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RESEÑA Leer filosofía: José Pablo Feinmann Mario Cantú Toscano El filósofo argentino José Pablo Feinmann considera que ha habido un tremendo error en la enseñanza de la filosofía: que ésta suele enseñarse como una historia de la filosofía. Parecida a la enseñanza tradicional de la historia, en ella se obliga a acumular datos, fechas, definiciones. Todo sin una relación crítica del pensamiento con la realidad cotidiana que nos envuelve. Es por eso que Feinmann enfatiza el "sacar la filosofía a la calle". Esta manera de ver la filosofía, como una hagiografía de pensadores, ha sido la principal causante de que en el sistema educativo mexicano haya decretado su muerte. La Secretaría de Educación Pública ha borrado de un plumazo a la filosofía, y ha privilegiado la inserción de materias prácticas como computación e inglés. La excusa es que la filosofía no sirve para nada en la vida práctica, no está relacionada con la realidad inmediata de los alumnos. Leer filosofía, en este sentido, se ha tornado una tortura, pues resulta un compendio de axiomas y aforismos, a penas más elevados que los "pensamientos para cada día" que solían aparecer en los calendarios y que ahora inundan los estatus de Facebook. La filosofía se tornó en una cosa inerte y mortalmente aburrida, en un código sólo accesible para ciertos iniciados. ¿Qué es filosofía? Karl Jaspers recuerda que en los inicios griegos de la palabra, ésta se formó en contraposición a "sophós", ya que sophós era el sabio, el que poseía el conocimiento. La filosofía es el amor al conocimiento. El filósofo no es el sabio que posee una verdad, sino el que constantemente está en su búsqueda. Vista así, la filosofía no es una cosa inerte e inmanente, que sólo se mira el ombligo. Para leer, enseñar y aprender filosofía, para ejercerla, habrá que sacarla a la calle. Leer filosofía no significa aprenderse la vida de los pensadores ni sus frases célebres, que luego son terriblemente tergiversadas, como el famoso "Dios ha muerto", de Nietzsche. Hay que leer filosofía con un sentido dinámico para encontrar cómo estos pensamientos se vuelcan en nuestra vida cotidiana. La filosofía como una búsqueda perenne del sentido de lo que ocurre ante nosotros. ¿Cómo entender cosas cotidianas como el abuso de las frases "científicamente comprobado" o "certificado por la asociación internacional de..." sin conocer a Comte? Es una realidad cotidiana que nos afecta, el bombardeo mercadotécnico Societarts. Revista de Artes– Facultad de Artes UABC No. 4, Vol. II – Enero-Abril de 2017 que basa la venta de artículos en una certificación científica. adolescentes de 15 años se meten de secuestradores y sicarios con el claro pensamiento: "Quizá me maten mañana, quizá dentro de cinco años... pero van a ser los mejores cinco años". Y como ciudadanos nos llega la resignación: "Pues cuando te toca, te toca". ¿No es esto, acaso, algo que influye en nuestro comportamiento cotidiano a la hora de hacer las compras en el supermercado? Sin conocer los postulados comteanos, no sabríamos cuál es el trasfondo real de un proyecto político cuyo lema es "Estado de Progreso". Esta conciencia de que en cada momento acecha la posibilidad de la muerte, de que la muerte es la posibilidad de posibilidades, no podemos entenderla sin "el ser para la muerte", de Heidegger. Y sin el gran filósofo del siglo XX tampoco podríamos nombrar esta clara sensación que tenemos todos los días, de haber sido "arrojados al mundo". Todos queremos el progreso, el problema es saber qué significa progreso y cuál es el costo de éste. Porque el progreso no es un bien gratuito. Sin filosofía no sabremos cuál será el costo del progreso. Vivimos una situación de excepcional violencia en nuestra ciudad, algo que quizá nunca antes se haya visto antes en esta urbe. Cada día nos arrojan cifras sobre ejecuciones, armas y drogas decomisadas, enfrentamientos, etcétera. ¿Pero todas estas cifras nos ayudan a entender algo? No, quizá sólo ayuden a propagar el miedo. De la misma manera, sin la filosofía uno no podría entender la serie de movimientos auténticamente ciudadanos que se han dado a raíz de esta problemática. Se pueden hacer encuestas sociológicas que arrojarán una serie de variables que pretende explicar los movimientos sociales; sin embargo, no lo podríamos comprender bien sin Schopenhauer: "la única y verdadera causa de la solidaridad humana está en el desamparo". Si no nos damos cuenta de cómo el Estado y las instituciones han desamparado al ciudadano, no habrá sentido para las investigaciones cuantitativas y cualitativas. Los números quizá sólo ayudan para imaginar la magnitud de lo terrible, pero no sirven para comprender la situación. Sin revisar el concepto nietzscheano de la voluntad de poder, difícilmente se podría llegar a un entendimiento de esta terrible realidad. Y sin Nietzsche ni Foucault, tampoco podríamos entender la guerra mediática de construcción de verdades desde el poder, ya sea en la guerra contra el narco o las elecciones presidenciales. La filosofía está en la calle y así hay que leerla. No es palabrería inerte y sin sentido, no son frases grandilocuentes o vocabulario para iniciados. Quedamos en el más profundo de los asombros cuando somos testigos de cómo 2 Societarts. Revista de Artes– Facultad de Artes UABC No. 4, Vol. II – Enero-Abril de 2017 Las ideologías nos hacen tomar las decisiones más simples de la vida cotidiana, se arraigan en nuestros miedos más profundos e impulsan nuestros deseos. La filosofía, esa búsqueda constante, está ahí, frente a nosotros. Y nos ayuda tanto o más para la vida cotidiana que el saber usar una computadora. Sólo hay que saber leerla. 3