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EL MODELO /^* COMO INDICADOR DE LA POLÍTICA MONETARIA EN UNA ECONOMÍA CON ALTA INFLACIÓN Luis Miguel Galindo* RESUMEN El objetivo de este artículo es estimar y evaluar un modelo P* para la economía mexicana. Los principales resultados del trabajo indican que existe una relación de largo plazo entre precios y el acervo monetario rcfjresentado por .1/2. Asimismo, la evidencia empírica no recliaza ()ue los signos y los valores de los coeficientes estén de acuerdo con lo sugerido por la teoría económica. Sin embargo, las pruebas de exogeneidad débil y de exogeneidad fuerte indican que la relación de causalidad entre los precios y el acervo monetario no es imidireccional y que depende del comportamiento de la velocidad de circulación. Esto inif)lica que si bien el modelo F* se desempeña adecuadamente como un indicador adelantado de nivel de precios los resultados deben tomarse con precaución. El modelo de brecha de precios, elaborado con base en la estimación de P*, proporciona información pertinente para evaluar el comportamiento futuro de la tasa de crecimiento de la inflación, sin embargo, se requiere incluir más información para obtener un modelo que se aproxime adecuadamente al proceso generador de infonnación. fistos resultados indican que el modelo P* puede representar un instrumento útil en la programación itionetaria. AB.STIÍ.VCT The objeclive of tliis articie is to analyze the P-star model in the Mexican economy. TUe inain results of this work indícate the existence of a long tenn relationship between the price level antl the monetary aggregate given by M2. Simnltaneously, the empirical evidence does not reject that the signs and the coefficients are in accordance with the economic theoiy. However, the tests of weak and slrong exogeneily suggest that the relationship between prices an<l the monetary aggregate is nol only in one «lirection and that it depends on the behaviorof the velocity of circulation. Tliis result implies that even if the P* has a good peifomiancc as an advance indicator of price level this must be taken with caution. The gap price model, olaborated using the estimation oíP*, gives relevant information to evalúate the future behavior of the growth rate of the * Maestna en ciencias económicas, Universidad Nacional Autónoma de México. Agradezco los comentarios de María Elena Cardero, Julio I^|X'Z, F idel Aroche y Martín Puchet. Desde luego la responsabilidad de los errores y juicios expresados es exclusiva del autor. 221 222 EL TRIMESTRE ECONÓMICO inflation. However, more infonnation is necessary in order to specify a model that represents a satisfactory approximation of the data generation process. These results indícate that the F-star model is a useful tool in the monetary policy programming. INTRODUCCIóN La economía mexicana en las pasadas dos décadas ha combinado periodos de relativa estabilidad de precios con otros de alta inflación. Las consecuencias negativas de los altos niveles de inflación en la inversión o el tipo de cambio aparecen en la actualidad como uno de sus problemas fundamentales. De este modo, el combate a la inflación se ha convertido en una de las prioridades de la política monetaria (Banco de México, 1995). Sin embargo, no existe consenso respecto a las principales causas de la inflación y desde luego a la mejor manera de controlarla o al menos predecirla adecuadamente. En años recientes se ha desarrollado una bibliografía creciente del modelo P* como un indicador adelantado del comportamiento de los precios y de la inflación futura.' Este modelo pretende identificar el potencial inflacionario de una economía mediante el cálculo del nivel de precios de equilibrio al cual la inflación tiende a ajustarse en el largo plazo. Ello se basa en la hipótesis de que los precios, en el largo plazo, están asociados a una determinada cantidad de dinero en circulación, según el supuesto de que la velocidad de circulación del dinero y el producto potencial corresponden también a sus valores de equilibrio de largo plazo. Desde luego, cambios permanentes en la velocidad de circulación o del producto potencial producen una divergencia permanente entre el nivel de precios real y el proyectado. Así, estos modelos relacionan de manera directa el nivel del agregado monetario con los precios y no exclusivamente con sus tasas de crecimiento. El modelo P* indica entonces que los precios reales se ajustarán, en el largo plazo, al nivel proyectado por el modelo. Así, el valor de P puede utilizarse como un ancla de los precios y se convierte entonces en un indicador general, sencillo y rápido para identificar las condiciones monetarias y su relación con la inflación en un país deEl origen de estos modelos es la sugerencia de Greespan de la posibilidad de utilizar la relación entre M2 y la unidad de producto potencial como un indicador de largo plazo de las tendencias en los precios (Hallman, Porter y Small, 1991). MODELO P* COMO INDICADOR DE LA POLÍTICA MONETARIA 223 terminado. Este modelo es utilizado muy exitosamente, por ejemplo, por el banco central alemán para controlar y predecir la evolución futura del índice inflacionario (Bartholomae, 1992, y Arzbach, 1995).^ El objetivo de este artículo es estimar y analizar este modelo para el caso de la economía mexicana. El trabajo se divide en tres secciones. La primera sección muestra una presentación general del modelo P*. La segunda incluye la evidencia empírica para el caso de México. La última sección presenta las conclusiones. 1. MARCO TEÓRICO GENERAL El modelo P* se basa en la viabilidad de utilizar un agregado monetario con elasticidad unitaria con respecto al producto potencial como un indicador de largo plazo de las tendencias de los precios (Hallman, Porter y Small, 1991). El modelo se desprende directamente de la identidad cuantitativa del dinero: M2, V, = P, Y, (1) en la que A/2, representa el agregado monetario M2, V^ es la velocidad de circulación, P, el nivel de precios, K, el producto total. De este modo, el nivel de precios de equilibrio (/■**) que es congruente con los valores actuales de M2 y de la velocidad de circulación y del producto potencial se define como P:-'^ (2) La estimación de la ecuación (2) en su forma más general es Las minúsculas representan los logaritmos de las variables originales. Se espera que: 6, = 1, 6^, = - 1 y ¿3 = 1 (Hall y Milne, 1994, y Bordes, Girardin y Marimoutou, 1993). La velocidad de circulación se define entonces como i'í =P, "^.>í-'"2, (4) - El éxito en el control de la inflación en Alemania no ha sido un factor menor en la amplia difusión de los motlelos P*. 224 EL TRI.MESTFit; ECONÓMICO Una estimación de la velocidad de circulación en el largo plazo (f*) puede obtenerse utilizando el procedimiento de cointegración y algunas variables apropiadas que queden incluidas en el vector Z,: f, = «o + a, Z, + u, (5) Una estimación de v* en el largo plazo puede entonces obtenerse aprovechando la presencia de series cointegradas entre v, y el vector Z, (Hall y Milne, 1994). i.*=a„ + a,Z, + «, (6) Desde luego en el caso en que la velocidad de circulación es constante o estacionaria el vector Z, es un conjunto vacío (Hall y Milne, 1994) y puede entonces excluirse ¿3 f, de la ecuación (3). También es posible utilizar las variables que determinan al vector Z, dentro de la ecuación (3) suponiendo las mismas restricciones (Bordes, Girardin y Marimoutou, 1993). La ecuación (3), con una velocidad de circulación constante o estacionaria,^ puede escribirse como p, = b^m2l + b.,y, + u, (7) en el que b^ = 1, ¿^ = — 1 (llallman, Porter y Small, 1991). Las ecuaciones (3), (5) y (7) se estiman utilizando el procedimiento de Johansen (1988) para series cointegradas. Esto permite reducir los problemas que plantean las regresiones espurias o el sesgo en los estimadores (Cuthbertson, Hall y Taylor, 1992), analizar las condiciones de exogeneidad del modelo de que se trata y utilizar el teorema de representación de Granger (Engle y Granger, 1987) para obtener un modelo final que aproxime el proceso generador de información (Spanos, 1986). La dinámica de la inflación se modela entonces suponiendo la estabilidad y constancia de v* y la neutralidad, en el largo plazo, del dinero"* (Hallman, Porter y Small, 1991), partiendo de la siguiente identidad {p-p*)^ = iv-v*X^iy-y*\ (8) ^ Este es el caso en los Estados Unidos donde Hallman y Aiiderson (1993) encuentran que, si bien la velocidad de circulación se ha modificado en el largo plazo, en las pasadas dos décadas se ha mantenido relativamente constante. El supuesto de constancia de v indica en la ecuación (3) que un incremento de m2, se traduce en un aumento en el índice de precios no obstante la existencia de capacidad ociosa. MODELO P* COMO INDICADOÍÍ DE LA POLÍTICA MONETARIA 225 I^ ecuación (8) indica que las desviaciones entre el nivel de precios real y el proyectado {p -p*), deben compensarse; con movimientos en (v — f*), o (j -y*),- La estrategia es entonces identificar los precios de equilibrio proporcionado porp* y entonces estimar una forma reducida de la ecuación dinámica de precios. Se modela entonces la inflación considerando que ésta tiende a su valor de equilibrio dado porp*." De este modo la tasa de crecimiento de la inflación puede modelarse en su forma más simple: Dp, = d{p,_^-p*_^) (9) en la que/) = Dp, y d < O corresponde al coeficiente del mecanismo de corrección de errores (Englc y Granger, 1987). La ecuación (9) indica que la tasa de crecimiento de la inflación se acelera cuando/)* >/>. Por lo contrario la tasa de crecimiento de la inflación tiende a desacelerarse cuando/)* < p. De este modo, el modelo de brecha de precios en su forma general puede especificarse: % = /",%-,-, + ''(/^*-H-,+", (10) Este modelo, estimado para México, tiene la ventaja de que todas las variables incluidas son de orden / (0) a diferencia de un modelo que incluye a la inflación como variable dependiente. Para decidir la relevancia empírica entre un modelo dep, y otro áv. Dp^ pueden considerarse sus equivalencias. Así, un modelo de inflación de brecha de precios para la inflación puede especificarse: Pi = /''-', P, -,-x^'íiP* -P), - 1 + "i (1 ^) La ecuación (11) puede rescribirse como (llallman, Porter y Small, 1991) % = /«, Dp, -,-,+d (p* -p), _, + g/), _ , + „, (12) Ambos modelos son equivalentes empíricamente si ¿' = O (I lallman, Porter y Small, 1991). Esta restricción puede entonces analizarse estimando la ecuación (1 1) y verificando la significancia estadística de^ con una prueba de t. ■' L^s tjases teóricas de t-slos IIKMIOIOS ilc inflación i-stiui expuesta^ cu Miissa (1981) y McCallum(1980). 226 EL TRIMESTRE ECONÓMICO 11. EVIDENCIA EMPÍRICA Los datos utilizados en este trabajo son series trimestrales sin desestacionalizar, en las que m2, representa los billetes y monedas en poder del público, más las cuentas de cheques en moneda nacional y extranjera, j, es el ingreso en términos reales y r, es la tasa de interés del último mes de cada trimestre de los CETES a tres meses. Las pruebas de raíces unitarias, sintetizadas en el cuadro 1, indican que m,, p, son series no estacionarias de orden / (2). Por su parte el ingreso en términos reales (j,) es una serie no estacionaria de orden 7(1). La velocidad de circulación" es una serie / (2). Sin embargo este resultado debe tomarse con precaución. El análisis gráfico de la serie revela que ésta muestra un comportamiento cíclico con tendencias de tres a cuatro años (gráfica 1). Asimismo, la serie en primeras diferencias observa un comportamiento relativamente estacionario. Esto significa que la serie no muestra una tendencia; sin embargo, el cambio en la dirección de la serie se traduce en que no se rechaza la hipótesis de raíces unitarias. Este último resultado es congruente con Nelson y Plosser (1982) y Friedman y Schwartz (1982) que encuentran que la velocidad de circulación muestra ciertas tendencias seculares en el largo plazo. La estimación de la ecuación (3) por el procedimiento de Johansen (1988) para el periodo 1981 (()1)-1994 ((?4) incluyendo ap„ m2„ y„ CUADRO 1. Orden de integración de las series Vanahle ADF(4)'' Pt Dp^ DDp^ m2, Dm'l, Düm-2, -OÍ -1.14 -3.67 ** .95 -.97 -3.35** Jt Dy, -13 -3.15 ** V, Dv^ DDo, -.67 -1.77 -4.31 ** " ADF = priiclm (le Dickey Fiillt'r, ¡iiiincnl¡ul¡i (1981) con cuatro rezagos. '' Se define como la inversa de la cir<'i]lacióii del dinero: r, = ni2, (¡>¡ + r,). (Gráfica 1. MODELO P* COMO INDICADOR DE LA POLÍTICA MONETARIA GRáFICA 227 1. Velocidad de circulación de m2, (inversa) 1985 1990 1995 r, está sintetizada en el cuadro 2/ Los resultados indican que existen dos vectores de cointegración entre p^ m2,, y,, r, obtenidos por medio déla prueba de la traza de la matriz a'6 del procedimiento de Johansen. Estos resultados indican que existe una relación de equilibrio de largo plazo entre las variables consideradas. Sin embargo, la presencia de al menos dos vectores de cointegración supone la presencia de otra solución de largo plazo entre las variables, además del modelo de precios. Esta relación parece ser una ecuación de demanda de dinero que impone elasticidad unitaria en precios (véase cuadro A4 en el apéndice). Destaca asimismo que utilizando una aproximación de la velocidad CUADRO 2. Pruebas de cointegración para p,, m2„ y,, r," }\o: rango = p Tiog(; -I,,.,)'' T-niM 95% p = =0 p< = \ p<=2 p <=3 21.3 16.24 7.89 3.83 15.21 11.6 5.64 2.73 23.8 17.9 11.4 3.8 -Talg(I^\^.,r 49.27** 27.97* 11.73 3.833 r~nm 9.5% 35.2 19.98 8.37 2.73 39.9 24.3 12.5 3.8 ^ Periodo 1981 (1)-1994(4). El VAR i IKI uve cuatro rezagos. '' Tlog (1 - //) + i) = pnieba de la raíz caraolcríslica ináxiriia. "^ Tálg (1 - //) + i) = pnieha de la Iraza. " Ijis pruebas del ino<lelo de vectores aulorrepresivos (VAR) indican que no existe evidencia de autocorrclación, lieleroscedaslicidad, no normalidad y forma funcional distinta de la supuesta (cuatlro Al en el a|>éndice). Asimismo, el mo<lelo uuicstra una alta capaci<lad para reprotlucir el comporlaniienlo de las series reflejado en la matriz de correlaciones entre los valores reales y los proyectados (cua<lro A2). 228 EL TRIMKSTHK ECONÓMICO de circulación (i^*) obtenida como función de la tasa de interés" se revela también la presencia de varios vectores de coinlegración con coeficientes cercanos a los propuestos por la teoría económica (cuadros A6, A7, A8 y A9). Esto sugiere que la inclusión del comportamiento de la velocidad de circulación es ciertamente un factor por considerar en estos modelos. Normalizando el primer vector de cointegración como una ecuación de precios se obtiene p, = .99m2, - .66y, + .44r, (13) Los signos de los coeficientes de la ecuación (13) son congruentes con la teoría económica propuesta. En este sentido un incremento de la cantidad de dinero en circulación (m2,) conduce a un aumento, en la misma proporción, de los precios. Por su parte, la actividad mantiene una relación negativa con los precios mientras que la tasa de interés, al afectar la velocidad de circulación, genera un crecimiento en el índice de precios. La prueba de razón de miíxima verosimilitud sobre la hipótesis conjunta de que 6, = I, ¿., = - 1 y b^ = 1 no es rechazada por los datos (/V^ (3) = 4.19 [.241]). Esto indica entonces que la evidencia empírica es congruente con la teoría económica propuesta. El modelo /-** no rechaza las hipótesis de (^xogeneidad débil," asumiendo la presencia de un solo vector de coinlegración, sintetizadas en el cuadro 3. Este resultado indica que la ecuación de precios no excluye información pertinente de m2,, y, o r, y por tanto pueden realizarse inferencias estadísticas válidas (Johansen, 1992, Johansen y Juselius, 1990 y 1992, y Ericsson, 1994). El análisis de las variables/?,, m2,, j,, excluyendo a la tasa de inte^ Se estimó con base en el procciliniienlo de Joluinseii a la velocidad de circnlación con respecto a la lasa de interés y se utilizaron estos coeficientes para proyectar la serie f*. IJJ prueba de exogeneidatl débil se distribuye como una X^ en la hipótesis nula (Johansen, 1992Johanscn y Juselius, 1990 y 1992): Ó{\-l,)a _ T I; lii O O E x'^ (r¡>) en la que /] es la raíz característica del VAR con restricciones, I2 es la raíz característica del VAR sin restricciones, r es el número de vectores de cointegración,/J el número de parámetros y 7" el número de datos (johansen, 1992). I Ji condición deexogeneidad débil puede analizarse también como una consecuencia indirecta de la presencia de la condición de superexogencidad. MODELO P* COMO INDICADOR DE LA POLÍTICA MONETARIA 229 CUADRO3. Pruebas de exogeneidad débil basadas en la razón de máxima verosimilitud en el modelo de vectores autorregresivos del procedimiento Johansen a, =(y 02 = 0 a,, = O J^ (3)= 5.69 [.127] A" (3) = 5.66 [.134] A" (3) = 2.58 [.459] * Lasa; corresponden a la notación utilizada por Joliansen (1988). res, concluye que existe también al menos un vector de coinlegración entre estas variables en el que no se rechazan las hipótesis nulas de que ¿, = 1, ¿¿ = - 1 tanto individual como conjuntamente (véase cuadros Al 1 y A12 en el apéndice). Davinson y Hall (1991) atribuyen este resultado a que estas tres variables pueden representar un proceso integrado, a que algtjn elemento del vector Z, es un proceso integrado o porque la matriz de largo plazo del procedimiento de Johansen tiene un rango menor. Sin embargo, el modelo /■** rechaza la hipótesis de exogeneidad débil de la oferta de dinero con respecto al nivel de precios en el caso en que la tasa de interés se excluya de la especificación. También, se rechaza la hipótesis conjunta de que la cantidad de dinero y el ingreso son exógenas débiles con respecto al índice de precios (cuadro A14 en el apéndice). El conjunto de estos resultados indica que el modelo P*, excluyendo movimientos en la velocidad de circulación, asume condiciones de exogeneidad débil que los datos rechazan. El rechazo de la exogeneidad débil implica que no pueden realizarse inferencias estadísticas válidas en el mod(;lo /-"* e implica s(;rias dudas acerca de la relación de causalidad entre los precios y la cantidad de dinero en circulación (Ericsson, 1994). Elstos resultados indican que el modelo P* debe utilizarse incluyendo a la tasa de interés, ya que su exclusión rompí; la condición de exogeneidad débil y conduce a la realización de inferencias no válidas. El hecho de que no se rechacen las pruebas de exogeneidad débil, incluyendo la tasa de interés, sugiere que la relación entre los precios y el acervo monetario está mediada por la velocidad de circulación del dinero (Funke y Hall, 1992). La evidencia empírica internacional al respecto es también ciertamente compleja. En efecto, Bordes, Girardin y Marimoutou (1993) encuentran resultados similares en los que la masa monetaria, el ingreso 230 EL TRIMESTRE ECONÓMICO y la tasa de interés son exógenos débiles con respecto a los precios. Sin embargo, Hall y Milne (1994) y Funke y Hall (1992), y de manera indirecta Hendry y Ericsson (1991) encuentran evidencia de que la relación de causalidad va de precios a la cantidad de dinero en circulación para el Reino Unido. Asimismo, Funke y Hall (1992) encuentran que es posible sostener, para Alemania, la relación de causalidad del dinero con los precios, aunque ello está probablemente asociado al efecto de la velocidad de circulación en estas dos variables. Asimismo, existe cierta evidencia de una relación de causalidad entre la masa monetaria y el ingreso'" (Coleman, 1996). El conjunto de estos resultados sugieren que las condiciones particulares de la política monetaria definen, en gran medida, las pruebas de causalidad débil (Lombra y Kaufman, 1992, y Funke y Hall, 1992). Las pruebas de cxogencidad fuerte, resumidas en el cuadro 4, indican que existe una realimentación entre/;, y m2,, lo que dificulta el uso del modelo para pronósticos futuros de inflación. Esta evidencia es compatible con investigaciones recientes en las que no se rechaza la hipótesis de causalidad de Granger del acervo o del desequilibrio monetario a precios (Dávila, Izc y Morales, 1984; Salas e Ize, 1984; Yacaman, 1984, y Blcjer, 1984). Esta evidencia confirma la presencia de una relación ciertamente compleja en términos de las tasas de crecimiento de las variables en las que por ejemplo los cambios inesperados en el acervo monetario se transfieren a la tasa de inflación mientras que la relación de equilibrio indica que la oferta se acomoda a los precios (Salas e Ize, 1984, y Funke y Hall, 1992). I>as estimaciones de la ecuación (10) indican que es posible obtener una aproximación relativamente satisfactoria del proceso generador de CUADRO 4. Pruebas de no caasalidad de Granger^ D|), DIIL2, F (5,44) = 5.08 [.000]** 6.94 [.000]** '' El modelo de vectores auloiiegiesivos se estimó eii primeras diferencias y se incluyeron los residuos del vector de cointegración para evitar problemas de especificación. '^ Esta relación fue encontrada también por Baño (1979), aunque ello podría explicarse por la presencia de impeifecciones en el mercado. Sin embargo, el Banco de México sostiene una posición relativamente contiaria al afirmar que "en ningún país se ha encontrado una relación pjositivay estable, que se pueda aprovechar regularmente, entre la tasa de crecimiento de la oferta de dinero y la del PIB real" (Banco de México, 1995, p. 22). MODELO P* COMO INDICADOI! DE LA POLÍTICA MONETARIA 231 información (Spanos, 1986). El modelo rechaza la presencia de problemas de autocorrelación, heleroscedaslicidad, forma funcional y cambio estructural. No obstante estos resultados deben tomarse con precaución considerando el bajo valor del R^ y el rechazo de la prueba de normalidad." Dp, = .58Dp, _ 1 - .30/;/;, . ^ + . 11 D/j, _ 3 + . 1 ryDp, . ^ - .76ECM, ., (3.01) (-2.31) (.84) (1.15) (-2.86) (14) Periodo: 1981 (3)-1994(4). Mínimos cuadrados ordinarios: R' = .23 RSS = .0626. Autocorrelación: multiplicador de Lagrange con 4 rezagos: A"^(4) = 6.97[.137J,^'(4,45) = 1.66[.174|. Heteroscedasticidad: AFíCll con 4 rezagos: A'-(4) = 2.68[0.6115], f'(4,41) = .58[.677]. Prueba de normalidad Jarque-Bera: X%2) = 22.30[.000]**, Skcwncss = -1.94, Kurtosis = 7.99. Forma funcional: X' (20) = 30.66[.059], F{20,28) = 1.83[.067], RESET F(1,48) = 4.63[.036J*. Prueba de constancia en los parámetros: 1994(1)-1994(4). Prueba de Chow de pronóstico: A'^(4) = .34[.986]. Prueba de Chow: F(4,45) = .08[.987]. Las estimaciones de esta ecuación indican que el mecanismo de corrección de errores es estadísticamente significativo y tiene el signo adecuado. Esto muestra entonces que existe información pertinente en la diferencia entre precios (/),) y precios proyectados (p*) para pronosticar la inflación futura. Asimismo, destaca que la información contenida en el modelo permite predecir de manera adecuada la tasa de cambio de la inflación (Dp,) no obstante los resultados de la prueba de causalidad fuerte. Esto se confimia en las gráficas 2 y 3 en las que se observa que los valores proyectados y los reales se mantienen siempre muy cercanos y dentro de las bandas de los errores estándar. El cuadro (5) establece que ninguna de las dif(;rencias entre los valores reales y los proyectados son estadísticamente significativas. Sin embargo, el conjunto de estos resultados sugiere que la política monetaria debe " l.'n análisis más clelallado del torii[xji1aiiiicijto tic los resicliios afinna que el rechazo <lc la pnieba ele noniialiftad eslá asociado a la presencia de algunos dalos extremos. 232 EL TRIMESTRE ECONÓMICO GRáFICA ,12- 2. Valores reales y estimados .06- 1985 GRáFICA 1990 3. Valores reules y proyectados 1993 1994 1995 aprovechar más las relaciones de equilibrio de largo plazo entre el nivel general de precios, la masa monetaria y el ingreso que las relaciones menos estables como las que se establecen entre la inflación, el aumento de la masa monetaria y la tasa de crecimiento del producto. La evidencia empírica confirma asimismo que la especificación adecuada en diferencias es la que incluye a Dp,. Así, la prueba t para />, _ 1 en la ecuación (11) no rechaza la hipótesis nula de insignificancia estadística (t =-.83). Asimismo, la estimación de la ecuación (12) presenta problemas de autocorrelación, heteroscedasticidad y la ausencia de normalidad de los errores. Esto muestra que este modelo no representa una aproximación adecuada del proceso generador de información (Spanos, 1986), y refleja las dificultades para modelar series como la inflación que contiene aún raíces unitarias. CUADRO 5. Valores reales y pronósticos de un paso adelante Periodo Dp, Dpí" (Dp, - Dpí) SEf 1 1994(1) 1994(2) 1994(3) 1994(4) -.0029 .0017 .00006 .0031 .0042 .0059 .0044 .0218 -.0072 .0076 -.0044 -.0187 .0372 .0372 .0371 .0380 -.19 ' D¡if = tasa (le crecimiento de la ¡iiflaeión pronosticada. .20 -.12 -.49 MODELO P* COMO INDICADOR DE I.A POLíTICA MONETARIA 233 CONCLUSIONES La evidencia presentada en este ensayo indica la existencia de una relación de largo plazo entre los precios (/?,) y la cantidad de dinero en circulación en la economía (m2,). Así, un aumento de la cantidad de dinero en circulación se traduce en movimientos en los precios no obstante la existencia de capacidad ociosa. La estrecha relación entre M2 y los precios puede utilizarse para analizar las condiciones monetarias, identificar el potencial inflacionario de una economía y servir de guía para la política monetaria. Las pruebas de exogeneidad débil en el vector de cointegración de Johansen señalan que es posible modelar los precios, en el largo plazo, asumiendo como variables exógenas a la masa monetaria, al ingreso y a la tasa de interés. Sin embargo, este resultado debe tomarse con precaución ya que las pruebas de exogeneidad fuerte indican una realimentaeión entre estas dos variables en términos dinámicos. El modelo de brecha inflacionaria destaca que la relación dinámica o de corto plazo entre los agregados monetarios y la tasa de inflación es ciertamente compleja. Los resultados obtenidos muestran que no es posible obtener un modelo que aproxime adecuadamente el proceso generador de las tasas de crecimiento de los precios. Debe asimismo considerarse que el ajuste dinámico entre los precios y los acervos monetarios debe modelarse de manera conjunta. Sin embargo, el modelo de brecha de precios contiene información pertinente para predecir el desempeño futuro de la tasa de crecimiento de la inflación. Esto se refleja en el coeficiente negativo y estadísticamente significativo del mecanismo de corrección de errores, en la insignificancia estadística entre los valores reales y los proyectados, lo que confirma la capacidad del modelo para simular el comportamiento de la tasa de aumento de los precios. Una posible opción para mejorar los pronósticos del modelo de brecha inflacionaria es introducir información adicional, como el diferencial de tasas de interés como indicador a futuro de la actividad o de las condicion(;s de la política monetaria, y desde luego modelar conjuntamente los procesos de formación de las tasas de crecimiento de la infiación y del acervo monetario. El conjunto de estos resultados denota que los procesos de estabilización monetaria deben evaluarse y moni torearse considerando la relación dinámica entre los precios y los agregados monetarios y el 234 EL TRIMESTRE ECONÓMICO potencial inflacionario de una economía (p -/?*), excluyendo entonces metas simples como la tasa de crecimiento de M2 y la inflación. Asimismo, el conjunto de los resultados presentados en este trabajo indica que el modelo P* contiene información pertinente para utilizarse en la programación monetaria del banco central. La relevancia de las tasas de interés para la determinación de los precios muestra que las políticas fiscales en tanto que afectan las tasas de interés también inciden en los precios. Esta evidencia es congruente con resultados que sostienen la presencia de la hipótesis de Fisher para México (Galindo, 1995). Julio de 1996 APéNDICE'^ CUADRO Al. Pruebas de diagnóstico del modelo del VAR iticluyendo a p,, iii2|, y,, r. Prueba \~ .Autocorrelación Pt Jt Prueba F(...) .Y2(4) = A'2(4)= X■\^)= .Y2(4) = 3.75[.440] 10.65[.030] 11.66[.0201 ,5..3Ü[.257] /^(4,36) = f(4,36) = F(4,36) = F(4,36)= 0.64[.633] 2.11 [.099] 2.36[.070] .94[.451) A2(4)= XM) = XW) = A'-í{4) = 7.461.113] 3.43[.488] 4.97[.289] 3.61[.461] í'(4,32)= /••(4,32) = F{4,32) = ^"(4,32) = 1.34[.276] .,%[.6Í59] .84[.,'-)06] .59[.667] X^l) = A2{2) = .\'-^(2)= .¥^(2) = 23,48[.000] 2.03|.361] 16.60[.00()2 0.541.761] Hetcroscedaslicidad Pl m2, Normalidad Pl rn2, Jt * Aiitocorrelacióii: imiltiplicadoi de l^graiigc con cual i o rtzagos. ileteroscedasticidad: AKCH con cuatro rezagos. NúiTiero de rezagos cu el \ AR = 4. CUAl)i{0 A2. Matriz de correlaciones entre los valores actuales Y proyectados por el VAR Pl 1^ y. r. .99 .99 .97 .96 '2 El perio<lo de análisis es 1980(1)-1994(4) y las estimaciones realizadas son para 1981(1 )1994(4). MODELO P* COMO INDICADOR DE LA POLÍTICA MONETARIA CUADRO A3. 235 Valores característicos del procedimiento de Joharisen 0.3163782 0.2518012 0.1315151 0.06614892 CUADRO A4. Valores estandarizados del procedimiento de Johansen Pt i"^'i VI r, 1.00 -.98 .90 -5.60 -.99 1.00 -1.10 6.05 .66 -.72 1.00 ^.10 -.40 .53 -1-33 1.00 CUADRO A5. Valores (a) del procedimiento de Johansen .0940 .1460 ,1315 .6035 Pí m2, y« CUADRO A6. .0824 -.0443 .0112 .3882 -.0146 -.0459 -.0109 .0694 -.0025 .0102 -.0053 -.0515 Valores característicos del procedimiento de Johansen utilizando una aproximación de la velocidad de circulación 0.5,508289 0.2214649 0.2010682 0.1,366609 CUADRO A7. Valores esíaiularizddos del procedimiento de Johansen utilizando una a¡iro.ximación de la velocidad de circulación Ho: rango - p Tiog(;-1,,.,) T-luíi 95% ;, = = 0 />< = 1 p< = 2 p<=3 41.62** 13.02 11.67* 7.641** 28.81*» 9.012 8.081 5.29* 23.8 17.9 11.4 3.8 -Tslg(/-I,,,,) 73.95** 32.33** 19.31** 7.6U** T"iim 95% 31.2** 22.38 13.37* 5.29* 39.9 24.3 12.5 3.8 EL TRIMESTRE ECONÓMICO 236 CU.ADRO A8. Valores estandarizados delprocedirnienlo de Johansen utilizando uiia aproximación de la velocidad de circulación l'i -.99 1.00 -1.19 .91 1.00 -1.04 1.26 -.91 -1.07 1.15 -3.13 1.00 .70 -.69 1.00 -.65 Valores (a) del¡¡rocedimienlo de Joluuisen utilizando una npruxiniacuin de la velocidad de circulación CUADRO A9. -.0782 1.15 .9072 1.04 Pi m2¡ I)-' CUADRO .30,36 .1628 -.0743 .0669 -.0226 -.0928 -.0523 .(X)52 -.0780 -1.05 .3176 .0823 A10. Valores característicos del procedimiento de Johansen excluyendo la tasa de interés .2558 .1144 .0806 CUADRO Ho: rango = p Al 1. Pruebas de cointegración para p,, iii2,, y. -llog (/ - 1,, » ;) ;, = = 0 16.55 6.80 4.71* p<-l p<=2 T- 95'/r 'i';iig(/-i„.;) 13 17.9 11.4 28.06* 11.52 4.71* 5.34 3.70 3.8 T22.05 9.04 3.70 CUADFU) A12. Vectores de cointegración normalizados excluyendo la tasa de interés ui2, 1.23 -.88 1.76 1.71 1.63 -.66 1.00 95% 24.3 12.5 3.8 MODELO P* COMO INDICADOR DE LA POLÍTICA MONETARIA CUADRO A p, m2, r, CUADRO 237 12. Valores (a) delprocedirnieriio de Johansen excluyendo In tasa de interés .0005 .0060 -.0593 -.0772 -.0165 .0054 -.0007 -.0325 .0241 A13. Pruebas de razón de máxima verosimilitud del vector de coinJegración, p, = IJ; IIL2| + b_> y, + ii, X^ (2) = .07[.9.-i6| CUADRO .Y' (2) = 1.16[.,5.59) .V' (2) = .11[.9421 .Al 4. Pruebas de exogeneidad débil basadas en la razón de máxima verosimilitud en el VAR del procedimiento Johansen, [)i = a; h, rii2| + a^ b¿ y, + u. X^ (2) = n.72[.002] a¿ -O a/ V a.j = o X^ (2) = .47(.787] X^ (2) = 8.38[.01,5]' FUENTES: Banco de México, Indicadores económicos. " Los ai corres|X)iulfn a la notación nlilizada por Johansen (1988). REFERENCIAS BIBLIOGRáFICAS Arzbach, M. (1995), "Programación nioiietaria del IJiiiKicsbaiik-concepto, evidctiria empírica y desafíos de la integración enropea", Revista de Ecoiwmía, volumen II, núm. 2, noviembre, pp. 10.3-144. Banco de México (1995), Programa de política monetaria. Banco de México, diciembre. Barro, R. J. (1979), "Money and Outpul in México, Colombia and BraziT', J. Behmian y J. Hanson (comps.), Short Term Macroeconomic Policy in Latín America, Cambridge Massacliiisetls, jip. 177-200. Barthloinae, A. (1992), ".Aspectos operativos e inslruincntales de la programación monetaria en Alemania", Monetaria, enero-mar-zo, pp. 39-65. Blejer, M. I. (1904), "Un modelo monetario de inflación y balanza de pagos para México (1953-1979)", A. Ize y G. Vera (comps.). 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