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INTRODUCCIÓN
El año de la misericordia que hemos iniciado, nos lleva a hacer un examen de
conciencia personal y comunitario sobre cómo estamos viviendo nuestro cristianismo, si
Cristo es el rostro misericordioso del Padre y nosotros somos cristianos, es decir “otros
“Cristos”, estamos llamados a mostrar un rostro misericordioso.
El evangelio nos presenta a Jesús como el que cura, el que se compadece, el que
mira con amor e incluso quiere morir para que nosotros vivamos.
Esto lo muestra con sus milagros y en su predicación. Parábolas como la del Padre
misericordioso, la oveja perdida, la dracma perdida, el buen samaritano son expresiones de
la preocupación y la acción de Cristo por nosotros.
Bien lo decía alguien, que “la religión cristiana no es una religión de hombres, sino
que es la religión de Dios”, pues, si la sociología dice que la religión es el hombre que
busca a Dios; el evangelio nos muestra que la fe cristiana es otra cosa: Dios que busca al
hombre porque lo ama, porque lo guarda como a la niña de sus ojos, porque no puede
olvidarse de él, porque, aunque una madre se olvidara del hijo de sus entrañas, Dios no nos
olvida.
Entonces nos hemos propuesto reflexionar a la luz de la palabra de Dios para que la
cuaresma sea un tiempo de conversión auténtica, que nos lleve a ser cristianos
misericordiosos individual y comunitariamente.
Nuestra Iglesia debe mostrar ese rostro del amor de Dios, dejemos que la luz del
Espíritu Santo nos ilumine para que podamos ver con claridad nuestra modo de proceder
para cambiar y hacernos más misericordiosos.
No debemos dejar en un segundo plano el sacramento de la reconciliación, lugar en
el que experimentamos el abrazo y los besos del Padre. Todos los días sale a buscarnos, no
se resigna a perdernos y tiene la esperanza de que volvamos arrepentidos a incorporarnos a
su familia, nuestra familia. Así, al experimentar el arrepentimiento y su abrazo, podemos
experimentar la verdadera alegría del perdón y podemos ser verdaderamente
misericordiosos como el Padre.
Feliz cuaresma, felices pascuas, feliz año de la misericordia!
Pbro. Juan Gerardo Hernánez Briones
Asesor Diocesano Pastoral Misionera
Tema 1
“El amor de Dios, mi Padre"
Objetivo
Conocer o recordar que Dios nos ama de forma personal e incondicional, es nuestro
Padre lleno de misericordia y bondad.
Oración
Padre Bueno, que nos permites vivir una cuaresma más, como un tiempo oportuno
para reconocer tu amor y misericordia, ayúdanos a descubrir nuestra necesidad de ti, en
medio de las sombras del pecado y la mentira; retornado desde la vivencia de la fe a "la
casa paterna", brotando en nosotros la alegría de la conversión y reconciliación contigo, con
nuestros hermanos y con nosotros mismos. Amén.
Canto
Nadie te ama como yo, Martín Valverde.
Hecho de vida
El Regalo más grande del mundo
“El día que mi hija María José nació, casi me volvía loco.” Este relato era contado a
menudo por Enrique, el padre de María José. Una tarde estaba mi familia y la de Enrique
haciendo un picnic a la orilla de una laguna cerca de casa y la niña entabló una
conversación con su papá, un diálogo que todos escuchamos…
-Papi, cuando cumpla quince años… ¿Cuál será mi regalo?
-Pero mi amor si apenas tienes diez añitos… ¿No te parece que falta mucho para esa
fecha?.
-Bueno papi, tú siempre dices que el tiempo pasa volando, aunque yo nunca lo he visto por
aquí.
La conversación se extendía y todos participamos de ella. Al caer el sol regresamos
a nuestras casas.
Tiempo después, una mañana me encontré con Enrique enfrente del colegio donde
estudiaba su hija quien ya tenía catorce años. El hombre se veía muy contento y la sonrisa
no se apartaba de su rostro. Con gran orgullo me mostró el registro de calificaciones de
María José, eran notas impresionantes.
María José ocupaba todo el espacio en casa, en la mente y en el corazón de su
familia, especialmente en el corazón de su padre. Todo ocurrió un domingo, muy temprano,
cuando nos dirigíamos a misa… En ese momento María José tropezó con algo, o eso
creímos todos, y ella dio un traspié. Sin embargo, en ese momento no cayó pues su padre la
tomó de inmediato, evitando que se lastimara. De cualquier forma, ya instalados en el auto,
vimos como María José se tumbó lentamente sobre el banco y casi perdió el conocimiento.
Inmediatamente, buscando un taxi, la llevamos al hospital.
Allí permaneció por diez días y fue entonces cuando le informaron que su hija
padecía de una grave enfermedad que afectaba seriamente su corazón, pero no era algo
definitivo, que debían practicársele otras pruebas para llegar a un diagnóstico firme.
Los días iban transcurriendo, Enrique renunció a su trabajo para dedicarse al
cuidado de María José, su madre quería hacerlo pero decidieron que ella trabajaría, pues sus
ingresos eran superiores a los de él. Una mañana Enrique se encontraba al lado de su hija
cuando ella le preguntó:
– ¿Voy a morir, no es cierto? Te lo dijeron los médicos.
– No mi amor, no vas a morir, Dios que es tan grande, no permitiría que pierda lo que más
he amado en el mundo- respondió el padre.
– ¿Van a algún lugar? ¿Pueden ver desde lo alto a las personas queridas? ¿Sabes si pueden
volver?
– Bueno hija, respondió, en verdad nadie ha regresado de allá a contar algo sobre eso, pero
si yo muriera, no te dejaría sola. Estando en el mas allá buscaría la manera de comunicarme
contigo, en última instancia utilizaría el viento para venir a verte.
– ¿Al viento?- replicó María José. – ¿Y cómo lo harías?
– No tengo la menor idea hija, solo sé que si algún día muero, sentirás que estoy contigo
cuando un suave viento roce tu cara y una brisa fresca bese tus mejillas.
Ese mismo día por la tarde, llamaron a Enrique, el asunto era grave, su hija estaba
muriendo, necesitaban un corazón pues el de ella no resistiría sino unos quince o veinte días
más. ¡Un corazón! ¿Dónde hallaría un corazón? ¡Un corazón! ¿Dónde? ¿¿DONDE??
Ese mismo mes, María José cumpliría sus quince años. Fue el viernes por la tarde
cuando consiguieron un donante, las cosas iban a cambiar. El domingo por la tarde, ya
María José estuvo operada y todo salió como los médicos lo habían planeado. ¡Éxito total!.
Sin embargo, Enrique no había vuelto por el hospital y María José lo comenzó a
extrañar. Su mamá tuvo que explicarle que ya que todo estaba bien, a partir de ese
momento su papá era quien trabajaría para sostener la familia. María José permaneció en el
hospital por quince días más, los médicos no habían querido dejarla ir hasta que su corazón
estuviera firme y fuerte y así lo hicieron. Al llegar a casa todos se sentaron en un enorme
sofá y su mamá con los ojos llenos de lágrimas le entregó una carta de su padre.
María José, mi gran amor:
“Al momento de leer mi carta, debes tener quince años y un corazón fuerte latiendo en tu
pecho, esa fue la promesa de los médicos que te operaron. No puedes imaginarte ni
remotamente cuanto lamento no poder estar a tu lado en este instante. Cuando supe que ibas
a morir sentí que yo también moriría contigo, y me preguntaba ¿qué podía hacer?…
después de tanto pensar y sentir mil cosas dentro de mí, decidí finalmente que la mejor
manera de hacer algo por ti era darle respuesta a una pregunta que me hiciste cuando tenías
diez años y a la cual no respondí. Decidí hacerte el regalo más hermoso que nadie jamás ha
hecho. Te regalo mi vida entera, sin condición alguna para que hagas con ella lo que creas
que es mejor, sintiendo muchas cosas bellas y sabiendo que en el mundo lo más importante
es que quieras vivir, ¡Vive hija! Porque te amo!
También quiero que sepas que hoy, mañana y siempre estaré a tu lado, siempre. Te Amo y
siempre Te Amaré, porque eres lo más grande y hermoso que Dios me ha dado… siempre
estaré contigo, siempre TE AMARÉ…”
María José lloró todo el día y toda la noche. Al día siguiente, fue al cementerio y se
sentó sobre la tumba de su papá, lloró como nadie lo ha hecho y susurró:
-Papi ahora puedo comprender cuanto me amabas, yo también te amo aunque nunca te lo
dije. Por eso también comprendo la importancia de decir “TE AMO”. Y te pido perdón por
haber guardado silencio… en ese instante las copas de los árboles se movieron suavemente
y cayeron algunas flores.
Sintió María José que un suave viento rozó su cara y una brisa fresca besó sus
mejillas. Alzó la mirada al cielo sintiendo una paz inmensa y dio gracias a Dios por eso. Se
levantó y caminó a casa con la alegría de saber que lleva en su corazón “el amor más
grande del mundo, el amor de su Padre”.
Nota: El temista puede hacer una síntesis del hecho de vida.
Aplicación: ¿Cuanto amor encontramos en este hecho de vida? Sin duda nos causa ternura
y quizás nostalgia acordándonos del amor de nuestros propios padres, más sin embrago
descubrimos que este amor es limitado, incompleto.
¿Cómo nos ama Dios? Como Padre, y su amor es personal e incondicional, aun en medio
de la enfermedad de nuestra alma, que lo ignora o rechaza su amor y su Palabra, por
abandonarse en el pecado, en las sombras y vanidades del mundo.
Iluminación
Dios nos ama, quizás ya lo sabemos, ojalá que al escucharlo hoy, nos haga vivirlo
de forma nueva y más profunda. Dios nos dice a cada uno: «Antes que te formaras en el
seno de tu madre, yo te conocía» (Jr 1,5). Fuimos concebidos en el corazón de Dios, y por
eso «cada uno de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es
querido, cada uno es amado, cada uno es necesario» (Papa Francisco documento Laudato
Si, n. 65).
La Sagrada Escritura nos revela el amor de Dios y de manera especial, Jesús nos lo
da a conocer en los Evangelios.
Texto Bíblico principal: San Lucas 15, 11-32
Texto adicional San Lucas 15,1-7
Este texto es el drama de hoy entre Dios y nosotros sus hijos
 Él ama sin medida y da su herencia
 Muchas veces estando en "casa del Padre", preferimos otras cosas (hijo menor) o nos
acostumbramos a tenerlo a nuestro lado (hijo mayor).
 En este primer tema queremos fijar nuestra reflexión en el amor del Padre:
 El Padre toma la iniciativa y va al encuentro del hijo, corriendo, lo abraza, lo
besa, lo reviste y lo incorpora al lugar que merece dentro de casa.
 El Padre no sólo recibe a su hijo, hace una fiesta; prevalece la misericordia
sobre la justicia. Le ofrece "el gran banquete" porque estaba muerto y ha vuelto
a la vida, estaba perdido y se ha recobrado.
A la Luz del MAGISTERIO DE LA IGLESIA
El Papa Francisco nos ha llamado a vivir un Año Santo de la misericordia, un
jubileo en que celebramos el amor y la misericordia de Dios, que es inagotable y que hoy
necesitamos recibir, confirmar y afirmar en nuestras vidas, en nuestras familias y sociedad.
Bajo este acontecimiento eclesial y en la bondad del tiempo de la Cuaresma el Papa
Francisco nos recuerda algunas de las características del amor de Dios, desde la Sagrada
Escritura (catequesis del Papa Francisco del 13 enero 2016), que es presentado como "Dios
misericordioso" en el libro del Éxodo 34,6:
Cinco Características del amor de Dios
1.- Misericordioso: esta palabra evoca una actitud de ternura como la de una madre con su hijo.
De hecho, el término hebreo usado en la Biblia hace pensar a las vísceras o también en el vientre
materno. Por eso, la imagen que sugiere es aquella de un Dios que se conmueve y se enternece por
nosotros como una madre cuando toma en brazos a su niño, deseosa sólo de amar, proteger, ayudar,
lista a donar todo, incluso a sí misma.
2.- Bondadoso: tiene compasión y, en su grandeza, se inclina sobre quien es débil y pobre,
siempre listo para acoger, comprender, perdonar. Es como el padre de la parábola del hijo
prodigo: un padre que no se cierra en el resentimiento por el abandono del hijo menor, sino
al contrario continúa a esperarlo, lo ha generado, y después corre a su encuentro y lo
abraza, no lo deja ni siquiera terminar su confesión, como si le cubriera la boca, qué grande
es el amor y la alegría por haberlo reencontrado; y después va también a llamar al hijo
mayor, que está indignado y no quiere hacer fiesta, el hijo que ha permanecido siempre en
la casa, pero viviendo como un siervo más que como un hijo, y también sobre él el padre se
inclina, lo invita a entrar, busca abrir su corazón al amor, para que ninguno quede excluso
de la fiesta de la misericordia.
3.- Paciente: Dios es “lento para enojarse”. Dios sabe esperar, con los brazos abiertos, sabe
que somos suyos; Es como un sabio agricultor que sabe esperar, da tiempo a la buena
semilla para que crezca, a pesar de la cizaña (cfr. Mt 13,24-30).
4.- Grande: El amor de Dios no tiene límite. Incluso nos lo dice el evangelio de San Juan 3,
16. Es el amor que da el primer paso, que no depende de los méritos humanos. Es la
solicitud divina, en su misericordia que nada la puede detener, ni siquiera el pecado, porque
sabe ir más allá del pecado, vencer el mal y perdonarlo.
5.- Fiel: La fidelidad de Dios nunca falla, porque el Señor es el Custodio que, como dice el
Salmo 23,6, “La bondad y el amor de Dios nos acompañas todos los días de mi vida”.
Termina el Papa Francisco diciendo: experimentemos la alegría de ser amados por
este “Dios misericordioso y bondadoso, lento para enojarse y grande en el amor y en la
fidelidad”.
Conclusión
El amor de Dios nos lo han revelado, pero lo mejor es experimentarlo, vivirlo pues
sólo el AMOR, nos restituye nuestra dignidad y la alegría de vivir en medio de las
circunstancias personales que estemos pasando. Dios nos ama y nos invita como el hijo
prodigo a revestirnos de su misericordia y a ser parte de la fiesta de los hijos de Dios, hacer
quémenos al sacramento de Eucaristía y Reconciliación.
Dinámica
EL ESPEJO
Material
•
Una caja
•
Un espejo que quepa dentro de ella
•
Papel lustrina para forrar la caja
Indicaciones
1.- Forrar previamente la caja, y la tapa de la caja aparte a manera que se pueda tapar y
destapar.
2.- Poner el espejo dentro de la caja
3.- Decir a las personas que la misericordia de Dios es para las personas cuyo rostro está en
la caja.
4.- Pedir a varios o a todos, si son pocos que pasen de uno en uno y se asomen a la caja y
vean quien es el que recibe la misericordia de Dios.
5.- Al asomarse la gente claro que se verá así mismo. Preguntarles qué sintieron al
descubrir que eran ellos mismos.
6.- Terminar diciendo que la misericordia de Dios es para todos, etc.
Compromiso
Tener un gesto de gratitud por el amor que Dios nos tiene.
Oración final
Conscientes del amor personal e incondicional de nuestro Dios que nos abraza una y otra
vez en nuestras debilidades aclamemos la grandeza de su misericordia diciendo: porque
eterna es tu misericordia.
(Aclamaciones a dos coros)
Coro 1
- Señor tú me amas,
- Señor tú me has dado vida,
- Señor tú me regalas el don de la fe,
- Señor tú me das una familia,
- Señor, tu eres mi Padre,
- Padre, tú eres paciente conmigo,
- Padre, tu bondad y ternura son infinitas,
- Padre, tú me recibes como hijo prodigo,
- Padre, tú me abrazas y lavas mis miserias,
- Padre, tú me revistes con la gracia,
- Padre, tú me invitas a la mesa,
- Padre, tú no te cansas de esperarme,
- Padre, tú me llamas a la conversión
- Padre, tú me amas siempre
Coro 2
porque eterna es tu misericordia
porque eterna es tu misericordia
porque eterna es tu misericordia
porque eterna es tu misericordia
porque eterna es tu misericordia
porque eterna es tu misericordia
porque eterna es tu misericordia
porque eterna es tu misericordia
porque eterna es tu misericordia
porque eterna es tu misericordia
porque eterna es tu misericordia
porque eterna es tu misericordia
porque eterna es tu misericordia
porque eterna es tu misericordia
Todos: Gracias Padre, por tu amor sin reservas, gracias por tu fidelidad y grandeza, por
tu paciencia y tu misericordia; hoy te pedimos que nos ayudes, para regresar a ti con un
corazón arrepentido y que esta cuaresma sea para nosotros una oportunidad, para
reconocer la gran necesidad que tenemos de conversión y que como hijos pródigos nos
levantemos y corramos a tu encuentro, deseosos de tu abrazo lleno de misericordia y
perdón. Amén.
Tema 2
“Pasó haciendo el Bien”
Objetivo
Valorar la función de Jesús en nuestra vida y aprender de Él tratando de imitar su
conducta de Amor, Perdón y Misericordia para fortalecer o restablecer nuestra vida y
nuestro corazón.
Oración
Señor hoy vengo ante ti con mis miserias para que hagas de mi una nueva creatura,
para que pongas en mi un nuevo corazón, soy barro en tus manos, moldéame hazme una
nueva persona. Permíteme ser luz para otros, ilumina mi camino, y condúceme hacia ti. Te
amo y quiero amar a mis hermanos.
Canto
Oh buen Jesús
Hecho de Vida
El Evangelio nos invita siempre a la conversión, al cambio de vida. Todos pecamos
“Si decimos: nosotros no tenemos pecado nos engañamos” 1 Jn. 1, 8.
REFLEXIÓN 1
¿Presumir?
Juan, le dice a Pedro.
--- Lo que soñé anoche me tiene muy preocupado.
--- ¿Y qué fue lo que soñaste?--- le dice Pedro
--- Me encontraba en la entrada de una enorme ciudad, había frente a mí dos avenidas, y un
letrero que decía “Los que creen en Dios a la derecha, y los que no crean en Dios, para la
izquierda”. Claro que yo entré a la derecha.
--- ¡Muy bien!--- le contesta su amigo.
Juan sigue contando y dice:
--- Mas adelante el camino nuevamente se dividía, y un letrero decía: “A la derecha los que
tengan mucha fe; a la izquierda los que tengan poca fe”. Lógicamente me encaminé a la
derecha.
--- ¡Muy bien!-- dice Pedro -- Y luego ¿qué pasó?
--- Pues de pronto otra división en el camino y otro letrero: “A la derecha, quiénes
ayudaron mucho a los necesitados, a la izquierda los que ayudaron poco o nada”, yo
decididamente me fui a la derecha.
--- ¡Muy bien! – dice Pedro – Y ¿luego?
--- Pues una división más en el camino y otro letrero que decía “A la derecha los de corazón
limpio; a la izquierda los de corazón sucio”. Yo desgraciadamente me fui a la derecha.
Pedro lo interrumpe y dice:
--- ¿Por qué dices “desgraciadamente”? …
Juan contesta:
--- Porque me encontré en las puertas del infierno.
Así nosotros cuántas veces creemos que no tenemos pecados y nos consideramos buenas
personas y no es así, porque todos somos humanos y cometemos errores.
El único pecado que no puede ser perdonado, es el que no reconocemos. Es necesario
confesar que somos pecadores y no tan buenos como muchas veces tratamos de aparentar.
RELEXIÓN 2
Jesús no sólo habló del amor del Padre que siempre está dispuesto a perdonar, sino que Él
mismo perdonó a muchos pecadores y dejó a los apóstoles y a sus sucesores, obispos y
sacerdotes, el poder de perdonar los pecados “Les dijo: “Reciban el Espíritu Santo, a
quiénes ustedes perdonen los pecados, les queden perdonados…” Jn. 20,22-23.
Un sueño
Un criminal soñó una noche que estaba en una gran oscuridad, y que un precipicio se abría
a sus pies. Sentía que su vida había llegado al fin. Más allá del precipicio veía una gran luz
y a gente que estaba en un lugar cálido y alegre.
--- ¡Pobre de mí! – pensó, para llegar allí debo construir un puente de muchos kilómetros,
¿cómo lo puedo construir? ¡Moriré aquí sin llegar a ese lugar!
En ese momento, escuchó que una voz le decía:
--- Si lo quieres de verás, yo construiré ese puente.
--- ¿Quién eres? --- preguntó esperanzado.
--- Soy el sacramento de la confesión.
Una vez que Dios nos ha mostrado su rostro y nos permite distinguirlo entre lo malo que
hay en el mundo y las tentaciones muy atractivas que pueden confundirnos, ahora hay que
caminar hacia Él. A este caminar lo llamamos conversión y penitencia.
Iluminación
Texto Bíblico principal: Hechos, 10, 38
«Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, Jesús de Nazaret pasó haciendo el bien
y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él».
1.- Jesús es el Rostro misericordioso del Padre. La misericordia deja de ser solo un
concepto, se ha encarnado en Jesús. La misericordia ahora es palpable, es obra de salvación
para los todos así nos lo revela los Evangelios.
Nos dice el documento del Rostro de la Misericordia del Papa Francisco (cfr. MV n. 8):
 El amor de Dios se ha hecho ahora visible y tangible en toda la vida de Jesús. Su
persona no es otra cosa sino amor. Un amor que se dona gratuitamente. Sus
relaciones con las personas que se le acercan dejan ver algo único e irrepetible. Los
signos que realiza, sobre todo hacia los pecadores, hacia las personas pobres,
excluidas, enfermas y sufrientes llevan consigo el distintivo de la misericordia. En
Él todo habla de misericordia. Nada en Él es falto de compasión.

Jesús, ante la multitud de personas que lo seguían, viendo que estaban cansadas y
extenuadas, pérdidas y sin guía, sintió desde lo profundo del corazón una intensa
compasión por ellas (cfr Mt 9,36). A causa de este amor compasivo curó los
enfermos que le presentaban (cfr Mt 14,14) y con pocos panes y peces calmó el
hambre de grandes muchedumbres (cfr Mt 15,37).

Lo que movía a Jesús en todas las circunstancias no era sino la misericordia, con la
cual leía el corazón de los interlocutores y respondía a sus necesidades más reales.
Cuando encontró la viuda de Naím, que llevaba su único hijo al sepulcro, sintió gran
compasión por el inmenso dolor de la madre en lágrimas, y le devolvió a su hijo
resucitándolo de la muerte (cfr Lc 7,15). Después de haber liberado el endemoniado
de Gerasa, le confía esta misión: « Anuncia todo lo que el Señor te ha hecho y la
misericordia que ha obrado contigo » (Mc 5,19).

También la vocación de Mateo se coloca en el horizonte de la misericordia. Pasando
delante del banco de los impuestos, los ojos de Jesús se posan sobre los de Mateo.
Era una mirada cargada de misericordia que perdonaba los pecados de aquel hombre
y, venciendo la resistencia de los otros discípulos, lo escoge a él, el pecador y
publicano, para que sea uno de los Doce.
Jesús pasó haciendo el bien a todos, sirviendo, enseñando, sanando, liberando, etc. En las
parábolas de la misericordia de San Lucas descubrimos como Jesús tiene misericordia (Lc
15, 4-7):
 Siente compasión de las gentes, porque están cansadas y abatidas, como ovejas sin
pastor (cf. Mt 9, 35-36).
 Busca las dispersas y las descarriadas (cf. Mt 18, 12-14) y hace fiesta al
encontrarlas, las recoge y defiende, las conoce y llama una a una (cf. Jn 10, 3).
En esta cuaresma debemos abrir nuestro corazón a Jesús y permitir que "pase" y se
quede con nosotros, en nosotros, y sane y cure nuestras heridas y enfermedades. Podemos
pedirle hoy a Jesús que perdone nuestros pecados, que nos levante de donde hemos caído y
nos ilumine siempre en el bien y la verdad.
¿Que necesitas que Jesús hoy haga por ti?, ¿De qué manera necesitas que Jesús actué en
tu vida y en tu familia?
Sí Jesús sana y libera, da la vista a los ciegos y levanta al paralitico, ¿qué necesitamos
nosotros para lograr nuestra curación? Primero que todo saber qué me pasa, qué me duele,
qué molestia siento, que enfermedad sufro en este momento. Podemos padecer el cáncer de
la inmoralidad, de la indiferencia o la pulmonía del enfado, la impaciencia que nos hace
reñir, discutir en todo momento, etc. Una vez localizado nuestro mal lo siguiente es acudir
al doctor, a la Iglesia, al sacerdote, a la oración, a la Eucaristía, al sacramento de la
reconciliación.
Sólo necesitamos arrepentimiento sincero y apertura de corazón, docilidad de espíritu
para llamarle a nuestra enfermedad o pecado por su nombre, ser honestos y elevar
nuestra voz y decirle al Señor que necesitamos de su amor, de su misericordia, de su
poder y gracia.
2.- "Sean misericordias como el Padre es misericordioso". Este mandato lo ha dejado
Jesús a sus discípulos y hoy de manera especial nos lo recuerda el Papa Francisco en este
Año de la misericordia.
Como bautizados, como hijos de Dios, como laicos en la Iglesia debemos "hacer el
bien", debemos desgastar nuestra vida en el anuncio del Evangelio, no solo con palabras
sino con nuestras obras, viviendo en la bondad, en el amor, en el perdón, en la verdad, en la
justicia y en la paz.
Nos toca a nosotros: (ser misericordiosos, perdonar)
 Amar: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. (Mc. 12, 31); incluso a los
enemigos (Mt. 5,46)
 Perdonar: “hasta setenta veces siete” (Mt 18,22)
 Si pedimos compasión y misericordia a Dios, también nosotros la debemos
practicar: “¿No debías tener también tu compasión de tu compañero como yo me
compadecí de ti?” (Mt 18,33)
 Servir, dar, consolar, etc. (lo veremos mañana en el tercer tema)
Así, la misericordia no es solo el obrar del Padre, sino que ella se convierte en el
criterio para saber quiénes son realmente sus hijos; estamos llamados a vivir de
Misericordia porque a nosotros, en primer lugar se nos ha aplicado Misericordia.
¡Como es difícil muchas veces perdonar! Y, sin embargo, el perdón es el instrumento
puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón. Dejar caer o
quitar de nuestros corazones el rencor, la rabia, la violencia, y la venganza son condiciones
necesarias para vivir felices, para tener paz y buscar el bien en todo momento y lugar.
La Iglesia vive una vida auténtica, cuando profesa y proclama la misericordia—el
atributo más estupendo del Creador y del Redentor—y cuando acerca a los hombres a las
fuentes de la misericordia del Salvador, de las que es depositaria y dispensadora. En este
ámbito tiene un gran significado la meditación constante de la palabra de Dios, y sobre todo
la participación consciente y madura en la Eucaristía y en el sacramento de la penitencia o
reconciliación.
La Eucaristía nos acerca siempre a aquel amor que es más fuerte que la muerte: en
efecto, « cada vez que comemos de este pan o bebemos de este cáliz », no sólo anunciamos
la muerte del Redentor, sino que además proclamamos su resurrección, mientras esperamos
su venida en la gloria. El mismo rito eucarístico, celebrado en memoria de quien en su
misión mesiánica nos ha revelado al Padre, por medio de la palabra y de la cruz, atestigua
el amor inagotable, en virtud del cual desea siempre El unirse e identificarse con nosotros,
saliendo al encuentro de todos los corazones humanos. Es el sacramento de la penitencia o
reconciliación el que allana el camino a cada uno, incluso cuando se siente bajo el peso de
grandes culpas. En este sacramento cada hombre puede experimentar de manera singular la
misericordia, es decir, el amor que es más fuerte que el pecado. Se ha hablado ya de ello en
la encíclica Redemptor Hominis.
Conclusión
Pidamos, pero no como quien cree merecerlo todo. Pidamos conscientes de que
Dios nos ama, nos busca y nos espera con nuestras debilidades y cargas. Y así como le
pedimos, sepamos ofrecerle el homenaje de nuestra fe y nuestra confianza total, amando y
haciendo el bien a los que nos rodean, siendo ahora nosotros misericordiosos como el
padre.
Dinámica
Material:
•
Una canasta
•
Algunas piedras
•
Cordón o listón recortado en pedazos de 50 cm.
Indicaciones:
Con los cordones o listones nos atamos unos a otros las manos y tomamos una piedra. Esto
estará representando que todos de alguna manera somos acusados (como la mujer pecadora)
y todos somos acusadores (como los fariseos). Una persona lee lentamente Jn. 8, 1-11.
Después el que dirige dice “¿Dónde está?, ¿Ninguno te ha condenado?”, todos responden
“Ninguno Señor” el dirigente continúa: “Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no
vuelvas a pecar”.
Entonces todos se desatan unos a otros, amontonan las piedras y los lacitos.
Terminamos con la oración final y el canto “Gracias quiero darte”
Compromiso
Amar hasta el extremo de perdonar y sentirme perdonado. Acercarme al sacramento de la
Reconciliación y Eucaristía.
Oración Final
―Quédate con nosotros (Doc. de Aparecida)
Quédate con nosotros, Señor, acompáñanos aunque no siempre hayamos sabido
reconocerte. Quédate con nosotros, porque en torno a nosotros se van haciendo más densas
las sombras, y tú eres la Luz; en nuestros corazones se insinúa la desesperanza, y tú los
haces arder con tu amor y misericordia. Estamos cansados del camino, pero tú nos
confortas en la fracción del pan para anunciar a nuestros hermanos que en verdad tú has
resucitado y que nos has dado la misión de ser testigos de tu resurrección.
Quédate en nuestras familias, ilumínalas en sus dudas, sostenlas en sus dificultades,
consuélalas en sus sufrimientos y en la fatiga de cada día, cuando en torno a ellas se
acumulan sombras que amenazan su unidad y su naturaleza. Tú que eres la Vida, quédate
en nuestros hogares, para que sigan siendo nidos donde nazca la vida humana abundante y
generosamente, donde se acoja, se ame, se respete la vida desde su concepción hasta su
término natural.
Quédate, Señor, con aquéllos que en nuestras sociedades son más vulnerables; quédate con
los pobres y humildes, con migrantes y marginados.
Quédate, Señor, con nuestros niños y con nuestros jóvenes, que son la esperanza y la
riqueza de nuestra sociedad y nuestra Iglesia, protégelos de tantas insidias que atentan
contra su inocencia y contra sus legítimas esperanzas. ¡Oh buen Pastor, quédate con
nuestros ancianos y con nuestros enfermos. ¡Fortalece a todos en su fe para que seamos tus
discípulos misioneros! Amén.
Tema 4
Obras de Misericordia. La esperanza del cielo.
Objetivo
Recordar que una fe sin obras queda infecunda y las obras de misericordia son
distintas oportunidades para hacer el bien a los más necesitados.
Oración
Señor Jesús, tu que eres el rostro de la misericordia del Padre, permítenos ser
misericordioso como Tú lo eres y podamos descubrir en los acontecimientos de la vida
cotidiana, las necesidades de nuestros hermanos y con un corazón generoso respondamos
ante ellas. Amén
Canto
Hazme un instrumento de tu paz, Si yo no tengo amor, Con nosotros está.
Hecho de Vida
El que hace una obra de misericordia Dios lo recompensará en Prov. 19,17 dice: “El
que tiene compasión del pobre le presta a Dios: Él sabrá pagar su deuda”. Hagamos lo que
podamos ahí donde estemos.
REFLEXIÓN
Un ángel se apareció a una familia rica y le dijo a la dueña de la casa: “Te traigo una
buena noticia, esta noche el Señor Jesús vendrá a visitarte en tu casa”. La mujer quedó muy
entusiasmada por este milagro y se dispuso a preparar una excelente cena para recibir a
Jesús. De repente sonó el timbre, era una mujer embarazada, mal vestida, que le dijo:
“Señora ¿no tendrá trabajo?, pues tengo mucha necesidad”, “Vuelva otro día” le contestó la
mujer, “pues estoy muy ocupada con la cena para una importante visita”. Poco después, un
hombre sucio de grasa tocó a la puerta y dijo: “Señora, mi camión se descompuso aquí en la
esquina. ¿Por casualidad no tendrá una caja de herramienta que me pueda prestar?” Ella
ocupada en limpiar los vasos de cristal se molestó y dijo: “¿Usted cree que mi casa es un
taller mecánico? Retírese y no ensucie mi entrada con esos pies sucios.” Y siguió con los
preparativos para la cena. Más tarde volvieron a tocar la puerta, emocionada fue a abrir
pensando que Jesús había llegado, pero no era Jesús, era un niño harapiento de la calle
“Señora, ¿me puede regalar un plato de comida?” dijo el niño, la señora molesta dice:
“¿Pero cómo te voy a dar comida si todavía no hemos cenado? ¡Vuelve mañana!”. La cena
estaba lista y toda la familia emocionada esperaba la gran visita, pero pasaron las horas y
Jesús no aparecía. Cansados de esperar empezaron a comer los coctelitos, tiempos después
el sueño hizo olvidar la gran cena… A la mañana siguiente al despertar, la señora se
encontró frente al ángel y le grita: “¡Cómo es que me mentiste, preparé todo con esmero y
Jesús nunca apareció!” el ángel contestó: “No mentí, sólo que usted no tuvo ojos para ver a
Jesús en cada persona necesitada.
Cuántas veces se abra cruzado Jesús en nuestros camino en las personas necesitadas,
y nosotros no lo hemos conocido, porque estamos absortos en nuestro mundo.
Iluminación
El Papa Francisco nos ha anunciado una buena noticia: el Año de la Misericordia y
nos dice en su Bula Misericordie Vultus: es mi vivo deseo que el pueblo cristiano
reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será
un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la
pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los
privilegiados de la misericordia divina. La predicación de Jesús nos presenta estas obras de
misericordia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos suyos.
Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de
beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los
presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar
consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste,
perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los
vivos y por los difuntos. (MV15)
Estas obras de misericordia no deben quedar entendidas como una simple actitud de
compasión, más bien se identifican con la sobreabundancia de caridad y justicia como lo
señala Pablo en su canto a esta virtud: la caridad es sufrida, bienhechora; la caridad no tiene
envidia, no obra precipitadamente, no se ensoberbece, no es ambiciosa, no busca sus
intereses, no se irrita, no piensa mal, no se huelga de la injusticia, se complace en la verdad;
a todo se acomoda, cree en todo, todo lo espera y lo soporta todo. 1 Cor 13,4-7.
Las obras de misericordia corporales, en su mayoría salen de una lista hecha por el
Señor en su descripción del Juicio Final: 'Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión
del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y
me disteis de comer, sediento y me disteis de beber, era forastero y me hospedasteis, estuve
desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, encarcelado y fuisteis a verme'. Los
justos le contestarán entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer,
sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y
te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos ver?'. Y el rey les dirá:
'Os aseguro que, cuando lo hicisteis con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo
hicisteis (Mt 25, 31-46).
La lista de las obras de misericordia espirituales la ha tomado la Iglesia de otros
textos que están a lo largo de la Biblia y de actitudes y enseñanzas del mismo Cristo: el
perdón, la corrección fraterna, el consuelo, soportar el sufrimiento, etc.
Para poder realizar las obras de misericordia, primero tenemos que amar a Dios. El
amor al prójimo es el fruto de nuestro amor a Dios. Si pretendemos primero amar a los
demás sin antes amar a Dios, estaremos siendo altruistas, filántropos o benefactores; esto
no está mal, pero como cristianos debemos amar al prójimo desde Dios. Al amar al prójimo
desde Dios , hay un flujo de gracia invisible, que viene de Dios y que va más allá de la
misma que se está dando.
¿Por qué hemos practicar las obras de misericordia?
1. Porque comunica gracias a quien las ejerce al cumplir la voluntad de Dios. “Dad y
se os dará” (Lc.6,38).
2. Porque es una forma de ir borrando la pena que queda en el alma por los pecados ya
perdonados. “Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos alcanzarán
misericordia” (Mt. 5,7).
3. Porque nos ayudan a alcanzar el camino al Cielo, haciéndonos más parecidos a
Jesús al imitar sus actitudes para con los demás, cambiando los bienes temporales
por los eternos. “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín
corrompen, y donde los ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo,
donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (Mt.6,19-34).
Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a
nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales (CIC 2447. cf Is 58, 6-7: Hb
13, 3).
Hay catorce obras de misericordia: siete corporales y siete espirituales.
6) Sufrir con paciencia los defectos del
Obras
de
misericordia
prójimo
CORPORALES:
1) Visitar a los enfermos
7) Rezar a Dios por los vivos y por los
2) Dar de comer al hambriento
difuntos.
3) Dar de beber al sediento
4) Dar posada al peregrino
5) Vestir al desnudo
6) Visitar a los presos
7) Enterrar a los difuntos
Obras
de
misericordia
ESPIRITUALES:
1) Enseñar al que no sabe
2) Dar buen consejo al que lo necesita
3) Corregir al que se equivoca
4) Perdonar al que nos ofende
5) Consolar al triste
El temista puede explicar solo algunas de las obras, según el tiempo se lo permita
OBRAS CORPORALES.
1. Dar de comer al hambriento. Y
2. Dar de beber al sediento: estas dos se complementan y se refieren a la ayuda que
debemos procurar a los más necesitados en alimento y otros bienes. «El que
tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer
que haga lo mismo» (Lc 3, 11). Otros ejemplos los veremos en 1 Reyes 17, 7-16
(viuda de Sarepta); Gn. 19, 1-21 (Abraham recibe 3 hombres) y Jn. 4, 1-45 (la
samaritana).
3. Dar posada al peregrino: en la antigüedad era de vida o muerte alojar al viajero,
en la actualidad no lo es así, más sin embargo San Pablo nos recomienda: “No
dejen de practicar la hospitalidad, pues algunos dieron alojamiento a ángeles sin
saberlo”. (Hb. 13, 2), refiriéndose a Abraham y a Lot.
4. Vestir al desnudo: esta obra se dirige a atender otra necesidad básico: el vestido.
(Is. 58,6-7).
5. Visitar al enfermo: se refiere a una verdadera atención a los enfermos y
ancianos, a acompañarles y además esta obra se refiere a auxiliar a los heridos.
El mejor ejemplo lo tenemos en la parábola del Buen Samaritano que curó las
heridas y, al no poder continuar ocupándose directamente, confió los cuidados a
otro a quien ofreció pagarle (Lc.10,30-37).
6. Visitar a los encarcelados: Consiste en visitar a los presos y prestarles ayuda
material y asistencia espiritual que les sirva para mejorar como personas,
enmendarse, aprender a desarrollar un trabajo que les pueda ser útil cuando
terminen el tiempo asignado por la justicia. Significa liberar a los inocentes y
secuestrados (Hb. 13, 3).
7. Enterrar a los difuntos: esta obra, aunque pareciera obvia, es importante ya que
es necesaria la digna sepultura del cuerpo porque ha sido alojamiento del
Espíritu Santo (1 Cor. 6,19). Un ejemplo es el de Cristo quien no tenía lugar
sobre el que reposar; un amigo, José de Arimatea, le cedió su tumba, pero no
sólo eso, sino que tuvo valor para presentarse ante Pilato y pedirle el cuerpo de
Jesús. También participó Nicodemo, quien ayudó a sepultarlo. (Jn. 19, 38-42)
Si queremos ayudar a los demás, hemos de amarles. Un hombre y una sociedad que
no reacciona ante las tribulaciones o las injusticias, y que no se esfuerce por aliviarlas,
no son un hombre y una sociedad a la medida del amor del Corazón de Cristo.
OBRAS ESPIRITUALES
1. Enseñar al que no sabe: consiste en enseñar al ignorante en cualquier tema así
como en temas religiosos, por medios escritos, palabra, cualquier método de
comunicación o directamente. "Los que enseñan la justicia a la multitud,
brillarán como las estrellas a perpetua eternidad" (Dan. 12, 3b).
2. Dar buen consejo al que lo necesita: el consejo debe ser ofrecido no forzado y
preferiblemente hay que esperar a que sea requerido. Para darlo se debe estar en
sintonía con Dios, solo así el consejo será bueno; no se trata de dar opiniones
3.
4.
5.
6.
7.
personales, sino de aconsejar bien a quien lo necesita. “Los guías espirituales
brillarán como resplandor del firmamento”. (Dan. 12, 3a).
Corregir al que se equivoca: esta obra se refiere a corregir el pecado, no
cualquier error. La corrección fraterna nos la explica el mismo Jesús: “si tu
hermano peca, vete a hablar con él a solas para reprochárselo. Si te escucha, has
ganado un hermano” (Mt. 19, 15-17). La corrección debe ser con mansedumbre
y humildad. El apóstol Santiago también nos dice: “Sepan esto: el que endereza
a un pecador de su mal camino, salvará su alma de la muerte y consigue el
perdón de muchos pecados”. (St. 5, 20).
Perdonar las injurias: perdonar las ofensas significa superar la venganza y el
resentimiento, es tratar amablemente al que nos ha ofendido. “Perdonan nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden” (Mt.6,915). Otro ejemplo de perdón lo tenemos en el Antiguo Testamento, cuando José
perdonó a sus hermanos por haberle querido matar y venderlo. (Gen. 45,5). Y el
mayor perdón es el de Cristo en la Cruz: “Padre, perdónalos, porque no saben lo
que hacen” (Lc. 23,34).
Consolar al triste: el cuidar al triste o deprimido se asemeja a cuidar un enfermo
y muchas veces es determinante en la aflicción. “Cuando se acercaba a la puerta
de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era
viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo
compasión de ella, y le dijo: No llores. Y, acercándose, tocó el féretro. Los que
lo llevaban se pararon, y él dijo: Joven, a ti te digo: Levántate. El muerto se
incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre." (Lc. 7,11-17).
Sufrir con paciencia los defectos de los demás: La tolerancia y la paciencia ante
los defectos ajenos es virtud y es una obra de misericordia. Sin embargo, cuando
el soportar esos defectos causa más daño que bien, no se debe ser tolerante. Con
mucha caridad y suavidad, debe hacerse la advertencia.
Orar por vivos y difuntos: es importante orar por todos, sin distinción. “El quiere
que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” ( 1 Tim 2, 2-3). Los
difuntos que están en el Purgatorio dependen de nuestras oraciones. Es una
buena obra rezar por éstos para que sean libres de sus pecados (2 Mac. 12, 46).
Conclusión
Las obras de misericordia son oportunidades que nos da Dios para demostrarle
nuestro amor a través de nuestros hermanos más desprotegidos y vulnerables; es una
forma de demostrar que verdaderamente somos discípulos suyos.
Hagamos con alegría las obras de misericordia, porque como dijo San Juan de la
Cruz: “en la tarde de la vida, seremos juzgados en el amor”.
Dinámica
Las frases
Material
•
Hojas de máquina
•
Un marcador
Indicaciones
1.
Escribir en hojas de máquina algunas frases cotidianas que coincidan con ciertas
frases bíblicas que estarán escritas en otras hojas.
2.
Dividir al grupo de los asistentes en dos equipos. A uno se le entregará las frases
bíblicas y al otro equipo las frases que coinciden con las anteriores.
3.
Pedir que busquen a la persona que tenga la frase que coincida y que comenten
entre ellos sobre el contenido de las mismas. (Tiempo para comentar 3 minutos)
4.
Pasar por parejas a leer las frases para compartirlas a todas.
FRASES COTIDIANAS
Perdona al ofensor y saldrás
vencedor
Quien tiene penas tiene piedad de las
ajenas.
Para vencer las tinieblas sólo basta
un rayo de luz
Si quieres
padecer.
vencer
aprender
a
Si eres clemente serás feliz siempre.
Ámame cuando menos lo merezca,
porque es cuando más lo necesito.
Quien al pobre dio, a Dios prestó.
Quien bien hace a su enemigo, a
Dios tendrá por amigo.
A dar no nos neguemos, pues Dios
nos da para que demos.
Si la enseñanza es buena, no importa
quién te la de.
Nuestros actos son semillas, lo que
sembramos es lo que cosecharemos.
Cuando en el corazón hay luz, todo
se viste de luz.
FRASES BÍBLICAS
“Perdona a tu prójimo a sí cuando tú
lo pidas serás perdonado” Sir. 28,2.
“Feliz el que tiene piedad de los que
están en desgracia” Prov. 14,21.
“Dejemos pues las obras propias de
la oscuridad y tomemos las armas de
la luz” Rom. 13,12.
“No te dejes vencer por el mal, más
bien vence el mal con el bien” Rom.
12,21.
“El que responde haciendo el bien,
asegura su porvenir” Sir. 3, 31.
“Este es mi mandamiento, que se
amen unos a otros como yo los he
amado” Jn. 15, 16.
“Cuando lo hicieron con alguno de los
más pequeños de estos mis
hermanos, me lo hicieron a mí”. Mt.
25, 40.
“Bendigan a quiénes los persigan,
bendigan y no maldigan” Rom. 12,14.
“Hijo, no niegues su pan al pobre; no
hagas esperar al que te mira con ojos
suplicantes” Sir. 4,1.
“Enséñeles a cumplir todo lo que yo
les he encomendado” Mt. 28,20.
“Las semillas que están en buena
tierra, son las que reciben la palabra
de Dios, la conservan y dan fruto” Lc.
8,15.
“Hagan pues que brille su luz ante los
hombres” Mt. 5, 42.
Compromiso
Hacer de nuestro diario vivir como cristianos, la práctica de las Obras de
Misericordia Corporales y Espirituales.
Oración Final
Santa María Faustina
“Oh Señor, deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti.
Que este supremo atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de
mi corazón al prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o
juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda
a ayudarla.
Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las
necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable
negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para
todos.
Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras
para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles
y más penosas.
Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure
a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. (...)
Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los
sufrimientos de mi prójimo (...)
Que Tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí” (Diario, 163).
Tema 5
Año de Gracia
Objetivo
Motivar a celebrar el año de gracia, año de misericordia no como un suceso sino
como un acontecimiento salvífico que requiere de nosotros un proceso de conversión.
Oración
María madre de misericordia, intercede por nosotros para que nos dejemos guiar por el
espíritu santo y la misericordia del señor llegue a nosotros y a todos los hombres,
nuestros hermanos de generación en generación como tú nos has dicho.
Canto
Sois la semilla
Hecho de vida
En el Evangelio de Mateo 5, 16 Jesús dice: “Así pues debe brillar su luz ante los
hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre de ustedes que está en
los cielos”
REFLEXIÓN Las tinieblas y la luz
Se cuenta que cien mil personas estaban reunidas en un estadio:
El Padre Keller les estaba hablando y de pronto interrumpe lo que está diciendo para
informar:
--- No se alarmen ustedes; pero serán apagadas las luces.
Y en seguida el estadio queda en profunda oscuridad.
El padre dice:
--- En este momento yo encenderé un cerillo, los que vean su luz digan simplemente
“sí”.
Y en cuanto el padre enciende el cerillo la gente grita: “¡Sí!”.
El padre dice:
--- Al igual que la luz del cerillo, cualquier acto de bondad de cualquiera de ustedes
brillará en la oscuridad de un corazón humano. Por pequeño que sea un acto de bondad,
no puede pasar desapercibido.
Luego el padre agrega:
--- Ustedes pueden hacer mucho más. Todos los presentes que tengan un cerillo
enciéndalo por favor.
De pronto la oscuridad se convierte en un mar de pequeñas llamas que hacen que el
estadio se ilumine.
El padre dice:
--- ¿Están viendo ustedes?... todos juntos lograremos acabar con las tinieblas.
Pues así nosotros también con nuestras obras de misericordia podemos ser luz para los
demás, sólo basta dejarnos guiar por Jesús nuestros Señor, llevando su palabra y
haciendo el bien en la medida de nuestras posibilidades y capacidades.
Iluminación
"EL BUEN LADRÓN: MISTERIO DE MISERCICORDIA"
El Buen Ladrón, conocido como San Dimas, fue el primer santo de la historia de la
Iglesia. Crucificado a la derecha de Jesucristo, le reconoció como Hijo de Dios. Sus
palabras fueron “Acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”, y obtuvo de Cristo la
promesa que no hizo a nadie más: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”.
El buen ladrón entendió en la cruz que tenía dos deudas con Jesucristo. Una infinita,
la vida, que no hubiera podido devolver nunca. y otra todo lo que había robado. Su
gran acierto fue entender cuál de las dos era más importante, la primera. Se dio
cuenta de que ni con toda una vida por delante podría devolverle a Cristo la deuda de
haberle creado y la otra lo que había robado, Supo entonces que haber desaprovechado
sus talentos no era el fin ni mucho menos. Si Cristo le había dado algo tan grande -la
vida- gratuitamente, le podía perdonar gratuitamente. Y esa oportunidad se le
presentaba en la cruz casi al final de su vida. Pero hemos escuchado que esta
oportunidad no se ha dado a nadie, y es un misterio de su misericordia, Y que es igual
de grande para nosotros. Pero nos deja muy claro cuál es el Camino.Recordemos sus
palabras en Mt, 9,13 (VAYAN Y APRENDAN LO QUE ES MISERICORDIA Y
NO SACRIFICIOS)
Lucas 4:18-19,21
18. El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los
pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la
vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos
19. y proclamar un año de gracia del Señor.
21. Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la escritura que acaban de oír.
Antes de compartir este texto conviene recordar que Jesús viene del desierto.Lc,1 yss.
En estos versículos podemos apreciar algunas metáforas que nos muestran la
realidad del mundo en que vivimos.
Una metáfora es como un símbolo que refleja una verdad mucho más profunda, y Cristo
está haciendo referencia a cuatro metáforas en este pasaje, los pobres, los cautivos, los
ciegos y los oprimidos y cada una de ellas encierra un mensaje mucho más intenso.
Cada una de ellas se refiere a los incrédulos, los no convertidos a Cristo.
Se refieren a los que se creen ricos pero en realidad viven en la mayor pobreza que
pueda existir, también a los que parecen disfrutar de su libertad, pero que en realidad
son presos de sus propios deseos, se refieres a los que creen que pueden ver pero en
realidad están cegados por su orgullo y también a los oprimidos que aparentan tener
todo bajo control pero que en realidad tienen su vida convertida en un caos total.
En pocas palabras este pasaje refleja la realidad espiritual del mundo en que vivimos.
Lo primero que nos dice el versículo 18 es “El Espíritu del Señor está sobre
mi”, esto hace referencia directa al Mesías y significa que el Espíritu de Dios lo ha
ungido, y su primer objetivo es predicar el evangelio o las buenas noticias a los pobres,
pero estas buenas noticias a los pobres no se refieren a la prosperidad financiera, a salir
de la pobreza, no nos hablan de una campaña política para eliminar la pobreza material
del mundo, sino que se refiere a recibir riquezas que son espirituales.
La buena noticia que trae Jesús es para quienes están espiritualmente pobres y
no tienen donde conseguir lo que necesitan, se han cansado de buscar y de no conseguir
lo que les hace falta.
POBREZA ESPIRITUAL
La palabra griega que se usa para referirse a esta pobreza se traduce como:
temblar, retroceder, encogerse, así que se refiere directamente a alguien que parece un
mendigo, que ha llegado a tal grado de humillación que no puede siquiera levantar la
cabeza para mirar a los ojos de quienes le están ayudando.
Es alguien que ha llegado a someter todo su orgullo con el fin de poder conseguir
ayuda.
Esta persona es la que ha alcanzado la pobreza más extrema y no sabe quién
puede suplir lo que le hace falta, así que está desesperadamente listo para buscar a
Cristo.
Es curioso que cuando todo lo que hacemos confiados en nosotros mismos
fracasa, no nos queda más recurso que acudir a Dios.
Una pasaje que describe este tipo de pobreza se encuentra en Lucas 16:20-21 (El rico y
lázaro)
Esta es la pobreza que Cristo viene a bendecir con una riqueza que no es
material, sino que espiritual.
Mateo 5:3
«Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.
La bendición solo se alcanza cuando rendimos todo a Jesús.
No es posible ser un cristiano, si nuestro corazón no se ha rendido por completo
a Cristo y esta rendición solo se logra en la humillación de nuestro “Yo”. Muriendo a
nosotros mismos es cuando Jesús empieza a desarrollarse en nuestras vidas.
Tampoco es posible ser ayudado por Dios mientras no reconozcamos nuestra pobreza
espiritual, ya que es vital tomar conciencia de nuestro estado sin Dios, para buscar su
ayuda.
Apocalipsis 3:17
Dices: "Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada”; pero no te das cuenta de
que el infeliz y miserable, el pobre, ciego y desnudo eres tú.
Cuando empezamos a pensar que todo está bien con nosotros, que ya no necesitamos la
influencia de Dios como antes, o la ayuda de otros cristianos, cuando la Biblia deja de
ser importante, hemos vuelto a poner nuestra confianza en quiénes somos y esto
inmediatamente nos separa de Dios.
Juan 15:5
»Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará
mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.
Esta descripción se asemeja mucho a la de Lucas, en este mensaje a la iglesia de
Laodicea, Jesús le está diciendo que mientras no dejen de pensar que están bien en sus
vidas, en su cristianismo, él no los puede ayudar.
LIBERAR A LOS CAUTIVOS
Un cautivo es alguien privado de la libertad, es un esclavo, alguien que paga una
pena en la cárcel, pero sabemos por lo que nos dicen los evangelios que Jesús no liberó
a ningún preso mientras estaba en la tierra, ni siquiera a Juan el Bautista quien estaba
encarcelado.
Así que a ¿qué tipo de presos se refiere la escritura? Se refiere a los que están
presos de la culpa, del remordimiento a causa de sus pecados de sus faltas, son los no
convertidos también, o convertidos a medias, La buena noticia es que Cristo vino a
liberar a las personas del pecado.
La palabra que se usa para liberar, se refiere al Perdón, la absolución de la pena.
El que es liberado por Cristo, es liberado de la culpa que genera el pecado delante de
Dios.
DAR VISTA A LOS CIEGOS
En tercer lugar nos encontramos con que el Mesías dará vista a los ciegos.
Aquí podemos ver que realmente Cristo si curó a las personas de su ceguera física, en
los evangelios se nos cuenta de la curación de varias personas ciegas y nos
encontraremos en Lucas con algunos de estos casos, sin embargo la escritura se refiere a
la ceguera espiritual.
Y los que se encuentran en oscuridad espiritual,
LIBERTAD PARA LOS OPRIMIDOS
Los oprimidos son las personas a las que Jesús invitó en Mateo 11:28-29
»Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.
29
Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón,
y encontrarán descanso para su alma.
El pecado es una carga tan pesada que provoca angustia en el corazón, Dios nos puede
liberar de esa angustia tan grande.
El Papa Francisco cita a tres papas para señalar su especial atención al tema de la
misericordia:
Papa Juan XX111, dijo: Ahora la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de
la misericordia en lugar de cruzar los brazos del rigor. (LOS PAPAS Y LA
MISERICORDIA
Papa Juan Pablo 11 ora por la difusión del mensaje del Amor Misericordioso.
Quiero consagrar al mundo a la misericordia divina. Lo hago con el deseo
ardiente de que el amor misericordioso de Dios, proclamado aquí a través de
Santa Faustina, llegue a todos los habitantes de la tierra y llene su corazón de
esperanza.
Papa Benedicto XVI. La cruz nos revela la gravedad del pecado y la fuerza
transformadora de la misericordia.
Aquel a quien nosotros mismos hemos atravesado, con nuestras culpas, no se cansa
de derramar en el mundo un torrente inagotable de amor misericordioso.
MARIA MADRE DE MISERICORDIA.
MARIA es experta en misericordia, porque su corazón esta en perfecta sintonía
con Cristo. Todo en su vida fue plasmado por la presencia de LA misericordia hecha
carne. María atestigua que la Misericordia del hijo de Dios no conoce límites y alcanza
a todos sin excluir a ninguno.
Dinámica
Luz para todos
Material:
•
Una mesita
•
Un cirio
•
Suficientes velas
Indicaciones
Encender el cirio y explicar qué representa la luz de Cristo, entregar a cada uno
de los asistentes una vela e invitar a dos o tres personas (según los asistentes), a
encender su vela del cirio y que al pasar a su lugar se vayan pasando la luz de unos a
otros hasta que todos tengan su vela encendida.
Brevemente explicar que así como se fueron pasando la luz del cirio, unos a
otros, así también podemos llevar la misericordia y la palabra de Dios a los demás y ser
luz para todos.
Y así, con la luz de Cristo en nuestras manos, hagamos un propósito en nuestro
corazón y ofrezcámoslo a Jesús.
Compromiso
Visitar la Puerta de la Misericordia en peregrinación personal, familiar o con mi
comunidad parroquial
Oración Final
Señor, Tú me llamaste para ser instrumento de tu gracia, para anunciar la buena nueva,
para sanar las almas. Instrumento de paz y de justicia pregonero de todas tus palabras,
agua para calmar la sed hiriente, mano que bendice y que ama.
Señor, Tú me llamaste para curar los corazones heridos para gritar en medio de las
plazas, que el amor está vivo, para sacar del sueño a los que duermen y liberar al
cautivo. Soy cera blanda entre tus dedos, haz lo que quieras conmigo.
Señor, Tú me llamaste para salvar al mundo ya cansado, para amar a los hombres que
Tú, Padre, me diste como hermanos. Señor, me quieres para abolir las guerras y aliviar
la miseria y el pecado; hacer temblar las piedras y ahuyentar a los lobos del rebaño.
Amén.