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DE LA FONOMIMIA AL PENTAGRAMA
Hay algunos alumnos que tienen dificultad para colocar las notas en el pentagrama
únicamente con la referencia de la clave de sol, especialmente cuando tenemos que
introducir líneas adicionales (en el caso del do). Aprender la colocación en el
pentagrama desde el do y siguiendo siempre la secuencia de la escala, puede serles
más fácil.
La fonomimia nos proporciona una “pista” para recordar la colocación del do (un
simple recurso mnemotécnico): el gesto correspondiente a esta nota, nos recuerda
un poco a la cabeza de la nota (el puño) con la línea adicional (el brazo).
La secuencia de movimientos de la fonomimia nos permite también establecer el
vínculo con la colocación en el pentagrama: desde el do, cada nota va “subiendo un
escalón” (deben tener claro que cada espacio y cada línea es un escalón, y no
saltarse ninguno). A pesar de que este es un trabajo que teóricamente ya se ha
hecho en primaria, en muchos casos en secundaria no está consolidada y vale la
pena reforzarlo desde el inicio: ¡nos proporcionará muchas opciones para trabajar
durante toda la secundaria!
INTRODUCIMOS EL EDITOR DE PARTITURAS
Proponemos trabajar con un editor de partituras de acceso libre, como MuseScore,
pero si ya estáis trabajando con algún otro programa, no hay ningún problema.
A partir del trabajo realizado sobre la escala del do (afinación, fonomimia,
escritura en el pentagrama, identificación de los semitonos), podemos empezar
haciendo algunos ejercicios para introducir escalas.
Si tenemos la posibilidad de que cada alumno tenga su propio ordenador,
proyectamos el programa en la pantalla o pizarra y vamos realizando los pasos
para crear el archivo, nombrarlo y guardarlo (¡es lo primero que debemos
recordarles para evitar disgustos!). Cuando todo el mundo tiene el archivo
nombrado y guardado, podemos empezar a enseñarles cómo introducir las notas.
Sugerimos la siguiente secuencia:
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Introducimos la escala ascendente y descendente con negras. Les hacemos
dar cuenta de la importancia de colocar las notas en la secuencia correcta
(que no dejen espacios –silencios- entre ellas, que no solapen notas, que
olviden ninguna…).
A continuación, repetimos la escala (así vamos practicando) pero
cambiando las figuras rítmicas: con corcheas, blancas, negras con punto…
Este tipo de ejercicio puede darnos pie a fijarnos en el compás, la duración
de las figuras….
Podemos hacer el mismo ejercicio con la secuencia de notas que hemos
aprendido y cantado con fonomimia (parte 2 y ostinato).
Una vez realizados estos ejercicios, podemos proponerles que inventen una
partitura y la escuchen (o escucharla entre todos): puedes ser muy
interesante, sobre todo con los niños y niñas que ya tienen consolidado el
lenguaje musical.
Una de las ventajas que ofrece el editor de partituras es que nos permite escuchar
lo que hemos escrito. Esto nos ayudará a consolidar la relación entre la escritura
musical y la música: escribimos la escala o la secuencia de notas que conocemos, y
cuando la escuchamos podemos identificar fácilmente si lo hemos hecho bien
(tiene que sonar como la secuencia que hemos cantado previamente). El error se
convierte en fuente de aprendizaje: identificarlos, encontrarlos y corregirlos es una
buena actividad para aprender a utilizar el editor y profundizar en el lenguaje
musical.
Cuando ya sabemos utilizar el editor, podemos proponerles copiar la partitura
entera de la canción que hemos aprendido: así podrán escucharla siempre que
quieran.