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XI CONGRESO ESPAÑOL DE SOCIOLOGIA:
GT 25 SOCIOLOGIA DE LAS MIGRACIONES
REDES
SOCIALES
Y
SENTIMIENTO
DE
PERTENENCIA
EN
ELCOLECTIVO INMIGRANTE JAPONÉS EN ESPAÑA
Autores: Jordi Martínez-Callaghan. Doctorando en el programa Sociología de las
Políticas Públicas y Sociales de la Universidad de Zaragoza. Colaborador del Grupo
Consolidado de Investigación Bienestar y Capital Social (ref. S.51) Gobierno de Aragón
– Universidad de Zaragoza.
Marta Gil-Lacruz: Prof. Departamento de Psicología y Sociología, Facultad de
Economía y Empresa, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, España.
Resumen:
La sociedad de acogida juega un papel fundamental en el desarrollo, tanto del
sentimiento de pertenencia como en el de las redes sociales, especialmente en el ámbito
de las migraciones internacionales. La muestra para este trabajo es de 44 japoneses
residentes en España. La información se ha obtenido a través de entrevistas en
profundidad. Los resultados muestran que las nuevas estrategias migratorias del
colectivo japonés favorecen la construcción de nuevas redes sociales con enclaves
multiétnicos. Esto, a su vez, contribuye al desarrollo favorable del sentimiento de
pertenencia hacía la sociedad de acogida. Asimismo, se han identificado cinco variables
claves en este proceso: a) pareja y amigos españoles, b) interés en el algún aspecto de la
sociedad de acogida previo a la fase de asentamiento, c) ámbito laboral, d)
heterogeneidad étnica y utilidad de las redes de apoyo y e) nivel de dominio del español.
Palabras clave: Sentimiento de pertenencia, redes sociales y comunidad japonesa
Agradecimientos: Canon Foundation Fellowship
Introducción
La relación entre flexibilidad y fluidez de los movimientos migratorios en la era de la
globalización, nos lleva a cuestionarnos cómo surge el sentido de pertenencia,
especialmente, cuando conceptos tales como hogar, familia o nación, presentan unos
límites físicos difíciles de determinar (Sasaki, 2004).
Como proponen Ahnellen et al., (2006), el sentimiento de pertenencia es un proceso
complejo y subjetivo que se va forjando a través de las experiencias vitales y una
negociación constante entre el individuo y el entorno que lo rodea. Magat (1999),
mediante un estudio comparativo entre inmigrantes japoneses e israelitas asentados en
Canadá, destaca dos elementos claves a la hora de desarrollar el sentimiento de
pertenecía en un país extranjero. En primer lugar, señala que la composición étnica de
las redes sociales puede facilitar o dificultar el proceso de adaptación, y en segundo
lugar, considera que las oportunidades de desarrollo personal que ofrece la sociedad de
acogida, es otro de los elementos que condiciona este proceso durante la fase postmigratoria.
En el ámbito de las migraciones internacionales, el estudio de las segundas generaciones
puede considerarse como un buen ejemplo de esta constante negociación entre el bagaje
cultural heredado del país de origen, y el adquirido en la sociedad de acogida (Euroepan
Forum For Migrations, 2001; Ariza, 2002; Gualda, 2004; Lueck y Wilson 2010). En el
caso de los colectivos asiáticos en occidente, debido a la magnitud del choque cultural y
a su proceso de asentamiento, caracterizado por su hermetismo étnico (Camarero y
Garcia Borrego; 2004; Beltrán 2005), se ha identificado una tendencia a desarrollar un
sentimiento de pertenencia fundamentado en la exclusión u oposición a otros colectivos
(Machimiura, 2003).
En relación a los estudios sobre segundas y terceras generaciones de japoneses en
Sudamérica y los Estados Unidos, Suzuki (2006), Green (2008) y Takamori (2010),
enfatizan que, a pesar de la aparente impermeabilidad de estos enclaves étnicos, estas
comunidades han ido interiorizando paulatinamente determinadas hábitos y conductas
de la sociedad de acogida, que han llevado al nacimiento de una nueva identidad híbrida
y un sentimiento de pertenencia dual.
Como señalan White, Hwa-Seo, Park and Pierre (2006) y Martínez-Callaghan y GilLacruz (2012), el modelo migratorio japonés hacia Europa ha evolucionado en las
últimas décadas. Si bien hasta principios de 1990 el objetivo migratorio estaba
estrechamente vinculado a intereses económicos, con la entrada del nuevo milenio ha
aumentado el número de japoneses que eligen España como país de destino motivados
por intereses más personales como la búsqueda de un nuevo estilo de vida o el interés
por determinados aspectos culturales propios de la sociedad de acogida. Fujita (2009),
denomina a esta nueva tendencia migratoria “inmigración cultural”, ya que una sus
singularidades es la de ampliar el capital social y cultural antes y durante la fase de
asentamiento.
Uno de los elementos clave en esta transición de modelos migratorios es el descontento
de los emigrantes con ciertos aspectos de la sociedad de origen. Las dificultades que la
sociedad japonesa impone a las mujeres para acceder a determinados trabajos (Ono y
Piper, 2004) o los roles adscritos y adquiridos en ámbitos como el familiar o el laboral
(Ashikari, 2003; Rindfuss et al., 2004) en contraste con el imaginario social que se tiene
de países como España (Noya, 2004), favorecen que surja un sentimiento de pertenencia
hacia el país de destino incluso antes de iniciarse el proyecto migratorio.
Burgess (2004) y Goodman et al., (2003), consideran que tanto en Japón como en las
comunidades niponas en occidente, debido a la creciente interacción entre japoneses y
extranjeros, tanto las rígidas normas sociales como el sentimiento nacional japonés
están cambiando. Para estos autores, las personas que conforman redes sociales con
enclaves multiétnicos, son importantes agentes de cambio social en la medida en la que
las nuevas pautas y valores resultantes están dando lugar a una nueva idea de lo que es
ser japonés, y por consiguiente, a nuevo sentido de pertenencia a su comunidad.
La investigación que se presenta a continuación tiene como objetivo identificar aquellas
variables más relevantes para los miembros del colectivo japonés a la hora de negociar
su nueva identidad y sentimiento de pertenencia en relación a la sociedad de acogida
durante el proyecto migratorio. Se presta especial atención a aquellos elementos que han
influenciado el proceso de interiorización de esta nueva identidad, como la composición
de las redes sociales, el imaginario social o las pautas conductuales y valores de ambas
sociedades. Con este fin se parte de la perspectiva ecológica (Bronfenbrenner, 1976),
que permite conocer que papel desempeña cada uno de los sistemas (macro, meso y
micro) en los que se integran los informantes, y por otro la teoría fundamentada
(Hallberg, 2006), proporciona información detallada del impacto que han tenido sobre
la muestra los diferentes agentes sociales con los que interactúan en su vida diaria.
Metodología y muestra.
El sentido de pertenencia es un concepto psico-social influenciado por la forma en la
que las personas perciben y valoran sus relaciones interpersonales y el medio que las
rodea. Es por ello, que se ha optado por la combinación de dos enfoques cualitativos
para analizar la forma en la que se desarrolla este proceso.
La muestra para este estudio la han conformado 44 japoneses de entre 18 y 66 años (39
mujeres y 5 hombres) que durante los años 2010 y 2012 residían en España,
principalmente en las Comunidades Autónomas de Aragón, Cataluña y Madrid.
Durante este periodo se llevaron a cabo 68 entrevistas y un grupo de discusión. La
recogida de datos se realizó a través de entrevistas en profundidad en sesiones de 60-90
minutos. Dichas entrevistas giraban en torno a 3 grandes bloques 1) proceso premigratorio, 2) proceso de asentamiento en la sociedad de acogida y 3) choque cultural y
estrategias de integración.
Codificación de variables.
Durante el análisis de datos se identificaron 5 variables claves en el desarrollo del
sentimiento de pertenencia de la comunidad nipona en España: a) presencia de pareja y
amigos españoles, b) interés en el algún aspecto de la sociedad de acogida previo a la
fase de asentamiento, c) desarrollo del ámbito laboral, d) heterogeneidad étnica y
utilidad de las redes de apoyo y e) nivel de dominio del español.
Estos elementos clave se evaluaron en una escala de 1 a 5, dando un valor de 5 a
aquellas variables que los entrevistados consideraban que despertaban en ellos un
sentimiento de pertenencia más afín a la cultura o sociedad de destino, y 1 a aquellas
variables que se identificaban con un sentimiento de pertenencia mayor hacia el país de
origen.
A) Pareja y amigos españoles.
Entre los participantes de la investigación, se plasmó la idea generalizada de que
aquellos extranjeros que llegan a España sin conocer a ningún español o que no tienen
la oportunidad de entablar relaciones con gente de la zona, se encuentran en una
situación de desventaja ya que muestran más dificultades para encontrar trabajo o
formarse. Por esta razón, gran parte de la muestra consideraba necesario contactar con
españoles (en Japón) que les pudieran ayudar a mejorar su nivel oral y de compresión
lingüística a la vez que les orientaran o asesoraran sobre aspectos cotidianos como el
uso del transporte público, el funcionamiento de los cajeros automáticos o el de las
compañías telefónicas entre otros.
Los informantes identificaron una media de 4 personas españolas en su red social antes
de emigrar. Para esta población, tener una pareja o amigo de origen extranjero,
acentuaba su sentimiento de pertenencia hacia la sociedad de origen ya que sentían que
su papel era el de guiarles y enseñarles la cultura japonesa.
Entre los entrevistados, el número de japoneses que han empezado una relación con una
pareja española o extranjera en España aumentó un 55% respecto de aquellos japoneses
que se encontraban en una relación mixta antes de emigrar. Del mismo modo, el número
de españoles identificados en las redes sociales pasó de 4 a 15. A pesar de aumentar el
número de locales con los que se relacionaban, el sentimiento de pertenencia hacia la
sociedad de origen no disminuyó, sino que se vio reforzado.
Como se debatió en el grupo de discusión, una de las razones que explica está situación
es la diferencia de pautas y conductas sociales entre ambas culturas. Taro, un japonés
casado desde hace 4 años con una mujer española exponía su caso de la siguiente
manera:
“En Japón ya había estudiado mucho sobre las tradiciones, fiestas y costumbres
españolas, pero vivir la experiencia es muy diferente. Hacer nuevos amigos ha sido
fácil gracias a mi mujer y a su familia, y eso me ha facilitado mucho las cosas, por eso
estoy muy agradecido, pero hay cosas que por más contento que esté en España no
puedo entender y me hacen sentirme más japonés que antes. Por ejemplo. la relación de
mi mujer con su madre es muy fuerte. Pasan el día juntas, y en ocasiones no se si ella se
preocupa más por su madre que por mi o por nuestros hijos. Otro ejemplo puede ser
cuando celebramos fiestas españolas como Navidad o Semana Santa. Cuando viene
mucha gente a casa, o vamos a casa de familiares o amigos, a veces siento que nunca
podré integrarme en la cultura española. Aun que me lo paso bien, hay muchos chistes,
bromas y otras cosas que no puedo entender y nadie es capaz de explicarme. Por eso
me siento un poco triste y aunque me gusta este país y su gente creo que hay cosas que
como japonés no puedo comprender.”
B) Interés en algún aspecto de la sociedad de acogida.
El Embajador de Japón en España, el señor Satoru Sato, en su participación en el ciclo
de conferencias “Japón en un mundo global”, en febrero de 2013 afirmó que: “Desde
hace unos años España se ha puesto de moda en Japón”. Si bien es cierto que el
número de japoneses interesados en España ha aumentado en los últimos años, también
es necesario conocer cuales son las causas del aumento de la popularidad de la cultura
española en el archipiélago nipón.
Los elementos de atracción que presenta la sociedad española son diversos, entre ellos
destacan la danza, la pintura o la arquitectura. Los medios de comunicación juegan un
papel clave a la hora de proyectar la imagen de la sociedad de acogida. Para los
participantes en esta investigación, los dos motivos principales promovidos por los
medios de comunicación para emigrar a España eran: la amabilidad y simpatía de los
españoles (para un 71% de la muestra) y un estilo de vida tranquilo y relajado (65%).
Al margen de los intereses personales y las oportunidades que la sociedad de acogida
ofrece, destaca la importancia que desde el colectivo japonés se otorga al aprendizaje de
la lengua española. Aproximadamente 7 de cada 10 participantes afirman que antes de
plantearse la posibilidad de emigrar, el tener una afición relacionada con la cultura
española no implicaba interesarse por aprender el idioma, puesto que gran parte del
material empleado se podía encontrar en su idioma nativo. Sin embargo, a medida que
aumentaba el interés y la opción de emigrar, ampliar los conocimientos del español
suponía un aliciente y un foco de motivación.
Yoshi, residente en España durante 2 años, relacionó el interés por la cultura y la
necesidad de aprender español con el sentimiento de pertenencia hacia la sociedad de la
siguiente manera:
“Siempre me ha gustado la cocina española y siempre he cocinado platos españoles
para mis amigos en Japón…Antes de decidir emigrar a Barcelona había venido de viaje
un par de veces, y me sentía muy a gusto aquí y me gustaba mucho la vida en España.
Pero cuando me planteé la opción de venir pensé que no importa cuanto sepa cocinar,
porque puede que incluso sea mejor que algunos españoles, pero si no puedo hablar
con ellos nunca podré aprender más. Y también hay algo más, aunque tú hagas todo lo
posible por demostrar tu interés por la cultura de un lugar y quieras ser parte de ella,
si no puedes comunicarte con la gente nunca podrás experimentar y entender lo que
pasa, solamente podrás decir que tienes ideas o impresiones sobre algo, pero nunca
llegarás a saber lo que es ser parte de esa sociedad.”
C) Ámbito laboral.
A las dificultades propias del inmigrante para acceder al mundo laboral, se ha de añadir
la problemática que supone la homologación de títulos y certificados académicos. Esto
ha obligado a muchos japoneses a recurrir a su bagaje cultural como modo de
subsistencia en la sociedad de acogida. Dicho de otro modo, ante el aumento de la
popularidad que ha vivido la cultura japonesa en España a lo largo de las últimas
décadas, cada vez han sido más los japoneses que, ante la incapacidad de certificar su
formación en el país de origen, han optado por impartir clases relacionadas con aspectos
de la cultura japonesa como lengua, arreglo floral, caligrafía, etc.
Para gran parte de la muestra, este hecho ha tenido un gran impacto en el desarrollo del
sentimiento de pertenencia así como en el de su identidad nacional. Como proponen
Ahnellen et al (2006), una de las bases para que el individuo se sienta parte de un grupo
es que este valore sus aportaciones y contribuciones. Desde esta perspectiva, difundir y
transmitir la cultura de origen en la sociedad de destino ha tenido una doble función.
Por una parte ha actuado como puerta de entrada y como mecanismo para establecer
vínculos con la población autóctona, y por otra ha servido para profundizar en
determinados aspectos culturales propios para posteriormente poder compartirlos con
otros, lo que ha permitido a los miembros de este colectivo comprender e interiorizar
determinados valores que ayudan a reafirmar su identidad nacional y su sentimiento de
pertenencia.
Maya, licenciada en filología inglesa en Japón y profesora de “origami” (papiroflexia)
describe su situación de la siguiente manera.
“Cuando llegué a España nadie me quería contratar como profesora de inglés porque
no podía demostrar mi titulación, pero por el contrario si podía dar clases de japonés
sin tener un título. Al principio no podía entenderlo, y de hecho no quería enseñar
japonés porque para eso tendría que estudiar otra vez. Pero un día una amiga me dijo
que buscaban a una japonesa para un taller de origami y como yo de pequeña era muy
aficionada pues me apunte como profesora…Llevo 4 años en España y mi trabajo
siempre ha estado relacionado con asuntos de la cultura japonesa. La verdad es que
cuando estaba en Japón, pensaba que esto no eran más que tonterías pasadas de moda,
pero ahora gracias estas “tonterias” he podido conocer a muchos amigos españoles y
entender mucho mejor mi propia cultura.”
D) Heterogeneidad étnica y función en las redes de apoyo.
En el ámbito de las migraciones, el apoyo informal está considerado como el más
importante, sobre todo en las primeras fases de asentamiento, (Maya, 2002; Maya,
2004), ya que es mucho más accesible que el apoyo que puedan ofrecer instituciones
oficiales como embajadas, policía o servicios sociales en general.
El proyecto migratorio que presenta el colectivo nipón, al basarse en parte en aspectos
de la cultura del país de origen, favorece la creación de redes sociales y de apoyo
compuestas por españoles. Así mismo, su condición de minoría dificulta la creación de
enclaves étnicos y fomenta la relación con otros inmigrantes con las cuales comparten
su condición de extranjeros y/o intereses personales.
Uno de los aspectos más importantes a la hora de analizar las redes de apoyo es conocer
como se forman estos grupos. En el caso del colectivo japonés, se han identificado dos
mecanismos en su creación. En primer lugar, tener una pareja española supone una
puerta de entrada no solamente a la sociedad de acogida, sino que también ayuda a
establecer los primeros contactos con la población autóctona. En segundo lugar, acudir a
cursos de español u otras actividades de ocio, ha contribuido a la incorporación tanto de
españoles como de otros inmigrantes en sus redes de apoyo.
Sin embargo, como señalan los informantes, no todas las redes de apoyo cumplen las
mismas funciones. Por ejemplo, las fuentes de apoyo como la pareja u otros españoles
se consideran fuente de apoyo funcional, es decir, la ayuda que se percibe y se espera de
ellas va encaminada a atender cuestiones relacionadas con la comprensión de pautas y
conductas sociales o el funcionamiento de la sociedad, de organismos públicos u otras
instituciones. Por otra parte, las formadas por japoneses y otros extranjeros,
especialmente cuando estos se consideran próximos desde un punto de vista cultural
(por ejemplo coreanos o chinos), el apoyo que se recibe suele ser de carácter afectivo,
ya que como los propios informantes comentan, en ocasiones es más fácil empatizar con
otras personas que están en una situación parecida.
Cabe destacar que dentro del colectivo japonés, son las mujeres entrevistadas las que
muestran un mayor grado de satisfacción con la experiencia migratoria. La información
obtenida sugiere que el papel de la mujer en la sociedad de origen dificulta la
consecución de objetivos personales, y que por el contrario, las características de la
sociedad española otorgan un mayor grado de libertad que las permite compaginar
diferentes actividades sin tener que renunciar a ninguna de ellas.
“Ahora hago el mismo trabajo que en Japón. Soy la secretaria del jefe, pero aquí hago
mi jornada laboral y después me puedo ir a casa o a donde quiera, pero en Japón no
existía algo así como “una jornada laboral”. En Tokio podía trabajar 10 u 11 horas en
la oficina, pero luego si mi jefe necesitaba alguna cosa me llamaba a casa y lo tenía
que hacer… incluso me pedía cosas no relacionadas con el trabajo, por ejemplo
comprar cosas por Internet y cosas así. Esa situación me molestaba, pero todas mis
amigas y mi familia decían que era normal así que…”
E) Nivel de dominio del español.
Como proponen Lueck y Wilson (2010), el grado de conocimiento de la lengua de
destino (NLD), puede entenderse como uno de los indicadores más fiables en lo que al
nivel de integración se refiere, especialmente cuando la lengua de origen y la de destino
difieren tanto como el japonés y el español.
Dentro del proyecto migratorio japonés, el estudio del español ocupa una posición
prioritaria. Aproximadamente siete de cada diez entrevistados había estudiado español
en Japón, y un 76% de estos, continuó estudiándolo durante una media de 2 años
después de su llegada a España.
Sin embargo, para la mayoría de los entrevistados, aprender español no se percibía
como un fin en sí mismo, sino como una herramienta. Como se expone en el apartado
“b” (interés en algún aspecto de la sociedad de acogida), España fue elegida como país
de destino ya que despertaba cierto interés en algún aspecto cultural o social entre los
inmigrantes. Sin embargo, las similitudes entre los sistemas fonéticos de ambas lenguas
ha favorecido que los japoneses se identifiquen más fácilmente con el idioma español
que con otros idiomas europeos como el inglés, el francés o el alemán.
Conclusiones y propuestas de futuro.
Los resultados obtenidos en esta investigación sugieren la existencia de una relación
directa entre la composición de redes sociales multiétnicas y el favorable desarrollo del
sentimiento de pertenencia hacia la sociedad de acogida por parte del colectivo japonés
en España.
En primer lugar, durante la fase post-migratoria, los entrevistados manifestaron sentirse,
de algún modo, identificados con la cultura española. En este sentido, el imaginario
social promovido por los medios de comunicación (televisión, Internet o medios
escritos) junto con el desagrado o rechazo de determinados aspectos de la sociedad de
origen (presión social, falta de libertad, etc.) contribuyeron a generar una imagen
positiva de la sociedad de acogida.
En el caso del colectivo japonés, poseer un alto NLD ha contribuido a reforzar ese
sentimiento de pertenencia a la sociedad española. Como comentaron los entrevistados,
durante los años 1970, y 1980, el español era una lengua minoritaria entre los
estudiantes japoneses, por ello, el ser capaces de comunicarse en un idioma distinto al
japonés o el inglés, les distinguía del resto de compañeros. Asimismo, el hecho de poder
hablar español suponía un vínculo de unión entre ellos, los japoneses de segunda y
tercera generación que habían emigrado desde países latinos como Bolivia o Perú y los
inmigrantes provenientes del sur del continente americano y España.
En segundo lugar, al imaginario social se le une un interés personal por emigrar a una
zona concreta. A diferencia de otros colectivos cuyo objetivo migratorio así como el
lugar de destino se determina por parámetros tales como el desarrollo económico de la
zona o la posibilidad de acceder a un determinado sector laboral, estos inmigrantes
culturales optan por establecerse en una zona determinada en función de otros criterios
tales como oportunidades de formación o lugares en los que las ofertas de ocio se
ajusten a sus intereses por la cultura de destino.
La conjunción de estas dos variables (imaginario social e interés por la cultura de
destino), sin duda contribuye a que se adopte una actitud favorable a la hora de crear
nuevas redes sociales en el país de destino. Asimismo, el interés que despierta la cultura
japonesa en nuestra sociedad, también ayuda a fomentar que las relaciones entre
miembros de ambos colectivos sean más fluidas.
Según Vaux (1998), el metaconcepto de apoyo social incluye aspectos básicos como la
pertenencia, la implicación o el compromiso. Por ello, los participantes en esta
investigación, en relación al sentido de pertenencia hacia la sociedad de acogida,
consideran que ser capaces de cumplir los objetivos establecidos durante la fase post-
migratoria, así como tener la oportunidad de establecer redes multiétnicas ha favorecido
el desarrollo de un mayor grado de pertenencia a la sociedad de receptora. En este
sentido, la participación de los entrevistados en actividades culturales ha supuesto la
conjunción entre de estos dos elementos claves (objetivos migratorios y la creación de
redes sociales multiétnicas).
Como se comentó en el grupo de discusión, a pesar de que la cultura española cada día
es más conocida en Japón, son pocas las ofertas de ocio o de formación, tanto reglada
como no reglada, relacionadas con esta. Por ello, resultaba difícil encontrar personas
con las que compartir estos intereses. De este modo, por ejemplo, a través de cursos de
lengua española para extranjeros, los participantes han sido capaces de crear redes con
gente de otras culturas con las cuales pueden compartir tanto su interés por la lengua y
la cultura de destino como sus experiencias durante la fase de asentamiento. Las redes
sociales que los miembros de este colectivo han sido capaces de establecer en España,
les han permitido sentirse parte activa de la sociedad de acogida, y esto ha favorecido al
desarrollo de un sentimiento de pertenencia hacía el lugar de destino.
Sin embargo, los resultados también muestran una clara distinción entre el sentimiento
de pertenencia y la identidad nacional del colectivo japonés en España. Mientras los
resultados apuntan a un sentimiento de pertenencia a la sociedad de acogida elevado,
también se ha identificado una identidad nacional japonesa muy definida.
En relación al proceso identitario, la interrelación en redes multiétnicas favorece la toma
de conciencia de lo que significa la propia identidad nacional. El encuentro con una
cultura diferente propicia también el encuentro con el significado de la cultura propia
gracias al ejercicio de distancia y contraste. Esta valoración no esta exenta de conflicto.
Pese a la convivencia armoniosa entre sentimiento de pertenencia a la sociedad española
y el sentimiento de identidad nacional japonesa, investigaciones como las de Green
(2008) y Machimura (2003) destacan ciertas dificultades en cuanto a la asimilación de
la identidad nacional en los dos fenómenos migratorios japoneses más relevantes
encontrados en la literatura (el caso latinoamericano y el norte americano)
caracterizados por la su escasa relación de redes multiétnicas y el bajo sentimiento de
pertenencia hacia la sociedad de acogida.
Sin duda esto abre las puertas a nuevas preguntas para intentar comprender los motivos
que llevan a los japoneses en España a romper con esta tendencia. Sería necesario
realizar estudios comparativos entre estas comunidades en diferentes países europeos
para observar si se esta nueva tendencia de “inmigración cultural” está gestando un
nuevo modelo de comunidad japonesa en Europa.
Con el fin de identificar el impacto que tienen las redes sociales multiétnicas así como
los nuevos sentimientos de pertenencia que están surgiendo en nuestra sociedad, es
necesario establecer vínculos entre los diferentes agentes sociales que las componen.
Esto nos ayudara a entender cómo, por qué y hacia dónde nos están llevando estos
cambios. De Miguel y Tranmer (2010), advierten que la tendencia en España a realizar
investigaciones en el ámbito de las migraciones enfocadas exclusivamente en los
colectivos inmigrantes como entes aislados de la sociedad de acogida, puede proyectar
la imagen de una sociedad dual en la que se vive con la inmigración, pero en la que no
se convive con ella. Esta visión sesgada y atomista de la realidad social puede generar
una identidad nacional elitista, cuestionando que realidades como los matrimonios
mixtos o la convivencia en espacios multiculturales, son fenómenos aislados que
repercuten positivamente en el desarrollo de nuestra sociedad.
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