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Patricia Schaefer R.
Asesora Científica / Traductora
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Guaynabo, PR 00971
(787) 287-3728
[email protected]
www.scribanyc.com
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EDICIÓN ELECTRÓNICA EN CASTELLANO DE
RACHEL'S ENVIRONMENT & HEALTH NEWS #828
SALUD Y MEDIO AMBIENTE
BOLETÍN INFORMATIVO, #828
PETER MONTAGUE, EDITOR
*
13 de octubre de 2005
TITULAR:
LA VIDA DESPUÉS DEL PETRÓLEO BARATO: MÁS ALLÁ DE APOLO
================
Fundación para Investigaciones Ambientales
(Environmental Research Foundation)
P.O. Box 160, New Brunswick, N.J. 08903
Fax (732) 791-4603; Internet: [email protected]
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LA VIDA DESPUÉS DEL PETRÓLEO BARATO: MÁS ALLÁ DE APOLO
Por Tim Montague
Un futuro más limpio y brillante para nuestros hijos; ¿quién no quiere eso? Áreas urbanas más
habitables, libres de smog y congestión. Empleos con buenos salarios en industrias de la
manufactura, del transporte y la energía que sean más ecológicas y más sustentables que nunca
antes -¡yo me anoto!
Más de 350 personas de 39 estados y cinco países se reunieron en Yellow Springs, Ohio, a
finales de septiembre de 2005 para enterarse de cómo se pueden preparar para el final del
petróleo barato. Así es; posiblemente la producción global de petróleo ha llegado a su nivel
máximo, o pronto llegará, lo que significa que el petróleo se volverá cada vez más escaso y caro.
Nadie sabe si las predicciones del nivel máximo de petróleo son correctas, pero el aumento en un
factor de 5 en el precio del petróleo en los últimos 5 años -de $10 por barril en 2000 a $50 por
barril en 2005- le da credibilidad a la teoría del nivel máximo del petróleo. El petróleo caro
representa un importante desafío para los EE.UU., donde 36% de la energía viene del petróleo
[1]. El aumento de los precios del petróleo afectará todos los aspectos de la vida -alimentos,
medicinas, transporte, la expansión descontrolada de los suburbios, la economía globalizada (que
se manifiesta en los bienes baratos transportados desde China a Wal-Mart)- ya que todo depende
del petróleo barato. Y aunque nos quejamos de tener que pagar $3 por un galón de gasolina en la
gasolinera, los verdaderos costos de una economía petrolera van mucho más allá –el
calentamiento global, la gran contaminación de nuestro aire, alimentos y agua, y guerras
extranjeras que nos están costando más de $75 mil millones de dólares al año. Todos los costos
de nuestra economía basada en el petróleo están aumentando constantemente.
Al igual que los consumidores y la industria estadounidense hicieron la transición de la grasa de
ballena al petróleo hace más de un siglo, tenemos delante de nosotros una transición emocionante
–aunque algo sobrecogedora. Hoy en día derivamos 80% de nuestra energía del carbón, del
petróleo y del gas natural -estos combustibles fósiles mueven nuestra economía de una manera
abrumadora. Hemos construido un estilo de vida cómodo sobre estas fuentes de energía baratas y
abundantes, pero a un tremendo costo para el medio ambiente, la salud pública y la seguridad
nacional. Ahora que posiblemente la producción de petróleo ha llegado a su nivel máximo, la
pregunta no es si encontraremos una mejor manera de mover nuestra economía, sino cuándo -y
qué nivel de vida podemos mantener sin petróleo barato.
Se ha dado un paso importante para liberarnos del petróleo. La Alianza Apolo -una coalición de
sindicatos, grupos ambientalistas y líderes urbanos, ahora en su tercer año, está adoptando una
postura por una economía basada en la energía más limpia, dirigida a liberarnos del petróleo
extranjero para el año 2015. Esto sucederá mediante una mayor eficiencia de la energía, la
innovación económica y la revigorización de la industria manufacturera, del transporte y de la
energía. Al haber canalizado millones empleos bien pagados en el área de la manufactura hacia el
extranjero en años recientes, los sindicatos se han dado cuenta de que deben ser más agresivos.
Los ambientalistas, enfrentados a veinte años de progresos insignificantes en cuanto a los
desafíos ecológicos más grandes de nuestros tiempos -calentamiento global y la disminución
generalizada de especies y hábitats– se dan cuenta de que necesitamos iniciativas estratégicas que
puedan alinear a los sindicatos, la industria y el bienestar público. Y los centros urbanos de
nuestras ciudades necesitan urgentemente una renovación, transporte público efectivo, empleos
con buenos sueldos y un medio ambiente más limpio. Apolo enfrenta todos estos problemas
simultáneamente.
La Alianza Apolo está dirigida al cambio de la política a los niveles local, regional y nacional
basados en la doble premisa de la eficiencia energética y la producción de energía renovable –
ambos se traducen en un futuro de alta tecnología y buenos salarios para la población activa
estadounidense. La Alianza Apolo requiere una inversión de dinero privado y público de $300
mil millones a lo largo de diez años (mucho menos de lo que actualmente gastamos cada año en
guerras extranjeras). Esto irá hacia la energía limpia, la construcción y fabricación eficientes, y la
próxima generación de transporte que incluye vehículos eléctricos híbridos, de combustible
flexible, biodiesel y de células de combustible.
El plan es crear más de 3 millones de empleos bien remunerados, ahorros de hasta 15% en la
cuenta de la energía y mejoras en nuestro balance comercial de unos $200 mil millones; más $1
billón adicional en PDB (Producto Doméstico Bruto) a lo largo de diez años [2].
La Alianza ayudó a crear la Nueva Ley Apolo de Energía de 2005 (New Apollo Energy Act of
2005) (H.R. 2828), que usará incentivos contributivos y ayuda basada en el mercado, junto con
los parámetros de rendimiento de la energía, para tratar los tres desafíos a los EE.UU.: crear
empleos de producción que usen energía limpia, disminuir la dependencia del petróleo extranjero
y reducir las emisiones de gases invernadero.
La energía limpia es buena para el medio ambiente y crea empleos bien remunerados.
La producción de energía renovable (eólica [del viento], solar, geotérmica y biocombustibles)
creará cada vez más empleos y producirá electricidad y combustibles asequibles. La industria
solar produce 5.65 empleos por millón de dólares invertidos, la industria de la energía eólica 5.7
empleos, y la industria del carbón 3.96 empleos [3].
Según la Alianza, si desarrollamos tan sólo 10% del potencial eólico de las diez ciudades
estadounidenses con más viento, podríamos reducir las emisiones de carbón totales de los
EE.UU. en un tercio [4]. El diario Los Angeles Times informa que con el aumento en los precios
del gas natural, la energía eólica se ha vuelto igual de rentable que las fuentes tradicionales de
carbón y gas en muchas partes del país; y la fabricación de generadores eólicos está agotada hasta
finales del año 2008 [5].
“A los cuatro años del inicio de la recuperación económica, los trabajadores en todo EE.UU.
deberían estar en la cresta de la ola. En lugar de esto, están enfrentando nuevas exigencias de
renunciar a beneficios ganados con esfuerzo y acceder a hacer concesiones con respecto al
salario”, informa el diario Los Angeles Times [6]. Apolo transformaría las industrias del
transporte para producir automóviles, camiones y aviones mucho más eficientes con respecto al
combustible, y en el proceso revigorizaría los empleos de la manufactura.
Katrina Vanden Heuvel, editora de la revista The Nation, informa que el programa Apolo está
“siendo tomado en serio por los inversionistas, ya que está comenzando a atraer un capital de
riesgo significativo”. Vanden Heuvel cita la inversión de mil millones de dólares de Green Wave
(financiado por los fondos de vejez de los empleados públicos en California) en empresas de
eficiencia de energía y tecnología limpia [2].
Siete gobernadores estatales han aprobado la plataforma de la Alianza que se centra en la
necesidad de obtener créditos contributivos para proyectos de energía renovable, garantías de
préstamos federales, renovación urbana y parámetros de construcción ecológicos. En
colaboración con la red Local Governments for Sustainability, la Alianza está presionando por el
establecimiento de políticas de ahorro de energía para las áreas urbanas. Seattle (WA)
recientemente aprobó una ordenanza que exige que los edificios financiados públicamente
cumplan con parámetros estrictos de acuerdo con la certificación dorada LEED para edificios
adecuados para el medio ambiente.
Los fundadores de la Alianza Apolo les preguntaron a los estadounidenses: “¿Cuál es el
problema más importante en este momento?” Setenta y dos por ciento dijo la penuria económica
y la pérdida de empleos de manufactura. Y 72 por ciento dijo que apoyarían enérgicamente un
plan que sea más agresivo en desarrollar una economía ambientalista y que fuese un motor para
generar 1 a 3 millones de nuevos empleos en la manufactura [7]. Incluso si Apolo creara tan sólo
un millón de empleos, eso ya sería un gran estímulo para una economía que ha perdido 2
millones en los últimos tres años [4].
¿Pero es Apolo suficiente? Supongamos que la Alianza Apolo tiene éxito y para 2015 nos hemos
liberado del control del petróleo extranjero y doméstico. Habremos hecho que la economía sea
más adecuada para el medio ambiente, creado empleos bien pagados en la manufactura –incluso
habremos salvado la industria automovilística de EE.UU.- y habremos mejorado mucho nuestra
eficiencia energética general. ¿Entonces qué? La energía alternativa libre de gases invernadero
cubrirá quizás 40% de nuestras necesidades energéticas como mucho. Aún dependeremos de las
plantas de energía que queman carbón –que actualmente cubren 23% de nuestras necesidades
energéticas, pero que está programado aumente 40% en las próximas décadas- y gas natural,
bombeando enormes cantidades de CO2 a la atmósfera, sin mencionar el azufre, mercurio y otros
tóxicos liberados del carbón.
No obstante, si la tecnología 'limpia' del carbón se aplicara ampliamente en EE.UU., podríamos
reducir las emisiones netas de los gases invernadero. También conocida como secuestro de
carbono, esta tecnología consiste en usar 20% a 50% de la energía que derivamos del carbón para
capturar y almacenar el CO2 que se libera cuando se quema el mismo carbón. Esta es una
posibilidad costosa y no todos podrán permitirse capturar el CO2 y las emisiones tóxicas del
carbón. Los países en desarrollo, en particular India y China, están planeando duplicar sus
emisiones actuales de gases invernadero provenientes de la quema de carbón en los próximos
cincuenta años. Ellos no están planeando la captura y el almacenamiento del carbono a gran
escala, de lo cual actualmente hay muy pocos ejemplos comerciales en todo el mundo [9, 10].
Incluso si logramos evitar el catastrófico calentamiento global -y somos capaces de mantener
cierta semejanza con respecto a nuestro nivel de vida actual- ¿qué pasará luego? Todavía
tendremos que luchar con los problemas mayores de la pobreza global y la distribución no
equitativa de los recursos, la pérdida de biodiversidad y el hecho de que el crecimiento
económico infinito es imposible en un planeta finito. El problema del petróleo que Apolo está
enfrentando es el más evidente -un paso importante, sin duda, pero uno que no responde la
pregunta más grande: ¿cómo conciliar un mundo con 7 mil millones de personas, todas clamando
por un estilo de vida occidental? Incluso los ambientalistas no hablamos mucho sobre esto
porque nos obliga a ver nuestra falsa premisa del crecimiento económico infinito. Es una herejía
poner en duda el crecimiento perpetuo, pero –más pronto que tarde- debemos ocuparnos del
tema.
=================
[1] Ben Crystall, “Clean energy special: The big clean-up”, New Scientist 3 de septiembre de
2005, Vol. 187 No. 2515 págs. 30-31. Disponible aquí. Para cumplir las metas del Protocolo de
Kyoto, los EE.UU. tendrían que reducir sus emisiones anuales de carbono en unas 540 millones
de toneladas entre 2008 y 2012, equivalente a cerrar 90 plantas energéticas de carbón cada año.
El estudio sugería que cumplir las metas podría costarle a la economía 4.2 por ciento de su GDP
para 2010 -unos $400 mil millones.
[2] Katrina Vanden Heuvel, “Sweet Victory: Governors Embrace Apollo Alliance”, The Nation
Online, 20 de julio de 2005. Disponible aquí.
[3] Elisa Wood, “Jobs in the renewable energy economy”, Renewable Energy World online. 5 de
febrero de 2005. Disponible aquí.
[4] Material de prensa de la Alianza Apollo. Disponible aquí.
[5] Nicholas Riccardi, “Windfall? No, but Savings Ahead; The soaring costs of coal and gasfired power plants will allow wind-energy customers to pocket other benefits of their
investment”, Los Angeles Times, 15 de octubre de 2005. Disponible aquí.
[6] David Streitfeld, “U.S. Labor Is in Retreat as Global Forces Squeeze Pay and Benefits”, Los
Angeles Times, 18 de octubre de 2005. Disponible aquí.
[7] Amanda Griscom Little, “Shooting The Moon”, The American Prospect Online, 18 de
septiembre de 2005. Disponible aquí.
[8] Jennie Stephens y Bob Van del Zwaan “The Case for Carbon Capture and Storage”, Issues in
Science & Technology, otoño 2005, Vol. 22 número 1, págs. 69-76. Disponible aquí.
[9] Robert Socolow, “Can We Bury Global Warming?”, Scientific American, julio 2005, Vol.
293 Issue 1, págs. 49-55. Disponible aquí.
[10] Bennett Daviss, “Clean energy special: A greener goal for coal”, New Scientist 3 de
septiembre de 2005, Vol. 187 No 2515 págs. 38-40. Disponible aquí; y Virginia Phillips, “Clean
energy special: Eastern promise”, New Scientist 3 de septiembre de 2005, Vol. 187 No 2515
págs. 41-43. Disponible aquí.
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