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35 Riesgo y complicaciones de las terapias inmunomoduladoras y biológicas de la enfermedad inflamatoria intestinal Fernando Muñoz Servicio de Aparato Digestivo. Complejo Asistencial Universitario de León Introducción En esta revisión nos centraremos en los efectos secundarios de los fármacos inmunomoduladores utilizados en la enfermedad inflamatoria intestinal (EEI). El hablar exclusivamente de seguridad puede condicionar la falsa impresión de que se trata de tratamientos con una relación riesgo-beneficio desfavorable o condicionar reticencias para su empleo. Sin embargo, en los pocos estudios en que se ha valorado esta relación, los beneficios siempre han superado a los riesgos1,2 y por otro lado el emplearlos precozmente cuando son necesarios, no solo conlleva una mayor eficacia3 sino que además posiblemente consiga prevenir el desarrollo de complicaciones con un número probablemente inferior de efectos adversos4 mejorándose la eficiencia global. Por tanto, no hay motivo para retrasar su introducción ni mucho menos para evitar o limitar su empleo. Para intentar mejorar la seguridad global de estos tratamientos no solo es necesario conocer los efectos secundarios y su frecuencia de aparición, sino también la monitorización más adecuada con objeto de detectar precozmente su aparición, tratarlos pronto y así limitar sus consecuencias. Por último es fundamental proporcionar una información adecuada, veraz e inteligible a los pacientes sobre estos aspectos del tratamiento. ❱❱ ❱❱ ❱❱ 1. 2. 3. 4. Objetivos de este capítulo Describir los principales riesgos y efectos secundarios de los inmunosupresores y biológicos empleados en la enfermedad inflamatoria intestinal. Conocer las medidas preventivas que pueden adoptarse para evitar su aparición o minimizar sus consecuencias. Proporcionar las recomendaciones de monitorización de estos fármacos para detectar precozmente la aparición de un efecto secundario. REFERENCIAS CLAVE Rahier JF, Ben-Horin S, Chowers Y, Conlon C, De Munter P, D’Haens G et al. European evidence-based Consensus on the prevention, diagnosis and management of opportunistic infections in inflammatory bowel disease. Journal of Crohn’s and Colitis. [doi: DOI: 10.1016/j.crohns.2009.02.010]. 2009;3(2):47-91. Gisbert JP. Safety of immunomodulators and biologics for the treatment of inflammatory bowel disease during pregnancy and breast-feeding. Inflamm Bowel Dis 2010 May;16:881-95. Siegel CA, Sands BE. Review article: practical management of inflammatory bowel disease patients taking immunomodulators. Aliment Pharmacol Ther 2005;1;22:1-16. Viget N, Vernier-Massouille G, SalmonCeron D, Yazdanpanah Y, Colombel JF. Opportunistic infections in patients with inflammatory bowel disease: prevention and diagnosis. Gut 2008;57:549-58. I N T E S T I N O D E L G A D O Y C O L O N 497 Sección 4. Intestino delgado y colon Inmunomoduladores tiopurínicos La frecuencia de aparición de efectos adversos (EA) con estos fármacos, fundamentales en el manejo de la EII, se sitúa en un 10% en el global de ensayos clínicos5 siendo la causa de la retirada del fármaco en un 6%. Globalmente, el número de pacientes a tratar para que aparezca daño (NND) es de 20. Sin embargo, el seguimiento en los ensayos clínicos es limitado y se trata de una población seleccionada (exclusión de tramos de edad, comorbilidad, etc.) que no necesariamente representa el riesgo en un entorno clínico habitual. Por estos motivos, probablemente sea más adecuado valorar la seguridad en series abiertas amplias o sobre todo en estudios basados en registros o bases de datos. En España, en una reciente revisión de la base de datos ENEIDA con 3.900 pacientes tratados con estos fármacos seguidos durante una media de 44 meses, la incidencia acumulada de efectos adversos fue de un 26% lo que representa un 7% por paciente y año de tratamiento6, siendo el motivo de la retirada del fármaco en un 17% de los pacientes. Los EA de las tiopurinas los podemos clasificar en dos grupos diferenciados (tabla 1). Los EA idiosincrásicos se caracterizan por aparecer precozmente, generalmente en las primeras 3-4 semanas, y con independencia de la dosis administrada. La reexposición es habitual que reproduzca el mismo EA. En este grupo se incluyen la pancreatitis, el síndrome pseudogripal, los vómitos, y la intolerancia digestiva. Los EA no alérgicos pueden aparecer en cualquier momento del seguimiento, generalmente son dosis-dependientes y son consecuencia del acúmulo de metabolitos tóxicos o de su capacidad inmunomoduladora. Globalmente los EA más frecuentes son las náuseas y vómitos (tabla 2) y al igual que otros idiosincrásicos, como el síndrome pseudogripal o las artralgias, el cambio a otro inmunosupresor tiopurínico, generalmente de azatioprina a mercaptopurina, consigue rescatar en torno a un 60% de pacientes7,8. Pancreatitis Esta complicación aparece en un 2-4% de los casos y generalmente lo hace de forma precoz, en las primeras 2-4 semanas del inicio del tratamiento, aunque se han descrito casos excepcionales de aparición tardía (hasta 6 meses)9. Se ha propuesto que sería más frecuente en la enfermedad de Crohn (EC) que en otros procesos, sin embargo esto no se ha confirmado10. Excepcionalmente hay casos 498 TABLA 1. Clasificación de los efectos adversos de los inmunosupresores tiopurínicos ❱❱ Alérgicos - idiosincrásicos: • Pancreatitis. • Fiebre. • Exantema. • Artralgias. • Malestar. • Vómitos. • Diarrea. • Dolor abdominal. • Hepatitis colestásica. ❱❱ No alérgicos: • Acúmulo metabolitos tóxicos. – Leucopenia. – Trombopenia. – Hepatitis. • Inmunomodulación. – Infecciones. – Tumores. graves, siendo lo habitual que se resuelva rápidamente (1-11 días) tras la retirada del fármaco, por lo que es fundamental la adecuada educación del paciente sobre esta complicación. Si el antecedente de este EA no se recoge correctamente existe el riesgo de reexponer al paciente a estos fármacos, en cuyo caso, la recidiva es constante, de ahí que sea importante constatar su presencia ante un cuadro compatible y no limitarse a retirar el fármaco sin más. Se han intentado diferentes estrategias para reintroducir las tiopurinas en pacientes con esta complicación como pautas de desensibilización o cambio a mercaptopurina sin que se hayan demostrado eficaces, por la que la aparición de este EA supone la retirada definitiva del fármaco. Mielotoxicidad La leucopenia leve (entre 3 y 4 x 109/l) es frecuente durante el tratamiento con estos fármacos (5-25%). También la linfopenia es frecuente, aunque en general no conlleva riesgo de infecciones oportunistas y en la mayoría de los casos se resuelve espontáneamente11. La mielosupresión es la complicación más temida de las tiopurinas siendo la neutropenia (neutrófilos menor de 1,5 x 109/l) la forma más frecuente, seguida de la trombope- 35. Riesgos y complicaciones de las terapias inmunomodulares y biológicas de la enfermedad inflamatoria intestinal TABLA 2. Efectos adversos más frecuentes de los inmunosupresores tiopurínicos Global ensayos clínicos15ENEIDA n=1.000n=3.900 Vómitos 1,3%8% Leucopenia3,6%4% Pancreatitis 1,7% 4% Reacciones alérgicas 1,5% - Hepatotoxicidad0,5% 4% Infecciones3,5% Mortalidad atribuible 1 caso - Hepatotoxicidad Leve <x5 VN Moderada-grave (sin ictericia) Colestasis grave (ictericia) Dosis al 50% Retirada definitiva Mantener Sí No ¿Bioq. hepática normal? Cambiar a 6-MP Biopsia hepática Figura 1. Manejo de la hepatotoxicidad por tiopurinas24. nia y la aplasia medular. En una reciente revisión sistemática, la incidencia de esta complicación se sitúa aproximadamente en un 3% por paciente y año de tratamiento, siendo grave (neutrófilos menor de 0,5 x 109/l) en menos de un 1% por paciente y año. La mortalidad acumulada por esta complicación es muy baja (0,06%) y el riesgo de muerte en pacientes que desarrollan mielosupresión oscila alrededor del 1%12. Puede aparecer en cualquier momento, habiéndose descrito tan pronto como a los 12 días del inicio, como después de 27 años de tratamiento. La monitorización continua resulta obligada, aunque la incidencia de mielosupresión, sobre todo de la grave, es mayor en las primeras semanas por lo que en este periodo los controles analíticos deben ser más frecuentes13 (figura 2). Clásicamente se consideraba que ambos fármacos, azatioprina y mercaptopurina, tenían el mismo riesgo de desarrollo de mielosupresión. Sin embargo, en una revisión retrospectiva de los EA de estos fármacos en la base de datos española ENEIDA, con casi 4.000 pacientes tratados, la mercaptopurina se asociaba con un riesgo 5 veces superior (OR=5; 2,5-11)14. El manejo de esta complicación depende de su gravedad. Dado que el riesgo de infección está más estrechamente relacionado con el recuento de neu- 499 Incidencia (100 personas-mes) Sección 4. Intestino delgado y colon 1,3 1,2 1,1 1 0,9 0,8 0,7 0,6 0,5 0,4 0,3 0,2 0,1 0 Leucopenia leve Leucopenia grave < 8 sem. 9-26 sem. > 26 sem. Figura 2. Momento de aparición de la leucopenia con tiopurínicos. trófilos que con los leucocitos totales, la actitud a tomar depende de este valor. Así, si la neutropenia es leve (entre 1,0 y 1,5 x 109/l) la reducción de la dosis (p. ej.: un 50%) será suficiente en la mayoría de los casos. Sin embargo, cuando la neutropenia es grave, la suspensión de la medicación es la medida más adecuada. Una vez resuelta se puede reintroducir el fármaco, pero siempre a una dosis inferior a la que provocó el EA, puesto que a las mismas dosis la recidiva es la regla. La reaparición con dosis inferiores supone la retirada definitiva del tratamiento12. Utilidad de la determinación de TPMT y metabolitos En el metabolismo de las tiopurinas participan varios enzimas con actividad relativamente constante en la población salvo la tiopurina-metil-transferasa (TPMT) que tiene una distribución trimodal, de forma que en los pacientes con actividad baja el metabolismo se deriva hacia la producción de nucleótidos 6-tioguanina que son los farmacológicamente activos, pero también los responsables de la mielosupresión. El conocimiento de la actividad de esta enzima permitiría por un lado evitar el tratamiento en aquellos pacientes con actividad muy baja (0,3% de la población; 1 de cada 300 pacientes), dado que en estos casos la mielosupresión es precoz y prácticamente constante, y por otro lado ajustar la dosis (un 50% menor) en caso de activi- 500 dad intermedia (11% de la población) para intentar minimizar el riesgo de leucopenia que en estos pacientes está aumentado 4 veces con respecto a la actividad normal. Sin embargo, aunque de utilidad, aún se discute si es imprescindible su determinación sistemática antes de iniciar el tratamiento o si es necesario el ajuste de dosis en función de su actividad. Partidarios de la determinación obligatoria son la FDA y la Asociación Americana de Gastroenterología (AGA)15. Además, dos estudios de coste-eficacia con modelos simulados apoyan su rentabilidad16,17. Sin embargo, otras organizaciones como la ECCO (European Crohn´s and Colitis Organization), la consideran como opcional puesto que existe una amplia experiencia previa en el empleo de estos fármacos con un margen de seguridad razonable. Por otra parte, aunque en los pacientes con actividad intermedia el riesgo de leucopenia es mayor, la mayoría de ellos no la desarrollarán y el utilizar dosis más bajas de las habituales puede restar eficacia. Además, solo una cuarta parte de los pacientes que desarrollan mielotoxicidad tienen una actividad TPMT baja, de forma que no evita realizar en todos los pacientes la monitorización aconsejada. Por último, en un pequeño estudio (29 pacientes) que compara la estrategia clásica de aumento progresivo de dosis frente a la determinación de la TPMT con ajuste según su actividad concluye que el conocer la actividad TPMT no evita la aparición de EA y supone un incremento de los costes18. En nuestra opinión se sobrevaloran los costes de una determinación que hay que hacer una sola vez en cada paciente y que cuesta menos de 50 €. También se ha propuesto la determinación de los metabolitos 6-TG y 6MMP tanto para predecir respuesta en caso del primero, como para valorar la posibilidad de EA, ya que se correlacionan con mielotoxicidad el primero de ellos y con hepatotoxicidad el segundo. De esta forma podemos identificar en cuál de las posibles ventanas terapéuticas que se muestran en la figura 4 se sitúa el paciente. Sin embargo, su capacidad predictiva dista mucho de ser perfecta. En una revisión sistemática19 la correlación de los nucleótidos 6-TG con la eficacia es significativa (OR=3,1; 1,77-5,62) pero con una sensibilidad y especificidad del 60% y 58% respectivamente, claramente insuficiente para tener utilidad clínica real. Resultados muy similares se obtienen posteriormente en el estudio prospectivo español METAZA20. Por otro lado, también la capacidad de predicción de hepatotoxicidad con los metabolitos 35. Riesgos y complicaciones de las terapias inmunomodulares y biológicas de la enfermedad inflamatoria intestinal 6-metil mercaptopurina ribonucleótidos 6-metil mercaptopurina TPMT Azatioprina 6-mercaptopurina 84% TPMTHH 88,6% TPMTHL 11,1% TPMTLL 0,3% HGPRT TPMT 6-TIMP IMPDH XO Ácido 6-tioúrico 6-tioguanina Nucleótidos Catabólica Anabólica Metil-4nitroimidazol Figura 3. Esquema del metabolismo de las tiopurinas. 6-MMP (pmol/8x108 RBC) AZA Resistencia Respuesta clínica Riesgo de Hepatotoxicidad Riesgo de Hepatotoxicidad 5.700 Dosis insuficiente Falta de adherencia Disminuir dosis Riesgo de Hepatotoxicidad y mielotoxicidad Disminuir dosis Respuesta clínica Riesgo de mielotoxicidad Respuesta clínica poco Venta terapéutica ideal Probable déficit de probable TPMT 235 450 Nucleótidos 6-TG (pmol/8x108 RBC) Figura 4. Utilidad potencial de la determinación de metabolitos 6-MMP y 6-TG. 6-MMP es incompleta, porque hasta el 90% de los pacientes con niveles superiores a los considerados de riesgo no desarrollarán esta complicación y a la inversa, hasta un 40% de pacientes con alteración de la bioquímica hepática tienen niveles normales21. Por tanto la utilidad real de estos metabolitos es limitada. Algunas de las posibles aplicaciones clínicas donde podrían tener un mayor rendimiento son: detectar falta de adhesión al tratamiento, vigilar interacciones como en la coadministración de tiopurinas con alopurinol o identificar la situación de metabolismo preferencial hacia la producción de 6-MMP, donde la asociación con alopurinol podría mejorar los resultados, aunque la evidencia disponible aún es escasa. Además, el alopurinol es un fármaco con numerosas interacciones que pueden dificultar el tratamiento global de estos pacientes. Monitorización aconsejada Los controles analíticos deben concentrarse al inicio del tratamiento, cuando el riesgo de mielosupresión es mayor. Las recomendaciones de la ficha técnica incluyen analíticas semanales durante las 8 primeras semanas y posteriormente con una periodicidad no inferior a 3 meses. Sin embargo esta pauta conservadora (no basada en la evidencia) contrasta con la recomendada por la 501 Sección 4. Intestino delgado y colon FDA con analítica cada 15 días hasta el ajuste de la dosis y controles trimestrales después15 o con las recomendaciones de la Sociedad Canadiense de Gastroenterología22 que aconseja controles en las semanas 1, 2, 4, 6, 8, 12 y después cada 8 semanas de forma indefinida. No está definida cuál es la mejor pauta de monitorización, pero en cualquier caso debe extenderse a lo largo de todo el periodo de tratamiento ante la posibilidad de leucopenias de aparición tardía. La dosificación inicial del fármaco también está sujeta a controversia. Se ha propuesto que en ausencia de disponibilidad de la TPMT el tratamiento pueda iniciarse con dosis bajas (25-50 mg) con posteriores incrementos semanales hasta alcanzar la dosis objetivo en un intento de evitar la aparición precoz de mielotoxicidad, sobre todo en los pacientes con actividad TPMT muy baja. Sin embargo, con esta pauta retrasamos el inicio de acción del fármaco y no evitamos la aparición de otros EA no dosisdependientes. Además con la dosis de 25-50 mg no evitamos la aparición de esta complicación en homocigotos y, por otra parte, el primer control analítico suele realizarse antes del momento previsible de aparición más precoz de la leucopenia (12 días) con lo que se podría detectar a tiempo. En este sentido, el porcentaje de descenso de leucocitos en el primer recuento realizado con respecto a los niveles basales se correlaciona con el riesgo de leucopenia precoz grave13, incluso aunque se encuentre dentro de límites normales. Esto permite identificar un subgrupo de pacientes de mayor riesgo. Queda por determinar la rentabilidad diagnóstica de este parámetro. Es importante además instruir al paciente sobre los posibles síntomas de alarma como fiebre, hematomas, etc., así como de las posibles interacciones con otros fármacos de especial riesgo, destacando al alopurinol y la ribavirina23. Hepatotoxicidad Definida como un aumento de transaminasas 2 veces por encima de los valores normales, una reciente revisión sistemática24 sitúa la prevalencia de este EA en un 3,4%, con una incidencia anual del 1% aproximadamente, aunque si se consideran elevaciones menores la frecuencia puede alcanzar al 7% de los pacientes tratados25. La mayoría de los estudios incluidos son retrospectivos y en el único estudio prospectivo publicado, la incidencia es mucho más alta, alcanzando el 10% en un seguimiento 502 limitado a 9 meses, por lo que podría ser incluso mayor26. Por tanto, la hepatotoxicidad es una complicación frecuente, cuando se busca de forma intencionada. Puede aparecer en cualquier momento, pero al igual que otros EA, es más frecuente en los primeros 5 meses del inicio del tratamiento y constituye el motivo de retirada del fármaco en un 3,5% de los pacientes25. Como factor predictivo de esta retirada se ha propuesto una elevación de la GGT por encima de 4 veces el límite superior de la normalidad (LSN) al inicio de la alteración enzimática26. Existen tres posibles síndromes de lesión hepática inducida por tiopurinas. La forma más frecuente es un patrón hepatocelular citolítico, dosis-dependiente y provocado por el acúmulo de metabolitos tóxicos (6MMP). También puede aparecer un síndrome de hipersensibilidad con colestasis importante y elevaciones menores de las transaminasas . Suele ser de aparición precoz, a las 2-3 semanas, y aparece independientemente de la dosis utilizada. Por su gravedad conlleva la retirada definitiva del fármaco24. El tercer síndrome engloba varias entidades mediadas por una posible lesión endotelial, dependiente de la dosis administrada, e incluyen a la enfermedad venooclusiva hepática, la hiperplasia nodular regenerativa (HNR) y la peliosis hepática. Estos cuadros tienen en común la aparición de hipertensión portal (HTP) que en ocasiones puede no acompañarse de alteraciones analíticas. Por este motivo, es obligada la realización de una biopsia hepática ante un cuadro de HTP en un paciente en tratamiento con tiopurinas, independientemente de la existencia de alteraciones analíticas o no. Afortunadamente, la incidencia de estos cuadros es baja con tasas acumuladas de HNR a los 10 años del 1,28%. Se ha identificado a la resección intestinal como un factor de riesgo27. El manejo de los pacientes con hepatotoxicidad por tiopurinas se muestra en la figura 1. La mayor parte de los pacientes con elevaciones leves de las transaminasas (menor de 5 veces el LSN) son transitorias y se puede mantener la dosis del fármaco. Cuando las cifras superan estos valores, la actitud será disminuir la dosis en un 50% y reevaluar al paciente. En el caso de persistir la alteración, lo aconsejable sería retirar el fármaco, al igual que en el caso de aparición de colestasis grave. Una opción antes de retirar el fármaco es intentar el cambio de azatioprina a mercaptopurina, actitud que viene refrendada por algún estudio retrospectivo (31 pacientes) donde pudo observarse que la alteración 35. Riesgos y complicaciones de las terapias inmunomodulares y biológicas de la enfermedad inflamatoria intestinal Incidencia anual (por 100 PY) 6 5,41 5 4 3 2,58 2 1 0,37 0 0 0 < 50 años 1,88 1,68 0,66 0,4 50 - 65 años > 65 años Tiopurinas actual Tiopurinas retiradas Nunca tiopurinas Figura 5. Incidencia de linfoma con tiopurinas. Estudio CESAME. bioquímica (incluyendo formas colestásicas) no reapareció hasta en un 87% de pacientes. Infecciones Los inmunosupresores tiopurínicos aumentan el riesgo de infecciones graves en otras indicaciones como la artritis reumatoide. En un amplio estudio casos-control anidado29 con más de 23.000 pacientes estos fármacos se asociaban con un riesgo aumentado de infecciones que requerían hospitalización (RR=1,52; 1,18-1,97), aunque inferior al observado con corticoides (RR=2,56; 2,29-2,89). Sin embargo, los datos no son tan claros en la EII. En los ensayos clínicos, las infecciones no eran superiores a las observadas en el grupo placebo y en series abiertas esta complicación aparece en aproximadamente un 7% de los pacientes tratados (1,8% graves)30, aunque sin poder valorar la influencia de otros factores, dada la ausencia de grupo control. En los registros publicados (TREAT) tampoco se observa un aumento de las infecciones31; sin embargo se han descrito infecciones graves en el 6,5% de los pacientes con leucopenias12 y diversas infecciones oportunistas no asociadas a mielotoxicidad como herpes zoster, listeriosis, etc.15, constituyendo globalmente la principal causa de mortalidad atribuida a estos fármacos, aunque el riesgo es muy bajo. Entre las infecciones no graves se ha encontrado un aumento de las producidas por el virus del herpes simple o genital y de verrugas cutáneas, aunque no de infecciones respiratorias virales32. Al contrario que los corticoides, la administración de tiopurínicos, no comporta un riesgo aumentado de abscesos intraabdominales33. En cuanto a las complicaciones infecciosas postquirúrgicas no parece que estos fármacos las favorezcan. Únicamente un estudio34 de los 4 publicados34-37 muestra un mayor riesgo. Sin embargo, el metaanálisis de los estudios llevados a cabo no muestra una asociación (OR=1,17; 0,81-1,69; I2=43%). Neoplasias La administración de tiopurinas no comporta un mayor riesgo de tumores, cuando éstos se consideran de un modo global, como se deriva de un metaanálisis que incluyó 9 estudios con más de 4.000 pacientes tratados38. Sin embargo, hay tres neoplasias que podrían estar relacionadas con el tratamiento con tiopurinas: el linfoma, el cáncer de piel no melanoma y la displasia cervical. La relación entre linfoma y tiopurinas se conoce desde hace años y se fundamenta en la comunicación de casos aislados de localización atípica, excepcionales fuera de una situación de inmunosupresión, como el linfoma cerebral primario, por el hecho de estar asociado frecuentemente a la presencia del VEB, de forma análoga a la enfermedad linfoproliferativa postrasplante y por último por casos aislados de regresión espontánea tras la retirada del fármaco. Sin embargo, son dos los estudios que han establecido firmemente esta relación y su magnitud. El primero es un metaanálisis39 que incluye 6 estudios con 11 casos de linfoma frente a los 2,63 esperados lo que supone un riesgo relativo de 4,18 (2,07-7,51). El segundo es un estudio de cohortes poblacional con casi 20.000 pacientes seguidos durante una media de 3 años en el que encontraron 23 linfomas (1 linfoma de Hodgkin y 22 LNH), de los cuales 15 fueron diagnosticados en pacientes que recibían tratamiento con tiopurinas: en 2 casos las habían tomado previamente y en 5 nunca las habían recibido. La hazard ratio no ajustada con respecto a los pacientes no tratados fue de 3,45 (1,34-8,89), para los que recibían el fármaco y de 0,74 (0,15-3,68), para quienes lo habían tomado con anterioridad. En el análisis multivariante se encontraron como factores de riesgo, la edad mayor de 65 años, el sexo masculino y el empleo actual (no pasado) de tiopurinas con una HR=5,26 (2,20-12,6; p=0,0002). 503 Sección 4. Intestino delgado y colon La incidencia del cáncer de piel no melanoma (CPNM) parece estar aumentada en pacientes con EII, como se observa de forma constante en los 3 estudios epidemiológicos de cohortes retrospectivos publicados40 con tasas de incidencia ajustadas que oscilan entre 1,4 y 2,2 con respecto la población general. Uno de los factores predisponentes es la inmunosupresión, como se ha comprobado en el caso de los trasplantes de órgano sólido, y de forma particular el tratamiento con tiopurinas. Éstas tienen la capacidad de incorporarse al ADN de la piel, favoreciendo la aparición de metabolitos mutagénicos, en presencia de radiación ultravioleta A (UVA). Existen datos recientes que apoyan la asociación entre tiopurinas y este tipo de neoplasia en la EII. El primer estudio con un diseño de casos control anidado incluyó a 742 pacientes con EII y CPNM y encontró una incidencia mayor de este tumor en pacientes con empleo reciente (OR=2,07; 1,28-3,33) o continuado de tiopurinas (OR=4,27; 3,08-5,92)41. Nuevamente, la evidencia más sólida de la aporta el estudio CESAME42 ya mencionado. Éste informó la aparición de 32 casos de CPNM, mostrando una incidencia mayor en pacientes con empleo actual o pasado de tiopurinas, diferencias que aumentaban con la edad (figura 6). Los factores asociados al desarrollo de CPNM fueron tres: tratamiento actual con tiopurinas (OR=7,3), tratamiento pasado (OR=5,1) y la edad (OR=1,1). Finalmente, se discute la relación entre la administración de tiopurinas y la probabilidad de desarrollar una displasia cervical. De hecho, se ha encontrado una incidencia aumentada de citologías patológicas con respecto a la población general en varios estudios de casos-control43-46 aunque en el que incluye un mayor número de pacientes47 no se encuentra esta asociación. Por tanto, la asociación, caso de existir, es débil con unos riesgos relativos discretos (1,4-1,5). Conceptualmente, esta asociación es posible, dado el origen vírico de este tipo de tumores, además de haberse descrito la regresión de este tumor tras la retirada de la inmunosupresión44. Por este motivo, es recomendable la vacunación cuando corresponda y las revisiones 504 6 Incidencia (por 1.000 PY) Este riesgo plantea la duda de si existe una adecuada relación riesgo-beneficio para estos fármacos y en el único estudio que lo valora a través de un modelo teórico existe un beneficio claro a favor de tratar, mayor cuanto más dure el tratamiento y cuanto más joven sea el paciente1. 5,06 5 4,04 4 3 2,59 1,96 2 1 0 0,59 0,5 0,6 0,84 0 < 50 años 50 - 65 años > 65 años Tiopurinas actual Tiopurinas previas No tiopurinas Figura 6. Incidencia de cáncer de piel no melanoma con tiopurinas. Estudio CESAME. ginecológicas aconsejadas para pacientes inmunodeprimidos, generalmente anuales. Gestación y lactancia Estos fármacos están incluidos dentro de la categoría D de la FDA, es decir que este organismo asume que hay evidencia de riesgo, pero los beneficios pueden superar a los riesgos. Sin embargo, las datos sobre su teratogenicidad se basan en modelos experimentales animales donde las dosis utilizadas son mucho más elevadas que las empleadas en la clínica habitual. De hecho, en animales no se observan alteraciones por debajo de una dosis de 5 mg/kg48. Por otro lado, aunque la azatioprina pase la placenta, el hígado fetal carece de la enzima encargada de la conversión a mercaptopurina (inosinato fosforilasa) protegiendo al embrión en el periodo de organogénesis de la exposición a estos fármacos49. Algunos estudios publicados han encontrado una asociación entre bajo peso al nacer y prematuridad50,51 y el empleo de azatioprina en pacientes con EII durante la gestación. En general se acepta que ello puede ser más bien la consecuencia de la propia actividad de la enfermedad que del fármaco en sí y, de hecho, esta asociación no se recoge en otros estudios52-54. En cuanto a si estos fármacos aumentan el riesgo de malformaciones, los datos de la mayoría de los estudios52,53,55,56, destacando el de cohortes pros- 35. Riesgos y complicaciones de las terapias inmunomodulares y biológicas de la enfermedad inflamatoria intestinal TABLA 3. Efectos adversos más frecuentes del metotrexate LevesGraves Gastrointestinales Mielotoxicidad Náuseas y vómitos Leucopenia DiarreaTrombopenia Estomatitis Rash Macrocitosis Hepatotoxicidad Alopecia Toxicidad pulmonar Toxicidad neurológica Teratogenicidad pectivo realizado dentro del proyecto CESAME54, muestran una incidencia similar a la observada en la población general y en pacientes no tratados. Únicamente en el Registro Médico Sueco de Nacimientos50 que recoge 300 gestaciones de mujeres tratadas con azatioprina (la mayor serie en la actualidad) se encuentra una tendencia a una mayor frecuencia de malformaciones (6,2% vs. 4,7%; OR=1,41; 0,98-2,04) y una asociación significativa con defectos septales auriculares o ventriculares (OR=3,18; 1,45-6,04). Sin embargo, el riesgo global es bajo y probablemente sean necesarios más estudios prospectivos y multicéntricos para establecer con mayor precisión este riesgo. A pesar de este potencial y pequeño riesgo de estos fármacos hay que tener presente que el principal condicionante del resultado de la gestación en la EII es la actividad de la enfermedad y en este sentido las principales sociedades científicas57,58 recomiendan continuar con su administración durante el embarazo porque los beneficios superan claramente a los riesgos. En cuanto a la lactancia, a pesar de estar desaconsejada por la ficha técnica del fármaco, la administración de tiopurinas probablemente sea segura puesto que no se ha detectado en la leche materna59 o bien a concentraciones mínimas, estimadas en un nivel inferior a 0,008 mg/kg/día, en el lactante60, probablemente de consecuencias nulas o irrelevantes. De hecho, en un pequeño estudio de casos-control realizado sobre 11 lactantes de madres en tratamiento con azatioprina no se encontró un aumento del riesgo de infecciones61. La concentración de mercaptopurina en la leche materna es más alta durante las 4 horas siguientes a su administración, por lo que una medida a considerar se- ría la administración del fármaco en una dosis única nocturna, procediendo a la evacuación de la leche excretada en las 4 horas siguientes60. En definitiva, con los datos actuales podemos recomendar a la paciente mantener el fármaco durante la gestación y la lactancia. Metotrexato Este fármaco se emplea con menos frecuencia en la EII y prácticamente se limita a la enfermedad de Crohn, como alternativa a los inmunosupresores tiopurínicos. Los EA con este fármaco son frecuentes, al menos en series abiertas62, donde hasta un 79% de los pacientes experimentan algún efecto secundario obligando a la retirada del fármaco en el 33%. Esto contrasta claramente con los resultados de los ensayos clínicos presentados donde los EA son poco frecuentes y con retiradas excepcionales63. En la tabla 3 se enumeran los EA relacionados con este fármaco, destacando por su frecuencia los gastrointestinales (náuseas y vómitos, diarrea y estomatitis) y los relacionados con toxicidad hepática. La hepatotoxicidad debida a la administración crónica de metotrexato consiste en una infiltración grasa con grados variables de inflamación que pueden conducir a necrosis celular y finalmente a fibrosis-cirrosis. La progresión a cirrosis depende de la dosis administrada y puede ocurrir en ausencia de alteraciones analíticas. Por este motivo, y dada la elevada incidencia encontrada en otras indicaciones (7%), fundamentalmente en pacientes con psoriasis, se ha aconsejado la realización de una biopsia hepática a partir de una determinada dosis acumulada (mayor de 1,5 g)64. La frecuencia de fibrosis observada en la biopsia hepática de pacientes con otras enfermedades como la artritis reumatoide65 es claramente inferior (0,5%) aunque ello contraste con la frecuencia con la que se observan alteraciones de las enzimas hepáticas (31% en 3 años). A menudo éstas se resuelven de forma espontánea o tras disminuir la dosis del fármaco. La información disponible en la enfermedad de Crohn es más pobre pero probablemente se acerque más a la incidencia observada en la artritis reumatoide (AR). Así, en una serie de 20 pacientes66 con una dosis acumulada media de 2.633 mg únicamente un paciente mostraba fibrosis grave en la biopsia, asociando en este caso otros factores de riesgo como diabetes y obesidad. Por este motivo, la biopsia hepática no se aconseja67 en función de una dosis acumulada del fármaco, aunque es posible que métodos no invasivos de valoración de fibrosis 505 Sección 4. Intestino delgado y colon Intolerancia a AZA/6-MP STOP Sí Bio psia hep ObesidadAlcoholismo Diabetes Hepatopatía átic a No Anticoncepción Metrotexate + Ác. fólico Dosis GOT/GPT x 3 VN Monitorización Hemograma + 1/mes x2 Albúmina + 1/4-8 sem. Transaminasas Albúmina Fibroscan < 7,3 GOT/GPT en 5/9 Biopsia hepática Figura 7. Manejo y monitorización aconsejada del metrotexato. como el Fibrotest® o el Fibroscan® puedan ser de utilidad en la monitorización de estos pacientes68,69. Las recomendaciones para evitar esta complicación15 son las propuestas por el American College of Rheumatology (ACR)65 y consisten en evitar el empleo de este fármaco en pacientes con factores de riesgo de esteatosis como diabetes, obesidad, ingesta elevada de alcohol o hipertransaminasemia basal. Los controles bioquímicos aconsejados (figura 7) son mensuales debiendo reducir la dosis del fármaco al 50% cuando se observa una elevación de las transaminasas superior a 3 veces el LSN. La biopsia hepática estaría indicada en caso de hipertransaminasemia persistente (5 de 9 determinaciones en 12 meses), sobre todo si se acompaña de hipoalbuminemia. En todos los casos, se aconseja la administración de ácido fólico, dado que reduce en un 80% el riesgo de hipertransaminasemia, además de mejorar la tolerancia digestiva70 sin disminuir su eficacia. Otro EA a tener en cuenta por su gravedad es la toxicidad pulmonar. Su forma más representativa es la neumonitits intersticial que aparece con una frecuencia de 2-3 casos/100 pacientes-año. Suele aparecer en el primer año de tratamiento y se caracteriza por tos seca, disnea y fiebre, además de la aparición de un infiltrado intersticial en la radiología de tórax. Es importante reconocerla precozmente y tratarla con corticoides y retirada del fár- 506 maco lo antes posible, porque tiene una mortalidad elevada (17%)71. Respecto al riesgo de neoplasia, y en particular de linfoma, no hay datos de que este fármaco esté relacionado con el desarrollo de este tumor72. En cuanto a los efectos inmunosupresores, el riesgo de infecciones está mínimamente aumentado y es poco probable que aumente el riesgo de infecciones oportunistas. Aunque la experiencia en la EII es limitada, en la AR existen amplios estudios que lo corroboran. Así, un estudio casos-control anidado con más de 23.000 pacientes informó un riesgo de neumonía discretamente aumentado (RR=1,6; 1,02-1,33) pero no se registraron infecciones graves u oportunistas. Por último, recordar que es un fármaco que está formalmente contraindicado en el embarazo al ser abortígeno y teratógeno, habiéndose descrito una embriopatía por metotrexato que incluye malformaciones craneofaciales, del tubo neural y alveolitis fibrosante. Las recomendaciones en este sentido15,58 son las de adoptar medidas anticonceptivas eficaces durante el tratamiento y retirar el fármaco al menos 3-6 meses antes de la concepción. Ciclosporina La ciclosporina es un fármaco cuya indicación en la EII está limitada al brote grave de colitis ulcerosa 35. Riesgos y complicaciones de las terapias inmunomodulares y biológicas de la enfermedad inflamatoria intestinal TABLA 4. Efectos adversos de la ciclosporina 75 Leves Gastrointestinales: Náuseas y vómitos (6%). Dispepsia. Diarrea. Hepatotoxicidad (3%). Metabólicas: Hiperglucemia. Hiperpotasemia. Neurotoxicidad: Parestesias. Temblor (7%). Cefalea (5%). Hiperplasia gingival (2%). Hirsutismo (13%). Graves Neurotoxicidad: Convulsiones (1%). Encefalopatía. Nefrotoxicidad (6%). Hipertensión (11%). Alergia. Infecciones (3%). Neoplasias. (CU) donde en la actualidad los fármacos anti-TNF constituyen una alternativa con una eficacia similar73 y una monitorización más sencilla (aunque con un coste notablemente superior), por lo que es un fármaco que probablemente tienda a emplearse con menos frecuencia en el futuro. Los EA más frecuentes han quedado reflejados en la tabla 4. Globalmente son frecuentes, apareciendo en un 31-67% de los pacientes, aunque generalmente son leves. El principal riesgo son las infecciones oportunistas, un hecho que debe de ser firmemente considerado, especialmente en el contexto de un brote grave, donde es utilizado con mayor frecuencia. Aunque en alguna serie constituye la causa principal de mortalidad asociada a este fármaco (2,8%)74, la tasa de mortalidad global de todas las series publicadas, con más de 1.200 pacientes tratados, se situaría en el 1%. El riesgo de infección aumenta con la dosis y con las asociaciones con otros inmunosupresores, algo habitual en el brote grave de CU, donde los pacientes reciben además corticosteroides. Para intentar minimizar este riesgo se aconseja utilizar, sobre todo en situaciones de triple inmunosupresión, profilaxis frente al P. jiroveci (P. carinii) con trimetoprim-sulfamatoxazol (160/800 3 veces/semana)75. Por otro lado, es posible que se pueda evitar la recomendación de prolongar el tratamiento con ciclosporina 3-6 meses evitando la triple inmunosupresión, dado que los resultados en cuanto a eficacia podrían ser similares76. También es importante utilizar las dosis mínimas eficaces y en este sentido la utilización de 2 mg/kg con ajuste posterior para conseguir unos niveles de ciclosporinemia entre 150-250 ng/ml es tan eficaz como el empleo de las dosis inicialmente aconsejadas de 4 mg/kg77. En este punto, es primordial el poder disponer de una monitorización adecuada con determinación de sus niveles cada 48 horas o bien diarios, si no se encuentran dentro del rango aconsejado. Especial importancia tiene la monitorización de algunos parámetros como la función renal y los valores de colesterol y de magnesio, dado que la probabilidad de neurotoxicidad parece mayor cuando están disminuidos. De hecho se aconseja no iniciar el tratamiento si el colesterol es inferior a 120 mg/dl (una aseveración que se repite constantemente en la literatura, sin que pueda sustentarse en evidencias consistentes). Es bien conocido que la ciclosporina puede elevar los niveles de tensión arterial y la glucemia. Biológicos: anti-TNF En el presente apartado se comentan los EA de los dos agentes biológicos autorizados para el tratamiento de la EII, infliximab y adalimumab y de otros relacionados con alguno de los que puede utilizarse con la nomenclatura de fármaco fuera de indicación, entre los que se incluyen el certolizumab, golimumab, natalizumab y ustekinumab. Los EA de los fármacos anti-TNF se pueden clasificar en 3 grupos en dependencia de su especificidad (tabla 5): específicos de clase, esto es comunes a todos los fármacos; específicos de fármaco, en este caso vinculados al empleo de un biológico concreto, con opción a cambiar a otro agente sin riesgo de que reaparezca el EA y específicos de la enfermedad, es decir que favorecerían la aparición de infecciones dependientes de la enfermedad, aunque este punto no está suficientemente aclarado. La frecuencia de EA en todas las indicaciones, no solo en la EII, se ha establecido en un reciente 507 Sección 4. Intestino delgado y colon TABLA 5. Efectos adversos de los fármacos anti-TNF. Específicos de la enfermedad E.S. de clase E.S. específicos de cada fármaco Infecciones intracelulares Autoinmunidad Neoplasias (linfoma) Inmunogenicidad Sepsis abdominal Insuficiencia cardiaca Alergias Enfermedad desmielinizante Hepatotoxicidad Hematológicos Raros: Broncoespasmo, retinopatía, mialgias metaanálisis78 que incluyó a más de 60.000 pacientes en 163 ensayos clínicos y 46 estudios de extensión. Globalmente, los EA son más frecuentes en el grupo tratado que en los controles, aunque con una magnitud muy discreta (OR=1,19; 1,09-1,3). De hecho, el número de pacientes a tratar para que aparezca daño (NNH) es de 37. Similares resultados se obtienen para la retirada de la medicación por EA, con una OR de 1,32 (1,06-1,64) y un NNH de 37. Es decir que los EA de estos fármacos aparecen con una frecuencia ligeramente superior al placebo o a los tratamientos clásicos, si bien es cierto que algunos de ellos pueden ser graves (véase más adelante). Infecciones Si bien el riesgo global de infección asociado al empleo de anti-TNF está bien establecido en la artritis reumatoide79, en la EII no es tan evidente, al no haberse documentado un aumento de infecciones frente a los controles, ni en los ensayos clínicos, ni en los registros publicados. Además, los resultados en las indicaciones reumatológicas no son necesariamente extrapolables a la EII, porque en general los pacientes son más jóvenes y con una menor comorbilidad. En el metaanálisis de Peyrin-Biroulet80 que engloba todos los ensayos clínicos publicados con IFX en la EC hasta ese momento, no se detectaron diferencias en la prevalencia de infecciones graves cuando se comparó con la observada en sujetos control. Los resultados con otros fármacos anti-TNF como el adalimumab81 o el certolizumab82 son similares. Probablemente los ensayos clínicos no son capaces de detectar diferencias porque la propia enfermedad puede predisponer a las infecciones, el seguimiento es corto, el número de pacientes incluidos es relativamente pequeño, en comparación con otros diseños como los registros, 508 y sobre todo porque la comorbilidad y el riesgo de infección en general pueda ser más bajo que el existente en un “entorno real”83. Sin embargo, tampoco los registros TREAT y ENCORE encontraron en el análisis multivariante un aumento en la tasa de infecciones graves con respecto a los controles31,84. Esto ha cambiado recientemente, ya que en la última actualización del registro TREAT85 se encuentra un aumento discreto pero significativo del riesgo de infección (HR=1,44; 1,03-2,01). En cifras absolutas, el riesgo es bajo en las series publicadas. En la más numerosa de Lovaina86 con 734 pacientes y un seguimiento medio de 58 meses, el porcentaje de pacientes que desarrolló infecciones era del 6% frente al 9% en el grupo control, lo que representaba una tasa de 1,6 eventos/paciente-año. En series iniciales como la de la Clínica Mayo la frecuencia es superior con un 4% de infecciones graves y hasta un 0,8% de mortalidad, aunque es cierto que prácticamente todos los fallecimientos tuvieron lugar en pacientes mayores de 60 años, en un momento en el que no se conocía por completo el perfil de seguridad del fármaco (insuficiencia cardiaca, tuberculosis, etc.). En definitiva, y a título orientativo, la tasa de infecciones graves asociadas al empleo de estos fármacos y que se mantiene de forma relativamente constante y llamativa en todos los registros y revisiones sistemáticas, se sitúa en alrededor de 5/100 pacientes-año79,4,81,87,88 incluyendo un 0,8-2% de infecciones oportunistas. El tratamiento combinado con inmunomoduladores, no parece incrementar el riesgo de infecciones (globalmente consideradas) en los pacientes con EII, a la luz de los datos proporcionados por estudios que han evaluado la tasa de infecciones en pacientes con monoterapia, frente a tratamiento combinado, tanto en ensayos clínicos89, como en series abiertas86 o estudios poblacionales90. Sin em- 35. Riesgos y complicaciones de las terapias inmunomodulares y biológicas de la enfermedad inflamatoria intestinal No solo los fármacos y su asociación aumentan el riesgo de infección, existen otros factores que debemos tener en cuenta en la toma de decisiones, unos dependientes de la enfermedad como la duración, gravedad, malnutrición, etc. y otros dependientes del individuo, como las comorbilidades existentes o la edad. En este sentido el empleo de fármacos anti-TNF aumenta no solo las infecciones graves en pacientes mayores de 65 años, sino también la mortalidad94. Son múltiples las infecciones que se han descrito con estos fármacos y no es posible hacer una revisión de todas ellas, por ello nos centraremos en las que son susceptibles de medidas preventivas eficaces. Infecciones bacterianas: tuberculosis Aunque han sido los fármacos anti-TNF los que han despertado la alarma sobre esta infección, ya en la era prebiológicos los pacientes con EII presentaban un riesgo aproximadamente doble de sufrir esta enfermedad95, posiblemente en relación con la exposición a corticoides, entre otros factores. Con los anti-TNF el riesgo de tuberculosis (TBC) está claramente aumentado. En áreas de baja prevalencia, la probabilidad de desarrollar esta infección es entre 4 y 8 veces superior a la observada en la población no expuesta96,97, sin embargo en áreas endémicas como España el riesgo es mucho mayor, con una incidencia de hasta 90 veces la esperada98. Además, la presentación es agresiva, con predominio de formas extrapulmonares (60%) y diseminadas (24%)99 y con una mortalidad que oscila entre el 0,9% y el 20 18 16 14 12 10 8 6 4 2 0 Pacientes (%) bargo, el riesgo de infecciones oportunistas sí parece que aumente con la asociación. En el estudio de casos-control de Toruner et al.91 la OR para un inmunosupresor en monoterapia es de 2,9 (1,5-5,3) frente a 14,5 (4,9-43) para la asociación de 2-3 fármacos. Por otra parte, el perfil de infecciones es diferente para cada medicación, así los corticoides se asocian más con infecciones fúngicas, los anti-TNF con procesos granulomatosos y los inmunomoduladores con infecciones víricas, aunque con mucho solapamiento entre ellos. A pesar de que algunos estudios sugieren que la combinación con inmunosupresores podría aumentar el riesgo de infecciones92,93, (figura 8) en condiciones de ensayo clínico controlado (las más rigurosas) esto no es realmente así. Mención aparte, los corticoides aumentan los riesgos en muchos estudios (Toruner, TREAT, el registro europeo de infliximab, etc.). p=0,005 p=0,064 p=0,034 8,9 11,6 9,9 5,7 ADA ADA + IMM ADA + Cx ADA + IMM + Cx Figura 8. Aumento del riesgo de infecciones con la asociación de biológicos con IMM y corticoides. Global de ensayos clínicos con adalimumab en la enfermedad de Crohn93. 13%100. Los casos de TBC aparecen precozmente tras el inicio del tratamiento. En el caso del IFX, la mayoría ocurren tras la 2ª-3ª dosis, por tratarse de reactivaciones de formas latentes. Las medidas propuestas por las principales sociedades científicas15,101,102 van dirigidas a la identificación de estas formas latentes, ya que en estos casos el tratamiento adecuado ha demostrado ser eficaz. De hecho, tras la implantación de estos programas de prevención, las tasas de incidencia han llegado a igualarse con las de la población general103. Estas medidas incluyen la realización de Mantoux, que en caso de resultar negativo hay que repetir entre 1-8 semanas después (Booster) (especialmente en pacientes con tratamiento inmunosupresor), radiología de tórax y una detallada investigación relativa a la exposición con posibles contactos. En caso de un Mantoux positivo (induración mayor o igual a 5 mm), radiología compatible o contacto comprobado reciente, debe descartarse la existencia de una TBC activa y realizar quimioprofilaxis con alguna de las pautas existentes, aunque la más frecuentemente empleada es la isoniazida durante 9 meses102. Es prioritario seguir estas recomendaciones puesto que un seguimiento incompleto conlleva un riesgo 7 veces superior de tuberculosis, algo que se detecta en cerca del 40% de los tratamientos iniciados104. Una vez hecho el estudio inicial, no hay que relajar la atención sobre esta infección puesto que ni la quimioprofilaxis tiene una eficacia completa100, ni podemos descartar contactos futuros. Aunque no hay recomendaciones en este sentido, en algunos centros se realiza Mantoux anual que permitiría identificar en el seguimiento 509 Sección 4. Intestino delgado y colon EII Serología VHB Ac HBc + Ag HBs + DNA DNA y GOT/GPT VHB crónica DNA> 2000 UI/ml ↑GOT/GPT VHB inactivo VHB inactivo DNA>50 UI/ml Tratamiento Profilaxis antiviral • Tenofovir • ¿Interferón? (EC) • Entecavir • Tenofovir • Lamivudina si • Entecavir tto. corto (< 1 año) Al diagnóstico Ag HBs y Ac HBc – Anti HBs + Vacunación previa VHB resuelto DNA<50 UI/ml Vigilancia Anti HBs – Vacunar Anti HBs < 10 mUI/ml Revacunar Figura 9. Manejo de la hepatitis B en la EII151. hasta un 8% anual de nuevos diagnósticos de TBC latente105 (nuevos contactos o falsos negativos de las determinaciones iniciales). Además es importante la vigilancia de contactos y síntomas para diagnosticar y tratar precozmente los casos que se produzcan. Los IGRA (Interferon-Gamma Release Assays), cuando están disponibles, aportan varias ventajas, incluyendo su comodidad y rapidez (no es necesario acudir de nuevo a la lectura), su mayor especificidad, al no interferir con la vacunación, y su mayor sensibilidad al conseguir un 10-20%106 más de diagnósticos de TBC latente. Sin embargo, es difícil que sustituyan al Mantoux puesto que son pruebas diagnósticas que tienen una baja concordancia entre sí (k=0,2-0,3) y sobre todo porque su capacidad diagnóstica está limitada en un contexto de inmunosupresión107,108. Por este motivo, probablemente, y al menos en áreas como la nuestra, deban emplearse conjuntamente. Otras infecciones bacterianas Dentro de las infecciones bacterianas cabe destacar a las infecciones granulomatosas83 como la listerio- 510 sis, nocardiosis o la infección por micobacterias no tuberculosas. De todas ellas, debe subrayarse a la primera, dada su gravedad y su tasa de mortalidad, que puede alcanzar hasta un 30%, a pesar del tratamiento antibiótico102. Medidas dietéticas de carácter preventivo incluyen el evitar la leche y queso no pasteurizados, carnes poco cocinadas o vegetales crudos. Infecciones víricas: Hepatitis B En el año 2004 se describe por primera vez la reactivación del virus de la hepatitis B (VHB) en dos pacientes con EII tratados con IFX que eran portadores del antígeno de superficie de la hepatitis B (AgHBs), uno de los cuales fallece. Ya se había descrito con anterioridad esta situación en enfermedades reumatológicas110,111. La probabilidad de reactivación quedó bien patente en el estudio prospectivo español REPENTINA112, cifrándose en un 36% de los pacientes con AgHBs que se hallaban en tratamiento inmunosupresor. El único factor predictivo de que este hecho ocurriera fué la asociación de 2 o más IMM. A partir de ese momento, se consideró 35. Riesgos y complicaciones de las terapias inmunomodulares y biológicas de la enfermedad inflamatoria intestinal obligado evaluar la situación con respecto a la infección por el VHB antes de iniciar el tratamiento con anti-TNF, aunque estas recomendaciones se puedan generalizar al empleo de fármacos con potencial inmunosupresor. En el caso de detectarse una hepatitis crónica o la presencia del AgHBs, es obligado iniciar tratamiento antiviral, al menos 3 semanas antes del biológico y prolongarlo al menos 3 meses después de abandonarlo102, siempre que el estado de la infección virológica lo permita. Se ha descrito un único caso de reactivación en ausencia de AgHBs y con AcHBc positivo113 tras tratamiento con IFX. Sin embargo, este hecho parece excepcional y en una serie reciente que incluyó a 72 pacientes con este patrón de infección, no logró demostrarse la replicación del virus B en ninguno de ellos tras el tratamiento con IFX114. Por este motivo, no se recomienda en la actualidad realizar profilaxis sistemática en pacientes con AcHBc positivo y AgHBs negativo, aunque esto no excluye una vigilancia cuidadosa de los marcadores y del DNA viral. Finalmente, en todos los pacientes con EII es aconsejable la vacunación frente al VHB, idealmente en el momento del diagnóstico. En todos los casos se aconseja una vigilancia monitorizando los títulos de anti-HBs con periodicidad, ya que hasta un 57% de los pacientes pierden la protección al cabo de un año de seguimiento115. En la figura 9 se describe el manejo de la hepatitis B en pacientes con EII. En la hepatitis C no parece que los inmunomoduladores tengan un efecto deletéreo sobre la replicación viral, por lo que estos tratamientos se pueden iniciar o continuar si es preciso102. En el caso particular de los fármacos anti-TNF tampoco parece que influyan sobre la evolución de la hepatitis C, aunque el número de pacientes recogido en la literatura (85 pacientes en 11 publicaciones) es todavía escaso116. Dentro de las infecciones víricas habría que destacar a la reactivación del virus JC con aparición de leucoencefalopatía multifocal progresiva (LMP), tal como se ha observado tras el tratamiento con algunos biológicos como natalizumab, efalizumab y rituximab117. Ninguno de ellos está aprobado para el tratamiento de la EII, aunque el natalizumab está disponible en Europa bajo la fórmula de tratamiento fuera de indicación (uso compasivo) pero sometido a un estrecho programa de vigilancia (TOUCH prescibing program). La legislación obliga en este supuesto a su administración en monoterapia, aunque esto no evita que pueda aparecer la LMP118. La incidencia estimada es de 1 caso/1.500 pacientes tratados119 y su pronóstico es infausto en la mayoría de los casos, aunque recientemente se ha publicado un enfermo tratado con éxito y sin secuelas graves120. Virus como el HHV-6, Epstein-Barr y CMV no parecen tener un papel destacado tras el tratamiento con biológicos121. Destacar al VVZ con el que se han descrito casos de infecciones graves tanto con corticoides, como con inmunomoduladores o biológicos122. Por este motivo, ante la aparición de una infección por este virus se aconseja retirar la inmunosupresión temporalmente e iniciar tratamiento antiviral102. Infecciones fúngicas y parasitarias Son múltiples las infecciones descritas102 aunque poco frecuentes. Deben destacarse la infección por P. Jiroveci (anteriormente P. Carinii) por su elevada mortalidad (hasta un 27%)123. Es posible utilizar tratamiento quimiopreventivo (cotrimoxazol 160800 mg 3 veces/semana, p.o) que adoptaremos en función de la prevalencia local. En general, se aconseja en caso de triple inmunosupresión cuando uno de los fármacos corresponde a un anti-TNF102 o ciclosporina como ya se ha mencionado. Neoplasias De forma global las neoplasias no se han encontrado con más frecuencia en los pacientes en tratamiento con anti-TNF en los diferentes tipos de estudios: ensayos clínicos80, registros124, estudios de cohortes125 o series abiertas86. En la artritis reumatoide (AR), un metaanálisis de los ensayos clínicos publicados hasta ese momento, encontraba un riesgo aumentado de neoplasia en pacientes que recibían dosis altas79 del fármaco. De nuevo, estos datos no son necesariamente extrapolables a la EII por el diferente riesgo basal de neoplasia en ambas patologías o por una edad media superior en la AR. Recientemente la European Medicines Agency ha publicado un metaanálisis con 22.000 pacientes en 74 ensayos clínicos en todas las indicaciones posibles y con todos los fármacos anti-TNF, encontrando un riesgo de neoplasia similar al de los controles126 salvo para el cáncer de piel no melanoma (CPNM) con un riesgo relativo de 2,02 (1,11-3,95). Un riesgo similar encuentran en el estudio de casos-control anidado127 comentado a propósito de los tiopurínicos, por lo que las recomendaciones de prevención para estos fármacos son extensivas a los anti-TNF. 511 Sección 4. Intestino delgado y colon El linfoma es la neoplasia que más preocupación ha suscitado, no solo por un riesgo aumentado, sino por la descripción de formas especialmente graves como el linfoma hepatoesplénico. El único metaanálisis128 que valora este aspecto y que incluye cerca de 9.000 pacientes con un seguimiento medio de 74 semanas, encuentra una incidencia de 6,1 casos/10.000 persona-año (PA) frente a los 2 casos/10.000 de la población general, lo que la hace tres veces superior (SIR=3,23; 1,5-6,9) y similar a la encontrada con las tiopurinas. Datos procedentes del registro prospectivo francés RATIO que incluye a pacientes de todas las indicaciones, no solo EII, apoyan estos resultados al encontrar una incidencia de 4,2 casos/10.000 PA doblando a la de la población general129. El linfoma hepatoesplénico es una entidad excepcional habiéndose descrito 36 casos en la EII130, habitualmente asociado a inmunosupresores tiopurínicos o bien a la utilización conjunta de éstos con fármacos anti-TNF. Su incidencia calculada aproximada se situaría en torno a 1:22.000 pacientes con tratamiento combinado y algo menor (1:45.000) para la monoterapia con tiopurinas. Aparece generalmente en pacientes varones y menores de 35 años, aunque hay casos descritos por encima de dicha edad. Su pronóstico es generalmente infausto, lo que ha llevado a la recomendación de evitar la asociación de tiopurinas y anti-TNF en pacientes jóvenes67. Existen menos datos que con los fármacos tiopurínicos sobre el papel de los anti-TNF en la displasia cervical. Un único estudio casos-control45 encuentra una incidencia discretamente elevada con respecto a la población general (1,82; 1,39-2,39), pero no con respecto a pacientes con EII y sin esta medicación (1,25; 0,65-2,40), por lo que los resultados son contradictorios. En todo caso, la magnitud de la asociación es pequeña y no cambia la recomendación de las revisiones ginecológicas que establezcan las sociedades correspondientes. El cáncer de pulmón se ha encontrado con una frecuencia mayor de la esperada en alguna serie abierta (hasta un 23% en pacientes fumadores mayores de 65 años), incluso con algún caso de regresión espontánea tras la retirada del anti-TNF, lo que apoya la responsabilidad del fármaco en su aparición. Además, en un ensayo clínico con infliximab realizado sobre 157 pacientes con EPOC se detectaron 9 casos de este tipo de tumor en el grupo tratado y 2 casos más en el seguimiento posterior, frente 512 a un solo caso en el grupo control. Por este motivo, aunque el abandono del hábito tabáquico resulta prioritario en todos los casos, cobra más importancia, si cabe, cuando el paciente está siendo tratado con tratamiento inmunosupresor o biológico. Reacciones locales e infusionales La administración de proteínas exógenas tiene el potencial de inducir inmunogenicidad con aparición de anticuerpos frente al fármaco que estemos administrando, bien anticuerpos antiinfliximab (ATI) o antiadalimumab (AAA). Estos anticuerpos se han correlacionado con pérdida de respuesta al fármaco y la aparición de reacciones infusionales131 o reacciones locales132 aunque no se encuentran en todos los pacientes que experimentan este tipo de EA. De hecho, su valor predictivo positivo es solo del 36%133. Las reacciones infusionales se presentan hasta en un 27% de los pacientes cuando el tratamiento es episódico y en un 4-6% en el caso de que el tratamiento de mantenimiento sea continuo. Menos de un 3% de los pacientes tratados se ven obligados a interrumpir o abandonar la terapia por esta razón. En el caso del adalimumab, las reacciones locales serían el equivalente y se presentan hasta en un 19% de los pacientes tratados, si bien es excepcional que motiven la sustitución del fármaco (menor de 1%)134. Las reacciones infusionales pueden ser agudas (aparecen durante la infusión o poco después de retirarla) o retardadas. Son similares a una reacción anafiláctica de intensidad variable y se manifiestan por síntomas como palpitaciones, sudoración, mareo, con o sin hipotensión, dolor torácico, disnea, urticaria y fiebre en casos graves. La administración concomitante de inmunosupresores o la premedicación con corticoides tienen un papel protector135. Sin embargo, se consideran reacciones anafilactoides al no tener las características de una reacción de hipersensibilidad tipo I, y no estar medidas por la IgE. Su tratamiento consiste en detener la infusión y reintroducirla a ritmo creciente, junto con la administración de antihistamínicos y corticoides en los casos graves. En las siguientes infusiones la mayoría de los autores recomiendan premedicación (sobre todo si la reacción fue grave), aunque existe escasa evidencia al respecto133. Las reacciones infusionales retardadas aparecen entre 3-12 días después de la infusión y se caracterizan por mialgias, artralgias, rash, fiebre o urticaria. Generalmente aparecen cuando ha existido un periodo más o menos largo sin administración del fármaco. 35. Riesgos y complicaciones de las terapias inmunomodulares y biológicas de la enfermedad inflamatoria intestinal TABLA 6. Efectos adversos de base inmune como complicación del tratamiento con anti-TNF Switch Sistémicas • Lupus medicamentoso + • Vasculitis ? • Sarcoidosis + Órgano-específicos • Cutáneos→Psoriasis – • Enf. desmielinizantes y polineuropatías ? • Uveítis ? • Hepatitis + • Renales (Sd. nefrótico y glomerulonefritis) ? • Neumonitis intersticial ? aunque si se buscan intencionadamente pueden aparecer hasta en un 62%140. Las lesiones pueden ser muy variadas: vasculitis leucocitoclástica, piel seca, pustulosis, infecciosas, etc., siendo las más características las lesiones inflamatorias eczematiformes y psoriasiformes. En general, bien por su extensión limitada o por buena respuesta al tratamiento tópico solo obligan a suspender el anti-TNF en un 1% de los pacientes, aunque en el caso de las lesiones inflamatorias este porcentaje asciende a un 22-34%140,141. Las localizaciones más frecuentes de las lesiones psoriasiformes son el cuero cabelludo, las flexuras (“psoriasis inversa”) y la pustulosis palmoplantar, esta última muy característica. La retirada del fármaco consigue el control de las lesiones en la mayoría de los casos, pero tras la reintroducción o el cambio a otro anti-TNF es habitual que reaparezca la sintomatología141. Manifestaciones neurológicas Fenómenos autoinmunes Existen múltiples manifestaciones de base inmune que se han asociado al empleo de fármacos antiTNF (tabla 6). Todos ellos aparecen con una frecuencia excepcional, salvo las manifestaciones cutáneas, y en la mayoría de los casos son específicas de grupo, es decir que el cambio a otro anti-TNF conlleva la reaparición del EA. Sin embargo, en algunos casos como la sarcoidosis, hepatitis autoinmune o el lupus, el cambio a otro fármaco del mismo grupo permite continuar el tratamiento136,137. La aparición de marcadores de autoinmunidad durante el tratamiento es muy frecuente con aparición de ANAs hasta en un 44-56%138,139. Aunque este fenómeno suele ocurrir generalmente de forma precoz, no conllevan un riesgo elevado de lupus medicamentoso, por lo que su determinación sistemática no está recomendada. En series abiertas138,139, se sitúa en un 1% aproximadamente, predominando la afectación articular y cutánea. La afectación visceral, sin embargo, es excepcional. Los factores de riesgo que se asocian a la aparición de este EA son la edad avanzada y unos niveles de anti-DNA mayores o iguales a 9 U/ml. Los IMM, por el contrario, parecen tener un papel protector138. Lesiones cutáneas Las lesiones cutáneas asociadas al tratamiento con fármacos anti-TNF se observan hasta en un 20% de los pacientes tratados en series retrospectivas86 Se ha descrito la aparición o exacerbación de enfermedades desmielinizantes previas, principalmente esclerosis múltiple, por lo que se debe evitar en este grupo de pacientes. La frecuencia estimada es de 1/1.000 PA y los síntomas más frecuentes son parestesias, alteraciones visuales, confusión y alteraciones de la marcha. La retirada del fármaco conlleva la resolución de los síntomas en casi todos los casos, aunque no siempre142. Es cierto que la esclerosis múltiple podría estar aumentada en la EII143 pero la secuencia temporal y sobre todo la resolución tras la retirada apoya el papel de los fármacos anti-TNF en la aparición de este EA. Se han descrito muchos otros EA neurológicos, aunque con una frecuencia excepcional, entre los que se incluyen: síndrome de Guillain-Barré144, neuritis óptica o neuropatía desmielinizante. Gestación y lactancia Los estudios más amplios publicados49 con infliximab que incluyen las gestaciones recogidas en el registro TREAT (66) o las de la base de datos Infliximab Safety Database (96) no detectan un aumento del riesgo de abortos o prematuridad con este fármaco. Con adalimumab, los resultados del estudio OTIS son similares, aunque en este caso se observa un aumento de abortos espontáneos que pudieran explicarse más por la actividad de la enfermedad que por el propio fármaco. En estas series no se ha detectado un aumento de malformaciones, aunque en una revisión de más de 120.000 EA con anti-TNF registrados en la base de datos de la FDA 513 Sección 4. Intestino delgado y colon TABLA 7. Medidas preventivas a adoptar ya desde el diagnóstico para prevenir complicaciones del tratamiento Evaluación previa al tratamiento inmunosupresor Educación ❱❱ Historia clínica • Aprendizaje de síntomas de alarma • Antecedentes de viajes o estancias en áreas tropi cales • Evitar exposición solar • Listeria: evitar leche no pasteurizada y comidas procesadas (patés, embutidos) • Antecedentes de infecciones bacterianas o fúngi cas (intertrigo, candidiasis vaginal u oral) • Antecedentes de contactos con pacientes con tuberculosis • Vacunación BCG • Antecedente de infección tuberculosa latente o activa • Historia de infecciones víricas: VVZ, VHB, VHS • Vacunaciones previas: DTP, VHB, etc. ❱❱ Examen físico • Investigar la presencia de infecciones activas locales o sistémicas • Salmonella: evitar huevos y carnes poco cocinadas Vacunaciones ❱❱ Contraindicadas si inmunosupresión (administrar antes, idealmente al diagnóstico) • Varicela • Sarampión, rubeola y parotiditis (bajo riesgo en adultos en países industrializados) • Tifoidea oral, cólera oral o fiebre amarilla en caso de viajes a países endémicos ❱❱ Aconsejadas en inmunodeprimidos • Evaluación de la salud bucodental • Papilomavirus • Visita ginecológica y citología cervical • DTP cada 10 años ❱❱ Laboratorio • Gripe anualmente • Proteína C reactiva • Neumococo cada 5 años • Sedimento/urocultivo en pacientes con síntomas antecedentes de infecciones urinarias • VHB (3 dosis) • Serologías: VVZ, CMV, VHC, VHB, HIV • Antituberculosa: contactos recientes, pacientes PPD positivos (≥ 5 mm) o signos TBC residual no tratada en Rx tórax • Examen de heces y serología estrongiloides en pacientes con estancias en áreas tropicales ❱❱ Otros • Intradermorreacción tuberculínica o PPD • Radiología de tórax Quimioprofilaxis • Anti-pneumocistis jiroveci: considerar en función de la prevalencia local en caso de 2 o más IMM o CD4 ≤ 300/μl Tratamiento de infecciones víricas subyacentes • VHB: iniciar tratamiento antiviral al menos 3 meses antes (sobre todo del biológico) • VIH: considerar tratamiento anti-TNF solo si CD4≥500/μl se encontraron 61 malformaciones congénitas, la mayoría con alguna de las incluidas en la asociación conocida como VACTERL (anomalías vertebrales, atresia anal, defecto cardiaco y anormalidades renales, traquoesofágicas o de las extremidades)145. Sin embargo, no se conoce la incidencia real, que probablemente sea muy baja, y además la malformación completa solo estaba presente en un niño. Datos no publicados de un estudio español multicéntrico demuestran que los biológicos, como las tiopurinas, son fármacos seguros en el embarazo, 514 en un estudio de más de 600 embarazos y sus correspondientes controles (Gisbert JP et al., comunicación personal). Tanto el infliximab como el adalimumab experimentan un paso activo por la placenta detectándose niveles en el recién nacido hasta 6 meses después del parto por lo que se ha recomendado evitar su administración, siempre que sea posible, a partir de la semana 30 de la gestación para el infliximab y de la 32-34 para el adalimumab y así evitar inter- 35. Riesgos y complicaciones de las terapias inmunomodulares y biológicas de la enfermedad inflamatoria intestinal TABLA 8. Vacunaciones recomendadas en pacientes con EII. Vacuna DosisComentarios Recomendaciones ECCO Papilomavirus 0,1-2,6 9 a 26 años Neumococo 1 dosis Repetir cada 3-5 años Comprobar eficacia VHB 0,1,6 Gripe 1 dosis Anual Varicela 2 dosis No en inmunodep. Otras recomendaciones (British Society of Rheumatology) Haemophilus BÚnica - Meningococo C Única - Zoster* Única > 50 años 0,6 Booster 10 años VHA ferencias con las vacunaciones, fundamentalmente rotavirus y BCG que son las que están elaboradas con gérmenes vivos. La lactancia probablemente sea segura, al no detectarse niveles de infliximab146 o mínimos de adalimumab147. Otros efectos secundarios Insuficiencia cardiaca Del empleo de anti-TNF a en dos ensayos clínicos en pacientes con insuficiencia cardiaca se desprende que estos fármacos están contraindicados en grados avanzados de la enfermedad (NYHA III y IV) al encontrarse un aumento de la mortalidad133. La incidencia de este tipo de complicación es de 3/1.000 PA de forma global, siendo mucho menor en pacientes menores de 50 años (1/3.333 PA). Hay que tener presente que hasta en un 50% de los casos puede aparecer en pacientes sin insuficiencia cardiaca o factores de riesgo cardiovascular, siendo lo habitual la resolución del cuadro tras la retirada del biológico142. Comunicación de riesgos al paciente La comunicación al pacientes de las complicaciones del tratamiento es fundamental que se haga de forma adecuada para que la percepción del riesgo sea la correcta, sin infraestimar ese riesgo. Existen pocos datos publicados al respecto, pero en una entrevista realizada por el Dr. Siegel a pacientes en una reunión de la CCFA, hasta un 45% de ellos no recordaban la conversación con su médico sobre los riesgos de la medicación y una proporción im- portante (47%) los infraestimaba148. Por este motivo, es importante proporcionar la información de una forma adecuada, utilizando riesgos absolutos en lugar de relativos y evitando porcentajes pequeños poco intuitivos (p. ej.: 0,01%) o términos imprecisos como “raro”. Suele ser de utilidad expresar estos riesgos en forma de gráfica o ponerlos en relación con situaciones de riesgo percibido conocidas149. Por último, siempre hay que destacar que la relación de riesgo-beneficio en los pocos estudios que hay publicados es favorable al fármaco2. Medidas preventivas Es importante incorporar como parte fundamental del manejo de los pacientes con EII una serie de medidas preventivas encaminadas a evitar complicaciones, fundamentalmente infecciosas, derivadas del tratamiento o de la propia enfermedad. Este tipo de medidas hay que adoptarlas de forma ideal desde el mismo momento del diagnóstico, no solo porque no vamos a retrasar la introducción de fármacos con potencial inmunomodulador, cuando sean necesarios, sino porque van a ser más eficaces, especialmente las vacunas, cuando estos tratamientos aún no se han introducido. Entre las actuaciones a realizar se incluyen (tabla 7): ❱❱ Una evaluación previa del riesgo del paciente. ❱❱ Medidas preventivas propiamente dichas que incluyen quimioprofilaxis cuando corresponda (tuberculosis, P. Jiroveci, hepatitis B), vacunaciones (tabla 8) y educación del paciente sobre 515 Sección 4. Intestino delgado y colon síntomas de alarma, evitar exposición solar, o consejos dietéticos. ❱❱ Dado que las medidas recomendadas son muchas y que es relativamente frecuente su incumplimiento150 puede ser de utilidad la adopción de listas de comprobación o checklist. En http:// gow.im/w5 se pone a disposición del lector un ejemplo. ❱❱ Por último, para intentar minimizar riesgos es importante una monitorización estrecha de estos pacientes para intentar un diagnóstico y tratamiento precoz de los EA, cuando se producen, disminuyendo al máximo sus consecuencias. Finalmente debe optimizarse la relación de riesgo-beneficio para cada paciente, teniendo en cuenta no solo los EA del tratamiento, sino las características particulares de cada paciente. Bibliografía 1. Lewis JD, Schwartz JS, Lichtenstein GR. Azathioprine for maintenance of remission in Crohn’s disease: benefits outweigh the risk of lymphoma. Gastroenterology 2000;118:1018-24. 2. Siegel CA, Hur C, Korzenik JR, Gazelle GS, Sands BE. Risks and benefits of infliximab for the treatment of Crohn’s disease. Clin Gastroenterol Hepatol 2006;4:1017-24; quiz 976. 3. Sandborn WJ, Panaccione R, Thakkar R, Lomax KG, Chen N, Chao J et al. 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