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ADORACIÓN EUCARÍSTICA por las VOCACIONES SACERDOTALES
PEREGRINACIÓN RELIQUIAS BROCHERO
(Mientras el sacerdote hace la exposición del Santísimo Sacramento, acompañamos con el canto eucarístico:.. Yo soy el
Pan de Vida...o. Alabado sea el Santísimo u otro canto).
INTRODUCCIÓN
Guía 1: Decía nuestro Santo Cura Brochero:
“La Hostia consagrada es un milagro de amor, un prodigio, una maravilla (…); es la prueba más
acabada del amor infinito de Dios hacia mí, hacia ustedes, hacia el hombre” …
Nos encontramos en la presencia de Jesús en la Eucaristía, para alabarlo, reverenciarlo y servirle a
Él, nuestro amigo, hermano y Señor.
Silencio por 3 unos minutos…
El Cura Brochero, fiel hijo de la Iglesia, estaba identificado con el sacerdocio de Cristo, y lo vivía en
plenitud. Para él el ejercicio del ministerio sagrado no era el mero cumplimiento de los deberes de
una simple profesión, sino el imperativo de una permanente y total identificación con Cristo, el
Buen Pastor, quien vino al mundo para servir, no para ser servido.
La figura del padre Brochero se convierte por ello en grandioso faro que ilumina el camino de todos
aquellos que han sido llamados por Dios a seguirlo más de cerca. Como en todos los momentos de
adoración, queremos ser humildes intercesores; que podamos con nuestra sincera oración pedir
por el aumento y perseverancia de todas las vocaciones, en especial las sacerdotales.
Oremos de manera especial también por la santificación de clero.
Guía 2: El amado Cura Brochero jamás dudó sobre cuál era el centro de su vida: Cristo. Más
concretamente: ¡Cristo Eucaristía! Fue el mismo Redentor quien alimentaba la fe de este gran
sacerdote en tiempos difíciles y le concedía la gracia de saber que Él mismo, vivo en la Eucaristía,
también se hace presente en la persona de los que son más débiles a los ojos del mundo.
Guía 1: Oremos pidiendo a Cristo que nos conceda tener un corazón como el suyo.
Danos Señor, un corazón nuevo.
Un corazón sin amarguras, ni resentimientos.
Un corazón que deje de estar susceptible, para empezar a estar disponible.
Un corazón que olvide lo malo y recuerde lo bueno.
Danos Señor, un corazón con esperanza, cuando todos la pierdan.
Un corazón que sonría; aún cuando en los ojos lágrimas se viertan.
Danos Señor un corazón lleno de confianza.
Un corazón puro que conozca su pobreza.
Un corazón generoso y desinteresado, que no se reserve nada de lo que deba ser dado.
Danos Señor, un corazón amable y tierno, fuerte y joven, lleno de paz y de bondad.
Danos Señor, un corazón que no se canse de dar y de recibir tú Amor.
Padre amoroso, te pedimos que, como al Cura Brochero, nos hagas experimentar el abrazo redentor
de tu Hijo, vivo y presente en la Eucaristía, pues solamente así podremos acercarnos con auténtico
espíritu de servicio a los más necesitados y llevarles el Evangelio de Jesucristo, el único que puede
hacernos verdaderamente libres. Que la gloriosa intercesión de este santo nos alcance de Ti esta
gracia.
LECTURA BÍBLICA
Guía 2: Dice el profeta Jeremías 15-16: “Cuando se presentaban tus palabras, yo las devoraba. Tus
palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón”. La fe del Cura Brochero creció porque él cultivó, a
lo largo de toda su vida, un profundo y vivo amor a la Palabra de Dios y fue constante en su simple
fidelidad de oración de cada día.
(Luego de un breve silencio el guía o un lector, de modo lento y claro, lee el siguiente texto bíblico. Si es posible desde un
lugar significativo, ej: desde el ambón, para recalcar la importancia y lugar especial de la Palabra de Dios.)
Lectura del Evangelio según San Juan 10, 11- 18
“Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vid a por las ovejas. El asalariado, en cambio, que no
es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye. Y el
lobo las arrebata y la dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas. Yo soy el buen
Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí -como el Padre me conoce a mí y yo
conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este
corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo
Pastor. El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la quita, sino que la doy
por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi
Padre».
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Guía 2: Dejemos que resuene en nuestro interior el Evangelio
5 minutos de silencio
Guía 1: “Sin sacerdotes la Iglesia no podría vivir aquella obediencia fundamental que se sitúa en el
centro mismo de su existencia y de su misión en la historia, esto es, la obediencia al mandato de
Jesús “Vayan pues y hagan discípulos a todas las gentes” (Mt 28, 19) y “hagan esto en
conmemoración mía”;.. el mandato de anunciar el evangelio y de renovar cada día el sacrificio de su
cuerpo y de su sangre derramada por el mundo.” (PDV Nº1)
Canto: Yo soy el pan de vida.
Guía 2: El Santo Cura Brochero decía:
“Dios me da la ocupación de buscar mi último fin, y de orar por los hombres pasados, por los
presentes y por los que han de venir, hasta el fin del mundo”…
Padre Misericordioso, que quieres perpetuar el Sacerdocio ministerial de tu Hijo en la persona de
hombres que eliges entre otros, para que sean mediadores entre Ti y sus hermanos. Hoy queremos
pedirte por nuestros sacerdotes. Que a ejemplo del santo Cura Brochero sean conscientes de que
los frutos de todo apostolado dependen ante todo de su relación personal con Cristo, la que deben
alimentar cada día con una profunda vida sacramental y de oración. Guía, Señor, por medio de tu
Espíritu, a todos los sacerdotes del mundo, a fin de que, fieles al Magisterio de la Iglesia, siempre en
comunión con los obispos y con el Papa, conduzcan tu rebaño hasta las praderas de la eternidad.
Que la intercesión del santo Cura Brochero nos obtenga esta gracia.
Guía 1: Por su intercesión, respondemos: DANOS PASTORES, SEGÚN TU CORAZÓN.
# Para que cada día, más jóvenes decidan entregar su vida en el sacerdocio ministerial. Oremos.
# Por todos los sacerdotes, por su santificación en el ejercicio de su ministerio. Oremos.
# Por nuestro Seminario Diocesano, para que quienes allí se forman puedan plasmar en su corazón,
los sentimientos de Cristo, el Buen Pastor. Oremos.
# Para que nuestros Sacerdotes sigan la huella humilde y heroica del Cura Brochero. Oremos
# Por nuestros laicos para que trabajando junto a sus pastores crezcan en su vocación de
transformar el mundo con los criterios del evangelio. Oremos
# Por todas las vocaciones consagradas, para que sean fieles y perseverantes, y muestren a todos la
belleza de Cristo pobre, virgen y obediente. Oremos.
Oremos con las palabras que el mismo Señor Jesús nos enseño: Padre Nuestro…
Guía 2: Como Brochero y con sus palabras roguemos a Nuestra Señora del Rosario
¡Oh, María, Madre nuestra!
Alcánzanos la gracia de reconocer los tesoros y riquezas
que tu Hijo nos dejó en ese Sacramento de amor.
Alcánzanos las fuerzas necesarias
para llegar a él con mucha frecuencia y a para enriquecernos con sus virtudes.
Séanos, Madre nuestra,
muy doloroso el apartarnos de este Sacramento,
como es doloroso al niño el separarse de los pechos de la madre que lo
alimenta con su propia sangre.
Porque desde hoy queremos amar a tu Hijo para devolverle amor por amor.
Si tú nos ayudas, Madre nuestra,
no nos ha de costar el amor a tu Hijo que tanto nos amó y es tan digno de ser amado.
Si amamos a los autores de nuestros días, a nuestros hermanos, a nuestros parientes,
a nuestros amigos y a nuestros bienhechores,
¿cómo no amaremos a nuestro Salvador divino,
[más] que a nuestro buen padre, a nuestro hermano querido,
a nuestro amigo fiel, y a nuestro bienhechor temporal y eterno?
Y Tú, dulcísimo Salvador:
haznos conocer la grandeza del don que nos dejaste en la Hostia consagrada,
y el infinito amor que nos manifestaste en ella,
para recibirte con frecuencia en ella y unirnos contigo,
a fin de participar de tu misma vida,
de tu misma divinidad y de tu misma gloria. Amén. (Cura Brochero).
(Después de unos instantes de silencio… Tomamos la estampa de la Campaña de Oración por las Vocaciones de la
Iglesia Diocesana. Sino hay estampas en la comunidad leemos pausadamente para que vayan repitiendo)
Guía 1: Concluyamos este momento rezando juntos la Oración por las vocaciones
Señor Jesús, Pastor y esposo de la Iglesia:
¡Bendito sea tu nombre por siempre!
Escucha la súplica de tu Iglesia en Mendoza:
despierta la generosidad de nuestros jóvenes
y danos abundantes vocaciones.
Envíanos pastores según tu corazón,
signos de tu amor y de tu entrega.
Haz que muchos te sigan en pobreza, castidad y obediencia,
atraídos por la belleza de tu rostro.
Cuida y fortalece al Papa, a nuestros Obispos,
a los sacerdotes, diáconos y seminaristas.
Renueva el corazón de los matrimonios y sus familias,
de los religiosos y religiosas,
de cada persona consagrada
y de todos los misioneros.
Señor, tú eres siempre fiel,
ayúdanos a perseverar en la fe
y afianza nuestra comunión con el Padre en el Espíritu Santo.
Con María, y como los apóstoles te decimos:
¡Confiando en tu palabra, Señor, echaremos las redes!
Amén.
RESERVA DEL SANTÍSIMO
Guía 2: Padre nuestro, Dios Viviente y Misericordioso, te damos gracias por habernos dado, a lo
largo de los siglos, a tantos hijos tuyos, que han ido revelándonos los rasgos paternales de tu Rostro
amoroso.
Pensamos en Abraham, nuestro padre en la fe, y en los demás patriarcas y profetas. Pensamos en
el grandioso Patriarca San José, Esposo de la Virgen e icono perfecto de tu gloriosa Paternidad, el
hombre más semejante a tu Hijo, ante quien “hizo las veces de padre”, según tus designios.
Pensamos en la multitud de santos y santas que interceden por nosotros.
Guía 1: De modo especial, te damos gracias, Padre Bueno, por la vida y el ministerio, por la
glorificación y la intercesión de san José Gabriel del Rosario Brochero. Que él nos dé fuerzas para no
sucumbir a causa de nuestras debilidades, que no permita que los vientos de las modas pasajeras,
apaguen la llama de nuestra esperanza, que nos alerte para no rendir culto a los nuevos y antiguos
ídolos, y que ilumine nuestro caminar hacia el encuentro definitivo con Cristo en la paz eterna del
Reino prometido.
Guía 2: A través de este santo sacerdote, hemos entrado en tu presencia Señor, por intercesión
suya, te pedimos que escuches nuestras peticiones. La oración que el mismo Cristo enseñó a sus
discípulos, manifiesta que todos somos hermanos e hijos de un mismo Padre. Recemos juntos:
Padre Nuestro...
(El sacerdote se acerca altar, bendice con el Santísimo Sacramento y luego reserva el mismo. Acompañamos cantando).