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Moniciones Domingo V del Tiempo Ordinario Domingo 5 de febrero 2017 Monición de entrada Una vez más nos reunimos en este V Domingo del Tiempo Ordinario, para celebrar la Eucaristía, hoy que Jesús nos enseña que los cristianos “somos la sal de la tierra y la luz del mundo”, hermosa comparación que nos enseña a dar sabor de la fe e iluminar a quienes, en nosotros, puedan glorificar al Padre Celestial. Iniciemos con alegría nuestra celebración. De pie, cantamos todos: Monición a las tres lecturas de la Palabra de Dios La Palabra de Dios en este día, enseña que los creyentes han de ser luz y que con sus buenas obras, la luz de Dios brillará en ellos y su justicia glorificará al Padre de la luz. O monición a la Primera Lectura- Is 58,7-10 El profeta Isaías nos enseña que, en la medida en que seamos caritativos y generosos con los pobres y marginados, seremos luz en las tinieblas. Monición al salmo responsorial 111 ¡El justo brilla en las tinieblas como una luz! Así nos lo enseñaba la primera lectura y con el salmista, aclamemos a Dios que es Luz, a quien los justos hacen presente, por su caridad constante con los hermanos. Monición a la Segunda Lectura- 1 Cor 2,1-5 Tenemos en la segunda lectura, el testimonio de san Pablo, que no llegó a evangelizar a Corinto con la sabiduría del mundo, sino con la sabiduría y el poder de Dios. Enseñanza que debe servirnos a nosotros, en el anuncio del Evangelio. Monición al Evangelio- Mt 5,13-16 “Ustedes son la sal de la tierra y la luz del mundo”, nos dice el Señor. Que al ser sal que da sabor y luz que brilla, todos los demás sepan descubrir en nosotros a Dios Padre de Jesucristo, y le glorifiquen por nuestras buenas obras. Oración de los fieles A Cristo el Señor, que a todos nos llama a ser “sal y luz”, digámosle con fe: Escucha, Señor y ten piedad. Para que la Iglesia, con ilusión, fe y alegría, siga en el mundo dando el sabor de la fe, por medio del Evangelio. ROGUEMOS AL SEÑOR. Por el Papa Francisco, por nuestros obispos y sacerdotes, para que anuncien a Cristo, Luz del mundo que a todos nos ilumina, que ellos también sean luz para todos, con su ministerio. ROGUEMOS AL SEÑOR. Por nuestros gobernantes y por los responsables de todas las naciones del mundo, para que actúen con justicia y honradez y fomenten la paz y la prosperidad de nuestros pueblos. ROGUEMOS AL SEÑOR. Para que los cristianos sepamos responder a la vocación tan alta de ser sal de la tierra y luz del mundo, con nuestra vida y testimonio de cada día. ROGUEMOS AL SEÑOR. Para que podamos crecer y profundizar nuestra fe, que recibimos en el bautismo, mediante la catequesis y la evangelización. ROGUEMOS AL SEÑOR. Para que el Señor nos conceda a cada uno de nosotros aquello que más necesitamos, en lo material y espiritual. ROGUEMOS AL SEÑOR. Por nuestro difuntos, para que, habiendo cruzado el umbral de esta vida al cielo, ya estén gozando de las delicias del Reino, su verdadero hogar y contemplen la luz de Dios. ROGUEMOS AL SEÑOR. Celebrante: Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo, para que nunca dejes de atenderlas. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos al Señor, junto con el pan y el vino de nuestros campos, nuestros sinceros deseos de responder a la vocación cristiana, de ser sal y luz en el mundo. Monición a la Comunión Acerquémonos con alegría y confianza, a recibir la Eucaristía, para que vivamos verdaderamente como comunidad eucarística, recibiendo siempre al Señor, toda vez que participamos de la mesa de los hermanos. Monición de despedida (optativa) “Sal que sala, luz que brilla, sal y fuego es Jesús”. Así dice un canto. Que Jesús, fuego y sal, nos ilumine a todos y dé sabor cristiano a nuestra vida. Y que, al igual que Él, que vino a dar vida y luz al mundo, sepamos nosotros hacer otro tanto, con nuestro testimonio. Moniciones Domingo VI del Tiempo Ordinario 12 de febrero 2017 Monición de entrada Nos reunimos este domingo, para celebrar la Eucaristía. La Palabra de Dios nos invita a guardar de corazón los mandamientos del Señor, en especial, cuando Jesús nos invita a cumplirlos desde lo profundo del corazón, no quedándonos en la simple letra de la Escritura, como lo hacían los maestros y escribas de su tiempo. Hoy Jesús, pues, no hablará de una nueva ley. Vivamos con alegría esta celebración de hermanos. Monición a las tres lecturas de la Palabra de Dios La Palabra de Dios de este domingo nos invita a cumplir de corazón la enseñanza de la Ley, a no quedarnos en lo puramente legal o exterior, sino a interiorizar, desde el corazón, la auténtica Ley nueva de Jesucristo, llevándola a la práctica. O monición a la Primera lectura- Eclo 15,16-21 En la primera lectura, escuchamos la invitación a guardar de corazón los mandamientos del Señor, escogiendo entre el bien y el mal, sabiendo elegir los caminos que nos conducen a Él. Monición al salmo responsorial- 118 ¡Dichosos los que caminan en la voluntad del Señor! Muchas veces hemos cantado este salmo, en nuestras celebraciones eucarísticas. Hagámoslo, una vez más, con el deseo de guardar de corazón los preceptos del Señor. Monición a la Segunda Lectura- 1 Cor 2,6-10 San Pablo nos invita a reconocer la auténtica sabiduría de Dios, la sabiduría de la cruz de Cristo, tarea que nos apremia, para anunciar al mundo, la verdadera riqueza de la fe. Monición al Evangelio- Mt 5,17-37 “Ustedes han oído que se dijo…, pero yo les digo”. Con estas frases opuestas, Jesús nos invita a vivir sus mandamientos, no como unas leyes externas y sin vida, sino desde nuestras más profundas convicciones. Atendamos a esta catequesis de Jesús, sobre la nueva ley. Oración de los fieles Celebrante. A Cristo el Señor, que hoy nos enseña a vivir su nueva ley, desde nuestro corazón, digamos: ¡Señor, escucha nuestra oración! Para que la Iglesia confíe hoy siempre, en la Palabra de Dios y en su fuerza liberadora. Roguemos al Señor. Para que colaboremos juntos en lograr una sociedad más justa y fraternal para todos. Roguemos al Señor. Para que, frente al individualismo y al egoísmo del mundo, nosotros pongamos por encima de todo, el valor del amor y de la solidaridad fraternal. Roguemos al Señor. Para que el cumplimiento de las enseñanzas y mandamientos de Jesús, lo hagamos de corazón, no por simple obligación, simplemente quedándonos en la letra. Roguemos al Señor. Por quienes sufren las tribulaciones, las pruebas y las dificultades de cada día, para que poniendo su fe en Jesucristo, logren vencerlas y salir adelante. Roguemos al Señor. Para que celebración de la Eucaristía, alimente nuestra fe y esperanza, en especial, toda vez que nos reunimos a celebrarla en asamblea festiva. Roguemos al Señor. Para que nuestros difuntos que hoy recordamos y encomendamos, hayan llegado al cielo y estén ya disfrutando de las alegrías eternas. Oremos. Monición a la presentación de las ofrendas Con los dones de pan y vino para la Eucaristía, presentemos al Señor nuestro deseo de vivir esta Cuaresma que comenzamos, con un verdadero espíritu de conversión. Monición a la comunión Decía, en cierto momento, el papa emérito Benedicto XVI: “La Comunión me hace salir de mí mismo para ir hacia Cristo y por tanto, también hacia la unidad con todos los cristianos. Nos hacemos “un cuerpo”, aunados en una única existencia.”. Vivamos esta invitación del Santo Padre, al recibir con fe la Eucaristía. Monición de despedida Hoy Jesús nos presenta una ética, basada en la sinceridad, la lealtad y la transparencia en las relaciones humanas. Preguntémonos ¿Qué vamos a hacer en esta semana para vivir de corazón sus enseñanzas? Que Él nos ayude a dar testimonio de su nueva ley, especialmente con nuestros hermanos. Moniciones Domingo VII del Tiempo Ordinario 19 de febrero 2017 Monición de entrada Nos reúne el Señor para escuchar su palabra y participar de la Eucaristía, en este VII Domingo del Tiempo Ordinario, en que escucharemos a Jesús enseñando acerca de la ley del talión, que es sustituida por el amor y el servicio a nuestros hermanos, especialmente por aquellos que son eventualmente nuestros enemigos, que nos han ofendido o con quienes nos hemos distanciado por diversas razones. Participemos, pues, de esta celebración, con alegría y esperanza. Iniciemos, pues, la Eucaristía con el canto de entrada. Se ponen de pie. Monición a las tres lecturas de la Palabra de Dios Muchas veces los cristianos nos vemos tentados a practicar la venganza, a alimentar sentimientos de odio y de rencor o a incitar a la violencia. Pero la Palabra de Dios nos enseña todo lo contrario, tanto en la primera lectura como en el Evangelio. O monición a la Primera Lectura- Lev 19,1-2.17-18 Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Este es el mensaje central de la primera lectura y del Evangelio, en boca de Jesús. Escuchemos atentos. Monición al Salmo Responsorial- 102 Con el salmista, aclamemos al Señor, que es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia, que sabe perdonarnos, como Padre bueno que es con todos nosotros. Por eso, decimos: Monición a la Segunda Lectura – 1 Cor 3,16-23 La sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, nos enseña san Pablo. Que esta enseñanza del Apóstol de los gentiles, nos ayude a vivir de corazón, lo que escucharemos en esta segunda lectura. Monición al Evangelio – Mt 5,38-48 Jesús nos invita a dejar el rencor y la venganza, para relacionarnos con los demás desde el amor y la generosidad, sabiendo perdonar a quienes nos ofenden y rezar o hacer el bien a quienes nos aborrecen. Solamente así seremos hijos del Padre Celestial, que es tan bueno y misericordioso con todos, buenos y malos. Oración de los fieles Celebrante: A Jesús, que nos enseña a amar y perdonar, presentemos nuestras oraciones con toda confianza en Él, diciendo juntos: ¡Oh, Señor, escucha y ten piedad! Por la Iglesia Universal, para que sepa anunciar, como Jesús, el amor, el perdón y la reconciliación. Oremos. Por el Papa Francisco, los obispos y sacerdotes, para que como instrumentos del perdón de Cristo, anuncien incansablemente la Buena Nueva, especialmente en el tiempo de Cuaresma, que ya se avecina. Oremos. Por los gobernantes y los que ejercen la autoridad como servicio, para que promuevan la paz, la justicia y el entendimiento entre los pueblos. Oremos. Por los enfermos, los pobres, los que sufren y los que están tristes, para que experimenten la fuerza de Cristo. Oremos. Por todos nosotros, que hemos venido a celebrar la Eucaristía, para que nunca nos dejemos llevar por sentimiento de odio, venganza y animadversión, sino que podamos servir y amar a todos, rezar por quienes no nos quieren y hacer el bien a nuestros enemigos. Oremos. Para que se acaben en el mundo las guerras y las luchas, los odios y los resentimientos, y busquen, entre todos los pueblos y comunidades, el perdón, el entendimiento y la paz. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta, para que nunca dejes de atenderlas. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Pongamos en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino, nuestras preocupaciones y esperanzas, para que unidas a Cristo Resucitado, sean alimento de vida eterna. Monición a la Comunión Acerquémonos con alegría y confianza, a recibir la Eucaristía, con la esperanza de que el Pan de la Vida nos fortalezca y nos ayude a tratarnos como verdaderos hermanos. Monición de despedida (optativa) Habiendo participado de la doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía, que las enseñanzas del Señor de este domingo, nos ayuden a vencer el odio o la revancha, para saber perdonar y disculpar, amando de corazón a quienes, por diversas razones, están enemistados con nosotros. Que sepamos hacer el bien a todos, siguiendo el ejemplo del Señor. Moniciones Domingo VIII del Tiempo Ordinario 26 de febrero 2017 Monición de entrada Hermanos. Nos reunimos en esta Eucaristía, para escuchar la Palabra de Dios, en este VIII domingo del Tiempo Ordinario, donde escucharemos a Jesús orientando nuestro corazón, en la búsqueda del verdadero tesoro, que es Dios mismo y no en las cosas materiales, así también enseñándonos a confiar en los cuidados que el Padre Celestial tiene para con nosotros, sus hijos, por medio de su divina providencia. Iniciemos, pues, la Eucaristía con el canto de entrada. Monición a las tres lecturas de la Palabra de Dios: Cuando a veces la vida no nos trata muy bien, cuando todo nos falla o cuando no experimentamos a Dios en la adversidad, su palabra nos enseña a descubrirlo, por la fe, como ese Dios bueno, maravilloso, como es buen Dios que cuida de nosotros. O monición a la Primera Lectura Is 49,14-15 Cuando el pueblo de Dios se quejaba pensando que el Señor lo había abandonado, el profeta Isaías le dice que: “Dios es Padre y, a la vez, Madre”. Así lo enseñaba en su momento el recordado Papa Juan Pablo I. Monición al Salmo Responsorial 61 ¡Descansa sólo en Dios, alma mía! cantamos con el salmista, proclamando que Dios es roca firme en donde podemos apoyarnos, pues Él es nuestra esperanza y nuestra salvación. Por eso, decimos (o cantamos): Monición a la Segunda Lectura 1 Cor 4,1-5 San Pablo nos invita presentarnos ante los demás como humildes servidores de Cristo, fieles a los misterios de Dios que vivimos y celebramos cada día. Monición al Evangelio Mt 6,24-34 Jesús no enseña que no podemos servir a dos señores simultáneamente: a Dios y al dinero injusto, y que nuestra actitud hacia Dios ha de ser de una profunda confianza en su providencia y en su amor, pues el Padre Celestial es también nuestro Padre, que vela por nosotros. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús nuestras oraciones con toda confianza, diciendo: Escucha, Señor, nuestra plegaria. Por la Iglesia Universal, para que sea signo viviente de la presencia de Cristo, en todos nuestros ambientes. Oremos. Por nuestros evangelizadores, pastores, ministros ordenados y laicos cualificados, para que sean testigos creíbles del Evangelio de la salvación. Oremos. Por quienes dedican su vida al servicio de los demás, especialmente entre los más pobres y marginados, para que no se desanimen en su servicio. Oremos. Por nuestra comunidad cristiana, para que al reunirse cada domingo a celebrar la Eucaristía, escuche siempre con fe la Palabra de Dios y viva del misterio pascual del Señor. Oremos. Por todos los cristianos, para que vivamos el tiempo de Cuaresma que se avecina, dejando de lado el materialismo y confiando mucho más en la Providencia Divina. Oremos. Por todos nosotros, que hemos venido a celebrar la Eucaristía, para que no nos afanemos demasiado por los bienes materiales, sino que busquemos cada día el Reino de Dios y su justicia. Oremos. Por nuestros difuntos, en especial, los que estamos encomendando en esta Eucaristía, para que hayan entrado ya en la Jerusalén del cielo. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Pongamos en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino, nuestras vidas, para que sean transformadas en Eucaristía, como Pan o alimento de vida eterna, especialmente en este tiempo de Cuaresma, que iniciaremos este próximo Miércoles de Ceniza. Monición a la Comunión Recibamos con fe viva el Pan de la Vida que es Cristo; que al recibirlo en el marco de nuestra asamblea litúrgica, nos ayude a vivir sus enseñanzas y a asumir nuestros compromisos por el Reino. Monición de despedida (optativa) Habiendo participado de la doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía, pidamos a Dios que sepamos dar prioridad a su Reino, por encima de los bienes materiales y las cosas de este mundo y que sepamos confiar más en sus cuidados amorosos de Padre bueno y cercano, que en el dinero.