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MÉTODO Y FILOSOFÍA PRÁCTICA
Carlos I. Massini Correas
"¿Podría ser que exista algo que la filosofía
moderna haya mal interpretado por completo,
a saber, lo que los filósofos de la Antigüedad
y la Edad Media querían decir con conocimiento práctico?"
G.E.M. ANSCOMBE, Intention, 32
1. DE LA INHABILITACIÓN A LA REHABILITACIÓN DE LA
FILOSOFÍA PRÁCTICA*
La filosofía moderna, en especial a partir de Hume 1, se
caracterizó entre otras cosas por el intento de desterrar de su
ámbito toda consideración acerca de la praxis humana y su
regulación adecuada. Y no se trató sólo del intento -jamás
concretado- de elaborar una filosofía práctica a partir de un
modelo de la ciencia especulativa, como en el caso de Descartes 2 ,
sino de un rechazo liso y llano de su misma posibilidad de
existencia. En este sentido, escribió Hume que "la moral y la
* Agradecimientos: corresponde dejar constancia del agradecimiento del
autor al Dr. Jorge Martínez Barrera, quien leyó el original y lo corrigió con
agudeza, así como a los profesores Dennis Cardozo Biritos, Héctor J. Padrón,
Abelardo Pithod y Ricardo Crespo, con quienes debatió el texto original de
este trabajo.
1. Sobre Hume, vid. AYER, A. F., Hume, Oxford U.P., Oxford3 1980
(claramente favorable a sus ideas) y COPLESTON, F., Historia de la Filosofía,
T" 5, trad. Ana Domenech, Ariel, Barcelona 1973, pp. 245-368.
2. Sobre este punto vid. HENNIS, W., Política y Filosofía Práctica, trad.
R. Gutiérrez Giradot, Sur, Buenos Aires 1973, pp. 49 ss.
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CARLOS l. MASSINI CORREAS
crítica no son propiamente objetos del entendimiento como del
gusto y del sentimiento"3, aconsejando ilustradamente arrojar al
fuego todos aquellos libros que no se refirieran a las matemáticas
o a las ciencias experimentales4 , consejo que -paradojalmenteincluía sin duda a sus propios libros.
El resultado final de este rechazo, en el que siguieron al
escéptico escocés los positivistas, los fisicalistas, Nietzsche y sus
continuadores, así como una gran mayoría de los filósofos
analíticos, fue la exclusión de los fines, normas o valores referidos a la praxis humana del ámbito de la racionalidad y su
consiguiente reclusión en el marco de la emoción, la decisión o la
voluntad de poder. Para una importante -ya veces prevalecienteorientación del pensamiento de la tardomodemidad, los fines y
principios del obrar humano eran esencialmente irracionales y la
única función que podía cumplir la razón en este campo era la de
determinar los medios que habían de seguirse para la consecución
de un objetivo determinado decisionísticamente5 . El resultado de
todo esto fue una intensa racionalización en lo que se refiere a los
medios del obrar, conjugada con una absoluta irracionalidad de
sus fines, confiados a la mera emoción o a la decisión voluntaria.
Esta fórmula: decisionismo en los fines más racionalización en
los medios, es la que ha denunciado agudamente Habermas en su
crítica de la razón instrumental 6 .
La consecuencia de todo esto fue la inhabilitación de la razón
-yen especial de la razón filosófica- para pensar los principios
de la praxis humana; la filosofía, si es que quedaba algún lugar
para ella, debía estudiar sólo los métodos de las ciencias
3. HUME, D., Enquiry Concerning the Human Understanding, L. A.
Selby-Bigge, Oxford 1975, p. 166.
4. Ibídem.
5. Vid. HABERMAS, J., Teoría y Praxis, trad. D. J. Vogelmann, Sur,
Buenos Aires 1966, pp. 125 ss. y passim.
6. Sobre Habermas, vid. INNERARITY, D., Praxis e intersubjetividad. La
teoría crítica de J. Habermas, EUNSA, Pamplona 1985.
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particulares7 o la genealogía de los sistemas morales, pero no
tenía nada que hacer a la hora de determinar las normas y valores
del obrar humano. Así por ejemplo, en lo que se refiere al
conocimiento político, la political science anglosajona habría de
estudiar con la mayor precisión todo lo referente a las formas y
procedimientos políticos, dejando librados los objetivos de esa
actividad a la más completa irracionalidad; la ruptura entre la
razón -reducida por otra parte a razón científico-experimental o
matemática- y el obrar humano, parecía haber quedado sellada
definitivamente.
Frente a esta situación, ruinosa para el pensamiento éticopolítico, fueron numerosos los autores que intentaron su crítica y
la rehabilitación del modo racional de pensar la praxis humana.
Entre ellos podemos contar algunos precursores: Leo Strauss,
Chaim Perelman, Michel Villey, Eric Voegelin, Jacques Maritain,
Romano Guardini y varios más. Pero fue en Alemania y durante
la década de los '60, donde se puso de manifiesto de modo más
decidido y sistemático este intento de rehabilitar el saber práctico
y rescatarlo de la degradación y el olvido a que lo habían
confinado positivistas, vitalistas y emotivistas. Este movimiento,
denominado por primera vez "rehabilitación de la filosofía
práctica" por Karl-Heinz Ilting en 1964, tomó forma definitiva
con la aparición, entre 1972 y 1974, de dos volúmenes colectivos
con el título de "Rehabilitierung der praktischen Philosophie "8 .
En esos volúmenes escribieron, entre otros, el encargado de la
edición, Manfred Reidel, Helmut Kuhn, Joachim Ritter, KarlHeinz Ilting, Hans Georg Gadamer, Robert Spaemann, Oswald
7. Vid. Manifeste du Cercle de Vienne, ed. A. Soulez, P.V.P., Paris 1985,
pp. 108-129.
8. AA.VV., Rehabilitierung der praktischen Philosophie, ed. M. Reidel,
Freiburg i.B., Rombach, T" 1, 1972; T" n, 1974; sobre esta corriente, vid.
AA.VV., Filosofía pratica e sciencia política, a cura di C. Pacchiani,
Francisci, Padova 1980, pp. 11-97 Y POSSENTI, V., La buona societá. Sulla
riconstruzione dellafilosofia politica, Vita e Pensiero, Milán 1983, pp. 30 ss.
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Schwernmer y varios otros. Este grupo de pensadores, más allá de
sus diferencias y de las críticas que pueda hacerse a algunos de
ellos, tuvo el enorme mérito de poner en evidencia una situación
que se había transformado en difícilmente aceptable: la declarada
negativa del cientismo positivista, del mero análisis del lenguaje
y de las genealogías de base vitalista, para fundar racionalmente
una ética capaz de justificar, entre otras cosas, los derechos
humanos, la bioética contemporánea y la ética ecológica9 .
Esta tarea de reivindicar la filosofía práctica fue siendo
asumida progresivamente por filósofos de otros países, en especial de Italia, y tomó dos orientaciones fundamentales diferentes:
una de ellas de raíz kantiana y la otra de fuente aristotélica.
Dejaremos de lado por el momento los ensayos kantianos, el más
notorio de los cuales es el del norteamericano John Rawls lO , y
nos centraremos en la corriente aristotélica de este movimiento de
revalorización de la filosofía práctica. A su vez, dentro de esta
corriente, fijaremos nuestra atención en sólo uno de sus temas, el
de la metodología, y en unos pocos autores, en especial aquellos
que se han referido a la dialéctica como método característico de
la filosofía práctica. Pero antes de abordar su tratamiento, efectuaremos una breve revista acerca de lo que opinaron en este
punto el mismo Aristóteles y el más notorio de sus comentadores,
Tomás de Aquino. Corresponde que dejemos también previamente en claro que, en lo que sigue, utilizaremos las locuciones
"filosofía práctica", filosofía moral", "ética", "ciencia moral" y
"ciencia ética" como estrictos sinónimos; otro será el lugar para
precisar las diferencias que existan -si es que existen- entre sus
significados.
9. Sobre esta incapacidad de buena parte del pensamiento contemporáneo
para justificar las principales exigencias de la ética actual, vid. RENAUT, A. y
SOSOE, L., Philosophie du Droit, P.U.F., Paris 1991, passim.
10. Vid. RAWLS, J., A theory of Justice, Cambridge-Massachusetts,
Harvard U.P., 1971.
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2. SOBRE EL TEXTO DE LA ÉTICA NICOMAQUEA
En el caso de Aristóteles, a quien nos referiremos brevemente
y en primer lugar, sólo encontramos unas breves afirmaciones
metodológicas en el libro 1 de la Etica Nicomaquea así como
también en el libro 1 de la Etica Eudemia 11. En la primera de
ellas, al comienzo del capítulo 3 del libro primero, sostiene que
"nos contentaremos con dilucidar esto (la política y las demás
ciencias prácticas, CIMC) en la medida en que lo permite su
materia; porque no se ha de buscar el rigor por igual en todos los
razonamientos, como tampoco en todos los trabajos manuales;
(... ) Por consiguiente, hablando de cosas de ésta índole y con tales
puntos de partida, hemos de damos por contentos con mostrar la
verdad de un modo tosco y esquemático; hablando sólo de lo
que ocurre en general y partiendo de tales datos, basta con llegar
a conclusiones semejantes. Del mismo modo -concluye el
Estagirita- se ha de aceptar cuanto aquí digamos: porque es
propio del hombre culto buscar la exactitud en cada género de
conocimientos en la medida en que lo admite la naturaleza del
asunto; evidentemente, tan absurdo sería aprobar a un matemático
que empleara la persuasión como reclamar demostraciones
exactas a un retor". Y más adelante, Aristóteles escribe que
corresponde "tengamos presente que los razonamientos que
parten de los principios difieren de los que conducen a los
principios. ( ... ) Sin duda, se ha de empezar por las cosas más
fáciles de conocer para nosotros (... ). Pues el punto de partida es
aquí el qué (o el hecho) y si está lo suficientemente claro, no
habrá ninguna necesidad de indagar el porqué (o la razón)" 12.
11. Acerca del carácter de la ética de Aristóteles en sus primeros escritos,
en especial en el Protréptico, vid. GAUTHIER, R.-A., La morale d'Aristote,
P.U.F., París 1973, pp. 10 ss. y VICOL IONESCU, C., La filosofía moral de
Aristóteles en sus etapas evolutivas, CSIC, Madrid 1973, T" 1, pp. 285-287.
12. Lo esencial de estos textos es reiterado por Aristóteles en EN, 1, 7,
1098 a 26 ss., así como en 11, 2, 1104 a 1 ss.
228
CARLOS l. MASSINI CORREAS
De estos textos, así como de algunos otros concordantes con
ellos, es posible extraer las siguientes conclusiones metodológicas: i) el método que debe utilizarse en el conocimiento de un
objeto, depende principalmente de la naturaleza de éste; ii) en
materias prácticas es muy difícil, por su contingencia extrema,
hacer uso de demostraciones estrictas; iii) todo método debe
partir de aquello que es más conocido para el cognoscente; iv) en
los saberes prácticos es preciso partir de los hechos, sin que sea
estrictamente necesario buscar la causa de ese saber y v) el fin del
saber práctico "no es·el conocimiento sino la acción" (1095a 4-5).
Frente a estas afirmaciones, se plantean dos cuestiones fundamentales: i) ¿es, para Aristóteles, el método de la ética meramente inductivo o experiencial? y ii) ¿ya que no puede alcanzar
habitualmente el rigor demostrativo, es "completamente dialéctico"13 el método de la filosofía práctica, al menos en la
exposición de la Etica Nicomaquea?
La primera de las cuestiones ha sido respondida afirmativamente por algunos comentadores de Aristóteles, entre otros por
Gauthier y J olif, para quienes "se trata entonces de saber si, para
él, el método de la moral debe ser la demostración o la inducción,
y el sentido de su respuesta no deja ninguna duda: es la
inducción" 14. Según estos autores, no puede ser otro el sentido
del texto de 1095b 6-8, donde se afirma que "el punto de partida
ha de ser el hecho" o el "qué". De aquí se seguiría inequívocamente -para estos comentadores- que la filosofía práctica
procede por abstracción a partir de la praxis concreta de los
13. La expresión es de BURNET, J., The Ethics of Aristotle, cit. por
HARDIE, William F. R., Aristotle's Ethical Theory, Clarendon Press, Oxford
1980, p. 36.
14. GAUTHIER, R. A. Y JOLIF, J.-Y., L'Ethique a NicomaqueCommentaire, T" 11, Louvain-Paris, Béatrice-Nauwelaerts, 1970, p. 19. Vid.
GRANGER, G.-G., La théorie aristotelicienne de la science, Aubier, Paris
1976, pp. 345 ss.
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229
hombres en sociedad l5, Y no por silogismos o por confrontación
de opiniones.
Esta opinión de los estudiosos franceses ha sido discutida, a
nuestro modo de ver con muy buenas razones, por una larga serie
de aristotélicos, entre los que se destaca el scholar oxoniense
William Hardie, en su notable libro Aristotle's Ethical Theoryl6.
Para Hardie, si bien es cierto que el Estagirita defiende que la
ética debe "comenzar" por los hechos para elevarse de ellos a los
principios, es también cierto que el mismo Aristóteles reconoce
un movimiento del pensamiento práctico a partir de los principios
y hacia proposiciones concretas y circunstancias, tal como sucede
en sus explicaciones acerca de la prudencia. Además, según
Aristóteles, toda ciencia, incluidas las ciencias prácticas, procede
a partir de principios propios, y son varios los lugares en que el
Estgirita afirma que las ciencias prácticas, en especial la política,
tienen sus propios principios 17. Por lo tanto, no parece posible
sostener que, en Aristóteles, el método del saber práctico es
meramente inductivo-abstractivo, sino sólo que se trata de un
momento, esencial sin lugar a dudas, del proceso del razonamiento práctico y en especial del de la filosofía práctica.
La segunda de las cuestiones que hemos planteado: aquella del
carácter completamente dialéctico, "dialectical throughout" en
frase de Burnet, que revestiría la filosofía práctica según los
textos de Aristóteles, tampoco puede ser respondida afirmativamente luego de un estudio preciso del corpus aristotélico. En
efecto, si bien es cierto que el Estagirita hace un abundante uso
de la dialéctica al tratar de las cuestiones éticas, ya sea partiendo
de las opiniones de Platón y de la Academia, ya sea tomando
Vid. EN, 1, 7, /098 b 1-5.
16. HARDIE, W. F. R., Aristotle's Ethical Theory, Clarendon Press,
Oxford 1980.
17. Vid. v. gro EN, VI, 8, 1141 b 14-23. Cfr. BLASUCCI, S., Il pensiero
politico di Aristotele, Levante, Bari 1977, pp. 46 ss.
15.
230
CARLOS 1. MASSINI CORREAS
como base las opiniones comunes acerca de ciertos temas l8 , es
también cierto que no todo es dialéctico en los tratados prácticos
de Aristóteles. "Si bien es posible analizar superficialmente estas
opiniones -escriben Gauthier y Jolif- y esto será una dialéctica
con la que podrá contentarse la retórica, es posible también, por
una crítica apropiada, extraer las verdades que ellas contienen;
esto es lo que hace la ética y es por ello que, aunque parta de
opiniones corrientes, ella es otra cosa además de un conocimiento
dialéctico" 19. Dicho en otras palabras: que el proceso intelectual
de la filosofía práctica aristotélica contenga elementos dialécticos, principalmente en su punto de partida, no quiere decir que
ella sea "completamente dialéctica", tal como lo sostiene, entre
otros, Michel Villey 20. De hecho, el Estagirita, luego de haber
partido en su indagación de la confrontación dialéctica de las
opiniones corrientes, efectúa análisis y demostraciones, que si
bien no tienen la exactitud de las que se llevan a cabo en otras
ciencias, no dejan por ello de proceder de modo demostrativo, tal
como ocurre, por ejemplo, con el tratamiento aristotélico del tema
del bien 21 . En este mismo sentido, Hardie sostiene que "los
18. V. gr. EN, V, 1,1129 a 6; VII, 1, 1145b 1-7 Ypassim. Sobre la noción
y aplicaciones de la dialéctica según Aristóteles, vid. EV ANS, J. D. G.,
Aristotle's Concept of Dialectic, Cambridge U.P., Cambridge 1978, sobre todo
pp. 85 ss., así como COOPER, J. M., Reason and Human Good in Aristotle,
Harvard U.P., Cambridge-Massachusetts 1975, pp. 58-88.
19. GAUTHIER, R. y JOLIF, J.-Y., O.c., p. 25. Vid. SORGI, G., Aristotele,
Hobbes e la "riabilitazione dellafilosofia pratica", en "Rivista Internazionale
di Filosofia del Diritto", N° LXVIII-3, Giuffré ed., Milano 1991, pp. 537-556.
20. VILLEY, M., Philosophie du Droit - II - Les moyens du droit, Sirey,
Paris 1979, pp. 53-82; sobre Villey y su concepción del método jurídico, vid.
RABBI-BALDI, R., Una metodologíajurídia realista desde Tomás de Aquino,
en "Rivista Internazionale di Filosofia del Diritto", N° LXVIII-3, Giuffré,
Milano 1991, pp. 494-515; vid. VIEHWEG, T., Tópica y jurisprudencia, trad.
L. Díez-Picazo, Taurus, Madrid 1963, y Tópica y filosofía del derecho, trad. J.
M. Seña, Gedisa, Barcelona 1991; sobre Viehweg, vid. DEGADT, P.,
Litteratures contemporaines sur la "topique juridique", P. U.F., Paris 1981, pp.
4-12 Y 22-42
21. EN, I, 6, 1096 b 8 ss. y passim.
MÉTODO Y FILOSOFÍA PRÁCTICA
231
argumentos dialécticos tienen, desde el punto de vista de Aristóteles, una parte importante y útil que realizar en las discusiones
éticas. Pero no hay en el texto de la Etica ninguna sugerencia
acerca de que la dialéctica sea el único modo de pensar que le
está disponible o que es su propósito utilizar. En la mayoría de
los casos Aristóteles argumenta a partir de premisas que enuncian
sus propios puntos de vista o afirmaciones que él ha hecho
suyas"22. A lo que habría que agregar que si la ética es una
ciencia especial, tal como lo es para Aristóteles, ha de tener
necesariamente sus principios propios y no partir sólo de los
principios comunes, propios de la dialéctica 23 .
3. LA CUESTIÓN EN EL "COMENTARIO" DE TOMÁS DE AQUINO
Si pasamos ahora al análisis del "Comentario" de Tomás de
Aquino a la Etica Nicomaquea24 , debemos precisar ante todo, que
no nos encontramos frente a un "comentario" en el sentido
contemporáneo del término, e.d., dirigido a conocer más exactamente lo que el mismo Aristóteles dijo, sino a un trabajo de
desarrollo de una filosofía moral sistemática a partir de las
doctrinas del Estagirita. Por ello, aparece como equivocada la
opinión de Gauthier y Jolif en el sentido de que el "c_omentario"
es una "obra fallida"25 y es preciso sostener con Leo Elders, que
22. HARDIE, William, o.c., p. 39.
23. Vid BEUCHOT, M., Ensayos marginales sobre Aristóteles, UNAM,
México 1985, pp. 56-62 Y Los tópicos dialógicos en la "Lógica mexicana" de
Antonio Rubio, en "Philosophica", n° 14, Valparaíso (Chile) 1991, pp. 109118.
24. Utilizaremos aquí la edición Marietti, Turín 1969, 38 ed. Hemos
cotejado la traducción con la realizada por A.M. Mallea, CIAFIC, Buenos
Aires 1983.
25. GAUTHIER, R. y JOLIF, J.-Y., L'Etique a Nicomaque, cit., r 1. Cabe
destacar que, con posterioridad, Gauthier escribió que el "Comentario" era "a
oeuvre de sagesse"; vid. "Saint Thomas et l'Etique a Nicomaque", apéndice al
232
CARLOS 1. MASSINI CORREAS
"un lector atento repara en que el Aquinate sondea más profundo
que el mismo Aristóteles en la inteligibilidad de las cosas: descubre estructuras generales subyacentes y ofrece un tratamiento
de las cuestiones más sistemático y coherente. Alcanza una
doctrina más unificada y transforma el irregular resumen de
conocimiento prudencial sobre la conducta humana realizado por
Aristóteles, en una filosofía moral consistente"26.
Respecto de lo que a nosotros interesa ahora, Tomás de
Aquino sostiene en su "Comentario", en el mismo sentido que
Aristóteles, que "el modo de hacer ver la verdad en cualquier
ciencia, debe guardar conveniencia con lo que es materia de esa
ciencia ( ... ); porque la certeza no puede ser hallada ni debe ser
requerida de igual manera en todos los discursos por los que
razonamos sobre alguna cosa ( ... ).Ahora bien, -concluye- la
materia moral es tal que no le conviene una certeza perfecta"27. Y
más adelante, luego de recordar que los principios deben ser
conformes a las conclusiones, sostiene que quienes han de
mostrar la verdad en temas tan variables como los éticos, han de
proceder, "en primer lugar, en general o de modo esquemático, es
decir, aplicando los principios universales y simples a lo
particular y compuesto en que se da el acto. Es necesario, en
efecto, que en cualquier ciencia operativa se proceda de modo
compositivo. Inversamente, en las ciencias especulativas, es necesario proceder de manera resolutiva, resolviendo lo compuesto en
principios simples. En segundo lugar, es preciso mostrar la
verdad figurativamente, es decir, con verosimilitud, y esto es
proceder a partir de los principios propios de esa ciencia, porque
volumen 48 de la ed. Leonina de las Obras de Tomás de Aquino, Roma 1971,
p. XXIV.
26. ELDERS, L., "St. Thomas Aquinas Commentary on the Nicomachean
Ethics", en Autour de Saint Thomas d'Aquin, Paris-Brugge, Fac-Tabor, 1987,
1'" 1, p. 114.
27. Tomás DE AQUINO, Sententia Libri Ethicorum (en adelante S.L.E.)
1, I1I, 16.
MÉTODO Y F1LOSOFfA PRÁCTICA
233
la ciencia moral se refiere a los actos voluntarios; sin embargo, la
voluntad es movida no sólo por el bien sino también por el bien
aparente. En tercer lugar, hemos de estar advertidos acerca de lo
que sucede frecuentemente, esto es, acerca de los actos
voluntarios, que la voluntad no los pone por necesidad sino que
inclina más hacia uno que hacia otro, para que procedamos de esa
manera y así los principios sean conformes a las conclusiones "28.
Y todo ello, concluye el Aquinate, "porque el fin de esta ciencia
no es sólo el conocimiento, al cual podrían llegar tal vez los que
van tras las pasiones, sino que es el acto humano, como lo es el
de todas las ciencias prácticas "29.
Merece ser citado también a este respecto un pasaje de la
Summa Theologiae, que no hace sino confirmar lo sostenido en
los textos del "Comentario" a la Etica Nicomaquea; en efecto, al
referirse a la ciencia de Dios, Tomás de Aquino escribe que una
ciencia puede llamarse especulativa y distinguirse de las prácticas
de varias maneras: una de ellas se refiere al "modo de conocerlas,
como ocurre, por ejemplo, cuando un arquitecto estudia una casa
definiendo, dividiendo y considerando en universal lo que ha de
predicarse de la misma. Esto es conocer una cosa factible, pero
no en cuanto factible, sino de modo especulativo y no según
cómo son las cosas operables: en realidad, algo es operable por la
aplicación de la forma a la materia y no por la resolución del
compuesto en sus principios formales universales"30.
De los textos citados y de los demás que con ellos concuerdan,
podemos extraer varias precisiones referidas a los lineamientos
generales de la metodología en ciencias prácticas, siempre según
el pensamiento del Aquinate. La primera de estas precisiones se
refiere a que el modo propio de los saberes prácticos, y en
especial de la filosofía práctica, es el modo compositivo o
28. S.L.E., 1, I1I, 16.
29. S.L.E., 1, I1I, 20.
30. Tomás DE AQUINO, Summa Theologiae (en adelante S.T.), 1,
q. 14, a 16.
234
CARLOS l. MASSINI CORREAS
"sintético", conforme al cual se procede de lo más simple a lo
más compuesto o de las causas a los efectos 31 , o también, por la
aplicación de una forma a una materia 32 . Esto significa que el
conocimiento propiamente práctico procede de principios simples
y universales hacia conclusiones complejas y particularizadas;
dicho de otro modo, que partiendo de normas universales -o al
menos más generales- llega a proposiciones particulares acerca
de lo que ha de obrarse en concreto. Este método, escribe
Rodríguez Luño, "consiste precisamente en la iluminación de las
realidades y situaciones particulares y complejas a través de la
aplicación de principios éticos más simples y universales ... "33. De
donde se sigue que el razonamiento práctico no será completo
--completamente práctico- si no alcanza el nivel de las proposiciones concretas, e.d., máximamente determinadas, que dirigen
o regulan una acción singular.
La segunda de las precisiones se refiere al modo de conocimiento de los principios de los que ha de partir el proceso
sintético-aplicativo a la acción concreta, ya que -en clave
metodológica- no puede obviarse el método o los métodos con
los que se arriba a esos principios. El mismo Tomás de Aquino lo
explica en la lección siguiente del "Comentario", al sostener que,
además de los razonamientos que parten de los principios, existen
otros que "a la inversa, parten de los efectos y se elevan a las
causas o principios"34; y al cuestionar en qué orden se debe
proceder en cualquier materia, responde que se ha de partir de
aquello que es más conocido para nosot!OS, que en el orden moral
es lo "compuesto y sensible"35, que se conoce por experiencia o
31. Vid.' S.T., 1-11, q. 14, a.5. Acerca de estas nociones, vid. PALACIOS, L.
E., Filosofía del Saber, Gredos, Madrid 1963.
32. S.L.E., 1, IlI, 20.
33. RODRÍGUEZ LUÑO , A., Etica General, EUNSA, Pamplona 1991,
p.76.
34. S.L.E., 1, IV, 26.
35 . S.L.E., 1, IV, 26.
235
MÉTODO Y FILOSOFfA PRÁCTICA
por enseñanza36. De aquí concluye Livio Melina que "el método
con el que procede la ciencia ética es, por lo tanto, fundamentalmente inductivo: desde los efectos se debe ascender a las
Los principios
causas, de las consecuencias a los principios
básicos -continúa Melina- a partir de los cuales se argumenta en
el nivel de la ciencia ética, son por lo tanto juicios de valor, que
pueden aprehenderse sólo a través de una experiencia y de una
formación moral suficientes"37. En otras palabras, la captación de
los principios del orden moral, sea del primer principio universal,
como de aquellos otros que le están directamente vinculados 38,
supone un cierto conocimiento experiencial de la realidad ética;
en el caso del principio primero, es suficiente una experiencia
elemental o primaria, para que se haga evidente a la razón
práctica que "el bien ha de hacerse y el mal evitarse"39; en el caso
de los llamados "principios secundarios", será necesaria una
experiencia mayor y más elaborada, pero en todos los casos su
aprehensión sólo podrá hacerse con la mediación de la
experiencia moral. Es a este aspecto al que se refiere Klubertanz
cuando habla del "empirismo o de la ética tomista"40, que se pone
especialmente de manifiesto cuando Tomás de Aquino desarrolla
e.. ).
36. S.L.E. , 1, IV, 27.
L., La conoscenza morale. Linee di riflessione sul
commento di san Tommaso all'Etica Nicomachea , Cittá Nuova, Roma 1987, p.
151.
38. Acerca del tema de los primeros principios prácticos, vid. nuestro
trabajo. "El primer principio del conocimiento practico", en Analogía, N° V-2,
México 1991, pp. 75-87.
39. S.T., 1-11, q. 94, a.2; vid. FINNIS, J., GRISEZ, G. y BOYLE, J.,
"Practical PrincipIes, Moral Truth and Ultimate Ends", en American Journal of
Jurisprudence, vol. 32, Notre Dame- Indiana 1987, pp. 99-151; también:
KETIERN, B., Sozialethik und Gemeinwohl, Berlin, Drucker & Humblodt,
1992, pp. 48 ss.
40. KLUBERTARZ, G., "The Empiricism of Thomistic Ethics", en
Proceedings of the American Catholic Philosophical Association, N° XXXI,
Saint Louis 1957, pp. 1-24.
37. MELINA,
236
CARLOS l. MASSINI CORREAS
sus indagaciones acerca de la deliberación o "consilium" en
materias prácticas41 .
La tercera y última de las precisiones que conviene efectuar
aquí sobre los textos tomistas citados, radica en que la distinción
de métodos que hemos descubierto en el pensamiento del
Aquinate, no supone una dualidad metódica inconciliable, sino
más bien una complejidad metodológica integrable. En efecto, lo
que caracteriza a la filosofía práctica tomista es que el "momento" inductivo o analítico de la investigación, se inserta y se
incorpora en el más amplio movimiento sintético o compositivo
ordenado intrínsecamente a la dirección o valoración del obrar
humano concreto. Además, no sólo para la captación de los
principios es necesario el recurso a la inducción o abstracción42 a
partir de la experiencia, sino que también en la formación del
"silogismo práctico"43 es necesario acudir a la experiencia para la
aprehensión de su premisa menor; sostiene a este respecto Elders,
que "en el silogismo de argumentación moral, la premisa mayor
es un principio general de la ley natural, y la menor una
proposición obtenida directa o indirectamente ' de nuestra
experiencia o de la instrucción de otros ( ... ). En este sentido,
inducción y deducción son utilizados ambos en la ética, aun
cuando no configuren argumentos propter quid"44. Pero,
reiteramos, todo este complejo proceso -o método- de razonamiento, recibe su sentido final de su orientación i) al conocimiento, preceptivo y estimativo, de la praxis humana concreta y
circunstanciada, y ii) a la acción humana misma de la que ese
conocimiento resulta ser regla, medida y precepto.
41. Vid., entre muchos otros lugares, S.L.E., I1I, VIII, 473-482. Vid.
asimismo, SACHERI, e., Aspectos lógicos del discurso deliberativo, en
"Ethos", N° 1, Buenos Aires 1973, pp. 175-19l.
42. Sobre el sentido de "abstracción" en el pensamiento clásico, vid.
ANGELELLI, l., Abstracción moderna y tradicional, en "Anuario Filosófico",
N° 14, Pamplona 1981, pp. 9-12.
43. Vid. S.T. , 1-11, q. 90, a.l.
44. ELDERS, L., O.c., p. 82.
MÉTODO Y F/LOSOFfA PRÁCTICA
237
Nos queda aún por tratar una cuestión en este apartado acerca
del método de la filosofía práctica en Tomás de Aquino, y es el
referido al papel que juegan en su sistema la argumentación
dialéctica y los recursos retóricos. Sobre este punto, Leo Elders,
en un trabajo dedicado específicamente al método de la ética en
Tomás de Aquino, escribe que, "se hace evidente el así llamado
carácter dialéctico de la moral: para determinar si una guerra es
lícita hace falta estudiar las formas concretas de la lucha armada,
las consecuencias de un conflicto, etc. A veces -concluye- es
difícil llegar a una certidumbre absoluta en cuanto a la licitud de
ciertas acciones "45. Pero sucede que Tomás de Aquino en
ninguno de sus textos habla explícitamente de la dialéctica como
método propio de la filosofía práctica: se refiere al "modo
compositivo" de razonar, e incidentalmente al método de la
retórica46 , pero nunca hace referencia a la dialéctica y a su papel
en la indagación ética. ¿Es posible por lo tanto sostener lisa y
llanamente, tal como lo hacen -entre otros- Elders y Villey, que
Tomás de Aquino propone a la dialéctica como método adecuado
al pensamiento filosófico-práctico?
La respuesta a esta cuestión puede ser resumida en los
siguientes términos: a pesar de que resulta indiscutible la
ausencia en los textos tomistas de una remisión explícita a la
dialéctica o a los Tópicos como lugares metodológicos propios de
la filosofía práctica, es indudable que el Aquinate hace abundante
uso de "lugares" dialécticos al tratar acerca de temas y problemas
éticos. Podría decirse aún, siguiendo en esto la opinión de M.-D.
Chenu, que Tomás de Aquino hace un extenso, aunque no
exclusivo, uso de la dialéctica todo a lo largo de su inmensa
obra47 ; basta considerar unas pocas cuestiones de la Summa
45. ELDERS, L., Sobre el método en Santo Tomás de Aquino, Buenos
Aires, Sociedad Tomista Argentina 1992, p. 33.
46. S.L.E., 1, I1I, 7.
47. Vid. CHENU, M. D., lntroduction a l'étude de Saint Thomas d'Aquin,
Montréal-Paris, Institut d'études médiévales-Vrin, 1974, pp. 71-81 Y 133 ss.
238
CARLOS l. MASSINI CORREAS
Theologiae para observar cómo parte de las OpInIOneS más
difundidas sobre cada asunto y cómo se vale de "tópicos" o
"lugares" dialécticos para la mostración de la verdad y para la
confutación de las opiniones que le son contrarias48 .
Pero es también claro, luego del análisis de los modos de
argumentar del Aquinate en temas éticos, que no todo es
dialéctica en sus indagaciones y razonamientos. Por lo pronto,
existe en materia práctica un primer principio evidente, y como
tal indemostrable, que no puede ser objeto de dialéctica, ya que
ésta versa sólo sobre proposiciones probables49 ; otro tanto ocurre
con los principios prácticos que, según Tomás de Aquino, se
encuentran "próximos" al primero, y que son también cognoscibles por el intelecto y no por la razón, e.d., por medio de la
evidencia y no de la inferencia5o . Tal es el caso de las normas que
proscriben el homicidio o la homosexualidad; en estos casos no
es posible hablar de "opiniones" o de "proposiciones probables" y
por lo tanto queda excluida de ellos la argumentación dialéctica.
Otra cosa sucede cuando nos encontramos frente a normas o
estimaciones51 más cercanas a la acción, más circunstanciadas,
que deben ser justificadas en su pertinencia e inteligencia con la
mediación de una o varias afirmaciones inciertas o dudosas.
En especial, esto se manifiesta cuando se trata de encontrar la
premisa menor de un silogismo práctico, e.d., aquella que
determina la situación o el caso al que ha de aplicarse una norma;
48. Vid. sobre ésto VALLANC;ON, F., "El método del derecho en Santo
Tomás de Aquino", en AA.VV., Santo Tomás de Aquino, hoy, Speiro, Madrid
1974, pp. 155-178; allí se analiza el carácter dialéctico de la argumentación de
Tomás de Aquino en la Summa Teologiae, 11-11, q. 66, a.l.
49. Vid. BEUCHOT, M., "Los tópicos dialógicos ... " cit., pp. 114-115 Y
ARISTÓTELES, Tópicos, 1, 1, 100 a 30 ss.
50. Acerca del conocimiento de evidencia por parte del intelecto, vid.
CRUZ, J. c., Intelecto y Razón, EUNSA, Pamplona 1982, pp. 79-107.
51. Vid. KALlNOWSKI, G., "La razón práctica: sus conceptos, juicios y
razonamientos", en Anales de la Cátedra Francisco Suárez, N° 17, Granada
1977, pp. 201-216.
MÉTODO Y FILOSOFÍA PRÁCTICA
239
sucede aquí que, en razón de la variabilidad y contingencia del
obrar humano y de sus circunstancias, resulta casi siempre
discutible el saber si, en un caso concreto, nos encontramos o no
en presencia de un homicidio, o de un homicida, o de un
culpable. El único camino que resulta apropiado en este tipo de
materias, es el de la argumentación y debate en materias
probables u opinables y su instrumento adecuado no puede ser
sino la dialéctica52 . De hecho, esto es lo que hace Tomás de
Aquino en este tipo de casos, de donde resulta innegable el uso
que él hace de la dialéctica en cuestiones prácticas; pero esto no
quiere decir, reiterando lo sostenido al tratar de Aristóteles, que el
método de la ética en el Aquinate sea completamente dialéctico.
Esta afirmación nos lleva a una última consideración referente
al papel que la retórica cumple, para el Aquinate, en materia de
filosofía práctica. Recordemos que, según este autor, existen "tres
modos de proceder (o métodos) en las ciencias: el primero es por
demostración, que da origen a la ciencia que corresponde a la
'física', abarcando bajo esta denominación a todas las ciencias
demostrativas. Un segundo modo, que parte de lo probable y da
lugar a la opinión, corresponde a la 'dialéctica'; y un tercero, que
de ciertas conjeturas induce una cierta sospecha o persuación, es
el propio de la 'retórica"'. Y concluye sosteniendo que los tres
"pertenecen a la prudencia propiamente dicha, ya que ésta razona
a veces basándose en principios necesarios; otras, en verdades
probables; y otras en conjeturas "53 . Ahora bien, esta doctrina
acerca de los diversos modos de proceder racionalmente y de la
pertinencia de todos ellos al método propio de la prudencia,
52. Cabe precisar que este razonamiento en materias prácticas debe ser
asistido, tanto para Aristóteles como para Tomás de Aquino, por la virtud
intelelctual de la prudencia, que habilita a la razón práctica para llevar a cabo
eficazmente la argumentación y razonamiento dialécticos. Vid. MASSINICORREAS, C. l., La prudencia jurídica, Abeledo-Perrot, Buenos Aires 1983 y
la bibliografía allí citada.
53. S.T., 11-11, q. 48, a.l.
240
CARLOS l. MASSINI CORREAS
puede ser extendido analógicamente al ámbito de todo el
conocimiento práctico y en especial al de la filosofía moral o
filosofía práctica. En efecto, tal como lo hemos visto, esta última
procede a veces demostrando a partir de principios ciertos y otras
veces argumentando desde premisas meramente probables. Nos
queda por ver, entonces, cuál es la función que corresponde a la
retórica dentro de la metodología de la filosofía práctica.
Tomás de Aquino da una orientación a ese respecto, cuando en
el texto ya citado del "Comentario" a la Etica Nicomaquea,
escribe que, en materias prácticas, "es necesario mostrar la verdad
figurativamente, es decir, con verosimilitud"54. Este "figurativamente" significa, en este contexto, que en materias éticas es
necesario acompañar al discurso puramente racional con ejemplos o "figuras" que lo hagan convincente para su receptor; dice a
este respecto Livio Melina, que "en cuanto ciencia práctica,
orientada al obrar, la ética debe por consiguiente preocuparse
también de la persuasividad de su discurso, que puede lograrse
más fácilmente a través de la presentación de ejemplos particulares de virtud, más que por medio de discursos teóricos o
generales sobre ella"55. Esto significa que la retórica tiene, en
relación con la filosofía práctica, un carácter instrumental,
ordenando a la convicción de sus destinatarios acerca del
contenido de las verdades por ella alcanzadas. Y se trata de un
instrumento estrictamente necesario, toda vez que el mismo
Aquinate, en una de las últimas lecciones del "Comentario",
escribe que "el común de la gente no puede delimitar y distinguir
que esto sea un bien y esto otro un mal, sino que indistintamente
considera un bien lo que le parece ser un bien en un caso
concreto. Luego, las palabras verdaderas no sólo se consideran
útiles para la ciencia, sino también para vivir bien (oo.). Por eso,
tales palabras incitan a los que comprenden su verdad a vivir de
54. S.L.E., 1, I1I, 7.
MELINA, L., O.C., p. 147.
55.
MÉTODO Y FILOSOFÍA PRÁCflCA
241
acuerdo a ellas" 56 . De donde se sigue que, si bien no puede
afirmarse, como lo ha hecho en nuestros días Chaim Perelman,
que el método de la ética sea en su integralidad retórico 57 , sería
también erróneo menospreciar la indispensable función que la
retórica cumple en una filosofía que, como es el caso de la
filosofía práctica, se ordena al perfeccionamiento de la praxis
humana libre y por lo tanto, requiere de su aceptación por
aquéllos a los que está dirigida.
4. EL MÉTODO DE LA FILOSOFÍA PRÁCTICA EN ALGUNOS
ARISTOTÉLICOS CONTEMPORÁNEOS
Nos queda por tratar ahora, luego de establecer con la ayuda
del pensamiento aristotélico y del tomista las bases de la
problemática, la opinión de algunos de aquellos neo-aristotélicos
que se han centrado en el estudio de la metodología de la filosofía
práctica. En general, podemos agrupar a estos pensadores en
tres grupos fundamentales: i) el de los que sostienen que la
metodología del pensamiento práctico es toda ella dialéctica,
grupo en el que podemos incluir al iusfilósofo Michel Villey; ii)
el de los que defienden el carácter retórico del método ético,
grupo encabezado indiscutiblemente por Chaim Perelman; y iii)
el de quienes, siguiendo la que nos parece la auténtica tradición
aristotélica, abogan por una pluralidad metodológica que tenga
en cuenta la naturaleza de cada situación y los aspectos
demostrativos, dialécticos y retóricos del método propio del
conocimiento -y por lo tanto de la filosofía- práctica; en este
56. SLE., X, 1, 1414.
57. Vid. PERELMAN, Ch., L'émpire réthorique, Vrin, Paris 1977; sobre
Perelman, vid. FLORESCU, V., La réthorique et la neoréthorique; genése,
evolution et perspectives, Editura Academiei-Les beBes lettres, Paris-Buc"resti
1982.
242
CARLOS l. MASSINI CORREAS
tercer agrupamiento podemos incluir a Enrico Berti, Georges
Kalinowski, Robert Blanché y John Finnis.
Nos limitaremos en este estudio al tratamiento del grupo
enumerado en último término, que no es precisamente el que
disfruta de mayor favor entre los estudiosos, probablemente por
no encontrarse en una vía paralela a la del antirracionalismo
propio de una buena parte de las corrientes filosóficas contemporáneas 58 . Uno de sus más notorios exponentes, Enrico Berti,
comienza sosteniendo que, "en conexión con Aristóteles, es
preciso subrayar que la filosofía práctica no se vale del método
deductivo característico de la racionalidad científica, sino del
método tópico-dialéctico, consistente en la discusión de las
opiniones. Esto -continúa- no es índice de un menor rigor o de
una menor cientificidad, sino que es perfectamente conforme a la
naturaleza del objeto, que no es lo "necesario", sino aquello que
Aristóteles llama "lo más frecuente"59. Y más adelante, defiende
nuevamente que "la filosofía práctica, por lo tanto, es dialéctica,
no científica; en efecto, la facultad con la que ella se realiza es
llamada por Aristóteles doxastikon o opinativa, y también
logistikon o ca1culativa, porque la deliberación acerca de los
medios idóneos para alcanzar un fin es análoga al cálculo ... "60.
Pero Berti también pone precisos límites a este uso de la
dialéctica en materias prácticas; en primer lugar, al sostener que
"desde el punto de vista argumentativo, esto es indiscutible: los
silogismos dialécticos no son menos rigurosos que los científicos,
esto es, que las demostraciones propias y verdaderas; ellos no
pueden ser, en efecto, confundídos con los silogismos sofísticos,
o erísticos, que son silogismos sólo aparentes, es decir, que no
son verdaderos silogismos y por lo tanto no concluyen, no
58. Vid. VAlTIMO, G., Etica de la interpretación, trad. J. Etcheverry,
Paidós, Buenos Aires 1992 y CLA VELL, L., "Etica y unidad del saber", en
Scripta Theologica, vol. XXIV-2, Pamplona 1992, pp. 595-602.
59. BERTI, E., Le vie della ragione, Il mulino, Bologna 1987, p. 33.
60. BERTI, E., o.C., p. 93.
MÉTODO Y FILOSOFÍA PRÁCTICA
243
argumentan en sentido propio"61. En segundo lugar, cuando
defiende que la aceptación metódica de la dialéctica "no significa
que la filosofía deba asumir como premisas indiscutibles los
lugares comunes, los endoxa, porque su misión es propiamente la
de ponerlos en discusión, la de criticarlos"62. Y en tercer término,
al poner de relieve que "el procedimiento dialéctico de la
confutación hace posible establecer toda una serie de relaciones
entre la dialéctica (. .. ) y la verdad, tanto en la forma en que esta
se indaga en la 'filosofía práctica', cuanto en la forma en que se la
indaga por la filosofía teorética"63. Esta vinculación de la
dialéctica con la verdad, más concretamente con la verdad
práctica, se completa con la necesaria relación, destacada
rigurosamente por el filósofo italiano, entre filosofía práctica y
metafísica: "en efecto -escribe Berti-Ia filosofía práctica (ética y
política) no es sino una parte de la filosofía, alIado de la cual se
coloca, con funciones diversas pero no menos importantes, la
filosofía teorética, articulada en el binomio física-filosofía
primera, o mejor dicho, metafísica, tal como fue llamada al poco
tiempo"; y concluye afirmando que "es necesario, en suma, para
encuadrar el ámbito de competencia, el alcance y los límites de la
filosofía práctica, tomar posición, aunque sea negativa y críticamente, respecto a ese 'absoluto' que tan decidida y esmeradamente se pretende excluir de ella"64.
Si pasamos ahora a las ideas expuestas acerca de la filosofía
práctica, y en especial de la filosofía del derecho, por el pensador
franco-polaco Georges Kalinowski, veremos que en él se da un
raro equilibrio entre todos los "lugares" metodológicos que
juegan algún papel en el proceso de elaboración del pensamiento
61. BERTI, E., O.c., p. 88.
62. BERTI, E., O.c., p. 90.
63. BERTI, E., O.c., p. 91.
64. BERTI, E., O.c., p. 72-73. Vid. BERTI, E., "Per una metafisica
problematica e dialettica", en Acta Philosophica, N° 1-2, Roma 1992,
pp. 176-190.
244
CARLOS l . MASSINI CORREAS
práctico y de su dimensión filosófica en particular. Ante todo,
Kalinowski destaca el papel insustituible de la lógica formal en el
razonamiento práctico, tomando posición clara contra las pretensiones de algunos autores, como Chaim Perelman o Michel
Villey, que hablan de una racionalidad "cuasi-lógica" propia de
las materias prácticas. Para el lógico polaco, en primer lugar, "no
hay sino una lógica, ciencia de las relaciones estables entre las
proposiciones, relaciones en función de su valor lógico o de su
estructura, eventualmente ciencia de las reglas del razonamiento
fundadas sobre teoremas lógicos"65. En segundo término, según
Kalinowski, los razonamientos prácticos, en especial los
jurídicos, no tienen otro modo de asegurar la corrección de sus
inferencias que el recuso a la lógica formal lisa y llana; "ningún
razonamiento jurídico -afirma- presenta especifidad alguna en su
estructura formal"66; dicho de otro modo, la lógica que asegura la
corrección formal de las inferencias jurídicas no es sino la misma
lógica que la asegura en el campo de las matemáticas, la física o
la semiótica.
En tercer lugar y en una referencia específica a la interpretación jurídica, pero que puede hacerse extensiva a todo el
ámbito del discurso práctico, Kalinowski defiende que "el hecho
de que la interpretación jurídica se sirva de reglas lógicas de
razonamiento basadas sobre los teoremas de la lógica de proposiciones (normativas en este caso) no constituye nada especial,
ya que las otras ciencias o conocimientos prácticos, morales o
técnicos, hacen otro tanto. Aquello que la distingue en tanto que
conocimiento práctico -concluye- es, ante todo, su objeto: las
normas jurídicas, y en segundo lugar, su fin: el conocimiento
65. KALINOWSKI, G., "Interpretation juridique et logique des
propositions normatives", en Logique et Analyse, N° 2 - Nouvelle Serie,
Louvain-Paris 1959, p. 130.
66. KALINOWSKI, G., "Le raisonnement juridique: état actuel de la
question, bilan et perspective", en Archiv für Rechts und-Sozialphilosophie, N°
7, Wiesbaden, F. Steiner Verlag, 1972, p. 34.
MÉTODO Y FILOSOFÍA PRÁCTICA
245
pleno del derecho tal como lo exige su aplicación concreta ... "67.
Pero si la estructura formal de sus razonamientos no es lo que
especifica a los procesos de la razón práctica, no queda otra
alternativa que esa especificidad les venga de su contenido o
materia; y es aquí donde aparece el papel de la dialéctica que, a
través de sus "lugares" y procedimientos confutatorios, procede al
descubrimiento de las premisas de las inferencias prácticas;
"las premisas de todos los razonamientos jurídicos -afirma
Kalinowski- (... ) pueden ser escogidas -y lo son de hecho la
mayor parte de las veces- por intermedio de un diálogo, es decir,
en el curso de una controversia que regulan la dialéctica y la
retórica" 68.
Existen aún dos aspectos que es necesario tener en cuenta para
obtener una visión completa del método del razonamiento
práctico, al menos desde la perspectiva de este filósofo: uno de
ellos se refiere a la existencia, en el ámbito de la praxis, de
proposiciones primeras evidentes, y como tales indemostrables,
que son objeto de conocimiento por la facultad intelectiva a
través de la evidencia analítica, cuyas reglas estudia extensamente69 ; esto significa que no todo el conocimiento ético es
producto de la actividad discursiva de la razón, sino que incluye
también elementos aprehendidos de modo inmediato. El segundo
aspecto se refiere a que la complejidad de las materias prácticas,
así como la diversidad de los procedimientos dialécticos, exigen
67. KALINOWSKI, G., "Interpretation juridique ... ", cit., p. 142. Vid.
también, Logique juridique. Conceptions et recherches, en "Rechtstheorie",
14-1, Berlin 1983, pp. 1-17 Y "L'interpretation du droit: ses réglesjuridiques et
logiques", en Archives de Philosophie du Droit, N° 30, Paris, Sirey 1985, pp.
171-180 Y "Logique et métodologie juridique", en Archives de Philosophie du
Droit, N° 23, Sirey, Paris 1978, pp. 59-68.
68. KALINOWSKI, G., "Le raisonement juridique", cit., p. 40; vid.
KALINOWSKI, G., Logique juridique et logique déontique, en "Revue de
Syntése", N° 1I1-118-119, Paris 1985, pp. 229 ss.
69. Vid. KALINOWSKI, G., Metateoría del sistema normativo, trad. C. 1.
Massini Correas, Idearium, Mendoza 1976.
246
CARLOS l. MASSINI CORREAS
el concurso de una especial disposición del entendimiento
práctico, ya estudiada por Aristóteles70 y denominada por Tomás
de Aquino "prudentia"71, que lo habilite para aprehender y
discurrir acertadamente en las materias referidas al bien de la vida
humana; "uno de los factores -escribe Kalinowski- ( ... ) que
decide en el jurista (como en el moralista ... ) acerca del modo en
que han de aplicarse a su objeto propio, en vista del fin que es
igualmente el suyo, las reglas de la lógica formal o no-formal de
las que necesita, es justamente la prudencia, la que comanda en
un todo la actividad del jurista (o del moralista; CIMC) en cuanto
tal (... ); esta es una obra que por su naturaleza apela al concurso
de la prudencia, esa puesta en forma del intelecto, en vista a la
determinación de los medios más apropiados para alcanzar el fin
último del hombre: la plenitud de su humanidad"72.
5.
ALGUNOS RESULTADOS DE LA INDAGACIÓN REALIZADA
Luego de haber indagado los principios o las bases metodológicas sentadas en materia de filosofía práctica por Aristóteles,
Tomás de Aquino y algunos pensadores neoaristotélicos, corresponde resumamos algunas de las principales conclusiones o
resultados a que nos ha llevado ese rastreo; de este modo, la
investigación no se reducirá a una mera compulsa de opiniones
más o menos acertadas, sino que podrá servir de fundamento
a la determinación de la efectiva metodología del pensamiento
filosófico-práctico. Las proposiciones en las que es factible
70. E.N., VI, 5, 1140 a 23 ss. Vid. Aubenque, P., La prudence chez
Aristote, P.U.F., París 1976.
71. Vid. MASSINI CORREAS, c.1., La prudencia jurídica, cit., pp. 31 ss.
72. KALINOWSKI, G., "Application du droit et prudence" en Archiv für
Rechts und-Sozialphilosophie, N° LIII-2, F. Steiner Verlag, Wiesbaden 1967,
p. 176. Sobre Kalinowski y su bibliografía, vid. BALLESTER HERNÁNDEZ,
M., La unidad del pensamiento. Estudio sobre el itinerario intelectual de G.
Kalinowski, P.P.U., Barcelona 1992.
MÉTODO Y FILOSOFÍA PRÁCTICA
247
resumir estos resultados, pueden ser formuladas del siguiente
modo:
a) en el caso del pensamiento práctico y, en especial, de la
filosofía práctica, no es posible limitarse a la utilización de un
método único, sino que es preciso recurrir a una pluralidad
metodológica 73. Esto significa que no puede sostenerse que el
método de la ética sea pura y simplemente analítico, ni sintético,
ni dialéctico, ni demostrativo, ni retórico, sino que es necesario
hacer jugar todos esos procedimientos racionales de un modo
estructurado, haciendo uso de cada uno de ellos en la medida y en
el "momento" adecuado; esta medida y adecuación dependen
principalmente -tal como lo precisaremos de inmediato- de la
especial naturaleza del objeto bajo estudio;
b) el objeto del· conocimiento práctico, y por lo tanto de la
filosofía práctica, es la conducta humana voluntaria, considerada
en cuanto realizable y en cuanto regulable por la razón hacia el
bien 74. Este objeto está afectado de una doble contingencia: i) la
que afecta a todo objeto singular y ii) la que corresponde a todo
lo que es efecto de la libertad humana, con su consiguiente
indeterminación. Esta contingencia y singularidad hacen que el
proceso racional más acorde con la naturaleza de ese objeto sea el
compositivo o sintético, que va de las causas -en este caso los
principios- a los efectos -en este caso las acciones- y de lo más
simple -los principios- a lo más complejo -la conducta concreta. Puede concluirse entonces, que el método de la filosofía práctica
es principal o "arquitectónicamente" sintético o compositivo;
c) la primordialidad otorgada al método sintético, no significa
dejar de lado ni minusvalorar la necesaria participación de otros
procesos cognoscitivos, en especial de los siguientes: i) de una
intuición del primer principio práctico y de la captación también
73. Vid. BLANCHÉ, R., Le raisonement, Paris, P.U.F., 1973, pp. 234-235
Y SOAJE RAMOS, G., Sobre tópica aristotélica y filosofía práctica, en "Ethos",
W 2/3, INFIP, Buenos Aires 1975, pp. 147-156.
74. Vid. S.L.E., 1, 11, 13.
248
CARLOS l. MASSINI CORREAS
por evidencia de los que están más próximos a él; ii) de procesos
inductivos de diverso tipo 75, sea para la aprehensión de principios
prácticos, sea para la captación de las proposiciones que juegan el
papel de premisa "menor" en los silogismos prácticos; iii) de
demostraciones en sentido estricto, que a partir de principios
captados por intuición intelectual y de proposiciones -premisas
menores- evidentemente ciertas, concluyen con certeza la maldad
moral de ciertos actos, los llamados actos "intrínsecamente
malos"76; iv) de la utilización de "lugares" y confutaciones dialécticas para alcanzar el conocimiento de proposiciones normativas o no normativas, de carácter meramente probable; v) de
argumentaciones retóricas, ordenadas a convencer de la
conveniencia o acierto de normas, estimaciones o conductas; vi)
del recurso a la imaginación, necesaria cuando se trata de prever
adecuadamente las consecuencias de ciertos actos; vii) de
procesos de análisis, propios del discurso deliberativo o consultivo en materias prácticas y así sucesivamente. Todos estos
procesos son estudiados por la lógica y la metodología, pero han
de ser "modalizados" e integrados en el proceso general sintético
del conocimiento práctico;
d) el papel que juega la lógica formal en el razonamiento
práctico no difiere del que juega en los restantes ámbitos del
conocimiento; lo único que le otorga una modalidad especial es el
carácter de las premisas, por lo que es posible hablar de una
lógica estimativa -formada con proposiciones estimativas- de
una lógica normativa, también llamada deóntica77 -de las proposiciones normativas- y de una lógica de los imperativos75. Vid. KALINOWSKI, G. , Introducción a la lógica jurídica, trad. J. A.
Casaubon, EUDEBA, Buenos Aires 1973, pp. 150 ss.
76. Sobre esta problemática, vid. Pinckaers, S., Ce qu'on ne peut jamais
faire. La question des actes intrinséquement mauvais, Ed. Universitaires de
Fribourg, Fribourg-Suisse 1986 y FINNIS, J., Fundamentals of Ethics,
Clarendon Press, Oxford 1983, pp. 80-105.
77. Vid. KALINOWSKI, G., Etudes de logique déontique, L.G.D.J., Paris
1972, pp. 123 ss. y passim.
MÉTODO Y FlLOSOFfA PRÁcr¡CA
249
formada de imperativos. Estas proposiciones tienen la mayoría de
las veces -al menos una de ellas- carácter opinativo, lo que
justifica la naturaleza opinativa de la mayoría de las conclusiones
de las inferencias éticas; las únicas excepciones serían las de
aquellos razonamientos que se refieren indudablemente a actos
"intrínsecamente malos";
e) el carácter complejo e indeterminado de las proposiciones
-y por tanto de los razonamientos- prácticos, hace necesario el
concurso de ciertas disposiciones habituales del entendimiento
práctico, que hagan posible discurrir o concluir con verdad en esa
materia. Estas virtudes han sido denominadas por la tradición
aristotélica "prudencia" cuando se refiere al conocimiento práctico concreto, "sindéresis" -hábito innato- cuando tiene por
objeto a los primeros principios prácticos 78 y "ciencia" cuando se
trata de la elaboración de la ciencia ética-filosofía práctica;
f) todos estos desarrollos necesitan, para alcanzar a constituir
una totalidad sistemática, explicitar y precisar toda una serie de
temas que en esta oportunidad no podemos sino enumerar
sucintamente: i) el papel de las indagaciones semióticas, fundamentalmente acerca de la significación y designadón de las
proposiciones prácticas 79 ; ii) la utilidad del análisis del lenguaje
corriente, ya empleado por Aristóteles de modo incipiente pero
78. Acerca de la "sindéresis", vid. Tomás de Aquino, Quaestiones
disputatae de veritate, q. 16, en Opera Omnia, T" XXII, vol. 11, Roma, Thomas
Aquinas Foundation, 1972, pp. 502-511, SOAJE RAMOS, G., La sindéresis
como hábito en la escolástica, en "Sapientia", W 63, Buenos Aires 1964, pp.
37 ss. y THERON, S., The excluded soul, en "Neue Zeitschrift für
systematische Theol<?gie und Religionsphilosophie", W 34, Berlin 1992,
pp. 14 ss.
79. Vid sobre este punto, KALINOWSKI, G., Sémiotique et philosophie,
Hadés-Benjamins, Paris-Amsterdam 1985; MASSINI CORREAS, C. l.,
Derecho, pensamiento y lenguaje, en "Sapientia", N° 167, Buenos Aires 1988,
pp. 139-152, Y KALINOWSKI, G., Zur Semantik der Rechtssprache en
"Rechtstheorie", 1979-1, Berlin 1979, pp. 239-252.
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CARLOS I. MASSINI CORREAS
acertad0 80 , para el conocimiento de las realidades éticas; iii) el
carácter y alcance de la vinculación de la filosofía práctica con la
metafísica, así como con las restantes ramas de la filosofía, en
especial con la antropología; iv) la determinación del rol que
cumplen las virtudes morales en la rectificación del conocimiento
práctico, especialmente la cuestión del llamado "conocimiento
por connaturalidad"81; por último, y sin que esta enumeración
pretenda ser exhaustiva, v) el establecimiento preciso de los
diversos niveles del conocimiento práctico, con especial
referencia a la ubicación y vinculaciones de la filosofía práctica
con los restantes niveles.
6. BALANCE CONCLUSIVO
Llegado el momento de concluir estas indagaciones acerca del
método apropiado a la filosofía práctica, es posible afirmar que
los desarrollos realizados configuran las bases de una
metodología ética realista, determinada en sus modalidades por la
propia naturaleza del objeto a conocer y cuyos puntos de partida
y llegada lo constituyen la concreta realidad práctica humana, tal
como ella se presenta en su existencia concreta y noéticamente
trascendente. Por otra parte, se trata de una elaboración
metodológica de carácter "contenutístico", es decir, ordenada a
lograr estimaciones, normas e imperativos éticos materiales,
directivas concretas acerca de cómo ha de ser la acción humana
para alcanzar su intrínseca finalidad: la perfección del hombre
completo. Además, se trata de un método de conocimiento que
80. Vid. Sobre esta problemática, MARTINELLI, L., Thomas d'Aquin et
l'analyse lingüistique, Inst. d'etudes médiévales, Montreal-Paris 1963 y
COPLESTON, F., Reflections on analytic philosophy, en "On the History of
Philosophy", Search Press, London 1979, pp. 100-115.
81. Vid. CALDERA, R. T., Le jugement par inclination chez S. Tomas
D'Aquin, Vrin, Paris 1980.
MÉTODO Y FILOSOFÍA PRÁCTICA
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supone la posibilidad de alcanzarlo, e.d., de lograr un conocimiento verdadero y a la vez práctico acerca de o que es bueno
para el hombre.
Todo esto implica una ruptura y una superación de los
estrechos moldes en que se ha encerrado a sabiendas una buena
parte del pensamiento ético contemporáneo; supone, ante todo,
una superación del mero formalismo de las propuestas
neokantianas, cuyo ejemplo paradigmático es la "teoría de la
justicia" de John Rawls; también importa sobrepasar las limitaciones de una metaética reducida al sólo análisis del lenguaje
moral que, tal como lo expresara Mary Warnock, "relegó en el
olvido a la ética en tanto que dedicación seria"82; presupone
asimismo que la ética no puede ser el mero resultado de una
construcción en última instancia arbitraria, como lo defienden los
"constructivistas"83 contemporáneos; por último, implica sostener
la vacuidad en este orden de los simples recursos procedimentales, se trate de conplejos argumentos circulares o de los
requisitos de un consenso más o menos alquitarado.
Es evidente que dejar de lado todo el peso muerto de la
metaética predominante en ciertos círculos académicos, implica
una buena dosis de valor y firmeza de convicciones, condiciones
ambas difícilmente comprensibles para quienes han optado por un
pensamiento "débil" Y "desencantado". Pero es también evidente
que por estos caminos se llega sólo al vaciamiento de la ética y al
debilitamiento cada vez mayor de su fuerza deóntica. Por ello,
parece que volver la mirada a las realidades éticas y repensarlas a
partir de las mismas exigencias de esa realidad, es el único
camino cierto para la rehabilitación de la filosofía práctica y para
el consiguiente reencuentro del hombre con su dimensión moral.
82. W ARNOCK, M., Etica contemporánea, trad. C. de Muguerza, Labor,
Barcelona 1968, p. 170.
83. Vid. MACKIE, J. L., Ethics: Inventing Right and Wrong, Penguin,
London 1977.