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EL TEATRO ESPAÑOL ANTERIO AL 36 (TEATRO DE POSGUERRA)
Hay que tener presente en el estudio del teatro algunos factores externos al mismo pero que condicionan
grandemente el tipo de espectáculo. En la época en la que estamos hay que contar con los
condicionamientos comerciales: hay un predominio de locales privados y por lo tanto las obras deben
gustar al público que asiste. Debido a esto nos encontramos en este momento en líneas generales ante dos
tipos de teatro:
1- El teatro que triunfa:
a) La comedia burguesa, con Benavente y sus seguidores.
b) El teatro en verso.
c) El teatro cómico.
2- El teatro innovador:
a) El teatro noventayochista, con especial atención al teatro de Valle – Inclán.
b) El teatro de la generación del 27, en especial el de Lorca.
c) Jardiel Poncela que intenta la renovación del teatro cómico en la década de los 30.
1- EL TEATRO QUE TRIUNFA
La comedia benaventina
Jacinto Benavente (1866-1954) tuvo un comienzo malo en el teatro con El nido ajeno, que trataba
sobre la situación opresiva de la mujer burguesa. La juventud lo aplaude como un gran innovador pero la
comedia fue un fracaso y tuvo que retirarse del cartel. En ese momento Benavente se ve ante un dilema:
mantiene la carga crítica en sus obras o acepta los límites que impone el público. Al final, escogería lo
segundo. En sus siguientes obras, La noche del sábado y Rosas de otoño sigue presentando las
hipocresías de la clase alta pero se cuida de no traspasar las barreras. Cada vez es más aplaudido. Sus
obras van a mantener la línea de las llamadas “comedias de salón”. Una excepción a ese tópico es su
pobra maestra, Los intereses creados, farsa que utiliza los personajes y el ambiente de la vieja comedia
dell'arte, pero que encierra una cínica visión de los ideales burgueses, aunque prudentemente edulcorada.
También va a intentar el drama rural con títulos tan exitosos como La malquerida o Señora ama.
En 1912 Benavente entrará en la Real Academia y en 1922 se le concede el Premio Nobel. Benavente
hizo un teatro sin grandilocuencia, con una fina presentación de ambientes cotidianos y una “filosofía”
trivialmente desengañada. Destaca su habilidad escénica, su ingenio y la fluidez de sus diálogos.
Teatro en verso
Se llamó también a principios de siglo teatro poético. Este teatro combina elementos posrománticos con
rasgos del Modernismo (como el verso sonoro). Va asociado a una ideología tradicionalista que exalta los
valores nobiliarios y los grandes hechos del pasado. Intentan imitar, aunque sin conseguirlo, el teatro del
Siglo de Oro. Sus máximos representantes fueron:
Eduardo Marquina (1879-1946), que ensalzó los valores tradicionales de valentía, nobleza, nostalgia del
pasado imperio y patriotismo en En Flandes se ha puesto el sol y Las hijas del cid.
Francisco Villaespesa (1877-1936). En El Alcázar de las perlas, Abén Humeya y otras, evoca la España
árabe, el mundo oriental y la historia de España, y se ambienta en lujosos salones habitados por atractivas
princesas.
En este estilo modernista harán también teatro los hermanos Machado, coautores de La Lola se va a los
puertos, obra ambientada en la Andalucía popular del cante jondo, y Juan de Mañara.
Teatro cómico
Engloba dos géneros que alanzaron gran éxito entre el público: la comedia costumbrista y el sainete.
Carlos Arniches (1886-1946). Su obra original se clasifica en dos garndes grupos:
--Género chico: sainetes de ambiente madrileño, como El Santo de la Isidra, Los guapos o La Doloretes.
Interesantes por su habla castiza (creada en parte por el autor), los personajes son tipos populares, la
comicidad se logra con graciosos diálogos y el chiste fácil.
--Tragicomedia grotesca: funde lo risible y lo conmovedor. Un buen ejemplo es La señorita de Trevélez.
Los hermanos Quintero, Serafín (1871-1938) y Joaquín (1873-1944). Nos presentan en sus sainetes
una Anadalucía artificial. Las obras están pobladas de tipos andaluces, simpáticos, bondadosos, con sabor
local y cierto sentimentalismo. Dominan la técnica teatral logrando la comicidad con situaciones
disparatadas, juegos de palabras y lenguaje fluido, gracioso y ocurrente. Conciben el teatro como
producto de consumo. Diferenciaron entre sainete (un sólo acto que refleja tipos y costumbres populares)
y comedia (al menos dos actos y refleja tipos y costumbres no populares). Escribieron unas 200 obras de
las que destacaremos: La reja, Abanicos y panderetas, El patio, Las de Caín.
Pedro Muñoz Seca (1881-1936). Destaca en el terreno de la parodia: creó un nuevo género llamado
astracán, degeneración de un híbrido teatral que mezcla elementos del juguete cómico y del melodrama
cómico de costumbres. Son piezas descabelladas sin más objetivo que levantar la carcajada. Destaca La
venganza de Don Mendo.
2- EL TEATRO INNOVADOR
El teatro noventayochista
Unamuno utilizó el teatro para presentar los conflictos que más le obsesionaban. Lo que crea es un
drama de ideas con diálogos muy densos. Es un buen teatro pero no podía triunfar. Destacan Fedra y El
otro.
Azorín hizo experimentos teatrales en la línea de lo simbólico. Destacan Angelita y su obra más
famosa Lo invisible, una trilogía compuesta por tres piezas unidas por el sentimiento de angustia ante la
muerte.
Jacinto Grau constituye un caso aparte. Se dedicó exclusivamente al teatro. Es un teatro denso, culto
que triunfó en toda Europa pero fracasó en España. Su obra se interesa principalmente por grandes mitos
o temas literarios: El conde Alarcos, El burlador que no se burla y su obra maestra El señor de
Pigmalión, donde representa el famoso mito clásico, un artista, creador de unos muñecos que se rebelarán
contra él anhelantes de vida propia.
Ramón Gómez de la Serna pertenece más bien al Novecentismo pero lo incluimos dentro de los
noventayochistas. Escribió obras dentro de su característico vanguardismo por lo que muchas se quedaron
sin representar. Destacan Utopía, El laberinto y Los medios seres.
Valle – Inclán representa un caso especial pues su teatro ti triunfa desde el primer momento. Su teatro
tiene una clara vocación de ruptura, tanto en la forma como en la temática, lo que le convierte en una de
las cumbres del teatro europeo del siglo XX. Podemos dividir sus obras en:
--Tres obras de estética modernista: El Marqués de Bradomín, Voces de gesta, Cuento de abril.
-- Las comedias míticas. En esta etapa cabe destacar: la trilogía de las Comedias bárbaras Águila de
blasón, Romance de lobos, Cara de plata). La acción se sitúa en Galicia. Muestra la descomposición de
una sociedad arcaica y rural. Divinas palabras, que también tiene Galicia por escenario, se puede incluir
ya en la estética del esperpento por su tema y sus características.
--Las farsas. Elige la farsa para ridiculizar personajes y situaciones, lo que supone un paso más hacia el
esperpento, Farsa italiana de la enamorada del rey, Farsa de la reina castiza. También hay que destacar
La Marquesa Rosalinda, farsa sentimental y grotesca.
--Los esperpentos. Con ellos pretende comunicar el sentido trágico de la vida española a través de una
estética deformadora: física, espiritual, de lenguaje y de acción (el espejo cóncavo). Los personajes, se
transforman en marionetas, en fantoches. Las obras están teñidas de sarcasmo y mordacidad, lo que hace
más ácida la crítica. Los títulos más destacados: Luces de bohemia y tres piezas breves recogidas en
Martes de carnaval (Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto, La hija del capitán).
El teatro del 27
Federico García Lorca. Es el suyo un teatro poético, un teatro vivo que refleja las tragedias que
constituyen la vida cotidiana del pueblo. Lorca, además, concibe el teatro como un espectáculo total en el
que se unen poesía, música, baile y coreografía.
Lorca lleva a escena destinos trágicos, pasiones condenadas por la soledad o la muerte, amores
marcados por la esterilidad, y en varias obras todo ello aparece encarnado en personajes femeninos.
En cuanto al estilo, hay que poner especial atención a su uso del verso y la prosa.
—Teatro modernista: Mariana Pineda, escrita en verso.
—Etapa de las farsas: entroncan con formas populares del teatro de títeres. Escribe farsas para guiñol
(Retablillo de Don Cristóbal), farsas para personas (La Zapatera prodigiosa, Amor de Don Perlimplín
con Belisa en su jardín).
—Criptogramas: denominación que incluye El público y Así que pasen cinco años. El propio Lorca las
calificó como “comedias imposibles”. Con un alto grado de experimentación.
—Neopopularismo: destacan sus tragedias Yerma, Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba.
Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores no es tragedia rural pero está montada sobre valores
populares.
Hay que destacar la creación de “La Barraca”, con la que realizó una entusiasta labor representando en los
pueblos españoles obras de nuestro teatro clásico.
Otros autores del 27 o coetáneos a esta generación:
Alberti: El hombre deshabitado, El adefesio, Noche de guerra en el Museo del Prado.
Miguel Hernández: Obras con matiz político: Pastor de la muerte. (lo meto aquí, aunque no sea
realmente del 27)
Salinas: El director, La cabeza de Medusa.
Alejandro Casona: La sirena varada, La molinera de Arcos, Los árboles mueren de pie, Prohibido
suicidarse en primavera.
Max Aub: Narciso, Los trasterrados, Morir por cerrar los ojos…
Jardiel Poncela y Miguel Mihura empiezan su carrera teatral hacia 1930 pero su obra más interesante se
dará en el periodo de posguerra.