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ACTIVIDAD FÍSICA, INSERCIÓN Y JÓVENES SOCIALMENTE
DESFAVORECIDOS: ASPECTOS FUNDAMENTALES DE LAS EXPERIENCIAS
E. BALIBREA MELERO
J.A. SANTOS ORTEGA
I. LERMA MONTERO1
(Universidad de Valencia)
1.- INTRODUCCIÓN
1.1.- LOS JÓVENES DE BARRIOS SOCIALMENTE DESFAVORECIDOS
Durante la última década, las condiciones de vida en las zonas urbanas
más desfavorecidas han empeorado. Una serie de procesos se han conjugado
causando un creciente deterioro en los grupos sociales que allí habitan. El paro, la
falta de expectativas, el fracaso escolar o familiar han afectado particularmente a
los jóvenes de estas zonas “en crisis”, forzándoles a mantener un frágil equilibrio,
a caballo entre la marginación y la integración.
Los recorridos de estos jóvenes procedentes de barrios populares han
estado marcados por una creciente vulnerabilidad. Sus causas se explican por las
transformaciones que se han producido en la economía y en el mercado de
trabajo durante la década de los ochenta. A partir de ese momento, la crisis
deterioró no sólo el tejido económico sino el tejido social provocando
perturbaciones en los recorridos de socialización de los jóvenes. Ellos han sido
los principales afectados por los procesos de desregulación del mercado de
trabajo y por la penalización que supone el paro y la precariedad laboral. En
particular, los mayores trastornos han recaído sobre aquellos que tenían más baja
formación y menores recursos en el acceso al empleo. Para éstos, el paro, los
bajos salarios, los empleos temporales y las malas condiciones de trabajo han
sido la norma y no parece que vayan a dejar de serlo (Santos, 1999). Durante los
últimos veinte años, las nuevas generaciones de jóvenes de los barrios de la
periferia han sufrido una degradación general de las condiciones de vida, que ha
originado los problemas de inserción que hoy se constatan: desde las dificultades
para mantenerse o acceder a las condiciones “normales” de existencia hasta los
problemas de marginación más extrema.
Algunos expertos han advertido cómo este ascenso de las desigualdades y
del número de jóvenes en situaciones de pobreza está ocasionando una crisis de
1
Universidad de Valencia. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales.
Departamento de Sociología y Antropología social. Avda. Tarongers s/n 46022. Valencia.
Antonio Santos Ortega. Tel. 963828441. Correo electrónico: [email protected]
Ignacio Lerma Montero. Tel. 963828454. Correo electrónico: Ignacio. [email protected]
Kety Balibrea Melero. Tel. 963879005. Correo electrónico: [email protected]
Comunicación. Area temática: 2. Temas transversales en relación con la Educación Física.
los mecanismos convencionales de integración social y la aparición de nuevas
prácticas delictivas además del fortalecimiento de las más clásicas. La
confirmación de todas estas circunstancias ha llevado ya a algunos sociólogos a
hablar de la “delincuencia de exclusión”, realizada por los jóvenes hijos de familias
donde la precariedad ha arraigado con mayor fuerza. Este tipo de delincuencia,
cuyas manifestaciones están más relacionadas con agresiones hacia las
personas -robos con violencia, delitos de sangre, violaciones-, se desarrolla con
mayor fuerza a partir de los ochenta y se encuentra hoy en plena expansión. Es
distintiva de una sociedad en crisis, donde las vías de integración social y
profesional en el mundo adulto están atascadas o han perdido su valor de
referencia social y no aciertan a funcionar como elemento organizador de la vida
de los individuos. Las carreras profesionales han dejado de ser estables y
predecibles (Sennett, 2000) y, en paralelo, a las carreras delictivas les ha ocurrido
algo similar: hoy asistimos a la proliferación de formas de violencia impredecibles,
inclasificables, sin sentido aparente, a las que los especialistas se esfuerzan en
encontrar una interpretación, que, sin duda, está vinculada a las transformaciones
actuales de los procesos de integración sociolaboral y a los cambios del trabajo
como fuente de identidad y de reconocimiento social.
Este tránsito de una delincuencia de apropiación a una delincuencia que
podríamos llamar de exclusión, irracional, imprevisible o aleatoria se distingue por
una serie de rasgos que son hoy objeto de estudio y que se han divulgado
crecientemente entre los jóvenes de barrios “difíciles”. El más comentado sería el
carácter expresivo de las infracciones, que contrasta con el estilo instrumental de
periodos anteriores: hoy los coches no son robados para usarlos, sino para
quemarlos o estrellarlos. Las epidemias de quemas y destrozos de vehículos en
las ciudades dan buena cuenta de ello. Igualmente, es también poco “práctico” el
deterioro y los daños causados en los locales públicos y puestos a disposición de
los jóvenes por parte del Estado -centros educativos, juveniles, locales de ocio-.
Asimismo, no proporciona ningún beneficio material destrozar los medios de
transporte público, el mobiliario urbano o el hábitat más cercano: parques,
buzones, portales y escaleras, fachadas, etc. Tampoco son muy “productivas” las
violencias contra personas que encarnan figuras de control como policías o
profesores.
La mayoría de estos hechos están fuera de la jurisdicción de las leyes, que
no consiguen gestionar un orden público fragilizado que se descompone y
deteriora sobre todo en los barrios pobres. Las políticas sociales han tratado de
hacer frente a esta dinámica de exclusión de los jóvenes de barrios marginales,
mediante acciones de intervención en el ámbito del empleo, de la educación o de
la salud. Estas actuaciones se ven desbordadas por una realidad donde los
recursos nunca son suficientes y donde la problemática juvenil cambia su perfil
continuamente. Estas son las razones que obligan a buscar nuevos enfoques en
torno a los mecanismos de inserción juvenil.
1.2.- LA ACTIVIDAD FÍSICA: UNA FORMA DE INTERVENCIÓN DESDE
LAS POLÍTICAS SOCIALES
Los últimos años han visto aparecer diversas investigaciones en el campo
de la sociología del deporte que muestran cómo las prácticas físicas están
adquiriendo una importancia relevante entre las actividades más habituales de los
jóvenes en la ocupación de su tiempo libre (García Ferrando, 1996). Los medios
de comunicación invaden el espacio social con prácticas físicas y deportes. El
fútbol o el aeróbic, con sus héroes y heroínas, se consagran en la actualidad
como modelos sociales. Este “boom”, unido a la posibilidad de hacer de la
actividad física una práctica educativa adaptada a las necesidades y vivencias
sociales de los colectivos a los que nos dirigimos, permite pensar en una forma
emergente y creativa de intervención en política social.
En nuestro país son escasas, esporádicas y puntuales las intervenciones
desde la actividad física y el deporte llevadas a cabo en zonas deprimidas y
dirigidas a los jóvenes de barrio. Sin embargo, han comenzado a desarrollarse
algunas intervenciones mediante prácticas deportivas en otros colectivos
marginales: deportes de equipo y actividades de musculación con población
reclusa; natación, gimnasia, footing o escalada en personas seropositivas;
diferentes programas de actividades físico-deportivas para jóvenes con problemas
conductuales y yoga, judo o fútbol-sala en centros de rehabilitación para
toxicómanos.
La escasez de intervenciones e investigaciones específicas sobre los
jóvenes de barrios desfavorecidos contrasta con la apertura de sugestivas líneas
de trabajo centradas en otros colectivos con necesidades especiales, distintos a
los ya consagrados -psíquicos, físicos o sensoriales-, y que por su proximidad a la
realidad de los jóvenes de barrios desfavorecidos resultan relevantes para nuestra
temática. Así, en primer lugar, debemos destacar el ámbito de las toxicomanías
con los estudios de García, Fernández y Solar (1986), Guiñales Ruiz (1991),
Dopico y Pérez (1992), Cantón y Mayor (1993) y, por último, el trabajo doctoral
realizado por Valverde (1994), donde la autora analiza y justifica el papel de la
actividad física en los programas de rehabilitación como una herramienta para
reforzar estilos de vida saludables en toxicómanos. En segundo lugar, cabe
mencionar los trabajos de González, Rebollo y González (1998), García y
Carvajal (1999) y de Durán, Gómez, Rodríguez y Jiménez (2000), todos ellos
centrados en problemas de violencia y delincuencia en el ámbito educativo o en
los centros de atención especial. En tercer lugar, hay que mencionar los estudios
sobre poblaciones en instituciones penitenciarias. Entre los más relevantes,
encontramos los trabajos de Chamarro (1992; 1993; 1997), que suponen
referencias obligadas en la investigación carcelaria, e, igualmente, aquellos
referidos a la mujer presidiaria de Ríos Hernández (1987) y Castillo (1999). Todos
estos trabajos indagan sobre las potencialidades de la actividad física y el deporte
como medio inserción social.
En este sentido, nuestro estudio examina el lugar de la actividad física en
las intervenciones dirigidas a jóvenes y valora las posibilidades reales de lograr
efectos creativos y eficaces. La situación embrionaria de la investigación sobre
esta temática impone un marcado carácter exploratorio a este trabajo. Para
afrontarlo hemos llevado a cabo un intenso trabajo documental y hemos realizado
entrevistas en profundidad a los profesionales de lo social en contacto con los
jóvenesi. A continuación, exponemos los principales resultados obtenidos que
servirán para el diseño de sucesivas etapas de investigación.
2.-RESULTADOS:
ACTITUDES
TRABAJADORES DE LO SOCIAL
Y
OPINIONES
DE
LOS
2.1.- TRAYECTORIAS SOCIALES DE LOS JÓVENES DE BARRIOS
DESFAVORECIDOS
El colectivo objeto de nuestro estudio es, por tanto, el de los jóvenes de
barrios desfavorecidos entre 12 y 16 años. Estos jóvenes en riesgo social viven
en un espacio vulnerable en el cual las posibilidades de controlar la propia
trayectoria no son muchas. Hay ciertas posibilidad de salir del barrio, de crear o
de participar en otras actividades, pero también hay muchas de sucumbir a la
precariedad, la decadencia, la espera. Desde edades tempranas, los chavales de
las zonas urbanas deprimidas sufren muchos de los signos vinculados a la
marginación: la desatención a la salud, el fracaso escolar, el callejeo, el excesivo
tiempo libre y los primeros episodios delictivos son algunos de los más
destacables.
Los más jóvenes empiezan a faltar a la escuela. La calle les resulta más
atractiva. A menudo, el sistema escolar no encuentra respuestas. El fracaso
escolar no tarda en llegar. Falta de hábitos de estudio, bajo rendimiento, escasa
percepción de la necesidad de formación laboral y abandono, son características
que están a la orden del día entre estos adolescentes y jóvenes. Los
profesionales de lo social entrevistados manifiestan estas preocupaciones: “Son
críos que también llevan un déficit escolar, con lo cual se quedaban descolgados
y yo creo que muchas veces el absentismo escolar hace que también se sientan
que son los torpes” (E.2). Los términos que utilizan “se quedaban descolgados” o
“se sientan los torpes” reflejan bastante bien la percepción previa que estos
profesionales tienen de los jóvenes. Desde luego, la imagen no coincide con la del
chaval que sólo quiere divertirse y pasa de las clases. Parece que hay algo más,
relacionado con vivencias y sentimientos de frustración, desilusión y aislamiento.
Los jóvenes, impulsados unas veces por las propias exigencias del sistema
educativo y otras por las actitudes de los padres o del grupo de iguales, empiezan
a tomar la calle. Las plazas y callejuelas de estos barrios se ven ocupadas por
ellos. Huyendo de los pequeños pisos donde habitan, de las broncas familiares y
buscando espacios donde pasar el rato, encuentran calles que parecen no ir a
ninguna parte y descampados que no terminan nunca. Los jóvenes de barrio no
son delincuentes potenciales ni especialmente violentos, pero los contextos donde
habitan llevan a que los trabajadores sociales se preocupen: “Hay algo de
delincuencia juvenil, pero es lógico…aquí están concentrados todos los
parámetros de la marginalidad” (E.4) expone uno de los entrevistados.
La búsqueda de alternativas se hace necesaria. Las políticas sociales se
enfrentan a una realidad donde los recursos nunca son suficientes y donde la
problemática juvenil cambia su perfil continuamente. Los trabajadores sociales
exploran, con grandes limitaciones, nuevos enfoques en torno a los mecanismos
de inserción de los jóvenes: ¿puede ser la actividad física una opción creativa y
eficiente en las políticas de inserción de los jóvenes en riesgo social? ¿qué
condiciones hacen falta para llevar adelante este tipo de prácticas deportivas?.
3.2.- ASPECTOS QUE POTENCIAN LA PRESENCIA DEL DEPORTE EN
LAS ACCIONES DE INSERCIÓN
Dos son las razones fundamentales que acreditan al deporte como medio
de intervención en el ámbito de la inserción juvenil: en primer lugar, la relevancia
que el deporte tiene entre los hábitos de los jóvenes. En la actualidad su
presencia ha llegado hasta las zonas más olvidadas y los jóvenes que allí viven
quieren participar. El deseo de prácticas físicas es captado y aprovechado por los
profesionales de lo social más cercanos a ellos: “Con el deporte la participación
inicial de estos chavales está garantizada porque partimos de que es uno de los
centros de interés de los chavales...¡si te lo piden ellos!”(E.1). Los trabajadores
sociales encuentran un instrumento para acercarse a los jóvenes, un recurso para
captar su atención, una herramienta para conquistarlos o una forma de “pillarlos
con el deporte” (E.4). Esta expresión simboliza al deporte convertido en un
potente cebo para reclutar a jóvenes que deambulan sin rumbo por las calles del
barrio, pero que caerán en las redes del todopoderoso deporte.
En segundo lugar, la coincidencia que se produce entre determinadas
características de la actividad física -como su carácter informal, el dinamismo y la
posibilidad de realizarla en espacios abiertos-, con algunos rasgos típicos de los
jóvenes en riesgo social -como el callejeo, el tiempo vacío o la actitud ambigua
respecto a las normas sociales predominantes- promueve y propicia la presencia
del deporte en las experiencias de inserción.
Así, el carácter informal atribuido en muchas ocasiones al juego y a las
actividades físicas en general concuerda con estos rasgos anómicos existentes
en estos espacios. Como comenta uno de los entrevistados: “En el deporte entran
bien incluso los chavales más difíciles[...] Para chavales que no están
acostumbrados a tener límites o a tener normas, pues es una forma de a través
del juego de ir aceptándolas“ (E.4). También, el dinamismo propio de la práctica y
los espacios abiertos como lugar de realización responden a las vivencias y
experiencias de los jóvenes de barrio: “son chavales que pasan mucho tiempo en
la calle, entonces, primero que les va, les va más las actividades abiertas, en un
sitio abierto más que cerrado, porque están más acostumbrados a estar en la
calle, siempre están de aquí para allá, o sea que lo de lo físico lo tienen más
desarrollado que otros chavales que están más en casa viendo la tele o leyendo
un libro, esos chavales eso no lo hacen” (E.4) expone el educador de calle.
El carácter práctico y dinámico, los espacios abiertos y el carácter informal
de las actividades físicas y deportivas son, por tanto, aspectos valorados de forma
muy positiva frente a otro tipo de iniciativas de inserción más vinculadas a la
escuela que los adolescentes viven como una imposición: “...otras actividades
como las clases de repaso, la biblioteca, los talleres dicen no están hechos para
ellos“ (E.4).
3.3.- RASGOS DE LAS PRIMERAS EXPERIENCIAS ESPAÑOLAS
Aunque de forma embrionaria, algunos de los entrevistados ya han
empezado a poner en marcha iniciativas aisladas, puntuales, generalmente con
pocos medios, objetivos poco específicos diversos. Generalmente, son acciones
esporádicas con un alto protagonismo del fútbol, que buscan aprovechar la
potencialidad del deporte para generar un primer contacto, aunque sea informal,
con los jóvenes de las zonas difíciles.
Estas primeras experiencias de los entrevistados asumen como objetivos
aquellos muy relacionados con los fines asociados tradicionalmente a la actividad
física: la salud, la regeneración física, el desarrollo moral, el aprendizaje de
normas, la utilización del tiempo libre o la liberación de la energía. “Si juegan a las
tres de la tarde tienen que aprender a regularse las comidas” (E.3) “La escalada
disuade mucho de las pasadas de los sábados por la noche” (E.1) “Hay chicos
con una agresividad fuerte [...] el deporte es una forma de canalizar esa agresión,
de darle salida” (E.2). Esto es uno de los rasgos de las iniciativas: no presentan
un desarrollo sistematizado de objetivos sociales sino que están marcadas por los
objetivos de cuidados y corrección de hábitos higiénicos.
Otra de las características destacadas es la inexistencia de dispositivos
globales de inserción por el deporte. Estas primeras experiencias se realizan por
motivación de algún trabajador social que intuye las posibilidades que tienen
estas intervenciones. Sus programas no forman parte de planes globales, más
bien al contrario: la mayoría de las veces nos encontramos con acciones aisladas
y esporádicas. Se echa a faltar dispositivos que no salgan adelante apoyados sólo
por deseos y vocaciones personales sino también por una voluntad política que
encabece la iniciativa de desarrollar un programa sistemático que englobe las
prácticas deportivas y las oriente hacia unos fines determinados.
Esto nos lleva a referirnos a un tercer aspecto de este tipo de intervención
social: la falta de continuidad en el tiempo. Charrier (1998) ha puesto de
manifiesto que la duración es un factor clave para la inserción. La brevedad de las
experiencias reduce la intervención a acciones puntuales cuyos objetivos se
pueden quedar en una acción de “parche”, paliativa, en el mejor de los casos, en
una acción cuyo mero objetivo es acercarse a los jóvenes. Aún con todo, los
trabajadores sociales aprecian los aspectos positivos que se pueden conseguir
con intervenciones esporádicas como las que vienen realizando: “...es fácil
pillarlos con el deporte y luego puedes introducirlos en otras actividades [...] sirve
para enganchar a los chavales más difíciles” (E.4); “es sobre todo, un enganche
bestial”(E.1).
Hay que destacar una cuarta característica muy repetida: se trata de la
utilización abusiva del fútbol en la mayoría de las acciones recogidas. Las
motivaciones, las creencias o la falta de formación deportiva dificultan el uso de
otras actividades físicas. La cita siguiente recoge lo dicho: “...Como el fútbol les
atrae, que quieren ser como Ronaldo y todos esos, y era más fácil para nosotros,
entonces pues empezamos con eso” (E.3). Esta insistencia en el fútbol reduce los
ricos matices que otros deportes podrían aportar a las intervenciones y
condicionan los resultados.
Algunas experiencias, sin embargo, empiezan a destacarse del resto por la
variedad de actividades propuestas. Hay que destacar la que se lleva a cabo en el
barrio La Coma (Paterna-Valencia) y la de los Centros Sociales IV y V de Alicante.
La primera, realizada durante varios años, recoge un conjunto de actividades
deportivas entre las que están el fútbol, las artes marciales, el voleibol, el pingpong, el balonmano, el ajedrez “viviente”, el aeróbic o el teatro. La segunda,
involucra a casi 100 jóvenes y a varios barrios de la zona durante todo el curso
académico mediante actividades físicas como gimnasia de mantenimiento, bailes
de salón, orientación, aeróbic, baloncesto, predeporte y juegos alternativos y
tradicionales.
Así pues, las acciones sociales a través del deporte todavía están dando
sus primeros pasos caracterizadas por objetivos dispares, inexistencia de planes
globales, intervención esporádica y poca variedad en los deportes utilizados. De
los discursos de los entrevistados se desprende una valoración positiva de las
experiencias realizadas aunque también la necesidad de consolidar y enriquecer
las iniciativas para lograr mayor eficacia. La cita siguiente transmite muy bien la
preocupación y la incertidumbre de un entrevistado: “El futbito, lo utilizábamos
como banderín de enganche para chavales a los que no llegábamos de ninguna
manera, pero ahora ¿qué pasa? Pues ahora ya no estamos en esa fase
[...]necesitamos programas sólidos”(E.1). Una vez se ha acabado una primera
fase de captación de los jóvenes, habría que avanzar hacia otra forma de
intervención que retenga a los jóvenes y aporte un proyecto más amplio.
3.- CONSIDERACIONES FINALES.
Tras la presentación de los resultados querríamos concluir destacando
algunas ideas que emergen de la investigación y que son, a la vez, directrices
ineludibles para un programa concreto que pretenda potenciar la inserción social a
través de la actividad física.
 Las potencialidades de la actividad física en las políticas sociales son
grandes pero es necesario profundizar en el análisis de las condiciones que
hacen exitosas las iniciativas. Las acciones de deporte-inserción no son un




remedio milagroso para luchar contra la exclusión de los jóvenes, frenar la
delincuencia o el uso de drogas.
El interés de los jóvenes por las actividades físicas y la coincidencia de
algunas de sus características como el carácter informal o el dinamismo con
rasgos típicos de los jóvenes desfavorecidos como el callejeo o la actitud
ambigua respecto a las normas sociales promueve y propicia la presencia del
deporte en las acciones de inserción.
Las primeras experiencias se caracterizan por objetivos dispares,
inexistencia de planes globales, intervención esporádica y poca variedad en
los deportes utilizados.
Los resultados exitosos están supeditados al apoyo institucional que
promocione iniciativas a medio y largo plazo sobre las zonas urbanas
desfavorecidas.
Es esencial que las experiencias fomenten y cuenten con la participación de
los propios jóvenes; de esta manera se podrán conocer sus demandas y sus
gustos deportivos.
APENDICE METODOLÓGICO
Como hemos mencionado, la investigación sobre esta temática en España
se encuentra en un estado embrionario. La información que se obtiene en un
primer acercamiento es escasa, fragmentaria y poco elaborada. Todas estas
limitaciones imponen un marcado carácter exploratorio al estudio, que hemos
afrontado a través de dos grandes fases de recogida de información que han
consistido: la primera, en un intenso trabajo documental y, la segunda, en la
realización de entrevistas a trabajadores del área de lo social. A continuación,
precisamos algunos aspectos particulares a la hora de llevar a cabo el proceso de
entrevista.

De enero a mayo de 1999, se realizaron cinco entrevistas de una hora
y media aproximadamente procurando que quedasen cubiertas las diferentes
áreas profesionales más cercanas a la temática planteada. Así, la entrevista 1 y 4
corresponden a dos educadores de calle de diferentes zonas desfavorecidas, la 2
a una psicóloga del casco antiguo (Alicante), la 3 a un responsable de la
asociación de vecinos de un barrio periférico y la 5 a un trabajador social de las
613 Viviendas (Valencia).

La selección de los entrevistados se ha realizado a través de un
contacto inicial y siguiendo un procedimiento posterior de "bola de nieve".

En cuanto al grado de directividad, optamos por plantear entrevistas lo
más abiertas posible para obtener el máximo rendimiento informativo.

La realización del guión de entrevista quedó condicionada por la
cuestión anterior: seleccionamos una serie de temas sobre los que deseábamos
indagar, pero siempre con el objetivo de no encorsetar el flujo informativo de los
entrevistados.
La realización de las entrevistas nos ha proporcionado una valiosa
información para captar las opiniones, actitudes y expectativas de los agentes
sociales acerca de las potencialidades de la actividad física en el proceso de
inserción social; sus experiencias prácticas sobre este particular; sus objetivos a
la hora de planificarlas; sus recomendaciones para un mejor funcionamiento, etc.
Además, hemos completado estas entrevistas con el análisis de experiencias
similares realizadas en otros países de la Unión Europea, fundamentalmente en
Francia, para ilustrar nuestros argumentosii.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Motricidad y Necesidades especiales, pp.296-301, 1999
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Guiñales Ruiz, L. "Evaluación de la Actividad deportiva en los programas de
rehabilitación de alcoholismo y drogodependencias". IDCEF, n.º 18, 1991
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González, M., Rebollo, P., González, E. “Escuela Abierta: Una experiencia de intervención
con menores en riesgo social”. Trabajo social hoy, n.º 19, pp.101-109, 1998
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Ríos Hernández, M. “La práctica físico-deportiva de la mujer en los sectores marginales de
la sociedad”. Sociología del deporte. Bilbao: Servicio editorial Universidad del País Vasco, pp.106128, 1987
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Santos, A. “El “rejuvenecimiento” de la pobreza: el avance de la inseguridad laboral y la
exclusión social”, Gaceta Sindical nº 172, 1999
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Sennet, R. La corrosión del carácter. Barcelona: Anagrama, 2000
Valverde, J.M. “La Actividad Física para sujetos toxicómanos en rehabilitación”. Apunts:
Educación Física y Deporte, n.º 38, pp.104-108, 1994
Al final del texto hemos incluido un apéndice donde exponemos los aspectos
fundamentales del proceso metodológico seguido.
ii Las políticas de inserción social francesas aportan algunos instrumentos
originales que sitúan al deporte en primer plano, las semejanzas entre las
estructuras de estas políticas con las españolas hacen que esta rica experiencia
pueda servir de ejemplo en un futuro para abordar las mismas problemáticas en
nuestro país. Importantes programas públicos -como la “OPE” (operación
prevención verano), los J-Sports, los Tickets-Sport o la operación 20000 proyectos
J- han acogido a miles de jóvenes en los barrios y ratifican la entidad cobrada por
el deporte como dispositivo de inserción. La evaluación positiva de la mayoría de
estas intervenciones y los medios invertidos abren un panorama prometedor en
este campo
i