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FICHA
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PRESENTACIÓN
Después de haber reflexionado algunas generalidades de la
nueva teología de los votos en la ficha 1, nos disponemos a
estudiar, orar y discernir el voto de castidad como Carmelitas
del Sagrado corazón. En esta ficha partiremos del análisis de la
realidad en la vivencia de este voto para dejarnos iluminar por
la Palabra de Dios, el magisterio y sobre lo esencial del Carisma
y a la vez, las perspectivas que este voto implica en este
momento histórico. Esta iluminación nos llevará a replantearnos
los sueños de Dios sobre nosotras en nuestro llamado a amarle
en lo concreto de la vida, a redimensionar nuestras relaciones
desde el amor de Dios, y a tener una interpretación común de la
forma de vivir nuestro voto de castidad como Carmelitas del
Sagrado Corazón.
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[email protected]
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Durante el proceso de la ficha encontraremos varios
cuestionamientos y espacios de reflexión personal y comunitaria
que enmarcarán los nuevos rumbos de nuestra consagración en
el voto de castidad. Al final de la misma encontraremos un
cuestionario para los aportes comunitarios a la congregación que
serán entregados a más tardar el 10 de junio del 2011, por
entrega personal, correo normal o electrónico a la casa general a
nombre de Ramira Magdalena García Chávez y/o Margarita
Castillo Méndez, animadoras del secretariado de formación
permanente. Correo electrónico al que pueden enviar los
aportes:
I. OBJETIVO DE LA FICHA
Con una actitud discipular misionera, profundizar la nueva
teología del voto de castidad, desde nuestro carisma, para
potenciar nuestra identidad de mujeres consagradas y desde un
proceso de conversión en el amor, responder a los desafíos de la
historia.
II. CONTEMPLANDO LA REALIDAD
2.1 Influjo de la cultura
en la forma de entender y vivir la castidad
Los votos están en conexión con el mundo de las relaciones y,
por lo mismo, sufren el influjo de las culturas en la forma de ser
entendidos y en sus expresiones y manifestaciones externas.
En la manera de entender y vivir el voto de castidad consagrada
enfrentamos desafíos diferentes en sociedades culturalmente
machistas o por el contrario igualitarias; en culturas donde la
sexualidad es un tabú y se separa de su aspecto humano y
afectivo, y en aquellas en las que o bien se propugna la
complementariedad y reciprocidad de los géneros o se cae en un
erotismo y hedonismo desenfrenados.
2.2 Contexto eclesial y el voto de castidad
En el contexto eclesial influye también el concepto teológico que
se desarrolla en la Iglesia, la situación en que se encuentra y la
forma como se estructura.
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Si la Iglesia se desenvuelve en un ambiente pluralista y, sobre
todo, deja de ser exclusivamente clerical y jerárquica, entonces
se parte de la común vocación a la santidad y los votos en la
vida consagrada se plantean como un camino de comunión con
3
Cuando la Iglesia vive un ambiente de rigorismo, los votos
aparecen como un camino de perfección y la castidad subraya la
renuncia, enfocando principalmente el aspecto jurídico de la
misma.
Dios y su proyecto. La castidad se comprende no solamente en
su aspecto de reserva a Dios, de consagración a Él, sino también
en el de la misión, de entrega al servicio de los demás en una
disponibilidad total para el servicio evangelizador; es Dios, a
través de su Hijo Jesús quien nos redime, libera el corazón y lo
prepara para amar con toda generosidad.
Esto nos hace ver que hay diferentes enfoques teológicos de los
cuales se desprenden una gama de perspectivas prácticas de los
votos, es decir, una diversidad dentro de la que se conserva la
unidad en lo esencial en cuanto su contenido e implicaciones.
2.3 El voto de castidad en el hoy
La castidad consagrada presenta un reto en la creciente cultura
hedonista, en la que, del rigorismo moral se ha pasado a la
permisividad extrema. Por otro lado, escándalos recientes en
materia de castidad dentro de la Iglesia, engrandecidos aún más
por los medios de comunicación, han hecho menos creíble su
posibilidad. Más todavía, han cuestionado a la vida religiosa.
Para la vida consagrada es una oportunidad para renovar la
conciencia de los valores en los que se apoya la castidad
consagrada. “En muchos países la inmensa mayoría de la gente
1
Revista Vida Religiosa, Madrid, enero-febrero, 2003.
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Esto tiene que ver con el desarrollo de nuestra condición
humana en medio de un cambio de época, que se caracteriza
por la pérdida de referentes en la vida familiar y social. Cada
vez más encontramos desintegración familiar y, por ende,
desintegración de la personalidad. Si bien en épocas pasadas
contábamos con familias más estables y climas sociales más
sanos, había poca formación en el ámbito de las emociones,
afectividad y sexualidad; hoy, por el contrario, habiendo más
exploración psíquico emocional de la persona, ésta no logra su
madurez por las heridas propias del abandono, pérdida de roles
4
no asocia la castidad consagrada al amor; ni al de Dios; ni al de
nadie. La condición célibe les evoca sacrificio, renuncia,
represión, extrañeza, pero pocas veces amor. Lo triste es que
bastantes consagrados/as quizá tampoco remitimos al amor y
mucho menos al de Dios, con nuestro modo de vivir célibes”1.
sociales y familiares; y, la influencia de un mundo materializado,
hedonista, consumista y egoísta.
Por otra parte, no dejamos de ver los signos de esperanza
presente en las nuevas generaciones, una creciente sensibilidad a
la experiencia de Dios que constata su paso en la vida, que
transforma los corazones por la fuerza del amor, lo hidrata y lo
prepara para comprometerse con la historia.
La persona consagrada, quiere manifestar en la diversidad de
culturas y en los diferentes contextos eclesiales que hemos
mencionado, que sí es posible y verdaderamente liberador con
la gracia del Señor Jesús, amar a Dios con todo el corazón
poniéndolo por encima de cualquier otro amor, y amar así con
libertad a todas las criaturas. Esto supone el gran reto de renovar
nuestro enfoque teológico y discernir la influencia de la cultura
donde estamos insertas; adentrarnos en un proceso de madurez
humana y espiritual que nos permitan recorrer senderos de
equilibrio, madurez psicológica y afectiva, y una gran pasión por
Jesús, su Reino y la humanidad2.
PROFUNDIZACIÓN
PROFUNDIZACIÓN PERSONAL
1. ¿Cuál ha sido mi comprensión del voto de castidad y el
enfoque teológico que lo ha sustentado?
2. ¿Cómo han influido las culturas donde he vivido en la
práctica del voto de castidad?
Pp. 28-36.
Página
Cf. MACCISE Camilo, Servicio, solidaridad, libertad. Los votos
religiosos en el mundo de hoy. Editorial Santa Teresa. México 2005.
2
5
3. ¿Cómo he integrado mi desarrollo psico afectivo sexual
en la vivencia del voto de castidad?
PROFUNDIZACION COMUNITARIA
 Después de haber leído acerca de la influencia de la cultura,
del contexto eclesial y el voto de castidad en el hoy, compartir
como comunidad lo siguiente:
1. ¿Cómo influye la cultura del lugar donde estamos
insertas en el concepto y vivencia del voto de castidad?
2. ¿Cuál es nuestro contexto eclesial y cómo influye éste en
el concepto y vivencia del voto de castidad como
religiosas?
3. ¿Cómo se ha ido viviendo en la congregación el voto de
castidad?
 Después de compartir sobre estas preguntas, consensar tres
retos que descubren como comunidad en la comprensión y
vivencia del voto de castidad.
III. REFLEXIÓN BÍBLICO TEOLÓGICA
DEL VOTO DE CASTIDAD
3
4
Cf. Aparecida n° 216
Cf. Aparecida n° 219
Página
La castidad es un llamado universal. Todos los cristianos estamos
llamados a vivir la castidad en los diferentes estados de vida.
Nosotras, como consagradas, optamos por vivir la castidad en el
CELIBATO como estilo de vida, es decir, como una forma de
6
3.1 DEFINIENDO LA CASTIDAD
La castidad es la entrega íntegra de la persona a Dios por el
Reino. Es un camino de especial seguimiento a Cristo para
ponerse, como Él, al servicio de Dios y de la humanidad3
constituyéndonos en testigos de una entrega en el amor radical y
libre a Dios y a la humanidad frente a la erotización y
banalización de las relaciones4; conlleva una decisión personal
como respuesta a la Gracia y una claridad para vivirla según la
expresión de nuestra consagración como Carmelitas del Sagrado
Corazón.
vida cristiana que nos conduce a Dios y sobre todo a la
construcción de su Reino, promoviendo –a nivel personal y
como Instituto- la fraternidad y la justicia entre los seres
humanos; creando un contexto y proceso de liberación y
luchando en contra del pecado como expresión del desamor.
Esta entrega y compromiso implica renunciar a la expresión
explícitamente genital del amor y en consecuencia, a la
procreación física5. La castidad en el celibato no se refiere sólo a
la virginidad física sino a la del corazón. La castidad célibe es una
opción que tiene como horizonte la concretización del sueño de
Dios donde todos somos amados/as desde su corazón. El
celibato afirma el amor, no renuncia a él sino a todo lo que se
opone a él. Está orientado a hacerlo auténtico y universal.
Los evangelios no ponen énfasis en la virginidad física de Jesús
sino en su capacidad de amar en lo concreto de las limitaciones
y fallas humanas en correspondencia al amor entre él y su Padre.
Nosotras como seguidoras de Jesús hacemos un proceso de
acercamiento a su humanidad a través de su corazón como
fuente de amor. Esto provoca en nosotras el deseo y la
necesidad de liberar toda nuestra capacidad de amar para
hacerlo como Jesús ama, en un sentido de correspondencia a lo
que el amor de Dios va haciendo en nosotras en lo humano.
Implica sin duda, trabajar -personal y comunitariamente- por
una integración afectiva y sexual que nos disponga a la
relacionalidad que salva y libera para construir las relaciones de
fraternidad que desea nuestro buen Padre para todos y todas.
Cf. ARNOLD Simón Pedro. El riesgo de Jesucristo. Una relectura de los
votos. Paulinas. Colombia. 2004. Pp. 77.
6
Cf. LG 44
Página
5
7
La persona consagrada es quien ha llegado a entender que su
vida ya no le pertenece a sí, sino a Dios y a su Reino. Lo
específico de esta vocación es que es un camino carismático de
vida, una consagración hecha al servicio del amor más perfecto6;
y que, junto con sus hermanas de comunidad se anima, se
impulsa mutuamente para que su vida sea más creíble y los
demás puedan decir “miren cómo se aman”.
Según nuestras constituciones, la castidad es reserva para Dios y
disponibilidad para ser enviadas. Es una respuesta al amor
gratuito del Padre para seguir a Cristo comprometiéndonos a
vivir la continencia perfecta, que nos libera para amar más
profunda y universalmente. A través de ella nos disponemos a
aceptar los riesgos que lleva consigo el compromiso de construir
el Reino7.
Implica la donación de todo nuestro ser al Padre para
permanecer, como Cristo, constantemente disponibles a la
realización de su Voluntad a favor de los hermanos8.
La vivencia del voto de castidad según nuestro carisma enfatiza
esta mutua pertenencia: ser toda de Dios Padre y, al mismo
tiempo, como su Hijo Jesús, permanecer disponibles a la
realización de su Voluntad a favor de todos los seres humanos
que precisan ser redimidos en el amor liberador, esto podrá ser
posible gracias a la vivencia de la fraternidad en donde todas
nos amamos, nos ayudamos y “somos amigas fuertes de Dios”.
PROFUNDIZACIÓN
Para la reflexión personal y comunitaria profundizar en los
siguientes textos de N. M. Luisita y derecho propio:
Carta 297
“Bendigo a Dios nuestro Señor, al ver que estás contenta en el
7
8
Cf. CC n° 19
Cf. CC n° 20
Página
8
servicio de Dios. Procura serle muy fiel, teniendo muy en cuenta
las cosas más pequeñas; ámalo con toda tu alma
manifestándoselo por el cumplimiento exacto de tu deber y
haciéndolo todo únicamente por su amor”.
Carta 596
“Haces muy bien en serle agradecida a nuestro buen Dios por tu
vocación. Ámalo con toda tu alma y dale gracias todos los días.
Él, de una manera directa ha cuidado de ti desde tu niñez, ahora
tu sele fiel hasta la muerte”.
TESTIMONIO de la Hna. María de Lourdes
del Divino Pastor
“¡Qué hermosura!, ¡qué felicidad!, ser nosotras escogidas para el
divino servicio, qué hermoso pensar y decirse a sí misma: soy de
Dios para siempre ¡oh hermosura! ¡Qué felicidad!, somos
elegidas de Dios, y cerraba sus ojos como abismada…”.
1. Al leer los textos de N. M. Luisita ¿Qué elementos nos aporta
sobre el voto de Castidad?
2. Leer Constituciones n° 19 al 21
¿Qué elementos son esenciales para comprender el voto de
castidad según nuestras constituciones?
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3.2.1 El voto de castidad y su fecundidad en la historia
Desde el punto de vista antropológico el voto de castidad se
inserta en la condición humana y es inseparable del compromiso
con la historia. Recordemos que la redención tiene la finalidad
de acompañar a los hombres y mujeres hacia su plenitud que es
el experimentarnos plenamente hijos e hijas de Dios. Desde esta
perspectiva supone una conciencia clara y valiente de nuestra
responsabilidad para actuar sobre nuestro proceso personal y la
realidad a fin de que se concretice el querer de Dios y así
proclamar que tanto la historia personal como de la
congregación y la de nuestro pueblo es en el ahora, historia de
salvación. Y que, el voto de castidad incide en la transformación
de la sociedad.
9
3.2 ANTROPOLOGÍA DEL VOTO DE CASTIDAD
Cuando hacemos la profesión pública de los votos, confesamos
y proclamamos abiertamente que queremos vivir una
autonomía regida por los criterios de Dios, que está siempre en
relación con los otros/as, es así como nuestra humanidad se va
divinizando, es el sentido de la redención, entre más humanas
más santas.
3.2.2 El voto de castidad, camino hacia la plenitud de una
persona integrada
La experiencia del amor integra todas las dimensiones de la
persona, pone en dinámica fecunda tres fuerzas que nos
atraviesan:
a) El eros,
b) la filía y
c) el ágape
Profundicemos en cada uno de ellos y su relación.
a) El eros es la fuerza de atracción mutua, es el descubrimiento
de nuestra necesidad del otro y el deseo de hacerlo nuestro. El
motor de esta primera fuerza de amar es el placer.
Lamentablemente hemos asociado el eros, de manera exclusiva,
con la actividad sexo genital y, más aún, algunos con la
pornografía erótica. Esta visión reduccionista nos ha llevado a
valorar la sexualidad -que nos configura- como una realidad
sucia y deshonesta hasta el punto de desconocerla, reprimirla y
negarla. Esta actitud ante la sexualidad puede frustrar el
potencial místico y profético de nuestra vocación y, por lo
tanto, puede hacer de nuestras vidas, unas vidas frustradas y
amargadas o enfermizas.
Página
10
Si estamos de acuerdo en que anhelamos la plenitud de vida en
comunión, entonces hay que acoger nuestra sexualidad como un
“signo de cuánto anhelamos la comunión con las otras personas,
de nuestro afán de fundirnos con el todo”9 es decir con Dios.
Alselm Grûn, dice que el eros y la sexualidad pueden “llevarnos
a trascendernos hacia Dios, (y) hacernos vivir la experiencia de
la más íntima unión con ÉL”10.
El eros es un don de Dios que genera vitalidad y pasión
profunda, que despierta nuestra capacidad para percibir a Dios
como amor inaprehensible, que alimenta el entusiasmo por salir
de nosotras; el eros es una energía que nos permite percibir el
placer ante lo bello y disfrutar de grandiosas pequeñas
experiencias simples y cotidianas tanto de parte de Dios como
de las hermanas/os; es el aliento que nos lleva a cantar y a
celebrar nuestra fe. El riesgo de esta fuerza vital, si no se abre a
otra, se devora a sí misma en un desesperado intento por
colmar todas las carencias y poseer todo lo que nos hace falta.
b) El eros necesita abrirse a la segunda fuerza del amor que
llamamos la filía, la cual caracteriza el amor de amistad y
reciprocidad. En ella, la necesidad no es ya la única inspiración
pues la vida del otro/a por sí misma, se vuelve la fuente de mi
felicidad. Cuando el amor es verdadero nos lleva a salir de
nosotras mismas, a no leer la vida desde nosotras, sino desde
Dios y los otros, para que como dice San Juan de la Cruz “ya
sólo el amor es mi ejercicio”, es desde ahí donde nos
convertimos en verdaderas amigas/amigos.
Nouwen, Henrri. Citado en Muller, W. Besar es orar. La sexualidad
como fuente de espiritualidad, Sal Terrae, Santander, 2005 pp 15-16,
pp. 18.
10
Citado por Muller, id, 20
Página
9
11
c) Finalmente, la misma amistad fraterna puede ensancharse
más, aún en un más allá de la simple reciprocidad de iguales. El
ágape, la caridad, es un amor que ya no espera retorno para
darse. Se trata de dar la vida, como dice Jesús, por sus amigos.
Ciertas corrientes confunden la castidad con el ágape,
excluyendo de ella el eros y hasta la filía. La castidad no es una
negación del amor de atracción ni del amor de amistad sino un
proceso permanente de integración y de transfiguración de
todas las dimensiones del amor. Así, el amor casto conserva su
pasión de eros y su encanto de amistad (filía), pero tiende
siempre a la caridad (ágape). Cuando se tiene claro el ideal,
entonces todas las fuerzas se canalizan hacia Él y se experimenta
la verdadera felicidad.
En esta línea se comprende que la castidad célibe no es un
estado de pureza y de invulnerabilidad, sino la tensión
conflictiva por la pureza en la fragilidad y la libertad en el
compromiso. Como dicen algunos espirituales, uno no nace
casto sino se vuelve casto en un largo camino de liberación y de
purificación en el amor. Desde el primer sí, frágil y débil, nos
comprometemos con Jesús y, como discípulas, iremos
aprendiendo la clave del amor con la certeza de que nos irá
configurando con Él y descubriremos el valor de la castidad.
La castidad es un signo profético cuando la vivencia del amor
integra las tres dimensiones, anticipa la sanación de todas
nuestras relaciones desde la conciencia de género, redimiéndolas
del egoísmo; de la violencia generada por las relaciones
desiguales y opresoras y al reduccionismo en su manifestación
genital explícita.
Página
Recordemos que la antropología relacional comprende a la
persona como presencia en relación con la trascendencia, con el
mundo, el cosmos y otras personas, y consigo misma, en el
proceso de realización. Su fundamento es la certeza de que el ser
humano es imagen y semejanza de la Trinidad que es
esencialmente relacional, es decir, comunitaria y comunicativa.
12
Al considerar la centralidad del amor que sana, en un nuevo
ejercicio del amor generoso e igualitario redime la herida de
nuestras relaciones. Nuestras relaciones, liberadas por fin de la
violencia y la dominación, dejarán de ser competitivas. Nos
amaremos plenamente pero en total libertad y en total castidad.
Desde la antropología relacional y la dimensión trinitaria de
nuestra opción, se propone la importancia de incorporar el eros
en la comprensión y en la vivencia del voto de castidad, pues
parece que es una realidad que puede llevar a vivir con hondura
y con pasión, nuestra consagración.
Entonces, podemos definir la mística como capacidad de
admirar, de celebrar y agradecer la experiencia del Dios que nos
atrae; a la vez, la profecía como el imperativo de realizar signos
que anuncien ya, la plenitud de vida en comunión; y la erótica
como elemento que alimenta el irresistible deseo de Dios y la
pasión por la vida de la humanidad.
Walter Schubart
dice que “Si no se
11
Citado por Muller, idem. pp. 15-16
Página
13
consigue
establecer
una
relación nueva,
cercana y feliz
entre religión y
erotismo,
reconciliando la
dignidad humana
con la sexualidad,
no se producirá el
renacimiento de
la religión, en el
que hoy muchos
confían y del que
tanto
esperan.
Pero si se lograra,
el eros recibiría
con ello una nueva y sagrada dignidad, y la religión una
verdadera fuerza vital...”11
Por lo que, es necesario, entonces formarnos para desarrollar
una relación positiva del eros con la mística y la profecía, para
ofrecerle cauces acordes con nuestra opción y para avanzar en
este proceso de integración de las dimensiones que nos
constituyen como personas humanas.
En el encuentro de la mística, la profecía y la erótica se realiza el
ágape cristiano; en la intersección de estas tres experiencias
(eros, filía y ágape) se despliega nuestra capacidad de amar
gratuitamente, a la manera de Jesús, el profeta de Nazaret.
Amor sin límites que bellamente recoge Pablo como cantar de
los cantares de la nueva alianza en 1Cor 13.
La castidad nos posibilita crear, cuidar, fortalecer relaciones de
amistad recíproca, gratuita y amorosa, libre de dependencias,
violencia y opresión. Esta opción implica creer íntima e
intensamente en el amor primero de Dios como amante que nos
transfigura y nos recrea como personas amadas para impulsarnos
a ser amantes audaces, cauces limitados- pero apasionados- de su
ilimitado amor.
Por este voto manifestamos públicamente que queremos
aprender a amar la voluntad y los amores de Dios, que
queremos abrir nuestra sensorialidad a esos amores, para
reconocerlo en las víctimas que el sistema ignora, excluye y
margina con violencia insensible y corazón endurecido.
Página
a. Favorecer relaciones humanizantes y humanizadoras,
incluyentes y plurales, castas y libres, profundas y
armónicas.
b. Habilitar la experiencia de soledad como espacio
privilegiado de encuentro amoroso con Dios mayor, en
nuestra más profunda y auténtica verdad.
c. Vivir un proceso que unifique nuestra sexualidad y nuestro
erotismo a través del cuidado de amistades responsables,
auténticas y plenificantes.
14
Para que esto vaya siendo posible, disponemos nuestro cuerpo,
nuestros afectos y nuestra libertad para:
Página
Finalmente, toda opción de amor exige, para ser visible, un
contraste que subraya su significación. El celibato cobra toda su
fuerza profética cuando se presenta como contraste con la
amistad y la fraternidad con ambos sexos. Los célibes incapaces
de conjugar amistades personales con la preferencia comunitaria
son poco creíbles. Esta capacidad de amar de verdad a gente
concreta puede provocar tensiones con la comunidad.
15
d. Crear comunidades fraternales, amplias, abiertas y
diversas.
e. Amar con ternura la fragilidad humana, practicar la justicia
con quienes son vistos como prescindibles por la sociedad,
acoger con cariño la vulnerabilidad, seguras de que justo
ahí, Dios nos encuentra.
f. Denunciar la violencia, la opresión y la iniquidad en las
relaciones de poder.
g. Participar en la administración, el cuidado y el respeto a la
tierra, nuestra casa común.
h. Valorar el eros como fuerza que nos hace capaces de amar
más allá de nosotras mismas, como dinamismo que nos
impulsa a apasionarnos por Dios y por la humanidad.
Algunos caminos de redimensionar el eros son:
 Integrar el placer a través de nuestros sentidos y
educar la selectividad de nuestras percepciones en
conformidad con nuestra sexualidad.
 Dejar sorprendernos con nuestra capacidad para
disfrutar lo cotidiano, lo pequeño en su asombrosa
grandeza, lo simple con toda su belleza.
 Celebrar pública y comunitariamente nuestra fe. Dejar
a Dios que nos transforme en su imagen viva,
expresión y cauce de su Espíritu, cuerpo de Cristo en
nuestro hoy.
 Tener la valentía de salir de nuestro egoísmo para
poder disfrutar de todo lo que nos comparten -Dios y
los hermanos- potenciando nuestra actitud de
asombro, acrecentando nuestra actitud teologal y la
capacidad de ser mujeres contemplativas capaces de
ver la vida como Dios la ve.
Dicha tensión es más fecunda que la mortal falta de amor. El
debate abierto de corazones en el seno de la comunidad, lleva a
la confianza mutua y es lo que consolida las redes entre
nosotras. La comunidad debe abrir espacio a las amistades
personales en la confianza y cada hermana debe cultivar esta
apertura de corazón a la comunidad dejándose cuestionar por
ella. Esta tensión exigente es signo de madurez tanto personal
como comunitaria, sabiendo que, en definitiva, la comunidad,
para las consagradas, debe ser la referencia última.
3.2.3 Amar desde nuestra afectividad-sexualidad como mujer
La afectividad implica no solo la capacidad de amar, sino
también nuestra forma de amar como personas sexuadas,
dotadas de emociones, cuerpo y pasiones. Estamos llamadas a
amar como las personas que somos, sexuales, llenas de deseos,
de fuertes emociones y de la necesidad de tocar y estar cerca del
otro/a.
Merece especial atención reflexionar sobre la sexualidad
integrada en la castidad célibe.
La sexualidad es una realidad biopsicosocial. Abarca a la persona
en su totalidad pues involucra todas las áreas de nuestra vida y
de hecho, desde que nacemos estamos determinados, es parte
de nuestra identidad. Es común que las personas entiendan lo
mismo sexo y sexualidad, sin embargo la sexualidad está
conformada por tres esferas y el sexo sólo es una de ellas.
Por una esfera biológica (sexo)

Una esfera socio cultural (género)
Página

16
La sexualidad humana está compuesta:

Una esfera psicológica
orientación sexual)
(identidad
de
género
y
Psicológica
(Identidad y
orientación
sexual)
Socio cultural
(Género)
Biológica
(Sexo)
Por una esfera biológica (sexo). Es el conjunto de características
fisiológicas y anatómicas que diferencian a hombres y mujeres y
los ubican en extremos reproductivamente complementarios. El
sexo es universal y estático. Eso quiere decir que todas las
mujeres y hombres de todos los tiempos y regiones tienen los
mismos cromosomas y los mismos órganos involucrados en la
reproducción.
Página
construyen alrededor de la diferencia sexual: roles, actividades,
maneras de relacionarnos y de expresar emociones. A partir de
la apariencia externa de los órganos sexuales se establece una
larga cadena de enseñanzas de lo que significa y se espera el ser
hombre o mujer. En las décadas pasadas estas diferencias eran
17
Esfera psicosocial (género) es todo aquello que las sociedades
fácilmente identificadas por la forma de vestir, las carreras
profesionales que se elegían, las actividades que se desempeñaba
y el cómo de las relaciones. Actualmente, en este cambio de
época, somos testigos de cambios significativos en estos roles
asignados por la cultura. Por ejemplo, antes a los hombres se les
prohibía llorar, expresar emociones, ser débiles, sentirse
vulnerables, fallar o tener miedo; y estaban obligados a ser
fuertes,
duros,
insensibles,
competitivos,
agresivos,
conquistadores y proveedores. Mientras que a las mujeres se les
prohibía ser competitivas, fuertes, agresivas, tomar la iniciativa.
Al mismo tiempo se esperaba de ellas que fuesen recatadas,
sumisas, maternales y dependientes.
Este cambio de paradigmas nos abre y obliga a profundizar en
nuestra auténtica identidad de género en una sociedad de
iguales diferenciados, y a discernir, por lo tanto, los roles
correspondientes al ser mujer y hombre en una sociedad plural y
abierta al desarrollo de todas las capacidades del ser humano.
Esto supone un proceso de autoconocimiento y valoración
frente a la diversidad de ideologías y sistemas de consumo que
pretenden imponernos y someternos a modelos estereotipados,
despersonalizándonos y, por lo tanto, desidentificándonos. Por
otra parte, nos invita a tomar conciencia del rol que nos toca
desempeñar en el mundo y en la historia como mujeres
Carmelitas del Sagrado Corazón.
Esfera psicológica (identidad y orientación sexual). Es la forma
Página
La esfera psicológica está integrada por los sentimientos, ideas y
la forma en que nos comunicamos. Están también nuestros
miedos, deseos, fantasías y afectos, la experiencia subjetiva del
18
en que cada persona retoma y reproduce todo lo que su
sociedad le enseñó que debe hacer y cómo debe de actuar. La
sociedad puede tener muchas expectativas de cada sujeto según
su sexo, pero todos estos aspectos no se quedan fuera de la
persona, por el contrario, poco a poco los va interiorizando y
haciendo suyos hasta que condicionan su forma de pensar y de
sentir.
amor y de los demás vínculos. El conjunto de estos factores
conforman la identidad sexual psicológica que algunos
denominan identidad sexo genérica y que definen como la
percepción intima y personal de pertenecer a uno de los dos
sexos. Además de tener un cuerpo masculino o femenino, la
persona se percibe a sí misma como hombre o como mujer.
Solo cuando consideramos estas tres dimensiones puede tenerse
una visión integral de la sexualidad humana que se involucra
toda en el ejercicio de amar desde Dios.
Algo realmente novedoso en los últimos tiempos, ha sido
recuperar esta parte antropológica que nos pone en sintonía con
una dimensión más mística y profética de este voto que no se
queda en una relación intima con Dios sino que se expande
hasta ser testigos y profetas del amor que humaniza, dignifica y
libera.
PROFUNDIZACIÓN
Reflexionar a nivel personal
1. ¿Qué luces encontré para integrar el eros, la filía y ágape
en mis relaciones con Dios, conmigo misma, con los
demás y con el cosmos?
2. ¿Cómo vivo mi sexualidad? Y ¿De qué me doy cuenta
que necesito trabajar en las tres esferas de mi sexualidad?
verla, irradiaba su amor al Señor, que derramaba con los que la
rodeaban, sobre todo con los pobres, que le llamaban ‘Madre
Página
Testimonio de Margarita de Cristo
“Su vida de oración era de intimidad con Dios, pues sólo al
19
Acerquémonos a los testimonios sobre la afectividad de N. M.
Luisita y compartamos en comunidad:
1. ¿Qué rasgos de la afectividad descubres en N. M. Luisita?
2. ¿Qué elementos de este apartado nos pueden ayudar a
integrar nuestra sexualidad en la vivencia del voto de
castidad?
Luisita’. A los sacerdotes los amaba y respetaba, se sentían
especialmente queridos por ella y como esto era tan general,
quiere decir, que a todos trataba con caridad y amabilidad.
¿Qué diré de su pureza angelical? En su mirada se veía la pureza
de su alma”.
Testimonio de Josefina del Niño Jesús
“Mi mamá, Victorita Alatorre, murió en el tiempo de mis votos;
nuestra madre no pudo darme la noticia, se fue a los Ángeles y
dejó encargada de hacerlo a la M. María de la Divina Eucaristía.
Poco antes de la muerte de mi mamá tuve una pesadilla; estaba
en ejercicios; como nuestra madre dormía enseguida de mí, se
dio cuenta de mi mal sueño, me tocó la pared para ver qué era
lo que pasaba; me preguntó qué tenía y le contesté que vi a mi
mamá que me dijo: ‘Ya me morí y no me dejes en el
purgatorio’. N. M. Luisita me llevó con ella y esa noche me
quedé en su pieza porque ella practicaba la caridad en grado
sumo.
En la siguiente vez que fue, iba muy cariñosa con nosotras; una
tarde me dijo: venga conmigo, vamos a la huerta. Yo me senté
en el suelo y me recargué en sus piernas. Me dijo: ‘Dígame
cómo se siente; cuénteme todo’. A mí se me fue en llorar y ella
también lloró. Me alentó, me platicó del cielo, me dio muchos
consejos, yo la veía más cariñosa y con ganas de que yo
estuviera donde estuviera a gusto”.
Página
darse a querer y fue profundamente amada de todas y cada una
de sus hijas; que las expresiones de afecto de parte nuestra no
todas fueron iguales porque fueron prestadas en el molde de
nuestro propio carácter, como ella decía. Me supongo y estoy
casi cierta de no cometer error al afirmar que las que aún
vivimos tenemos muchas cosas que referir respecto a su
delicadeza maternal para con cada una”.
20
Testimonio de Margarita María del Sagrado Corazón
“En lo que todas estamos de acuerdo es que N. M. Luisita supo
3.3 DIMENSIÓN BÍBLICO TEOLÓGICA
DEL VOTO DE CASTIDAD
En esta dimensión abordaremos tres puntos teológicos del voto
de castidad: su fundamento Trinitario, Jesús el Dios hecho
hombre casto y célibe y, por último, enfatizaremos la actitud
casta de Jesús frente a la mujer y lo diverso.
3.3.1 Fundamento trinitario del voto de castidad
A lo largo de la primera y esta segunda ficha, hemos
profundizado en la raíz trinitaria de los tres votos. Hablando de
castidad, es en la semejanza con la relación trinitaria de amor
entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, donde encontramos
nuestra referencia primera en cuanto, capacidad, posibilidad y
camino de vivir la castidad. El amor entre este Dios uno y trino
no se queda en sí mismo sino que se expande en un círculo
infinito de amor para hospedar, desde ese mismo amor a todo
ser humano y ofrecer así una relación de unidad con Dios y a la
vez de unidad y redención de las relaciones humanas.
3.3.2 Jesús casto y célibe
La novedad en la teología de los votos es profundizar en el
modo como Jesús fue casto y célibe en todo el misterio de su
encarnación, desde su nacimiento, vida pública hasta su muerte
en cruz y resurrección.
12
Tomado de la Biblioteca electrónica cristiana BEC-VMULTIMEDIOS- VIDA Y
ESPIRITUALIDAD. Reflexiones de S.S. Juan Pablo II en las catequesis
Página
El Papa Juan Pablo II, en su catequesis presentando a Jesucristo,
verdadero hombre12 expresa: “El Concilio Vaticano II subraya la
21
Recordemos que Jesús fue enviado por el Padre para darnos a
conocer su amor y para mostrarnos un camino de volver a ese
amor, el camino es la encarnación de Jesús que haciéndose en
todo hombre nos mostró la forma de amar, de perdonar, de
recrear el mundo, de ser justo y a la vez bondadoso.
relación nueva que el Verbo, encarnándose y haciéndose
hombre como nosotros, ha inaugurado con todos y cada uno:
"El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto
modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó
con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó
con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo
verdaderamente uno de los nuestros, semejante en todo a
nosotros, excepto en el pecado"13.
La "semejanza" de Cristo con nosotros, que se deriva del hecho
de que Él era verdadero hombre: "El Verbo se hizo carne", y
"carne" ("sarx") indica precisamente el hombre en cuanto ser
corpóreo (sarkikos), que viene a la luz mediante el nacimiento
"de una mujer" (cf. Gál 4, 4). En su corporeidad, Jesús de
Nazaret, como cualquier hombre, ha experimentado el
cansancio, el hambre y la sed, la ternura, el amor, la amistad....
Su cuerpo era susceptible, vulnerable, sensible al dolor físico. Y
precisamente en esta carne ("sarx"), fue sometido Él a torturas
terribles, para ser, finalmente, crucificado: "Fue crucificado,
murió y fue sepultado".
El texto conciliar citado más arriba, completa todavía esta
imagen cuando dice "Trabajó con manos de hombre, pensó con
inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con
corazón de hombre".
Prestemos hoy atención particular a esta última afirmación, que
nos hace entrar en el mundo interior de la vida psicológica de
Jesús. Él experimentaba verdaderamente los sentimientos
humanos: la alegría, la tristeza, la indignación, la admiración, el
amor. Leemos, por ejemplo, que Jesús "se sintió inundado de
gozo en el Espíritu Santo" (Lc 10, 21); que lloró sobre Jerusalén:
13
GS 22
Página
realizadas entre el 27 de enero y el 17 de febrero de 1988; sobre
Jesucristo, Verdadero hombre.
22
"Al ver la ciudad, lloró sobre ella, diciendo: ¡Si al menos en este
día conocieras lo que hace a la paz tuya!" (Lc 9, 41-42); lloró
también después de la muerte de su amigo Lázaro: "Viéndola
llorar Jesús (a María), y que lloraban también los judíos que
venían con ella, se conmovió hondamente y se turbó, y dijo
¿Dónde le habéis puesto? Dijéronle Señor, ven y ve. Lloró
Jesús..." (Jn 11, 33-35).
Los sentimientos de tristeza alcanzan en Jesús una intensidad
particular en el momento de Getsemaní. Leemos: "Tomando
consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, comenzó a sentir temor y
angustia, y les decía: Triste está mi alma hasta la muerte" (Mc 14,
33-34; cf. también Mt 26, 37). En Lucas leemos: "Lleno de
angustia, oraba con más insistencia; y sudó como gruesas gotas
de sangre, que corrían hasta la tierra" (Lc 22, 44). Un hecho de
orden psico-físico que atestigua, a su vez, la realidad humana de
Jesús.
Leemos asimismo episodios de indignación de Jesús. Así, cuando
se presenta a Él, para que lo cure, un hombre con la mano seca,
en día de sábado, Jesús, en primer lugar, hace a los presentes
esta pregunta: "¿Es lícito en sábado hacer bien o mal, salvar una
vida o matarla? y ellos callaban. Y dirigiéndoles una mirada
airada, entristecido por la dureza de su corazón, dice al hombre:
Extiende tu mano. La extendió y le fue restituida la mano" (Mc
3, 5).
Página
En otros lugares leemos que Jesús "se admira": "Se admiraba de
su incredulidad" (Mc 6, 6). Muestra también admiración cuando
dice: "Mirad los lirios cómo crecen... ni Salomón en toda su
gloria se vistió como uno de ellos" (Lc 12, 27). Admira también
23
La misma indignación vemos en el episodio de los vendedores
arrojados del templo. Escribe Mateo que "arrojó de allí a
cuantos vendían y compraban en él, y derribó las mesas de los
cambistas y los asientos de los vendedores de palomas,
diciéndoles: escrito está: 'Mi casa será llamada Casa de oración'
pero vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones" (Mt
21, 12-13; cf. Mc 11, 15).
la fe de la mujer cananea: "Mujer, ¡qué grande es tu fe!" (Mt 15,
28).
Pero en los Evangelios resulta, sobre todo, que Jesús ha amado.
Leemos que, durante el coloquio con el joven que vino a
preguntarle qué tenía que hacer para entrar en el reino de los
cielos, "Jesús poniendo en él los ojos, lo amó" (Mc 10, 21). El
Evangelista Juan escribe que "Jesús amaba a Marta y a su
hermana y a Lázaro" (Jn 11, 5), y se llama a sí mismo "el
discípulo a quien Jesús amaba" (Jn 13, 23).
Jesús amaba a los niños: "Presentáronle unos niños para que los
tocase... y abrazándolos, los bendijo imponiéndoles las manos"
(Mc 10, 13-16). Y cuando proclamó el mandamiento del amor,
se refiere al amor con el que Él mismo ha amado: "Este es mi
precepto: que os améis unos a otros como yo os he amado" (Jn
15, 12).
Página
Así, pues, Jesús se ha hecho verdaderamente semejante a los
hombres, asumiendo la condición de siervo, como proclama la
Carta a los Filipenses (cf. 2, 7). Pero la Epístola a los Hebreos, al
hablar de Él como "Pontífice de los bienes futuros" (Heb 9, 11),
confirma y precisa que "no es nuestro Pontífice tal que no pueda
compadecerse de nuestras flaquezas, antes fue tentado en todo a
24
La hora de la pasión, especialmente la agonía en la cruz,
constituye, puede decirse, el zenit del amor con que Jesús,
"habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó
hasta el fin" (Jn 13, 1). "Nadie tiene amor mayor que éste de dar
uno la vida por sus amigos" (Jn 15, 13). Contemporáneamente,
éste es también el zenit de la tristeza y del abandono que Él ha
experimentado en su vida terrena. Una expresión penetrante de
este abandono, permanecerán por siempre aquellas palabras:
"Eloí, Eloí, lama sabachtani?... Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
has abandonado?" (Mc 15, 34). Son palabras que Jesús toma del
Salmo 22 (22, 2) y con ellas expresa el desgarro supremo de su
alma y de su cuerpo, incluso la sensación misteriosa de un
abandono momentáneo por parte de Dios. ¡El clavo más
dramático y lacerante de toda la pasión!
semejanza nuestra, fuera del pecado" (Heb 4, 15). Y
precisamente, gracias a una semejanza tal: "Cristo, el nuevo
Adán..., manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le
descubre la sublimidad de su vocación"14”.
A través de esta reflexión hemos contemplado la riqueza
emocional y afectiva de Jesús quien se relaciona con todo lo
creado con un amor que dignifica y redime.
3.3.3 Jesús casto ante la mujer y ante lo diverso
Aunque todo el evangelio y varios textos enfatizan la relación
de Jesús con la mujer y su capacidad de amar a todos,
tomaremos como ícono de esta relación el encuentro de Jesús
con la mujer sirofenicia.
14
GS 22
Página
La mujer Sirofenicia entabla un diálogo con Jesús que no les es
posible entender a los discípulos. El relato de la Sirofenicia se
entiende en el amplio contexto de la narración evangélica. En el
relato que le antecede y en el que le sigue:
 Jesús alimentó a 5000 judíos en un desierto en territorio
judío y camina sobre el agua.
 Luego sana a quienes se le acercan.
 Después de esto tiene una controversia con los fariseos
acerca del comer sin lavarse las manos.
 Y enseña a sus discípulos en privado, declarando todos
los alimentos puros
 Inmediatamente después se dirige al impuro territorio
gentil de Tiro donde responde a la petición de una mujer
impura gentil sacando un espíritu impuro.
 Después de esto se dirige a otro territorio gentil de la
región de Decápolis donde cura a un sordo y tartamudo
 Y, subsecuentemente alimenta a 4,000 gentiles en el
desierto.
25
Leamos el texto de Mc 7, 24-30
Vemos que el centro de esta serie de textos es la declaración de
la universalidad del mensaje a través del reconocimiento de que
todos los alimentos son puros.
Jesús, al vencer sus resistencias para abrirse al diálogo con la
diversidad cultural, de género, racial, religiosa; vive la
denominada “crisis de Galilea” que le lleva a replantear su
misión y a volver a la experiencia fundante del amor
incondicional del Padre.
Veamos la dinámica del texto: Jesús, luego de la agotadora
discusión con los fariseos sobre la clave religiosa fundamental del
judaísmo de la época, la pureza e impureza, se dirige a tierra
pagana para retomar fuerzas y meditar.
Sin embargo, su intención es interrumpida por una mujer, griega
y sirofenicia, que ingresa en la casa fronteriza donde está Jesús
para suplicarle que sane a su hija poseída por un espíritu
inmundo. La vida de un ser humano está en juego y sorprende
que Jesús responde con la excluyente lógica farisaica: el pan es
para los hijos (judíos) y no para los cachorrillos (paganos).
La mujer madre, impulsada por la urgencia de la vida
amenazada de su hija, le responde con genialidad y creatividad:
…pero los cachorrillos, debajo de la mesa, comen las migajas
de los hijos.
Jesús, interpelado por tal asertividad cede ante la contundencia
de la palabra de la mujer: ‘Por lo que has dicho…’
Página
Se destacan algunas virtudes: fe, humildad, perseverancia.
La fe opera una transformación: la mujer pasa de ser
considerada no destinataria de la Buena Nueva, a ser receptora
de la misma.
26
Este encuentro entre Jesús y la sirofenicia, es a la vez el
momento crucial en el que Jesús se replantea la misión y
confirma la dimensión universal del amor del Padre.
En cuanto al punto de vista de la mujer, es Juan Crisóstomo el
que llega más lejos en descubrir a la mujer como sujeto: en su
última homilía la llama “evangelista” y afirma que es ella quien
obra la curación por medio de su voluntad.
Hay estudiosas/os que subrayan la condición culta de la mujer
que se confirma en su diálogo con Jesús.
En relación a la humildad la mujer vive una kénosis frente a la
etnicidad y el poder de salvación de Jesús… y es exaltada por
esto… rememora Fil 2,6… Jesús reconoce el lugar del logos de
la mujer… hija es la hemorroisa, es la mujer encorvada, ambas
judías y lo es también la niña sirofenicia…
La respuesta de Jesús al pedido de la mujer sirofenicia es una
enseñanza concreta de que el cumplimiento de la voluntad de
Dios implica la apertura personal, mental, de género, cultural y
religiosa a toda persona humana, sin exclusiones de ninguna
índole.15
Desde la lectura de este texto, contemplamos a un Jesús que
rompe todas las barreras, incluso las de su propia mentalidad
judía, para abrirse al imperativo del amor que redime y coloca a
cada ser humano en su justo lugar de hija e hijo muy amado del
Padre. La castidad de Jesús le conlleva un proceso de apertura a
lo diverso para buscar juntos/as caminos de vida y de
complementariedad. Ese, es el proyecto del Padre.
15
Cf. BRACAMONTES MariCarmen, “Hacia una VC místico-profética que se
revitaliza para dar vida”. Conferencia en la CLAR, Bogotá Colombia, 2009.
Página
1. Desde esta perspectiva trinitaria de complementariedad y
amor redentor así como de la actitud casta de Jesús, revisemos
nuestras relaciones con nosotras, entre nosotras, con el sexo
opuesto, con el mundo y con el cosmos ¿Qué descubrimos?.
27
PROFUNDIZACIÓN
2. El siguiente testimonio de la Madre Carmen de Jesús, N. M.
Luisita, refleja su apertura a los demás con un amor universal
“Igualmente dejaba el escritorio para ir al locutorio donde la
llamaban con frecuencia largas horas pasaba en él, alentando,
instruyendo en la vida espiritual a cuantas personas acudían a
ella. Sacerdotes, personas de alta sociedad, gente de la clase
media, pobrecitos; a todos escuchaba y trataba con igual
bondad. Curioso me parecía oír de distintas personas
expresiones como estas: ‘La madre Luisita me tiene particular
cariño.’ ‘La Madre Luisita quiere mucho a mi hijo, cómo lo
acaricia. Segura estoy de que es su consentido’. Y de singular
manera se expresaban muchas más. Las primeras veces que oí
esto, creí que en realidad, de verdad tenía sus preferencias
naturales, pero al fin vine a caer en la cuenta de que todos se
sentían preferidos en su estimación”.
3.4 DIMENSIÓN MÍSTICO PROFÉTICA
DEL VOTO DE CASTIDAD
Esta nueva dimensión de los votos nos lleva a replantearnos la
originalidad del voto desde una doble perspectiva: cómo nos
une al Padre a través de Jesús en una relación cada vez más
profunda e integradora con la Trinidad, y a la vez su proyección
profética liberadora en estos momentos de la historia, influjo
que restablezca la alianza entre Dios y la humanidad,
denunciando lo que se opone al amor y anunciando el hoy del
amor incondicional y liberador de Dios, a través de relaciones
sanas, fraternas y de caridad entre los seres humanos y con el
cosmos.
Página
Cuando contemplamos nuestro mundo, nuestra iglesia y,
particularmente, nuestra congregación, se imponen como
evidencia a nuestros corazones, urgencias que nos desafían y nos
exigen hacer procesos de transfiguración de nuestro modo de
vivir la castidad y nuestra vida consagrada. Implica ser signos
28
3.4.1 Desde la mística y el profetismo
de Madre Luisita
reveladores de una renovación encarnada en nuestra historia
como responsabilidad permanente.
La castidad célibe nos pone en camino y en utopía de retorno al
sueño de Dios que quiere que seamos felices y que tengamos
vida en abundancia a través de relaciones sanas que propicien el
mutuo crecimiento y madurez. La castidad que profesamos es la
tarea de emprender un retornar a Dios con todos los elementos
de nuestra humanidad, a la utopía divina de reciprocidad y
confianza, en la restauración de la caricia, de la ternura y de la
palabra en respeto total, porque así inició el sueño de Dios sobre
la humanidad.
De la mano de N. M. Luisita queremos situarnos en la dinámica
del Evangelio, único camino para acceder al Reino y profundizar
el itinerario místico profético de su vivencia de la castidad que
sigue resonando con una actualidad impresionante para nuestra
vida hoy en criterios, valores, actitudes y comportamientos16 que
impulsen nuestra búsqueda por recrear el sueño de Dios en
nuestras vidas y por restablecer nuestras relaciones basadas en el
amor.
Su gran humanismo y su profunda espiritualidad se enmarcan en
un proceso dinámico que asumió con responsabilidad desde su
familia, maduró durante su matrimonio y se arraigó durante su
vida religiosa. Propone una pedagogía del amor colmado de
bondad, providencia y misericordia que no se cansa de
encarnarlo en la vida cotidiana.
3.4.2 El voto de castidad, un amor
con corazón de madre
MARTÍNEZ M. Víctor SJ, Refundación y profetismo en la vida consagrada.
Pontificia Universidad Javeriana. Colección Teología Hoy # 32. Bogotá, 2002.
Pp. 64.
Página
16
29
Una nota característica del cómo N. M. Luisita vivió el voto de
castidad humanizando las relaciones es amar con corazón de
madre. Ella misma expresó que antes de darle hijas Dios le dio
corazón de madre. “A una madre siempre se facilita escribirle
como se hace con tal espontaneidad, comprendiendo que todo
cae bien a una madre, pues vacía uno su alma en la de ella, en la
inteligencia de que comprenderá a uno y que su alma rebosa de
interés por la hija y que no se fija más que en ayudar a su hija,
ver sus necesidades para remediárselas, llorar si ella llora, gozar
si ella goza, esa es la misión de una madre. Exactamente, esa es
la mía y con toda seguridad te digo que nuestro Señor antes de
darme hijas me dio corazón de madre, bendito sea. Que le pida
a Dios por ti, ¿crees hija que deje de hacerlo? Cuando soy una
limosnerita delante de Dios pidiendo por mis hijas, pues la
felicidad de ustedes es la mía.”17.
Asimismo recomienda a todos amar y tratar a los demás con ese
corazón: “Por si me muriera te voy a dar mis pobres consejos
pues tu comprendes lo mucho que me intereso por ti y por
todas siento corazón de madre y las veo como mis hijas”18.
Como recomienda que otras tengan un corazón de madre como
condición de fraternidad y comunión:
“Parece que por el momento, Dios nuestro Señor quiere que te
encargues de tus hermanitas, pobrecitas, cuídalas mucho, ten
corazón de madre para con ellas, y las mamás también
reprenden y aconsejan y vigilan mucho a sus hijos y prevén los
peligros que se divisan desde muy lejos”19.
“Sostenga a la madre María de la Soledad con su autoridad y
Carta 390 a Lupita Botello
Carta 192 a Margarita María del Sagrado Corazón
19
Carta 40 a María del Socorro Cholico
20
Carta 84 a María del Socorro del Espíritu Santo
18
Página
17
30
aconséjela que sea más indulgente con las hermanas, que ellas
sientan que tiene corazón de madre para con ellas y que eso le
dará buen resultado para su gobierno, que por la dureza jamás
le dará resultado”20.
“Te recomiendo cuides mucho a tus hermanitas y a la vez tengas
corazón de madre para con ellas, pobrecitas”21.
Estos textos nos hacen ver con claridad el amor providente de
Madre Luisita que como el buen Pastor va cuidando la vida de
las personas, estando atenta a sus necesidades y buscando
siempre el bien mayor para cada una. Es de notar la profunda
unidad y empatía que establece en las relaciones haciendo suyos
los gozos, tristezas y esperanzas de quienes la rodean, desarrolla
así toda su identidad y potencial femenina amando desde su
condición de mujer, madre, hermana y amiga.
3.4.3 Castidad como experiencia mística
En M. Luisita vemos que su experiencia mística se desarrolla en
torno a un amor y confianza incondicional con Dios Padre; en
una relación esponsal con Jesús en el Sagrado Corazón Eucaristía
de los cuales se desprenden otros amores como a la Santísima
Virgen, a San José y a todas las personas que la rodean como los
sacerdotes, los pobres, los enfermos, niños, hermanas, etc.
21
Carta 128 a Ana María
Página
b. Experiencia mística con el Santísimo Sacramento y el
Sagrado Corazón
Son muchos los testimonios y expresiones personales de M.
Luisita que revela su amor apasionado y totalizante al Corazón
de Jesús y al Santísimo Sacramento. Es el Jesús encarnado y
plenamente humano el que arrebata su afecto pasando largas
31
a. Experiencia mística con Dios Padre - Madre
La castidad brota de la relación personal con Dios Amor. Quizás
hemos perdido la sensibilidad propia de la ternura, del amor y
la bondad porque hemos dejado de encontrarnos con ese Dios
Amor. Sin vida interior no podrá existir en nosotras espacio para
la ternura. Ante esta realidad, la espiritualidad se levanta así
como posibilidad de integrar el amor a Dios y el amor a los
hermanos/as.
horas de contemplación ante Él y sacando fuerza y luz para su
diario vivir. Hemos meditado a lo largo de los últimos años
cómo esta es la fuente espiritual en la que M. Luisita bebió las
concretizaciones de su seguimiento a Jesús a través de un
proyecto de la vivencia de los valores humanos en el trato
personal con todas las personas y como constructores de la
fraternidad. Sin duda, es otro de los rasgos que marcan el estilo
propio de relacionarse y de amar, buscar en todo humanizar y
vivir los valores humanos como vínculo de fraternidad y
dignificación de las personas. Es por ello que la contemplamos
siempre abierta al otro/a, promotora de la reconciliación y de la
comunión pues ella así se hizo toda Eucaristía y toda Corazón de
Jesús, al fin corazón de madre.
Dado que hemos profundizado sobre su relación con la
Eucaristía y el Sagrado corazón, tomaremos algunos textos del
amor esponsal que M. Luisita experimentó con el Corazón de
Jesús Eucaristía:
“Las esposas de Jesús nunca debemos estar tristes, siempre
sonrientes y tranquilas y no andar con lágrimas, eso no está
bueno”22.
“Amar a Dios es aspirar a unirse con El. Los medios son los
siguientes:
1º Aspirar a unirse con Dios es querer de tal manera renunciar
uno a sus ideas, a sus gustos que no tenga ya más que las ideas,
los deseos y los pensamientos de Jesucristo; ese es por lo demás,
el distintivo del amor.
22
Carta 13 a Socorro
Página
No tiene más que un pensamiento: el pensamiento de Jesucristo
crucificado, cuya imagen está siempre delante de sus ojos; de ahí
recogimiento y espíritu de oración, pureza de intención,
elevaciones de su alma.
32
La verdadera religiosa no tiene más que un temor: el de
desagradar el corazón amantísimo de su esposo; de ahí
desconfianza de sí misma, vigilancia habitual, sosiego y paz.
No tiene mas que una ciencia: la ciencia de Jesucristo; su escuela
es la del tabernáculo; su libro es el crucifijo; de ahí
desprendimiento completo de su modo de ver, de pensar, de
juzgar, de ver, pensar y juzgar como su Superiores que están en
lugar de Jesucristo, de ahí indiferencia por los empleas, cargos y
ocupaciones.
No tiene mas que un deseo: el de parecerse a Jesucristo su
esposo; de ahí esta pregunta que frecuentemente se dirige a sí
misma: ¿Hubiera obrado así Jesucristo? ¿hubiera pensado de esta
manera? En mi lugar, en estas circunstancias ¿qué hubiera hecho
Jesucristo. De ahí tendencia ser afable, caritativa, complaciente,
generosa y compasiva en sus juicios.
No tiene más que una ocupación: la de agradar a Jesucristo; de
ahí minuciosos cuidados para conservarse inocente y pura.
No tiene más que un amor, el del Esposo...de ahí esas miradas
fijas sobre el tabernáculo, esos suspiros abrasados por la celestial
Patria, esos vivos ardores, esa embriaguez del alma en su
presencia, esas sabías locuras, esas lágrimas sobre la indiferencia
de los hombres hacia la Eucaristía, esa vida moribunda, ese gozo
anticipado del Paraíso y todo lo que la lengua no sabe decir ni el
espíritu -pensar pero que el corazón puro conoce muy bien.
Se aplica a permanecer pequeña, a ocultarse en todo y por
todo, quiere ser olvidada y contada por nada…
Página
La esposa de Jesús no tiene otro espíritu que el de su Esposo...
de ahí horror al mundo, a toda vanidad, al deseo de figurar y
ser tenido en algo.
33
No tiene más que una ocupación: la de agradar al Corazón de
su Esposo...de ahí con armonía las virtudes que embellecen el
alma; humildad, fe, esperanza, pobreza, castidad, obediencia,
modestia, dulzura, caridad para con el prójimo, mortificación y
desprendimiento de todas las cosas de la tierra; de uniformidad
perfecta de voluntad con el Esposo y perseverancia final.
La esposa de Jesús no tiene otro fin que inmolarse con su Esposo
de ahí espíritu de sacrificio hasta en los más mínimos detalles y
en las más pequeñas acciones del día... avidez de cruz, estado de
víctima por la conformidad a las disposiciones de Jesús
Crucificado; aceptación del martirio del espíritu, del corazón,
del cuerpo, en cuanto plazca al esposo.
La esposa de Jesús tiene más que una morada, el corazón de su
Esposo; de ahí santa indiferencia y desprecio de todo lo que
podría turbar en este dulce retiro, humildad virtudes
características de su esposo; retiro de donde espera pasar de la
tierra al cielo.
Debemos presentarnos a la oración con humildad y así
permanecer como mendigo a la puerta del Señor, pues al
examinar bien lo que somos no podremos menos de darnos
golpes de pecho.
La lectura fue hermosísima; trató de las Bodas Místicas; que la
esposase da toda al esposo, así como una gota de agua en el
océano se pierde y forma parte de él, como la cera de distintos
panales, que al unirse toda es una con la condición de que esté
muy bien derretida. Así la unión con Dios se efectúa”23.
El amor no puede ser sino la respuesta a otro amor. El amor
nace de la contemplación del Dios Padre que se nos revela en las
Escrituras, por Jesús de Nazaret, en los sacramentos, en la
oración y en la vida. N. M. Luisita no se cansa de insistir a sus
hijas de hacer esa experiencia: “¡Dios mío, yo os amo! Esta
Apuntes Espirituales pp. 865-867
Apuntes Espirituales pp. 870
25
Apuntes Espirituales pp. 861
24
Página
23
34
palabra expresa todos los deseos de un corazón entregado a
Dios, para quien Dios es todo y a quien Dios sólo basta”24.
“Cuánto más a menudo recibáis la Sagrada Comunión, más se
dilatará vuestro corazón y vuestro amor será más tierno y más
ardiente, porque el foco de donde procede será más intenso”25.
La experiencia espiritual fundante de M. Luisita es el haberse
descubierto amada por Dios Padre. Del conocimiento de su
amor y providencia brota en M. Luisita una profunda confianza
en sus designios, confianza que la lleva a buscar en las
situaciones concretas de la vida la voluntad del Padre.
Recordemos cómo lo expresa: “Nuestro Señor de quien somos,
todo lo dispone admirablemente bien”26. “Sólo con los años
conoce uno la providencia… y de este conocimiento viene
poner toda su confianza en Dios nuestro Señor”27. “Bendigo a
nuestro Señor al ver que estás contenta en el servicio de Dios,
procura serle muy fiel, teniendo en cuenta las cosas más
pequeñas; ámalo con toda tu alma, manifestándoselo por el
cumplimiento exacto de tu deber y haciéndolo todo únicamente
por su amor”28.
Esta experiencia mística de amor y confianza con Dios Padre
lleva a M. Luisita a tratar a los demás con el mismo amor
contemplado en el Padre de tal manera que la confianza y la
búsqueda de la Voluntad de Dios serán rasgos que caracterizan
su modo de considerar al otro/a su hermano/a.
Para Madre Luisita la elocuencia de la ternura de Dios se
manifiesta:
En la oración: “A nuestro Señor fórmele en su corazón

En la Eucaristía: “Necesario es que vivamos de la
un hermoso y rico sagrario y no lo deje ir y así siempre
lo tendrá consigo; entrar dentro de sí misma y
encontrarlo todo es uno, y allí comuníquele todas sus
impresiones”29;
Carta 121 a María de la Divina Eucaristía
Carta 276 a Margarita María del Sagrado Corazón
28
Carta 297 a Beatriz de Jesús
29
Carta 12 a Josefina del Niño Jesús
27
35
Eucaristía; en la Eucaristía es amor y solo amor. Es, pues,
Página
26

necesario que perfeccionemos en nosotros el amor y que
cada una renueve constantemente su propio foco, a fin
de que se inflame a sí misma más y más. Sed pues
verdaderos discípulos de Cristo y vivid de amor”30;

En la alegre vivencia de las ascesis como un conjunto de
medios concretos que aseguran la veracidad, la
profundidad y la fecundidad de la experiencia mística
que plenifica y descubre la real pertenencia al Amado y
la verdadera valía “mejor una religiosa austera con
corazón de oro”31;

En la comunión, la fraternidad y la misión encuentra su
fuente en el corazón desbordado por la gracia del amor
de Dios, “vayamos las dos con nuestro Señor y pidamos
una por la otra y ahí digámosle muchas cosas”32.
3.4.4 La profecía del voto de castidad
Apuntes Espirituales pp. 855-856.
Carta 314 a Paz de la Flagelación.
32
Carta 376 a Amparo de los Ángeles Custodios.
31
Página
30
36
El voto de castidad célibe nos ha colocado en la trama de las
relaciones humanas desde, en y para el amor. En estos
momentos históricos de hambre de relaciones sanas y fraternas,
de cosificación de las relaciones, de violencia, de individualismo,
de relaciones rotas o fragmentadas; la castidad célibe en
comunidad y en la misión se convierte en un signo y en una luz
para la iglesia y para la sociedad; ella ha de ser testimonio de
relaciones de unidad que respeta e impulsa la diversidad como
fuente de riqueza, de reconciliación ante las fracturas de las
relaciones y de humanización; la castidad célibe así vivida será
una bendición e impulsará a las hermanas y comunidades a ser
acompañantes de la humanidad herida por el desamor y el
egoísmo.
 Reconstruir la confianza en nuestras comunidades
La aventura de vivir la castidad con generosa fecundidad es, ante
todo, una tarea comunitaria. Por lo tanto, es preciso
transformar, cada vez más, nuestras comunidades en auténticas
escuelas de la vivencia de la castidad. El reto lo asumiremos si
aprendemos y reaprendemos cada día, la confianza mutua en
contraste con una sociedad donde todo es sospecha y mentira.
Esta escuela tiene como “asignatura” principal, la reconstrucción
de la confianza.
N. M. Luisita, mujer muy afectuosa lo comprendió y vivió
intensamente desde la experiencia de amor con Cristo y en
constante contacto vital con sus hermanas, lo traduce como
unidad, unión, gratitud, confianza, cercanía, confidencia,
sencillez, rectitud, obediencia… El amor es un acto de confianza
y quien tenga poca confianza tendrá también poco amor.
Veamos cómo M. Luisita proyectó la confianza que tenía en
Dios en una confianza total a sus hijas:
“Toña, como siempre, muy buena con nosotras es uno de los
consuelos que Dios nuestro Señor me ha concedido en esta
época difícil para mí y como le tengo confianza, allá voy a darle
guerra seguido y siempre la encuentro igual y nunca dice si está
o no cansada, es un yunque para el trabajo, en fin, es un
tesoro”33.
“Verdaderamente te hablo como madre a hija, y tal como
siento, qué quieres te siento mucha confianza e interés”34. “Me
33
Carta 180 a Josefina del Niño Jesús
Carta 192 a Sor Margarita
35
Carta 279 a la Madre Elena de la Cruz
34
Página
Puedo reflexionar en los siguientes cuestionamientos:
1. ¿Me siento bien integrada a mi comunidad?
2. ¿Cuál es mi nivel de confianza en mi comunidad?
3. ¿Les dedico tiempo a mis hermanas?
37
vas a dar muy buenas cuentas de esa casa, te tengo toda la
confianza y por lo tanto me siento tranquila”35.
4. ¿Me ausento mucho de mi comunidad? ¿Por qué?
5. ¿Es por urgencia de la misión o por huida?
6. ¿Qué caminos necesitamos recorrer para restaurar nuestra
confianza como comunidad?
 Castidad como bendición
La castidad es una palabra que bendice nuestra propia identidad
sexual haciéndola gozosa en el compartir. De esta manera nos
libera de la agresión y de la violencia. En esta línea, nuestro
celibato debería anunciar concretamente una nueva reciprocidad
de género de igual a igual, una manera de vivir nuestras
diferencias con alegría, un signo patente que la palabra que
personaliza al otro/a nos hace fecundos/as en el intercambio y
en la reciprocidad. Hacer de nuestra presencia y actitudes una
bendición significa que busquemos hacer el bien en el lugar
donde Dios nos tenga; ser y manifestarnos alegres con el
proyecto que Dios tiene sobre nosotras; ser signo de esperanza
en medio de las dificultades de la vida. Recordemos que M.
Luisita nos recomienda: “Deseo que estén muy contentas, así
debemos vivir siempre alegres en todas las circunstancias de la
vida. Dios Ntro. Señor todo lo dispone para nuestro bien"36
Leamos la carta 291 dirigida a la Madre Elena de la Cruz, de
manera especial este párrafo.
36
Carta 86 a Carmen Chávez
Página
¿Qué nos hace reflexionar el texto?
38
“Hay que conservar cierta independencia y que valga la
autoridad de Uds. para todo, dándose cierto lugar que las haga
respetar de las señoritas y de las alumnas; no por soberbia sino
porque si las van viendo con familiaridad y que se igualan con
ellas, ya no les tendrán fe y no pueden hacer el bien que
pudieran hacer. No hija, preséntense nada más que cuando
vayan a dar sus clases y nada más y con un porte natural, pero
con gravedad y dulzura haciendo sentir el distinto estado de
Uds. y esto no un día ni dos sino siempre”
¿Qué significará establecer relaciones de igualdad desde nuestra
identidad?
 Castidad como profecía de reconciliación
Si pretendemos ser Buena Nueva de reconciliación para el
mundo, es urgente, primero empezar por casa y denunciar
activamente las violencias infligidas y soportadas dentro de
nuestras comunidades. ¡Cuánto resentimiento contenido y
cuánto silencio violento en nuestras relaciones! La castidad se
plantea como una palabra de reconocimiento mutuo como
personas. Es un intento de vivir las relaciones de género y, más
ampliamente, entre humanos desde la perspectiva de la alianza
restaurada.
El compartir en la misión con personas de ambos sexos nos
plantea el reto de construir relaciones libres y liberadoras dónde
el centro sea Jesús y su Reino, esto implica un proceso de
propiciar la reconciliación entre los miembros de la iglesia y
relaciones de género que promuevan la igualdad y el respeto
mutuo.
“No seas tontita, no me parece mal que me des tus opiniones,
sería mucha tontería en mí creerme que sola me basto y no me
parece ser tanto. Ha habido cosas que me ha parecido un deber
explicarte, nada más. Con que, se te quite semejante opinión
que te has formado de mí, que nada me favorece y se la misma
de siempre sin ninguna preocupación”37.
“Si estás inquieta porque veas cometer faltas a tus hermanas,
37
38
Carta 534 a Elena de la Cruz del Espíritu Santo
Carta 198 a María del Refugio del Sagrado Corazón
Página
39
acuérdate que unas a otras nos servimos de instrumentos para
nuestra santificación y puedes estar segura que unas y otras no
tienen mala intención y que obran de buena fe”38.
 Castidad como profecía del acompañamiento
Ser profetas hoy pasa no por los discursos bonitos sino por la
elocuencia concreta y silenciosa de nuestros estilos, relaciones,
compromisos y actitudes. Estamos llamadas a ser profetas del
acompañamiento a nuestros hermanos bajo diversas formas:
hombres y mujeres violentadas en su dignidad, heridos en lo
más hondo de su ser; campesinos y jóvenes en sus luchas;
migrantes discriminados por el simple hecho de no tener
documentos… N. M. Luisita nos aporta unos rasgos muy
peculiares en este sentido de acompañamiento:
 “Con todo afecto la saludo deseándole sea su vida de tal
modo en ese rinconcito de la tierra, como una hoguerita de
amor que se consuma en el amor de Dios y celo por las almas.
Sí, gánele muchas con sus oraciones, buen ejemplo y la
instrucción”39.
 “Las felicito por el nuevo salón que hicieron, pues tienen un
campo mas basto de acción para hacer el bien con el mayor
número de enfermas; ojalá su intención haya sido muy recta y
que nuestro Señor esté muy contento”40.
 “Me imagino verte muy trabajadora y feliz en medio de las
enfermitas. Sí hija, hay que olvidarnos de nosotros mismos y
hacer felices a los demás. Está contento en esta vida el que
hace el bien”41.
 “Se que te quieren bien las niñas, ese es un buen medio para
Carta 17 a María de la Trinidad
Carta 146 a María de la Divina Eucaristía
41
Carta 190 a Teresita
42
Carta 315 a Teresita
40
Página
39
40
que les hagas el bien a sus almas, una vez ganado el corazón ya
se puede hacer lo que quiera”42.
 Castidad como profecía de la itinerancia afectiva
La castidad nos hace necesitados del único bien: el amor del
Reino. Los religiosos/as somos artistas del riesgo en nombre de
la fantástica aventura del amor y de la entrega al Otro y a los
otros. La castidad nos impulsa a vivir la disponibilidad por el
Reino acogiendo el envío como oportunidad para expandir
nuestra capacidad de amar en Dios. Esto implica amar siempre a
las personas con las cuales vamos compartiendo la vida y la
misión y al mismo tiempo saber dejar a las personas y obras
apostólicas sin la herida del abandono sino con la gratuidad del
amor compartido.
“Cuando hacíamos algo malo no nos reprendía cuando estaba
violenta. Una vez que las hermanas gritaron y se rieron fuerte en
el recreo, seguramente no le hizo nada de gracia, pero no dijo
sino hasta después de mucho tiempo y nos hizo reflexionar
sobre lo mal que se veía una religiosa de esta manera; tenía
mucho tino en sus reflexiones de manera que no se sentía una
con disgusto sino con deseos de ser santa. Era muy dura para las
amistades particulares y las corregía con energía”43.
“Bendigamos a nuestro Señor por haberle concedido el gusto de
ver a sus dos hermanos, muy justo fue la satisfacción que esto le
haya ocasionado; ahora procure no desviar su afecto de Dios.
Hay que tener mucho cuidado con los deudos porque con
facilidad y casi sin sentirlo nos roban lo que a Dios nuestro Señor
le pertenece. ¡Cuidado!”44.
43
44
Testimonio de la Madre Carmen de Jesús
Carta 11 a María del Refugio del Sagrado Corazón.
Página
A la luz de la mística y profecía del voto de castidad de N. M.
Luisita
41
PROFUNDIZACIÓN
a. Qué elementos pueden fortalecer la mística y,
b. Qué elementos pueden fortalecer la profecía como
Carmelitas del Sagrado Corazón.
3.5 DIMENSIÓN FRATERNA DE LA CASTIDAD
Partimos de ser una comunidad creyente, lugar teológico, donde
Dios se manifiesta en la mediación de cada hermana/o.
Vita Consecrata pone los consejos evangélicos en relación con la
Trinidad, revelando la relación estrecha de éstos con el estilo de
relaciones que estamos llamadas/os a vivir. La castidad quiere
profundizar el modo como debemos vivir nuestra relación con
el Padre y desde Él, con la misión y la comunidad. “La misma
vida fraterna...se propone como elocuente manifestación
trinitaria” (VC 25). La indispensable dimensión ascética de la
castidad tiene como objetivo hacer de nuestro estilo de
relaciones una confesión de la Trinidad.
3.5.1 La dimensión comunitaria
del voto del celibato, amar con ternura
Página
Es
ante
todo
en
comunidad
donde
aprendemos
progresivamente a amar con ternura "a las hermanas/hermanos
que Dios nos da", sin exclusión. Hoy, en ciertas culturas, hay una
tendencia a querer elegir a aquellos con quienes uno quiere
vivir. Dicho con otras palabras, eligiendo a algunos, elegimos
excluir a otros. Esta tendencia a excluir es muy fuerte en nuestras
sociedades, y asume varias formas. Como discípulos
comprometidos de Jesús, es éste uno de los llamados cruciales
de hoy, el llamado a la inclusión, por muy difícil o exigente que
pueda ser el vivir con ciertas personas, nacionalidades, culturas,
mentalidades, grupos de edad, etc.
42
En un contexto en donde el individualismo, el egocentrismo y
una fuerte tendencia a la independencia están mermando la
VIDA que Jesús vino a traer al mundo, se nos invita a
profundizar en el concepto de comunidad, que consiste en
relaciones equilibradas basadas en una justa relación con Dios,
con los demás y con uno mismo.






Es en comunidad donde aprendemos y luchamos día tras
día para experimentar el gozo de perdonar y ser
perdonados.
Es en comunidad donde descubrimos paulatinamente el
dar y el recibir, el dejarnos enriquecer por el sistema de
valores de varias culturas y regiones, cuando las
comunidades son multi-culturales.
Es en comunidad donde crecemos en la fe.
Es en comunidad donde continúa la revelación.
Es en comunidad donde nuestras imágenes de Dios y de
Jesús se vuelven a imaginar lentamente, al reconocer las
imágenes de Dios y de Jesús en los demás.
Es en comunidad donde, por medio de las relaciones de
ternura y compasión, nuestro voto de celibato asume un
significado más profundo.
3.5.2 La castidad célibe,
generadora de vida nueva en comunidad
Desde la perspectiva relacional, la castidad expresa la pasión por
la vida ya que el amor es generativo de vida. La vivencia del
voto de castidad implica un serio trabajo personal para que
todas nuestras energías afectivas se vayan orientando a
defender, potenciar y hacer brillar la dignidad de cada persona y
también de la tierra.
Como dicen Antonieta Potente y Giselle Gómez en su libro
Soñando los votos: “El sueño de vivir amores castos pertenece a
Página
manipuladoras, sino sutiles y delicadas, que respetan la
inviolable y sagrada dignidad de toda persona y de toda
criatura. Nuestra castidad ha de expresarse en un modo
profético y alternativo de relaciones en medio de un mundo en
el que cada día nos encontramos con nuevos casos de violencia
contra las mujeres, los niños, las personas más “débiles”, los
43
la humanidad. Relaciones donde la divinidad florece, donde las
identidades permanecen al intercambiar el amor. Relaciones
donde se cultiva la vida”. Relaciones no posesivas, no
pueblos y la tierra. Por ello, nuestra castidad se ha de expresar
también en una dimensión estructural. La denuncia de lo que
viola la dignidad humana, la transformación de las estructuras
de manera que posibiliten la vida humana en todas sus
dimensiones y la vida del planeta es también un modo de
“actuar” nuestra castidad.
Hoy en día, en una sociedad que lleva el sello de la post
modernidad, es decisivo vivir una castidad que se convierta en
profunda alegría y en entrega total. Sin ser ajenas a la realidad
marcada por el individualismo y las relaciones utilitaristas, es
bueno recordar la frase de A. Kram “la vida es un misterio a
acoger y no un problema que resolver”. Experiencia, por lo
demás mística y profética que ilumina nuestro proceso de
madurez y transfiguración como discípulas misioneras ante el
gran reto de “…una vida religiosa femenina donde la mujer
también pueda desarrollar sus capacidades. Vivir el seguimiento
de Jesús, en una continua integración de nuestra vitalidad,
nuestra corporeidad, nuestra sexualidad, afectividad y
trascendencia siendo humanos y humanas al estilo de Jesús”45.
3.5.3 Dimensión célibe de los votos
Hemos profundizado como nuestra consagración se concretiza
en la vivencia de los tres votos que tiene como finalidad
configurarnos con Cristo casto, pobre y obediente en su
proyecto liberador. Esto implica que los tres votos están
íntimamente relacionados entre sí de tal manera que existe una
dimensión casta en la vivencia de la pobreza y la obediencia, a
nivel personal, comunitaria y misionera.
FAGOT Bigas Carmen Margarita RSCJ. Acoger la vida como misterio: Una
espiritualidad que relee los votos desde la corporeidad. Congreso Vida
Religiosa y Teología Latinoamericana, CLAR. Colombia. 2009.
Página
45
44
 La pobreza como experiencia de castidad
En nuestro mundo materialista, las cosas son fuente de
identificación y motivo de dominación del otro. De allí que
podemos afirmar que la riqueza y la pobreza tienen que ver con
nuestras relaciones de género de manera muy estrecha aunque
simbólica. Por lo tanto, la opción –como consagradas- que
expresamos por el voto de pobreza tiene que ver a su vez con el
proyecto de castidad. Renunciar al vicio de la propiedad privada
es negarse a buscar seguridad, estatus, identidad y dominación
en la posesión. Nuestro valor está en la calidad de las relaciones
de reciprocidad en el respeto y la libertad. Más aún, la castidad
verdadera exige la libertad respecto a las cosas, personas y/o
situaciones.
Inversamente podríamos calificar de falta de castidad muchas
actitudes de absolutización de los bienes materiales en la vida
religiosa. Este apego puede manifestarse por la avaricia o por
una dependencia infantil, un temor a la carencia, una exagerada
atención a las medicinas y a todas las formas de seguridades
humanas.
 Obediencia como experiencia de castidad
La vida consagrada afirma la primacía absoluta del otro y de la
otra. Los tres votos apuntan a la misma utopía: es posible vivir
con, para y desde el/la otro/a, no en una dependencia infantil ni
en una negación, sino en un don gozoso y libre de sí mismo/a.
Obedecer, en este sentido, consiste en entregar la gestión de mi
vida personal en las manos de la comunidad. Opto por
compartir en comunidad las decisiones que me conciernen y la
conciernen. Es, de alguna manera, un voto de
corresponsabilidad. La relación a la autoridad se inscribe en esta
opción. Esta visión de la obediencia como experiencia
comunitaria de la castidad implica una práctica de la confianza
mutua. La obediencia sin la confianza se vuelve esclavitud cuyo
motor es el temor y cuya alternativa es el encubrimiento.
Obedecer es amar con un amor transfigurado y entrañable.
unidas y obedientes y caritativas unas con otras, dispensándose
Página
Carta 121 a María del Socorro del Espíritu Santo.
“Sean muy buenas como lo han sido, esmérense en ser muy
45
PROFUNDIZACIÓN
sus faltas aún disimulándoselas cuando la prudencia y la unión lo
pidan; no pierdan de vista estas tres virtudes que les dan vida a
las demás: caridad fraterna, unión, unión y obediencia,
obediencia a su superiora. Pidan a Dios nuestro Señor con
humildad y perseverancia esas virtudes y se las dará y con ellas,
practicándolas, las bendecirá nuestro buen Dios y prosperan sin
duda alguna”.
Carta 152 a María
“…hay que ayudarnos unas a otras con nuestras pobres
oraciones, ustedes pedir con empeño por las que estamos aquí y
nosotras por ustedes, hay que estar muy unidas en todos
sentidos”46.
Carta 245 a Margarita María del Sagrado Corazón
“Es necesario que tu familia arda por decirlo así en afecto por
todas sus hermanas de aquí y de allá. Que tengan ese distintivo
tus hijas: la unión y sumisión, que reine la caridad y la unidad en
sus almas; que ninguna manche su alama con la división e
insubordinación, eso es de almas bajas y negras”.
Carta 387 a Elena de la Cruz y del Espíritu Santo
“Trata a todas de tal manera que estén contentas y nunca
reprenderlas delante de nadie ni en el recreo, que tus acciones
respiren verdadera caridad y cuando te sientas violenta no
hables, así se te evitarán muchas penas”.
Carta 604 a Concepción de María Inmaculada
“De mucho te servirá tratar a todas con igualdad, de tal modo
46
Carta 152 a María de la Divina Eucaristía.
Página
Después de la lectura de la dimensión fraterna del voto de
castidad y de los textos de N. M. Luisita podemos analizar ¿qué
relación hay entre el voto de castidad y las relaciones
comunitarias?
46
que cada una se crea que la tratas muy bien y no vean que
tienes preferencias por ninguna”.
IV. PARA DISCERNIR NUESTRA VIDA
EN ORACIÓN Y CONTEMPLACIÓN
Para un día de retiro, en el cual recogemos las luces y mociones
del Espíritu Santo en cuanto a la vivencia del voto de castidad
célibe a nivel personal y comunitario como Carmelitas del
Sagrado Corazón.
Primer momento:
Meditación de la oración del alma enamorada
de San Juan de la Cruz
¡Señor Dios, amado mío! Si todavía te acuerdas de mis pecados
para no hacer lo que te ando pidiendo, haz en ellos, Dios mío,
tu voluntad, que es lo que yo más quiero, y ejercita tu bondad y
misericordia y serás conocido en ellos. Y si es que esperas a mis
obras para por ese medio concederme mi ruego, dámelas tú y
óbramelas, y las penas que tú quisieras aceptar, y hágase. Y si a
las obras mías no esperas, ¿qué esperas, clementísimo Señor mío?
¿Por qué te tardas? Porque si, en fin, ha de ser gracia y
misericordia la que en tu Hijo te pido, toma mi cornadillo, pues
le quieres, y dame este bien, pues que tú también lo quieres.
¿Quién se podrá librar de los modos y términos bajos si no le
levantas tú a ti en pureza de amor, Dios mío?
¿Cómo se levantará a ti el hombre, engendrado y criado en
bajezas, si no le levantas tú, Señor, con la mano que le hiciste?
Página
¿Con qué dilaciones esperas, pues desde luego puedes amar a
Dios en tu corazón?
47
No me quitarás, Dios mío, lo que una vez me diste en tu único
Hijo Jesucristo, en que me diste todo lo que quiero. Por eso me
holgaré que no te tardarás si yo espero.
Me sitúo frente al Amor de Dios y contemplo cómo él ha hecho
bondad y misericordia conmigo. Elaboro una oración que narre este
encuentro.
Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los
justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la
Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es
mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues ¿qué
pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti.
No te pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la
mesa de tu Padre.
Sal fuera y gloríate en tu gloria, escóndete en ella y goza, y
alcanzarás las peticiones de tu corazón.
El espíritu bien puro no se mezcla con extrañas advertencias ni
humanos respetos, sino solo en soledad de todas las formas,
interiormente, con sosiego sabroso se comunica con Dios,
porque su conocimiento es en silencio divino.
El alma enamorada es alma blanda, mansa, humilde y paciente.
Página
48
Cómo vivo este mutuo pertenecer a Dios y a todas sus criaturas?
Elaboro una oración.
Segundo momento:
Introducción sobre el discernimiento
Página
El querer de Dios se revela al corazón de cada persona, por lo
que conviene adentrarnos en el propio deseo. El deseo
verdadero, auténtico profundo es el que suscita el Espíritu Santo
y, como auténtico, es el que me hace crecer, el que se acopla a
mis tendencias más profundas, el que me libera interiormente y
me abre a los demás, el que se halla en continuidad con todo lo
que hay en mi vida de más sano, gozoso y fecundo. Por tanto,
ha de darse un inevitable trabajo interior de purificación no sólo
de pecados y tendencias desordenadas, sino que conviene
avanzar en la ruta de una afectividad cada vez más liberada del
egoísmo o apegos que impiden volar el corazón en la línea de la
libertad del Espíritu (cf. Ga 5,1). Solo con una mirada limpia y
un corazón libre, dentro de los límites de una existencia humana
siempre limitada y frágil, tendremos las garantías mínimas del
Espíritu que nos habita, pero que no siempre elimina nuestra
opacidad. La comprensión del dinamismo del Espíritu nos
49
Nuestro deseo más profundo es buscar y hallar la voluntad de
Dios Padre que nos ama, concretizándola en propuestas y
acciones viables teniendo como referente a Jesús; interiorizarla
por el Espíritu Santo en cada una de nosotras para hacerla vida.
En la búsqueda de la voluntad de Dios nos situamos
precisamente frente a ALGUIEN, que se nos ha revelado como
Padre, fuente de auténtica bondad. La confianza ha de bañar
todo el proceso de búsqueda, ya que somos hijas/as muy
amadas/os de Él y en el amor no hay temor (1Jn 4,28).
No se trata de cumplir determinados preceptos o normas, sino
de descubrir “lo que agrada” a Dios, para ello se requiere de un
espíritu abierto a lo nuevo, a lo imprevisible, un espíritu
dispuesto a dejarse desbordar por ese Alguien que es Dios y
hombre; con la necesaria apertura, disponibilidad al querer de
Dios, y desbordamiento de los límites egoístas: “Abba, Padre…
no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú” (Mc, 14,16),
para amar a Dios con todo el corazón, con todo el ser en lo
concreto de la vida (cf. Lc 10,27)
prepara para hacer frente al conflicto interior, porque la larga
travesía de explorar nuestro interior no sumerge en el conflicto.
Hay que desenmascarar ideales y pensamientos evangélicos sólo
aparentes; superar cansancios y desánimos que amenazan la
marcha por el desierto; obrar con la paciencia y lucidez que pide
el descifrar cuáles son los deseos más dominantes y auténticos
dentro de la gran madeja de tendencias personales; detectar las
falsas motivaciones; etc. Todo esto requiere paciente escucha de
Dios, de sí misma, de la realidad….
¿Cuáles actitudes espirituales me ayudarán a discernir?
¿De qué tengo que liberar mi corazón para poder discernir?
Todo discernimiento desemboca en decisiones según Cristo, por
lo que es imposible realizarlo si no se mantiene al vivo en el
corazón los sentimientos de Cristo, es decir la capacidad de ver
las cosas y de situarse ante ellas como Jesús el Cristo. La
familiaridad con el evangelio leído y orado, la reflexión
personal sobre las condiciones personales y sociales de la vida a
la luz de la fe, la pertenencia a una comunidad cristiana de
consagradas, son la base para mantenernos en estado de lucidez
espiritual. No hay posibilidad de discernimiento sin un hábito
de interioridad, de atención habitual a la vida interior personal.
Atención tanto al mundo del pecado y de las claudicaciones
mayores o menores, como al de los deseos, apegos, miedos,
inclinaciones, impulsos, etc.
Para hallarse en situación apta de captar el sentido de lo que
uno vive y experimenta y, desde ahí, descubrir lo que Dios
quiere, es condición indispensable orar de forma regular la
propia vida, es decir, mirarla con los ojos a la vez que
bondadosos, lúcidos del Padre que quiere nuestro bien.
Página
Dos cosas es importante subrayar. Por un lado, que la acción de
Dios en nuestro corazón lleva el sello de lo positivo, es decir,
siempre mueve en el sentido de la construcción de la persona y
en el del crecimiento cristiano. Por consiguiente, tanto si lo que
uno siente es agradable o amargo, lo decisivo para reconocer la
50
Señales del camino
acción de Dios será su dirección más o menos constructiva (paz
profunda, libertad interior, desprendimiento y entrega a los
demás, sintonía con el evangelio y con el carisma…)
Por otro lado, a medida que una persona progresa en la vida
espiritual, los peligros de desvío que amenazan son los engaños
con apariencia de bien. Ya que la persona se halla en estado de
progreso no caerá de manera manifiesta en fallos graves, sino
que, de modo más o menos consciente, elaborará
autojutificaciones con etiqueta evangélica, pero que de hecho
encubren comportamientos que la alejan del seguimiento de
Cristo.
El discernimiento requiere de un cultivo personal y comunitario
habitual, si no se quiere caer en el empobrecimiento espiritual y,
consecuentemente, en la incapacidad de practicarlo de modo
responsable y recreador.
¿Qué debo de tener cuidado en el discernimiento?
Tercer momento:
Lectura y reflexión de los textos bíblicos:
Página
51
a. Toda la vida orientada hacia Dios. Rom. 12,1-2
San Pablo nos dice que toda la existencia cristiana, ha de ser un
culto, ha de ser un vivir, en todas las dimensiones de lo
humano, en relación íntima y radical con el Señor. Este
pensamiento concuerda con Jn 4, 23-24, donde Jesús explica a
la mujer samaritana que no se trata de adorar a Dios en tal
monte o en tal templo, sino de llevar una vida dócil al Espíritu y
fie a la verdad, que es el mismo Jesús. Para que la vida esté en
sintonía con Dios, la persona ha de ser capaz de dokimádsein, es
decir, ha de poder discernir “cuál es la voluntad de Dios, lo que
es bueno, agradable a él, lo perfecto”. Pablo propone que la
vida del cristiano no será el cumplimiento de unas determinadas
normas, sino un estilo de vivir en sintonía con la voluntad de
Dios, en una relación de amistad con él y por esto tratando de
agradarle, lo cual equivale a hacer lo bueno y lo perfecto.
b. Una existencia cristiana verdaderamente adulta Heb 5,
11-14
Para discernir es imprescindible estar en camino de una
transformación profunda: distanciamiento existencial de los
antivalores del Reino y una transformación profunda de sí
misma, en la medida en que una misma es una posible aliada del
mundo entendido como sentido del mal y pecado, plasmado en
criterios, en modos de vida y en estructuras…
No se trata de otra cosa que de la conversión del corazón. Así se
comprende al cristiano adulto como quien tiene una sensibilidad
convertida, capaz de percibir los caminos por donde nos
conduce el Espíritu.
c. El discernimiento como culminación del amor Fil 1, 9-10
Que el amor crezca hasta desbordar… es el fin de todo
discernimiento. Las decisiones nos han de llevar a expresar el
amor de Dios que libera.
Cuarto momento:
Discernimiento sobre la vivencia del voto de castidad célibe
como Carmelita del Sagrado Corazón en tres pasos:
I. Una nueva mentalidad sobre el voto de castidad
II. Mi proyecto personal
III. Concretización en el plan comunitario
Discernir es tener una nueva mentalidad sobre el voto de
52
Paso I
Recoger las luces recibidas a lo largo de la reflexión-oración de
la ficha en los siguientes aspectos:
Página
A nivel personal
castidad
Luces más significativas y que impulsar a
vivir con radicalidad místico profética el
voto de castidad célibe
Desde
lo antropológico
Desde lo bíblico
teológico
Desde lo místicoprofético
Desde la dimensión
fraterna
Página
Discernir lo bueno, lo agradable y lo perfecto como llamadas al
fortalecimiento de algún aspecto o a la conversión
Mi realidad
Llamadas a
fortalecer o
convertir Como,
cuando y recursos
Mi desarrollo psico
afectivo sexual
Mi modo de amar
en las relaciones
interpersonales
Mi modo de amar
en las relaciones
fraternas
Actitudes y valores
que
nutren
y
expresan en voto
de castidad
53
Paso II
Discernir mi proyecto personal
Paso III
Implementaciones en el proyecto comunitario sobre el voto de
castidad
a. En comunidad compartir:
 ¿Cómo es la vivencia del voto de castidad en la
comunidad?
 ¿Cuál es nuestra nueva mentalidad sobre el voto de
castidad?
 ¿Cuáles con las llamadas que sentimos a vivir nuestro
voto de castidad como comunidad?
b. Después de compartir elegir tres situaciones que desean
trabajar a nivel del voto de castidad como comunidad.
Elaborar juntas el siguiente recuadro
Página
54
Situación del voto de Luces de una nueva Llamadas de Dios
castidad vivido en vivencia del voto a
comunidad
nivel comunitario
V. HACIA UN NUEVO ESTILO DE VIVIR LA CASTIDAD EN LA
VIDA CONSAGRADA COMO CSC
LOS APORTES DE LA COMUNIDAD
PARA ENVIAR AL GOBIERNO GENERAL
A la luz del enfoque de la nueva teología del voto de castidad:
1. ¿Cuáles son las características del voto de castidad en
N. M. Luisita?
2. ¿Qué elementos pueden caracterizar nuestra relación
de amistad con Dios Padre como Carmelitas del
Sagrado Corazón?
3. ¿Qué elementos pueden caracterizar nuestra relación
de amistad en el seguimiento de Jesús como
Carmelitas del Sagrado Corazón?
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4. ¿Con qué actitudes y acciones podemos resignificar
nuestras relaciones como expresión del voto de
castidad?
 Conmigo misma
 Con mis hermanas de comunidad
 Con las personas de la pastoral
 Con los varones
 Con el mundo
 Con el cosmos
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INDICE
Presentación
I. OBJETIVO DE LA FICHA……………………………………………………………………
II. CONTEMPLANDO LA REALIDAD..……………………………………………………
2.1 Influjo de la cultura en la forma de entender y vivir la castidad……
2.2 Contexto eclesial y el voto de castidad..……………………………………..
2.3 El voto de castidad en el hoy……………………………………………………….
PROFUNDIZACIÓN………………………………………………………………………..
III. REFLEXIÓN BÍBLICO TEOLÓGICA DEL VOTO DE CASTIDAD……………..
3.1 DEFINIENDO LA CASTIDAD.………………………………………………………….
PROFUNDIZACIÓN..………………………………………………………………………
3.2 ANTROPOLOGÍA DEL VOTO DE CASTIDAD……………………………………
3.2.1 El voto de castidad y su fecundidad en la historia………………..
3.2.2 El voto de castidad, camino hacia la plenitud de una
persona integrada……………………………………………………………………….
3.2.3 Amar desde nuestra afectividad-sexualidad como
mujer…………………………………………………………………………………………...
PROFUNDIZACIÓN..……………………………………………………………………..
3.3 DIMENSION BIBLICO TEOLÓGICA..……………………………………………….
3.3.1 Fundamento trinitario del voto de castidad...………………………
3.3.2 Jesús casto y célibe..……………………………………………………………
3.3.3 Jesús casto ante la mujer y lo diverso………………………………….
PROFUNDIZACIÓN..…………………………………………………………………….
3.4 DIMENSION MISTICA PROFÉTICA DEL VOTO DE CASTIDAD……..…..
3.4.1 Desde la mística y el profetismo de Madre………………………….
3.4.2 El voto de castidad, un amor con corazón de madre……………
3.4.3 Castidad como experiencia mística………………………………………
3.4.4 La profecía del voto de castidad………….………………………………
PROFUNDIZACIÓN…………..…………………………………………………………..
3.5 DIMENSIÓN FRATERNA DE LA CASTIDAD……………………………………..
3.5.1 Dimensión comunitaria del voto del celibato, amar con
ternura…………………………………………………………………………………………
3.5.2 La castidad célibe generadora de vida nueva en comunidad.
3.5.3 Dimensión célibe de los votos……………………………………………..
PROFUNDIZACIÓN
IV. PARA DISCERNIR NUESTRA VIDA
EN ORACIÓN Y CONTEMPLACIÓN……………………………………..……………….
V. HACIA UN NUEVO ESTILO DE VIVIR LA CASTIDAD
EN LA VIDA CONSAGRADA COMO CSC……………………………………………….
APORTES PARA ENVIAR AL GOBIERNO GENERAL…………………………