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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD DEL ZULIA FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN DIVISIÓN DE ESTUDIOS PARA GRADUADOS PROGRAMA MAESTRIA CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN MENCIÓN NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN, GLOBALIZACIÓN Y DESARROLLO SOCIAL Su enfoque en el contexto venezolano, específicamente en el estado Monagas VILMA MATA, C.I. 9.457.344 BELQUIS OROZCO, C.I. 23.605.267 CIRO RAMONES, C.I 9.747.867 OCTUBRE 23 DE 2010 Maturín, ESTADO MONAGAS INTRODUCCIÓN Hablar de tecnología es hacer énfasis inmediato en la gran mayoría de los aspectos que giran en torno a la vida del ser humano, debido a que en éste siglo todo en la cotidianidad de las personas parece estar de una u otra manera conectado entre sÍ, aportándoles facilidad en las actividades que pueden realizar. El tema de las informaciones es uno de los que cada día se ha visto - podríamos decir- beneficiado con el uso de la tecnología; ya que la forma de circular y llegar al conocimiento de las comunidades ha ido más allá de los medios de comunicación social tradicionales (radio, prensa y televisión) que durante décadas fueron los únicos existentes. Con la llegada de la Internet, la vida en general de la humanidad comenzó a tomar un nuevo rumbo, surgiendo con ello una nueva forma más inmediata y directa de obtener y hacer circular la información: los correos electrónicos, las redes sociales y ahora el Twitter, han marcado una pauta importante, que aún con sus ventajas y desventajas, han servido para unir al mundo de la comunicación y de la información en un sólo elemento. Todo este tema de la información, la tecnología y sus incidencias en la sociedad mundial han arrastrado, sin duda alguna, una serie de aspectos que bien o mal brindan un desarrollo en el lugar donde son implementadas. Para conocer el nivel de desarrollo alcanzado por las tecnologías de la información en Venezuela, se decidió llevar a cabo un análisis investigativo, enfocado específicamente en el estado Monagas por ser esta la región en la cual nos encontramos ubicados; para ello, se tomó como referencia inicial el texto escrito por el sociólogo y profesor universitario, Manuel Castells que habla acerca de las “Tecnologías de la Información, Globalización y Desarrollo social”. TECNOLOGÌAS DE LA INFORMACIÓN, GLOBALIZACIÒN Y DESARROLLO El sociólogo español Manuel Castell es conocido por convertirse, a los 24 años en el profesor más joven de la Universidad de París, donde comenzó a gestar la revolución de los estudiantes franceses en mayo de 1968, lo que le valió su expulsión de ese país. Pero, más allá de ese hecho histórico, hoy día se ha convertido en autor obligado de las cátedras de Sociología y Comunicación en todo el mundo, especialmente en lo que se refiere a las tecnologías de la información y el desarrollo social; cuyo punto de partida fue el impacto que en él generó el desarrollo tecnológico que estaba ocurriendo en Estados Unidos, cuando llegó a la Universidad de Berkeley en 1979. Precisamente, en el texto sobre “Tecnologías de la Información, globalización y desarrollo social”, aborda los aspectos que han marcado su carrera; dirigiéndose especialmente al proceso de transformación que atraviesa el mundo en este nuevo milenio, etapa de la que ya han transcurrido diez años y donde se evidencia un cambio multidimencional, es decir, en los ámbitos tecnológico, económico, cultural, político y geopolítico; ante lo cual se hace una pregunta: “¿Qué significado real tiene este cambio extraordinario para el desarrollo social, para la vida de los pueblos y su bienestar?”. Partiendo de esta interrogante el autor ofrece un esbozo de las ventajas y desventajas de la influencia de las tecnologías de la información, la globalización y el desarrollo social en la sociedad actual. En tal sentido, ofrece dos visiones sobre el mismo tema y que están, básicamente enfrentadas ideológicamente, los que creen en el crecimiento apoyado por la tecnología y en la magia del mercado y aquellos a los que no les extasía navegar en Internet, pero que se ven afectados por los despidos, la falta de servicios sociales básicos, la delincuencia, la pobreza, en sí el trastorno de sus vidas. Para analizar esas dos visiones, Castell sostiene, en primer lugar, que el proceso de transformación de la sociedad actual se centra en dos procesos principales: la globalización y la revolución de la información. En primer lugar, se aborda el tema de la globalización que es hoy un día un proceso que está presente en toda la vida del ser humano, tanto en lo económico, lo tecnológico, lo social y lo cultural, que ha permitido una crecimiento comunicación e interdependencia entre todos los países del mundo. Este proceso, al igual que el desarrollo tecnológico, tiene quienes lo defienda y también sus detractores. Para los defensores, la globalización es un cambio de paradigma que nos permite interconectarnos en tiempo real, salvando las más remotas distancias; además que ha generado la unificación de todas las naciones del mundo. Pero quienes no están de acuerdo con este proceso, exponen como principal motivo para tener dudas de los beneficios de este fenómeno mundial, que éste sólo tiende a favorecer a las países más desarrollados en detrimentos de aquellos países más pobres. Al respecto, Castell califica la globalización como una versión recalentada del capitalismo tradicional, frase que nos llama poderosamente la atención y de la cual parte el análisis de esas dos posiciones antagónicas que nos acercan a una realidad evidente. Tales vertientes, se expresan, según el artículo, en opiniones de las llamadas Elites tecnológicas y los Neoluditas, este último grupo agruparía a quienes conforman una ideología radical opuesta al desarrollo de cual avance científico que se fundamente en la informática. Según su planteamiento, por primera vez en la historia el mundo entero es capitalista, ya que incluso algunas de las pocas economías socialistas que quedan en la actualidad, sólo sobreviven o se desarrollan mediante sus relaciones con los mercados globales capitalistas. Sobre ese punto en particular, el caso de Venezuela resulta ser un claro ejemplo; pues, a pesar de los intentos que pretenden inyectar un cambio del sistema, desde el capitalismo al socialismo, calificado del Siglo XXI, que para algunos no es otra cosa que un nuevo concepto de comunismo; la economía venezolana sigue dependiendo de los mercados internacionales y de las alianzas con los países compradores, a razón de nuestro principal producto de exportación: el petróleo. Aunque se hacen intentos por abrir las posibilidades hacia otros polos del mundo con visiones similares, la dependencia es evidente, puesto que la realidad mundial se mueve en función de intereses globales y mercados que responden a dichos intereses; con el apoyo determinante de las nuevas tecnologías de la información y comunicación como herramientas de expresión de dicho intercambio global, y quienes no participen de los parámetros establecidos por estos, simplemente se autoexcluyen y pagan sus consecuencias. Porque, tal como afirma Castell, un país o una región que no se incorpore al sistema tecnológico de la era de la información tendrá muy poca probabilidad de desarrollares en el nuevo sistema económico mundial. Teniendo como fundamento este proceso de inclusión o exclusión que caracteriza el sistema socio-económico mundial de nuestra época, gran parte del análisis del autor gira en torno a la desigual distribución de las tecnologías de la información y comunicación en el mundo, así como la concentración de las más novedosas tecnologías en grandes corporaciones y estructuras de poder, como es el caso particular que cita, el del Silicón Valley, donde se concentra buena parte del desarrollo científico y material de la era digital y para ello reclutan talentos en todo el mundo, que cumplen con condiciones específicas y son sometidos a los más altos niveles de exigencia, siempre teniendo como fundamento la competividad en la sociedad; pero para ello dejan por fuera a otros profesionales, que a pesar de estar bien preparados a nivel tecnológico no llenan las exigencias de dichas estructuras de poder. ¿Círculo virtuoso o espiral descendente de subdesarrollo? Es decir, en la actualidad las tecnologías de la información y la comunicación son base del desarrollo de los países, pero tal como afirma Castell, esto puede ser una arma de doble filo, porque si bien es cierto, que la era tecnológica ha facilitado la comunicación global, en todos los ámbitos de la vida humana; la realidad nos muestra que las transformaciones que se están sucediendo responden a intereses de supra organizaciones, que sólo están pendiente de su propio bienestar; dejando relegados a otros grupos de las poblaciones, localidades, regiones y países enteros, quienes son víctimas directas de la profundización de la miseria y de la diferenciación social. En el siguiente párrafo, Castell resume tal realidad: “… las tecnologías de la información y la comunicación son las herramientas esenciales para el desarrollo económico y el bienestar material en nuestra época; condicionan el poder, el conocimiento y la creatividad; están por el momento, distribuidas disparejamente al interior de los países y entre países; y exigen, para la realización plena de su valor de desarrollo, un sistema interrelacionado de organizaciones flexibles e instituciones orientadas a la información”. Es por ese motivo, según lo plantea el autor, que los gobiernos en todas sus instancias, tanto locales como municipales, regionales y nacionales, se esfuerzan para adaptar sus leyes, normas e instituciones a las llamadas redes de comunicación; lo que les permitiría participar eficientemente, en lo que él ha llamado el círculo virtuoso de desarrollo: donde se considera que el desarrollo cultural y educacional debe condicionar el desarrollo tecnológico, que a su vez, determina el desarrollo social, lo que estimula a su vez el desarrollo cultural y educacional. En caso contrario, todo sería envuelto en una “espiral descendente del subdesarrollo”, donde reina la pobreza, la exclusión, la delincuencia, la discriminación, e iniquidad. Esto nos lleva a tener en cuenta otro de los aspectos mencionados reiteradamente por el sociólogo catalán Manuel Castell, que los cambios que se vienen produciendo en el mundo actual se centran en tres aspectos claramente distintivos pero también muy interrelacionados, son estos la información, la globalización y el funcionamiento de la sociedad como una red. Al respecto considera que las fuentes originarias de poder y riqueza en todas las sociedades han sido la información y el conocimiento, pero en el mundo actual se han fortalecido con el uso de las nuevas tecnologías, lo cual ha abierto una puerta para comunicarse con todo el mundo, situación que ha generado que la sociedad funcione y se relacione como una red global. Aunque el concepto de “sociedad red” no es algo actual, con las nuevas tecnologías se ha extendido, Castell (1999) afirma que, “Estaba y está en la práctica de las empresas más innovadoras y competitivas, que funcionan en red. En las nuevas formas de comunicación en torno a redes interactivas. En los movimientos sociales que se estructuran en redes local/global a través de Internet e incluso en los Estados que gestionan la globalización mediante redes institucionales cambiantes de debate y cooperación”. Para comprender esta visión de nuestro mundo, hay que saber, en primer lugar, que una red es un conjunto de nodos interconectados, donde no existe un centro y cada nodo juega un papel en el funcionamiento de la red. Una sociedad de red, es entonces, una estructura social de redes de información que son impulsadas por las nuevas tecnologías. Una de las características de esta sociedad red guiada por las nuevas tecnologías es su centralización y descentralización al mismo tiempo. Por una parte, a pesar de no contar con un centro es coordinada y se evidencia en las fusiones a nivel mundial; pero por otro lado, las grandes multinacionales operan dentro de cada país como una red descentralizada. Para el autor, en la nueva forma de organización mundial lo esencial es estar dentro o fuera de la red. Si está en la red se podrá compartir y aumentar las posibilidades de obtener beneficios. Pero, si por el contrario, se está fuera o se desconecta de la red esas posibilidades se disipan, porque en la actualidad todo está organizado en torno a una amplia “telaraña” mundial, movida por las tecnologías de la información. Un ejemplo de esta situación es lo que pasó con la Unión Soviética, que al cerrar su sistema tecnológico y no comunicarse con nadie, porque todo era secreto militar, se quedó obsoleta. De este mismo concepto de sociedad en red se desprenden otras situaciones, como son las diferencias entre los grupos sociales. Porque, tal como lo explica Castell, en la red todos los nodos son necesarios, pero varían en tamaño y relevancia; y a medida que absorben más información y la procesan de una forma más productiva, aumentan su poder; situación que lleva a la desigualdad que es común observar hoy día, no sólo entre países ricos y países pobres, sino dentro de un mismo territorio, entre unas personas y otras. En ese concepto de sociedad red es precisamente donde puede observarse claramente el por qué del aumento de los excluidos; las redes pueden reestructurarse y adaptarse a las situaciones, cambiando inclusive sus tares y afiliados; pero no sucede lo mismo con las personas; para estas es muy difícil adaptarse a nuevos sistemas y estas personas que han quedado desconectadas de las redes son arrojadas hacia la marginalidad o la delincuencia. Es precisamente, en ese mundo desigual donde está aumentando considerablemente la pobreza, la miseria, iniquidad y la exclusión, lo cual sería una consecuencia directa de esta sociedad de red, fortalecida por las nuevas tecnologías conjuntamente con la visión de globalización en todos sus ámbitos: económico, social, tecnológico y de información. La visión de que la sociedad red es interactiva y se mueve según el principio de inclusión/exclusión, ha generado un nuevo concepto, el de “Cuarto Mundo”, que estaría integrado por los que quedan fuera de dicha red. El término “cuarto mundo” se utilizó por primera vez en los años setenta del pasado siglo; su creador fue el padre Joseph Wresinski, quien fundó la primera asociación contra la exclusión de los más pobres. Según diversos autores, el Cuarto Mundo tiene que ver con la población que vive en condición de riesgo social, marginalidad y precariedad. Entre los países que conforman este nuevo integrante del orden de la sociedad se encuentran Zambia, Costa de Marfil, Haití, Guinea, Sudán, Etiopía, entre otros. Pero asimismo, como producto de la desigual distribución de ingresos, dentro de cada país desarrollado también se encuentran grupos sociales excluidos que integran el llamado cuarto mundo, entre ellos están los ancianos desamparados, las viudas y madres pobres, los niños abandonados o prostituidos, las personas sin hogar, los mendigos, los delincuentes. Rodríguez-Viña (citado por García, 2008) "El Cuarto Mundo es un pueblo formado por hombres, mujeres y niños que, generación tras generación, se ven excluidos de los derechos fundamentales de los que goza el resto de la sociedad. Se ven excluidos de los progresos sociales y de la participación en la vida asociativa, política, religiosa, cultural, sindical... de sus sociedades. No se cuenta con ellos como interlocutores sino, como mucho, como meros beneficiarios de ayudas". Para Manuel Castell este cuarto mundo estaría conformado por todos aquellos países empobrecidos del mundo, especialmente África, Asia y algunas zonas de América Latina. Aunque afirma que existe en cada país o ciudad, como una caracterización de la exclusión social. Un proceso muy parecido al que está sucediendo en las naciones, se está dando en las personas, afectando sus posibilidades de vida; porque aunque la economía globalizada de hoy se extiende hacia cada rincón del mundo; no todas las personas ni todos los países se incluyen en el proceso, evidenciándose una creciente desigualdad en la mayoría de las sociedades, con un aumento considerable de la pobreza y de la miseria; lo cual genera un, cada vez más amplio, sector de excluidos sociales, especialmente en los países subdesarrollados. Esta exclusión tiene que ver con la nueva consideración de la sociedad red mundial, donde quedan fuera aquellas zonas que no son valiosas en el nuevo orden social, por lo tanto, no son tomadas en cuenta para establecer la infraestructura tecnológica que permita comunicar, innovar, producir, consumir e incluso vivir en la actualidad. El ascenso de este cuarto mundo estaría ligado al desarrollo del capitalismo informacional, según afirma Castell, que aún cuando es viejo porque sigue utilizando la dura competencia para lograr ganancias y la satisfacción de la persona como el motor que mueve este sistema; también se considera novedoso, porque utiliza las nuevas tecnologías de la información y la comunicación como el instrumento para crear una nueva forma de organización social, caracterizado esencialmente por la globalización mundial, tanto económica como en los demás ámbitos de la sociedad. La Educación es esencial Al mostrar este panorama, que se vislumbra desalentador, el autor considera como una urgencia, la necesidad de frenar el proceso de exclusión; utilizando para ello las mismas nuevas tecnologías de la información y la comunicación, pero dándole un papel fundamental a la educación, lo cual resume en la frase: “invertir en educación es una inversión productiva”. Ante la interrogante ¿Cómo corregir los procesos de desigualdad existentes en el mundo? y considerando que cada día es más ancha la brecha entre los países desarrollados y los que no lo son tanto, lo cual tiene mucho que ver con el acceso a la información, el autor considera que la educación tiene el papel esencial. La finalidad del proceso debe ser que todos los países, así como las empresas y en los hogares, se pongan al día a nivel tecnológico. Esto requiere de grandes inversiones de dinero, especialmente para transformar el sistema educativo, así como crear una red mundial de intercambio de ciencia y tecnología. Es un proceso lento, pero dirigido hacia un fin claro: disminuir la brecha que separa a pobres y ricos, el desarrollo y subdesarrollo. Al respecto pone como ejemplo la experiencia que vivieron los países del este de Asia, donde se demostró que la brecha puede reducirse considerablemente si se invierte en educación, tecnología e investigación. Pero agrega que esa misma experiencia también requiere de disposición política, acciones del Estado y la colaboración de las empresas privadas. A pesar de los obstáculos que pudieran frenar el proceso tan necesario para revertir la exclusión social, especialmente el aspecto político; el autor aún mantiene un dejo de optimismo; porque confía en aquellos grupos comerciales suficientemente inteligentes para apoyar el camino positivo del desarrollo tecnológico, donde se vincule la productividad, la calidad de vida y la inversión en tecnología y educación. Aunado a esto, el apoyo de la opinión pública será transcendental para presionar a los gobiernos, en pro de un desarrollo compartido. Hace falta mucha disposición política para que se puedan establecer acciones en las que “se tome en cuenta a la población”; sólo así será posible formar a los hombres y mujeres capaces de cambiar y adaptarse a los cambios que cada día se generan. Paralelamente, para poder adelantar los cambios que se necesitan, primero hay que empezar por entender que, "…la revolución tecnológica de nuestro tiempo no puede entenderse como la simple incorporación o acumulación de un mayor número de máquinas, sino como una nueva relación entre los procesos simbólicos que constituyen lo cultural y las formas de producción y distribución de bienes y servicios" (Castells,1994: 7 ). Sólo de esa manera se podrá llegar a frenar el avance del proceso de inclusión/exclusión al cual está sometida la sociedad actual. La realidad es que el problema que plantea Castell no sólo se refiere al aspecto tecnológico o los problemas que se desprenden de su cada vez más cotidiano uso, sino que vas allá e implica la urgencia de emplear medidas puntuales dirigidas a fomentar el uso más adecuados de las nuevas máquinas de las comunicaciones y las oportunidades que ellas nos ofrecen. Si bien es cierto que el uso de la tecnología de la información, esencialmente, y el fortalecimiento de un mundo globalización fortalecidos por la gran red de interconexión mundial, ha generado una nueva organización social que está caracterizada por un crecimiento de la exclusión y de la brecha entre pobres y ricos; no hay que dejar a un lado los beneficios que las nuevas tecnologías brindan a la sociedad, lo cual es más que evidente en la facilidad para comunicarse, al instante, con cualquier persona, en cualquier lugar del mundo. Las nuevas tecnologías de la comunicación, vistas desde ese punto de vista, separan pero también unen. Por ello es conveniente buscar los mecanismos más eficaces para llevar sus beneficios hasta la mayor cantidad de personas y, especialmente, hacia los países más marginados tecnológicamente, como los de África e inclusive algunos de América Latina. Y tal como dice Castell, no se trata de crear “como locos” hardware sino en enseñar a usar esas tecnologías. Tal como se ha discutido reiteradamente, no se trata de llevar cientos de equipos de computación a cada pueblo o barrio o conectando ciudades enteras a la red mundial de comunicación, se trata de resolver problemas más profundos, que tienen que ver con avanzar hacia la superación de la marginalidad misma o disminuirla drásticamente. Aunque la organización social hoy se torna diferente, especialmente por el efecto de la inclusión de las nuevas tecnologías, los problemas de la marginalidad siguen siendo los mismos, pero en niveles más altos. Por eso mismo, la resolución de los mismos se basa en lograr un desarrollo integral del individuo, para que todos tengan las mismas oportunidades de acceso y uso de las Tecnologías de la Información; pero que además esté en capacidad de participar en su propio desarrollo y de sus países. Es decir, tal como lo plantea Castell, el cambio implica una redefinición del desarrollo social en la era de la información. En esta nueva visión de desarrollo, el individuo es importante porque al ser productivas cada una de las personas de una organización social, ésta se vuelve más productiva, fomentado la innovación y, a su vez, la productividad. Si los países siguen insistiendo en su beneficio particular en contraposición al bienestar de sus trabajadores, muy pronto esa relación social será insostenible. Según Castell la acción inmediata debe estar dirigida hacia la reversión del proceso de marginación al que está sometido gran parte de los países, ciudades o comunidades, que lleve a rescatar el potencial humano de esos conglomerados, especialmente de los niños. Para ello, agrega, se cuenta con experiencia, conocimientos técnicos y la tecnología, así como las estrategias económicas y institución necesaria. Como punto culminante de este deseo por cambiar la situación de desarrollo desigual de la sociedad actual, se presenta el concepto de la “solidaridad global”, que encierra el interés que todas las personas tenemos para mantener nuestra vida en el planeta; para lo cual hay que proponer políticas a favor de la gente. Aquí subyace la posible solución a todo ese panorama desalentador que nos ofrece Manuel Castell, no sólo en este texto, sino en muchas de sus obras. Venezuela y Monagas frente a las Tecnologías de la Información, Globalización y Desarrollo Social Frente a toda la realidad planteada por Castell en su análisis, en el caso Venezuela y más particularmente, en nuestro estado Monagas, es necesario hacer referencia a los esfuerzos que se adelantan actualmente en los medios de comunicación nacionales y locales, para mantenerse interconectados y ofrecer a sus públicos potencial, la posibilidad cierta de participar en el mundo globalizado de la noticia y el acontecer local, nacional y mundial, utilizando para ello las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Más allá de la propuesta impresa diaria, los periódicos han abierto sus opciones hacia la conexión permanente con sus páginas digitales, la noticia al minuto, y la vinculación de estas empresas con su público a través de las redes sociales, sin que para ello haya ningún tipo de discriminación o diferenciación, exponiendo como condición simple la conexión a Internet. Con ello, nuestros medios impresos están impulsando la formación de un nuevo usuario de sus páginas y opciones, a través de un nuevo tipo de lector con una participación más activa y crítica, vinculado casi en tiempo real con la noticia, la búsqueda de soluciones a sus problemas y las propuestas ante la realidad que les influye. Por ello, citamos como ejemplo, el aporte que la comunidad de usuarios de los medios de comunicación escritos en la región ofreció, utilizando las redes sociales Facebook y Twister, durante el desarrollo del proceso electoral que se cumplió en Venezuela el pasado 26 de septiembre; lo que contribuyó a crear un proceso inédito, donde el usuario fue protagonista director del acontecer histórico, al verse expresado en primera persona en la labor que ejerció el medio de comunicación. Asimismo, durante el mencionado proceso electoral, en el ámbito nacional también nos encontramos con otro ejemplo innovador, que se puso de manifiesto a través de la propuesta de casi todos los medios audiovisuales, que bajo el concepto de reportero digital ofreció a sus usuarios la posibilidad de participar en el hecho noticioso; utilizando para ello las tecnologías de la comunicación disponibles en sus teléfonos móviles, por medio de fotografías, video aficionado, mensajería de texto y comentarios escritos. Tal innovación aún permanece como alternativa de participación del colectivo en sus medios audiovisuales. Todas estas opciones, desde un punto de vista positivo, hacen que los usuarios de los medios se vean obligados a aprender el manejo de estas tecnologías a fin de aprovechar tales instrumentos para expresarse. Guillermo Franco, en su libro Efectos de las Tecnologías Digitales en el Periodismo de América Latina y el Caribe, afirma que en Venezuela, en su proyecto de formación, gentedeapie (blog venezolano) enseña a los ciudadanos a manejar las herramientas digitales para que se expresen por sí mismos, sin inducir sesgo ideológico o político de alguna clase. Su promotor está trabajando con tres tipos de público que le interesan: estudiantes de periodismo y periodistas recién graduados; personas que trabajen en organizaciones no gubernamentales (ONG) en el área comunicacional, preferiblemente, y activistas de derechos humanos. "Son personas que, creo, necesitan manejar con urgencia herramientas digitales. Los estamos mezclando. Y, al mezclar ciudadanos con estudiantes de periodismo, estamos también haciéndoles entender a los jóvenes periodistas que quienes están de aquel lado no son competidores, no son personas que les van a quitar el trabajo, sino que son fuentes informativas. También les enseñamos a las personas a tener una mayor relación con la prensa", sostiene Luis Carlos Díaz, de gentedeapie. En otro aspecto, el lado no tan positivo de esta situación descrita es que el usuario que desee participar activamente en esta interrelación digital con los medios, debe contar con un mínimo de tecnología para tal fin, lo que supone costos que no toda la población está en condiciones de asumir, y hace que dicha propuesta se suscriba sólo para un segmento de la población, generando por supuesto un nivel de exclusión social. No obstante, en el sentido amplio de la propuesta, la misma es un aporte al desarrollo de la población, pues establece una nueva relación entre usuario y el medio de comunicación, colocando al servicio de toda la colectividad la inmediatez en sus planteamientos, haciendo más directo el contacto entre el medio y el usuario, sin intermediarios y con el uso de los aportes de la tecnología. Periodistas de Monagas frente al uso de las TIC Aún cuando cada día se incrementa el uso de las nuevas tecnologías para el desarrollo de la información, quienes a diario necesitan hacer uso directo de ellas son los mismos periodistas, los cuales han encontrado una nueva forma de obtener en una sola herramienta la mayor cantidad de información posible para nutrir sus escritos o reportajes, sin tener que viajar hasta diferentes lugares para hallarlos. Pero, desafortunadamente herramientas como la Internet, entre ellas las redes sociales como el Facebook y Twitter, sólo han servido para los periodistas como una forma de información, más no de comunicación o de instrumento que le permita crear medios propios para la publicación de sus trabajos, bien sean escritos, fotográficos o en video, con fines de comercializarlos o de darlos a conocer objetivamente, sin tener que atender a los fines y propósitos de un empresario o dueño de algún medio de comunicación, como hasta ahora ha venido sucediendo. En el estado Monagas se puede apreciar que la mayoría de los periodistas que laboran como empleados en algún medio de comunicación, particularmente en los periódicos impresos, utilizan estas herramientas únicamente para copiar y pegar información o en el caso extremo para intercambiar comentarios que nada tienen que ver con el manejo de la noticia. Por su parte, los periodistas que laboran en instituciones públicas u organismos gubernamentales, sólo emplean las nuevas tecnologías, como el caso de la Internet, para enviar las notas de prensa que se generan en la entidad donde trabajan, o simplemente para publicarlas en la web que existe del mismo. También está el grupo de periodistas que laboran de manera independiente o free lance, quienes gracias a la Internet han encontrado una forma más rápida, con menor cantidad de esfuerzo y menor costo de inversión de llevar o promover alguna noticia o actividad que implique la difusión de la misma. Estas actitudes dejan en claro que en la región, los periodistas no se han concientizado acerca de lo importante que puede ser la utilización de las nuevas tecnologías para el desarrollo de la profesión, más allá de las aplicaciones para las cuales las están utilizando, haciendo que se reafirme la necesidad urgente de capacitar a los periodistas, en este caso particular, sobre cómo desenvolverse en el nuevo entorno digital. Haciendo nuevamente referencia al texto de Guillermo Franco, una investigación hecha en América Latina, presentada por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), encontró que, para los creadores de contenido Web en la región, la mayor necesidad en términos de formación es aprender a contar historias en video y otras formas complejas; lo cual contrasta con el hecho de que la narrativa Web en América Latina está dominada por el texto, seguido por la fotografía. A pesar de que identifican como su mayor problema la generación de ingresos para financiar el sitio o medio en Internet, paradójicamente tienen muchísimo menor interés en aprender sobre modelos de negocios o venta de publicidad. Conclusiones Después de hacer este breve análisis se determina que, tal como lo plantea Manuel Castell, es un problema donde uno de los principales aspectos es la educación; porque lo importante no es tener las más novedosas tecnologías, sino enseñar a toda la población a usarla, para disminuir cada vez la brecha entre unas personas y otras, entre unos países y otros. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Castells, Manuel (1999) Información Tecnhnology, Globalisation and Social Development. Documento de Trabajo Nº 114. Geneva, United Nations Resarch Institute for Social Development. ELECTRÓNICAS García, A. (28/07/2008) Cuarto Mundo: pobreza en los países desarrollados. Disponible en http://www.consumer.es/web/es/solidaridad/derechos _humanos (consultado el 1810-2010) Franco, Guillermo. (12/09/2009) Efectos de las Tecnologías Digitales en el Periodismo en América Latina y el Caribe. Disponible en http://www.saladeprensa.org pagina principal, artículo nuevo. (Consultado el 13/10/2010).