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El agua: la otra guerra
Por J. Jesús Lemus -
En el marco del Día Mundial del Agua, que se celebrará la próxima semana, existe un
tema que está presente en las negociaciones de México y Estados Unidos: el Tratado de
agua del Río Colorado y Río Bravo.
En el plano de enemistad en el que pretende poner el presidente Donald Trump las
relaciones México-Estados Unidos, con su intención de renegociar el Tratado de Libre
Comercio (TLC), el vecino país del norte podría sacar la peor parte.
En el Senado de la República ya existe una iniciativa de ley para someter a revisión no
solo el TLC, sino los 66 acuerdos bilaterales que mantienen ambas naciones.
Uno de esos, en el que desde 1944 México ha estado en desventaja frente a Estados
Unidos, es el llamado “Tratado de Distribución de las Aguas Internacionales de los Ríos
Colorado y Bravo”, en el que se estableció la administración conjunta de los afluentes del
Colorado, desde Tijuana, y del río Bravo, desde Fort Quitman, Texas, hasta el Golfo de
México, debido a lo cual, por décadas, México ha venido pagando cuotas de agua a
Estados Unidos.
El tratado vigente sobre la administración conjunta de los dos principales ríos fronterizos,
establece que a Estados Unidos sólo le corresponderán 431 millones 721 mil metros
cúbicos de agua, en tanto que a México le asiste el derecho a disponer de hasta 2 mil 096
millones 931 mil metros cúbicos de las aguas contenidas en los ríos Colorado y Bravo.
En apariencia, el tratado de aguas beneficia a México, pero eso no es así, explica el
doctor Federico Mancera Valencia, especialista en temas del agua del Centro de
Investigación y Docencia (CID) del estado de Chihuahua, pues EU siempre argumenta
sequías para sacar la mejor parte del acuerdo.
“Lo que -a su juicio- no lo permiten aprovechar la totalidad de las aguas que lleguen a la
corriente principal del Río Bravo, procedentes de los ríos Pecos, Devils, manantial
Goodenough y arroyos Alamito, Terlingua, San Felipe y Pinto”, ubicados en suelo de EU.
Por esa razón, tal como lo garantiza el Tratado, el reclamo de agua a México ha sido
constante en los últimos 50 años; siempre bajo el argumento del gobierno
norteamericano, que refiere bajos volúmenes de captación en los escurrimientos de los
afluentes alimentadores de los ríos Bravo y Colorado, establecidos en el tratado, aun a
sabiendas de que esos ríos alimentadores no aportaban gran cantidad de agua a los dos
ríos fronterizos.
El tratado sobre la administración conjunta de los ríos Colorado y Bravo es la base legal
sobre las que el gobierno de EU ha mantenido, desde 1944, una política de sumisión al
gobierno de México, al exigirle compensaciones del vital líquido por la falta de lluvia en los
desiertos de Arizona, Nuevo México y Texas, donde las precipitaciones pluviales nunca se
han registrado en la forma en que fueron consideradas al momento de la firma del
Tratado.
El “Tratado entre el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos y el Gobierno de los
Estados Unidos de América de la Distribución de las Aguas Internacionales de los Ríos
Colorado, Tijuana y Bravo, desde Fort Quitman, Texas, hasta el Golfo de México”, como
oficialmente se llama, fue firmado el 3 de febrero de 1944, por la representación mexicana
encabeza por el embajador en EU, por Francisco Castillo Nájera, y Rafael Fernández Mac
Gregor, titular entonces de la Comisión Internacional de Límites.
Por parte del gobierno norteamericano firmaron Cordell Hull, secretario de Estado de los
EU, George S. Messersmith, embajador en México, y Lawrence M. Lawson, titular de la
Comisión Internacional de Límites de ese país, quienes vislumbraron condiciones
ventajosas en el uso del agua propiedad de los mexicanos.
Este es un tratado ventajoso para EU, aclara el investigador Federico Mancera, porque
simplemente los representantes mexicanos de aquel tiempo no vislumbraron los cambios
climáticos que EU -con el avance de su ciencia- ya pronosticaba, y que han venido
sucediendo.
A consideración de este investigador, “es urgente replantear el uso del agua de los dos
principales ríos de la frontera norte”, a fin de evitar un colapso en las actividades agrícolas
y urbanas de la zona norte de México.
Contrato leonino
El Tratado de aguas entre México y Estados Unidos, que finalmente se ha convertido en
un contrato, en donde por periodos de cinco años las dos partes que conforman la
Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) revisan los volúmenes de lluvias que
caen en ambos lados de las fronteras, para decidir el volumen de agua que debe ser
aprovechado en cada país, ha dejado saldos negativos para México.
La deuda de agua de México con Estados Unidos se ha incrementado gradualmente
desde 1992, luego de reconocer las dos partes del CILA que durante el quinquenio 19921997, los escurrimientos en los ríos a los que tiene acceso Estados Unidos, dentro de su
territorio, y que alimentan a los ríos Colorado y Bravo, no permitieron al gobierno de esa
nación acceder a los volúmenes de agua acordados en el Tratado.
Solo la escasez de agua en Estados Unidos, en el quinquenio 1992-1997 y 1998-2002,
también conocidos como los periodos 25 y 26, hizo que México acumulara una deuda de
agua a favor de Estados Unidos por un volumen estimado de 734 mil millones de metros
cúbicos, los que no se habían podido pagar hasta apenas en octubre del 2016. También
en el quinquenio 2003-2007, el periodo 27, México terminó con un déficit de agua tasado
en 884 millones de metros cúbicos de agua.
Para el periodo 28, comprendido entre los años del 2008 al 2012, el gobierno de Estados
Unidos volvió a argumentar -bajo los establecidos del Tratado- que tuvo baja captación de
agua en sus afluentes, y exigió al gobierno mexicano el pago de los volúmenes no
obtenidos por lluvias, los que fueron tasados en 324 millones de metros cúbicos de agua,
los que fueron entregado apenas el pasado mes de octubre del 2016.
La deuda de agua de México con Estados Unidos se ha incrementado gradualmente
desde 1992, pues el país vecino ha argumentado no tener acceso a los volúmenes de
agua acordados en el Tratado debido a una baja captación de agua en sus afluentes
Desde 1944, México ha estado en desventaja frente a EU y por décadas ha venido
pagando cuotas de agua al país norteamericano
Este tratado es ventajoso para EU, pues ese país siempre argumenta sequías para sacar
la mejor parte del acuerdo, dice Federico Mancera
La falta de planeación del gobierno mexicano no ha sido tan adelantada como la de
Estados Unidos, un ejemplo es Las Vegas, que goza de energía eléctrica a partir de
represas que se alimentan con el agua que se reclama al gobierno mexicano
“El gobierno norteamericano planeó el Tratado de Aguas con una visión a futuro. No solo
fue por una relación de amistad con el gobierno de México: se proyectó un programa de
infraestructura hídrica a partir del uso del agua que se podría arrebatar a los mexicanos”
Federico Mancera
Especialista en temas del agua del Centro de Investigación y Docencia (CID) de
Chihuahua
“(Trump) Quiere llevarse de suelo mexicano solo las empresas norteamericanas que
menos uso de agua proyectan en sus procesos de producción (…). ¿Por qué no habla de
sacar de México a las empresas agrícolas?”
Carlos Manjarrez Domínguez
investigador de la Facultad de Ciencias Agrotecnológicas de la Universidad de Chihuahua
A causa de la mala planeación gubernamental en el uso del agua, Chihuahua no está
lejos de enfrentar un colapso económico y social por falta de ese recurso
La demanda de agua va en aumento en estados fronterizos, en donde el líquido es cada
vez más escaso, pero muy demandado por las actividades agrícolas
Debido a una mala planeación gubernamental en el uso del agua, Chihuahua está cerca
de un colapso económico y social
Si hay avances legislativos en el tema minero, también debería lograrse con las leyes que
favorezcan en regiones que aportan agua
431
Millones 721 mil metros cúbicos de agua es lo que le correspondería a EU de acuerdo al
tratado vigente
2,096
Millones 931 mil metros cúbicos le corresponde disponer a México de las aguas de los
ríos Colorado y Bravo
El balance de agua entre México y Estados Unidos, correspondiente al periodo 29, del
quinquenio 2013-2017 se tendrá que revisar antes de octubre próximo, en donde, de
acuerdo a académicos investigadores del tema del agua, se presume que el resultado no
sea distinto a los de los otros cuatro quinquenios anteriores, donde México podría seguir
presentando deuda de agua al gobierno norteamericano.
Y es que, en los últimos cinco años, las sequías han afectado severamente a la zona sur
de Estados Unidos y la zona norte de México, opina el doctor Damián Aarón Porras
Flores, director de la Facultad de Ciencias Agrotecnológicas de la Universidad Autónoma
de Chihuahua, quien consideró existe por parte del gobierno mexicano una desatención
para revisar las condiciones bajo las que opera el Tratado de Aguas con Estados Unidos.
Falta planeación
México se encuentra en la encrucijada del agua, porque al Gobierno federal le ha faltado
mayor visión para entender lo que el gobierno de Estados Unidos pretende con el manejo
de sus recursos naturales, explicó el doctor Federico Mancera, pues el gobierno
norteamericano busca de alguna forma aprovecharse de los recursos naturales de
nuestro país, en la medida excesiva en que sea posible.
La falta de planeación del gobierno mexicano, siguió el investigador del CID Chihuahua,
no ha sido tan adelantada como la de Estados Unidos, “pues el gobierno norteamericano
planeó el Tratado de Aguas con una visión a futuro. No solo fue por una relación de
amistad con el gobierno de México: se proyectó un programa de infraestructura hídrica a
partir del uso del agua que se podría arrebatar a los mexicanos”.
La principal muestra de esa tesis es el beneficio de infraestructura eléctrica que hoy
permite a algunas localidades norteamericanas, como la ciudad de Las Vegas, en el
estado de Nevada, que gozan de energía eléctrica a partir de represas que se alimentan
con el agua que se reclama en deuda cada cinco años al gobierno de México.
Pero también hay otros aspectos visionarios con los que se planteó el tratado de aguas
entre México y Estados Unidos, en donde se resaltan proyectos económicos, dijo el doctor
Mancera Valencia, en donde se proyectan plantas desalinadoras y la construcción de
hidroductos que terminaran por vender agua a los mexicanos, cuando se agoten los
afluentes de los ríos Bravo y Colorado.
Y es que la demanda de agua va en aumento en los estados fronterizos como Sonora,
Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas, en donde el líquido es cada vez más escaso, pero
es mayormente demandando por las actividades agrícolas, donde los productores no
cuentan con un programa oficial para el cambio de cultivos agrícolas, que no solo
disminuyan el consumo de agua, sino que permitan mejorar la captación del líquido en los
mantos freático, agrega el doctor Carlos Manjarrez Domínguez.
Uso de agua irracional
Para el catedrático y también investigador de la Facultad de Ciencias Agrotecnológicas de
la Universidad de Chihuahua, Carlos Manjarrez Domínguez, el gobierno de Estados
Unidos, a través del tratado ventajoso de aguas que mantiene con México, está
proyectando parte de su política de seguridad nacional, “pues le resulta más barato
comprar productos agrícolas en México que producirlos allá mismo, por el solo hecho de
que así está conservando sus reservas de agua”.
“Quiere llevarse de suelo mexicano solo las empresas norteamericanas que menos uso
de agua proyectan en sus procesos de producción: por eso se ha lanzado sobre la planta
automotriz, que es rentable en la generación de empleos, pero que a la vez es la que
menos agua consume. ¿Por qué no habla de sacar de México a las empresas agrícolas?”.
El doctor Carlos Manjarrez Domínguez sostiene que si la intención del presidente Trump
fuera meramente económica al intentar sacar empresas norteamericanas de suelo
mexicano, también estaría hablando de retirar plantas de procesamiento de carne, de
embutidos, mineras y del ramo de la agrotecnología, que se encuentran en México no
solo por las condiciones de mano de obra favorables, sino por el acceso al agua sin
mayor limitación.
Al citar ejemplos de sus investigaciones realizadas en torno al uso del agua en procesos
productivos, Manjarrez Domínguez señala los niveles insospechados de uso de ese
recurso en procesos industriales, agrícolas y ganaderos, aparentemente inocentes, sobre
los que la autoridad federal no repara a fin de ejecutar una política de mayor cuidado y
planeación.
Las investigaciones hechas por Manjarrez Domínguez revelan que para producir 500
gramos de maíz se requieren en promedio 450 litros de agua; para la obtención de un
bistec de res de 300 gramos son necesarios 4 mil 500 litros de agua; para producir 500
gramos de queso se requieren 2 mil 500 litros de agua; en tanto que para producir una
bolsa de frituras es necesario el uso de por lo menos 185 litros de agua.
Dijo el investigador que el estado de Chihuahua, a causa de la mala planeación
gubernamental en el uso del agua, no se encuentra lejos de enfrentar un colapso
económico y social por falta de ese recurso, lo que podría ocurrir de manera más rápida si
continúan acciones políticas, como la del Tratado de Aguas con Estados Unidos.
Y es que ese tratado ha orillado a los productores rurales de los estados de la zona norte
del país, a utilizar agua del subsuelo, mediante la perforación de pozo profundos para
riego y brebaje ganadero, ante la falta de agua de los ríos Colorado y Bravo, de donde se
destinan grandes volúmenes para el pago de deuda de agua con Estados Unidos.
Acuerdos a revisión
La deuda de agua de México con Estados Unidos se ha incrementado gradualmente
desde 1992, pues el país vecino ha argumentado no tener acceso a los volúmenes de
agua acordados en el Tratado debido a una baja captación de agua en sus afluentes
Desde 1944, México ha estado en desventaja frente a EU y por décadas ha venido
pagando cuotas de agua al país norteamericano
Este tratado es ventajoso para EU, pues ese país siempre argumenta sequías para sacar
la mejor parte del acuerdo, dice Federico Mancera
La falta de planeación del gobierno mexicano no ha sido tan adelantada como la de
Estados Unidos, un ejemplo es Las Vegas, que goza de energía eléctrica a partir de
represas que se alimentan con el agua que se reclama al gobierno mexicano
“El gobierno norteamericano planeó el Tratado de Aguas con una visión a futuro. No solo
fue por una relación de amistad con el gobierno de México: se proyectó un programa de
infraestructura hídrica a partir del uso del agua que se podría arrebatar a los mexicanos”
Federico Mancera
Especialista en temas del agua del Centro de Investigación y Docencia (CID) de
Chihuahua
“(Trump) Quiere llevarse de suelo mexicano solo las empresas norteamericanas que
menos uso de agua proyectan en sus procesos de producción (…). ¿Por qué no habla de
sacar de México a las empresas agrícolas?”
Carlos Manjarrez Domínguez
investigador de la Facultad de Ciencias Agrotecnológicas de la Universidad de Chihuahua
A causa de la mala planeación gubernamental en el uso del agua, Chihuahua no está
lejos de enfrentar un colapso económico y social por falta de ese recurso
La demanda de agua va en aumento en estados fronterizos, en donde el líquido es cada
vez más escaso, pero muy demandado por las actividades agrícolas
Debido a una mala planeación gubernamental en el uso del agua, Chihuahua está cerca
de un colapso económico y social
Si hay avances legislativos en el tema minero, también debería lograrse con las leyes que
favorezcan en regiones que aportan agua
431
Millones 721 mil metros cúbicos de agua es lo que le correspondería a EU de acuerdo al
tratado vigente
2,096
Millones 931 mil metros cúbicos le corresponde disponer a México de las aguas de los
ríos Colorado y Bravo
Para el diputado federal Alex Le Barón González, integrante de la Comisión de Agricultura
y Sistemas de Riego, representante del distrito VII de Chihuahua, este convenio se debe
revisar pese a que considera que “el Tratado de Aguas con Estado Unidos ha sido
benéfico para México, en términos generales, pues hay regiones agrícolas como las del
Valle de Mexicali, que se benefician enormemente con el agua que proviene de Estados
Unidos”.
Pero estima que en términos particulares este tratado no ha dejado ningún beneficio para
regiones como la de Chihuahua, de donde se aportan volúmenes de agua muy
importantes no solo a Estados Unidos, sino para sustentar la actividad agrícola de otros
estados del país, como Sonora y Sinaloa, en donde a cambio los habitantes de
Chihuahua no reciben ningún tipo de beneficio o compensación económica por parte de la
autoridad federal, “lo que se debe revisar de manera puntual”.
Considera que, si existen avances en materia legislativa sobre el tema minero, en donde
ahora la federación obliga a la aportación de recursos a los municipios que aportan parte
de su riqueza a esa industria, también se debe avanzar en ese mismo sentido, con leyes
que favorezcan económicamente en las regiones que aportan agua, sea para el consumo
nacional o para el pago de deuda de agua con Estados Unidos, en donde el estado de
Chihuahua es el más importante.
Desde la óptica de este legislador, el Tratado de Aguas que mantiene México con Estados
Unidos, “es un tratado caduco, que se debe revisar tanto en sus generalidades como en
sus particularidades”, a fin de que la administración binacional del agua de los ríos Bravo
y Colorado beneficie a todos los mexicanos, pero, sobre todo, que garantice la
sustentabilidad productiva y económica de zonas productivas tan importantes como la del
estado de Chihuahua.