Download El Edificio de la pequeña biblioteca pública - UNESDOC

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Transcript
PARA
EL EDIFICIO
MANUALES
DE LA
LAS BIBLIOTECAS
DE LA PEQUERA
UNESCO
PfJBLICAS
BIBLIOTECA
-
IO
PÚBLICA
Manuales
I.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
de la colección:
La formación profeesional
del bibliotezario.
El seruicio de extensión bibliotecaria en la biblioteca pública.
La biblioteca pública y la educación de adultos.
Función de las bibliotecas en la educación de adultos y en la educación fundamental.
Desarrollo de las bibliotecas públicas en AmJrica Latina. Conferencia de Sáo Paulo.
Le développement des bibliothdques publiques en Afrique 1 Development of public
libraries in Africa.
Des bibliothèques publiques pour 1’Asie. Stage d’&udes de Delhi 1 Public libraries fm
Asia: the Delhi Seminar.
La Biblioteca Pública de Delhi. Un trabajo de evaluación.
Servicios para niños en las bibliotecas públicas.
El edificio de la pequeña biblioteca pública.
Ordenación
Charlotte
d< 1 Norte
~.---.
funcional
dc mobiliario
y equipo.
Biblioteca
y del condado
de Mecklenburg.
Charlotte.
Estado
(Estados
Unidos).
Foto Joseph IV. Mo!itx.
Pública
dc
de Carolina
PREÁMEULO
Con gran frecuencia recibe la Unesco demandas de información sobre la construcción de edijcios, equipo y mobiliario con destino a bibliotecas; proceden
esas demandas de bibliotecarios de los diversos países, asi como de los propios
expertos de la Organización que, a menudo, se ven obligados a dar normas y
orientaciones en proyectos de edificación de bibliotecas. También los seminarios de la Unesco necesitan documentación sobre la materia.
Para poderfacilitar esta información se requieren artículosy libros de revista
en los que se resuelvan conprecisióny adecuadamente los distintos problemas y
que estén escritos en el idioma que dominan los usuarios. La mayoría de las
publicaciones referentes a esta materia están escritas en inglésy redactadas en
función de los requisitos y exigencias propias del pais de cada autor. Poco se
ha publicado en idiomas latinos sobre la edificación de bibliotecas publicas.
Por ello decidió la Unesco encargar la redacción de un libro sobre la construcción y equipo de pequeñas bibliotecas públicas (hasta IOOOOO volúmenes), libro que habria de ser internacional en el sentido de que las ideas y
las sugestiones que contuviera fuesen aplicables prdcticamente en todas partes,
y muy especialmente en aquellos palses donde es necesario aún construir
numerosos edijcios para bibliotecas. Se decidió asimismo que el libro se publicaria inicialmente en inglés, francés y español.
Para esefin fueron elegidos dos especialistas que han trabajado juntos en
la construcción de numerosas bibliotecas públicas: el Sr. Hoyt R. Galvin,
director de la Biblioteca Pública de Charlotte y del condado de Mecklenburg,
situada en Charlotte, Estado de Carolina del Norte (Estados Unidos) y el
Sr. Martin Van Buren, arquitecto especializado de la misma ciudad. Se
seleccionaron fotograpas tomadas de uno de los edijcios en cuya construcción
colaboraron los autores - la Biblioteca Pública de Charlotte y del condado
de Mecklenburg - que aparecen en este libro. Junto a ellas se ofrecen también varios ejemplos relativos a la Post Library, de Fort Gordon, Estado de
Georgia (Estados Unidos), cuya disposición interior fue modijcada por el
Sr. Van Buren.
Los Sres. Galvin y Van Buren han redactado un manual en el que
exponen principios y métodos de comprobada eficacia para proyectar y construir una pequeña biblioteca pública. Esperamos que este libro facilite el
trabajo de los bibliotecarios y de cuantos tienen que construir y equipar una
nueva biblioteca pública o modernizar una antigua.
--”
---.-
.--
_“.__I__
..-^
fNDICE
CAPÍTULO
1.
Consideraciones
CAPÍTULO
II.
Relaciones funcionales
espacios
.
.
.
.
.
en la distribución
.
.
.
.
de
.
‘7
.
.
.
30
.
.
.
39
CAPfTULO
III.
Planeamiento
CAPfTULO
IV.
Campaña
publicitaria
CAPÍTULO
V.
Programa
de construcción
CAPfTULO
VI.
Emplazamiento
CAPÍTULO
VII.
Dimensiones
CAPfTULO
VIII.
Materiales
de construcción
CAPÍTULO
IX.
Mobiliario
y equipo
CAPÍTULO
X.
Modernización
.
BIBLIOGRAFfA
CUADRO
ÍNDICE
---
generales
DE
.
EQUIVALENCIAS.
ALFABÉTICO
.
.
.
de una biblioteca
.
.
.
de una biblioteca
.
.
.
.
50
.
.
.
55
.
.
.
.
60
.
.
.
.
84
de edificios
.
121
.
.
127
y adaptación
.
.
.......
.
44
.
y coste del edificio
.
13
.
.
132
‘33
.........
---.---y
-.-__---.
._...
-_-
ILUSTRACIONES
Frontispicio.
Ordenación
funcional
de mobiliario
y equipo.
Biblioteca
Pública
de Charlotte
y del condado
de Mecklenburg,
Charlotte,
Estado
de Carolina
del Norte
(Estados
Unidos).
Foto Joseph
W.
Molitor
Distribución
acertada
de espacios en la Biblioteca
Pública
de Ecorse,
condado de Wayne, Míchigan
(Estados Unidos)
.
.
.
.
.
Distribución
acertada de la planta de un edificio con un área de 380 metros
cuadrados
y ,capacidad
para I 2 400 volúmenes.
Lancaster
Regional
.
.
.
.
Library,
Los Angeles, California
(Estados Unidos)
Un edificio a un mismo tiempo digno y acogedor.
Biblioteca
Pública de
.
.
Pensacola,
Florida
(Estados Unidos).
Foto Stephens Studio
Iluminación
de la entrada de la Biblioteca
Pública de Papatoetoe,
Nueva
Zelandia
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
La disposición
central de la sección de préstamo permite vigilar el trafico.
Biblioteca
de la Prefectura
de Gifu (Japón)
.
.
.
.
.
.
Disposición
interior
combinada
con acertados
elementos arquitectónicos,
ejemplo
de buena coordinación
entre los diferentes
miembros
del
equipo de planeamiento.
Biblioteca
Pública modelo de Oer-Erckensch.
.
.
.
wick, Westfalia
(República
Federal de Alemania)
Un buen emplazamiento.
El edificio
es ornato
de la localidad
en que
se halla. MacLaughlin
Public
Library,
Oshawa,
Ontario
(Canadá).
Foto Ireland
Studio
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Una entrada al fondo de un jardín, al nivel de la acera: los cristales de la
fachada
permiten
ver desde fuera las exposiciones
y el interior.
El
edificio está cerca del centro comercial.
Biblioteca
Publica de Charlotte
y del Condado
de Mecklenburg,
Charlotte,
Estado de Carolina
del
Norte (Estados Unidos)
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Su emplazamiento
abierto y fácilmente
accesible contribuye
a dar a esta
biblioteca
una apariencia
acogedora
(el edificio de la derecha es parte
del Hall de Conciertos
de Kanagawa).
Biblioteca
de la Prefectura
de
Kanagawa
(Japón)
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Una entrada
(detalle):
madera
de Acacia Koa del pais y roca de lava.
Hawaii
County
Library,
Hilo
(Hawaii).
Merrill,
Sims y Roehring,
arquitectos.
Foto Camera Hawaii
.
.
.
.
.
.
.
Interior:
detalle de utilización
de la madera de Acucia Koa del país y de
roca de lava en la Hawaii
County Library,
Hilo (Hawaii).
Merril,
Sims
y Roehring,
arquitectos.
Foto Camera Hawaii
.
.
.
.
.
.
Ejemplo
poco corriente
de construcción
con elementos
estructurales
.
.
.
aparentes. Biblioteca
para niños de Hiroshima
(Japón).
20
21
25
26
27
28
61
62
62
63
64
65
Ejemplo
de construcción
ajustada a módulos.
Véanse las estanterías
instaladas entre columnas.
Biblioteca
de Referencia
de Accra, Ghana
.
Armazón
aparente
de acero, con revestimiento
de ladrillo
y cemento,
igualmente
aparentes.
North
Branch
Library,
Biblioteca
Pública
de
Charlotte
y del condado
de Mecklenburg,
Charlotte,
Estado de Carolina del Norte (Estados Unidos).
Foto A. C. “Bill”,
Summerville
.
Protección
contra el sol por medio de saledizos. El edificio ha sido elevado
sobre el nivel del suelo con objeto de aumentar
la circulación
del aire
en un clima caluroso. Biblioteca
Central de Accra, Ghana
.
.
.
Ejemplo de exposiciones
dispuestas ala entrada. Biblioteca
Pública experimental
de Oer-Eckenschwick,
Westfalia
(República
Federal de Alemania)
.
.
.
.
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.
.
.
.
.
Presentación
de revistas. Nótese el techo de cristal. Biblioteca
Pública de
Dallas,
Estado de Texas (Estados
Unidos).
Foto Remington
Rand
Library
Bureau
.
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.
.
Disposición
típica de estanterías
.
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.
Disposición
de asientos y mesas : dimensiones
normalizadas
de mesas
.
Diversos tipos de elementos para el servicio de prtstamo
.
.
.
.
Típica instalación
del depósito de libros en estanterías sobre montantes
de
acero. Este sótano de techo alto permitirá
en lo futuro una ampliación
de las estanterías.
Biblioteca
Pública
de Charlotte
y del condado
de
Mecklenburg,
Charlotte,
Estado
de Carolina
del Norte
(Estados
Unidos)
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Típica
instalación
de anaqueles
de acero divididos
en un departamento
audiovisual.
Véanse también
los aparatos
para la audición
de discos.
Foto Remington
Rand Library
Bureau
.
.
.
.
.
.
.
Instalación
de espacio para trabajo individual.
Adviértase
cómo se ajusta
a una sección normalizada
de la estantería.
Foto Remington
Rand
Library
Bureau
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Interior
acertado
de bibliotecas.
Instalación
central del catalogo,
publicaciones bien presentadas,
mobiliario
confortable
y sencillo. Biblioteca
Central de Malmö,
Suecia. Foto Stenberg’s
Bilder.
.
.
.
.
Otra sala de lectura acogedora,
luminosa,
amplia y sencilla. Estanterías
de libre acceso, asientos confortables
y un catálogo de fácil acceso dan
todo su atractivo
a esta biblioteca.
Biblioteca
Pública
de Oshawa,
Ontario
(Canadá).
Foto Hugh Robertson-Panda
.
.
.
.
.
Una forma atractiva
de exponer las publicaciones
periódicas.
Biblioteca
Pública de Horsholm,
Zelandia
Septentrional,
Dinamarca.
Foto Jespes
Hom
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Carretilla
para el transporte
de libros. Foto Sankey Sheldon Ltd.
.
.
Vista interior
de una biblioteca
modernizada:
la Post Library
de Fort
Gordon,
Estado de Georgia
(Estados Unidos).
Foto Breault
.
.
Ejemplo
de modernización.
Véase la biblioteca
primitiva
al fondo.
Downers
Grove Public Library.
Downers
Grove,
Estado de Illinóis
(Estados Unidos)
.
.
.
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.
.
.
.
.
.
.
65
66
66
67
68
91
97
99
101
102
103
‘04
105
106
106
107
108
NOTA
DE
LOS
AUTORES
Debemos cordial gratitud a los amigos que han leído el manuscrito,
así como a los bibliotecarios
de varios países que nos han facilitado
fotografías para ilustrar la obra. Al Sr. Jack Dalton, director de la
Oficina de Relaciones
Internacionales
de la Ameritan
Library
Association,
que ha estudiado numerosos tipos de bibliotecas
y
adquirido
una experiencia de notorio valor en sus viajes alrededor
del mundo, debemos una contribución
muy importante
por sus
consejos y comentarios;
también a la Sra. Katryn
A. Devereaux,
bibliotecaria
de la Biblioteca
Pública de Moline, Illinóis (Estados
Unidos), que nos ha prestado su valiosa ayuda para la redacción
del texto.
CAPÍTULO
1
CONSIDERACIONES
GENERALES
Es un síntoma alentador
comprobar
que cada año aumenta el
número de personas que saben leer y es cada vez mayor la sed
universal por los conocimientos
y el saber. Responder a esta creciente necesidad de conocimientos
es una empresa monumental,
a la que puede contribuir
en gran medida la biblioteca
pública.
Ahora bien, organizar una pequeña biblioteca
pública para responder a la demanda de los días presentes, tan eficiente como las
circunstancias
lo exigen, no es tarea sencilla. Requiere un análisis
cuidadoso de las condiciones y necesidades de la localidad de que
se trate, una esmerada coordinación
entre los miembros del equipo
de planeamiento,
y una acendrada convicción
pero las ventajas
que todo ello representa para la comunidad
justificarán
plenamente el esfuerzo realizado.
Este capítulo está dedicado a consideraciones de carácter general,
principalmente
las referentes a las actividades
y servicios futuros
de la biblioteca,
que es menester tener presentes cuando se estudia
el proyecto.
En primer término, la biblioteca debe facilitar publicaciones
de
carácter general, novelas, obras de filosofía, religión, arte, historia,
etc. Debe disponer de una sala de lectura, situada cerca del depósito de libros y de un sistema de préstamo de libros a domicilio, de
manera que los fondos se utilicen con la máxima intensidad.
En una pequeña biblioteca,
los servicios de referencia e investigación pueden ser restringidos en razón del presupuesto y la limitación de espacio, si bien por su importancia
capital no deben
dejar de prestarse. En atención a una mayor eficacia es aconsejable
limitar el uso de los materiales
de referencia
e investigación
al
loca1 de Ia biblioteca,
por varias razones: a) en gran parte, ese
material es muy costoso y con frecuencia de difícil reposición si se
pierde;
b) la contestación
a una gran mayoría de consultas es
cosa de minutos y si la investigación
se realiza en la biblioteca,
puede ponerse rápidamente
el material de referencia a disposición
de otros servicios; c) sacar fuera de la biblioteca
tales materiales,
ordinariamente
de mucho volumen y peso, es causa de deterioro.
Es importante
que la biblioteca
se suscriba a revistas de temas
‘3
____~
-
--
_x”._.
_-
diferentes. Debe disponer de diarios y publicaciones
periódicas de
carácter general y sobre ciertas materias técnicas así como tener a
la disposición del público números atrasados de revistas que contengan informaciones
de valor. En muchas bibliotecas las revistas
se encuadernan
o se microfilman
para su mejor conservación o su
mayor facilidad de archivo. Una sala o sección aparte consagrada
a la lectura de revistas, con instalación confortable y material que
permita exponer adecuadamente
los últimos números de revistas
recibidos, es un atractivo en toda biblioteca.
Desde hace algunos años, por su valor y su utilidad, la microfotografía se ha impuesto, en forma de microfilm,
de microcopia
o
microficha.
Este procedimiento
reduce las necesidades de espacio
para el almacenado
en un 90% aproximadamente
y permite la
reproducción
del texto impreso con gastos módicos, especialmente
cuando no ha de ser editado en forma de libro. Aunque una colección de materiales
microfotografiados
no sea esencial para una
pequeña biblioteca,
sus ventajas y su importancia
futura deben
tenerse debidamente
en cuenta. El gran obstáculo para la mayoría
de las pequeñas bibliotecas
es el elevado costo del equipo. Sin
embargo,
numerosas bibliotecas
parten del principio
de considerarlo como un elemento necesario, si no para su inmediata
inclusión en el programa,
al menos para lo futuro.
Importa
prever en la medida de lo posible los cambios en la
teoría y en las prácticas bibliotecarias
que sin duda han de producirse como consecuencia de los progresos de la técnica. Éste es
un factor de suma importancia.
Equipos de investigación
están
estudiando ya el desarrollo de nuevas técnicas y su posible aplicación a las bibliotecas. En otras esferas, los computadores
electrónicos han revolucionado
los métodos y las prácticas primitivas.
La
automatización
es un ejemplo típico. No cabe la menor duda de
que esto se extenderá a la biblioteca.
Es fácil concebir que en una
fecha próxima un organismo central dotado de un vasto material
de referencias e información,
así como de colecciones para investigación, podrá transmitir
instantáneamente,
mediante
procedimientos automáticos o electrónicos, a toda biblioteca
que se halle
incluída en la organización
creada al efecto, la información
requerida. Ese progreso influirá considerablemente
en la necesidad
de acumular grandes lotes de libros e incluso suprimir quizá las
pequeñas bibliotecas.
Naturalmente,
es muy difícil prever con
cierto grado de precisión qué influencia podrán ejercer tales innovaciones sobre la naturaleza y el carácter de los edificios. Los planes
deberán tener por ello la suficiente flexibilidad
para que los edificios sean adaptables a los requisitos que se les exijan en su día. No
puede afirmarse que las prácticas actuales sean necesariamente
la
última solución respecto a la organización
y servicios de una
biblioteca.
14
.
La biblioteca
no es meramente un almacén de libros. Debe ser
un centro social que ofrece a la comunidad
diversos medios de
educación y de cultura y que dispone de instrumentos
para transmitir información
a quienes lo desean. Los materiales
audiovisuales, las pinturas, etc., lo mismo que los libros, son medios en
virtud de los cuales las mejores fuentes del conocimiento
pueden
ser puestas al servicio del público sin confusión ni esfuerzo.
Uno de los elementos hoy indispensables
a un servicio bien organizado de bibliotecas es la existencia de un departamento
audiovisual. Debe comprender
toda clase de facilidades para poder ver
una película y oir un disco de gramófono,
así como para poder
retirarlo en préstamo. Las artes gráficas deben incluirse igualmente
y, por tanto, ha de disponerse para el préstamo de estampas, grabados, pinturas, etc.
Deben también preverse las exposiciones. De ordinario ello no
requiere más que la disposición de un espacio suficiente bien sea a
la entrada o en otro lugar de fácil acceso donde poder colocar
vitrinas, atriles, mesas y demás material necesario, fijo o portátil.
En algunas bibliotecas modernas se abren grandes ventanales a la
calle, para ofrecer al público un aspecto atractivo y acogedor. En
tales casos, esas ventanas son utilizadas
también para presentar
exposiciones conforme a la técnica que emplea el comercio en sus
escaparates: mucho puede aprenderse de la técnica y de la psicología de los comerciantes,
para su aplicación
a las bibliotecas,
aunque sea grande la diferencia en los propósitos, ya que en la
biblioteca
se persigue la prestación de un servicio público, nunca
un beneficio privado.
Con frecuencia, la comunidad no dispone de un lugar adecuado
para celebrar pequeñas reuniones. En los primeros tiempos en los
Estados Unidos el centro de la comunidad
era el “Town Hall”,
lugar de reunión donde se discutían los asuntos de la localidad y se
celebraban
las actividades
sociales. En Europa las iglesias fueron
con frecuencia el centro de esas actividades.
En la actualidad,
se
han desarrollado
tanto los estudios y la transmisión de los conocimientos que se requieren cada vez más locales para el intercambio
de ideas. La biblioteca, como centro educativo y cultural, ofrece en
nuestros días un lugar ideal de reunión. Este hecho debe tenerse
en cuenta en el planeamiento
de toda biblioteca pública, que debe
estar dotada de salas de reuniones y de un salón de actos. El número y dimensiones de estas salas dependerán desde luego de las
necesidades propias de cada localidad.
Convendrá consultar a las
entidades locales acerca del espacio que necesiten para celebrar sus
reuniones antes de establecer el programa de construcción de una
biblioteca.
Incluso en el proyecto de la más pequeña biblioteca
debe preverse un servicio de extensión. Aunque no parezca inmediata‘5
mente necesario, puede asegurarse que con el tiempo, siempre
habrá de desarrollarse.
El incremento
de la población
y la expansión de la localidad
pueden crear en lo futuro una demanda que rebase las posibilidades
de un solo edificio. La biblioteca
habrá de convertirse necesariamente en un sistema bibliotecológico
y hacer frente a las nuevas
situaciones que se presenten, mediante la organización
de bibliotecas sucursales permanentes o bien de bibliotecas móviles. Quizá
los bibliobuses sean la mejor solución para atender a una población
cuyo incremento es imprevisible
o irregular. Son camiones, camionetas 0 ‘<jeep?‘, diseñados, construídos o adaptados para acomodar,
transportar
y servir en préstamo una colección limitada de libros.
Un bibliobús opera desde un centro que suele ser la propia biblioteca. Su pequeña colección es renovada y aumentada
con frecuencia.
No cabe aquí ni valorar los méritos relativos del bibliobús y de
los edificios sucursales ni presentar una fórmula inflexible para que
se incluya un servicio de extensión en el plan de construcción de
una biblioteca. Sencillamente
se advierte que una posible necesidad
de extensión de servicios en el futuro no debe dejar de tenerse en
cuenta al proyectar
un edificio de dimensiones reducidas para
biblioteca.
Es necesario precisar los diferentes servicios que han de prestarse
para la distribución
del espacio disponible. Los que a continuación
se indican deben por lo menos ser tenidos en cuenta al hacer el
proyecto del edificio: servicios de lectura para adultos; servicio de
consulta e investigación;
servicio de préstamo; servicios para niños;
servicios para los adolescentes; servicios de historia; medios audiovisuales; servicios técnicos (pedidos, recepción y catalogación) ;
salas de reuniones y conferencias; servicios administrativos;
talleres
mecánicos y servicio de custodia.
En los capítulos siguientes se estudiarán los diversos departamentos en relación con el plan general de la biblioteca,
tratando
no sólo de su importancia
relativa sino también de las necesidades
de cada uno.
CAPíTULO
EN
RELACIONES
LA DISTRIBUCION
II
FUNCIONALES
DE ESPACIOS
En un edificio construído con un solo objetivo fundamental,
como
lo es una biblioteca pública, cada una de las partes que lo integran
ha de guardar estrecha relación con las otras. Mas el curso de las
tareas, diferentes según las horas y los días, altera la importancia
relativa y el grado de actividad de cada elemento. Flexibilidad
es,
por tanto, el factor clave: flexibilidad
en el funcionamiento,
dirección e inspección, y por tanto en la distribución
del espacio. De ahí
que los departamentos
y el espacio que se les dedique deben considerarse no sólo desde el punto de vista del fin a que se destinen
sino también de su relación recíproca.
El panorama que toda biblioteca
ofrece desde la entrada principal es la primera impresión
que se recibe. También
es éste el
lugar donde se inicia el tráfico interior de la biblioteca y su regulación. Desde la calle el acceso principal
debe atraer fácilmente la
atención. Ello no quiere decir que haya de ser ostentoso, ni imponente; por el contrario, debe predominar
en él una nota acogedora.
En aquellas ciudades donde la arquitectura
colindante lo permita,
una entrada al nivel de la acera o de la calle, con ventanales que
faciliten la contemplación
del interior, incitará a entrar al público.
Tales ventanales ofrecen además la posibilidad
de instalar exposiciones que despierten todavía más el interés.
Los atractivos del edificio, su disposición interior, mobiliario
y
exposiciones culturales deben percibirse tan pronto como se entra.
La invitación
ulterior a utilizar
las posibilidades
que brinda la
biblioteca
es el papel propio del espacio destinado a la lectura,
donde el público ha de hallarse confortablemente
acomodado,
disfrutando del uso de libros, revistas y demás publicaciones
periódicas. Locales confortables y acogedores dedicados a la lectura e
instalados en las proximidades
de la entrada principal
resultan de
gran importancia
desde el punto de vista psicológico.
Cerca de la entrada principal debe colocarse la sección dedicada
al préstamo de libros, no como barrera que detenga al lector, sino
como su faro o amistosa guía. Esta sección asegura, a un tiempo,
la vigilancia
y la prestación de los servicios. En las pequeñas bibliotecas, un solo funcionario ha de prestar desde allí todos los servicios.
‘7
El préstamo de libros requiere normalmente
la presencia en este
puesto de un bibliotecario
durante la jornada completa. Si el lugar
elegido para situar ese servicio permite que el bibliotecario
vigile
con eficacia la entrada y salida del público, las salas de lectura y
demás servicios, se logra una gran economía en personal y en gastos.
La entrada principal debe estar situada de manera que el tráfico
de entrada y salida pueda realizarse en los diversos servicios y
dependencias
lo más directamente
posible, sin cruces ni perturbaciones. Esta recomendación
tiene especial importancia
en espacios utilizados
por los niños. Las salas infantiles deben situarse
cerca de la entrada principal,
con acceso directo, o bien habrá de
señalarse cuidadosamente
su ruta desde la entrada hasta las dependencias que les estén destinadas, en el subsuelo o en el primer piso
si no existe espacio disponible en la planta baja. La colocación del
despacho de préstamo cerca de la entrada principal
y a la vista
de las escaleras da al funcionario
la posibilidad
de ejercer una
vigilancia
del movimiento
y circulación
del público,
así adulto
como infantil.
Al tratar de la entrada principal y de su relación con las secciones
de la biblioteca, se ha partido del supuesto de una sola entrada para
el público, única manera de lograr un servicio eficaz y una vígílancía adecuada con un mínimo de personal. Nunca ha podido
evitarse, en medio alguno, que ciertas personas cedan a la tentación de llevarse libros por salidas no vigiladas,
y una pérdida
constante de libros puede perturbar
el buen servicio público. Algunos edificios requieren una entrada principal
a la calle y una
entrada trasera para el estacionamiento
adecuado de vehículos.
Una disposición funcional como la utilizada
en la biblioteca
pública de Grosse Point, Míchigan
(Estados Unidos), consistente en
la apertura de ambas entradas en disposición adyacente al despacho de préstamos, resulta entonces adecuada.
Pueden ser precisos otros accesos o salidas para casos de incendio
y otros fines. Esas salidas deben estar situadas de manera que sean
fácilmente vigilables por el personal. Y si se indica que son exclusivamente
para casos de urgencia y se equipan con un timbre o
una barra de seguridad, serán rara vez utilizadas por el público.
La puerta para la carga y descarga de las expediciones, así como
el muelle adecuado, indispensables
en bibliotecas mayores para la
circulación de los paquetes y envíos de libros, deben ser inaccesibles
para el público. Si la biblioteca dispone de bibliobús, la puerta de
carga y descarga puede combinarse con el servicio del mismo. En
ciertos climas el bibliobús
necesitará disponer de un local con
calefacción dentro del edificio. En otros lugares un simple cobertizo
que avance sobre el muelle de carga y descarga será suficiente.
Otra entrada considerada
indispensable
por algunos bíbliotecaríos es la de acceso al salón de actos o sala de conferencias
18
directamente
desde el exterior.
Esta puerta puede permanecer
cerrada durante el día y ser utilizada por las personas que acudan
a las reuniones despub de haberse cerrado al público los servicios
de la biblioteca.
En un edificio que conste de varios pisos se ha de tener muy
presente las necesidades del transporte vertical. Las escaleras destinadas al público deben ser amplias y de fácil acceso desde la entrada del edificio. En edificios de sólo dos pisos la instalación
de
ascensores para el público puede no ser indispensable,
pero debe
disponerse de alguno reservado a las personas de edad o enfermas
cuando las salas destinadas al público estén en el primer piso. En
los edificios de tres o más pisos debe instalarse un ascensor, que
será de todo punto indispensable
en aquellas poblaciones donde el
público está acostumbrado
a utilizarlo.
Las manipulaciones
de los libros requieren
con frecuencia
el
paso de éstos y del personal de uno a otros pisos. A este fin, se
requieren
las facilidades
siguientes de desplazamiento
vertical :
u) una escalera privada para el personal técnico y administrativo;
b) un ascensor o un montacargas
para la circulación
de libros
desde la oficina de recepción a la de catalogación
y desde ésta a las
estanterías; c) accesos adecuados a las estanterías para el personal
encargado del préstamo y del servicio de referencia.
En algunas bibliotecas,
una sola escalera o montacargas
bien
situado puede atender al servicio de varias secciones. Al proyectar
las diferentes secciones de un edificio de varios pisos, debe elegirse
en cada caso con esmero entre una escalera, un montacargas
o un
ascensor’. Aunque la conveniencia
de los ascensores es obvia, su
instalación,
así como su utilización,
es costosa y procede tener
presente, además de las costumbres de la localidad, el presupuesto
disponible antes de tomar cualquier decisión. Si el presupuesto sólo
permite disponer de una forma de transporte vertical, puede instalarse un pequeño ascensor en el punto donde converja el mayor
movimiento
de libros y del personal de un piso a otro.
Numerosos factores de carácter general influyen
en la distribución de las secciones dentro del edificio. La luz exterior y el ruido
son, entre ellos, dos de los más importantes.
El ruido de la circulación o ruidos industriales y la potencia de la luz solar recibida en
ciertas direcciones y a ciertas horas del día dependen de la disposición y el carácter del emplazamiento.
Ello varía de uno a otro
hemisferio, pero arquitectos y constructores estarán probablemente
de acuerdo en la orientación
más ventajosa del edificio.
La luz natural es la más adecuada para la lectura y el trabajo de
oficina, con tal de que se evite la luz solar directa. Los ventanales
1. Llamaremos
en el presente
o material,
y “montacargas”
para transportar
libros.
estudio CGascensores” a los destinados
al aparato
automático
o manejado
al tráfico de personas, libros
a mano que sirve únicamente
‘9
MUELLE
SALA
DE
CARGA
DE
TRABAJO
SALA
DE LECTURA
Distribución
acertada de espacios en la Biblioteca
condado de Wayne, Míchigan
(Estados Unidos)
20
Pública
de Ecorse,
ll
DEP6SITO
BleLlosús
DE LIBROS
F
CALEFACCIÓN
.AVABOS
SALA
DE TRABAJO
PERSONAL
ADULTOS
NIÑOS
Distribucibn
acertada de la planta de un edificio con un área de 380 metros
cuadrados y capacidad para 12 400 volúmenes.
Lancaster
Regional
Library, Los Angeles, California
(Estados Unidos)
21
dan una sensación de libertad
indiscutiblemente
agradable.
Cuando haya de un lado una vista placentera y con probabilidades
de seguir siéndolo, podrán abrirse ventanales en aquella parte del
edificio y las salas de lectura ocuparán un lugar adecuado para
sacar ventaja de esta disposición.
Cuando una o dos fachadas del edificio tengan excesiva luz por
la tarde o una vista que haga indeseables las ventanas, pueden
disponerse estanterías o bien servicios interiores a lo largo de ellas.
La selección del emplazamiento
(véase cap. v) y la orientación
del edificio deben decidirse en atención al principio
de subordinación y coordinación
entre las diferentes dependencias y su mejor
aprovechamiento
por parte del público.
Los ruidos debidos al tráfico callejero u otras causas exteriores
pueden evitarse en parte con una insonorización
adecuada; también pueden reducirse mucho mediante una disposición acertada
de las dependencias. Donde sea posible y no afecte a otros aspectos
más importantes
del plan, los espacios destinados a las estanterías
pueden utilizarse para amortiguar
el ruido en las salas de lectura.
Uno de los factores más importantes
en la distribución
de las
diversas dependencias es la circulación interior entre ellas. Cuanto
mayor sea la importancia
funcional de una dependencia
respecto
a otra, mayor será el tráfico entre ellas. Es necesario repetir que
toda circulación del público debe ser vigilada, orientada y dirigida,
tanto en interés del público como de los servicios de la biblioteca.
Veamos cuáles son los elementos que debe comprender
normalmente una biblioteca y sus necesidades de tráfico en relación con
otros departamentos,
áreas o actividades.
El tráfico del público comienza naturalmente
en la entrada del
edificio. Desde allí, los visitantes se distribuyen
entre dependencias
de lectura para niños, jóvenes o adultos, la sala de revistas, etc.
Por otra parte, mucho público se irá directamente
a las estanterías
y muebles donde se halla el material de lectura. La circulación
debe permitir el acceso más fácil posible a esos diversos puntos.
Todos los usuarios de esas dependencias
necesitarán,
tarde o
temprano,
consultar los catálogos y las fuentes básicas de información y referencia tales como diccionarios,
atlas e índices de
revistas. Los ficheros y obras de referencia deberán colocarse en
un lugar céntrico, bien visible y fácilmente localizable.
Si la biblioteca es lo suficientemente
grande para poder disponer
de un bibliotecario
encargado del servicio de referencia, el despacho de éste y la colección de obras de referencia deben situarse
de manera que sean fácilmente visibles desde la entrada principal.
El despacho del servicio de referencia así como el de préstamo,
serán puntos vitales de vigilancia y regulación y deberán disponerse
de manera que puedan ser vigilados los espacios dedicados a la
lectura así como los destinados a las estanterías.
22
Las salas de reuniones y conferencias no precisan tener un acceso
visible desde la entrada principal.
No obstante, como su utilización implica la entrada o salida simultánea de grupos de personas,
debe reservarse el espacio adecuado para su fácil acceso. A la
entrada de esas salas, deben disponerse espacios suficientemente
amplios para el público que se reunirá en grupos durante los descansos.
Debe reservarse, aunque no se mantenga en uso permanente,
un
espacio consagrado a las exposiciones. Si precede al salón de actos,
pueden relacionarse las exposiciones con la materia tratada en las
reuniones a celebrarse. En algunas poblaciones la biblioteca
puede
ser el único local, o al menos el más adecuado, para las exposiciones artísticas y la presentación visual de ideas.
No lejos de las salas de lectura deberá haber teléfonos públicos y
lavabos. También
se necesitarán
lavabos para las personas que
acuden a las reuniones o visiten las exposiciones, caso de que éstas
estén aisladas de las salas de lectura. La entrada de los lavabos
será siempre visible desde alguno de los puntos en que el personal
vigila en la biblioteca.
El personal debe disponer de fácil acceso a las diversas dependencias; sobre todo lo más rápido y directo posible desde los servicios de préstamo y de referencia y desde los departamentos
técnicos
al fichero, a las estanterías y a los índices.
En las pequeñas bibliotecas,
el espacio destinado a los servicios
administrativos
puede reducirse a un solo despacho instalado cerca
del servicio de préstamo, sin que haya necesidad de una oficina
independiente
al efecto. En ese caso, la circulación
del personal
coincide con la del público. En las bibliotecas mayores, con varios
despachos para el personal, éste deberá disponer de vías de circulación distintas para ir a sus oficinas, lavabos y de ser posible a las
salas de servicios técnicos y talleres. El servicio de extensión (funcionamiento
e inspección de las sucursales y del bibliobús)
puede
estar adyacente a los administrativos,
para simplificar
las operaciones, pero en ciertos casos estará cerca de los locales de expedición y recepción, próximos al muelle de carga y descarga.
Se ha hecho mención del acceso público a la galería de exposiciones; ella será también accesible desde las salas de trabajo, donde
se prepara y archiva el material
de exposición pudiendo así ser
montado y retirado con la menor perturbación
posible para el
servicio público.
A continuación
figura una lista de las diferentes secciones, de
una pequeña biblioteca y la situación de unas respecto de las otras.
Despacho de préstamo. Es el centro de vigilancia
y de servicio. Ha de
estar situado cerca de la entrada principal
y ser de fácil acceso.
Durante las horas de menor tráfico, puede ser el único puesto en
23
que haya un bibliotecario,
por lo cual habrá de permitir la vigilancia del espacio reservado a los niños, de las estanterías de libre
acceso y de las salas de lectura.
Oficina de la sección de fwéstamo. Debe dar directamente
al despacho
del servicio de préstamo. Puede ser el despacho del bibliotecario
en las bibliotecas pequeñas.
Espacio reservado a la lectura de revistas. Debe comunicar
con los
locales de lectura pública general y ser de fácil acceso desde la
puerta principal
y visible desde la mesa de préstamos.
Espacio abierto al gran público para leer y hojear libros. Debe ser de
libre acceso y presentarse a la vista del público al momento de
entrar en el edificio; estarán a disposición del lector las estanterías,
catálogos, índices y materiales básicos de referencia.
Sección infantil. Debe estar adyacente a la entrada principal
si se
halla en el piso bajo. Si está en el subsuelo o en el primer piso,
deberá tener la escalera de acceso junto a la entrada principal.
A
menudo el despacho de préstamo puede permitir su vigilancia.
Servicio de referencia. Debe ser visible y accesible al público con
preferencia dentro o junto a las dependencias de lectura general.
Colección de obras de referencia. Debe situarse cerca del despacho
este servicio.
de
Colección defolletos. No precisa estar situada en un lugar muy visible,
mas, en todo caso, ha de ser de fácil acceso al personal y al público
que precise consultarla,
cerca del despacho de referencia. A veces
es mejor instalarla
en una sala de trabajo junto al despacho de
referencia.
Materiales audiovisuales. Pueden estar en un local independiente
se dispone de una vigilancia
adecuada.
si
Catálogos e índices. Deben ser visibles desde la entrada principal
y
estar centrados entre los espacios destinados a la lectura general y
a la consulta de las obras de referencia, pero también importa que
estén al alcance del personal de los despachos de préstamo y de
referencia y del servicio de operaciones técnicas.
Lavabos. Deberá haberlos para las salas de lectura general, para las
de reuniones y conferencias y para el personal. Accesibles y con
entradas fáciles de vigilar desde la mesa de préstamo o de referencia.
24
IJn edificio
Pcnsacola.
a un mismo
tiempo
digno
y acogedor.
Florida
(Estados
Unidos).
Foto Stephens
Biblioteca
Studio.
Pública
dr
25
Iluminación
Zelandia.
26
de la entrada
de la Biblioteca
Pública
de Papatoetoe,
Nueva
La disposición
central
de la sección dc prí-stamo
Biblioteca
dc la Prefectura
de Gifu (Japón).
permite
vigilar
el tráfico.
27
Disposición
interior
combinada
con acertados
elementos
arquitectónicos.
ejemplo
de buena
coordinación
entre los diferentes
miembros
del equipo
de planeamiento.
Biblioteca
Pública
modelo
de Oer-Erckenschwirk.
Wrstfalia (República
Federal
dr Alemania).
28
Servicios de extensióny bibliobh. Deben alojarse cerca de la puerta de
servicio que dé al exterior y comunicar
fácilmente con la oficina
correspondiente
y el depósito de los libros destinados a la circulación
y préstamo.
Salas de reuniones y de conferencias. Pueden hallarse a una distancia
razonable de la entrada principal,
con una entrada adicional que
pueda utilizarse después que la biblioteca
haya sido cerrada al
público.
Espacio reservado
de lectura pero
habilitados
para
riales destinados
a las exposiciones. Puede estar separado de las salas
adyacente a las salas de reuniones y a los locales
organizar las exposiciones y conservar los matea ese fin.
Servicios técnicos (pedidos, recepción, catalogación y clasificación de libros).
Deben comunicar con el lugar en que se reciben los envíos y con
el montacargas y tener fácil acceso al catálogo y a las estanterías.
Deberán comunicar
con los servicios administrativos
con los que
están estrechamente
ligados. Por trabajar en ellos personal numeroso, deben estar cerca de la sala del personal, la cantina y el
guardarropa.
Ojicinas administrativas. Si comprenden
varios
agruparse cerca de la sala del personal y de los
de extensión. En una biblioteca muy pequeña,
un solo despacho cerca de la mesa de préstamo,
al servicio del público y a los administrativos
personal.
despachos, deben
servicios técnicos y
pueden reducirse a
donde se atenderá
con un mínimo de
Locales reservados al personal (sala de reposo, lavabos, cantina y guardarropa). Deben estar cerca de los lugares de trabajo del personal y
a ser posible de las oficinas administrativas.
29
CAPITULO
PLANEAMIENTO
III
DE
UNA
BIBLIOTECA
Construir un edificio adecuado para biblioteca no es tarea sencilla,
sino resultado de una serie de etapas consecutivas de planeamiento
cuidadosamente
calculada,
deduciéndose
cada etapa de los elementos de la precedente. El proyecto va desarrollándose
hasta que
cada una de las facetas queda ajustada en el complejo organismo
y el equipo de planeamiento
puede, al fin, decir: “He aquí el plan
definitivo
de la biblioteca.
Ahora podemos empezar la construcción.”
Las tres etapas principales
del planeamiento
son: el programa,
los anteproyectos
y los planos de la obra. Aunque pueden añadirse
numerosas subdivisiones, son las tres fases esenciales del trabajo.
EL
PROGRAMA
Es un texto redactado por el bibliotecario,
o por otra autoridad
competente,
en el que se describen la finalidad perseguida, el alcance del proyecto y el valor funcional del edificio. Han de indicarse en él con el mayor detalle posible las necesidades concretas
de la biblioteca,
describiendo
minuciosamente
las diversas dependencias, con sus requisitos, relaciones recíprocas y funciones dentro
del edificio. Además, fijará las características
estéticas de la construcción y señalará, de un modo general, el tipo y naturaleza del
mobiliario
y equipo.
LOS
ANTEPROYECTOS
Son la expresión gráfica que da el arquitecto a ese programa;
además de los planos de la planta baja y de los pisos, comprenden los
bocetos preliminares
del exterior del edificio. Esas representaciones
gráficas evolucionan gradualmente
en las sucesivas etapas y a base
de ellas se llega a un acuerdo entre los miembros del equipo. Su
resultado es un proyecto concreto, con datos suficientes para hacer
un cálculo inicial del costo del edificio. A menudo, en la etapa final
30
de los anteproyectos,
el arquitecto
edificio que se va a construir.
LOS
PLANOS
DE
LA
proporciona
una maqueta
del
OBRA
Preparados
por el arquitecto,
comprenden
todos los elementos
necesarios para la construcción:
trazados a escala con los alzados,
dibujos detallados y pliegos de condiciones para construir el edificio.
Indican minuciosamente
los materiales,
el equipo mecánico, los
procedimientos
de construcción
y la calidad del trabajo, tanto en
los trazados a escala como en una descripción aparte. Los pliegos
de condiciones
son una descripción
escrita del conjunto de los
trabajos, de las condiciones generales, los materiales y la calidad
del trabajo que el proyecto implica. Los planos y los pliegos de condiciones sirven como documentos contractuales para la preparación
de las subastas y la construcción del edificio.
EL
EQUIPO
DE
PLANEAMIENTO
El proyecto de construcción
de una biblioteca
exige los esfuerzos
coordinados de diversos especialistas, reunidos en un grupo al que
llamaremos “equipo de planeamiento”.
Para que el proyecto tenga
éxito, es esencial que cada miembro de este equipo sea experto en
su especialidad,
se adapte al trabajo en común y esté plenamente
al corriente de los problemas que plantea el proyecto. El plan final
debe ser producto de los mutuos esfuerzos de los miembros del
equipo, estrechamente
compenetrados
en el deseo de lograr una
meta común.
Los elementos básicos del equipo de planeamiento
son: la
autoridad administrativa;
el bibliotecario;
el arquitecto.
Además, es frecuente recurrir a otros dos especialistas:
el experto en edificación de bibliotecas y el arquitecto
decorador.
Cada miembro del equipo tiene un papel importante
y preciso
en la preparación
del proyecto. Todos deben exponer sus opiniones
y tomar decisiones en el momento adecuado.
Ciertas responsabilidades
se asignan normalmente
a un determinado miembro
del equipo. Examinaremos
sucesivamente
las
atribuciones
de cada uno de ellos, aunque cabe distribuir
de otro
modo esas funciones.
La autoridad administrativa
Desde un principio, y durante toda la ejecución del proyecto, debe
existir una autoridad
responsable de los nombramientos
y de las
3’
decisiones de carácter jurídico y financiero. En la mayoría de los
países, es una autoridad
oficial, o un grupo o junta designada al
Generalmente,
es la autoridad
efecto por la autoridad
pública.
encargada
de dirigir el funcionamiento
de la biblioteca;
tiene
calidad para firmar contratos, delegar sus poderes, designar a los
demás miembros del equipo y precisar sus atribuciones,
autorizar
la inversión de fondos y tomar, en una palabra, todas las decisiones
de alcance jurídico.
En muchos casos, es el único miembro del
equipo cuyas atribuciones
han sido definidas con arreglo a una
norma jurídica
del municipio,
provincia
o país, siendo así la
suprema autoridad en materia de decisión. Veamos algunos ejemplos típicos de los organismos o personalidades
que pueden así
formar parte del equipo de planificación:
la junta rectora de la
biblioteca;
el ayuntamiento
o una comisión delegada del mismo;
el órgano de gobierno del Estado, provincia o distrito, o sus delegados; el gobierno nacional,
o sus delegados; el gobernador
o
intendente de la ciudad; el alcalde.
Sea cual fuere dicha autoridad,
su función en el equipo es
esencialmente
la misma. Ya se trate de una comisión municipal,
una junta de la biblioteca
o un administrador
individual,
lo importante es la existencia de una autoridad
única, pues su multiplicidad
puede llevar a la confusión y originar
desacuerdos y
retrasos en las decisiones importantes.
La autoridad puede delegar algunas de sus atribuciones
en otros
miembros del equipo, y puede también facilitar el trabajo constituyendo un pequeño comité en el que delegue la mayor parte de
sus funciones. Sin embargo, ninguna delegación de poderes evitará
que corresponda
a la autoridad
designada
la responsabilidad
esencial. Un asesor jurídico puede aconsejarla en cuanto a la medida en que puede delegar sus atribuciones.
He aquí algunas de las funciones de la autoridad en el equipo de
planeamiento.
Las que resulten superfluas o inadecuadas en ciertos
países, por las diferencias de sistema legislativo y administrativo,
pueden ser suprimidas sin dificultad : decidir sobre la necesidad de
construir una biblioteca
pública;
si los fondos necesarios han de
obtenerse mediante votación pública, dirigir la campaña encaminada a explicar a los votantes la necesidad de disponer de un edificio para biblioteca;
obtener y administrar
los fondos destinados
al edificio, equipo, mobiliario
y libros e intervenir
las cuentas a
ellos relativas; elegir y contratar a un bibliotecario;
elegir y contratar a un experto en materia de construcción de bibliotecas;
elegir y contratar a un arquitecto;
elegir y contratar a un arquitecto
decorador;
decidir sobre la elección y compra del solar para el
edificio; aprobar el texto del programa
de construcción
del edificio; aprobar los anteproyectos del edificio; aprobar los proyectos
de mobiliario,
equipo y presupuesto para los mismos; autorizar la
32
publicación
de subastas para la contrata del edificio ; aprobar los
contratos de construcción;
aprobar los contratos relativos al mobiliario y equipo; aprobar y pagar las facturas por obra contratada
y entregada, una vez aprobadas por los demás miembros responsables del equipo de planeamiento.
Función del bibliotecario
El bibliotecario
debe familiarizarse
plenamente
con la terminología utilizada por el arquitecto y sus colaboradores:
el técnico en
electricidad,
el técnico mecánico y el especialista en calefacción y
acondicionamiento
de aire. Debe aprender a leer planos y a interpretar los símbolos comúnmente
empleados en sus esquemas por
arquitectos
y técnicos. Es conveniente
que empiece por llevar
consigo una regla de arquitecto,
y tener a mano papel para trazar
rápidos croquis de las ideas que se le ocurran en cualquier momento.
Normalmente,
el bibliotecario
actúa como coordinador
en la
construcción del edificio. Le corresponden las funciones siguientes :
coordinar
la campaña
de publicidad
para informar
sobre el
proyecto a los votantes; coordinar la labor del equipo de planeamiento; redactar el programa de construcción,
o colaborar en el
mismo, si aquél es redactado por otro miembro del equipo; coordinar la labor del comité de construcción constituído por el personal
de la biblioteca;
ser consejero del arquitecto
en la preparación
de
los anteproyectos;
asesorar al arquitecto
decorador en materia de
mobiliario
y equipo; aconsejar al arquitecto
en el trazado de los
planos de la obra; actuar como consejero del arquitecto decorador
en la selección y fijación definitiva
de las condiciones requeridas
para el mobiliario
y el equipo; aconsejar al arquitecto
en la inspección de las obras ; coordinar, en nombre de la autoridad de que
depende la biblioteca,
las operaciones de aprobación y pago de las
facturas recibidas durante la construcción;
coordinar los planes de
instalación
de la biblioteca
en el edificio; coordinar los métodos
que han de observarse para el funcionamiento
de los servicios de la
biblioteca
en el nuevo edilicio;
organizar
las ceremonias inaugurales.
Función del experto en edijcios para bibliotecas
No siempre se utilizan los servicios de un especialista en edificios
para bibliotecas,
pero tal práctica se va imponiendo
como medio
de asegurar el éxito del proyecto, por las siguientes razones:
I. En general, un bibliotecario
no interviene
durante su vida en
más de un proyecto de construcción de una biblioteca, y esto no
le permite adquirir la experiencia
que se requiere. Además, el
bibliotecario
es elegido por su capacidad en las materias pro33
fesionales, y frecuentemente
no estará acostumbrado
a los cálculos de relaciones espaciales, planos y materiales
de construcción.
2. El arquitecto
carecerá muchas veces de experiencia en proyectos
de bibliotecas u otros edificios especializados y pueden no serle
familiares
muchas de las situaciones con las que habrá de enfrentarse; pero cualquier arquitecto sin experiencia en proyectos
de bibliotecas
puede proyectar
un edificio adecuado, con la
ayuda de un programa cuidadosamente
preparado y la colaboración de un especialista en tales edificios.
3. Los representantes de la autoridad de que depende la biblioteca
carecerán a menudo de experiencia y tiempo para dar al bibliotecario y al arquitecto el consejo y ayuda necesario para resolver las dificultades que el proyecto plantee.
Por consiguiente, es aconsejable contratar a un experto. Éste suele
ser un bibliotecario
que ha estudiado cuanto atañe a la cuestión y
ha formado parte del equipo de planeamiento
de una o más bibliotecas construídas con éxito. A veces, un arquitecto con experiencia
en la construcción de bibliotecas servirá de consejero al arquitecto
local.
Cuando se contrate a un experto en construcción de bibliotecas,
deberá aconsejar al bibliotecario
en la redacción del programa. A
veces, el experto lo redactará por sí mismo, utilizando
al bibliotecario como consejero. El experto ayudará al equipo de planeamiento en la elección de un emplazamiento
adecuado para el
edificio, pues de ello puede depender el éxito de la construcción.
Una vez redactado el programa,
el experto ayudará al arquitecto a traducir ese programa en los anteproyectos
que han de fijar
las relaciones funcionales entre las diversas dependencias del edificio. El arquitecto
desarrollará
entonces las concepciones de ese
programa
en los planos de las diferentes plantas, que gradualmente evolucionarán
hacia una solución satisfactoria de las diversas
necesidades.
El experto
estudiará cada uno de esos planos y
sugerirá los cambios oportunos. Generalmente,
redactará un estudio para los demás miembros del equipo, a medida que el arquitecto vaya completando
cada anteproyecto.
Aprobados
los planos preliminares
por el equipo de planeamiento, el experto continuará
trabajando
con el arquitecto
y el
bibliotecario
en la preparación
de los planos y pliegos de condiciones, cuidando de prevenir errores u omisiones que causarían
luego dificultades funcionales.
Una vez aprobados los anteproyectos,
el arquitecto
decorador
confeccionará los correspondientes
al mobiliario
y al equipo. Conviene contar con los servicios de una persona con experiencia
acreditada en la decoración de bibliotecas.
El experto en la construcción del edificio puede prestar una gran ayuda al especialista
34
en interiores en las decisiones a él concernientes, y en la selección y
fijación de condiciones para los diversos elementos del mobiliario
y equipo. Si no se utilizan los servicios de un arquitecto decorador
con experiencia
en bibliotecas,
el experto
puede asumir sus
funciones.
Finalmente,
el experto puede ayudar al bibliotecario
a establecer
planes que permitan
aplicar métodos modernos y eficientes en el
funcionamiento
de la biblioteca,
evitando en el nuevo edificio los
procedimientos
anticuados.
Los honorarios
del experto en edificios para bibliotecas
son
insignificantes
si se comparan con el ahorro que así puede obtenerse
en la obra que se proyecta. Las equivocaciones
traducidas en obra
no pueden corregirse sin grandes gastos. Si el experto redacta el
programa, sus honorarios deberán ser relativamente
más altos que
cuando lo hace el bibliotecario.
Los honorarios se establecen a
veces en forma de porcentaje, como suele hacerse con el arquitecto.
Otras, se calculan por días de trabajo. El propio experto podrá
fijar sus honorarios al comienzo del proyecto.
El arquitecto
El arquitecto es un elemento esencial del equipo de planeamiento.
Sus servicios incluyen generalmente
la ayuda de técnicos en electricidad y mecánica, sus colaboradores
habituales.
Si el arquitecto
tiene experiencia
en construcción
de bibliotecas,
le será de gran
utilidad;
pero los demás miembros del equipo de planeamiento
no
deben normalmente
esperar hallar en él a un experto en el funcionamiento
y diversos aspectos de una biblioteca
y menos en los
propios de un caso concreto. Los arquitectos poseen la formación
necesaria para solucionar los problemas que les plantean quienes
les contratan, pero son éstos quienes deben exponerlos con claridad,
y el fijarlos será tarea importante de los demás miembros del equipo,
especialmente
del bibliotecario
y del experto en estos edificios.
Ocasionalmente,
el arquitecto
querrá redactar por sí mismo el
programa de construcción, pero lo más corriente es que se encarguen
de ello el bibliotecario
o el experto.
He aquí algunas de las principales
atribuciones
del arquitecto:
Tratar con el bibliotecario
y el experto hasta llegar a un completo
acuerdo sobre el programa
redactado;
aconsejar al equipo de
planeamiento
en la elección del emplazamiento;
examinar el programa para calcular el espacio necesario, y aconsejar a la autoridad
de que depende la biblioteca en la estimación del costo del edificio,
tal como se proyecta en el programa.
Hacer los anteproyectos : a) estudiando las exigencias espaciales
y las relaciones entre las diversas dependencias;
b) deduciendo del
programa la primera serie de planos de planta para su estudio con
35
el bibliotecario
y el experto; c) discutiendo
los anteproyectos
de
planta y los alzados exteriores con el equipo de planeamiento
;
d) construyendo
una maqueta para su estudio por el equipo de
planeamiento;
e) haciendo los anteproyectos
definitivos
para su
aprobación
por el equipo.
Preparar los planos y pliegos de condiciones de obra, que comprenden:
a) los detalles de la estructura;
b) los detalles de las
instalaciones
mecánicas y eléctricas; c) la selección de los materiales de construcción;
d) los métodos y técnicas de construcción;
e) la selección de las pinturas, de acuerdo con el arquitecto
decorador ;f) el volumen de los trabajos, condiciones generales y calidad
de la mano de obra en cada fase de la construcción.
Intervenir
en la aceptación de ofertas de los contratistas.
Aconsejar al equipo en la selección de éstas.
Dirigir
la construcción
mediante:
a) consultas con los contratistas y sus encargados; b) la inspección de la calidad del trabajo,
indicando
al encargado el que no resulte satisfactorio;
c) la vigilancia de la marcha de la construcción,
con arreglo a los planos y
pliegos de condiciones; d) la cooperación con el arquitecto decorador
en lo que se refiere a pinturas e instalación de mobiliario y equipo.
Revisar y certificar las facturas presentadas por los contratistas
a la autoridad de que dependa la biblioteca.
Aconsejar al equipo de planeamiento
sobre la aceptación final
del edificio en el momento de ser entregado por el contratista.
Por fin, inspeccionar
el edificio durante el período de garantía
contra posibles defectos, notificando
al contratista si se hace necesaria alguna corrección.
Cuando el arquitecto
es contratado
por la autoridad
de que
depende la biblioteca
para actuar también como decorador, sus
tareas incluirán las descritas para éste. Algunos arquitectos aceptarán ambas funciones, mientras otros recomendarán
el empleo de
un especialista.
El arquitecto decorador
Aspecto muy importante
de la biblioteca es el interior del edificio.
Si no se pone el debido cuidado, detrás de una hermosa fachada el
local puede resultar vulgar, poco acogedor, y ser funcionalmente
ineficaz. El plan de instalación interior comprende:
la selección y
disposición del mobiliario
con arreglo a las exigencias del programa; la coordinación
de pinturas, tejidos, revestimientos y materiales de paredes y pisos y la fijación de las normas de construcción
y diseño adecuadas para su uso y conservación. En resumen, entra
en el trabajo del arquitecto
decorador la selección y el planeamiento de todo lo que no corresponde a los elementos arquitectónicos del interior del edificio.
36
Su responsabilidad
no se limita a la selección del material
y
mobiliario
apropiados para el funcionamiento
de la biblioteca,
y
rebasa las consideraciones
estéticas, aunque éstas deban, naturalmente, ser tenidas muy en cuenta. Ha de actuar en estrecho contacto con los otros miembros del equipo, para determinar
si las
diversas dependencias
han sido atendidas
adecuadamente
en
cuanto a superficie respectiva y relaciones mutuas cuidando,
por
ejemplo, de que cada una de ellas pueda acomodar el equipo y
personal necesario ; de que la circulación
entre ellas se realice sin
obstáculos; de crear dentro del complejo arquitectónico
una atmósfera acogedora. Tales menesteres parecen repetición de los que
competen al bibliotecario
y al arquitecto,
pero el especialista en
interiores debe considerar cada uno de ellos desde su propio punto
de vista. Por ejemplo:
2 Pueden las estanterías
necesarias ser
situadas en los lugares adecuados? 2 Puede acomodarse un número
suficiente de lectores? iHay espacio bastante para los servicios administrativos?
;Permite
el plan general el mejor emplazamiento
posible de elementos como la sección de préstamo, el fichero o el
servicio de referencia?
Para que el arquitecto decorador pueda atender con éxito a sus
diversas tareas, debe intervenir
en el proyecto con tiempo suficiente, de modo que le sea posible trabajar desde el comienzo en
estrecha colaboración
con los demás miembros del equipo.
El arquitecto
decorador
debe hallarse familiarizado
con los
aspectos tanto técnicos como estéticos del funcionamiento
de la
biblioteca y del diseño y construcción de muebles. Un bello interior
de biblioteca
puede no ser práctico, y viceversa. Debe estar perfectamente versado en cuanto se refiere al diseño, función, duración
y eficacia del equipo. Debe ser experto en apreciar y seleccionar
materiales y equipo, desde el doble punto de vista de la utilidad y
la belleza.
iCómo hallar un arquitecto
decorador o un experto en decoración? Tres son las posibilidades
inmediatas :
I . Contratar
a un profesional especializado exclusivamente
en esa
esfera, acostumbrado
a trabajar con arquitectos y bibliotecarios,
y que conozca por experiencia
las exigencias peculiares
del
funcionamiento
de una biblioteca.
2. Si esto no es posible, el arquitecto -especialmente
si ha proyectado ya bibliotecas y tiene un cabal conocimiento
de sus necesidades en mobiliariopuede estar suficientemente
familiarizado
con cuanto atañe a duración interior y selección de equipo para
hacerse cargo de esa tarea.
3. Algunos fabricantes
de equipo para bibliotecas
disponen de
personal especializado.
Muchos son perfectamente
capaces de
aconsejar sobre la instalación
interior.
Sin embargo,
el fin
último de los fabricantes
al ofrecer tales servicios es, natural37
mente, vender lo que producen. Ello obliga a tomar algunas
precauciones al juzgar sus consejos que, generalmente,
se ofrecen
gratis, puesto que sirven al fabricante para facilitar sus ventas.
Además, un adecuado proyecto de decoración debe incluir todos
los elementos y no tan sólo los que correspondan a los objetos que
el fabricante trata de vender. Algunos representantes de fábricas
pueden proporcionar
el asesoramiento
global requerido,
mediante honorarios, que son cancelados si el mobiliario
y equipo
se compran al fabricante interesado.
A continuación
indicamos algunas de las tareas que llevará a cabo
el arquitecto decorador, a medida que se establecen los planos del
edificio:
ayudar al bibliotecario
o al experto en edificios para
bibliotecas a redactar las partes del programa que se refieren a los
interiores;
aconsejar al equipo de planeamiento
sobre el espacio
que se necesitará en el interior para mobiliario,
equipos y asientos;
preparar
un presupuesto
inicial de mobiliario
para emplearlo
como guía en las etapas ulteriores del proyecto de decoración;
coordinar las necesidades en mobiliario
y en equipo con las condiciones generales contenidas en el programa;
preparar la distribución de mobiliario
y equipo según los anteproyectos
establecidos
por el arquitecto ; examinar y evaluar el equipo ofrecido por los
fabricantes;
trabajar con el arquitecto en la selección de los colores
que se han de emplear en el interior del edificio, y coordinarlos con
los del mobiliario
y equipo ; seleccionar los modelos concretos de
mobiliario,
tejidos, tapicería,
alfombras,
equipo de biblioteca
y
elementos complementarios,
como papeleras, ceniceros, material
de escritorio,
material
de la portería,
etc. ; preparar
una lista
completa del mobiliario
y equipo, con normas detalladas en cuanto
a los mínimos exigibles en construcción
y diseño; si se abren subastas, preparar
las convocatorias
y los pliegos de condiciones;
aconsejar al equipo de planeamiento
en cuanto a la competencia
de los licitantes, y en lo relacionado
con la adjudicación
de los
contratos de mobiliario
y equipo; coordinar las entregas de mobiliario y equipo para el edificio y las fechas de tales entregas; inspeccionar la instalación final de mobiliario
y equipo y aconsejar al
equipo de planeamiento
sobre su aceptación
y aprobación
definitivas.
38
CAPÍTULO
CAMPAÑA
IV
PUBLICITARIA
La forma de lograr los recursos necesarios para la edificación
de
una biblioteca
varía según las comunidades
y de un país a otro.
En ciertos casos el gobierno de la nación o del Estado pueden
facilitar
los recursos, en otros los gobiernos fijan los impuestos
necesarios para reunirlos. En todo caso, una campaña eficaz de
publicidad
puede ser necesaria en apoyo del proyecto de construcción. Por ello se dan en este capítulo algunas sugestiones relativas a la técnica publicitaria.
Se sobrentiende,
naturalmente,
que
sólo algunas de ellas resultarán adecuadas en cada país.
Antes de acometer la campaña publicitaria,
algunas de las personas que integran el equipo encargado de ejecutar el proyecto
deberán realizar un trabajo previo, el de reunir ciertos datos que
permitirán
a las autoridades
bibliotecarias
tomar decisiones fundamentales como la relativa al capital que será necesario pedir
para la construcción del edificio.
Antes de que se tome esa decisión, el bibliotecario
o el asesor del
proyecto deberán redactar el programa de construcción *. Un programa cuidadosamente
redactado dará las indicaciones necesarias
sobre las dimensiones que ha de tener el edificio que se va a construir, así como el tamaño y el emplazamiento
del terreno. El
arquitecto
decorador podrá calcular así el presupuesto necesario
para el mobiliario
y el equipo. Los miembros del equipo encargado de dirigir la construcción,
a la vista de todos los datos reunidos, podrán fijar el presupuesto total aproximado
y por tanto la
cantidad que será necesario lograr para la edificación.
Las personas que han de “vender”
el proyecto, es decir las que
forman el equipo de planeamiento,
deben tener la convicción de
que el edificio para la biblioteca
es una empresa fundamental
de
gran importancia.
Sabrán actuar de concierto y ser elocuentes. Si
se ha preparado cuidadosamente
un programa por escrito, si cada
miembro del equipo lo ha estudiado suficientemente,
de modo y
manera que pueda contestar a las preguntas y observaciones que
se le hagan, el equipo está en condiciones para iniciar la campaña.
1. Véase
capítulo
v.
39
Todo medio eficaz de información,
todo procedimiento
práctico de
publicidad
podrá utilizarse para el caso.
Si en la ciudad existe ya una biblioteca pública, los lectores más
asiduos podrán normalmente
formar un primer núcleo de propagandistas. Estos lectores deben ser informados de que los servicios
que se han de rendir en el nuevo edificio representarán
un perfeccionamiento
de los que se venían ofreciendo en el antiguo.
Modalidades
generales de la publicidad
podrán utilizarse
entre
esos lectores asiduos de la biblioteca por ejemplo: distribución
de
una versión abreviada
del programa
de construcción
del nuevo
edificio; proyecciones de diapositivas o películas sobre los edificios
modernos de bibliotecas
públicas;
distribución
de artículos de
publicidad
como marcadores
de página que ofrezcan concisamente datos esenciales; informes completos al personal de la biblioteca con el fin de que pueda explicar con precisión el proyecto de
nuevo edificio; exposiciones emplazadas en el edificio antiguo y
reparto y distribución
de carteles anunciadores;
distribución
y
reparto de folletos que expongan con claridad el programa de los
servicios proyectados.
La campaña publicitaria
debe hacerse llegar al gran público por
los medios siguientes :
LA
PRENSA
DIARIA
Los editores y directores de la prensa local deberán obtener directamente de las autoridades
de que haya de depender la biblioteca
una información
completa sobre el proyecto, de manera que los
diarios no sólo lo aprueben en sus editoriales sino que le asignen
redactores para que vayan preparando
una serie de artículos con
el fin de presentar el proyecto de una manera favorable
a los
futuros votantes. Para acompañar a esos artículos deben prepararse
ilustraciones
adecuadas. Los grandes rotativos se procurarán
sus
propias ilustraciones:
depósitos repletos de libros; salas llenas de
lectores, poniendo de relieve la insuficiencia
de asientos. Deben
adquirirse
ilustraciones
que subrayen y pongan de manifiesto las
facilidades que se ofrecen en otras bibliotecas públicas. Si algunas
de esas ilustraciones se refieren a servicios prestados por bibliotecas
de una ciudad vecina, el éxito será mucho mayor, porque el espíritu de emulación y competencia entre las ciudades hace que nadie
se sienta satisfecho con la existencia de un servicio mejor en la
vecina. Los diarios modestos pueden carecer de fotógrafos, en cuyo
caso el bibliotecario
debe procurarse
uno o bien acudir a un
aficionado
experto para que tome vistas del viejo edificio de
manera que éstas justifiquen
la necesidad de construir el nuevo.
En algunos casos la biblioteca misma tendrá que facilitar los fotograbados al diario para que éste los publique.
40
LA
RADIO
Es un medio poderoso para fines publicitarios.
Pero como se
limita a una acción auditiva,
requiere una expresión dramática
para ser eficaz. Un tema musical, por ejemplo, debe emitirse intercalado convenientemente
en todo programa de radio relativo a la
biblioteca.
En la publicidad
radiada se utilizarán
procedimientos
como los siguientes: grabaciones de declaraciones
de las personalidades más destacadas de la comunidad;
breves comunicados
cuidadosamente
redactados para ser radiados intercalándolos
en
los programas ; breves alocuciones de personalidades
de la ciudad
o de las autoridades
bibliotecarias;
escenas dialogadas realizadas
por grupos de aficionados o bien por el personal de la propia emisora; coloquios, ante el micrófono, entre personalidades
locales, el
bibliotecario
y representantes
de la autoridad
de que depende la
biblioteca.
ASOCIACIONES
PATROCINADORAS
En algunas comunidades
son muchas las personas que forman
parte de asociaciones que se reúnen regularmente.
Si existen, se
procurará interesar en el proyecto de edificación de la biblioteca
al mayor número posible de ellas y recabar su autorización
para
publicar y radiar sus nombres en apoyo del proyecto. Algunas de
las entidades con las que conviene mantener contacto son : agrupaciones filantrópicas
masculinas o femeninas;
asociaciones de fomento local; círculos de lectura y de estudio; asociaciones para el
fomento y protección de flores y jardines;
cámaras de comercio;
logias y fraternidades;
organizaciones
patrióticas;
asociaciones
profesionales;
asociaciones
educativas,
como las de padres y
maestros; asociaciones religiosas; organizaciones
de trabajadores;
cooperativas y agrupaciones locales para la construcción de viviendas; agrupaciones agrícolas.
SECCIÓN
DE
CONFERENCIANTES
Se debe organizar y documentar a un grupo de oradores en relación
con los diversos aspectos del proyecto de biblioteca.
El bibliotecario o el especialista en relaciones con el público debe redactar
con ese fin un manual que facilite la preparación
de charlas y
conferencias. Los diversos aspectos del proyecto, servicios que han
de prestarse, sus ventajas y modalidades,
las funciones y los propósitos que se persiguen con el nuevo edificio y el valor de la biblioteca para la comunidad
son temas que han de desarrollarse en el
4’
--
citado manual. Los oradores se inspirarán
en esas fuentes para
interesar al público. La autoridad encargada del proyecto escribirá
a cada agrupación
domiciliada
en la ciudad, solicitando su apoyo
y una oportunidad
para enviarles un conferenciante
encargado de
exponer las ventajas del proyecto con anterioridad
al día de la
votación. Estas cartas deben remitirse tan pronto como sea posible,
una vez que se ha tomado la decisión de construir la biblioteca,
pues muchas agrupaciones
fijan sus programas
con bastante
anticipación.
ESCUELAS
Aunque la mayoría de los estudiantes resultarán demasiado jóvenes
para tomar parte activa en la votación, es evidente que pueden
ejercer gran influencia sobre sus familias y amigos. Por ello es conveniente distribuir
en la escuela prospectos de publicidad,
colocar
carteles en las paredes de los centros de enseñanza y enviar artículos en favor del proyecto para los boletines escolares.
LISTAS
DE
DIRECCIONES
Pueden enviarse folletos y cartas redactadas por personalidades
destacadas, haciendo listas de lectores asiduos de la biblioteca,
dirigentes de la administración
local, de los sindicatos, del comercio,
personalidades
políticas, religiosas, etc.
PROPAGANDA
A
DOMICILIO
En las comunidades
donde la publicidad
de puerta en puerta no
sea tan excepcional como para dar lugar a críticas, esta forma de
propaganda
es muy eficaz, sobre todo si se encuentra una agrupación entusiasta que se encargue de ello. En tal caso debe organizarse la formación e instrucción
de los voluntarios
de manera
que puedan exponer las excelencias del proyecto,
y contestar
adecuadamente
a las objeciones que se le formularen.
PROPAGANDA
POR
TELÉFONO
Cuando la mayoría de los vecinos tengan teléfono y la compañía
facilite la guía de los abonados, puede utilizarse aquél para llegar
hasta la inmensa mayoría de los habitantes de la comunidad.
Si
se han practicado
las visitas de puerta en puerta, quien las realizó
42
puede -la vísperarecordar a sus visitados el día de la votación.
En ciertas comunidades
donde se ha alcanzado un alto grado de
organización,
existe un “jefe de teléfonos” (telephone chairman) en
cada barrio residencial o distrito escolar. Las asociaciones de padres
y maestros, por ejemplo, tienen con frecuencia un “jefe de teléfonos” para cada escuela.
43
---
-.-
CAPÍTULO
PROGRAMA
DE
DE
CNi$
V
CONSTRUCCI6N
BIBLIOTECA
La nrquitectura exige qur sc formulen claramente los #roblemas.
Le Corbusier
De dio depnde todo. Es el clemente decisiuo I.
El programa escrito, o formulación
del problema arquitectónico,
es en muchos aspectos el elemento más importante
del proyecto de
biblioteca,
el punto de partida para precisar el objetivo que se
En el capítulo III se dio una definición del
persigue y lograrlo.
programa,
que repetiremos como base de nuestro comentario:
el
programa
“es un texto redactado por el bibliotecario,
o por otra
autoridad
competente,
en el que se describen la finalidad perseguida, el alcance del proyecto y el valor funcional del edificio. Han
de indicarse en él con el mayor detalle posible las necesidades
concretas de la biblioteca,
describiendo minuciosamente
las diversas dependencias,
con sus requisitos, relaciones recíprocas y funciones dentro del edificio. Además, fijará las características
estéticas de la construcción y señalará, de un modo general, el tipo y
naturaleza del mobiliario
y equipo.”
AMPLITUD
DEL
PROGRAMA
Lo esencial será la exposición de la naturaleza y extensión de los
servicios que prestará la nueva biblioteca.
Su redacción presenta
dificultades,
pues debe ser preciso y completo, y sin duda tendrá
que ser objeto de múltiples
retoques hasta resultar satisfactorio
para todo el equipo de planeamiento.
Como preparación,
el bibliotecario deberá releer las principales obras sobre la actividad y fines
de la biblioteca
pública moderna, y estudiar cuidadosamente
la
comunidad
a la que ha de servir.
Habrá de tener en cuenta la importancia,
servicios especiales y
fines generales de otras bibliotecas de la población, o próximas a
ella, pues pudiera resultar factible un reparto de funciones. Por
ejemplo, una biblioteca
puede convertirse en centro regional de
referencia
e investigación,
mientras
otra atiende a las necesidades de tipo general o popular.
La conservación de materiales sobre la historia local es tarea norI. Le Corbusier
(Charles-Édouard
Jeanneret).
192.9, 3.a ed. Zurich,
H. Girsberger,
,937,
41
Le Corburier
216 págs.
el Pierre Jeannerel,
ewre compl&
de zgro-
mal de una biblioteca pública, pero si existe en la comunidad una
biblioteca
que atiende ya a esa necesidad, los servicios de la que
se proyecta pueden ser proporcionalmente
reducidos. Otro ejemplo
sería el acuerdo con una gran biblioteca universitaria
de la región
para que proporcione,
cuando sea necesario, material de referencia
raro y costoso, poco solicitado por los usuarios de la biblioteca
pública. Tal reparto de tareas tendrá, naturalmente,
que reflejarse
en el plan de construcción.
Aunque los libros y los servicios con ellos relacionados
constituyen la base de la biblioteca,
en muchas de ellas se dispone
también de otros materiales culturales, como discos, reproducciones
de obras de arte y películas educativas. Muy común es también el
disponer de salas de reunión para debates, coloquios, conferencias,
proyección de películas y otros fines semejantes. Al redactar el plan,
ha de determinarse
si tales servicios serán o no prestados en el
nuevo edificio.
Son éstos algunos ejemplos de decisiones que se deben tomar e
incorporar
a la relación que fija el alcance general del programa.
Como no existen dos poblaciones
iguales, no es posible dar una
lista universal de necesidades. Sin embargo, un estudio objetivo
sobre la comunidad y sus posibilidades
y carencias culturales permitirá tomar decisiones acertadas.
ESPACIO
NECESARIO
PARA
LIBROS
Cuando la relación general de necesidades en materia de servicios
haya sido establecida
y aprobada
por todos los miembros
del
equipo, el siguiente paso en la confección del programa
será la
fijación detallada del espacio necesario para alojar y exponer los
libros, dejando un margen para otras necesidades espaciales. Se
debe calcular cuidadosamente
la importancia
de los fondos, tanto
en número de volúmenes como en metros de estantería necesarios,
según las categorías o secciones proyectadas para el nuevo edifcio.
Estas categorías pueden ser las siguientes, o sólo algunas de ellas:
obras del género novelesco para adultos; otras obras para adultos;
libros para niños; libros de referencia;
libros para jóvenes; periódicos encuadernados
o sin encuadernar,
o unas y otras; revistas
encuadernadas
o sin encuadernar,
o unas y otras; libros de historia
local; libros poco utilizados depositados aparte; fondos especiales.
Al calcular las necesidades en estanterías, debe incluirse, como
mínimo, el espacio necesario para el desarrollo previsible durante
veinte años. Se suele emplear el módulo de uno y medio a tres libros
por habitante
como cifra aproximada,
pero sólo la damos como
indicación 1.
1. Hay un análisis completo
de las necesidades
que teóricamente
pueden preverse
materiales
para una biblioteca
pública
en: Ameritan
Library
Association’s
Service. A pide IO cualuation with minimum standards, 1956, págs 31-37.
en libros y otros
Public
Library
45
El tamaño de los libros varía considerablemente,
pero en general
se pueden utilizar las siguientes fórmulas para calcular el espacio
necesario : 15 libros por pie cuadrado
de espacio de almacén;
160 libros por metro cuadrado de espacio de almacén; 2 libros por
pie cúbico de espacio de almacén; 70 libros por metro cúbico de
espacio de almacén;
50 libros por pie de estantería de pared;
I 60 libros por metro de estantería de pared ; I OO libros por pie de
estantería de doble cara; 328 libros por metro de estantería de
doble cara.
Esas fórmulas corresponden a la plena capacidad, pero los anaqueles de una biblioteca no deben llenarse nunca en más de los dos
tercios. Los libros para niños y la literatura
para adultos no
necesitarán tanto espacio como el indicado en las fórmulas; en cambio, los libros técnicos y científicos necesitarán más. Los libros
infantiles se colocarán a menudo en anaqueles de menor altura, y
en ese caso las fórmulas se aplicarán
con bastante exactitud.
Al
inaugurar
una nueva biblioteca deben utilizarse las estanterías en
el 50% de su capacidad.
En las partes de la biblioteca
donde se colocan o exponen los
libros más pedidos, los pasillos entre estanterías deben ser lo
bastante amplios para que los usuarios se muevan con libertad.
Así, mientras el ancho medio de los pasillos entre libros en almacén,
es de 137 cm (45 pies), la separación en las secciones de libros más
solicitadas debe ser de 150 cm (5 pies) o más. En las secciones
donde se utilizan
pasillos amplios, las fórmulas para libros por
metro o pie cuadrado serán inadecuadas, pero las que se refieren a
libros por metro o pie lineal de estantería continuarán
siendo
aplicables.
ESPACIO
NECESARIO
PARA
LOS
LECTORES
El espacio para los lectores presentes y futuros debe calcularse a
base de un período de, al menos, veinte años. El porcentaje de analfabetismo, tanto presente como previsible para lo futuro, afectará
al número de lectores que han de acomodarse. Como en el caso
de las fórmulas para calcular
la capacidad
en libros, las que
sirven para determinar
el número de plazas de lector son tan sólo
útiles como indicación,
siendo más importante
el cálculo del
máximo de lectores que se espera de la comunidad.
Puede caerse
en graves errores si tal estimación se basa en el número de lectores
que utilizan una biblioteca vieja y poco acogedora, puesto que un
edificio moderno y agradable
atraerá a muchas personas que
ignoraban la existencia del servicio cuando se hallaba en deficientes
condiciones. Las siguientes fórmulas pueden servir de módulo para
los cálculos :
Poblaci6n
Plazas por
I mm habitantes
futura
Menos de IOOOO
De IOOOO a 24000
De r5ooo a 4gooo
De 50000 a 74000
De75oooaggooo.
.........
.........
.........
.........
........
5 a 10
4a5
3a4
*a3
1,5az
En el programa
debe calcularse el número total de plazas en las
diversas secciones, indicando la proporción
entre asientos de mesa
y asientos auxiliares.
La siguiente fórmula permite convertir
el
número de plazas necesarias en metros o pies cuadrados: I lector
sentado por cada 2,25 a 2,75 metros cuadrados o 25 a 30 pies
cuadrados.
ESPACIO
PARA
EL
PERSONAL
En el programa debe precisarse también el espacio que el personal
necesita para sus diversas tareas, calculando
igualmente
el desarrollo de los servicios previsible en un período de veinte años. El
número de funcionarios variará, naturalmente,
con la extensión del
servicio prestado. La norma general es de 0,25 a 0,5 empleados por
I ooo habitantes.
Esta cifra sólo debe utilizarse como módulo aproximado, pues, por ejemplo, del número de horas semanales que la
biblioteca
está abierta al público depende también la plantilla
de
personal. No es exagerado abrir la biblioteca 80 horas por semana,
lo que en la mayoría de las poblaciones exigirá dos turnos de empleados. La buena organización
de una pequeña biblioteca permite
a menudo que un solo empleado vigile diversas secciones, y un personal reducido puede prestar así servicios diversos, especialmente
durante las horas de escasa afluencia.
Algunas pequeñas bibliotecas han sido proyectadas
con tal acierto que se ha logrado un
perfecto funcionamiento
con sólo uno o dos empleados permanentes. Las personas que proyectan una biblioteca y se vean limitadas por consideraciones
presupuestarias
no deben pues alarmarse
ante la lista de espacios de trabajo que va a continuación.
Las necesidades fundamentales
en espacio para el personal de
una pequeña biblioteca pueden calcularse como sigue : I despacho
de personal (o espacio de trabajo) por cada g,3 metros cuadrados
o IOO pies cuadrados.
La siguiente lista servirá como guía de las secciones de trabajo
que comprende una biblioteca
completa, pero su número puede
reducirse mediante la eliminación
de ciertos servicios : secciones
administrativas
: despacho del bibliotecario;
despacho del bibliotecario auxiliar;
oficina; secretario recepcionista;
sección audio47
visual; despacho del bibliotecario
de libros para niños; oficina de
extensión (filiales y bibliobús);
sección de preparación
de exposiciones y vitrinas; despacho de préstamo y oficina aneja; servicios
técnicos (pedidos y catalogación) ; servicio de referencia y espacio
de trabajo para el bibliotecario
encargado del mismo; sala, guardarropa y cantina del personal; almacén de enseres; despacho del
bibliotecario
de libros para jóvenes.
ESPACIO
PARA
REUNIONES
Un pequeño salón de actos y una o más salas de reuniones transformables serán útiles en cualquier
biblioteca.
Su tamaño y número variará con arreglo: a) al volumen de actividad
cívica y
cultural de la población;
b) a la existencia de otras salas de reunión.
Es conveniente, por tanto, consultar a las personalidades y agrupaciones locales sobre sus proyectos y necesidades en cuanto a
reuniones. En todo caso, disponer de una sala lo bastante amplia
para albergar las reuniones del personal.
En cuanto al salón de actos, el espacio mínimo es de 0,65 metros
cuadrados o 7 pies cuadrados por cada asiento. Se puede conseguir
mayor comodidad
con un asiento por cada o,g metros cuadros o
I o pies cuadrados.
Para adaptar más fácilmente esas salas a diversos
fines, disponer un local adyacente en el que se almacenen las sillas
y mesas plegables, pizarras, equipo de proyección cinematográfico,
etcétera.
ESPACIO
CIÓN
PARA
Y
SERVICIOS
LAS
INSTALACIONES
COMUNES
MECÁNICAS,
CIRCULA-
DIVERSOS
Error que con frecuencia cometen inexpertos en la fijación de las
necesidades espaciales de un edificio es el de no tomar debidamente en cuenta el espacio requerido por las instalaciones mecánicas. Se aconseja añadir, a estos efectos, un 40% al espacio destinado
a las restantes actividades. Ese espacio será distribuído como sigue :
instalaciones
de calefacción y acondicionamiento
de aire; ascensores y canalización
de aire; talleres y conserjería; lavabos (para el
público y para los empleados) ; vestíbulos y escaleras.
Para que le ayuden a determinar
esas necesidades espaciales, el
bibliotecario
podrá recurrir,
en primer lugar, al arquitecto,
y
posiblemente
a los técnicos en calefacción y a los contratistas del
edificio, que harán cálculos bastante aproximados.
Además, el
estudio de otras bibliotecas,
particularmente
de las que tengan
superficie semejante a la proyectada,
indicará la proporción
de
espacio necesaria.
MOBILIARIO
E
INSTALACIONES
Aunque no se pida al bibliotecario
que detalle en el programa los
modelos ni la cantidad exacta de mobiliario,
sí debe expresar de
un modo general las necesidades por ese concepto. Así, deberá
indicar, por ejemplo, el número aproximado
de asientos en cada
sección. También
anotará los servicios en que una instalación
especial sea imprescindible.
Recordemos el mostrador de préstamos; el fichero (con indicación de tamaño o capacidad en fichas) ;
bastidores de exposición de diversos tipos, un mostrador para el
servicio de información;
estanterías o vitrinas especiales para publicaciones
periódicas,
atlas y diccionarios,
etc. Si el arquitecto
decorador
tiene experiencia
en proyectos de bibliotecas,
puede
prestar una gran ayuda en esta etapa. Si, por el contrario, se sabe
que el proyecto de interior será realizado por alguien no familiarizado con las bibliotecas,
habrá que indicar la naturaleza,
destino
y función generales de cada departamento
o servicio, e incluso el
ambiente que en él se desea conseguir.
El ambiente,
o condiciones
estéticas que han de prevalecer
dentro del edificio, no puede ser ignorado. Cabe describirlo en términos generales -claro,
cómodo, agradable, espacioso, o bien tranquilo, recogido y de estudio, etc.- que serán suficientes para que
tanto el arquitecto
como el decorador se orienten en su trabajo.
RELACIONES
ESPACIALES
A fin de dar al arquitecto y demás miembros del equipo de planeamiento una idea de la relación entre las diversas funciones de la
biblioteca, será importante
indicar las que existen entre los diversos
espacios. Por ejemplo, el que administración
y servicios técnicos
están íntimamente
relacionados debe indicarse, así como la relación
entre la entrada de libros y las operaciones técnicas. El hecho de
que el fichero haya de usarse tanto por el personal técnico como
por los demás empleados y el público, para referencia y lectura en
general, es valiosa indicación
para el arquitecto.
Estas diversas
relaciones se tratan con detalle en el capítulo II.
UTILIZACIÓN
DEL
PROGRAMA
Una vez el plan completo y aprobado por el equipo de planeamiento, se utilizará como guía para el cálculo preciso de la magnitud y costo del edificio. Se distribuirán
ejemplares del programa a
todos los miembros del equipo. El programa es tanto la exposición
básica utilizada por el arquitecto para desarrollar sus anteproyectos
como la guía del decorador en la distribución
inicial de mobiliario
e instalaciones sobre los bocetos de aquél. Es el documento básico
para la edificación.
49
CAPITULO
VI
EMPLAZAMIENTO
La biblioteca
pública está al servicio de la población y su acceso
debe ser lo más fácil posible. Su emplazamiento
es un factor
capital.
Al elegir un solar se debe tener presente dónde, en un día normal,
es más intenso el tráfico. Por lo regular éste se centra en el barrio de
los almacenes, bancos y oficinas más frecuentados por el público.
En ese centro de la actividad ciudadana debe buscarse el emplazamiento para la edificación ideal de una biblioteca.
El solar debe ser elegido en un lugar bien visible, de preferencia
en la calle principal,
donde se halla concentrado el tránsito a pie
y serán muchas las personas que vean el edificio. El atractivo de la
biblioteca
estará constantemente
ejerciendo
su influjo sobre el
público y su éxito, que se traducirá
en el número de lectores,
estará en aumento constante.
El lugar del emplazamiento
ha de ser también fácilmente accesible por los medios de transporte públicos y privados, y no estar
alejado de los cruces importantes
de comuniciones
públicas. Es
conveniente
además su proximidad
a los espacios reservados para
el estacionamiento
de vehículos privados. Aunque se haya elegido
un lugar céntrico, hay que pensar también en que ofrezca facilidades para los lectores que vengan de los suburbios.
Deberán examinarse
con detenimiento
las condiciones de los
edificios próximos en relación con el desarrollo futuro del tránsito.
iSon tan viejos tales edificios que en pocos años será necesario
derruirlos
y sustituirlos
por otros nuevos? iEstán las empresas
comerciales desplazándose a otra parte de la ciudad? Estas consideraciones deben ser tenidas en cuenta en las decisiones que se
adopten. Los especialistas en urbanización,
que estudian para la
administración
pública y las empresas privadas las tendencias del
desarrollo de una población, pueden dar a ese respecto indicaciones
muy útiles.
En las ciudades situadas a orillas del océano, de un lago o de un
río, por ejemplo, se dan con frecuencia casos de crecimiento anormal. La expansión de estas poblaciones no se hace en forma circular
sino en forma de arco y sus límites se van alejando más y más del
50
centro primitivo.
La tendencia moderna a la expansión puede
conducir a la ciudad a crear un nuevo centro comercial,
transportado desde su primitivo origen en la costa u orilla al lugar donde
las arterias principales se interceptan.
Si este desarrollo es clave del
futuro de la ciudad, un emplazamiento
ideal para la biblioteca
será el lugar, lejos del antiguo centro, que va lentamente
transformándose en el centro industrial y comercial.
Algunas veces las escuelas y los colegios estarán situados en una
determinada
dirección respecto del centro comercial de la población. En esos casos existen motivos fundados para emplazar
la
biblioteca del lado donde se hallen las escuelas y centros de estudio.
Las restricciones urbanas impuestas al barrio donde se pretenda
edificar deben asimismo ser objeto de consideración y estudio antes
de decidir la adquisición del terreno. De no ser así cabe que después
de haberlo adquirido
no sea posible erigir el edificio que se había
proyectado.
Los ruidos pueden por lo general evitarse mediante un plan bien
estudiado, especialmente
si el edificio dispone de aire acondicionado. Si las ventanas son necesarias para la ventilación
del edificio,
la situación del solar debe ser suficientemente
estudiada para que
exista una posibilidad
de aminorar los ruidos exteriores. En igualdad de condiciones deberá preferirse el solar en que no haya ruido.
ORIENTACIÓN
En el hemisferio septentrional,
un terreno que permita al arquitecto
orientar al norte la fachada principal
suele considerarse como la
mejor solución. De no ser así, la orientación al este es la preferida.
En el hemisferio sur, las posiciones hacia el sur y al este son las que
mejor evitan la radiación solar. Cuando el fuerte viento y el frío
plantean serios inconvenientes,
la fachada del edificio debe situarse
del lado en que mejor quede al amparo de ellos. Las condiciones
citadas son únicamente
ejemplo de los numerosos factores que
deben tenerse en cuenta al decidir la orientación
del edificio. La
experiencia y los conocimientos del arquitecto contribuirán
a lograr
un emplazamiento
que reúna las mejores condiciones. Cuando esas
condiciones no sean las ideales, el arquitecto
estudiará la posibilidad de dar a la fachada una estructura adecuada a las necesidades
del edificio, estructura
que naturalmente
podría aprovecharse
desde el punto de vista estético y decorativo.
Cuando la fachada
principal
del edificio dé a una calle de mucho tránsito, conviene
abocinarla
para facilitar la entrada y salida en la biblioteca.
En
cambio, existen ventajas en situar el resto de la fachada al filo de
la acera de manera que el interior del edificio, y las exposiciones
puedan atraer la vista de los transeuntes.
5’
Otro aspecto de la orientación
del edificio que debe tenerse en
cuenta es la necesidad de facilitar un acceso a la parte trasera, para
la entrada de vehículos. Si no hay más que una calle posterior, es
necesario estudiar sus condiciones : dirección ímica, dimensiones,
etcétera. Si se dispone de un servicio de bibliobuses, ni que decir
tiene que habrá que reservar el espacio suficiente para la carga
y descarga de vehículos de tan gran tamaño.
Los bibliobuses
suelen tener de diez metros de largo en adelante y no sólo requieren el espacio suficiente para estacionarse sino también para dar
vueltas y evolucionar.
LOS
CIMIENTOS
Antes de comprar el solar, deben estudiarse las características
del
suelo. En algunos casos, el arquitecto,
los ingenieros y contratistas
sabrán ya que son poco más o menos las mismas en todo el casco de
la población.
En otros, el suelo y las rocas que lo integran varían
de un lugar a otro en una misma calle, y es necesario practicar
sondeos para conocer la formación exacta del subsuelo, a fin de que el
arquitecto pueda calcular con seguridad la cimentación del edificio.
Si el solar es lo suficientemente
grande para construir un edificio
de una sola planta, se evitarán los inconvenientes
que lleva consigo
la construcción de sótanos, pero un buen solar en el centro comercial de una ciudad tiene forzosamente que ser pequeño y requiere,
por tanto, la edificación del sótano y de un piso principal
por lo
menos. En muchos edificios modernos destinados a bibliotecas se
han utilizado los sótanos para instalación del depósito de libros. En
tales casos el nivel subterráneo del agua es de suma importancia.
Cabe construir un sótano impermeable
bajo el nivel del agua, pero
resulta sumamente costoso.
Las estanterías de libros representan una pesada carga. Sea cual
fuere el lugar en que se instalen, el edificio debe ser de fuerte
estructura y contar con unos cimientos de solidez uniforme, en un
estrato de piedra homogénea o en un suelo de otro tipo. Si no se dan
esas condiciones, será indispensable levantar el edificio sobre pilotes,
lo que redunda en un aumento de gastos. Esto no quiere decir que
un buen solar deba ser rechazado porque falten algunos o todos los
factores aquí enumerados, sino que deben ser bien conocidos al
objeto de que los cálculos referentes al presupuesto del edificio sean
lo más precisos posible.
DIMENSIONES
DEL
SOLAR
Las dimensiones del solar no pueden establecerse antes de que se
haya redactado el programa de la biblioteca el cual debe compren52
der un cálculo cuidadoso de las dimensiones del edificio que se
necesita y prever las exigencias futuras de expansión. Conocidas las
dimensiones del edificio, puede calcularse el tamaño que debe tener
el solar.
Las necesidades de espacio pueden atenderse mediante la construcción de un edificio de varios pisos sobre un solar pequeño o
bien de un edificio de una sola planta en un solar grande. Si fuere
necesario un espacio para el estacionamiento
de automóviles
se
tendrá en cuenta que cada coche requiere unos 20 metros cuadrados y el espacio podrá calcularse conforme a la proporción
media
de los coches existentes en la población.
Si existiera cerca de la
biblioteca un lugar de estacionamiento
público de las dimensiones
necesarias, se podría prescindir
de esta pérdida de terreno. De
hecho, en los barrios comerciales
de las poblaciones
donde el
automóvil
privado es el medio fundamental
de transporte,
todo
esfuerzo realizado con el fin de ofrecer a los lectores un espacio para el
estacionamiento
de sus coches se verá muy limitado por los abusos
cometidos por personas que no utilicen la biblioteca. Aparte de esas
necesidades del público, no deben olvidarse los espacios requeridos
para los coches al servicio de la biblioteca y los privados del personal.
Aun cuando los fondos disponibles para adquirir el solar y llevar
a cabo la construcción
no sean suficientes para poder levantar el
edificio deseado, el solar debe adquirirse y el edificio proyectarse
de manera que permita su futura expansión. Para los cálculos se
deben tener en cuenta lo más exactamente
posible las probabilidades de incremento de la población. Los servicios de urbanismo y
las administraciones
de los servicios públicos podrán facilitar con
frecuencia las indicaciones necesarias.
CONSIDERACIONES
SOBRE
EL
COSTO
DEL
TERRENO
Elegir un solar únicamente por motivos de economía es grave error.
Para lograr un solar conveniente
es necesario con frecuencia destinarle de un tercio a la mitad del precio de la edificación.
El obtener un buen emplazamiento
debe ser el primer empeño del
bibliotecario,
porque costará lo mismo levantar una biblioteca rara
vez utilizada que otra visitada por la mayor parte de la población.
Si el solar no fuere adecuado, la probabilidad
de frecuentación
de
la biblioteca se reduciría considerablemente.
El presupuesto anual del funcionamiento
de una biblioteca suele
ser de una cuarta parte a una mitad del costo total del edificio. Aun
si aceptamos que el importe anual del funcionamiento
de una biblioteca sólo represente la cuarta parte del valor del edificio, los
servicios prestados en veinte años habrán costado cinco veces el
valor del edificio. Es indudable
pues que construir una biblioteca
53
en un solar de poco valor es malgastar los recursos de la comunidad.
Como es buen negocio para el comerciante inteligente la adquisición de un solar costoso para la instalación de su tienda, de igual
manera lo es para el bibliotecario
elegir un terreno para la edificación de la biblioteca.
En resumen, las condiciones que debe llenar el solar ideal para
el establecimiento
de una biblioteca
son las siguientes:
estar
próximo a los grandes establecimientos
comerciales y edificios destinados a oficinas; estar cerca de los puntos de mayor tráfico de la
ciudad;
estar cerca de los puntos centrales de intersección
de
comunicaciones
públicas; hallarse cerca de un espacio importante
destinado al estacionamiento
de vehículos; tener en una acera de
mucho tránsito la fachada principal;
tener una disposición que
permita orientar la biblioteca con la menor exposicion solar; tener
acceso adecuado para vehículos en la fachada posterior; tener un
suelo de roca o de otro tipo que permita una buena cimentación;
ser lo bastante extenso para permitir futuras expansiones.
54
CA
DIMENSIONES
P
íTU
L
Y COSTE
0
VII
DEL
EDIFICIO
Una vez reconocida la necesidad de levantar una biblioteca,
es
preciso resolver una serie de cuestiones prácticas. Las dos primeras
preguntas que surgen son: iq u e’ dimensiones ha de tener el edificio
para que pueda cumplir eficazmente su fin? y ,Jcuánto ha de costar?
Tales preguntas son lógicas, pertinentes, y de capital importancia.
Es necesario contestarlas con precisión suficiente para que la autoridad responsable pueda formarse una opinión y tomar una decisión adecuada. Los créditos no pueden consignarse sin que se haya
establecido un presupuesto. ;Cuáles son los elementos que han de
intervenir
en su cálculo?
El conjunto de factores incluídos en el programa redactado dará
indicaciones precisas y completas sobre las dimensiones del edificio
deseado, y decimos “deseado”, pues las necesidades enunciadas en
el programa no son absolutas, es decir no existe el dilema de aceptar el proyecto con todos los elementos que entrañe o de desecharlo
totalmente.
Una sala puede bastar para prestar un servicio de
biblioteca.
Por consiguiente,
el programa escrito indica en cierto
modo un objetivo final, es una orientación
para el trabajo en su
conjunto. Pero si el edificio ha de construirse por etapas, todavía
resulta más importante
que el programa se aplique conforme a un
orden lógico.
Sin embargo, si se tiene el propósito de realizar el programa
completo de una sola vez, la dimensión del edificio será la suma de
sus diversas partes, en función de las necesidades de espacio para
cada uno de los servicios y actividades que se hayan indicado en el
programa.
Una vez conocida la superficie total, podrán deducirse
de ello conclusiones prácticas. Por ejemplo, considerando
que un
edificio de una sola planta es la mejor solución para una biblioteca
pequeña, se sabrá así el mínimo de terreno necesario para construir dicho edificio. Sabiendo el precio local del terreno, podrá
hacerse un cálculo aproximado
de esa partida del presupuesto.
55
VENTAJAS
DE
UN
SISTEMA
DE
BIBLIOTECAS
Una pequeña biblioteca
independiente,
que sólo cuenta con su
propio presupuesto y recursos, no puede funcionar tan económicamente como aquélla que actúa como una unidad, dentro de una
organización
formada por varias bibliotecas. Los libros, como otros
numerosos componentes
del fondo de una biblioteca,
tienen la
ventaja de ser fácilmente transportados,
cambiados y utilizados en
otros lugares. Por consiguiente deben realizarse las gestiones necesarias para organizar si es posible, un sistema de cooperación entre
las bibliotecas de la región de que la población forma parte. Por
ejemplo, la pequeña biblioteca
necesita espacio para las operaciones de pedido, recepción, catalogación,
etc. Debe adquirir
y
alojar las obras bibliográficas
indispensables para la adquisición de
libros y su catalogación.
Cuando se forma parte de una organización o sistema cooperativo
de bibliotecas,
la biblioteca
central
puede desempeñar esas funciones, con las ventajas económicas que
se deducen de toda producción
“en serie”. De igual modo pueden
centralizarse
servicios administrativos,
con ahorros de dinero y de
espacio ya que algunos empleados especializados pueden estar al
servicio de todas las bibliotecas
que integren la organización,
mientras que la pequeña biblioteca independiente
puede no tener
fondos para retribuir a funcionarios especializados en catalogación,
en servicio infantil, etc.
Los edificios más pequeños para bibliotecas son normalmente
de
una extensión comprendida
entre los I IO y 140 metros cuadrados
(1 200 a I 500 pies cuadrados). Pero ese mínimo será insuficiente si
la biblioteca
no forma parte de un sistema y no utiliza así una
colección más amplia de libros como complemento
de sus fondos,
ni centraliza
las operaciones
administrativas
y técnicas en una
biblioteca
central que servirá también de almacén de libros para
su circulación
y envío a las pequeñas bibliotecas
que integren el
sistema.
AHORRO
DE
ESPACIO
EN
LAS
PEQUEÑAS
BIBLIOTECAS
A veces, el planeamiento
esmerado de un edificio conduce al ahorro
de espacio. Se logra esta ventaja destinando un mismo local o espacio a ciertas operaciones a las que sólo cabe dedicar una parte
del día. Como una biblioteca pequeña no necesita tabiques, formándose por medio de las estanterías y otros muebles las divisiones propias de sus diferentes servicios, la duplicidad
de funciones es factible
dentro de un mismo espacio. Por ejemplo, se ha observado que los
niños pequeños rara vez frecuentan la biblioteca a última hora de
la tarde y que las reuniones se celebran precisamente a esas horas.
56
Ambos servicios pueden así prestarse en un mismo local. Se tomarán las medidas necesarias para aislarlo, mejorar su acústica y
dar mayor intimidad
a las reuniones. Los muebles de los pequeños (mesas plegables) pueden recogerse, cambiándolos
por sillas
plegables para los adultos, con lo cual puede servir el local para
ambos fines.
FÓRMULAS
PARA
CALCULAR
LAS
DIMENSIONES
DE
UNA
BIBLIOTECA
Aunque se han dado fórmulas para calcular las dimensiones de una
biblioteca,
es peligroso aplicarlas de un modo absoluto. Las poblaciones, y aún más los países difieren tanto a ese respecto que cualquiera de esas fórmulas sólo debe ser utilizada
como medio de
verificación
o comprobación
de los datos que figuren en el programa y que serán más objetivos.
Por ejemplo, las circunstancias
que a continuación
se detallan
aumentarán la utilización
de la biblioteca y harán necesario prever
un edificio mayor:
nivel elevado de alfabetización;
porcentaje
elevado de casas pequeñas y muy pobladas; porcentaje elevado de
casas sin luz eléctrica; porcentaje elevado de casas con temperaturas poco confortables;
porcentaje reducido de casas con receptores de radio; porcentaje
reducido de casas con receptores de
televisión; difusión reducida de revistas, diarios y libros a domicilio.
Contrariamente,
las condiciones que a continuación
se detallan
reducirán
normalmente
la utilización
de la biblioteca:
elevado
porcentaje de analfabetos entre los habitantes de la localidad;
alto
porcentaje de hogares con buena iluminación
y temperatura;
alto
porcentaje de hogares con receptores de radio y televisión; amplia
difusión a domicilio de diarios, revistas y libros; alto porcentaje de
vehículos motorizados de propiedad particular;
alto porcentaje de
población capacitada económicamente
para procurarse diversiones
como la asistencia al cine, certámenes deportivos, etc.
En poblaciones donde un buen servicio de correos distribuye
a
domicilio cartas, revistas y paquetes, Wheeler and Githens (véase
la bibliografía)
han observado un curioso paralelismo
entre las
dimensiones del edificio de la biblioteca pública y el de correos.
Si una biblioteca
del Estado, de una universidad
o de una fundación privada presta en la ciudad alguno de los servicios propios
de la biblioteca
pública, las dimensiones de ésta pueden ser más
reducidas. Se puede calcular el número de lectores a que prestarán
servicio esas bibliotecas,
establecer el porcentaje que representan
en el incremento probable de la población y decidir, en reuniones
celebradas con representantes
de las demás bibliotecas
existentes
en la población, los servicios que ha de prestar cada una. Las fór57
mulas que se dan a continuación
podrán servir de base para los
cálculos: de 24 a 46 metros cuadrados (250 ó 500 pies cuadrados)
por I ooo habitantes;
1,5 a 3 asientos por cada I ooo habitantes
y I asiento por cada 2 ó 3 metros cuadrados (25 pies cuadrados) ;
0,25 a 0,5 empleados por I ooo habitantes y g,2g metros cuadrados
ó IOO pies cuadrados por empleado;
I 500 a 3 ooo libros
por I ooo
habitantes, con espacio para depósito de libros calculado a base
de 160 libros por metro cuadrado ó 15 libros por pie cuadrado.
Al comienzo de este capítulo se dijo que el edificio más pequeño
destinado a la biblioteca habrá de tener de I IO a 140 metros cuadrados (1 200 a I 500 pies cuadrados) ; por tanto, es obvio que las
fórmulas que acaban de darse no son aplicables a los casos en que
la población futura se calcula en menos de 3 ooo habitantes. En el
capítulo v se dieron fórmulas complementarias
para el proyecto de
construcción.
Para un edificio destinado a una biblioteca
independiente
en
una ciudad de I o ooo a I 5 ooo habitantes, será conveniente prever
los espacios siguientes :
Metros
Sección infantil
Sección de préstamo
Sección de lectura (libre acceso a libros y revistas)
Sección de obras de referencia
Depósito
de libros
Servicios
técnicos (pedidos y catalogación)
Servicios
administrativos
Lavabos,
vestíbulos,
etc.
Salas de reuniones
Calefacción
y aire acondicionado
Conserjería
Total
CÁLCULO
cuadrados
55
20
600
55
85
140
45
45
30
55
‘5
‘5
600
560
DEL
Pies cuadrados
200
900
1500
5oo
5oo
3oo
600
‘50
‘50
6000
PRESUPUESTO
Es imposible dar una fórmula universalmente
aplicable para calcular el presupuesto. La dimensión del edificio es, desde luego, el
factor de mayor influencia en su coste. En la mayoría de las poblaciones el coste de los edificios puede calcularse con cierta aproximación
por metros 0 pies. Los arquitectos, los contratistas y otras
personas que tengan experiencia
en materia de edificación
no
tendrán inconveniente
en facilitar las cifras que correspondan a los
precios vigentes. Tales cifras deberán modificarse
teniendo en
cuenta las fluctuaciones
de los jornales y de los precios de los
materiales de construcción.
En los Estados Unidos, el Architecturul
58
record publica mensualmente
tablas de los promedios del costo de
la construcción para los diferentes tipos de edificios en los diversos
puntos del país. En los demás países existen publicaciones
análogas.
Es preferible
recurrir
desde un principio
a los consejos de un
arquitecto.
Aunque la dimensión es, desde luego, el factor fundamental
para
calcular el presupuesto de construcción
de un edificio no es, sin
embargo, el único. El estilo arquitectónico
interviene
también en
cierta medida. La utilización
de materiales sencillos y poco costosos
en oposición a los lujosos y raros así como la magnitud del equipo
mecánico (ascensores, calefacción,
aire acondicionado,
etc.) influyen naturalmente
en el coste de toda edificación.
Con arreglo a un estudio hecho por los autores, el coste de los
edificios consagrados a bibliotecas
públicas en el sudeste de los
Estados Unidos durante los años Igag a 1954 fue aproximadamente de 13,75 dólares por pie cuadrado.
De los datos reunidos por Helen T. Geer para la Ameritan
Library
Association
y publicados
en un apéndice a Planning a
library building, se deduce que el coste de las bibliotecas
públicas
construídas de I gag a 1954 fue de unos I 3,80 dólares por pie
cuadrado.
Los mismos estudios permiten concluir que el precio del mobiliario y equipo (incluídas las estanterías de depósito) fue por término medio de 2,15 dólares por pie cuadrado, precio que viene a
añadirse al de la construcción.
El porcentaje en detalle de los distintos aspectos de la construcción arroja las siguientes cifras aproximadas : construcción general,
60 a 65 yO del total ; alumbrado
e instalaciones eléctricas, 7 a I I yO ;
de los
calefacción y aire acondicionado,
I o a 14% ; honorarios
arquitectos, 6 a 10% ; fontanería, 2 a 7 %.
El porcentaje de fontanería es mayor para los pequeños edificios
que para los grandes. Los honorarios del arquitecto
varían conforme al número de diseños y proyectos detallados que tenga que
realizar y el número de inspecciones de la construcción que se vea
obligado a practicar. Cuando el arquitecto diseña los muebles y el
equipo ni que decir tiene que sus honorarios habrán de ser mayores.
Los honorarios de los arquitectos son de ordinario
proporcionalmente más elevados en la construcción de pequeños edificios.
Los datos que preceden, basados sobre estadísticas norteamericanas, sólo pueden aplicarse a los Estados Unidos. Los que a continuación se indican se refieren a otros países y están tomados de las
estadísticas de los mismos: Inglaterra,
5 libras 2 chelines por pie
cuadrado; Jordania, I 2 dinares por metro cuadrado; Irak, I 5 dina670 coronas danesas; Suecia,
res; Colombia, 200 pesos; Dinamarca,
857 coronas suecas ; Noruega, de 200 a 2 IO coronas noruegas.
59
--
-
CAPÍTULO
MATERIALES
VIII
DE
CONSTRUCCION
No se trata en este capítulo de hacer un estudio técnico para arquitectos y contratistas,
ni una exposición suscinta del tema para
bibliotecarios
y profanos en la materia; se trata más bien de indicar
a quienes emprendan un proyecto de edificación de una biblioteca,
la terminología
general, tipos y aplicaciones de los diversos materiales de construcción.
En general, el presupuesto del edificio tendrá una marcada influencia en la elección de sus materiales. Raras veces se dispone del
ideal que significa un presupuesto ilimitado,
por lo que los precios
habrán de guiar en gran parte la selección de los materiales y de
la clase de acabado. A menudo, lo más práctico y acertado será
utilizar los materiales que se encuentran
en la misma localidad:
resultarán más económicos, más fáciles de obtener y más adecuados a la arquitectura
regional.
Los materiales deben ser prácticos y sencillos. La ornamentación
suntuosa y monumental
no es necesariamente
prueba de buen
gusto, resulta de difícil y cara conservación y es poco propia del
ambiente acogedor de una biblioteca.
La sencillez que persigue la
arquitectura
contemporánea,
prescindiendo
de la decoración superficial, ha dado origen a controversias y confusiones entre profanos, posiblemente por existir numerosos ejemplos de fracasos. Sin
embargo,
otros muchos casos demuestran
que empleando
los
materiales
de un modo sencillo e inteligente
pueden lograrse
extraordinarios
aciertos arquitectónicos.
Elegir materiales en relación con el proyecto del edificio -colores,
texturas y su utilización
armoniosaes en su mayor parte tarea del
arquitecto.
El papel del bibliotecario
y demás miembros
del
equipo de planeamiento
será el estudio de los materiales por él
recomendados,
en relación con las actividades propias de la biblioteca. El bibliotecario
ha de determinar
qué secciones están sujetas
a un mayor desgaste, cuáles presentan problemas de reflexión de la
luz, etc. Informará
de todo ello al arquitecto,
para guiarle en su
elección. También deberá conocer el arquitecto
las posibilidades
de conservación y el presupuesto anual aproximado
que a ella se
dedica.
60
Un buen emplazamiento.
El edificio
halla. MacLaughlin
Public Library,
Ireland Studio.
es ornato de la localidad
en que se
Oshawa,
Ontario
(Canadá).
Foto
61
Una entrada al fondo de un jardín, al nivel de la acera: los cristales de la
fachada permiten ver desde fuera las exposiciones y el interior. El edificio
está cerca del centro comercial. Biblioteca Pública de Charlotte y del Condado de Mecklenburg,
Charlotte,
Estado de Carolina del Norte (Estados
Unidos).
Su emplazamiento
abierto y fácilmente
accesible contribuye
a dar a esta
biblioteca
una apariencia
acogedora (el edificio de la derecha es parte del
Hall de Conciertos de Kanagawa).
Biblioteca
de la Prefectura de Kanagawa (.Japón).
Una entrada
(detalle):
madera de Acacia Koa del país y roca de lava.
Hawaii County Library,
Hilo (Hawáii).
Merrill,
Sims y Roehring,
arquitectos. Foto Camera Hawaii.
63
Interior:
detalle de utilización
de la madera dc Acacia Km del país y de
roca de lava en la Hawaii County Library,
Hilo (Hawáii) . Merrill,
Sims
y Roehring,
arquitectos.
Foto Camera Hawaii.
64
Ejjrmplo
poco rorrknte
de c-onstrucc.ií>n con clemcntos
aparcntcs. Biblioteca para niiios de Hiroshima
(Japón!.
Ejemplo de construcción
taladas rntrc columnas.
ajustada
Biblioteca
cstructuralcc
a módulos. Véanse las estanterías
de Referencia de Accra, Ghana.
ins-
.\rmasón aparente
mcntc aparentes.
y dcl condado dc
(Estados Unidos).
dc acïro. con rc\.cstimic.nto tlc ladrillo v cvmento. igualNorth Branch Library,
Biblioteca
Pública dc Charlotte
XIccklcnburg.
Charlotte,
Estado de Carolina del Korte
Foto .2. C. “Bill”:
Summervillc.
Protección contra el sol por medio de saledizos. El edificio ha sido elevado
sobre cl nivel del suelo con objeto de aumentar la circulación
del aire en un
clima caluroso. Biblioteca Central de Accra, Ghana.
Ejemplo de exposiciones dispuestas a la entrada. Biblioteca Pública Experimental de Ox-Eckenschwick,
Westfalia
(República
Federal de Alrmania)
67
Presentación
de revistas. Nótese el techo de cristal. Biblioteca
Pública de
Dallas, Estado de Texas (Estados Unidos). Foto Remington
Rand Library
Bureau.
68
En resumen, seis son los factores que se han de tener en cuenta en
la selección de los materiales de construcción : el coste; la duración,
segun el trato y uso previstos; las relaciones arquitectónicas
entre
los materiales así como entre ellos y el estilo del edificio; las necesidades futuras de conservación;
la belleza, cuando los materiales
van aparentes;
la resistencia a las inclemencias
del tiempo, al
fuego, etc.
MATERIALES
ESTRUCTURALES
La revolución industrial que hizo posible la producción económica
del hierro fundido, y más tarde del acero, introdujo cambios decisivos en los procedimientos
de construcción.
La gran resistencia de
este material a la tensión libró a la arquitectura
de las limitaciones
que imponen las pesadas paredes maestras y las columnas de sostén,
y abrió amplias posibilidades
con la introducción
de la armadura
metálica. Pronto se vió que los edificios para fábricas, que surgían
numerosos en diversos países, podían ser construídos con amplios
espacios libres de columnas macizas y, sin embargo, lo bastante
resistentes para soportar la pesada maquinaria.
Experimentos
posteriores unieron el hormigón
al acero, comprobándose
que una masa de hormigón
rodeando varillas de
acero adquiría una resistencia sorprendente,
y era posible sostener
grandes extensiones de piso con vigas de pocos centímetros
de
espesor. Más tarde, los sistemas de precomprimido
vinieron a dar
aún mayor resistencia a esa unión de materiales.
Esos adelantos,
que permitían
construir edificios más sólidos con materiales más
ligeros, tuvieron múltiples consecuencias. Hicieron posible la construcción de los rascacielos, edificios de gran número de pisos, de
altura al parecer ilimitada.
La carga creciente de los numerosos
pisos fu6 considerablemente
disminuida
mediante
el empleo de
materiales más ligeros, cuya mayor resistencia permitía al mismo
tiempo soportar el gran desarrollo vertical. El coste de la edificación disminuyó, por la menor cantidad de materiales necesarios. Así
se pudo conseguir mayor espacio con menos trabajo y menos
material.
Estas innovaciones revolucionarias,
y la consiguiente revisión de
los procedimientos
de construcción,
aunque tengan su resultado
más visible en los enormes rascacielos, suponen también un gran
paso en la economía de la construcción de edificios pequeños.
No por ello debe negarse el valor de los materiales tradicionales.
En las construcciones
más pequeñas, la madera se emplea a menudo con ventaja económica; cuando quedan a la vista elementos
estructurales de madera se obtiene además una calidad estética que
el acero nunca puede ofrecer. La técnica en el empleo de la
69
madera como material de construcción
también ha progresado ;
actualmente
se obtienen una resistencia y consistencia estructurales mucho mayores, en gran parte debido a las técnicas de enchapado y laminación.
Como la producción en serie es un procedimiento
de repetición,
más económico, tiene cada vez más importancia
la normalización
de los tamaños, tipos y formas de los materiales. Junto al empleo
de la estructura de hormigón, triunfa renovado el sistema módulos
de construcción.
Esta idea de proyectar un edificio partiendo
de
una serie mútilple de módulos básicos es tan antigua como la misma
arquitectura,
y no menos importante.
En una biblioteca el sistema
de construir
una armadura
abierta,
con soportes a intervalos
regulares (formando así módulos o vanos), resulta particularmente
adecuado. Con él se mantiene la flexibilidad,
puesto que las divisiones interiores no afectan a la estructura básica; además, puesto
que las estanterías se fabrican normalmente
en secciones racionalizadas, es posible utilizar
un múltiplo
de las medidas de estas
secciones como base de los módulos. Las columnas quedan incorporadas a la instalación
de las estanterías, y no obstaculizan
la
disposición
general de éstas ni la circulación
en los espacios
intermedios.
Antes de fijar los elementos estructurales
del edificio, el arquitecto debe conocer sus necesidades de expansión. Si es probable un
crecimiento
vertical,
esa carga adicional sobre la estructura del
edificio debe ser tenida en cuenta al proyectar.
Aunque
una
estructura más fuerte, y por tanto más pesada, resulta más costosa,
ahorrará en cambio gastos de reforma el día en que se emprenda la
ampliación
prevista. La posibilidad
de una expansión vertical de la
biblioteca
debe ser expuesta claramente
al redactar el programa.
Los materiales estructurales
comúnmente
utilizados
comprenden metales (acero o aluminio);
piezas de albañilería
(ladrillo,
piedra, baldosas y bloques de cemento); hormigón prefabricado,
o encofrado en la misma obra; y madera natural o en tableros.
MATERIALES
DE
ACABADO
EXTERIOR
Aunque los elementos estructurales de un edificio quedan a menudo
a la vista y sirven entonces como parte de su acabado, es preciso
hacer aquí, en pro de la claridad, la distinción entre materiales de
acabado y estructurales. Aquéllos son los que recubren la estructura
del edificio sin sostener necesariamente
una carga estructural.
Como observación preliminar,
debe hacerse notar que un edificio soporta con dignidad el paso de los años, no solamente gracias
a su diseño arquitectónico,
sino también por la pátina que vayan
tomando sus materiales. En la arquitectura
actual, con sus espacios
uniformes y continuos la conservación de los materiales es un factor
importante.
Es frecuente que brillantes ejemplos de arquitectura
aparezcan, a los pocos años, e incluso meses, desconchados, resquebrajados y deslucidos, como un delicado juguete abandonado
a la
intemperie.
Si es vital la duración de los materiales, también lo es
su apariencia en el futuro. Desgraciadamente
suele prestarse mayor
atención a las cualidades de resistencia al uso del equipo interior de
las bibliotecas
(tableros de mesa, tapicería, etc.) que al futuro aspecto exterior del edificio.
Albañilería
Los materiales clásicos de la albañilería,
que comprenden desde la
piedra, el mármol, el granito, etc., hasta el ladrillo, los bloques de
cemento, las baldosas y otros moldeados, figuran todavía entre los
más duraderos y prácticos. A veces, los materiales de albañilería
van recubiertos
de substancias vitrificadas,
para darles mayor
belleza y resistencia a los agentes atmosféricos y al uso humano.
Muchos arquitectos emplean deliberadamente
superficies a la vista
de piedra, de bloques de cemento o de ladrillo, tanto en interiores
como en exteriores. Dan así una textura de calidad a superficies
aparentes y pueden atender a importantes
necesidades estructurales. Siempre que no se haga con exageración,
convirtiendo
las
habitaciones en calabozos, su empleo en interiores puede ofrecer un
agradable contraste con acabados más refinados. Dejar a la vista
armazones y materiales estructurales
no es una práctica desagradable o injustificada,
ni, desde luego, nueva. Sin embargo, la combinación de nuevos aspectos y formas, introducida
por materiales
y sistemas de construcción
muy recientes, supone una innovación
para el ojo acostumbrado
a líneas tradicionales,
tales como arcos,
cúpulas y contrafuertes.
Esas formas son también elementos estructurales a la vista, ni más ni menos que lo son las nuevas que nos
parecen tan extrañas.
El material de albañilería
presenta innumerables
formas y categorías. La tradicional
piedra de sillería, incluídos el mármol y el
granito, ofrece multitud
de colores y características
y es siempre
material
aceptable. Los materiales de albañilería
artificiales
son
igualmente
muy diversos, y van del ladrillo a los bloques de cemento o el adobe. En algunos casos, se han conseguido resultados
arquitectónicos
interesantes y prácticos por medio de bloques de
hormigón premoldeados
según las necesidades del edificio. Al moldear esos bloques, se pueden empotrar en la superficie piedrecillas
de diferentes tonos, para añadir color y textura, creando así un
acabado que no necesita tratamiento
superficial o cuidados futuros.
Finalmente,
las baldosas o azulejos en sus diversas formas ofrecen
también grandes posibilidades
a la decoración.
Existen tipos con
superficie de un brillo coloreado, duradero y fácil de conservar;
también se fabrican de cuerpo hueco, lo que permite su utilización
como elemento aparente, interior o exterior, sirviendo el espacio
vacío como aislante.
Aleaciones metdlicas
La introducción
del acero y diversas aleaciones metálicas en la
construcción
excitó la imaginación
de arquitectos y constructores
del mundo entero, dando como resultado muchas formas nuevas y
extrañas. Al construirse la armadura del edificio en acero u hormigón armado, todas las paredes, tanto interiores como exteriores,
quedaron exentas de obligaciones estructurales. Surgió así el sistema
de las paredes-tabique
y el arquitecto se vió libre de las limitaciones
que imponían
los muros maestros. Divisiones y tabiques pueden
ser colocados ahora donde se desea, sin conformarse
a ningún
patrón estructural, y utilizando
materiales tan frágiles como grandes superficies continuas de vidrio. No es de extrañar, pues, que
como resultado se hayan adoptado en la práctica arquitectónica
muchas formas de nuevo cuño.
Además de sus características estructurales, el metal ofrece interesantes posibilidades
como material
de acabado, en forma de
algunos metales se deslustran
y
planchas
o paneles. Aunque
deterioran
a la intemperie,
inconveniente
que debe evitarse por
los excesivos gastos de conservación que supone, otros o son resistentes a ella (el acero inoxidable
o el aluminio)
o bien pueden ser
tratados superficialmente
para darles la debida resistencia. Citemos
como ejemplo de este procedimiento
el esmalte de porcelana, que
ofrece una gama ilimitada
de colores y es altamente resistente a la
decoloración,
así como a los cambios de temperatura,
la humedad,
el desconchado y otros accidentes. Se limpia con facilidad y conserva el brillo casi indefinidamente.
Existen otros métodos para
tratar la superficie de los paneles metálicos, que proporcionan
diversos grados de resistencia al uso y a la acción del tiempo.
Vidrio
Desde que se generalizó en la construcción la armadura metálica,
el vidrio se ha convertido en material cada vez más utilizado para
las paredes exteriores. Aunque a veces se emplee mal, o con exceso,
sus aplicaciones son muy diversas, y puede ser de gran valor estético y utilitario
en una biblioteca.
El vidrio es, ante todo, material
transparente,
que da paso a la luz y permite contemplar el exterior.
Ambas cualidades serán muy apreciadas tanto por los lectores como
por los empleados de la biblioteca,
pues un espacio completamente cerrado es a menudo causa de depresión, especialmente si se
72
trata de una dependencia relativamente
pequeña, y la posibilidad
de apartar de vez en cuando la mirada de nuestro libro o trabajo
para contemplar
el cielo o un jardin es siempre agradable. Por otra
parte, la luz artificial
nunca puede igualar las cualidades de la
natural.
Como la luz solar directa estorbará tanto a los lectores como a
los empleados,
el arquitecto
debe evitarla.
La orientación
del
edificio de modo que las grandes cristaleras no reciban el sol del
mediodia y de la tarde es un medio de evitar la luz solar directa;
un arquitecto sabe determinar exactamente los ángulos solares para
cualquier hora del día, en cualquier estación del año y zona del
mundo. Tales determinaciones
le permitirán
hallar la orientación
más práctica para los espacios acristalados, y la iluminación,cuando
no es posible una orientación
que evite el sol directo. Es frecuente
el uso de persianas o celosías exteriores, de inclinación
variable o
fija y calculada para no dejar pasar la luz solar directa a las horas
en que resulte más molesta. Otro medio de protección
contra la
luz solar son las clásicas cortinas interiores.
Existen también tipos especiales de cristales que permiten evitar
en parte la luz y el calor solares pues absorben el calor y reflejan
parte de los rayos infrarrojos y ultravioleta.
El brillo del sol directo
puede reducirse
por medio de placas de cristal traslúcido
o
coloreado.
La instalación de amplios ventanales plantea una dificultad
en
el proyecto de una biblioteca,
porque en ésta, quizá más que en
la mayoría
de los edificios públicos,
resultan deseables la luz
natural y una agradable perspectiva de paisaje y jardín, pero, a la
vez, se requiere una considerable
extensión de pared para las
estanterías. Esto exige calcular cuidadosamente
la cantidad
de
cristal que se ha de utilizar y su situación, y nos da un buen ejemplo
de la necesidad de proyectar simultáneamente
la arquitectura
del
edificio y su decoración.
Madera
Tanto en el exterior como en el interior, la madera ofrece múltiples
posibilidades
en la construcción de pequeños edificios, como material decorativo. Su uso sólo resulta poco aconsejable donde escasea.
Su textura y tono cálidos son ideales para crear un ambiente
acogedor en la biblioteca.
Para el uso exterior, la madera presenta
ciertos inconvenientes,
debido a la facilidad con que se pudre o es
atacada por los termes. Algunos tipos de madera, como la de
secoya y la de ciprés, contienen substancias químicas que las hacen
resistentes; pero la mayoría necesitan medidas de protección
y
conservación. Sin embargo, a pesar de los gastos que ello supone, la
abundancia
de madera hace de ella el material
más barato en
muchas partes del mundo.
73
El arquitecto tiene a su disposición numerosas formas de empleo
de la madera como material decorativo;
los paneles verticales en
espiga o con diversos tipos de listones o juntas, y los varios usos de
los grandes tableros enchapados. Con independencia
de su empleo
o método de aplicación,
la madera debe secarse adecuadamente
curada, por métodos artificiales
(hornos) o exponiéndola
al aire.
La madera recién cortada merma, se comba y se deforma tanto que
es imposible su empleo. Si el secado es al aire, los tablones deben
estar apilados a la intemperie
durante cierto número de meses,
variable según las condiciones climáticas, antes de ser utilizables en
la construcción.
Materiales sinte’ticos
Poco puede decirse todavía sobre el empleo en la construcción de
materiales sintéticos del tipo de los plásticos. Aunque existen algunos ejemplos interesantes, se trata de posibilidades
aún insuficientemente exploradas.
No obstante, el progreso considerable
ya
realizado justifica que se haga mención de ellos. Por ejemplo, la
cúpula geodésica, creada por R. Buckminster Fuller en los Estados
Unidos, es ya una realidad práctica, y sus unidades prefabricadas
están en producción y se exportan a todo el mundo. La cubierta o
epidermis de esa estructura es una membrana
de plástico o aluminio que ha sido sometida con éxito a temperaturas
polares y
tropicales y a vientos huracanados.
El empleo de materiales sintéticos en la construcción no puede, por tanto, permanecer ignorado.
MATERIALES
DE
ACABADO
INTERIOR
Lo primero que hemos de preguntarnos
al seleccionar los materiales
interiores, expuestos al desgaste por el uso, es si son prácticos. Esto
significa no solamente que sean duraderos, sino también resistentes
al deterioro y fáciles de limpiar.
Las texturas extremadamente
rugosas, con grietas y pequeñas cavidades, por ejemplo, requieren
mayor trabajo para su limpieza y repintado.
Los materiales que
suponen un elevado coste de conservación deben ser rechazados,
y aún más los que han de ser reemplazados
con frecuencia.
Existe gran variedad
de materiales
para decoración
interior,
desde los de albañilería
al vidrio, madera, metal, yeso y estuco.
Cada uno de ellos tiene sus pros y sus contras; aunque una primera
consideración en este caso, como en el de otros materiales, sería la
de cuáles son los más abundantes en la localidad y, por tanto, los
probablemente
menos costosos. En algunos lugares, la profusión
de árboles hace de la madera la elección lógica; en otros, son la
74
piedra y el granito lo más económico, mientras en otros lo más
práctico resultará el adobe.
De nuevo hemos de hacer hincapié en que los materiales no
necesitan ser lujosos o de apariencia suntuosa; ni debe una comunidad que sólo cuenta con fondos muy limitados desanimarse por
las referencias que en este manual se hacen a complejos sistemas y
materiales de estructura y decoración.
Además del aspecto práctico, hay algunos otros criterios que se
han de tener en cuenta en la selección de materiales para suelos,
paredes y techos.
La acústica tiene gran importancia.
Los materiales de superficie
lisa o pulimentada,
que absorben poco el sonido, deben ser utilizados con precaución. Donde sea posible, debe emplearse, al menos
en una superficie de la sala (a menudo el techo), material absorbente del sonido. Este puede ser un tipo de tablero de fibra o panel
perforado proyectado
especialmente
para ese fin o, simplemente,
una superficie rugosa que reciba y disperse las ondas sonoras. La
interrupción
de una gran superficie lisa por medio de viguetas,
enrejados o emparrillados
ayudará también a dispersar el sonido.
De ser posible, el arquitecto debe consultar a ingenieros especializados, a fin de proyectar
lo mejor posible la acústica de cada
dependencia.
La reflexión de la luz por superficies excesivamente
pulimentadas puede ser molesta, sobre todo teniendo en cuenta la intensa
iluminación
que necesitan las bibliotecas.
Esto puede ser paliado
mediante el uso de colores oscuros en las superficies lustrosas, o
cubriéndolas
con pintura, papel, tela u otros materiales de menor
brillo. Cabe proyectar la iluminación
interior en forma que ninguna
superficie brillante refleje directamente
luz a los ojos de lectores y
empleados.
Suelos
Siendo la madera material común y barato en muchos países, se ha
utilizado
a menudo para los pisos. Aunque estos pisos necesitan
periódicamente
ser encerados, lustrados y, en ocasiones, acuchillados, son muy aceptables y duraderos. El hormigón es otro material
para suelos muy barato, aunque propenso a la suciedad, fatigoso
para los pies, por su extrema dureza, y de apariencia fría e incolora,
a menos de mezclarlo
con una materia colorante
antes de su
colocación. Si el hormigón es colocado directamente
en obra, el
arquitecto debe prever en los pliegos de condiciones su impermeabilización
y un drenaje bajo el suelo. Cuando el presupuesto lo
permita, la superficie del suelo de hormigón puede ser mejorada en
apariencia, comodidad y limpieza cubriéndola con corcho, caucho,
asfalto, linóleo o vinilo sintético. En ciertos espacios donde se desea
75
una atmósfera acogedora y cómoda, el hormigón puede cubriers
con alfombras.
Otras posibilidades
para el acabado de los suelos son las losetas
de ladrillo, piedra, mármol y mosaico, todas las cuales requieren
escaso cuidado y duran indefinidamente,
pero son fatigosas para
los pies y producen más ruido.
Para lograr el conveniente silencio, los materiales más adecuados
son, aparte las alfombras, el corcho, el caucho y el vinilo.
Paredes
Todos los materiales citados para el decorado exterior sirven para
el interior. Además, hay otros que no soportan las inclemencias del
tiempo, tales como el yeso y diversos tipos de revestimientos
flexibles. El papel, los tejidos y el vinilo se utilizan a menudo con fines
decorativos y prácticos, aplicados a paredes lisas.
Cuando el edificio tiene una armadura metálica con divisiones
interiores no esenciales como elementos de soporte, las paredes
interiores
pueden ser movibles,
para permitir
futuros cambios.
Tales divisiones móviles son prefabricadas
por diversas empresas,
en madera, metal, vidrio, amianto y otros materiales. Basadas en
módulos normalizados,
permiten componer salas enteras -completadas con puertas, si se desea- que pueden modificarse posteriormente sin deteriorar suelos ni techos. Estos han de ser terminados
antes de instalar tales divisiones. Así, cuando éstas se cambian
posteriormente,
no es necesario realizar nueva obra en la parte del
suelo o techo donde se hallaban.
En muchos países, el material más barato y comúnmente
usado
para las paredes interiores es el yeso. Aunque exige ser pintado cada
dos o tres años, sigue siendo un recurso barato y práctico, pero algo
banal. Una de las ventajas del yeso es que admite ser pintado en
cualquier
color, y no se ha de olvidar que es característica
poco
afortunada
de muchas bibliotecas resultar frías e incoloras.
Techos
La naturaleza y carácter del edificio dictarán en gran medida el
tipo de material
más apropiado
para los techos. La altura del
techo tiene cierta importancia,
por los problemas de iluminación
que implica. La facilidad de lectura exige una luz artificial adecuada, con intensidad superior a la normalmente
aceptada. Para
lograr este fin, los puntos de luz se hallan generalmente suspendidos
del techo, o insertos en él. Dado que la calidad e intensidad de la
luz disminuye rápidamente
al aumentar la distancia a su fuente,
los techos altos requieren instalaciones de alumbrado
más intenso,
con el consiguiente aumento de los gastos.
76
Cuando se dispone de aire acondicionado
o buena ventilación,
los techos altos tienen poca justificación.
En los últimos tiempos, se
ha utilizado mucho el techo luminoso, que resulta especialmente
adecuado para las bibliotecas.
Consiste esencialmente
en planchas
o paneles de material traslúcido o con gran número de pequeñas
aberturas, suspendidos para formar un plano bajo el verdadero
techo y la instalación luminosa. La dispersión de luz resultante da
la apariencia de un techo resplandeciente
en toda su extensión. A
los techos luminosos suelen incorporárseles,
por diversos métodos,
materiales absorbentes del sonido, existiendo un sistema relativamente nuevo de pulverizar
el material de insonorización
sobre el
techo verdadero que se halla por encima del luminoso.
La idea del techo colgante ofrece otra interesante posibilidad
estructural.
Sea o no de material traslúcido, el techo en suspensión
proporciona
un espacio “muerto”
invisible, donde pueden situarse
a voluntad cables, conducciones e instalaciones eléctricas no recubiertas, sin perjudicar
al atractivo
de la biblioteca.
Estos techos
colgantes pueden ser de planchas opacas de muchos tipos, en fibra,
metálicas o minerales; pero los aparatos luminosos deben entonces
ser colocados a ras del techo, o suspendidos bajo él.
Para los techos de tipo más tradicional,
cabe utilizar innumerables materiales, desde el hormigón hasta la madera, el yeso y los
diversos tipos de paneles de fibra y minerales.
Sectores especiales
Ciertas dependencias exigen materiales de características especiales.
Así, las paredes de los lavabos deben ser resistentes a la humedad,
y los suelos han de ser impermeables
y estar provistos de desagüe.
Un buen material
para las paredes de estas dependencias
es el
azulejo esmaltado. Los sótanos, especialmente
aquéllos donde se
almacenan: libros, deben hallarse totalmente
impermeabilizados
y dispuestos para prevenir o absorber la condensación.
(Ésta se
tiene en cuenta normalmente,
junto con la calefacción y el acondicionamiento
de aire; en todo caso, el nivel de humedad es factor
importante
cuando se trata de locales en que se han de almacenar
libros y equipo.)
Las actividades
de una biblioteca
deben incluir exposiciones,
para atraer la atención y el interés del público. A menudo se incluyen en el edificio dispositivos, en forma de tabiques o paneles
de corcho, madera, tablero de fibra, tejido, etc., a los que el
material de exposición puede ser sujeto sin dañar la superficie de
la pared propiamente
dicha. Esos paneles, dispuestos donde puedan
ser fácilmente vistos por el público que entra, sale o pasa junto a la
biblioteca,
serán de gran utilidad.
77
EQUIPO
MECÁNICO
Alumbrado
Siendo la lectura la principal actividad en la biblioteca, una iluminación apropiada es de suma importancia.
En general, se considera
preferible una luz uniforme y sin sombras, pero en algunos casos es
posible obtener un ambiente más íntimo sin reducir demasiado la
intensidad de luz necesaria para leer.
Aunque arquitectos,
bibliotecarios
e ingenieros luminotécnicos
no se hayan puesto de acuerdo en cuanto a la intensidad luminosa
deseable para una biblioteca
y compatible
con una razonable
economía, todos parecen reconocer que debe haber al nivel de las
mesas una luz uniforme de 480 a 590 lux, o de 45 a 55 bujías pie.
Los puntos luminosos, ya sean incandescentes
o fluorescentes,
deben estar en el techo, excepto cuando no se disponga de clectricidad, y repartidos
con la mayor uniformidad
posible sobre las
diversas zonas. Esta distribución
produce menos resplandor
que
unos pocos puntos de gran brillo colocados con amplios intervalos.
(El techo luminoso del que se habló anteriormente
es un buen
ejemplo de una dispersión adecuada de la luz.)
La iluminación
de las estanterías de depósito constituye un caso
especial. Cuando se utiliza luz incandescente,
existen tamaños y
formas especiales de pantallas para evitar que deslumbre a las
personas que circulan por los pasillos y lograr que la luz llegue
hasta los estantes más bajos. La iluminación
fluorescente en los
pasillos entre estanterías da buen resultado, con una sola fila de
lámparas con pantalla a lo largo de cada pasillo.
El alumbrado
en vestíbulos, escaleras y demás espacios no utilizados para la lectura o el trabajo de despacho puede ser reducido
en intensidad hasta unos JOO ó I I o lux ó IO bujías pie.
Conviene instalar un interruptor
central que permita apagar
todas las luces del edificio desde un solo puesto, evitando una
pérdida de tiempo y esfuerzo a la hora del cierre.
En los lugares donde la falta de electricidad
obliga a utilizar el
petróleo, ha de cuidarse de situar las lámparas de modo que se
obtenga el máximo reflejo de las paredes o techos cercanos, que por
esta razón deben ser de color claro y textura lisa.
Calefacción y acondicionamiento de aire
En la mayoría de los países, las condiciones climáticas requieren el
empleo de calefacción o aire acondicionado,
o de ambos, a fin de
conseguir la comodidad y bienestar deseables en la biblioteca.
Un
edificio helado o con un calor sofocante anularía los esfuerzos
realizados para ofrecer una biblioteca
verdaderamente
atractiva,
78
y los posibles usuarios desertarían de ella, prefiriendo
otros lugares
más confortables.
Hay algunos factores básicos que merecen estudiarse. Al llegar a
la selección del equipo más conveniente para el edificio en proyecto,
han de tenerse en cuenta tres puntos principales : seguridad, eficacia
y economía. Todos ellos son importantes.
El coste de la calefacción y del acondicionamiento
de aire puede
ser excesivo si no se hace bien la selección del equipo inicial. El
grupo que se encargue del planeamiento
debe examinar los puntos
siguientes : 2 Tiene el sistema propuesto la capacidad adecuada para
calentar o refrigerar el edificio sin esfuerzos anormales? ;Es práctico desde el punto de vista del combustible?
iPermite
emplear el
más económico de la región? 2 Exige cuidados excesivos? 2 Se dispone de los servicios y técnicos necesarios para su funcionamiento
y conservación?
iCuántos
años durará la maquinaria
sin ser
reemplazada?i
Es el sistema adecuado para atender a las ampliaciones del edificio? ~ES seguro o está sujeto a frecuentes interrupciones? 2Se trata de un sistema plenamente probado o se halla en
período experimental?
iCuáles son los riesgos que supone?
Cuando el presupuesto lo permite, y si se dispone de personal
competente,
lo preferible es un sistema automático
con la temperatura regulada mediante un termostato. Si el edificio es bastante
grande, esta regulación
deberá ser posible por zonas, en parte
porque las diversas secciones pueden necesitar diferentes temperaturas, y también por razones de economía, pues ciertas dependencias pueden no calentarse más que cuando se utilizan. Además de
la regulación de temperatura,
la de la humedad es un factor importante para la conservación de los libros y elementos del equipo
sujetos a deterioro.
Para la eficacia del servicio, es preciso tener en cuenta las posibilidades de obtención,
conveniencia,
coste y limpieza del combustible. Es absurdo instalar un sistema de calefacción basado en
el gas natural
donde no es posible obtener
dicho gas; esta
aclaración puede parecer obvia y hasta resultar risible, pero cosas
semejantes han ocurrido en la práctica. Por tanto, se debe adoptar
la instalación que consuma el combustible
más abundante
y fácil
de obtener en la región. Cuando cabe elegir, han de evitarse los
combustibles grasos, así como los fumígenos.
De un modo general, pueden utilizarse
combustibles
sólidos,
líquidos y gaseosos, además de la electricidad.
Los más comúnmente utilizados
son: sólidos: madera, carbón y coque, turba;
líquidos: aceite pesado, petróleo; gaseosos: gas natural, gas envasado; instalación eléctrica : resistencias, radiadores.
79
Ventilación y aislamiento
Hemos de mencionar ambos factores, porque afectan a la calefacción y acondicionamiento
de aire y porque, en las regiones donde
este último no es práctico por el alto precio de la electricidad,
la
ventilación
ha de sustituirlo.
En todo lugar cerrado en el que se reúnen cierto número de
personas es preciso renovar el aire con frecuencia.
Una sala de
reuniones llena puede necesitar hasta diez cambios de aire por hora,
y cuatro una sala de lectura de biblioteca.
El método más sencillo
para conseguir ventilación
es, desde luego, el situar las ventanas de
modo que se produzcan
corrientes, obteniendo
así la ventilación
por medios naturales. En algunas regiones, este medio de ventilación es tan importante
que la ventaja de situar la biblioteca
al
nivel de la calle debe ser sacrificada a la de colocarla sobre pilotes,
disposición que aumenta la corriente de aire no sólo a través del
edificio, sino también bajo el suelo’.
Otro método de ventilación
es el uso de ventiladores
eléctricos,
más eficaz si se proyectan como parte integrante del edificio.
Toda forma de ventilación
que hace penetrar aire del exterior
introduce polvo, que perjudica a los libros y aumenta el coste de
conservación del edificio. Por ello, si el proyecto incluye un sistema
de ventilación,
habrá que hacer un estudio sobre el polvo existente
en la región, e incluir en los pliegos de condiciones
los filtros
apropiados.
Los filtros electrónicos
de aire, más caros, pueden
ahorrar dinero a la larga, al reducir el coste de conservación del
edificio y de los libros.
Antes de calcular la capacidad del equipo para calentar o refrigerar un edificio, los técnicos han de determinar el factor “pérdida
de calor”. Esto supone el estudio de los materiales que hayan de
utilizarse en la construcción y su capacidad relativa para absorber
y conducir el calor y el frío. Es éste un factor importante
para la
economía en el funcionamiento
de toda biblioteca,
pues que la
excesiva pérdida de calor por paredes o cubiertas mal construidas
o aisladas puede significar una pesada carga, tanto por el coste inicial de la instalación de calefacción como por los futuros gastos de
combustible.
Existen muchas maneras de modificar
el efecto del
calor sobre las superficies del edificio, mediante la reflexión de los
rayos solares por el uso de colores claros y materiales con un alto
índice de reflexión, tales como las placas de mármol blanco en el
tejado, o los paneles de metal; la construcción de dobles paredes,
con una cámara de aire en medio para evitar el paso del calor y el
frío; y el uso de diversos tipos de capas o agregados aislantes, colocados sobre o dentro de las paredes y techos. Cualquiera
que sea el
procedimiento
elegido, el coste suplementario
de aislar adecuadaI. Un
80
ejemplo
interesante
lo hallamos
en la Biblioteca
Central
de Accra
(Ghana).
mente el edificio resultará sobradamente
amortizado
por la disminución en los presupuestos de calefacción y acondicionamiento
de aire, y reducirá proporcionalmente
los gastos anuales de funcionamiento.
Comunicaciones
Las frases “eficiencia funcional”
y “servicio eficiente” se han usado
a menudo para describir los fines de la biblioteca
moderna. Sin
embargo, la eficiencia tiene diversas definiciones en las diferentes
partes del mundo. En ciertas regiones predomina
la despreocupación y el vivir sosegado, mientras en otras la sociedad exige modos
más dinámicos y complejos. Por ello, una biblioteca “eficiente”
en
un país puede ser considerada en otro como ineficaz. En general,
toda biblioteca
puede considerarse eficiente y lograda si responde
a las necesidades y se adapta al modo de vida de la comunidad a la
que sirve. Y, de hecho, tal conformidad
debe ser considerada
esencial, puesto que ningún servicio público resulta adecuado si no
se adapta al ambiente y es, por tanto, incómodo para sus usuarios.
Por ello, las comunicaciones
pueden ser lentas y sin complicación
en algunas bibliotecas,
mientras en otras han de ser rápidas y extensas. La primera necesidad, en materia de comunicaciones,
es el
teléfono, que facilita al público el contacto con la biblioteca y sus
servicios, permitiéndole
solicitar información,
reservar libros, organizar reuniones allí, etc. Además, la misma biblioteca
podrá así
extender sus actividades rápida y fácilmente, sirviéndose del teléfono para utilizar los servicios de otras bibliotecas de la región.
Si la importancia
de la biblioteca
lo justifica, deben instalarse
teléfonos interiores en los diversos departamentos
o dependencias del
edificio. Enedificios todavíamás grandes, puedeinstalarse
unsistema
independiente
de comunicación
interior para acelerar el trabajo
de los empleados.
El mejor de esos sistemas lo constituyen
los
teléfonos interiores en las mesas de los empleados más importantes,
o en puntos clave del edificio. Si tal sistema no resulta factible por
el momento, sería conveniente incluir en los planos las conducciones
para su instalación en el futuro. Esta anticipación
ahorrará gastos
y evitará el trabajo de ocultar el cable cuando sea instalado.
Los sistemas de comunicación
interior combinados con altavoces
han demostrado su utilidad
para transmitir
programas de radio
dentro del edificio, ofrecer audiciones musicales y dar avisos de
interés general.
Aunque el tema aparezca aquí tratado superficialmente,
ha de
concedérsele la mayor atención al proyectar
la biblioteca.
Un
sistema de comunicaciones
adecuadas, dentro del edificio y con el
exterior, desempeñará un importante
papel en los servicios proyectados para el futuro. Por ello, en éste como en los demás aspectos,
es esencial proyectar a largo plazo.
81
Medios de transporte
En las bibliotecas de un solo piso, no existe transporte vertical. Esto
supone un ahorro, pues ascensores y montacargas
son de costosa
instalación,
cuidado y funcionamiento.
Sin embargo, en los edificios de varios pisos resultan esenciales. En países donde se dispone
de suficiente mano de obra y su coste no es muy elevado, el movimiento vertical de libros y equipo puede no necesitar de ascensores.
Pero donde las remuneraciones
son muy crecidas, las bibliotecas
funcionarán
con poco personal, y el empleo de un ascensor resultará económico. Dado el cambio continuo en las condiciones de
vida, será conveniente
que el equipo de planeamiento
incluya la
caja para futura instalación de un ascensor, aunque ésta no parezca
necesaria al proyectar el edificio.
Los ascensores y montacargas
eléctricos son preferibles
a los
accionados a mano. El procedimiento
más sencillo para trasladar
libros de una a otra planta es el de la carretilla que puede llevar un
centenar o más de libros y que puede introducirse
en el ascensor.
El ascensor debe ser entonces de tamaño suficiente para acomodar,
al menos, una carretilla de libros y una persona.
Cuando el presupuesto es reducido, cabe preguntarse si no es un
lujo un ascensor del que se podría prescindir. Constituiría,
sin embargo, un serio error el omitir dispositivo tan importante
sin considerar, al menos, lo relativo al coste de su instalación presente o
futura. Pueden hacerse presupuestos independientes
que muestren
tanto el coste de la instalación
inicial como el de la reforma que
supondría en fecha posterior la misma instalación.
Sin esas cifras
exactas de coste, no cabe formular
un juicio objetivo sobre ese
punto, a base del presupuesto de que se disponga. En toda biblioteca que haya de funcionar con personal reducido, la labor cotidiana de reintegrar a su puesto los libros, de piso en piso, en múltiples montones, es tan fatigosa que obliga a pensar seriamente en la
instalación de ascensores.
Fontanería
En la mayoría de los países, la ley prescribe un mínimo de instalaciones sanitarias y fija las normas que deben observarse en su colocación. El equipo de planeamiento,
y especialmente el arquitecto,
deben conocer las leyes y reglamentos pertinentes.
Si la reglamentación
local no exige instalaciones
sanitarias y
estos servicios van a ser omitidos en la construcción
inicial, el
equipo de planeamiento
deberá estudiar las necesidades de espacio
y desagüe necesarios para su instalación futura. Donde el público
esté acostumbrado
a disponer de lavabos y grifos de agua potable,
tal instalación se hace imprescindible.
Donde su uso no es corriente,
82
el incluirlos en la nueva biblioteca puede contribuir
a fomentar el
progreso en la localidad.
La eficacia del servicio puede aumentarse instalando grifos para
la limpieza en cada planta del edificio, así como en las salas de
catalogación
y otras dependencias
en las que se realiza trabajo
“sucio”, y una cocina con fregadero donde los miembros del personal puedan preparar comidas ligeras. Debe también pensarse en
la instalación de lavabos independientes
para el personal, que no
dejará de preferirlo.
Dado que el reemplazar materiales de fontanería de inferior calidad resulta caro, especialmente
cuando se necesitan trabajos de
excavación, el empleo de los mejores que puedan conseguirse suele
suponer a la larga un gran ahorro. Donde son frecuentes las bajas
temperaturas,
las tuberías deben estar adecuadamente
aisladas.
Los diversos elementos han de seleccionarse por su facilidad de conservación, limpieza y resistencia al mal trato por parte del ptiblico.
Las paredes y suelos de los lavabos deben ser impermeables,
y los
suelos irán provistos de un desagüe.
CAPÍTULO
MOBIEIARIO
IX
Y EQUIPO
Tratar desde el punto de vista técnico de principios y métodos en
materia de mobiliario
y equipo constituye por sí solo una especialidad y requeriría un volumen entero, por lo que no puede exigirse
del bibliotecario
que haya de ocuparse de la construcción
de un
edificio y la consiguiente elección de su equipo que estudie cada
detalle de fabricación.
Sin embargo, el bibliotecario
y las demás
autoridades
son quienes han de tomar las decisiones últimas,
aunque no realicen por sí mismos la selección; por ello, parece conveniente indicar aquí las diversas clases de este material y describir
las necesidades generales a que deberá responder.
La responsabilidad
en la selección y compra de los diversos
muebles y objetos que se necesitan en una biblioteca no acaba con
la instalación
inicial. El acierto en las decisiones se comprueba
muchos años más tarde, cuando los muebles y otros materiales han
soportado el uso normal. Ni la vigilancia y precaución más cuidadosa pueden, en efecto, evitar el desgaste que sufre todo edificio
público.
Por ello, una primera
consideración
al seleccionar
el
equipo más apropiado debe ser: icómo funcionará y cuál será su
aspecto dentro de cinco o diez años? Nada tan molesto y descorazonador como sentarse en una silla desvencijada, escribir sobre una
mesa coja o contemplar
el borde deshilachado
de una tapicería.
Sin embargo, así ocurre más de una vez, y un edificio admirable
parece una ruina a los pocos meses de su inauguración.
Como resultado, el personal de la biblioteca pierde su orgullo e interés por ella,
el público se aparta de sus servicios y la biblioteca
no cumple su
misión en la comunidad.
2 Cómo puede evitarse todo esto ? La solución obvia es confiarse
a expertos que estén debidamente
al corriente de las cuestiones de
mobiliario
y equipo.
La instalación interior de la biblioteca y la colocación del equipo
en los locales constituyen operaciones que deben proyectarse progresivamente,
en etapas sucesivas, a medida que se hacen los diseños arquitectónicos.
Solamente así puede obtenerse una armonía
lógica y lograr que todo el edificio funcione con la máxima eficacia,
con arreglo al programa previamente
fijado. Tan pronto como los
84
primeros bocetos de los anteproyectos
estén listos para su estudio
por el equipo de planeamiento,
debe empezar a pensare en la distribuciôn de mobiliario
y equipo. La colocación de las estanterias
y la disposición de los muebles y equipo deben ser estudiadas para
ver, mediante
diagramas,
si el público transita fácilmente, si la
vigilancia
es adecuada, si resultan suficientes las capacidades en
libros y asientos, y si otros importantes
aspectos del edificio y su
funcionamiento
son lógicos y eficientes. El bibliotecario,
o la persona encargada de la decoración interior, debe preparar una lista
de las necesidades contenidas en el programa y de los elementos
concretos del equipo, lista que consultará frecuentemente
para
asegurarse de que nada necesario ha sido omitido.
A medida que progresan los planos del edificio, se harán precisas o aconsejables ciertas rectificaciones.
Los cambios en la arquitectura impondrán,
naturalmente,
otros en la disposición interior,
y ambas deben progresar simultáneamente
hacia una meta común.
Es necesario vigilar
constantemente
la relación
entre la obra
arquitectónica
y la instalación interior. iQué lugares de trabajo y
armarios empotrados deberá prever? 2 Qué relación habrá entre el
emplazamiento
de las ventanas y los espacios interiores?
<Qué
alumbrado
artificial se necesita, y dónde? iCuál es el mejor tipo
de ventilación,
calefacción, acústica y materiales, en relación con el
trabajo y actividades
dentro del edificio? iHay suficientes tomas
eléctricas y telefónicas, y resultan accesibles? iPermite
el tamaño
de las puertas la introducción
de las diferentes partes del equipo?
2 Son las diversas dependencias de tamaño adecuado o, aún mejor,
de sobrada amplitud?
2Se ha previsto lo necesario con miras a la
futura expansión?
Éstas son algunas de las cuestiones que debe
tener constantemente
en cuenta el equipo de planeamiento,
y que
han de ser discutidas repetidamente,
a medida que se establecen los
planos y diseños. Finalmente,
tras lo que puede parecer un plazo
interminable
para el bibliotecario
no familiarizado
con los proyectos de construcción, surgirá un plan hacedero y que satisfaga tanto
las necesidades arquitectónicas
generales como las interiores derivadas del programa.
Entonces es cuando hay que proceder a la
selección de los elementos del mobiliario
y equipo.
Tres son los factores básicos que entran en la selección y especificación del mobiliario:
éste ha de ser funcional,
duradero
y
bello.
Funcional. Cada objeto ha de ser considerado en relación con el
uso a que se destina. Las mesas no serán demasiado oscuras, ni
reflejarán mucho la luz, para evitar la fatiga visual; las sillas y otros
asientos deben ser tan confortables como prácticos; los materiales
han de ser fáciles de cuidar; asientos, mesas y escritorios deben tener
la altura apropiada
para asegurar el máximo de comodidad;
el
equipo destinado a los trabajos de la biblioteca propiamente
dicha,
como las gavetas de archivos y ficheros, debe ser de las dimensiones
exactas para adaptarse a los materiales de tamaños normalizados
que se utilizan en una biblioteca;
han de evitarse las esquinas agudas; los extremos de las patas deben tener deslizadores para no
rayar los suelos, etc. Estas y otras características funcionales deberán
figurar en la lista detallada del equipo.
Una gran duración es, desde luego, esencia!, dado que no puede
pensarse en un pronto reemplazamiento.
El coste del mobiliario
y
equipo representará del I o al I 5% del presupuesto del edificio completo. Es preferible
adquirir
inicialmente
pocas piezas de mejor
calidad, y completarlas
más tarde, que comprometer
un presupuesto limitado con la compra de objetos de calidad inferior que
han de crear interminables
dificultades de conservación y reparación. Cuando, por inexperiencia,
se tengan dudas sobre la solidez
estructural de artículos del mobiliario y equipo, conviene averiguar
lo sucedido en bibliotecas donde los mismos fabricantes hayan suministrado instalaciones.
Es muy frecuente, sobre todo en las bibliotecas, el descuidar las
cualidades de diseño y estilo, lo cual da a la instalación una nota
gris y deprimente.
Ha de procurarse por todos los medios crear un
ambiente a la vez atractivo y armonioso. Esto solamente se logrará
mediante un cuidadoso estudio de la calidad estética del mobiliario,
de su relación con la concepción arquitectónica
del edificio y de la
que guardan las diversas piezas entre sí. La coordinación
de los
colores debe, naturalmente,
tenerse muy en cuenta, y el mobiliario
ha úe adaptarse a los tonos de los materiales arquitectónicos
seleccionados. La belleza del edificio y de su mobiliario
tiene suma importancia, pues la biblioteca es siempre símbolo de la madurez de
la comunidad
a la que sirve, y debe por ello ser testimonio de sus
más altas realizaciones culturales.
De un modo general, puede decirse que los muebles y equipo
necesarios se clasifican en tres categorías: a) material para la conservación y presentación económica y eficiente de los fondos de la
biblioteca,
es decir los libros y demás documentación;
b) material
necesario para que el público utilice esos fondos, en forma de lectura, examen, discusión, etc.; c) equipo técnico y administrativo
necesario para el funcionamiento
de la biblioteca
y el cumplimiento de sus fines.
ESTANTERÍAS
Es evidente que, en el programa de creación de
de los principales elementos, son las estanterías.
y construcción puede variar según los diversos
que se destinen y que pueden clasificarse como
86
una biblioteca, uno
Su tamaño, diseño
tipos de material a
sigue : libros, revis-
tas, periódicos, folletos, discos, películas cinematográficas,
mapas,
materiales microfotográficos.
Las estanterías se fabrican en madera o acero, y en secciones de
un metro, o tres pies, de largo, que pueden ir unidas formando
longitudes de cualquier múltiplo
de esas cifras. Segtín las necesidades, hay estanterías de frente sencillo o doble; generalmente,
pueden ser desarmadas, trasladadas o añadidas a nuevas secciones.
Las estanterías normalizadas
de sistema inglés se fabrican en tres
alturas: fLd1height (7 pies, 6 pulgadas, es decir, unos 2,2g m en
acero y 6 pies, IO pulgadas,
es decir unos 2,0g m en madera),
medium height (60 pulgadas, es decir, 1,53 m aproximadamente)
y
counter height (42 pulgadas o 1,07 m aproximadamente).
En el sistema métrico decimal, las alturas para estanterías de acero son
2,25
m y 2,50 m. Los anchos normales del anaquel son 8, ro y
12 pulgadas,
es decir, unos 20, 25 y 30 cm respectivamente.
Para
que resulten adecuados a la biblioteca,
todos los anaqueles deben
ser graduables verticalmente,
permitiendo
colocar libros de diferentes tamaños.
La flexibilidad
que proporcionan
las secciones normalizadas
con
arreglo a módulos es importante
para el futuro de la biblioteca,
pues la necesidad de estanterías crece a menudo rápidamente.
También
pueden hacerse necesarias nuevas secciones y, como
consecuencia inevitable,
un ajuste y reorganización
de las estanterías en todo el edificio. Esta posibilidad debe ser cuidadosamente
examinada en la etapa de planeamiento
del proyecto, para sacar dc
ella las oportunas conclusiones.
Estanterías de acero
Las características
materiales del acero ofrecen ciertas ventajas. Su
alta resistencia a la tensión permite que anaqueles, divisiones y
otros elementos tengan menor espesor, con el consiguiente ahorro
de espacio. No se comba ni agrieta con la humedad, la sequedad o
la vejez. Es, naturalmente,
inatacable
por los termes y otros insectos. La fabricación
en acero permite una gran precisión, de
modo que siempre es posible intercambiar
los elementos.
En cambio, el acero no presenta el aspecto agradable y el acabado de la madera, ni tiene el atractivo de sus vetas. Además, al
fijar las normas para el acero SCdebe tener gran cuidado de que las
planchas sean de suficiente calibre -0 grosorpara sostener el
peso que se les destina. Las chapas verticales deben ser, como mínimo, del calibre 16 (o,o5g8 pulgadas o x,5 mm), y los anaqueles
del 18 (0,0478 pulgadas o 1,2 mm). El diseño de los estantes debe
incluir las sujeciones adecuadas, y ha de especificarse que todos los
bordes metálicos a la vista deben ser suavizados o redondeados,
pues de lo contrario pueden dañar a los usuarios y ser causa de
destrozos en los libros. Cuando se tenga el propósito de convocar
concurso de proveedores, habrá que indicar otras normas detalladas de construcción,
que pueden ser obtenidas de cualquier fabricante acreditado.
Dos son los tipos básicos de estanterías de acero : el corriente, con
paneles verticales provistos de ranuras, y el de montantes verticales.
El tipo corriente lleva paneles de soporte verticales colocados a
intervalos
de I m (3 pies), con ranuras, a distancias de 2,5 cm
(1 pulgada)
desde la base hasta la cima, de modo que pueden
colocarse los anaqueles en cualquiera de las ranuras, separándolos
o acercándolos a voluntad. La principal desventaja de este modelo
es que los anaqueles no pueden tener mayor anchura que la del
panel vertical, pues de otro modo resultaría una antiestética fila de
estantes, cuyas afiladas esquinas salientes representarían
además un
peligro. Si es posible prever la anchura máxima de los futuros
estantes, podrán encargarse paneles de amplitud
suficiente para
permitir la instalación de los anchos de estantería deseados.
El sistema de montantes, más comúnmente
usado en las bibliotecas, consiste en utilizar
vástagos verticales
de 5 centímetros
(2 pulgadas) cuadrados de sección con una base de 50 ó 55 centímetros (20 ó 22 pulgadas), que permite su colocación en el lugar
deseado. Estas piezas verticales, o pies de estanterías, van situadas
a intervalos de I m (3 pies) y provistas, por dos o los cuatro lados,
de ranuras en las que se enganchan las sujeciones de los estantes;
haciéndolo
sobre los lados opuestos del montante
se obtienen
estanterías seguidas de doble frente. Esos estantes pueden también
ser fácilmente graduados en altura. La ventaja de este tipo de estantería es que permite usar estantes de cualquier ancho, y reemplazarlos por otros de distinta medida, si fuese necesario, sin alteración
de aspecto ni utilidad.
Se fabrican estanterías de acero de un solo piso en secciones o
elementos de I m (3 pies) de largo y 2,50 m (7 pies 6 pulgadas)
de ancho, que permiten colocar siete estantes por sección. Pueden
también conseguirse otras alturas normalizadas,
como I 50 y I 05 cm
(60 y 42 pulgadas). Estas alturas menores se utilizan generalmente
para libros infantiles o para secciones de exposición y clasificación,
en las que la capacidad en libros tiene menor importancia.
Los anchos normales de las estanterías son 20, 25 y 30 cm (8, IO y 12 pulgadas), aunque pueden obtenerse también
para periódicos
en
anchos de 40 y 45 cm (16 y 18 pulgadas).
El uso de estanterías de varios pisos, con “puentes”
metálicos
para el acceso a los superiores, amplía considerablemente
las posibilidades
del arquitecto,
tanto para la instalación
inicial como
para el auge venidero. Un método económico de construir el edificio previendo la futura expansión de las estanterías es el de dar a
las dependencias
que han de contener libros alturas de techos
88
suficientes para la colocación
de estanterías superpuestas,
aun
cuando la instalación
original no las incluya más que de un solo
piso. Con ese tipo de estanterías, la separación es de 2,25 m (go pulgadas) de piso a piso. Al planear tales estanterías, para un futuro
más o menos inmediato,
hay que tener en cuenta el aspecto iluminación, porque la luz procedente de los puntos luminosos situados
en el techo, no llegará a los anaqueles más bajos. Por ello, hay que
colocar al nivel de cada piso la iluminación
propia adecuada.
Estanterías de madera
Las estanterías de madera no difieren de las de acero en función ni
capacidad. Si se construyen en madera de buena calidad, bien seca
y curada, serán de larga duración. En las secciones donde las estanterías se hallan muy a la vista, como sucede con las abiertas adosadas
alapared, losanaquelespararevistasylasinstalacionesde
exposición,
la madera da un aspecto cálido y una riqueza que el acero no puede
ofrecer, aun cuando los fabricantes empiezan a venderlo en amplia gama de colores. Las estanterías de madera se construyen en
secciones de I m (3 pies), con frente sencillo o doble, y en 205, 150
y 105 cm (82, 60 y 42 pulgadas de alto). Como en las de acero, los
anchos corrientes son 20, 25 y 30 cm (8, IO y 12 pulgadas).
Accesorios para estanterh
Existen numerosos accesorios para facilitar el empleo tanto de las
estanterías de acero como de las de madera, y para hacer frente a
necesidades especiales. He aquí algunos de los más comunes:
especiales para revistas y periódicos. El tipo de
Bastidores y estantedas
estantería de revista más común contiene anaqueles en rampa para
la presentación de los últimos números y, bajo ellos, otro horizontal
sobre el que se colocan los ejemplares atrasados sin encuadernar.
Las estanterías para periódicos se componen de soportes con muescas en los que los periódicos se suspenden verticalmente
por medio
de varillas y pinzas.
Estanterías divisoras. Provistas de soportes de separación rígidos para
la colocación vertical de libros delgados, folletos, revistas sin encuadernar, carpetas de correspondencia,
películas, discos, etc.
Soportes laterales y de otros tipos para libros.
Sujetadores de etiquetas con jines de identijcación. Se colocan generalmente al final de cada fila de estanterías, para indicar su contenido
por materias o números de orden. Existe otro tipo que se sujeta a
89
los anaqueles de las estanterías por medio de pinzas, para indicar
las obras que contiene cada anaquel.
Tablillas auxiliares escamoteables, para consulta. Van sujetas a la cara
inferior de los anaqueles corrientes y se deslizan fácilmente sobre
rodillos o correderas con rodamiento
de bolas. Suelen colocarse a
altura de mostrador, para permitir
la conveniente
utilización
de
obras de gran volumen.
Mesas de estudio individuales. Diseíiadas para encajar en cualquier
sección de estantería normalizada.
Pueden tener patas e ir colocadas dentro de una sección a la que se han quitado los anaqueles
más bajos, o bien ser del tipo de enganche, que se sujeta a los
soportes verticales de la misma manera que los estantes.
Unidades de almacenaje comfiacto basculantes o deslizables. Se utilizan
donde el espacio es limitado. Grandes cantidades de libros, correspondencia, folletos y otros materiales pueden almacenarse compactamente en ellas.
Capacidad de las estanterías
Al calcular la capacidad en libros y las necesidades de estanterías
para una biblioteca,
se dispone de algunas normas y cifras que
pueden servir de guía. Cabe utilizar fórmulas más completas y
y complejas; pero cuando se trate de una pequeña biblioteca, las que
siguen serán, en general, suficientes.
En primer lugar, es preciso conocer la magnitud de los fondos
presentes y calcular la futura cantidad
de volúmenes para un
período de al menos veinte años. En este cálculo de los fondos futuros entrarán diversos factores, tales como la posible donación de
colecciones privadas, el presupuesto anual de compra de libros, el
número de los que quedarán fuera de catálogo por efecto del uso,
etcétera. La cifra totalasí resultantedebeserindicada
en el programa,
como necesaria para el proyecto inicial y la decisión sobre el
tamaño del edificio.
Para calcular la superficie de piso dedicada a almacenaje
de
libros, se ha establecido
como promedio
razonable
la cifra de
160 libros por metro cuadrado
(15 libros por pie cuadrado).
En
condiciones presupuestarias
extremadamente
limitadas, puede utilizarse una cifra de hasta 20 libros por pie cuadrado, pero esto representa el máximo compatible
con la circulación y el conveniente
acceso a las estanterías.
Al determinar
las necesidades lineales de estantería, la cifra base
es de 23 libros por metro (7 libros por pie), como capacidad plena
en estante separado. Esta cifra disminuirá
en el caso de libros
90
-- iAlturas
corrientes
z
0
Q
Madera-205
Metal-225
t
40
t- 1
I- 6o+i -
50
i
::
-:
-
-
135
155
P
t
Poro
estantes
de 20
Disposición
cm
típica
Poro
ertonter
de
25
cm
Para
estantes
de
30
cm
de estanterías
9’
mayores, técnicos o de referencia, y por el contrario será casi el
doble para los delgados libros infantiles. La estantería de altura
máxima con un solo frente contiene 7 anaqueles; por tanto una
sección de I m admitirá, en los 7 anaqueles de su altura, 160 libros.
Una sección de 3 pies admitirá unos 150 libros. La estantería de
doble cara duplica, naturalmente,
las cifras dadas para las de un
solo frente. Una simplificación
de estas cifras nos da los totales
siguientes : Estantería de un solo frente, altura máxima : I 60 libros
por metro medido en el suelo (50 libros por pie medido en el suelo) ;
estantería de doble frente, altura máxima:
320 libros por metro
medido en el suelo (1 OO libros por pie medido en el suelo).
En estanterías más bajas, las secciones de 150 cm (60 pulgadas)
tienen 5 estantes, y las de 105 cm (42 pulgadas) altura de mostrador, 3 estantes. Las anteriores cifras son para la plena capacidad de
las estanterías. El ideal al proyectar una biblioteca
es calcular la
capacidad de las estanterías para su utilización
al 50% de carga,
pues cuando los estantes se llenan más del 75%, se hace difícil
disponer los libros de manera adecuada.
CAPACIDAD
DE
LAS
EsrAwrERfAs
PARA
Los
DIVERSOS
TIPOS
DE
LIBROS
-
Libros
Obras
por
de género
IlOVdCSCO
Otras obras en general
Técnica
y ciencia
Medicina
Derecho
Revistas encuadernadas
Promedio
general
8
7
6
5
4
- 5
7
-
26
23
56
49
184
160
g8
368
yzo
8
8
20
16
‘3
42
35
28
138
115
92
84
70
56
276
230
184
IO
10
8
25
25
230
lo-12
25-30
320
-
-
16
23
-
35
50
115
---
160
112
70
100
-____
20
20
20
Estanterías construidas en la localidad
Los bibliotecarios
han sufrido a menudo desagradables sorpresas
con las estanterías construídas en el mismo edificio o en las ebanisterías locales. En ocasiones, éste es el medio lógico de adquirirlas,
pues algunas bibliotecas
se hallan demasiado lejos de los fabricantes especializados.
Los gastos de transporte
pueden ser prohibitivos, y no será posible disponer de los instaladores de la fábrica.
Además, los ebanistas locales pueden tener mano de obra calificada
92
y confeccionar
las estanterías a un precio mucho menor que el
pedido por los fabricantes.
El principal inconveniente
de la construcción local es que a veces
falta la extremada precisión de las estanterías hechas a máquina,
con la consiguiente
imposibilidad
de intercambio
de anaqueles,
adición o supresión de secciones y compra futura de nuevos componentes. Además, los materiales usados en las fábricas están meticulosamente preparados, y tratados para protegerlos contra la desecación, la humedad y el calor y para darles la resistencia adecuada
al alabeo, agrietado y otras causas de deterioro.
Es importante
no olvidar ciertos puntos al dar las normas para
la construcción de estanterías en la obra o por ebanistas locales:
I. Toda la madera debe estar bien seca, al aire o en hornos, y sus
superficies perfectamente
barnizadas para evitar la acción de la
humedad.
2. La madera debe ser limpia y no presentar defectos, nudos, etc.
3. Las piezas de madera utilizadas,
tanto para montantes como
para anaqueles, deben tener el grueso suficiente para soportar
durante muchos años la pesada carga de los libros sin abarquillarse, torcerse o ceder. Generalmente
debe exigirse un grueso
mínimo de 25 mm (7/8 ó I 3/16 de pulgada).
4. Las superficies deben ir acabadas con barniz de muy buena
calidad, o un equivalente,
para su conservación.
El sistema adoptado deberá permitir
un fácil ajuste vertical de
todos los estantes. El más empleado en las bibliotecas es el de orificios en los soportes verticales, a intervalos de 2,5 cm, empezando
a 15 cm del suelo y terminando a otros 15 del extremo superior. En
ellos se introduce
una clavija para sostener el estante. Las caras
inferiores de los estantes deben ir rebajadas, de forma que pueda
entrar la clavija y evitar que resbale. Los orificios deben hallarse
exactamente
a la distancia fijada en los soportes, de modo que los
anaqueles estén nivelados.
Los ejes de los soportes deben ir espaciados exactamente
I m
(3 pies). Si al final de la pared contra la que se colocan las estanterías sobra un determinado
espacio, conviene dejarlo a uno de los
extremos en vez de distribuirlo
entre las estanterías. Los estantes
tendrán una longitud
uniforme con una tolerancia
máxima de
3 mm. Es muy importante
que los anaqueles, sean intercambiables
tanto entre las estanterías actuales como en las futuras.
No es difícil encontrar en el comercio tirantes metálicos que ajustados a los soportes, permiten graduar verticalmente
los estantes.
Estos tirantes de metal van provistos de estribos para soportar los
estantes. Aunque no tan fáciles de manejar como las clavijas, pueden ser más económicos que el trabajo de precisión necesario para
abrir los orificios en los soportes.
Los soportes de estantes (clavijas o estribos) no deben ir a más
93
de 5 cm de los bordes anterior y posterior de aquéllos, pues, de lo
contrario, los estantes podrán volcarse con el peso de los libros.
La altura normal de las estanterías de madera, en las secciones de
libros para adultos, es de 2 IO cm (84 pulgadas),
con zócalo de
15 cm (6 pulgadas)
o de 205 cm (82 pulgadas)
con zócalo de
IO cm (4 pulgadas).
Si se usa como remate una moldura, ésta debe
ir hacia la parte superior mejor que hacia abajo, pues en este caso
obstruiría parcialmente
la abertura del último estante. La estantería de pared no necesita respaldo. De hecho, una pared de mampostería aparente o de yeso pintado constituirá un fondo agradable
para los libros. Cuando, por condiciones especiales, sea preferible
poner un respaldo, bastará con un tablero de chapa o aglomerado.
El respaldo permitirá
afirmar estanterías que no han sido adecuadamente ensambladas.
Acabado de las estanterías
Los métodos de acabado varían bastante, según se trate de madera
o de acero, sobre todo en cuanto a la preparación
de los diversos
tipos de superficies para recibir las capas finales. El acero debe
estar limpio y libre de herrumbre
y grasa; la madera, convenientemente tratada e impermeabilizada.
La capa final para el acabado puede ser barniz, laca, esmalte, etc., aunque los acabados
duros son, indudablemente,
los más resistentes. En la madera se
usan a menudo acabados naturales para acentuar la belleza de las
vetas. Con este fin, se utiliza a veces aceite 0 cera penetrante, que
dan un aspecto suave y una notable profundidad
al tono de color.
Hasta hace poco tiempo, los colores vivos para estanterías de
acero sólo se conseguían
a precios muy elevados. Los colores
corrientes eran grises o verdes sucios, ye1 aspecto de las filas de
estantes
en esos tonos resultaba tristón. Hoy se utiliza una amplia
gama de colores vivos.
MESAS
Pocas cosas son más molestas para el lector que una mesa con superficie de trabajo insuficiente o de una altura incómoda. Las dimensiones de la mesa son, pues, importantes.
El lector de un solo libro
de tamaño normal casi no tiene necesidad de mesa; pero al lector
que utiliza volúmenes grandes o pesados, o trabaja con varias obras
a la vez y toma notas, le es indispensable
disponer de superficie
adecuada. Algunas de las mesas pueden ser lo bastante grandes
para acomodar a varios lectores a la vez, pero es necesario también
disponer de mesas de estudio individuales
para quienes deseen
aislamiento
y concentración.
A menudo, los espacios de estudio
94
individuales
dispuestos entre las estanterías, pueden servir para
este fin.
Los tamaños de las mesas han sido generalmente
normalizados,
con un ancho de go cm (36 pulgadas), considerado suficiente para
dos lectores sentados uno frente a otro. Este ancho aunque suficiente
en una biblioteca pública normal, se aumenta en bibliotecas universitarias y de investigación.
Las longitudes varían (véase el diagrama) según el número de lectores deseado y el espacio disponible
en la sala de lectura. A menos que exista una razón definida para
encargar mesas de un cierto tamaño, al proyectar la disposición de
una sección de lectura puede considerarse que esas medidas normalizadas satisfacen las necesidades.
La mayoría de las mesas de lectura se construyen de madera,
aunque se han instalado algunas excelentes con elementos de metal.
Los tableros deben ser resistentes, fáciles de limpiar
y con una
superficie que refleje poco la luz. Si en la biblioteca
se permite
fumar, serán resistentes también a las quemaduras. Es preferible la
mesa sin tableros laterales, porque deja más sitio para las rodillas.
No obstante, el eliminar
tal sujeción hace necesario un tirante
central o una unión de pata a tablero extremadamente
fuerte, e
incluso ambos. Antes de aceptar una mesa sin refuerzos laterales
para la sala de lectura, hay que estudiar detenidamente
su construcción y solidez. Las mesas deben ser lo bastante firmes para
evitar toda vibración
cuando se utilizan para escribir a mano o a
máquina.
Los apoyos de las mesas suelen ser patas, o tableros macizos a
cada extremo y, para mesas muy largas, en puntos intermedios.
Patas o tableros deben estar provistos de tornillos de ajuste, para
nivelar la mesa en suelos desiguales. El material de estos apoyos
puede ser el metal, soldado o atornillado,
o la madera, de suficiente solidez o tamaño para tener la resistencia necesaria. Las
tuercas o cabezas de tornillo a la vista son una tentación para
gentes malintencionadas.
La introducción
de guías metálicas en la
madera, por medio de taladros, asegura una construcción
firme y
sólo una mirada experta descubrirá ese artificio oculto, que prolongará la vida de la mesa.
Los tableros deben ser de muy buena fabricación para que no se
deformen ni agrieten. Los tableros de madera maciza son más
baratos pero menos duraderos, pues suelen alabearse en sentido de
las vetas. Por ello, los mejores tableros son los de chapa de madera
montada sobre un bastidor macizo. Este se hace encolando unas a
otras estrechas tablillas bien elegidas de álamo u otra madera dura,
muy compacta.
El bastidor macizo es después recubierto
por
ambos lados con finas hojas de chapa de madera con las vetas
colocadas al través. Todo el encolado se hace a gran presión.
Las superficies lisas que normalmente
llevan estos tableros para
95
que pueda escribirse sobre ellas son: a) chapa de madera bien
barnizada y acabada, con laca o barniz en caliente, o con aplicaciones de aceite de linaza cocido ; 6) linóleo debidamente
pegado
al tablero ; c) chapa de plástico (Formica, Micarta y otras) del tipo
resistente al fuego, pegada al enchapado de madera.
La altura de mesa para lectores adultos es normalmente
de
72,5 cm (29 pulgadas), y de 55 a 62,5 cm (22 a 25 pulgadas) para
niños. Si no pueden conseguirse las cómodas mesas sin tableros
laterales, la altura de las destinadas a adultos puede aumentarse
hasta 75 cm (30 pulgadas), para dar a las piernas el espacio necesario. Los pupitres para leer de pie tendrán una altura de g7,5 a
105 cm (39 a 42 pulgadas).
Tipos especiales de mesaS
Existe una gran variedad de tipos y estilos en mesas para bibliotecas, aparte las corrientes de lectura. Los catálogos de los fabricantes las describen con todo detalle; damos a continuación
breves
indicaciones
sobre los más frecuentemente
utilizados.
Las mesas de tablero inclinado, que pueden ser de frente doble
o sencillo, se utilizan frecuentemente
en las secciones de niños, para
la lectura de grandes libros ilustrados. También pueden utilizarse
en las de adultos, para acomodar libros de consulta muy pesados,
como diccionarios y catálogos.
Los catálogos del tipo del Cumulative Book Index, requieren mesas
especiales para acomodar su volumen y peso, con el fin de facilitar
su manejo y prevenir su deterioro. Ello ha hecho proyectar mesas
bastante complicadas,
pero útiles. El tipo más sencillo consta de
una superficie plana de 135 cm (54 pulgadas)
de ancho, como
mínimo, con uno o dos estantes de doble frente colocados en medio.
Si se instalan de un modo permanente,
las mesas para salas de
conferencias y reuniones son generalmente
de gran tamaño. Si se
desea poder utilizar
con otros fines el espacio de esas salas, se
emplean mesas con elementos plegables, ligeras pero fuertes, que
pueden ser dispuestas en diversas formas para acomodar el número
de personas necesario, y después plegadas y almacenadas.
Los soportes para atlas y diccionarios tienen una superficie inclinada, a altura de mostrador, para la consulta de aquéllos. Debajo
de este tablero van, generalmente,
estanterías escamoteables, para
otros materiales de tamaño excepcional,
del tipo de los grandes
atlas.
Pequeñas mesas auxiliares,
con lámparas 0 ceniceros completarán los grupos de muebles de lectura y serán muy útiles para
colocar pequeños efectos personales o libros. Deben ser de diseño
sencillo y con tablero de plástico u otro material resistente.
En casi todas las dependencias
del personal serán necesarias
96
---
--
r-l
r-l
II.._-._.--___
mesas de trabajo. Estas suelen ser parecidas a las corrientes de
lectura, y el plástico es también el mejor material para sus tableros.
El equipo de planeamiento
debe aprovechar
todas las oportunidades para colocar dispositivos de trabajo a lo largo de las paredes
de algunos de los lugares de actividad del personal. Estos dispositivos suelen componerse de un tablero continuo a lo largo de la
pared, con superficie de plástico. Encima pueden colocarse estanterías, que llevarán en su parte inferior los aparatos de iluminación.
Bajo el tablero se colocan alacenas, a intervalos que dejen sitio
libre para quienes han de trabajar sentados. Tales instalaciones
pueden reducir el número de escritorios y mesas de trabajo necesarios en las secciones de personal.
La biblioteca
tiene a veces instalaciones al exterior para la lectura o el descanso. Las mesas y otros muebles que en ellas se utilicen
deben ser plenamente
resistentes a la intemperie,
lo bastante
fuertes para soportar un desgaste extremado y no deben necesitar
ser guardados durante las noches o si hace mal tiempo.
SILLAS
Son tan diferentes los tipos, estilos, materiales y modos de construcción de asientos, que es imposible dar más que una idea general de
este tema en relación con las necesidades de una biblioteca.
La
selección y especificación
de los asientos depende básicamente de
dos factores: diseño y construcción.
El diseño supone algo más que la mera apariencia.
Una silla
convenientemente
proyectada debe tener la comodidad requerida
para su especial función, sea ésta el descanso, la lectura, el trabajo
de despacho o la audición. Inclinación
y altura, contornos, ángulo
del respaldo, son algunos aspectos del buen diseño. Un buen
asiento de biblioteca ha de ser ligero y de fácil movimiento
y manejo. Si tiene brazos, serán lo bastante bajos o cortos para permitir que penetren lo suficiente bajo los tableros de las mesas.
Cuando las sillas pueden ser colocadas a lo largo de las paredes, las
patas de atrás deben sobresalir para evitar que el respaldo toque a
la pared. Los extremos de las patas han de ir provistos de deslizadores, o estar diseñados en forma que no rayen el suelo. Como
las sillas tienen que ser a veces almacenadas en un espacio reducido,
conviene elegir tipos plegables o encajables. Pequeñas carretillas
del tipo de las utilizadas
para los libros son el mejor medio de
transporte en tales casos. Las que permiten colgar las sillas en posición vertical son las más prácticas. Las butacas de reposo no deben
ser tan bajas o tan inclinadas hacia atrás que las personas de edad
tengan dificultades para sentarse o levantarse.
En general, el diseño debe ser sencillo, neto y desprovisto de
98
Diversos
tipos de elementos
para el servicio
de préstamo.
99
.._--
-._
.-
molduras, tallas y otros tipos de ornamentación
que requieren excesiva limpieza, reparación,
etc. La nota estética del diseño tiene
gran importancia
en los asientos de la biblioteca,
al igual que en
otras partes del equipo y mobiliario.
La biblioteca debe afirmarse
en todo momento como un adelanto cultural de la comunidad,
y
ha de dar al público una representación
del espíritu de inventiva y
creación. Los pliegos de condiciones para sillas y otros muebles
deben, por tanto, estipular que las consideraciones
referentes al
diseño tendrán igual peso que las de construcción a la hora de adjudicar los contratos. La solidez y el coste razonable, por sí solos, no
son recomendaciones
suficientes.
Los materiales para la construcción
de asientos varían grandemente, y a cada paso surgen nuevas técnicas con interesantes posibilidades.
Sin embargo,
las armaduras
y soportes de las sillas
están generalmente
hechos de madera, metal o plástico. Cualquiera
de estos materiales será aceptable si el diseño y la construcción son
buenos y si se aplica un acabado resistente.
Los asientos tapizados son una nota psicológicamente
acertada.
Actualmente,
en las bibliotecas
se hace gran hincapié en el ambiente familiar y, en efecto, son muchas más las personas que dedican horas de descanso a hojear publicaciones y a leer en la atmósfera
tranquila
y confortable
que tales asientos contribuyen
a crear.
Muchos bibliotecarios
pueden vacilar ante las dificultades de conservación de la tapicería, pero existen materiales de sorprendente
duración y fácil limpieza. El cuero y sus imitaciones plásticas son
un buen ejemplo. Sin embargo, no siempre son de aspecto agradable y tienen algunos inconvenientes
en cuanto a comodidad, pues
tan pronto son fríos al tacto como pegajosos y calientes. Hay numerosos productos sintéticos que tienen la misma duración, pero con
la suavidad y textura de los tejidos. Se trata de plásticos estampados como tejidos, o de verdaderos tejidos, pero de plástico u otras
fibras sintéticas de gran duración. En este último caso, tienen las
cualidades de aireación de los tejidos naturales. En la selección de
materiales de tapicería ha de atenderse a tres cualidades: u) resistencia a la abrasión o desgaste; 6) resistencia a las manchas y la
decoloración,
y facilidad de limpieza;
c) en las bibliotecas donde
se permite fumar, resistencia al fuego.
Como la tapicería puede encubrir multitud de defectos de construcción, ha de prestarse atención a lo que hay bajo ella. Los bastidores que reviste deben ser de madera dura, sin fallas ni defectos y
las juntas deben llevar tacos, o ir atornilladas
y encoladas, mejor
que clavadas. Los muelles deben estar sólidamente unidos al bastidor y bien encajados por ambos extremos. El material de relleno
debe ser de la mejor calidad, ya se trate de algodón, crin o espuma
de caucho. El preferible para uso corriente es la espuma de caucho,
pues conserva la forma original y la elasticidad
casi indefinida100
Típica instalación del depósito de libros en estanterías sobre montantes de
acero. Este sótano de techo alto permitirá
en lo futuro una ampliación
de
las estanterías. Biblioteca Pública de Charlotte y del condado de Mecklenburg, Charlotte,
Estado de Carolina del Norte (Estados Unidos).
101
Típica instalación
de anaqueles de acero divididos
en un departamento
audiovisual.
Véanse también los aparatos para la audición de discos. Foto
Remington
Rand Library Bureau.
102
Instalación
de espacio para trabajo individual.
Adviértase
a una sección normalizada
de la estantería. Foto Remington
Bureau.
cómo se ajusta
Rand Library
103
Interior acertado de una biblioteca.
Instalación central del catálogo, publicaciones bien presentadas,
mobiliario
confortable
y sencillo. Biblioteca
Central de Malmö, Suecia. Foto Stenberg’s Bilder.
‘04
Otra sala de lectura acogedora, luminosa,
amplia y sencilla. Estanterías
de libre acceso, asientos confortables y un catálogo de fácil acceso dan todo
su atractivo
a esta biblioteca.
Biblioteca
Pública de Oshawa, Ontario
(Canadá). Foto Hugh Robertson-Panda.
‘05
Una forma atractiva
de exponrr las publicaciones
periódicas. Biblioteca
Pública
de
Horsholm,
Zelandia
Septentrional. Dinamarca.
Foto Jesper Hom.
Carretilla
dc libros.
don Ltd.
106
para
Foto
el transporte
Sankey Shel-
Vista interior
de una biblioteca
modernizada:
Gordon, Estado de Georgia (Estados Unidos).
la Post Library
Foto Brcault.
de Fort
107
Ejemplo
de modernización.
Downers Grove Public Library.
dos Unidos).
108
Véase la biblioteca
primitiva
al fondo.
Downers Grove, Estado de Illinois (Esta-
mente, no alberga insectos o gusanos y, prácticamente,
no necesita
cuidados. Sin embargo, al fijar las condiciones para la espuma de
caucho debe precisarse que sólo se utilizará la de látex puro, pues se
fabrica en calidades inferiores, con un contenido parcial de greda,
que invariablemente
se desmorona con el tiempo, sufriendo el
material una pérdida de elasticidad.
Un tipo de silla muy apropiado es el que lleva cojines móviles de
espuma de caucho, cuyas fundas van provistas de cierres a cremalleras para el fácil cambio o limpieza. Existen tambien sofás equipados de un modo semejante.
La mayoría de los lectores prefieren asientos individuales,
pero
los sofás y otros asientos múltiples son útiles en ciertas circunstancias. Los sofás facilitan las conversaciones en grupo, a la vez que,
por su peso, son menos manejables por los lectores. La disposición
de los muebles debe ser más o menos constante, y los asientos han
de ser devueltos a su posición adecuada al fin de cada día, para
mantener un aspecto ordenado y cuidadoso. Un sofá por salón
sirve de guía para la más fácil ordenación de los muebles ligeros.
Es un detalle que puede parecer insignificante,
pero quien haya
observado la increíble mezcolanza del mobiliario
de una sala de
lectura al fin de la jornada, y los esfuerzos de los empleados para
volver a colocar los asientos en los grupos establecidos, comprenderá
la importancia
práctica de esos muebles fijos.
Los elementos de diseño y construcción
de un sofá son casi los
mismos que los de las sillas, pero con dos notas especiales: la primera, que como el mayor desgaste es el de los brazos, tanto si son
tapizados como de madera al descubierto,
es preferible encargar
sofás sin ellos; y la segunda, que son convenientes
los respaldos
bajos, para evitar las manchas y marcas grasientas en los lugares
donde se apoya la cabeza.
MESAS
DE
TRABAJO
En la medida de lo posible, deben ser de modelos e incluso de
tamaños normalizados,
se facilitarán así los cambios de colocación,
sin destruir la unidad del orden interno. Sin embargo, esta regla
no siempre podrá ser observada, a causa de las diversas exigencias
de trabajo que influirán en la elección.
Los tamaños límites normales de las mesas de trabajo varían de
75 a go cm (30 a 36 pulgadas) de ancho por 120 a rg5 cm (48 a
78 pulgadas) de largo. Las dimensiones de la sala o sección determinarán el tamaño o tamaños elegidos; pero no debe olvidarse que
una superficie de trabajo adecuada es importante
tanto para las
tareas de secretaría como de la biblioteca.
Pueden constar tan solo
de un tablero de trabajo o tener uno o dos soportes con cajones para
‘09
libros y objetos. Existen también suplementos laterales, para formar
un dispositivo en “L” que aumenta el espacio útil, o para colocar
una máquina de escribir junto a la superficie principal de la mesa.
Una vez decididos los soportes y suplementos en “L” necesarios
para las diversas mesas, se tendrá el cuidado de precisar si tales
unidades son para usar a la derecha o a la izquierda de cada mesa.
Muchas personas ven entorpecido su trabajo por un simple cambio
en la disposición de los objetos que las rodean. Estos últimos años,
se ha extendido
para este tipo de muebles la construcción
con
arreglo a módulos; los diversos componentes -tablero,
base, soportes, etc.- pueden ser seleccionados y dispuestos según las necesidades del usuario.
Los tableros son normalmente
de madera, con un acabado resistente de linóleo o plástico (véase “Mesas”, pág. 94). Los revestimientos superficiales deben ser a prueba de desperfectos y reflejar escasamente la luz. Los autores conocen el caso de una biblioteca en la
que se habían encargado para las mesas de trabajo tableros completamente
blancos. Al poco tiempo, todos los empleados se quejaron de dolores de cabeza. Los pupitres fueron entonces cubiertos
con hojas de papel secante verde y las jaquecas desaparecieron.
Este tropiezo pudo haberse evitado si el equipo de planeamiento
lo
hubiera previsto.
Los escritorios deben ser de construcción sólida, para resistir la
vibración causada por la escritura a mano o a máquina; habrán de
tener niveladores en los extremos de las patas para evitar el balanceo sobre los suelos desiguales.
Los soportes normalizados
ofrecen gran variedad de fórmulas.
Los destinados a máquinas de escribir llevan un dispositivo que
proporciona
una superficie para este fin, independiente
de la principal de la mesa, y permite guardar fácilmente la máquina cuando
no se utiliza. Debe comprobarse que la plataforma
destinada a la
máquina no transmite la vibración al escribir. Otros tipos de pedestales tienen cajones de diversas profundidades
y tamaños, a propósito para contener carpetas verticales, lapiceros, sobres, papel y
otros útiles de trabajo. Antes de elegir las mesas para los diversos
departamentos,
conviene aconsejarse de quienes hayan de utilizarlas, pues cada trabajo tiene sus peculiaridades,
mejor conocidas
por quienes lo llevan a cabo diariamente.
Finalmente,
antes de tomar la decisión definitiva
en cuanto al
tipo o fabricación
de las mesas, conviene examinar una muestra
terminada.
<Tiene una altura cómoda? iQueda espacio suficiente
para las piernas? Si se va a utilizar con frecuencia para conferencias, itiene el tablero vuelo suficiente para permitir que se le acerquen otras sillas? ;Se abren los cajones suave y silenciosamente?
iEstán sus elementos de trabajo dispuestos con eficiencia?
Aunque la construcción y acabado que exigen las mesas de traII0
bajo en general los necesita tambien la de préstamo, ésta es tan
especial e importante
que merece particular
atención. La mesa 0
despacho para el préstamo, factor capital en toda biblioteca,
debe
tener los elementos y la disposicion que mejor respondan a las particulares necesidades de la biblioteca a que se destina. Por esa razón,
los fabricantes las construyen en elementos normalizados
con arreglo a módulos, teniendo en cuenta las diversas funciones esenciales,
lo que permite una serie casi infinita de tipos y combinaciones.
Hay
elementos en ángulo, que hacen posibles dispositivos en “L” o “U”,
para sumar a los más sencillos en línea recta. Por su eficacia y
comodidad,
suelen preferirse estos despachos con altura para trabajar de pie. Las dimensiones de estos elementos ajustados a módulos (normas norteamericanas)
son aproximadamente,
75 cm
(30 pulgadas) de ancho por 65 cm (26 pulgadas) de fondo y g7,5 cm
(39 pulgadas)
de alto, aunque a veces se emplea una altura de
go cm (36 pulgadas).
Una vez instalados, los elementos quedan
unidos formando un solo mostrador con tablero y frente continuos.
Para comodidad
de quienes han de aproximarse,
el diseño debe
incluir un entrante para los pies a todo lo largo de ambos frentes.
Una parte del mostrador ha de tener menor altura, para uso de los
niños; o bien todo él la altura de 65 cm (26 pulgadas), que resulta
cómoda tanto para adultos como para niños.
Los elementos corrientes (véanse las ilustraciones.
pág. gg), son
los siguientes :
I. Paneles terminales
independientes,
aplicables a los extremos
descubiertos para mejorar su acabado.
2. Estantería
abierta con estantes graduables para objetos diversos, reserva de libros, etc.
3. Unidad para la devolución de libros, con abertura para su introducción
y espacio para una carretilla
con bandeja sobre
resortes.
4. Elemento en ángulo que permite instalaciones en “L” y “U”.
5. Unidad de recepción, con ranuras para fichas fácilmente accesibles y tablilla auxiliar escamoteable para aumentar el espacio
de trabajo.
6. Unidad abierta con espacio inferior para las rodillas de una persona sentada (en una banqueta o silla alta) y dos cajones, uno
de ellos con cerradura y departamentos
para el dinero.
7. Unidad para el préstamo de libros, con anaquel graduable y
amplio cajón que contiene departamentos
con bandejas para
fichas.
8. Unidad de almacenaje,
con puertas correderas y estanterías
graduales.
g. Puerta oscilante en doble sentido, para uso entre unidades
como cierre entre el mostrador
y la
0, más comúnmente,
pared.
III
IO. Carretilla con bandeja sobre resortes para utilizar con la unidad
de devolución de libros.
Aunque las necesidades son distintas en cada biblioteca,
se puede
dar por sentado que en la mayoría de ellas serán necesarias, al
menos una unidad de recepción, una abierta con cajón para el
dinero y una de préstamo o entrega de libros. Otros elementos, tales
como la unidad para la devolución
de libros y la de almacenaje
general, son convenientes, y su inclusión ayuda a la eficiencia del
servicio. Sin embargo, la importancia
de la biblioteca y la circulación de libros prevista determinarán
en gran parte los elementos
necesarios.
En ciertos casos -especialmente
en bibliotecas
de espacio y
actividad muy limitadosse utilizan mesas de préstamos pequeñas y de disposición compacta,
con altura para sentarse. Estas
mesas difieren apenas de las corrientes de oficina, pero los pedestales llevan accesorios propios de las necesidades funcionales del
préstamo; por ejemplo, un cajón con cerradura, otro con bandejas
móviles para fichas y una estantería abierta para libros. Los tamaños de los tableros de estas mesas varían de 75 a go cm (30 a 36 pulgadas) de ancho por 165 a 195 cm (66 a 78 pulgadas) de largo.
FICHEROS
Son una de las partes del equipo que ofrece más dificultades
de
diseño y construcción, debido a las muy precisas tolerancias necesarias para que las bandejas tengan el adecuado encaje y sean
intercambiables,
y a la solidez poco frequente que ha de poseer
este fundamental
elemento del equipo. El fichero está sujeto a un
uso y desgaste más constante que cualquier otro elemento de la
biblioteca,
pues los lectores abren y cierran las bandejas sin cesar,
y a veces las dejan caer al suelo. Por ello, los ficheros son costosos y
hay que poner un cuidado especial en su elección y compra.
Existen en gran variedad de tamaños, que dependen del número
de bandejas. Los de tamaño medio pueden ajustarse a módulos;
generalmente,
constan de elementos con 5, IO ó 15 bandejas cada
uno, apilados verticalmente
sobre la misma base. Además, pueden
llevar tableros auxiliares para anotaciones, unidos a las bandejas
o adquiridos como elementos independientes
de la serie ajustada a
módulos.
Las dimensiones corrientes de un fichero con ancho para cinco
bandejas, son aproximadamente
82,5 cm (33 pulgadas) de ancho
por 47,5 cm (rg pulgadas) de fondo, dependiendo
la altura del
número de filas de bandejas. Sin embargo, habiéndose comprobado la conveniencia
de que las bandejas de fichas no estén a
menos de 60 cm (24 pulgadas)
del suelo, ni a más de 150 cm
II2
(60 pulgadas) el número de filas accesibles se halla limitado a IO,
excepto en las grandes bibliotecas, donde se hace necesario sobrepasar esa altura máxima de 150 cm (60 pulgadas).
Autoridades
en materia de bibliotecas,
han subrayado el hecho
de que existe una marcada tendencia a calcular muy por lo bajo el
número de bandejas que habrá de necesitarse (Wheeler y Githens,
The Ameritan Public Library Building, pág. 459). El número de bandejas necesario viene determinado
por los fondos actuales, más los
aumentos calculados
generosamente
durante un período de al
menos 20 años. A esa cifra total, habrá de añadirse un número de
4 fichas por volumen, para cubrir los duplicados
que exigen las
referencias mutuas. Las bandejas de ficheros, diseñadas para contener fichas de 7,5 cm por 12,5 cm, tienen una longitud de unos
37 cm (142 pulgadas) -dimensión
interiory contienen normalmente de I ooo a I 200 fichas.
Las bandejas de fichero deben ser de construcción excepcionalmente fuerte. Ha de utilizarse madera dura, tratada cuidadosamente para evitar la dilatación
o el alabeo por los cambios de
humedad. Muchos fabricantes emplean técnicas especiales en ciertas partes (sobre todo en las piezas verticales) para dar a la madera
una mayor densidad, como precaución adicional. Las juntas deben
ir ensambladas y reforzadas para evitar que las bandejas se resquebrajen o se rompan al caerse. Han de colocarse varillas, sujetas a
rosca o enganche, para retener las fichas por el taladro y evitar su
mezcla. Además, se utiliza un bloque o chapa de metal deslizable
que mantiene las fichas verticales aunque la bandeja no esté llena.
El frente de cada cajón debe llevar un dispositivo para tener a la
vista una etiqueta;
y un tirador, preferiblemente
del modelo de
anilla, para evitar que la bandeja así sujeta, caiga si se tira de ella
hasta hacerla salir del fichero.
ARCHIVADORES
Además de las estanterías, son también necesarios diversos tipos de
archivadores.
Estos suelen ser de dos categorías : de archivado vertical y de archivado horizontal.
Pueden ser de acero o de madera,
siempre que cumplan con el importante
requisito estructural
de
que los cajones y bandejas estén provistos de un sistema eficaz de
suspensión con rodamientos, para permitir su fácil cierre y apertura
y evitar que basculen cuando están totalmente abiertos. Los folletos y otros materiales que se acumulan
en muebles de ese tipo
llegan a constituir un peso considerable, por lo que la fortaleza en
construcción y suspensión es factor muy importante
para la utilidad
y duración de todo archivador.
Los archivadores
del tipo vertical comprenden
desde los co-
-.....-l__-_l--
--
.-
rrientes de oficina, para papel de escribir en tamaño carta o más
grande, a los más complicados archivos para microfilm, con un dispositivo contra la humedad. Los archivadores ordinarios sirven, no
sólo para la correspondencia,
sino también para conservar documentación como folletos, recortes, etc. Los archivadores especiales,
como los de microfilm antes mencionados, son muebles más o menos
caros y complejos. Todos ellos deben reunir dos condiciones esenciales: estar construídos en forma que proteja su contenido del
polvo y ofrecer un sistema claro y visible para ordenar material
suelto y a menudo en mal estado.
Los archivadores horizontales son útiles para grandes materiales
planos que no deben ser enrollados ni doblados, como mapas, folios,
grabados, planos arquitectónicos,
etc. Pueden ser sencillos armarios con estantes excepcionalmente
anchos, o, mejor, con bandejas
o gavetas deslizables, que son también de gran tamaño en dos
dimensiones, pero de escasa altura. Las ventajas del archivador del
tipo de cajón, que permite manejar más fácilmente el material archivado, son el impedir la entrada del polvo y ofrecer, por ello,
mayor protección
para el material valioso. Los archivadores
de
acero normalizados
de ese tipo se fabrican en unidades ajustadas a
módulos que pueden ser colocadas unas sobre otras. Los tamaños
o módulos son: profundidad,
72,5 a I 13 cm (284 a 44Q pulgadas) ;
ancho 103,5 a 140,5 cm (40 13/16 a 55 5/16 pulgadas); alto, 3g cm
( 15 3/8 pulgadas).
Deben añadirse 15 cm (6 pulgadas) en la base, por comodidad
y para separar del suelo la última gaveta. Cada elemento contiene
normalmente
5 cajones horizontales. En algunos casos, puede darse
a los archivadores
múltiples un aspecto más agradable empotrándolos en las paredes, de modo que los frentes de las gavetas queden
al ras, o encerrando la parte superior y los costados en una estructura de madera u otro material adecuado. La única objeción a ese
sistema es que el número de cajones queda así fijo, y las futuras
adiciones serán imposibles o muy costosas, debido a la reforma
estructural necesaria para ensanchar el hueco de la pared o la caja.
BASTIDORES
PARA
REVISTAS
Al tratar de las estanterías, ya dijimos que comprenden anaqueles
para la presentación
y conservación de revistas. Sin embargo, en
ocasiones resulta preferible no colocar las revistas en las estanterías
con los libros. Para esos casos existen bastidores especiales, generalmente con anaqueles de exposición inclinados, que permiten presentar los nuevos números, y espacio para la colocación de los atrasados. Algunos bastidores tienen pequeños enganches graduables
que pueden sujetarse a los estantes en rampa para alzar la cabecera
"4
de las revistas de menor tamaño. Asi, todas ellas, grandes y pequeñas, se presentan a un mismo nivel. Un bastidor corriente para revistas mide 120 cm (48 pulgadas) de ancho por 150 cm (60 pulgadas) de alto y 57,5 cm (23 pulgadas) de fondo, y ofrece espacio
para exponer aproximadamente
35 revistas.
Los lectores desean a menudo consultar los números atrasados
del último año. Por esa razón deben hallarse próximos, lo que se
consigue mediante estantes especiales destinados a este propósito en
el bastidor mismo o alojándolos en los estantes corrientes accesibles
al público. Existe un tipo de bastidor para revistas con estante inclinado, tras del cual se colocan los números atrasados correspondientes a los últimos que se exponen.
Debe utilizarse un sistema claro y uniforme de etiquetas que,
además de facilitar la rápida localización
de cada revista, invite a
los lectores a dejarlas en su debido sitio una vez utilizadas.
BASTIDORES
PARA
PERIÓDICOS
Existen soportes para diarios acoplables a las estanterías corrientes
para libros, pero a veces es preferible tener los periódicos en bastidores independientes.
Uno de los tipos más comunes es la armadura rectangular
de poca altura sobre patas. Dos lados de ese
bastidor horizontal
tienen una serie de muescas en las que se colocan las varillas que sostienen los periódicos. Como los diarios así
suspendidos resultan antiestéticos, el bastidor puede colocarse en
una caja de suficiente profundidad
para ocultarlos. Los bastidores
corrientes para periódicos tienen g5 cm (38 pulgadas) de ancho por
70 cm (28 pulgadas) de fondo y 75 cm (30 pulgadas) de alto, y
pueden contener IO periódicos.
BASTIDORES
DE
EXPOSICIÓN
La variedad de tipos, tamaños y funciones de los bastidores y vitrinas de exposición es casi infinita. Algunas pequeñas bibliotecas exponen solamente libros, en cuyo caso la solución es relativamente
sencilla. Las vitrinas corrientes para libros, tanto del tipo que lleva
patas como del portátil que se coloca sobre una mesa, tienen estantes en rampa que permiten presentar los volúmenes a una altura
adecuada para las personas que pasan. Colocadas junto a un ventanal que dé a la calle, o en las secciones de lectura, estas vitrinas
pueden llamar la atención del público hacia libros nuevos de
interés general, libros relativos a temas de actualidad,
etc. La presentación acertada y atractiva de ese material, con cambio y re1’5
visión frecuentes para que no se convierta en algo trillado y consabido, puede ser una eficaz invitación
a visitar la biblioteca.
Muchas bibliotecas no se limitan a presentar libros al público;
exponen, por ejemplo, colecciones particulares
de sellos, grabados
raros o productos de artesanía local. Pueden utilizarse en tales casos
simplemente
mesas o bastidores normales de exposición de libros
adaptados a ese propósito, o bien vitrinas acristaladas del tipo de
museo, con cerradura e, incluso, con luz interior. Si se dispone de
fondos, es aconsejable adquirir, al menos, una vitrina de exposición
de ese tipo. Muchas veces los objetos que han de exponerse son
raros y valiosos, y sus propietarios,
muy justificadamente,
vacilarán
en prestarlos si no se les ofrece protección adecuada.
OBRAS
DE
REFERENCIA
En una biblioteca es imprescindible
disponer del pesado y voluminoso material de referencia que frecuentemente
utilizan los lectores,
debiendo arbitrarse los medios para hacerlo fácilmente asequible
y manejable y atender a su utilización
práctica sin desgaste y daño
indebidos.
Se incluyen en esta categoría los índices de revistas,
diccionarios,
catálogos de editores y libreros, atlas y otras obras
similares. Para un solo volumen pesado, como un diccionario,
bastará con un simple soporte para leer de pie o sentado, y mejor con
tablero en rampa. Para los atlas, se utiliza un modelo semejante,
con la adición de tableros auxiliares deslizables bajo el de lectura
para colocar otros volúmenes. Las colecciones de índices que comprenden numerosos y pesados volúmenes plantean mayores dificultades, pues son difíciles de manejar. Además, suelen ser irreemplazables, lo que hace más grave su deterioro. Una estantería comúnmente usada para estos volúmenes es la que consta de una mesa
plana o en rampa para la lectura, respaldada por uno o dos estantes
donde se colocan los tomos, de modo que se hallen lo más cerca
posible de la superficie sobre la que pueden ser abiertos y consultados. Así se reduce al mínimo el movimiento
de este pesado
material. Se ha arbitrado otro procedimiento,
que consiste en una
serie de estantes deslizables en los que se colocan los volúmenes.
Teóricamente,
esto elimina el transporte de los tomos, que sólo
necesitan ser abiertos o cerrados. Las indudables virtudes del sistema quedan en parte anuladas por lo cara que resulta la adecuada
construcción del dispositivo. Un tercer método es el que utiliza una
bisagra que se sujeta a la cubierta del volumen, permitiendo
así
moverlo de la posición vertical a la horizontal,
en la que se abre
para usarlo. Este sistema no resulta del todo satisfactorio por el
excesivo deterioro que la tensión de la bisagra causa a la cubierta
del libro.
116
CARRETILLAS
PARA
LIBROS
Por su utilidad en el transporte de grandes cantidades de libros a
través de la biblioteca,
es imprescindible
contar con un número
suficiente de carretillas. Éstas, ya sean de acero o de madera, deben
llevar topes de goma para evitar el desconchado de las paredes;
y rodamiento
de bolas, dos de ellos del tipo giratorio,
y todos con
goma en las superficies de las ruedas.
Dos son los tipos básicos: el de estantes y el de bandeja sobre
resortes. El primero consiste simplemente
en una serie de estantes
abiertos, en los que se colocan los libros para su transporte a los
lugares requeridos.
El de presión, utilizado
en las secciones de
devolución,
está formado, en síntesis, por un cajón sobre ruedas,
cuya parte superior es un estante montado sobre muelles. A cada
libro colocado en el estante, el peso obliga a éste a descender ligeramente, de modo que el nivel de los libros permanece constante.
Las medidas corrientes de carretillas para libros son las siguientes: pequeña, 36,5 cm (142 pulgadas) de ancho por 75 cm (30
pulgadas) de largo y go cm (36 pulgadas) de alto; grande, 36,5 cm
(r4+ pulgadas)
de ancho por IOO cm (40 pulgadas) de largo y
106,5 cm (429 pulgadas) de alto; de bandeja sobre resortes, 65 cm
(26 pulgadas) de ancho por 55 cm (22 pulgadas) de largo y 72,5 cm
(29 pulgadas) de alto.
Estas dimensiones corresponden
a los tipos más comúnmente
utilizados. Hay otros modelos de estantería abierta con dimensiones
diferentes, y las normas varían en los distintos países. Las dimensiones del tipo de carretilla deben fijarse al proyectar las medidas de
pasillos, puertas, etc. Los ascensores y montacargas deberán ser de
tamaño suficiente para acomodar las carretillas.
ALFOMBRAS
Instalando
las salas de un modo confortable se contribuye
a crear
en la biblioteca un ambiente acogedor. Felpudos y alfombras serán
muy útiles a ese respecto. No necesitan ser lujosos, y no deben en
modo alguno ser delicados ni en sus materiales ni en su color. Las
alfombras no solamente dan un aspecto más agradable
a las salas
de lectura, sino que sirven para decidir los distintos grupos de
muebles que se desea formar, y constituyen un medio discreto para
evitar que los lectores trasladen los asientos, alternando el orden de
la sala. Puesto que la sala principal
de lectura es generalmente
bastante espaciosa, el mobiliario
debe ser proyectado para formar
grupos armónicos, mejor que situado en mezcla indiscriminada.
El
uso de alfombras para cada uno de estos grupos les presta armonía
y los define como unidades independientes.
“7
Aunque el uso de moqueta que cubra todo el piso es a menudo
económicamente
imposible en secciones de lectura muy amplias,
puede constituir un detalle agradable en pequeñas salas y secciones
en las que se desea un ambiente tranquilo y familiar. Con el debido
cuidado, un buena moqueta del tipo comercial resultará poco más
costosa que muchas otras clases de materiales para suelos, tanto
para su instalación inicial como para su conservación. Sin embargo,
se debe tener gran cuidado en seleccionar las calidades mejores y
más duraderas
dentro del margen presupuestario,
pues ciertos
materiales y tipos duran mucho más que otros, aun siendo de un
coste semejante.
Las alfombras se fabrican de muchos materiales. En general se
tiene a la lana por el más duradero y resistente. Esto es sólo una
verdad a medias. Hay muchas clases y tipos de lana; y lo que determina la calidad de las alfombras con ellos fabricadas es la mezcla
experta de los necesarios para conseguir las deseadas características
de elasticidad, duración y resistencia al desgaste, grado de dureza
y solidez, fijeza de color, etc. La lana de vellón, o esquilada en vivo,
es superior a la que se toma de los animales sacrificados. Generalmente, dan excelentes resultados las alfombras de lana bien retorcida, si están bien hechas y tienen una trama resistente.
El uso del algodón se ha extendido mucho estos últimos años, pero
como material para alfombras no puede soportar los rigores de su
utilización en una biblioteca. Sus fibras tienen muy poca elasticidad,
lo que hace que el pelo se aplaste; además, por su textura blanda,
el algodón se ensucia más fácilmente que otras fibras, obligando a
un cuidado y limpieza constantes.
Desde hace algunos años se fabrican en gran número las fibras
sintéticas, y parece seguro que la experimentación
en este campo
continuará dando cada vez mejores resultados. Algunos productos,
bajo los diversos nombres de nylón, rayón, viscosa, etc., han dado
ya prueba de notables cualidades de resistencia y duración.
A
menudo la mezcla de esos diversos materiales combina las mejores
cualidades de cada uno, dando alfombras de excelente calidad. El
mayor inconveniente
de los materiales sintéticos de que hasta hoy se
dispone es su poca resistencia a las quemaduras. Los fumadores son
descuidados y, puesto que hoy son numerosas las bibliotecas que permiten fumar, ese factor debe tenerse muy en cuenta. Aunque no ardan, als fibras se funden fácilmente, dejando una antiestética huella
quenopuede borrarse. Sinembargo,
los laboratorios de investigación
prosiguen su labor y tal inconveniente
puede pronto ser vencido.
Otros tipos de alfombra que merecen consideración
son las de
cáñamo, junco y sisal. Con excepción de las de junco, son fuertes,
resistentes y fáciles de limpiar. Normalmente
se tejen en cuadrados
de unos 30 cm de lado, que se cosen después según el tamaño
deseado. Estas alfombras no toman bien los tintes, pero en su color
118
natural pueden lavarse con agua y jabón, no necesitan acolchado y
son muy útiles en ciertos espacios. Otras materias, como gruesas
fibras de lino, han sido también tejidas en alfombra con excelente
resultado.
A excepción de los tipos últimamente
mencionados,
las alfombras deben ir extendidas sobre un acolchado de mezcla de fieltro y
pelo, o de caucho. Tal protección
aumentará
la vida útil de la
alfombra hasta un cincuenta por ciento. El acolchado de mezcla es
más barato que el de caucho y perfectamente
adecuado. Normalmente, basta con los tipos de g5o ó I 200 grs. (32 ó 40 onzas).
La moqueta debe ser colocada por operarios expertos, para asegurar un acabado libre de pliegues o arrugas. Puede ir simplemente
clavada a lo largo de los bordes, pero es mejor, el sistema sin clavos
en el que finos listones de madera provistos de numerosas y agudas
puntas se sujetan al suelo en el perímetro del espacio que ha de
cubrir la moqueta. Ésta es después tendida contra las puntas para
asegurarla. Las puntas sobresalen lo suficiente para clavar y sostener la moqueta, sin llegar a traspasarla.
PERSIANAS
Y
CORTINAS
Con demasiada frecuencia se presta poca atención a persianas y
cortinas, cuando no se las ignora por completo debido a que tales
partes del equipo de la biblioteca se consideran como meros objetos
decorativos de los que no cabe preocuparse mientras haya importantes necesidades funcionales que resolver, Esta actitud es razonable en ciertos casos; pero la protección contra la luz solar directa
es una cuestión práctica, y hay ocasiones en que sólo puede resolverse mediante persianas o cortinas. No siempre es posible orientar
el edificio de modo que las superficies acristaladas queden en zonas
protegidas,
ni puede siempre el arquitecto lograr la completa protección del sol por medios estructurales.
Persianas y cortinas adquieren entonces vital importancia
para hacer agradables la lectura
y las condiciones de trabajo.
La luz solar directa puede ser regulada por muy diversos medios.
Cabe velarla completamente
y utilizar luz artificial en ciertas horas
del día o épocas del año. Las cortinas de corredera permitirán
hacerlo, si son de un material denso y adecuadamente
forradas.
También
pueden utilizarse persianas del tipo enrollado o venecianas. Otro sistema es el de permitir la entrada de la luz en todo
el edificio, pero velando los rayos directos del sol mediante el uso de
materiales traslúcidos. Una agradable solución la ofrecen los visillos, si son de tejido y fibra suficientemente
densos, pues no se
pierde la ventaja de los espacios acristalados ni las vistas al exterior, mientras se evitan a los ojos de los lectores los hirientes rayos
directos. Las persianas venecianas permiten suprimir la luz directa,
velarla o dejarla entrar, a voluntad. Su principal inconveniente,
ya
sean de madera o de metal, es que necesitan frecuente limpieza, y
esto, digase lo que se diga, consume mucho tiempo.
En general, cuando se trate de velar las superficies acristaladas,
bien sea con el fin de graduar la luz o por razones estéticas, deberán
tenerse en cuenta los factores siguientes:
I. Los tejidos deben ser fuertes, resistentes
al deterioro y a la decoloración por el sol; no serán fácilmente inflamables
(naturalmente o por estar tratados para resistir al fuego) ni propensos a
estirarse o mermar con los cambios de temperatura
y humedad.
2. Las cortinas deben ser confeccionadas
por personal especializado,
utilizando métodos, materiales y mano de obra que sean los mejores existentes en el mercado. Deben ir adecuadamente
emplomadas, y sus herrajes han de ser de la mejor calidad y lo
bastante fuertes para resistir el trato que puedan sufrir por parte
del público.
3. Por razones prácticas, debe evitarse el predominio
del blanco y
otros colores muy claros, a menos que el presupuesto de la biblioteca permita limpiar las cortinas dos veces por año, como mínimo, y cambiarlas
cada cuatro o cinco años. Los tejidos de
colores claros se manchan rápidamente
y, en muchos casos,
amarillean
con el tiempo.
EQUIPO
DIVERSO
Debe establecerse cuidadosamente
una lista de material diverso,
completándola
a medida que se piense en otras cosas necesarias,
aunque en principio puedan parecer insignificantes.
Muchos presupuestos de mobiliario
resultan insuficientes
cuando se hace la
instalación;
y hay que añadir objetos imprevistos a la lista de necesidades. He aquí algunos de ellos: ceniceros, salvaderas, paragüeros, papeleras, botiquín
de urgencia,
máquinas de escribir,
sumar y otras de oficina, aparatos de lectura y armarios para microfilm y microfotos,
lámparas,
equipo para los encargados de la
conservación
y limpieza,
herramientas
y maquinaria
de taller,
cacharros y tiestos para flores y plantas, percheros para abrigos,
sombreros y chanclos, caja registradora
(en grandes bibliotecas),
máquina
de pegar etiquetas,
máquinas
electricas para borrar,
equipo para marcar y rotular, equipo de fotocopia, armarios para
archivar
películas, aparatos de proyección
sonora y pantallas,
tocadiscos, bastidores para bicicletas, carpetas para mapas, multicopistas.
120
CAPÍTULO
MODERNIZACI6N
DE
X
Y ADAPTACI6N
EDIFICIOS
No es facil afirmar de antemano, de un modo general, si es mejor
construir un edificio nuevo o modernizar
uno viejo, pues intervienen numerosos factores locales : aspecto financiero,
propiedad
del edificio (se dispone ya de él o se trata de una donación), plazos,
emplazamiento
deseado, etc. Es evidente que proyectar un edificio
desde el principio
ofrece posibilidades
que no cabe encontrar en
uno viejo por la serie de limitaciones
que impone en cuanto a
espacio, materiales de construcción,
calefacción, fontanería, iluminación, etc. Sin embargo, numerosos ejemplos demuestran
que
una biblioteca
acogedora y funcionalmente
perfecta puede instalarse en un viejo edificio modernizado.
La perspectiva de establecerse en un edificio vacío, deteriorado
por el tiempo y el uso, produce con frecuencia impresión desalentadora al encargado de transformarlo
en una bella biblioteca.
Esa
mala impresión puede deberse, sin embargo, a la inexperiencia;
un
buen arquitecto no tardará en ensayar esquemas y trazar proyectos
que las deshagan. El hecho de que se trate sólo de modernizar
un
edificio ya existente no quiere decir que se pueda prescindir
de
establecer un programa. La necesidad de respetar la estructura ya
existente puede suponer mayor número de concesiones cuando se
trate de aplicar el programa
establecido,
pero el propósito,
las
relaciones funcionales y el espacio requerido son factores que influirán de un modo imperativo
en todas las decisiones, desde la
elección o aceptación de un edificio hasta los menores detalles de su
modernización.
La elección del edificio es una decisión inicial de la máxima importancia. En muchos casos, el edificio entrevisto es propiedad del
municipio
o bien ha sido ofrecido por un donante generoso. En
tales casos debe procederse con mucha cautela:
es mil veces
preferible rechazar un donativo hecho con las mejores intenciones
que aceptar un edificio que será un estorbo perpetuo
para la
prestación de un servicio bibliotecario
adecuado a la población.
Existen ciertos principios básicos en la elección de un edificio que
deben ser cuidadosamente
respetados en función del programa
establecido.
121
Primero: el emplazamiento
debe llenar los requisitos expuestos
en el capítulo dedicado a esta materia.
Segundo : el edificio debe tener la capacidad necesaria para que
se disponga del espacio preciso para la ejecución del programa o
debe poder ampliarse al mismo tiempo que se moderniza o en un
futuro próximo. Si la futura ampliación
dependiera de la adquisición de un edificio inmediato,
la compra o bien la opción para
llevarla a término debe realizarse antes de iniciar las obras de
modernización.
Tercero : el edificio elegido deberá tener en su cimentación
y estructura la consistencia necesaria para poder soportar el peso de
los libros y estanterías sin necesidad de obras importantes.
Los
materiales empleados en el edificio deberán ser examinados cuidadosamente por expertos a fin de comprobar
si se hallan en buen
estado. Esta inspección incluye la fontanería, la calefacción, ventilación, aire acondicionado
y los demás factores mecánicos. iSe
necesitará una nueva caldera para la calefacción? Si así fuere jel
sistema de conducción será suficiente o se necesitará instalar un
sistema completamente
nuevo? iBastan las cañerías e instalaciones
sanitarias para atender las necesidades de un edificio público? 2 Se
hallan los hilos de la instalación eléctrica bien aislados y en condiciones adecuadas para la reforma de la iluminación
y demás necesidades de electricidad?
iEstá el edificio en las debidas condiciones para su aislamiento térmico, de manera que pueda mantenerse con la necesaria economía la temperatura
interior?
;Son
fuertes, sólidos y llanos los suelos? CEstán bien conservados los
tejados y caso de no ser así, tienen la necesaria consistencia para
resistir una reparación
a precio razonable?
iSon sólidos los cimientos y están en buen estado? <Las vigas y los demás elementos de madera del edificio están libres de termes y de otros
insectos peligrosos?
Finalmente
debe adquirirse
el convencimiento de que será más económico remozar el edificio existente que
construir otro nuevo. A este fin deberá hacerse el cálculo comparativo, teniendo en cuenta no sólo el costo de la reparación
sino
también los gastos de conservación durante un período de veinte
años, del edificio modernizado
y de uno nuevo.
La determinación
de estos factores puede parecer difícil y complicada, pero la intervención
de un arquitecto o ingeniero competente, e incluso de un contratista
experimentado
facilitará
las
inspecciones necesarias. Si no ha sido llamado para formar parte
del equipo de planeamiento,
un arquitecto
es de todo punto necesario en ese momento, para someter un detallado informe sobre
los extremos expuestos al bibliotecario
y a las demás autoridades
que intervienen
en la realización del proyecto.
Una vez tomada la decisión de aceptar un determinado
edificio,
se estudiarán detenidamente
ciertas cuestiones que normalmente
122
son mucho más difíciles de resolver en una modernización
construir un edificio nuevo. Por ejemplo:
que al
Transformar la fachada. Es necesario hacerlo para darle un aspecto
acogedor, nunca monumental
ni imponente. Debe prescindirse de
toda ornamentación
innecesaria y ostentosa.
Posibilidades de adaptación. Cuando el edificio ya existente posee un
número excesivo de paredes interiores, éstas pueden sustituirse por
columnas y vigas metálicas que mantengan
la estructura y dejen
amplios espacios libres. Sólo se harán nuevas subdivisiones donde
sean verdaderamente
imprescindibles,
y aun en esos casos por
medio de tabiques, que hagan más sencillas y menos costosas las
transformaciones
futuras.
La entrada y la planta baja. Deben estar al nivel de la acera para
atraer a los visitantes y para facilitar el paso, especialmente
a las
personas de edad o enfermas. Tanto mejor si el edificio posee ya
esta condición. De no ser así, el arquitecto debe procurar lograrlo
mediante los cambios necesarios. Ningún arquitecto puede realizar
milagros, pero hará cuanto pueda si comprende cuán importante
es que sea fácil y cómoda la entrada.
Las salidas. Deben ser limitadas en número y fácilmente vigilables
para evitar la sustracción de libros. A ser posible conviene que sólo
la puerta principal sea accesible al público. Las demás salidas serán
las posteriores del edificio para el personal y acceso al muelle de
carga y las requeridas por las disposiciones relativas a incendios.
Esas puertas sólo servirán para “casos de urgencia”
y estarán dispuestas de manera que sean fácilmente vigilables.
La nivelación de los suelos. Debe ser tan uniforme como sea posible, a
fin de facilitar la circulación
de carretillas para el transporte de
libros y otros utensilios análogos. Un edificio con suelos dispuestos
en niveles diferentes plantea serios obstáculos al buen servicio de la
biblioteca.
Si el edajício com ta de varios pisos. Habrá de dotársele de medios para
el transporte vertical de libros, es decir de montacargas
o ascensores. Deberá preverse la instalación de éstos desde un principio si
se proyecta aumentar la superficie o el número de pisos en lo futuro.
Los servicios destinados al pdblico. En la media
estar instalados en el piso bajo.
de lo posible,
deben
Salas que tengan más de 4 ó 5 m (15 pies) de altura de techo. En ellas
123
pueden instalarse dos cuerpos de estanterías, en dos pisos de 2, IO m
de altura cada uno aproximadamente,
siempre que el suelo pueda
resistir la carga. Generalmente,
las disposiciones que regulan la
edificación exigen que el suelo tenga una capacidad de resistencia
de I ooo kilos por metro cuadrado (200 libras por pie cuadrado),
para recibir dicho peso.
Impermeabilidad. Es de suma importancia
para la conservación de los
libros tomar las medidas necesarias para proteger el edificio contra
la humedad; por tanto, al renovar ei edificio se incluirá en el proyecto to docuanto sea necesario para la debida reparación
del tejado, para evitar las goteras, así como los trabajos de albar’.ilería
que sean precisos.
Ventanas. Cuando las ventanas impiden la instalack’n de estanterías
que se consideran necesarias, y no se desea mantenerlas para que
desde al exterior se vea el interior de la biblioteca
o viceversa,
pueden cegarse hasta la altura de 2,15 m (7 pies) sobre el nivel del
suelo.
El proyecto de renovación interior del edificio, la instalación de los
servicios y la distribución
de secciones debe llevarse a cabo de
conformidad
con lo indicado en los capítulos anteriores.
Indudablemente,
acoplar los numerosos requisitos que un buen servicio
de bibliotecas exige en la actualidad
a las dimensiones y proporciones de un edificio ya existente es mucho más difícil que proyectar
una biblioteca
nueva. No es lo mismo construir un edificio conforme a un proyecto que adaptar un proyecto a un edificro ya
construído. No se trata simplemente de borrar una línea, variar una
distribución
con un toque de lápiz sobre un plano. Se precisa
mayor atención por parte del arquitecto y mayor originalidad.
Sin
embargo, si el edificio tiene dimensiones adecuadas puede afirmarse
que no se presentará ninguna dificultad
insoluble. Una colaboración estrecha y paciente entre los miembros del equipo de planeamiento, dará como resultado una biblioteca que responda debidemente a las necesidades de la comunidad a que se destina.
Ejemplos de modernización
Los edificios comerciales presentan mayores facilidades para ser
transformados
en bibliotecas
que los destinados a viviendas,
en
razón de que la mayoría de éstas se hallan distribuídas en pequeñas
habitaciones,
alcobas, etc., por paredes maestras.
Un ejemplo de readaptación
que planteó una serie de obstáculos
fue el de la Post Library, de Fort Gordon, en el Estado de Georgia
(Estados Unidos) biblioteca proyectada para el servicio de la guar-
nición y de sus familiares. Debía ofrecer a sus lectores obras de carácter general, una pequeña colección de libros de referencia, publicaciones periódicas, un espacio reservado a los niños, cabinas para
la audición de discos de gramófono y una sala de televisión y de
radio que al mismo tiempo podría utilizarse para la proyección de
películas cinematográficas,
reuniones y conferencias.
Además se necesitaba el departamento
para el personal y para
los operaciones técnicas y administrativas.
Los lavabos estaban ya
instalados. Se pensó en un servicio de extensión a base de sucursales,
pero sin bibliobús.
El edificio destinado por la autoridad militar a este iin era una de
las barracas de madera de una sola planta que se fabricaron a millares durante la segunda guerra mundial. Estaba en bastante buen
estado. Se concedieron fondos para la realización
de los trabajos
siguientes: a) nuevo pavimento
de vinilo o de caucho; b) acondicionamiento
del techo con material
de insonorización;
c) instalación de luz fluorescente a fin de obtener el mínimo necesario de
480 lux; d) instalación
de aire acondicionado;
e) adquisición
de
todo el mobiliario
nuevo, así como de las estanterías y demás componentes del equipo; f) repintado de todo el interior.
La limitación
de los fondos disponibles impedía extender las reformas a la estructura y paredes, así como a la mayor parte de los
demás elementos del edificio. Las dificultades
mayores fueron la
disposición de las estanterías, para dar cabida a 18 ooo libros aproximadamente,
y la instalación de la sección de préstamo en condiciones que permitieran
una buena vigilancia.
Se colocó la mesa de
modo que el bibliotecario
divisara todas las estanterías, el espacio
destinado a la lectura de libros y revistas y, merced a pequeñas
ventanas, la sección dedicada a la audición de discos de gramófono.
Además, el tráfico desde los tres accesos posibles también podía ser
vigilado.
En cambio, hubo que renunciar a la vigilancia
del departamento
infantil y sala de conferencias, pero el tráfico en esa
parte del edificio había de ser reducido. Una vez terminada,
la
biblioteca quedó funcionalmente
bien instalada en un local agradable y acogedor, mereciendo las alabanzas de cuantos la visitaron.
En Burlington,
en el Estado de Carolina del Norte (Estados Unidos), población de 24500 habitantes, puede verse otro ejemplo de
éxito en la adaptación
de un edificio antiguo. Esa vez, el edificio
transformado
había sido construído para oficina de correos 1. Era
un edificio rectangular
de mampostería,
por suerte con muy pocas
paredes maestras en el interior. La adaptación
se hizo gradualmente, a medida que se dispuso de los créditos necesarios, y sin dejar
de prestar servicio al público.
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y ampliación
de un viejo edificio típico del estilo Carnegie. Situada en un terreno que hacía esquina, la biblioteca primitiva
de dos pisos, dejaba
espacio suficiente para construir dos alas de planta baja adicional por
ambos lados del viejo edificio. El nivel de los suelos se levantó en
éste, a causa de las inundaciones y para ponerlos a la misma altura
que los nuevos. Las dos fachadas laterales que dan ahora a las dos
calles son modernas y acogedoras I.
En el libro titulado Swedish Public Libraries in Pictures, Bengt
Hjelmqvist
da numerosos e instructivos
ejemplos de readaptación
de locales para transformarles
en bibliotecas. Merecen señalarse la
transformación
de una de las casas situadas en un bloque de viviendas y la forma en que una parte del edificio de un ayuntamiento
se
ha convertido en biblioteca.
En todos los países hay ejemplos de adaptación y modernización
de edificios al servicio de bibliotecas.
Unos son éxitos, otros son
fracasos. Pero muchos fracasos se deben a defectos de planeamiento,
cuando los medios de que en potencia se disponía eran suficientes.
En toda readaptación
o modernización,
un planeamiento
cuidadoso es la clave del éxito.
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GRAY,
~01.8,
KJ~LSETH,
CUADRO
I
r
I
I
I
I
I
I
CUADRO
ft.“,f
m
sq. ft.
mz
cu. ft.
m3
DE
EQUIVALENCIAS
sentado
normalizadas
Mesas de préstamo:
‘3’
15
2
50
100
de un funcionario:
MEDIDAS
PARA
BIBLIOTECAS
Libros por metro cuadrado de
espacio de estantería
Libros por metro cúbico de
espacio de estantería
Libros por metro de espacio
de muro
Libros por metro de estantería a doble cara
I
60
70
164
328
(25 pies cuadrados).
g,33 metros cuadrados
( IOO pies
de equipo de biblioteca
de acero :
de madera:
Mesas de lectura:
DE
por cada 2,33 metros cuadrados
Espacio de despacho
cuadrados.
Estantería
Estantería
2,54 centímetros
(cm)
o,3g37 pulgadas (in. o “)
o,o3g37 pulgadas (in. o “)
30,48 centímetros
(cm)
3,28 pies (ft. o ‘)
o,og2g metros cuadrados
10,763g pies cuadrados
0,028 metros cúbicos
35,3 14 pies cúbicos
cm
Libros por pie cuadrado
de
espacio de estantería
Libros por pie cúbico de espacio de estantería
Libros por pie de espacio de
muro
Libros por pie de estantería
a doble cara
Alturas
Equivalencia
in. 0 w
pulgada
centímetro
milímetro
pie
metro
pie cuadrado
metro cuadrado
pie cúbico
metro cúbico
Un lector
EQUIVALENCIAS
Abreviatura
o símbolo
Unidades
I
DE
2 250 y 2 500 mm (7,5 pies).
I ooo mm (3,5 pies) [altura de
1500 mm (5 pies) [altura para
2 0828 mm (6 pies IO pulgadas)
adulto].
73,66 cm (29 pulgadas) [para
55,88 cm
(22 pulgadas) [para
1,00 m
(39 pulgadas) [para
84 cm
(33 pulgadas) [para
mostrador].
niño].
[altura para
adultos].
ninos].
adultos].
nihos].
Acabado
exterior, 6I--68, jo-74
interior, 64, 74-7 j
Acacia Koa, 63, 64
:2cceso al edificio, I 7, 10,22,
26,5 I,
12, 62, GJ, 67, 123
:\ccra (Ghana), Biblioteca Central,
66
Biblioteca de Referencia,
6.5
.\crro, 6g, 70, 72
~\conclicionamiento
de air,, 48, r>I ,
57, 58, 78--7g,80,8 1
.\cústica,
22, 57, 75, 77
&se Modrrnizaci6n
Adaptacií>n:
cle edificios
.\dole,
71, 75
:iercnción : vke Ventilación
Ahorro de espacio, 56-J7
i\irc acondicionado:
;vkse Acondicionamiento
de aire
Aislamiento,
80-81
-4lbaIiilería,
61-68, 71-72
illraciones
metálicas, 70, 72, 74
Alfombras,
76, I 17-11 c)
Alumbrado,
76-78, I o I
Aluminio,
70, 72
Ambiente : véase Estética
Ameritan
Library
AssocintioIl,
4.5,
59
Ampliación
: véase Expansión
Anaqueles:
véase Estanterías
i2nteproyectos,
30-3 I, 34, 35-36
Architectwal Record, 58
Archivadores,
I I 3-r 14
folletos, 1 13
horizontales,
114.
mapas, I I z$
niic~udiln~a, 1 14, I 20
pelicúlas, 120
vrrticales,
I 13-1 14
Archivos de historia local, 44-45
Area: véase Espacio
Armarios : v&se Archivadores
Arquitecto,
30-37, 49, 5 I, 58. Gn,
7585, 122, 123
decorador,
30-38, 39, 49, .!11>
Artes gráficas : vk/.Fe Exposiciones
Asbestos, 76
Ascensores, Ig? 48, 82, 123
véuse tanhh Montacargas
Asfalto, 75
Asientos tapizados, x00-101
Asociaciones patrocinadoras,
4I
Atlases, 96, I I6
Audiovisua.les,
medios y servicios,
14, 15, 16, 24, 45, q0, 87, 102,
120
Automatización,
I4
Autoridad
administrativa,
3 I-33’
35-36,39,4o>
4I>42
Azulejos, 70, 7I, 77
Baldosas : véa.re Azulejos
Bastidores, I 14-116
bicicletas,
I20
exposiciones,
I I j-I I 6
.
.I
pubhcacloncs
perlodlcas,
<‘1g,
114-115
JSibliobusrs, 16, 18, 29, ,r,2
Bibliotecario,
17, 30-33, 37-41, 44:
47948, 60, 85,g2, 121
equipo de planeamiento,
33, 36,
38
Bibliotecas
‘33
escolares, 57
moviles, vtase Bibliobllscs
sucursales, 16
universitarias,
4;. 57
Borradores eléctricos, I 213
Botiquín,
120
Burlington,
Carolina del Norte
(EE.UU.)
biblioteca
modernizada,
121
Cacharros y tiestos, I 20
Cálculo del presupuesto,
5%5g
Calcfa.cción, 78.-;g
espacio, 48
C:lntina, 29, 48, 83
Capacidad de las estanterías. 4,-,-46,
90,92
Características
del surlo. 52
Carretillas
para libros, 82, 106,
Control:
véflre Vigilancia
Cooperaciún
entre bibliotecas,
44,
45, 57
Corbusicr,
Le: &sr Le Corbusier
Corcho, 73, 76, 77
Correos, 57
Cortinas, x 1g-1 20
costos
edificio, 39, 55-59
emplazamiento,
53-j4
mantenimiento,
60, Gg
metro cuadrado, 5g mobi!isrio
y equipo, 39, 8ii
Cúpula geodésica, 74
Charlotte,
Carolina del Norte
(EE.UC.)
Biblioteca
Pública de Charlotte
y del Condado cle Mecklpnburg, frontispicio
11;
Catalogación,
23, 29, 56
Catálogos, 22, 23, 24, 38, 49 104,
105, 112-114
Caucho, 75, 76, I xg
espuma, 100
Celosías : véase Persiallns
Cemento, 70, 71
Ceniceros, 38, 120
Cimientos, 52
Ciprés, 73
22, 23. 37
Circulación
interior,
Cocina : véase Cantina
Cojines, 100, II0
Colegios: véase Escuelas y colrgios
Colores 2.J96 >.J
98 > 75, 86, g4
dase tanzbiln Pintura
Combustible,
7g
Comunicaciones
: v&e Sistema dc
comunicaciones
Concreto : véase Hormigón
Conferencian tes, 4 1-42
Conferencias : &.re Salas de rruniones y conferencias
Consideraciones
generales, I s- I 6
Construcci6n
comité, 32
materiales, 60-83
nlociular, jo, 76
Consulta : u&e 1irfcrrnri:r
Dallas,
l’exas
(EE.UU.),
Biblioteca Pública, 68
Decorador:
céase Arquitecto
decorador
Departamentos,
IG
extensión, 15-16, 23, 24, rg
niños, 18, 24, 56-57
préstamo, 22, 24, 46, 58, 106
procesos técnicos, 23, 29, 47-48,
4% 56
referencia,
12, 23, 24
Depósitos de libros
iluminación,
78
sótano, 52
viase también : Estanterías
Diarios: véase Periúdicos
Dimensiones
edificio, 45-48, 55-59
emplazamiento,
52-53
Director de la bibliotrcn : v&:nce
Bibliotecario
Discos, 1j, 45
Diseños, 84
Divisiones interiores
elementos de soporte, 123. 124
móviles, 76
Donaciones,
go, I 2 I
Downers Grove, Illinóis (EE.UU.),
Modernización
de la Bibliote-
( lontrntista,
l)rel~;~.jî:
::Ci
ca,
108,
125-126
Z&W lmpermrnbilidad
Ecorsc. \\‘aync County,
(EE.UU.)
Biblioteca
Pública. 20
Electricidad:
aéuse Aíumbrado
Elementos estructurales
aparcntcs,
65
Emplazamiento,
17, 18, 22, 34, 35,
50-54
costo > 53-54
dimensiones, jn-jj
Empleados : Gase Personal
Enchapado,
70, 74
Entradas del cdiíicio:
&nre :kccso
al edificio
Equipo
de planeamiento,
30-38, 39, 44.,
45, 49, 85, 98, ‘22
diverso, I 20
mecánico, 78-U:;
oécw también Mobiliario
y equipo
Escaleras, 19, 24, 48
Escuelas y colegios, 51
bibliotecas,
57
publicidad,
42
Esmalte de porcelana,
72
Espacio
circulación
interior,
22, 48
edificio, 17, 20, 21, 58
estacionamiento
de vehículos, I 8,
50, 53
cstunterías, 45--46, go -g I
exposiciones,
15, 17, 23, 2g
instalaciones
mecánicas, 4ü
lectura y hojear libros, 22, 24,46,
58
libros, 45-46, 58
mobiliario,
4g
niños, 18, 24, 56657
personal, 29, 47-48, 58
22, 24,
publicaciones
periódicas,
106
relaciones espaciales, I T-29, 41)
reuniones, 15, 48
servicios administrativos,
23; 25,
4.8, 56
servicios comunes diversos: 24,48
trabajo individual,
94-95, 103
Estacionamiento,
18, 5o, 53
Estanterías, 22, 23, jo, 86-94, IOI
acabado, g4.
accesorios, 89-90
¿Lcc’ro, üp8g.
101,
102
almacenaje compacto ba~ulante
o deslizable, go
capacidad, 45-4.6, go, g2
color, g4
construcción
local, 32-9 1
clc varias secciones, 88
dimensiones, g I
divisorias, 89, 102
madera, 89, g2--g4
Am tumbién Depósitos dc libros
Estética, 17, 37, 49, 72, 83, 100
Estilo arquitectónico,
jg
Estructura,
70, 72
12stuc0, 74
Etapas del planeamiento,
30
Expansión, 53, 70, 122
Exprrto
en edificios para I~ibliolrcas, 33-35
honorarios,
34
Exposiciones
bastidores, I I r>~-I I 6
espacio, 15, I 7, 23, 2g
paneles, 77
salas de preparación,
2~3,4:;
Extensión, servicios dc, 1j-rG,23.2g
Fachada, 15, 17, ,jf. 12:)
Felpudos, I I 7
Fibras sintéticas, I 18
Ficheros, 1 12-1 13
dase también Catálogos
Filtros electrónicos de aire, 80
Flexibilidad
del edificio, 14, I 7, 70,
123
Folletos, 24
archivadores,
I I3
l’ontanería,
23, 24, 77, 32--Q
Formación
de voluntarios,
.42
Formulas
para calcular
dimcnsiones, 46, 57-58
Fort Gordon,
Georgia (EE. U C.) ,
modernizacibn,
107, I 24-125
Fotografías para publicidad,
4.0
Fotocopias,
120
Frccynderos, 83
I‘uller,
R. Bucltminstert
74
Geer, Helen ‘l’., 55)
Gifu (Japón). Biblioteca
fectura, 27
clc ia Prc‘35
GrabaLlos, I:j, II6
Gramófonos.
102, 120
Granito,
71, 75
Grifos de agua, 83
potable, 82
Grosse Pointc, RIíchigau
Biblioteca
Pública,
Guardarropa,
zg, 48
(EL. U U.)
18
Hierro, 6g
Hilo (Hawáii),
Biblioteca
Pública,
63264
Hiroshima
(Japón), Biblioteca para
Niños, 65
Historia local, 44-45
Hjelmqvist,
Bcngt, I 26
Hormigón,
69, 70, 71, 72, 75
armado, 69, 72
prefabricado,
70, 7 I
suelos, 73
Horsholm,
Zelandia
Scplcntrional
(Dinamarca),
biblioteca
I’irMica, 106
l~Iumedad, 77, 79, 12~1.
v¿use tumbién Irnpcrnlcabiliti;7rl
Iluminación:
véase F~lumbradc~
Impermeabilidad,
52, 75, 77, 124
Índices, 22, 23, 24
Informaciones:
LIéuseRcfcrcnci;~
Insonorización
: Gase Acústica
Iirslalaciones
mecánicas, 48
sanitarias, 02
Intcriorcs,
roq-107
acabado, 74-77
plallos, 22, 23, 3G-#, il,*,-x
Investigación:
véase Rclèrcncia
Junta
Directiva:
administrati\;a
vkrc
A77toritlacl
Kanagawa
(,Japón), Biblioteca
la Prefectura,
62
tlc
Ladrillo,
70, 7 I, 75, 76
Laminación,
7o, 74
Lancastcr
Regional
I,ibrary.
Los
Angeles, California
(EE.?J U .) ,
21
Latex, 1oy
JA\-,rd,os, n:;, ~4, 29, 48, 77. :i :: -;; .,”
1,~. C:orbu-;icr, 4.4
Lcctorcs, espacio, 4647
Libros
espacio, 45-46, go? g2
capacidad, 4j-46,
<)O-CJZ
Linóleo, 75,
.- 106
Listas de direcciones, 42
Los Ángeles, California
(LE. UU.),
sucursal, 2 I
Losetas, 76
vém /umbién .2zulejo;
Luz : véclse Alumbrado
Luz solar, *g, 20, 51. 72-73: üo,
1 Ig-120
rcílcxión,
73, 75
Madera
acabado: 63-64
material
estructural,
cig-;o, /:j74
sucios, 75.-76
MalmoC (Succiaj, Biblioteca
t-kntral, 104
Maquclas.
3 rI 36
Maquinas
escribir, 95, g6, IZO
marcar y rotular,
r 20
multicopistas,
r 20
pegar ciiquetas,
120
Mármol,
7 1, 76
Materiales
de construccion,
60-83
estructurales.
Gg-70
locales, 63, 64
sintéticos, 74., 75, g6, Io6, 110
AsIcsas, g4.-98, rog- 1 I 2
auxiliares,
96
dimensiones, 97
cspcrialcs, g6, g3
I\licrofotografía,
x4, 1 14, 120
Mobiliario
y equipo, 37-38, 4g, i;q.120
acabaclo, g4., g5-g6
diversos, 120
cxposicioncs,
77, I 13-116
obras de rcfc:rrncia, 96, I 16
publicaciones
periódicas, 89, I I .?
Modernizaciún
dc edificios,
IO/,
108 121-126
Módulos : oénse ConstrucciUn
modular
Montacargas,
1g, 82, 123
ivksc también hscensores
Moquetas:
véase i2lfombra.s
Al~saic~,
76
Alostratlorcs
para el préstamo, x 718, 22, 23, 27,48, gg, II I-I 12
procesos técnicos, 98
Mucllrs para carga y descarga, 16,
23, 32, 12::
Muros
: m’nre Paredes
Nifios,
r8, 2.2, J(jG37, 65
Oer-ErltcnAwiclc.
Westfalia
(República Fcdcra! dc Alemania),
Biblioteca Pública Modrlo,
28,
67
Orientación
del emplazamiento,
19,51-32,73
Oshawa,
Ontario
(Canadá),
Biblioteca Pública, 61, 12 I
Pancles, 74, 77
libra perforada,
75, 77
ALW tnmbién Exposiciones
I’apatoctoe
(Nueva Zelandia),
Biblioteca Pública, 26
Papeles pintados, 76
120
Paragüeros,
Paredes, 76
aéuse también: Divisiones
intcriores; Tabiques
Pasillos, 46
Películas : véase Audiovisualr-r,
mcdios y servicios
I’ensacola, Florida
(EE. c’ C.), Biblioteca Pública, 25
Pcrchcros, I 20
Periódicos, mobiliario,
8g, I I 2
véa.re también Publicücionrs
pcriódicas
Persianas, 73, 119-120
venecianas 120
Personal, 40, 49
acceso R los departameutob,
IÜ,
19, 23, 82
espacio, 47-48
locales reservados, 23, 29, 4.M
Piedra, 70, 75, 76
Pintura, 36, 75, 76
Pisos : véase Suelos
Planeamiento,
30-38
Planos, 20, 21, 31, 32, 33, 34, 3 j,
36, 37, 3% 73
flexibilidad,
14, 17, 70,
I 73
véase lamvien: .4nteproyectos
Plásticos: L&re Materiales
sintCticos
Pliego dc condiciones
de obra, 3 I,
359 36
PoblaciUn, 57-58
Polvo, 80
Portaietiquetas,
89-90
Préstamo de libros: V~CZTE:
Dcljartamentos; Mostradores
para el
préstamo
Procesos técnico,j,
23, 24, 2(),47-48,
4.9,
56
Programa de construcción,
35, 36, 39-40, 44-49,
30, 34,
52-53,
55,121
Propaganda,
42-43
véase también Publicidad
Publicaciones
periódicas
espacio, 24
índices : véase Índices
mobiliario,
68, 8g, 106, I I.&-II~
publicidad,
4.0
véase también Periódicos
Pttblicidad,
39-43
Puertas: véase :\cceso al edificio
Pupitres, g6
Radiadores,
79
Radio, publicidad,
+I
l¿a.scacielos, 6g
Rcfcrencia,
13, 23; 2 &
mobiliario,
22, L>,+, I I ti
Rclücioncs funcionales en 1~ llistribución del espacio, I T-29
Resistencia clcl sucio, I 24
Rrtrctes : r~éaseLavabos
Revistas: uécrseE’ublicaciones peri&
dicas
Roca de lava, 63, 64
Ruiclos rxtcriores,
22, 31
véase talnbih Acústica
Salas
reposo
48
para
cl personal,
23,
29,
‘37
reuniones y conferencias,
15, 23,
29,459 48,5% 96
véclse también: Departamentos;
Espacio
Saledizos, 67, 73
Salvaderas, I 20
Secoya, 73
Servicios: v.ksc Departamentos
Sillas, 98-101
plegables, 57, g8
tapizadas, 100-101
Sintéticos: véaschlatcrialcssint¿tiCos
Sistema de bibliotecas,
I 6, 56
de comunicaciones,
8I
Sofás, 109
Sol: uéase Luz solar
Solar: oénse Emplazamiento
Sondeos, 30
Sonido, material absorbente, 73,76,
77, 1’7-1’9
véase también Acústica
Soportes, 89
obras de rcfercncia,
96, I 16
Sótanos, 52, 77
Sucursales, I 6
Sucios, 73
acabado, 75-76
planos, 21
resistencia, 2 1
Superficie : véase Espacio
Supervisión : CéaseVigilancia
l’abiques,
72, 77,
Tapicería,
100,
123
109
Techos, 76-77, 123-124,
luminosos, 68, 77
Teléfonos, 8 I
publicidad.
42-43
públicos, 23
73
Termes,
Termostato,
79
Terreno:
véase Emplazamiento
Tcxtilcs,
71, 76, IOO, Iog, I 17-I-o
sintkticos, 1 ID
82
‘I’ransportes,
públicos, 50
verticales : véase: .\sccnsoïcs ; E5caleras; Montacargas
Urbanismo,
5I
Vecindario,
\icntanas,
50
15, 72-73,
Ventilación,
5 I,
Vidrio,
1j, 72-73,
placas, 76
Vigilancia,
22, 23, 36
Viguetas, 75
Vinilo, 73, 76
Visillos, 1 1g
Yeso, 74, 76
12~1.
80-8 I
83