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C SISTEMA NERVIOSO CENTRAL CASO 1: MENINGITIS Una niña de tres años es llevada por sus padres al servicio de urgencias por presentar fiebre y falta de apetito en las últimas 24 h y dificultad para estar despierta, en las últimas 2 h. Los antecedentes de su desarrollo han sido normales desde su nacimiento; acudía a una guardería y mostró algunos episodios de supuestas infecciones virales similares a las de otros niños de la guardería. Sus vacunaciones estaban al corriente. Manifestaciones clínicas La temperatura de la paciente era de 39.5 °C, su pulso, de 130/ lpm y frecuencia respiratoria de 24/min. Su presión arterial era de 110/60 mm Hg. La exploración física mostró a una niña con desarrollo, nutrición, talla y peso normales, aunque somnolienta. Al intentar la flexión pasiva del cuello, sus piernas también se flexionaron (signo de Brudzinski positivo que sugiere irritación de las meninges). El estudio oftalmoscópico no indicó la presencia de P Í T U L O 48 Casos y correlaciones clínicas El tratamiento de las enfermedades infecciosas exige la comprensión de las manifestaciones clínicas iniciales y el conocimiento de las características microbiológicas. El cuadro de presentación de muchas infecciones incluye innumerables signos y síntomas focales y generales, y los casos típicos sugieren fuertemente el diagnóstico, aunque la enfermedad pudo haber sido causada por microorganismos diferentes. El arte de la medicina se funda en la elaboración del diagnóstico clínico que más tarde será confirmado por datos de laboratorio. El capítulo presente incluye 23 casos y comentarios breves del diagnóstico diferencial y el tratamiento de las infecciones. Conviene que el lector consulte los primeros capítulos de este texto en busca de datos definitorios de los microorganismos; también el capítulo 47, para recabar información sobre las pruebas microbiológicas diagnósticas y revise obras de medicina e infectología para obtener información más completa de las entidades clínicas. A papiledema, lo cual denota que durante largo tiempo no había presentado hipertensión intracraneal. Los demás datos de la exploración física fueron normales. Datos de laboratorio Minutos después de su llegada, se tomó una muestra de sangre para practicar cultivos y otras pruebas de laboratorio, y se colocó un catéter intravenoso. En menos de 30 min del ingreso al servicio de urgencias se practicó punción lumbar. La presión de abertura fue de 350 mm de líquido cefalorraquídeo (LCR) (elevada). El líquido estaba turbio. Se llenaron varios tubos de LCR para cultivo, recuento celular y pruebas químicas. Un tubo fue llevado inmediatamente a laboratorio para practicar tinción de Gram. Dicha técnica indicó la presencia de innumerables células polimorfonucleares (PMN, polymorphonuclear cells) con diplococos gramnegativos intracelulares que sugerían Neisseria meningitidis (capítulo 20). Los datos de la química sanguínea fueron normales, al igual que el valor de hematocrito. El recuento de leucocitos fue de 25 000 células/μl (muy elevado) y 88% eran formas de PMN, y el número absoluto de tales células era de 22 000/μl (muy elevado), 6% de linfocitos y 6% de monocitos. En el LCR se detectaron 5 000 PMN/μl (cifra normal, 0 a 5 linfocitos/μl). La concentración de proteínas en LCR fue de 100 mg/100 ml (elevada) y el de glucosa, 15 mg/100 ml (disminución o hipoglucorraquia), datos compatibles con meningitis bacteriana. En los cultivos de sangre y líquido cefalorraquídeo se detectó la proliferación de N. meningitidis del serogrupo B. Tratamiento Se inició la administración de cefotaxima por vía intravenosa dentro de los primeros 35 a 40 min del ingreso de la paciente; también se le administró dexametasona. El paciente respondió con rapidez y se trató con el antibiótico durante siete días. Se recuperó sin secuelas palpables. Se planearon estudios neurológicos y pruebas de audiometría adicionales para el futuro. Se administró rifampicina como profi láctico a los demás niños que acudían a la guardería. Comentarios Las manifestaciones clínicas de la meningitis bacteriana varían según la edad de los pacientes. En los niños de mayor edad y en los adultos, los signos y síntomas iniciales suelen incluir fiebre, cefalea, vómito, fotofobia, alteración del estado mental que varía 773 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 773 15/04/16 16:25 774 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica desde la somnolencia hasta el coma, y signos neurológicos que van desde anormalidades de la función de los pares craneales, a convulsiones. Sin embargo, signos sutiles como fiebre y letargo son compatibles con la meningitis, en especial en los lactantes. Se considera que la inflamación es aguda si los signos y los síntomas duran menos de 24 h, y es subaguda cuando han estado presentes durante uno a siete días. Conviene practicar la punción lumbar y el estudio del líquido cefalorraquídeo siempre que surja alguna sospecha de meningitis. La meningitis aguda suele ser causada por unas cuantas especies de bacterias (cuadro 48-1): estreptococos del serogrupo B de Lancefield (Streptococcus agalactiae) (capítulo 14) y por Escherichia coli (capítulo 15) en recién nacidos; Haemophilus influenzae (capítulo 18) en niños no vacunados de entre 6 meses, y 6 años de edad; N. meningitidis en niños y adolescentes no vacunados y adultos jóvenes; y Streptococcus pneumoniae (capítulo 14), ocasionalmente en niños, y con una incidencia cada vez mayor en personas en la etapa media de la vida y en los adultos de edad avanzada. Otras especies de microorganismos causan meningitis con frecuencia mucho menor. Listeria monocytogenes (capítulo 12) causa meningitis en pacientes inmunodeprimidos y en personas sanas. La levadura Cryptococcus neoformans (capítulo 45) es la causa más frecuente de meningitis en pacientes con sida y puede causarla también en otros enfermos inmunodeprimidos y en personas sanas. El comienzo de meningitis por Listeria o Cryptococcus puede ser agudo o insidioso. En sujetos con traumatismo craneoencefálico agudo, pacientes sometidos a neurocirugía y recién nacidos la meningitis es causada por bacilos gramnegativos (E. coli encapsulada). S. pneumoniae se detecta en la meningitis recurrente en personas con fracturas de la base del cráneo. La infección por Mycobacterium tuberculosis (capítulo 23) puede comenzar en forma lenta (crónica; > 7 días) en personas inmunológicamente sanas, pero el ritmo es más acelerado (forma subaguda) en individuos inmunodeprimidos, como los pacientes con sida. Las amebas de vida libre de la especie Naegleria (capítulo 46) a veces causan meningitis en individuos con el antecedente de haber nadado recientemente en agua dulce tibia. Los virus (capítulos 30, 33, 36) por lo común ocasionan meningitis menos grave, que las bacterias. Los virus que más a menudo causan la enfermedad son los enterovirus (virus ECHO y de Coxsackie) y el de la parotiditis. El diagnóstico de meningitis necesita que el personal clínico sospeche fuertemente su presencia cuando observa los signos y los síntomas apropiados, además de practicar sin tardanza la punción lumbar y analizar el líquido cefalorraquídeo obtenido. Los signos en dicho líquido incluyen de manera típica cientos a miles de leucocitos por microlitro (PMN en el caso de meningitis bacteriana aguda y leucocitos en la meningitis tuberculosa y en la viral); glucosa < 40 mg/100 ml o menos de 50% de la glucemia; y proteína de > 100 mg/100 ml (cuadro 48-2). En la meningitis bacteriana, después de la citocentrifugación del LCR y de teñir su sedimento con técnica de Gram se identifican PMN y bacterias cuyas características morfológicas son congruentes con las especies que más adelante se cultivarán: N. meningitidis, diplococos gramnegativos intracelulares; H. influenzae, pequeños cocobacilos gramnegativos así como estreptococos del serogrupo B y neumococos, cocos grampositivos en pares y cadenas. Junto con los cultivos del LCR habrá que realizar hemocultivos. La meningitis bacteriana aguda es mortal sin tratamiento. La terapia inicial en lactantes < 1 mes de edad suele consistir en fármacos parenterales que son eficaces contra los patógenos señalados en el cuadro 48-1, que incluyen L. monocytogenes. Se recomiendan las combinaciones de ampicilina y cefotaxima o ceftriaxona, con o sin la adición de gentamicina o ampicilina, en combinación con un aminoglucósido. En niños entre un mes a 18 años de edad y en adultos > 50 años, los antibióticos recomendados son vancomicina, y una cefalosporina de tercera generación por la prevalencia de S. pneumoniae multirresistente, informes de elevaciones de la concentración inhibidora mínima para la penicilina en los meningococos, y la prevalencia de la producción de lactamasa β en H. influenzae. Los adultos mayores de 50 años también son susceptibles al ataque por L. CUADRO 481 Causas comunes de meningitis Grupo de edad Comentarios Capítulo Estreptococo del serogrupo B (S. agalactiae) Microorganismo Recién nacidos hasta niños de tres meses Incluso 25% de las gestantes tienen en su vagina estreptococos del serogrupo B, como portadoras. La profilaxis con ampicilina durante el parto de mujeres expuestas a gran riesgo (rotura prolongada de membranas, fiebre, etc.) o de portadoras identificadas, disminuye la incidencia de la infección en los neonatos. 14 Escherichia coli Recién nacidos Por lo común tienen el antígeno K1. 15 Listeria monocytogenes Recién nacidos; adultos de edad avanzada; niños y adultos inmunocomprometidos Se le detecta en personas con deficiencias de la inmunidad celular. 12 Haemophilus influenzae Niños de seis meses a cinco años El empleo amplio de vacunas disminuye enormemente la incidencia de meningitis por H. influenzae en niños. 18 Neisseria meningitidis De lactantes a niños de cinco años y adultos jóvenes En zonas epidémicas y en casos de brotes se utilizaron vacunas de polisacáridos conjugados contra los serogrupos A, C, Y y W135. 20 Streptococcus pneumoniae Todos los grupos de edad; su máxima incidencia se observa en adultos de edad avanzada Suele aparecer en casos de neumonía y también en otros como mastoiditis, sinusitis y fracturas de la base del cráneo. La vacuna 13-valente está disponible 14 Cyptococcus neoformans Pacientes con sida Causa frecuente de meningitis en pacientes con sida 45 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 774 15/04/16 16:25 CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas 775 CUADRO 482 Signos típicos en el LCR, observados en algunas enfermedades del sistema nervioso central Diagnóstico a Células (por μl) Glucosa (mg/100 ml) Proteínas (mg/100 ml) Presión de abertura Normal 0 a 5 linfocitos 45 a 85 15 a 45 70 a 180 mm H2O Meningitis purulenta (bacteriana)b 200 a 20 000 PMN Nivel bajo (< 45) Nivel alto (> 50) ++++ Meningitis granulomatosa (por micobacterias u hongos)b,c 100 a 1 000 predominantemente linfocitos Nivel bajo (< 45) Nivel alto (> 50) +++ Meningitis aséptica, viral o meningoencefalitis c,d 100 a 1 000 predominantemente linfocitos Normal Moderadamente alta (> 50) Normal a + Meningitis por espiroquetas (sífilis, leptospirosis)c 25 a 2 000, predominantemente linfocitos Normal o nivel bajo Nivel alto (> 50) + “Reacción de vecindad” e Incremento variable Normal Normal o nivel alto Variable a Es importante considerar la concentración de glucosa en LCR en relación con la glucemia. En circunstancias normales la concentración de glucosa en LCR es 20 a 30 mg/100 ml menor que la glucemia o 50 a 70% del valor normal de esta última. b Microorganismos en el frotis o cultivo de LCR. c Pueden predominar los PMN en fase inicial. d Aislamiento de virus en fase inicial en LCR; NAAT positivo; aumento de la concentración de anticuerpos en muestras emparejadas de suero. e Puede observarse en mastoiditis, abscesos cerebrales, abscesos epidurales, sinusitis, trombosis séptica, tumor cerebral; el cultivo de LCR puede ser negativo. monocytogenes y por ello se recomienda agregar ampicilina al régimen correspondiente a los niños de mayor edad y a los adultos, tal como se indica en párrafos anteriores. Los datos disponibles respaldan la administración de dexametasona complementaria 10 a 20 min antes, o en forma simultánea, de la primera dosis del antimicrobiano en niños con meningitis por H. influenzae y en el adulto con meningitis neumocócica, y continuar la administración de esteroides en los primeros dos a cuatro días del tratamiento. Se cuenta con varias vacunas y es recomendable su uso para evitar las causas más graves de meningitis bacteriana. Parte de las series de vacunación sistemática para lactantes y niños pequeños son la vacuna conjugada contra H. influenzae tipo B y vacuna conjugada 13-valente contra neumococo. Se recomienda usar la vacuna antineumocócica polisacárida 23-valente para evitar la enfermedad invasora por neumococos en algunos grupos de alto riesgo que tengan más de dos años de edad. En este grupo se incluyen adultos de edad avanzada y pacientes con enfermedades subyacentes crónicas como enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus, problemas pulmonares crónicos, fugas de LCR y asplenia, entre otras. En la actualidad se recomienda la inmunización con una de dos vacunas meningocócicas conjugadas tetravalentes, disponibles para todos los adolescentes sanos de 11 o 12 años de edad, con una dosis de refuerzo a la edad de 16 y para personas de dos a 55 años en riesgo, por ejemplo viajeros a zonas endémicas, pacientes asplénicos y pacientes con deficiencias del complemento. Para los adultos mayores de 55 años se recomienda usar la vacuna antimeningocócica polisacárida mientras se valora la vacuna conjugada en dicho grupo de edad. Tunkel AR, Hartman BJ, Kaplan SL, et al.: Practice guidelines for the management of bacterial meningitis. Clin Infect Dis 2004;39:1267. Van de Beek D, de Gans J, Tunkel AR, Wijdicks EF: Community acquired bacterial meningitis in adults. N Engl J Med 2006; 354:44. REFERENCIAS Manifestaciones clínicas Brouwer MC, McIntyre P, Prasad K, Van de Beek D: Corticosteroids for acute bacterial meningitis. Cochrane Database Syst Rev 2013; Jun 4;6:CD00440. Kim KS: Acute bacterial meningitis in infants and children. Lancet Infect Dis 2010;10:32. 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 775 C A S O 2: A B S C E S O C E R E B R A L Un varón de 57 años se presentó en el hospital con convulsiones. Tres semanas antes había mostrado cefaleas bifrontales que se aliviaron con ácido acetilsalicílico. Los dolores de cabeza reaparecieron varias veces, incluido el día anterior a la hospitalización. En la mañana en que fue internado, advirtió que tenía convulsiones focales con movimientos involuntarios de la hemicara derecha y el brazo del mismo lado. En el servicio de urgencias presentó una convulsión generalizada que fue controlada con diazepam, fenitoína y fenobarbital intravenosos. Los antecedentes adicionales que aportó la esposa del enfermo señalaron que cinco semanas antes se le había extraído una pieza dental y se le reparó un puente odontológico. No fumaba, su consumo de bebidas alcohólicas era de tipo social y no ingería medicamentos. Los demás datos de sus antecedentes no eran útiles. La temperatura del paciente fue de 37 °C, su pulso, de 110/lpm y 18 rpm. Su presión arterial fue de 140/80 mmHg. En la exploración física se observó que el paciente estaba somnoliento y su atención había disminuido. Movía todas sus extremidades, aunque el movimiento de su brazo derecho era 15/04/16 16:25 776 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica menor que el del izquierdo. Se observó la papila izquierda ligeramente borrosa, lo cual sugirió la posibilidad de hipertensión intracraneal. Los demás datos de su exploración física fueron normales. Datos de laboratorio y estudios de imagen Los resultados de laboratorio fueron todos normales, incluidos la hemoglobina y el hematocrito, recuento de leucocitos y diferencial, los electrólitos séricos, el nitrógeno de urea sanguínea, la creatinina sérica, los análisis de orina, la radiografía de tórax y el electrocardiograma. No se practicó punción lumbar ni se estudió el LCR ante la posibilidad de hipertensión intracraneal por una lesión ocupativa. Los hemocultivos fueron negativos. La tomografía computarizada (CT) con amplificación del contraste, indicó la presencia en la cabeza del paciente de una lesión localizada de 1.5 cm anular con borde realzado en el hemisferio parietal izquierdo, sugestiva de un absceso cerebral. Tratamiento El paciente se sometió a un procedimiento de neurocirugía con drenaje de la lesión. En el cultivo del material necrótico obtenido de ella se identificaron Prevotella melaninogenica (capítulo 21) y Streptococcus anginosus (capítulo 14). El estudio patológico del tejido sugirió que la lesión tenía algunas semanas de evolución. Durante seis semanas se administró antibioticoterapia y cesaron las convulsiones y no hubo déficit neurológico subsiguiente. Un año más tarde se interrumpió el uso de los anticonvulsivos y una tomografía computarizada de seguimiento fue negativa. Comentarios Un absceso cerebral es una infección por bacterias piógenas, localizada dentro del parénquima cerebral. Sus principales manifestaciones clínicas dependen de que exista una masa ocupativa en el cerebro y no de los signos y síntomas clásicos de infección. Por lo comentado, las manifestaciones suelen ser cefalea y cambio en el estado mental de una situación normal a otra de letargo o coma. En menos de la mitad de los pacientes aparecen signos neurológicos focales relacionados con el sitio en que está el absceso; 33% de los pacientes muestra convulsiones, y menos de la mitad, tiene fiebre. A veces el cuadro inicial incluye signos y síntomas que sugieren meningitis aguda. En el comienzo, el clínico debe diferenciar el absceso cerebral de otros cuadros del sistema nervioso central que incluyen cánceres primarios o metastásicos, abscesos subdurales o epidurales, meningitis, accidente cerebrovascular y otras enfermedades. Entre los factores predisponentes importantes para que surja un absceso cerebral están las infecciones distantes con bacteriemia, como endocarditis, infecciones pulmonares y otras ocultas. El absceso cerebral también puede presentarse por diseminación desde sitios de infección contagiosos, por ejemplo, el oído medio, mastoides, senos, por infecciones dentales o trabajo dental reciente. La interrupción de barreras protectoras como en el caso de neurocirugía o después de traumatismo penetrante es otro factor. Por último, también son importantes los inmunodepresores o estados de inmunocompromiso como la infección por VIH. Sin embargo, 20% de sujetos con abscesos cerebrales no tiene factores predisponentes identificables. 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 776 El absceso cerebral puede ser causado por una sola especie de bacterias, pero más a menudo las infecciones son polimicrobianas. De las bacterias facultativas y aerobias, las más frecuentes que se detectan en 33 a 50% de los pacientes, son los estreptococos viridans (incluidas las cepas hemolíticas α y β y las no hemolíticas, el grupo S. anginosus, Streptococcus mitis, etc., capítulo 14). En 10 a 15% de los casos se aísla Staphylococcus aureus (capítulo 13) y al aparecer suele ser el único microorganismo que se identifica. En aproximadamente 25% de los enfermos se detectan bacilos intestinales gramnegativos, a menudo en cultivos mixtos. En los abscesos cerebrales también se identifican muchas otras bacterias facultativas o aerobias como S. pneumoniae, especies de Nocardia, M. tuberculosis y micobacterias no tuberculosas. En la mitad o más de los pacientes se detectan bacterias anaerobias (capítulo 21). Las más comunes son Peptostreptococcus y le siguen en frecuencia especies de Bacteroides y Prevotella. Con menor frecuencia se identifican Fusobacterium, Actinomyces y Eubacterium y le siguen en ese orden otros anaerobios. Los hongos (capítulo 45) aparecen casi exclusivamente en pacientes inmunocomprometidos. Las especies de Candida son los hongos más prevalentes, pero también se detectan con frecuencia cada vez mayor hongos oportunistas como especies de Aspergillus y Scedosporium apiospermum. También pueden causar abscesos cerebrales hongos dimórficos como Coccidioides immitis. Un patógeno importante en enfermos de sida es C. neoformans. Entre los parásitos (capítulo 46) que ocasionan abscesos cerebrales están Toxoplasma gondii, que es el protozoo más frecuente, particularmente en enfermos de sida, neurocisticercosis (forma larvaria de Taenia solium), Entamoeba histolytica, especies de Schistosoma, y Paragonimus. La punción lumbar para extraer LCR por lo común no está indicada en personas con un absceso cerebral (o si hay otras lesiones ocupativas en el cerebro) porque la hipertensión intracraneal hace que tal método pueda ser letal, ante la posibilidad de hernia cerebral a través de la tienda del cerebelo, y como resultado surja compresión del mesencéfalo. Los hallazgos en el LCR son inespecíficos del absceso cerebral: a menudo se detectan leucocitos, predominantemente mononucleares; la concentración de glucosa puede disminuir moderadamente y aumentar la concentración de proteínas; por todo lo comentado, si no surgen fiebre y signos que sugieran meningitis aguda y se sospecha la presencia de un absceso cerebral, el médico debe ordenar la práctica de una CT con amplificación de contraste. De manera típica el absceso cerebral muestra captación del material radiopaco, en la CT, con una zona anular de borde realzado, aunque se identifican a veces signos similares en individuos con tumores cerebrales y otras enfermedades. Las imágenes por resonancia magnética (MRI, magnetic resonance imaging) pueden ser útiles para diferenciar entre abscesos cerebrales y tumores. La diferenciación definitiva entre ellos se hace por el estudio patológico y el cultivo del tejido de la lesión, obtenido por medio de un método neuroquirúrgico. El pronóstico de los abscesos cerebrales sin tratamiento, es letal. La extirpación quirúrgica constituye la terapia inicial, así como el diagnóstico del absceso. En vez de la extirpación puede hacerse aspiración con una aguja, por medio de una técnica estereotáctica. Se deben administrar antibióticos por vía parenteral y deben incluir dosis altas de penicilina G contra estreptococos y muchos anaerobios, metronidazol contra anaerobios resistentes 15/04/16 16:25 CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas a la penicilina G y además una cefalosporina de tercera generación para combatir los bacilos intestinales gramnegativos. En la terapia inicial habrá que incluir vancomicina u otro fármaco específico contra S. aureus si la persona tiene endocarditis, si se ha identificado bacteriemia por estafi lococos, o si se detectan éstos en el absceso. La terapia inicial con antibióticos en vez de la cirugía puede emprenderse en algunos enfermos si sus abscesos cerebrales son pequeños (< 2 cm), son múltiples o es difícil abordarlos quirúrgicamente, pero el deterioro de las funciones neurológicas denota la necesidad de operar. Una vez que se tienen los resultados del cultivo del material del absceso se debe modificar la antibioticoterapia inicial para que sea específica contra las bacterias, hongos o parásitos identificados en la lesión. La antibioticoterapia debe continuarse durante tres a cuatro semanas, como mínimo, si se practica la extirpación quirúrgica, o por ocho semanas o más si no se realizó dicho método. Las causas no bacterianas del absceso cerebral por lo común obligan a plantear diagnósticos definitivos y tratamientos específicos. Los corticosteroides para disminuir el edema sólo se deben usar cuando hay un efecto de masa ocupativa. REFERENCIAS Bernardini GL: Diagnosis and management of brain abscess and subdural empyema. Curr Neurol Neurosci Rep 2004;4:448. Brouwer MC, Tunkel AR, McKhann II GM, Van de Beek D. Brain abscess. N Engl J Med 2014;371:447-456. Tunkel AR: Brain abscess. En Bennett JE, Dolin R, Blaser MJ (editors). Mandell, Douglas, and Bennett’s Principles and Practice of Infectious Diseases, 8a. ed. Philadelphia, Elsevier, 2015. Yogev R, Bar-Meir M: Management of brain abscesses in children. Pediatr Infect Dis 2004;23:157. APARATO RESPIRATORIO 777 Manifestaciones clínicas La temperatura era de 39 °C, el pulso de 130/lpm y 28 rpm. Su presión arterial era de 120/80 mmHg. En la exploración física se observó que era un varón con moderado sobrepeso que tosía frecuentemente y que sostenía el hemitórax izquierdo al toser. Expulsaba muy escaso esputo espeso de color herrumbroso. La exploración del tórax indicó movimientos normales del diafragma. Al percutir la zona posterolateral del hemitórax afectado se advirtió matidez, lo cual sugería consolidación pulmonar. En la misma área se percibía ruidos respiratorios tubulares (bronquiales), junto con sonidos crepitantes (estertores), secos compatibles con consolidación pulmonar y presencia de moco viscoso en las vías respiratorias. El resto de su exploración física fue normal. Datos de laboratorio y estudios de imagen En la radiografía del tórax se detectó una zona de consolidación densa en el lóbulo inferior izquierdo, compatible con neumonía bacteriana. El hematocrito fue de 45% (normal). El recuento de leucocitos fue de 16 000 células/μl (muy elevado), con 80% de PMN, con un recuento absoluto de estos de 12 800/μl (muy elevado), 12% de linfocitos y 8% de monocitos. Los datos de la química sanguínea, incluidos electrólitos, fueron normales. El esputo era espeso, de color amarillento a herrumbroso, y aspecto purulento. La tinción de Gram de dicho material indicó abundancia de PMN y diplococos grampositivos en forma de lanceta. En los cultivos se identificó S. pneumoniae (capítulo 14) 24 h más tarde. En los cultivos de esputo proliferaron innumerables S. pneumoniae y unas cuantas colonias de H. influenzae (capítulo 18). Tratamiento El diagnóstico inicial fue de neumonía bacteriana, probablemente por neumococos. El tratamiento con penicilina G acuosa parenteral comenzó con base en datos locales que mostraron poca resistencia de los neumococos a la penicilina y al paciente se le administraron líquidos parenterales. En un plazo de 48 h la C A S O 3 : N E U M O N Í A B AC T E R I A N A C A S O 4: N E U M O N Í A V I R A L Un varón de 35 años acudió al servicio de urgencias por tener fiebre y dolor en hemitórax izquierdo cuando tosía. Cinco días antes había presentado signos de una infección viral en la vía respiratoria superior, con faringitis, rinorrea e intensificación de tos. El día anterior a la consulta médica presentó dolor en hemitórax izquierdo cuando tosía o respiraba profundamente. Doce horas antes de acudir al servicio de urgencias, despertó con un escalofrío intenso y sudoración profusa. La anamnesis posterior indicó que ingería cantidades moderadas a abundantes de bebidas alcohólicas y durante 17 años fumó todos los días una cajetilla de cigarrillos. Trabajaba en un taller de reparación de automóviles y había tenido dos hospitalizaciones, una cuatro años antes por un síndrome de abstinencia. 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 777 Un varón de 31 años acudió al médico y le señaló que tenía erupción cutánea, tos y disnea. Cuatro días antes comenzó a sentirse mal y presentó fiebre de 38 °C. Al día siguiente le apareció una erupción cutánea que tenía inicialmente el aspecto de “ronchas”, pero pronto se convirtieron en vesículas. Más tarde aparecieron algunos brotes de lesiones cutáneas muy pruriginosas. Dos horas antes de su hospitalización sintió dolor en el hemitórax derecho cuando respiraba en forma profunda o tosía. Dos semanas antes de la hospitalización, su hija de ocho años tuvo varicela (capítulo 33), y él participó en su cuidado. No sabía si de niño había tenido dicha enfermedad. 15/04/16 16:25 778 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica temperatura se normalizó y expulsó por tos grandes cantidades de esputo purulento. La administración de penicilina G se continuó durante siete días. En la revisión de seguimiento cuatro semanas después de su hospitalización había cedido la consolidación pulmonar. Manifestaciones clínicas La temperatura fue de 39 °C, el pulso de 110/lpm y tuvo 30 rpm. Su presión arterial fue de 115/70 mmHg. El paciente parecía muy incómodo. Tenía una erupción cutánea que consistió en brotes o fases múltiples de lesiones que variaban desde maculopápulas rojas hasta vesículas que se habían roto y formado costras. Los dedos de las manos y sus labios mostraban una leve cianosis. Se percibieron estertores en los campos pulmonares de ambos lados. El resto de su exploración física fue normal. Datos de laboratorio y estudios de imagen En las radiografías de tórax se observaron infi ltrados pulmonares intersticiales difusos bilaterales. Los gases en sangre arterial incluyeron PO2 de 60 mmHg con una saturación de hemoglobina de 91%. Se observaron resultados normales en el hematocrito, en el recuento de leucocitos, en los electrólitos en suero y en los estudios de función hepática. Tratamiento y evolución hospitalaria El sujeto fue hospitalizado y se le sometió a oxigenoterapia, con la cual mejoró su hipoxia. Por vía endovenosa se administraron grandes dosis de aciclovir. En los días siguientes mejoró su función respiratoria y para el sexto día se interrumpió la administración de oxígeno. El tercer día se cambió a aciclovir por vía oral y se continuó su administración durante 10 días en total. Al séptimo día se dio de alta al paciente para ser atendido en su hogar. Comentario La neumonía bacteriana aguda por lo común comienza con un cuadro repentino de escalofríos y fiebre, tos y a menudo dolor torácico pleurítico. La tos frecuentemente es productiva y genera esputo purulento y muchos sujetos con neumonía no están hidratados de manera adecuada por lo cual no generan esputo hasta que reciben soluciones, como ocurrió en este caso. Aparece dolor torácico pleurítico cuando el cuadro inflamatorio de la neumonía afecta las pleuras del pulmón y de la cavidad torácica; el desplazamiento de ambas capas, como sucede con la tos o la respiración profunda, ocasiona dolor localizado. Los sujetos con neumonía aguda tienen un aspecto enfermo y por lo común tienen taquipnea (respiración rápida) y taquicardia (frecuencia cardiaca elevada). Muchos individuos con la enfermedad tienen factores predisponentes (insuficiencia cardiaca congestiva, neumopatía obstructiva crónica y otros trastornos) que se exacerban antes de aparecer la neumonía al mismo tiempo. Los signos en la exploración física son los que se observan en la consolidación del tejido pulmonar, que son moco purulento (esputo) en las vías respiratorias, y en algunos enfermos, líquido en la cavidad torácica. En la percusión se advierte matidez en el área de consolidación (o líquido). Al ocurrir esta última se cierran bronquiolos y alvéolos y únicamente las grandes vías respiratorias quedan abiertas; en la auscultación, se perciben ruidos 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 778 tubulares en la zona. Si todas las vías respiratorias están bloqueadas, no se escuchan ruidos respiratorios. La detección de estertores secos o ruidos crepitantes en la auscultación denota la presencia de líquido o moco en las vías respiratorias; estos ruidos a veces cambian cuando la persona tose. La neumonía viral se caracteriza por inflamación intersticial del tejido pulmonar y la formación de membranas hialinas en los espacios alveolares, y suele acompañar a la bronquiolitis y el desprendimiento de células ciliadas de las vías respiratorias pequeñas, con inflamación peribronquial. Los virus que causan neumonía más a menudo son: el sincicial respiratorio, los de parainfluenza (por lo general el tipo 3), el de influenza, los adenovirus, el de sarampión y el de varicela-zóster (capítulos 32, 39 y 40). El citomegalovirus (capítulo 33) causa neumonía en personas que han recibido trasplante alógeno de médula ósea y trasplante de órgano sólido; en ellos el virus de varicela-zóster puede ocasionar dicho cuadro. Los virus patógenos de reciente identificación como Metapneumovirus y algunos Coronavirus recién descubiertos como MERS-Coronavirus (caso 23) pueden causar enfermedad muy similar a la que originan los virus patógenos más comunes de vías respiratorias (capítulos 40, 41). El Coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave (SARS, severe acute respiratory syndrome) fue el que causó la epidemia de neumopatía mortal en varios países (caso 20). Otros agentes infecciosos (y no infecciosos también) causan neumonitis intersticial con consolidación focal del pulmón o sin ella; entre los ejemplos están Legionella pneumophila (capítulo 22) Mycoplasma pneumoniae (capítulo 25) y Pneumocystis jiroveci (capítulo 45). Los signos físicos en la exploración del tórax en casos de neumonía viral a menudo son escasos y sólo se perciben estertores en la auscultación. Algunos de los virus ocasionan erupciones características que a veces orientan en el diagnóstico. En las radiografías de tórax se observan infi ltrados intersticiales difusos bilaterales; puede haber áreas focales de consolidación. Son importantes las medidas complementarias como la oxigenoterapia y el uso de antivirales específicos, en la medida de lo posible. La neumonía extrahospitalaria (community acquired pneumonia, CAP) se define como una infección aguda de los pulmones en personas no hospitalizadas en fecha reciente o expuestas de otra manera a una instalación de atención sanitaria. Las causas más comunes de CAP son P. pneumoniae (capítulo 14), H. influenzae (capítulo 18), Moraxella catarrhalis (capítulo 16), S. aureus (capítulo 13) y con menor frecuencia ciertos bacilos gramnegativos, mismas que se observan con mayor frecuencia en pacientes con enfermedad pulmonar crónica. Datos sobre la frecuencia de patógenos “atípicos”, a saber M. pneumoniae (capítulo 25), L. pneumophila (capítulo 22) y Chlamydia pneumoniae (capítulo 27) varía (cuadro 48-3) pero deben considerarse cuando se escogen esquemas de tratamiento empíricos; las infecciones pleurales pulmonares con bacterias anaeróbicas mezcladas se asocian con factores predisponentes, por ejemplo enfermedad periodontal, crisis convulsivas, estupor o coma y aspiración de bacterias orofaríngeas en el pulmón. Neumonía, abscesos pulmonares e infección del espacio pleural (empiema, o pus en la cavidad torácica) tienen lugar con infecciones anaerobias mixtas. La neumonía asociada con cuidado de la salud (health care-associated pneumonia, HCAP) es una categoría de infección creada en 2005 para distinguir personas en la comunidad con hospitalización reciente, que residen en instalaciones de 15/04/16 16:25 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 779 Enfermedades cardiopulmonares crónicas; aparece después de infecciones de vías respiratorias superiores Enfermedades cardiopulmonares crónicas; surge después de infecciones de vías respiratorias superiores Epidemias de influenza; intrahospitalaria Abuso de alcohol; diabetes mellitus, intrahospitalaria Intrahospitalaria; sólo en raras ocasiones, extrahospitalaria Iintrahospitalaria; fibrosis quística Broncoaspiración, periodontitis Adultos jóvenes; ataca en verano y otoño Haemophilus influenzae Staphylococcus aureus Klebsiella pneumoniae Escherichia coli Pseudomonas aeruginosa Anaerobios Mycoplasma pneumoniae Entorno clínico Streptococcus pneumoniae Microorganismo PMN y monocitos; no se detectan bacterias patógenas Flora mixta Bacilos gramnegativos Bacilos gramnegativos Bacilos encapsulados gramnegativos Cocos grampositivos en cúmulos Cocobacilos gramnegativos pequeños Diplococos grampositivos Frotis de esputo teñidos con método de Gram Infiltrados irregulares extensos Infiltrados irregulares en zonas dependientes del pulmón Infiltrados irregulares, cavitación Infiltrados irregulares y derrame pleural Consolidación lobar Infiltrados irregulares Consolidación lobar Consolidación lobar Radiografías de tóraxa Estudios de laboratorio Títulos de fijación de complementoe, los títulos de crioaglutinina sérica no son útiles porque no poseen sensibilidad ni especificidad; PCR Cultivo del líquido pleural o de material obtenido por aspiración transtorácica; broncoscopia con un aplicador protegido para muestras Cultivo de esputo, sangre Cultivo de esputo, sangre y líquido pleural Cultivo de esputo, sangre y líquido pleural Cultivo de esputo, sangre o líquido pleural Cultivo de esputo, sangre o líquido pleural Frotis de esputo teñido con método de Gram; hemocultivo, cultivo de líquido pleural y búsqueda de antígeno en orina CUADRO 483 Características y tratamientos de algunas neumonías selectas Clindamicina (continúa) 25 11,20, 48 16 15 Una cefalosporinad de tercera generación Una cefalosporina, o un carbapenémico contra pseudomonas o una combinación de un lactámico β/ inhibidor de lactamasa β como piperacilina/ tazobactam y además un aminoglucósido 15 13 Nafcilinac Una cefalosporina de tercera o cuarta generación; en caso de infección graved, agregar gentamicina o tobramicina 18 14 Capítulo Ampicilina (o amoxicilina) si el microorganismo es lactamasa negativo; cefotaxima, o ceftriaxona. Penicilina G (o V, oral); fluoroquinolonas o vancomicina en caso de microorganismos muy resistentes a la penicilina Erupciones cutáneas, Eritromicina, azitromicina o miringitis ampollosa, claritromicina; doxiciclina anemia hemolítica o fluoroquinolonas Neumonía necrosante, absceso o empiema Cavitación Empiema Cavitación, empiema Empiema, cavitación Empiema, endocarditis Bacteriemia, meningitis, endocarditis, pericarditis, empiema Complicaciones Tratamiento antimicrobiano preferidob CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas 779 15/04/16 16:25 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 780 No es útil en el diagnóstico Quistes y trofozoítos de P. jiroveci con las tinciones de metenamina argéntica o de Giemsa, hechas en esputo o líquido de BAL; anticuerpos inmunofluorescentes directos en líquido BAL Tinción de Gram en cultivos de esputo o material de aspiración bronquial Aislamiento muy difícil; la técnica recomendada es la microinmunofluorescencia Título de anticuerpos inmunofluorescentese; cultivo de esputo o tejidof; antígeno de Legionella en orina (L. pneumophila serogrupo 1 solamente); PCR Estudios de laboratorio Neumotórax, insuficiencia respiratoria, ARDS, muerte Raras ocasiones, derrames pleurales y bacteriemia La reinfección en adultos mayores que tienen como trastorno básico EPOC o insuficiencia cardiaca puede ser grave o incluso mortal Empiema, cavitación, endocarditis y pericarditis Complicaciones Confirma el diagnóstico la concentración cuatro veces mayor Se necesitan medios selectivos e f El tratamiento se puede complicar por la presencia de microorganismos que producen lactamasa β de espectro extendido, y también los que producen carbapenemasa Los métodos de susceptibilidad microbiana (antibioticogramas) deben orientar el tratamiento Las infecciones por S. aureus resistente a nafcilina se tratan con vancomicina c d Los signos radiográficos son inespecíficos b Infiltrados intersticiales y alveolares y difusos; infiltrados apicales o del lóbulo superior, con la pentamidina en aerosol Infiltrados irregulares; a veces consolidación lobar Infiltrado subsegmentario menos notable que en el caso de la neumonía por M. pneumoniae; es rara la consolidación Consolidación irregular o lobar Radiografías de tóraxa a Sida, terapia inmunodepresora Pneumocystis jiroveci Inespecíficos Diplococos gramnegativos Semejanza clínica con la neumonía por M. pneumoniae, pero los síntomas prodrómicos duran más (incluso dos semanas); es frecuente que haya faringitis y ronquera en adolescentes y adultos jóvenes. Chlamydophila pneumoniae Pocos PMN; no hay bacterias Moraxella catarrhalis Neumopatías preexistentes; senectud, administración de corticosteroides o inmunodepresores Ataca en verano y otoño; exposición a sitios en construcción, fuentes de agua, acondicionadores de aire, contaminados; extrahospitalaria o intrahospitalaria Entorno clínico Especies de Legionella Microorganismo Frotis de esputo teñidos con método de Gram CUADRO 483 Características y tratamientos de algunas neumonías selectas (continuación) Trimetroprim/ sulfametoxazol, isetionato de pentamidina 45 20 27 Doxiciclina, eritromicina, claritromicina, o fluoroquinolonas Trimetroprim/ sulfametoxazol o ácido clavulánico-amoxicilina, o cefalosporinas de la segunda o tercera generación 22 Capítulo Azitromicina o claritromicina, con rifampicina o sin ella; fluoroquinolonas Tratamiento antimicrobiano preferidob 780 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica 15/04/16 16:25 CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas cuidado de largo plazo, o quienes a menudo tienen exposición a ambientes de cuidado de la salud (p. ej., clínicas de hemodiálisis y quienes están en riesgo de adquirir los mismos tipos de patógenos resistentes a múltiples fármacos que se ven entre pacientes hospitalizados [HAP] y pacientes que están en apoyo con ventilador [VAP]). Los microorganismos que causan tales infecciones son diferentes por completo de las etiologías de CAP. HCAP, HAP, y VAP que suelen ser causadas por bacilos intestinales gramnegativos multirresistentes como E. coli, Klebsiella pneumoniae, especies de Enterobacter (capítulo 15), Pseudomonas aeruginosa (capítulo 16) y S. aureus (capítulo 13), y también Legionella puede ocasionar la neumonía adquirida en hospitales. Los hongos, que incluyen Histoplasma capsulatum, C. immitis, y C. neoformans (capítulo 45), causan CAP; existe mayor posibilidad de que especies de Candida y Aspergillus (capítulo 45) causen infecciones intrahospitalarias. La biometría hemática de personas con neumonía por lo común indica la presencia de leucocitosis, con incremento en el número de PMN. En la radiografía de tórax se advierten infi ltrados segmentarios o lobares. A veces se identifican cavidades, en particular en el caso de infecciones anaerobias mixtas o neumonía por S. aureus o estreptococos del grupo A. También se pueden detectar derrames pleurales y, en caso de surgir, obligan a practicar toracocentesis y así obtener líquido para recuento y cultivo celulares; y para propósitos terapéuticos en caso de empiema. Los cultivos de sangre deberían hacerse en todo paciente ingresado al hospital con neumonía aguda, aun cuando el rendimiento varíe (p. ej., 20 a 25% con S. pneumoniae, mucho menos en enfermedad causada por H. influenzae). El esputo, cuando se encuentre disponible, también puede ser útil para tinción de Gram y cultivo. Muchos enfermos de neumonía bacteriana, y otros más con el mismo cuadro causado por otros microorganismos, muestran esputo mucopurulento. El esputo de color herrumbroso sugiere ataque alveolar y se asocia con la neumonía neumocócica, aunque surge con otros microorganismos también. El esputo fétido sugiere infección con anaerobios mixtos. Es importante separar una fracción purulenta del esputo para en ella hacer tinción de Gram y estudio microscópico; la muestra adecuada de esputo debe tener más de 25 PMN y menos de 10 células epiteliales en el campo de baja potencia (amplificación 100×). Por costumbre, el estudio microscópico del esputo se ha utilizado para identificar la causa de la neumonía; sin embargo, es difícil a veces diferenciar los microorganismos que son parte de la microbiota normal de la bucofaringe, de los que causan la neumonía. Detectar innumerables diplococos grampositivos en forma de lanceta sugiere en gran medida la presencia de S. neumoniae, pero los estreptococos que son parte de la microbiota de la boca y la faringe tienen el mismo aspecto. La utilidad principal de la tinción del frotis de esputo es el caso en que se detectan microorganismos no esperados (como innumerables PMN junto con abundantes bacilos gramnegativos, que sugieren bacilos intestinales o Pseudomonas o incontables cocos grampositivos en racimos que sugieren estafi lococos). Los cultivos de esputo comparten muchas de las desventajas de los frotis, pues con ellos es difícil diferenciar entre la microbiota normal y las bacterias colonizantes, de las que causan la neumonía. La demostración real de la causa de la neumonía se obtiene de un conjunto limitado de muestras: la positividad de un hemo- 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 781 781 cultivo en un sujeto con neumonía sin infecciones confusoras; la positividad del líquido pleural o del cultivo directo del aspirado pulmonar; y la detección del antígeno circulante de un microorganismo específico sin alguna infección confusora (como el caso del antígeno urinario de S. pneumoniae o L. pneumophila). La broncoscopia suele practicarse para obtener material para estudios diagnósticos en pacientes con neumonía en estado muy grave; también se recomienda en casos de neumonía en profesionales de la salud y la que se observa en el hospedador inmunocomprometido. Es útil el cultivo bacteriano cuantitativo realizado en una muestra de lavado broncoalveolar (BAL, bronchoalveolar lavage) obtenida con gran cuidado y con el uso de una cifra límite de 104 unidades formadoras de colonias (CFU, colony-forming units)/ml de un patógeno específico por muestra, como punto de corte para que tenga significación clínica y para establecer la etiología de la neumonía bacteriana en individuos que no habían sido tratados con antibióticos. La broncoscopia junto con el BAL también puede permitir que se identifique un patógeno no bacteriano como un moho fi lamentoso o un virus patógeno en un sujeto expuesto a riesgos. Ahora se dispone de múltiples métodos comerciales de amplificación de ácido nucleico para apoyar el diagnóstico de neumonía viral y neumonía causada por patógenos atípicos, por ejemplo M. pneumoniae y C. pneumoniae. Se están desarrollando otras plataformas específicamente para detectar CAP y HCAP. En Estados Unidos, algunas sociedades profesionales (véanse abajo lineamientos para ATS e IDSA) han establecido guías prácticas para el diagnóstico y el tratamiento empírico y definitivo de neumonías extrahospitalaria, la vinculada con la atención de la salud y la neumonía relacionada con el respirador. En el caso de pacientes que tienen neumonía extrahospitalaria se recomienda como fármaco único un macrólido, una fluoroquinolona o doxociclina si antes de su ingreso en el hospital gozaban de buena salud. Se recomienda como tratamiento empírico inicial un macrólido con un lactámico β o una fluoroquinolona sola en pacientes ambulatorios en quienes existe el problema resistencia y en otros que necesitan hospitalización. Una actualización realizada por Musher et al., (véase en referencias) sugiere modificaciones a los lineamientos para tratamiento de pacientes ambulatorios debido al aumento de resistencia a macrólido y tetracilina en microorganismos comunes de CAP. En resumen, la amoxicilina-clavulanato con la adición de azitromicina, si se trata de infección por Legionella, se sugiere para pacientes ambulatorios. También se recomienda que fluoroquinolonas, por ejemplo levofloxacina o moxifloxacina se reserven para pacientes con predisposición a enfermedad pulmonar u otras comorbilidades. Los regímenes mencionados habrán de modificarse en el caso de que se establezca la etiología y una vez que se precise la susceptibilidad del agente causal. En el caso de neumonías hospitalaria o la vinculada con la atención de la salud, un problema grave es la multirresistencia, y se necesita a veces tratamiento personalizado contra pseudomonas, que incluya cefalosporinas de tercera generación, carbapenémicos o combinaciones de inhibidores de β-lactamasa/lactámicos junto con, o sin, un aminoglucósido. En fecha más reciente, el aumento de la prevalencia de microorganismos resistentes a múltiples fármacos, como K. pneumoniae resistente a carbapenem y Acinetobacter baumannii resistente a todos los antimicrobianos, excepto 15/04/16 16:25 782 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica colistina, ha desafiado tales recomendaciones y contribuido a mortalidad creciente. REFERENCIAS American Thoracic Society, Infectious Diseases Society of America: Guidelines for the management of adults with hospital-acquired, ventilator-associated, and healthcare-associated pneumonia. Am J Respir Crit Care Med 2005;171:388. Anand N, Kolleff MH: The alphabet soup of pneumonia: CAP, HAP, HCAP, NHAP, and VAP. Semin Respir Crit Care Med 2009;30:3. Labelle A, Kollef MH: Healthcare-associated pneumonia: approach to management. Clin Chest Med 2011;32:507-515. Mandell LA, Wunderink RG, Anzueto A, et al.: Infectious Diseases Society of America/American Thoracic Society consensus guidelines on the management of community-acquired pneumonia in adults. Clin Infect Dis 2007;44:527. Musher DM, Thorner AR: Community-acquired pneumonia. N Engl J Med 2014;371:17. CORAZÓN C A S O 5: E N D O C A R D I T I S Mujer de 45 años que fue hospitalizada por mostrar fiebre, disnea y pérdida de peso. Seis semanas antes de su internamiento mostró escalofríos, sudoración profusa y anorexia, manifestaciones que agravaron hasta la hospitalización. Cuatro semanas antes de su internamiento presentó dorsalgia persistente. La disnea con el ejercicio se agravó y en vez de caminar tres cuadras, podía caminar sólo una. Al momento de su hospitalización señaló haber perdido 5 kg. En su niñez se le diagnosticó fiebre reumática, y en esa época mostró hinchazón de articulaciones y fiebre y estuvo en reposo absoluto durante tres meses. Más tarde se le detectó un soplo en el corazón. Manifestaciones clínicas La temperatura fue de 38 °C y el pulso de 90/lpm y tuvo 18 rpm. Su presión arterial fue de 130/80 mmHg. En la exploración física se observó una mujer con sobrepeso moderado, consciente y orientada. Le faltaba el aire cuando trataba de ascender dos pisos de escaleras. La revisión de los ojos indicó la presencia de una mancha de Roth (mancha blanquecina y redonda rodeada de hemorragia), en la retina derecha. En las conjuntivas y en los dos ojos se observaron petequias. La exploración de cabeza y cuello fue por lo demás normal. Debajo de dos uñas en la mano derecha y otra en la mano izquierda se identificaron hemorragias en astilla. En la yema de un dedo de la mano y de otro del pie se detectaron nódulos de Osler (lesiones cutáneas de color rojo violáceo, elevadas, pequeñas y dolorosas). El tamaño de su corazón era normal a la percusión. En la auscultación se percibió en la punta del corazón un soplo diastólico 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 782 de tono bajo compatible con estenosis de la válvula mitral; en el hemitórax izquierdo se percibió un chasquido intenso de abertura de la válvula mencionada. La exploración del abdomen fue difícil por su obesidad, y uno de los observadores percibió esplenomegalia. El resto de su exploración física fue normal. Datos de laboratorio y estudios de imagen Las radiografías de tórax señalaron que el contorno cardiaco y los pulmones eran normales. El ECG mostró ritmo sinusal normal con ondas P amplias (conducción auricular). La ecocardiografía mostró auriculomegalia izquierda, engrosamiento de las valvas de la mitral y una vegetación en la valva posterior. El hematócrito fue de 29% (bajo). El número de leucocitos fue de 9 800 células/μl (normal alto), y de ellos 68% fueron PMN (cifra alta), 24% linfocitos y 8% monocitos. La velocidad de eritrosedimentación fue de 68 mm/h (alta). Los resultados de la química sanguínea, incluidos electrólitos y las pruebas de función renal, fueron normales. El día de la hospitalización se practicaron tres hemocultivos; un día después hubo detección positiva de cocos grampositivos en cadenas, que correspondían a la variedad estreptococo viridans que más tarde fueron identificados como Streptococcus sanguis (capítulo 14). Tratamiento Se hizo el diagnóstico de endocarditis de la válvula mitral. Se comenzó la administración intravenosa de penicilina G y de gentamicina, que se continuó durante dos semanas. En término de tres días de haber comenzado el tratamiento la paciente no tenía fiebre y después de la eliminación satisfactoria de la endocarditis, fue referida a una institución para el tratamiento crónico de su cardiopatía. Comentario Los síntomas y los signos de la endocarditis son muy variados porque pueden abarcar cualquier órgano o sistema de manera secundaria (o primaria). La fiebre afecta a 80 a 90% de los pacientes; los escalofríos, a 50%, la anorexia y la pérdida de peso a 25%, y las lesiones cutáneas a 25%, aproximadamente. Muy a menudo surgen manifestaciones inespecíficas como cefalea, dorsalgia, tos y artralgias. El cuadro inicial, incluso en 25% de los sujetos con endocarditis, incluye signos neurológicos o accidentes cerebrovasculares como consecuencia de émbolos que provienen de vegetaciones de válvulas cardiacas. En 10 a 20% de los pacientes se detectan dorsalgia, dolor retroesternal y también en el abdomen. De manera típica, los signos físicos incluyen fiebre en 90 a 95% de los casos; un soplo cardiaco en 80 a 90% de los pacientes y en 15% de ellos aparece un soplo nuevo o cambiante, y en la mitad de los enfermos hay esplenomegalia y lesiones cutáneas. Otros signos y síntomas físicos guardan relación directa con las complicaciones de las metástasis infecciosas y émbolos provenientes de las vegetaciones. Los estreptococos y estafi lococos causan aproximadamente 80% de los casos de endocarditis. Entre ellos, los más comunes son estreptococos viridans de varias especies (p. ej., , de los grupos S. sanguis, Streptococcus salivarius, Streptococcus mutans, Streptococcus bovis; capítulo 14), y le siguen en frecuencia enterococos (como Enterococcus faecalis) y otros estreptococos. 15/04/16 16:25 CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas Estos últimos por lo común ocasionan endocarditis en válvulas cardiacas anormales. La proporción de causas atribuidas a estafilococcos va en aumento debido a la disminución en casos asociados con enfermedad cardiaca reumática y el aumento en infecciones asociadas con cuidados sanitarios. S. aureus causa 20 a 25% de casos extrahospitalarios pero una proporción mucho más elevada de enfermedad asociada con cuidados sanitarios (véase la referencia de Hoen et al.) y de igual forma Staphylococcus epidermidis causa alrededor de 5% de casos extrahospitalarios y 15% de casos asociados con cuidados sanitarios (capítulo 13). S. aureus puede infectar válvulas cardiacas normales; afecta frecuentemente a quienes abusan de drogas intravenosas y a pacientes que adquieren su enfermedad en el hospital, y ocasiona una enfermedad de evolución más rápida que la causada por estreptococos. S. epidermidis origina endocarditis de prótesis valvulares y sólo en raras ocasiones infecta válvulas originales. En 5%, aproximadamente hay ataques de bacilos gramnegativos (capítulos 15, 18) y en 3% de los casos el ataque proviene de levaduras como Candida albicans (capítulo 45). Con frecuencia cada vez mayor se ha señalado el ataque de patógenos nuevos como especies de Bartonella (capítulo 22) y de Tropheryma whipplei (capítulo 22). Otras bacterias más, y de hecho cualquier especie, pueden originar endocarditis; un porcentaje bajo de casos son cultivos negativos. Instrumentos diagnósticos importantes son la anamnesis y la exploración física. El diagnóstico lo sugiere la positividad repetida de hemocultivos, sin otros sitios de infección. Un método complementario muy útil puede ser la ecocardiografía y la presencia de vegetaciones en una persona con fiebre inexplicable, sugiere decididamente la presencia de endocarditis. La antibioticoterapia es esencial, porque sin tratamiento la endocarditis es mortal. Es necesario utilizar fármacos bactericidas. La elección de antibióticos depende del microorganismo infeccioso: en el caso de estreptococos viridans se recurrirá a penicilina G más gentamicina durante dos semanas, y en el caso de enterococos susceptibles se recomienda que la terapia dure seis semanas. La vancomicina es el tratamiento de elección en el caso de cepas resistentes a la penicilina. En caso de multirresistencia en enterococos, se requiere el uso de fármacos más recientes como linezolida y daptomicina, con base en datos de susceptibilidad. La infección por S. aureus se trata con una penicilina resistente a la penicilinasa (como nafcilina), a la que se agrega frecuentemente gentamicina durante los primeros cinco días del tratamiento. Los lactámicos β sustituyen a la vancomicina en caso de estreptococos resistentes a meticilina/oxacilina. La daptomicina se recomienda para infecciones por MRSA del hemicardio derecho y es útil de igual manera para enfermedad contralateral. La duración del tratamiento por endocarditis estafilocócica es de seis semanas. Las bacterias no estreptocócicas y estafi locócicas se tratan con antibióticos de actividad demostrada a partir de antibiogramas locales. La cirugía con reemplazo valvular es necesaria cuando la insuficiencia valvular (p. ej., insuficiencia valvular aórtica) resulta en falla cardiaca aun cuando exista infección activa y para controlar infección rebelde al tratamiento médico (como sucede con patógenos micóticos y gramnegativos). Otras indicaciones importantes de cirugía son la diseminación contigua de la infección al seno de Valsalva o abscesos resultantes y émbolos de prevención debido a vegetaciones grandes. 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 783 783 REFERENCIAS Baddour LM, Wilson WR, Bayer AS, et al.: Infective endocarditis: Diagnosis, antimicrobial therapy, and management of complications. A statement for healthcare professionals from the Committee on Rheumatic Fever, Endocarditis, and Kawasaki Disease, Council on Cardiovascular Disease in the Young, and the Councils on Clinical Cardiology, Stroke, and Cardiovascular Surgery and Anesthesia, American Heart Association: Endorsed by the Infectious Diseases Society of America. Circulation 2005;111:e394; reference to these includes Correction, Circulation 2005;112:2373. (Executive Summary, Circulation 2005;111:3167, Correction, Circulation 2005;112:2374). Accessed at http://circ.ahajournals.org/cgi/content/full/111/23/e394. Hoen B, Duval X: Infective endocarditis. N Engl J Med 2013;368:1425-1433. ABDOMEN C A S O 6: P E R I TO N I T I S Y A B S C E S O S Un estudiante varón de 18 años fue hospitalizado por presentar fiebre y dolor abdominal. Su estado había sido satisfactorio tres días antes de su internamiento, y para esa fecha presentó dolor abdominal difuso y vómito después de la cena. El dolor persistió por la noche y empeoró en la mañana siguiente. Fue atendido en el servicio de urgencias y allí se le detectó dolor a la palpación del abdomen. Los datos de las radiografías de tórax y de abdomen fueron normales; el recuento leucocítico fue de 24 000 células/μl y fueron normales los datos de otras pruebas de laboratorio, incluidas las de hígado y páncreas y la función renal. El paciente retornó a su hogar, pero el dolor abdominal y el vómito intermitente persistieron y se presentó fiebre de 38 °C. El paciente fue hospitalizado al tercer día de su trastorno. No se obtuvieron antecedentes de consumo de fármacos, abuso de drogas o alcohol, traumatismos o infecciones, y los antecedentes familiares fueron negativos. Manifestaciones clínicas La temperatura fue de 38 °C, el pulso de 110/lpm y hubo 24 rpm. La presión arterial fue de 110/70 mmHg. En la exploración física se observó a un varón joven de desarrollo normal cuyo cuadro era agudo y que se quejaba de dolor abdominal difuso. La exploración de tórax y de corazón arrojó resultados normales, pero el abdomen mostraba distensión moderada. Se observó dolor difuso a la palpación en la zona periumbilical y en el cuadrante inferior derecho, con rigidez muscular durante la maniobra. Hubo sugerencia de una masa en el cuadrante inferior derecho. Los ruidos intestinales fueron poco frecuentes. 15/04/16 16:25 784 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica Datos de laboratorio y estudios de imagen El hematocrito fue de 45% (normal) y la cifra de leucocitos, 20 000 células/μl (muy elevado), y de ellos 90% fue PMN (muy elevado) y 12%, linfocitos. La concentración de amilasa sérica (una prueba para detectar pancreatitis) fue normal y también lo fueron los electrólitos y los resultados de las funciones de hígado y riñones. Fueron normales también las radiografías de tórax y de abdomen, aunque se identificaron algunas asas de intestino delgado distendidas. La CT del abdomen detectó un cúmulo de líquido en el cuadrante inferior derecho, que se extendía al interior de la pelvis. Tratamiento Se envió al paciente al quirófano y durante la operación se identificaron apéndice perforado y un gran absceso periapendicular que se extendía al interior de la pelvis. Se extirpó el apéndice, se evacuaron unos 300 ml de líquido fétido del absceso y se colocaron drenajes. Durante dos semanas se administró ertapenem. Cada día se extrajo parte de los drenajes y se retiraron por completo una semana después de la operación. En el cultivo del líquido del absceso se identificaron como mínimo seis especies de bacterias, incluidas E. coli (capítulo 15), Bacteroides fragilis (capítulo 21), estreptococos viridans y enterococos (microbiota gastrointestinal normal). El paciente se recuperó por completo. Los elementos iniciales importantes en el diagnóstico son los datos de la anamnesis y la exploración física, para valorar el carácter agudo y el sitio en que surgió el problema. Las pruebas de laboratorio como el recuento leucocítico, constituyen resultados anormales inespecíficos o permiten descartar enfermedades como pancreatitis, como ocurrió en este caso. Las radiografías del abdomen son complementos diagnósticos de gran utilidad y en ellos se pueden identificar cúmulos de gas y líquido en el intestino grueso y delgado. Por medio de las CT mejoradas con contraste se obtiene información más definitiva que orienta hacia anormalidades focales. En caso de que exista líquido, su aspiración con aguja y su cultivo permite corroborar el diagnóstico de infección, pero no define el cuadro patológico primario. Se necesita a veces una operación para definir el diagnóstico, al mismo tiempo que se da un paso definitivo en el tratamiento. Se puede corregir el cuadro patológico primario como gangrena intestinal o rotura de apéndice y se puede drenar la infección localizada. Complementos importantes son los antimicrobianos y la selección de fármacos debe incluir uno que sea activo contra bacilos gramnegativos intestinales, otro contra enterococos y estreptococos y el tercero contra bacilos gramnegativos anaerobios que suelen ser resistentes a la penicilina G. Se han descrito innumerables esquemas y uno de ellos incluye gentamicina, ampicilina y metronidazol; recientemente la piperacilina/tazobactam y ertapenem han sustituido regímenes de tres fármacos. Comentario El dolor es la manifestación primaria usual de la peritonitis y de la formación de abscesos intraabdominales. El sitio y la intensidad del dolor dependen de la enfermedad primaria de las vísceras abdominales. La perforación de la úlcera gástrica ocasiona inmediatamente dolor epigástrico que se propaga rápido a todo el abdomen, con derramamiento del contenido gástrico. La rotura del apéndice o de un divertículo en el colon sigmoide suele originar dolor más localizado en los cuadrantes inferiores derecho o izquierdo, respectivamente, que acompaña a la peritonitis focal y a la formación de abscesos. El dolor se acompaña de náusea, vómito, anorexia y fiebre. Los signos y los síntomas después del derrame agudo del contenido intestinal al interior del abdomen presentan dos fases. La primera es la de peritonitis, en la que surge dolor agudo por la infección por E. coli y otras bacterias anaerobias facultativas; esto sucede en los primeros dos días y sin tratamiento ocasiona una elevada tasa de mortalidad. La segunda fase es la formación de abscesos y se asocia con la infección por B. fragilis y otras bacterias anaerobias obligadas. En la exploración física durante la fase aguda se detecta rigidez y dolor difuso o local en el abdomen; a menudo el dolor a la palpación es intenso cuando se retira la presión ejercida en el abdomen durante la palpación, situación conocida como dolor por rebote. Más tarde el abdomen se distiende y desaparecen la motilidad intestinal (íleo paralítico). Las bacterias que componen la microbiota gastrointestinal normal (capítulo 10) son las que causan la peritonitis aguda y los abscesos asociados con la rotura intestinal: E. coli y otros bacilos gramnegativos intestinales, enterococos, estreptococos viridans, B. flagilis y otros bacilos gramnegativos anaerobios y cocos grampositivos anaerobios y bacilos de muchas especies. 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 784 C A S O 7: G A S T R O E N T E R I T I S Cuatro miembros de una familia de campesinos migrantes fueron atendidos en un hospital con diarrea y fiebre que habían comenzado 6 a 12 h antes. El padre tenía 28 años, la madre 24 y los niños 6 y 4 años de edad. Dos días antes, la familia había tenido un convivio en el parque donde los alimentos los preparó un pariente que apenas la semana previa se había recuperado de una enfermedad similar. Otro miembro de la familia, de ocho meses no consumió los mismos alimentos y no se enfermó. Aproximadamente 36 h después de la comida, los niños presentaron cólicos abdominales, fiebre y diarrea acuosa, síntomas que persistieron en las 12 h previas a su atención, y en ambos la diarrea se tornó sanguinolenta. Los padres presentaron síntomas similares 6 y 8 h antes, pero en su excremento no se identificó sangre visible. Los padres afirmaron que varias personas que atendieron la celebración tuvieron enfermedades similares. Manifestaciones clínicas En la exploración física los niños tuvieron temperaturas de 39 a 39.5 °C, y los padres, 38 °C. Los cuatro tuvieron taquicardia, y su aspecto clínico era de un cuadro agudo. Los dos niños presentaban deshidratación. 15/04/16 16:25 CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas Datos de laboratorio El número de leucocitos varió de 12 000 a 16 000 células/μl, y de ellos 55 a 76% fueron PMN. En las preparaciones húmedas de heces se identificaron múltiples leucocitos. Las heces de los niños mostraban sangre y moco a simple vista. El cultivo del excremento de cada uno de los pacientes más adelante permitió identificar Shigella flexneri (capítulo 15). Tratamiento Los dos niños fueron hospitalizados y se les suministraron por vía endovenosa soluciones y ampicilina. Los adultos fueron tratados de forma ambulatoria con soluciones orales y ciprofloxacino oral. Todos se recuperaron sin problema. El seguimiento de salud pública determinó que el pariente que preparó los alimentos fue quien inició el brote. Comentario Los principales signos clínicos de las infecciones gastrointestinales son náusea, vómito, dolor abdominal, diarrea y fiebre. Los síntomas predominantes dependen del agente causal y de si es toxígeno, invasivo o tiene ambas características. Si los alimentos contienen toxinas preformadas, suelen ocasionar náusea y vómito. Por ejemplo, S. aureus (capítulo 13) y Bacillus cereus (capítulo 11) producen enterotoxinas en los alimentos y aparecen náusea y vómito (y en menor magnitud, diarrea) unas cuantas horas después de ingerirlos. Los microorganismos que generan enterotoxinas afectan la zona proximal del intestino delgado y tienden a ocasionar diarrea acuosa (p. ej., , E. coli enterotoxígena [capítulo 15], y Vibrio cholerae [capítulo 17]). Los agentes como los rotavirus, el virus de Norwalk (capítulo 37) y Giardia lamblia (G. duodenalis capítulo 46), originan diarrea acuosa por un mecanismo de irritación o destrucción de la mucosa. Las bacterias invasoras o las que producen citotoxinas infectan el colon y ocasionan dolor abdominal, diarrea frecuente, a menudo con sangre y moco, fiebre y deshidratación, como ocurrió con los cuatro miembros de esta familia; el conjunto de signos y síntomas se llama disentería, y entre los microorganismos que la causan están salmonelas de muchos serotipos, shigelas, Campylobacter jejuni (capítulo 17), E. coli enteroinvasiva, Clostridium difficile (capítulo 11), y E. histolytica (capítulo 46). La fiebre tifoidea es una infección mortal que se caracteriza por fiebre, cefalea y síntomas abdominales variables; Salmonella typhi (capítulo 15) (y también Salmonella paratyphi A y B, y Salmonella Choleraesuis) y Yersinia enterocolitica (capítulo 19) provocan fiebre tifoidea. En el cuadro 48-4 se incluyen los agentes patológicos que a menudo causan gastroenteritis inducida por toxinas, infecciones gastrointestinales invasivas y no invasivas. Las infecciones gastrointestinales son muy frecuentes, en particular en países en desarrollo, en donde el índice de mortalidad que ocasionan es elevado en lactantes y niños pequeños. Es de suma importancia la prevención por medidas de salud pública que incluirían planes para reforzar la higiene satisfactoria y contar con abastos sanitarios de agua y alimentos. Solamente en un porcentaje pequeño de casos se identifica el agente causal por medio de un coprocultivo o un inmunoensayo. Esto probablemente cambie con la implantación de paneles de amplificación de ácido nucleico de base amplia que puedan 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 785 785 detectar simultáneamente infecciones por bacterias, por virus y por protozoarios con sensibilidad mejorada. Algunos de tales paneles detectan patógenos que usualmente no se buscan en laboratorios clínicos, por ejemplo ETEC y EPEC (capítulo 15). El descubrimiento de leucocitos en montículos fecales húmedos es muy sugestivo de infección por un patógeno invasivo, aunque también puede verse en causas no infecciosas de colitis, como en el caso de enfermedad intestinal inflamatoria. Mantener una hidratación adecuada es uno de los elementos de mayor importancia del tratamiento, particularmente en lactantes y en niños. Para tratar la fiebre intestinal (fiebre tifoidea) se necesitan antimicrobianos, que acortan la duración de los síntomas en las infecciones por Shigella, Campylobacter y V. cholerae, pero prolonga los síntomas y la diseminación fecal de Salmonella. No existe tratamiento específico contra la infección por rotavirus, que constituye la causa más común de diarrea viral, sin embargo, se dispone de una vacuna como medida preventiva. REFERENCIAS Dennehy PH: Viral gastroenteritis in children. Pediatr Infect Dis J 2011;30:63. Dupont HL: Approach to the patient with infectious colitis. Curr Opin Gastroenterol 2012; 28:39-46. DuPont HL: Acute infectious diarrhea in immunocompetent adults. N Engl J Med 2014;370:1532-1541. Guerrant RL, Van Gilder T, Steiner TS, et al.: Practice guidelines for the management of infectious diarrhea. Clin Infect Dis 2001;32:331. Marcos LA, Dupont HL: Advances in defining etiology and new therapeutic approaches in acute diarrhea. J Infect 2007;55:385. Patel MM, Hall AJ, Vinje J, Parashar UD: Noroviruses: a comprehensive review. J Clin Virol 2009;44:1. VÍAS URINARIAS C A S O 8: I N F E CC I Ó N V E S I C A L AG U D A S I N CO M P L I C AC I O N E S Una mujer de 21 años acudió a la enfermería de la universidad con el antecedente de que en los dos días anteriores aumentó su frecuencia de micciones, junto con urgencia y disuria. Su orina había sido rosa o sanguinolenta por al menos 12 h. No existía el antecedente de alguna infección del aparato urinario. En fecha reciente había iniciado su actividad sexual y utilizaba un diafragma y un espermicida. Manifestaciones clínicas La temperatura fue de 37.5 °C, su pulso de 105/lpm y 18 rpm. Su presión arterial fue de 105/70 mmHg. En la exploración física el único signo anormal fue el dolor leve a la palpación profunda en el área suprapúbica. 15/04/16 16:25 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 786 1 a 8 h (en raras ocasiones incluso 18 h) 2 a 16 h 8 a 16 h 18 a 24 h 24 a 72 h 48 a 72 h 24 a 72 h Bacillus cereus Clostridium perfringens Clostridium botulinum Escherichia coli (enterotoxígena; ETEC) Escherichia coli (enteroinvasora; EIEC) Escherichia coli (productora de la toxina de Shiga; STEC) Periodo típico de incubación Staphylococcusaureus Microorganismo Diarrea acuosa y sanguinolenta Disentería Diarrea acuosa Parálisis Diarrea acuosa Vómito o diarrea Náusea y vómito Signos y síntomas La diarrea sanguinolenta surge con el consumo de carne molida mal cocida en restaurantes de comida rápida Brotes ocasionales de disentería; causa poco frecuente de infección esporádica La causa más frecuente de la “diarrea de los viajeros” C. botulinum prolifera en alimentos anaerobios y produce toxina Los clostridios prosperan en platillos de carne recalentados. Se ingieren números enormes El arroz frito recalentado es el vehículo frecuente Los estafilococos proliferan en carnes, productos lácteos y otros alimentos y producen enterotoxina Aspectos epidemiológicos Patogenia Con un periodo de incubación de 2 a 8 h, vómito predominantemente, pero si es de 8 a 16 h, diarrea como manifestación principal. Cuadro muy frecuente de comienzo repentino, con vómito intenso que dura incluso 24 h; la recuperación por lo común se observa en 24 a 48 h. Aparece en personas que consumen el mismo alimento. No se necesita tratamiento, salvo la restauración de líquidos y electrólitos. Manifestaciones clínicas STEC produce toxinas similares a la de Shiga. A menudo es el serotipo O157:H7 Invasión inflamatoria de la mucosa del colon; es similar a la shigelosis. EIEC guarda gran semejanza con Shigella ETEC en los intestinos produce enterotoxina termolábil (HL) o termoestable (HS). Las toxinasa originan hipersecreción en el intestino delgado La toxina que se absorbe en los intestinos bloquea la acetilcolina en la unión neuromuscular. Causa diarrea sanguinolenta, colitis hemorrágica, y la mayor parte de los casos de síndrome hemolíticourémico. El coprocultivo intenta identificar E. coli sorbitol-negativa y el serotipo de microorganismos, con antisueros contra O157:H7. Es posible detectar otros serotipos por medio de la producción de la toxina y para ello se utilizan enzimoinmunoensayos que contienen anticuerpos contra las toxinas similares a las de Shiga. Diarrea aguda sanguinolenta con malestar general, cefalea, fiebre alta y dolor abdominal. Enfermedad grave en niños desnutridos. En las heces hay WBC. La diarrea por lo común comienza en forma repentina y el vómito es raro. Infecciones graves en los recién nacidos. En adultos, el trastorno cede por sí sólo en cuestión de 1 a 3 días. Diplopia, disfagia, disfonía y dificultad para respirar. El tratamiento incluye apoyo ventilatorio y administración de antitoxina. El diagnóstico se confirma al detectar la toxina en sangre o heces. La enterotoxina se produce La diarrea profusa comienza en forma repentina; durante la esporulación del el vómito es ocasional. La recuperación por lo intestino; causa hipersecreción común se presenta en 1 a 4 días, sin tratamiento. Identificación de innumerables clostridios en cultivos de alimentos y de heces de pacientes. Enterotoxina formada en alimentos o en los intestinos, por proliferación de B. cereus La enterotoxina actúa en los receptores intestinales que trasmiten impulsos a los centros bulbares que controlan el vómito CUADRO 484 Microorganismos que con frecuencia causan gastroenteritis (continúa) 9,15 9,15 9,15 11 11 11 13 Capítulo 786 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica 15/04/16 16:25 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 787 24 a 72 h Shigella dysenteriae tipo 1 (bacilo de Shiga) Disentería, diarrea sanguinolenta Disentería 10 a 14 días Fiebre tifoidea 24 a 72 horas Especies de Shigella (casos leves) Diarrea acuosa Salmonella typhi (S paratyphi A y B; S choleraesuis) 24 a 72 h Vibrio cholerae Diarrea acuosa Disentería 6 a 96 h Vibrio parahaemolyticus Diarrea acuosa Signos y síntomas Especies de Salmonella 8 a 48 h Comienzo lento Periodo típico de incubación Escherichia coli (enteropatógena, EPEC) Microorganismo Los humanos constituyen el único reservorio de S. typhi Los microorganismos proliferan en el intestino; no producen toxina Causa brotes en países en desarrollo Los microorganismos proliferan en el epitelio intestinal superficial Los microorganismos proliferan en el intestino y producen toxina Los microorganismos proliferan en mariscos y en el intestino producen toxina o lo invaden Causa frecuente de diarreas en recién nacidos en países en desarrollo. Básicamente es la causa de diarrea epidémica en salas de cunas de recién nacidos y causa cifras altas de mortalidad; es menos frecuente ahora en países desarrollados Aspectos epidemiológicos El microorganismo invade la mucosa intestinal y prolifera en los macrófagos y en los folículos linfáticos de intestinos; penetra en las glándulas linfáticas mesentéricas y de ahí a la sangre y se disemina Infección superficial del intestino, escasa invasión. La dosis infectante es >105 microorganismos Produce citotoxina y neurotoxina Comienzo insidioso con malestar general, anorexia, mialgias y cefalea; fiebre alta remitente; puede haber estreñimiento o diarrea. En cerca de la mitad de los enfermos hay hepatoesplenomegalia. El diagnóstico se hace por cultivo de S. typhi de sangre, heces o material de otros sitios. La antibioticoterapia es importante. Diarrea de comienzo gradual o repentino y febrícula. Leucocitos en las heces. Los coprocultivos son positivos. No se necesitan los antimicrobianos, salvo que se sospeche diseminación generalizada o la persona sea inmunocomprometida. El estado de portador prolongado es frecuente. Diarrea sanguinolenta profusa en niños de países en desarrollo; la cifra alta de mortalidad es rara en Estados Unidos. Diarrea de comienzo repentino; puede haber sangre y pus en heces; cólicos, tenesmo y letargo. Leucocitos en heces. Los cultivos de heces son positivos. Es un cuadro que a menudo es de poca intensidad y cede por sí solo. Se necesita la reposición de líquidos. Diarrea líquida de comienzo repentino en zonas endémicas. Se necesita la reposición inmediata de líquido y electrólitos por vía intravenosa u oral. Los coprocultivos son positivos. Se necesita usar medios selectivos. La toxinaa ocasiona hipersecreción en el intestino delgado. La dosis infectante es mayor de 105 microorganismos Los microorganismos invaden células epiteliales; hay sangre, moco y PMN en las heces. La dosis infectante es < 103 microorganismos Diarrea de comienzo repentino en los grupos que consumieron el mismo alimento, en particular, cangrejos y otros mariscos. El sujeto se recupera por lo común completamente en cuestión de 1 a 3 días. Los cultivos de alimentos y heces son positivos. Comienzo insidioso en un lapso de 3 a 6 días con inquietud, inapetencia y diarrea. El cuadro suele durar 5 a 15 días. La deshidratación, el desequilibrio de electrólitos y otras complicaciones pueden causar la muerte. Es importante la administración de antimicrobianos. Manifestaciones clínicas La toxina ocasiona secreción excesiva. Los vibriones invaden el epitelio; las heces pueden ser sanguinolentas EPEC se fija a las células epiteliales de la mucosa y produce cambios en su citoesqueleto; puede invadir células. Es diferente de otras E. coli que son enteroadherentes o enteroagregadas y causan diarrea Patogenia CUADRO 484 Microorganismos que con frecuencia causan gastroenteritis (continuación) (continúa) 15 15 15 15 9,18 17 9,15 Capítulo CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas 787 15/04/16 16:25 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 788 Días o semanas después de antibioticoterapia 2-10 días 48-96 h 24-48 h 1-2 semanas Comienzo gradual, en un lapso de 1-3 semanas Clostridium difficile Campylobacter jejuni Rotavirus Norovirus Giardia lamblia Entamoeba histolytica Disentería Diarrea acuosa Diarrea acuosa y vómito Diarrea acuosa, vómito y febrícula Disentería Disentería Fiebre tifoidea Signos y síntomas Prevalencia máxima en países en desarrollo; 10% de la población mundial puede estar infectada con el microorganismo Parásito intestinal identificado con mayor frecuencia. Patógeno frecuente en brotes de diarrea de origen hídrico Causa principal de diarrea epidémica en particular en situaciones cerradas como sería el crucero en naves; índice de ataque secundario grande El virus es la causa principal del cuadro diarreico en lactantes y niños de corta edad, a nivel mundial Infección vía oral después de la ingestión de alimentos o el contacto de mascotas. Los microorganismos proliferan en el intestino delgado Colitis seudomembranosa después de uso de antibióticos Trasmisión fecal-oral. Microorganismo transportado por alimentos. Animales infectados Aspectos epidemiológicos Invade la mucosa del colon y ocasiona lisis de células, incluidos los leucocitos Interacción compleja y poco comprendida del parásito con células de la mucosa y la reacción inmunitaria del enfermo Induce cambios histopatológicos en la mucosa intestinal, como el aplanamiento de micropilosidades Induce cambios histopatológicos de células de la mucosa intestinal Invasión de la mucosa. No hay certeza en la producción de toxina Elabora enterotoxina (toxina A) y citotoxina (toxina B) que causan diarrea y necrosis de células epiteliales Gastroenteritis o adenitis mesentérica. Ocasionalmente bacteriemia. También a veces produce toxina Patogenia Son frecuentes diarrea, dolor abdominal, pérdida de peso y fiebre. El trastorno puede ocasionar innumerables alteraciones, que incluyen colitis fulminante, perforación y absceso de hígado. El diagnóstico se confirma al detectar trofozoítos o quistes en las heces. La diarrea termina por ceder en cuestión de 1 a 3 semanas; los síntomas crónicos de diarrea intermitente, absorción deficiente y pérdida de peso pueden persistir 6 meses. El diagnóstico se hace al detectar trofozoítos o quistes en heces o contenido duodenal o por medio de la detección del antígeno de Giardia en inmunoensayo de heces. Dolor abdominal de comienzo repentino seguido de náusea, vómito y diarrea. Puede haber febrícula; se han descrito malestar general, mialgias y cefalea. La evolución típica es de 2 a 3 días. Diagnóstico con RT-PCR. Antes del cuadro abdominal y la diarrea surge fiebre y vómito. La muerte de lactantes en países en desarrollo se presenta después de deshidratación y desequilibrio electrolítico. La evolución típica es de 3 a 9 días. El diagnóstico se hace al detectar en un inmunoensayo el antígeno de rotavirus en heces. Fiebre, diarrea; PMN y sangre fresca en las heces, particularmente en niños. El cuadro por lo común cede por sí solo. Se necesitan medios especiales para cultivos a 42 °C. Los pacientes por lo común se recuperan en un lapso de 5-8 días. La diarrea y la fiebre comienzan repentinamente. Presencia de la toxina en las heces. En el caso típico, el paciente recibió días o semanas antes, antibióticos. Dolor abdominal, diarrea y fiebre intensos; presencia de PMN y sangre en las heces; poliartritis, eritema nudoso especialmente en niños; es importante conservar la muestra de heces a 4 °C antes de cultivarla. Manifestaciones clínicas 46 46 37 37 17 11 19 Capítulo a La toxina del cólera y la toxina de E. coli termolábil estimulan la actividad de la adenilil ciclasa, por lo cual aumenta la concentración de cAMP en el intestino, de tal forma que se desencadena la secreción de cloruro y agua, y disminuye la reabsorción de sodio. La toxina termoestable de E. coli activa la guanilil ciclasa de intestino y ocasiona hipersecreción. 4-7 días Periodo típico de incubación Yersinia enterocolitica Microorganismo CUADRO 484 Microorganismos que con frecuencia causan gastroenteritis (continuación) 788 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica 15/04/16 16:25 CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas Datos de laboratorio En los métodos de laboratorio practicados se observó un incremento moderado en el número de leucocitos, que fue de 13 000 células/μl; de ellos, 66% fue PMN, cifra también elevada. Otras sustancias como el nitrógeno de urea sanguínea, la creatinina y la glucosa sérica y los electrólitos en suero fueron normales. El sedimento urinario incluyó innumerables leucocitos, un número moderado de eritrocitos y muchas bacterias, todo lo cual sugería infección de las vías urinarias. En el cultivo se identificaron más de 105 CFU/ml de E. coli (signo diagnóstico de infección de las vías urinarias); no se practicaron antibiogramas. Tratamiento Bastaron tres días de tratamiento con trimetoprima/ sulfametoxazol para que la paciente curara. Comentario Véase adelante. C A S O 9 : I N F E CC I Ó N CO M P L I C A D A DE LAS VÍAS URINARIAS Un varón de 67 años presentó fiebre y choque tres días después de la resección transuretral de próstata hipertrófica. Dos semanas antes había tenido obstrucción urinaria y retención como consecuencia de la hipertrofia, y se diagnosticó hipertrofia prostática benigna. Fue necesario colocar una sonda vesical. Después de la cirugía se dejó una sonda a permanencia en la vejiga, unida a un sistema de drenaje cerrado. Dos días después de la operación, el paciente presentó fiebre que llegó a 38 °C; en el tercer día posoperatorio tuvo confusión, desorientación y escalofrío con estremecimiento. Manifestaciones clínicas La temperatura fue de 39 °C, el pulso de 120/lpm y 24 rpm. La presión arterial fue de 90/40 mmHg. En la exploración física, el paciente mencionó su nombre, pero mostraba desorientación de tiempo y lugar. Su corazón, pulmones y abdomen fueron normales. Se observó un leve dolor a la palpación costovertebral en el área del riñón izquierdo. Datos de laboratorio En las pruebas de laboratorio se observaron que el hematocrito y la hemoglobina eran normales, pero hubo un incremento en el número de leucocitos, de 18 000 células/μl; de ellos, 85% fue PMN (muy elevado). El nitrógeno de urea sanguínea, la creatinina y la glucosa sérica y los electrólitos fueron normales. Se obtuvo orina del orificio de la sonda, utilizando una jeringa con aguja. El sedimento de la orina contenía innumerables leucocitos, unos cuantos eritrocitos, y numerosas bacterias, lo cual 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 789 789 denotó que había una infección de vías urinarias. En el cultivo de orina se identificaron más de 105 CFU/ml de E. coli (capítulo 15), y ello corroboró el diagnóstico de infección de vías urinarias. El cultivo de sangre también produjo E. coli, la cual fue susceptible a cefalosporinas de tercera generación, pero resistente a gentamicina, fluoroquinolonas y trimetoprim-sulfametoxazol. Tratamiento y evolución hospitalaria El paciente tenía infección de vías urinarias, asociada por la presencia de la sonda vesical. Se supuso que había afectación del riñón izquierdo, por el dolor a la palpación en el ángulo costovertebral izquierdo. Mostraba también bacteriemia secundaria con choque (se denomina a veces septicemia por gramnegativos y choque). Recibió soluciones y antibióticos por vía intravenosa y se recuperó. Se había asilado la misma cepa de E. coli de otros pacientes en el hospital, y ello indicó que hubo diseminación intrahospitalaria de la bacteria. Comentario Las infecciones de vías urinarias pueden abarcar la porción inferior de ella y además, la zona superior. Cistitis es el término que se utiliza para describir la infección de la vejiga, con signos y síntomas como disuria, urgencia y poliaquiuria, como en el caso 8. Pielonefritis es el término que se utiliza para describir la infección de vías superiores, a menudo con dolor espontáneo y a la palpación en el costado, además de disuria, urgencia y poliaquiuria, como en el caso 9. Los dos cuadros mencionados aparecen en forma aguda pero a menudo se observan infecciones recurrentes o crónicas. Suele aceptarse que detectar 105 o más de CFU/ml de orina denota bacteriuria importante, tengan o no síntomas los pacientes. Algunas mujeres jóvenes tienen disuria y otros síntomas de cistitis con menos 105 CFU/ml de orina; en ellas, 103 CFU/ml de un bacilo gramnegativo puede denotar bacteriuria notable. La prevalencia de bacteriuria es de 1 a 2% en niñas en edad escolar; 1 a 3% en mujeres no embarazadas y de 3 a 8% en las embarazadas; la prevalencia de bacteriuria aumenta con la edad, y la proporción de infecciones entre ambos géneros prácticamente se iguala. Después de los 70 años de edad, 20 a 30% o más de las mujeres y 10% o más de los varones tienen bacteriuria. Las infecciones de las vías urinarias superiores aparecen sistemáticamente en personas que tienen sondas vesicales permanentes, incluso si se brinda atención óptima y se usan sistemas de drenaje cerrado: 50% después de 4 o 5 días; 75% después de 7 o 9 días y 100% después de dos semanas. La actividad sexual y el uso de espermicidas agrava el riesgo de las infecciones de vías urinarias (UTI, urinary tract infection) en mujeres jóvenes. E. coli (capítulo 15) causa 80 a 90% de las infecciones agudas bacterianas no complicadas de vías urinarias inferiores (cistitis) en mujeres jóvenes. Otras bacterias intestinales y Staphylococcus saprophyticus (capítulo 13) ocasionan la mayor parte de otras infecciones vesicales con positividad en los cultivos, en dicho grupo de pacientes. Algunas mujeres jóvenes con disuria aguda que sugiere cistitis no muestran bacterias en sus cultivos de orina y en ellas habrá que pensar en cultivos selectivos para identificar Neisseria gonorrhoeae (capítulo 20), y Chlamydia trachomatis (capítulo 27) y búsqueda de una infección por herpes simple. 15/04/16 16:25 790 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica En caso de infecciones complicadas de vías urinarias superiores en el contexto de una anormalidad anatómica o de cateterismo crónico, el número de bacterias infectantes es mucho mayor que en los casos no complicados. A menudo se identifica E. coli, pero también es frecuente identificar otros bacilos gramnegativos de muchas especies (como Klebsiella, Proteus y Enterobacter [capítulo 15] y seudomonas [capítulo 16]), enterococos y estafi lococos. En muchos casos coexisten dos especies o más, y las bacterias suelen ser resistentes a los antimicrobianos que se administran junto con las medidas primarias como sucedió en la situación del caso 9. En tal escenario, el paciente tuvo mayor probabilidad de infectarse con un clon de distribución mundial de E. coli que producía ESBL (CTX-M15), ST131 (capítulo 15). La presencia de leucocitos en la orina es muy sugestiva pero no específica de infecciones bacterianas de las vías urinarias superiores. Los leucocitos se detectan por estudio microscópico del sedimento de orina, o de forma indirecta por detección de esterasa leucocítica con una tira reactiva. Los eritrocitos a veces se identifican en el estudio microscópico del sedimento urinario o en forma indirecta por detección de hemoglobina con una tira reactiva. Con ella también se identifica proteinuria. La presencia de bacterias en una muestra de orina no centrifugada y teñida con técnica de Gram sugiere la existencia de 105 bacterias o más, por mililitro de orina. La presencia de la bacteriuria se confirma por el cultivo cuantitativo de orina, por alguno de los diversos métodos; uno de los más usados es el cultivo de orina con una asa bacteriológica calibrada para liberar 0.01 o 0.001 ml, seguido del recuento del número de las colonias que proliferan. La cistitis aguda no complicada suele ser causada por E. coli susceptible a concentraciones de antibióticos que se pueden alcanzar fácilmente en la orina, adecuados para tratar las infecciones de las vías urinarias; de este modo, dentro de un marco de la primera infección de ese tipo en una mujer joven, rara vez se necesita la identificación definitiva y pruebas de susceptibilidad de las bacterias. Tales casos se pueden tratar con una sola dosis de un antibiótico apropiado, basado en antibiogramas locales o regionales, pero con tres a cinco días de terapia se obtiene una cifra menor de recidivas. Los agentes típicos utilizados incluyen trimetoprim-sulfametoxazol, nitrofurantoína o fosfomicina. La pielonefritis se trata con antibioticoterapia durante 10 a 14 días y las infecciones recidivantes o complicadas de las vías urinarias superiores se tratan mejor con antibióticos que son activos contra las bacterias infectantes; están indicadas la identificación definitiva y las pruebas de susceptibilidad. El tratamiento durante 14 días es adecuado, y durante 14 a 21 días si se advierte recidiva. Las personas con infecciones complicadas de las vías urinarias superiores deben ser sometidas a estudios en busca de anormalidades anatómicas, cálculos, y así sucesivamente. REFERENCIAS Chenoweth CE, Gould CV, Saint Sanjay: Diagnosis, management, and prevention of catheter-associated urinary infections. Infect Dis Clin N Am 2014;28:105-119. Grigoryan L, Trautner BW, Gupta K: Diagnosis and management of urinary tract infections in the outpatient setting. JAMA 2014;312:1677-1684. 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 790 Gupta K, Hooton TM, Naber KG, et al.: International clinical practice guidelines for the treatment of acute uncomplicated cystitis and pyelonephritis in women. A 2010 update by the Infectious Diseases Society of America and the European Society for Microbiology and Infectious Diseases. Clin Infect Dis 2011;52:e103. Neal DE Jr: Complicated urinary tract infections. Urol Clin North Am 2008;35:13. HUESOS Y TEJIDOS BLANDOS C A S O 10: O S T E O M I E L I T I S Un varón de 34 años presentó fractura expuesta del tercio medio de la tibia y el peroné cuando la trimoto en que viajaba se desvió y le cayó encima. Fue llevado al hospital e inmediatamente al quirófano. Ahí se limpió y desbridó la herida, se redujo la fractura y se alinearon los huesos. Se colocaron placas metálicas para cubrir la solución de continuidad, y así lograr alineación y fijación de la zona. Se colocaron clavos a través de la piel y los huesos en sentidos proximal y distal a la fractura, para permitir la inmovilización de la zona y de la pierna. Un día después de la operación se observó que persistía notable hinchazón de la pierna y en los apósitos había un volumen pequeño de drenaje seroso. Dos días más tarde, persistieron la hinchazón y el rubor en la pierna, lo cual obligó a abrir la herida quirúrgica. En los cultivos del pus de la herida se identificó S. aureus (capítulo 13) resistente a la penicilina G, pero susceptible a la nafcilina. El paciente recibió dicho antibiótico por vía intravenosa durante 10 días y aminoraron la hinchazón y el rubor. Tres semanas más tarde comenzó a salir pus de un pequeño orificio en la herida. En los cultivos se identificó de nuevo S. aureus. En la exploración del orificio indicó que se había formado un trayecto fistuloso en el sitio de la fractura. La radiografía de la pierna indicó alineamiento defectuoso de la fractura. Se hizo el diagnóstico de osteomielitis y el paciente volvió al quirófano, en el cual se desbridó el sitio de fractura y se eliminaron tejidos blandos y hueso necróticos; se extrajeron los clavos y las placas y se colocaron injertos de hueso. Por medio de fijación externa se inmovilizó la fractura. Los cultivos de material obtenido durante la operación indicaron la presencia de S. aureus. El paciente recibió nafcilina intravenosa durante un mes y después dicloxacilina por vía oral por tres meses más. La herida y la fractura curaron lentamente. Después de seis meses en las radiografías no se identificaron signos de osteomielitis persistente y el paciente pudo soportar peso sobre la pierna. 15/04/16 16:25 CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas Comentarios La osteomielitis es consecuencia de la diseminación hemática de bacterias patógenas de un punto distante de infección, al hueso, o como en el caso del paciente, por inoculación directa del hueso y tejidos blandos, como ocurre en las fracturas expuestas o de un sitio vecino en que hay infección de tejidos blandos. Los principales síntomas son fiebre y dolor en el sitio infectado, aunque a veces se detecta hinchazón, rubor y expulsión ocasional de líquido de drenaje, pero los signos físicos dependen netamente del sitio anatómico de la infección. Por ejemplo, la osteomielitis de la columna puede tener como manifestaciones iniciales, fiebre, dorsalgia y signos de un absceso pararraquídeo; la infección de la cadera se manifiesta por fiebre y dolor con los movimientos y un menor arco de movilidad. En los niños, el comienzo de la osteomielitis puede ser repentino después de la propagación hemática de bacterias, en tanto que en adultos el inicio puede ser más indolente. A veces se considera que la osteomielitis es crónica o de tiempo atrás, pero sus manifestaciones clínicas son muy diversas y no es fácil diferenciar entre una variante aguda y otra crónica sobre bases clínicas o en el estudio morfológico del tejido. S. aureus (capítulo 13) es el agente principal que causa osteomielitis en 60 a 70% de los casos (90% en niños); este microorganismo origina la infección después de la diseminación hemática o después de la inoculación directa. S. aureus resistente a la meticilina de origen extrahospitalario, que contiene la leucocidina de Panton-Valentine, causa osteomielitis hemática aguda que afecta múltiples sitios y que se acompaña a menudo de complicaciones vasculares. Los estreptococos, las más de las veces S. pyogenes y S. pneumoniae en niños, causan osteomielitis en alrededor de 10% de los casos y bacilos entéricos gramnegativos (p. ej., E. coli) y otras bacterias como P. aeruginosa (capítulo 16) en 20 a 30% de los casos. Kingella kingae es una causa común en lactantes y niños menores de cuatro años (capítulo 16). También es frecuente identificar bacterias anaerobias (como las especies de Bacteroides [capítulo 21]), particularmente en la osteomielitis de los huesos de los pies, que aparece a veces con la diabetes y úlceras de esas zonas. Cualquier bacteria que cause infecciones en los humanos puede originar osteomielitis. Para el diagnóstico definitivo de la causa de la osteomielitis se necesita cultivar una muestra obtenida durante una intervención quirúrgica o por la aspiración de hueso o periostio por medio de aguja que atraviese el tejido blando no infectado. En el cultivo de pus del orificio de una fístula húmeda o de una herida superficial que aparece con la osteomielitis se identifican frecuentemente bacterias que no se detectan en el hueso. Los hemocultivos suelen arrojar resultados positivos cuando existen signos y síntomas generales (fiebre, pérdida de peso, leucocitosis y aceleración de la velocidad de eritrosedimentación). En los comienzos de la osteomielitis, las radiografías del sitio infectado son negativas. Los primeros signos que aparecen en ellas por lo común son hinchazón de tejidos blandos, pérdida de planos hísticos y desmineralización de huesos; dos a tres semanas después del comienzo aparecen erosiones en los huesos y manifestaciones de periostitis. Las gammagrafías óseas con radionúclidos tienen una sensibilidad aproximada de 90%. Se tornan positivas en plazo de pocos días a partir del comienzo y tienen utilidad particular en la localización del sitio de infección y para determinar si hay sitios múltiples de ésta; sin embargo, las 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 791 791 gammagrafías óseas no distinguen entre fracturas, infarto óseo (como sucede en enfermedad de células falciformes) e infección. La CT y la MRI también son sensibles y en especial son útiles para determinar la extensión de la afectación del tejido blando. Los elementos básicos del tratamiento de la osteomielitis son la administración de antimicrobianos y el desbridamiento quirúrgico. El antimicrobiano específico debe seleccionarse después de contar con los resultados del cultivo de una muestra obtenida de manera apropiada y las pruebas de susceptibilidad, y se continuarán durante seis a ocho semanas o más, según la infección. La cirugía debe practicarse para extirpar el hueso desvitalizado y secuestros que aparecen en estos casos. Parte importante de la atención es inmovilizar las extremidades infectadas y fijar las fracturas. REFERENCIAS Calhoun JH, Manring MM: Adult osteomyelitis. Infect Dis Clin North Am 2005;19:265. Peltola H, Paakkonen M: Acute osteomyelitis in children. N Engl J Med 2014;370:352-360. C A S O 11: G A N G R E N A G A S E O S A Un varón de 22 años se cayó al viajar en su motocicleta nueva y presentó fractura expuesta del fémur izquierdo y graves desgarros con lesiones por aplastamiento del muslo y otras menos extensas en tejidos blandos de diversas zonas corporales. Fue transportado rápidamente al hospital y de inmediato lo llevaron al quirófano en donde se redujo la fractura y se desbridaron las heridas. En la hospitalización los resultados de la biometría hemática incluyeron hematocrito de 45% y concentración de hemoglobina de 15 g/100 ml. La evolución en el posoperatorio inmediato no tuvo incidentes, pero 24 h más tarde surgió dolor en el muslo y se identificó fiebre. El dolor y la hinchazón del muslo aumentaron rápidamente. Manifestacioens clínicas y evolución El paciente tuvo temperatura de 40 °C, pulso de 150/lpm y 28 rpm. Su presión arterial fue de 80/40 mmHg. En la exploración física se observó que se trataba de un varón joven con un cuadro agudo y grave, en choque y delirio. El muslo izquierdo presentaba inflamación intensa y se percibía frío. Cerca de la herida se detectaron grandes áreas equimóticas y de ella manaba una secreción serosa. Se palpó crepitación, que denotaba la presencia de gas en los tejidos del muslo, signos que corroboró una radiografía, en que se detectó gas en los planos hísticos de la zona. Se hizo el diagnóstico de gangrena gaseosa y el paciente fue llevado al quirófano para un desbridamiento extenso de urgencia del tejido necrótico. En el momento de la operación, su hematocrito había disminuido a 27% y su 15/04/16 16:25 792 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica hemoglobina a 11 g/100 ml; el suero era de color rojo pardusco lo cual denotaba hemólisis, con hemoglobina libre en su torrente circulatorio. En los cultivos en busca de anaerobios de la muestra obtenida en la operación proliferó Clostridium perfringens (capítulos 11, 21). El paciente desarrolló insuficiencia renal y cardiaca y falleció tres días después de la lesión. Comentario El caso 11 es un ejemplo del cuadro clásico de gangrena gaseosa por clostridios. En la herida por traumatismo se inoculan C. perfringens (o a veces otras especies de clostridios como C. septicum y C. hystoliticum), del ambiente; las características de dichos microorganismos se expusieron en los capítulos 11 y 21. El tejido necrótico y los cuerpos extraños constituyen un entorno idóneo para la proliferación de anaerobios. Después de un periodo de incubación que por lo general es de dos a tres días, pero a veces sólo de 8 a 12 h, el dolor comienza en forma aguda e inmediata, que se intensifica rápidamente y surgen choque y delirio. La extremidad o la herida presentan dolor a la palpación, inflamación a tensión y una secreción serosanguinolenta. A menudo se palpa crepitación. La piel cerca de la herida está pálida, pero rápidamente muestra discromías y en zonas cercanas se forman ampollas llenas de líquido. Aparecen zonas cutáneas de necrosis oscura y en casos graves se advierte evolución rápida. En pacientes como los del caso expuesto, la tinción de Gram del líquido de una vesícula o del aspirado hístico muestra grandes bacilos grampositivos con extremos romos, que sugieren fuertemente una infección por clostridios. Pocas veces se detectan PMN. La confirmación definitiva del laboratorio se obtiene con el cultivo anaerobio. Entre las entidades por incluir en el diagnóstico diferencial de la gangrena gaseosa por clostridios están la mionecrosis estreptocócica anaerobia, la mionecrosis necrosante sinérgica y la fascitis necrosante. Estas enfermedades con varios puntos de semejanza clínica se diferencian de la gangrena gaseosa por clostridios por medio de la tinción de Gram y cultivos de muestras adecuadas. Las radiografías de la zona infectada indican la presencia de gas en planos aponeuróticos. Entre las anormalidades de las pruebas de laboratorio están el hematocrito bajo. La hemoglobina puede mostrar un resultado bajo o normal incluso si el hematocrito es bajo, y ello es consistente con hemólisis y la presencia de hemoglobina circulante acelular. Suele haber leucocitosis. Tratamiento La cirugía extensa con extirpación de todo el tejido necrótico infectado es un recurso necesario para salvar la vida. El antibiótico más indicado es la penicilina G. No es útil la antitoxina. El oxígeno hiperbárico puede utilizarse en centros que tienen experiencia y equipo apropiado. Una vez que surge el choque y aparece en la circulación hemoglobina libre, surgen a menudo insuficiencia renal y otras complicaciones y el pronóstico es malo. REFERENCIAS Stevens DL, Aldape MJ, Bryant AE: Life-threatening clostridial infections. Anaerobe 2012;18:254-259. 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 792 ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL C A S O 12: U R E T R I T I S , E N D O C E R V I C I T I S Y E N F E R M E DA D I N F L A M ATO R I A P É LV I C A Una mujer de 19 años acudió a la clínica por mostrar dolor en hipogastrio que había durado dos días, y una secreción vaginal amarillenta, que surgió cuatro días antes, un día después del último día de su menstruación. La paciente había tenido relaciones sexuales con dos compañeros el mes anterior, incluida una nueva pareja 10 días antes de acudir a la clínica. Manifestaciones clínicas La temperatura de la paciente era 37.5 °C y los demás signos vitales eran normales. En la exploración física se observó una secreción mucopurulenta amarillenta que salía del orificio cervicouterino. A la palpación hubo moderado dolor en el cuadrante inferior izquierdo del abdomen. La exploración pélvica bimanual indicó dolor con la movilización del cuello uterino y dolor en los anexos más intenso en el lado izquierdo que en el derecho. Datos de laboratorio La prueba de amplificación de ácido nucleico que detecta tanto N. gonorrhoeae (capítulo 20) y C. trachomatis (capítulo 27) practicada en una muestra cervicouterina obtenida con aplicador fue positiva para C. trachomatis. Tratamiento Se hizo el diagnóstico de enfermedad inflamatoria pélvica (PID, pelvic inflammatory disease). La paciente fue tratada de forma ambulatoria, con una sola dosis intramuscular de ceft riaxona más azitromicina por vía oral. Sus compañeros acudieron a la clínica y recibieron tratamiento. Comentario En los varones la secreción uretral se clasifica como uretritis gonocócica, causada por N. gonorrhoeae, o uretritis no gonocócica causada por C. trachomatis (15 a 55% de los casos), o por Ureaplasma urealyticum (20 a 40% de los casos), Micoplasma genitalium y en pocas ocasiones por Trichomonas vaginalis (capítulo 46). El diagnóstico se basa en la presencia o ausencia de diplococos gramnegativos intracelulares en la secreción uretral teñida. Es importante estudiar a todo sujeto con uretritis, y para ello usar métodos de amplificación de ácido nucleico en busca de C. trachomatis y N. gonorrhoeae. Las ceftriaxona se usa frecuentemente para tratar la uretritis gonocócica, pero cabe recurrir a quinolonas en regiones en que se ha señalado poca resistencia del microorganismo. La doxiciclina o la azitromicina se utilizan para combatir la uretritis no gonocócica, y se recomienda 15/04/16 16:25 CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas ampliamente que los casos de varones con infección gonocócica también reciban tratamiento para infección por clamidias por la posibilidad de que coexistan ambos cuadros infecciosos. En las mujeres, el diagnóstico diferencial de endocervicitis (cervicitis mucopurulenta) debe establecerse entre la gonorrea y la infección por C. trachomatis. El diagnóstico se confirma por cultivo de la secreción endocervical o por medio de estudios de amplificación de ácido nucleico de N. gonorrhoeae y C. trachomatis. Se recomienda el tratamiento tanto para N. gonorrhoeae como para C. trachomatis. Los tratamientos recomendados son iguales a los que mencionamos en párrafos anteriores, contra la uretritis. La enfermedad inflamatoria pélvica (PID), también conocida como salpingitis, es la inflamación del útero, las trompas uterinas y tejidos anexos que no está relacionada con cirugía ni embarazo. La PID es la principal consecuencia de infecciones endocervicales por N. gonorrhoeae y C. trachomatis y más de la mitad de los casos son causados por alguno de dichos microorganismos, o por ambos. La incidencia de PID gonocócica es alta en zonas de bajos recursos, en tanto que la PID por clamidias es más frecuente entre estudiantes universitarias y clases acaudaladas. Otras bacterias que suelen intervenir como causa de PID son las intestinales y los anaerobios vinculados con la vaginosis bacteriana. El síntoma inicial frecuente es el dolor en el hipogastrio; también se observan a menudo secreción vaginal anormal, hemorragia uterina, disuria, dispareunia, náusea y vómito, y fiebre. La principal complicación de la PID es la infertilidad por oclusión de las trompas uterinas. Se ha calculado que 8% de las mujeres se tornan infértiles después de un episodio de PID; 19.5% después de dos episodios y 40% después de tres o más episodios. Hay que pensar en PID como diagnóstico clínico en toda mujer en edad reproductiva, que tenga dolor pélvico. Las pacientes suelen mostrar los clásicos signos físicos además de las manifestaciones iniciales, incluidos dolor del hipogastrio, con el desplazamiento del cuello uterino y en los anexos. El diagnóstico clínico se confirma por visualización laparoscópica del útero y las trompas uterinas, procedimiento que no es práctico y se realiza poco; sin embargo, en promedio, 66% de las mujeres con el diagnóstico clínico de PID también mostrarán ataque de trompas y útero cuando se visualicen. El diagnóstico diferencial incluye embarazo ectópico y apendicitis, y otras enfermedades. En mujeres con PID se recomienda la hospitalización 793 con tratamiento intravenoso para disminuir la posibilidad de infertilidad. Los regímenes medicamentosos intrahospitalarios incluyen cefoxitina y doxiciclina o gentamicina y clindamicina. Los esquemas ambulatorios comprenden dosis únicas de cefoxitina o ceft riaxona más doxiciclina, o la combinación de ofloxacina y metronidazol. REFERENCIAS Centers for Disease Control and Prevention: Sexually transmitted diseases treatment guidelines, 2011. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2010;59(RR-12):1. Centers for Disease Control and Prevention: Recommendations for the laboratory-based detection of Chlamydia trachomatis and Neisseria gonorrhoeae—2014. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2014;63:1-24. Mitchell C, Prabhu M. Pelvic inflammatory disease: current concepts in pathogenesis, diagnosis and treatment. Infect Dis Clin N Am 2013;27:793-809. C A S O 13: VAG I N O S I S Y VAG I N I T I S Una mujer de 28 años acudió a la clínica por mostrar una secreción vaginal blanquecina-grisácea fétida, que percibió por primera vez seis días antes. Había tenido actividad sexual con un solo compañero, que comenzó su relación con ella en el mes anterior. Cuadro clínico En la exploración física se detectó una secreción blanquecina-gris, homogénea y acuosa, adherida a la pared vaginal. No hubo secreción del orificio cervical. Los datos de la exploración ginecológica bimanual fueron normales y también lo fue el resto de la exploración física. Datos de laboratorio El pH del líquido que salía de la vagina fue de 5.5 (normal, < 4.5). Al agregar hidróxido potásico (KOH, potassium hydroxide) en CUADRO 485 Vaginitis y vaginosis bacteriana Normal Vaginosis bacteriana Vaginitis por T vaginalis Vulvovaginitis por C albicans Síntomas y signos primarios Ninguna Secreción fétida y puede haber prurito Secreción fétida y puede haber prurito Secreción; prurito y ardor de la piel de la vulva Secreción vaginal Poca, blanca y con floculación Mayor secreción, material acuoso, homogéneo, blanquecino, gris y adherente Mayor secreción, de color amarillenta, verdosa, espumosa y adherente. A menudo se detectan petequias en el cuello del útero Mayor secreción, blanquecina, caseosa y similar al queso cottage pH < 4.5 > 4.5 > 4.5 ≤ 4.5 Olor Ninguno Frecuente, a pescado A veces huele a pescado Ninguno Imagen microscópica Células epiteliales con lactobacilos Células clave con bacilos adheridos; ausencia de PMN Tricomonas móviles; muchos PMN En la preparación con KOH se advierten levaduras en fase de eclosión y seudohifas Tratamiento Ninguno Metronidazol por vía oral o tópica Metronidazol por vía oral Algún antimicótico azólico tópico 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 793 15/04/16 16:25 794 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica una laminilla se percibió un olor semejante a amoniaco (olor a “pescado”). En la preparación húmeda del líquido se identificaron muchas células epiteliales con bacterias adheridas (células clave). No se detectaron PMN. El diagnóstico fue de vaginosis bacteriana. Tratamiento Con la administración de metronidazol dos veces al día durante siete días, el trastorno desapareció rápidamente. Se tomó la decisión de no tratar a su compañero sexual, salvo que en ella reapareciera la vaginosis. Comentario Es necesario diferenciar la vaginosis bacteriana, de la secreción vaginal normal, de la vaginitis por T. vaginalis y de la vulvovaginitis por C. albicans (cuadro 48-5). Las enfermedades mencionadas son muy frecuentes y afectan en promedio, a 20% de las mujeres que acuden a atención ginecológica. La mayoría de las mujeres tiene como mínimo un episodio de vaginitis o vaginosis durante la edad reproductiva. La vaginosis bacteriana recibe su nombre porque en la secreción de la vagina no se detectan PMN, es decir, el cuadro no es inflamatorio. En los casos que surgen con la infección por Gardnerella vaginalis (capítulo 22), disminuye el número de los lactobacilos de la microbiota vaginal normal y se alcaliniza el pH de la vagina. Como signo concomitante surge proliferación excesiva de G. vaginalis, y de bacterias anaerobias vaginales, con lo cual la secreción tiene un olor a amoniaco. Además de G. vaginalis, en la vaginosis bacteriana se han identificado bacilos gramnegativos curvos del género Mobiluncus que se pueden identificar en la secreción vaginal teñida por el método de Gram. T. vaginalis (capítulo 46) es una protozoo flagelado. La vaginitis por T. vaginalis se diagnostica mejor por medio de una preparación húmeda del líquido vaginal en la cual se identifican tricomonas móviles de tamaño un poco mayor que el de los PMN. En un medio frío las tricomonas pierden su movilidad y por ello es mejor utilizar solución salina (37 °C), laminillas y cubreobjetos a temperatura corporal cuando se elaboren las preparaciones húmedas, y examinarlas inmediatamente. Los métodos de diagnóstico más recientes son más sensibles que los preparados húmedos, y en fecha reciente al menos un método de amplificación de ácido nucleico ha sido aprobado en Estados Unidos. La vulvovaginitis por Candida suele aparecer después de la antibioticoterapia contra alguna infección bacteriana. Los antibióticos disminuyen la microbiota genital normal y con ello permiten que proliferen levaduras y produzcan síntomas. Por esa razón, la vulvovaginitis por Candida no constituye realmente una enfermedad de transmisión sexual. Wendel KA, Workowski KA: Trichomoniasis: challenges to appropriate management. Clin Infect Dis 2007;44 Suppl 3:S123. C A S O 14: Ú LC E R A S G E N I TA L E S Un varón de 21 años acudió a la clínica y señaló como signo principal una úlcera en el pene. La lesión empezó como una pápula que se presentó tres semanas antes y evolucionó poco a poco hasta ulcerarse. No tenía dolor ni hubo pus ni secreción de la úlcera. El paciente se había atendido en fechas anteriores por una enfermedad de transmisión sexual y se sospechaba que intercambiaba drogas por sexo. Manifestaciones clínicas La temperatura del paciente era de 37 °C, su pulso de 80/lpm, tenía 16 rpm y su presión arterial era de 110/80 mmHg. Se identificó una úlcera de un centímetro en el lado izquierdo del cuerpo del pene, con una base limpia y bordes elevados, con induración moderada. La palpación produjo poco dolor. Se palparon ganglios linfáticos en la ingle izquierda, de 1 a 1.5 cm de diámetro. Datos de laboratorio La lesión del pene se limpió con suavidad con solución salina y gasa. Se obtuvo un volumen pequeño de exudado claro de la base de la lesión que se colocó en una laminilla y se estudió con microscopia de campo oscuro. Se observaron innumerables espiroquetas. La prueba serológica de detección, la reagina plasmática rápida (RPR, rapid plasma reagin) en busca de sífi lis, mostró positividad en una dilución de 1:8. La prueba fluorescente de absorción de anticuerpos antitreponémicos confirmatoria (FTA-ABS, fluorescent treponemal antibody absorption test) también fue positiva. Tratamiento y seguimiento El paciente recibió una sola dosis de penicilina benzatínica. Seis meses después su prueba RPR fue negativa, pero se esperaba que la prueba FTA-ABS seguiría positiva durante toda su vida. El paciente mencionó a cinco mujeres con las que había mantenido relaciones sexuales en los treinta días anteriores de su visita a la clínica. De ellas tres fueron localizadas por investigadores en salud pública y dos mostraron resultados positivos en las pruebas serológicas para sífilis y fueron sometidas a tratamiento. Las dos restantes que no fueron localizadas habían migrado a otras ciudades y se desconocía su domicilio. REFERENCIAS Meites E. Trichomoniasis: the “neglected” sexually transmitted disease. Infect Dis Clin North Am 2013;27:755-764. Nyirjesy P: Vulvovaginal candidiasis and bacterial vaginosis. Infect Dis Clin North Am 2008;22:637. 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 794 Comentarios Las tres principales enfermedades que producen úlceras en genitales son: sífi lis, herpes genital y chancroide (cuadro 48-6). 15/04/16 16:25 CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas 795 CUADRO 486 Las principales enfermedades ulcerosas de genitales: sífilis, herpes y chancroidea Sífilis primaria Herpes genital (lesiones iniciales) Chancroide Agente etiológicob Treponema pallidum Periodo de incubación Tres semanas (10 a 90 días) 2 a 7 días 3 a 5 días Cuadro inicial usual Pápula moderadamente dolorosa que se transforma en úlcera en el transcurso de una a varias semanas Dolor intenso en el área genital; las pápulas se ulceran en término de 3-6 días; frecuentemente surgen fiebre, cefalea, malestar general y adenopatía inguinal Pápula dolorosa al tacto que se ulcera en 24 h Estudios diagnósticos Estudio del exudado del chancro, con campo oscuro; pruebas serológicas Cultivo del virus de células basales y líquido del chancro; tinción con anticuerpos fluorescentes de la misma muestra; técnicas de amplificación de ácido nucleico; serología Cultivo de Haemophilus ducreyi, en dos tipos de medios enriquecidos (como mínimo), que contengan vancomicina y que se incuben a 33 °C Secuelas persistentes Sífilis secundaria con lesiones mucocutáneas; sífilis terciaria Herpes genital recurrente Bubón inguinal Tratamiento Penicilina benzatínica G; si el sujeto es Aciclovir, famciclovir o valaciclovir alérgico a ella, recurrir a la doxiciclina Virus de herpes simple Haemophilus ducreyi Ceftriaxona, azitromicina, eritromicina o ciprofloxacino a Fuente: Sexually transmitted diseases treatment guidelines, 2010 MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2010,59 (RR-12):1-116. b Son importantes los estudios en busca de VIH en personas con cuadros que incluyen úlceras en genitales causadas por dichos patógenos. Dos de las enfermedades de menor frecuencia con esas características, son la lesión inicial del linfogranuloma venéreo causada por algunos serotipos de C. trachomatis (capítulo 27) y el infrecuente granuloma inguinal (donovanosis), causada por Klebsiella granulomatis. El linfogranuloma venéreo es un cuadro generalizado que incluye fiebre, malestar general y linfadenopatía; puede mostrar bubones en la ingle. El diagnóstico por lo común se confirma por medio de pruebas serológicas y NAAT, pero en el cultivo del pus aspirado de uno de tales bubones se puede identificar C. trachomatis. Algunos laboratorios especializados han creado pruebas múltiples de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, polymerase chain reaction) para detección simultánea de patógenos que causan úlceras genitales, pero no se les practica ampliamente. Procedimientos nuevos para diagnosticar sífi lis incluyen implantación de algoritmos “invertidos”. Esto conlleva el seguimiento de pacientes con una de las pruebas treponémicas más novedosas y sensibles (ELISA más reciente o análisis de quimioluminiscencia) seguidas por pruebas de muestras positivas con un análisis no treponémico del tipo de la prueba de reagina plasmática rápida (RPR, rapid plasma regin). Si la RPR es negativa entonces se lleva a cabo un segundo análisis treponémico. Las ventajas para el algoritmo invertido son que permite la automatización de las pruebas, de manera que se elimina la interpretación subjetiva y es más exacta para detectar pacientes con enfermedad temprana o tardía y sífi lis latente (véase Tong et al.). Otros refieren la desventaja principal de que más pacientes pueden aparecer positivos sin enfermedad que conduciría a sobretratamiento inicial o vigilancia médica extensa (véase la revisión de Binnicker). REFERENCIAS Binnicker MJ: Which algorithm should be used to screen for syphilis? Curr Opin Infect Dis 2012;25:79-85. Tong ML, Lin LR, Liu LL, et al.: Analysis of 3 algorithms for syphilis serodiagnosis and implications for clinical management. Clin Infect Dis 2014;58:1116-1124. 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 795 INFECCIONES POR MYCOBACTERIUM TUBERCULOSIS C A S O 15: T U B E R C U LO S I S P U L M O N A R Un varón de 64 años fue hospitalizado porque en los cinco meses anteriores mostró debilidad progresiva y pérdida ponderal de 13 kilogramos. Mostró también fiebre, escalofríos y tos crónica productiva, con expectoración de esputo amarillento a veces hemoptoico. El paciente ingería abundantemente bebidas alcohólicas y vivía en una casa de pensión, junto a la taberna que frecuentaba. En los últimos 45 años fumó una cajetilla de cigarrillos diariamente. El paciente no tenía antecedentes de tuberculosis, ningún registro de reacciones cutáneas para identificar tal enfermedad o anormalidades en las radiografías del tórax, y tampoco una exposición que corroborara la tuberculosis. Manifestaciones clínicas La temperatura del enfermo fue de 39 °C, su pulso de 110/lpm, tuvo 32 rpm y su presión arterial fue de 120/80 mmHg. Era una persona delgada. Su dentadura era deficiente, pero el resto de la exploración de cabeza y cuello fue normal. En la exploración del tórax se escucharon innumerables estertores crepitantes en los campos pulmonares inferiores. El resto de su exploración física arrojó datos normales. Datos de laboratorio y estudios de imagen El hematocrito del paciente era de 30% (bajo) y el recuento leucocítico era de 9 600 células/μl. Las concentraciones de electrólitos 15/04/16 16:25 796 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica y la biometría hemática fueron normales. La prueba en busca de anticuerpos contra VIH-1 fue negativa. En una radiografía del tórax se identificaron extensos infi ltrados cavitarios en ambos lóbulos superiores. La reacción cutánea de tuberculina fue negativa y también las pruebas cutáneas con antígeno de parotiditis y Candida lo cual denotó anergia. Se obtuvo inmediatamente una muestra de esputo y se realizó una tinción en busca de bacterias acidorresistentes antes del procedimiento de concentración de esputo. En el frotis se identificaron innumerables bacterias acidorresistentes. En el cultivo del esputo descontaminado y concentrado, después de incubarlo 14 días, se identificaron bacterias acidorresistentes; dos días después, por medio de una sonda molecular se detectó M. tuberculosis. Las pruebas de susceptibilidad de dicho microorganismo indicaron que era susceptible a isoniazida, rifampicina, pirazinamida, etambutol y estreptomicina. Evolución hospitalaria y tratamiento El tratamiento del paciente incluyó isoniazida, rifampicina, pirazinamida y etambutol durante dos meses, seguidas de la administración de isoniazida y rifampicina durante siete meses bajo observación directa dos veces por semana. Los cultivos de esputo de seguimiento no indicaron la presencia de M. tuberculosis. En la hospitalización se colocó al paciente en un cuarto de aislamiento y se le pidió que usara una mascarilla permanentemente. Sin embargo, antes de que se llevaran a cabo ambas medidas, un estudiante de medicina y un residente estuvieron expuestos al contagio de ese paciente. El residente mostró conversión de su reacción cutánea tuberculínica y durante nueve meses recibió profi laxis con isoniazida. Se hizo un intento para identificar los contactos cercanos del enfermo y se detectó que 34 personas mostraron positividad en las pruebas de tuberculina. A los individuos de 35 años de edad o menores se administró isoniazida con fin profiláctico durante un año, y a los que tuvieron una edad mayor de la mencionada, en forma periódica se practicaron radiografías de tórax de seguimiento. También se diagnosticaron y trataron dos casos de tuberculosis activa. Los aislados de M. tuberculosis de los dos pacientes fueron idénticos a la micobacteria del paciente índice, según los datos del método de huella molecular de DNA. C A S O 16 : T U B E R C U LO S I S M I L I A R DISEMINADA Una mujer asiática de 31 años fue hospitalizada con el antecedente de que durante siete semanas había mostrado en forma cada vez más intensa malestar generalizado, mialgias, tos seca y disnea. Todos los días presentaba fiebre de 38 a 39 °C, y en fecha reciente había perdido 5 kg. Recibió una cefalosporina por vía oral, sin beneficio alguno. Sus antecedentes médicos indicaron que había emigrado de Filipinas a los 24 años y que para esa fecha una radiografía de tórax arrojó resultados negativos. La abuela (continúa) 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 796 C A S O 16: T U B E R C U LO S I S M I L I A R D I S E M I N A D A co n t inua ció n de la paciente había fallecido de tuberculosis cuando era un bebé; no sabía si había estado en contacto con ella. De niña recibió una vacuna BCG. En la actualidad vivía con parientes que se encargaban del funcionamiento de un refugio para unos 30 adultos de edad avanzada. Manifestaciones clínicas La temperatura de la paciente era de 39 °C, su pulso, de 100/lpm, tenía 20 rpm y su presión arterial era de 120/80 mmHg. En la exploración física se detectó aumento significativo de los ganglios linfáticos cervicales y axilares. La auscultación pulmonar no mostró anormalidades. El examinador no fue capaz de palpar el bazo de la paciente; al percutir, el tamaño del hígado era normal. Datos de laboratorio y estudios de imagen La concentración de hemoglobina de la paciente fue de 8.3 g/ 100 ml (normal, 12 a 15.5 g/100 ml), y el hematocrito fue de 27% (normal, 36 a 46%). El frotis de sangre periférica indicó la presencia de eritrocitos hipocrómicos, microcíticos, compatibles con infección crónica o anemia ferropénica. El recuento plaquetario señaló 50 000/μl (normal, 140 000 a 450 000/μl). El recuento leucocítico fue de 7 000/μl (normal) y también lo fue el recuento diferencial. Hubo prolongación moderada de los tiempos de protrombina y de tromboplastina parcial, lo cual sugirió una coagulopatía propia de hepatopatías. Los resultados de las pruebas de función hepática fueron: aspartato aminotransferasa (AST, aspartate aminotransferase), 140 unidades/L (normal, 10 a 40 unidades/L); alanina aminotransferasa (ALT alanine aminotransaminase), 105 unidades/L (normal, 5 a 35 unidades/L); bilirrubina 2 mg/100 ml (el doble de lo normal), y fosfatasa alcalina, 100 unidades/L (normal 36 a 122 unidades/L). La albumina sérica fue de 1.7 g/100 ml (normal, 3.4 a 5 g/100 ml). Fueron normales las cifras de creatinina, nitrógeno de la urea sanguínea y electrólitos. En los análisis de orina se detectaron pocos eritrocitos y leucocitos. Dos cultivos de sangre hechos de manera sistemática fueron negativos. En los cultivos de esputo y orina proliferó microbiota normal escasa. Las pruebas serológicas para detectar VIH-1, anticuerpo y antígeno del virus de hepatitis B, coccidioidomicosis, leptospirosis, brucelosis, infección por micoplasmas, enfermedad de Lyme y fiebre Q fueron negativas. La reacción cutánea de tuberculina fue negativa. La radiografía de tórax arrojó resultados normales. También hubo resultados negativos en la CT del abdomen. Evolución hospitalaria y tratamiento En los primeros días de su hospitalización, la paciente mostró disnea progresiva e insuficiencia respiratoria. En las radiografías repetidas de tórax se observaron en ambos lados infiltrados intersticiales. Se hizo el diagnóstico del síndrome de insuficiencia respiratoria aguda del adulto. En ese momento su nivel de hemoglobina era de 10.6 g/100 ml, y el número de leucocitos, 4 900 células/μl. En los gases de sangre arterial se detectaron pH de 7.38, PO2 de 50 mmHg (cifra baja), y PCO2 de 32 mmHg. 15/04/16 16:25 CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas Se inició la oxigenoterapia y se intubó durante cuatro días a la paciente. Se realizó lavado broncoalveolar (BAL, bronchoalveolar lavage) y el líquido no tuvo microorganismos, después del cultivo sistemático, y la tinción para bacterias acidorresistentes también fue negativa. En la segunda CT del abdomen se observó que el hígado tenía aspecto normal pero hubo linfadenopatía periaórtica y esplenomegalia leve. Se emprendió la laparoscopia y se realizó biopsia de hígado y médula ósea. En las biopsias del hígado y la médula ósea se identificaron granulomas con células gigantes y la presencia de bacilos acidorresistentes. (Las reservas de hierro fueron abundantes, lo cual denotó que la anemia provenía de una infección crónica y no de deficiencia de hierro). Se comenzó la administración de isoniazida, rifampicina, pirazinamida y etambutol. En las radiografías de tórax persistió la imagen de infi ltrados difusos, pero la mejoría en ellas fue evidente. La fiebre disminuyó y el estado clínico de la paciente también mejoró. Entre el día 19 y 21 de incubación, las biopsias de hígado y médula ósea y el líquido del BAL mostraron resultados positivos para bacilos acidorresistentes, los que, según la sonda molecular, correspondieron a M. tuberculosis. Las micobacterias fueron susceptibles a todos los fármacos que se administraban a la paciente. El régimen con cuatro medicamentos se continuó durante dos meses hasta que se practicaron pruebas de susceptibilidad. Para esa fecha se continuó la administración de isoniazida y rifampicina por 10 meses más, hasta un total de 12 meses de tratamiento. Se practicaron pruebas cutáneas en busca de tuberculosis a los parientes y a los adultos de edad avanzada que vivían con la paciente. En los sujetos con resultados positivos de las reacciones cutáneas y los que tenían antecedente reciente de tos o pérdida de peso, se practicaron radiografías de tórax. Se identificó a tres personas con tuberculina positiva, pero ninguna tenía tuberculosis activa. Se brindó profi laxia con isoniazida a las personas que vivían en la casa de la paciente, y a aquellas en las que recientemente hubo conversión de su prueba cutánea. Según opiniones de expertos, la paciente de este caso mostró tuberculosis de reactivación con una diseminación hemática que abarcó pulmones, hígado, ganglios linfáticos y posiblemente riñones. Comentarios Se ha calculado que a nivel mundial un tercio de la población tiene tuberculosis, y que cada año fallecen por dicha enfermedad de uno a tres millones de enfermos. En Estados Unidos, a mediados de la década de 1980 se observó la más baja incidencia de tuberculosis, que fue de 9.4 por 100 000 personas. A finales de esa década la cifra aumentó poco, pero desde 1992 ha disminuido nuevamente. La tasa más baja de 3.0 casos por 100 000 habitantes (9 582 casos) se registró en 2013, que representaba una disminución de la tasa de 6.1% desde 2012 (http://www. cdc.gov/tb/statistics/default.htm). La tuberculosis en Estados Unidos se presenta más comúnmente en poblaciones con bajo nivel socioeconómico: habitantes pobres en las ciudades, personas sin hogar, trabajadores del campo migrantes, alcohólicos y consumidores de drogas intravenosas, así como en extranjeros. En promedio, la mitad de los casos de la enfermedad se observa en personas de origen extranjero. La incidencia de este trastorno puede ser muy alta en grupos y áreas geográficas precisos (p. ej., en enfermos VIH-positivos que abusan de drogas intravenosas 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 797 797 en los estados del este de Estados Unidos, y en pacientes haitianos con sida). La tuberculosis en adultos de edad avanzada por lo común proviene de reactivación de una infección previa, en tanto que la que afecta a niños denota transmisión activa de M. tuberculosis. En promedio, 80% de los casos en niños se detectan en minorías étnicas. Sin embargo, la tuberculosis activa se identifica más a menudo en adultos jóvenes, frecuentemente junto con infecciones por VIH-1 y tal coincidencia de las dos infecciones es especialmente importante en países en desarrollo; en África se sabe que millones de personas tienen las dos enfermedades. Existe gran preocupación por la propagación de tuberculosis multirresistente en Rusia. El contagio de la tuberculosis de un paciente a otra persona se hace por las gotas infectantes generadas durante la tos, el estornudo o al hablar. Factores importantes en dicha transmisión son la cercanía y la duración del contacto y qué tan infeccioso sea el paciente. En términos generales, < 50% de los contactos de casos activos se infecta, tal como se mide por el índice de conversión en pruebas cutáneas de la tuberculina. Por lo regular, los pacientes no son infecciosos dos semanas después de comenzar el tratamiento; una vez infectadas, 3 a 4% de las personas desarrollan tuberculosis activa en los primeros 12 meses, y en promedio, 10% en fecha ulterior. Las edades en las cuales es más frecuente que se genere enfermedad activa son la lactancia, personas de 15 a 25 años y los adultos de edad avanzada. La reacción cutánea de la tuberculina se practica por la inyección intracutánea de cinco unidades de tuberculina (TU, tuberculin units) de derivado proteínico purificado (PPD, purified protein derivative), por medio de una aguja de calibre 26 o 27. La reacción se lee entre las 48 y las 72 h y es positiva cuando hay induración de 10 mm o más; no se considera que el eritema determine que la prueba sea positiva. De las personas con induración de 10 mm, 90% presenta infección por M. tuberculosis, en tanto que esencialmente todas las que tienen una induración mayor de 15 mm están infectadas. Los resultados positivos falsos dependen de la infección por micobacterias no tuberculosas (como Mycobacterium kansasii); los resultados negativos falsos dependen de la enfermedad generalizada en tuberculosos, o de inmunodepresión. En vez de la prueba cutánea con tuberculina se pueden practicar las técnicas de liberación de interferón γ (capítulo 23); son particularmente útiles para valorar a individuos a los que recientemente se aplicó vacuna BCG (bacilo de Calmette-Guérin). Está aún en fase de investigación el empleo de estas técnicas para detectar tuberculosis en personas inmunocomprometidas o anérgicas. La infección primaria por M. tuberculosis en niños incluye infiltrados en los campos pulmonares medios o inferiores, y en las radiografías de tórax, linfadenopatía hiliar. Los adolescentes y los adultos pueden tener un cuadro similar de infección primaria, pero ella evolucionará rápidamente hasta llegar a enfermedad cavitaria apical. En los adultos de edad avanzada, el cuadro inicial de tuberculosis puede ser inespecífico y asumir la forma de neumonía del lóbulo inferior. El surgimiento de enfermedad cavitaria apical sugiere decididamente la presencia de tuberculosis (el diagnóstico diferencial incluye histoplasmosis), pero la tuberculosis puede simular el cuadro de otras enfermedades cuando están infectadas zonas de los pulmones distintas a los vértices. La tuberculosis pulmonar crónica puede ser causada por reactivación de infección endógena o por reinfección exógena. 15/04/16 16:25 798 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica La tuberculosis extrapulmonar afecta a menos de 20% de los pacientes; es más frecuente en enfermos de sida, puede ser muy grave e incluso mortal. El mecanismo más frecuente de propagación es la diseminación hemática en el momento de la infección primaria o con menor frecuencia, de focos pulmonares crónicos o de otros sitios. A veces se observa extensión directa de la infección y su paso a los espacios pleural, pericárdico o peritoneal, porque puede haber diseminación al aparato gastrointestinal si el sujeto deglute secreciones infectadas. En enfermos de sida, a diferencia de otros pacientes, es frecuente que coexistan enfermedades pulmonar y extrapulmonar. Las principales formas extrapulmonares de tuberculosis (en orden descendente de frecuencia, aproximadamente) son: linfática, pleural, genitourinaria, ósea y articular, diseminada, (miliar), meníngea, y peritoneal. Sin embargo M. tuberculosis puede infectar a cualquier órgano y hay que incluir a la tuberculosis en el diagnóstico diferencial de otras muchas enfermedades. Los dos fármacos principales que se utilizan para combatir la tuberculosis son: isoniazida (INH) y rifampicina (RIF). Los otros productos de primera línea son pirazinamida (PZA) y etambutol (EMB). Se cuenta con otros medicamentos de segunda línea, que son más tóxicos o menos eficaces o con ambas características, y se incluyen en el tratamiento sólo si las circunstancias lo justifican (p. ej., ineficacia de los fármacos estándar por farmacorresistencia múltiple). Se cuenta con regímenes aprobados para tratar las formas susceptibles de M. tuberculosis en niños y adultos. Casi todos los médicos prefieren esquemas durante seis meses. La fase inicial de un régimen semestral en los adultos debe incluir un periodo de dos meses a base de INH, RIF, PZA y EMB. Un procedimiento óptimo es la terapia con observación directa y vigilancia durante cinco días a la semana. La fase de continuación del tratamiento debe incluir INH y RIF durante un mínimo de cuatro meses; tal fase debe ampliarse a tres meses más en individuos que en la primera radiografía de tórax o en la de seguimiento presentaron cavidades y cultivos positivos en la fecha de terminación de la fase inicial del tratamiento (dos meses). Se recomienda que el tratamiento dure nueve meses si es imposible incluir PZA en el régimen inicial o si se detecta que el microorganismo aislado es resistente a ese fármaco. En los primeros dos meses el tratamiento incluirá INH, RIF y EMB y después INH y RIF durante siete meses, todos los días o dos veces por semana. Factores importantes en la selección de fármacos apropiados y para definir la duración del tratamiento son la susceptibilidad de los microorganismos o su resistencia a la INH y la RIF. En individuos que no colaboran es importante un tratamiento supervisado. REFERENCIAS American Thoracic Society, Centers for Disease Control and Prevention, and Infectious Diseases Society of America: Treatment of tuberculosis. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2003;52(RR11):1. Centers for Disease Control and Prevention. Recommendations for use of isoniazid-rifapentine regimen with direct observation to treat latent Mycobacterium tuberculosis infection. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2011;60:1650. Centers for Disease Control and Prevention. Reported tuberculosis in the United States, 2010. http://www.cdc.gov/tb/statistics/ reports/2010/pdf/report2010.pdf. 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 798 LoBue P: Extensively drug-resistant tuberculosis. Curr Opin Infect Dis 2009;22:167. Yew WW, Sotgiu G, Migliori GB. Update in tuberculosis and nontuberculous mycobacterial disease 2010. Am J Respir Crit Care Med 2011;184:180. COMPLEJO DE MYCOBACTERIUM AVIUM C A S O 17: I N F E CC I Ó N D I S E M I N A D A P O R E L CO M P L E J O D E M YCO B AC T E R I U M AV I U M M AC Un varón de 44 años acudió a la clínica con el antecedente de haber presentado fiebre intermitente durante varias semanas, acompañada en ocasiones de escalofríos. Con frecuencia cada vez mayor presentó defecaciones sin diarrea franca, pero a veces con cólicos y dolor abdominal. No tenía cefalea y tos. Había perdido unos 5 kg; el resto de la anamnesis y antecedentes era negativo. Diez años antes de la enfermedad actual, las actividades que realizaba lo colocaron en peligro de que se contagiara de VIH. Nunca se sometió a pruebas de laboratorio. Manifestaciones clínicas La temperatura del paciente era de 38 °C, su pulso, de 90/lpm, 18 rpm y su presión arterial era de 110/70 mmHg. Su aspecto no era de gravedad inmediata. Se palpaba en el cuadrante izquierdo superior del abdomen el extremo del bazo a 3 cm por debajo de las costillas (que sugería esplenomegalia). No se detectaron hepatomegalia, linfadenopatía, signos neurológicos ni meníngeos. La impresión de la exploración física general fue normal. Datos de laboratorio y estudios de imagen El recuento leucocítico era estable, con una cifra de 3 000 células/μl (menor de lo normal). El hematocrito era de 29% (menor de lo normal). El recuento de linfocitos T cooperadores-inductores CD4 fue de 75 células/μl, (cifra normal, 425 a 1650/μl). La química sanguínea solamente fue notable por la concentración de fosfatasa alcalina del hígado de 210 unidades/L (cifra normal, 36 a 122 unidades/L). Al investigar más la causa de la fiebre se observó que sus análisis de orina eran normales, en hemocultivos sistemáticos no hubo proliferación de microorganismos y la radiografía del tórax fue normal. La prueba del antígeno criptococócico en suero fue negativa. Se practicaron dos hemocultivos en busca de micobacterias que se tornaron positivos 10 y 12 días después de la obtención de la sangre. Tres días después, se identificó por medio de sonda molecular, una micobacteria del complejo M. avium (MAC, M. avium complex). El paciente se probó utilizando inmunoanálisis de cuarta generación con VIH1/2 que incorpora pruebas combinadas de anticuerpo/antígeno. El análisis fue positivo y se llevó a cabo 15/04/16 16:25 CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas una prueba de carga viral con RT-PCR refleja, en que el valor era elevado en 300 000 copias/ml. Tratamiento y seguimiento Se inició un régimen con tres fármacos contra MAC: claritromicina, etambutol y ciprofloxacino. El enfermo percibió una sensación de bienestar cada vez mayor, tuvo una disminución notable de la fiebre y los sudores profusos, y su apetito mejoró. En forma concomitante se comenzó el tratamiento antirretroviral de alta actividad (HAART; highly active antiretroviral therapy). Los fármacos eran efavirenz, tenofovir y emtricitabina (tres inhibidores no nucleosídicos de la transcriptasa inversa) formulados en un solo comprimido. Cuatro meses después de comenzar la terapia con antirretroviral, la prueba de carga viral con RNA del VIH señaló que casi no se detectaban las partículas; el número de linfocitos T CD4 fue de 250 células/μl. Comentarios sobre la infección por VIH-1 y sida En forma típica, el periodo de incubación desde la exposición hasta el comienzo de la enfermedad aguda por VIH-1 es de dos a cuatro semanas. Casi todos los individuos presentan un cuadro agudo que dura de 2 a 6 semanas y sus signos y síntomas más frecuentes son fiebre (97%), adenopatía (77%), faringitis (73%), exantemas (70%) y mialgias o artralgias. La erupción es eritematosa y no pruriginosa e incluye lesiones maculopapulosas (poco elevadas), de 5 a 10 mm de diámetro, por lo común en la cara y en el tronco, que pueden aparecer en las extremidades, las palmas y las plantas, o generalizarse. Las úlceras en la boca son un signo característico de la infección primaria por VIH. Se ha descrito al cuadro agudo como “similar a la mononucleosis”, pero constituye un síndrome por sí mismo. En término de dos semanas después de la infección primaria surgen anticuerpos IgM contra VIH-1 y anteceden a la aparición de anticuerpos IgG, que se detectan en término de otras semanas más. Uno de los puntos por lo que mayor preocupación sienten los bancos de sangre es detectar el RNA del VIH-1 en fase inicial de la infección, para impedir que se transfunda sangre sin anticuerpos, pero con VIH-1. El sida es la complicación principal de la infección por VIH. De acuerdo con los CDC, se define como cuenta celular de CD4 de menos de 200 células/μl o presencia de infecciones oportunistas serias, neoplasmas u otras manifestaciones que ponen en peligro la vida relacionadas a cuenta de CD4. En el cuadro 48-7 se incluyen las infecciones que definen al sida. Los tumores que definen el sida comprenden el linfoma primario del cerebro, el linfoma de Burkitt o inmunoblástico y el carcinoma cervicouterino invasor en mujeres, además del sarcoma de Kaposi. Otros cuadros que definen al sida son la encefalopatía por VIH-1 con deterioro de las funciones cognitiva y motora y la enfermedad consuntiva por el mismo virus (pérdida de peso mayor de 10% y en el curso de un mes, diarrea o debilidad y fiebre). El cuadro inicial de sujetos infectados por VIH-1 incluye signos y síntomas provenientes de uno o más órganos y sistemas. Las infecciones oportunistas frecuentes se incluyen según su sitio anatómico en el cuadro 48-8. En forma típica, la valoración de pacientes que pueden tener infección por VIH-1 o sida se basa en los antecedentes clínicos y epidemiológicos de posible 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 799 799 exposición, junto con la valoración diagnóstica de la enfermedad inicial, según el sitio afectado. Los conocimientos en relación con la farmacoterapia contra VIH cambian con gran rapidez, y por esa razón, las recomendaciones sobre el tratamiento deben ser consideradas como provisionales. La profi laxis después de la exposición, a base de fármacos contra VIH, es eficaz y el tratamiento de la infección primaria por el virus pudiera tener consecuencias pronósticas favorables. Muchos factores influyen en la decisión de comenzar tratamiento anti-VIH, incluida la tasa de disminución de la cuenta celular de CD4 y la concentración hemática de VIHRNA. Los medicamentos usados para combatir la infección por el virus se exponen en el capítulo 30. Se puede elegir una variedad de tratamientos. El tratamiento antirretroviral es altamente eficaz y ha mejorado significativamente la vida y el pronóstico de muchos enfermos de sida. La respuesta al tratamiento debe revisarse en forma seriada por seguimiento de la carga viral y también por pruebas de resistencia cuando la respuesta clínica es insatisfactoria. Si el número de linfocitos CD4 es menor de 200 células/μl, conviene emprender la profi laxis contra la infección por P. jirovecii. Las medidas preventivas contra otras infecciones oportunistas (cuadro 48-7) también pueden ser convenientes. REFERENCIAS Centers for Disease Control and Prevention: Detection of Acute HIV infection in two evaluations of a new HIV diagnostic testing algorithm—United States, 2011-2013. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2013; 62:489. Drugs for HIV infection. Med Lett 2014;12(138):7. Gunthard HF, Aberg JA, Eron JJ, et al.: Antiretroviral treatment of adult HIV infection: 2014 recommendations of the International Antiviral Society—USA panel. JAMA 2014;312:410. Selik RM, Mokotoff ED, Branson B, et al.: Revised surveillance case definition for HIV infection—United States, 2014. MMWR Recomm Rep 2014;63:1. Taylor BS, Sobieszczyk ME, McCutchan FE, Hammer SM: The challenge of HIV-subtype diversity. N Engl J Med 2008;358:1590. INFECCIONES EN RECEPTORES DE TRASPLANTE C A S O 18: T R A S P L A N T E D E H Í G A D O A un varón de 61 años se sometió a trasplante ortotópico de hígado por cirrosis causada por hepatitis crónica C (HCV, hepatitis C virus). Se contagió de HCV por una transfusión de sangre durante una operación de derivación coronaria 10 años antes de que mostrara la hepatopatía; esta última fue diagnosticada dos años antes del trasplante ortotópico de hígado, cuando presentó hemorragia por varices esofágicas. Se logró la hemostasia, pero el paciente más tarde presentó ascitis y encefalopatía de origen hepático (continúa) 15/04/16 16:25 800 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica CUADRO 487 Resumen de infecciones que definen al sida, tratamiento y profilaxia Infección que define al sida Tipo de infección Tratamiento Profilaxia o tratamiento de sostén Virus Citomegalovirus Retinitis, colitis, esofagitis, neumonía y viremia Valganciclovir por vía oral e implante Ganciclovir oral o intravenoso intraocular de ganciclovir (retinitis); ganciclovir, foscarnet y famciclovir intravenoso (oral y genital) Virus de Epstein-Barr Linfomas no- Hodgkin de células B de alto grado Citotóxicos en dosis altas después de HAART Herpes simple Úlceras cutáneas, orofaríngeas o bronquiales; proctitis Aciclovir, foscarnet Aciclovir, famciclovir, valaciclovir Virus JC Leucoencefalopatía multifocal progresiva Virus del herpes humano 8 (virus del herpes que surge en el sarcoma de Kaposi) Sarcoma de Kaposi Claritromicina o azitromicina Bacterias Complejo de Mycobacterium avium Diseminada o extrapulmonar En términos generales se utilizan 2 a 4 medicamentos: claritromicina o azitromicina, etambutol o rifabutina, o ciprofloxacino, o rifampicina Mycobacterium kansasii, y otras bacterias no tuberculosas Diseminada o extrapulmonar Con base en los perfiles de susceptibilidad establecidos Mycobacterium tuberculosis Cualquier sitio: pulmonar, linfadenitis o diseminada Isoniazida, rifampicina, pirazinamida y etambutol (y otros fármacos con base en los resultados de prueba de susceptibilidad), durante dos meses; continuar con isoniazida y rifampicina durante cuatro meses más, como mínimo Infecciones bacterianas piógenas recurrentes Dos episodios o más en término de dos años y si la persona tiene menos de 13 años de vida; ≥2 episodios de neumonía en un año en personas de cualquier edad: Streptococus pneumoniae, Streptococcus pyogenes, Streptococcus agalactiae, y otros estreptococos, Haemophilus influenzae y Staphylococcus aureus Con arreglo a cada especie Especies de Salmonella Bacteriemia Cefalosporinas de la tercera generación, ciprofloxacino Ciprofloxacino Pneumocystis jirovecii Neumonía Trimetroprim-sulfametoxazol; isetionato de pentamidina, trimetrexato más leucovorina con dapsona o sin ella; clindamicina más primaquina Trimetroprima-sulfametoxazol; dapsona con pirimetamina o sin ella y además leucovorina; isetionato de pentamidina en aerosol y atovacuona Candida albicans Esofagitis, traqueobronquitis; también afectación orofaríngea y vaginitis Anfotericina B, fluconazol y otros fármacos Fluconazol Cryptococcus neoformans Meningitis diseminada; también ataque pulmonar Anfotericina B y flucitosina, fluconazol y flucitosina Fluconazol Histoplasma capsulatum Formas extrapulmonares y pulmonares también Anfotericina B, itraconazol Itraconazol Coccidioides immitis Ataque extrapulmonar y también pulmonar Anfotericina B Itraconazol o fluconazol orales Evitar la transmisión por medio de prácticas satisfactorias de erradicación de infecciones; isoniazida en caso de que la prueba cutánea de la tuberculina sea positiva con un diámetro de ≥5 mm Hongos (continúa) 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 800 15/04/16 16:25 CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas 801 CUADRO 487 Resumen de infecciones que definen al sida, tratamiento y profilaxis (continuación) Infección que define al sida Tipo de infección Tratamiento Profilaxia o tratamiento de sostén Protozoos Toxoplasma gondii Encefalitis diseminada Pirimetamina más sulfadiazina y leucovorina; pirimetamina y clindamicina, más ácido fólico Cyptosporidium Diarrea durante un mes o menos HAART eficaz puede originar respuesta clínica; nitazoxanida, paromomicina Especies de Isospora Diarrea durante un mes o menos Trimetroprim-sulfametoxazol Trimetroprim-sulfametoxazol o pirimetamina-dapsona; atovacuona con pirimetamina o sin ella más leucovorina Trimetroprim-sulfametoxazol CUADRO 488 Complicaciones frecuentes en personas con infección por VIH Sitio Complicación y origen Comentario General Linfadenopatía generalizada progresiva Aparece en 50 a 70% de personas después de la infección primaria por VIH; es importante diferenciar el cuadro de otras muchas enfermedades que ocasionan linfadenopatía Sistema nervioso Encefalopatía por VIH; demencia del sida Amnesia de hechos recientes; dificultad para organizar actividades diarias; falta de atención Toxoplasmosis cerebral; Toxoplasma gondii Es común la afectación multifocal del cerebro y origina formas muy diversas de enfermedad clínica: alteración del estado mental, convulsiones, debilidad motora, anormalidades sensitivas, disfunción del cerebelo, etc. Meningitis por Cryptococcus; Cryptococcus neoformans El comienzo suele ser insidioso e incluye fiebre, cefalea y malestar general Leucoencefalopatía multifocal progresiva; virus JC Los déficit neurológicos focales se manifiestan en un periodo de semanas Citomegalovirus Encefalitis, polirradiculopatía, mononeuritis múltiple Linfoma primario del sistema nervioso central Los déficit neurológicos focales se manifiestan en un lapso de días a semanas Ojos Citomegalovirus Retinitis Piel Sarcoma de Kaposi: virus herpético humano 8 (virus herpético asociado con el sarcoma de Kaposi) Nódulos cutáneos firmes y palpables de 0.5 a 2 cm de diámetro; en el comienzo pueden ser de menor tamaño y más tarde confluir y formar grandes masas tumorales; su color típicamente es violáceo; en personas de piel oscura pueden mostrar hiperpigmentación; puede abarcar muchos órganos y sistemas Foliculitis por estafilococos: Staphylococcus aureus Infección de los folículos pilosos, de la zona central del tronco, la ingle o la cara Herpes zóster: virus de varicela-zóster Vesículas sobre una base eritematosa, distribuidas por dermatomas Úlceras herpéticas: virus del herpes simple Vesículas agrupadas sobre una base eritematosa que evolucionan rápidamente y se transforman en úlceras; por lo común en la cara, las manos y los genitales Angiomatosis bacilar: Bartonella henselae, Bartonella quintana Pápula roja cada vez más grande, y en su alrededor eritema; imagen clínica similar a la del sarcoma de Kaposi aunque su estructura histológica es muy diferente Molusco contagioso Pápulas o nódulos de color carne, perlados, como una semiesfera, circunscritos y a menudo umbilicados. Por lo común aparecen en la línea de la barba. En sujetos con VIH puede ocurrir infección intensa y duradera Candidosis de la boca: Candida albicans Zonas lisas rojizas de los paladares blando o duro; puede formar seudomembranas Tricoleucoplasia: probablemente por virus de Epstein-Barr Engrosamiento de la mucosa de la boca, a menudo con pliegues o arrugas verticales Boca (continúa) 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 801 15/04/16 16:25 802 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica CUADRO 488 Complicaciones frecuentes en personas con infección por VIH (continuación) Sitio Boca Complicación y origen Comentario Gingivitis o periodontitis Encías muy rojas: úlceras necrosantes alrededor de los dientes Úlceras de la boca: por virus de herpes simple, varicelazóster, citomegalovirus y otros agentes infecciosos El cuadro inicial puede incluir vesículas recidivantes que forman úlceras Sarcoma de Kaposi Lesiones de color rojo, violeta muy a menudo en el paladar Esofagitis: Candida albicans, citomegalovirus y del herpes simple El cuadro inicial incluye dificultad y dolor en la deglución Gastritis: citomegalovirus Náusea, vómito, saciedad prematura, anorexia Enterocolitis: por Salmonella, Cryptosporidium, Isospora, microsporidios, Giardia, Entamoeba histolytica y otros agentes más Cuadro muy frecuente; diarrea, cólicos, dolor abdominal Proctocolitis por Neisseria gonorrhoeae, Chlamydia trachomatis, Treponema pallidum, Campylobacter, herpes simple, citomegalovirus Dolor en el recto Pulmones Neumonía intersticial o con consolidación: muchos tumores y especies de bacterias, hongos, virus y protozoos pueden causar una neumopatía en pacientes infectados con VIH El comienzo puede ser lento o rápido, con fiebre, tos y disnea; el diagnóstico suele corroborarse con broncoscopia con lavado broncoalveolar Aparato genital Candidosis vaginal: Candida albicans Secreción anormal similar a requesón con enrojecimiento y prurito en vulva. Frecuente en mujeres infectadas de VIH Verrugas genitales: virus de papiloma humano Puede ser grave en sujetos infectados por VIH Carcinoma cervicouterino invasor: virus de papiloma humano Células atípicas en prueba de Papanicolaou emergen de repente e incluyen carcinoma cervical en mujeres; cáncer rectal en varones Enfermedad inflamatoria pélvica Más frecuente e intensa en mujeres infectadas por VIH que en otras Herpes genital: virus de herpes simple Suele ser recurrente y más intensa en personas infectadas con VIH que en otros sujetos Sífilis: Treponema pallidum La sífilis es una enfermedad mucho más progresiva en personas infectadas por VIH que en otras; su presencia puede acelerar la evolución de la sífilis del sistema nervioso Aparato gastrointestinal C A S O 18 : T R A S P L A N T E D E H Í G A D O con tinuación que se pudo controlar poco con medidas farmacológicas. El paciente también tenía diabetes insulinodependiente. En el momento de su valoración inicial cuatro meses antes del trasplante, los resultados de sus pruebas de función hepática incluyeron AST, 43 unidades/L (normal, 10 a 40 unidades/L); ALT, 42 unidades/L (normal, 36 a 122 unidades/L); bilirrubina, 2.9 mg/100 ml (normal, 0.1 a 1.2 mg/ 100 ml), albúmina, 2.6 g/100 ml (normal, 3.4 a 5 g/100 ml), y prolongación del tiempo de protrombina, de 1.8 de la Razón Internacional Normalizada (INR, International Normalized Ratio). El anticuerpo anti-HCV fue identificado por medio del enzimoinmunoanálisis. El genotipo del virus era de tipo 1. El paciente no mejoró con la combinación de interferón-α y ribavirina después de 12 meses. Las cuantificaciones de la carga viral llegaron a 500 000 UI/ml. 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 802 En el ejemplo señalado, el trasplante ortotópico de hígado se logró sin problemas. La reconstrucción de vías biliares se hizo por coledococoledocostomía (anastomosis primaria del colédoco del donador al del receptor), y colocación de una sonda en T para drenaje externo de la bilis durante la cicatrización de la anastomosis. Al explorar el hígado extirpado se identificó por casualidad un carcinoma hepatocelular. Se comenzó la administración endovenosa de tacrolimús (para disminuir el rechazo) en goteo continuo durante 24 h, y corticoesteroides para inmunodepresión (también para evitar el rechazo). La presentación intravenosa del tacrolimús se cambió a la vía oral el segundo día. Se comenzó a administrar por vía intravenosa ganciclovir en el primero al séptimo días, para evitar la infección por citomegalovirus (hepatitis y neumonía); una vez que se interrumpió el uso del ganciclovir, se emprendió la administración del mismo fármaco en altas dosis por vía oral, cuatro veces al día durante tres meses, como una estrategia continua de profi laxis contra la infección por el virus mencionado. También, como medida profi láctica contra la neumonía por Pneumocystis se emprendió la administración de trimetoprim-sulfametoxazol por vía oral, dos veces por semana. La función del aloinjerto se reanudó inmediatamente después del trasplante. En el séptimo día, su AST fue de 40 15/04/16 16:25 CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas unidades/L, la fosfatasa alcalina, de 138 unidades/L (normal, 36 a 122 unidades/L), y la bilirrubina, de 6.2 mg/100 ml. El diagnóstico diferencial de las anormalidades de la función hepática incluyó la lesión durante la fase de conservación del órgano, entre la donación y el trasplante, trombosis de la arteria hepática y en raras ocasiones, hepatitis por herpes simple. La biopsia del hígado en el séptimo día señaló daño durante la fase de conservación. El enfermo fue dado de alta el día 12 y en ese momento recibía tacrolimús y prednisona por vía oral, para evitar el rechazo. En el día 21, la biopsia de hígado no señaló signos de rechazo celular y las pruebas de función hepática fueron excelentes: AST, 18 unidades/L, fosfatasa alcalina, 96 unidades/L, y bilirrubina, 2 mg/100 ml. La concentración de creatinina sérica fue 2.2 mg/100 ml (normal, 0.5-1.4 mg/100 ml) y se disminuyó la dosis de tacrolimús oral. El día 28, los resultados de las pruebas de función hepática se elevaron: AST, 296 unidades/L, fosfatasa alcalina, 497 unidades/L y bilirrubina, 7 mg/L. El diagnóstico diferencial de la función anormal del hígado fue rechazo celular agudo y obstrucción de vías biliares. Existía la posibilidad de hepatitis por citomegalovirus, pero tal situación por lo común aparece después del día 35, y se había dado profi laxis contra dicho virus. La biopsia de hígado indicó rechazo celular agudo. El tratamiento en ese momento incluyó dos dosis intravenosas de metilprednisolona y después prednisona por vía oral. La concentración sanguínea de tacrolimús estaba dentro de límites terapéuticos. La biopsia de hígado de seguimiento, dos semanas más tarde, indicó mínimos cambios grasos, pero no rechazo. La AST era de 15 unidades/L, fosfatasa alcalina 245 unidades/L y bilirrubina 1.6 mg/100 ml. Un mes después, 2.5 meses después del trasplante, la AST aumentó de nuevo a 155 unidades/L, pero no cambió la fosfatasa alcalina y se mantuvo en 178 unidades/L. En la biopsia se observó moderado cambio graso, necrosis lobular de hepatocitos e inflamación porta leve compatible con una infección por hepatitis C después del trasplante o rechazo en fase de resolución. No se practicó la reacción en cadena de la polimerasa para el RNA del HCV porque habría sido positiva y poseía escaso valor pronóstico. La impresión clínica fue de hepatitis C recurrente. Se continuó la administración de tacrolimús y prednisona. En el curso del mes siguiente se normalizaron las pruebas de función hepática. Seis meses después del trasplante se extrajo la sonda en T del sistema de drenaje de bilis. Inmediatamente el enfermo sintió dolor intenso y difuso en el abdomen. En el cultivo de la bilis proliferaron E. coli y Enterococcus faecium resistente a vancomicina. La impresión clínica fue que se había producido derrame de bilis en el interior del abdomen. El paciente recibió ceftriaxona y linezolida. Se practicó colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (ERCP, endoscopic retrograde cholangiopancreatography) con esfinterotomía para mejorar el flujo de bilis. Se dio de alta al paciente dos días después. Ocho meses después del trasplante, el paciente presentó edema subcutáneo generalizado (anasarca) y exantema en una extremidad inferior. Los resultados de las pruebas de función hepática fueron moderadamente anormales. El hematocrito y el recuento leucocítico fueron normales. El nitrógeno ureico en sangre fue de 54 mg/100 ml (normal, 10 a 24 mg/100 ml) y su creatinina sérica fue 2.8 mg/100 ml (normal, 0.6 a 1.2 mg/100 ml). 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 803 803 En el análisis de orina hubo 4+ de proteína y más de 50 eritrocitos por campo de alto poder. En la biopsia de piel se observó vasculitis leucocitoclástica. Se diagnosticó crioglobulinemia. Cuatro años después del trasplante, los resultados de las pruebas de función hepática permanecieron normales, con excepción de incrementos leves e intermitentes de AST y ALT. Las biopsias de hígado de seguimiento han indicado cambios grasos moderados a intensos con leve inflamación portal mononuclear. El enfermo continúa con diabetes insulinodependiente. Su función renal es moderadamente anormal y su creatinina sérica es de 1.4 mg/100 ml, en promedio. Su calidad de vida es buena. En la actualidad se mantiene con tacrolimús y prednisona. En comparación con otros receptores de trasplante de hígado, el paciente de este caso está expuesto a un mayor peligro de presentar cirrosis y de perder el injerto. Comentario Las personas a quienes se trasplanta un órgano presentan las infecciones más importantes y letales en los primeros meses después de dicho procedimiento. Los factores que existían antes del injerto pueden ser importantes. La enfermedad subyacente puede contribuir a la susceptibilidad a la infección. Es posible que la persona no tenga inmunidad específica (quizá nunca se expuso al contagio con citomegalovirus), pero el órgano trasplantado pudiera provenir de un donante que tuvo dicho virus, o se podría transmitir por transfusión sanguínea. El enfermo puede tener una infección latente que se torne activa en el periodo de inmunodepresión después del trasplante; entre los ejemplos están infecciones por virus de herpes simple, varicela-zóster, citomegalovirus y otros, incluyendo tuberculosis. Es posible que el sujeto recibiera inmunodepresores antes del trasplante. Un factor importante que rige la aparición de infección es el tipo de trasplante: hígado, corazón, pulmón, riñón, etc. La duración y complejidad del método operatorio también son importantes. Las infecciones tienden a afectar el órgano injertado o guardan relación con él. En el caso del trasplante de hígado la cirugía es compleja y dura varias horas. El tipo de drenaje de bilis que se logre es un factor determinante de la infección abdominal. La conexión directa de las vías biliares del donante con el intestino delgado del receptor (coledocoyeyunostomía) predispone a una infección de vías biliares en mayor grado de lo que ocurre con la conexión de las vías biliares del donador con las vías biliares existentes del receptor (coledococoledocostomía). Los receptores de trasplante de hígado cuya cirugía dura 5 a 10 h en promedio, tienen un episodio de infección después del trasplante, en tanto que aquellos en quienes la operación dura más de 25 h presentarán, en promedio, tres episodios de infección. Los receptores de trasplante de hígado cuya cirugía dura de 5 a 10 h tiene en promedio un episodio de infección postrasplante, comparado con quienes su cirugía dura más de 25 h y tienen en promedio tres episodios. Los receptores de trasplante de hígado están predispuestos a desarrollar hepatitis y neumonía por citomegalovirus. Los receptores de corazón-pulmones están propensos a padecer neumonía por citomegalovirus. El ganciclovir administrado en los comienzos del periodo posterior al trasplante es eficaz para disminuir el impacto de la enfermedad por citomegalovirus después del injerto. Otros fármacos que se 15/04/16 16:25 804 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica usan frecuentemente para evitar la infección después del trasplante incluyen: aciclovir contra el herpes simple y la varicela-zóster; trimetoprim-sulfametoxazol contra la neumonía por Pneumocystis; anfotericina B u otros antimicóticos contra micosis y en particular candidosis y aspergilosis; isoniazida contra la tuberculosis y una cefalosporina de tercera generación u otros antibióticos contra infecciones bacterianas. Es frecuente que antes de la operación, durante ella y poco después, se administren antibióticos para evitar infecciones de la herida quirúrgica y otras que guardan relación directa con el procedimiento. El tratamiento con inmunodepresores en receptores de trasplante también predispone a infecciones. Los corticoesteroides en dosis altas que se usan para evitar el rechazo o la enfermedad de injerto contra hospedador inhiben la proliferación de linfocitos T, la inmunidad que depende de linfocitos T y la expresión de los genes de citocina, y ejercen efectos importantes en la inmunidad celular, la formación de anticuerpos y la inflamación. La administración de dosis altas de corticoesteroides hace que los pacientes fácilmente presenten micosis y otras infecciones. La ciclosporina, un péptido y el tacrolimús, un macrólido, actúan en la función de los linfocitos T para evitar el rechazo. También se utilizan otros medicamentos inmunodepresores y el suero antilinfocítico. En forma global, los fármacos inmunodepresores preparan el terreno para que surjan infecciones en los receptores de trasplantes. El caso 19 (más adelante) corresponde a una persona a quien se trasplantó médula ósea e incluye comentarios sobre las infecciones que aparecen en dicha situación. REFERENCIAS Fishman JA, Issa NC: Infection in organ transplantation. Infect Dis Clin North Am 2010;24:273. Freifeld AG, Bow EJ, Sepkowitz KA, et al.: Clinical practice guideline for the use of antimicrobial agents in neutropenic patients with cancer: 2010 update by the infectious diseases society of America. Clin Infect Dis 2011;52:e56-93. C A S O 19 : T R A S P L A N T E DE MÉDULA ÓSEA Un varón de 30 años con leucemia mielógena crónica se sometió a trasplante alógeno de médula ósea obtenida de un hermano donador con compatibilidad de antígeno leucocítico humano (HLA, human leukocyte antigen). Antes del trasplante, se le aplicó radiación corporal total y recibió dosis altas de ciclofosfamida para destruir de manera permanente las células de leucemia, las hematopoyéticas y las linfoides. La primera complicación infecciosa surgió 10 días después del trasplante, antes de que se aceptara el injerto. El paciente tuvo mucositis, enteritis y neutropenia profunda y su recuento de leucocitos fue de 100 células/μl (normal, 3 400 a 10 000 células/μl). 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 804 Recibía con fin profi láctico ceftazidima, fluconolazol, aciclovir y trimetroprim/sulfametoxazol. Sin embargo, presentó fiebre de 39 °C y su aspecto era de enfermo. La impresión clínica fue probable septicemia bacteriana vinculada con la neutropenia, y el origen posible era en la cavidad bucal o el aparato gastrointestinal. Otra posibilidad fue que la infección provenía del catéter central utilizado para su tratamiento intravenoso. También existía la posibilidad de una enfermedad micótica por Candida en la sangre o neumonía por Aspergillus; sin embargo, las infecciones mencionadas por lo común aparecen más adelante, después del trasplante alógeno de médula ósea. Poco después del trasplante se había comenzado la administración de ciclosporina y prednisona en dosis pequeñas, para evitar la enfermedad de injerto contra hospedador, que lo hubiera predispuesto a infecciones por otros oportunistas, pero también existía una menor posibilidad de que surgiera en las primeras semanas después del trasplante. En el décimo día después del trasplante su cuadro empeoró, y se pensó que tenía una infección bacteriana. Se practicó hemocultivo, y la antibioticoterapia protectora contra gramnegativos se cambió de ceftazidima a meropenem. Se agregó vancomicina mientras se obtenían los resultados del hemocultivo. El fluconazol se cambió a voriconazol. En el día 12 se señaló que en el hemocultivo de sangre se habían identificado estreptococos viridans. El enfermo mejoró, y se continuó la antibioticoterapia hasta que el número de leucocitos aumentó a más de 1 000 células/μl. Treinta días después del trasplante, se dio de alta al paciente para atención domiciliaria. Se había logrado la aceptación del injerto y no existía neutropenia, pero recibía ciclosporina y prednisona para la enfermedad de injerto contra hospedador leve. Sesenta días después del trasplante, el sujeto presentó fiebre, náusea, dolor epigástrico intenso y diarrea. La impresión clínica fue de enteritis por citomegalovirus o empeoramiento de la enfermedad de injerto contra hospedador que afectaba al tubo digestivo. Entre los días treinta y sesenta poco a poco se habían disminuido las dosis de ciclosporina y prednisona, en la medida en que se había estabilizado su enfermedad de injerto contra hospedador. En el día 60, el sujeto fue hospitalizado y se hizo una endoscopia del tubo digestivo superior e inferior. Se identificaron lesiones de la mucosa compatibles con una infección por citomegalovirus y se tomaron muestras para biopsia. En el estudio histológico se identificaron grandes cuerpos de inclusión intranucleares compatibles con una infección por citomegalovirus. Los cultivos fueron positivos para citomegalovirus. Se administró ganciclovir y el paciente se recuperó de su trastorno. La evolución del enfermo fue satisfactoria hasta el día 120, en que surgieron anormalidades en los resultados de sus pruebas de función hepática, y diarrea. Por colonoscopia se hizo el diagnóstico de empeoramiento en la enfermedad de injerto contra hospedador. Se aumentaron las dosis de ciclosporina y prednisona. En el día 150 después del trasplante, el paciente desarrolló fiebre y tos y se detectaron múltiples infi ltrados pulmonares. El diagnóstico más probable era neumonía micótica, tal vez por alguna especie de Aspergillus, aunque también existía la posibilidad de ataque por P. jiroveci y neumonía viral. Se practicó broncoscopia con lavado y obtención de fragmentos transbronquiales para biopsia. En el cultivo del tejido para biopsia proliferó Aspergillus fumigatus. El paciente fue tratado con voriconazol. La terapia en cuestión se continuó durante dos semanas en el 15/04/16 16:25 CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas hospital y después diariamente en forma ambulatoria durante tres semanas más; también se disminuyeron las dosis de ciclosporina y prednisona. En el día 300, el paciente no tenía infecciones oportunistas. Su enfermedad de injerto contra hospedador cedió y poco a poco se disminuyeron las dosis de ciclosporina y prednisona hasta interrumpir el uso de ambos fármacos. Su leucemia mielógena crónica permaneció en estado de remisión. Volvió a trabajar tiempo completo 330 días después del trasplante de médula ósea. Para esa fecha también se observan las infecciones recurrentes por virus de herpes simple. En el segundo y el tercer mes después de que ha sido aceptado el injerto, persiste la deficiencia de la inmunidad humoral y celular; tal deficiencia es más grave y persistente en individuos con enfermedad de injerto contra hospedador. Las infecciones principales son neumonía intersticial (en promedio, la mitad de los casos son causados por citomegalovirus), la neumonía por Aspergillus, bacteriemia, candidemia e infecciones respiratorias virales. Después de tres meses del trasplante, se recupera poco a poco la inmunidad humoral y la celular; tal reconstitución tarda uno a dos años y puede mostrar deficiencia notable por la aparición de la enfermedad de injerto contra hospedador crónica. Los sujetos están en peligro de infecciones por virus de varicela-zóster y otras de las vías respiratorias, por lo común por bacterias encapsuladas como S. pneumoniae (capítulo 14) y H. influenzae (capítulo 18). Los antimicrobianos profi lácticos se utilizan sistemáticamente en los receptores de trasplante de médula ósea. Se administra durante seis meses, trimetroprim/sulfametozaxol o por el tiempo que dura la inmunodepresión, para evitar la neumonía por P. neumocystis. El aciclovir se administra desde el momento del trasplante hasta que es aceptado por el organismo, para evitar la infección por herpes simple. El ganciclovir intravenoso a menudo se administra poco después del trasplante, para seguir con aciclovir o ganciclovir por vía oral, y así evitar la citomegalia grave; el empleo de ambos medicamentos como profilácticos varía y depende del hecho de si el donador, el receptor o ambos presentaron signos de infección previa por el virus mencionado. Durante el periodo de aceptación del injerto se pueden administrar fluoroquinolonas o cefalosporinas de tercera generación para evitar infecciones bacterianas. Como productos profi lácticos contra micosis se pueden usar antimicóticos como fluconazol, posaconazol o voriconazol (si se presentó la reacción del injerto contra hospedador). No hay consenso en el empleo de vancomicina para evitar infecciones por bacterias Comentario Las personas a quienes se injerta médula ósea reciben quimioterapia y radioterapia de ablación para destruir sus sistemas hematopoyético e inmunitario. El resultado es la neutropenia profunda y anormalidades de la inmunidad celular hasta que la médula ósea es aceptada. A causa de la neutropenia, los receptores de trasplante de médula ósea están expuestos en particular a un elevado peligro de infecciones, en comparación con pacientes que reciben órganos sólidos y que no muestran neutropenia. Los receptores de trasplante alógeno de médula ósea también están expuestos al peligro de enfermedad de injerto contra hospedador, situación que no se observa en individuos en quienes se practica trasplante autólogo de médula ósea (es decir, reciben su propia médula ósea o hematoblastos obtenidos previamente). El tratamiento inmunodepresor que se utiliza para controlar la enfermedad de injerto contra hospedador también crea un terreno en que los enfermos están expuestos al gran peligro de presentar infecciones. En la figura 48-1 se señalan las infecciones y los momentos en que posiblemente aparezcan. En el primer mes después del trasplante, antes de que sea aceptado, se advierte neutropenia profunda y daño de las superficies mucosas, por la quimioterapia y la radioterapia previas al trasplante. Los enfermos están expuestos al máximo riesgo de infecciones por bacterias gramnegativas y grampositivas que suelen ser parte de la microbiota normal de la piel, y de los aparatos gastrointestinal y respiratorio. Virus HSV 805 CMV Adeno VZV Candida; Aspergillus en fase inicial Hongos Aspergillus en fase tardía Grampositivas Bacterias Bacterias encapsuladas Gramnegativos facultativos Factores de riesgo Neutropenia 0 Trasplante medular por infusión GVHD aguda + terapia 30 GVHV crónica 90 Días después del trasplante 12 Meses FIGURA 481 Factores predisponentes de riesgo y elevada incidencia de infecciones, según las etapas después del trasplante de células madre humanas (CMV, citomegalovirus; GVHD, enfermedad de injerto contra hospedador; HSV, virus del herpes simple; VZV, virus de varicelazóster) (Modificada con autorización de Abeloff MD, Armitage JO, Niederhuber JE et al.: Clinical Oncology, 4a. ed. Elsevier, 2008.) 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 805 15/04/16 16:25 806 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica grampositivas, en parte por el fenómeno posible de selección de enterococos resistentes a tal antibiótico. Una vez que se recupera la función normal del sistema inmunitario, habrá que pensar en la vacunación de nuevo con toxoides de tétanos y difteria, vacuna polisacárida neumocócica y de H. influenzae, y vacunas con virus muertos (como el de poliomielitis o influenza). REFERENCIAS Safdar A, Armstrong D: Infections in patients with hematologic neoplasms and hematopoietic stem cell transplantation: neutropenia, humoral and splenic defects. Clin Infect Dis 2011;53:798-806. Wingard JR, Hsu J, Hiemenz JW: Hematopoietic stem cell transplantation: an overview of infection risks and epidemiology. Infect Dis Clin North Am 2010;24:257. Young JH, Weisdorf DJ: Infections in recipients of hematopoietic stem cell transplantation. In Bennett JE, Dolin R, Blaser MJ (editors). Mandell, Douglas, and Bennett’s Principles and Practice of Infectious Diseases, 8th ed. Philadelphia: Elsevier Saunders, 2015, p. 3425. INFECCIONES EMERGENTES Los casos descritos a continuación son una discusión novedosa de infecciones emergentes. En tales sucesos, se da prioridad al diagnóstico, aislamiento y tratamiento de individuos infectados y a la vigilancia de la diseminación, contención y control dentro de la población en riesgo. El 19 de marzo, se informaron 264 pacientes en 11 países. Se instauraron esfuerzos intensos para contener la enfermedad, incluido tamizaje en aeropuertos, aislamiento y cuarentena en gran escala. Las pruebas de muestras por microscopia electrónica y micromatrices de virus demostraron un coronavirus nuevo, llamado SARS-CoV. El virus se diseminó por gotitas respiratorias y el contacto interpersonal estrecho. Se cree que los hospedadores naturales de SARS-CoV son los murciélagos y los gatos de algalia los hospedadores intermediarios que causan infecciones en personas en los mercados de animales. Durante la epidemia de SARS, se informaron más de 8 000 casos probables y 774 muertes en 29 países. Desde 2004 ya no ha habido casos conocidos de SARS informados en ninguna parte del mundo. REFERENCIAS Centers for Disease Control and Prevention. Outbreak of severe acute respiratory syndrome-worldwide, 2003. MMWR 2003;52:226. Ksiazek TG, Erdman D, Goldsmith CS, et al.: A novel coronavirus associated with severe acute respiratory syndrome. N Engl J Med 2003;348:1953. Peiris JSM, Yuen KY, Osterhaus ADME, et al.: The severe acute respiratory syndrome. N Engl J Med 2003;349:2431. Wang D, Urisman A, Liu YT, et al.: Viral discovery and sequence recovery using DNA microarrays. PLoS Biol 2003;1:257. C A S O 21: G R I P E AV I A R , 200 3 2 0 1 4 C A S O 20 : CO R O N AV I R U S D E S Í N D R O M E R E S P I R ATO R I O AG U D O G R AV E S A R S CO V , H O N G KO N G , 2 0 03 El 11 de febrero de 2003, el Ministerio de Salud de China informó a la Organización Mundial de la Salud que en la provincia de Guandgdong hubo 305 casos de síndrome respiratorio agudo grave (SARS) de causa desconocida, con transmisión a trabajadores sanitarios y contactos domésticos. Se informaron cinco decesos. El 26 de febrero, un hombre que había viajado por tierra firme en China y Hong Kong fue hospitalizado en Hanoi, Vietnam, con enfermedad respiratoria; poco después murió. Quienes le dieron atención sanitaria en Hanoi, al poco tiempo desarrollaron una enfermedad similar. A finales de febrero se informó un segundo brote en Hong Kong, relacionado a un paciente que había viajado al sur de China. La mayoría de pacientes con SARS se presentaron con síntomas virales respiratorios de vías superiores que resultaron en neumonía. Las tasas de mortalidad fueron cercanas al 10%, pero más elevadas en pacientes mayores de 65 años. El 12 de marzo, la OMS emitió un alerta mundial acerca del brote e instituyó medidas de vigilancia en todo el mundo. 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 806 Los tipos de influenza A múltiple son circulantes en poblaciones de aves silvestres y domésticas en todo el mundo y se clasifican en tipos de influenza aviar A patógena baja (LPAI) e influenza A patógena alta (HPAI) a partir de segmentos génicos de hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N). Tienen lugar infecciones esporádicas humanas, en que tipos patógenos bajos se asocian a enfermedad generalmente leve, en tanto que los tipos patógenos altos lo están con enfermedad que va de leve a la muerte. El ejemplo mejor conocido de HPAI es H5N1, pero otros subtipos pueden causar enfermedad humana grave, incluidos H7N7 y H9N2. Desde noviembre de 2003 se habían informado más de 600 casos esporádicos de infección en personas con influenza A aviaria muy patógena (H5N1), primariamente en 15 países de Asia, África, Pacífico, Europa y Medio Oriente. Indonesia, Vietnam y Egipto habían informado el número más elevado de casos a la fecha. El 8 de enero de 2014, en Canadá se informó el primer caso de infección en humanos con H5N1 en América. Aproximadamente 60% de casos murieron. Las infecciones en personas con influenza aviar H7N9 se informaron en China en marzo de 2013, con 132 casos y 44 15/04/16 16:25 CAPÍTULO 48 Casos y correlaciones clínicas decesos. La mayoría de pacientes tuvieron enfermedad respiratoria grave, alrededor de un tercio murieron. Entre mayo y diciembre de 2013 los informes de infección en humanos por H7N9 registraron menos frecuencia. La disminución de casos probablemente se debió al cierre del mercado de aves vivas junto con el cambio del clima. Desde enero de 2014 la frecuencia de casos informados ha disminuido, lo cual coincide con el comienzo del clima más frío. La mayoría de personas infectadas han estrechado contacto con aves enfermas o muertas o aves salvajes, aunque hay pruebas de que en algunos brotes tuvo lugar la transmisión de persona a persona limitada no sostenida después de contacto estrecho prolongado. La preocupación primaria sobre la influenza aviar es el surgimiento de una cepa nueva con transmisibilidad de persona a persona sostenida que mantiene virulencia alta en individuos sin exposición previa. Experimentos con ganancia de función han demostrado que cinco sustituciones son suficientes para transformar el virus H5N1 en un patógeno transmisible que se adquiere en el aire. La realización de tales experimentos de ganancia de función es controvertida y están altamente regulados para asegurar que las cepas no son liberadas accidentalmente o que la información puede utilizarse por grupos terroristas para crear por bioingeniería virus con patogenicidad elevada. REFERENCIAS Centers for Disease Control and Prevention: Information on avian influenza. http://www.cdc.gov/flu/avianflu/index.htm. Linster M, Van Boheemen S, de Graaf M, et al.: Identification, characterization, and natural selection of mutations driving airborne transmission of A/H5N1 virus. Cell 2014;157:329. C A S O 22: H A N TAV I R U S , VA L L E D E YO S E M I T E, 2012 El 16 de agosto de 2012 el National Park Service anunció dos casos confirmados de síndrome pulmonar por hantavirus (HPS) en visitantes al Yosemite National Park, California. El 10 de noviembre, había un total de 10 casos confirmados, tres de los cuales concluyeron en deceso. 807 REFERENCIA Centers for Disease Control and Prevention (CDC): Hantavirus pulmonary syndrome in visitors to a national park-Yosemite Valley, California, 2012. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2012;61:952. C A S O 23: CO R O N A R I S U S D E L S Í N D R O M E R E S P I R ATO R I O D E L M E D I O O R I E N T E M E R S CO V , A R A B I A S AU D I TA , 2 0 1 2 En 2012, se descubrió un virus nuevo tipo coronavirus en un paciente que murió de neumonía en Arabia Saudita. El 20 de septiembre de 2012, un médico en Arabia Saudita envió un cultivo de virus respiratorio de un paciente con neumonía al laboratorio del Dr. Fouchier en Holanda para identificación. El virus se identificó por secuenciación de nueva generación como un coronavirus novedoso, relacionado con coronavirus de síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV). Al cabo de varios meses, se documentaron cientos de casos, que incluyeron más de 250 decesos al 1 de julio de 2014. Los cuales se localizaron en países de la península arábiga o cercanos a ella y en viajeros que retornaban de allí. La mayoría de los pacientes con enfermedad grave eran adultos mayores o padecían comorbilidades médicas, la mortalidad general rondaba el 30% de casos informados aunque probablemente era menor dada la ausencia de informes de casos leves. MERS-CoV se presenta con enfermedad respiratoria aguda y fiebre, que progresa a neumonía. Se ha observado que el virus se disemina de persona a persona por contacto estrecho, pero no hay pruebas de diseminación extrahospitalaria sostenida. Se piensa que MERS-CoV derivó originalmente de murciélagos. Se descubrió seropositividad en camellos de áreas afectadas y que pueden ser un hospedador intermediario de la transmisión a seres humanos. Están bajo investigación casos y brotes de infección por MERS. Se utiliza PCR para diagnóstico y no hay tratamiento específico, aunque el tratamiento sintomático mejora sustancialmente los resultados en el paciente. REFERENCIA Coleman CM, Frieman MB: Emergence of the Middle East respiratory syndrome coronavirus. PLoS Pathogens 2013;9:e1003595. Los visitantes del parque habían permanecido en tiendas de campaña, las cuales tenían aislamiento entre las lonas exteriores y las paredes interiores. En el aislamiento se descubrieron infestaciones con ratones venado (Peromyscus leucopus), que exponían a los hospedadores a orina y excremento de roedores, los cuales contienen virus infecciosos. Los pacientes desarrollaron fiebre, escalofríos, mialgia, cefalea y síntomas gastrointestinales, con progresión a dificultad respiratoria y choque. Alrededor de 26 000 visitantes recibieron la notificación de su exposición potencial. Las tiendas de campaña se descontaminaron de manera extensa y se reconstruyeron para eliminar áreas que hubieran servido como hábitats de los ratones. 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 807 C A S O 24: B R OT E D E É B O L A , Á F R I C A O R I E N TA L , 2014 El 21 de marzo de 2014, el Ministerio de Salud de Guinea informó un brote en 49 personas de una enfermedad caracterizada por fiebre, diarrea y vómito con una tasa de letalidad de 59%. Las muestras probadas en el Instituto Pasteur, en Francia, fueron positivas para virus de Ébola (virus de la especie de Ébola de Zaire). 15/04/16 16:25 808 SECCIÓN VII Diagnóstico médico microbiológico y correlación clínica El 30 de marzo se informaron casos en las cercanías de Liberia y en mayo se identificaron casos en Sierra Leona. El 18 de junio el problema se había convertido en el brote de enfermedad viral por Ébola más grande informado hasta entonces, con una combinación de 528 casos y 337 muertes (tasa de letalidad de 64 por ciento). Los casos se caracterizaron por inicio repentino de fiebre y malestar con cefalea, mialgia, vómito y diarrea. Alrededor de 30 a 50% de los pacientes experimentaron síntomas hemorrágicos. El periodo de incubación es en general de ocho a 10 días, aunque fluctúa de dos a 21 días. Los pacientes con enfermedad grave desarrollan trombocitopenia, hemorragia y falla multiorgánica que resulta en choque y muerte. En tanto las especies hospedadoras definitivas no se hayan identificado, los indicios hacen pensar que los murciélagos frugívoros son un reservorio. El virus inicialmente se transfiere a seres humanos por contacto con animales de reservas naturales infectadas, y luego se disemina de persona a persona por contacto directo por líquidos corporales como sangre, orina, sudor, semen y leche materna. Las partículas virales pueden encontrarse en semen a partir del día 61 del comienzo de la enfermedad. Se cree que muchos pacientes en África se infectan al realizar prácticas fúnebres tradicionales con sus difuntos. El diagnóstico se realiza por detección del antígeno viral de Ébola, RNA o anticuerpos en sangre. El cuidado del paciente es sintomático, con reemplazo intenso de líquidos y electrólitos. Las vacunas y tratamientos novedosos en la actualidad están bajo desarrollo y prueba en casos y cohortes. En abril de 2015, se redondeó en 25 000 el número de casos sospechados y confirmados, con una estimación de 10 000 muertes. Las medidas del control del brote se realzaron con cuarentena obligatoria y arreglo de los cuerpos infectados, esfuerzos intensos de seguimiento y vigilancia, así como suministro internacional de provisiones y entrenamiento médico. Los vuelos proce- 48 Chapter 48_Carroll_4R.indd 808 dentes de la región del brote han implantado el tamizaje de los pasajeros por fiebre y síntomas asociados. Tales medidas han reducido de manera sustancial el número de casos nuevos, en particular en las regiones más afectadas de Liberia y Sierra Leona. En Nigeria, Senegal, Estados Unidos, España, Mali y Reino Unido se han identificado casos importados. En Nigeria, la transmisión localizada resultó en 20 casos, pero se frenó la diseminación subsecuente en el país. En tanto el riesgo de que pacientes adicionales infectados entraran a Estados Unidos era bajo, a los trabajadores sanitarios se les avisó mantenerse alertas ante signos y síntomas de la enfermedad por virus del Ébola en viajeros que regresaban de las regiones epidémicas. Tales pacientes son aislados de manera estricta mientras se les aplican pruebas diagnósticas. La combinación de una enfermedad viral nueva en sobremanera virulenta con una población sin previa inmunización y la diseminación sostenida de persona a persona está extremadamente relacionada y tiene un riesgo sustancial para la salud mundial. Las limitaciones de los recursos médicos de los países afectados tornan muy difícil dar tratamiento a los pacientes y detener la transmisión. La respuesta a este brote requiere cooperación regional e internacional de alto nivel con envío de expertos en la respuesta del brote, trabajadores sanitarios entrenados y equipo de protección personal, entre otras provisiones médicas. Si no se logra contener éste o brotes similares, se propagará una epidemia de consecuencias devastadoras. REFERENCIAS Centers for Disease Control and Prevention: Ebola hemorrhagic fever website: http://www.cdc.gov/vhf/ebola/index.html. Dixon MG, Schafer IJ: Ebola viral disease outbreak-West Africa, 2014. MMWR Morb Mort Wkly Rep 2014;63:548. 15/04/16 16:25