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Discusión sobre la función de la escuela y los Estudios Sociales: la enseñanza de
la Historia como proceso de cambio.
Autor: Lic. Hugo Alexander Marín Guillén
“La escuela contemporánea es una institución del
Estado Nacional, su programa se encuentra
conformado en el programa de la modernidad.
La escuela se constituyó en uno de los instrumentos
para lograr la utopía de la modernidad
y
simultáneamente
comparte
sus
vicisitudes,
dificultades y frustraciones del propio proyecto
burgués”1
El objetivo de la escuela en la modernidad fue claro, un aparato ideológico en
función y al servicio de la construcción del Estado y de la clase burguesa, que tuvo
la necesidad de construir un modelo de sociedad y con ella, un modelo de ser
humano, con el fin de lograr para su proyecto político y para dominar
ideológicamente las clases subalternas.
Un modelo basado en la razón, en el descubrir del mundo y en dar explicaciones a
la realidad inmediata de manera fragmentada, realidad que necesitaba crear valores
sociales y colectivos de identificación nacional en un espacio geográfico
determinado al que le llaman patria, nación o país; bajo el sistema de producción
capitalista. Es una escuela que sin duda responde a un contexto socio-histórico
preciso, es decir un modelo que intentó introducir al ser humano en una sociedad
con el fin de que fuera asertivo y capaz de relacionarse certeramente y con
confianza en su medio, pero capaz de producir y consumir, esto último dos ejes
primordiales del modelo económico burgués.
El orden burgués y la sociedad de clases que se organizó y se garantizó a través de
la escuela y la llamada educación formal, esta escuela con una visión ideológica
clara, creó un status quo, el cual ha entrado en crisis; la crisis de los Estados
Nacionales y de la profundización del modelo de producción en su etapa más
Díaz Barriga, Ángel. “La escuela en el debate modernidad- postmodernidad” en: Educación y Postmodernidad. México:
Editorial de la UN AM, 1998, p.205
1
salvaje: la globalización y la liberación de los mercados, donde el Estado Nacional
y la historia oficial están en franco derrotero.
El ser humano moderno que pervive aun hoy en la llamada era de la información,
debe tomar en cuenta el medio que lo rodea, utilizándolo para su bienestar, es decir
consumo y destrucción, justificado claramente por una historia que resalta el
progreso en cada una de sus etapas y que naturaliza el sistema de producción
capitalista y su modelo de explotación, régimen con un fundamento socio histórico
y político, es decir la historia al servicio de la élite.
Hoy, cuando el modelo de producción capitalista sustentado en esa visión histórica
de progreso crea una crisis de supervivencia de la vida misma, debe buscarse una
escuela y una enseñanza de la historia que sea capaz de crear y recrear el
conocimiento acompañado de la tecnología del momento, por lo que se abre las
siguientes interrogantes: ¿está la escuela respondiendo al contexto? y más aún ¿se
están creando en los sistemas educativos actuales individuos asertivos y capaces
de desempeñarse certeramente en el mundo caótico de hoy? o más bien cabe
hacerse otras preguntas ¿llegó a su fin o alcanzó el objetivo la escuela moderna?
¿qué función se le da a la escuela hoy día después de construir Naciones-Estados,
transmitir valores culturales y crear estructuración social de clases y de orden
capitalista burgués?
Nuestra generación globalizada y transculturizada mediante un proceso de
masificación y homogenización cultural y educativa que se ha dado a través de los
medios de comunicación de masa (la televisión, la radio y ahora el Internet, entre
otros) y donde la escuela como institución ha promovido la deshumanización del
ser y perpetuado el proceso global; es prescindible tomar en cuenta los inminentes
cambios que el mundo “desarrollado” ha experimentado en los últimos 20 años;
generando un mundo de tecnología, de acortar distancias enormes en segundos
mediante mundos virtuales, donde las fronteras no son más que barreras del
pasado, un mundo donde desde mi computadora puedo negociar mi futuro, pongo
en venta mi automóvil y hasta en venta mi país, un mundo de naciones
transformándose en una Aldea Global, donde las fronteras físicas o
convencionales, no son más que fronteras mentales, marcadas por la xenofobia, el
racismo, la inequidad y la desigualdad económica, aunado con la exacerbación del
nacionalismo, todos los cuales son elementos que no han permitido globalizar la
integración de los pueblos solidariamente, pero que han globalizado la pobreza y
la exclusión social.
En la llamada crisis del Estado-Nación y la era del libre mercado, se marca la
construcción capitalista del Estado-Región, es decir la regionalización de los
mercados y la liberación de la mano de obra y las mercancías, bajo nuevas formas
de explotación del hombre y la mujer: obreros y trabajadores, a esto hemos sumar
la explotación generada por los “pueblos civilizados” sobre “bárbaros”, con el
discurso de la libertad y de los derechos humanos, en un mundo donde la palabra
democracia, el problema de la capa de ozono, la contaminación ambiental, las
bombas nucleares, las guerras ideológicas, la problemática del agua, la
pacificación de medio oriente, el individualismo, los altos niveles de pobreza, la
paz mundial, la graduación en Harvard, el teléfono celular de última tecnología, la
democratización cubana y la caída del régimen, la apertura sexual y la equidad de
género, las luchas feministas y homosexuales, la iglesia y los anticonceptivos, el
planteamiento del aborto y junto con todo eso la insensibilidad humana por la
vida, que no se comparan con el mundo de la barbarie de la antigüedad ni del siglo
pasado, son ese mundo moderno que se extendió a esto que llaman
postmodernidad.
Las situaciones que se gestan en un mundo donde el ser humano, que desde la
visión histórica moderna y burguesa es el centro de universo y de la propia razón
de su existencia, se construyó un individuo que se exacerbó en la adoración a la
figura misma de su ser, en un proceso casi narcisista, donde la preocupación por el
medio que lo rodea, por el otro y por las cuestiones que lo afectan no tiene
relevancia, en un mundo postmoderno donde el individualismo, el consumismo, la
producción y el trabajo, son el eje y la principal función para mantenerse vivo.
Entonces qué función real y qué papel juega la escuela en este momento, y más
que eso, qué función tienen la enseñanza de los Ciencias Sociales (en Costa Rica
son Estudios Sociales) en la actualidad dentro del mundo que acabamos de
describir.
Desde nuestra perspectiva la escuela y las Ciencias Sociales tienen que voltearse a
un proceso de transformación de la conciencia; es decir volver a inculcar en el ser
humano, su esencia misma: la humanidad; enrumbar a la mujer y al hombre actual
a encontrarse con su ser; con su yo interno y con el otro, porque solo así se renueva
una sociedad donde lo material y lo superficial sean solo un espejismo y se vuelva
a lo verdaderamente humano, se voltee la mirada a aquellos problemas que
directamente afectan y ponen en juego la supervivencia de nuestra especie y con
ella la supervivencia del planeta y la vida en general, pero al parecer estos
problemas pasan a un segundo plano y en vez de crear seres concienciados que
busquen un verdadero equilibrio, se están produciendo en los sistemas educativos
actuales individuos reproductores de los mismos, bajo la visión de eficacia,
competencia y consumo, con una idea de la educación de carácter funcional y
mercantil, desvirtuada como derecho humano fundamental en el nombre de la
productividad y la calidad, educación que al final se reduce a un trabajo estable
que le permita al individuo producir y consumir, bases que permiten perpetuar el
modelo salvaje de producción y destrucción de mundo que nos rodea.
La escuela y la enseñanza de las Ciencias Sociales deben de abocarse a formar un
ser humano más sensible, participativo y socialmente activo; que intervenga el
medio para mejorarlo, que sea consciente de la realidad y mediante esa conciencia
tenga la posibilidad de criticar y transformar un mundo cada vez más complejo,
donde a la par de la computadora, sea capaz de discernir lo humano, donde pueda
desenvolverse sin olvidarse de su identidad y su esencia personal, social e
histórica.
Es por esta razón que la Historia, ciencia preponderante en el curriculum oficial de
Costa Rica y de muchos curricula a nivel mundial, una posibilidad para la
transformación del presente, como lo afirma Prats, la historia se considera un
“proceso de progreso continuo, lo que supone que, al conocer las claves de este
progreso se está en mejor posición para acelerarlo o estimularlo” 2 y desde esta
perspectiva, si se está consciente del propio pasado, se abre la posibilidad a la
crítica y transformación social del presente, por lo que para muchos modelos
educativos esto se mira con reserva por miedo a una concienciación que busque
romper el status quo actual.
La escuela y con ella la Historia debe transformarse, y debe jugar un papel
verdaderamente emancipador, como lo señala Freire, la escuela debe buscar una
“educación como práctica de la libertad, al contrario de aquella que es práctica de
la dominación, implica la negación del hombre abstracto, aislado, suelto, desligado
del mundo,[con conocimientos fragmentados] así como la negación del mundo
Prats, Joaquín. Enseñar Historia: notas para una didáctica renovadora. España: Conserjería de Educación, Ciencia y
Tecnología, 2001, p.63.
2
como una realidad ausente de los hombres”3, Freire nos propone una historia larga
no fragmentada que englobe el proceso y no el dato y que permita el entendimiento
de los fenómenos socio históricos para transformar el presente.
Para lograr, desde la enseñanza de la Historia un proceso emancipador, debe de
dejar de entenderse primeramente “...[al] profesor no como un ejecutor, sino como
un investigador”4 y al estudiante “...no como un receptor, sino como un
indagador”5 y dejar de ver a la historia como una ciencia desligada de la realidad
humana que se enseña particularidades y no crea el análisis de procesos ni
totalidades. Por otra parte dejar de utilizar la Historia, como “una [ciencia] de las
más proclives a la manipulación desde las diversas posiciones ideológicas” 6, por lo
tanto debe de dejarse de enseñar historia con una perspectiva, netamente
nacionalista y donde se hacen una selección de contenidos históricos en función
ideológica de los Estados, o de las clases dominantes, que lo que provee es una
serie de contenidos descontextualizados, bajo una metodología memorística, de
repetición de nombres y personajes históricos, marcada por el positivismo, sin
posibilidad de abrir la reflexión por parte del estudiantado, una historia que no le
permite a los estudiantes de secundaria, un análisis concreto de la realidad
histórica y del devenir del presente.
Se debe romper la idea de que la Historia y los conocimientos que ella provee,
son conocimientos a asimilar en vez de que esta ciencia sea y genere motivos de
interrogación. Para la enseñanza de la Historia debe entenderse al ser humano
como parte integral del mundo al que le debe respeto y eliminar la idea de un
mundo al servicio de él, transformando la enseñanza de la historia, en una ciencia
integral que nos permite desnudar el pasado del ser humano y que precisamente
rescate lo humano, y nos ayude no solo a interpretar ese pasado, criticar el presente
sino a transformar el hoy. En este proceso de una nueva enseña de la Historia, el
docente tiene relevancia, para intentar desde lo humano: el acto pedagógico y
comunicativo, rescatar lo más valioso del educar que es humanizar.
En el caso de las Ciencias Sociales, especialmente de la Historia, debe convertir la
humanización en su principal objetivo; pero aquí surge una pregunta ¿qué es
humanizar y qué ser humano se debe formar? además ¿Cuál es el papel del
3
Freire, Paulo. Pedagogía del oprimido. México: Editorial Siglo Veintiuno, 1973, p.88
Sacristán, José. La pedagogía por objetivos: obsesion por la eficiencia, 9. ed., 1997, p,122
Ibídem.
Prats., Op.cit. p.64
4 Gimeno
5
6
docente que enseña Estudios Sociales y especialmente cuando enseña Historia en
secundaria? El docente es un agente social de cambio y un ente que de oficio esta
creado para emancipar, por lo que este debe de tomar una actitud crítica e
investigativa y por otra parte tener capacidad de desnudar y desmembrar el
curriculum oficial, esto último con dos funciones: la primera para no convertirse
en un reproductor de la pedagogía engañosa, es decir selección de contenidos
específicos que desarticulan un hecho histórico, que se ve descontextualizado y
que solo presentan una parcialidad de lo ocurrido, porque está al servicio
ideológico del Estado, minimizando la posibilidad de análisis de perspectivas y
versiones históricas sobre un suceso histórico. Entonces el educador en la
enseñanza de la Historia debe de dejar de ser un ente de reproducción del sistema
y es ahí donde tiene una segunda función ligada a la investigación, información y
formación continua, que le permita la actualización y la posibilidad de mostrar y
llevar al aula el análisis histórico desde varias perspectivas adaptando la
metodología de la historia al aula y así romper con la tradicional visión de
enseñanza de historia.
Esto se logra según nuestro análisis, tomando posición, y actitud crítica ante el
mundo y no seguir siendo un reproductor de un sistema educativo enajenante y
memorístico, sino más bien, el profesor debe convertirse en un agente de cambio
social y retomar la importancia y el impacto que tiene en la sociedad, que lo
convierte precisamente en un constructor de sociedades a través de la institución
escolar. Por lo tanto la misión que toca a los educadores actuales si realmente
quieren encontrarle sentido a su tarea, es creer que se puede generar desde todos
los ámbito de acción una nueva sociedad, una más justa y equitativa, donde la
educación, especialmente la pública se convierta de nuevo en un instrumento de
ascenso social para las clases económicamente marginadas y romper con la
cadena de pobreza, procurando que exista un verdadero asenso social y un reparto
justo de la riqueza.
Es momento de hacer de la enseñanza de los Estudios Sociales, una herramienta
real que despierte la capacidad crítica y reflexiva de los estudiantes, sobre su
propio yo y como individuo histórico, que crea y recrea la historia y que sea capaz
de transformar su entorno, que es maleable y cambiante, para que se construya un
mundo más equitativo y se enfrenten certeramente al mundo actual que es tan
complejo.
Desde la enseñanza y aprendizaje de la historia, se puede crear la capacidad
analítica de multiplicidad de variables que abren la posibilidad de que el
estudiante tenga una visión más amplia del mundo, acercándolo al medio que lo
rodea y su pasado inmediato, esto llevaría al estudiante, siendo optimistas a
reflexionar su cotidianidad y el mundo político, social, cultural y económico que
lo rodea, con la esperanza de crear un agente de cambio, para lograr un país y un
mundo menos desigual.
Por otra parte la enseñanza en procedimientos de la Historia desde la perspectiva
emancipadora, busca crear en el individuo o educando actitudes investigativas, y
que abra la posibilidad de interrogarse sobre el pasado y su realidad inmediata, en
beneficio de dar soluciones a problemas de orden histórico, social o comunal,
también se permite crear en el sistema cognitivo del estudiante secuencias
históricas, cronológicas y espaciales, beneficiando y estimulando la abstracción,
dejando el aprendizaje acrítico y pasivo, cambiándolo por uno más analítico y
activo, en busca de generar grados o niveles de análisis y dejando claro que la
Historia no es una ciencia lineal, por lo tanto provocando la operatividad en el
estudio de esta, lo que sería útil para un análisis de la realidad y propuestas de
cambio en un mundo tan convulso como el que hemos descrito.
Pero qué se lograría cambiar si logramos poner en la sociedad individuos con
concienciación de cambio y transformación, creemos bajo esta propuesta, se
pueden lograr con un cambio en la enseñanza de la Historia, sin olvidar la
integralidad del curriculum con otras áreas y sin olvidar a la sociedad como fuente
primordial de información para plantear necesidades sociales y educativas que se
satisfagan y resuelvan problemáticas específicos, esto con la visión de formar
seres humanos que vengan a solventar dichas necesidades, si esto se lograra
podemos hablar de una educación: emancipadora, contextualizada y de individuos
asertivos en la resolución de problemas de distinta índole en la sociedad.
Conclusiones:
1. Hoy como en el pasado, debemos de rescatar la función social que tiene la
educación, si en el pasado funcionó para crear y estructurar política y
socialmente el Estado-Nación y crear valores sociales, culturales y
colectivos, se debe tomar en cuenta ese camino recorrido para tratar de crear
un individuo que tenga la conciencia que hay que cambiar la forma de como
2.
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4.
5.
6.
7.
8.
se ha manejado el mundo hasta nuestros días en todos los aspectos de vida
humana.
La emancipación y el humanismo deben convertirse en unos de los objetivos
claros de la nueva visión educativa para crear individuos más críticos,
entendida la primera como la capacidad de un ser humano de estar
concienciado de su propia realidad y de la capacidad de transformación
positiva que este tiene y el segundo la sensibilidad a los problemas de
diferente índole que atañen al ser humano y al mundo que lo rodea en
concienciación de que este mundo es el único que se tiene y lo que a este le
pase repercutirá directamente sobre los seres humanos y la vida en general.
Los Estudios Sociales o Ciencias Sociales deben someterse a un cambio
importante, a nivel de curriculum, contenidos y especialmente metodología
que le permita al estudiante mayor participación, investigación, creación y
producción en el proceso educativo de las Ciencias Sociales, especialmente
de la Historia.
Se puede iniciar al estudiante en el estudio de la Historia local y vivencial
para hacerlo participe y consciente de que él como sujeto es creador y
recreador de la historia.
La enseñanza de la Historia como un proceso de cambio, debe permitir al
estudiante el estudio de esta de manera procesual e investigativa,
proporcionándole capacidad de análisis de múltiples variables y de la
realidad inmediata y cotidiana que rodea al sujeto, donde el sujeto se vea
obligado a plantear soluciones de distinta índole. Por lo tanto los resultados
de dicho proceso serán a largo plazo, lo que quizás no le permitirá ver al
docente los resultados.
Desde el análisis histórico, se puede crear la capacidad de que el estudiante
tenga una visión más amplia del mundo, siempre y cuando el docente tenga
capacidad de proponer el cambio acercándolo al medio que lo rodea y su
pasado inmediato, esto le permitiría al estudiante: cuestionar y reflexionar
su cotidianidad y el mundo político, social, cultural y económico en el que
se desenvuelve.
A través de la enseñanza de la historia se puede lograr crear un agente de
cambio, para lograr un país y un mundo menos desigual, ya que se supone
que esta ciencia genera valores, conciencia humanista y la capacidad de
reflexionar, criticar y transformar el medio social y natural que lo rodea.
La enseñanza en procedimientos de la Historia desde la perspectiva
emancipadora, debe crear en el educando actitudes investigativas, y la
posibilidad de interrogarse sobre el pasado y su realidad inmediata, en
beneficio de dar soluciones a problemas de orden histórico, social o comunal
(local).
9. Se puede a través de la enseñanza de la historia crear en el sistema cognitivo
del estudiante secuencias históricas, cronológicas y espaciales, beneficiando
y estimulando la abstracción.
10. El papel del docente bajo lo aquí planteado, propone un agente activo
dentro del proceso educativo, la escuela y la retoma de su papel en la
sociedad. A su vez se apunta a un docente con capacidad de cambio de
autoformación, que interrogue e investigue, con el afán de estar al día con
los adelantos tanto tecnológicos como los avances de la investigación de su
área o especialidad y estimulando la integralidad de otras áreas.
Bibliografía:
Bertein, Basil. Pedagogía control simbólico e identidad. Teoría, investigación y
crítica. Madrid, España: ediciones Morata, 1998.
Díaz Barriga, Ángel. “La escuela en el debate modernidad- postmodernidad” en:
Educación y Postmodernidad. México: Editorial de la UN AM, 1998, pp.205 225
Freire, Paulo. Pedagogía del oprimido. México: Editorial Siglo Veintiuno, 1973.
Gimeno Sacristán, José. El curriculum: una reflexión sobre la práctica. Madrid,
España: ediciones Morata, 1998.
Gimeno Sacristán, José. Poderes inestables en educación. Madrid, España:
ediciones Morata, 1998.
Giroux A., Henry. “Jóvenes, diferencia y Educación Postmoderna” en:
Perspectivas críticas de la Educación. Barcelona: Editorial Paídos, 2005,
pp.96-128
Palos Rodríguez, J. Educar para el futuro. Temas transversales del curriculum.
Spi.
Prats, Joaquín. Enseñar Historia: notas para una didáctica renovadora. España:
Conserjería de Educación, Ciencia y Tecnología, 2001.