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OBJETIVOS: Este curso está orientado a la formación del oyente como tal. Su fin es hacer que sea capaz de reaccionar inteligentemente ante las obras musicales poniendo a su alcance los conocimientos indispensables que le permitan asimilarlas. Se trata de introducir al oyente en la sustancia de la música a través de la exposición de sus principios básicos, tal y como han sido desarrollados por los compositores. Así, al escuchar música, podrá comprender con claridad las claves de lo que está pasando. El curso consta de 30 módulos con periodicidad semanal. Para seguirlo no se requiere poseer conocimientos musicales previos. Las explicaciones teóricas se complementan con una cuidada selección de materiales audiovisuales procedentes de los teatros y las salas de concierto más relevantes, con los mejores cantantes, solistas, orquestas y directores, tanto españoles como de ámbito internacional. DURACIÓN: Desde octubre de 2016 hasta junio de 2017. DIRECCIÓN WEB: El Curso está alojado en la dirección cursospromusica.com. Está basado en la plataforma de enseñanza on-line MOODLE. Allí existe material en forma de textos, enlaces web, vídeos, etc. que ayudarán al logro del objetivo propuesto. También se dispone de un foro que permite la comunicación de los participantes y en el que se pueden hacer consultas al moderador sobre la materia. PRECIO: 75 €. MATRÍCULA: Para cualquier consulta o aclaración dirigirse a la dirección email [email protected] PROGRAMA 1. Noches en los jardines de España, la obra más impresionista de Falla Falla inició la composición de Noches en los Jardines de España en París (1909) y la terminó en Sitges (1915). José Cubiles fue el solista de piano cuando Enrique Fernández Arbós dirigió el estreno en Madrid el 9 de abril de 1916, en un concierto que también incluía El amor brujo. Posteriormente Falla revisó la partitura. Más expresiva que descriptiva, evocaciones en sonido, melancolía y misterio, estos términos empleados por Falla sobre la obra sugieren impresionismo musical y Noches en los Jardines de España es, sin duda alguna, la obra más impresionista de su autor. 2. David Fray y los conciertos para teclado de Bach Los Conciertos para teclado, BWV 1052-1065 son una serie de obras escritas para clave, cuerda y bajo continuo por Johann Sebastian Bach. Hay siete conciertos completos con un clave solo (BWV 1052 a 1058), tres conciertos para dos claves (BWV 1060 a 1062), dos conciertos para tres claves (BWV 1063 a 1064) y un concierto para cuatro claves (BWV 1065). El pianista francés David Fray es un enamorado de estas obras. 3. Mozart, la melancolía y su Concierto para piano KV 488 Según el catálogo temático que llevaba el propio Mozart, el Concierto para piano nº 23 en La mayor, KV 488, fue terminado el 2 de marzo de 1786, aproximadamente en el momento del estreno de su ópera Las bodas de Fígaro. Fue uno de los tres conciertos por subscripción que ofreció esa primavera y probablemente fue interpretado por el propio autor en uno de ellos. 4. Il faut s’amuser, danser et rire: el Concierto para piano nº 1 de Chaikovski El Concierto en si bemol menor, Op. 23, de Piotr I. Chaikovski es el más conocido de los tres que compuso para piano. Escrito entre noviembre de 1874 y febrero de 1875, fue revisado posteriormente en dos ocasiones, en 1879 y 1888. En un primer momento, Chaikovski sufrió una gran decepción, pues el gran pianista Nikolái Rubinstein, su amigo, desaprobó la obra. Sin embargo, más adelante, le pediría tocarla y ser el primero en interpretar su siguiente composición. 5. Beethoven y la forma: el Cuarteto de cuerda Op. 131 Beethoven fue un músico tan especial que en sus cuartetos dejó escrita la música del futuro. Escuchar con atención una y otra vez las obras de cámara del compositor de Bonn nos redescubre su arte y su personalidad. Uno de los cuartetos predilectos de Beethoven era el núm. 14, en do sostenido menor, opus 131, considerado hoy día como una de las obras más difíciles y apasionantes del repertorio camerístico. 6. La música en los anuncios publicitarios Los anuncios de televisión son una buena muestra de cómo, sin darnos cuenta, escuchamos música clásica y, lo que es mejor, a veces hasta nos gusta. Los creativos de publicidad se ayudan del contenido emocional de ciertas obras que consiguen crear estados de ánimo en el público y lo sensibilizan con las marcas comerciales. 7. Deporte y música El deporte y la música siempre han estado ligados. El deporte como espectáculo se ha servido de la música para atraer a los aficionados, pero además suele ser utilizado como elemento de motivación por algunos de los mejores equipos. También hay acontecimientos deportivos que no se conciben sin su banda sonora, como es el caso de la Vuelta ciclista a España. En definitiva la música es un gran aliado del deporte y con el tiempo ese nexo se va estrechando más y más. 8. Aventuras musicales de don Quijote Don Quijote es un loco ejemplar —los locos y los niños dicen la verdad, en todas partes— dechado de caballerosidad, generosidad y entrega a los demás, movido por el más alto de los ideales —el amor— que tiene como permanente contrapunto (y aquí el término se emplea en su sentido más musical) la sabia razón popular de Sancho, llena de pedestre naturalidad, en un precioso juego dialéctico, profundamente inspirador de sonidos y movimientos a lo largo de la historia de la música. 9. Richard Strauss: Cuatro últimas canciones Terminada la Segunda Guerra Mundial, Richard Strauss se trasladó a Suiza. Allí, a finales de 1.946, descubrió un poema de Joseph von Eichendorff (Im Abendrot -en la puesta de sol-), con el que compuso una música para soprano y orquesta en homenaje a su esposa, la soprano Pauline de Ahna. La obra quedó concluida en Montreux el día 6 de mayo de 1.948. En esas fechas Strauss estaba leyendo una nueva edición de los poemas de su viejo amigo Hermann Hesse, lo que le movió a componer música para algunos de ellos; Frühling -Primavera- fue completado el 18 de julio, en Pontresina. Beim Schlafengehen -Al ir a dormir- sería concluido diecisiete días más tarde, también en Pontresina. De regreso a Montreux, compuso September el día 20 de septiembre de 1.948. 10. Oratorio de Navidad, BWV 248, de Johann Sebastian Bach En 1734 Johann Sebastian Bach (1685–1750) compuso seis cantatas navideñas para que se ejecutara una por cada día festivo particular durante los servicios de las iglesias principales de Leipzig, Santo Tomás y San Nicolás. Tanto la marcha narrativa del Evangelio como la tonalidad en la que se compuso el marco musical le dan a las cantatas un carácter de ciclo autónomo. 11. El Scherzo en la forma sinfónica Scherzo, que en italiano significa "broma", es el nombre que se da a ciertas obras musicales, o también a algunos movimientos de una composición más grande, como una sonata o una sinfonía. El scherzo se desarrolló a partir del minué, y gradualmente lo fue sustituyendo en el tercer (o a veces segundo) movimiento de la sonata, el cuarteto de cuerdas, la sinfonía y obras semejantes. 12. La Octava de Dvořák, la sinfonía más novedosa Dvořák inició su Octava Sinfonía el 26 de agosto de 1889 y la terminó el 8 de noviembre del mismo año. Él mismo dirigió el estreno en Praga, el 2 de febrero de 1890. La obra refleja no sólo el humor más feliz de Dvořák, sino también una continuación del compromiso de su música con el nacionalismo checo. Debido a que la escribió en su casa de verano en Vysoká, lejos de las presiones profesionales de la vida urbana (y posiblemente porque el compositor se proponía invocar la música folclórica), la sinfonía fue compuesta con fluidez, sin demasiado esfuerzo. 13. Sinfonía Renana, de Robert Schumann La Tercera Sinfonía de Schumann, “Renana”, fue escrita entre el 2 de noviembre y el 9 de diciembre de 1850. Schumann dirigió su estreno el 6 de febrero de 1851 en Düsseldorf. La obra muestra una seguridad de orquestación a veces ausente en la música previa de Schumann. Además presenta una sólida unión entre la obra de carácter lírico que era el modo natural de expresión del compositor y la forma sinfónica plenamente desarrollada que se esforzó por dominar a lo largo de toda su vida creativa. 14. Novena Sinfonía de Anton Bruckner Bruckner inició la Novena Sinfonía en agosto o septiembre de 1887 y trabajó en ella hasta el día de su muerte. El estreno de los tres movimientos que dejó terminados fue dirigido por Ferdinand Löwe el 11 de febrero de 1903. La obra tiene muchos rasgos en común con las sinfonías anteriores de Bruckner pero lo que en algunas obras tempranas era exceso y afectación, aquí se presenta con maestría y finura. El resultado es una música de enorme impacto emocional, desde el poderoso primer movimiento, a través del demoníaco scherzo, hasta el tortuoso adagio. 15. Cuarta Sinfonía de Gustav Mahler La Cuarta Sinfonía de Gustav Mahler cuenta con la anecdótica singularidad de que su cuarto (y último) movimiento fue cronológicamente el primero en componerse (1892), mientras que los tres restantes tuvieron que esperar hasta el periodo 1899 - 1901 para ser llevados al pentagrama. El estreno tuvo lugar el 25 de noviembre de 1901 en la ciudad de Múnich, con el propio Mahler al frente de la Orquesta Kaim (predecesora de la actual Filarmónica de Múnich) y la soprano Margarete Michalek, en un acontecimiento que devino en fracaso. 16. Espartaco, ballet de Aram Jachaturián Espartaco es un ballet compuesto por Jachaturián en 1956, basándose en una idea de libertad frente al opresor. El propio autor definía al personaje principal como "paradigma del socialismo libertador". Quizá con esta definición quiso hacer un guiño a sus propias vivencias en la Unión Soviética, tan carente de libertad que estuvo censurado por el propio régimen, acusado de alejarse de los ideales de la revolución. Su estreno tuvo lugar el 27 de diciembre de 1956 en el Teatro Kirov de San Petersburgo (antigua Leningrado), con coreografía de L. Yakobson y escenografía a cargo de V. Jodasevich. Desde ese mismo día se le consideró una obra maestra. 17. Missa Solemnis, de Ludwig van Beethoven La Missa Solemnis era entre todas sus obras la que el propio Beethoven consideraba más grande y mejor lograda. Aunque no siempre sean los autores los jueces más ecuánimes de sus propias creaciones, conviene no perder de vista su cualificada opinión, máxime cuando coincide en buena parte con la de muchos autorizados analistas, convencidos de que por lo menos esta obra debe ser considerada la expresión más completa y más cabal del genio de su compositor. 18. Kiri Te Kanawa, la voz de Nueva Zelanda La soprano neozelandesa Kiri Te Kanawa (Gisborne, Auckland, 1944) ha destacado por su extremada sensibilidad para interpretar las óperas francesas e italianas. Consagrada con su interpretación de la condesa en Las bodas de Fígaro (Londres, 1971), debe su fama a sus papeles en obras de Verdi, Puccini, Mozart y Strauss. En 1991 actuó por primera vez en España con un recital en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. 19. Conversaciones con Teresa Berganza Gracias a su perfecta técnica y su indiscutible musicalidad, esta mezzosoprano española (Madrid, 1935) ha tenido una carrera imparable. Desde su debut en 1957 en el Festival de Aix-en-Provence, conquistó sus mayores triunfos con los papeles de Cherubino (Las bodas de Fígaro), Rosina (El barbero de Sevilla), Angelina (La Cenerentola) y Carmen (en la ópera homónima de Bizet). 20. In Memoriam Alfredo Kraus El gran tenor Alfredo Kraus (Las Palmas de Gran Canaria, 1927 - Madrid, 1999) debutó en El Cairo en 1956. Su excepcional carrera le llevó a actuar en los mejores escenarios del mundo. Kraus supo crearse un repertorio, si no demasiado extenso, sí escogido y adecuado al incomparable vigor y calidez de su voz, lo que junto a su técnica perfecta le permitió cantar superados los setenta años en plena posesión de sus facultades vocales. 21. Bryn Terfel, una voz magistral Galés de la cabeza a los pies, Bryn Terfel es uno de los grandes barítonosbajos de comienzos del siglo XXI que hace patria en cuanto puede. Sí, estaba en activo desde 1990, había logrado algunos de sus debuts importantes en los grandes teatros, pero la consolidación definitiva le ha llegado a lo largo de estos últimos dieciséis años, con la entrada del nuevo siglo. 22. Ein Heldenleben, el compositor como héroe Muchos son los elementos –históricos y hasta simbólicos– que hacen del último poema sinfónico de Richard Strauss, Una vida de héroe, un caso especial dentro de su producción. Atrás quedaban ya, cuando aborda la partitura en 1897, Don Juan, Muerte y transfiguración, Till Eulenspiegel y Así habló Zaratustra, que le habían consagrado como un mago de la orquesta y un digno heredero de la música del porvenir de Liszt y Wagner, aunque si estos poemas sinfónicos estaban a la altura de los nuevos horizontes abiertos, no se podía decir lo mismo de su única ópera escrita hasta la fecha, la hoy olvidada Guntram. Antes del definitivo asalto a la escena lírica que supondrá Salomé en 1905, Una Vida de héroe aplica un nuevo giro a la idea del contenido programático. 23. Un paseo por la música y el cine Cine y música, música y cine. Dos formas de arte que constantemente se dan la mano para ofrecer un espectáculo más completo, uno que satisfaga tanto el oído como la vista. Este matrimonio, que normalmente mejora el resultado, llega en ocasiones a unir ambas formas artísticas con más fuerza, dejando una huella que no sufre el paso del tiempo, ya sea con melodías que inmediatamente evocan a la película o con escenas que junto al acompañamiento musical se vuelven espectaculares. 24. La locura de Lucía Dentro de la ópera decimonónica, esta de Lucia di Lammermoor no es una escena de la locura más. Podría decirse que es LA escena de la locura por antonomasia. Verdaderamente la pobre Lucía parece la más trastornada de todas las heroínas románticas, con esa enajenación mental que la llevará a la muerte por amor, ese amor frustrado por Edgardo que ha hecho que mate a Arturo, el marido que se le ha impuesto. 25. Macbeth, la palabra escénica Verdi quería hacer con su Macbeth algo nuevo, distinto, unitario, de extremada concisión dramática; y en buena parte lo consiguió. El compositor estableció, para este drama experimental, una combinación entre canto, declamación, parlato y gesto. Era la consecución de un nuevo ideal: “la palabra escénica.” 26. Das Rheingold, prólogo de la Tetralogía de Richard Wagner Das Rheingold (“El oro del Rin”) es la primera parte de la tetralogía El anillo del nibelungo (“Der Ring des Nibelungen”), la cual se compone de cuatro óperas: El oro del Rin, La Walkyria, Sigfrido y El ocaso de los Dioses. Para componer dicha tetralogía, Wagner se inspiró en varias leyendas medievales y mitológicas, como la del Edda, el Völsungasaga y el Thidrekssaga (narraciones nórdicas) y La canción de los Nibelungos, entre otras, dando lugar a la más extensa historia unitaria de la ópera y a una de las creaciones más paradigmáticas del espíritu germánico. 27. La Walkyria en tres figuras de mujer Quizá sea en La Walkyria donde mejor queden explicitados los conflictos de los personajes wagnerianos a través de tres figuras femeninas que marcan la saga en su visión contemporánea. Además de la revolución imposible de Sieglinde y la desobediencia y castigo de Brünhilde, un personaje fundamental va a tener influencia decisiva en el devenir del mundo: Fricka, la implacable esposa de Wotan. 28. Ariadne auf Naxos, alegoría de la soledad Un rico caballero organiza una fiesta para la cual ha planteado dos espectáculos muy diferentes entre sí. El primero es una nueva ópera trágica basada en una leyenda griega, mientras el otro es una comedia representada por un grupo de arlequines. Como la cena se alarga, el señor anuncia, a través de su mayordomo, que ambas obras tendrán que ser representadas de manera conjunta, para que así los fuegos artificiales preparados para sus invitados puedan comenzar a tiempo. 29. Goyescas, una ópera al revés Destinada en principio a la Ópera de París, que tuvo que cancelar el estreno a causa de la guerra, Goyescas se estrenó en Nueva York el 28 de enero de 1916, con gran éxito. Allí, pocos días antes, nació el «Intermezzo», que fue aplaudido clamorosamente y tuvo su propia historia independiente como brillante pieza de concierto. La ópera sin embargo ha terminado como un huésped insólito y exquisito de los escenarios. 30. Turandot, una historia de amor ambientada en la China Imperial “¡Pueblo de Pekín! La ley es ésta: Turandot la pura, la princesa más bella de la China, se casará con el príncipe que resuelva sus tres enigmas.” De esta impactante manera da comienzo Turandot, testamento inconcluso de Giacomo Puccini que supone no sólo su obra más vanguardista sino la última de las grandes óperas de la lírica italiana.