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LA POLÍTICA ECONÓMICA EN LA ÉPOCA
DE CÁRDENAS
Enrique Cárdenas*
RESUMEN
Dentro de lo que se ha llamado "populismo económico" en la bibliografía reciente, este artículo analiza el comportamiento e intencionalidad de la política
macroeconómica en el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas (1934-1940).
El resultado de esta investigación contradice la visión historiográfica tradicional,
la cual establece que las políticas fiscal y monetaria durante ese periodo fueron
eminentemente expansionistas, con el fin de financiar el programa económico y
social del presidente Cárdenas. Sin embargo, en este estudio se analiza el comportamiento de la política macroeconómica y su efecto en la evolución de la economía, y se demuestra que el gobierno cardenisla no fue propiamente expansionista en cuanto a la política fiscal, pues el déficit fue muy pequeño, y la expansión
relativa de la política monetaria no sólo fue causada por el banco central, sino
también por los bancos comerciales y el público mismo. Por otra parte, se destaca
la propia disciplina fiscal que ejerció el gobierno y la reacción macroeconómica
ante fiuctuaciones externas, particularmente la crisis de 1938.
ABSTRACT
Within the recently called "economic populism" iheoretical framework, this
article analyses the behaviour and puqjose of Lázaro Cárdenas' economic policy
during bis presidcnlial term (1934-1940). Tlie result of this research is in
opposition to the convenlional wisdoin which states tliat monetary and fiscal
policy vk-as essentially expansionary in order to finance Cárdenas' economic and
social program. Ilowever, this study considers the behaviour ofMexico's macroeconomic ¡jolicy and its impact in the economy as a wliolc, and it is shown that
neither Cárdenas' fiscal ñor monetary policies were expansionary: the fiscal
déficit was very low and the relative expansión of monetaiy policy was caused
by the central bank as well as the commercial banks and the public in general.
Moreover, it is clear that the government exercised fiscal discipline and a sound
countercyclical economic ])ol¡cy during the crisis of 1938.
* Departamento de Economía, Universidad de las Américas-Puehla. Agradezco los comentarios y sugerencias de Carlos Bazdresch y Santiago Levi a versiones anteriores de este trabajo,
así como a Luis Felijie López por su ajwyo en algunas parles de la investigación. Naturalmente
la responsabilidad final del contenido es del autor.
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EL TRIMESTRE ECONóMICO
INTRODUCCIóN
En los recientes años se ha revisado la experiencia de diversos países
en la América Latina durante periodos denominados populistas, debido
a la aguda crisis económica por la que ha pasado la región durante los
pasados diez años.' En estos trabajos se ha argumentado que uno de
los elementos que ocasionaron beneficios temporales para una población se ha debido específicamente a políticas económicas expansionistas, caracterizadas por el ejercicio del gasto público deficitario, y con
un destino eminentemente social de diversos tipos. El excesivo gasto
social responde por lo general a presiones políticas y sociales que demandan atención a necesidades muchias veces ancestrales que no han
sido satisfechas. Este gasto excesivo se financia por medio de emisión
monetaria o endeudamiento externo, lo cual permite impulsar de manera positiva la actividad económica en el corto plazo, con un efecto
favorable en el empleo, pero con finales efectos inflacionarios. Tarde
o temprano, la economía sufre un proceso inflacionario que eleva aún
más el ingreso nominal y por tanto las importaciones, con un tipo de
cambio fijo. Este se sobrevalúa, lo que multiplica aún más la demanda de divisas y la presión sobre la balanza de pagos. El país tiene que
obtener ingresos de capital mediante endeudamiento o inversión extranjera, o bien recunir a la reserva del banco central para financiar
los déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos.
Una vez que esto ocurre, la economía entra en crisis externa que
trae consigo una devaluación del tipo de cambio, con el consecuente
deterioro de la calidad de vida de la población, al encarecerse las importaciones y realimentar el proceso inflacionario que está en marcha.
La escasez de divisas y su alto precio, dada la dependencia del aparato
productivo de importaciones de materias primas y de bienes de capital,
que es común en una economía de desarrollo, genera una contracción
de la oferta agregada y por tanto una recesión económica con el consecuente deterioro del salario real en particular, y de los niveles de
bienestar de la población en general (Doinbusch y Edwards, 1991a).
En ocasiones, y esto depende naturalmente de muchos otros factores,
^ En mayo de 1990, el National Burean of Ecmioinic Kesearcti y el Banco Intcramericano
de Desarrollo patrocinaron una conferencia organizada por los profesores Rudiger Donibusch y
Sebastián Edwards acerca del populismo económico en la América Litina, en donde se analizaron
los casos de varios países de la región en los («asiidos cincuenta años (Dornl)usch y Edwards, 1991).
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el deterioro del bienestar posdevaluatorio contrarresta los efectos
positivos de la expansión inicial. Más aún, el proceso inflacionario que
es desatado requiere, tarde o temprano, ajustes fiscales que alimentan
los efectos contraccionistas macroeconómicos y a menudo terminan por
crear una recesión profunda.
Si bien es cierto que la descripción anterior es una simplificación
quizá excesiva, me parece que también es cierto que contiene los principales elementos que explican las consecuencias de una política macroeconómica expansionisla, deficitaria en exceso, en un contexto de
dependencia tecnológica y de un sector exportador débil y poco diversificado. En efecto, si a la política interna se agregan factores externos
tales como una recesión que repercute en la demanda de las exportaciones, o bien un cambio significativo de los términos de intercambio,
la situación económica interna será afectada significativamente, aligerando presiones en la balanza de pagos si el factor externo es favorable,
o empeorando aún más la situación si ese efecto es desfavorable.
Naturalmente, las razones por las que un gobierno puede iniciar
políticas expansionistas deficitarias son en general de índole social y
política. La tentación que tiene un gobierno de satisfacer necesidades
sociales básicas mediante el gasto público financiado con la máquina
de hacer dinero es siempre grande. La teoría keynesiana que surgió
como consecuencia de la gran depresión de los años treinta, en ocasiones mal interpretada y llevada al extremo en décadas posteriores por
varios gobiernos latinoamericanos, parecía avalar una política expansionisla deficitaria, casi ilimitada, para ocupar a miles de personas que
se encontraban sin empleo, no tanto por un problema cíclico macroeconómico, sino más bien por problemas estructurales como la falta de
capital y otros factores de la producción.
Muchos gobiernos latinoamericanos posteriores a la gran depresión
de los años treinta intentaron repetidamente, por muy diversas razones
y circunstancias, estimular la actividad económica por medio del gasto
público. En muchas ocasiones, por el deseo o incluso la necesidad de
estimular el crecimiento económico para proporcionar oportunidades
de empleo a grupos crecientes de la población, diversos gobiernos
cedían a la tentación de emitir dinero para lograr estos objetivos,
sintiéndose avalados teóricamente por el pensamiento de corte keynesiano, y dados los excedentes de recursos naturales con que se contaba.
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
Por otra parte, se habla de un gobierno "populista" cuando éste
distribuye recursos entre los sectores menos favorecidos de la población, o cuando se beneficia a grupos específicos que lo apoyan políticamente, y cuando el gasto se realiza en grupos o sectores de baja
productividad económica. La acepción de este término también ha hecho hincapié en los gobiernos que en un periodo específico destinan
fondos excesivos a proyectos poco productivos económicamente, y sin
prestar mayor atención, al menos en apariencia, a un excesivo déficit
fiscal y de balanza de pagos.
El gasto en sectores poco productivos, sea por fines políticos o
sociales, finalmente repercute en reducciones de la productividad general del país. En la medida que estos gastos son financiados con impuestos o deuda se tendrá una redistribución de ingresos de un grupo
a otro, y las repercusiones macroeconómicas serán más de mediano
plazo: si se financian con impuestos el efecto será netamente redistributivo, mientras que si se financian con deuda las futuras generaciones
tendrán que cubrir esos gastos mediante impuestos futuros. Sin embargo, si los gastos adicionales son financiados con impresión de dinero,
el efecto macroeconómico será prácticamente inmediato, con todas las
repercusiones inflacionarias, redistributivas hacia los sectores más
protegidos, y de distorsión de precios relativos.
Tradicionalmente se ha considerado que el gobierno del general
Lázaro Cárdenas (1934-1940) fue de corte "populista" en varios sentidos. Por un lado, su programa de reparto agrario fue el más amplio en
todo el periodo posrevolucionario, repartiendo más de 20 millones de
hectáreas durante su administración y afectando grandes propiedades.
Por otro lado, se dice que el gobierno cardenista destinó una gran proporción del gasto público hacia los sectores de la población más desprotegidos en los renglones de salubridad pública y educación, lo cual
no es por completo cierto pues el gasto en estos rubros apenas aumentó
entre 1935 y 1940 (Solís, 1980, pp. 108-114). Finalmente, se habla
de que Lázaro Cárdenas ejerció fuertes déficit fiscales, que cubrió con
impresión de billetes, para financiar estos proyectos y los de infraestructura económica destinados a apoyar a la clase trabajadora y al
campesinado (DeBeers, 1953, p. 22, y Solís, 1980, p. 118). Es decir,
se considera en general que el gobierno de Lázaro Cárdenas, de manera
similar al de Franklin D. Roosevelt en los Estados Unidos, aligeró los
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efectos recesivos de la economía ejerciendo un fuerte déficit fiscal financiado de modo inflacionario, y destinando la mayor parle del gasto
público a proyectos sociales.
Me parece que esta hipótesis tradicional contiene elementos verídicos pero no es del todo correcta. A lo largo de las siguientes páginas
se analiza la política económica del gobierno del general Lázaro
Cárdenas, considerando primero el marco institucional de la política
económica. Después se analiza propiamente el desarrollo de la economía y la serie de medidas de política gubernamental que muestran la
intencionalidad real del gobierno, donde se puede apreciar que si bien
se dio una política expansionista deficitaria, ésta fue de montos modestos y en buena medida obligada por las circunstancias. Finalmente, se
señalan algunas conclusiones relativas a la política económica de
Cárdenas.
I. EL MARCO INSTITUCIONAL DE LA POLÍTICA ECONÓMICA
Al inicio de la década de los años treinta, el gobierno apenas había
obtenido algunos de los instrumentos de política económica necesarios
para tener una influencia efectiva en el ámbito económico. En cuanto
a la política monetaria, el Banco de México —que había sido fundado
en 1925— apenas había hecho valer su poder monopólico de emisión
de billetes a partir de 1932. De hecho, los billetes gubernamentales no
fueron aceptados por el público^ desde un inicio, debido a que la gente
todavía conservaba la triste memoria de la época revolucionaria cuando el gobierno en turno y las facciones rebeldes emitieron billetes en
exceso y crearon un caos financiero (Cárdenas y Manns, 1989). No obstante, hacia fines de 1931, como consecuencia de la grave restricción
monetaria causada por la gran depresión que incluso llegó a provocar
la reaparición del trueque en algunas zonas del país, el Banco de México autorizó la emisión de billetes con respaldo en plata en lugar de
oro, por lo que el público, sediento de medios de pago, comenzó a aceptar nuevamente los billetes del banco central después de casi 20 años
de desconfianza.
Por otra parte, a partir de 1932 la mayoría de los bancos comerciales
^ La cantidad de Ijillctes en jjoder del púljlico era de unos 100 mil i)esos, lo que significalja
una ínfima fracción de la oferta monetaria.
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
tuvieron que asociarse con el Banco de México y por tanto depositar
reservas como encaje legal. Con la Ley Monetaria de 1936 la asociación
de todos los bancos con el Banco de México se hizo obligatoria y se
establecieron los mecanismos para facilitar los cambios del encaje legal
como instrumento de control monetario. No obstante, el control final de
la oferta monetaria se dio cuando los aumentos en el precio internacional de la plata hicieron que el peso de plata valiera más como mercancía
que como moneda, por lo que se desmonetizó en abril de 1935 para dar
plena entrada a los billetes del Banco de México como moneda fiduciaria de curso legal. Un año mas tarde, con la estabilización del precio
internacional de la plata, se reinició la acuñación de monedas de plata
pero a bajos niveles (Cárdenas, 1987, pp. 82-84).
Hasta antes de 1936, el Banco de México fue una institución completamente independiente de la Secretaría de Hacienda, pero tenía la
capacidad legal de otorgar crédito directo al gobierno federal hasta por
5% del promedio de los ingresos fiscales de los tres años previos. Es
decir, el Banco de México no tenía la obligación de emitir dinero y
entregárselo a la Secretaría de Hacienda ya fuera por medio de un
crédito directo o mediante la compra de bonos públicos (Toires Gaytán,
1980, pp. 248-249).
Después de una fuerte controversia entre el entonces director del
Banco de México, Luis Montes de Oca, y el Secretario de Hacienda,
Eduardo Suárez, que culminó con la sumisión virtual del banco central
ante la Secretaría de Hacienda, el gobierno duplicó la línea de crédito
al gobierno en 1936. Así, en agosto de 1936 se decretó una nueva Ley
Monetaria y una nueva Ley Orgánica del Banco de México mediante la
cual el crédito disponible con que podía contar el gobierno federal
aumentaba de 5 a 10% de los ingresos fiscales anuales promedio de
los tres años anteriores (Secretaría de Hacienda y Crédito Público,
1958, p. 273). Mediante una reforma posterior, en diciembre de 1938,
un año después de que las autoridades monetarias tuvieran que excederse significativamente en el límite de crédito al gobierno, se permitió
que éste pidiera prestados recursos al Banco de México dentro de
ciertos límites más bien laxos a cambio de bonos gubernamentales, lo
que abrió por primera vez las puertas a un déficit presupuestal significativo que podía ser financiado por impresión de dinero, para estimular la actividad económica y hacer frente a demandas sociales que no
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podrían satisfacerse de otra manera.* Así, se canceló el sobregiro existente en 1940, y todo el crédito otorgado anteriormente se documentó
con la emisión de bonos gubernamentales que documentaron la deuda
interna.
En relación con la política fiscal, el establecimiento del impuesto
sobre la renta de 1926 y el crecimiento de la actividad industrial habían
permitido que, finalmente, los impuestos a la actividad económica interna se equipararan con los relacionados con el sector externo a principios de la administración cardenista, cuando tradicionalmente estos
últimos habían sido siempre los más importantes. Así, entre 1934 y
1936, los impuestos a la explotación de los recursos naturales más los
impuestos a las importaciones y a las exportaciones constituían 40%
de los impuestos totales; el impuesto a la renta representaba 12%,
mientras que los impuestos a la industria significaban 27% de la recaudación impositiva en ese mismo periodo (Nacional Financiera, 1978,
pp. 355-356). Es decir, la política fiscal continuaba dependiendo de
manera significativa de las fluctuaciones externas, aunque en un grado
muy inferior al observado apenas una década antes, cuando los impuestos relacionados con el sector externo representaban 55 por ciento.
Por su parte, el tipo de cambio se había estabilizado finalmente
en noviembre de 1933, después de haber sufrido una depreciación
nominal de 67% y una depreciación real de 53% desde 1929 hasta esa
fecha. Este hecho hizo evidente que, si bien era deseable mantener un
tipo de cambio fijo para buscar la estabilidad interna, no se estaba en
la posición de mantener el tipo de cambio fijo aun a costa de contraer
la economía como había sucedido durante la crisis de la gran depresión.
De esta manera, el gobierno realmente tenía entonces mucho más
margen de maniobra en el campo de la política económica que apenas
unos años antes, en dos aspectos fundamentales: el control de la política
monetaria y la posibilidad de ajustar el tipo de cambio en caso
necesario.*
3 Esla emisión de lx)iios tenía la finalidad de facilitar la operación de la corriente de caja
anual, y su monto estaha limitado al valor probable de los ingresos ármales del propio gobierno
(Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 1958, pp. 311-312).
* Desde luego, el gobierno tenía la |X>sibilidad técnica de ajusfar el tipo de cambio, pero
desde la refonna monetaria de 1905 en laque se adoptó oficialmente el patrón oro, se liabía negado
a hacerlo sistemáticamente por lo que de hecho, durante todo ese tiempo, se había tenido que
confonnar con aceptar pasivamente los vaivenes del mercado.
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
II. EL COMPORTAMIENTO GENERAL DE L.\ ECONOMÍA
Cuando Lázaro Cárdenas loma posesión como Presidente de México en
diciembre de 1934, la economía está en la etapa ascendente del ciclo
económico, después de los años más difíciles de la gran depresión. La
crisis de Wall Street que se inicia en octubre de 1929 se difunde al
resto del mundo con rapidez, mediante la contracción económica de los
Estados Unidos y la depresión de los precios de bienes agropecuarios
y materias primas.
El mecanismo de trasmisión de la crisis hacia México se expresa
primero como una fuerte reducción de la demanda y de los precios de
las exportaciones mexicanas. Entre 1929 y 1932 el valor de las exportaciones expresado en dólares se redujo 23% en promedio anual, mientras que su poder de compra" disminuyó 16% anualmente durante el
mismo periodo (cuadro 1).
CUADRO
1. Crisis y recuperación
(Tasii media de crcciinieiilo íiiuial; |jorccnt¿ije)
PIB real
Valor agregado industrial"
Poder de compra de exportaciones
Oferta monetaria real
Gasto público real
Ingreso público real
¡929-1932
1932-1936
-6.3
-10.5
-22.8
-13.8
-3.1
-7.9
8.3
17.1
16.1
10.2
12.6
11.1
FUENTE: Cárdenas (1987), cuadros 4.1, ALl, A1.3, Al.12, A2.6, A4.9.
" Incluye a los sectores de miuiufactunis, conslnicción y energía eléctrica.
A su vez, la contracción externa trajo consigo la reducción del
superávit comercial y, por tanto, la disminución de las reservas internacionales del país, que disminuyeron 53% entre 1929 y 1931, año en
que el país abandonó el patrón oro (Cárdenas, 1987, p. 34). Naturalmente, al disminuir la base monetaria también se contrajo la cantidad
de dinero en circulación, con el efecto negativo correspondiente en la
demanda agregada.
Finalmente, la crisis del sector externo tuvo otra grave consecuen5 El poder de compra de las exportaciones, o la capacidad para importar, se define como el
volumen ex(x>rlado multiplicado por los términos de intercambio.
POLíTICA ECONóMICA EN LA éPOCA DE CáRDENAS
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cia: los ingresos fiscales también se redujeron de manera significativa,
debido a que éstos dependían en casi la mitad de los impuestos
generados por las transacciones con el exterior. Los impuestos totales
se redujeron 18% en términos nominales entre 1929 y 1931 y 7.9%
real en promedio anual de 1929 a 1932. Ello contrajo simultáneamente
los egresos, -3.1% en promedio anual en términos reales, pues el gobierno no tenía posibilidades de ejercer un déficit. Naturalmente, el
efecto en la demanda agregada fue también contraccionista. El único
factor que trabajó en sentido contrario fue la depreciación del tipo de
cambio, pesos de plata por dólar, que comenzó a ocurrir con cierta
fuerza desde 1929 hasta noviembre de 1933, cuando el gobierno logró
fijarlo después de una depreciación nominal de 67% y una depreciación
real de 25% en ese periodo (Cárdenas, 1987, cuadro A2.2 y A4.10).'^
Es natural, entonces, que el producto interno bruto disminuyera
drásticamente como consecuencia de la crisis externa. Entre 1929 y
1932, el producto real del país disminuyó 6.3% en promedio anual,
situándose 21% por debajo del nivel de 1928. El sector industrial sufrió
aún más el golpe de la crisis, pues su valor agregado real disminuyó
10.5% en promedio anual entre 1929 y 1932 (cuadro 1).
El abandono de las políticas monetaria y cambiaria ortodoxas, que
en principio se había decretado en julio de 1931 al retirarse oficialmente el patrón oro, y el inicio subsecuente de impresión de dinero con
respaldo de plata en lugar de oro a fines de ese año, incidió de manera
positiva en la economía que se encontraba en estado de crisis por una
restricción monetaria extrema. Además, se reinició la acuñación de
monedas de plata en marzo de 1932, después de cinco años de suspensión. Por otra parte, el nuevo ministro de Hacienda, Alberto J. Pañi,
logró expandir el gasto público más allá de las posibilidades que le
daba la recaudación fiscal, gracias a las ganancias de señorazgo en la
acuñación de monedas de plata que se obtuvieron por la caída abrupta
del precio internacional de la plata' (Cárdenas, 1987, pp. 93-95).
'' Si bien el lipo de cambio oficial estaba sujeto al patrón oro, el hecho que la mayor |)ar1e
de las transacciones comerciales se siguieran realizando en |)esos plata desde tiempos inmemoriales colocaba en realidad a México en un sistema bimetálico, dc|)cnd¡enlede los precios relativos
internacionales del oro y de la plata.
"' Al disminuir dráslicajneiite el precio intern¿icioMal de la plata, el valor intrínseco del |)eso
fue menor que su valor nonunal. Por ello, al acuñar nuevas monedas de plata a partir de 1932, el
gobierno OIJIUVO una ganancia de señorazgo (pie fue de 33 unllones de pesos en 1932, 23 millones
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
Aunado a estas políticas expansionislas, la recuperación del sector
exportador a partir de 1933, por los incrementos del precio de la plata,
le permitió a México salir de la crisis aun antes de que ello ocurriera
en los Estados Unidos (Cárdenas, 1984, pp. 230-231). Los precios, que
habían caído 19% entre 1929 y 1932, comenzaron de nuevo a crecer
gradualmente a partir de 1933.®
El sector industrial reaccionó rápidamente a la creciente demanda.
Además, la depreciación real del tipo de cambio y el deterioro de los
términos de intercambio con el exterior reorientaron un segmento de la
demanda interna del exterior hacia el interior de la economía. Entonces
se inició un fuerte proceso de sustitución de importaciones, que de
hecho contribuyó con 37% del crecimiento de la demanda industrial
durante la década. El resto se debió al mercado interno, mientras que
la demanda externa apenas creció levemente (Cárdenas, 1987, p, 113).
Por su parte, el sector agropecuario dependía casi exclusivamente de
las condiciones climáticas, las cuales fueron favorables durante los
primeros años de la década de los treinta, lo que desde luego contribuyó
a la recuperación económica. Así, entre 1932 y 1934, el producto
interno bruto real creció casi 19%, mientras que los precios también
se recuperaban. En estas circunstancias, con una economía que salía
de la depresión, Lázaro Cárdenas inició su gobierno.
La expansión de la oferta monetaria desempeñó un papel importante
en el crecimiento de la economía durante los primeros años de la administración cardenista. Mientras que la oferta monetaria real aumentó a
una tasa de 10.2% en promedio anual de 1932 a 1936 el PIB creció a
una tasa real promedio de 8.4%, en parte como resultado de la creciente monetización de la economía, y debido a que los precios reaccionaron con cierto rezago. No obstante, para abril de 1936, se inicia
un fuerte proceso inflacionario que alcanza una tasa de 25.9% en junio
de 1937, cuando empieza una gradual disminución que culmina en el
verano de 1938 con una inflación anualizada de 2.5% aproximadamente (Cárdenas, 1987, cuadro A 1.12 y A2.6).
en 1933, y 8 millones en 1934. En 1932, la ganancia de señorazgo significó un déficit de 1.09%
del producto, mientras que en 1933 esa cifra fue de 0.65% (Cárdenas, 1987, p. 94).
^ Esle había sido un problema grave que, incluso, el propio Plan Sexenal, elai>orado por el
Partido Nacional Revolucionario incorjwrado por Cárdenas, señalaba como uno de sus objetivos
aumentar ligeramente los precios para mejorar la situación de los |)roductorcs (Leopoldo Solís,
1980, p. 117).
POLÍTICA ECONÓMICA EN LA ÉPOCA DE CÁRDENAS
685
Por SU parte, la recuperación del sector externo impulsó la demanda
agregada revirtiendo los factores externos que habían causado la crisis
de la gran depresión. En realidad, los términos de intercambio aumentaron 11.5% en promedio anual a partir de 1931 y hasta 1934, cuando
iniciaron un descenso gradual permaneciendo por debajo de su nivel
de 1929 durante el resto de la década. Ello, aunado a una política fiscal
moderadamente deficitaria y a la política monetaria expansionista
antes mencionada, generaron un crecimiento acelerado del producto.
Entre 1934 y 1937 el PIB real aumentó 20%, mientras que el valor
agregado industrial creció aún más rápidamente. De hecho, el proceso
de sustitución de importaciones convirtió al sector industrial en el
motor de la economía durante la década de los treinta, por primera vez
en la historia del país.
Esta expansión económica comenzó a ejercer una presión creciente
en la balanza de pagos, por lo que en 1937 las exportaciones sólo fueron
superiores a las importaciones en 45%, mientras que solamente dos
años antes esa cifra había sido 85%, por lo que se observaba un superávit 23% mayor en 1935 que en 1937. Este delerioro, aunado a la
recesión estadunidense de 1937, puso fin a la expansión a principios
de 1938, al ocurrir una crisis en la balanza de pagos y la consecuente
devaluación del peso, que coincidió con la expropiación de la industria
petrolera.
El origen de esta crisis fue analizado por Víctor Urquidi desde
1946, cuando afirmó que el exceso de crédito del Banco de México al
gobierno federal en los meses previos' había debilitado la posición del
peso mexicano y propiciado la devaluación en marzo de 1938 (Urquidi,
1946, pp. 436-450). Esta aseveración, a su vez, implicaría que el exceso de crédito interno habría financiado el déficit fiscal. Sin duda, su
apreciación es correcta pues, en efecto, durante 1937 el Banco de México otorgó crédito al gobierno federal por 89.3 millones de pesos en
exceso del límite legal, lo que entonces equivalía a 18% de la base
monetaria (Banco de México, 1938, p. 28). Sin embargo, realmente el
' En su informe de esc año, el Banco de México señala que "l^s créditos en cuestión se
concedieron en la expresa inteligencia de que serían excejx'ionales y transitorios", y que se habrían de rembolsar en los primeros meses de 1938. Además, ahí se señala que se había firmado
un convenio en noviembre de 1937 que establecía que el gobierno no acudiría nuevamente al
Banco mientras |>ermaneciera excedido en el monto autorizado por la ley (Banco de México, 1938,
página 28).
686
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
proceso inflacionario se había iniciado desde antes, de modo que de
1935 a 1937 el costo de la vida en México relativo al de Estados Unidos
había crecido 16.5% y un año después llegó a 36%, lo que rápidamente sobrevaluó el tipo de cambio. Tomando 1933 como año base, el
tipo de cambio real prácticamente estaba en su mismo nivel en marzo
de 1937. Sin embargo, a partir de entonces se inició un proceso de
sobrevaluación del tipo de cambio que alcanzó el 21.9% para marzo
de 1938, mes en que se realizó la depreciación del peso (véase Cárdenas, 1987, A4.10).
La sobrevaluación y el apoyo del presidente Cárdenas a los sindicatos y a otras políticas reformistas suscitaron cambio de pesos por
dólares y fugas de capital. Hubo retiro de fondos bancarios, algunos de
los cuales se cambiaron por dólares. Los saldos de las cuentas de
cheques se redujeron 30% entre junio de 1937 y marzo de 1938 y la
reserva del Banco de México también se vio fuertemente mermada,
pues cayó 56.3% entre diciembre de 1937 y diciembre de 1938 (Cárdenas, 1987, pp. 62-64). Naturalmente, la sobrevaluación del peso
desalentaba las exportaciones y promovía las importaciones lo que,
junto con el retiro de fondos del sistema bancario y por consiguiente la
reducción de la reserva del Banco de México, debilitó mucho la balanza
de pagos desde mediados de 1937 y durante el primer semestre de
1938.
La recesión estadunidense de 1937-1938 también contribuyó signiTicativamente al debilitamiento del peso. El PNB de Estados Unidos
descendió 5.1% en 1938 mientras que el valor de las exportaciones
mexicanas valuadas en dólares empezó a desacelerarse desde los últimos meses de 1937, cayendo 56.5% entre julio de ese año y mayo de
1938. A su vez, los términos de intercambio también sufrieron un fuerte
deterioro en 1938, 23.5%, que es una reducción anual aún más aguda
que la experimentada durante la gran depresión. Debido a la drástica
reducción de las importaciones de mercancías, a lo que contribuyó un
impuesto especial a las importaciones decretado el primero de enero
de 1938, aunque fue pequeño en monto, el superávit comercial apenas
disminuyó en poco menos de 1.5%. Es decir, la contracción de las
exportaciones fue contrarrestada con una disminución equivalente de
las importaciones. No obstante, el poder de compra de las exportaciones
se redujo 22.2% en 1938 (véase cuadro 5 más adelante).
POLíTICA ECONóMICA EN LA éPOCA DE CáRDENAS
687
El deterioro de la balanza de pagos significó una reducción de 58
millones de dólares en la reserva internacional entre febrero de 1937
y febrero de 1938, llegando a un nivel de sólo 30.3 millones de dólares.
Cuando el gobierno nacionalizó la industria petrolera el 18 de marzo
decidió también dejar flotar el tipo de cambio, que se depreció inmediatamente de 3.60 pesos por dólar a 4.29 un mes después y 4.95 en
julio de ese año, cuando prácticamente se estabilizó.
El efecto externo fue significativo, y de hecho más severo que la
misma gran depresión, pero el gobierno logró contrarrestarlo con efectividad. De hecho, el producto interno disminuyó su ritmo de crecimiento, de más de 6% en los tres años previos en promedio a sólo 1.6%
en 1938. Más aún, la recuperación de la economía fue rápida, en parte
por la misma recuperación de la economía estadunidense, que creció
8.6% en 1939, y por las políticas fiscal y monetaria expansionistas que
llevó a cabo el gobierno.'"
Para 1939 la economía se estabilizó, la balanza de pagos recuperó
una posición relativamente estable, y volvió a crecer de manera rápida.
En verdad, si bien el golpe de la crisis fue severo, su corta duración y
la efectividad de la política hizo posible que la recuperación fuera casi
inmediata. La incertidumbre que acompañó al cambio de gobierno en
1940, aunada a la situación incierta por el inicio de las hostilidades de
la segunda Guerra Mundial en Europa, marcó el último año del gobierno
cardenista.
III.
LA INTENCIONALIDAD DE LA POLíTICA ECONóMICA
Una vez que el gobierno adquirió y utilizó los instrumentos de política
económica, por cierto con mucho éxito durante la crisis de 1938, resulta
interesante ahora investigar la intencionalidad de la política cardenista. Por un lado, se analiza con cierto detalle la política monetaria y la
política fiscal, el monto y destino de esta última y la manera como se
financió. Por el otro, se subraya la flexibilidad de la política cambiaria
que tanto contrasta con la experiencia de la gran depresión.
Con el fin de analizar la intencionalidad de la política monetaria,
el cuadro 2 muestra los componentes y las fuentes del crecimiento de
"^ En lii sigiiiciile sección se analiza con más detalle esle lieclio qne fue de mucha
imporlancia.
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
688
CUADRO
2. Componentes y fuentes de crecimiento
de la oferta monetaria
Saldos
Oferta monetaria
(M)
Base monetaria
(//)"
Reservas (/?)
Monedas (C)'
Depósitos (D)
b = D/R
p = D/C
Multiplicador
monetario
1939
1934
1935
1936
1937
1938
1940
468.60
515.60
627.40
664.40
736.20
882.10 1 060.30
375.92
96.64
279.25
189.35
1.96
0.68
453.35
135.76
317.60
198.00
1.46
0.62
555.37
148.19
407.18
220.22
1.49
0.54
563.22
105.45
457.77
206.63
1.96
0.45
635.44
123.05
512.39
223.81
1.82
O.'M
714.12
116.06
598.06
284.04
2.45
0.47
881.69
220.07
661.62
398.68
1.81
0.60
1.25
1.14
1.13
1.18
1.16
1.24
Corüribiición al creciniieiuo de M (porcei■Uaje)
Base monetaria
(//)"
b=D/R
p=D/C
Multiplicador
monetario
FUENTE:
152.29
^6.61
-6.35
195.95
-88.44
-14.00
103.42
3.07
-5.82
24.50
115.03
-25.95
117.57
-13.90
-2.69
64.56
28.41
4.11
114.56
-30.06
22.38
1.20
Balances del Banco de México, 1934 a 1940, y Cárdenas, 1987, cuadro A2.6.
a/f+ C.
" Incluye monedas y billetes.
"^ Se obtuvo mediante nini = 1 + K/K + r, en donde K = C/D y r = R/D.
la oferta monetaria. En él se puede apreciar que en los años de 1934 a
1936 la base monetaria contribuyó con más de 100% del crecimiento
de la oferta. Ello significa que el Banco de México, cuando logró que
se aceptaran sus billetes, y posteriorinente con la desmonetización de
la plata en 1935, expandió enormemente la base monetaria para lubricar de circulante la economía que venía de una situación de aguda restricción monetaria. Naturalmente, eso contribuyó al crecimiento de los
precios a partir de mediados de 1936.
Sin embargo, esta tendencia se rompió en 1937 cuando el Banco
de México restringió la base monetaria, probablemente cuando se dio
cuenta que la inflación estaba acelerándose, pero la oferta de dinero
nominal continuó su crecimiento ya que los bancos tenían una fuerte
demanda de crédito, por lo que recurrieron a sus reservas para hacer
POLÍTICA ECONÓMICA EN LA ÉI'OCA DE CÁRDENAS
689
crecer el crédito interno. Para 1938, por las razones ya expuestas, el
Banco de México otorgó un crédito adicional al gobierno por arriba del
límite legal que hizo nuevamente crecer la oferta monetaria en términos
reales, aun cuando las reservas internacionales estaban disminuyendo la base. Los dos últimos años de la década experimentaron un rápido
crecimiento de la oferta de dinero que continuó monetizando la economía. De hecho, mientras que el PIB real creció a una tasa media anual
de 5.6% entre 1932 y 1940, la oferta de dinero en términos reales
aumentó 8.7% anualmente en el mismo periodo; es decir, la economía
se estaba monetizando.
En cuanto a la política fiscal, a lo largo de toda su administración,
el presidente Cárdenas siempre estimó un presupuesto equilibrado o
un déficit imperceptible (Santillán López y Rosas Figueroa, 1962, p,
223). Seguramente el público no estaba preparado para aceptar de
principio unas finanzas públicas deficitarias, y por tanto "desordenadas", que hicieran regresar nuevamente el proceso inflacionario que
tan amargo recuerdo había dejado desde los tiempos de la Revolución
Mexicana. De hecho, la idea de que en tiempos de depresión económica
una posible expansión fiscal deficitaria sería benéfica no era ampliamente aceptada entre el público nacional, aunque pudiera ser que la
experiencia de la gran depresión y los escritos keynesianos le dieran
al gobierno mayor certidumbre de que los beneficios no sólo eran deseables sino también factibles.
Así, durante el gobierno cardenisla, el déficit fiscal estimado al
inicio del año no sobrepasó el 0.1% del PID o los 2 millones de pesos,
cuando los gastos presupuestados fueron de alrededor de 100 millones.
Sin embargo, el déficit efectivo, que realmente ocurrió, fue superior a
esa cifra, llegando a un máximo de 66 millones de pesos, o 1.14% del
PIB, en 1938.
El crecimiento de la economía al inicio del periodo cardenista hizo
recuperar también los ingresos públicos, que crecieron 21% por arriba
de su estimación original en 1934 y 13% en 1935. Ello generó superávit
fiscales cuando originalmente se había planeado tener presupuestos
equilibrados, a pesar de aumentos ligeros en los gastos superiores a lo
previsto originalmente (cuadro 3).
Si bien en 1935, el primer año de la gestión del presidente Cárdenas, las finanzas públicas mostraron un superávit de 12 millones, que
690
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
CUADRO
3. Finanzas públicas
(Millones de peso;0
lugre:sos
1930
1931
1932
1933
1934
1935
1936
1937
1938
1939
1940
FUENTE:
Egresos
Superávit o• déficit (-)
Presupuesto
Ejercick>
Presupuesto
Ejercicio
Presupuesto
Ejercicio
294
300
210
215
243
276
285
331
431
445
44B
289
256
212
223
295
313
385
451
438
566
577
294
299
215
216
243
276
287
333
431
446
449
279
226
212
246
265
301
406
479
504
582
604
0
1
-5
-1
0
0
-2
-2
0
-1
-1
10
30
0
-22
30
12
-21
-28
-66
-15
-27
Cárdenas (1987), p. 90.
equivalía a 4% del gasto realizado, los cineo años subsiguientes de su
administración fueron marcados por déficit fiscales efectivos pero no
muy elevados. En 1936 y 1937, el déficit constituyó aproximadamente
el 5% del gasto realizado, mientras que en 1939 fue mucho menor, de
menos de 1%, y en 1940 alcanzó nuevamente poco más de 5%. Al comparar estas cifras con el crecimiento del producto nacional, se puede
observar que no son significativas en términos de su tamaño en relación
con el mayor volumen de transacciones de la economía (cuadro 4).
El año que sí es notoriamente atípico fue 1938, y merece un análisis
más detallado. En ese año, el déficit fiscal efectivo fue de 66 millones
de pesos, que equivalió a alrededor de 13% del gasto realizado. Como
ya se mencionó, 1938 fue un año de crisis de balanza de pagos que hizo
disminuir las exportaciones y el nivel de actividad económica. De hecho, la caída súbita de las exportaciones y de las importaciones provocaron que los ingresos fiscales se contrajeran abruptamente. Mientras
que en los dos años previos los ingresos fiscales efectivos sobrepasaron
en más de 35% las estimaciones originales, en 1938 sólo fueron 1.6%
mayores lo que se había previsto.
De la misma manera, el volumen de gastos efectivos en 1936 y 1937
fue 43% promedio superior a las estimaciones originales. Sin embargo.
691
POLíTICA ECONóMICA EN LA EI'OCA DE CáRDENAS
CUADRO
4. Superávit o déficit efectivo como porcentaje del PIB
1925
1926
1927
1928
1929
1930
1931
1932
1933
1934
1935
1936
1937
1938
1939
1940
FUENTE:
0.47
-0.35
-0.32
0.25
1.00
0.23
0.75
-1.09
-1.29
0.56
0.16
-0.42
-0.51
-1.14
-0.11
-0.57
Cárdenas (1987), p. 94.
en el año de la crisis, el gasto efectivo sólo fue 17% superior a lo previsto. Es decir, el gobierno, al darse cuenta que sus ingresos no estaban
aumentando como en los años anteriores, decidió disminuir su ritmo
de gasto para evitar un déficit excesivo, que tendría que financiar con
emisión de dinero (cuadro 5).
CUADRO
5. Finanzas públicas: Diferencia entre
presupuesto y ejercicio
Ingresos
Egresos
Superávit o déficit (—)
37
100
120
7
121
129
25
119
146
73
136
155
12
-19
-26
-66
-15
-26
1935
1936
1937
1938
1939
1940
FUENTE:
Misma del cuadro 3.
Así, mientras que en 1938 se estimaba tener un presupuesto equilibrado, el déficit efectivo alcanzó los 66 millones de pesos, 1.1% del
PIB que excedió notablemente cualquier otro déficit experimentado
hasta entonces. No obstante, este déficit, y la manera como fue finan-
692
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
ciado, desempeñó un papel relevante para contrarrestar los efectos
recesivos de la crisis de 1938. De hecho, el gobierno de Cárdenas fue
muy exitoso para contrarrestar el choque de la recesión externa. Hasta
marzo de 1938 el gobierno federal no recibió créditos importantes del
Banco de México, pero sí a partir de la nacionalización de la industria
petrolera. La deuda gubernamental con el gobierno creció de 122.7 a
180.1 millones de pesos durante 1938, que es una cifra cercana al
monto del déficit fiscal correspondiente. Es decir, prácticamente todo
el déficit fiscal de 1938 fue financiado con crédito primario otorgado
por el Banco de México (Banco de México, 1939, p. 28). En efecto, ello
permitió que la oferta monetaria no sólo no se redujera por la disminución de los depósitos bancarios convertidos a dólares —los cuales sí
repercutieron en la reserva internacional — sino que de hecho aumentara 10.8% entre diciembre de 1937 y el mismo mes de 1938. Es evidente que esto último coadyuvó a que la economía no cayera en una
recesión más profunda.
Más aún, se puede argumentar con certeza que el gobierno cardenista fue sumamente exitoso en contrarrestar la caída en la demanda
agregada causada por el debilitamiento del sector exportador y por el
deterioro de la situación interna. De hecho, como demuestro en otro
trabajo (Cárdenas, 1987, pp. 63-64), a pesar de que la crisis extema
de 1938 fue por lo menos similar en dureza a la ocunida durante la
gran depresión, el efecto en la producción fue significativamente menos
dañino en 1938 que unos años antes. De hecho, a pesar de que el poder
de compra de las exportaciones se redujo de manera similar, y a que
las reservas intemacionales cayeron más abruptamente en 1938 que
durante la gran depresión, el PIB y el producto industrial crecieron 1.6
y 4.0% en 1938 respectivamente, mientras que durante la gran depresión el PIB cayó 6.3% entre 1929 y 1932, y el producto industrial
disminuyó 10.5% durante ese mismo periodo. Por su parte, mientras
que la oferta monetaria se redujo 18.4% entre 1929 y 1931, en 1938
aumentó 10.8%, que se reflejó en un déficit fiscal de 66 millones de
pesos, equivalente a 13% del gasto realizado ese año. En el periodo
1930-1931 las finanzas públicas mostraron un superávit de 10 y 30
millones de pesos, respectivamente, lo que equivalió en el segundo año
a 13% del gasto público. Ello contrasta con el déficit de 66 millones
observado en 1938. Por tanto, puede afirmarse que el gobierno desem-
POLÍTICA ECONÓMICA KN LA ÉPOCA DE CÁRDENAS
693
peñó un papel central llevando a cabo una política anticíclica tanto monetaria como fiscal que benefició nolablemenle la economía (cuadro 6).
CUADRO
6. Comparación de la gran depresión
y la recesión de 1937-1938
(Porcciitajo)
Gran
dí'jjresiún'^
Exportaciones
Términos de intercanilsio
Poder de compra de las expoi lacioiies
Reservas internacionales
Oferta monetaria
Producción (PIB)
Valor agregado industrial
Superávit fiscal efectivo'"
-29.5
-15.3^
-22.8
-31.7^
-18.4''
-6.3
-10.5
0.48
Recesión de
1937-1938^
-25.2
-23.5
-22.2
-56.3
10.8
1.6
4.0
-1.14
FlENTE: Cárdenas (1987), p\>. 64 y 94.
* 1929-1932 lasa promedio nriiial de cambio.
bTasa de eaml)io 1937-1938.
■^ Tasa de cambio promedio aiuial de 1929-1932. La razón es (|i]e estas varialjles alcanzaron
su valor más bajo en 1931. Las cifras de 1929-1932 son -7..5 para los téniiÍMo.s de intercambio y
—8.6% para las reservas.
" Si el valor de 1929-1931 hubiera sido computado, cuando MI alcanzó el valor más reducido, el resultado habría sido mayor en términos absolutos: -25.4 por ciento.
^ Porcentaje del PIB.
Una vez restablecida ciei4a estabilidad para el segundo semestre
de 1938, y a pesar de fluctuaciones especulativas del tipo de cambio
como consecuencia de la negativa del gobierno estadunidense para
comprar plata mexicana como represalia por la expropiación petrolera,
el gobierno cardenisla mantuvo niveles de déficit presupuestarios muy
controlados. Es decir, el gobierno se abstuvo de ejercer déficit importantes en 1939 ) 1940, a pesar de que tenía todo el poder para hacerlo.
Este hecho contrasta de manera notable con la creencia generalizada
de que Lázaro Cárdenas fue un presidente que ejerció fuertes déficit
fiscales, financiados con emisión de dinero y que marcó el inicio de un
periodo prolongado de finanzas públicas deficitarias, con un fuerte
efecto inflacionario." Más aijn, la política fiscal cardenista fue más
" Véase por ejemplo Solís (1970), |)]). 108-122, iiuien caracteriza al periodo comprendido
entre 19.35 y 1954 como uno de "crecimiento con iaflaciéai", en contraste con el llamado "desarrollo estabilizador" que llega desde 195.5 hasta 1970.
694
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
moderada que la llevada a cabo por el presidente Roosevelt después
de la gran depresión, con el ISew Deal. En los Estados Unidos el déricit
fiscal promedio entre 1925 y 1940 fue de 3.2 del PlB, y mucho mayor
en la segunda parle de la década de los años treinta.
Finalmente, el destino del gasto gubernamental también es importante para analizar qué tan "populista" fue la política fiscal. De acuerdo
con la clasificación del gasto público de James Wilkie, en el periodo
1925-1940 se dio un marcado cambio cualitativo, principalmente por
la estabilidad política que se alcanzó durante la década de los años
treinta, comparada con el periodo posrevolucionario. Así, el gasto administrativo y militar disminuyó significativamente su participación
en el gasto público de 66% en 1924-1926 a sólo 44.2% al final de la
década de los años treinta. Los recursos adicionales se destinaron tanto
a gasto social como a gasto económico, en aproximadamente la misma
proporción. El gasto en educación y salud, principalmente, pasó de 9.8
a 19.3% durante esc mismo periodo. Por su parle, el gasto económico
realizado en construcción de infraeslruclura caminera, de riego y de
ferrocarriles también aumentó de 24.1 a 36.4%. Es decir, el gasto administrativo y militar liberado se ejerció tanto en gasto social como económico (Wilkie, 1978, pp. 131, 162 y 191).
Por su parte, la política cambiaría del periodo cardenista fue
relativamente flexible. Mientras la balanza de pagos se mantuvo en un
equilibrio relativo, el tipo de cambio fue fijo. Pero al entrar en crisis la
balanza de pagos a partir de mediados de 1937, el gobierno cardenista
no dudó en devaluar la moneda para evitar la merma excesiva de las
reservas internacionales y modificar así los precios relativos para contraiTcstar la crisis externa. El gobierno había antepuesto el desarrollo
interno del país a la estabilidad del tipo de cambio, tal y como había
hecho Alberto J. Pañi en 1932.
CONCLUSIONES
El gobierno del presidente Cárdenas durante la segunda mitad de los
años treinta fue sumamente afortunado, y está muy lejos de lo que
recientemente se ha dado en llamar "populismo económico". Por un
lado, si bien la política monetaria fue expansiva, su manejo fue plenamente dirigido a lubricar la economía de manera amplia por la convic-
POLíTICA ECONóMICA EN LA éPOCA UE CáRDENAS
695
ción de que era necesario aumentar el nivel de precios. Sin embargo,
cuando el gobierno se dio cuenta de que la inflación estaba rebasando
los límites deseados, inmediatamente intentó reducirla base monetaria
para controlar el crecimiento de los precios. Es decir, esta política no
se utilizó para financiar el déficit público, con excepción del año 1938.
Por su parle, la política fiscal, aunque fue moderadamente expansionista, se utilizó sobre todo para contrarrestar la recesión externa y
la salida de capitales generados por el conllicto petrolero. De hecho, el
gobierno fue sumamente exitoso en esta tarea pues logró hacer que el
producto nacional en términos reales aumentara a una tasa promedio
anual de 4.5% entre 1934 y 1940, a pesar de los estragos de la recesión
de 1938. Es más, la política monetaria evitó que en esc año el producto
no sólo no disminuyera, sino que incluso pudiese avanzar aunque a un
ritmo lento.
El déficit fiscal de ese año fue financiado con crédito del Banco de
México, es decir, con impresión de dinero, que si bien fue en parte la
causa del debilitamiento del tipo de cambio al generar su sobrevaluación
a partir del segundo semestre de 1937, permitió un nivel de demanda
agregada suficiente para sostener el pn)duc;to industrial y el producto
nacional. Naturalmente, la balanza de pagos sufrió en el proceso pues
el volumen de comercio se redujo en 1938 y las reservas internacionales del Banco de México también se contrajeron. A este proceso se
sumó un impuesto extraordinario a las importaciones, lo que coadyuvó a su control y por ende a que el superávit comercial no disminuyera
significativamente.
Cabe destacar, sin embargo, que la expansión fiscal del gobierno cardenista en 1938 puede caracterizarse casi como no deseada o
accidental, pues en realidad su intención no era realizar amplios déficit
fiscales para contrarrestar la recesión económica, como queda de
manifiesto en la reducción del gasto público en el segundo semestre de
1938, cuando el gobierno advirtió que sus ingresos fiscales no estaban
aumentando como lo liabían hecho en los dos años anteriores. Más bien,
el gobierno estaba plenamente consciente de que excesos en el gasto
público muy por encima de sus ingresos no eran benéficos para la
economía. Por ello, los años de 1939 y 1940 no presentan déficit significativos, a pesar de que el gobierno tenía lodos los instrumentos necesarios para realizarlos.
696
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
En efecto, ya para 1939 el déricit fiscal prácticamente se eliminó,
y la emisión de dinero también se contuvo. Un año mucho más inestable
y difícil fue 1940, por el conflicto de la segunda Guerra Mundial y las
consecuencias de la misma expropiación petrolera. El tipo de cambio
no se logró estabilizar sino hasta fmes de 1940, después de más de dos
años de flotación.
A lo largo de su periodo presidencial, y aun en los momentos más
difíciles de 1938, Lázaro Cárdenas mantuvo unas finanzas públicas
bastante sanas, fue exitoso en su gestión anticíclica, aunque de manera
más bien accidental que premeditada, y aumentó considerablemente
la inversión pública en el ámbito económico, además del social. En
términos reales, el gasto público total aumentó 47.9%, lo que le dio al
presidente Cárdenas amplios recursos para realizar este tipo de obras
sin incurrir en fuertes déficit gracias a los ingresos públicos que
alcanzaron cifras muy por erriba de las observadas en años anteriores
como consecuencia de la expansión económica general. No obstante,
es necesario destacar que no hubo un cambio cuantitativo de importancia en la composición del producto pues el gasto público, como
porcentaje del producto interno bnjto, apenas aumentó de 7.0 a 7.7%
entre 1935 y 1940. Por otra parte, es igualmente necesario señalar que
el presidente Cárdenas fue el primero en utilizar los instrumentos de
política económica, con moderación, para minimizar las ñuctuaeiones
macroeconómicas externas.
Abril de 1993
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