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ECOLOGÍA
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Conectando la ecología de una especie con la conservación de ecosistemas: el caso del monito del monte (Dromiciops gliroides)
Francisco E. Fontúrbel
Laboratorio de Ecología Evolutiva.
Departamento de Ciencias Ecológicas, Facultad de
Ciencias, Universidad de Chile,
[email protected]
L
Jaime E. Jiménez
Programa de Conservación Biocultural y
Department of Biological Sciences,
University of North Texas, Denton, Estados Unidos.
Parque Etnobotánico Omora,
Universidad de Magallanes, Puerto Williams, Chile
os ecosistemas
de las especies nativas
terrestres vienen
de éstos.
siendo modificados por
Los bosques tem�
el ser humano desde
plados lluviosos del sur
hace cientos de años,
de Chile y Argentina
con diferentes niveles
resultaron fuertemente
de intensidad y tipos de
intervenidos durante
perturbación a lo largo
los siglos XIX y XX a
de la historia �����
(Arm�
raíz de la colonización
esto et al. 2010). Sin
y población masiva de
embargo, el acelerado
esta parte del conti�
crecimiento de la po�
nente. Estos bosques
blación humana posre�
están considerados un
volución industrial ha Figura 1. Ejemplar de monito del monte registrado en los bosques de Nahuelbuta hotspot de biodiversidad
llevado también a una (fotografía: Jaime E. Jiménez, 1984).
debido a su alto número
mayor presión sobre los
de endemismos (Mit�
�����
recursos naturales, los que deben abastecer a una población termeier et al. 2005), por lo que su conservación debería
cada vez más numerosa y que demanda más bienes y ser� ser una prioridad. Sin embargo, el desarrollo económico
vicios ambientales (por ejemplo, alimentos, agua limpia, de la región ha generado una pérdida de 70% del bosque
espacio). La masiva modificación del uso del suelo para original en los sectores altos (Echeverria et al. 2006) y casi
diversas actividades productivas ha llevado a una crisis de completa en la depresión intermedia. Por tal razón, destaca
la biodiversidad (Sala et al. 2000), de la cual los científicos la importancia de conservar los remanentes de bosque que
y las autoridades han pasado a formar parte activa en los aún persisten.
últimos 20 años. Actividades humanas como la ganadería
En un trabajo recientemente publicado (Fontúrbel &
extensiva o la expansión de la frontera agrícola han llevado Jiménez 2011), examinamos las implicancias ecosistémicas
a la pérdida, fragmentación y degradación de los hábitats que tendría garantizar la persistencia del monito del monte
naturales, comprometiendo la persistencia, a largo plazo, (Dromiciops gliroides Thomas), un marsupial endémico de
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Figura 2. Un quintral en flor, registrado en los bosques de Cascadas, comuna
de Puerto Varas (fotografía: Francisco E. Fontúrbel, 2008). Figura 3. Ejemplar
de picaflor chico, registrado en los bosques de Cascadas, comuna de Puerto
Varas (fotografía: Francisco E. Fontúrbel, 2008).
estos bosques. Sobre la base de este trabajo y otros anteriores
(Fontúrbel & Jiménez 2009, Fontúrbel et al. 2010)�������
, ilus�
tramos cómo conectar el conocimiento ecológico de esta
especie con la conservación del ecosistema donde habita.
El monito del monte (Figura 1) es una especie muy
particular en el contexto del bosque templado austral, ya que
es la única especie viviente del orden Microbiotheria, un linaje
antiguo de marsupiales australianos (Nilsson et al. 2004). La
evidencia molecular y filogenética sugiere que este marsupial
pasó de Australia a Sudamérica antes de la separación de
Gondwana, en estricta asociación con su hábitat, compuesto
de bosques de antiguo crecimiento dominados por Nothofagus
spp. y Araucaria araucana (Hershkovitz 1999).
Esta especie desempeña un papel ecológico muy
importante en la dispersión de semillas de al menos diez
especies de plantas nativas, entre las que se encuentran
el olivillo (Aextoxicon punctatum), la luma (Amomyrtus
luma), el maqui (Aristotelia chilensis), el roblecillo (Azara
microphylla), el canelo (Drimys winteri), el arrayán (Luma
apiculata), la luma blanca (Myrceugenia chrysocarpa), el
sauco del diablo (Pseudopanax laetevirens), el arrayán es�
pinoso (Rhaphithamnus spinosus) y la zarzaparrilla (Ribes
magellanicum) (Amico et al. 2009).
Un caso especial de esta relación mutualista se presen�
ta entre el monito del monte y el quintral (Tristerix corymbosus, Figura 2), especie de planta parásita de la familia de
las lorantáceas, que depende del monito como único agente
conocido de dispersión en los bosques templados (Amico et
al. 2011). Esta relación mutualista incluye un tercer actor,
el picaflor chico (Sephanoides sephaniodes, Figura 3), único
polinizador conocido del quintral, que usa esta planta como
su principal recurso alimenticio durante la época invernal
(Aizen 2003). Por lo tanto, su conservación debería ser una
prioridad no solo por su unicidad evolutiva, sino por su
importancia como agente de regeneración natural de los
bosques vía la dispersión de semillas, y por ser un agente
indirecto de la mantención de biodiversidad mediante la
conservación de las interacciones ecológicas de primer
(monito-quintral-picaflor) y segundo orden (monito-otras
plantas dispersadas, picaflor-otras plantas polinizadas,
quintral-otras plantas frugívoras). Sin embargo, esta espe�
cie se ve amenazada por la pérdida y la degradación de su
hábitat, ya que depende de la estructura tridimensional del
bosque (Hershkovitz 1999) y debido a que no es capaz de
moverse en matrices no forestales (Fontúrbel et al. 2010).
El monito del monte se presenta como un “arquitecto
ecológico” del bosque templado lluvioso (Fontúrbel &
Jiménez 2011), ya que su actividad frugívora influencia
positivamente la regeneración natural del bosque y es ca�
paz de determinar la configuración espacial de las plantas
(García et al. 2009). Más aún, asegura el éxito reproductivo
de diversas especies con frutos carnosos de las que se ali�
mentan muchas otras especies nativas (en especial aves), e
indirectamente mantiene los servicios de polinización del
picaflor chico al permitir el reclutamiento del quintral.
Por lo tanto, la persistencia de este marsupial en el bosque
templado lluvioso ayuda a la conservación de múltiples
especies nativas (plantas y animales) asociadas a él.
Para mantener poblaciones viables de monito de
monte en los remanentes de bosque templado lluvioso
es necesario tomar en cuenta dos aspectos centrales: la
estructura y la conectividad (Fontúrbel & Jiménez 2011).
En el componente estructura se toman en cuenta los aspec�
tos de la geometría del área (tamaño, forma, borde) y la
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Figura 4. Comparación de la situación actual y el escenario propuesto. La línea punteada representa el máximo potencial de dispersión del monito del monte.
Las diferencias de color entre los fragmentos de bosque denotan una mayor diferencia estructural entre ellos.
presencia de elementos clave como la cobertura del dosel,
la densidad de árboles, la presencia de bambú (Chusquea
spp.) y la densidad de ramas, factores que determinan la
textura del hábitat y proveen refugio y vías de movimiento
(Fischer et al. 2008) a este marsupial. La conectividad se
refiere a generar vías forestadas de dispersión a nivel del
paisaje, que permitan a los monitos moverse entre parches
de bosque (Figura 4).
En una mirada más amplia, manejar la estructura y
la conectividad del hábitat según los requerimientos del
monito del monte redundaría en una mejora de la calidad
del hábitat, beneficiando indirectamente a muchas otras
especies dependientes del bosque (por ejemplo, aves de la
familia de los rinocríptidos, Castellón & Sieving 2006).
De esta forma, la conservación del monito se convierte
en una estrategia paraguas para conservar a muchas otras
especies nativas dependientes del bosque, y que también
se ven amenazadas por la destrucción, degradación y frag�
mentación del hábitat. Manejar los remanentes actuales de
bosque hacia una situación como la que se propone aquí
necesita tanto el compromiso de las instituciones guber�
namentales involucradas (Ministerio del Medio Ambiente,
Corporación Nacional Forestal-CONAF, Comisiones
Regionales de Medio Ambiente-COREMA) como el
compromiso y el cambio actitudinal de la población para
crear conciencia de la necesidad de mantener la calidad
del hábitat (por ejemplo, evitando la extracción del detrito
leñoso grueso o evitando el pastoreo de ganado en lugares
con plántulas nativas).
AGRADECIMIENTOS
Nuestra gratitud a Andrés Moreira por la invitación a escri�
bir este artículo. Agradecemos también a Nelson Cárdenas
y Eduardo Silva por su valiosa colaboración durante el
desarrollo del proyecto.
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