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Es tiempo de… HACER “MUTIS”
Domingo I de Cuaresma
Del Evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por
el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió
hambre.
El tentador se le acercó y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.»
Pero él le contestó, diciendo:
«Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale
de la boca de Dios.”»
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le
dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no
tropiece con las piedras.”»
Jesús le dijo:
«También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios.”»
Después el diablo lo llevó a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del
mundo y su gloria, le dijo:
«Todo esto te daré, si te postras y me adoras.»
Entonces le dijo Jesús:
«Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo
darás culto.”»
Entonces lo dejó el diablo y, acercándose los ángeles, le servían.
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Cuaresma 2014
Reflexión
Es tiempo de guardar silencio a todas aquellas cosas que nos distraen, es el momento de acallar nuestro acelerado corazón que siempre trae las prisas de hacer tantas
cosas a la vez e ir a nuestro interior para hacer nuestro propio desierto. Será un lugar
donde nos encontraremos a nosotros mismos, pero también a nuestros demonios. Es
necesario que nos aferremos a Dios para que soportemos todas nuestras tentaciones. Atrévete, camina con Jesús hacia el silencio, haz mutis a todo ruido externo que
te distraiga de vivir una cuaresma de verdad. Tú, Jesús, el silencio, piénsalo…
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Lunes I de Cuaresma
Cambiar el mundo
Llegó una vez un profeta a una ciudad y comenzó a gritar, en su plaza mayor, que
era necesario un cambio de la marcha del país. El profeta gritaba y gritaba y una
multitud considerable acudió a escuchar sus voces, aunque más por curiosidad
que por interés. Y el profeta ponía toda su alma en sus voces, exigiendo el cambio
de costumbres. Pero, según pasaban los días, eran menos cada vez los curiosos
que rodeaban al profeta y ni una sola persona parecía estar dispuesta a cambiar
de vida. Pero el profeta no se desalentaba y seguía gritando. Hasta que un día ya
nadie se detuvo a escuchar sus voces. Mas el profeta seguía gritando en la soledad
de la gran plaza. Y pasaban los días. Y el profeta seguía gritando. Y nadie le escuchaba. Al fin, alguien se acercó y le preguntó: «¿Por qué sigues gritando? ¿No ves
que nadie está dispuesto a cambiar?» «Sigo gritando –dijo el profeta– porque si
me callara, ellos me habrían cambiado a mí.»
La moraleja de esta fabulilla me parece bastante simple y muy necesaria: no se
debe trabajar porque esperemos que se va a conseguir un fruto, sino ante todo
porque es nuestro deber, porque creemos en lo que estamos diciendo. Como es
lógico, todo el que proclama una idea lo hace para que esa idea penetre en sus
oyentes; pero el que se desanima porque sus pensamientos no son oídos o seguidos, es que no tiene suficiente fe en lo que piensa y en lo que hace. La utilidad, el
puro fruto, no puede ser el único baremo de nuestras acciones. Y, sobre todo, si
esos frutos se esperan de inmediato, se está uno ya preparando al desaliento.
José Luis Martín Descalzo
Para pensar
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¿Cuáles son tus ideales? Siempre tenemos muchos deseos de hacer el bien,
pero en nuestro entorno, ahí donde nos movemos a diario, nos avergüenza
reconocer que tenemos buen corazón.
¿Podrías hacer un esfuerzo para dejar que la gente conozca esa faceta tuya de buena persona?
Es un buen momento para las buenas obras, no calles tus ideales, no
permitas que la vergüenza cambie tu modo de ser y de pensar. A fin de
cuentas, esos ante los que te avergüenza expresarte también tienen un
buen corazón. Ánimo.
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Cuaresma 2014
Martes I de Cuaresma
No dejes de soñar
Manuel Carrasco
Hay una estrella en tu interior, ya sé que no la puedes ver.
Hay tanta luz que se apagó, ya sé que tu dolor se fue.
Y cuéntame, puedes contar, no juzgaré tus pasos.
¡Escúchame, te escucharé!
Pusiste todo el corazón. Al final todo salió mal.
El corazón se equivocó, pero tu amor era verdad.
La realidad puede pesar dentro de ti, amigo.
¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Te quiero!
¡No dejes de soñar! ¡No dejes de soñar!
¡No dejes de soñar, amigo!
¡No dejes de soñar! ¡No dejes de soñar!
¡No dejes de soñar, amigo!
Cuando preguntes el porqué, comienza por pensar en ti.
Cuando te olvides otra vez, empieza por quererte a ti.
Y cuéntame, puedes contar, conmigo a cada paso.
¡Escúchame, te escucharé!
Porque la vida tuya es, y siempre tienes que luchar.
Y a veces tienes que perder, para luego poder ganar;
para sentir, para vivir, para soñar, ¡amigo!
¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Te quiero!
¡No dejes de soñar! ¡No dejes de soñar!
¡No dejes de soñar, amigo!
¡No dejes de soñar! ¡No dejes de soñar!
¡No dejes de soñar, amigo!
¡Eh, tú, no dejes de soñar! ¡No dejes de soñar!
¡Oh, oh, oh, oh, oh, oh…! ¡No dejes de soñar!
¡Oh, oh, oh, oh, oh, oh…! No dejes de soñar.
Reflexión
Es tiempo de hacer mutis, sí. Pero nuestros sueños e ilusiones nunca podrán callarse,
porque son el motor de nuestras vidas. Nunca dejes de soñar, de tener deseos de
mejorar, de crecer, de ser amado, de amar con todas tus fuerzas. En cuaresma encontramos el espacio ideal para revisar nuestros sueños e ilusiones. Revisa cuáles son
los que aparecen como impostergables e impúlsalos hacia delante, hacia su realización. No dejes de soñar, por favor.
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Miércoles I de Cuaresma
Silencio
No digas nada, no preguntes nada.
Cuando quieras hablar, quédate mudo:
que un silencio sin fin sea tu escudo
y al mismo tiempo tu perfecta espada.
No llames si la puerta está cerrada,
no llores si el dolor es más agudo,
no cantes si el camino es menos rudo,
no interrogues sino con la mirada.
Y en la calma profunda y transparente
que poco a poco y silenciosamente
inundará tu pecho de este modo,
sentirás el latido enamorado
con que tu corazón recuperado
te irá diciendo todo, todo, todo.
Francisco Luis Bernárdez
Oración
Señor: dame el don del silencio. El don de saber oírte a Ti y de poder auscultarme a
mí. De poder detectar tu Voluntad y de saber hallar mi peligrosa debilidad. Hazme
hallar, Señor, ese silencio de plenitud, que es tu Palabra, la que debe ser oída en
eterno silencio. Hazme andar al unísono con ella. Hazme sentir con su propio latido.
Dame de tu silencio, oh Dios; abre mí oído interior para que entres Tú por toda mi
alma, para que en esa invasión sea yo libre, y en tu luz se apaguen todas las voces
del exterior. Señor, si me das el silencio me conoceré y te conoceré... y yo quisiera que
fuese así, Señor, porque quisiera comenzar a ser, de verdad, hijo tuyo. Amén.
Santiago Bengoechea
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Cuaresma 2014
Jueves I de Cuaresma
El “call center” de Dios
¿Qué sucedería si Jesús decidiera instalar un call center en el cielo? Imagínate a ti
mismo orando y escuchando el siguiente mensaje:
Gracias por llamar a la Casa de mi Padre... Por favor seleccione una de las siguientes opciones: Para “peticiones”, presione 1; para “acciones de gracias”, presione
2; para “quejas”, presione 3; para “otros” presione 4.
Imagínate que Dios usara la excusa tan conocida...
De momento todos nuestros ángeles están ocupados atendiendo a otros feligreses.
Por favor, manténgase orando en la línea y su llamada será atendida en el orden
que fue recibida.
¿Te imaginas obteniendo este tipo de respuestas cuando llames a Dios en tu oración?
Si desea hablar con Pedro, presione 5; con el arcángel Miguel, presione 6; con
cualquier otro ángel, presione 7; si desea que el Rey David le cante un salmo, presione 8; si desea hacer reservas para la casa del Padre, presione J U A N, seguido
de los números 3, 1, 6;
si desea obtener respuestas sobre los dinosaurios, la edad de la Tierra, OVNIs, dónde está el Arca de Noé, por favor espere a llegar al Cielo.
¿Te imaginas lo siguiente en tu oración?
Nuestro sistema señala que ya llamó antes el día de hoy; por favor despeje la línea
para otros que quieren orar también.
O bien:
Nuestras oficinas están cerradas el fin de semana; por favor, vuelva a llamar el lunes.
GRACIAS A DIOS que esto no sucede...
GRACIAS A DIOS que le puedes llamar en oración cuantas veces necesites...
GRACIAS A DIOS que a la primera llamada ÉL siempre te contesta...
GRACIAS A DIOS porque en JESÚS y con JESÚS nunca está la línea ocupada...
GRACIAS A DIOS que ÉL nos responde personalmente y nos conoce por nuestro
nombre...
GRACIAS A DIOS que ÉL conoce nuestras necesidades antes de que se las manifestemos...
GRACIAS A DIOS porque de nosotros depende llamarle en ORACIÓN...
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Viernes I de Cuaresma
El silencio
Muchos tienen miedo al silencio. Se levantan por la mañana con música en el
despertador; salen a la calle con el iPod encendido; tienen siempre en su casa la
televisión o la radio puestas. Pero quienes no encienden esos aparatos porque
aman el silencio tampoco lo tienen fácil. No solo en las oficinas suenan tercamente los teléfonos, hace ruido la ventilación forzada o el aire acondicionado y emiten
vibraciones y sonidos los diversos aparatos, sino que, incluso aunque se adentren
en los parques más frondosos de nuestras ciudades, puede oírse siempre como
ruido de fondo el fragor lejano del tráfico. Sin embargo, no es solo el ruido exterior.
Me contaba una filósofa en peregrinación a Santiago de Compostela lo que le
habían dicho en el monasterio de Silos: allí los monjes atesoraban silencio, soledad y tiempo. Como ella tenía tanto ruido dentro —añadía—, no podía hacer otra
cosa que seguir caminando hacia adelante. Así es. A muchas personas los ruidos
que llevan dentro les ensordecen tanto que no les resulta posible escucharse a sí
mismas ni escuchar a los demás.
Como en contraste, hay espacios de oración —hechos casi siempre de piedra y de
luz— en cuyo silencio se siente la elocuente presencia de Dios. No hace falta siquiera ser cristiano para advertirlo. Dios “habla siempre en eterno silencio —
explicó san Juan de la Cruz— y en silencio [su palabra] ha de ser oída del alma”. Lo
hace sin ruido, para que pueda oírle el corazón bien preparado.
Esa escucha íntima requiere estar dentro de sí, acallar el ruido interior, que viene a
ser como un molesto acufeno en el alma. No sé si esto es algo que se pueda enseñar, pero sí sé que el silencio es un tesoro valiosísimo que merece la pena buscar y
que, incluso aunque se padezca un pertinaz acufeno en el cuerpo, puede realmente descubrirse.
Jaime Nubiola
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Cuaresma 2014
Sábado I de Cuaresma
María, madre del silencio
Madre de nuestro silencio,
tesoro de calma y serenidad,
te amamos por tu rostro lleno de luz,
por tu mirada llena de ternura,
por lo profundo de tus palabras silenciosas,
por tu transparente disponibilidad.
Que en nuestras tareas cotidianas
nos abras a lo profundo de las cosas que no se ven,
nos ilumines con tu luz transparente,
nos ensanches el corazón con el amor
y la verdad de lo que es importante,
nos contagies tu disponibilidad
ante las sorpresas de Dios.
Madre del silencio,
enséñanos a callar...
enséñanos a contemplar...
J. M. Márquez