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LA ABDUCCION DE LA MODERNIDAD
PARTE 6a: Imperialismo
Por Henry C K Liu
como Modernidad
PARTE 1: La Carrera Hacia el Barbarismo
PARTE 2: Esa Antigua Religión
PARTE 3: Gobierno de Ley vs Confucianismo
PARTE 4: Taoísmo y Modernidad
PARTE 5: El Iluminismo y la Modernidad
El imperialismo es la extensión del gobierno o dominio de un pueblo sobre otro. El imperialismo antiguo
alcanzó su clímax bajo el Imperio Romano, el cual colapsó en el Oeste después de dos siglos de Pax
Romana, y se marchitó finalmente en el Este a finales de la Edad Media con el derrumbe del Imperio
Bizantino en 1453. El caída de Constantinopla en 1453 ante el Sultán Otomano Mohammad II se e por
algunos historiadores como el principio de la Edad Moderna. Después de esto, el imperialismo menguó.
Seguidamente, el Santo Imperio Romano y Dominio Otomano surgieron como confederaciones de estadosprincipados de altos grados de autonomía en lugar de imposición de gobierno imperial.
Un nuevo imperialismo nació en el Oeste con el ascenso del capitalismo comercial en el siglo 17, en el que
el comercio exterior se volvió indispensable al crecimiento de las economías domésticas. Bajo el capitalismo
comercial, el capital fue empleado principalmente para financiar invenciones y logística, no fabricación. El
capitalismo comercial era un sistema socio-económico caracterizado por la propiedad privada de los medios
de distribución, no necesariamente de producción, operando por ganancia privada a través de instituciones
de crédito de bancos privados y mercados distantes que unían. El ascenso del capitalismo industrial data de
la Revolución Industrial del siglo 18 con la propiedad privada de los medios de producción y mercados
distantes impuestos. El imperialismo del siglo diecinueve fue una extensión del capitalismo industrial. El
neo-imperialismo de la era posguerra Fría es una extensión del capitalismo financiero, en que la
manipulación global de las finanzas domina todo el resto. Aunque los caracteres específicos del capitalismo
han cambiado en las épocas, la esencia fundamental del capitalismo no es un producto de la modernidad. Ni
es el imperialismo, la extensión política del capitalismo.
El protestantismo, particularmente el calvinismo, provee el fundamento espiritual para la propagación del
capitalismo industrial. El calvinismo es crítico de la naturaleza humana y cree que la gracia de Dios es
concedida como predestinación sobre sólo algunos individuos piadosos elegidos. Un creyente puede infundir
en la propia conciencia una conciencia de estar entre los pre-seleccionados salvados, como los pocos
escogidos de Dios, si a lo largo de todas las pruebas y tentaciones, persiste en una vida santa. La
predestinación se vuelve un desafío así para ejercer un esfuerzo humano tenaz con ardiente convicción
religiosa y emprender una misión para hacer la batalla de Dios, rechazando el pesimismo y la resignación.
La predestinación tiene su paralelo en el Budismo Chino. Buscando un teólogo budista políticamente
correcto, Li Shimin, taoísta y Emperador Génesis (Taizong) de la Dinastía Tang, encontrándose él en la
persona de Xuanzang (605-661), un eminente peregrino seng (monje budista). Con el patrocinio imperial,
Xuanzang habría en su vida ser el traductor prodigioso de Yogacara-bhumi, un tratado de la escuela de
Yogacara del Budismo Indio Mahayana (Dasheng, significando "vehículo mayor"), y establece una nueva
denominación que se llamaría la secta de Faxiang (Adivinación Metodista).
Comparada con la teología misericordiosa de salvación universal en el Budismo Mahayana chino
establecido por la ampliamente reconocida secta Tiantai (Plataforma del Cielo), la secta Faxiang fundada por
Xuanzang es una anomalía del desarrollo del pensamiento Budista en China. Después de su florecer inicial,
se marchitó rápidamente después del retiro del patrocinio imperial, cuando los soberanos subsecuentes
apoyaron sus propias sectas religiosas separadas.
Xuanzang, ascendió como aprendiz eclesiástico desde su nacimiento, fue ordenado como seng a una edad
temprana en Chengdu en la provincia occidental de Sichuan. Chengdu esta a 1,200 kilómetros al este de
Lhasa en Xizang (Tibet), qué a su vez está separado por el intransitable Himalaya de Xiyu (Distrito
Occidental, un término que los geógrafos Tang usaban para incluir las regiones norteñas de India, referido
como Tianshu). Como todos los devotos y celosos sengs de sus días, Xuanzang en su juventud anhelaba una
oportunidad de ir a Xiyu, lugar de nacimiento del Budismo, para buscar la verdadera escritura así como para
la iluminación personal. El norte de India fue considerada la tierra santa del Budismo, conocida por los
budistas en China Tang como Bei Tianshu. Bei Tianshu era parte de Xiyu, un término general para todas las
regiones sur y oeste de Dunhuang, un sitio famoso de templos budistas en grutas en la provincia del noroeste
de Kansu, en la lejana frontera occidental del Imperio Tang donde empezaba la rama del sur de la Ruta de
Seda hacia India.
India era conocida como Shendu en China durante la Dinastía Han (206 BC-DC 220), posiblemente una
traducción china de la palabra en sánscrito hindú. También era conocida como la Tierra de Poluomen,
derivada de la palabra Sánscrita Brahmán. El chino moderno se refiere a India como Yindu, una
modificación de hindú. Durante la época Tang (618-907) esta fue referida como Tianshu, una tierra con
cinco reinos independientes separados.
El joven Xuanzang solicitó permiso oficial para hacer una peregrinación, como requerido por la ley. Pero el
permiso le fue negado como parte de una política general Tang Taoísta que descorazonó extensamente la
peregrinación budista. Intrépido, Xuanzang siguió su motu propio clandestinamente. En su extensa
peregrinación, Xuanzang fue ayudado por muchos señores budistas locales píos y funcionarios que se
oponían pasivamente a las políticas imperiales anti-budistas, pagando sólo falsa alabanza a la delgada
autoridad de la corte Tang en materias religiosas.
En el tiempo Tang, la jornada de China a Xiyu era tortuosa y difícil, teniendo que cruzar el desierto de
Tarim Basin, pasando Samarcanda en Turkestán y Kabul en Afganistán, y a través de Cachemira para
alcanzar India del norte. El acceso directo a través de Xizang (Tibet) era físicamente arriesgado debido a la
altura prohibitiva de las cordilleras de Himalaya que separan a China e India. También era políticamente
traicionero debido a la hostilidad implacable de los tufans (tibetanos), una de varias ramas de los bárbaros de
Rong Occidental conocido como Xiqiang.
No obstante, Xuanzang se manejó para llegar a India norteña con un pequeño séquito de sirvientes fieles que
eran proscritos sociales volviendo a casa. Él viajó a la punta sur del subcontinente Indio vía la costa oriental
y volvió al norte vía la costa occidental. En India, Xuanzang pasó casi 15 años estudiando, cinco de los
cuales en Nalanda, un centro importante de Budismo en India nororiental, con el brillante pero muy poco
ortodoxo anciano, Silabhadra. Una figura relativamente menor en la escuela de Yogacara de Budismo Indio
de Mahayana (Dasheng), Silabhadra no se conoció particularmente por haber representado fielmente las
enseñanzas de Vasubandhu, el reconocido filósofo autorizado de Yogacara.
El aspecto más crucial de la teología herética del vástago de Silabhadra es la aserción que sólo algunas
personas selectas alcanzarían la eventual iluminación y de hecho, hay una categoría entera de personas para
quien el logro a la esencia de Buda es imposible. Además, por alguna falta de ellos mismos, a estas almas
infortunadas les faltan inherentemente las semillas impolutas, y son excluidas eternamente de la salvación.
Lo mejor que este tipo de patéticas almas en esta infortunada categoría de personas deficientes podrían
esperar, sería repetir ciclos mejorados de renacimientos, que afortunadamente podrían ser alcanzados por la
acumulación de méritos espirituales. Esta idea poco ortodoxa y despiadada de predestinación fue traída a
China por Xuanzang en el siglo 7.
Diferente al calvinismo en el Oeste, la secta Faxiang de Xuanzang no floreció en China. Los taoístas
desafían los preceptos budistas con evidencia demográfica obvia en la discrepancia entre la propagación del
Budismo y el aumento persistente de la miseria en la creciente población mundial. El budismo, por supuesto,
nunca ha propuesto algún programa para la eliminación de la miseria secular. Este meramente promete hacer
tal miseria menos dolorosa espiritualmente. Para el budista iluminado, la riqueza extrema y la pobreza
extrema son maldiciones.
Gunnar Myrdal (1898-1984), sociólogo-economista sueco nacido 12 siglos después de Xuanzang, en su
estudio definitivo de 1944 “El Dilema Americano”, por el cual él recibió en 1974 el Premio Nobel de
Economía, habiendo declarado al problema "Negro" en los Estados Unidos por estar entrelazado
indisolublemente con el funcionamiento democrático de la sociedad norteamericana, siguió para producir en
1976 un estudio del Sudeste de Asia, “El Dilema Asiático”. En este, él identificó la aceptación budista del
sufrimiento como la primera causa del subdesarrollo económico en la región. La conclusión de Myrdal
superficialmente parece válida, dada la indiscutible coincidente existencia de condiciones de pobreza en la
región al momento de su estudio y la influencia penetrante del budismo en la cultura del sudeste asiático,
hasta que la pregunta se haga acerca de por qué, considerando que el Budismo ha prevalecido en el Sudeste
de Asia por más de un milenio, la pobreza penetrante en la región haría sólo su aparición después de la
llegada del imperialismo Occidental en el siglo 19. Podría ser que Myrdal haya sido influenciado en su
conveniente conclusión por su entusiasmo para desviar responsabilidad por el estado afligido de los asuntos
de la región del legado del imperialismo Occidental.
En contraste con los luteranos, que glorifican al estado como el único legítimo expendedor de la ideología
revolucionaria, los calvinistas rechazan la subordinación de la iglesia al estado y abrazan la santa misión de
cristianizar el estado. El calvinismo rechaza la democracia con su perspectiva elitista. Mientras las ideas del
calvinismo eran centrales al ascenso del capitalismo, estas ideas adoptaron en el capitalismo temprano una
misión para crear una comunidad religiosa que celebraba la vida ascética para todos, desprovistos de codicia
y elementos explotadores que penetran el capitalismo moderno. Los calvinistas fueron llamados puritanos
primero en Inglaterra y después en Norteamérica.
Las dimensiones económicas del Protestantismo - el consumismo, agresividad, competitividad y explotación
capitalista - legitimado por la rectitud religiosa, desmanteló el auto-refrenamiento del individualismo y la
codicia que la cristiandad temprana intentó fomentar y la cristiandad medieval intentó institucionalizar. El
Protestantismo zambulló al mundo en siglos de des-armonía, guerra y conflictos en nombre de la
modernidad.
Los árabes, un pueblo generalmente definido por un idioma árabe común, despertados con la nueva fe del
Islam por Mahoma (muerto en 632), tomaron el control de Siria, Mesopotamia, Persia y Egipto en 640,
tomaron Africa Romana en 700 y alcanzaron España en 711, donde ellos derrocaron el reino Germánico
instalado por los Godos Occidentales. El dominio árabe estaba entonces como el tercer componente
avanzado de una triangulada cultura mundial no-asiática de bizantinos, árabes y el colapsado Occidente
Romano. El último había sido invadido por tribus germánicas que todavía tenían que desarrollar idiomas
escritos y quiénes arreglaban disputas con juicios por batalla, conocido como ordalías. Europa estaba en lo
que los historiadores llaman las Edades Oscuras. A consecuencia de la caída del Imperio Romano
Occidental, con la Pax Romana en ruinas, mientras los emperadores Romanos Orientales, gobernando desde
Constantinopla, mantuvieron una tenue luz de iluminada civilización Romana, en el Oeste esa luz vaciló y se
apagó excepto en la red de monasterios fortificados que grandemente rechazaron la sociedad bárbara.
Desde 800 a 1500, durante las Edades Oscuras Europeas, los adelantos significativos en filosofía, literatura y
poesía y los descubrimientos en matemática, medicina, astronomía y ciencia fueron hechos por los
estudiosos en el mundo árabe. Durante este periodo de siete siglos, casi todos los textos científicos fueron
escritos en árabe, y los descubrimientos de los pensadores árabes de este periodo pusieron los propios
cimientos de las que surgirían el Escolasticismo y el Renacimiento. Los adelantos en matemática así como
en los métodos científicos de observación de la naturaleza detallada y sistemática en este periodo por los
árabes, contribuyeron al crecimiento intelectual que más tarde propulsó al mundo Occidental a través de las
revoluciones Industriales y Científicas. Aprendiendo, los árabes conservaron la civilización griega
descuidada por los bárbaros Occidentales. William Shakespeare, en Julius César, tiene a Casca que informa
a Brutus sobre Cicerón que hablaba en griego:
"Aquéllos que lo entendieron sonrieron entre si y agitaron sus cabezas; pero para mí propia parte,
para mí era griego."
El año antes de (1600), otro dramaturgo isabelino, Thomas Dekker, escribió:
"Yo me juraré que él no sabe tanto como un carácter de la lengua. ¿Por qué, entonces es griego
para él?"
La frase vino de un proverbio medieval latino, "Graecum est; no potest legi" (es griego; no puede leerse). La
versión española de este proverbio es "hablar en griego" que normalmente se dice que es el origen de la
palabra gringo, uno que es acusado literalmente de hablar griego, es ininteligible.
Los árabes fueron más allá de lo que los antiguos griegos habían logrado. Ellos inventaron números
arábigos, el concepto de cero (sifr árabe), y álgebra (al-jebr-jabara), en que florecieron la matemática
moderna y ciencia. Los números romanos, en su forma engorrosa, nunca habrían llevado al desarrollo de
matemática avanzada.
Algunas otras palabras españolas de origen árabe son: "almirante" (amir-al-bahr), "adobe" (al-toba),
"alquimia" (al-kimia), "alcohol" (al-kohl), "algoritmo" (al-Khowarazmi), "álcali" (al-qaliy), "almanaque"
(árabe andaluz al-manakh), "ámbar" (anbar), "antimonio" (al-ithmid), "albaricoque" (al-burquq), "arsenal"
(assina'ah del dar), "alcachofa" (al-kharshuf), "asesino" (h'ashshashin), "azul celeste" (al-lazward), "calibre"
(qalib), "jaque mate" (shah math), "cero" (sifr), "corcho" (qurq), "algodón" (qutn), "carmesí" (qirmazi),
"elixir" (al-iksir), "frasco" (jarrah), "jazmín" (yasmin), "lila" (lilak), "limón" (laymun), "lima" (limah), "luto"
(al-´ud), "magazin" (makhazin), "máscara" (maskhara), "matra" (matrah), "mohair" (mukhayyar), "monzón"
(mausim), "nadir" (nadir), "naranja" (naranj), "safari" (safariy), "azafrán" (za'faran), "sofá" (suffah),
"azúcar" (sukkar), "jarabe" (sharab), "tarifa" (tarif), y "cenit" (samt).
Todavía para todos sus logros culturales, los árabes, no diferentes a los alemanes hasta el siglo 19, fueron
prevenidos por su cultura tribal de desarrollar una entidad política central unificada.
Para mediados del siglo 16, el Santo Imperio Romano bajo los Habsburgo tomó en las características de una
monarquía universal en paralelo a la demanda de la Iglesia Romana de la religión católica. Francia, una
nación católica en buena posición, para contener el expansivo control de los Habsburgos de España, los
Países Bajos, Alemania, Austria, Italia y Grecia, se alió con los rebeldes Estados alemanes protestantes e
incluso con el "infiel" Imperio Otomano contra los Emperadores Santos Romanos de Habsburgo.
Los otomanos desarrollaron una de las más grandes y más influyentes civilizaciones en la historia. Su
momento de gloria en el siglo 16 representó una de las cumbres de la creatividad humana, optimismo y logro
artístico, tejiendo las cuerdas de varias culturas diversas, de la griega al romanesco, al árabe al anatoliano, en
una civilización otomana bajo la unidad espiritual del Islam. Su sistema de gobierno, una forma de dominio
de etnias, religiones y culturas diversas, mal llamada "imperio" por el Oeste, era la más grande y más
influyente del mundo musulmán, y su cultura y expansión militar atravesaron Europa. No había ninguna
conversión compulsiva de cristianos o judíos en musulmanes. A los cristianos bajo el gobierno Otomano les
fue mejor que a los musulmanes bajo la cristiandad, o moros en España, o protestantes en Francia o católicos
en Inglaterra e Irlanda. El Dominio Otomano que para 1650 se extendió desde las llanuras húngaras y las
estepas rusas del sur hasta Argelia, el Nilo superior y el Golfo Pérsico, duró hasta el siglo 20, terminando
con la secularización de una occidentalizada Turquía después de la Primera Guerra Mundial a lo largo de un
modelo Europeo de gobierno.
Para 1400, los otomanos habían extendido su control sobre mucho de Anatolia y en el territorio Bizantino en
Europa Oriental: Macedonia y Bulgaria. En 1402, los otomanos movieron su capital a Edirne al sudeste de
Europa, donde ellos amenazaron el último gran baluarte del Imperio Bizantino, su capital, Constantinopla.
En 1453, Sultán Mehmed (1451-81), quién era llamado "El Conquistador", tomó este último remanente de
Bizancio y lo renombró Estambul. Desde ese punto en adelante, punto la capital del dominio Otomano
permanecería en Estambul y, bajo el patrocinio de los sultanes otomanos, se volvería una de las más ricas y
más cultas ciudades en historia. El gobierno Otomano se extendió mucho bajo el Sultán Selim I (1512-20).
Bajo el Sultán Suleiman (1520-66), llamado "El Legislador" en la historia Islámica y "El Magnífico" en
Europa, el gobierno alcanzó su más grande expansión sobre Asia y Europa. Los otomanos heredaron una
mezcla rica de tradiciones culturales y estructura política de civilizaciones dispares y grupos étnicos - turcos,
árabes, persas, mongoles y Mesopotamia - unificados por el Islam. El estado Otomano, como otros estados
en la región y de maneras similares, como el estado chino y los Nuevos Monarcas Europeos, descansaron en
un principio de autoridad absoluta del monarca. La naturaleza de la autocracia otomana, sin embargo, ha
sido fundamentalmente mal entendida y mal interpretada con prejuicio en el Oeste.
La función central del gobernante, o sultán, en la teoría política otomana era garantizar la justicia ('adale en
árabe) en el Dominio. Toda la autoridad depende del compromiso personal del gobernante por la justicia.
Esta idea tiene aspectos turco-persas, árabes e islámicos. En la teoría política islámica, el modelo de un
gobernante justo era Salomón en la historia hebrea (Suleiman se llamó después Salomón). La justicia
representada por el gobernante salomónico es una justicia distributiva; esta es una justicia de imparcialidad y
equidad. Además, 'adale tiene coordenadas turco-persas-árabes. En esta tradición, 'adale empieza con la
protección del desvalido de la rapacidad de fuerzas corruptas y rapaces en la sociedad y el gobierno.
En este sentido, la justicia involucra la protección a los miembros más bajos de la sociedad, al campesinado,
de la explotación rapaz, imposición de contribuciones injustas, magistratura corrupta y cortes injustas. Esto,
en la teoría política otomana, era la tarea primaria del sultán, que personalmente protege a su pueblo de los
excesos de la sociedad y el gobierno, la corrupción de los funcionarios locales y el abuso de las clases
privilegiadas. Este es el equivalente del concepto Confuciano Chino de Mandato del Cielo para gobernar,
que está basado en una obligación de proteger el bienestar del pueblo. El gobernante solo podría garantizar
esta justicia si él tuviera poder absoluto, así no debe ser restringido por un equilibrio estructural de poder y
luego esté sujeto a la corrupción por los grupos de especial-interés. La cooptación del gobierno por los
grupos de especial-interés es la más grave debilidad de la Democracia Representativa Occidental. Alexis de
Tocqueville (1805-59) predijo con precisión que la igualdad en la temprana sociedad norteamericana sería
puesta en peligro en el futuro por la dominación de su sistema político por una nueva clase industrial /
financiera.
La autoridad absoluta estaba justificada al construir un gobierno justo y virtuoso y un sistema justo de ley en
lugar de elevar al gobernante sobre la ley, como los europeos generalmente mal interpretan el sultanato mal
etiquetándolo como despotismo. Esta predestinación del sultanato tiene principio común con la
predestinación del Calvinismo. Este es paralelo a la razón de la monarquía absoluta europea, la autoridad del
rey que descansa en su deber divino para proteger a los campesinos del abuso aristocrático. El concepto de
virtud como fundamento del poder temporal era operativo en Europa medieval. Durante la Revolución
francesa, el polémico Maximiliano Robespierre creyó en la dictadura de la "virtud" en un orden político.
Montesquieu y Jean-Jacques Rousseau sostuvieron que el buen gobierno descansa en la "virtud" - el espíritu
público desinteresado y el celo cívico ejemplificado por honradez personal y pureza del gobernador y los
gobernados. La teoría Confuciana de Mandato del Cielo para gobernar está basada en el concepto de virtud.
Las democracias Occidentales, con su secuestro del concepto de modernidad, no están aisladas de esta
noción sin tiempo de buena gobernación, como expresada en la doctrina de soberanía.
Jean Bodin (1530-96), el primero en desarrollar la teoría de soberanía en el Oeste, sostuvo que en cada
sociedad debe haber un poder con la autoridad legítima de dar ley a todos los otros. El Decreto de Nantes
emitido por Enrique IV en 1598, era un decreto soberano para proteger a la minoría de Hugonotes
(calvinistas franceses), compuesta principalmente de miembros de la aristocracia, contra la oposición
popular de los campesinos católicos. El Decreto llevó al asesinato del rey por un católico fanático en 1610.
La reina viuda, Maria de Médicis, dio el control de Francia al Cardenal Richelieu, que emprendió una
política secular para reforzar el interés económico del Estado con medidas mercantilistas, permitiendo a la
aristocracia entrar en el comercio marítimo sin perder el estado de nobles y haciendo posible a los
comerciantes volverse nobles por pago al fisco real. Esto proporcionó una unión política de la aristocracia y
la élite burguesa que mantuvo unida a la nación hasta la Revolución Francesa. En 1627, el Duque de Rohan
lideró una rebelión Hugonote de La Rochelle con apoyo militar Inglés. Richelieu suprimió cruelmente la
rebelión y modificó el Decreto de Nantes con la Paz de Alais en 1629, permitiendo a los hugonotes mantener
su religión pero despojándolos de sus instrumentos de poder político: sus ciudades fortificadas, sus ejércitos
protestantes y toda su autonomía militar y territorial y derechos.
La Edad de Nuevas Monarquías en Europa puso el fundamento para la Edad de los Estados Nación,
poniendo la autoridad real sobre los derechos feudales, un desarrollo que empezó en la Alta Edad Media.
Los nuevos monarcas ofrecieron la institución de la monarquía como un garante de ley y orden y
promovieron la monarquía hereditaria como el medio legítimo de transferir poder público. La monarquía fue
apoyada por la burguesía urbana, dado que ellos habían sido largamente víctimas por mucho tiempo de las
guerras privadas y los divagantes excesos de los señores feudales. La burguesía estaba deseosa de pagar
impuestos directamente al rey a cambio de paz y protección del abuso aristocrático. Sus miembros estaban
deseosos de dejar al parlamento, la fortaleza de la aristocracia, ser dominado por el rey. La recolección
directa de impuestos populares por el rey, pasando sobre los señores feudales, dio al rey los recursos
necesarios para mantener un ejército en pie para mantener a los señores feudales en jaque. Estos nuevos
monarcas reavivaron la ley Romana, que favorece al Estado e incorpora la voluntad y bienestar del pueblo
sobre sus propias personas.
Las nuevas monarquías, quebrando las barreras de los aranceles feudales dentro del reino, contribuyeron al
ascenso de la revolución comercial y el desarrollo de extensos mercados cruzando las fronteras. En el
ascenso del capitalismo, las necesidades de lo militar han sido (y todavía lo son) de importancia crítica. Los
ejércitos nacionales en pie de los nuevos monarcas requirieron gastos súbitos en tiempos de guerra que el
flujo normal de rédito del impuesto no podría reunir. Los banqueros privados emergieron para financiar
guerras prestando dinero a los reyes, asegurados por la recolección futura de impuestos de las tierras
conquistadas. La prohibición medieval del interés como usura, denunciado como pecado de avaricia y
prohibido por ley del canon, continuaba siendo sostenida por todas las religiones. Lutero denunció
"Fuggerismo" en referencia a los banqueros del Santo Imperio Romano. Incluso el calvinismo sólo
gradualmente hizo concesiones en el problema del interés. Las nuevas monarquías, capturadas entre el
ingreso fijo y los gastos crecientes, fueron forzadas a devaluar su dinero diluyendo el contenido de oro. Ellos
empezaron a pedir prestado de los bancos privados para tratar con repetidas crisis monetarias. Las crisis
monetarias llevaron a crisis constitucionales que produjeron monarquías absolutas en Europa y el triunfo del
parlamentarismo burgués en Inglaterra.
El Banco de Amsterdam, establecido en 1609, emitió florines de oro de pureza fija y conocida, que
rápidamente asumió el estatus de dinero de reserva internacional para financiar el comercio y guerras,
haciendo de Amsterdam un centro de finanzas internacional hasta la caída de Napoleón Bonaparte. La
llegada de inmensas cantidades de oro a España desde sus colonias americanas en el siglo 17 aumentó
grandemente el suministro de dinero de especie europeo que alimentó el crecimiento de Europa y causó una
ola de la inflación de oro que tuvo consecuencias económicas y constitucionales. Los gobernantes europeos
se vieron fuertemente presionados por moneda, y necesitaban más ya que sus monedas caían en valor.
Su deseo común de forzar al oro y plata para fluir sobre sus reinos separados encuentra expresión en el
mercantilismo que involucró "poner a los pobres a trabajar", como el inglés lo puso, para segar el beneficio
total de la industrialización. El mercantilismo se volvió en la esfera económica lo que la construcción de la
nación de las nuevas monarquías era en lo político. Las políticas industriales nutrieron nuevas industrias
dentro de cada reino. Se trajo una industria de seda de Italia a Francia bajo protección real. La migración de
experimentados tejedores flamencos a Inglaterra fue inducida y supervisada por la Corona para transformar
a Inglaterra de productor de lana cruda a exportador de prendas de lana terminadas. El rey incluso autorizó el
secuestro de dos jóvenes que conocían las avanzadas artes del teñido de las regiones lejanas otomanas.
Francia firmó tratados con los gobernantes otomanos en 1535 para concederles privilegios especiales a los
comerciantes franceses, incluso la extraterritorialidad, las llamadas capitulaciones, en el Dominio Otomano.
Un tratado de capitulación con Inglaterra se firmó en 1579, en los Países Bajos en 1598, en Rusia en 1768,
en Austria en 1780 y finalmente con Italia y Alemania en el siglo 19.
La Paz de Wesfalia de 1648 que acabó la Guerra de los Treinta Años bloqueó la Contra-Reforma, contuvo la
expansión de la supremacía de los Habsburgos y previno la unificación alemana durante dos siglos. También
anunció la edad de los Estados soberanos en Europa en un StaatenSystem mantenido unido por la doctrina de
equilibrio de poder.
Esta detuvo la aspiración de un estado universal en Europa hasta la formación de la Unión Europea cuatro
siglos después. También reconoció formalmente al calvinismo. Surgió de la paz, Le Gran Monarque en la
persona del Rey Sol, Luis XIV de Francia. Coronado a la edad de cinco, asumiendo el control del gobierno a
la edad de 23, y reinando durante 72 años hasta su muerte en 1715, Luis XIV gobernó más tiempo que
cualquier otro monarca en la historia moderna. Francia ascendió para desafiar el estatus de la monarquía
universal del Santo Imperio Romano de los Habsburgos. Europa en conjunto, estabilizada por el equilibrio
de poder de la Paz de Wesfalia, pudo enfocarse en la expansión más allá de Europa.
El equilibrio de poder en geopolítica se refiere a la orquestación de un equilibrio internacional de poder de
los estados. Si un poder predomina, como el Santo Imperio Romano lo hizo en el siglo 16, otros estados
pueden formar una coalición para contrapesarlo. O, si un Estado es un miembro casi necesario de una
coalición, más necesitado por sus aliados que la necesidad de Este de ellos, puede decirse que mantiene el
equilibrio, o si un Estado no pertenece en absoluto a ninguna coalición, pero su intervención en un lado o el
otro sería firme inclinando el equilibrio. La regla general de "el enemigo de mi enemigo es mi amigo"
gobierna el juego de equilibrio de poder. La ideología toma un asiento en la parte de atrás en la geopolítica
de equilibrio de poder internacional.
Suleiman se hizo un jugador mayor geopolítico en el equilibrio de poder europeo en el siglo 16 siguiendo
una política agresiva hacia la desestabilización europea, en reacción al expansionismo europeo. En
particular, él apuntó a desestabilizar la Iglesia Católica Romana y el Santo Imperio Romano y contener su
expansión paralela. Cuando la Cristiandad dividió Europa en Estados católicos y protestantes, Suleiman
vertió a cantaros el apoyo financiero sobre los países protestantes para garantizar que Europa permanezca
religiosa y políticamente dividida. Algunos historiadores sostienen que el protestantismo nunca habría tenido
éxito salvo por el apoyo financiero de los otomanos (S A Fisher-Galati: Imperialismo Otomano y
Protestantismo Alemán, 1521-1555).
Enrique II de Francia reconoció la necesidad de Francia de mantener una alianza Otomana contra Carlos V,
el Santo Emperador Romano Habsburgo. La alianza francesa era la piedra angular de la política otomana en
Europa, apoyada por la alianza natural con la Liga de Schmalkalden de príncipes protestantes alemanes, que
luchaban para ganar la independencia política del Santo Imperio Romano con la ayuda de la divergencia
teológica. A la instigación de los franceses, Suleiman impulsó a los príncipes alemanes a cooperar con
Francia contra el Papa y el Emperador. El también los aseguró la amnistía de la conquista otomana. La
presión otomana durante las tres décadas entre 1521 y 1555 forzó a los Habsburgos a conceder concesiones
a los protestantes y fue un factor en el eventual reconocimiento oficial, si no la tolerancia, del protestantismo
dentro del Santo Imperio Romano. En el siglo 16, el sultán Otomano exigió la soberanía titular sobre
Venecia, Polonia y el Imperio Habsburgo, sobre el hecho que ellos eran todos Estados pagadores de tributo e
incluso sobre Francia cuando Francisco I ayudó y formo la alianza otomana.
Lo que Suleiman no comprendió era que oponiéndose a una amenaza católica, él involuntariamente animó
una nueva, más peligrosa y mortal amenaza, en la forma de Protestantismo e Imperialismo Capitalista.
Lejos de promover el innato expansionismo, Suleiman estaba en realidad respondiendo defensivamente a
una agresiva Europa que se expandía en el siglo 16. Como muchos otros no-europeo, Suleiman entendió las
consecuencias de la expansión europea y vio a la Europa Cristiana como la principal amenaza al Islam y al
mundo islámico, que estaba empezando a encogerse bajo esta expansión. Portugal había invadido varias
ciudades musulmanas en Africa Oriental para dominar el comercio con India. Rusia, que los Otomanos
consideraron como europea, estaba empujando a los asiáticos centrales hacia el sur cuando la expansión rusa
empezó en el siglo 16.
Con una estrategia defensiva de contra invasión contra la desestabilización de la expansionista Europa,
Suleiman siguió una política de ayudar a cualquier país musulmán amenazado por la expansión Europea /
Cristiana.
Este fue el precursor de la Doctrina Truman de contener la expansión global comunista después de la
Segunda Guerra Mundial. Este papel de predestinación le dio a Suleiman el derecho, a los ojos de los
otomanos, de declararse el califa supremo del Islam. Como único líder efectivo que protege al Islam con
éxito de los infieles expansionistas, el protector del Islam debe ser el gobernante del mundo islámico entero,
la contraparte del Santo Emperador Romano como el Defensor de la Fe para el Catolicismo. Así que el
choque de civilizaciones empezó mucho tiempo antes de las recientes observaciones de Samuel Huntington.
La expansión del poder Europeo y la Cristiandad en el siglo 16, explica la conquista reactiva de Suleiman de
territorios Europeos. Por extensión, Suleiman como el califa universal del Islam vio como su deber divino
promover la integridad de la fe arrancando de raíz la herejía y la heterodoxia. Su anexión de territorio
Islámico, como Arabia, estaba justificada afirmando que las dinastías gobernantes habían abandonado la
creencia ortodoxa y práctica. Cada una de estas anexiones fue apoyada por un juicio religioso de los
estudiosos Islámicos acerca de la ortodoxia de la dinastía gobernante.
Suleiman se encargó de hacer a Estambul el centro de la civilización Islámica. El comenzó una serie de
proyectos de construcción, incluyendo puentes, mezquitas y palacios, que rivalizaron con los más grandes
proyectos de construcción del mundo de su tiempo. Uno de los más grandes arquitectos del mundo, Sinan,
diseño mezquitas que son consideradas los más grandes triunfos arquitectónicos del Islam. Suleiman era un
gran patrocinador de las artes y considerado uno de los grandes poetas del Islam. Bajo Suleiman, Estambul
se volvió el centro de las artes visuales, música, literatura y filosofía en el mundo islámico. Este
florecimiento cultural durante el reino de Suleiman representa el periodo más creativo en la historia
otomana; casi todas las formas culturales que la historia asocia con los otomanos datan de este tiempo.
Durante el siglo después de la Paz de Wesfalia de 1648, dos desarrollos de importancia de largo alcance para
el mundo moderno tuvieron lugar en Europa Central y Oriental. El primero era el ascenso del nacionalismo
alemán en el este, resumiendo el Drang nach Osten (marcha al este). El segundo fue la participación de
Rusia en los asuntos de Europa. La revolución comercial ensanchó los mercados extendidos, que en el oeste
dieron lugar a la burguesía para sistemáticamente explotar mano de obra, y en el Este correspondientemente
fortaleció las instituciones feudales tradicionales de subyugación obrera, como servidumbre.
Los tres nuevos estados que se expanden Rusia, Austria-Hungría y Prusia usurparon inevitablemente en los
tres estados más viejos: el Santo Imperio Romano, el cual Voltaire ridiculizó como ni Santo, Romano, ni
Imperio; Polonia; y el Dominio Otomano. Polonia era un inmenso reino que se extendió desde el Este de
Berlín al oeste de Moscú y del Mar Báltico al Mar Negro.
Las diferencias de los tres estados viejos no los eximieron de los destinos similares de partición imperialista.
El ascenso de poderes Europeos Occidentales promovieron el concepto de nacionalismo étnico contra la
autoridad central titular de los Estados universales más viejos. Súbditos de minorías nacionales fueron
retorcidos para aparecer como problemas de auto determinación nacional para el beneficio del Imperialismo
Occidental.
Desde el principio de la historia, el tamaño ha sido siempre una ventaja estructural en un ambiente
competitivo. "Balcanización" se volvió una palabra para significar presión separatista contra un estado
grande para quebrarlo en discrepantes estados menores maduros para la nueva dominación a través de otros
poderes. Una balcanización de la ex Unión Soviética tuvo lugar el 26 de diciembre de 1991, que creó 15
nuevas naciones dominadas por el Oeste capitalista. Yugoslavia fue balcanizada en siete nuevas naciones
entre 1991 y 1994 que requirieron la intervención de la Organización del Tratado del Atlántico Norte
(OTAN) para mantener la paz al estilo occidental.
Con todas sus otras diferencias, los tres estados universales más viejos tenían una característica común. Cada
uno a su propia manera tenía una estructura electiva para rendir a una autoridad central sobre un reino
político de complejidad étnica, cultural y religiosa diversa. El Santo Imperio Romano Santo no tenía ningún
ejército en pie después de la Paz de Wesfalia, habiendo sido devastado por la Guerra de los Treinta Años y
debilitado por la tradición de "liberties alemanas" empotrada en una soberanía de estado provinciana exigida
por más de 300 pequeños estados alemanes. Los electores a cada elección le exigieron al Santo Emperador
Romano que aceptara capitulaciones para salvaguardar los derechos feudales de los estados y la autonomía
religiosa. Como el Dominio Otomano, el absolutismo en el Santo Imperio Romano fue descentralizado para
los gobernantes locales, que a cambio no reforzaron a sus súbditos. El fracaso del soberano supremo para
proteger a los pueblos causó un debilitamiento de la lealtad popular al Emperador en el caso del Santo
Imperio Romano, como fue en el caso del Sultán en el caso del Dominio Otomano.
Polonia, como el Santo Imperio Romano, no desarrolló una autoridad central a lo largo de las líneas
absolutistas, debido a la tradición de "liberties polacas" disfrutada por los aristócratas polacos, o szlachta,
que eligieron al rey polaco. El proceso electivo era incluso un blanco de intriga extranjera. Como el Santo
Imperio Romano, Polonia se volvió un vacío político bajo tensión de los centros alta de presión política
alrededor de Berlín y Moscú.
El Dominio Otomano era más grande que los otros dos estados más viejos y más sólidamente organizado. El
sultán otomano había tenido un ejército en pie mucho antes que cualquier nueva monarquía europea haya
conseguido lo mismo. Al contrario de los romanos que desarrollaron el estado de derecho, los otomanos
descansaron en el Corán como la fuente de ley otomana. Los no-musulmanes dentro del dominio fueron
dejados a establecer sus disputas según los propios mandatos religiosos y permanecían muy fuera de la ley
otomana, pero no sin ley. La debilidad Otomana era su tolerancia, cuando comparada con el absolutismo y la
teocracia beligerante de los nuevos Estado-nación europeos, no el despotismo Oriental, como los
historiadores occidentales afirman erróneamente. La modernidad en su forma torcida había sido
contaminada por el absolutismo político desde su mismo comienzo.
La historia del mundo habría sido muy diferente habiéndose mantenido unido el reino de Polonia en el siglo
17, o si el Dominio Otomano hubiese resistido con éxito la desmembración. No hubiese habido ninguna
Prusia o influencia prusiana en la unificación alemana, ni Rusia se habría vuelto un poder Eslavo mayor, ni
habría los Balcanes y Medio Oriente hoy fragmentados en las arenas de la rivalidad europea volverse los
toneles de pólvora de otra futura Guerra Mundial en el 21 siglo. El dominio político universal basado en la
virtud fue reemplazado mientras el modelo de institución política de la modernidad para el siglo 17 fue
construido por Estados nación imperialistas edificados sobre el absolutismo en forma de nuevos imperios,
modificados subsecuentemente por la democracia participativa controlada por la clase propietaria que vio el
propósito de la civilización como una continua búsqueda por más propiedad a través de la esclavitud de los
débiles del mundo.
Esta celebración de la barbarie cuando la modernidad ha esclavizado cuatro-quintos de la población mundial
en siglos de pobreza prolongada, ha producido dos Guerras Mundiales e innumerables conflictos locales y
regionales y ha convertido la revolución científica en un arsenal de armas de destrucción masiva que
continúa amenazando la supervivencia de la raza humana.
El siglo19 fue el siglo final del virtuoso otomanismo. El factor histórico principal en el declive otomano fue
la expansión hiper-agresiva de los poderes imperialistas europeos que ascendieron en la edad de los Estadonación que evolucionaron naturalmente en la era de la colonización.
Al principio del siglo 17, el Dominio Otomano era todavía el estado universal más poderoso en el mundo
fuera de China, ambos en riqueza y poder. El estilo personal de gobierno basado en la virtud cultivada entre
los sultanes más tempranos se fue disipando gradualmente. En lugar del gobierno del sultán, la burocracia
dirigió el Dominio Islámico. Las luchas de Poder entre los varios elementos de la burocracia - el gran Visir,
el Diwan, o la corte suprema, y sobre todo el ejército, los Jenízaros - llevó a frecuentes y volátiles cambios
de poder político.
Los historiadores islámicos señalan que el crecimiento de la burocracia y el desinterés de los sultanes en
realizar sus roles tradicionales de personificar la virtud, llevó a gobiernos locales corruptos y predatorios,
que a su vez corroyeron el apoyo popular a la autoridad central. Los historiadores occidentales apuntan a la
decadencia interior en la burocracia otomana, junto con la aumentada eficacia militar de los poderes
europeos, como las razones principales para la decadencia del Dominio.
Un caso puede hacerse que la decadencia otomana fue causada por la perdida de la virtud como un principio
gobernante. No obstante, la decadencia del virtuoso otomanismo fue un asunto gradual y prolongado que
duró más de dos siglos. El propio Dominio Otomano existió nominalmente como entidad política hasta la
Primera Guerra Mundial, después de lo cual se dividió por los poderes imperialistas europeos. La
modernización y reavivamiento de un nuevo otomanismo requiere un redescubrimiento de la virtud política,
en lugar de copiar al modelo torcido del Oeste imperialista.
El proceso de seleccionar a los líderes ha plagado todas las formas de gobierno. El otomanismo creyó que el
sultán era elegido principalmente a través del kut divino, una palabra turca que significa "favor". Todos los
miembros de la familia gobernante tenían igual demanda al trono. Esta democracia regia llevó a la práctica
otomana de fratricidio real para prevenir la rebelión o demandas de rivales al trono. Considerando que el
Oeste etiquetó esta práctica como cruel y bárbara, los otomanos lo vieron como un sacrificio supremo
requerido de la familia gobernante para sostener la estabilidad y legitimidad.
A finales del siglo 16, los sultanes otomanos abandonaron esta práctica de prejuicio extremo a favor de la
primogenitura, posiblemente debido a la influencia occidental. Todavía escépticos de la lealtad fraternal, los
hermanos del sultán y los herederos al trono fueron encerrados en el aislamiento en el harén del palacio.
Algunos se volvieron malos del confinamiento solitario, pero los más simplemente se volvieron gordos e
indolentes, adictos al alcohol, drogas, glotonería, sexo y ocio sin objeto. Todos ellos hicieron sultanes malos,
completamente desaprendidos de la gobernación a través de virtud. De hecho, destrucción recíproca de la
política del palacio, manipulada por intereses extranjeros, a menudo se seleccionaban nuevos sultanes en
base a su falta de interés en el gobierno. En lugar de occidentalizar su práctica de la sucesión, los otomanos
deberían haber buscado su propio camino de modernización política. Además, los sultanes abandonaron la
práctica más temprana de entrenamiento de sus herederos para asumir el sultanato proporcionándoles
educación y entrenamiento en liderazgo, haciéndolos servir en el gobierno y el ejército para ganar
comprensión y experiencia como gobernantes eficaces.
Esta desviación del vigor de un sultanato virtuoso fue la primordial causa del declive otomano, no la forma
de gobierno del sultanato como afirman los historiadores occidentales. También le pasó a los reyes
absolutistas de Francia después de Luis XIV, quiénes construyeron Versailles para mantener a la realeza
francesa y aristócratas en el lujo y fuera de la política. La elección popular de líderes, que a menudo
proporciona líderes de conveniencia política desprovistos de visión de largo alcance, es también una de las
debilidades claves de las democracias occidentales.
Como resultado de la desintegración de la institución del sultanato virtuoso, el poder fue a los Jenízaros, el
brazo militar del gobierno. A lo largo del siglo 17, los Jenízaros lentamente tomaron los puestos militares y
administrativos más altos en el gobierno y pasaron estas oficinas a sus hijos, principalmente a través del
soborno. Debido a esta práctica corrupta, pronto el gobierno otomano empezó a ser administrado por una
clase feudal militar que tenía pocas habilidades de dirección militar. Bajo el Otomanismo temprano, la
posición en el gobierno era determinada solamente a través del mérito. Después del siglo 16, las posiciones
en el gobierno fueron principalmente hereditarias. La calidad de la dirección política, la burocracia y el
personal militar declinaron rápidamente.
Muhammad Kuprili (1570-1661), como gran visir, detuvo la decadencia general del gobierno otomano
arrancando de raíz la corrupción en el gobierno imperial y volviendo a la práctica otomana tradicional de
supervisar de cerca a los gobiernos locales y desarraigar la injusticia local. Él también intentó reavivar la
práctica universalista otomana de proteger a los países musulmanes de la expansión Europea. Esta nueva
política defensiva, sin el apoyo de un ejército efectivo, llevó a una corriente firme de derrotas del ejército
otomano por los poderes Europeos, que constantemente contrajo al dominio.
Una reavivada amenaza otomana había producido una coalición de fuerzas Europeas. Los otomanos fueron
obligados a aceptar una paz de 20 años en 1664. En 1683, manipulados por instigación francesa, el ejército
otomano puso a Viena bajo sitio, pero fue derrotado por una alianza de fuerzas europeas con artillería
pesada. El rey Juan III de Polonia lideró personalmente un gran ejército para socorrer a Viena y salvó a
Europa de la consecuencia incalculable de una posición turca establecida en Alemania. Fue la última victoria
de Polonia antes de su propia partición diseñada por la misma Austria que el rey Polaco había salvado, con
la participación de Prusia y Rusia.
Durante una retirada general, los otomanos tuvieron que enfrentar una amplia contra ofensiva compuesta por
fuerzas del Vaticano, Polonia, Rusia y Venecia, unidas por los Habsburgos. Fue en esta guerra durante la
batalla entre los venecianos y turcos que el Partenón de Atenas que había sobrevivido intacto durante 2,000
años fue volado como un depósito de munición. Mientras esta derrota inició una larga paz entre los
otomanos y los europeos, también empezó el firme deterioro del control Otomano sobre los territorios
europeos.
En 1699, los otomanos fueron obligados a aceptar la Paz de Karlowitz, que entregó a Austria las provincias
de Hungría y Transilvania, dejando sólo Macedonia y los Balcanes bajo control Otomano. Pero los Balcanes
habían empezado a desestabilizarse después de la derrota otomana de 1683. En el siglo 18, los otomanos
lucharon una serie de guerras defensivas contra poderes europeos. Entre 1714 y 1718, lucharon contra la
pequeña ciudad estado de Venecia; entre 1736 y 1739, lucharon contra Austria y Rusia para detener la
expansión de estos poderes sobre territorios musulmanes. Los rusos en particular se continuaron extendiendo
agresivamente sobre territorios musulmanes en Asia Central; estos pequeños estados musulmanes no tenían
ningún lugar para volverse excepto a los otomanos. La guerra con Rusia, de hecho, dominó la escena
otomana de mucho del siglo 18; los dos estados chocaron entre 1768 y 1774 y de nuevo entre 1787 y 1792.
En todas estas guerras del siglo 18, no había vencedores o perdedores claros.
Los historiadores europeos tienden a ver el declive otomano principalmente desde la perspectiva de derrotas
en guerras con Europa. Mientras estas guerras eran hitos significativos, el declive otomano fue más resultado
de imperialismo económico que empezó en el siglo 18 que llevó a tales derrotas en guerra. Dos aplastantes
aspectos subyacentes de este declive han sido puestos delante: el aumento meteórico de la población y el
fracaso para industrializarse.
Todavía estos dos desarrollos fueron resultados en lugar de causas del declive Otomano.
Los siglos 17 y 18 fueron periodos de prosperidad en el Dominio Otomano. Como resultado, la población
del dominio se duplicó, lo qué normalmente habría aumentado el poder otomano. Sin embargo, los recursos
económicos del dominio no crecieron con el aumento de la población debido a la usurpación económica
europea en la forma de imperialismo mercantil. Esto llevó en el futuro a un desagüe masivo de riqueza fuera
del dominio, causando desempleo endémico y periódicas hambrunas.
Las riquezas de los otomanos habían sido grandemente debidas a su presencia estratégica en las rutas de
comercio. El Dominio estaba de pie a horcajadas sobre las travesías de todos los continentes y
subcontinentes: Africa, Asia, India, y Europa.
Sin embargo, la expansión europea creó nuevas rutas de comercio que bordearon los territorios otomanos.
Debido a que el estado recolectaba tarifas sobre todos los bienes que pasaban a través del dominio, la
economía y el gobierno central perdieron inmensas cantidades de rédito a las nuevas rutas de comercio. Los
aranceles restantes eran recolectados por europeos que tomaron control de las aduanas otomanas para
beneficio de las economías europeas.
Además, los otomanos no se industrializaron como lo hicieron los europeos en el siglo 18.La
industrialización principalmente involucró una revisión de prácticas obreras a través del control privado de
capital y su formación, que acompañaron el ascenso de la burguesía. El estado otomano, políticamente un
dominio sencillo y económicamente basado en agricultura y comercio, retuvo prácticas de labor feudales de
siglos de viejas, en donde la producción se concentró en el cultivo y entre los gremios de oficios.
La fabricación no se volvió un sector mayor de la economía otomana por razones complejas, no la menor de
las cuales era la confianza en el flujo de comercio de bienes producidos fuera del dominio y una escasez de
capital doméstico necesitado para la industrialización. La escasez de capital era causa de la salida de riqueza
a través del imperialismo Occidental. Cada vez más, las relaciones económicas entre los otomanos y los
Europeos evolucionaron en una explotación imperialista, con Europeos comprando materias primas a los
otomanos a precios bajos como parte de los privilegios concedidos por las "capitulaciones", y enviando de
vuelta productos terminados fabricados en la Europa industrializada a gran ganancia, destruyendo las
industrias de oficio otomanas en los finales del siglo 18 y temprano siglo 19. Para este tiempo los otomanos
comprendieron este perjuicio comercial, el imperialismo europeo estaba demasiado arraigado para permitir
una tardía industrialización en el Dominio Otomano.
Contra las políticas mercantilistas de los poderes europeos, los funcionarios Otomanos se aferraron a una
política del libre mercado abierto, la preocupación principal era proporcionar un suministro abundante de
artículos importados y de lujo al mercado doméstico. Los otomanos equivocaron las importaciones
mercantilistas de Europa como tributos que ellos habían disfrutado tradicionalmente durante siglos de otras
naciones. Las élites otomanas se volvieron compradoras de intereses extranjeros en lugar de industriales
nacionales. Incapaces de formular una política proteccionista comprensiva para el dominio entero debido a
su estructura autónoma local, los sultanes otomanos permitieron gradualmente a los poderes Europeos tomar
control del comercio dentro del reino Otomano poniendo a una localidad contra otra, en una carrera hacia el
fondo, en mucho del mismo camino que el neo-liberalismo hoy pone una economía emergente contra otra,
poniéndolas en posición de competir por el privilegio de ser explotadas a un costo más bajo.
El carácter de la "capitulación", concesiones de aranceles concedidas originalmente a Francia por Suleiman
como parte de su estrategia de equilibrio de poder tres siglos más temprano, gradualmente cambió para
reducir la economía otomana a una dependencia de los amos europeos. Estos tratados de capitulación
robaron a los otomanos su independencia económica. Con la pérdida de control de sus tarifas aduaneras, el
Dominio Otomano fue incapaz de proteger su economía del mercantilismo europeo. Las riquezas fluyeron
de la región Otomana a Europa, privando la formación de capitales locales necesarios para la
industrialización y alimentaron los adelantos extensos en la industrialización europea. La inversión Europea
y préstamos sobre el Dominio Otomano sólo fueron a empresas que reforzaron la dominación extranjera y
más allá redujeron al Estado otomano a una total dependencia financiera. El Banco Otomano, fundado en
1856 como banco estatal, cayó en el control total del capital inglés y francés. El trabajo público y la
explotación industrial fueron financiados por el capital extranjero, con todas las ganancias fluyendo al
extranjero y sólo fundando proyectos que promovían el control europeo.
La historia otomana en el siglo 19 fue dominada por guerras y expansión europeas. Los europeos lucharon
por territorio a lo largo del siglo 19 y temprano 20, algunos de los cuales eran territorio Europeo a través de
rivalidad inter-europea, pero el volumen del cual estaba cada vez más fuera de Europa Occidental. La
historia nunca había visto la tal rápida y frenética anexión de territorio como en los siglos 19 y tempranos
20, por los europeos occidentales. Una nueva actitud emergió a través de la adquisición de territorios nooccidentales qué los historiadores llaman el Nuevo Imperialismo, en el cual los nuevos pueblos subyugados
no eran absorbidos como iguales sino considerados inferiores, no obstante su cultura antigua e historia. El
resultado para los otomanos no sólo fue la pérdida de territorio de dominio y, finalmente, la desaparición de
la propia dinastía otomana, sino también una detención impuesta al desarrollo extenso del otomanismo y su
civilización y lo puso a lo largo de un camino de declive inevitable.
A lo largo del mundo no-occidental, cualquier cosa no-occidental era por definición considerada por la
hegemonía cultural occidental como atrasada y no moderna. Los movimientos de modernización y reforma
en la mayoría de los sistemas no-occidentales fueron condicionados para admitir erróneamente como
requisito previo a la modernización el rechazo de la cultura indígena local y tradición, tirando los bienes sin
tiempo con lo obsoleto. La modernización fue secuestrada por el imperialismo cultural occidental como
occidentalización.
Pero desde que la Occidentalización es antinatural e inhibe la creatividad indígena por no-occidental, cuyo
pensamiento indígena instintivo y creatividad son sistemática y categóricamente rechazados por la
hegemonía cultural Occidental, la modernización ha condenado al mundo no-occidental a siglos de
estancamiento cultural e inferioridad de facto, como medidos contra las artificiales normas Occidentales.
Los discursos de aprendizaje son incrementalmente solo conducidos en lenguajes europeos, haciendo los
conceptos no-occidentales oscuros y difíciles de articular. Esto fue mayormente evidente en las dos
civilizaciones vivientes muy sofisticadas y cultas – los otomanos/árabes y los chinos, ambos cayeron
víctimas del imperialismo político, económico y cultural Occidental casi al mismo tiempo. Incluso la cultura
de Grecia antigua fue secuestrada por el Oeste de los árabes, a través de cuyas traducciones eruditas el Oeste
había redescubierto los clásicos griegos.
El nacionalismo no-occidental fue promovido por las nuevas monarquías europeas occidentales como una
herramienta para debilitar y quebrar super Estados antiguos, desde el Santo Imperio Romano al Dominio
Otomano a China, no para crear nuevos estados no-occidentales poderosos contra el imperialismo
Occidental. Los líderes nacionalista en China y Turquía en el temprano siglo 20, y de hecho en el mundo
entero, enfocados en luchas políticas contra el imperialismo Occidental, inconscientemente permitieron
hacerlos víctimas a ellos a través de la hegemonía cultural Occidental. Ellos cometieron el serio error de
confundir modernidad con Occidentalización, un error del que sus sucesores no están completamente libres
incluso hoy. Estos líderes nacionalistas por y en grande aceptaron la proposición que la manera de resistir a
la opresión Occidental era sacar del Oeste a los Occidentales, así ponerlos en un juego no ganable y jugar
directamente en las manos del Oeste hegemónico.
Luego: Imperialismo y fragmentación
Henry C K Liu es presidente de un grupo de inversiones basado en New York.
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