Download español
Document related concepts
Transcript
Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 CREACIÓN Y MUERTE EN EL MUNDO NÁHUATL. Dr. Hugo Torres Salazar * A mediados del siglo XIII, aparecen en el Valle de México, varios grupos venidos del Norte, de las célebres siete cuevas, o sea de Chicomostoc. Algunos atravesando las sierras, fueron a establecerse más allá de los volcanes, dando origen a los señoríos tlaxclatecas. El último grupo nómada fue el de los aztecas o mexicas, emparentados por su lengua con los moradores del Valle, pero distintos de ellos por la fuerza indomeñable que los caracterizará después de su establecimiento y durante la Conquista española, la misma que los llevará a formar una de las grandes culturas del mundo prehispánico de América. Este mundo náhuatl, raíz milenaria del pueblo mexicano, a través de sus textos, sus creencias y rituales, su sistema educativo, sus normas morales, y el mundo maravilloso de su arte, nos ha permitido descubrir las raíces fundamentales de su pensamiento y del auténtico sentido de la vida y del hombre. Su concepción nos lleva a través de poemas y discursos portadores del rico simbolismo, además ofrecen la posibilidad de contemplar, los eternos enigmas que circundan su existencia en la tierra, presentes en el pensamiento náhuatl y que aún subsisten también en el pensamiento contemporáneo. El pueblo náhuatl no se excluye de los mitos principales existentes en todas las culturas; el de la creación del mundo o cosmogónico; el antropogénico o creación del hombre, y el de la muerte; como la necesidad de trascender y proyectarse en el más allá. El empeño del hombre náhuatl por descubrir y tratar de resolver estos problemas, lo llevó a elaborar doctrinas acerca del mundo, del hombre y de la divinidad; esto permite reconocer la existencia de cierta forma de pensamiento mítico-filosófico en el antiguo mundo precortesiano: “…sus creencias morales y el mundo maravilloso de su arte, todo ello en continuada evolución creadora, trajo consigo un auténtico sentido náhuatl de la vida y del hombre”. 1 I.- EL HOMBRE NÁHUATL Y LA CREACIÓN. En la Leyenda de los Soles, manuscrito náhuatl que forma parte del Códice Chimalpopoca –en honor de Faustino Galicia Chimalpopoca-, se relata el nacimiento de 1 León Portilla; Literatura de Mesoamérica, México, S.E.P., 1961, p.172. 1 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 x Psicoanalista Titular. Asociación Psicoanalítica Mexicana. APM x Doctor en Historia. Universidad “Paúl Valèry”, Montpellier, Francia. x Profesor Investigador, Titular “C”. Departamento de Historia. Universidad de Guadalajara. México. x E-mail: [email protected] los cinco soles; cuatro de los cuales, hundidos en cataclismos, habían llevado al exterminio de la humanidad. En el Quinto Sol, o Nahui Ollín, se relata el nacimiento de los hombres y la forma como se consigue el sustento para alimentarlos, gracias a la astucia de Quetzalcóatl. Los soles representados por cuatro elementos se enfrentan en lucha constante dominando sucesivamente e integrando las cuatro eras conocidas; la de Fuego, la de Viento, la de Tierra y la de Agua: “Durante la Primera Edad se transformó el sol Tezcatlipoca. El derrumbe de este período del mundo se debió a la irrupción de una negra oscuridad. La Segunda Edad del mundo,, cuyo sol fue Quetzacóatl, encontró su fin debido a destructoras tempestades. La Tercer Edad gobernada por el Dios de la lluvia, Tláloc, pereció como resultado de los ríos de fuero que salieron de los volcanes. La Cuarta Edad, cuya regente fue Chalchihuitlicue, la diosa del agua, terminó con un diluvio”. 2 La Quinta Edad del mundo o Nahui Hollín, estaba destinada a terminar de modo parecido, por creerse según la concepción azteca, que su fin tendría verificativo ese día a consecuencia de grandes terremotos, Los hombres habían sido creados y destruidos en cada una de estas eras. Igual suerte correría el hombre del Quinto Sol, que finalizaría en uno de los ciclos de 52 años. Esto explica que el hombre antiguo viera el futuro como un porvenir incierto, lleno de desconfianza. El universo, frágil y endeble estará siempre expuesto a la catástrofe, no sólo natural sino divina. De ahí que el hombre náhuatl adquiera un deber cósmico, que a través del sacrificio humano y del líquido precioso de la sangre, logrará mantener la vida del sol. Sustraerse a este deber, era tanto como contradecir a los dioses y a los hombres. 2 Krickeberg, Las antiguas culturas mexicanas, México, F.C. E., 1961, p. 28. 2 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 En este Quinto Sol, los dioses se preocuparon por establecer una nueva especie humana sobre la tierra y ya reunidos es Quetzalcóatl quien acepta el encargo de restaurar a los seres humanos: “Y en seguida se convocaron los dioses. Dijeron: ¿Quién vivirá en la tierra? … Resucita después Quetzalcóatl, se aflige y dice a su anual; ¿Qué haré nahual mío? Y este le respondió; Puesto que la cosa salió mal que resulte como sea, Los recoge, los junta, hace un lío con ellos, que luego llevó a Tamoanchan. Y tan pronto llegó, la que se llama Quilaztli, que es Cihuacóatl, los molió y los puso después en un barreño precioso, Quetzalcóatl sobre él se sangró su miembro, y en seguida hicieron penitencia los dioses que se han nombrado: Apantecuhtli, Huictolinqui, Tepanquizqui, Tlallamácac, Tzontemoc y el sexto de ellos, Quetzalcóatl. Y dijeron: Han nacido, oh dioses, los macehuales (los merecidos por la penitencia) Porque, por nosotros hicieron penitencia (los dioses). 3 3 León Portilla, 1984, p.68 3 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 Si para que surgiese la vida , fue necesaria la muerte (Quetzalcóatl muere y resucita) y el sacrificio de los dioses, en pago a los anterior, el hombre tiene que corresponderles con iguales actos; para que perdure la vida surge el sacrificio humano. De la muerte sale la vida y de la creación, la muerte. De esta manera el sacrificio humano constituye una acción que reactualiza el sacrificio de los dioses. Así, como afirma Eliade; el rito viene a convertirse en la vivencia repetitiva de lo que aconteció en el tiempo mítico. A través del sacrificio se da paso a la muerte como forma de pagar y perpetuar la intención divina. Si los hombres, por el sacrificio, habían recibido la vida, deberían, en adelante, colaborar con su propia sangre en la tarea de mantener la vida del sol y su misma existencia. ¿De dónde obtener esa sangre?; la “guerra florida” o xochiyacoyótl, iniciada probablemente en 1450, tenía por objeto esencial obtener prisioneros par sacrificarlos; por ello los mejores esfuerzos en el campo de batalla iban orientados a lograr el mayor número de víctimas. Las batallas así entendidas, no sólo eran instrumentos de la política sino, ante todo, un elemento ritual, una “guerra sagrada”. Las prácticas mexicas de los sacrificios humanos y la guerra misma hicieron irreconciliables a las dos culturas que se enfrentaron en la Conquista española. Los indígenas, impasibles ante las sangrientas escenas que podían tener los sacrificios humanos; se horrorizaron ante los suplicios que los españoles aplicaban con la Inquisición. 4 Lo que si se puede afirmar es que el sacrificio entre los mexicas no estaba inspirado por la crueldad ni por el odio, sino constituía una respuesta –quizá la única- concebida para lograr la estabilidad de un mundo constantemente amenazado e inestable. El hombre sensible a todo aquello que lo rodea, ejerció un pensamiento permanente sobre su existencia; piensa en lo hermoso y lo bueno, las flores y el canto, los plumajes de quetzal, las obras de arte, las doradas mazorcas de maíz, los rostros y los corazones de los amigos. Este conocimiento y reflexión profunda acerca de lo que existe; lo lleva a descubrir que todo está sometido al cambio; a la inestabilidad y al término fatal de su existencia, la muerte. 4 El sacrificado no era un enemigo al que se elimina, sino un mensajero que se envía a los dioses revestido de un dignidad casi divina, por lo que, completamente seguro de su destino, lo acepta estoicamente llegando incluso a rehusarse si se le ofrecía una respuesta contraria a su destino y a la voluntad de los dioses. 4 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 Construida como una verdadera obsesión, la idea de la muerte llevará al sabio indígena (tlamantini) a meditar y a buscar un más hondo sentido de las cosas y de su existencia, a la necesidad de trascender y proyectarse al más allá de la muerte. II.- EL HOMBRE NÁHUATL Y LA MUERTE. En el apéndice a su libro tercero, Sahún relata cómo al morir el hombre náhuatl podía ir a tres diferentes lugares, según el género, de tal suerte que la eternidad como la vida terrenal, se derivaban irremisiblemente desde el origen familiar de cada individuo, parafraseando no en el sentido literal a Santiago Ramírez, podría afirmarse, que para el hombre náhuatl, “nacimiento es destino”, o como diría Octavio Paz¸ ”dime como mueres y te diré quién eres”. El Tlalocan, el paraíso de Tláloc. A los que Tláloc había destinado a morir ahogados, fulminados por el rayo o de una enfermedad proveniente del agua –hidropesía-, el dios les tenía reservado su paraíso, el Tlalocan, país del verdor y de las flores acariciadas por las lluvias, jardín de abundancia y de descanso; donde los favorecidos disfrutaban de una alegría tranquila e interminable. El Tonatiuhilhuicac, la casa del sol. El guerrero muerto en el campo de batalla o en la piedra de los sacrificios “a filo de obsidiana”, se convertía en “compañero del águila”, -quauhtécatl- es decir, en un compañero del sol. Todos los días, este guerrero ocupaba un lugar entre sus iguales y formando parte de ese cortejo luminoso, acompañaba al sol desde su nacimiento por el oriente hasta llegar al cenit. En este trayecto los guerreros entonaban cantos de guerra – yaocuicatl- y realizaban combates simulados. Su permanencia como acompañantes del sol, duraba cuatro años, pasados los cuales reencarnaban en aves de hermoso plumaje, como colibríes o faisanes. En cuanto el sol pasaba el cenit, entraba en la zona occidental, en el lado femenino o cihuatlampa, el lugar donde residían las diosas-madres y también el lugar de las mujeres que, habiendo muerto al dar a luz a un hijo, se convertían en diosas, cihuateteo, siendo ellas las que acompañaban al sol hasta su puesta. En estos dos mitos, el de Tlaloc y el del Sol; se yuxtaponen dos elementos fundamentales en la formación del pueblo mexica; y reflejan claramente cómo el mito forma parte del pensamiento mágico-religioso, y éste; a su vez, refleja y se sustenta en 5 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 la estructura socioeconómica que sustenta al pueblo. El dios de la lluvia, Tláloc; es el dios que adoraban los cultivadores sedentarios, el culto solar; era el sostenido por los guerreros, de tal modo que agricultura y guerra, se convierten en las actividades primordiales del pueblo mexica. 5 El Mictlan, la región de los muertos. ¿Cuál era el destino de quienes no habían sido distinguidos ni por Tláloc, ni por el Sol? Los que morían de enfermedad común iban al Mictlan, así fueran nobles o gente del pueblo…”reina allí un frío helado, vuelan por el aire astillas de obsidiana y los alimentos son plantas venenosas y otras sustancias tenidas por incomibles en la tierra…no hay caminos y en donde reina el eterno olvido de todo lo pasado, debe perder las esperanzas de salir de allí”. 6 En este inframundo reina Mictlantecuhtli, con cara cubierta por una máscara esquelética, en compañía de su mujer, Mictecacíhuatl. Antes de llegar el muerto a su última morada debía padecer y vagar durante cuatro años por el mundo subterráneo, sufrir los embates de un viento furioso y helado –el viento de obsidiana-, escapar del asalto de monstruos hambrientos y atravesar los nueve ríos. (Matos, 1968) El muerto era acompañado por un perro de pelo amarillo y rojizo, el cual era incinerado al mismo tiempo que el muerto, y cuya función era transportarlo “sano y salvo”, a través de las “nueve corrientes” o nueve ríos, siendo el último paso antes de llegar al Mictlan, el río llamado Chiconahuapan. Si el muerto era gente importante lo acompañaban veinte esclavos y veinte esclavas que eran sacrificados el mismo día en que se quemaban sus restos, con el fin de que acompañaran a su señor para servirle.(Matos, 1968). Posteriormente, durante los cuatro años, que duraba su travesía, le eran enviados otros esclavos sacrificados con el mismo fin de ayuda. Chichihuaquauhco, el lugar del árbol nodriza. …y el que moría muy niñito y aún era una criatura que estaba en la cama se decía que no iba allá al mundo de los muertos sólo iba al Xochatlapan. Allí se encuentra erguido 5 La concepción mítico-guerrera del culto y pueblo del Sol, había sido introducida un siglo antes de la conquista por Tlacaelel, Itzcoatl y Moctecuhzoma Ilhuicamina. 6 Krickeberg, Walter, Las antiguas culturas mexicanas, México, F.C.E., 1972, p. 132. 6 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 el árbol nodriza, del cual maman los niños, haciendo ruido con sus bocas y derramando leche de ellas… Aunque es más general la idea en el mundo náhuatl de que sólo se vive una vez en la tierra, este concepto no se aplicaba a los niños, ya que parece ser que estos niños muertos a temprana edad, podían volver a reencarnar. Todas estas explicaciones de la muerte, nos permiten concluir que al guerrero le estaba reservado el mejor destino en la sociedad mexica, acompañar al sol, además, poder convertirse en ave a los cuatro años; su trascendencia estaba asegurada. Otra exaltación máxima del guerrero se tiene en la búsqueda o el deseo de morir a filo de obsidiana, que sólo se conseguía en combate o en la piedra de los sacrificios. Antes y hoy, hablar de la muerte en México, es referirnos a algo que vivimos cada día y cada hora de nuestra existencia, algo que nos acompaña en nuestras canciones y en nuestra poesía, que se manifiesta celebrando un día especial para los muertos; y que se manifiesta en la actitud cotidiana ante la vida. De la poesía náhuatl, cito lo siguiente; Vivimos en tierra prestada Aquí nosotros los hombres… Allá donde están los sin cuerpo, Allá en su casa… ¡Sólo un breve tiempo y se ha de poner tierra de por medio! Sólo iremos dejando al partir Nuestra tristeza, nuestro canto; sólo mediante él es conocido uno, se hace verdadero el canto. ¡Nos habremos ido a su casa, pero nuestras palabras, nuestro canto vivirá en la tierra! (López Portilla, 1984). 7 Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis "El legado de Freud a 150 años de su nacimiento" Lima, Perú - Octubre 2006 Los tlamantini, sabios o filósofos nahuas, planteaban como la única manera de lograr la trascendencia del hombre en la tierra, y de embriagar los corazones par olvidarse de la tristeza eran, “las flores y los cantos”, “in xóchitl in cuícatl”. De esta manera “flor y canto” son las alas que le permiten al hombre náhuatl proyectarse más allá de sí mismo, trascender de manera palpable y real, que le permite asumir su condición humana en la tierra y cumplir la misión contraída con los dioses. BIBLIOGRAFÍA Eliade, M. (1965): Le sacre et le profane. France, Ed. Gallimard. Garibay, A. (1964): Poesía Náhuatl. Tomo I. México, UNAM. Krickeberg, W. (1961): Las antiguas culturas mexicanas. México, F.C.E. Leander, B. (1972): Herencia cultural del mundo náhuatl. México, SepSetentas 35. Leon-Portilla, M. (1961): Literatura de Mesoamérica. México, S. E. P. Matos, E. (1986): Muerte a filo de obsidiana. (Lecturas mexicanas, 50). México, S.E.P. Soustelle, J. (1972): La vida cotidiana de los aztecas. México, F.C.E. 8