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VICARÍA ZONA SUR
Pastoral de Espiritualidad
LECTURA ORANTE DE LA PALABRA
EVANGELIO DE MATEO 3, 1-12
Domingo 4 de diciembre de 2016
Segundo de Adviento
INTRODUCCIÓN.- El segundo domingo del tiempo de Adviento nos invita a
focalizarnos sobre la llamada a la conversión predicada por la figura de Juan el Bautista.
¡Viene pronto el Salvador, el Mesías! Regresemos a la fuente que es Dios, preparémonos y
pongámonos en camino de la esperanza, de su venida a nuestra propia vida. Pero para
esto nos preguntamos: nuestro corazón, ¿está listo para acogerlo?
ORACIÓN INICIAL.- “Espíritu Santo, ilumina y penetra en los corazones de tus hijos e
hijas que tienen sed de Ti, de tu Palabra. Que esta Palabra sea para ellos fuente,
recordándoles en este tiempo de Adviento, que Dios los invita a convertir su corazón en un
corazón puro y arrepentido para esperar la venida de nuestro Salvador. Que tu Palabra se
haga luz por el mundo y que llegue al corazón de todo hombre y mujer en búsqueda de paz
y esperanza. AMEN.”
LECTURA.- ¿Qué dice el texto de Mateo 3, 1-12?
Antes empezar a leer y escuchar la Palabra de Dios, vaciamos nuestra mente y corazón a
fin de estar dispuestos/as a abrirnos a la riqueza y novedad del mensaje que la Palabra
quiere regalarnos.
(1) En
aquellos días apareció Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea. (2) Decía:
“Conviértanse, porque está llegando el reino de los cielos”. (3) A él se refería el profeta
Isaías cuando dijo: “voz del que grita en el desierto: “preparen el camino al Señor, nivelen
sus senderos”. (4) Llevaba Juan un vestido de pelo de camello y una correa de cuero a su
cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel del campo. (5) Acudían a él de Jerusalén, de
toda Judea y de toda la región de Jordán; (6) ellos reconocían sus pecados y Juan los
bautizaba en el rio Jordán.
(7) Viendo que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: “¡Raza de
víboras! ¿Quién les enseñó a escapar del juicio inminente? (8) Den frutos que prueben su
conversión (9) y no piensen que basta con decir: “Somos descendientes de Abrahán”.
Porque les digo que Dios puede sacar de estas piedras descendientes de Abrahán. (10) Ya
está puesta el hacha a la raíz de los árboles y todo árbol que no dé fruto va a ser cortado y
echado al fuego. (11) Yo los bautizo con agua para que se conviertan, pero el que viene
detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de quitarle las sandalias. El los
bautizará con Espíritu Santo y fuego. (12) Tiene en su mano la horquilla para separar el
trigo de la paja: recogerá su trigo en el granero, y la paja la quemará con un fuego que no
se apaga.
Una vez leída la Palabra de Dios, tomamos un momento de silencio para que la Palabra de
Dios penetre en nuestro corazón y mente.
Preguntas para descubrir qué dice el texto:
 ¿Qué personajes están presentes en esta escena bíblica? ¿Dónde están?
 ¿A quiénes está dirigido este texto?
 ¿Qué predica Juan el Bautista?
 ¿Qué tipo de bautismo ofrece Juan el Bautista?
 ¿Qué tipo de bautismo ofrece “el que viene detrás de Juan el Bautista”?
MEDITACIÓN.- ¿Qué me dice o nos dice el texto de Mateo?
A continuación, encontrarás algunas preguntas que tienen por finalidad la de ayudar a
cada uno/a de ustedes a profundizar el sentido del texto en sí mismo, y a su vez, descubrir
cómo este texto tiene sentido en mi propia vida cotidiana personal y social.
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Adviento es tiempo de esperanza para nuestro mundo. Esta esperanza se inscribe
en un verdadero trabajo de conversión de nuestra vida y del mundo. ¿Tiene la
conversión de tu corazón un papel importante en tu vida en este tiempo de
adviento?
¿Qué significa para mí ser bautizado/a en el Espíritu Santo? ¿Qué cambia esto en
mi vida? ¿Qué me gustaría cambiar a fin de acercarme más profundamente a este
sacramento?
¿Qué significa para mí vivir este camino que Juan el Bautista nos propone?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en
concreto para que siga iluminando nuestra vida y nuestro mundo, haciéndonos
actores de un mundo mejor?
ORACIÓN.- ¿Qué le respondo al Señor luego del regalo de su Palabra?
Lo que se ha leído y meditado, lo llevamos a la oración. ¿Qué me surge decirle al Señor?
 En este tiempo de oración, habla con El… Él te escucha… te
espera con los brazos abiertos. Este momento es un tiempo
íntimo y fuerte entre Él y tú.
 Fíjate en la escena y sus personajes, y deja que aflore tu
oración de perdón.
 Alaba, agradece a tu Padre por su amor misericordioso que
Él hace brotar en ti
gracias a su Palabra.
CONTEMPLACIÓN.- Dejo que el Señor me hable y me ame
La Contemplación es el punto de llegada de la Lectio Divina; es la actitud de quien se
sumerge en lo meditado para descubrir y saborear en los acontecimientos la presencia
activa de Dios a través de su Palabra. Además, nos invita a comprometernos con la
transformación de la historia que la Palabra de Dios provoca.
La invitación ahora, es a insertarse en la escena y seguir estos pasos para la contemplación:
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Observa la escena que nos propone el texto.
Ponte en el lugar de Juan el Bautista,de las personas que van a recibir el bautismo
de conversión de Juan.
Atesora todos los sentimientos que se expresan en ti y quédate en silencio por unos
instantes.
ACCIÓN.- Y ahora ¿Cómo haré vida esta Palabra?
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¿Qué compromiso en concreto puedo o podemos asumir a partir de esta Palabra?
¿Cómo me comprometo a vivir este tiempo de Adviento, como un tiempo de
corazón abierto a la venida de nuestro Señor y Salvador?
Elijo con una palabra o versículo que me pueda acompañar durante la semana.
¿Qué significa y cómo espero y acojo en verdad al Mesías?
ORACIÓN DE ENVÍO:
“Padre Bueno y Misericordioso, te pedimos que hagas aflorar de nuestras vidas lo mejor
de nuestro corazón, para que podamos vivir para los demás en la solidaridad, la sencillez,
la humildad y la práctica del bien. Ayúdanos en este tiempo de Adviento a limpiar
nuestro corazón a fin de prepararlo a recibir en la fiesta de Navidad, al Verbo encarnado,
nuestro Dios que se hace hombre humilde para hacernos conocer la fuerza de vida
sobreabundante de su amor y misericordia, fuerza de vida que vencerá la muerte en la
Cruz. Amén.