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GEOGRAFÍA Y ANTROPOLOGÍA: UBICACIÓN GEOGRÁFICA EN LA ENSEÑANZA DE LAS
TEORÍAS ANTROPOLÓGICAS
Fabián Baca Pérez
[email protected]
Raúl González Pérez
[email protected]
RESUMEN
En el contexto espacial y temporal donde nos desenvolvemos, resulta una verdad de
Perogrullo la vinculación de disciplinas en los distintos campos del conocimiento: matemáticas,
ciencias naturales, ciencias sociales, lenguaje, comunicación, salud, humanidades. En este
conglomerado de sujetos, objetos y métodos de estudio, los investigadores sociales retoman
diversos elementos para ser utilizados en sus investigaciones, obteniendo como resultado un
trabajo acorde a las exigencias del siglo XXI.
Uno de los ámbitos que no escapa a esta lógica es la educación. El impacto que tenga se ve
reflejado en el aprendizaje, y este, depende en gran medida de la enseñanza. Ante esta
tesitura, la enseñanza de las ciencias sociales requiere herramientas e instrumentos que
permitan a los estudiantes identificarse con la unidad de aprendizaje impartida por el
catedrático. La importancia de utilizar tecnologías de la información y comunicación ayudan a
incrementar el interés de la comunidad estudiantil a través de diapositivas, mapas,
documentales, películas, audios, entre otros recursos.
El presente escrito tiene como objetivo analizar la relación existente entre la geografía y la
disciplina antropológica, a través de la ubicación geográfica en la enseñanza de las teorías
antropológicas o de la cultura. Para la realización de este trabajo es necesaria la información
proporcionada por estas disciplinas en fuentes tanto primarias como secundarias: libros,
revistas, artículos especializados, páginas de internet, fotografías, mapas, mismos que dan
soporte a lo que se escribe.
La utilización de elementos geográficos como los mapas en la asignatura de antropología
ayuda tanto al profesor como al estudiante a delimitar la espacialidad y temporalidad en la
que ocurrió un acontecimiento. La historia de las teorías antropológicas ofrece un panorama
sobre la consolidación científica y académica de esta disciplina, cosa que no hubiera sido
posible sin la participación de los primeros exploradores cuyo espíritu aventurero y de sed por
el conocimiento de la otredad permitió un acercamiento entre los llamados pueblos nativos o
“incivilizados” y occidente.
Palabras clave: educación, TIC’s, geografía, teoría antropológica.
Los derroteros de la educación en la actualidad y su relación con la enseñanza de la geografía
y la antropología
Hablar sobre educación no es tarea sencilla. Es un tema que desde la época de las grandes
civilizaciones se ha venido discutiendo sobre su importancia y utilidad, tanto para el ser
humano en particular, como para la sociedad en general. Toda cultura que aspire a lograr
elevados índices de progreso o desarrollo, debe tener en cuenta el tema educativo, pues sin
este rubro cultural, sería imposible conocernos como personas y, sobre todo, nuestros
alcances y limitaciones; aunque en ocasiones, estas consideraciones lleven a caídas
estrepitosas, por no tomar en cuenta la reflexión sobre los efectos que el devenir humano
ocasiona a la humanidad:
“El hombre, en su afán de superación, ha intentado subir peldaños en lo que se refiere al
terreno de la educación: unas veces el paso ha sido firme y ha logrado subirlos; en cambio, en
otras ocasiones ha subido tan deprisa y dando palos de ciego que esto le ha hecho caer. Testigo
de ello son las luces y las sombras que dan fe en su devenir histórico” (Recio, 2012: 2).
A pesar de estas consideraciones es importante destacar que de los errores también se
aprende, pero ese aprendizaje debe hacernos conscientes de que todos nuestros actos deben
superar lo que hemos hecho, y siempre deben enfocarse al bien o, a mejorar nuestra calidad
de vida y nuestras relaciones con los demás. La escuela, como espació donde se perfecciona
esta capacidad de aprender, reflexionar y, sobre todo, socializar. Nos ayuda a pensar sobre las
acciones realizadas en el pasado, así como sus efectos en el presente, y a través de este
ejercicio, nos da elementos para darle significación a ese pasado para los años venideros. Es
aquí donde se ve la relación entre la disciplina histórica y la escuela:
“A inicios del siglo XXI la escuela continúa siendo una institución privilegiada en la transmisión
de la memoria social; los recuerdos y olvidos institucionalizados que constituyen la argamasa
de las actividades individuales y colectivas. Una de las formas individuales en que se encarna
esta función es la de la enseñanza de contenidos vinculados a la historia reciente, espacio de
transmisión de un pasado que aún tiene consecuencias directas sobre el presente de cada
comunidad”. (Carretero y Borrelli, 2008: 204).
Enseñar geografía y antropología implica una comunicación constante entre la espacialidad, la
temporalidad y el enfoque cultural; lo que da como resultado, además de las definiciones en
ambas disciplinas, su importancia y utilidad: la comprensión de los fenómenos espaciales,
temporales y socioculturales desde una perspectiva holística. Esto nos da a entender que los
contenidos conceptuales y procedimentales utilizados en el aula, deben dar como resultado
una actitud, o lo que es lo mismo: significación en la vida de los estudiantes. Gracias a esto, se
adquieren aplicaciones que no se quedan solamente en un escrito, un examen o una
calificación; entendido esto con una palabra: competencias. Para lograr las competencias en
una asignatura, se requieren medios y recursos que van más allá de los instrumentos
tradicionales como el pizarrón y el gis. Se necesita la capacitación del profesor, tanto en
didáctica como en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación.
El papel de las Tics y su vinculación con la enseñanza geográfica e histórica
Recio (2012: 6) nos acerca a la diferencia existente entre sociedad de la información y sociedad
del conocimiento. La primera se refiere a la capacidad tecnológica que permite almacenar
información, para que sea transmitida más rápido y con mayor difusión. La segunda, involucra
la capacidad que tienen los individuos para apoderarse de la información que recibe de forma
crítica y reflexiva. Ambos elementos forman parte de nuestro siglo y resulta difícil su
comprensión si no se toma en consideración el papel de las Tics.
Entendemos las tecnologías de la información y la comunicación como todos aquellos recursos
físicos empleados para informar y comunicar cualquier cosa que sea del interés de las
personas, a través de las redes sociales, videos y películas, diapositivas, blogs, podcast, páginas
especializadas de internet, bibliotecas virtuales, entre otras que nos ayudan no sólo a
almacenar lo que recibimos, también nos permiten procesar de manera correcta lo que estas
tecnologías nos dicen.
Hoy en día se requieren escuelas que cuenten con elementos suficientes para la transmisión
de los aspectos vistos en el párrafo anterior; aunque no servirán de nada si no sabemos
utilizarlos de manera adecuada, sobre todo en la disciplina geográfica. Ante este panorama,
cabe preguntarse si es necesario llenar al alumno de cuestiones emanadas de internet o
cualquier otra tecnología de la información, o capacitar mejor al docente para poder
comunicar de manera eficiente lo que quiere enseñar.
Estamos convencidos que formación docente y tecnología deben ir a la par, aunque primero
debe enfocarse en la instrucción del profesional de la docencia, y una vez realizado este
proceso, acercarlo a la riqueza que ofrece el mundo tecnológico de nuestro tiempo. Ya lo ha
mencionado Recio (2012: 14)
“Bien es sabido que en el mundo de la docencia no todo profesor tiene una vocación, lo que
conlleva una especie de desmotivacion, por así decirlo, de entrada, a la hora de enseñar a sus
alumnos. Por otra parte, existen docentes que disfrutan, y lo hacen con el menor esfuerzo,
cumpliendo con su responsabilidad: el dar clases. Y dentro de estos últimos, también existen
docentes con una vocación auténtica que, sin embargo, no se les puede denominar
“profesionales” debido a presentar carencias de didáctica o no controlar bien la metodología a
seguir, aspecto importantísimo a la hora de manejar a un grupo de alumnos.”
Geografía y antropología: relación entre espacialidad, temporalidad y cultura
La geografía, vista desde su definición etimológica, es conceptualizada como una disciplina que
se encarga del estudio y la descripción del planeta, desde el punto de vista físico – biológico y
sociocultural. Al igual que otras disciplinas requiere la interacción constante con otras ciencias,
ya sean naturales o sociales, y es a través de este punto donde quiero recalcar el acercamiento
de la geografía con la historia, misma que va a derivar en una interpretación antropológica;
para ello, recurro a Marc Bloch, citado por Ordaz (2010) quien nos dice lo siguiente:
“Ningún fenómeno puede ser explicado sin el análisis del contexto histórico-social en el que
surge, incluso fenómenos de índole natural como por ejemplo, el hecho de que un golfo muy
profundo se seque, lo que a simple vista parecería objeto de estudio de otras ciencias, tiene
mucho que ver con el impacto de la sociedad en ese medio natural “…Porque sin duda, el
colmataje fue cuando menos favorecido por la construcción de diques, por la desviación de
canales, por desecaciones: todos actos humanos, nacidos de necesidades colectivas y que solo
fueron posibles merced a una estructura social determinada”
A través de esta reflexión nos damos cuenta de las repercusiones dejadas por las acciones
humanas que alteran, ya sea para bien o para mal el contexto geográfico y social. Es el ser
humano el sujeto principal en estas disciplinas, no hay acontecimientos significativos sin la
acción de los seres humanos, pero también se debe tomar en cuenta que los sucesos
geográficos modifican las acciones humanas, individuales y colectivas, ejemplos claros los
encontramos con los desastres naturales como erupciones volcánicas, inundaciones,
terremotos, huracanes, entre otros, los cuales ponen a prueba la capacidad humana para
actuar y hasta modificar el entorno donde vive.
No por el hecho de que ocurra un desastre natural vamos a pensar que hay una relación directa
entre geografía y antropología, los recursos con que cuenta una región son importantes para
revisar la dinámica poblacional como la tierra y los cultivos; los mares, lagos, playas; los
recursos minerales destacando el oro, la plata, el carbón, el hierro y el plomo; el petróleo y el
gas natural; los bosques y terrenos forestales. Todos estos elementos son determinantes para
corroborar la dinámica geopolítica que tiene alto impacto en los procesos sociales donde la
historia tiene mucho que ver para la interpretación de estos fenómenos globales, los cuales
nos enfrentamos todos los días y repercuten en nuestra vida, ya sea de manera directa o
indirecta.
¿Desde cuándo comienza la relación entre la geografía y antropología? esta convergencia se
viene presentando desde antes de la consolidación científica de ambas disciplinas, y es a partir
de la conjugación de estos aspectos cuando los seres humanos empiezan a identificarse como
colectividad, diferenciándose de otros pueblos, como lo explican Rossi y O’ Higgins (1981: 67)
“Hacia mediados del siglo V a.C. encontramos ya en los trabajos del historiador griego
Heródoto un interés antropológico sorprendentemente desarrollado. Heródoto efectuó
amplios viajes y se interesó por las costumbres de todos los pueblos que visitaba, y
especialmente por las costumbres relacionadas con el matrimonio y los modos de subsistencia”
Es Heródoto de Halicarnaso quien da a conocer una relación directa entre tres disciplinas:
geografía, historia y antropología. No se conformaba con el simple dato que era dado a conocer
por otras personas o escritos, no se quedaba estático reflexionando sobre la veracidad o
falsedad de lo que se decía. Por ello, iba directamente al lugar de los hechos, explorar física y
culturalmente a las civilizaciones que eran diferente a la helénica y con esto, se consolida como
el padre de la disciplina histórica y uno de los principales referentes en la investigación
geográfica y antropológica.
Es aquí donde se mezclan dos elementos que van a la par en la vinculación entre la ciencia de
la tierra y el estudio del tiempo pretérito: espacialidad y temporalidad. Con esto tenemos dos
categorías histórico - antropológicas que junto con la causalidad – efecto, los personajes y las
fuentes nos ayudan a clasificar e interpretar los acontecimientos que ocurrieron y ocurren en
los cinco continentes. Para este escrito describiré solamente los dos primeros, debido a que
tienen una relación más directa con la geografía, aunque es necesario mencionar que van a
influir en las otras categorías al momento de hacer una investigación.
La espacialidad es vista como el lugar donde se desarrollan las distintas acciones o tramas
llevadas a cabo por los sujetos, personajes o el conjunto de individuos: escuela, teatro, cine,
casa, museo, pasando por espacios más extensos: calle, colonia, barrio, hasta el punto de
expandir nuestra visión al analizar toda una comunidad, municipio, estado, país y continente.
Sin la espacialidad sería imposible ubicar el lugar de los acontecimientos.
La temporalidad puede verse en una doble perspectiva: tiempo cronológico, el cual se encarga
de revisar las horas, fechas, años, lustros, décadas. Es objetivo, pues se remite a la cuestión
numérica, y todo esto se combina con las acciones humanas. Por otro lado, tenemos el tiempo
kairológico, cuyo punto medular es la trascendencia a las fechas y cualquier otro dato
numérico que se encuentra en el tiempo cronológico. Aquí se busca un análisis y reflexión de
lo que ocurrió, no se queda con el dato exacto, más bien, el tiempo se describe de diferentes
maneras según los elementos culturales característicos de la época que se estudia.
Una vez definidas estas categorías, nos adentraremos en el ámbito académico,
específicamente el nivel medio superior en la Universidad Autónoma del Estado de México,
donde se imparte la unidad de aprendizaje Antropología en el primer semestre, dando a
conocer ejemplos que ilustren la importancia de la ubicación geográfica en la enseñanza de las
teorías antropológicas.
La ubicación geográfica en la enseñanza de las teorías antropológicas: funcionalismo y
culturalismo
Cuando se trabaja con estudiantes de primer semestre de bachillerato, cuyas edades oscilan
entre los 14 y 15 años, nos enfrentamos a una serie de problemas al momento de enseñar un
tema desconocido para ellos. Las teorías antropológicas o de la cultura nos acercan a la historia
que ha tenido la ciencia del hombre como creador de cultura en un tiempo y espacio
determinado.
Entendemos las teorías antropológicas como un conjunto de ideas y concepciones que sirven
para explicar las características culturales de una sociedad en un tiempo y espacio
determinado. Las principales teorías son las siguientes: evolucionismo, funcionalismo,
culturalismo, estructuralismo y neoevolucionismo. Al momento de explicarlas encontramos
fechas, representantes, obras y características que incluyen términos o expresiones nunca
utilizados por los educandos, lo que ocasiona dificultades para realizar una clase atractiva.
Utilizando las TIC’s para proyectar materiales audiovisuales ayudarán al profesor cuando se
estudie este tema.
Utilicemos como ejemplo dos teorías: funcionalismo y culturalismo.
Funcionalismo
En las figuras 1 y 2 destacamos las características principales de la teoría funcionalista y su
representante, resaltando el lugar donde realizó trabajo de campo. Dicha experiencia lo llevó
a escribir la obra intitulada Los argonautas del Pacífico Occidental.
Figura 1. Definición de funcionalismo, representante y características
Figura 2. Características y obra principal
En la siguiente figura se observa la ubicación de las Islas Trobiand como lugar donde Bronislaw
Malinowski realizó trabajo de campo.
Figura 3. Ubicación de las Islas Trobiand
Culturalismo
Para la teoría culturalista se utilizan más imágenes. El principal representante y sus discípulos
realizaron trabajo de campo en lugares distintos. En la figura 4, destaca la definición de esta
teoría y su fundador, el alemán naturalizado estadunidense Franz Boas.
Figura 4. Definición de culturalismo y representante
Para las figuras 5 y 6 sobresalen las imágenes de Ruth Benedict y Margaret Mead, alumnas de
Franz Boas. Las obras representativas de la corriente culturalista son El Crisantemo y la Espada
de Benedict, y Adolescencia, Sexo y Cultura en Samoa de Mead.
Figura 5. Representantes del culturalismo: Ruth Benedict y Margaret Mead
Figura 6. Obras de los representantes del culturalismo
En las últimas dos figuras se proyecta la ubicación de Japón y Samoa, indispensable para que
el estudiante se ubique espacialmente y que tenga conocimiento sobre la importancia de
realizar trabajo de campo en lugares ignotos, lejos de las comodidades del hogar.
Figura 7. Ubicación de Japón
Figura 8. Ubicación de Samoa
Con los ejemplos presentados se pone de manifiesto la utilidad de los mapas como una
herramienta que permite un acercamiento con el lugar de los hechos en el tema de las teorías
de la cultura para la asignatura de antropología; y esto se enriquece si se hace uso de las
tecnologías de la información, siempre y cuando se tenga el conocimiento para el manejo de
las mismas.
CONCLUSIÓN
En el presente escrito se intentó mostrar la utilidad de la ubicación geográfica para un curso
de antropología en la educación media superior, específicamente, la utilidad de la ubicación
geográfica al momento de abordar las teorías antropológicas o de la cultura. Dicha vinculación
se presenta en estos tiempos como una forma de comunicación holística, donde también se
cuenta con la participación de ciencias que tomen en cuenta la participación de los seres
humanos, ya sea de forma individual o colectiva; Además, sobresale el hecho de cambiar la
forma en que se ha venido impartiendo la asignatura antropológica, haciendo uso de otros
medios y recursos que permitan la participación del estudiante, y que no se vea como un sujeto
pasivo cuya función es la de escucha que solamente recibe información. Al mezclar estos
aspectos se tendrá una participación más adecuada, tanto de educadores como estudiantes, y
por supuesto, el tener presente la ubicación espacial dentro de cualquier acontecimiento que
haya ocurrido en el pasado.
BIBLIOGRAFÍA
Azcona, Jesús (1994). Para comprender la antropología: la historia. Verbo divino. España.
Carretero, Mario y Borrelli Marcelo (2008). “Memorias recientes y pasados en conflicto: ¿Cómo
enseñar historia reciente en la escuela? en: Cultura y educación. España.
Ordaz Sánchez, Lidia. Rosa (2010) “Algunas reflexiones sobre la Historia como ciencia y el
conocimiento histórico” en: Contribuciones a las Ciencias Sociales, abril – junio. Disponible en:
www.eumed.net/rev/cccss/08/lros.htm
Pimienta Prieto, Julio Herminio (2005). Metodología constructivista. Guía para la planeación
docente. Pearson educación. México.
Recio, J.P (2012). “El valor de la historia en las aulas. Retos ante el nuevo contexto educativo”.
Clío 38. Disponible en http://clio. rediris.es
Rossi, Ino y O’Higgins, Edward (1981). Teorías de la cultura y métodos antropológicos. México.
Barcelona, España.
Rucinque, Héctor. F, Velásquez, Ayra. Luz (2007) “Geografía e historia: ¿reactivación de
antiguas relaciones interdisciplinarias?” en: Revista de Relaciones Internacionales, Estrategia
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Colombia.