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Material tomado de Los fundamentos del Budismo de la Soka Gakkai Historia del Budismo Vida y misión de Sakyamuni Puede haber, y en realidad lo hay, más de un Buda. El primer Buda de la historia registrada es conocido por el nombre de Sakyamuni. Él comprendió la realidad fundamental de la vida, y sus enseñanzas, colectivamente, han llegado a ser conocidas como Budismo. Aproximadamente tres mil años atrás, él nació en el reino de los Sakyas, uno de los reinos menores de la India en esa época. Sakya de Sakyamuni deriva del nombre de la tribu a la cual pertenecía, y muni significa sabio, o alguien que ha despertado. Al nacer fue llamado Gautama Siddharta por sus padres, siendo Gautama el apellido familiar y Siddharta, que significaba “meta alcanzada”, su nombre de pila. Fue honrado con el nombre de Sakyamuni, el sabio de los Sakyas, sólo después de alcanzar la iluminación. Aunque todavía era muy joven, Siddharta era tan inusualmente inteligente que vio rápidamente que tanto él como todos los demás enfrentaban por igual cuatro problemas inevitables en la vida: el nacimiento (en este mundo infestado de inquietudes), el envejecimiento, la enfermedad y la muerte. Aunque vivía rodeado de lujos, se sintió impulsado por un irresistible deseo de hacer algo respecto a estos sufrimientos, de modo que renunció a su herencia real, su entorno lujoso e incluso a su familia. Anhelando alcanzar la iluminación, él comenzó a seguir una vida de autonegación a la manera de los ascetas de su época. Luego de seguir la vida ascética por un tiempo considerable, se dio cuenta de que era inútil. Retornó a un modo de vida más moderado y se involucró en una profunda meditación hasta que, finalmente, alcanzó su meta. Para transmitirle a todas las personas la iluminación que había alcanzado, enseñó por cincuenta años, dejando tras de sí muchas enseñanzas. Antes de que pudiera revelar las profundidades de su iluminación, Sakyamuni tenía que preparar completamente a sus discípulos. La verdad de la vida era demasiado difícil para que la persona común la comprendiera simplemente a través del intelecto. Las personas se habían sumergido en los placeres inmediatos, pensando que estos placeres eran la felicidad que estaban buscando. Por lo tanto, era imperativo que Sakyamuni las pusiera frente a frente con las duras realidades de la vida en este mundo. Él enseñó lo vano que era vivir una vida llena de dolor, sólo para morir y repetir el mismo ciclo una y otra vez a través del tiempo. La conclusión lógica de estas primeras enseñanzas, conocidas como el budismo theravada era que el único camino para escapar de los sufrimientos era el de eliminar los deseos. Esto significaba aniquilar incluso el propio cuerpo porque éste era el asiento de todos los deseos. Por mucho tiempo se había enseñado a las personas a anhelar el estado de la nada. Estas enseñanzas eran una primitiva introducción al concepto más profundo de la nosustancialidad (ku, en japonés). Conforme sus discípulos comenzaban a comprender su enseñanza en mayor profundidad, Sakyamuni los desalentó en su búsqueda del “vacío”. Les enseñó que había otro mundo muy alejado de este mundo transitorio e infestado de inquietudes. Uno renacería, como lo decía él, en un mundo eterno y feliz en la parte oriental u occidental del universo incluso sin extinguir sus deseos. Sus seguidores llegaron a ansiar ese paraíso celestial después de su muerte. Estas enseñanzas comprendían parte de las doctrinas provisionales del budismo Majayana (gran vehículo). Un cambio radical tuvo lugar cuando Sakyamuni produjo lo que posteriormente fue conocido como el Sutra del Loto. Él alentó a sus discípulos a volverse hacia el interior, hacia su propia “vida”, en lugar de hacia el exterior, hacia algún mundo externo. Les enseñó que si comprendían la realidad fundamental dentro de sus propias vidas, incluso el mundo que habitaban se convertiría en una tierra eternamente pacífica. Sin embargo, incluso entonces Sakyamuni mantuvo silencio respecto a cuál era realmente la realidad fundamental de la vida. No fue sino hasta que apareciera Nichiren Daishonin que la realidad fundamental fue total y completamente aclarada. El origen de los sutras Sakyamuni alcanzó la iluminación a la edad de treinta años y expuso una gran cantidad de enseñanzas de acuerdo con la capacidad y el entendimiento de las personas. Él continuó enseñando por cincuenta años y murió a la edad de ochenta, pero sus enseñanzas todavía no formaban un sistema de pensamiento completo. Ellas concernían a la sabiduría de la vida y las actitudes en la fe que fueron expuestas de acuerdo con las necesidades de sus discípulos. La iluminación de Sakyamuni a la verdad fundamental ciertamente sostiene todas sus enseñanzas, pero debido a que encontró que esa verdad era inexpresable, él no expuso la verdad fundamental misma. Después de la muerte de Sakyamuni, sus enseñanzas fueron transmitidas oralmente por sus discípulos, y alrededor de cien años después fueron recopiladas y organizadas de acuerdo con su contenido. Sin embargo, muchas de las enseñanzas orales quedaron después sin registrar. Algunos siglos después, el canon memorizado fue recitado para incluir el resto de las enseñanzas orales y mantenerlas intactas. De acuerdo con la tradición budista, poco después de la muerte del Buda Sakyamuni, se realizó el Primer Concilio Budista para preservar las enseñanzas del Buda. Cien años después se celebró el Segundo Concilio Budista, y doscientos años después tuvo lugar el Tercer Concilio Budista bajo el patrocinio del rey Ashoka. Más adelante, cuatrocientos años después de la muerte del Buda, se realizó el Cuarto Concilio bajo los auspicios del rey Kanishka. Esa es la narración tradicional, aun cuando, en realidad, sea difícil determinar cuándo tuvieron lugar los concilios budistas. Parece muy posible que las enseñanzas de Sakyamuni no fueran registradas en forma de sutras hasta mucho tiempo después de su muerte. Ante todo, los preceptos fueron requeridos para mantener la disciplina en las órdenes monásticas. Consecuentemente, los sutras theravada, que se centran en los preceptos, fueron registrados probablemente antes que muchas otras enseñanzas. Después, las otras enseñanzas del Buda, libres de complicados preceptos, fueron ampliamente propagados por el laicado. La necesidad de recopilarlas se fue haciendo más urgente, y en esa época, se escribieron los sutras Majayana. Este evento tuvo lugar algún tiempo después de la muerte de Sakyamuni, aunque es difícil decir exactamente cuándo. No es claramente conocido, con precisión, cuándo fueron recopiladas las enseñanzas de Sakyamuni sobre la verdad fundamental en la forma del Sutra del Loto. En el gosho, Nichiren Daishonin dice que el Sutra del Loto apareció inmediatamente después de la muerte de Sakyamuni, y esto parece lo más plausible. La magnífica Ceremonia en el Aire es empleada en el Sutra del Loto para indicar la iluminación de Sakyamuni, la virtualmente inexpresable Ley Mística. Si bien lo que está escrito en el sutra es sumamente difícil y profundo, en la etapa más temprana de recopilación y confirmación de las enseñanzas del Buda, el Sutra del Loto deben haber sido más valorado como la enseñanza que posibilita a todas las personas alcanzar la iluminación. Majayana y Jinayana El budismo se desarrolló en la India, y allí se dividió en dos corrientes principales. Una encontró su camino por la actual Sri Lanka, Birmania, Tailandia e Indonesia, mientras que la otra se propagó a través del Hindu Kush hasta el Asia Central y luego a la China, la península coreana y Japón. El sistema de creencia de la primera corriente es llamado theravada, y el de la última, Majayana. De acuerdo con las doctrinas Theravada, los sufrimientos son causados por los deseos y el egoísmo dentro de la vida humana. Para eliminar los sufrimientos, las enseñanzas Theravada exhortaban a las personas a extinguir todos los deseos. Por esta razón quienes siguen el Theravada creen que el ideal es alcanzar el estado de la nada, y que este ideal es llamado nirvana. No obstante, extinguir los deseos significa extinguir la existencia en este mundo, porque los deseos son parte intrínseca de la vida humana. Ambas escuelas de pensamiento atribuyen la causa de los sufrimientos a los deseos mundanos, el egoísmo, etc., de modo que, en ese aspecto, no existen diferencias entre el Budismo Majayana y el Theravada Sin embargo, la enseñanza Majayana niega la práctica de extinguir los deseos, alentando más bien a manifestar en uno mismo la vida universal para poder controlar los deseos y dirigirlos positivamente, abatiendo de esta manera los sufrimientos. En este punto, el Budismo Majayana difiere decisivamente del Theravada Las enseñanzas del Budismo Majayana se subdividen en dos partes. La primera división postula un ser trascendental en el que se enseña a creer a las personas. Estas son conocidas como enseñanzas Majayana provisional, o las enseñanzas expuestas antes que el Sutra del Loto. La idea de un ser trascendental en el Majayana provisional tiene alguna similitud con las ideas del cristianismo o el islamismo, pero existen diferencias. El Majayana provisional enseña que un Buda de perfecta iluminación existe en un lejano paraíso en otra parte del universo y que los creyentes pueden viajar a la tierra de este ser trascendental después de su muerte. En el cristianismo y el islamismo, el ser supremo, trascendiendo las dimensiones de este mundo fenoménico, lo controla y lo gobierna. La segunda división del Budismo Majayana, que consiste del Sutra del Loto, identifica, en contraste a un ser trascendental, un “yo” universal que existe simultáneamente dentro de la propia vida, dentro de este mundo fenoménico y en todo el universo. En el cristianismo y las enseñanzas previas al Sutra del Loto este yo universal, o realidad fundamental, es visualizado en los términos de una ”personalidad”. El Sutra del Loto, sin embargo, considera esta realidad como una “ley” que lo gobierna todo. Nichiren Daishonin identificó la ley como Nam Miojo Rengue Kio. Si las personas tienen fe en las enseñanzas del Budismo Theravada y actúan de acuerdo con ellas, deben negar la existencia en este mundo. Incluso las personas que siguen las enseñanzas del Majayana provisional intentarán, seguramente, escapar de la vida diaria y la sociedad en lugar de vivir dentro de ellas. En contraste, el Sutra del Loto, tal como lo interpretó Nichiren Daishonin, estableció el camino para desafiar los sufrimientos y los problemas de la sociedad y para transformar este mundo lleno de problemas, sin escapar de él, sino viviendo positivamente entre las personas. Sus enseñanzas muestran el camino hacia la libertad del egoísmo y la hipocresía y el camino hacia la genuina realización humana basada en el yo universal. Propagación del Budismo Después de la muerte del Buda Sakyamuni, el Budismo fue propagado primero por toda la India y luego a los países vecinos. Se propaga en dos direcciones principales. Una fue hacia la actual Sri Lanka, Birmania (Myanmar), Camboya e Indonesia y otros países asiáticos. Esta división es conocida como el Budismo Meridional. El Budismo también se propagó a través del Asia Central hasta la China y luego a la península coreana y el Japón. Las enseñanzas que proliferaron en estos países son conocidas colectivamente como el Budismo Septentrional. El Budismo Meridional básicamente siguió y transmitió los principios y rituales de las enseñanzas budistas tempranas desarrolladas en la India, aun cuando hasta cierto grado soportó cambios influenciado por la cultura con respecto a su apariencia. En contraste, el Budismo Septentrional no sólo fue muy influenciado por características nacionales y culturales, sino que evolucionó y cambió considerablemente en los términos de sus doctrinas y ritos. El escenario principal en el que el budismo desempeñó su parte durante los mil años después de la muerte de Sakyamuni fue la India, y el Asia Central. En el primer medio milenio, la creencia en el budismo floreció particularmente entre los monjes y monjas de la India, y era una enseñanza basada en aquellos sutras que enfatizaban la adhesión a los preceptos. El último medio milenio fue el período en el que la propagación del budismo se centró en torno de la región de Gandhara, en las proximidades del Asia Central. Allí, los budistas enfatizaron la búsqueda filosófica y establecieron sistemas más elevados de la teoría budista, tales como el concepto de la no-sustancialidad (ku) y la doctrina de la Conciencia Única. Ellos llamaron Majayana o gran vehículo a su budismo, y criticaban a las escuelas tradicionales centradas en los preceptos, etiquetándolas desdeñosamente como Jinayana o pequeño vehículo (también conocido como Budismo Therevada). Se cree que la historia del budismo en la China comenzó alrededor de quinientos años después de la muerte de Sakyamuni. (De acuerdo con la tradición budista, el budismo fue llevado a la China alrededor de mil años después, porque el período de la existencia de éste es situado alrededor de quinientos años antes que la fecha sugerida por los estudiosos modernos.) Casi quinientos años después de la introducción del budismo en la China, el gran maestro T’ien-t’ai hizo su advenimiento y estableció la doctrina del ichinen sanzen sobre la base del Sutra del Loto. No mucho después de su aparición, el budismo fue introducido al Japón, y en su etapa inicial, el Sutra del Loto fue enormemente estimado, aunque no se le concedía el lugar más elevado entre las enseñanzas budistas. El gran maestro Dengyo siguió los pasos de T’ien-t’ai y se esforzó por diseminar la enseñanza del ichinen sanzen. Sin embargo, después de su muerte, el linaje de la escuela basada en el Sutra del Loto se cortó y discontinuó. De acuerdo con la tradición budista, se creía que el Último Día de la Ley, dos mil años después de la muerte de Sakyamuni, había comenzado en el siglo XI. Con muchas personas que habían perdido de vista el hecho de que el Buda Sakyamuni era el fundador del budismo, surgieron nuevas escuelas en sucesión, loando los poderes de budas imaginarios que aparecían en los sutras o negando la necesidad de buscar los estudios doctrinales o de llevar a cabo la práctica del budismo. El verdadero espíritu del budismo se había perdido totalmente a comienzos del siglo XIII en el Japón. En medio de esta atmósfera de confusión hizo su aparición Nichiren Daishonin. Alrededor de la misma época, el budismo de la India sufrió el impacto del Islam desde el oeste y desapareció, aun cuando antes había mantenido una existencia escasa juntamente con el esoterismo, después de la extinción de los sucesores de Sakyamuni en el siglo VI. De manera similar, después de la muerte de T’ien-t’ai, el budismo de la China cayó en un estado de desorden, se erosionó por la influencia del esoterismo indio y el predominio de la veneración a Amida. Además, la invasión mongola en la China en el siglo XIII causó la decadencia del budismo en general. Durante este período de gradual declinación del budismo septentrional, apareció Nichiren Daishonin y estableció las verdaderas enseñanzas del budismo que iluminarían la oscuridad del Día Posterior a la Ley. El gran maestro T’ien-t’ai El nombre de T’ien-t’ai es Chih-i, y su título es el de gran maestro Chih-che (el Sabio). Comúnmente es llamado el gran maestro T’ien-t’ai porque la principal base de sus actividades fue el monte T’ien-t’ai en la China meridional. Su pensamiento y práctica estaban basados en las enseñanzas de Sakyamuni, particularmente el Miojo Rengue Kio, la traducción del Sutra del Loto hecha por Kumarajiva. En un sentido amplio, sin embargo, él siguió sus estudios del budismo sobre la base de las enseñanzas de Nagarjuna. Hui-wen y Hui-ssu son los maestros que acercaron a T’ien-t’ai a la esencia del Sutra del Loto. Bajo la orientación de Hui-ssu (posteriormente llamado el gran maestro Nan-yüeh), T’ien-t’ai se esforzó en la práctica budista para captar la esencia del sutra. Se dice que finalmente alcanzó un despertar a la edad de veintitrés años. En aquellos días, la China meridional estaba gobernada por una sucesión de dinastías. T’ien-t’ai recibió el apoyo del emperador de la dinastía Ch’en, y le expuso sus enseñanzas a él. También fue venerado por el emperador Yang de la dinastía Sui, quien unificó a toda la China bajo su gobierno. Este emperador le concedió el título de gran maestro Chih-che. Los logros de T’ien-t’ai pueden ser divididos en dos principales categorías. Una es el hecho de que organizó la vasta cantidad de sutras budistas en cinco períodos y ocho enseñanzas. A través de este sistema, él reveló que el Sutra del Loto es la más elevada de todas las enseñanzas de Sakyamuni, y de esa manera refutó las visiones de las muchas otras escuelas que prevalecían en la China en ese entonces, que habían disputado por la cuestión de qué sutra o sutras contenían la verdadera intención del Buda Sakyamuni. La otra es el hecho de que, sobre la base del Sutra del Loto, formuló la doctrina del ichinen sanzen (tres mil reinos en un instante de vida) como el principio fundamental del budismo. Los cinco períodos es una clasificación de los sutras budistas de acuerdo con el orden en el cual fueron expuestos, y consiste de los períodos Kegon o el Período Guirnalda de Flores, Agon o el Período Agama, Hodo o el Período Correcto e Igual, Hannya o el Período de la Sabiduría y HokkeNehan o el Período del Loto y del Nirvana. Las ocho enseñanzas organizan las enseñanzas de Shakyamuni de acuerdo con el contenido y método de presentación. Consiste de dos sub clasificaciones –las cuatro enseñanzas de doctrina, compuestas de la enseñanza Tripitaka, la enseñanza de conexión, la enseñanza específica y la enseñanza perfecta; y las cuatro enseñanzas de método, que consisten de la enseñanza repentina, la enseñanza gradual, la enseñanza secreta y la enseñanza indeterminada. A través de esta clasificación de los cinco períodos y ocho enseñanzas, T’ien-t’ai determinó la superioridad relativa de todos los sutras y adónde debía pertenecer cada escritura dentro de todo el sistema. Como resultado, él estableció la supremacía del Sutra del Loto, y afirmó que todas los otros sutras son enseñanzas preparatorias diseñadas para incrementar la capacidad de las personas para entender la enseñanza fundamental del Buda revelada en el Sutra del Loto. El propósito fundamental de la práctica budista es comprender que todos los fenómenos, o las tres mil condiciones posibles, están integradas en un simple momento de vida, y que la Budeidad es inherente a todas las formas de vida. Aquí radica el verdadero significado de la doctrina del ichinen sanzen. Pero se debe trascender la comprensión intelectual común para captarla, y las prácticas necesarias para hacerlo son tan arduas y la doctrina misma es tan difícil que la mayoría de las personas comunes eran incapaces de llegar a la correcta comprensión de la verdad. Nichiren Daishonin presentó el principio de ichinen sanzen de una manera concreta como el Gojonzon y estableció su práctica como la invocación del daimoku, abriendo de esa manera el camino para que todas las personas alcancen la Budeidad. Se puede decir, por lo tanto, que desde el punto de vista del Budismo de Nichiren Daishonin, la doctrina del ichinen sanzen de T’ien-t’ai fue un proyecto para la inscripción del Gojonzon. Por esta razón, el Gojonzon es llamado ichinen sanzen real, y el ichinen sanzen expuesto en el Budismo de T’ien-t’ai es llamado ichinen sanzen teórico. El budismo en el Japón Durante el siglo VI d.C. el Budismo fue transmitido al Japón a través de Corea. En aquellos días, el Japón no tenía otro sistema religioso como ese, sino que seguía las prácticas de la veneración de los ancestros y la veneración de la naturaleza. Antes de que los japoneses finalmente aceptaran el budismo, su país fue desgarrado por la lucha entre los principales clanes por la cuestión de si aceptaban o no esta nueva religión. Eventualmente, el budismo y la veneración de los dioses nativos del sintoísmo llegaron a coexistir, una situación similar a la de la China, donde el budismo, el confucianismo y el taoísmo existían todos juntos. Las deidades nativas fueron incorporadas en el sistema filosófico del budismo como dioses budistas, así como los dioses indígenas de la India fueron amalgamados con el budismo. De una manera similar, el cristianismo adoptó diversos modos de pensar y ceremonias de creencias anteriores así como conceptos característicos de la filosofía griega. Tanto el budismo como el cristianismo incorporaron ideas o conceptos de otras creencias o sistemas filosóficos, aunque el budismo había mostrado mayor flexibilidad que el cristianismo en este aspecto. En el Japón, el budismo se convirtió en la base espiritual de la nación. El príncipe Shotoku, quien era regente de la emperatriz, reconoció formalmente al Sutra del Loto y otros sutras Mahayana como enseñanzas que podían proteger y unificar al país. El emperador Shomu construyó muchos templos provinciales auspiciados por el estado, para sacerdotes y monjas por todo el país, y el templo Todaiji, en la capital de Nara fue la sede central de todos ellos. El Sutra del Loto y el Sutra de la Luz Dorada (Konkomyo) fueron tenidos en gran estima por los templos, y en los templos para monjas, el Sutra del Loto era valorado más altamente que cualquier otro sutra. Esto se debía a que este sutra enseña que tanto hombres como mujeres pueden alcanzar la Budeidad por igual, mientras que los otros sutras niegan la posibilidad de la Budeidad de las mujeres. Gradualmente, el budismo comenzó a propagarse por toda la población sobre la base de la fe en el Sutra del Loto. Si bien al comienzo los templos no estaban afiliados a ninguna escuela específica, conforme más sutras llegaban al Japón desde la China, las escuelas Theravada, que enfatizaban la adhesión a los preceptos fueron establecidas. El budismo cambió de una virtual religión del estado a una religión basada en las escuelas. La fe en el Sutra del Loto, que el gran maestro Dengyo fortaleció con la filosofía budista de T’ien-t’ai, experimentó un gran renacimiento. Sin embargo, conforme pasaba el tiempo, la enseñanza esotérica y la práctica de la escuela Shingon se hizo más influyente, reemplazando en popularidad a la enseñanza del Sutra del Loto. La escuela Tierra Pura (Jodo) atrajo a muchos seguidores, dirigiendo las esperanzas de la gente hacia la salvación en la próxima vida, y en su momento llegó a ejercer una gran influencia en el pueblo. Hacia fines del período Heian (794 – 1185) los samuráis tomaron el poder político, reemplazando al emperador y a los nobles de la corte como los reales gobernantes del país. Los samuráis originalmente aparecieron de entre la clase campesina. Desde esta época a través del período Kamakura (1185 – 1333), surgieron escuelas budistas como Tierra Pura y Zen, que no requerían de la comprensión de profundas doctrinas budistas, y se hicieron populares entre el pueblo. Fue en estos tiempos de agitación religiosa y social que hizo su advenimiento Nichiren Daishonin. Tomando las doctrinas de T’ien-t’ai y Dengyo como su punto de partida, él presentó su budismo de una manera que hizo fácil que las personas comunes lo entendieran y pusieran en práctica. Éste va más allá de la estructura del budismo chino, que había superado las limitaciones de las formas de pensamiento indias, y tiene el poder para encontrar su camino en los corazones de todas las personas del mundo.