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Transcript
GANDHI
SOBRE EL
BIBLIOTECA
DE ENSAYO
SIRUELA
Mahatma G a n d h i
Sobre el hinduismo
Edición de Ravinder Kumar
Traducción y notas de
María Tabuyo y Agustín López
Epílogo de Louis Massignon
Biblioteca de Ensayo 34 (serie menor) Ediciones Siruela
índice
Published in collaboration with
National Book Trust, India
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de
esta publicación puede ser reproducida, almacenada
o transmitida en manera alguna ni por ningún medio,
ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación
o de fotocopia, sin permiso previo del editor.
Título original: Wbat ¿s Hinduism?
Colección dirigida por Ignacio Gómez de Liaño
Diseño gráfico: Gloria Gauger
© 2006 by National Book Trust, India
Translation rights arranged with National Book Trust, India
© De ía traducción y notas, María Tabuyo y Agustín López
© Del epílogo de Louis Massignon, Editorial Trotta, 2005
(traducción de Jesús Moreno Sanz
cedida por Editorial Trotta)
© Ediciones Siruela, S. A., 2006
c/ Almagro 25, ppal. dcha. 28010 Madrid
Tel.: 91 355 57 20 Fax: 91 355 22 01
[email protected] www.siruela.com
Printed and made in Spain
Prólogo
Ravinder Kumar
11
Sobre el h i n d u i s m o
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
¿ Q u é es el h i n d u i s m o ?
¿Existe S a t a n á s en el h i n d u i s m o ?
¿Por q u é soy h i n d ú ?
El h i n d u i s m o
Sanatana hindú
Respuesta a algunas objeciones
El C o n g r e s o y d e s p u é s
Mi m i s i ó n
La t e n s i ó n e n t r e h i n d ú e s y
m u s u l m a n e s . Sus causas y su
remedio
15
16
17
20
26
29
32
34
36
10. ¿ Q u é p u e d e n h a c e r l o s h i n d ú e s ?
38
3 1 . El i d e a l d e la Gita
128
11. El h i n d u i s m o a c t u a l
41
32. N o v i o l e n c i a
130
12. El m o n s t r u o c o n c a b e z a d e h i d r a
47
33. La t e n s i ó n h i n d o - m u s u l m a n a .
13. T u l s i d a s
51
14. C a r t a s e m a n a l ( O t r a s c u e s t i o n e s )
15. C a r t a S e m a n a l
con Rao Bhadur Rajah)
132
34. L a a c e p t a c i ó n d e l a n o c o n v e r s i ó n
136
35. I g u a l d a d d e l a s r e l i g i o n e s
138
54
36. I g u a l d a d d e l a s r e l i g i o n e s
140
55
37. A c t i t u d d e l a s m i s i o n e s
54
(Conversación
16. C a r t a S e m a n a l ( L a l l a v e d e o r o )
cristianas
h a c i a el h i n d u i s m o
17. El d i s c u r s o d e H a r i p a d
60
18. D e l d i s c u r s o d e K o t t a y a m
65
38. I g u a l d a d d e las r e l i g i o n e s
19. Yajña
68
39. G a n d h i j i y la s u p r e s i ó n d e l a s
o sacrificio
20. L a c u e s t i ó n B r a h m á n
clases
/
no-Brahman
Sus
c a u s a s y su s o l u c i ó n
74
40. El p e c a d o d e l a i n t o c a b i l i d a d
143
145
148
150
21. D i o s y el C o n g r e s o
77
41. C a r t a s e m a n a l
151
22. A d v a i t i s m o y D i o s
79
4 2 . El m o n s t r u o d e m i l c a b e z a s
153
2 3 . D i o s Es
83
43. La a c u s a c i ó n d e l Dr. A m b e d k a r
155
24. C a r t a d e s d e E u r o p a
88
Notas
157
2 5 . S o b r e la n e c e s i d a d d e a c e r c a r s e
a l o s t e m p l o s c o n fe
26. El s i g n i f i c a d o d e l a Gita
27. K r i s h n a J a n m a s h t a m i
93
95
E p í l o g o . La s i n g u l a r e j e m p l a r i d a d
107
d e la v i d a d e G a n d h i
Louis
2 8 . El m e n s a j e d e la Gita
110
29. D e s d e Y e r a v d a M a n d i r
122
30. L o s r e c i t a d o r e s d e l a Gita
126
Massignon
163
Prólogo
Con ocasión del 125 aniversario del nacimiento
de Mahatma Gandhi, me complace someter a una
comunidad más amplia su fecunda comprensión
del dharma1 hindú. Los artículos incluidos en esta
selección se han tomado principalmente de las contribuciones de Gandhiji2 a Young India, Harijan y
Navajivan, en hindi y en gujarati. Pero aunque estas
contribuciones fueron escritas en ocasiones diferentes, ofrecen un cuadro del dharma hindú difícil
de superar por su riqueza, amplitud y sensibilidad
hacia los dilemas existenciales de la vida humana.
Las reflexiones del Mahatma sobre lo que es el
dharma hindú serían sumamente valiosas en cualquier momento, pero creo que son particularmente pertinentes en la actual coyuntura.
En la publicación de esta selección, he recibido
la inestimable ayuda de mi colega en el Nehru Museum y vicerrector del mismo, el Dr. Hari Dev Sharma. Estoy también profundamente agradecido al
11
National Book Trust p o r llevar a cabo la publicación d e este libro, e n n o m b r e d e l I n d i a n Council
of Historical Research, e n u n muy breve espacio d e
tiempo.
Ravinder Kumar
Presidente del Indian
Council of Historical Research
Nueva Delhi, 26 de abril de 1994
Sobre el hinduismo
12
1. ¿Qué es el hinduismo?
Por suerte o por desgracia, el hinduismo no tiene ningún credo oficial. Por consiguiente, para protegerme de cualquier malentendido, he afirmado
que mi credo es la verdad y la noviolencia. Si se me
pidiera definir el credo hindú, diría simplemente:
buscar la verdad por medios no violentos. Un hombre puede incluso no creer en Dios y considerarse
hindú.'El hinduismo es la búsqueda implacable de
la verdad y si actualmente se encuentra moribundo,
inactivo, insensible al crecimiento, es porque estamos cansados; en cuanto pase la fatiga, el hinduismo irrumpirá en el mundo con un brillo tal vez
desconocido hasta entonces. Por supuesto, el hinduismo es, en consecuencia, la más tolerante de las
religiones. Su credo lo abarca todo.
Young India, 24 de abril de 1924
15
2. ¿Existe Satanás en el h i n d u i s m o ?
3. ¿Por qué soy hindú?
En mi opinión, la belleza del hinduismo radica
en su carácter inclusivo y omniabarcante. Lo que
decía el divino autor del Mahabharata de su gran
creación es igualmente cierto del hinduismo. Cualquier cosa esencial contenida en cualquier religión,
se encontrará siempre en el hinduismo. Y lo que no
esté contenido en él es insubstancial o innecesario,
Una amiga americana, que se reconoce amiga
de la India de toda la vida, escribe:
Young India, 17 de septiembre de 1925
Dado que el hinduismo es una de las religiones más
importantes de Oriente, y usted ha estudiado el cristianismo y el hinduismo, y ha manifestado, sobre la base de ese
estudio, que es usted hindú, le ruego me permita que le
pregunte por las razones de su elección. Hindúes y cristianos son igualmente conscientes de que la principal necesidad de) hombre es conocer a Dios y adorarle en espíritu y verdad. Creyendo que Cristo era una revelación de
Dios, los cristianos de América enviaron a la India a miles
de sus hijos e hijas para hablar al pueblo indio de Cristo.
¿Querrá usted, a cambio, ofrecernos su interpretación del
hinduismo y establecer una comparación del hinduismo
con las enseñanzas de Cristo? Le quedaría profundamente agradecida por ello.
En varios e n c u e n t r o s , m e h e atrevido a decir a
17
16
misioneros ingleses y americanos que si se hubieran
abstenido de «hablar» a la India de Cristo y se hubieran limitado a vivir la vida como les recomienda
el Sermón de la Montaña, la India, en vez de sospechar de ellos, habría valorado su estancia aquí y se
habría beneficiado directamente de su presencia.
Puesto que éste es mi punto de vista, no digo nada
«a cambio» sobre el hinduismo a los amigos americanos. No creo en las personas que hablan a los
otros de su fe, pensando especialmente en su conversión. La fe no admite ser contada. Tiene que ser
vivida, y entonces se difunde por sí misma.
Tampoco me considero capacitado para interpretar el hinduismo, salvo a través de mi vida. Y si no
puedo interpretar el hinduismo por la palabra escrita, no puedo compararlo con el cristianismo. Por
consiguiente, lo único que puedo hacer es decir, tan
brevemente como me sea posible, por qué soy hindú.
Creyendo como creo en la influencia de la herencia, y habiendo nacido en una familia hindú, he
seguido siendo hindú. Rechazaría el hinduismo si
lo encontrara incompatible con mi sentido moral o
mi crecimiento espiritual. Después de analizarlo, he
descubierto que es la religión más tolerante de todas las que conozco. Su libertad respecto del dogma es para mí un poderoso atractivo en la medida
en que ofrece al devoto las máximas posibilidades
de autoexpresión. Al no ser una religión excluyen-
te, permite a sus seguidores no sólo respetar a todas
las demás religiones, sino que les permite también
admirar y asimilar todo lo que pueda haber de bueno en ellas. La noviolencia es común a todas las religiones, pero ha sido en el hinduismo donde he
encontrado su expresión y su aplicación más elevadas. (No considero el jainismo ni el budismo separados del hinduismo.) El hinduismo cree en la unidad no sólo de toda la vida humana, sino en la
unidad de todo lo que vive. El culto a la vaca es, en
mi opinión, una contribución única al desarrollo
de una conciencia humanitaria. Es una aplicación
práctica de la creencia en la unidad y, por consiguiente, en la sacralidad de toda forma de vida. La
gran idea de la transmigración es una consecuencia
directa de esa creencia. Por último, el descubrimiento de la ley del varnashrama3 es un resultado
magnífico de la búsqueda incesante de la verdad.
No quisiera sobrecargar este artículo con definiciones de los elementos esenciales aquí esbozados, pero sí debo decir que las ideas actuales del culto a la
vaca y el varnashrama son una caricatura de lo que,
en mi opinión, son las ideas originales. En este brevísimo esquema he mencionado lo que se me ocurre que son las características más destacadas del hinduismo y que me hacen mantenerme dentro de él.
18
19
Young India, 20 de octubre de 1927
4. El hinduismo
He afirmado que me considero un sanatani* hindú, y, sin embargo, hay cosas que se hacen comúnmente en nombre del hinduismo con las que no me
considero identificado. No tengo ningún deseo de
ser llamado sanatani hindú, o cualquier otra cosa, si
no lo soy realmente. Debo, por tanto, de una vez por
todas, explicar cómo entiendo el hinduismo sanatanab. Utilizo la palabra sanatana en su sentido natural.
Me considero un sanatani porque:
1. Creo en los Vedas, las Upanishads, los Puranas
y todo lo que se incluye en las Escrituras hindúes, y
por lo tanto en los avataras6 y el renacimiento.
2. Creo en el varnashrama dharma en un cierto
sentido, en mi opinión, estrictamente védico, pero
no en su actual sentido popular y vulgarizado.
3. Creo en la protección de la vaca en un sentido mucho más amplio que el que popularmente se
le da.
20
4. No dudo del culto a los ídolos.
El lector observará que me he abstenido a propósito de utilizar la expresión «origen divino» en
referencia a los Vedas o a las otras Escrituras. Pues
no creo en la divinidad exclusiva de los Vedas. Creo
que la Biblia, el Corán y el Zend-Avesta están tan divinamente inspirados como los Vedas. Mi creencia
en las Escrituras hindúes no exige de mí que acepte que cada palabra y cada versículo están divinamente inspirados. Tampoco pretendo tener un conocimiento directo de esos textos maravillosos.
Pero afirmo conocer y sentir las verdades de la enseñanza esencial de las Escrituras. Me niego a sentirme obligado por cualquier interpretación, por
erudita que sea, si repugna a la razón o al sentido
moral.-Rechazo de manera enfática la pretensión
(si la tienen) de los shankaracharyasy los shastris'' actuales de dar la interpretación correcta de las Escrituras. Por el contrario, creo que nuestro conocimiento actual de estos libros está en un estado
catastrófico. Creo implícitamente en el aforismo
hindú de que nadie conoce verdaderamente los
shastrai si no ha alcanzado la perfección en la inocencia (ahimsá), la verdad (satya) y el autocontrol
(brahmacharyá), y si no ha renunciado a toda adquisición o posesión de riquezas. Creo en la institución
de los gurús, pero, en la época actual, son millones
21
las personas que deben prescindir de gurú, porque
es muy raro encontrar una combinación de pureza
y saber perfectos. Pero no se debe desesperar de conocer la verdad de la religión propia, porque los
fundamentos del hinduismo, como de toda gran religión, son inmutables y se comprenden fácilmente.
Todo hindú cree en Dios y su unidad, en el renacimiento y en la salvación.
No puedo describir mejor mi sentimiento por el
hinduismo que apelando a mi propia esposa. Me
conmueve como ninguna otra mujer en el mundo.
No es que no tenga defectos. Me atrevo a decir que
tiene muchos más de los que yo veo. Pero el sentimiento de un lazo indisoluble está ahí. Así son también mis sentimientos hacia el hinduismo, con todos sus defectos y limitaciones. Nada me regocija
tanto como los ecos de la Gita9 o del Ramayana de
Tulsidas, los dos únicos libros del hinduismo que
puedo decir que conozco. Cuando me creía al borde de la muerte, la Gita fue mi consuelo. Conozco
los vicios que se desarrollan actualmente en todos
los grandes templos hindúes, pero los amo a pesar
de sus fallos incalificables. Tengo por ellos un interés que no tengo por los otros. Soy un reformador
radical, pero mi celo nunca me lleva a rechazar ninguna de las cosas esenciales del hinduismo. He dicho que no dudo del culto a los ídolos. Un ídolo no
suscita en mí ningún sentimiento de veneración.
I'ero pienso que el culto a los ídolos forma parte de
la naturaleza humana. Anhelamos el simbolismo.
,11'or qué se debería estar más tranquilo en una iglesia que en otro lugar? Las imágenes son una ayuda
para el culto. Ningún hindú considera que una imagen sea Dios. No pienso que el culto a los ídolos sea
11 ti pecado.
Es evidente, por lo dicho hasta aquí, que el hinduismo no es una religión excluyente. En él hay lugar para el culto de todos los profetas del mundo.
No es una religión misionera en el sentido ordinario del término. Sin duda ha absorbido a muchas
tribus, pero esta absorción ha tenido un imperceptible carácter evolutivo. El hinduismo recomienda a
cada uno que adore a Dios según su propia fe o
dharma, y por eso vive en paz con todas las religiones.
Con esta concepción del hinduismo, nunca he
podido reconciliarme con la intocabilidad10. Siempre la he considerado una excrecencia. Cierto es
que nos ha sido transmitida en herencia desde generaciones, pero también lo han sido muchas prácticas negativas todavía vigentes en la actualidad. Me
avergonzaría pensar que la dedicación de niñas a
una virtual prostitución fuera parte del hinduismo.
Sin embargo, es practicada por hindúes en muchas
partes de la India. Considero un acto irreligioso sacrificar cabras a Kali y no lo entiendo como parte
del hinduismo. El hinduismo es un desarrollo a lo
22
23
largo de los siglos. Su mismo nombre, hinduismo,
le fue dado a la religión del pueblo del Indostán
por extranjeros. No había dudas en una cierta época en cuanto al sacrificio de animales ofrecido en
nombre de la religión. Pero eso no es religión, y
mucho menos religión hindú. Y por eso, me parece
a mí, cuando la protección de la vaca se convirtió
en artículo de fe para nuestros antepasados, quienes persistieron en comer carne de res fueron excomulgados". El conflicto civil debió de ser feroz.
Se aplicó el boicot social no sólo a los recalcitrantes,
sino que sus pecados se cargaron también sobre sus
hijos. La práctica, que probablemente tuvo buenas
intenciones en su origen, endureció su uso, e incluso en nuestros libros sagrados se deslizaron algunos
versículos que dieron a la práctica una permanencia totalmente inmerecida y de ningún modo justificada. Sea correcta o no mi teoría, la intocabílidad
es repugnante a la razón y al instinto de misericordia, piedad o amor. Una religión que establece el
culto a la vaca no puede aceptar ni justificar el boicot inhumano y cruel de otros seres humanos. Y antes aceptaría ser hecho pedazos que renegar de las
clases reprimidas. Ciertamente, los hindúes no merecerán nunca la libertad, ni la alcanzarán, si permiten que su noble religión sea deshonrada por el
mantenimiento de la mancha de la mtocabilidad. Y
como amo al hinduismo más que a la vida misma, la
mancha se ha vuelto para mí una carga intolerable.
No neguemos a Dios negando a una quinta parte
de nuestra raza el derecho de asociación en pie de
igualdad con el resto.
Young India, 6 de octubre de 1921
24
25
5. Sanatana hindú
[Gandhiji contesta a un corresponsal que criticaba su interpretación del hinduismo.]
No soy un literalista y, por tanto, trato de comprender el «espíritu» de las diversas Escrituras del
mundo. Aplico la prueba de la verdad y ahimsa12 establecida por esas mismas Escrituras para la interpretación. Rechazo lo que es incompatible con esa
prueba, y me adhiero a todo lo que es consecuente
con ella. Rechazo como interpolación la historia de
un shudra" que había sido castigado por Ramachandra14 por atreverse a aprender los Vedas. Y, en todo
caso, adoro a Rama, el ser perfecto de mi concepción, no los hechos de una persona histórica cuya
vida puede variar con el progreso de nuevos descubrimientos e investigaciones históricas. Tulsidas15
no tuvo ninguna relación con el Rama de la historia. Juzgado según criterios históricos, su Ramayana
merecería ser tirado a la basura. Como experiencia
26
espiritual, su libro es casi incomparable, al menos
para mí. Y, sin embargo, ni siquiera confiaría plenamente en cada palabra que se encuentra en cada
una de las ediciones que se han publicado del Ramayana de Tulsidas. Es el espíritu que impregna el
libro lo que me tiene hechizado. No puedo suscribir la prohibición de que los shudras aprendan los
Vedas. En realidad, en mi opinión, en el momento
actual todos somos predominantemente shudras, en
la medida en que somos siervos. El conocimiento
no puede ser prerrogativa de una clase o sector determinado. Pero puedo concebir la imposibilidad
de que las gentes asimilen verdades más elevadas o
más sutiles a no ser que se sometan a una preparación preliminar, del mismo modo que quienes no
han pasado por una preparación adecuada no pueden respirar el aire rarificado de las alturas o quienes no han tenido una enseñanza previa en matemáticas elementales no pueden comprender o
asimilar la geometría superior o el álgebra. Por último, creo en algunas convenciones saludables.
Existe una convención que rodea la recitación de la
Gayatri16. La convención es que sólo se debe recitar
en los momentos fijados y después de abluciones
realizadas de la manera prescrita. Como yo creo en
esas convenciones, y como no siempre puedo ajustarme a ellas, durante los últimos años he seguido a
los santos posteriores, y por lo tanto me he conten27
tado con el Dvadashakshara mantra" o el Bhagavatals, o la fórmula todavía más sencilla de Tulsidas y
unas pocas selecciones de la Gita y otras obras, y
unos pocos bhajanas19 en prácrito. Éstos son mi alimento espiritual cotidiano, mi Gayatri. Me dan toda
la paz y todo el consuelo que necesito cada día.
6. Respuesta a algunas objeciones
Young India, 27 de agosto de 1925
Quiero ver la rueca en todas partes porque veo
pobreza en todas partes. Hasta que hayamos alimentado y vestido a los esqueletos de la India, la religión no tendrá ningún significado para ellos. Ellos
están viviendo hoy una vida de animales, y nosotros
somos los responsables. La rueca es, por lo tanto,
nuestra penitencia. La religión es servicio a los indefensos. Dios se nos manifiesta en la forma de los
indefensos y los afligidos. Pero nosotros, a pesar de
nuestras marcas en la frente, no les prestamos atención, es decir, no prestamos atención a Dios. Dios está y no está en los Vedas. Quien lee el espíritu de los
Vedas ve a Dios allí. Quien se aferra a la letra de los Vedas es un vedia, un literalista. Narasinha Mehta canta, en efecto, la alabanza del rosario, y la alabanza está justificada. Pero el mismo Narasinha cantó:
¿De qué aprovecha el tilakam y el tulsi", de qué sirve
el rosario y el musitar el Nombre divino, de qué provecho
28
29
es la interpretación gramatical del Veda, qué utilidad tiene el dominio de las letras? Todo eso son mecanismos para llenar la tripa y nada vale si no ayuda a la comprensión
del Parabrahma11.
Los m u s u l m a n e s c u e n t a n las cuentas d e su tasbih, y los cristianos las del rosario. Pero u n o s y otros
pensarían q u e se h a n a p a r t a d o d e la religión si su
tasbih o su rosario les impidieran c o r r e r e n socorro
d e alguien que, p o r ejemplo, yaciera h e r i d o p o r
u n a m o r d e d u r a d e serpiente. El m e r o conocimiento d e los Vedas n o p u e d e hacer d e nuestros brahm a n e s preceptores espirituales. Si lo hiciera, Max
Müller habría sido u n o d e ellos. El b r a h m á n q u e
haya c o m p r e n d i d o la religión actual otorgará sin
d u d a al saber védico u n lugar secundario y difundirá la religión d e la rueca, librará del h a m b r e a millones d e sus compatriotas y sólo entonces, y n o antes, se entregará a los estudios védicos.
Ciertamente, h e considerado superior el hilado
a la práctica d e las religiones confesionales. Pero
eso n o significa q u e éstas sean a b a n d o n a d a s . Sólo
quiero decir q u e u n dharma q u e h a d e ser observad o p o r los seguidores d e todas las religiones, las
transciende, y p o r lo tanto digo q u e u n b r a h m á n es
mejor b r a h m á n , u n m u s u l m á n mejor m u s u l m á n ,
u n vaishnavá2* mejor vaishnava, si d a vueltas a la rueca con espíritu d e servicio.
30
Si me fuera posible girar la rueca e n la cama, y
sintiera que eso m e ayuda a c o n c e n t r a r mi m e n t e
e n Dios, sin d u d a dejaría a u n lado el rosario y giraría la rueca. Si fuera lo bastante fuerte p a r a girar
la rueca, y tuviera q u e elegir e n t r e contar cuentas o
girar la rueca, sin d u d a m e decidiría e n favor d e la
rueca, h a c i e n d o d e ella mi rosario, mientras viera
q u e la pobreza y el h a m b r e a c e c h a b a n al país. Esp e r o u n tiempo e n el q u e incluso repetir el n o m b r e
d e Rama se convertirá e n u n estorbo. C u a n d o haya
c o m p r e n d i d o q u e R a m a transciende incluso las palabras, n o t e n d r é necesidad d e repetir su n o m b r e .
La rueca, el rosario y el Ramanama2* serán p a r a m í
lo mismo. Los tres sirven al m i s m o fin, m e e n s e ñ a n
la religión del servicio. N o p u e d o practicar ahimsa
sin practicar la religión del servicio, y n o p u e d o enc o n t r a r la verdad sin practicar la religión d e ahimsa.
Y n o existe otra religión q u e la verdad. La verdad es
Rama, Narayana, Ishwara, Khuda, Allah, Dios. [Com o dice Narayana, «las diferentes formas e n q u e se
trabaja el o r o d a n origen a n o m b r e s y formas diferentes; p e r o , e n definitiva, t o d o es oro».]
Young India, 14 de agosto de 1924
31
7. El Congreso y d e s p u é s
En nombre de la religión, nosotros, los hindúes,
hemos hecho un fetiche de las observancias externas, y hemos degradado la religión haciendo de ella
una mera cuestión de comer y beber. El brahmanismo debe su posición sin igual a su abnegación,
su pureza interior y su severa austeridad, iluminado
todo ello por el conocimiento. Los hindúes están
condenados al fracaso si atribuyen una importancia
indebida a los efectos espirituales de los alimentos
y a los contactos humanos. Situados como estamos
en medio de pruebas y tentaciones desde dentro, y
afectados y contaminados por las corrientes de pensamiento más viles e intocables, no exageremos, en
nuestra arrogancia, la influencia del contacto con
personas a las que, muy a menudo de manera ignorante, y con más frecuencia de forma arrogante,
consideramos inferiores a nosotros. Seremos juzgados ante el Trono del Todopoderoso, no por lo que
hayamos comido ni porque hayamos sido tocados
32
por unos u otros, sino en función de a quiénes hemos servido y cómo. En la medida en que sirvamos
a un solo ser humano sumido en la angustia, encontraremos favor a los ojos de Dios. Debemos evitar los alimentos malos y estimulantes o sucios, como debemos evitar un mal contacto. Pero no
demos a estas observancias un lugar desproporcionado a su verdadera importancia. No utilicemos la
abstinencia de ciertos alimentos como tapadera para el fraude, la hipocresía y los peores vicios. No nos
neguemos a servir a un hermano caído o sucio por
miedo a que su contacto perjudique nuestro crecimiento espiritual.
YoungIndia, 5 de enero de 1922 (?)
33
8. Mi m i s i ó n
No me considero digno de ser mencionado entre la estirpe de los profetas. Soy un humilde buscador de la verdad. Estoy impaciente por realizarme,
por alcanzar la mokshcf5 en esta misma existencia. Mi
servicio a la nación es parte de mi formación para
liberar mi alma de la esclavitud de la carne. Considerado de este modo, mi servicio puede ser considerado como algo puramente egoísta. No deseo el
reino perecedero de la tierra. Lucho por el Reino
de los Cielos, que es la moksha. Para lograr mi objetivo no me es necesario refugiarme en una cueva.
Llevo una conmigo; basta con que me dé cuenta de
ello. Quien vive en una cueva puede construir castillos en el aire, mientras quien, como Janaka26, vive
en un palacio, no tiene castillos que construir. El
habitante de la cueva que se cierne sobre el mundo
en las alas del pensamiento no conoce paz alguna.
Janaka, aun viviendo en medio de la «pompa y la;*
circunstancias», puede tener la paz que sobrepasa.
34
al conocimiento. Para mí, el camino a la salvación
está en el trabajo incesante al servicio de mi país y,
a través de eso, al servicio de la humanidad. Quiero
identificarme con todo lo que vive. En el lenguaje
de la Gita, quiero vivir en paz con amigos y enemigos. Aunque un musulmán, un cristiano o un hindú pueda despreciarme y odiarme por ello. Quiero
amarles y servirles como amaría a mi esposa o a mi
hijo aunque ellos me odiaran. Por eso mi patriotismo es para mí una etapa en mi viaje al país de la libertad y la paz eternas. Pienso que no hay, pues,
ninguna idea política desprovista de sentido religioso. Las ideas políticas sirven a la religión, y las
que están ayunas de religión son una trampa mortal porque matan el alma.
Young India, 3 de abril de 1924
35
9. La tensión entre h i n d ú e s
y musulmanes.
Sus causas y su r e m e d i o
En mi opinión, no hay en el hinduismo nada parecido al proselitismo tal como se entiende en el
cristianismo o, en menor medida, en el islam. Pienso que el Arya Samaj27 ha copiado de los cristianos
la planificación de su propaganda. El método moderno no me atrae. Ha hecho más mal que bien.
Aun considerado como un asunto puramente del
corazón, entre el Creador y uno mismo, ha degenerado en una apelación al instinto egoísta. El predicador del Arya Samaj nunca es tan feliz como
cuando injuria a otras religiones. Mi instinto hindú
me dice que todas las religiones son más o menos
verdaderas. Todas proceden del mismo Dios, pero
todas son imperfectas en su instrumentalidad humana. El verdadero movimiento shuddhi28 debería
consistir en que cada uno tratase de llegar a la perfección en su propia fe. En ese plano, el carácter sería la única prueba. ¿De qué sirve pasar de un compartimento a otro si no implica un ascenso moral?
36
¿Qué sentido tiene intentar convertir a otros al servicio de Dios (pues ésa debe ser la consecuencia de
shuddhi o tabligh) cuando quienes están en mi rebaño niegan cada día a Dios con sus acciones? La sentencia que dice «médico, cúrate a ti mismo» es más
aplicable a los asuntos religiosos que a los mundanos. Pero ésta es mi opinión. Si los miembros del
Arya Samaj piensan que hay algo que les dicta su
conciencia, tienen todo el derecho a llevar adelante el movimiento. Esa llamada ardiente no conoce
ningún límite de tiempo, ningún control de la experiencia. Si la unidad hindo-musulmana está en
peligro porque un predicador del Arya Samaj o un
predicador musulmán proclama su fe obedeciendo
a una llamada interior, esa unidad será sólo superficial. ¿Por qué debería ser perturbada por esos movimientos? Ahora bien, deben ser auténticos. Si los
malkanas29 querían volver a la grey hindú, tenían todo el derecho a hacerlo siempre que quisieran. Pero no se puede permitir ninguna propaganda que
injurie a otras religiones. Pues eso sería la negación
de la tolerancia. La mejor manera de tratar esa propaganda es condenarla públicamente.
Young India, 29 de mayo de 1924
37
Aunque la mayoría de los musulmanes de la India y de los hindúes pertenezcan a un mismo tronco, el ambiente religioso los ha hecho diferentes.
Creo, y he observado también, que el pensamiento
transforma la forma de ser y el carácter de los hombres. Los sijs son el ejemplo más reciente de este hecho. Los musulmanes, al ser generalmente una minoría, han recurrido a la intimidación. Además, al
ser herederos de tradiciones recientes, muestran la
virilidad de un sistema de vida comparativamente
nuevo. Aunque, en mi opinión, la noviolencia tiene
un lugar predominante en el Corán, los mil trescientos años de expansión imperialista han hecho
de los musulmanes un cuerpo combativo. Por tanto, son agresivos. La intimidación es la expresión
natural de un espíritu agresivo. Los hindúes tienen
una civilización de una gran antigüedad y son esencialmente no violentos. Su civilización ha pasado
por experiencias que la cristiana y la islámica están
todavía atravesando. Si el hinduismo fue alguna vez
imperialista en el sentido moderno del término, ha
sobrevivido a su imperialismo y, ya sea deliberadamente o de manera natural, lo ha abandonado. El
predominio del espíritu no violento ha limitado el
uso de las armas a una pequeña minoría que siempre debe estar subordinada a un poder civil profundamente espiritual, culto y desinteresado. Los hindúes como sociedad no están, por consiguiente,
preparados para la lucha. Pero al no haber conservado su formación espiritual, han olvidado la utilización de un sustituto eficaz de las armas, y, al no
conocer su uso ni tener aptitud para ellas, se han
vuelto dóciles hasta caer en actitudes timoratas o
cobardes. Así pues, este vicio es una excrecencia natural de la mansedumbre. Al sostener esta idea, no
pienso que el carácter excluyeme del hindú, malo
como sin duda es, tenga mucho que ver con este carácter timorato. De ahí también mi falta de confianza en los akhadasm como medio de defensa. Lo
aprecio para la cultura física, pero, para la defensa
propia, restauraría la cultura espiritual. La autodefensa mejor y más duradera es la purificación. Me
niego a renunciar a mis raíces debido a los temores
que actualmente nos obsesionan. Si los hindúes se
limitaran a creer en sí mismos y actuaran de acuerdo con sus tradiciones, no tendrían ninguna razón
para temer la intimidación. En el momento en que
38
39
10. ¿Qué p u e d e n hacer los hindúes?
recupere la verdadera formación espiritual, el musulmán será sensible a ello. No puede dejar de hacerlo. Si puedo reunir a un grupo de jóvenes hindúes con fe en sí mismos y, por tanto, con fe en los
musulmanes, el grupo se convertirá en un escudo
protector para los más débiles. Ellos (los hindúes jóvenes) enseñarán cómo morir sin matar. No conozco otro camino. Cuando nuestros antepasados vieron que la aflicción les rodeaba, recurrieron a la
tapasya, la purificación. Comprendieron la indefensión de la carne y en su indefensión oraron hasta
que obligaron al Creador a obedecer su llamada.
«Oh, sí -dice mi amigo hindú-, pero entonces Dios
envió a alguno a manejar las armas.» No estoy interesado en negar la verdad de la réplica. Todo lo
que digo al amigo es que, como hindú, no puede ignorar la causa y obtener el resultado. Será tiempo
de luchar cuando hayamos hecho bastante tapasya.
¿Estamos bastante purificados?, pregunto. ¿Hemos
hecho siquiera penitencia por el pecado de la intocabilidad, por no hablar de la pureza personal de
los individuos? ¿Son nuestros preceptores religiosos
todo lo que deberían ser? Estamos golpeando el aire
mientras concentramos nuestra atención en encontrar defectos en la conducta musulmana.
Young India, 19 d e j u n i o d e 1924
11. £1 h i n d u i s m o actual
El hinduismo es un organismo vivo sujeto a crecimiento y descomposición, y sometido a las leyes
de la naturaleza. Uno e indivisible en la raíz, se ha
convertido en un árbol inmenso con innumerables
ramas. Los cambios de estación le afectan. Tiene su
otoño y su verano, su invierno y su primavera. Las
lluvias lo nutren y lo hacen fructificar. Se basa y no
se basa en las Escrituras. No deriva su autoridad de
un único libro. La Gita es un texto aceptado umversalmente, pero, aun siendo así, sólo muestra el
camino. Apenas tiene algún efecto sobre las costumbres. El hinduismo es como el Ganges, que, puro e inmaculado en sus fuentes, recoge en su curso
las impurezas del camino. También como el Ganges es beneficioso en su efecto total. Asume una forma particular en cada provincia, pero su substancia
interior se conserva en todas partes. La costumbre
no es religión. Las costumbres pueden cambiar, pero la religión permanecerá inalterada.
La pureza del hinduismo depende del dominio
40
41
ñará d e b e r e s nuevos, p e r o la verdad s e r á siempre la
misma. ¿Quién la h a c o n o c i d o a l g u n a vez en su totalidad? Los Vedas r e p r e s e n t a n la v e r d a d , son infinitos. Pero, ¿quién los h a c o n o c i d o en su totalidad?
Lo q u e hoy se c o n o c e p o r el n o m b r e d e Vedas n o es
ni siquiera u n a millonésima p a r t e del Veda real, el
Libro del C o n o c i m i e n t o . ¿Y q u i é n c o n o c e todo el
significado siquiera d e los pocos libros q u e tenemos? Más q u e a c a m i n a r p o r estas complicaciones
infinitas, nuestros sabios nos e n s e ñ a b a n a a p r e n d e r
una sola cosa: «Como es el sí mismo, así es el universo». N o es posible e x a m i n a r el universo al mismo
nivel e n q u e se p u e d e e x a m i n a r el sí mismo. Conoce el sí m i s m o y conocerás el universo. P e r o hasta el
c o n o c i m i e n t o del sí interior p r e s u p o n e u n esfuerzo
incesante; n o sólo incesante, sino p u r o , y el esfuerzo p u r o p r e s u p o n e u n corazón p u r o , q u e a su vez
d e p e n d e d e la práctica d e jamas y niyamas52, las virtudes «cardinales» y las «particulares».
de sí de sus devotos. Siempre q u e su religión h a estado en peligro, los h i n d ú e s se h a n sometido a u n a
penitencia rigurosa, h a n buscado las causas d e la crisis y h a n concebido medios para combatirlas. Los
shastras están siempre creciendo. Los Vedas, las Upanishads, las Smritis, los Puranas y los Itihasas™ n o surgieron al m i s m o t i e m p o . Cada u n o surgió d e las
necesidades d e períodos particulares, y p o r eso parecen estar en desacuerdo unos con otros. Esos libros n o e n u n c i a n de nuevo las verdades eternas, sin o q u e muestran c ó m o se practicaban éstas en el
m o m e n t o al q u e c o r r e s p o n d e n los libros. U n a práctica q u e fue apropiada en u n p e r í o d o particular, si
se repitiera ciegamente e n otra época, sumiría a las
gentes e n la «ciénaga del desánimo». P o r q u e la práctica del sacrificio de animales fuera válida e n u n a
época, ¿debemos restablecerla hoy? P o r q u e en u n
tiempo acostumbráramos a cortar m a n o s y pies a los
ladrones, ¿debemos restablecer hoy día esa barbaridad? ¿Debemos recuperar la poliandria? ¿Debemos
restablecer el m a t r i m o n i o infantil? P o r q u e u n día se
decidió aislar a u n a parte d e la h u m a n i d a d , ¿debemos marcar hoy a sus descendientes c o m o parias?
El h i n d u i s m o aborrece el estancamiento. El con o c i m i e n t o es ilimitado, y también lo es la aplicación d e la verdad. Cada día a ñ a d i m o s algo nuevo a
nuestro c o n o c i m i e n t o del p o d e r d e Atman, y seguiremos haciéndolo. La nueva experiencia nos ense-
Esta práctica n o es posible sin la gracia d e Dios,
que p r e s u p o n e fe y devoción. P o r eso Tulsidas cantaba la gloria d e Ramanama, p o r eso el autor del
Rhagavata e n s e ñ ó el Dvadashakshara mantra (Om ñamo bhagavate vasudevaya). Para mí, es u n sanatani
h i n d ú q u i e n p u e d e repetir este m a n t r a d e m e m o ria. T o d o lo d e m á s es u n p o z o insondable, c o m o dijo el sabio Akho 33 .
Los e u r o p e o s estudian nuestras actitudes y cos-
42
43
tumbres. Pero el suyo es el estudio de un investigador, no el estudio de un devoto. Su «estudio» no
puede enseñarme la religión.
El hinduismo no consiste en comer y no comer.
Su centro está en la conducta recta, la correcta observancia de la verdad y la noviolencia. Un hombre
que come carne, pero observa las virtudes cardinales
de compasión y verdad, y que vive en el temor de
Dios, es mejor hindú que un hipócrita que se abstiene de carne. Y aquel cuyos ojos están abiertos a la
verdad de la violencia que supone comer carne de
res, o carne en general, y que por tanto lo ha rechazado, quien ama «al hombre y al pájaro y al animal»,
merece nuestra adoración. Él ha visto y ha conocido
a Dios; él es Su mejor devoto. El es un maestro para
la humanidad.
El hinduismo y todas sus formas religiosas están
siendo pesadas en la balanza. La verdad eterna es
una. Dios también es uno. Evitemos contraponer
credos y costumbres y sigamos la senda recta de la
verdad. Sólo entonces seremos verdaderos hindúes.
Muchos que se dan el nombre de sanatanis recorren la tierra. ¿Quién sabe cuántos de ellos serán
elegidos por Dios? La gracia de Dios descenderá sobre quienes hacen Su voluntad y Le sirven, no sobre
aquellos que simplemente musitan «Rama Rama».
Young India, 8 de abril de 1926
44
12. £1 monstruo con cabeza de hidra
Algunas de las historias que se cuentan en los
Putañas son muy peligrosas si no conocemos su relación con las condiciones actuales. Los shastras serían trampas mortales si debiéramos regular nues(ra conducta de acuerdo con los detalles que en
ellos se dan o con los personajes que en ellos se describen. Estos textos nos ayudan solamente a definir
y razonar los principios fundamentales. Si un personaje conocido de los libros religiosos pecó contra
Dios o contra el hombre, ¿es eso una justificación
para que repitamos el pecado? Nos basta con que
nos digan, de una vez por todas, que la verdad es lo
único que importa en el mundo, que la verdad es
Dios. Es irrelevante que se diga que incluso Yudhishthira34 fue descubierto en una mentira. Es más
importante para nosotros saber que cuando dijo
una mentira, tuvo que sufrir por ello en ese mismo
momento y que su eminente nombre de ninguna
manera le protegió del castigo. Igualmente, es irre45
levante para nosotros q u e se nos diga q u e Adishankara 35 evitó a u n chandala36. Nos basta saber q u e u n a
religión q u e nos e n s e ñ a a tratar a todos los seres vivos c o m o nos tratamos a nosotros mismos n o p u e d e
aceptar el trato i n h u m a n o d e u n a sola criatura, y
m u c h o m e n o s d e toda u n a clase de seres h u m a n o s
perfectamente inocentes. Por otra parte, n o tenemos ante nosotros todos los h e c h o s p a r a j u z g a r lo
q u e hizo o n o hizo Adishankara. A ú n m e n o s sabemos el significado de la palabra chandala e n el contexto e n q u e aparece. T i e n e i n d u d a b l e m e n t e muchos significados, u n o d e ellos es pecador. Pero si
todos los pecadores d e b e n ser considerados intocables, es muy d e t e m e r q u e todos nosotros, sin excluir al p r o p i o Pandit 37 estemos bajo el interdicto d e
la intocabilidad. Q u e la intocabilidad es u n a institución antigua, nadie lo h a n e g a d o n u n c a . Pero, si
es u n mal, n o p u e d e ser defendida sobre la base d e
su antigüedad.
Young India, 29 de julio de 1926
13. T u l s i d a s
Varios amigos m e h a n dirigido críticas en diversas ocasiones respecto d e mi actitud hacia el TulsiRamayana™. La esencia d e sus críticas es la siguiente:
Has descrito el Ramayana como el mejor de los libros,
pero nunca hemos podido estar de acuerdo con tu visión.
¿No ves cómo Tulsidas menospreció a las mujeres, defendió la poco caballerosa emboscada de Rama sobre Vali,
alabó a Vibhishan por traicionar a su país y describió a
Rama como un avatara a pesar de su gran injusticia con
Sita? ¿Qué belleza encuentras en un libro así? ¿O piensas
acaso que la belleza poética del libro compensa todo lo
demás? Si es así, entonces nos aventuramos a sugerir que
no estás cualificado para la tarea.
Admito q u e si tomamos las críticas d e forma aislada, serían difíciles d e refutar y todo el Ramayana
podría ser, d e esta manera, fácilmente c o n d e n a d o .
Pero eso se p u e d e decir d e casi t o d o y de casi todo
46
47
el mundo. Se cuenta la historia de un renombrado
artista que, para responder a sus críticos, puso un
cuadro suyo en un escaparate e invitó a los visitantes
a que dieran su opinión, señalando aquello que no
les gustara del cuadro. El resultado fue que apenas
hubo algún elemento del cuadro que quedase a salvo de las críticas. Sin embargo, el cuadro era en realidad una obra de arte. Efectivamente, ni siquiera
los Vedas, la Biblia o el Corán han quedado exentos
de condena. Para llegar a una valoración apropiada
de un libro se lo debe juzgar en su conjunto. Así es
para la crítica externa. La prueba interna de un libro consiste en descubrir qué efecto ha producido
sobre la mayoría de sus lectores. Juzgado por cualquiera de los dos métodos, la posición del Ramayana
como el libro par excellence sigue siendo inatacable.
Sin embargo, esto no significa que sea absolutamente impecable. Pero sigue siendo verdad que el
Ramayana ha dado paz a millones de personas, ha
proporcionado fe a quienes no la tenían, y todavía
hoy sirve como bálsamo sanador a miles de seres humanos que se queman con el fuego de la increencia.
Cada una de sus páginas desborda devoción. Es un
verdadero filón de experiencia espiritual.
.sidas, involuntariamente, pienso, fue injusto con las
mujeres. En esto, como también en otros aspectos,
no logró elevarse sobre las ideas dominantes de su
época. En otras palabras, Tulsidas no fue un reformador, era solamente un príncipe entre los devotos. Las faltas del Ramayanason menos un reflejo de
Tulsidas que de la época en que vivió.
¿Cuál debería ser la actitud del reformador respecto de la posición de las mujeres o respecto de
Tulsidas en tales circunstancias? ¿Puede encontrar el
reformador alguna ayuda en Tulsidas? La respuesta es rotundamente sí. A pesar de las observaciones
despectivas sobre las mujeres que aparecen en el Ramayana, no se debe olvidar que ahí Tulsidas presentó al mundo una descripción sin par de Sita. ¿Dónde
estaría Rama sin Sita? Encontramos en el Ramayana
otras muchas figuras femeninas ennoblecedoras como Kausalya, Sumitra, etc. Inclinamos la cabeza como reverencia ante la fe y devoción de Shabari y
Ahalya. Ravana era un monstruo, pero Mandodari
era una satP9. En mi opinión, estos ejemplos prueban que Tulsidas no injuriaba a las mujeres por convicción. Por el contrario, por lo que se refiere a sus
convicciones, sólo tenía reverencia hacia ellas. Ésa
era la actitud de Tulsidas hacia las mujeres.
Es cierto que a veces el Ramayana es utilizado
por personas malintencionadas para apoyar sus prácticas malvadas. Pero eso no es ninguna prueba de
que algo esté mal en el Ramayana. Admito que Tul-
Sin embargo, el tema de la muerte de Vali da lugar a dos opiniones. En Vibhishan40 no puedo encontrar ninguna falta. Vibhishan recurrió al satya-
48
49
graha*1 contra su hermano. Su ejemplo nos enseña
que simpatizar con unos gobernantes corruptos, o
tratar de ocultar sus defectos o los del país, es una
burda parodia de patriotismo, pues el verdadero
patriotismo consiste en oponerse a ellos. Al ayudar
a Rama, Vibhishan ofreció el mejor servicio que podía rendir a su país. El trato que Rama dispensa a
Sita no denota ninguna crueldad42. Es una manifestación de la contradicción entre el deber regio y el
amor del marido hacia la esposa.
A los escépticos que sienten dudas lógicas en relación con el Ramayana, les sugeriría que no aceptaran mecánicamente las interpretaciones de nadie.
Deberían dejar a un lado esas partes que les generan confusión. Nada contrario a la verdad y a la
ahimsa debe ser tolerado. Sería pura perversidad argumentar que lo que entendemos como engaño
por parte de Rama justifica que también nosotros
podemos engañar igualmente. Lo apropiado sería
pensar que Rama era incapaz de engañar. Como dice la Gita: «No existe nada en el mundo que esté
completamente libre de defecto». Así pues, como el
cisne legendario que rechaza el agua y toma sólo leche, aprendamos a guardar como oro en paño sólo
lo bueno y a rechazar el mal allí donde aparezca.
Nada ni nadie es perfecto, salvo Dios.
Young India, 31 de octubre de 1929
50
14. Carta semanal (Otras c u e s t i o n e s )
[Conversación de Gandhiji con Mr. Basil Mathews, que tenía interés en saber si Gandhiji seguía
alguna práctica espiritual y qué lectura en especial
le había resultado útil.]
Gandhiji: Soy ajeno a las prácticas yóguicas. La
práctica que sigo es la que aprendí en mi infancia de
mi niñera. Yo tenía miedo de los fantasmas y ella
solía decirme: «Los fantasmas no existen, pero si tienes miedo, repite Ramanamai3». Lo que aprendí en
mi infancia se ha convertido en algo importante
en mi horizonte mental. Es un sol que ha iluminado
mis horas más oscuras. Un cristiano puede encontrar el mismo consuelo en la repetición del nombre
de Jesús, y un musulmán en el nombre de Alá. Todas estos actos tienen las mismas implicaciones y
producen idénticos resultados bajo circunstancias
idénticas. Sólo que la repetición no debe ser una mera expresión de los labios, sino una parte de tu ser.
51
Sobre las lecturas útiles, realizamos regularmente lecturas de la Bhagavad Gita, y ahora la leemos cada semana con análisis de capítulos determinados
todas las mañanas44. Luego tenemos himnos de diversos santos de la India, y ahí incluimos también
himnos cristianos. Cuando está con nosotros Khansaheb, hacemos también lecturas del Corán. Creemos en la igualdad de todas las religiones. Yo saco
el mayor consuelo de la lectura del Ramayana de
Tulsidas, pero también obtengo solaz del Nuevo
Testamento y del Corán. No me acerco a ellos con
mentalidad crítica. Para mí, son tan importantes como la Baghavad Gita, aunque no todo en ellos me
atraiga -por ejemplo, en las cartas de san Pablo-,
del mismo modo que no todo me atrae en Tulsidas.
La Gita es un discurso religioso puro, sin ningún
adorno. Simplemente describe el progreso del alma
peregrina hacia el Objetivo Supremo. Por tanto,
aquí no se plantea la selección.
Mr. Mathews: Usted es, en realidad, un protestante.
Gandhiji: No sé lo que soy o no soy, ¡Mr. Hodge
decía que soy presbiteriano!
Mr. Mathews: ¿Dónde está para usted la sede de
la autoridad?
Gandhiji: Está aquí (señalando hacia su pecho).
Ejerzo mi juicio sobre todas las Escrituras, incluida
la Gita. No puedo permitir que un texto escritura52
rio suplante a mi razón. Aunque creo que los principales libros son inspirados, pasan por un proceso
de doble destilación. En primer lugar, nos llegan a
través de un profeta humano, y luego a través de los
comentarios de los intérpretes. Nada de ellos viene
directamente de Dios. Mateo puede dar una versión de un texto, yjuan puede dar otra. No puedo
renunciar a mi razón aunque suscriba la revelación
divina. Y, sobre todo, hay que tener en cuenta que
«la letra mata, el espíritu vivifica». Pero no debe malentender mi postura. También creo en la fe, en cosas en que la razón no tiene cabida, como la existencia de Dios. Ningún argumento puede alejarme
de esa fe, y como aquella niña que repetía contra
toda razón «sin embargo, somos siete», me gustaría
repetir, cuando en el razonamiento me vea superado por una inteligencia superior a la mía: «Sin embargo, Dios existe».
Harijan, 5 de diciembre de 1936
53
15. Carta Semanal
(Conversación con Rao Bhadur Rajah)
16. Carta Semanal (La llave de oro)
En el hinduismo más puro, un brahmán, una
hormiga, un elefante y uno que come carne de perro {shvapachá) tienen el mismo estatus. Y como
nuestra filosofía es tan elevada, y no hemos logrado
estar a su altura, esa misma filosofía apesta hoy en
nuestra nariz. El hinduismo insiste en la hermandad no sólo de toda la humanidad, sino de todo lo
que vive. Es una concepción que produce vértigo,
pero tenemos que mentalizarnos para entenderla.
En el momento en que hayamos restablecido la verdadera igualdad en la vida de todos los hombres,
podremos establecer la igualdad entre el ser humano y toda la creación. Cuando llegue ese día, tendremos paz en la tierra y buena voluntad entre los
hombres.
[En el encuentro público de Quilon, Gandhiji
resumió por primera vez la creencia central del hinduismo en un mantra upanishádico, y a partir de
entonces ofrecía en cada encuentro unos comentarios lúcidos y sencillos sobre las numerosas consecuencias de ese mantra que lo abarcaba todo. La exposición pura, sin muchos comentarios, se ofreció
el día.anterior en Quilon y se reproduce aquí.]
Harijan, 28 de marzo de 1936
54
Permitidme reflexionar primero durante unos
momentos sobre cuál es la esencia del hinduismo,
sobre qué es eso que ha enardecido a tantos santos
de los que tenemos constancia histórica. ¿Por qué
ha aportado tantos filósofos al mundo? ¿Qué hay en
el hinduismo que ha entusiasmado de tal modo a
sus devotos durante siglos? ¿Vieron éstos la intocabilidad en el hinduismo y, a pesar de ello, se entusiasmaron con él? En el curso de mi lucha contra la
intocabilidad, varios trabajadores me han pregun55
tado por la esencia del hinduismo. No tenemos ninguna halmaib sencilla, decían, como encontramos
en el islam, ni tenemos a Juan 3, 16 de la Biblia. ¿Tenemos o no tenemos algo que responda a las demandas de los más filosóficos de nosotros, hindúes,
y los más pragmáticos de ellos? Algunos han dicho,
y no sin buenas razones, que la Gayatri46 responde a
ese propósito. Yo he recitado el mantra Gayatri tal
vez un millar de veces, comprendiendo su significado. Pero, sin embargo, no parecía colmar todas mis
aspiraciones. Luego, como sabéis, durante los últimos años he confiado totalmente en la Bhagavad Gita, y he afirmado que responde a todas mis dificultades y ha sido mi kamadhenu, mi guía, mi «ábrete
Sésamo», en cientos de ocasiones en que me enfrentaba con dudas y dificultades. No recuerdo una
sola ocasión en que me haya fallado. Pero no es un
libro que yo pueda proponer al conjunto de esta audiencia. Requiere un estudio piadoso antes de que
el kamadhenu produzca la rica leche que guarda en
sus odres. Así que me he fijado en un solo mantra
que voy a recitar, y que contiene toda la esencia del
hinduismo. Muchos de vosotros, pienso, conoceréis
la ¡sha Upanishad. Yo la leo hace años con traducción y comentarios. La aprendí de memoria en la
cárcel de Yeravda. Pero entonces no me cautivó tanto como lo ha hecho durante los últimos meses, y
ahora he llegado finalmente a la conclusión de que
56
si todas las Upanishads y las demás Escrituras se vieran súbitamente reducidas a cenizas, y sólo el primer versículo de la Isha Upanishad permaneciera intacto en la memoria de los hindúes, el hinduismo
perviviría para siempre.
Ahora bien, este mantra se divide en cuatro partes. La primera parte dice: fsiMlwftí' S# ?fáft ^m arór I
Ishavasyamidam sarvam yat hinca jagatyam jagat. Significa, según mi traducción, que todo lo que vemos
en este inmenso universo está penetrado o impregnado de Dios. Luego vienen la partes segunda y tercera, que se leen juntas, tal como yo las leo:
fo wt^H *j3fttjr: | Tena tyaktena bhuñjitha. Lo divido en
dos y traduzco así: Renuncia a él y disfrútalo. Hay
otra posible traducción que, sin embargo, viene a
significar lo mismo: Disfruta lo que Él te da. También esto se puede dividir en dos partes. Luego viene la parte final y más importante: *T 1^'- "«WRMS&I^ I
ma gridhah kasya sviddhanam, que significa: No codiciar la riqueza o posesiones de nadie. Todos los demás manirás47 de esta antigua Upanishad son un comentario o un intento de darnos el significado
pleno del primer mantra. Cuando leo ese mantra a
la luz de la Gita, o la Gita a la luz de este mantra,
descubro que la Gita es un comentario del mantra.
Me parece que satisface los anhelos de los socialistas y los comunistas, de los filósofos y los economistas. Me atrevo a sugerir que satisface también los an57
helos de todos los que no pertenecen a la fe hindú.
Y si es verdadero -y yo sostengo que lo es-, no hay
que aceptar nada del hinduismo que sea incompatible con ese mantra o contrario a su significado.
¿Qué más puede aprender que esto el hombre de la
calle: que el único Dios y Creador y Señor de todo
lo que vive impregna o penetra todo el universo?
Las otras tres partes del mantra se derivan directamente de la primera. Si se cree que Dios impregna
o penetra todo lo que ha creado, se debe creer que
no se puede disfrutar de nada que no sea dado por
Él. Y viendo que Él es el Creador de Sus innumerables hijos, se sigue que no se pueden codiciar las posesiones de nadie. Si se piensa que uno es una de
Sus numerosas criaturas, le corresponde a uno renunciar a todo y ponerlo a sus pies. Eso significa
que el acto de renuncia de todo no es una mera renuncia física, sino que representa un segundo nacimiento o un nacimiento nuevo. Es un acto deliberado, no realizado en la ignorancia. Es, por lo tanto,
una regeneración. Y entonces, puesto que quien
tiene un cuerpo debe comer, beber y vestirse, debe
buscar naturalmente en Él todo lo que necesita. Y
lo consigue como una recompensa natural a esa renuncia. Como si esto no fuera bastante, el mantra
finaliza con este magnífico pensamiento: No codicies las posesiones de nadie. En el momento en que
cumples estos preceptos, te conviertes en un sabio
58
ciudadano del mundo que está en paz con todo lo
que vive, que satisface las aspiraciones más elevadas
en esta vida y después de ella.
[Este mantra es el que Gandhiji describió en
otro encuentro como llave de oro para la solución
de todas las dificultades y dudas que puedan asaltar
el corazón.]
Recordad ese único versículo de la Isha Upanishad y olvidad todo sobre las demás Escrituras. Por
supuesto, podéis ahogaros y asfixiaros en el océano
de las Escrituras. Son buenas para los eruditos si
quieren ser humildes y sabios, pero para el hombre
de la calle basta con este mantra para llevarle a través del océano:
Dios, el Soberano, impregna todo lo que hay en este
universo. Por lo tanto, renuncia y dedícale todo a El, y
luego disfruta o usa la parte que pueda caerte en tu lote.
Nunca codicies las posesiones de los otros.
Harijan, 30 de enero de 1937
59
i
17. El discurso de Haripad 4
En este encuentro, quisiera llamar vuestra atención durante unos minutos sobre el mensaje del
hinduismo que presenté anoche en el encuentro de
Quilon. Me aventuré a decir ahí que todo el hinduismo se podía resumir en el primer versículo de
la Isha Upanishad.
^INIwftí ^ ¿j(&*l MÍ'WÍ ÜF^
Ishavasyamidam sarvam yat kiñca jagatyam jagat.
Tena tyaktena bhuñjitha ma gridhah kasya sviddhanam.
Quienes conozcan algo de sánscrito verán que
no hay nada abstruso aquí que no se encuentre en
otros mantras védicos, y su significado es simplemente éste: todo lo que existe en el universo, grande o pequeño, incluido el átomo más diminuto, está impregnado de Dios, al que llamamos Creador o
Señor. Isha significa «Soberano», y Aquel que es el
Creador, de manera natural y por el mismo derecho, se convierte también en Soberano. Y aquí, en
este versículo, el vidente no escogió otro epíteto para la Divinidad sino el de Soberano, y no exceptuó
nada de su jurisdicción. Dice que todo lo que vemos
está impregnado de la Divinidad, y, a partir de ahí,
se siguen naturalmente las otras partes del mantra.
Así, dice: «Renuncia a todo», es decir, a todo lo que
está en este universo, en el conjunto del universo, y
no sólo en este diminuto globo nuestro; renuncia a
ello. Nos pide que renunciemos porque somos átomos tan insignificantes que si tuviéramos cualquier
idea de posesión pareceríamos ridículos. Y luego,
dice el rishi*9, la recompensa de la renuncia es g^tar
bhuñjitha, es decir, el disfrutar de todo lo que necesites. Pero la palabra traducida como «disfrutar»
puede ser traducida también por «usar», «comer»,
etc. Significa, por lo tanto, que no puedes coger
más de lo necesario para tu crecimiento. Por lo tanto, este disfrute o uso está limitado por dos condiciones. Una es el acto de renuncia, o, como diría el
autor del Bhagavata, disfrute en el espíritu de
5><»>iní"iHt5itá*{krisnaripanamamstu (u ofrecer todo a
Dios). Y todos los días, por la mañana, el que cree
en el Bhagavata Dharmd*3 tiene que dedicar sus pensamientos, palabras y acciones a Krishna, y hasta
que no haya realizado ese acto diario de renuncia u
ofrenda no tiene derecho a tocar nada, ni siquiera
61
60
a beber un vaso de agua. Y cuando un hombre ha
realizado ese acto de renuncia y ofrenda, obtiene
de ese acto el derecho a comer, beber, vestir y albergarse en la medida necesaria para su vida diaria.
Por lo tanto, lo tomes de un modo o de otro, ya sea
en el sentido de que el disfrute o uso es la recompensa de la renuncia, o de que la renuncia es la
condición del disfrute, lo cierto es que la renuncia
es esencial para nuestra existencia, para nuestra alma. Y como si esa condición planteada en el mantra fuera incompleta, el rishi se apresuró a completarlo, añadiendo: «No codicies lo que pertenece a
otro». Yo sugiero que cualquier filosofía o religión
que se encuentre en cualquier parte del mundo está contenida en este maiitra, y excluye todo lo que
se le opone. Según los cánones de interpretación,
todo lo que sea inconsecuente con la Shruti51 -y la
Isha Upanishad es una parte de la Shrutir- debe ser
radicalmente rechazado.
Templos purificados
Ahora me gustaría aplicar este mantra a las condiciones actuales. Si todo lo que existe en el universo está penetrado por Dios, es decir, si todo ser
humano -el brahmán o el bhangi™, el erudito y el
que recoge excrementos, el ezhava53 y el paria-, no
62
importa a qué casta pertenezca, está penetrado por
el Señor Dios, a la luz de este mantra, no hay nadie
que sea superior ni inferior, todos somos absolutamente iguales, iguales porque todos somos criaturas del Creador. Y esto no es un postulado filosófico con el que criticar a brahmanes o kshatriyas54,
sino que enuncia una verdad eterna que no admite
ninguna reducción ni disminución. Por consiguiente, el Maharajah mismo y la Maharani55 no son
en absoluto superiores al ser más humilde de Travancore. Todos nosotros somos criaturas y servidores del único Dios. Si el Maharajah es el primero entre iguales, como efectivamente ocurre, no lo es por
derecho de señorío, sino por derecho de servicio. Y,
por lo tanto, ¡qué agradable, qué noble es que todo
Maharajah sea llamado Padmanabhadas\m Por lo tanto, cuando he dicho que el Maharajah o la Maharani no eran ni una pizca superiores a ninguno de nosotros, he dicho una verdad real aceptada por sus
mismas Altezas. Y si es así, ¿cómo puede alguien
arrogarse superioridad sobre cualquier otro ser humano? Por tanto, os digo que, si este mantra contiene el bien, si hay aquí algún hombre o mujer que
crea que los templos son profanados por los llamados avarnaf, yo afirmo que esa persona es culpable
de un pecado grave. Os digo que la Proclamación58
ha purificado nuestros templos de la mancha que
estaba adherida a ellos.
63
Quisiera que el mantra que he recitado permaneciera en el corazón de todos nuestros hombres,
mujeres y niños, y si contiene, como yo sostengo, la
esencia del hinduismo, debería ser inscrito en los
pórticos de todos los templos. ¿No pensáis, pues,
que estaríamos contradiciendo ese mantra a cada
paso si excluyéramos a alguien de nuestros templos? Por lo tanto, si queréis demostraros que merecéis la graciosa Proclamación y ser leales a vosotros mismos y a quienes presiden vuestros desünos,
debéis cumplir la letra y el espíritu de esa Proclamación. Desde el día de la Proclamación, los templos de Travancore, que, como dije una vez, no
eran morada de Dios, se convirtieron en morada de
Dios, puesto que ninguno de los considerados intocables será excluido de ellos. Por lo tanto, espero y
rezo para que en todo Travancore no haya hombre
ni mujer que se abstengan de ir a los templos por la
razón de que se han abierto a quienes eran considerados los parias de la sociedad.
Harijan, 30 de enero de 1937
64
18. Del d i s c u r s o de Kottayam
El mantra 59 describe a Dios como Creador, Soberano y Señor. El vidente a quien fue revelado ese
mantra o verso no estaba satisfecho con la magnífica afirmación de que Dios debía ser localizado en
todas partes, así que, yendo más allá, dijo: «Puesto
que Dios penetra o impregna todo, nada te pertenece, ni siquiera tu propio cuerpo. Dios es el Dueño indiscutible, incuestionable, de todo cuanto posees». Y por eso, cuando una persona que se llama
hindú atraviesa el proceso de regeneración o segundo nacimiento, como lo llamarían los cristianos, tiene que realizar una ofrenda o renuncia de
todo lo que, en su ignorancia, ha considerado propiedad suya. Y entonces, cuando ha realizado este
acto de ofrenda o de renuncia, se dice que, como
recompensa, Dios se ocupará de lo que necesite para alimentarse, vestirse o alojarse. Por lo tanto, la
condición de disfrute o uso de lo necesario para la
vida es su ofrenda o renuncia. Y esa ofrenda o re65
nuncia tiene que ser realizada día tras día, para que
en este ajetreado mundo no olvidemos el hecho
central de la vida. Y para rematar todo esto, dice el
vidente: «No codicies las riquezas de nadie». Sugiero que la verdad que está encarnada en este breve
mantra está pensada para satisfacer los anhelos más
elevados de todo ser humano, ya se refieran a este
mundo o al futuro. En mi búsqueda por las Escrituras del mundo no he encontrado nada que añadir a este mantra. Mirando hacia lo poco que he
leído de las Escrituras -poco pero sumamente valioso-, siento que todo lo bueno que hay en todas
las Escrituras deriva de este mantra. Si es la fraternidad universal - n o sólo la fraternidad de todos los
seres humanos, sino de todos los seres vivos-, la encuentro en este mantra. Si es la fe inquebrantable
en el Señor y Dueño -y todos los adjetivos que se
puedan pensar-, la encuentro en este mantra. Si es
la idea de entrega completa a Dios y de la fe en que
El proporcionará todo lo que necesito, entonces
vuelvo a decir que lo encuentro en este mantra.
Puesto que El penetra cada fibra de mi ser y del ser
de todos vosotros, deduzco de ello la doctrina de la
igualdad de todas las criaturas de la tierra, y eso debería satisfacer los anhelos de todos los comunistas
filosóficos. Este mantra me dice que no puedo tener como mío nada que pertenezca a Dios, y si mi
vida y la de todos los que creen en este mantra tie-
lie que ser una vida de ofrenda perfecta, se sigue
que tendrá que ser una vida de continuo servicio a
i odas las criaturas.
Ésta, digo, es mi fe y debería ser la fe de todos
los que se consideran hindúes. Y me atrevo a sugerir a mis amigos cristianos y musulmanes que no encontrarán nada más en sus Escrituras si quieren
buscar en ellas.
No soy inconsciente de las muchas supersticiones que se ocultan bajo el nombre del hinduismo.
Soy dolorosamente consciente de todas las supersticiones que ahí se encuentran enmascaradas, y no
vacilo en llamar al pan, pan y al vino, vino. No he
vacilado en describir la intocabilidad como la mayor de esas supersticiones. Pero, a pesar de todas
ellas, sigo siendo hindú. Pues no creo que esas supersticiones formen parte del hinduismo. Los misinos cánones de interpretación establecidos por el
hinduismo me enseñan que todo lo que sea incompatible con la verdad que os he expuesto, y que está contenida en el mantra que he citado, debe ser
rechazado sumariamente como ajeno al hinduismo.
66
67
Harijan, 30 de enero de 1937
19. Yajña o sacrificio
Yajña es un acto dirigido al bienestar de los otros
realizado sin deseo alguno de retribución, sea de naturaleza temporal o espiritual. «Acto» debe ser considerado aquí en su sentido más amplio, e incluye
pensamiento y palabra, así como acción. «Otros» incluye no sólo a la humanidad, sino a toda forma de
vida. Por lo tanto, y también desde el punto de vista
de la ahimsa, no es un yajña sacrificar animales inferiores aunque sea con la idea de servicio a la humanidad. No importa que el sacrificio animal aparezca
en los Vedas. Para nosotros es suficiente saber que
ese sacrificio no puede soportar las pruebas fundamentales de verdad y noviolencia. Admito de buena
gana mi incompetencia en la erudición védica. Pero
la incompetencia, en lo que se refiere a este tema,
no me preocupa, porque aunque se probara que la
práctica del sacrificio de animales ha sido una característica de la sociedad védica, no puede constituir un precedente para un devoto de la ahimsa.
68
El sacrificio debe ser u n acto que conduzca al
bienestar de la mayoría en el área más amplia, y que
pueda ser realizado por el mayor número de hombres y mujeres con el menor problema. No será,
por lo tanto, un yajña, y mucho menos un mahayajñam, desear o hacer mal a cualquier otro, incluso
para servir a un supuesto interés superior. Y la Gita
enseña, y la experiencia lo testifica, que toda acción
que no se pueda incluir en la categoría de yajña
promueve la esclavitud.
El mundo no puede subsistir durante un solo
momento sin yajña en este sentido, y por eso la Gita, después de haber tratado de la verdadera sabiduría en el capítulo segundo, se ocupa, en el tercero, de los medios para alcanzarla, y afirma en sus
palabras que el yajña viene dado con la propia Creación. Este cuerpo se nos ha dado sólo para que podamos servir con él a toda la creación. Y por eso, dice la Gita, quien come sin ofrecer yajña, come
comida robada. Cada acto de quien debe llevar una
vida de pureza debería ser de la naturaleza del yajña. Al haber venido el yajña a nosotros con nuestro
nacimiento, somos deudores de toda nuestra vida, y
así estamos destinados para siempre a servir al universo. Y lo mismo que un esclavo recibe comida y
vestido del amo al que sirve, así nosotros deberíamos aceptar agradecidos esos dones tal como nos
son asignados por el Señor del universo. Lo que re69
cibimos debe ser considerado un don; pues, como
deudores, no tenemos derecho a ninguna consideración por el cumplimiento de nuestras obligaciones. Por tanto, no podemos echar la culpa al Señor
si no lo conseguimos. Nuestro cuerpo es Suyo y El
puede valorarlo o desecharlo según Su voluntad.
No es cuestión de lamentos ni de compasión; al
contrario, es natural, e incluso un estado agradable
y deseable, comprender nuestro lugar adecuado en
el proyecto de Dios. Realmente, necesitamos una fe
fuerte si queremos experimentar esta bendición suprema. «No te preocupes lo más mínimo por ü y
abandona toda preocupación en Dios»: éste parece
ser el mandato de todas las religiones.
Esto no debe asustar a nadie. Quien se consagre
al servicio con conciencia clara comprenderá la necesidad de ello de forma creciente día a día, y crecerá incesantemente en la fe. El camino del servicio
difícilmente puede ser andado por quien no esté
dispuesto a renunciar al interés propio y reconocer
las condiciones de su nacimiento. Consciente o inconscientemente, cada uno rinde un servicio u
otro. Si cultivamos el hábito de realizar ese servicio
deliberadamente, nuestro deseo de servir se hará
constantemente más fuerte, y contribuirá no sólo a
nuestra propia felicidad, sino a la del mundo en general.
70
***
Una vez más, no sólo los mejores, sino todos, estamos obligados a poner nuestros recursos a disposición de la humanidad. Y si ésta es la ley, y evidentemente lo es, la complacencia deja de ocupar un
lugar en la vida y cede el paso a la renuncia. El deber
de la renuncia diferencia al ser humano del animal.
Algunos objetan que la vida entendida de ese
modo se hace aburrida, desprovista de arte, y no deja espacio al cabeza de familia61. Pero renuncia no
significa aquí abandonar el mundo y retirarse al
bosque. El espíritu de renuncia debería gobernar
todas las actividades de la vida. Un cabeza de familia no deja de serlo porque considere la vida como
un deber más que como una situación ventajosa. El
comerciante que actúa con espíritu sacrificial tendrá grandes cantidades de dinero pasando por sus
manos, pero, si sigue la ley, utilizará sus habilidades
para el servicio. Por consiguiente, no engañará ni
especulará, llevará una vida simple, no perjudicará
a nadie y perderá lo que haga falta antes que causar
daño a otro. Que nadie vaya a creer que este comerciante existe solamente en mi imaginación. Afortunadamente para el mundo, existen en Occidente y
en Oriente. Es cierto que estos comerciantes se
pueden contar con los dedos de una mano, pero el
modelo dejará de ser imaginario en cuanto se pue71
da encontrar a un representante vivo que responda
a él. Sin duda los sacerdotes que realizan sacrificios
obtienen su sustento de su trabajo. Pero el sustento
no es su objetivo, sino sólo una consecuencia de su
vocación. Una vida de sacrificio es la máxima expresión del arte, y está llena de alegría verdadera.
Yajña no es yajña si uno lo siente como una carga o
algo fastidioso. La satisfacción inmoderada de los
deseos conduce a la destrucción, y la renuncia, a la
inmortalidad. La alegría no tiene una existencia independiente. Depende de nuestra actitud ante la vida. Un hombre disfrutará con un decorado de teatro, otro con el panorama siempre nuevo que se
despliega en el firmamento. La alegría, por tanto,
es un asunto relacionado con la educación individual y nacional. Disfrutaremos de las cosas que se
nos enseñaron a disfrutar cuando éramos niños. Y
se pueden citar fácilmente ejemplos de matices nacionales diferentes.
Por otra parte, muchos sacerdotes encargados
de realizar sacrificios imaginan que son libres para
recibir de la gente todo lo que necesitan, y muchas
cosas que no necesitan, porque prestan un servicio
desinteresado. Tan pronto como esta idea domina
a un hombre, éste deja de ser un servidor y se convierte en un tirano para el pueblo.
Quien quiera servir no desperdiciará un solo
pensamiento dedicándolo a su propia comodidad,
72
que dejará que sea atendida o descuidada por su Seíior. Por tanto, no debe cargarse con todo lo que le
llega; tomará sólo lo que necesita estrictamente y
dejará el resto. Será calmo, libre de cólera e imperlurbable de mente aunque se encuentre molesto.
Su servicio, como la virtud, es su propia recompensa, y descansará contento con ella.
Por otra parte, que nadie sea negligente en el servicio, o se retrase en cumplirlo. Quien piensa que
uno debe ser diligente sólo en los asuntos personales, y que los asuntos públicos no retribuidos pueden hacerse de cualquier manera y en el momento
que él decida, no ha aprendido todavía ni siquiera
los rudimentos de la ciencia del sacrificio. El servicio voluntario a los otros exige lo mejor de lo que
uno es capaz, y debe tener preferencia sobre el servicio a uno mismo. En realidad, el devoto puro se
consagra al servicio de la humanidad sin ninguna
reserva.
De Yeravda Mandir, capítulos xrv-XV
73
20. La c u e s t i ó n Brahmán / no-Brahman
Su sabiduría, hubiera impedido que la India progresara en esa línea para que pudiera cumplir su
misión específica de resistir la avalancha del materialismo. Después de todo, hay algo en el hinduismo que se ha mantenido vivo hasta ahora. El hinduismo ha presenciado la caída de las civilizaciones
babilónica, siria, persa y egipcia. Echa una mirada a
tu alrededor. ¿Dónde están Grecia y Roma? ¿Puedes encontrar hoy en algún lugar la Italia de Gibbon, o, más bien, la Roma antigua, puesto que Roma
era Italia? Ve a Grecia. ¿Dónde está la mundialmente famosa civilización ática? Luego ven a la India,
examina los documentos más antiguos, mira después a tu alrededor y te verás obligado a decir: «Sí,
aquí veo la India antigua todavía viva». Ciertamente, también hay montones de excrementos, repartidos por todas partes, pero hay ricos tesoros enterrados bajo ellos. Y la razón de su supervivencia es
que el objetivo que el hinduismo colocó ante él no
fue el desarrollo material, sino el espiritual.
Lo que vemos actualmente no es hinduismo puro, sino, con frecuencia, una parodia de él. Si no
fuera así, no necesitaría ninguna defensa por mi
parte, sino que hablaría por sí mismo, del mismo
modo que si yo fuera absolutamente puro no necesitaría hablaros. Dios no habla con Su lengua, y el
hombre, en la medida en que se acerca a Dios, se
vuelve como Dios. El hinduismo me enseña que mi
cuerpo es una limitación del poder del alma que está en su interior.
Así como en Occidente se han hecho maravillosos descubrimientos en cosas materiales, igualmente el hinduismo ha realizado descubrimientos aún
más maravillosos en asuntos de religión, del espíritu, del alma. Pero no tenemos ojos para estos grandes y excelentes descubrimientos. Estamos deslumhrados por el progreso material que ha realizado la
ciencia occidental. Yo no estoy enamorado de ese
progreso. En realidad, casi parece como si Dios, en
Entre sus muchas contribuciones, la idea de la
identidad del hombre con la creación muda es una
idea única. Para mí, el culto a la vaca es una gran
idea susceptible de expansión. La libertad del hinduismo respecto del proselitismo moderno es también para mí algo muy valioso. No necesita predicación. Dice: «Vive la vida». Es mi asunto, es tu asunto,
vivir la vida, y así haremos que su influencia perdu-
74
75
21. D i o s y el C o n g r e s o
re a lo largo de los siglos. Además está su contribución en hombres eminentes: Ramanuja, Chaitanya,
Ramakrishna, por no citar otros nombres de personajes modernos, han dejado su huella en el hinduismo. El hinduismo no es de ninguna manera
una fuerza agotada o una religión muerta.
Está igualmente la contribución de los cuatro
ashramas, también una contribución única. No hay
nada parecido en todo el mundo. Los católicos tienen el orden del celibato correspondiente a los
brahmacharis, pero no como institución, mientras
que en la India todo joven tiene que pasar por el
primer ashrama. ¡Qué gran idea fue ésa! Actualmente, nuestros ojos están sucios, los pensamientos aún
más sucios y los cuerpos todavía más, pues negamos
el hinduismo.
Hay sin embargo otra cosa que no he mencionado. Max Müller dijo hace cuarenta años que Europa
estaba empezando a comprender que la transmigración no es una teoría, sino un hecho. Bien, ésta es
íntegramente una contribución del hinduismo.
Hoy, varnashramadharma62 e hinduismo son tergiversados y negados por sus devotos. El remedio
no es la destrucción, sino la corrección. Reproduzcamos en nosotros mismos el auténtico espíritu hindú, y luego preguntemos si satisface al alma o no.
Young India, 24 de noviembre de 1927
Para mí, Dios es verdad y amor: Dios es ética y
moral; Dios es intrepidez. Dios es la fuente de la luz
y la vida, y, sin embargo, está por encima y más allá
de todo eso. Dios es conciencia. Es incluso el ateísmo del ateo. Pues en Su amor ilimitado, Dios permite vivir al ateo. Él es el buscador de los corazones:
transciende la palabra y la razón. Nos conoce a nosotros y a nuestro corazón mejor que nosotros mismos. No nos toma la palabra, pues sabe que a menudo no hablamos seriamente, a veces a sabiendas
y a veces sin saberlo. Es un Dios personal para quienes necesitan Su presencia personal. Se encarna para quienes necesitan contacto con El. Es la esencia
más pura. Simplemente «es» para aquellos que tienen fe. Es todas las cosas para todos los hombres, está en nosotros y, sin embargo, por encima y más allá
de nosotros. Se podrá desterrar la palabra «Dios»
del Congreso, pero no se podrá desterrar lo que la
palabra designa. ¿Qué es una afirmación solemne si
76
77
no es lo mismo cuando se hace en nombre de Dios?
Y sin duda la conciencia no es sino una pobre y laboriosa paráfrasis de la simple combinación de cuatro letras llamada Dios. Él no puede dejar de ser
porque en su nombre se cometan inmoralidades espantosas o brutalidades inhumanas. Es un largo sufrimiento. Es paciente, pero es también terrible. Es
el personaje más severo del mundo y del mundo futuro. Nos impone la misma medida que nosotros
imponemos a nuestro prójimo, sean hombres o animales. Con Él, la ignorancia no sirve de excusa. Y,
no obstante, está siempre perdonando, pues siempre nos ofrece la oportunidad de arrepentimos. Es
el mayor demócrata del mundo, pues nos deja en libertad para que elijamos entre el bien y el mal. Es
el mayor tirano nunca conocido, pues a menudo
aparta la copa de nuestros labios y con el pretexto
del libre albedrío sólo nos deja la posibilidad de ser
motivo de risa para Él. Por eso, el hinduismo dice
que todo es Su juego, lila, o que todo es una ilusión,
maya. Nosotros no somos, sólo Él es. Y si fuéramos,
deberíamos cantar eternamente Su alabanza y hacer Su voluntad. Dancemos al son de Su bansi -flauta- y todo estará bien.
Young India, 5 de marzo de 1925
78
22. A d v a i t i s m o y D i o s
| Respuesta de Gandhiji a la pregunta de un amiH" I
Soy advaitista y, sin embargo, puedo apoyar el
ilviiitismo63. El mundo cambia a cada momento, y es
|HH (arito irreal, no tiene existencia permanente.
I'ri'i) aunque cambie constantemente, tiene algo solirr lo que persiste y es, por lo tanto, en esa medida,
iral. Por consiguiente, no tengo ninguna objeción
tjiir hacer al hecho de entenderlo a la vez como
i ral e irreal, y ser llamado de este modo anekantavudi o syadvadiM. Pero mi syadvada no es el syadvada
ilrl erudito, sino particularmente mío. No puedo
enlabiar un debate con ellos. Mi experiencia me dii c que soy siempre veraz desde mi punto de vista, y
• |ii«* estoy a menudo equivocado desde el punto de
vlNia de mis honrados críticos. Sé que ambas partes
UMiomos razón desde nuestros respectivos puntos
i Ir vista. Y este conocimiento me salva de atribuir
79
móviles a mis oponentes o críticos. Los siete hombres ciegos que dieron siete descripciones diferentes del elefante tenían todos razón desde sus puntos
de vista respectivos, y estaban equivocados desde el
punto de vista del hombre que conocía el elefante.
Me gusta mucho esta idea sobre los aspectos múltiples de la realidad. Es esta doctrina la que me ha
enseñado a juzgar al musulmán desde su punto de
vista y al cristiano desde el suyo. Antes, solía molestarme la ignorancia de mis adversarios. Hoy, los
puedo amar porque estoy dotado de la capacidad
de verme como otros me ven y viceversa. Quiero tomar el conjunto del mundo en el abrazo de mi
amor. Mi anekantavada es el resultado de la doctrina gemela de satyam y ahimsa.
Hablo de Dios exactamente como creo que es.
Creo que es creador así como no creador. Esto es
también consecuencia de mi aceptación de la idea
de los aspectos múltiples de la realidad. Desde la
perspectiva de los jainas, demuestro el aspecto no
creador de Dios, y desde la de Ramanuja el aspecto
creador. En realidad, todos nosotros pensamos en
lo Impensable, describimos lo Indescripúble, tratamos de conocer lo Desconocido, y por eso nuestro
discurso vacila, es inadecuado e incluso a menudo
contradictorio. Por eso los Vedas dicen de Brahmán:
«No es eso», «no es eso». Pero si Él o Ello no es eso,
Él o Ello es. Si nosotros existimos, si nuestros pa-
dres y los padres de nuestros padres han existido,
entonces es correcto creer en el Padre de toda la
creación. Si Él no es, estamos en ninguna parte. Y
por eso todos nosotros, con una sola voz, llamamos
al único Dios de manera diferente como Paramatma, Ishwara, Shiva, Vishnú, Rama, Alá, Khuda, Dada
Hormuzda, Jehová, Dios, y una variedad infinita de
nombres. Él es uno solo, y sin embargo muchos; Él
es más pequeño que un átomo, y mayor que los Himalayas. Él está contenido en una gota del océano,
y, sin embargo, ni siquiera los siete mares pueden
rodearle. La razón es impotente para conocerle,
pues está más allá de su alcance o su comprensión.
Pero yo no tengo que preocuparme de ello. La fe es
esencial en este asunto. Mi lógica puede hacer y
deshacer innumerables hipótesis. Un ateo puede
desconcertarme en un debate. Pero mi fe corre mucho más rápido que mi razón y puedo desafiar al
mundo entero y decir: «Dios es, fue y siempre será».
Pero aquellos que quieren negar su existencia
son libres de hacerlo. Él es misericordioso y compasivo. No es un rey terrenal que necesite un ejército para imponernos Su dominio. Él nos concede
libertad, y sin embargo su compasión ordena obediencia a Su voluntad. Si alguno de nosotros se niega a inclinarse ante Su voluntad, Él dice: «Sea. Mi
sol no brillará menos para ti, mis nubes no lloverán
menos para ti. No necesito obligarte a aceptar mi
80
81
dominio». Dejemos que los ignorantes discutan la
existencia de ese Dios. Yo soy uno de los millones
de sabios que creen en El y nunca me canso de inclinarme ante Él y cantar Su gloria.
23. Dios es
Young India, 21 de enero de 1926
Existe un indefinible poder misterioso que lo
penetra todo. Yo lo siento, aunque no lo veo. Este
poder invisible se deja sentir y, sin embargo, rehuye
cualquier prueba, pues es radicalmente diferente
de todo cuanto se percibe a través de los sentidos, a
los que transciende.
Es imposible razonar la existencia de Dios hasta
un cierto punto. Incluso en los asuntos ordinarios
vemos que las gentes no saben quién gobierna, o
por qué o cómo gobierna. Y, sin embargo, saben
que hay un poder que sin duda gobierna. En mi viaje del año pasado a Mysore, encontré a muchos aldeanos pobres y, al preguntarles, comprobé que no
sabían quién gobernaba Mysore. Simplemente decían que algún dios la gobernaba. Si el conocimiento de estas pobres gentes era tan limitado acerca de su gobernante, ¿quién se sorprenderá de que
yo, que soy infinitamente más pequeño que Dios de
lo que ellos lo son respecto de su soberano, no com83
82
prenda la presencia de Dios, el Rey de reyes? No
obstante, yo siento, como los pobres aldeanos sentían respecto de Mysore, que hay orden en el universo, que hay una ley inalterable que gobierna todas las cosas y todos los seres que existen o viven.
No es una ley ciega; pues ninguna ley ciega puede
gobernar la conducta de los seres vivos, y, gracias a
las maravillosas investigaciones de Sir J. C. Bose, se
puede demostrar ahora que incluso la materia es vida. Esa ley que gobierna toda vida es Dios. La ley y
el legislador son uno. No puedo negar la ley ni al legislador porque sepa tan poco sobre ella o él. Además, así como mi negación o ignorancia de la existencia de un poder terrenal no me aprovecharía
nada, así tampoco mi negación de Dios y de Su ley
me liberaría de su operación; por el contrario, la
aceptación humilde y muda de la autoridad divina
hace el viaje de la vida más fácil, como la aceptación
del gobierno terrenal hace que la vida que se desarrolla bajo él sea más fácil.
Percibo vagamente que mientras todo a mi alrededor es siempre cambiante y está continuamente
muriendo, hay, subyacente a todo ese cambio, un
poder vivo que es inmutable, que todo lo mantiene
unido, que crea, disuelve y recrea. Ese poder informante del espíritu es Dios. Y puesto que nada de lo
que veo tan sólo a través de los sentidos puede persistir o persistirá, sólo Él es.
84
Y este poder, ¿es benévolo o malévolo? Veo que
es puramente benévolo. Pues veo que en medio de
la muerte persiste la vida, en medio de la mentira
persiste la verdad, en medio de la oscuridad persisle la luz. Por ello deduzco que Dios es vida, verdad,
luz. Él es amor. Él es el Bien Supremo.
Pero Él no es ningún Dios que simplemente satisfaga al intelecto, si alguna vez lo hace. Dios, para
ser Dios, debe gobernar el corazón y transformarlo.
Debe expresarse incluso en los actos más nimios de
su devoto. Esto sólo puede hacerse a través de una
comprensión definitiva más real que la que puedan
producir nunca los cinco sentidos. Las percepciones
de los sentidos pueden ser, y a menudo son, falsas y
engañosas, por reales que puedan parecemos. Cuando hay comprensión más allá de los sentidos es infalible. No se prueba por la evidencia externa, sino por
la transformación de la conducta y el carácter de
aquellos que han sentido la presencia real de Dios.
Ese testimonio puede encontrarse en las experiencias y en la línea inquebrantable de los profetas y sabios de todos los países y regiones. Rechazar esta
evidencia sería negarme a mí mismo. Esta comprensión va precedida de una fe inamovible. Quien
quiera probar en su propia persona la presencia de
Dios puede hacerlo mediante una fe viva. Y puesto
que la fe no puede demostrarse por una evidencia
externa, el camino más seguro es creer en el gobier85
no moral del mundo, y, por tanto, en la supremacía
de la ley moral, la ley de la verdad y el amor. El ejercicio de la fe será el más seguro cuando haya una
clara determinación de rechazar radicalmente todo
lo que sea contrario a la verdad y el amor.
No puedo dar razón de la presencia del mal por
ningún método racional. Pretender hacerlo es querer ser igual a Dios. Por consiguiente, soy lo bastante humilde para reconocer el mal como tal. Y digo
que Dios es el gran sufridor y paciente precisamente porque Él permite el mal en el mundo. Sé que El
no tiene ningún mal. Él es el autor del mal y, sin
embargo, no es afectado por él.
Sé también que nunca conoceré a Dios si no lucho con y contra el mal incluso al precio de mi propia vida. Soy fortalecido en esa creencia por mi humilde y limitada experiencia. Cuanto más puro trato
de ser, más cerca me siento de Dios. Cuánto más lo
estaría si mi fe no fuera una mera excusa como lo es
hoy, sino que hubiera llegado a ser tan inamovible
como los Himalayas y tan blanca y brillante como la
nieve de sus cimas. Mientras tanto, invito al corresponsal a rezar con Newman, que cantó desde la experiencia:
llévame Tú.
Guarda Tú mis pies, no pido ver
el paisaje distante; un paso me basta.
Young India, 11 de octubre de 1928
Llévame, Luz amable, entre la penumbra envolvente,
llévame Tú.
La noche es oscura y estoy lejos de casa,
87
86
24. Carta d e s d e Europa
[Contestación de Gandhiji a una pregunta que
le plantearon en un encuentro en Suiza de vuelta
desde la Round Table Conference, en Londres.]
Se me ha preguntado por qué considero que
Dios es la verdad. En mi primera juventud, se me
enseñó a repetir que en las Escrituras hindúes se conocen unos mil nombres de Dios. Pero esta relación de mil nombres no era de ningún modo exhaustiva. Nosotros creemos -y yo creo que es ciertoque Dios tiene tantos nombres como criaturas existen, y por eso decimos también que Dios es sin
nombre y, puesto que Dios tiene muchas formas,
también Le consideramos sin forma, y puesto que
nos habla a través de muchas lenguas, le consideramos mudo, etc. Por eso, cuando estudié el islam,
me di cuenta de que también el islam tenía muchos
nombres para Dios. Yo diría, con los que dicen que
Dios es amor, Dios es amor. Pero por dentro de mí
88
Nolía decir que aunque Dios pueda ser amor, Dios,
por encima de todo, es la verdad. En la medida en
que es posible para la lengua humana dar una des( i ipción plena de Dios, diría que he llegado a la
conclusión de que, para mí, Dios es la verdad. Pero
hace dos años fui un paso más allá y pensé que la
verdad es Dios. Hay una sutil distinción entre las
dos afirmaciones, que Dios es la verdad y que la verdad es Dios. Y llegué a esa conclusión después de
una búsqueda continua e implacable de la verdad
que empezó hace casi cincuenta años. Entonces
descubrí que la mayor aproximación a la verdad se
produce a través del amor. Pero descubrí también
<|ue la palabra «amor» tiene muchos significados, al
menos en la lengua inglesa, y que el amor humano
cu el sentido de pasión podía llegar a ser también
.ilgo degradante. Descubrí igualmente que el amor
en el sentido de ahimsa tenía solamente un número
limitado de partidarios en el mundo. Pero nunca encontré un doble significado en relación con la verdad; ni siquiera los ateos tendrían alguna objeción
que hacer a la necesidad o poder de la verdad. Pero en su pasión por descubrir la verdad, los ateos no
han dudado en negar la existencia misma de Dios,
desde su punto de vista, con toda razón. Y fue debido a esta argumentación como comprendí que en
lugar de decir que Dios es la verdad, debía decir que
la verdad es Dios. Recuerdo el nombre de Charles
89
Bradlaugh, quien se complacía en llamarse ateo,
aunque, conociéndole como le conozco, nunca diría
de él que es un ateo. Yo diría que es un hombre temeroso de Dios, aunque sé que él rechazaría esta
afirmación. Su rostro enrojecería si yo dijera: «Mr.
Bradlaugh, usted es un hombre temeroso de la verdad, y, por eso mismo, un hombre temeroso de
Dios». Desarmaría automáticamente su crítica diciendo que la verdad es Dios, como he desarmado
la crítica de muchos jóvenes. Añádase a esto la gran
dificultad de que millones de personas se han apropiado del nombre de Dios y, en su nombre, han cometido atrocidades indescriptibles. No es que los
científicos no cometan con frecuencia crueldades
en nombre de la verdad. Sé cómo, en el nombre de
la verdad y de la ciencia, se perpetran crueldades inhumanas sobre los animales cuando los hombres
realizan la vivisección. Hay, así, muchas dificultades
en el camino, no importa cómo se describa a Dios.
Pero la mente humana es algo limitado, y uno ha de
aceptar las limitaciones cuando piensa en un ser o
entidad que está más allá del poder de comprensión del hombre.
Y luego tenemos otra cosa en la filosofía hindú:
que sólo Dios es y no existe nada más, y la misma
verdad la encuentras subrayada y ejemplificada en
el Kalma del islam. Allí se encuentra claramente
afirmado que sólo Dios es y no existe nada más. En
90
realidad, la palabra sánscrita para verdad es una palabra que literalmente significa «aquello que existe», sat. Por estas y otras razones que podría darte,
he llegado a la conclusión de que la definición «la
verdad es Dios», me deja más complacido. Y cuando se quiere encontrar la verdad como Dios, el único medio inevitable es el Amor, es decir, la noviolencia, y puesto que creo que finalmente los medios
y el fin son términos intercambiables, no vacilaría
en decir que Dios es amor.
«¿Qué es, pues la verdad?»
Una pregunta difícil [dijo Gandhiji], pero yo la
he resuelto para mí diciendo que es lo que la voz
afirma en tu interior. «¿Cómo entonces», me preguntas, «personas diferentes piensan verdades diferentes y opuestas?». Bien, viendo que la mente humana actúa a través de innumerables medios y que
su evolución no es la misma para todos, se sigue que
lo que pueda ser verdad para uno, puede ser mentira para otro, y por eso aquellos que han hecho
esos experimentos han llegado a la conclusión de
que se deben observar ciertas condiciones al hacerlos. Así como para llevar a cabo experimentos científicos es indispensable un período de instrucción,
de la misma manera es necesaria una estricta disciplina preliminar para que una persona llegue a estar cualificada para hacer experimentos en el campo espiritual. Cada uno, pues, debe comprender
91
sus limitaciones antes de hablar de su voz interior.
Por eso tenemos la creencia, basada en la experiencia, de que quienes quieren hacer una búsqueda individual de la verdad como Dios, deben pasar por
varios votos, como, por ejemplo, el voto de verdad,
el voto de brahacharya (pureza) -pues probablemente no se puede compartir el amor a la verdad y
el amor a Dios con nada más- el voto de noviolencia, de pobreza y no posesión. A menos que uno se
imponga los cinco votos, no es posible embarcarse
en el experimento en absoluto. Hay prescritas otras
condiciones, pero no me parece necesario mencionarte todas. Basta decir que aquellos que han hecho esos experimentos saben que no es adecuado
que todos pretendan oír la voz de la conciencia; en
el momento actual vemos que todo el mundo reivindica el derecho de conciencia sin pasar por ninguna disciplina y vemos cuánta mentira se transmite a un mundo desorientado; por eso, todo lo que,
con verdadera humildad, puedo deciros es que la
verdad no será encontrada por nadie que no tenga
un gran sentido de humildad. Si quieres nadar en
el océano de la verdad, debes reducirte a cero. No
puedo ir más allá en este fascinante sendero.
Young India, 31 de diciembre de 1931
92
25. Sobre la n e c e s i d a d
de acercarse a l o s t e m p l o s c o n f e
[Discurso pronunciado en Trivandrum en relación con las celebraciones de la Proclamación de la
Entrada en el Templo de Travancore66.]
En los días de mi juventud, fui a muchos templos con la fe y la devoción que mis padres me habían inculcado. Pero en los últimos años no he visitado templos, y desde que me comprometí en la
acción contra la intocabilidad, me he abstenido de
acudir a templos a menos que estuvieran abiertos a
las personas llamadas intocables. Por eso, lo que vi
esta mañana en el templo alboreó en mí con la
misma novedad con que debe de haber amanecido
sobre tantos hindúes avarna que habrán ido al templo después de la Proclamación. En la imaginación,
mi mente viajó hacia atrás, a los siglos prehistóricos,
cuando los templos empezaron a transmitir el mensaje de Dios en piedra y metal. Vi muy claramente
que el sacerdote que interpretaba cada figura en su
93
excelente hindi n o q u e r í a d e c i r m e q u e c a d a u n a d e
aquellas figuras fuera Dios. Pero sin d a r m e esa interpretación particular, m e hizo c o m p r e n d e r q u e
estos templos eran otros tantos p u e n t e s e n t r e el
Dios oculto, invisible e indefinible y nosotros mismos, q u e somos gotas infinitesimales e n el o c é a n o
infinito. Nosotros, la familia h u m a n a , n o somos todos filósofos. Somos d e u n a tierra m u y terrenal, y
n o nos q u e d a m o s satisfechos c o n el Dios invisible.
De u n m o d o u otro q u e r e m o s algo q u e p o d a m o s
tocar, algo q u e p o d a m o s ver, algo a n t e lo cual podamos arrodillarnos. N o importa si es u n libro, u n
edificio d e p i e d r a vacío o u n edificio d e p i e d r a habitado p o r numerosas figuras. El libro satisfará a
unos, el edificio vacío c o n t e n t a r á a otros, y otros
muchos sólo q u e d a r á n satisfechos c u a n d o vean q u e
algo habita esos edificios vacíos. Entonces, os pido
que n o os acerquéis a esos templos c o m o si representaran u n c u e r p o d e supersticiones. Si os acercáis
a ellos con fe, comprobaréis c ó m o cada vez q u e los
visitáis salís d e ellos purificados y creyendo cada vez
más e n el Dios vivo.
Harijan, 23 de enero de 1937
26. £1 s i g n i f i c a d o de la
Gita
U n amigo m e p l a n t e ó esta difícil p r e g u n t a :
La polémica sobre si lo que enseña la Gita es himsa
(violencia) o ahimsa (noviolencia) continuará, según parece, durante mucho tiempo. Una cosa es el significado
que leemos en la Gita, o que, más bien, queremos leer en
la Gita, y otra el significado que nos proporciona una lectura imparcial. La pregunta, por tanto, no ofrece mucha
dificultad a quien acepta implícitamente la ahimsa como
principio eterno de la vida. Éste dirá que la Gita le es
aceptable sólo si enseña ahimsa. Un gran libro como la Gita no podría, para él, inculcar nada más grandioso que el
eterno principio religioso de ahimsa. Si no lo hiciera, dejaría de ser una guía infalible. Sería todavía un libro digno de su estima, pero no una autoridad infalible.
En el primer capítulo encontramos a Arjuna deponiendo sus armas, bajo la influencia de la ahimsa, y dispuesto a morir a manos de los kauravas, mientras evoca
una visión del desastre y el pecado implícitos en la himsa.
94
95
La p r e g u n t a p l a n t e a d a es eterna, y todo el q u e
ha estudiado la Gita d e b e e n c o n t r a r su p r o p i a solución. Y a u n q u e yo voy a ofrecer la mía, sé q u e , finalmente, u n o n o es guiado p o r el intelecto, sino
por el corazón. El corazón acepta u n a conclusión
para la q u e el intelecto e n c u e n t r a p o s t e r i o r m e n t e
el r a z o n a m i e n t o . El a r g u m e n t o sigue a la convicción. Con frecuencia el h o m b r e b u s c a razones e n
apoyo d e cualquier cosa q u e haga o quiera hacer.
Por tanto, apreciaré la p o s t u r a d e los que n o
p u e d e n aceptar mi interpretación d e la Gita. T o d o
lo q u e p u e d o hacer es indicar c ó m o llegué al significado q u e tiene para mí, y q u é c á n o n e s d e interpretación h e seguido p a r a llegar a él. A m í m e toca
l u c h a r p o r m i significado, n o i m p o r t a si g a n o o
pierdo.
Mi p r i m e r c o n o c i m i e n t o d e la Gita data d e 1889,
c u a n d o tenía casi veinte años. E n t o n c e s , tenía sólo
u n a vaga idea del principio d e ahimsa. U n a línea d e
Shamalbhatta, p o e t a d e Gujarati, m e había enseñad o el principio d e vencer incluso al e n e m i g o con
amor, y esa enseñanza había calado e n mí. Pero n o
había d e d u c i d o d e ella el principio e t e r n o d e la noviolencia. P o r ejemplo, n o abarcaba todas las formas d e vida animal. Antes d e esto, había c o m i d o
carne mientras estuve e n la India. Consideraba u n
d e b e r m a t a r reptiles venenosos c o m o la serpiente.
Hoy es mi convicción q u e quien cree e n la ahimsa ni
siquiera d e b e m a t a r a las criaturas venenosas. En
aquellos días yo creía q u e debíamos p r e p a r a r n o s
p a r a la lucha con los ingleses. A m e n u d o repetía
unas famosas aleluyas del poeta d e Gujarati: «¡Qué
hay d e extraño e n q u e d o m i n e Gran Bretaña!...»,
etc. C o m e r carne era p a r a m í el primer paso p a r a
96
97
Está abrumado por el hastío y, con miedo y tembloroso,
exclama: «¡Oh, que gran pecado estamos a punto de cometer!».
Shri Krishna le oye en esa actitud y le dice: «Basta de
esa elevada filosofía; nadie mata ni es matado. El alma es
inmortal y el cuerpo debe perecer. Lucha entonces" en la
batalla que llega a ti como un deber. Victoria o derrota
no son asunto tuyo. Cumple tu misión».
En el capítulo undécimo, el Señor ofrece una visión
panorámica del Universo y afirma: «Soy Kala, el Destructor de los mundos, el Anciano de los Días; estoy aquí, dedicado a Mi tarea de destrucción de los mundos. Mata a
aquellos a los que yo ya he matado. No te dejes vencer
por el pesar».
Himsa y ahimsa son iguales ante Dios. Pero, para el
hombre, ¿cuál es el mensaje de Dios? ¿Es éste: «Lucha,
para estar seguro de aniquilar a tus enemigos en el campo»? Si la Gita enseña la ahimsa, el capítulo primero y el
undécimo no son consecuentes con el resto; en cualquier
caso, no sostienen la teoría de la ahimsa. Me gustaría que
pudieras encontrar tiempo para resolver mi duda.
prepararme a la lucha contra los ingleses. Esa era
mi postura antes de ir a Inglaterra, y allí evité comer
carne, por mi determinación de seguir hasta la
muerte las promesas que había hecho a mi madre.
Mi amor por la verdad me ha salvado de muchos
peligros.
Ahora bien, mientras estuve en Inglaterra mi
contacto con dos amigos ingleses me hizo leer la Cita. Digo «me hizo leer» porque no la leí por mi propio deseo. Pero cuando estos dos amigos me pidieron que leyera la Gita con ellos, me avergoncé de
mi ignorancia. La toma de conciencia de mi total
desconocimiento de las Escrituras me dolió. El orgullo, pienso, estaba en el fondo de aquel sentimiento. Mi conocimiento del sánscrito no era suficiente para permitirme comprender todos los
versos de la Gita sin ayuda. Mis amigos, por supuesto, no conocían el sánscrito. Pusieron ante mí la
magnífica traducción de la Gita de Sir Edwin Arnold. Devoré el contenido de cabo a rabo y quedé
hechizado por ella. Los últimos diecinueve versos
del capítulo segundo se han inscrito desde entonces en mi corazón. Contienen para mí todo el conocimiento. Las verdades que enseñan son las «verdades eternas». En ellas hay razonamiento, pero
representan el conocimiento realizado.
Desde entonces, he leído muchas traducciones y
muchos comentarios, he discutido y razonado has98
1.1 la saciedad, pero la impresión que me procuró la
primera lectura nunca se ha desvanecido. Esos versos son la clave de la interpretación de la Gita. Yo recomendaría, incluso, rechazar los versos que puedan parecer estar en conflicto con ellos. Pero un
estudiante humilde no debe rechazar nada. Simplemente dirá: «Es la limitación de mi inteligencia,
que no puede resolver esta contradicción. Podré
hacerlo en un futuro». Esto es lo que alegará a sí
mismo y a los demás.
El estudio y la experiencia devotos son esenciales para una interpretación correcta de las Escrituras. El precepto de que el shudra no estudie las Escrituras no carece totalmente de sentido. El término
shudra designa al hombre ignorante, espiritualmenle inculto. Es de temer que malinterprete los Vedas
y los demás textos sagrados. No todo el mundo
puede resolver una ecuación algebraica. Un estudio
preliminar es una condición sine qua non. ¡Qué gran
mentira sería la gran verdad «Yo soy Brahmán» en
boca de un hombre sumido en el pecado! ¡A qué
innobles propósitos la dirigiría! ¡Qué distorsión sufriría en sus manos!
Por consiguiente, el hombre que quiera interpretar las Escrituras debe tener una disciplina espiritual. Debe practicar los yamasy niyamas*7, las guías
eternas de conducta. Una práctica superficial es
inútil. Los shastras imponen la necesidad de un gu99
rú. Pero, siendo los gurús escasos en estos días, los
sabios propusieron el estudio de libros modernos
que inculquen la bhakúm. Quienes no sienten la
bhakti, carentes de fe, no están cualificados para interpretar las Escrituras. El hombre instruido puede
sacar una interpretación elaborada y erudita de
ellas, pero ésa no será la interpretación verdadera.
Sólo el que tenga experiencia llegará a la interpretación verdadera de las Escrituras.
Pero incluso para el no experimentado hay algunos cánones. Por ejemplo, no es verdadera la interpretación que está en desacuerdo con la verdad.
Para el que duda incluso de la verdad, las Escrituras
no tienen ningún sentido. Nadie puede enfrentarse
a él. Hay un peligro para el hombre que no ha logrado encontrar ahimsa en las Escrituras, pero eso
no quiere decir que esté condenado. La verdad
—sat— es positiva; la noviolencia es negativa. La verdad afirma el hecho, la noviolencia rechaza el hecho. Y, sin embargo, la noviolencia es la religión
más elevada. La verdad es evidente por sí misma; la
noviolencia es su fruto más maduro. Está contenida
en la verdad, pero como no es evidente por sí misma, el hombre puede tratar de interpretar los shastras, sin aceptarla. Pero es seguro que su aceptación
de la verdad le conduzca a la aceptación de la noviolencia.
La renuncia de la carne es esencial para com100
prender la verdad. El sabio que comprendió la verdad descubrió la noviolencia a partir de la violencia
que hacía estragos a su alrededor, y dijo: «La violencia es irreal, la noviolencia es real». La realización de la verdad es imposible sin la noviolencia.
lirahmacharya (celibato), asteya (no robar), aparigraha (no posesión) son medios para alcanzar la ahimsa. La ahimsa es el alma de la verdad. El hombre es
sólo un animal sin ella. El que busca la verdad comprenderá todo esto en su búsqueda y entonces no
tendrá ninguna dificultad en la interpretación de
los shastras.
Otro canon de interpretación es escrutar no la
letra, sino examinar el espíritu. El Ramayana de Tulsidas es un libro notable porque está informado por
un espíritu de pureza, compasión y devoción. Hay
un versículo en él que agrupa a los tambores, los
shudras, los idiotas y las mujeres como aptos para ser
golpeados. El hombre que invoca ese verso para
golpear a su mujer está condenado a la perdición.
Rama no sólo no golpeó a su esposa, sino que trató
de no hacer nunca algo que le desagradara. Tulsi«las simplemente insertó en su poema un proverbio
corriente en sus días, sin pensar siquiera que podía
haber brutos que justificaran el golpear a su mujer
I ¡asándose en ese verso. Pero si suponemos que el
propio Tulsidas seguía una costumbre que prevalecía en su tiempo y golpeaba a su esposa, ¿qué ocu101
*
rre entonces? Golpear sigue estando mal. Pero el
Ramayana no se escribió para justificar que los maridos pegaran a las mujeres. Se escribió para representar a Rama, el hombre perfecto, y a Sita, la esposa ideal, y a Bharata, el ideal de un hermano devoto.
Cualquier justificación que incidentalmente se pueda encontrar de costumbres depravadas debe ser
rechazada. Tulsidas no escribió su inestimable poema épico para enseñar geografía; en consecuencia,
cualquier error geográfico que encontremos en el
Ramayana debe ser radicalmente rechazado.
Examinemos la Gita a la luz de estas observaciones. La autorrealización y sus medios es el tema de
la Gita, que plantea la lucha entre dos ejércitos como ocasión para exponer el tema. Si se quiere, se
puede decir que el poeta no estaba contra la guerra
o la violencia, y a partir de ahí no vaciló en aprovechar la ocasión de una guerra. Pero la lectura del
Mahabharata me ha transmitido una impresión
completamente diferente. El poeta Vyasa69 demostró la futilidad de la guerra por medio de ese poema épico de belleza asombrosa. ¿Y qué, pregunta, si
los kauravas fueron vencidos? ¿Y si ganaron los pandavas70? ¿Cuántos quedaron de los vencedores y qué
fue de ellos? ¿Cuál fue el final de Madre Kunti71? ¿Y
dónde están hoy los yadavas72?
Puesto que la descripción de la lucha y la justificación de la violencia no son el tema del poema épi-
co, es erróneo subrayar esos aspectos. Y si es difícil
reconciliar ciertos versos con la enseñanza de la noviolencia, es aún mucho más difícil poner el conjunto de la Gita en el marco de la violencia.
El poeta, cuando escribe, no es consciente de todas las interpretaciones que se podrán hacer de su
composición. La belleza de la poesía es que la creación transciende al poeta. La verdad que él logra en
los vuelos más altos de su fantasía con frecuencia no
se encuentra en su vida. De este modo, la vida de
muchos poetas contradice su poesía. Que la enseñanza central de la Gita no es himsa, sino ahimsa, está ampliamente demostrado por el tema planteado
en el capítulo segundo y resumido en el capítulo
decimoctavo que cierra el libro. El tratamiento en
los demás capítulos sostiene la misma postura. Himsa es imposible sin ira, sin agresión, sin odio, y la Gita se esfuerza por llevarnos a un estado más allá de
sattva, rajas y tamasn, un estado que excluye la ira, el
odio, etc. Pero incluso ahora puedo dibujar en mi
mente los ojos de Arjuna, rojos de ira cada vez que
tiende el arco, presto a disparar.
No era en el espíritu de la ahimsa como Arjuna
se negaba a ir a la batalla. Había combatido anteriormente muchas veces. Pero en esta ocasión fue
vencido por una falsa compasión. Luchaba con
miedo de matar a sus parientes y amigos. Arjuna
nunca analizó el problema de matar a sus parientes
102
103
y amigos ni el problema de matar como tal. No dijo
que no quisiera matar a nadie, aunque lo considerara un malvado. Shri Krishna conoce los pensamientos más íntimos de cada uno, y vio claramente
la obnubilación temporal de Arjuna. Por eso le dijo: «Ya has matado en otras ocasiones. No puedes
abogar ahora por la noviolencia. Termina lo que
has comenzado». Si un pasajero de un expreso se
marea de repente y salta del tren, es culpable de suicidio. No ha aprendido que no debe viajar o que no
debe viajar en tren. Caso similar fue el de Arjuna. El
no violento Krishna no podía dar a Arjuna ningún
otro consejo. Pero decir que la Gita enseña la violencia o justifica la guerra porque aconseje matar
en una ocasión particular, es tan equivocado como
decir que la himsa es la ley de la vida porque una
cierta dosis de violencia sea inevitable en la vida diaria. Para quien lee, el espíritu de la Gita enseña el
secreto de la noviolencia, el secreto de realizar el sí
mismo a través del cuerpo físico.
¿Y quiénes eran Dhritarashastra' 4 , Yudhishtira75 y
Arjuna? ¿Quién era Krishna? ¿Fueron todos ellos
personas históricas? ¿Los describe la Gita como tales? ¿Es cierto que Arjuna, de repente, se detuvo en
medio de la lucha y planteó la pregunta a Krishna,
y éste le expuso toda la Gita? ¿Y cuál es esa Gita, la
Gita que Arjuna olvidó tras haber exclamado que su
obnubilación había desaparecido y que pidió a
104
Krishna que repitiese, pero éste no pudo y que, por
i.uiio, le dio en forma de Anugita76?
(Considero a Duryodhana" y los suyos como los
impulsos más bajos del hombre, y a Arjuna y los suyos como los impulsos superiores. El campo de batalla es nuestro propio cuerpo. Una batalla eterna
NC desarrolla entre los dos campos, y el poeta vidente lo describió vividamente. Krishna es el que
habita en el interior, siempre susurrando en el corazón puro. Como guardián del corazón, necesita
el aliento de la pureza, o el habitante interior deja
de hablar.
No es que no se trate de la lucha física real. A
quienes son no violentos, la Gita no enseña una lección de desesperanza. El que tiene miedo, quien
salva su piel, quien cede a las pasiones, debe luchar
la batalla física lo quiera o no; pero ése no es su
ilharma. El dharma es uno y sólo uno. Ahimsa signifii .1 moksha, y moksha es la realización de la verdad.
Ni > hay lugar aquí para la cobardía. La himsa seguirá
d enlámente en este mundo extraño. La Gitamuesn.i el camino para salir de él. Pero muestra también
que escapar por cobardía y desesperación no es el
camino. Mejor que la cobardía es matar y ser matado en el combate.
Si el significado de los versos citados por el interlocutor no está todavía claro, deberé confesar mi
incapacidad para aclararlo. ¿Se está de acuerdo en
105
que el Dios Todopoderoso es el Creador, Protector
y Destructor y debe serlo? Y si Él crea, sin duda tiene derecho a destruir. Y, sin embargo, Él no destruye porque no crea. Su ley es que todo lo que nace debe morir, y ahí radica su misericordia. Sus
leyes son inmutables. ¿Dónde estaríamos todos nosotros si las cambiara caprichosamente?
27. Krishna Janmashtami
Young India, 12 de noviembre de 1925
[Lo que sigue es un resumen de una conferencia pronunciada por Gandhiji en Arsikere, estado
de Mysore.]
No sabemos lo que la vida de Shri Krishna significa para nosotros, no leemos la Gita, no tratamos
de enseñársela a nuestros hijos. La Gita es un libro
tan transcendental que hombres de todo credo,
época y lugar la pueden leer con respeto, y encontrar en ella los principios de sus respectivas religiones. Si pensáramos en Krishna en cada día de Janmashtami* y leyéramos la Gita y decidiéramos seguir
sus enseñanzas, no estaríamos en la grave y lamentable situación actual. Shri Krishna sirvió al pueblo
toda su vida, fue un verdadero servidor del pueblo.
Habría podido conducir los ejércitos en Kurukshetra79, pero prefirió ser el auriga de Arjuna. Toda su
vida fue una inquebrantable Gita del karmam. Rechazó las golosinas del orgulloso Duryodhana y pre107
106
firió las humildes espinacas de Vidura81. De niño,
fue vaquero y todavía se le conoce con el nombre
de Gopala. Pero nosotros, sus adoradores, hemos
despreciado hoy a la vaca, los Adi-Karnatakas82 matan vacas y comen su carne, y nuestros niños y enfermos se quedan sin leche de vaca. Krishna no conocía ni sueño ni pereza. Se mantuvo en atención
continua al mundo, y nosotros, su posteridad, nos
hemos vuelto indolentes y hemos olvidado el uso de
nuestras manos. En la Bhagavad Gita, el señor Krishna mostró el camino de bhakti, que significa el camino del karma. Lokamaya Tilak ha enseñado que
si deseamos ser bhaktaf* o jñani^4, harmcP es el único camino; pero el horma no debe ser para uno mismo, sino para los otros. La acción por uno mismo
ata, la acción por los otros libera de la esclavitud.
¿Cuál será la acción altruista que puede ser realizada universalmente por hindúes, musulmanes y cristianos, por hombres, mujeres y niños? He tratado
de demostrar que sólo el hilado es ese acto sacrificial, pues sólo eso puede llevarnos a hacer algo en
el nombre de Dios, algo para los más pobres, algo
que puede infundir actividad en sus perezosos
miembros. El Señor Krishna enseñó también que
para ser una verdadero bhakta no deberíamos establecer ninguna diferencia entre un brahmán y alguien que recoge excrementos. Si eso es cierto, no
puede existir ningún lugar para la intocabilidad en
108
el hinduismo. Si todavía estás apegado a esa superstición, te puedes purificar deshaciéndote de ella el
día sagrado del nacimiento de Krishna. Quien confía totalmente en la Gita no puede conocer ninguna distinción entre hindúes y musulmanes, pues el
Señor Krishna declaró que aquel que adora a Dios
en espíritu verdadero por cualquier nombre Le
adora a El. El camino de bhakti, karma, amor, tal como está expuesto en la Gita, no deja ningún lugar
para el desprecio de un hombre por otro.
Young India, 1 de septiembre de 1927
109
28. £1 m e n s a j e d e la Gita
1. Ya desde 1888-1889, cuando tuve mi primer
contacto con la Gita, sentí que no era una obra histórica, sino que bajo la apariencia de una gv.erra física describía el duelo que se desarrolla perpetuamente en el corazón de los seres humanos, y que la
guerra física era únicamente el medio utilizado para hacer más atractiva la descripción del duelo interior. Esta intuición preliminar se vio progresivamente confirmada por un estudio más minucioso de la
religión y de la Gita. El estudio del Mahabharatam
ofreció una confirmación adicional. No considero
el Mahabharata una obra histórica en el sentido generalmente aceptado. El Adiparva*7 contiene pruebas suficientes en apoyo de mi opinión. Al atribuir
a los actores principales orígenes sobrehumanos o
infrahumanos, el gran Vyasa despacha rápidamente
la historia de los reyes y sus pueblos. Los personajes
allí descritos pueden ser históricos, pero el autor
del Mahabharata los utilizó simplemente como me-
dios de expresión de los asuntos religiosos.
2. El autor del Mahabharata no estableció la necesidad física de la guerra; al contrario, demostró
HU inutilidad. Hizo que los vencedores derramaran
lágrimas de pena y arrepentimiento, y no les dejó
nada más que un legado de miserias.
3. La Gita es la coronación de esta gran obra. Su
capítulo segundo, en vez de enseñar las reglas de la
guerra física, nos dice cómo se puede conocer al
hombre perfecto. Entre las características del hombre perfecto de la Gita, no veo ninguna que haga
referencia a la guerra física. Toda su intención es
incompatible con las reglas de conducta que gobiernan las relaciones entre las partes en guerra.
4. El Krishna de la Gita es la personificación de
la perfección y el conocimiento verdadero; pero la
descripción es imaginaria. Eso no significa que
Krishna, el adorado de su pueblo, no viviera nunca.
Pero la perfección es imaginada por el autor. La
idea de una encarnación perfecta es un desarrollo
posterior.
5. En el hinduismo, se atribuye la encarnación a
quien haya realizado algún servicio extraordinario
a la humanidad. Toda vida encarnada es en realidad
una encarnación de Dios, pero no es habitual que
se considere a todo ser vivo una encarnación. Las
generaciones futuras rendirán homenaje a quien,
en su propia generación, haya sido especialmente
llo
111
religioso en su conducta. No veo nada malo en esta
forma de proceder; no quita nada a la grandeza de
Dios y no se agrede a la verdad. Hay un dicho urdu
que manifiesta: «Adán no es Dios, pero es una chispa de la Divinidad». Y, por consiguiente, quien se
comporta de manera particularmente religiosa tiene más de la chispa divina en él. Es en concordancia con este planteamiento como Krishna disfruta,
en el hinduismo, del estatuto de la encarnación
más perfecta.
6. Esta creencia en la encarnación es un testimonio de la noble ambición espiritual del hombre.
El hombre no está en paz consigo mismo hasta que
se ha hecho semejante a Dios. El esfuerzo para alcanzar ese estado es la ambición suprema, la única
ambición digna. Y ésta es la autorrealización. La autorrealización es el tema de la Gita, como lo es también de todas las Escrituras. Pero sin duda su autor
no la escribió para establecer esa doctrina. A mí me
parece que el objetivo de la Gita es mostrar el camino más apropiado para alcanzar la autorrealización. Eso que se puede encontrar, de manera más o
menos manifiesta, diseminado aquí y allá en los libros religiosos hindúes, ha sido resaltado con el
lenguaje más claro posible en la Gita, aun a riesgo
de repetición.
7. Ese medio sin par es la renuncia a los frutos
de la acción.
112
8. Éste es el centro alrededor del cual se teje la
Gita. Esta renuncia es el centro alrededor del cual
giran la devoción, el conocimiento y todo lo demás,
como giran los planetas alrededor del sol. El cuerpo ha sido comparado a una prisión. Donde hay
cuerpo debe haber acción. Ningún ser encarnado
está exento del esfuerzo. Y, sin embargo, todas las
religiones proclaman que, tratando el cuerpo como
templo de Dios, el hombre puede lograr la libertad.
Toda acción está manchada, por trivial que sea.
¿Cómo puede el cuerpo ser convertido en templo
de Dios? En otras palabras, ¿cómo puede uno ser libre de la acción, es decir, de la mancha de pecado?
«Por la acción desinteresada; renunciando a los frutos de la acción; ofreciendo todas las actividades a
Dios, es decir, entregándose a Él en cuerpo y alma.»
9. Pero la acción desinteresada o renuncia no se
deriva simplemente del hecho de hablar de ella. No
se alcanza mediante una hazaña intelectual. Sólo se
alcanza por una constante agitación del corazón.
Para lograr la renuncia es necesario el conocimiento correcto. Los hombres eruditos poseen conocimientos de un tipo. Pueden recitar los Vedas de memoria aunque estén sumidos en una actitud de
autocomplacencia. Para que ese conocimiento no
yerre su camino, el autor de la Gita insistió en la devoción que debe acompañarlo y la puso en lugar
preferente. Conocimiento sin devoción será un fra113
caso. Por eso, dice la Gita: «Ten devoción, y el conocimiento la seguirá». Esta devoción no es mero
culto de los labios, es una lucha con la muerte. De
ahí que la valoración que hace la Gita de las cualidades del devoto sea semejante a la de las cualidades del sabio.
10. Así, la devoción requerida por la Gita no es
una efusión de sentimentalismo. Tampoco es una
fe ciega. La devoción de la Gita no tiene nada que
ver con lo exterior. El devoto, si lo desea, puede utilizar rosarios o señales en la frente, o puede hacer
ofrendas, pero estas cosas no son prueba de su devoción. El devoto es aquel que no tiene celos de nadie, que es una fuente de misericordia, que carece
de egoísmo, que es desinteresado, que trata por
igual el frío y el calor, la felicidad y la desgracia, que
siempre perdona, que está permanentemente contento, que es firme en sus resoluciones, que ha ofrecido a Dios su mente y su alma, que no provoca temor, que no tiene miedo a los otros, que está libre
de la exultación, la pena y el temor, que es puro,
que está versado en la acción y sin embargo permanece inafectado por ella, que renuncia a todo fruto,
bueno o malo, que trata por igual a amigo y enemigo, que no se siente afectado por el respeto o la falta de respeto, que no se hincha por la alabanza, que
no se viene abajo cuando los demás hablan mal de
él, que ama el silencio y la soledad, que tiene una
i azón disciplinada. Esa devoción no se corresponde
con la existencia simultánea de fuertes apegos.
11. Vemos, pues, que ser un devoto verdadero es
realizarse. La autorrealización no es algo aparte.
(ion una rupia se puede comprar veneno o néctar,
pero el conocimiento o la devoción no pueden
comprar ni la salvación ni la esclavitud. No son medios de intercambio. Ellos mismos son lo que queremos. En otras palabras, si el medio y el fin no son
idénticos, casi lo son. El punto límite del medio utilizado es la salvación. La salvación de la Gita es la
paz perfecta.
12. Pero, para ser verdaderos, ese conocimiento
y esa devoción tienen que soportar la prueba de la
renuncia a los frutos de la acción. El mero conocimiento del bien y del mal no proporcionará la salvación. Según las ideas comunes, un hombre meramente instruido pasará por pandit. No necesita
realizar ningún servicio. Lo considerará esclavitud,
incluso levantar una pequeña Iota88. Donde la única
prueba de conocimiento es la no responsabilidad
para el servicio, no hay lugar para una acción tan
mundana como levantar una Iota.
13. O podemos también considerar la bhakti. La
noción popular de bhakti se corresponde con tener
buen corazón, rezar el rosario, etc., pero no dignarse a hacer un servicio de amor para que el acto
de contar las cuentas u otro similar no sea inte-
114
115
rrumpido. En consecuencia, ese tipo de bhakta sólo
deja el rosario para comer, beber, y cosas semejantes,
nunca para moler cereal o atender a los que sufren.
14. Pero dice la Gita: «Nadie ha alcanzado su objetivo sin la acción. Incluso hombres como Janaka89
alcanzaron la salvación por medio de la acción. Incluso si yo, perezosamente, dejara de actuar, el
mundo perecería. ¿Cuánto más necesario, pues, será para el común de los hombres consagrarse a la
acción?».
15. Aunque, por una parte, está más allá de toda
discusión que toda acción ata, por otra es igualmente cierto que todos los seres vivos tienen que
realizar alguna acción, lo quieran o no. Aquí toda
actividad, sea mental o física, debe ser incluida en
el término acción. Entonces, ¿cómo puede uno liberarse de la esclavitud de la acción si tiene que actuar? La forma en que la Gita ha solucionado el problema es, a mi entender, única. Dice la Gita; «Haz
el trabajo que te está destinado, pero renuncia a su
fruto -distánciate y actúa-, renuncia a todo deseo
de recompensa y actúa».
Ésta es la enseñanza inconfundible de la Gita.
Quien abandona la acción se equivoca. Quien abandona sólo la recompensa acierta. Pero la renuncia
al fruto no es de ningún modo indiferencia hacia el
resultado. Con respecto a cada acción, uno debe conocer el resultado que se espera que derive de ella,
116
los medios para conseguirlo y la forma de ponerlos
en práctica. De aquel que, estando así preparado,
no tiene deseos sobre el resultado y, sin embargo,
está plenamente absorto en el debido cumplimiento de la tarea que se le propone, se dice que ha renunciado a los frutos de la acción.
16. No se piense, por otra parte, que la renuncia
significa deseo de fruto para el renunciante. La lectura de la Gita no autoriza ese sentido. Renuncia
significa ausencia de todo anhelo del fruto, aunque, en realidad, quien renuncie coseche mil veces.
La renuncia de la Gita es la prueba de fuego de la
le. Quien está siempre dando vueltas al resultado
con frecuencia pierde el valor que pueda haber en
la realización de su deber. Se vuelve impaciente y
luego da rienda suelta a la ira y empieza a hacer cosas indignas; salta de acción en acción, sin permanecer nunca fiel a nada. Quien da vueltas a los resultados es como un hombre entregado a los
objetos de los sentidos; está siempre distraído, renuncia a todo escrúpulo, todo es válido a su juicio
y, por lo tanto, recurre a medios dignos e indignos
para conseguir sus fines.
17. A partir de las amargas experiencias del deseo del fruto, el autor de la Gita descubrió el camino de la renuncia al fruto, y lo puso ante el mundo
de la manera más convincente. Es creencia común
que la religión se opone siempre al bien material.
117
18. Meditando en estas líneas, he sentido que al
tratar de aplicar en la propia vida la enseñanza central de la Gita, uno se compromete a seguir la verdad y la ahimsa. Cuando no hay ningún deseo del
fruto, no existe tentación de mentira ni de himsa.
Tómese cualquier ejemplo de mentira o de violencia, y se descubrirá que en su reverso estaba el deseo de alcanzar el fin anhelado. Pero se puede admitir libremente que la Gita no fue escrita para
establecer la ahimsa. Era un deber aceptado y principal incluso antes de la época de la Gita. La Gita tenía que ofrecer el mensaje de la renuncia al fruto.
Esto se revela claramente ya en el capítulo segundo.
19. Pero si la Gita creía en la ahimsa o ésta estaba
incluida en la acción desinteresada, ¿por qué el autor elige una ilustración belicosa? Cuando la Gita
fue escrita, aunque la gente creyera en la ahimsa, no
sólo las guerras no eran ningún tabú, sino que nadie
observaba la contradicción entre ellas y la ahimsa.
20. Al valorar las consecuencias de la renuncia al
fruto, no se nos exige que investiguemos en la mente del autor de la Gita en cuanto a sus limitaciones
respecto de la ahimsa y otras cosas semejantes. Porque un poeta ponga una verdad particular ante el
mundo, no se sigue necesariamente de ello que conociera o calculara todas sus grandes consecuencias, o que, habiéndolo hecho, fuera siempre capaz
de expresarlas plenamente. Tal vez resida en esto la
grandeza del poema y del poeta. El significado de
un poeta es ilimitado. Como hombre, el significado
de sus grandes escritos sufre una evolución. Al examinar la historia de las lenguas, observamos que el
significado de palabras importantes se ha modificado o se ha ampliado. Así es en la Gita. El autor amplió los significados de algunas palabras corrientes.
Podemos descubrir que así es incluso mediante un
examen superficial. Es posible que, en la época an-
118
119
«No se puede actuar religiosamente en asuntos
mercantiles y cosas similares. No hay lugar para la
religión en esas ocupaciones; la religión es solamente para lograr la salvación», oímos decir a muchas personas sabias según el mundo. En mi opinión, el autor de la Gita disipó ese engaño. No trazó
ninguna línea de demarcación entre la salvación y
las ocupaciones mundanas. Al contrario, mostró
que la religión debe regir incluso nuestras ocupaciones mundanas. Yo he sentido que la Gita nos enseña que lo que no se puede realizar en la práctica
diaria no puede ser llamado religión. Así, según la
Gita, todos los actos que no se pueden realizar sin
apego son tabú. Esta regla de oro salva a la humanidad de muchos peligros. Según esta interpretación, asesinar, mentir, ser disoluto, y cosas por el estilo deben ser consideradas pecaminosas y, por lo
tanto, tabú. La vida del hombre se vuelve entonces
sencilla, y de esa sencillez se deriva la paz.
terior a la Gita, ofrecer animales c o m o sacrificio
fuera permisible. P e r o n o hay n i n g u n a huella d e
ello e n el sentido del sacrificio p r o p u e s t o p o r la Gita. En la Gita, la concentración c o n t i n u a e n Dios es
el más i m p o r t a n t e d e los sacrificios. El capítulo tercero parece mostrar q u e sacrificio significa princip a l m e n t e esfuerzo corporal p a r a el servicio. Los capítulos tercero y cuarto, leídos c o n j u n t a m e n t e , nos
ofrecerán otros significados para el sacrificio, p e r o
n u n c a el sacrificio d e animales. Igualmente, el significado de la palabra sannyasa9® sufre en la Gita
u n a transformación. El sannyasa d e la Gita n o tolerará el cese c o m p l e t o d e la actividad. El sannyasa d e
la Gita es todo acción y, sin e m b a r g o , n o acción. Así,
el autor d e la Gita, a m p l i a n d o el significado d e las
palabras, nos h a e n s e ñ a d o a imitarle. S u p o n g a m o s
que, según la letra d e la Gita, se p u e d a decir q u e la
guerra es c o h e r e n t e con la r e n u n c i a al fruto. Pero
después d e cuarenta años d e esfuerzo incesante dedicado p l e n a m e n t e a aplicar a mi p r o p i a vida la enseñanza d e la Gita, h e sentido, con toda h u m i l d a d ,
q u e la r e n u n c i a perfecta es imposible sin la observancia perfecta d e la ahimsa e n todas sus formas.
21. La Gita n o es u n a obra aforística; es u n gran
p o e m a religioso. C u a n t o más p r o f u n d a m e n t e se sumerja u n o e n ella, más riqueza d e sentido obtendrá.
Al estar destinada al p u e b l o e n general, hay u n a grata repetición. En cada época, las palabras importan120
tes aportarán nuevos y amplios significados. P e r o su
enseñanza central n u n c a variará. El b u s c a d o r es libre d e extraer d e este tesoro el sentido q u e le plazca para aplicar a su vida la enseñanza central.
22. La Gita n o es u n a colección d e n o r m a s y prescripciones. Lo q u e es lícito para u n o p u e d e ser ilícito para otro. Lo q u e p u e d e ser permisible e n u n a
época, o en u n lugar d e t e r m i n a d o , p u e d e n o serlo
en otra época, e n otro lugar. El deseo del fruto es la
única prohibición universal. La acción desinteresada es obligatoria.
23. La Gita h a c a n t a d o las alabanzas del conocimiento, p e r o está más allá del m e r o intelecto; se dirige esencialmente al corazón y p u e d e ser comp r e n d i d a p o r el corazón. Por lo tanto, la Gita n o es
para los q u e n o tienen fe. El a u t o r p o n e e n b o c a d e
Krishna las siguientes palabras:
No confíes este tesoro a quien carece de capacidad de
sacrificio, de devoción, del deseo de esta enseñanza y Me
niega. Por otra parte, quienes den este tesoro precioso a
Mis devotos, por este mismo servicio, con seguridad Me
alcanzarán. Y aquellos que, libres de malicia, absorban
con fe esta enseñanza, habiendo alcanzado la libertad, vivirán donde van tras la muerte las personas de mérito verdadero.
Young India, 6 de agosto de 1931
121
29. Desde Yeravda Mandir
Corro junto a mi Madre Gita siempre que me
encuentro en dificultad, y hasta ahora nunca he dejado de encontrar consuelo en ella. Es posible que
a quienes buscan el consuelo de la Gita pueda resultar provechoso el conocer la manera en que yo la
comprendo desde la vida diaria, pues tal vez eso
pueda abrirles una perspectiva nueva.
Hoy quisiera dar un resumen del capítulo doce,
dedicado al bhaktiyoga, la realización de Dios a través de la devoción. En la época de matrimonio, pedimos a los miembros de la pareja que aprendan de
memoria este capítulo y mediten sobre él, como
uno de los cinco sacrificios que deben ser realizados. Sin devoción, la acción y el conocimiento son
fríos y áridos, y pueden incluso convertirse en tra-
bas. Por eso, con el corazón lleno de amor, acerquémonos a esta meditación de la Gita.
Arjuna pregunta al Señor: «¿Quién de los dos es
mejor, el devoto que adora al Manifestado o el que
adora al No Manifestado?». El Señor le responde:
«Quienes meditan en el Manifestado con fe completa, y se pierden en Mí, esos fieles son Mis devotos. Pero quienes adoran al No Manifestado y, para
hacerlo, controlan todos sus sentidos, miran y sirven a todos de la misma forma, no considerando a
nadie superior o inferior, también ésos Me realizan».
Por eso, no se puede afirmar que uno sea superior al otro. Pero se puede considerar algo imposible que un ser encarnado comprenda plenamente
y adore al No Manifestado. El No Manifestado es sin
atributos, y está más allá del alcance de la visión
humana. Por lo tanto, todos los seres encarnados,
consciente o inconscientemente, son devotos del
Manifestado.
«Por eso -dijo el Señor-, que tu mente se fusione con Mi Cuerpo Universal, que está dotado de
forma. Ofrécete todo tú a Sus pies. Pero si no puedes hacerlo, practica el control de las pasiones de tu
mente. Observando y ama y niyama91 con la ayuda de
pranayama92, asanam y otras prácticas, pon a la mente bajo control. Si no puedes hacerlo, entonces realiza todas tus obras con esto en la mente: cualquier
acción que emprendas, debes hacerla por Mí. De
122
123
[Lo que sigue es un discurso enviado por Gandhiji a miembros de su ashram en Sabarmati desde la
cárcel de Yeravda.]
este modo, tus caprichos y apegos mundanos se desvanecerán y gradualmente llegarás a ser inmaculado y puro. La fuente del amor surgirá en ti. Pero si
ni siquiera puedes hacer esto, entonces renuncia al
fruto de todas tus acciones; no anheles nada de los
frutos de tu acción. Haz siempre la obra que te está
destinada. El hombre no puede ser dueño de los
frutos de su acción. El fruto de la acción aparece sólo después de que las causas se hayan combinado
para formarlo. Por lo tanto, sé tú sólo el instrumento. No consideres superior ni inferior ninguno
de estos cuatro métodos que te he mostrado. Cualquiera de ellos es adecuado para ti, para que lo uses
en tu práctica de devoción.
»Parece que el camino de la audición, la meditación y la comprensión sea más fácil que el camino
de yama y niyama, pranayama y asana, al que me he
referido; más fácil que eso puede ser la concentración y la adoración; y más fácil que la concentración puede ser la renuncia a los frutos de las acciones. Un mismo método puede no ser igualmente
fácil para todos; algunos pueden haber buscado
ayuda en todos estos métodos. Son ciertamente
combinables. En cualquier caso, sé un devoto. Realiza el fin por el medio que puedas. Mi papel es simplemente decirte cómo ser un verdadero devoto.
Un devoto no odia a nadie; no guarda rencor a nadie; se muestra amistoso con todas las criaturas; es
124
misericordioso con todos. Para realizar esto, el devoto elimina todo apego personal; su ego se disuelve y se convierte en nada; para él, el pesar y la felicidad son lo mismo; perdona a los que le ofenden y
;mhela el perdón del mundo por sus faltas; está
siempre contento; es firme en sus buenas resoluciones; Me ofrece su mente, su inteligencia, todo él.
N unca causa perturbación o miedo a los demás, no
mostrándose tampoco perturbado o temoroso a
causa de los demás. Mi devoto está libre de alegría
y pesar, placer y dolor. No tiene deseos, es puro,
diestro y sabio. Ha renunciado a toda empresa ambiciosa. Se atiene a sus resoluciones, renunciando a
sus frutos buenos o malos; permanece inafectado.
No conoce enemigos o amigos y está más allá del
honor y la desgracia.
»En paz y silencio, aceptando todo lo que le
acaece, vive interiormente en soledad y permanece
siempre en calma sin importar lo que pueda estar
ocurriendo a su alrededor. El que vive de esta manera, lleno de fe, es Mi "amado devoto".»
Young India, 13 de noviembre de 1930
125
30. Los r e c i t a d o r e s de la Gita
Los lectores del Harijan saben lo que la Gita significa para mí. Siempre he pensado que aprender
de memoria textos como la Gita era una cosa deseable. Pero nunca fui capaz de aprender de memoria
todos los capítulos de la Gita a pesar de intentarlo
varias veces. Sé que mi capacidad para memorizar
es muy escasa. Así, cuando me encuentro con alguien que conoce la Gita de memoria, merece todo
mi respeto. He conocido a dos personas así durante mi viaje a Tamilnad: un caballero de Madura y
una señora de Devakotta. El caballero de Madura
era un comerciante desconocido; y la dama era Parvatibai, hija del difunto juez Sadashiva Iyer, que durante su vida instituyó un premio anual para quien
mejor pudiera recitar la Gita de memoria. Me gustaría, sin embargo, que los recitadores comprendieran que la mera recitación no es un fin en sí mismo. Debería ser una ayuda a la contemplación y la
asimilación de su significado y su mensaje. Con pa126
ciencia, incluso a un loro se le puede enseñar a recitar de memoria. Pero esa recitación no le hará
más sabio. El recitador de la Gita debería ser lo que
su autor habría esperado que fuera: un yogui en el
más amplio sentido del término. Eso exige de sus
devotos equilibrio en cada pensamiento, palabra y
acción y perfecta correspondencia entre los tres.
Aquel cuya palabra y cuya acción no están de acuerdo con sus pensamientos es un farsante o un hipócrita.
Harijan, 2 de febrero de 1934
127
31. £1 ideal de la Gita
es defectuosa. El ideal de la Gita se aplica realmente en todo momento, pero mi comprensión y mi observancia están llenas de imperfecciones.
Harijan, 29 de febrero de 1936
[Palabras dirigidas por Gandhiji a los residentes
del ashram de Sabarmati.]
Soy un devoto de la Gita y un firme creyente en
la ley inexorable del karma. Ni siquiera el más ligero traspié o tropezón carece de causa, y me he preguntado por qué quien se ha esforzado por seguir
la Gita en pensamiento, palabra y acción debe padecer alguna enfermedad. Los doctores me han
asegurado que esta perturbación de la elevada presión sanguínea es el resultado exclusivo de tensiones y preocupaciones mentales. Si eso es cierto, será probablemente que he estado preocupándome e
inquietándome de forma innecesaria y albergando
secretamente pasiones como la ira, la lujuria, etc. El
hecho de que cualquier acontecimiento o incidente pueda perturbar mi equilibrio mental, a pesar de
mis serios esfuerzos, no significa que el ideal de la
Gita sea defectuoso, sino que mi devoción por ella
128
El objetivo siempre retrocede ante nosotros.
Cuanto más grande es el progreso, mayor es el reconocimiento de nuestra indignidad. La satisfacción subyace en el esfuerzo, no en el logro. El pleno esfuerzo es una plena victoria.
Young India, 9 de m a r z o d e 1922
129
32. N o v i o l e n c i a
Cuando una persona afirma ser noviolenta, se
espera que no se muestre colérica con quien la
ofende. No le deseará ningún mal, sino su bien; no
la ofenderá de palabra; no le causará ningún daño
físico. Asumirá todas las injurias a las que es sometida por el ofensor. Así pues, la noviolencia es una
completa inocencia. La noviolencia integral es la total ausencia de mala voluntad hacia todo lo que vive. Por consiguiente, abarca incluso la vida subhumana, sin excluir insectos o animales nocivos. Éstos
no han sido creados para alimentar nuestras tendencias destructivas. Si conociésemos la mente del
creador, comprenderíamos su lugar en la creación.
Por consiguiente, la noviolencia es, en su forma activa, buena voluntad hacia toda forma de vida. Es
amor puro. Lo leo en las Escrituras hindúes, en la
Biblia, en el Corán.
La noviolencia es un estado perfecto. Es un objetivo hacia el que toda la humanidad tiende de for130
ma natural aunque inconsciente. El hombre no llega a ser divino cuando personifica la inocencia en
él mismo, pero sólo entonces llega a ser verdadero
hombre. En nuestro estado actual somos parcialmente hombres y parcialmente animales y, en nuestra ignorancia, e incluso en nuestra arrogancia, decimos que somos fieles a la naturaleza de nuestra
especie cuando devolvemos golpe por golpe y desplegamos la cantidad de ira requerida para nuestros objetivos. Pretendemos creer que la venganza
es la ley de nuestro ser, cuando en todas las Escrituras encontramos que la venganza no es de ningún
modo obligatoria, sino sólo permisible. Es la moderación lo que es obligatorio. La venganza es una satisfacción que requiere una elaborada regulación.
La restricción es la ley de nuestro ser. Así pues, la
más alta perfección es inalcanzable sin la más alta
restricción. El sufrimiento es el distintivo de la tribu
humana.
[s. d.]
131
33. La t e n s i ó n hindo-musulmana.
Sus causas y su s o l u c i ó n
Mi reivindicación del hinduismo ha sido rechazada por algunos, porque creo y abogo de forma radical por la noviolencia. Hay quien dice que soy un
cristiano disfrazado. Se ha dicho, incluso seriamente,
que estoy distorsionando el sentido de la Gita cuando atribuyo a ese gran poema la enseñanza de una
noviolencia sin adulterar. Algunos de mis amigos
hindúes me dicen que matar es un deber impuesto
por la Gita en ciertas circunstancias. Un shastri9* muy
instruido rechazó el otro día despectivamente mi interpretación de la Gita y dijo que no había justificación para la opinión, sostenida por algunos comentadores, de que la Gita representaba el eterno duelo
entre las fuerzas del mal y las del bien, e inculcaba el
deber de erradicar el mal dentro de nosotros sin vacilación ni condescendencia.
Recojo estas opiniones contra la noviolencia en
detalle, porque es necesario comprenderlas si queremos entender la solución que tengo que ofrecer.
132
Lo que actualmente veo alrededor de mí es, por
consiguiente, una reacción contra la difusión de la
noviolencia. Siento la ola de violencia que se acerca. La tensión hindo-musulmana es una fase aguda
de esta situación.
Debo quedar aparte por respeto. Mi religión es
solamente un asunto entre mi hacedor y yo. Si soy
hindú, no puedo dejar de serlo aun cuando pueda
ser rechazado por el conjunto de la población hindú. Sugiero, sin embargo, que la noviolencia es el
objetivo de todas las religiones.
Pero nunca he presentado a la India esa forma
extrema de noviolencia, aunque sólo sea porque no
me veo adecuado para transmitir ese antiguo mensaje. Aunque mi inteligencia lo ha comprendido y
lo ha aceptado plenamente, todavía no ha llegado a
ser parte integrante de mi ser. Mi fuerza se basa en
mi actitud de no pedir a la gente nada que no haya
probado repetidamente en mi propia vida. Estoy,
pues, pidiendo a mis compatriotas que adopten la
noviolencia como su credo final sólo para regular
las relaciones entre las diferentes razas y para alcanzar la svaraf5. Hindúes y musulmanes, cristianos, sijs y parsis no deben arreglar sus diferencias
mediante la violencia, y los medios para alcanzar la
svaraj deben ser no violentos. Así, me atrevo a proponerlo a la India, no como un arma de la debilidad, sino de la fuerza. Hindúes y musulmanes ha133
blan de la no compulsión en religión. ¿Qué es sino
compulsión que los hindúes maten a un musulmán
para salvar a una vaca? Es como querer convertir a
un musulmán al hinduismo por la fuerza. Y de forma similar, ¿qué es sino compulsión que los musulmanes pretendan impedir por la fuerza que los hindúes interpreten música delante de las mezquitas?
La virtud estriba en quedar absorto por las oraciones propias en presencia de estrépito y ruido. Seremos considerados salvajes irreligiosos por la posteridad si seguimos persistiendo en inútiles intentos
por obligar a los otros a respetar nuestros criterios
religiosos. Además, una nación de trescientos millones de personas debería sentirse avergonzada de
tener que recurrir a la fuerza para pedir cuentas a
cien mil ingleses. Para convertirlos o, si se quiere,
incluso para expulsarlos del país, no necesitamos la
fuerza de las armas, sino la fuerza de la voluntad. Si
no tenemos esta última, nunca tendremos la primera. Si desarrollamos la fuerza de la voluntad, nos
daremos cuenta de que no necesitamos la fuerza de
las armas.
una inútil contienda fratricida en la que cada parte
queda exhausta después del esfuerzo. Y cada rebelión armada debe ser considerada un acto demencial a menos que esté respaldada por la nación. Pero
casi cualquier punto de no cooperación plenamente respaldado por la nación puede realizar el objetivo sin derramar una sola gota de sangre.
Young India, 29 de mayo de 1924
La aceptación de la noviolencia, por consiguiente, para el propósito antes mencionado, es la condición más natural y la más necesaria de nuestra
existencia nacional. Ello nos enseñará a economizar nuestra fuerza física corporativa para un mejor
propósito, en lugar de disiparla, como ahora, en
134
135
34. La a c e p t a c i ó n de la no c o n v e r s i ó n
sentadas en el ashram. No se practica ni se permite
ningún proselitismo. Reconocemos que todas estas
religiones son verdaderas y divinamente inspiradas,
y todas han sufrido la manipulación necesariamente imperfecta de hombres imperfectos. La señora
Slade no lleva un nombre hindú sino un nombre
indio. Y esto se hizo siguiendo su iniciativa y por comodidad.
Los recortes de la prensa inglesa contienen, entre muchos artículos deliciosos, la noticia de que la
señora Slade, conocida en el ashram como Mirabai,
ha abrazado el hinduismo. Puedo decir que no es
así. Espero que ella sea mejor cristiana que cuando
llegó al ashram hace cuatro años. No es ninguna jovencita. Pasa de los treinta y ha trabajado sola en
Egipto, Persia y Europa, ofreciendo su amistad a árboles y animales. He tenido el privilegio de tener
bajo mi responsabilidad a niños musulmanes, parsis
y cristianos. Nunca se les propuso que aceptaran el
hinduismo. Fueron estimulados e inducidos a respetar y leer sus propias Escrituras. Puedo gustosamente recordar ejemplos de hombres y mujeres, de
jóvenes de ambos sexos, que han sido inducidos a
conocer y a amar su religión más de lo que lo hacían antes, al tiempo que eran también estimulados
a estudiar las otras religiones con simpatía y respeto. Actualmente tenemos varias religiones repre-
Young India, 20 de febrero de 1930
136
137
35. Igualdad de las r e l i g i o n e s
Hay lugar suficiente en el hinduismo para Jesús,
como lo hay para Muhammad, Zoroastro y Moisés.
Para mí las diferentes religiones son flores hermosas del mismo jardín, o ramas del mismo árbol majestuoso. Por consiguiente, son igualmente verdaderas, aunque sean recibidas e interpretadas a través
de instrumentos humanos igualmente imperfectos.
Me resulta imposible reconciliarme con la idea de
conversión según se entiende actualmente en la India y en todas partes. Este error es quizás el mayor
impedimento para el progreso del mundo hacia la
paz. «Creencias beligerantes» es una expresión blasfema. Y ello describe adecuadamente el estado de
cosas en la India, la madre, como yo la considero,
de la religión o de las religiones. Si es verdaderamente la madre, la maternidad está en tela de juicio. ¿Por qué querría un cristiano convertir a un
Tiindú al cristianismo o viceversa? ¿Por qué no puede sentirse satisfecho si el hindú es un hombre bue138
no o piadoso? Si la moral de un hombre no se considera importante, la forma particular de culto en
una iglesia, mezquita o templo será una fórmula vacía; puede incluso ser un obstáculo al crecimiento
individual o social, y la insistencia en la forma particular de un credo puede ser una poderosa causa
de violentas disputas que lleven a un derramamiento de sangre y terminen en la increencia absoluta
en la religión, es decir, en la increencia en el propio Dios.
Harijan, 30 de enero de 1937
139
36. Igualdad de las r e l i g i o n e s
da pidiéndoles que vivan de acuerdo con ellas. Vino
a mí un hombre, hijo de padres brahmanes, que decía que la lectura del libro que usted escribió le había conducido a abrazar el cristianismo. Le pregunté si pensaba que la religión de sus antepasados era
mala. El dijo: «No». Entonces le pregunté: «¿Hay alguna dificultad en aceptar la Biblia como uno de
los grandes libros religiosos de la humanidad y a
Cristo como uno de los grandes maestros?». Le dije
que, en sus libros, usted nunca había pedido a los
indios que aceptaran la Biblia y abrazaran el cristianismo, y que él había interpretado mal su libro, a
menos, claro está, que su posición sea la del difunto Muhammad Alí, es decir, que un creyente musulmán, por mala que sea su vida, es mejor que un
buen hindú.
C. F. Andrews: ¿Qué le diría a un hombre que
después de abundante reflexión y oración dijera
que no puede encontrar la paz y la salvación sino
haciéndose cristiano?
Gandhiji: Si un no cristiano (supongamos, un
hindú) fuera a un cristiano e hiciera tal afirmación,
éste debería pedir a aquél que tratara de ser un
buen hindú en lugar de cambiar de religión.
C. F. A.: No puedo estar completamente de
acuerdo con usted en esto, aunque ya conoce mi
posición. Hace mucho tiempo que descarté la idea
de que la salvación sea sólo posible a través de Cristo. Pero suponiendo que la gente del Oxford
Group Movement96 cambiara la vida de su hijo, y él
se sintiera mejor como cristiano, ¿qué diría?
Gandhiji: Diría que el Oxford Group puede cambiar la vida de quien quiera pero no su religión.
Pueden orientar la atención de los demás hacia lo
mejor de sus respectivas religiones y cambiar su vi-
C. F. A.: No acepto en absoluto la posición de
Muhammad Alí. Pero digo que si una persona realmente necesita un cambio de religión, no debería
permanecer en la misma.
Gandhiji: Pero ¿no ve que no le da ninguna posibilidad? Usted ni siquiera le ha respondido. Suponiendo que un cristiano viniera a mí y me dijera
que está cautivado por la lectura del Bhagavata y
quiere hacerse hindú, yo le diría: «No. Lo que el
Bhagavata ofrece, la Biblia también lo ofrece. No
has hecho un esfuerzo por encontrarlo. Haz ese esfuerzo y sé un buen cristiano».
140
141
C. F. A.: No sé. Si alguien con la mayor seriedad
me dijera que quiere llegar a ser un buen cristiano,
yo le diría: «Puedes llegar a serlo», aunque sabes
que a lo largo de mi vida he disuadido a los ardientes entusiastas que se acercaban a mí. Yo les he dicho: «Ciertamente no será por mi causa como haréis
algo de esta índole». Pero la naturaleza humana requiere una religión concreta.
Gandhiji: Si una persona quiere creer en la Biblia, me parece muy bien, pero ¿por qué hay que renunciar a la propia religión? Este proselitismo no
traerá paz al mundo. La religión es un asunto muy
personal. Viviendo la vida de acuerdo con nuestras
ideas deberíamos compartir lo mejor con los otros,
añadiendo así nuestro esfuerzo a la suma total de
esfuerzos por alcanzar a Dios.
Considere -continuó Gandhiji- si acepta la posición de tolerancia recíproca o de igualdad de todas las religiones. Mi posición es que todas las grandes religiones son fundamentalmente iguales.
Debemos tener por las otras religiones el mismo
respeto que tenemos por la nuestra. Piénselo, no tolerancia mutua, sino igual respeto.
Harijan, 28 de noviembre 1936
142
37. Actitud de las m i s i o n e s
cristianas hacia el h i n d u i s m o
Mi temor es que, aunque actualmente los amigos cristianos no digan ni admitan que la religión
hindú es falsa, alberguen en su interior la creencia
de que el hinduismo es un error y el cristianismo en
el que ellos creen, la única religión verdadera. Sin
tal cosa, no es posible comprender, y mucho menos
valorar, el llamamiento de la C. M. S.9' del que he
reproducido en estas columnas algunos extractos
reveladores hace unas semanas. Habría que comprender el ataque a la intocabilidad y muchos otros
errores que se han deslizado en la vida hindú. Y si
ellos pudieran ayudarnos a liberarnos de los abusos
admitidos y a purificar nuestra religión, harían un
trabajo útil, constructivo, que sería aceptado con
agradecimiento. Pero el presente esfuerzo, en la
medida que podemos entenderlo, parece ser desenraizar el hinduismo de sus verdaderos fundamentos y reemplazarlo por otra religión. Es como la
pretensión de destruir una casa que, aunque con
143
gran necesidad de reparaciones, el propietario encuentra completamente decente y habitable. No es
sorprendente que dé la bienvenida a quienes les
muestran cómo repararla e incluso se ofrecen a hacerlo. Pero se resistirá con fuerza a quienes pretenden destruir esa casa que le ha servido a él y a sus
antepasados durante siglos, a menos que el inquilino esté convencido de que la casa está más allá de
toda posible reparación y no es apropiada para ser
habitada. Si el mundo cristiano mantiene esa opinión
acerca de la casa hindú, fórmulas como «Parlamento de las religiones» y «solidaridad internacional»
serán expresiones vacías. Pues ambas presuponen
igualdad de estatus y una plataforma común. No
puede haber una plataforma común entre inferiores y superiores, o ilustrados y no ilustrados, regenerados y no regenerados, clase social alta y clase
social baja, hombres de casta y hombres sin casta.
Mi comparación puede ser inadecuada, puede incluso sonar ofensiva. Mi razonamiento puede ser
erróneo. Pero mi proposición se mantiene.
Harijan, 13 de marzo de 1937
144
38. Igualdad de las r e l i g i o n e s
Mr. Keithahn, que estuvo aquí el otro día, no estaba del todo seguro de lo que pasaba por la mente
de Gandhiji cuando afirmó que todas las religiones
no eran sólo verdaderas, sino iguales. Científicamente, le parecía a él, era difícil aceptar que todas
las religiones son iguales. A la gente le gusta hacer
comparaciones entre animistas y teístas. «Yo diría
-afirmaba Mr. Keithahn- que no es útil comparar
las religiones. Son caminos diferentes. ¿Piensa usted que podemos explicarlo en otros términos?».
«Tiene razón cuando dice que es imposible compararlas. Pero lo que se deduce de ello es que son
iguales. Todos los hombres han nacido libres e
iguales, pero uno puede ser mucho más fuerte o
más débil que otro física y mentalmente. Por tanto,
en un nivel superficial no hay igualdad entre los
dos. Pero hay una igualdad esencial. En nuestra
desnudez, Dios no va a pensar en mí como Gandhi
o en usted como Keithahn. ¿Y qué somos nosotros
145
en este inmenso universo? Somos menos que átomos, y, como entre átomos, no tiene sentido preguntar cuál es más pequeño y cuál es más grande.
Somos intrínsecamente iguales. Las diferencias de
raza y piel, de mente y cuerpo, de clima y nación
son transitorias. De la misma forma, todas las religiones son esencialmente iguales. Si lees el Corán,
debes leerlo con los ojos de un musulmán; si lees la
Biblia, debes leerla con los ojos de un cristiano; si
lees la Gita, debes leerla con los ojos de un hindú.
¿Dónde está la utilidad de analizar detalles y luego
presentar una religión como ridicula? Tomo el primer capítulo de Génesis o de Mateo. Leemos una
larga genealogía y luego, al final, se nos dice que Jesús nació de una virgen. Entras en un callejón sin
salida. Pero debes leerlo con los ojos de un cristiano.»
«Entonces -dijo Mr. Keithahn-, incluso en nuestra Biblia, está la cuestión de Moisés y Jesús. ¿Debemos pensarlos como iguales?
«Sí -dijo Gandhiji-. Todos los profetas son iguales. Es un plano horizontal.
»Si pensamos en términos de la relatividad de
Einstein todos somos iguales. Pero yo no puedo expresar alegremente la igualdad.»
«Por eso digo que son igualmente verdaderas e
igualmente imperfectas. Cuanto más fina es la línea
que trazas, más se acerca a la verdadera línea recta
de Euclides, pero nunca es la verdadera línea recta.
146
El árbol de las religiones es el mismo, no hay esa
igualdad física entre las ramas. Todas están creciendo, y la persona que pertenece a la rama que crece
no debe recrearse en ello y decir: "La mía es superior". Ninguna es superior ni inferior a la otra.»
Harijan, 13 de marzo de 1937
147
39. Gandhiji y la s u p r e s i ó n de las clases
Siempre he afirmado ser un sanatani98 hindú.
No es que carezca de todo conocimiento de las Escrituras, pero no soy un estudioso profundo del
sánscrito. He leído los Vedas y las Upanishads sólo en
traducciones. Por consiguiente, está claro que mi
estudio de las Escrituras no tiene un carácter erudito. Mi conocimiento no es profundo, pero las he estudiado como debe hacer un hindú y creo haber
captado su verdadero espíritu. Cuando llegué a los
veintiún años de edad, había estudiado también
otras religiones.
Hubo un tiempo en que estuve oscilando entre
el hinduismo y el cristianismo. Cuando recuperé el
equilibrio de mi mente, sentí que mi salvación sólo
era posible a través de la religión hindú, y mi fe en
el hinduismo se hizo más profunda y más ilustrada.
Pero incluso entonces creía que la intocabilidad
no formaba parte del hinduismo; y que, si lo era,
ese hinduismo no era para mí.
148
Verdaderamente, el hinduismo no ve la intocabilidad como un pecado. No quiero entrar en ninguna controversia respecto de la interpretación de los
shastras. Puede ser difícil para mí establecer exactamente lo que quiero decir, citando autoridades del
Bhagavata o la Manusmiritim. Pero creo haber comprendido el espíritu del hinduismo. El hinduismo ha
pecado al aceptar la intocabilidad. Nos ha degradado, nos ha hecho los parias del imperio. Incluso los
musulmanes tomaron de nosotros el contagio pecaminoso, y en Sudáfrica, en África oriental y en Canadá los musulmanes, no menos que los hindúes, han
llegado a ser vistos como parias. Todos estos males
han resultado del pecado de la intocabilidad.
Young India, 27 de abril de 1921
149
40. El p e c a d o de la intocabilidad
41. Carta semanal
La intocabilidad no es una sanción de la religión, sino un mecanismo de Satanás. El diablo
siempre ha citado las Escrituras. Pero las Escrituras
no pueden transcender la razón y la verdad. Están
destinadas a purificar la razón e iluminar la verdad.
No voy a quemar un caballo inmaculado porque los
Vedas aconsejen, toleren o sancionen el sacrificio.
Para mí los Vedas son divinos y no escritos. «La letra
mata.» Es el espíritu lo que da la luz. Y el espíritu de
los Vedas es pureza, verdad, inocencia, castidad, humildad, simplicidad, perdón, piedad, y todo lo que
hace a un hombre o a una mujer noble y valiente.
No hay nobleza ni valentía en tratar a los grandes y
resignados recogedores de excrementos100 de la nación como si fueran peores que perros, dignos de
ser despreciados y escupidos.
Mis ideas acerca de la intocabilidad no son producto de mi educación occidental. Se habían formado en mi mente mucho antes de ir a Inglaterra,
y mucho antes había estudiado las Escrituras, y en
una atmósfera que no era de ningún modo favorable a esa forma de ver las cosas. Pues había nacido
en una familia vaishnava101 ortodoxa y, sin embargo,
desde que alcancé la edad del discernimiento he
sostenido firmemente mis ideas inflexibles en la
materia, que más tarde se vieron confirmadas por la
experiencia y el estudio comparativo del hinduismo. No puedo comprender que nos empeñemos
en mantener esta profunda mancha en el hinduismo, a pesar de que ningún texto de las Escrituras
menciona un quinto varna102, y a pesar del mandato
expreso de la Gita de mirar como iguales al brahmán y al bhangi. Mirar al brahmán y al bhangi como
iguales no significa que no se conceda al verdadero
brahmán la reverencia que le es debida, sino que el
Young India, 19 d e e n e r o d e 1921
150
151
brahmán y el bhangi son igualmente merecedores
de nuestro servicio, que concedemos al bhangi los
mismos derechos de enviar a sus hijos a la escuela
pública, de visitar los templos públicos, utilizar los
bienes públicos, etc., sobre las mismas bases que
esos derechos son disfrutados por cualquier otro
hindú.
42. El monstruo de mil c a b e z a s
Young India, 17 de febrero de 1927
Un interlocutor pregunta: «¿Piensas que el pecado de contacto con un intocable es de origen vedico?».
Aunque no puedo hablar con la autoridad basada en un conocimiento directo, tengo plena
confianza en la pureza de los Vedas, y, por consiguiente, no dudo al afirmar que el pecado de contacto no se apoya en los Vedas. Añadiría, sin embargo, que independientemente de que el origen
de algo esté acreditado como védico, si repugna al
sentido moral debe ser sumariamente rechazado
como contrario al espíritu de los Vedas, y, lo que
quizás es más importante, contrario a la moral fundamental.
Las cuatro preguntas que hace a continuación
pueden ser condensadas en una: «¿Piensas que el
karmakanda103 está basado en un conocimiento de
las leyes del magnetismo, y que las normas referentes al contacto, polución del nacimiento y polución
152
153
de la muerte están destinadas a la purificación de la
mente?».
En la medida en que ésa es su intención, tienen
un cierto valor relativo; pero los Vedas, las Upanishads, los Pumitas y todos los otros shastras, como
también las otras religiones del mundo, proclaman
en términos nada dudosos que la purificación de la
mente es un proceso interior, y que el magnetismo
producido por la interacción de los cuerpos físicos
no es nada comparado con el otro magnetismo sutil de mente sobre mente, y que los ritos externos
de purificación se convierten en destructores del alma cuando tienen como consecuencia que un hombre se arrogue superioridad sobre otros seres humanos y los trate virtualmente como animales, o
incluso menos.
Las normas tienen que apelar a la razón, y no se
debe permitir que aplasten el espíritu que late en
su interior. Se ha demostrado y se puede demostrar
que las normas acerca de la intocabilidad ofenden
al crecimiento del espíritu y son radicalmente contrarias a todo lo que es mejor y más noble en el hinduismo.
Young India, 3 de octubre de 1929
154
43. La acusación del D r . Ambedkar
Los lectores recordarán el hecho de que el Dr.
Ambedkar iba a presidir la conferencia anual del
Jat-Pat-Torak Mandal de Lahore104 en el pasado mes
de mayo. Pero la conferencia fue cancelada porque
el discurso del Dr. Ambedkar fue considerado inaceptable por el Comité Organizador.
El Dr. Ambedkar no iba a ser sancionado por el
Comité Organizador. Él ha respondido a este rechazo publicando la conferencia a sus expensas. La
ha valorado en 8 annas. Yo sugeriría una reducción
a 2 annas o, al menos, a 4 annas.
Ningún reformador puede ignorar la conferencia. El ortodoxo sacará provecho de su lectura. Esto
no quiere decir que la conferencia no esté abierta a
objeciones. Ha de ser leída precisamente porque
está abierta a serias objeciones. El Dr. Ambedkar
plantea un desafío al hinduismo. Criado como un
hindú, educado como un potentado hindú, ha llegado a sentirse tan a disgusto con los llamados sa155
varna105 hindúes, por el tratamiento que él y los suyos han recibido de ellos, que se propone no sólo
dejarlos a ellos, sino abandonar la propia religión
que es su herencia común. Ha transferido a la religión su disgusto con una parte de quienes la profesan.
Pero esto no tiene nada de sorprendente. Después de todo, uno sólo puede juzgar un sistema o
una institución por la conducta de sus representantes. Lo que es más, el Dr. Ambedkar encontró que
la gran mayoría de los savarna hindúes no sólo se
habían conducido de forma inhumana contra los
compañeros de religión a los que clasificaban como
intocables, sino que habían basado su conducta en
la autoridad de las Escrituras, y cuando empezó a
buscar, encontró amplia justificación para la creencia en la intocabilidad y sus implicaciones. El autor
de la conferencia ha citado capítulo y verso como
prueba de su triple acusación: conducta inhumana,
justificación de esa conducta por parte de quienes
la han perpetrado, y subsiguiente descubrimiento
de que todo eso estabajustificado por las Escrituras.
Harijan, 11 de julio de 1936
156
Notas
1
Ley religiosa o, en este caso, en sentido más amplio, religiosidad.
2
Nombre con el que se conoce a Gandhi en la India; el sufijo -ji es un tratamiento de respeto.
5
Sistema social hindú basado en los cuatro vamos o castas:
brahmanas (brahmanes), kshatriyas (guerreros o nobles), vaysias
(comerciantes, agricultores) y shudras (trabajadores); se combina con los cuatro ashramas o períodos sucesivos de la vida: brahmachrya (estudiante célibe), grihastha (cabeza de familia), vanaprastha (vida «en el bosque», dedicada al progreso espiritual) y
sannyasi (renunciante o mendigo errante).
4
Sanatani es simplemente el que sigue el Sanatana Dharma o
«ley eterna» según la formula el hinduismo.
5
Perdurable, eterno.
6
Encarnaciones de la Divinidad.
' Estudiosos de las Escrituras hindúes.
8
Escrituras hindúes.
9
Nombre abreviado de la Bhagavad Gita o «Canto del Señor».
10
Es decir, con la institución de los intocables o parias, que
quedan fuera de las cuatro castas tradicionales del hinduismo.
" Origen de la exclusión de los «intocables» o «parias».
12
Noviolencia.
157
13
31
14
dúes.
Diversos cuerpos de textos que integran las Escrituras hin-
Miembro de la casta inferior.
Rama.
15
Nombre del autor al que se atribuye tradicionalmente el
Ramayana.
16
Estrofa de un determinado himno védico que ocupa un lugar especialmente relevante en la liturgia.
" Mantra que ocupa un lugar relevante en la liturgia entre
los devotos de Vishnú.
18
Nombre abreviado del Bagavata Purana, uno de los textos
más conocidos del amplio cuerpo de los Puranas.
15
Canto devocional.
20
Marca en la frente, entre las cejas, realizada con arcilla.
21
Planta sagrada, adorada diariamente en cada casa.
22
La Divinidad suprema.
25
Adorador o devoto de Vishnú.
24
Práctica devocional consistente en repetir el nombre de
Rama.
25
Liberación.
26
Antiguo y virtuoso rey, padre de Sita, esposa de Rama.
27
Organización fundada en 1885 por Dayananda Sarasvati.
Pretendía aunar la tradición védica con tendencias nacionalistas.
Con una importante actividad proselitista, se esforzó por devolver a conversos cristianos y musulmanes al seno del hinduismo y
por elevar la condición social de los intocables.
28
Es decir, de «purificación». El movimiento shuddhi, impulsado especialmente por el Arya Samaj, promovía tendencias
antiislámicas y anticristianas en nombre de la pureza del hinduismo.
29
Comunidades convertidas al islam, que conservaban sin
embargo algunos rituales y costumbres hindúes. Parte de ellos se
reintegraron en el hinduismo como resultado del «movimiento
shuddhi» desplegado por el Arya Samaj en los años veinte.
30
Grupos desarrollados dentro del hinduismo que conceden
especial importancia a la cultura física y a las artes marciales.
Yantas, las virtudes cardinales, según el Yogashastra, son
ahimsa (noviolencia), satya (verdad), asteya (no robar), brahmacharya (celibato), aparigraha (no posesión). Las niyamas o virtudes particulares, según la misma autoridad, son shaucha (pureza
corporal), santosha (aceptación), tapas (paciencia o dominio de
sí), svadhyaya (estudio de las Escrituras), ishvarapranidhana (conformidad con la voluntad de Dios). (A'. delE.)
33
Poeta vidente de Gujarat. (N. delE.)
34
El mayor de los cinco hermanos pandavas, uno de los bandos enfrentados en la batalla que sirve de telón de fondo a la Cita, y especialmente relevante por su virtud.
35
Shankara (siglo VIII), maestro vedántico que sistematizó el
Vedanta advaita, una de las figuras más importantes en la historia del pensamiento hindú.
36
Paria o intocable.
37
El artículo al que pertenece este extracto fue escrito como
respuesta a una defensa de la intocabilidad realizada por un panditdel sur. (N. delE.)
Un pandit es un estudioso o erudito de las Escrituras.
38
El Ramayana atribuido a Tulsidas.
39
Mujer virtuosa.
40
Personaje del Ramayana, que abandona a su hermano, el
demonio Ravana, para unirse a Rama.
41
Literalmente, «insistencia en la verdad», este término se ha
utilizado para designar la resistencia no violenta practicada por
Gandhi y sus seguidores.
42
Se alude aquí al hecho de que Rama repudió a Sita cuando ésta fue liberada, después de haber sido secuestrada por el
demonio Ravana que la obligó a convivir con él por un tiempo.
43
Véase n. 24.
44
Gandhi se refiere aquí a las actividades practicadas en su
ashram.
158
159
32
45
66
Fórmula que recoge una profesión de fe.
Véase n. 16.
47
Aparte de su acepción más conocida en Occidente, mantra
significa simplemente «verso».
48
Texto completo de un discurso pronunciado por Gandhrji en Haripad, Travancore, el 17 de enero de 1937. (N. delE.)
49
Término con el que se designa a los sabios o «videntes».,
autores de las escrituras védicas.
50
La Ley del Señor.
51
Literalmente «lo oído», la Revelación.
M
Intocable que se dedica a la recogida de excrementos por
las calles.
55
Grupo religioso asentado sobre todo en Kerala y el sur de
la India; antiguamente, fueron una comunidad aristocrática y
poderosa.
54
Guerreros, segunda casta del sistema tradicional hindú.
" Rey y reina, respectivamente.
56
Servidor de Vishnú, el Dios que todo lo penetra. (N. delE.)
57
Los «sin casta», los parias o intocables.
88
Proclamación de la Entrada en el Templo. (TV. delE.)
Disposición por la que, en 1936, se acordó que los parias o intocables podían acceder a los templos, cuya entrada les estaba
prohibida, lo mismo que los miembros de las cuatro castas.
59
Gandhi sigue aludiendo aquí al mismo verso de la Isha
Upanishad.
80
Gran sacrificio.
61
Alusión al segundo de los cuatro ashramas. Véase n. 3.
6S
La ley o el sistema del varnashrama. Véase n. 3.
63
Advaitismo y dvaitismo: no dualismo y dualismo, respectivamente.
64
Seguidor del anekantavada o syadvada, corriente de pensamiento fundamentalmente ligada al jainismo, admite una cierta
relatívización o escepticismo en la concepción de la verdad.
65
Verdad.
Véase n. 58.
Véase n. 32.
68
Devoción.
69
Vyasa no es un personaje histórico; es el nombre al que se
atribuye la autoría de buena parte de las Escrituras hindúes, incluido el Mahabharata.
70
Kauravas y pandavas son los dos bandos que se enfrentan
en la batalla que sirve de telón de fondo a la Bhagavad Gita.
71
Kunti es la madre de Arjuna, protagonista, con Krishna, de
la Bhagavad Gita.
72
Clan al que pertenecía Krishna.
75
Son éstos los tres gunas o tendencias cósmicas que determinan la naturaleza de todo lo que existe en el universo; sattva
es la tendencia ascendente o luminosa; rajas, la tendencia expansiva; tamas, la tendencia descendente o tenebrosa.
74
Rey de los kauravas.
75
Véase n. 34.
76
Otro texto hindú, distinto y espiritualmente menos valorado que la Gita.
77
Hijo de Dhritarashastra. El objetivo de los kauravas en la
batalla a que se alude en la Gita era precisamente establecer a
Duryodhana como rey.
rt
Día de la celebración del aniversario de Krishna.
79
El lugar donde se desarrolla la batalla a la que se alude en
la Bhagavad Gita.
80
Literalmente, «canto a la acción».
81
Alusión a un episodio del Mahabharata.
82
Grupo social de la región de Karnataka, formado por unos
tres millones de personas; comen carne y toman bebidas alcohólicas.
** Bhakta es el que sigue el camino devocional o bhakti.
" Jñani es el que sigue el camino del conocimiento o juana.
85
Karma significa literalmente «acción». Devoción, conocimiento y acción son las tres vías tradicionales dentro del hin-
160
161
46
67
duismo. La Gita propone, básicamente, la vía de la acción.
86
La Gita es, en realidad, una parte del Mahabharata.
87
El primer libro del Mahabharata.
88
Pequeño utensilio para la higiene nasal.
89
Rey eminente y virtuoso, suegro de Rama.
90
Normalmente, la renuncia a la acción.
" Véase n. 32
9!
Control de la respiración.
93
Las posturas corporales específicas del hatha-yoga.
94
Véase n. 7.
ss
Independencia nacional.
* Grupo evangélico, muy activo en la India en vida de Gandhi, que desplegó una gran actividad proseliüsta.
" El llamamiento publicado por la Church Missionary Society of England, del que se reprodujeron extractos en el número de Harijan correspondiente al 26 de diciembre de 1936.
(N. delE.)
98
Véase n. 4.
99
Las Leyes de Manú, antiguo texto jurídico hindú.
100
Véase n. 52.
"" Devota de Visnú.
102
Casta.
1<B
Conjunto de textos védicos que rigen fundamentalmente
la actividad ritual.
104
Organización india de inspiración liberal fundada en 1922
para la supresión de las barreras entre las castas.
105
Los que abogan por el mantenimiento del sistema de castas.
Epílogo
La s i n g u l a r e j e m p l a r i d a d
d e la vida de G a n d h i *
Tengo ante mis ojos una foto de Gandhi, recibida hace un momento desde Nueva Delhi; tomada
entre los días 26-27 de enero de 1948, en el instante
de abandonar la tumba de Qutbaddin Bajtyar, en
Mehrauli; había venido aquí peregrinando en acción de gracias, a la cabeza de un grupo de mujeres
musulmanas que ayunaron con él su último ayuno
(12-18 de enero); ayuno que había obtenido una
tregua en las sangrientas represalias antiislámicas
en las que esta tumba musulmana había sido profanada. Tras de sí, la cúpula calada; él yergue su gran
cuerpo demacrado de anciano de setenta y nueve
años, los pies desnudos, las piernas desnudas hasta
las rodillas, cubierto el torso con una gran decencia, descubierta la cabeza; ha de apoyarse a la izquierda sobre una hindú de su ashram; a su dere* Publicado en Palabra dada, tr. de Jesús Moreno Sanz, Trotta,
Madrid 2005.
162
163
cha, muy erguido, el guardián m u s u l m á n d e la mezquita-tumba d e Q u t b a d d i n , Hilal Qutbi, cuyo hijo,
Niyqzi, m e relataría la escena in situ el 6 d e e n e r o
de 1953. G a n d h i acababa d e rezar algunos versículos coránicos con sus h u é s p e d e s y d e renovar con
ellos su voto d e noviolencia {ahimsá), a cualquier
precio. Será asesinado el 30 d e e n e r o p o r u n h i n d ú
exasperado p o r esta última acción de G a n d h i , juzgada c o m o provocadora: e n defensa d e la m i n o r í a
m u s u l m a n a d e Delhi, capital d e la India, u n a e indivisible.
Y h e m e aquí r e m o n t á n d o m e en mis r e c u e r d o s
d e Gandhi: j u n i o d e 1945, e n q u e n o p u d e reunirm e con él en Nueva Delhi, pues partía hacia Simia;
diciembre d e 1931, c u a n d o p u d e a p r o x i m a r m e a él
y escucharle e n dos ocasiones e n París; mayo d e
1921, c u a n d o la delegación m u s u l m a n a para el Califato m e remitió en París el texto de su «compromiso» d e Satyagraha, o «defensa d e la verdad», mediante u n voto, u n a palabra dada.
Ley Criminal India, y el proyecto de Ley Criminal N.° 2
(Emergency Power) de 1919, son injustos, atentatorios al
principio de libertad y de justicia, destructores de los derechos elementales de los individuos sobre los que se fundamenta la seguridad de toda la Comunidad y el Estado
mismo, nosotros afirmamos solemnemente que en el caso de que estos proyectos se convirtieran en leyes, y en
tanto que no hayan sido retirados, rehusaremos cívicamente obedecer estas leyes y todas las demás que puedan
parecer convenientes a un Comité establecido al efecto; y
afirmamos, además, que en esta lucha seguiremos fielmente la verdad y nos abstendremos de violencias contra
las vidas, las personas y los bienes.
Habiendo considerado en conciencia que el proyecto
conocido bajo el nombre de enmienda N.° 1 de 1919 a la
Ni u n a palabra insólita u oscura e n este texto
destinado al gran público, y e n el q u e resplandece
el e m p l e o d e la palabra «verdad», con u n a serenid a d espiritual tan sencilla, q u e p e r s u a d í a J a c q u e s
Maritain para q u e publicase entonces sobre él u n
elogio y u n c o m e n t a r i o .
Para mí, c o m o historiador apasionado d e la filosofía d e la historia, y c o m o sociólogo c o m p r o m e t i d o en encuestas sociales, fue u n hallazgo. Las ideas
d e G a n d h i se m e revelaban c o m o u n p e n s a m i e n t o
d e justicia muy vivo, u n deseo eficiente d e purificarse y d e purificar a los d e m á s e n t r a n d o e n acción;
su p e n s a m i e n t o p e n e t r a b a d e s n u d o , con u n a desn u d e z ascética, e n el lodo d e u n m u n d o d e p e c a d o
164
165
Este texto, q u e databa d e dos años atrás (28 d e
febrero d e 1919), m e impresionó d e tal m o d o q u e
lo publiqué, con u n c o m e n t a r i o in extenso d e Gandhi, e n la Revue du Monde Musulmán (junio d e 1921,
53-64, e n inglés). H e aquí la traducción:
y de indecencia. Tan rectilíneo que ninguna trampa podría falsearlo. Porque era un voto (vrata) que
instauraba lo sagrado {punja), manteniendo la palabra dada sin quebrantar el vínculo de hospitalidad comunitaria.
Gandhi -que murió llamando a Dios Rom, Ramamaba la leyenda de Sita, y creía con todas sus fuerzas que cuando la piadosa esposa de Rama -pura
como una espada de fuego- fue raptada y encerrada en Lanka por el monstruoso Rakshasa, este último jamás se atrevió a poner la mano sobre ella; no
tuvo que defenderse de la violenta violación en su
cárcel, porque su voto de fidelidad conyugal era inflexible.
Este episodio del Ramayana era tan poco literario para Gandhi que, en muchas ocasiones, interrogado sobre el peligro inmediato de rapto y violencia al que se exponían las muchachas durante los
disturbios políticos (y éste es el motivo por el que,
en 1947, Gandhi fue hasta Noakhali, en Bengala
oriental), mantuvo intacta su llamada al heroísmo y
al voto; dijo, con su enérgica fe: potius mori quampedan [Es preferible morir que ser profanado, o antes
morir que ser deshonrado]; una mujer absolutamente fiel a su pureza, un hombre absolutamente
fiel a su palabra, no pueden ser mancillados por un
asaltante impuro, en tanto que una y otro estén decididos a morir y no a matar a su agresor o a rene-
gar de la verdad. Al insistírsele, concedía entonces
que las voluntades de las mujeres sin firmeza podían recurrir al suicidio (tragándose la lengua o envenenándose) en el momento en que se vieran asaltadas. Pero Gandhi creía en la inviolabilidad del
punto virgen que está en el fondo del alma humana, Dios, donde se encuentra el único Asilo contra
el pecado y la indecencia: el Fuego.
Es posible reírse sarcásticamente o encogerse de
hombros ante la «candidez» de Gandhi al sostener
este caso límite. Se puede hablar de subjetividad
anormal. Yo veo en ello la fuerza espiritual de una
promesa, de la que Gandhi ha dicho magníficamente: «Dios es la esencia del voto». Dios, que es inmortal, convierte en incorruptible el frágil cuerpo,
la tímida palabra del que únicamente cree en él.
Para mí, que había experimentado ya en 1921
- e n algunas negociaciones confidenciales, militares, diplomáticas o religiosas, desgraciadamente
por parte de los nuestros- algunas tentativas de corrupción de mi palabra hacia «nuestros» adversarios, que me valieron epítetos de «don Quijote» o
de «traidor», intratable y merecedor de estar muerto, tuve la alegría de descubrir en Gandhi a un
hombre que, lejos de verse acobardado por estos
epítetos, convertía en voto de verdad el principio
de una acción social de purificación, tanto colectiva
como personal. Bien es cierto que la indistinción
166
167
hindú entre las categorías espiritual y temporal
-que nosotros, lamentablemente, introducimos en
la vida ascética-, evita al asceta hindú el tener que simultanear, como algunos occidentales, un voto de
pobreza personal con un voto de rapacidad colectiva. Mas, Gandhi me probaba, de modo tan audaz,
mediante sus ya clamorosas victorias morales, que el
voto de Saíyagraha era viable, y que la noviolencia
era la virtud, no de los cobardes, sino de los héroes.
En esto radica su «ejemplaridad» de hindú que
ha revelado al mundo este secreto de la India, que
no está ni en las proezas de los fakires ni en las baladronadas de los yoguis, que es la humildad virgen,
inconsciente de su gloría, de la viuda quemándose,
como sati, en el Manikarnika de Benarés, por absoluta fidelidad a su promesa conyugal, inconsciente
de su Creador, mas inocente como el agua del Ganges llegada de los glaciares. El Amrita, la fuente de
vida que Alejandro, después de Gilgamesh, vino a
buscar aquí, y que, gracias a Tolstói y a Ruskin,
Gandhi identifica con la humilde adoración del celoso Dios de Abraham, en tanto que el voto hindú
se había desviado -con demasiada frecuencia y durante largo tiempo- hacia el suicidio orgulloso y estéril. Colón, habiendo encontrado el resto de la tierra habitada cuando, en realidad, buscaba la India,
simbolizaba, al decir de Schopenhauer, a propósito
de los Vpanishads, este descubrimiento espiritual
que la civilizada Europa siempre espera del pensamiento hindú, o mejor, de su imaginación infraracional, para los que -antes de toda dialéctica y de
todo derecho romano- la vida humana, e incluso la
vida cósmica, es una y universal piedad, ternura maternal; gracia divina que sacraliza toda existencia
contra la violencia y el mal.
La «singularidad» de Gandhi consiste en esto:
que en lugar de explicar este mensaje universal de
la India mediante una gran mitología (o metafísica) desmesurada e inmensa, al modo de tantos
compatriotas suyos, él nos ha transmitido en sus escritos que algunos casos de conciencia vividos, en
los que sus «inconsistencias», como dice él, sus «incorrecciones» -como diría un tipógrafo-, revelan
su ingenua pasión por una verdad experimental seguida cada vez más de cerca. Ningún rasgo de casuística autoritaria; las confesiones -tan discretas y
nítidas- de sus faltas durante su infancia, de sus errores como líder. Después de su Autobiografía (que llega hasta 1925), su From Yeravda Mandir (1933), sus
editoriales cada semana en el Young India (19191932) y en Harijan (1933-1942, 1946-1948), hasta su
comentario sobre la Gita, editado (en 1946) por
Mahdev Desai.
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169
La «ciencia experimental de la compasión» que
es posible deducir de su lectura, no proporciona
ninguna «técnica» acabada, aunque ingenuamente
G a n d h i haya p e n s a d o q u e alcanzaría a forjarse u n a .
N o obstante, se d a b a perfecta c u e n t a d e q u e «técnica» y «voto» son contradictorios. C o m o la compasión, el voto es, esencialmente, b ú s q u e d a experimental, deseo d e Dios; y ¿podría Dios saciarnos
jamás? Por e n c i m a d e la ley (dharma) está la gracia
(bajti), la única q u e hay q u e profundizar e n el ret o r n o a los orígenes, hasta el U n o .
Se apreciarán estas características g a n d h i a n a s al
recorrer la siguiente tabla d e doble entrada, d o n d e
h e m o s expuesto la cronología d e sus votos personales j u n t o a la d e los sucesos sociales e n los q u e él
participó:
1869: 2 de octubre: nace en
Porbandar (Kathiawad)
1883: Raykot: matrimonio
(a los 14 años) con Kasturbai Makanyi
1885: Muerte de su padre
1888: Tentado un tiempo
en Londres por las costumbres europeas
1889: Recobrado por la ascesis hindú
1891: lee la Gita
1893: Durban: menospreciado coolie-barrister [abo-
1869-1876: Gujarat: medio
de Jainas (tercera casta:
tradición de ayuno, peregrinación, noviolencia)
1876-1883: Raykiot: medio
escolar
1887: Colegio de Bhavnagar
1888-1891: Londres: estudios, abogado
1891: India: duelo por su
madre
1893-1914: Sudáfrica: lucha
por la emancipación de los
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gado de los sirvientes indígenas], compasión por
los oprimidos, lee la Biblia,
el Corán, Tolstói, Upanishads
1901: Rechaza un collar de
oro ofrecido a Kasturbai
1903: Estudia y medita la
Gita
1904: Lee a Ruskin (Unto
this last), y funda Phoenix
1906: Voto definitivo de
brahmacharya [continencia,
celibato] sin objeción de
Kasturbai
1908: Prisión (dos veces)
asumida
1910: Funda Tolstoi Farm
1913: Prisión
1914: Ayuno (14 días)
1915: Funda su primer ashram
1917: Champaran: compasión por los campesinos
explotados
1918: Ayuno contra el lockout, voto de leche (de cabra)
hindúes, pleito, acciones
no violentas de masas, reclutamiento de voluntarios
para el ejército inglés
(1899, 1906), pero dirige
dos columnas de protestatarios (1906, 1913). Amistad con Gokhale (India,
1901, 1902), Tolstói (1909),
Andrews (1914-1940).
1907-1914: Lucha contra la
«Black Act», tras siete años
Smuts retira la «Black Act»
1915: Regreso a la India:
reclutamiento legitimista
de voluntarios para el frente. Encuesta colectiva en
Champaran
1919: Lucha contra «Rowlat
Acts», hartal del 6 de abril;
13 de abril: masacre de Jallianwala Bagh en Amritsar; Tilak. Fundación del
Congreso; apoyo al movimiento musulmán de los
servidores de la Ka'aba
(Pro Khila fat): amistad de
M. Abulkalam Asad; deso-
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1919: 28 de febrero: voto
solemne de Satyagraha
1920: Voto de controlar la
comida
1921: Ayuno (5 días) contra
las violencias de sus partidarios
1922-1924: Prisión
1925: Ayuno (por el ashram), compasión en Travancore por los parias, promueve la lengua indostaní
1929: Su discípulo, J. N.
Das, muere (huelga de
hambre por los prisioneros)
1930: Prisión (Yeravda)
1931: Hartal [paro en el trabajo, huelga]
1932: Prisión (Yeravda); 2026 septiembre: ayuno a
muerte
1933: Ayuno (21 días): parias
1934: Ayuno (7 días); atentado fallido de Poona
1955: Vegetales crudos, trabajo entre los campesinos
bediencia civil: boicot a los
tejidos ingleses; amistad
con Romain Roland
1926-1928: Negativa a seguir al Congreso por Swaray
1928: Boicot a la Comission
Simón
1930: El Congreso acepta
sus once puntos. Marcha
de la sal; G. reprueba a los
soldados amotinados de
Peshawar
1931: Septiembre-diciembre: Londres, París, Roma;
interrumpe desobediencia
civil; emancipación de los
parias (Hariyan); seísmo
del Bihar
1935: Abandona el Congreso por espíritu de noviolencia; victoria del Congreso en 8/11 provincias
1938: G. acepta el estatuto
«Dominion»; segunda suspensión de la desobediencia civil
1940: Llamada a la novio-
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1936-1938: Funda el segundo
ashram (Segaon-Sevagram)
1940: Prisión. Vinobha
Bhave «Primer Satyagrahi»
1941: Reclusión
1942: Prisión
1943: Kasturbai muere en
prisión
1944: Oraciones durante
Ramadán por el entendimiento con el islam
1946: Desaconseja hartal
«técnico»
1947: 1-3 de septiembre:
ayuno por Calcuta; acude
a Noakhali a interponerse
guerra civil; masacres en
Punyab
1948: Último ayuno (12-18
de enero) por Delhi; 'Urs
[Festividad, Congregación]
de Mehrauli (26 de enero);
asesinado en Birla House
(30 de enero)
lencia internacional to the
Britons. Retoma la lucha
1941-1942: Boicot a la Comisión. Yinnad pone abiertamente en marcha el Pakistán
1944: Bonbay (Birla House): fracaso de las conversaciones con Yinnad (9-26 de
septiembre)
1945: Plan Wawel (líderes
del Congreso liberados)
1947: 15 agosto: Partition
Mountbatten. Doce millones de personas desplazadas. 29 de enero: plan para
las 700.000 aldeas.
Esta tabla h a sido elaborada utilizando varias hipótesis d e trabajo:
a) Sólo se p u e d e p e n s a r (y revivir, pues p e n s a r
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es reencontrar) una «historia» humana -y dado que
la duración que nosotros vivimos está orientadapostulando una continuidad estructural finalista
(contra la teoría de la discontinuidad fortuita). Sólo puede ser escrita explicando los hechos lingüísticos fonológicamente (y no fonéticamente), y los hechos físicos mediante una psicología de la forma
(contra el empirismo asociacionista). La finalidad
histórica ha de volverse inteligible «interiormente»
y de modo libre, puesto que concierne a la persona
que extrae por sí sola el sentido de la prueba común (y no al individuo, elemento diferenciado dependiente del grupo social que sigue siendo el «fin
natural»: contra Cournot).
b) Es posible esquematizar la vida de un grupo
social construyendo las curvas vitales individuales
de cada uno de sus miembros, diferenciadas según
sus relaciones externas de lugar (viajes, enfermedades, matrimonios, funciones sociales), pero se hace
en vano la «suma» sin haber localizado en ello algunas curvas individuales extraordinarias, dotadas
de puntos singulares, y también de nudos correspondientes a las «experiencias interiores» de verdad y de justicia, mediante las que aquellos seres
estraordinarios encontraron las «resoluciones psíquicas» a sus aventuras vinculadas al medio ambiente. Aventuras que para éstos se transforman, en
primer lugar, y eminentemente, en situaciones dra174
máticas comprensibles: lo que luego les permitirá
«desatarlos» para los demás, y consolarles mediante
sus peripecias catárticas.
La tabla transcrita ofrece, de una parte, a la derecha, estas situaciones dramáticas expuestas en el
sobreelevado teatro de las ciudades; y del otro lado,
las resoluciones psíquicas encontradas por Gandhi.
Se sabe -Aristóteles y Goethe lo han mostrado- que
no hay sino un número restringido de situaciones
dramáticas posibles en un medio social determinado; y estas situaciones no son fatales, al modo de
«leyes de bronce» o eleáticas aporías. Pero es exacto que las resoluciones de sus peripecias son hallazgos imprevisibles y estrictamente personales, adquisiciones de conciencia «testimoniales», reacciones
heroicas. Y al situarlas a la izquierda del cuadro, no
he pretendido establecer en ellas correspondencias
«mágicas» o «milagrosas», ya que se trata de coincidencias de la naturaleza con la gracia, de misteriosas coincidencias personales con los arquetipos tradicionales que ninguna dialéctica sistemática
puede llegar a comprender.
Esta coincidencias -que se producen en la encrucijada del tiempo cíclico externo y del tiempo
interno de cada u n o - no se dejan reducir a ninguna explicación de las filosofías de la historia a la moda -yuxtaposición de átomos anecdóticos, presiones del medio, estructuras fortuitas de la estadística,
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presión de los organismos insütucionales o de las
funciones del folklore, de los proverbios sapienciales, máximas filosóficas o arquetipos-, u otros esquemas combinatorios arbitrarios con los que una
sociedad se engaña a sí misma, creyendo poder
abarcarse y definirse mediante una representación
explicativa de su pasado, y, por ello mismo, preformadora de su porvenir.
Sólo libremente se puede establecer una comparación entre las dos columnas, por este o aquel
espíritu que concibe una «amistad» por Gandhi, a
medida que descubre en su propia vida algunas
coincidencias e interferencias experienciales análogas a las de la propia vida de Gandhi.
En tal caso, los rasgos característicos, los puntos
, singulares de la curva de vida personal de Gandhi,
le rememoran circunstancias únicas de su propia
vida, punzantes tomas de conciencia, etapas decisivas en la formación de su propia ciencia experimental de la compasión, participaciones reales, lúcidas e inteligibles, de todo su ser (también del
cuerpo, no sólo del pensamiento: Gandhi en prisión) en los dolores de parto social que retuercen
en la inconsciencia y la desesperación a la masa de
los oprimidos.
Y Gandhi, este hombre que acaba de morir, se
hizo cargo de ellos.
Si Gandhi es, probablemente, el primero en la
historia de la humanidad que se haya hecho aclamar, momentáneamente, en una serena alegría, la
realidad de sus victorias morales ante decenas de
miles de proscritos de la felicidad, a los que él había
sanado sus corazones quebrantados; y si el desarrollo actual de los medios de comunicación permite a
quienes quieran imitarlo esperar análogos efectos
de masas, no puede dejar de removernos este ejemplo -de una pureza desgarradora- de la eficiencia
del sacrificio comprometido.
Fuera de la India -donde, en el plano diplomático, Nehru cumple con su palabra dada al amigo,
cuyas cenizas fue a esparcir al río sagrado-, existen
otras zonas de dolor colectivo, alcanzadas por la
creciente y temible amplitud de los movimientos
ideológicos que agitan a la humanidad pensante, y
que en ellas llevan el nombre de Gandhi de la única manera que a él le hubiera gustado, puesto que
él ha escrito sobre su horror por las estatuas (únicamente toleró una lámpara ante el retrato de Kasturbai). A despecho del escepticismo con que se
acoge «la religión del corazón» entre los dirigentes
de la técnica de la violencia en las grandes naciones
modernas, el recurso al nombre de Gandhi, si no
evoca eco alguno entre los conservadores fosilizados,
resuena en aquellas zonas como un llamamiento judicial de resurrección.
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Estando aún vivo, es cierto que Irlanda, con el
ayuno de Mac Swiney, participó en su espíritu para
conquistar su independencia.
Y hasta su muerte, Gandhi siguió apasionadamente el movimiento satyagrahi que él había fundado en Sudáfrica contra un racismo cada vez más espantoso.
Él pensaba que Indonesia, tan próxima de la India, podría también ser salvada así.
En Gold Coast, de 1950 a 1952, un magnífico movimiento autóctono, dirigido por un auténtico y
consciente gandhiano, el doctor Kuame Nkrumah,
liberó políticamente del colonialismo británico a
cerca de un millón de hombres.
El principio de la redistribución voluntaria de
tierras cultivadas, esta aplicación de la noviolencia,
tan admirablemente propagada en la India de Nehru por Vinobha Bhave desde hace cuatro años -y
tan vanamente ridiculizada por los comunistas de
Travancore y de otras partes, para quienes, cofno
para Diakov (1949), Gandhi es el enemigo número
u n o - ha tenido en África un innegable eco en el
programa pacífico de redistribución de tierras instaurado en Egipto por Neguib.
La actual crisis del colonialismo francés en África
del Norte muestra, entre sus causas profundas, el criminal acaparamiento de las mejores tierras por los
grandes colonos absentistas, gracias a sus cómplices,
los enlaces indígenas; de lo que deriva la masiva dis-
minución de los pequeños propietarios autóctonos,
correlativa a la creación de un proletariado agrícola
de desarraigados desesperados (clase perfectamente
desatendida por el socorro a las víctimas del seísmo
de Orleansville). ¿Quien se atrevería, incluso entre
sus guías espirituales cristianos, a requerir a los grandes colonos franceses que dieran un poco de su «inmobiliario superfluo» a los obreros agrícolas musulmanes de Argelia, tal como Vinobha Bhave lo pidió,
no sin éxito, a los grandes zamindares hindúes. Y sin
embargo, habrá que llegar a ello.
Algunos amigos de Gandhi que -junto con Louise Guieysse, su anfitriona en París en 1931- habían
estudiado los medios de sanear la moral social en
Francia mediante la aplicación de algunos principios de Gandhi, consideran que ha llegado el momento, de llamar a cada francés a un examen de
conciencia sobre la práctica en la vida común de la
nación, sobre todo en ultramar, de Ja noviolencia.
Estos amigos señalan la analogía existente entre
el peligro de «división» al que el separatismo musulmán paquistaní, desde 1942, exponía a la India,
efectivamente escindida en dos en 1947, y el peligro
de «división» al que la pertinacia de los colonos explotadores, y el resentimiento de los musulmanes
explotados, expone a la Francia norteafricana tras
los tumultos de Casablanca y la muerte de Ferhat
Hached.
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En ambos casos, el perjudicado y rechazado es el
islam, y es la mayoría adversa a ello la que ha de intentarlo todo para restablecer con él relaciones fraternales. Bengala -con su población musulmana
tan penetrada de cultura hindú- ofrece aún a los
hindúes una última oportunidad de paliar la partición nefasta de 1947. En África del Norte -donde la
división puede ser aún evitada- nosotros, como
Gandhi antes de 1947, podemos incitar a nuestros
compatriotas, cristianos o no, a participar sin reservas en todas sus reivindicaciones de justicia, e incluso en las más religiosas, como el ayuno, la peregrinación, la represión del alcoholismo y de la
prostitución, cuya regulación hemos realizado nosotros en contra de su fe. Gandhi había llegado hasta una lengua común, y a nosotros nos será necesario adoptar el árabe como segunda lengua nacional
en Argelia, si es que queremos permanecer allí como «en nuestra casa» con aquellos que la hablan, y
con ellos construir un futuro común.
Pues pensamos que si el «desciframiento de la
historia está reservado a los seres de dolor», tal como lo constataba Albert Béguin a propósito de
Léon Bloy -para el que la historia «se había convertido en el lugar de los sufrimientos divinos, que
de día en día se repiten», y si «únicamente quienes
llegan a la imitación del Dios sufriente pueden
acercársele», esta verdad tan noble no ha de restringirse a un tema de meditación estática. Es un
clamor que ha de resonar en todas las zonas de dolor de este desgarrado mundo, para que se alcen
aquellos que piensan, como Gandhi, que el mundo
no puede ser rescatado y salvado sino por un poco
de heroísmo. Y me parece escabroso oír que se me
responda que «todo el mundo no puede ser Juana
de Arco», en nuestra Francia, de la que el mundo
entero espera, precisamente, que se convierta en
aquélla.
Particularmente, nuestro ayuno, iniciado el último viernes de Ramadán, yam'a yatima [el viernes
huérfano], nos ha asociado a los pobres, a los prisioneros, a los refugiados, a los contemplativos, a
los maestros de escuela, a los que Gandhi había
conmovido profundamente, mientras que escandalizaba a numerosos bien pensantes. Nosotros continuaremos.
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