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EL TEATRO ESPAÑOL HASTA 1936 I.- Antecedentes: el teatro en la segunda mitad del s. XIX Durante la segunda mitad del s.XIX triunfa la alta comedia, fórmula teatral con características similares a las de la novela realista: ambientación contemporánea, observación de la realidad del momento y finalidad educativa a partir del planteamiento de una tesis moral; además, conserva algunos elementos propios del Romanticismo: el uso del verso, el efectismo exagerado y un sentimentalismo muy del gusto del público burgués. El máximo representante de este tipo de teatro fue Manuel Tamayo y Baus, y su obra más significativa Un drama nuevo (1867) Este tipo de teatro equilibrado se interrumpe durante la Restauración con el triunfo del neorromanticismo de José Echegaray, que vuelve a los procedimientos más extremos del drama romántico. A finales del XIX se producen varios intentos de terminar con ese teatro retórico y melodramático: Benito Pérez Galdós, Jacinto Benavente (El nido ajeno) y Joaquín Dicenta escriben obras cercanas al Naturalismo europeo ambientadas en escenarios reales, con un tratamiento menos efectista de los conflictos y con un lenguaje más conversacional. II.- El teatro a principios del s. XX El género teatral se ve limitado por los condicionamientos sociales de su representación: al público burgués, que es quien acude preferentemente al teatro, no le interesan ni los temas de carácter social o ideológico ni las novedades formales. Esto condiciona la labor creativa de los autores, como se observa en el principal representante de estos años, Jacinto Benavente. Tras el fracaso de El nido ajeno, obra en la que critica el papel que la sociedad le otorga a la mujer de clase media, escribe obras que halagan al público burgués, con problemas poco conflictivos, diálogos elegantes e ingeniosos y una levísima y amable crítica social. Destacan dos obras de carácter bien diferente, Los intereses creados (1907), donde los personajes protagonizan una lucha entre los sentimientos verdaderos y la hipocresía social y La malquerida (1913), drama rural. Además de la comedia benaventina destacan otras líneas teatrales: La comedia costumbrista. Son los sainetes, piezas caracterizadas por el ambiente pintoresco de determinadas regiones españolas (Madrid y Andalucía), por personajes típicos y por el lenguaje humorístico. Destacan Carlos Arniches, que refleja las costumbres madrileñas y que además creó el género de la tragicomedia grotesca con La señorita de Trevélez (obra con personajes caricaturescos y trágicos a la vez en la que se advierte una cierta crítica social) y los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, con sainetes ambientados en una Andalucía irreal y tópica. En la línea del humor destaca Pedro Muñoz Seca, autor de un nuevo género, el astracán, mezcla de género chico y vodevil. Su obra más famosa es La venganza de don Mendo, parodia versificada de los dramas en verso. El teatro poético, en verso y con influencias modernistas, prefiere los temas históricos y es ideológicamente conservador (Eduardo Marquina) Los intentos renovadores de la Generación del 98: Unamuno y Azorín intentan llevar al teatro las mismas preocupaciones sociales y existenciales de sus novelas y ensayos con muy poco éxito. III.- La obra teatral de Valle-Inclán La producción teatral de Valle-Inclán supone una ruptura total con el teatro imperante en las primeras décadas del s.XX por su originalidad temática y estética, por sus planteamientos críticos y radicales y por la riqueza y expresividad de su lenguaje. Aunque Valle-Inclán ha sido adscrito con frecuencia a la Generación del 98, su evolución ideológica y estética tiene poco que ver con los autores noventayochistas y, desde luego, fue mucho más radical que ellos en su crítica de la sociedad, la política y la cultura de la época. Valle practica diferentes fórmulas teatrales de forma simultánea: Su primer teatro se inscribe en la corriente modernista De ahí pasa pronto a las obras que se incluyen en el llamado ciclo mítico, las Comedias bárbaras: Águila de blasón -1907-, Romance de lobos -1908- y Cara de plata (1922); el marco en el que se desarrollan es una Galicia mítica, supersticiosa y rural por la que transitan unos personajes gobernados por instintos y pasiones violentos y primitivos (sexo, dinero, poder). Abundan en ellas las escenas truculentas que se suceden a un ritmo muy vivo en muchos y variados escenarios. En este ciclo se incluye Divinas palabras (1920), obra en la que personajes diabólicos, irracionales y monstruosos se conducen por pasiones como la avaricia y la lujuria. Simultáneamente Valle escribe una serie de farsas, en las que los personajes, grotescos y caricaturizados, se convierten en fantoches y marionetas ridículas en una sátira de la España isabelina. Un ejemplo, Farsa y licencia de la Reina Castiza (1920) En ese mismo año, 1920, Valle-Inclán crea el esperpento, género basado en la deformación sistemática de personajes y valores con el que ofrece una dura denuncia de la sociedad española contemporánea. la definición de lo que es el esperpento nos la ofrece en Luces de bohemia: una “estética sistemáticamente deformada” que refleje “el sentido trágico de la vida española”. Ya que “España es una deformación grotesca de la civilización europea” la estética del momento debe consistir en “transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas”. La ruptura de estas obras entronca con el expresionismo europeo y sirve de nexo con las posteriores propuestas teatrales de Bertold Brecht y el teatro del absurdo. Estos son algunos de los principales rasgos de los esperpentos: a) personajes grotescos, aunque a veces con tintes de grandeza clásica b) contraste entre lo trágico y lo cómico c) variedad de registros lingüísticos: habla popular, hablas regionales, lenguaje literaturizado d) acotaciones que traspasan lo funcional para convertirse en textos descriptivos muy literarios e) numerosos personajes en torno al personaje central f) continuos cambios de escenario y libertad en el uso del tiempo El teatro esperpéntico está formado por las siguientes obras: 1) Martes de Carnaval, trilogía integrada por Los cuernos de don Friolera(1921), Las galas del difunto (1926) y La hija del capitán (1927), parodias de temas literarios como el honor calderoniano o don Juan Tenorio además de crítica de la realidad española del momento –la miseria de los repatriados de la guerra de Cuba, el golpe de estado de Primo de Rivera-. 2) Luces de bohemia (1920 y 1924), su obra maestra. Basada en la vida del escritor bohemio Alejandro Sawa, cuenta la última noche del poeta ciego Max Estrella acompañado de su nada fiel lazarillo don Latino de Hispalis. Juntos recorren un Madrid desolador: la librería, la taberna, el café, las calles nocturnas, un despacho ministerial, una cárcel… Transitan estos lugares más de 50 personajes de lo más variado: jóvenes escritores ridículos, comerciantes, prostitutas, un ministro, un anarquista catalán o el mismo Rubén Darío. Finalmente, Max se muere dejando en la más absoluta miseria a su mujer y a su hija, a las que don Latino de Hispalis priva de la posibilidad de una vida más digna al quedarse con un billete de lotería premiado de Max Estrella y que terminan suicidándose. Además de su valor puramente literario, la obra supone una crítica de la España del momento: la corrupción política, el conformismo burgués, la miseria y la ignorancia del pueblo, la represión ideológica y policial y la pobreza artística de algunos autores y movimientos literarios de la época. IV.- El teatro en la Generación del 27: Federico García Lorca Los autores del 27 trataron de acercar el teatro al pueblo para educar su gusto con compañías como La Barraca de Lorca y las Misiones Pedagógicas republicanas. Destacan autores como Alejandro Casona y Max Aub, aunque en ambos casos su principal producción dramática se escribe después de la guerra. El interés de Federico García Lorca por el teatro fue una constante en su vida, pero sobre todo en sus últimos años. Es el suyo un teatro poético, tanto por la presentación de sus argumentos como, y sobre todo, por su lenguaje. El tema dominante es el mismo de la mayor parte de su producción literaria: el enfrentamiento trágico entre el individuo y la autoridad: las armas del individuo son el deseo, el amor y la libertad, pero cae ante el orden, la tradición y las convenciones sociales. Su teatro se puede clasificar así: 1) Farsas como la Tragicomedia de Don Cristóbal y la Señá Rosita (1923) y el Retablillo de Don Cristóbal (1931), farsas de guiñol con el tema del matrimonio de interés o La zapatera prodigiosa (1929-30), escrita ya para su representación por actores, en la que trata con comicidad un tanto amarga el tema tradicional del viejo casado con una mujer joven 2) Teatro lírico: Mariana Pineda (1923), que representa la historia de la heroína ajusticiada por bordar una bandera republicana en tiempos de Fernando VII 3) Teatro surrealista y comprometido: El público (escrita en 1929), historia de un amor homosexual incomprendido por “el público” que no admite relaciones distintas a las permitidas por la Iglesia y la moral tradicional; Así que pasen cinco años (1931), comedia que anula las convenciones espaciales y temporales del teatro realista con una argumento onírico e ilógico; la inacabada Comedia sin título (1935), que une a sus rasgos surrealistas una intención social y didáctica: no se puede hacer teatro de la vida porque el teatro, aunque intente reflejar los problemas de la vida, es artificio. De ese mismo año es Doña Rosita la soltera, drama sobre una solterona cursi y conmovedora que aguarda incansable al novio que no regresará nunca 4) Dramas rurales: constituyen la obra fundamental de Lorca. Rasgos comunes a las tres obras que forman esta trilogía rural son los conflictos de índole sexual, el protagonismo de la mujer, la ambientación en el campo andaluz y el desenlace trágico. Bodas de sangre (1932): cuando va a celebrarse la boda de La Novia y El Novio aparece Leonardo, antiguo amor de la Novia y ambos huyen. El Novio les persigue y tanto él como Leonardo mueren acuchillados en la pelea final. Son características de la obra la unión de realismo y poesía y de prosa y verso, así como el denso clima dramático Yerma (1934) es el drama de la mujer que no consigue ser madre y que, desesperada, acaba matando a su marido, al que considera culpable de su infecundidad La casa de Bernarda Alba (1936): a la muerte de su segundo marido Bernarda Alba, autoritaria y sujeta hasta el límite a las convenciones sociales, impone un luto de ocho años a sus cinco hijas; la mayor se compromete con Pepe el Romano, lo que desencadena una lucha de pasiones y rencores entre las hermanas que conducirá a un final trágico: la muerte de Adela, la hermana menor, que había desafiado la autoridad de su madre y las convenciones sociales al mantener relaciones con el prometido de su hermana. Esta obra supone la culminación de la trayectoria dramática de Lorca, tanto por su tema, en el que confluyen sus grandes obsesiones, como por la profundidad de los personajes y el lirismo de buena parte de sus escenas.