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41– Historia de la Iglesia
Inocencio IV sabe muy bien que sólo la
huida puede salvarlo de las manos de Federico. Se embarca. Génova lo acoge con
grandes muestras de alegría. El pontífice
está exhausto. Tras un descanso de tres
meses en el convento de San Andrés, se
pone nuevamente en camino hacia Francia.
Ya en tierras galas, en el año 1245, convoca
un concilio ecuménico en Lyon, durante el
cual emana sentencias de deposición contra
el emperador, usurpador de los bienes eclesiásticos y de los derechos de la Iglesia.
Los hombres se dedican con mayor ahínco
al estudio. También el arte evoluciona a
grandes pasos. Desde finales del año 1200
por toda Europa se construyen edificios de
estilo gótico. Es un estilo que, merced a sus
líneas verticales, dan el sentido de la oración que siempre debe elevarse hacia el
cielo. En España conservamos dos de las
mejores joyas de este estilo: las catedrales
de Burgos y de León, famosas en el mundo
entero. En Francia está la catedral de Reims,
otra maravilla del arte gótico.
Pero llega la muerte también para Federico.
Atacado por una cruel fiebre abandona el
mundo en un frío diciembre del año 1250.
Muy diverso a él es el rey de Francia, Luis
IX el Santo, el último héroe cruzado. En
efecto, en el año 1249 trata de apoderarse de
Egipto, pero cae prisionero del sultán. En el
1270 intenta nuevamente la empresa y desembarca con la séptima cruzada en Túnez.
Allí le espera la muerte en forma de peste.
Murió murmurando: «Jerusalén».
Pero este estilo no es una exclusiva de las
catedrales en su aspecto externo. Pulpitos,
baptisterios, altares... llevan también el sello
de este estilo inconfundible. Lo mismo se
puede decir de la escultura, que reproduce
imágenes de la vida de Cristo y de los santos con una sobriedad y grandiosidad dignas
de admiración. El gótico es la expresión
más sincera de la profunda vida de piedad
de la gente de aquel tiempo.
De este modo se concluye el glorioso ciclo
de las cruzadas. Reina en la Iglesia Urbano
IV, que ha mandado celebrar en todo el orbe
cristiano la fiesta del Corpus Christi. Precedentes de esta fiesta los tenemos en algunos
hechos milagrosos que tuvieron como objeto la eucaristía: por ejemplo los corpo-rales
de Daroca, en los que. habiéndose escondido las formas sagradas ante el ataque de los
moros, se encontraron después las formas
pegadas a los corporales teñidos de sangre.
Se acerca un nuevo siglo. Importantes acontecimientos entretejerán la historia de la
Iglesia.
El arte gótico también influyó en la pintura.
Se va independizando de la arquitectura y
en el siglo xv llegará a olvidar su fin decorativo para hacerse admirar por su propio
valor. La pintura gótica se inspira mucho en
la naturaleza, destacando su realismo y
humanidad. Sus colores preferidos son el
rojo y el azul. En esta época se empiezan a
pintar también imágenes policromas en las
piezas de vidrio y se desarrolla espléndidamente el arte de la vitraria.
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GÜELFOS Y GIBELINOS
En el año 1265 es pontífice Clemente IV.
Europa continúa siendo escenario de guerras
y desórdenes por la luchas políticas que se
desencadenaron a raíz de la muerte de Federico II. Su herencia la ambicionan varios
príncipes, que se apoyan en dos partidos:
güelfos y gibelinos. Aprovechando el desorden reinante en Italia, el francés Carlos de
Anjou desembarca en el año 1265.
GREGORIO X
El día 1 de septiembre de 1271, los cardenales reunidos en Viterbo eligen finalmente un
nuevo pontífice. Es el arcediano de Lieja,
que en aquel momento se encontraba en
Tolemaida, con la cruzada de Eduardo de
Inglaterra. Será coronado el 13 de marzo de
1272 con el nombre de Gregorio X. Es un
hombre generoso, que se compromete a
reconciliar a los güelfos y gibelinos. También intenta solucionar el caos político que
reina en Alemania.
Protegido por los güelfos, Carlos de Anjou
al principio parece acatar la autoridad del
Papa, amenazada por los gibelinos. Carlos
de Anjou los ataca y, tras una dura batalla,
los derrota en Benevento. Es el 26 de febrero de 1266. El Papa descubre, muy tarde ya,
que el dominio de Carlos es peor que el
anterior. Las desgracias siguen sucediéndose en la parte meridional de Italia. El Papa
sufre lo indecible.
En Lyón el Papa convoca el 14° Concilio
Ecuménico. Por ese tiempo en Alemania se
elige finalmente un nuevo emperador: Rodolfo de Habsburgo, hombre piadoso y
valiente. Con él empieza a brillar en el horizonte europeo la casa de Habsburgo, que
tantas satisfacciones proporcionará a la
Iglesia católica. Gregorio X continúa su
meritoria labor de pacificador de todas las
parciales guerras que se suceden en Italia.
El papa Clemente IV, amargado por la incomprensión de los gobernantes y agotado
por los esfuerzos realizados para defender
los intereses de la Iglesia ante las ambiciones de los políticos, muere en Viterbo el 29
de noviembre de 1268. Los cardenales se
reúnen en cónclave y durante tres años no
lograrán ponerse de acuerdo. Unos desean
un papa italiano y otros quieren que sea
francés. Irritados por la espera, los habitantes de Viterbo acaban por destruir el techo
del palacio episcopal.
SANTO TOMÁS
El Papa invita al concilio de Lyón a santo
Tomás de Aquino, profundo teólogo y filósofo cristiano, que será llamado «Doctor
Angélico». Su principal obra «Summa
TheoIogica» es de todos conocida. Por
desgracia santo Tomás no puede asistir al
concilio. Las fatigas del viaje le acarrean la
muerte cuando apenas cuenta cincuenta
años. En el siglo pasado fue proclamado
«patrón de. las escuelas católicas».
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