de actividades como
promoción de votos, asesoría legal, comercio, enseñanza, salud y demás.
En términos generales, las operaciones del FPFV se fincaban sobre la base de
una estructura dinámica dual. Por un lado, una jerarquía que consistía de diferentes
cargos de evaluación, dirección, coordinación y ejecución de programas y decisiones y
en los que se trataba una enorme variedad de temas, como el planteamiento de
programas y objetivos, las estrategias y tácticas para alcanzar las metas, soluciones a
contingencias internas y externas. Por otro lado, una cultura organizacional que se fue
construyendo a lo largo de los años, no sólo como resultado de las actividades
cotidianas sino también a través de un programa sistemático de enseñanza que durante
los primeros años de historia del FPFV se planteó como objetivo programático la
formación de “ciudadanos” que se convirtieran, más adelante, en cuadros de
“luchadores sociales” y activistas políticos.
6
Tanto la forma de la jerarquía de la organización como la cultura organizativa
han cambiando durante los tres periodos de la historia del Frente Popular, tiempo en que
los “villos” o “panchitos” -como entre las organizaciones sociales se les conoce- han
redefinido sus estrategias y tácticas y transitado por diversas vías de “lucha”, a saber: la
etapa de formación, la de consolidación/represión y la político-electoral.
En la etapa de formación, que va de 1983 a 1989 (fechas que sólo tienen un
propósito ilustrativo), la organización estableció sus principales criterios programáticos
y de funcionamiento. Al mismo tiempo, se sentaron las bases para su crecimiento -en el
sentido de acoger el mayor número de solicitantes de vivienda- y para su evolución. En
términos generales, las decisiones y actividades organizativas, el manejo del entorno, las
funciones de los distintos niveles jerárquicos y gran parte de los elementos de la cultura
organizacional funcionaban sobre el criterio de ofrecer soluciones frente al problema de
la escasez de vivienda en la ciudad. Principalmente, la organización se ocupaba de la
búsqueda de terrenos baldíos, su invasión, construcción de campamentos y su
acondicionamiento como vivienda. Tales actividades requerían de miembros
plenamente socializados en las tareas de acondicionamiento, así como cuadros
dirigentes que resolvieran los problemas y conflictos internos, organizaran las
actividades colectivas y gestionaran recursos de vivienda. De ahí que en un sistema de
comunicación de decisiones como el PFFV haya sido funcional una cultura
organizacional que se fundaba en valores como la cooperación y el bien común, el
respeto y la igualdad entre los miembros; que incentivaba y legitimaba el trabajo
colectivo y la solidaridad a través de discursos y símbolos.
Además, pronto en la estructura del Frente se hizo necesario resolver
técnicamente problemas que conectaban directamente con entornos más complejos como la administración pública y la economía- por lo que paulatinamente no sólo
normas prácticas sino también conocimientos técnicos se incorporaron a la cultura de la
organización. Así, por ejemplo, los procedimientos relativos a la gestión de vivienda
requerían de conocimientos sobre el funcionamiento de las políticas de vivienda, de los
requisitos para obtener créditos financieros y de los procedimientos jurídicos que
regulan el uso del suelo, el reglamento de construcción y la gestión de servicios
urbanos. Más aún: tales actividades requerían de posiciones jerárquicas especializadas,
así como roles (el de gestor social) que las ejecutaran. De este modo, poco después de
su fundación y dados los propios requerimientos de funcionamiento interno, en el FPFV
se gatillan los procesos que incrementa la complejidad y diferenciación de la
organización.
Es interesante observar que durante esta etapa, el FPFV se describía como una
organización apolítica. En efecto, en sus primeros años de historia, el PFFV operaba en
términos de la gestión de demandas sociales, principalmente el problema de la escasez
de vivienda y servicios. Sus comunicaciones hacia el sistema político se limitaban hacia
las autoridades políticas -que decidían políticamente la canalización de recursos- y hacia
los funcionarios de la administración pública -que ejecutaban tal asignación de recursos.
No había, en términos convencionales, el despliegue de actividades políticas en la arena
institucional –como sería en la esfera de los partidos políticos o de la opinión públicaen parte por las características del sistema político y en parte por cuestiones
programáticas. El programa incluía una imagen del sistema político en la que éste no
sólo aparecía como parte de la “burguesía” sino que incluso su transformación era
impensable, pues reformar la “superestructura” requería, siempre de acuerdo al
programa, primero, revolucionar la “estructura de clases” de la sociedad; por lo que
cualquier tipo de relación o participación con el -o en el- sistema político estaba, de
7
antemano, excluida. Había que transformarlo, en todo caso, desde la sociedad a través
del adoctrinamiento de los miembros y del activismo social.
Sí había, en todo caso, una estrategia clara de protesta como medio de presión
hacia las autoridades para resolver las demandas del colectivo en un entorno clausurado.
En efecto, a través de la investigación fue posible observar a nivel macro no sólo las
condiciones del sistema político sino las formas de comunicación entre las
organizaciones populares como el FP y las organizaciones políticas, así como la forma
en que éstas últimas se entrelazan con la dinámica interna del Frente para configurar una
organización de protesta (entre 1989-1997). Para entonces, el Estado mexicano había
estructurado y fincado una base social y política a partir de las alianzas con los
principales sectores sociales y productivos -desde mediados de la década de 1930. Una
política corporativista y de clientelas fungía como enlace entre las masas y el gobierno a
través del intercambio de canonjías por apoyo popular1. Por su parte, para los grupos
periféricos o inconformes la respuesta gubernamental había sido históricamente la
cooptación o la represión. Dentro de este espacio no pocas organizaciones populares se
habían colado con el recurso de la protesta como un mecanismo de presión ante el
gobierno para la obtención de respuesta a sus demandas de gremio o de grupo. Así, la
protesta se convirtió en un recurso legítimo y necesario para acceder a un sistema
político que monopolizaba los principales recursos de la sociedad: políticos,
económicos, educativos, de salud y, por supuesto, de vivienda. De ahí la necesidad de
manifestarse en las calles. Tal como lo dice una de las informantes: “pues para que nos
escucharan, porque desafortunadamente, digo no se da la negociación o no nos reciben
en cualquier instancia si no presiona uno; entonces pues tenemos que movilizarnos,
cerrar calles, avenidas, para que nos escucharan o nos dieran por ejemplo el crédito de
FONHAPO [Fondo Nacional de Habitaciones Populares].” (Entrevista con Rafaela
Ramírez Pérez, junio-septiembre de 2009).
Una vez desplegada la estrategia de contención, paulatinamente el FPFV entraría
en un círculo de protesta-represión-protesta frente a las organizaciones políticas y de
gobierno. Durante este periodo, ya fuese como consecuencia de su toma de terrenos, de
sus apoyos a movimientos sociales o de sus constantes manifestaciones de protesta, la
intensidad de los enfrentamientos con las autoridades políticas y las fuerzas policiacas
se incrementó a medida que la organización intensificaba y extendía sus protestas. Tal
dinámica de protesta, represión y persecución gubernamentales forjaron el carácter
contencioso de la organización, por un lado, y, por el otro, configuró una serie de
acoplamientos con el entorno que contribuyó a la transformación de la dinámica interna.
A nivel interno, junto a las actividades de asentamiento y las de procedimiento y
gestión social (que significan diferentes tipos de comunicación: legal, política,
administrativa) en la organización interna del FPFV se desplegó la comunicación de
protesta. Así, lentamente en la estructura jerárquica y en la cultura organizacional se
filtró, consolidó y sedimentó un acervo de conocimientos y normas fundamentales para
organizar grupos y contingentes de manifestantes, colocarlos en lugares estratégicos y
asignarles tareas que iban de la entonación de consignas al bloqueo de avenidas. Con el
tiempo, un activista o luchador social tenía a disposición las herramientas para organizar
marchas, movilizar recursos, construir sus propios análisis de la “realidad” de acuerdo al
programa de la organización y a sus marcos ideológicos, observar el día a día de la
política e, incluso, observarse y observar a otros actores, lo que en general consolidaba
la particular identidad de la organización como Frente Popular. Además, sobre la
marcha de las manifestaciones de protesta se generaba y consolidaba el sentido de
1
Para una reinterpretación de este proceso desde una perspectiva sistémica, véase el interesante texto de
(Millán Valenzuela 2008).
8
pertenencia a una comunidad con una historia colectiva propia, lo que reforzaba el
compromiso moral entre los participantes y actualizaba los objetivos y valores del
programa. No es casual, por tanto, que a partir de tal periodo los miembros del FP
empiecen a distinguirse frente a otros actores y a fincar su identidad como actores de
protesta, a diferencia de otras organizaciones que -desde 1988- habían tomado el
camino de la política partidista.
Tales cambios estructurales y semánticos en el FPFV no ocurrieron,
exclusivamente, como consecuencia de sus operaciones internas. Por el contrario, es en
el meso nivel de formas de organización y movilización sociales y, fundamentalmente,
en los campos discursivos y semánticos que encarnan en tradiciones de lucha social y
activismo, en donde el FPFFV encuentra los elementos que nutren sus operaciones.
En aras de un recuento sistemático, aunque injusto, se puede decir que en
términos de formas de organización y movilización social se trataba de un periodo
caracterizado por la emergencia de organizaciones populares, sindicatos independientes,
movimientos de masas con demandas tradicionales vinculadas a temas de incremento
salarial, mejora en condiciones laborales e incluso movimientos guerrilleros. Además, el
Movimiento Urbano Popular había ya hecho claras ciertas formas de organización
popular, lucha social y activismo político (Ramírez Sáiz 1986, 1987) que pronto
organizaciones como el FP incorporarían en su diseño organizacional y en sus
operaciones cotidianas. En este contexto el Frente inicia su estrategia de alianzas con
otras organizaciones populares con el objetivo de constituir un movimiento de masas.
Tal estrategia de alianzas fue sumamente diferenciada y se desplegó en diferentes
niveles de compromiso y organización, de estrategia y táctica. Así, por ejemplo,
participó en marchas contra la política del gobierno federal hacia las comunidades
zapatistas y de apoyo al EZLN. También es de destacar su apoyo a las movilizaciones
de la extinta empresa de transporte público Ruta-100 argumentando la defensa del
transporte público, de los derechos laborales y de las fuentes de empleo, así como lucha
contra el encarcelamiento de sus líderes. O, finalmente, su participación en la
constitución, en 1997, del Movimiento de Unidad y Lucha Popular (MULP), agrupación
que vinculó a organizaciones sociales como la Sección 18 del Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación (SNTE), la Unión Proletaria Revolucionaria Emiliano
Zapata (UPREZ) y la Asamblea de Barrios, entre otras, y que buscaba construir un
“frente común contra la política neoliberal”.
Es, por tanto, gracias a los acoplamientos operativos y estructurales con diversas
organizaciones de la región -que ya para principios de los años 90’s habían cimentado
diversas redes de apoyo en la zona- que el conocimiento acerca de los métodos y
técnicas de protesta y de todo un lenguaje, así como la concepción y fines de la
organización popular, ingresaban al FP. Así, el acervo de saber del FP se forjó, también,
como parte de la tradición cultural que diversas experiencias colectivas y de
organización popular habían construido a través de los años en aquella región.
Además de tal proceso de aprendizaje colectivo, la política de alianzas del FP y
su estrategia contenciosa, si bien traería consigo un mayor crecimiento del FPFV,
también conllevó la emergencia de conflictos internos y de más represión. En efecto,
por un lado se dio un crecimiento considerable del tamaño de la organización –en
cuanto a número de afiliados, campamentos y terrenos y viviendas. Conforme la
organización crecía y se sujetaba a su programa que no reconocía legitimidad al sistema
político, aumentaba su negativa a sujetarse a la lógica corporativista que el régimen
político ejercía con un sinfín de organizaciones sociales, por lo que, también, se
agudizaba la radicalidad de sus protestas y, por su parte, la intensidad de la persecución
política desde y con los medios de fuerza del Estado. Además, el mismo peso y acción
9
de la organización en contra del sistema político la habían convertido en un factor de
presión que hacía imperativa y cada vez más intensa la campaña de persecución y
represión desde el gobierno local. Tal sistema de conflicto entre la organización y el
entonces Departamento del Distrito Federal se hizo insostenible a mediados de la
década de 1990 –con la aprehensión de algunos de los líderes del FPFV y la liberación
de órdenes de aprehensión contra otros más, llevándola a una coyuntura de decisión que
cambiaría el curso de sus actividades.
En efecto, en el nuevo escenario de transición democrática dos alternativas se
aparecieron frente a los miembros del FP: continuar la lucha social o sumarse a la
trinchera de la política electoral. Ante la intensidad que había adquirido el conflicto con
el gobierno se hacía aventurado continuar por la senda de la protesta. Más aún tanto a
nivel externo como interno, se habían sentado las bases para el tránsito a una nueva
forma de activismo.
Por un lado, a la par de las organizaciones tradicionales existía ya un “nuevo
tipo” de organización de la sociedad en México (Álvarez Enríquez 2004) y de las luchas
urbanas por vivienda (Bolos 1999) que ya desde la época de la formación del FPPV
manifestaban una relación cualitativamente distinta frente a las organizaciones políticas,
y ya no sólo reivindicativa o de contención, como había sido la estrategia del FP. En el
espacio de la organización y movilización ciudadana, los sismos de 1985 habían
gatillado, de acuerdo con Lucía Álvarez, la activación de redes sociales; la
manifestación de una conciencia ciudadana; la apertura hacia una nueva cultura política
participativa frente a la inercia gubernamental; y el inicio del diálogo entre sociedad y
gobierno para resolver demandas sociales; entre otros procesos que incidirían, todos, en
la forma de entender la organización de la sociedad en la Ciudad de México (Álvarez
Enríquez, 2004:205). Además, a las nuevas formas de organización de la sociedad le
acompañaban un campo semántico y un orden discursivo distinto. Así, inicia una lenta
etapa de redefinición de temas, que se refleja en un cierto distanciamiento frente a las
demandas tradicionales –como la defensa del salario y la economía popular- para
acercarse a temas como la apertura democrática y el rol de la sociedad civil, entre otros.
Los cambios, además, no se agotarían en el nivel de la concepción de la relación con la
esfera de la política institucional sino que apuntan a la necesidad de organizar a la
sociedad como una vía legítima para impulsar reformas “desde abajo” y al
involucramiento de las organizaciones y actores colectivos en el diseño e
implementación de las políticas públicas.
Por su parte, el sistema político se encontraba en un proceso de diferenciación
interna que se englobaba en un proceso más general de diferenciación funcional de la
sociedad. Por un lado, la diferenciación del sistema político significó un proceso
gradual de desacoplamiento de la política y la administración pública del sistema y
competencia electoral y que se encaminaba, si bien de forma gradual e incompleta, a
una mayor delimitación, auto-referencialidad y autonomía internas. Tal proceso ocurría
a la par de la diferenciación del sistema político frente al estado y la sociedad, en que el
binomio tradicional estado/sociedad –en el cual la sociedad estaba enganchada al
sistema político vía los partidos, paulatinamente desaparecía y en su lugar se levantaba
el espacio fragmentado de la sociedad civil. En este sentido, tanto al nivel de las
organizaciones políticas federales, como al nivel de las organizaciones políticas de la
ciudad de México, el proceso político se reconfiguraba a la par que la sociedad
transitaba de una forma centro/periferia hacia una forma acéntrica (sobre este tema,
consúltese (Millán Valenzuela 2008). Como se sabe, el proceso de diferenciación
funcional de la sociedad y de su sistema político no sólo se tradujo en la emergencia de
mayores posibilidades de inclusión política –a través de reformas legales, por ejemplo10
y de equidad electoral –al introducir mayores controles sobre los recursos públicos ante
la competencia electoral- sino también en la configuración de nuevas formas de
organización y movilización de la sociedad, de campos semánticos que hacía posible
otro tipo de discursos y culturas de protesta y activismo y de relacionarse con el sistema
político.
Por otro lado, internamente, conforme la sociedad se hacía más nítida en su
nuevo orden de subsistemas funcionalmente diferenciados, tales entornos se
reintroducían en el FPFF y producían, también, la diferenciación interna de la
comunicación, reconfigurando muchos de los elementos del diseño jerárquico y de la
cultura organizacional. Además, el proceso de socialización en el FP que exponía a las
personas a programas de enseñanza, a diferentes discursos políticos, a experiencias con
otras organizaciones y movimientos, a través de los años había producido decenas de
personas con los conocimientos, habilidades, experiencia y compromiso suficiente con
la organización, pero también con la suficiente herramientas cognitivas para
reinterpretar los sucesos en su entorno y hacer más viable la aceptación de la
participación político-electoral como una forma legítima de “lucha”. Finalmente, a
medida que la organización se complejizaba y diferenciaba internamente, el programa
organizativo se desacoplaba de la relativamente homogénea narrativa del socialismo -la
cual ofrecía un estrecho y uniforme marco de referencia para la interpretación de la
realidad- y entraba en contacto con el discurso de la transición política, lo que
inevitablemente transformaría los discursos y ampliaría el horizonte de interpretación y
de toma de decisiones.
Finalmente, es en el contexto de la fuerte persecución política contra la
organización, y como resultado de la evolución de la organización a partir de sus
procesos internos y objetivos programáticos, y de los cambios en su entorno, que el
FPFV se decide por la senda de la lucha político-electoral, la que inicia al formar una
alianza con el Partido de la Revolución Democrática y apoyar a Cuauhtémoc Cárdenas
en su candidatura para Jefe de Gobierno del Distrito Federal en 1997. El giro políticoelectoral del FPFV amplió el proceso de diferenciación y complejización de la
organización, pues, por ejemplo, al conocimiento sobre activismo social, organización
popular y protesta social, con el tiempo se fueron condensando los saberes necesarios
para la competencia electoral y la actividad política. Esto trajo consigo la aparición de
nuevas funciones y nuevos cargos en la estructura jerárquica en la que se hacía
necesario mecanismos que enfrentaran la complejidad de la competencia electoral y la
política partidista. A las posiciones de liderazgo dentro de la organización se adjudicó
otro tipo de conocimiento, específicamente, sobre ingeniería electoral, léase cartografía,
legislación electoral y de promoción del voto; además tales posiciones exigían
habilidades para “hacer política”, pues entre las funciones que ejecutaba se encontraba
diseñar y ejecutar las tareas de promoción electoral en coordinación con autoridades del
Partido de la Revolución Democrática. El conocimiento práctico-político también se
diferenciará, aunque en menor medida, a pesar de la diferenciación del sistema político
mexicano; proceso por el que nuevos actores y organizaciones políticas aparecerían en
la arena pública, obligando a revisar y reelaborar la vieja oposición del PRI-Gobierno
contra el “pueblo”. Finalmente, en su nueva faceta de organización política, en el plano
de los objetivos concretos la organización también se ha diferenciado en cuanto a las
demandas que gestiona, pasando de la vivienda, al transporte, al comercio e incluso a
las luchas sindicales.
Conclusiones
11
En el análisis del FPFV, la perspectiva de los sistemas sociales nos ha permitido
reconstruir los procesos internos y los del entorno que enmarcan la evolución de una
organización popular y su tránsito a través de la protesta social y la esfera de la política.
El análisis de los procesos de decisión, de la jerarquía y la cultura organizacional,
además de la mirada al programa, al horizonte de sentido y a los acoplamientos con el
entorno resultaron útiles para responder la interrogante que guió la investigación.
Además, permitió observar cómo ambos procesos se encadenaban a un contexto macro
estructural y una tradición semántica que condicionó las propias operaciones de la
organización. Por tanto, si bien la evolución del FPFV ha tenido como base procesos
internos que se han acoplado a una tradición cultural específica de activismo político y
social, así como a una cultura de protesta, al mismo tiempo, tuvo que dirigir la mirada al
sistema político, dado que sus cambios estructurales y sus cambios en sus relaciones
con las organizaciones populares se entreveraron con su dinámica interna. La
singularidad de tales dinámicas internas del FPFV es que su funcionamiento autónomo
fue fomentando una mayor complejidad operativa que al mismo tiempo requería de
mayores estructuras, mayores acoplamientos con el entorno y mayores recursos. Se
generó así un proceso in crescendo que condicionó una trayectoria histórica de lo
popular a lo político –no exenta de tensiones, conflictos y rupturas- y que ha derivado
en una organización sumamente compleja y diferenciada.
Bibliografía.
Åkerstrøm Andersen, Niels. 2010a. “Luhmann as Analytical Strategist.” Pp. 97–120 in
Die Methodologien des Systems: Wie kommt man zum Fall und wie dahinter?,
edited by René John, Anna Henkel, and Jana Rückert-John. Heidelberg: VS
Verlag für Sozialwissenschaften.
Åkerstrøm Andersen, Niels. 2010b. “The Semantic Analytical Strategy and Diagnostics
of Present.” Pp. 161–80 in Die Methodologien des Systems: Wie kommt man
zum Fall und wie dahinter?, edited by René John, Anna Henkel, and Jana
Rückert-John. Heidelberg: VS Verlag für Sozialwissenschaften.
Álvarez Enríquez, Lucía. 2004. La Sociedad Civil En La Ciudad de México. Actores
Sociales, Oportunidades Políticas y Esfera Pública. México: Centro de
Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, UNAM.
Álvarez Enríquez, Lucía, and Silvia Bolos, eds. 2003. Participación y Espacio Público.
1a ed. México, D.F: Universidad de la Ciudad de México.
Andersen, Niels Akerstrom. 2003. Discursive Analytical Strategies: Understanding
Foucault, Koselleck, Laclau, Luhmann. Policy Press.
Besio, Cristina, and Andrea Pronzini. 2010. “Inside Organizations and Out.
Methodological Tenets for Empirical Research Inspired by Systems Theory.”
FORUM: QUALITATIVE SOCIAL RESEARCH SOZIALFORSCHUNG
11(No.3).
Bohnsack, Ralf. 2007. Rekonstruktive Sozialforschung: Einführung in Qualitative
Methoden. 8., durchges. Aufl. UTB, Stuttgart.
Bolos, Silvia. 1999. La Constitución De Actores Sociales Y La Política. México:
Universidad Iberoamericana.
Estrada Saavedra, Marco, ed. 2012. Protesta Social. Tres Estudios Sobre Movimientos
Sociales En Clave de La Teoría de Sistemas de Niklas Luhmann. México: El
Colegio de México.
Estrada Saavedra, Marco, and René Millán, eds. 2012. La Teoría de Los Sistemas de
Niklas Luhmann a Prueba: Horizontes de Aplicación En La Investigación Social
En América Latina. 1a. ed. México, D. F.: El Colegio de México, Centro de
12
Estudios Sociológicos : Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de
Investigaciones Sociales.
Habermas, Jürgen. 1995. Theorie Des Kommunikativen Handelns. 7th ed. Frankfurt am
Main: Suhrkamp Verlag.
Hellmann, Kai-Uwe. 1996. Systemtheorie Und Neue Soziale Bewegungen.
Identitätsprobleme in Der Risikogesellschaft. Opladen: Westdt. Verl.
Japp, Klaus. 1986a. “Kollektive Akteure Als Soziale Systeme?” Pp. 166–91 in System
und Selbstproduktion: zur Esrschließung eines neuen Paradigmas in den
Sozialwissenschaften, edited by Hans-Jürgen Unverferth. Frankfurt/Basel: Lang.
Japp, Klaus. 1986b. “Neue Soziale Bewegungen Und Die Kontinuität Der Moderne.”
Pp. 311–33 in Die Moderne. Kontinuitäten und Zäsuren, vol. Sonderbande 4,
edited by Johannes Berger. Göttingen: Soziale Welt.
Japp, Klaus. 1993. “Die Form Des Protests in Den Neuen Sozialen Bewegungen.” Pp.
230–51 in Probleme der Form, edited by Dirk Baecker. Frankfurt: Suhrkamp.
Klesner, Joseph. 1998. “‘An Electoral Route to Democracy? Mexico’s Transition in
Comparative Perspective’.” Comparative Politics 30(4):477–97.
López Leyva, Miguel Armando. 2007. La Encrucijada. Entre La Protesta Social y La
Participación Electoral (1988). México: Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Plaza y Valdés.
Luhmann, Niklas. 1987. Soziale Systeme: Grundriß Einer Allgemeinen Theorie.
Frankfurt am Main: Suhrkamp Verlag.
Luhmann, Niklas. 1996a. Introducción a La Teoría De Sistemas. 1a ed. México, D.F:
Universidad Iberoamericana Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Occidente (ITESO) Anthropos Editorial del Hombre.
Luhmann, Niklas. 1996b. Protest: Systemtheorie Und Soziale Bewegungen. 3rd ed.
Frankfurt am Main: Suhrkamp Verlag.
Luhmann, Niklas. 2000. Organisation Und Entscheidung. Opladen/Wiesbaden:
Westdeutscher Verlag.
Luhmann, Niklas, and Javier (Trad.) Torres Nafarrate. 2007. La Sociedad de La
Sociedad. 1. ed. en español. México: Universidad Iberoamericana/Herder.
Millán Valenzuela, René. 2008. Complejidad Social Y Nuevo Orden En La Sociedad
Mexicana. 1a ed. México, D.F: Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), Instituto de Investigaciones Sociales.
Ramírez Sáiz, Juan Manuel. 1986. El Movimiento Urbano Popular En México. México:
Siglo Veintiuno.
Ramírez Sáiz, Juan Manuel. 1987. Política Urbana y Lucha Popular. 1a ed. Col. Villa
Quietud, México, D.F: Universidad Autónoma Metropolitana, División de
Ciencias y Artes para el Diseño, Xochimilco.
13