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IV/ EL JUDAÍSMO
IV.A/ «JUNTO A LOS CANALES DE BABILONIA» (SAL 137,1) ........................................................27
IV.B/ EL TIEMPO DEL JUDAÍSMO .................................................................................................27
IV.C/ LA ÉPOCA RABÍNICA ............................................................................................................28
IV.D/ EN LA PROVINCIA DE GUADALAJARA .................................................................................29
IV.E/ EL JUDAÍSMO CONTEMPORÁNEO ........................................................................................31
IV. E. 1.- El Judaísmo Ilustrado Reformado ..............................................................................31
IV. E. 2.- El Judaísmo Ortodoxo................................................................................................31
IV. E. 3.- El Judaísmo Conservador...........................................................................................32
IV.F/ LA TEOLOGÍA JUDÍA.............................................................................................................33
IV. F. 1.- Yo soy el Señor, tu Dios.............................................................................................33
IV. F. 2.- Amarás al Señor, tu Dios............................................................................................34
IV. F. 3.- Escucha, Israel............................................................................................................36
IV.F.3.a. La esperanza mesiánica
IV.F.3.b. La oración y la liturgia
IV.F.3.c. Celebraciones especiales
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IV.G/ BIBLIOGRAFÍA .....................................................................................................................41
Aunque son datos de historia general y sabida por todos, no estará de más repasar
brevemente algunos momentos claves en la historia del Judaísmo que nos puedan
servir para contextualizar esta tradición religiosa y su situación actual con respecto
a musulmanes y cristianos.
ANTIGUO ISRAEL
JUDAÍSMO
Judaísmo del
Segundo Templo
Judaísmo
Rabínico
Desde los orígenes hasta el destierro (586-538 aC).
Época persa: 538-333 aC
Época helenista: 333-63 aC
Época romana: 63 aC-70 dC
Periodo talmúdico o normativo: 70-[638]-1040.
Época tannaíta: siglos I-II.
Época amoraíta: 200-500.
Saboreos: siglo VI.
Época geónica: siglo VII-1040.
Periodo medieval-moderno: siglos XI-XVII.
Ilustración (Haskalá): siglos XVIII-XIX.
Periodo contemporáneo: siglo XX-XXI.
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IV.A/ «JUNTO A LOS CANALES DE BABILONIA» (SAL 137,1)
La reforma del gran rey Josías (640-609) terminaría en tragedia. Una coalición medo-babilonia conquistó Asur en el año 614 y Nínive en el 612. Tres años más tarde,
el faraón Nekao II avanza hacia el norte con sus tropas para intervenir en Mesopotamia en favor del ejército asirio. El rey Josías cometió la osadía de pretender cerrar
el paso al faraón en Meguido. Los egipcios lo apresaron y lo ejecutaron de inmediato, colocando como rey a su hijo Joaquín (609-598), tras destituir a Joacaz, que
había sido nombrado por el pueblo. El país caía bajo la soberanía egipcia, que sería
suplantada pronto por otra dominación, la del Imperio Neobabilónico, también llamado Caldeo debido a su fundador, Nabopolasar, que era arameo.
La monarquía judía tenía los días contados. No había sitio para un «Estadobarrera» que oscilara entre el Norte y el Sur. Cuando el rey Joaquín de Judá intentó
liberarse de la dominación babilónica, tropas imperiales ocuparon el país en 598 y
sitiaron Jerusalén. Jeconías de Judá (598), que había sucedido a su padre en el
trono durante el asedio, evitó la destrucción abriendo las puertas de la ciudad. Casas y templo fueron saqueados; los tesoros, llevados a Babilonia; el joven rey, su
harén y toda la clase alta (nobleza, sacerdotes, artesanos; también el profeta Ezequiel) fueron deportados a Babilonia. Nabucodonosor coloca como rey a Matanías
(597-586), el tercer hijo de Josías, cuyo nombre cambia por el de Sedecías.
Los primeros años de Sedecías transcurren en calma, pero, en 588, se niega a
pagar tributo, dejándose llevar por el sector pro-egipcio de su corte. Los babilonios
se presentaron de nuevo en Jerusalén. Tras año y medio de asedio, la capital se
rinde el 19 de julio de 586. En esta ocasión, la ciudad es reducida a cenizas y la
población es deportada a Babilonia. El rey Sedecías es capturado cerca de Jericó y
llevado a presencia de Nabucodonosor (2Re 25).
Este grupo de desterrados se une a los que ya marcharon a Babilonia en 597.
Lo han perdido todo: la tierra prometida, la ciudad santa, el templo, la independencia... Ni siquiera les queda la esperanza del retorno o la seguridad de ser el pueblo
elegido y amado por Dios. Sin embargo, esta época del exilio será una de las más
creativas de la historia de Israel: una «siembra entre lágrimas» (Sal 126). Las consecuencias generales del exilio pueden enumerarse así:
• Predicación de Ezequiel en Babilonia: conciencia de la responsabilidad individual, afirmación de que Yhwh no está ligado a lugar santo alguno, esperanza de futuro.
• Relectura de las tradiciones: escuela Deuteronomista, tradición sacerdotal.
• Predicación de Isaías-II: proclamación de un estricto monoteísmo, la alegre noticia, nueva
visión de la historia, presencia de Dios en su Palabra, esperanza mesiánica.
IV.B/ EL TIEMPO DEL JUDAÍSMO
Durante la época persa (538-333), el Judaísmo se fue desarrollando de un modo
relativamente simple en torno al Templo y la Torá.
En la época helenista-romana todo va a cambiar: el Judaísmo sufrirá la fuerte
influencia de muchos factores, alguno de ellos peligroso, que lo convertirán en un
movimiento plural. Época de crisis, en la que todo el Judaísmo fue sometido a una
dura prueba de resistencia, de la que salieron dos formas que dominaron la historia
siguiente: el Judaísmo Rabínico, que se afirmó a partir del siglo II dC como normativo; y el Cristianismo, que rompió las fronteras del Judaísmo y se extendió por el
mundo gentil.
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Palestina pasó a manos de Alejandro Magno en el año 333 aC como consecuencia de su victoria en Issos. A la muerte del conquistador, su imperio se divide
entre sus generales, los Diádocos (dia,docoj: sucesor). Judea dependerá primero de
Egipto, gobernado por los Ptolomeos o Lágidas, pero en el año 198 aC pasa al control de Siria-Babilonia, gobernada por el seléucida Antíoco III el Grande. En cualquier
caso, unos y otros llevarán a cabo una política de helenización.
En este periodo helenístico, Judá, que había estado volcada hacia el Oriente y
de espaldas al mundo mediterráneo, empieza a mirar a Occidente: comienza un frenético periodo de intercambios humanos, relaciones políticas y comercio. La Diáspora judía, que ya había comenzado con el exilio, aumentó y se extendió a otros
lugares a causa de varios factores, como los traslados forzosos de población judía
al extranjero y la sobrepoblación de Palestina. El centro más importante en la Diáspora será Alejandría, con unos 300.000 habitantes judíos (la población judía más
numerosa; Jerusalén contaba en la época de Herodes con unos 70.000 habitantes).
En este periodo se completa la biblioteca bíblica: edición definitiva de los libros
bíblicos ya existentes, añadidos de glosas para actualizarlos, redacción de nuevas
obras que se incorporarán a la Biblia... Se hacen, además, traducciones de la Escritura Sagrada, fundamentalmente la LXX (II aC) y los TARGUMIM. Por otro lado, comienza la producción de otras obras que no serán consideradas libros santos y a los
que hoy solemos llamar APÓCRIFOS. Se desarrolla el culto sinagogal, como reunión
de personas que se juntan para orar, leer la Torá y comentarla en un edificio determinado, distinto del Templo.
En este periodo se van configurando grupos y corrientes religiosas, aunque son
grupos que no afectan al pueblo llano, sino a las clases dirigentes: sacerdotes, laicos-escribas y personas económicamente acomodadas. La gran masa popular quedaba al margen, aunque muy mediada por ellos. Las corrientes religiosas (asideos,
fariseos, saduceos y esenios) serán típicas a partir del siglo II aC. Es, en fin, la época de origen del Apocalipticismo, característico por sus contenidos escatológicos.
En este ambiente de grupos, movimientos religiosos y expectativas de fondo
escatológico, aparecieron Juan Bautista y Jesús de Nazaret, continuados ambos
por sus respectivos grupos de discípulos...
IV.C/ LA ÉPOCA RABÍNICA
Las consecuencias de la catástrofe de Jerusalén en el año 70 fueron muy graves.
Tras cuatro años de guerra, la población se vio reducida y empobrecida, especialmente en la comarca de Judea. Roma se adueñó de las tierras pertenecientes a los
judíos muertos o esclavizados y, además, repobló la región con población pagana.
De esta forma, la configuración social de los diversos grupos religiosos quedó
alterada. La vida del pueblo y su religiosidad cambió de configuración, sin culto sacrificial, sin sacerdocio y sin el gobierno teocrático del Sumo Sacerdote junto con el
Sanedrín. La situación fue muy difícil durante el imperio de los Flavios (Vespasiano,
Tito, Domiciano). Había que estructurar sobre nuevas bases la vida religiosa. Se
disponía para ello de los elementos indispensables: la fe en Yhwh y la Torá.
Yabné-Yamnia está situada en la costa mediterránea, al sur de Tel Aviv. Su
ambiente, en el año 70, era totalmente distinto al de Judea y Jerusalén. Esta ciudad acogió a Yojanan ben Zakkay y sus acompañantes y se convirtió en la capital
del Judaísmo y su restauración. El grupo de Yabne estaba compuesto por represen-
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tantes fariseos, escribas (corriente Hillel), saduceos y otros. Yabne no fue un concilio o sínodo, donde se reúnen todos los sabios judíos durante un tiempo concreto
para estudiar un programa concreto. Los rabinos que allí se reúnen en torno a Yojanan ben Zakkay y sus sucesores lo hacen movidos por la urgencia de salir al paso
de los diversos problemas que surgen en el pueblo judío después de la destrucción
del templo y de la desaparición de las antiguas estructuras sociales y religiosas.
Entre las decisiones y opciones tomadas se pueden enumerar: la paz con Roma y la
renuncia a la guerra, una religiosidad centrada en la Torá, potenciación de la sinagoga, desarrollo del rabinado y las escuelas, delimitación del canon, preocupación
por la Torá Oral... Se ponían, en fin, las bases para una nueva organización.
En los años 115-117 tiene lugar una serie de revueltas judías en la diáspora,
tanto occidental como oriental (Babilonia). Años más tarde, en 132-135, durante el
reinado de Adriano (117-138), se produce la segunda rebelión judía contra Roma,
provocada por varias causas, entre ellas los planes de reconstruir Jerusalén como
ciudad helenista con el nombre de Aelia Capitolina. La rebelión fue encabezada por
Simón Bar Koseba (o Bar Kokbá). Los romanos, con poderosos medios, reaccionaron enérgicamente al mando de Sexto Julio Severo, que tomó uno a uno todos los
centros rebeldes en la región de Judea. La mitad de la población, cerca de medio
millón de personas, no sobrevivió a la insurrección.
La historia posterior tiene dos fases: una, positiva, de reconciliación con Roma,
hasta Constantino (312-337). Otra, negativa, a partir de entonces...
IV.D/ EN LA PROVINCIA DE GUADALAJARA
En el norte de África y en el occidente de Europa existían comunidades judías desde la época romana, durante la cual se desarrolló entre ellas el Judaísmo helenista.
En la época del Judaísmo Rabínico se ejerció desde Palestina y Babilonia una fuerte
influencia para atraerlas; con la aparición de los árabes en escena y la unificación
política y cultural que crean, será el Judaísmo babilónico el que dirija todo el mundo
judío. Desde todos los rincones de la Diáspora se acude a las academias babilónicas
para consultar problemas referentes al Judaísmo Rabínico. Cuando empezó su decadencia, fueron creciendo e independizándose nuevos centros rabínicos que surgen en el norte de África (Alejandría, El Cairo) y especialmente en Occidente (España y Sur de Francia, que pertenecía al Reino de Aragón).
España, llamada Sefarad por los judíos, es el país que ofreció mejores condiciones para la expansión y el florecimiento de la cultura judía. Su presencia en ella está atestiguada desde comienzos del siglo IV, pues ya en el Concilio de Elvira (305)
se promulgan tres cánones contra los judíos. Durante la época visigoda y la posterior árabe, esta presencia se va incrementando y, al llegar el siglo XI, vive una edad
de oro (segunda mitad del siglo XI y primera del XII).
Córdoba es la capital indiscutible del Judaísmo hispano. Con todo, la desintegración del Califato, en los primeros años del siglo XI, origina la dispersión de los
judíos intelectuales hacia la cercana Lucena, convertida en centro del saber talmúdico y de la poesía, y también hacia Granada, Málaga, Sevilla y hasta Zaragoza y
Barcelona. Por otra parte, el progreso de la reconquista cambia el mapa político y el
centro de gravedad de España. Toledo, conquistada por los castellanos en 1085, y
también otras ciudades castellanas (Burgos, Soria y Guadalajara), atraen a muchos
judíos. Por su parte, en el Reino de Aragón se desarrollan núcleos judíos florecientes en Barcelona, Zaragoza y Gerona.
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La presencia de una comunidad judía en Guadalajara, capital y provincia, se remonta al periodo visigodo y queda constatada históricamente después de su reconquista por Alfonso VI en 1085. La mayor parte de los judíos de Guadalajara trabajaban como tejedores, zapateros o sastres. Ya existía una importante colonia de
judíos durante la hegemonía islámica en la Wadi-l-Hiyara medieval. Durante los siglos VIII al XI, la colonia judía fue numerosa e influyente, ocupando la parte de la
ciudad que abarcaba el barrio limitado por las calles actuales de Ingeniero Mariño,
Miguel Fluiters y Doctor Benito Hernando, distrito que se llamaba entonces «Colación o Barrio de San Andrés». Posteriormente también residieron en la zona actual
de la Avenida del Ejército cercana a la Estación de Autobuses, el llamado «Castil de
Judíos». Cuatro sinagogas había en Guadalajara: la Sinagoga Mayor, la Sinagoga
Vieja o de los Matutes, la Sinagoga del Midrás y la Sinagoga de los Toledanos. De
una de ellas ha quedado el nombre en una calle de ese barrio; en la Cuesta de Calderón existió otra. Existían también juderías en Sigüenza, Jadraque, Humanes, Baides, Cabanillas del Campo, Zorita, Hita, Brihuega...
Nombres judíos importantes de Guadalajara fueron Çag Aboacar, médico de
Diego Hurtado de Mendoza (primer duque del Infantado), que recibió de los Mendoza y de los Reyes de Castilla notables favores. Importante fue también la familia de
los Arragel, uno de cuyos miembros, Mosé Arragel, realizó una traducción al castellano de la Biblia hebrea entre 1422 y 1433 por encargo del gran maestre calatravo
don Luis de Guzmán. Otras familias influyentes fueron los Camanón, los Benviste,
los Matud o Matutes, que poseían una de las cuatro sinagogas...
Las dos grandes contribuciones de Guadalajara a la historia del Judaísmo se
pueden concentrar en dos aspectos: la imprenta y la Cábala.
•
Guadalajara fue sede de la primera imprenta hebrea en España: la primera obra se imprimió en 1476 por el impresor Selomó ben Mosé Alqabés y el grabador Abraham bar Isaak ben
Gartón, que había aprendido el arte de imprimir en Reggio di Calabria e impreso allí mismo
en 1475 el Comentario de Rasí al Pentateuco. De todo aquel riquísimo material impreso sólo
hay actualmente dos ejemplares en bibliotecas españolas: el Pentateuco hebreo, con las haftarot y los cinco rollos, impreso en Híjar (Teruel) en 1477 y custodiado en la Biblioteca Nacional; y Los cuatro Órdenes, de Yakob ben Aser, impreso en Guadalajara, conservado en la
Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
•
La Cábala es una corriente mística de la Edad Media que combina ideas religiosas tradicionales, esotéricas, neoplatónicas y especulativas. Aparece en la región de Provenza en el siglo
XII con la actividad de Abraham ben Abraham, Abraham ben David e Isaac el Ciego. Este
movimiento se desarrollará extraordinariamente en España, a donde llegó a través de los judíos catalanes. Gerona fue el primer centro donde se desarrolló, destacando tres figuras: Rabí
Moses ben Najmán, llamado Najmánides o Rambán (1194-1270), Ezra ben Selomó (11601235) y Azriel (siglo XIII). De allí se extendió por las comunidades judías de la península,
destacando los círculos de Ávila y Guadalajara. Con el español Yosef ben Abraham ibn Chiquitilla (Medinaceli, 1248-1235) y, sobre todo, con el Séfer Zohar, la cabalística española se
convierte en el sistema clásico de Cábala. El Séfer Zohar es un comentario místico al Pentateuco, atribuido al tannaíta R. Simon ben Yojai, pero básicamente escrito en el siglo XIII por
el místico español Mose ben Sem Tob de León (1240-1305) en Guadalajara.
Actualmente, según datos de la Federación de Comunidades Israelitas de España, en la provincia de Guadalajara no existe ningún tipo de implantación oficial del
Judaísmo, ni población judía en número significativo. Algunas familias residentes
fundamentalmente en el Corredor del Henares participan, para sus ritos y celebraciones comunitarias, en las instituciones judías de Madrid.
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IV.E/ EL JUDAÍSMO CONTEMPORÁNEO
El Judaísmo Rabínico o Talmúdico nació y se desarrolló entre los siglos I al XI. En la
Edad Media tuvo que sufrir el impacto de la filosofía griega, impacto que integró
positivamente gracias a los filósofos judíos. En esa misma época surgen otros dos
movimientos que pretenden suplir, de formas diferentes, la aridez y rigidez del talmudismo: la Cábala y el Hasidismo (denominación colectiva de diversos movimientos populares que se caracterizan por su especial religiosidad y su extremado rigor
en el seguimiento y aplicación de la Torá: cf. 1Mac 2,42). Finalmente, en el siglo
XVIII, el Judaísmo experimenta otro grave impacto que afronta de diversas maneras: la Haskalá o Ilustración.
Resultado de toda esta larga historia es la religiosidad judía actual, que se manifiesta en un gran pluralismo. Se pueden destacar tres formas básicas de Judaísmo:
el Reformado, el Ortodoxo y el Conservador. No existe una autoridad central, lo que
se traduce en una gran variedad en la praxis. En la actualidad, la población judía
mundial se puede cifrar en unos 15 millones, distribuidos de la siguiente manera:
EE.UU (45%)
Israel (32%)
Rusia
Francia
Canadá
5.850.000
4.900.000
1.500.000
600.000
330.000
Reino Unido
Argentina
Brasil
Sudáfrica
España
300.000
228.000
150.000
120.000
25.000*
IV. E. 1.- El Judaísmo Ilustrado Reformado
El Judaísmo Liberal (Reform Judaism, Progressive Judaism) tuvo dos grandes líderes: Isaac Mayer Wise (1819-1900) y David Eichhorn (1809-1879), verdadero organizador del Judaísmo americano. Eichhorn crea en 1873 la Union of American
Hebrew Congregations. En 1875 se abre el Hebrew Union College, auténtico seminario de rabinos reformados. En 1889 se creó la Central Conference of American
Rabbis, institución que pronto ganó prestigio y fuerza. Actualmente el grupo reformado es numeroso. Más de 700 sinagogas se han adherido a la Union of American
Hebrew Congregations, con sede en New York. Por su parte, el HUCA se unió en
1950 con el Jewish Institute of Religion, creado en 1922: son centros de formación acreditados en las diferentes ramas del Judaísmo (rabinos, maestros, arqueólogos, historiadores, etc...).
Sus tesis ideológicas más importantes se pueden resumir así:
• Concordia entre la misión sacerdotal del pueblo judío y el progreso de la ciencia.
• Las leyes mosaicas fueron útiles en Tierra Santa, pero hoy sólo se observan las leyes morales; las otras se observan en cuanto que pueden contribuir a santificar la vida (por ejemplo: es obligatorio un compromiso de justicia social). Las leyes que no contribuyen a ello,
sirven más para hacer daño que para ayudar.
• Las esperanzas mesiánicas se refieren a la venida de una era de verdad, justicia y paz en el
mundo. Además, el Judaísmo es una comunidad religiosa, no una nación en el mundo. Por
ello, no espera volver a Palestina ni instaurar allí un Estado ni un culto ni sacrificios.
• El hombre es espíritu inmortal, pero se rechaza la resurrección, al igual que un paraíso y
un infierno eternos.
IV. E. 2.- El Judaísmo Ortodoxo
El Judaísmo Ortodoxo, en América, era muy variado por su origen y costumbres
religiosas: rusos, polacos, rumanos, lituanos, austriacos, húngaros, alemanes y
otros. Para superar algo esta diversidad se pusieron en marcha diversas iniciativas.
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La primera fue la creación de yeshivás, un medio importante de formación e influencia en la tradición ortodoxa. En 1896 se creó la primera americana, la Isaac
Alhanan Yeshiva, primero dedicada a estudios rabínicos, pero posteriormente abierta a estudios seculares hasta convertirse en 1943 en la Yeshivá University. Un poco después, en 1898, se puso en marcha la Union of Orthodox Congregations, sobre la base de aceptar la autorizada interpretación de nuestros rabinos como está
contenida en el Talmud y los códices. El organismo ha realizado un trabajo útil en el
campo de los alimentos kaser, en la problemática aneja a la observancia del sábado, en la educación y en las publicaciones. Pertenecen a esta unión unas 1.700
sinagogas, pero de una orientación variada, que va desde la ultraortodoxia al sector
conservador. Los rabinos, por su parte, también se han organizado, apareciendo
dos instituciones: la primera en 1903, The Union of Orthodox Rabbis, compuesta
por rabinos de tendencia ultraconservadora; la otra en 1924, el Rabbinical Council
of the Union of Orthodox Jewish Congregations, de tendencia más abierta. Ésta
última absorbió a la anterior y, con el nombre de Rabbinical Council of America,
cuenta con unos 800 miembros y es una organización muy influyente.
Doctrinalmente, la Ortodoxia mantiene y practica el Judaísmo rabínico. Uno de
sus máximos exponentes ha sido el rabino Joseph Soloveitchik (1905-1992), que
durante una generación ha formado a centenares de rabinos en la Yeshiva University de New York. En Israel, el sector ortodoxo está muy dividido entre sí, pero, con
sus sinagogas y yeshivás, ejerce una gran influencia. La ortodoxia no acepta la modificación de ningún precepto, como hacen los conservadores y los liberales. Para
ellos, la modificación de un solo precepto hace caer todo el edificio. Tal vez el grupo más conocido sea el ultra-tradicionalista Netoré Qartá («guardianes de la ciudad»), que rechazan el Estado de Israel, emplean la lengua yiddis y viven en ghettos. En el barrio jerosolimitano Mea Shearim habita desde 1875 un grupo de hasidim ortodoxos con sus sinagogas y yesivas, que se distinguen, igual que sus correligionarios residentes en Nueva York (los Hasidim Lubavitcher), por su modo de
vestir (adultos con barba, niños con rizos en la frente, mujeres con peluca), su ascetismo exigente y su espíritu alegre. Desde el punto de vista organizativo, la ortodoxia israelita está presidida por dos rabinos-jefes, uno sefardita y otro askenazi,
asistido cada uno por un consejo integrado por rabinos y laicos. Ambos rabinatos
supremos están reconocidos por el Estado y son competentes en materia religiosa y
en otras mixtas, como la matrimonial.
IV. E. 3.- El Judaísmo Conservador
Entre los dos grupos anteriores –Reformados y Ortodoxos– apareció el Judaísmo
Conservador, que tuvo en I. Leeser (1806-1868), A. Kohut (1842-1894) y S.
Schechter (1847-1915) sus líderes principales. Sostienen que la ortodoxia es compatible con una serie de mejoras legítimas fruto del progreso, sin llegar a los cambios revolucionarios de los reformados, que amputan valores fundamentales del Judaísmo. Es posible una reforma de los moldes anquilosados del viejo Judaísmo sin
salirse de la Torá y del mundo rabínico, pues todo lo negativo que se da en el Judaísmo, como el legalismo, no se debe a la Torá, sino a los mismos judíos. Esta línea
creció mucho en la primera mitad del siglo XX con la llegada masiva a América de
dos millones y medio de judíos entre 1900 y 1920. Todos deseaban compaginar
sus valores tradicionales con el estilo de vida americano y encontraron en el grupo
conservador el lugar adecuado para realizarlo. Hoy día se ha convertido en el grupo
judío más importante en EE.UU. Como los grupos anteriores, también éste se fue
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organizando, creando una serie de asociaciones paralelas a las ya existentes entre
los otros: el Jewish Theological Seminary (New York, 1887) para la formación de
sus rabinos, la United Synagogue (1913), que reúne a las sinagogas, y la Rabbinical
Assembly, que coordina a los rabinos.
Dentro de este grupo hay variedad de tendencias. Se podría decir que muchos
conservadores oran como ortodoxos, pero piensan como reformados: la praxis les
asemeja a los ortodoxos, pero su alma está cerca de los reformados. Sus tesis ideológicas más importantes se pueden resumir así:
• Es fundamental la Biblia, pero no en sí misma, sino como es interpretada por la tradición.
• Como consecuencia, el centro de autoridad reside en la conciencia colectiva del Israel Católico, encarnación de la sinagoga universal, en las formas de comportamiento en general, y no
en la Biblia o en el antiguo Judaísmo (Misná y Talmud).
• Defienden el valor del sionismo y del Estado de Israel, pero, junto a él, la legitimidad y valor
de la diáspora.
• Mantienen la esperanza mesiánica, que implica la restauración de Israel y el Reino de Dios
para toda la humanidad.
• En la praxis admiten el inglés en la liturgia, han anulado normas que no tienen sentido hoy
(separación de hombres y mujeres, no afeitarse la barba, ley del levirato, no usar el coche para ir a la sinagoga en sábado...); en el libro oficial de oraciones han cambiado una serie de
enunciados cuyo contenido no sonaba bien a oídos modernos (por ejemplo: un varón no debe
dar gracias por no haber sido creado mujer, sino por haber sido creado a imagen divina).
IV.F/ LA TEOLOGÍA JUDÍA
Prescindiendo de la cuestión (fundamental, por otra parte) de si es posible hablar de
la existencia de teología en el Judaísmo, es posible distinguir, en lo que se podría
denominar pensamiento o reflexión teológica judía, una clasificación originada en la
estructura de la Shemá (Dt 6,4-5), que proclama todo el credo judío y celebra a
Dios como creador del mundo, revelador de la Torá y redentor de Israel. A estos
tres elementos –creación, revelación, redención– corresponden en el discurso teológico tres categorías correlativas:
•
Concepto de un solo DIOS: su naturaleza, su relación con la humanidad.
•
Fe en la TORÁ oral y escrita como revelación divina: relación entre la Torá escrita y los intentos realizados a lo largo del tiempo por explicarla y aumentarla con comentarios escritos;
posibilidad de una nueva revelación; por qué el estudio de la Torá es un ideal religioso; por
qué debe conformar la vida diaria del judío.
•
Convicción de que la comunidad religiosa constituye un PUEBLO santo, Israel; cómo entiende el Judaísmo clásico la elección de Israel; cuál es la relación entre el pueblo santo y la tierra de Israel.
IV. F. 1.- Yo soy el Señor, tu Dios
El monoteísmo es una de las bases fundamentales del Judaísmo (cf. Dt 6,4c). Dios
es uno: es el único real, el exclusivo (Ex 20,3; Is 40,17), es solo, es el primero, es
eterno, es el mismo, es totalidad e indivisibilidad (Is 57,15). Positivamente, la unicidad subraya la naturaleza inefable de Dios (Is 40,25-26).
Siguiendo el uso bíblico, el rabinismo emplea varios nombres para designar a
Dios, unos tomados de la Biblia y otros creados por ellos para referirse a su acción
específica a favor de la humanidad y, especialmente, de Israel: Todopoderoso (hr'WbG.:
Jr 10,6; cf. Mt 26,64), Presencia (hn"kiv.: cf. Ex 38,21), El Lugar (~AqM'h;), Cielos (~yIm;V'h;:
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Dn 4,23), Santo (vAdq'), Padre (ba': Sal 103,13; Is 64,7), Creador, Señor del Universo, Dios eterno, el Misericordioso, Pastor, Rey, Redentor de Israel... El inefable
Nombre revelado a Moisés (hwhy) no se emplea y se sustituye por ~yhil{a/ por un doble
motivo: reverencia al nombre divino y peligro de un uso mágico.
IV. F. 2.- Amarás al Señor, tu Dios
La Torá es uno de los pilares del Judaísmo de cualquier época y orientación, sin ella
no se puede entender ni la religión ni la historia judía. El concepto de Torá sintetiza
toda la religión judía en cuanto diálogo de Dios con su pueblo: por una parte, es
palabra de Dios que elige, salva, enseña y ordena seguir el camino de salvación; por
otra parte, es respuesta del pueblo que responde de diversas maneras a esta acción
de Dios.
En las fuentes rabínicas, la Torá significa toda la Tanak con sus partes: leyes,
historias, textos proféticos y sapienciales. Dentro de ella, a veces se llama Torá
sólo al Pentateuco o, de forma más estricta, a los 613 preceptos que contiene.
Junto a esto, son Torá todas las explicitaciones orales tendentes a aplicar la alianza, toda la tradición oral halákica. Torá incluye, pues, Escritura y Tradición oral
halákica con sus motivaciones históricas, es decir, todo el sistema religioso y sus
componentes en cuanto que, de acuerdo con el significado original de Torá, tienen
capacidad de instruir, educar (hry) al judío como miembro del pueblo de Dios.
La Torá es preexistente (Sir 1,4.26; 15,1; 24,9.23), es ley de vida, universal,
inspirada, inmutable y eterna. La Torá escrita (%"nT) está dividida en tres grandes
secciones:
•
La primera de ellas, llamada hr'AT en la tradición rabínica, comprende los cinco primeros libros de la Biblia (los cinco quintos de la Ley, h` pentateuco,j) y contiene una narración de los
acontecimientos fundantes del pueblo y la fe de Israel, desde la creación del mundo hasta la
muerte de Moisés. Según la concepción tradicional, la Torá fue escrita por Moisés y promulgada por Esdras y un organismo ilustrado, conocido en la tradición judía como la Gran
Asamblea.
•
La segunda parte de la %"nT se llama ~yaibin>; está compuesta por ocho rollos. La tradición rabínica del Talmud distinguió en esta sección dos partes: Profetas Anteriores (Josué, escrito por
Josué y terminado por Eleazar y Pinjás [hijo y nieto de Aarón]; Jueces y Samuel, escritos por
Samuel y terminados por Gad y Natán; Reyes, escrito por Jeremías) y Profetas Posteriores
(cuatro rollos que incluían, respectivamente, Isaías, Jeremías, Ezequiel y los Doce [Os, Jl,
Am, Abd, Jon, Mq, Nah, Hab, Sof, Ag, Zc y Ml]).
•
La tercera sección de la %"nT recibe el nombre de ~ybiWtK. e incluye el resto de los libros
hebreos (Salmos, Job, Proverbios, Rut, Cantar, Qohelet, Lamentaciones, Ester, Daniel, Esdras, Nehemías, Crónicas).
Junto a la Torá escrita está la Torá oral (h` para,dosij tw/n presbute,rwn: cf. Mc 7,
3.5): un corpus normativo fundado en la praxis de los padres, los anteriores maestros autorizados.
La tradición rabínica pone la fuente original de toda la Torá en el Sinaí, donde
Dios reveló a Moisés toda la Torá, oral y escrita. Moisés escribió el Pentateuco, pero otra parte fue transmitida oralmente hasta que llegó el tiempo apropiado, en que
Dios la hizo pública por medio de los profetas y el resto se promulgó por la Gran
Asamblea. Así, con la leyenda del Sinaí, el rabinismo enseña que la transmisión de
la Torá no consiste sólo en la entrega de un libro; se requiere el Libro y su interpretación, el Libro en su tradición.
IV- El Judaísmo
- RELIGIÓN Y CULTURA -
35
Fruto de la reflexión derásica (vr;D': buscar, inquirir, investigar) es una abundante
literatura oral de contenido halákico y hagádico. El término Halaká viene del verbo
%l;h' (caminar, ir: cf. Ex 18,20) y se emplea para designar todo el material de tipo
normativo y legal, una norma concreta e incluso los métodos para llegar a una norma concreta. El término Hagadá deriva de dg;n' (narrar; hifil: dyGIhi); se suele decir que
Hagadá es lo que no es Halaká, es decir, todo lo que no es jurídico y moral: historia
edificante, teología narrativa, parénesis, leyendas... Sería el concepto más puro de
teología bíblica (cf. Ex 13,8). Halaká y Hagadá emplearon diversos géneros literarios para transmitir sus contenidos en los diversos contextos: enseñanza, exégesis,
predicación, oración, targum..., todos ellos, de carácter oral en una primera fase
conforme a su naturaleza propia, empezaron después a escribirse para facilitar su
uso y asegurar la transmisión.
El proceso comenzó en la época pre-rabínica con las tradiciones hagádicas.
Aunque, como tradiciones orales, debían transmitirse oralmente, se las consideraba
de menor valor, al no tener carácter normativo, Como fruto, van apareciendo los
diversos apócrifos del AT, empleando diversos géneros literarios, entre los que sobresale el apocalíptico.
La tradición oral halákica encontró más dificultades para ser escrita, especialmente porque la Torá oral era normativa y, para que se manifestara su naturaleza
diferente a la Torá escrita, debía transmitirse oralmente. Sin embargo, algunos
acontecimientos, especialmente la gran dispersión del siglo II, aceleraron el proceso
de escribir la tradición halákica. Se trataba de impedir que se perdiera, ya que la
tradición oral exige una base sociológica estable que la conserve y transmita. Después de la destrucción de Jerusalén en el año 70, el Judaísmo rabínico empezó un
proceso de escritura, que iría dando a luz, progresivamente, a todo el corpus legislativo de Rabinismo.
•
A finales del siglo II aparece la MISNÁ (hn"v': repetir, cambiar), codificada por Rabí Yehuda
ha-Nasí. Está escrita en hebreo y se subdivide en seis sedarim; cada séder está compuesto
por varios massekot, que forman un total de 63; cada masséket se divide en peraqim y cada
péreq está conformado por halakot.
•
La codificación misnaica no contiene todas las tradiciones orales elaboradas hasta entonces.
Una parte, que se incluiría después en el Talmud, quedó reunida en forma de BARAITOT. Otra
parte de la enseñanza fue recogida en el siglo III en la TOSEFTA, corpus destinado a permanecer aparte y desprovisto de valor canónico.
•
La Misná fue, a su vez, estudiada, comentada y discutida, tanto en Palestina como en Babilonia. Esta actividad dio lugar al Talmud (dm;l': aprender, enseñar), constituido por el conjunto
de la Misná y por la GUEMARÁ (rm;G": acabar, completar), que es el conjunto de discusiones
para comentar muchos tratados de la Misná. Del Talmud existen dos versiones: TALMUD YERUSALMI (siglo IV-V) y TALMUD BABLÍ (siglo VI-VIII).
En todo este sistema literario-religioso, el rabino maestro, conocedor de la Torá
y calificado para interpretarla, tiene un importante papel. En cada generación hay
rabinos que, por su erudición y piedad, son aceptados como jefes espirituales y
como autoridades. Pero no hay que olvidar que el sujeto de la asistencia divina es
el pueblo de Dios y no la persona aislada. Por ello, en el Judaísmo no aparece ninguna persona, por carismática que sea, como fundamento de una norma, sino
siempre como eslabón dentro de una cadena de tradición que se remonta al Sinaí.
De aquí que todo maestro se presente en función de sus maestros (cf. la fórmula:
dijo rabí N... en nombre de rabí NN...) y dentro de una tradición.
IV- El Judaísmo
- RELIGIÓN Y CULTURA -
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El término Rabí (de br;: grande) era un título que se aplicaba a personas sobresalientes y consideradas dignas de respeto por su sabiduría (cf. Jn 1,38). Poco a poco, el título se convierte en oficial, recibido después de un proceso de formación y
que capacita para tareas académicas, religiosas y administrativas. El rabino unificó
en su persona una serie de características de los diversos movimientos de donde
proceden sus creadores: escribas, fariseos, sacerdotes... Por ello, el rabinato no se
presenta como continuación del fariseísmo, sino que se enlaza sin solución de continuidad con los grandes maestros del tiempo anterior, llegando hasta Moisés y el
Sinaí, que consideran su fuente principal. La tradición rabínica divide a sus maestros en cuatro grandes grupos:
•
TANNAÍTAS (del arameo aNT: repetir, enseñar): son los maestros de reconocida autoridad,
cuya enseñanza fue transmitida oralmente mediante fiel repetición. Son los rabinos de los siglos I-II, desde Hillel y Sammay hasta Rabbí y sus hijos. Su tarea básica fue la ordenación
del corpus de la Misná y la Tosefta; son también responsables de varios midrasim. Se les suele presentar agrupados en cinco generaciones: [predecesores: Moisés, Josué, profetas...],
primera – segunda – tercera – cuarta – quinta generación.
•
AMORAÍTAS (del hebreo rma: decir, contar): son los rabinos que comentan las enseñanzas de
los tannaítas, desde la segunda mitad del siglo III a la primera del V. Se subdividen en Palestinos y Babilónicos. Su obra básica fue el Talmud.
•
SABOREOS (del hebreo rbs: saber, explicar): su obra básica consistió en revisar la edición del
Talmud de Babilonia, ordenando el material y completando temas. Vivieron desde la segunda mitad del siglo V a la primera del VI.
•
GAONES (del hebreo !AaG': ilustre): son los rabinos que van desde el periodo post-talmúdico
hasta el final de la primera cruzada (siglos VI-XI).
IV. F. 3.- Escucha, Israel
En la Antropología Teológica judía destaca la escatología como uno de los elementos identificadores del Judaísmo; también –no podía ser de otro modo –la oración y
la liturgia, tanto en la vida cotidiana (personal y comunitaria) como en los grandes
acontecimientos existenciales.
IV.F.3.a. La esperanza mesiánica
La esperanza mesiánica (o sea: la espera en la aparición escatológica de un líder
carismático descendiente de David que habrá de instaurar la salvación definitiva)
surge por primera vez en el Judaísmo del segundo Templo, aunque los antecedentes necesarios están en la Biblia (cf. 2Sam 7). En la época helenista-romana, la temática mesiánica se une con la esperanza escatológica. Las representaciones son
variadas: el pueblo de Israel (Dn 7); un Mesías-Rey personal, hijo de David; un Elegido de Dios, Siervo de Yhwh; un Mesías Sacerdote, hijo de Aarón; dos Mesías,
uno sacerdote y otro mesías (Qumrán); un profeta; Moisés redivivo...
Entre los rabinos prevalece la idea de un Rey-hijo de David, redentor que restaurará la nación e instaurará un tiempo de paz y prosperidad entre las naciones.
Antes de la segunda rebelión contra Roma (132-135), esta expectación se vivió
con fuertes acentos nacionalistas y belicistas. Después de ésta y de la fuerte represión que trajo consigo, los rabinos hablan del Mesías sin acentos belicistas y sin
aludir a hechos contemporáneos, afirmando que Dios es el protagonista que tiene
que fijar el tiempo de la aparición y desanimando a quienes intentaban apresurar la
venida del Mesías o calcular el tiempo fijado.
IV- El Judaísmo
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El Judaísmo medieval recoge las tradiciones anteriores y las elabora en las diferentes filosofías, lo que dio como resultado una gran variedad de figuras mesiánicas
según los aspectos que se subrayen. Maimónides incluye este tema dentro de sus
Trece Artículos de Fe: el Mesías, descendiente del rey Salomón, será un rey grande
y poderoso que reunirá a los exiliados y restaurará la soberanía judía sobre la Tierra
de Israel.
En el contexto medieval judío (persecuciones, expulsiones de distintos países,
peste negra...) se reaviva la esperanza mesiánica, lo que se traduce en la preocupación por calcular la fecha de la venida del Mesías y, especialmente, en la aparición
de supuestos mesías. Entre todos cabe destacar a Sabbetay Zvi (1626-1676), que
es el más conocido: se proclamó Mesías en diciembre de 1665 en la sinagoga de
Esmirna y fue reconocido por muchos; detenido por las autoridades otomanas, se
convirtió al Islam para salvar la vida, lo que produjo una gran decepción entre sus
seguidores, aunque algunos lo explicaron como una consecuencia de la necesidad
de que el Mesías viviera humillado y siguieron creyendo en él después de su muerte. Hubo otros pseudo-mesías: Abú Issá Isaak ben Yakob de Ispahán (siglos VIIVIII), David Ha-Reubení (siglo XVI), farsario que se presentó en Venecia, Roma y
Portugal como príncipe de los ejércitos hebreos y fue reconocido como Mesías por
los marranos de Portugal y España; Salomón Molho (1500-1532), seguidor del anterior, que fue quemado en la hoguera en Mantua; Jakob Frank (1726-1791), fundador de una secta sabbatiana llamada frankistas, convertido ambiguamente al catolicismo... Últimamente se presenta como mesías el Rebbe Menajem Mendel
Schneerson de Lubavitch, el mesías de Brooklyn, donde se presentó públicamente
en 1993 ante sus fieles del movimiento Habad...
En el tema mesiánico, actualmente, existen dos tendencias, que coinciden en
considerar la redención como meta que el hombre debe alcanzar en este mundo
mediante el esfuerzo propio, pero discrepan en la valoración del ingrediente nacional en las creencias tradicionales:
•
La primera línea, compartida por las diversas tendencias modernas, subraya el universalismo
de las visiones proféticas. La misión de Israel consiste en difundir el conocimiento de Dios y
los valores morales y religiosos del Judaísmo a toda la humanidad. Por ello, no ven la diáspora como una situación de destierro que hay que superar retornando a la Tierra Santa.
•
La segunda, que dio su fruto en el sionismo, pone el acento en el nacionalismo y declara que
los judíos tienen, primero y sobre todo, que redimirse a sí mismos. Es una tendencia que se
desarrolla especialmente a lo largo del siglo XIX. Declaran que el comienzo de la redención
vendrá por causas humanas, por el esfuerzo humano y la voluntad de los gobiernos de reunir
a los dispersos de Israel en la Tierra Santa, restaurando el culto sacrificial y poniendo en
práctica las leyes de carácter agrícola que sólo obligan en Tierra Santa. Más tarde se convirtió en un nacionalismo laico, nacido en este contexto por obra de Moses Hess (1812-1875),
activista socialista: es necesaria una nación.
IV.F.3.b. La oración y la liturgia
El Judaísmo asume la oración en sus diversas formas individuales, familiares y sinagogales, privadas y litúrgicas. Al cesar el culto sacrificial del Templo, se desarrollaron y potenciaron otras formas y fórmulas de oración colectiva en la sinagoga a
base de los elementos heredados, especialmente el Salterio y la Torá. Entre todas
las formas de oración, los rabinos conceden un lugar primordial a la comunitaria (de
la comunidad y por la comunidad); en cuanto a la oración individual, debe acomodarse a los ritmos, tiempos y formas de la oración comunitaria y decirse en alta
IV- El Judaísmo
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voz. La oración se acompaña de gestos, unos tomados de la tradición (alzar los
brazos y las manos), otros de nueva creación (mover rítmicamente el tronco hacia
adelante y hacia atrás durante la lectura o recitación de los textos sagrados). Los
varones deben orar con la cabeza cubierta y, en determinados casos, con las filacterias y el tallit o manto de oración.
El culto sinagogal presenta tres características principales: laicidad (no hay sacerdotes encargados por mandato divino de dirigir la reunión sinagogal; cualquier
persona, independientemente de su condición social, puede dirigir la oración y el
canto, leer la Torá o tomar la palabra; sólo se exige tener la edad mínima [12/13
años] y la capacidad de hacerlo), sentido de igualdad (no hay jerarquía y todos tienen los mismos derechos y deberes) y mínimo indispensable para que haya sinagoga (debe haber minyan, es decir, al menos diez adultos varones). El culto se celebra
cada día y con ocasión de acontecimientos especiales.
El núcleo generativo o piedra angular de la liturgia judía es la berajá o bendición, de la que proceden los tres elementos básicos que conforman su estructura
fundamental: la Shemá, la Tefilá y la Miqrá Torá. Los tres son el centro de la oración judía y se inspiran en su honda espiritualidad. En todo caso, la Berajá (bendición admirativa, agradecida, de alabanza) es el fundamento de la oración judía y
nace de la convicción de que todo lo que ha sido creado por Dios es bueno y hay
que tomarlo con acción de gracias. No se bendicen las cosas como para expulsar
de ellas determinados poderes negativos o demoníacos, pues son buenas, sino para
bendecir a Dios, creador de las cosas. Junto a la bendición, ocupa un puesto importante la petición. Alabar e invocar, agradecer y suplicar son los dos polos de la oración judía.
•
El primer componente básico de la liturgia judía es la Shemá, el credo por excelencia del
Judaísmo. Se recita dos veces al día (mañana y tarde); el hecho de que muchos mártires murieran recitándola, la ha convertido en oración de los moribundos. Consta de tres componentes básicos: bendiciones iniciales, núcleo bíblico formado por tres textos (Dt 6,4-9; 11,13-21;
Nm 15,37-41) y bendiciones finales. La oración comienza con una invitación a escuchar: es
importante resaltar que así empieza la plegaria y la actitud religiosa judía. La afirmación de
la unicidad de Dios es fundamental: Dios es el único que ha creado el mundo y le da un sentido, el único que ha elegido a Israel y ha contraído una alianza con él y, por ello, el único para quien tiene que vivir Israel.
•
La Tefilá constituye el segundo componente básico de la liturgia judía: en la Shemá se bendice, en la Tefilá se implora. También se conoce a esta oración como Amidá, porque se recita
de pie. Es la oración por excelencia, la más importante del culto diario. También recibe el
nombre de Shemoné Esré (18 bendiciones). Se recita individualmente tres veces al día en el
culto diario (mañana, mediodía y tarde), siempre de pie y con el rostro vuelto hacia Jerusalén, y si se está en ella, hacia el Templo.
•
La Qeriat Torá es el tercer elemento básico de la liturgia judía (cf. Dt 6,7). Estudiar la Torá,
recordarla, enseñarla es una actividad fundamental de la piedad judía y, por ello, aparece de
diversas maneras en la liturgia, especialmente en la sinagogal. El Pentateuco se lee en la sinagoga dividido en parasot a lo largo de un ciclo anual; a la lectura de la Torá le sigue la haftará (lectura de un texto profético).
Además de la sinagoga, la casa es un espacio sagrado adecuado para la liturgia
y, por ello, es considerada como un santuario. En ella tienen lugar las oraciones
individuales y tres celebraciones principales de la familia: una diaria en función de la
comida (birjat ha-mazon), otra semanal (sábado) y una tercera anual (pascua).
IV- El Judaísmo
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•
La comida familiar es el acto religioso por excelencia, por lo que se la acompaña con una
serie de bendiciones particulares. Antes y después de comer, se da gracias a Dios, que con su
amor alimenta a sus criaturas. Además, el acto de comer remite a compartir, es decir, a reconocer que Dios ha creado los frutos de la tierra para todos los hombres y que no es lícito acaparar, privando a otros de su parte. Finalmente, el acto de comer remite simbólicamente a la
actividad responsable, ya que Dios, autor de los bienes, exige el trabajo del hombre. La comida evoca también la mesa del altar y, por ello, tiene valor de memorial, recordando al antiguo templo de Jerusalén y la esperanza mesiánica de su reconstrucción y, como el altar, puede expiar los pecados, siempre que sea expresión de la hospitalidad ofrecida al pobre.
•
El segundo núcleo familiar se estructura en torno al shabbat, síntesis y símbolo de todos los
bienes que permiten alegrarse a Israel. Es imposible comprender la espiritualidad judía sin
comprender el sábado, la novia de Israel, celebración que ha contribuido de forma especial a
mantener su identidad a través de los siglos. El sábado es día de descanso (Ex 20,8-11; cf. Gn
2,2), es signo de la alianza entre Dios y su pueblo (Ex 31,13-14), es memorial del éxodo (Dt
5,12-15). En el Judaísmo, el sábado es el último día, el culmen de la semana (a diferencia del
Cristianismo, que considera el domingo como el primer día de la semana). Los ritos familiares del sábado son básicamente tres: encendido de las velas acompañado de una bendición
pronunciada por la madre al comienzo del sábado; al final del mismo, otra bendición pronunciada por el padre; la recitación del qiddus, hecha sobre una copa de vino antes de la comida
familiar. El descanso sabático queda legislado por la Torá oral en dos sentidos: evitar actividades productivas, es decir, un trabajo destinado a crear una realidad que subsistirá después
de terminar la acción humana; e introducir pesos a través de las puertas de la ciudad (cf. Is
58,13-14; Jr 17,21-25), es decir, evitar el comercio, los viajes, los intercambios.
•
La Pascua es la mayor fiesta israelita. En su origen fue una fiesta de primavera, en la que los
pastores y agricultores celebraban con el lenguaje simbólico del pan ázimo y del cordero el
paso del invierno al verano, con todo lo que implica pasar del frío y el silencio al calor, los
frutos y la vida. El pan ázimo expresaba metafóricamente lo que la primavera realizaba en la
naturaleza: el final de lo viejo, portador de la muerte, y el comienzo de lo nuevo, portador de
la vida. Igualmente la aparición del corderillo, el primer nacido del rebaño, significaba la reaparición de la vida que destruye la muerte. Israel reinterpreta estos símbolos en términos
históricos y convierte la fiesta de primavera en memorial del éxodo. La fiesta dura siete días,
del 15 de Nisán a la tarde del 21, y se celebra en casa, en familia y en la sinagoga.
El calendario judío comienza a partir de un supuesto año de la creación del
mundo, que se calcula sumando las edades de las distintas generaciones mencionadas en la Biblia. Este calendario sólo se usa desde el siglo XI. Se estableció la
creación del mundo en el año 3760 aC., aunque hay otras cifras. La dificultad reside en que los cálculos se basan en el estudio del AT y existen diferentes redacciones que dan distintas fechas. Así, san Beda el Venerable dató la creación del mundo el día 18 de marzo del año 3952 aC., James Usher (obispo inglés: 1581-1656)
el día 26 de octubre de 4004 aC. a las nueve de la mañana... En todo caso, estamos en el año 5769 (= 30-sept-2008 / 19-sept-2009) de la creación del mundo.
Lo apasionante del calendario judío es que es solar, como el gregoriano, pero
los meses son lunares: de ahí que cada dos o tres años tenga que añadirse un mes
bisiesto para adecuar el cómputo de los meses lunares al año solar. El año consta
de doce meses de veintinueve o treinta días, cada uno de los cuales empieza con la
luna nueva (día de vd,xo varo; mh,n - mhno,j > mensis > mes). Los nombres de los meses son de origen babilónico: TISRÍ, HESVÁN, KISLEV, TEBET, SEBAT, ADAR, NISÁN, IYAR,
SIVÁN, TAMUZ, AB, ELUL. El mes bisiesto, cuando lo hay, se añade después de ADAR
y se llama VE-ADAR o ADAR-SENÍ. Hay que distinguir entre el Año Religioso y el Año
Civil. El Año Religioso comienza en el mes de Nisán (marzo-abril): «el Señor habló a
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Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: “este mes será para vosotros el
principio de los meses, será el primer mes del año para vosotros”» (Ex 12,1-2). El
Año Civil, en general, empieza después de la luna nueva siguiente al comienzo del
otoño: es el día de Ros Hasaná. El presente año, 5769, ha comenzado el pasado 30
de septiembre de 2008; otras fiestas serán: Yom Kippur (10-tisrí: 9-oct); Sukkot
(15/23-tisrí: 14/22-oct); Januká (25-kislev/2-tevet: 22/29-dic); Purim (14-adar: 10marzo); Pesaj (9/16-abril: 15/22-nisan); Shabuot (6-sivan: 29-mayo). El inicio del
año civil judío coincide prácticamente con el tiempo de la siembra en Palestina,
mientras que el comienzo del año religioso corresponde a la época de la cosecha en
aquel mismo país. La semana judía consta, como la cristiana, de siete días, que están simplemente numerados, no son llamados por nombre: primer día, segundo día,
tercer día..., así hasta llegar al séptimo, que es el SHABAT, día consagrado a Dios y
día de fiesta. Siempre hay que tener en cuenta que, para los judíos, los días comienzan no a las 12 de la noche, sino con la puesta de sol.
IV.F.3.c. Celebraciones especiales
En el Judaísmo, como en todas las religiones, hay una serie de momentos importantes en la vida individual y comunitaria –nacimientos, mayoría de edad, matrimonio, muerte– que tienen un reflejo en la oración individual y comunitaria. Son momentos de acción de gracias y de petición. Estos momentos especiales se celebran
también en la sinagoga:
•
Berit-milá, cuando los niños son circuncidados a los ocho días del nacimiento.
•
Bar-Miswá, cuando el niño es reconocido adulto, queda obligado a la Torá y se compromete
a observarla. Como expresión de esto, el joven interviene activamente en la liturgia sinagogal. Se suele celebrar normalmente el primer sábado después de cumplir los trece años. La
ampliación de la ceremonia de mayoría de edad religiosa a las chicas (Bat Miswá) es de fecha reciente y se practica sobre todo en las comunidades reformadas.
•
Matrimonio. Según el Talmud, los elementos básicos de la celebración del matrimonio son
tres: el qiddús, pronunciado sobre una copa de vino, que beben los esposos en señal de un
destino común de gozo y compromiso; la qetubá o contrato legal que define los derechos y
obligaciones de los esposos, especialmente de la esposa, en caso de divorcio o viudez; las
birjot hatamim, siete bendiciones a Dios por sus maravillas, la más grande de las cuales es la
creación del hombre y la mujer destinados el uno a la otra. La ceremonia concluye con la
ruptura de un vaso de vino para recordar a los esposos que no existe para nadie la felicidad
definitiva y total y también en recuerdo de la destrucción del Templo, sin el cual no existe
alegría plena. La ceremonia se suele celebrar bajo un dosel.
Funerales. La muerte y la sepultura se desarrollan en un contexto de oración en que se da
gracias a Dios y se acepta su voluntad, sus justos juicios. El cadáver no se lleva a la sinagoga,
sino que los ritos tienen lugar en la casa del difunto y en el cementerio.
•
•
Las tres fiestas de peregrinación. Si la Pascua familiar es rica, la liturgia de la sinagoga es
más concisa y centrada en lo esencial. Pentecostés (Shavuot) es la fiesta de las primicias y
tiene lugar a los cincuenta días de la Pascua, es decir, siete semanas después de Pascua; es
una fiesta eminentemente agrícola, en que se agradece a Dios el don de la tierra y sus frutos
(Dt 26,1-11), aunque también se celebra el don de la Torá; dura un solo día (el 6 de Siván).
La fiesta de las Cabañas (Sukkot) es la fiesta por excelencia de las fiestas de peregrinación
desde el punto de vista de alegría popular, que es su característica: está relacionada con la última cosecha del año (vino y aceite); comienza el día 15 del séptimo mes, después de haberse
recogido la cosecha, y dura siete, más un octavo día de conclusión; junto a las celebraciones
sinagogales normales, tienen lugar otros ritos ricos y sugestivos, entre los que sobresalen el
símbolo del lulab (palma).
IV- El Judaísmo
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41
•
Las fiestas austeras. Se trata de dos fiestas importantes y solemnes, pero sin el aire festivo
de las anteriores, sino caracterizadas por la conciencia y la confesión de los propios pecados.
Ros ha-Shaná y Yom Kippur se celebran el 1 y el 10 de Tisrí respectivamente y forman, junto con los días que las separan, los llamados diez días penitenciales y también días terribles o
días del temor, porque en ellos se decide la propia postura a favor o en contra de Dios.
•
Las fiestas menores. Reciben este nombre porque de ellas no se habla en la Torá. Las más
importantes son Hanukká y Purim, vinculadas a hechos históricos concretos: la primera a la
dedicación del templo por Judas Macabeo el año 165 aC, después de la profanación llevada a
cabo por Antíoco IV Epífanes; la segunda a la liberación narrada en el libro de Ester. Hanukká se celebra durante ocho días, a partir del 25 de Kislew; su elemento ritual más importante
es el encendido de velas, que antiguamente se hacía en el templo y actualmente en la sinagoga y en las casas (en un candelabro de ocho brazos, hanukiyyah). Purim se celebra el día
14/15 de Adar y, actualmente, ha quedado asimilada al carnaval occidental.
IV.G/ BIBLIOGRAFÍA
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J. MAIER – P. SCHÄFER, Diccionario del Judaísmo (Estella 1996).
H. KÜNG, El Judaísmo: pasado, presente y futuro (Barcelona 1994).
IV- El Judaísmo