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Transición de Países de Ingreso Medio a Economías Avanzadas: Lecciones para América Latina 15 de Septiembre, 2011 Alejandro Foxley Fernando Sossdorf Contenido I. INTRODUCCIÓN .......................................................................................................................... 3 II. ESTUDIO DE CASO: CINCO PAÍSES QUE TRANSITARON DESDE LOS INGRESOS MEDIOS A ECONOMÍAS AVANZADAS ............................................................ 8 III. LECCIONES ÚTILES BASADAS EN LA EXPERIENCIA DESCRITA ....................... 17 IV. CUAN RELEVANTES SON ESAS LECCIONES PARA AMERICA LATINA ............ 25 V. REFERENCIAS .................................................................................................................. 43 VI. APENDICE .......................................................................................................................... 51 2 I. INTRODUCCIÓN En este trabajo procuraremos explorar algunas de las condiciones para que las economías latinoamericanas maximicen su posibilidad de convertirse en economías avanzadas en las próximas dos décadas. El método consistirá en llevar a cabo un estudio comparado de la evolución de economías hoy desarrolladas que transitaron exitosamente desde una condición de países de ingreso medio, hacia economías avanzadas en un período de unos 20 años. Se tratará de determinar factores críticos que explican su éxito, y también algunos de sus retrocesos y errores, en los países de la llamada periferia de Europa (Grecia, Portugal, España, Irlanda). Se intentará extraer lecciones para América Latina a partir de esas experiencias. Se trata de un análisis de tendencias y de políticas de mediano y largo plazo. En el caso de América Latina, sin embargo, no es posible sustraerse de las condiciones hoy prevalecientes para la región, en medio de una rápida y exitosa salida de la crisis financiera, aunque con un escenario mundial de alta incertidumbre. Al revés de lo que ocurrió históricamente, durante esta crisis financiera global, América Latina retomó rápidamente tasas de crecimiento significativas las que se pronostica que se sostendrán en los años venideros. Este benigno escenario es explicado en buena parte por el aprendizaje a partir de los errores cometidos tras los shocks económicos adversos que afectaron a las economías latinoamericanas en los 80s, 90s y 00s1. De hecho, después de una experiencia negativa en crecimiento y empleo como consecuencia de la crisis asiática, ya en 2003 la región se había 1 En la crisis financiera reciente, los países latinoamericanos adoptaran medidas precautorias durante el boom económico, tales como acumulación de reservas internacionales, una política monetaria contra cíclica que se tradujo en niveles bajos de inflación, la creación de fondos soberanos para invertir los ahorros fiscales en el exterior y la mantención de superávits en cuenta corriente. 3 recuperado. El crecimiento promedio de América Latina2 fue de 5.5% anual entre 2003 y 2007, con una tasa de desempleo que desciende de 12% en 2003 a 7.8% en 2008, complementado con otros sólidos indicadores macroeconómicos como se muestra en el Cuadro 1. Sin embargo, la crisis financiera global se ha prolongado más allá de lo esperado y ello introduce un riesgo de contagio para América Latina. De ocurrir, ello reforzaría la visión tradicional que los booms económicos de América Latina son de breve duración y van usualmente acompañados por un ciclo contractivo que frena su desarrollo económico posterior. Hasta ahora esta posibilidad aparece poco probable. Como se ilustra en el Cuadro 2, los indicadores macroeconómicos avalan que América Latina salió de esta crisis de un modo muy distinto a lo acaecido 10 años atrás. Por otra parte, si se examinan las perspectivas de mediano plazo, las cifras de PIB per cápita en PPP de 7 países de América Latina exhibidas en el Cuadro 3 muestran que estas ya han logrado convertirse en economías de ingreso medio y que están en pleno proceso de transición hacia un estatus de economía avanzada3. Sin duda, los países de América Latina requerirán de un esfuerzo sostenido para “graduarse” como economías avanzadas en base a las cifras que se muestran en los Cuadros 4 y 54. Se observa que, bajo estos supuestos, cinco países latinoamericanos pasarían la barrera de US$ 23000 dentro de una década y media (Argentina, Brasil, Chile, México y Uruguay). Para Colombia y Perú, en 2 Los promedios de América Latina se refieren al promedio simple de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay. Estos tres países representan más del 80% del PIB de América Latina. La inclusión de solo estos 7 países responden a su condición de economías de renta media como se describirá más adelante. 3 Los principales criterios que utiliza el FMI para diferenciar entre economías avanzadas y emergentes son: (1) nivel de ingreso per cápita; (2) diversificación de exportaciones; y (3) grado de integración al sistema financiero global. Una economía de ingreso medio se sitúa en este estudio en un rango de ingresos per cápita en PPP que va desde 8 mil dólares a menos de 23 mil dólares. 4 Estas cifras son construidas del siguiente modo: si se acepta la proyección del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el crecimiento económico probable para estas economías hasta 2016, y luego se asume una tasa de crecimiento del PIB per cápita de 5% al año, lo que ciertamente supone un esfuerzo adicional de reformas, se pueden estimar el PIB per cápita de estas 7 economías desde el 2011 al 2036. 4 cambio, se requeriría de un esfuerzo sostenido de crecimiento acelerado para los próximos 20 a 25 años5. Este panorama alentador ha sido un factor clave en el amplio optimismo en la literatura reciente de que esta será la década de América Latina6. No obstante, un manejo macroeconómico adecuado no garantiza necesariamente una transición exitosa hacia niveles de alto crecimiento en el futuro. De hecho, algunos de los países de América Latina ya se muestran propensos a caer en lo que se ha denominado la “trampa de los países de ingreso medio” 7. La definición de trampa hace referencia a la declinación de las tasas de crecimiento observadas en algunos países, que impedirán a las economías de renta media dar el salto hacia un estatus de país de alto ingreso. Recogiendo este concepto, Ivailo Izvorski (2011) señala que de los países que en 1960 eran de ingreso medio, cerca de un 70% seguían perteneciendo a esta categoría o volvían a un estatus de ingreso bajo en 2009. En los últimos 50 años, sólo un puñado de países pudo hacer la transición hacia una economía avanzada. Se trata de países de Europa Occidental, Japón, Corea, Singapur, Taiwán, Hong Kong, Eslovaquia, Eslovenia y República Checa. Esta caída en las tasas de crecimiento puede ser explicada, entre otros factores, por la incapacidad de diversificar la producción hacia productos más intensivos en tecnología. Así, cuando una economía parte con niveles iniciales muy bajos de PIB per cápita (entre US$ 100 y US$ 5000 por año), explota su principal ventaja comparativa, cual es la abundancia de mano de obra barata. Ello permite un patrón de especialización basado en productos intensivos en mano de obra. En la siguiente fase y a medida que se agota la abundancia de trabajo, un país de ingreso medio debería naturalmente moverse hacia productos que 5 Definimos como umbral de graduación el ingreso per cápita en PPP del último país designado en esa categoría por el FMI, el que corresponde a Portugal con un ingreso per cápita de US$ 23000 en 2008. 6 Véase, por ejemplo, The Economist con su artículo del 2010 Nobody’s Backyard y el reporte de julio de 2011 del BID. 7 Este es un término acuñado en el año 2007 por Homi Kharas e Indermit Gill en un estudio del Este Asiático (An East Asian Renaissance, Banco Mundial). 5 requieren mayor capital físico y humano8. Esto implica un requerimiento adicional de inversión significativa en innovación y capital humano. Dado este marco conceptual, ha habido un creciente número de estudios en los años recientes identificando qué países pudieran estar en una trampa de ingreso medio. Gran parte de los países de América Latina han sido etiquetados con frecuencia como candidatos probables9. Lo que procuraremos en este estudio es tomar una perspectiva comparada poniendo el foco en países que tuvieron variados niveles de éxito en transitar desde economías de ingreso medio a economías avanzadas, en plazos en torno a los 20 años, tal como se muestra en el Cuadro 6. Consideraremos los casos de Corea, Finlandia, España, Irlanda y Portugal10. La elección de estos cinco países responde a lo variada que fueron las sendas de desarrollo que escogió cada uno para acelerar su transición hacia una economía avanzada. A Finlandia y Corea se les puede catalogar como economías con trayectorias de crecimiento exitosas, que sufrieron crisis financieras locales en los 90s, pero que supieron transformar la adversidad económica en oportunidades de reestructuración, reformas y desarrollo económico sostenible. Irlanda transitó por un período de un buen boom de 1987 a 2000, que le permitió pasar de ser el país más pobre de Europa Occidental a ser una economía desarrollada. Sin embargo, después fue víctima de su propia prosperidad, ya que en la última década creció de manera no sostenible sustentándose en un descontrolado boom financiero. España también provee un buen caso de estudio para nuestros propósitos. Tras la restauración de la democracia, España experimentó un notable crecimiento económico detonado por la profundidad de las reformas estructurales emprendidas por Felipe González y luego por el gobierno de Aznar. El fruto de 8 Esto es una descripción general de la transición de las economías. China, por ejemplo, es un país que está ad portas de transitar hacia la categoría de país de ingreso medio. Cuenta con un vigoroso y emergente sector intensivo en capital que se desarrolla en paralelo a la fuerte industria intensiva en mano de obra que absorbe la abundante oferta de trabajo de las zonas rurales. 9 Michael Schuman (2010), World Bank (2010), Eva Paus (2011), Wing Thye Woo (2009). 10 La transición se fija en 15 mil dólares PPP hasta el umbral de 23 mil dólares en PPP. 6 estas reformas se cosechó desde 1993 en adelante, período en que el país logró 13 años de crecimiento rápido y sostenido, para luego sucumbir a una dura crisis que aun golpea a la economía española con un desenlace todavía incierto. Por último, Portugal se halla inmerso en una trayectoria de crecimiento inestable, ya que exhibe severas trabas estructurales y de competitividad en su economía, que le ha impedido al país sostener un crecimiento estable. Ninguno de estos países escapó durante su transición de país de ingreso medio hacia una economía avanzada a alguna crisis o shocks financieros. Algunos se originaron por factores externos, como lo fue el colapso de la Unión Soviética y su impacto sobre las exportaciones de Finlandia. Más frecuentemente, las crisis fueron autoinflingidas por una sobre expansión del gasto y del endeudamiento, que llevaron a ajustes económicos que frenaron el crecimiento. Esto fue lo que sucedió con Irlanda entre 1982 a 1987, con Finlandia en 1992 y con Corea luego de la crisis asiática de 1997-1998. España y Portugal enfrentan actualmente el peor shock financiero de las últimas décadas, con un deterioro político de sus gobiernos y sin mostrar por ahora la capacidad de lograr acuerdos transversales para salir de la crisis. Una revisión de las trayectorias de estas economías en su transición hacia economías avanzadas puede ser útil para aprender lecciones, aciertos y errores de los cuales puedan beneficiarse los 7 países de América Latina que hoy buscan convertirse en naciones desarrolladas. 7 II. ESTUDIO DE CASO: CINCO PAÍSES QUE TRANSITARON DESDE LOS INGRESOS MEDIOS A ECONOMÍAS AVANZADAS Para entender mejor cuáles fueron los hechos o factores claves que detonaron la fase de crecimiento acelerado de estas economías, describiremos la trayectoria de las políticas económicas implementadas por estos países durante su transición de país de ingreso medio a economías avanzadas. Analizamos los casos de Finlandia, Corea, Irlanda, España y Portugal. Finlandia: reformas estructurales y reconversión industrial11 La economía finlandesa exhibió un desarrollo económico significativo y estable en todo el período de post guerra hasta comienzos de los años 90. Esta fase se caracteriza por dos períodos muy definidos (ver Cuadro 7). La primera etapa transcurre de 1945 a 1970, cuando el Estado tomo un activo rol en la promoción del desarrollo económico. Los instrumentos usados por el Estado incluyeron el control de la tasa de interés y un rol preponderante del Banco de Finlandia para orientar créditos productivos hacia el desarrollo de la industria finlandesa. De este modo, una característica del período fue la baja tasa de interés y el racionamiento administrativo del crédito hacia inversión productiva. Asimismo, en esta fase se originan además dos reformas significativas: una para mejorar la cobertura y calidad del sistema educacional en 1968. La segunda consistió en un nuevo enfoque para estimular el gasto en ciencia y tecnología (1967)12. En este período, las principales vulnerabilidades radicaban en las grandes fluctuaciones en el precio de los productos forestales, el principal commodity de Finlandia en esa época. Este período se caracteriza, sin embargo, por una industrialización incipiente y un sistema de protección social en formación, dos rasgos claves para entender su éxito en etapas más avanzadas de un desarrollo. 11 Ver más detalles en Patricio Meller et al. (2009); Jari Ojala et al. (2006); Jaakko Kiander and Antti Romppanen (2005); Jaakko Kiander (2004); Torben Andersen et al. (2007); Seppo Honkapohja et al. (2009); Thorvaldur Gylfason et al. (2010) y Anders Aslund (2010). 12 En la sección III se describe la reforma educacional e innovacional de Finlandia. 8 El segundo período transcurre entre 1970 y 1989, cuando Finlandia enfrenta el shock petrolero. Para ello, aplicó políticas macroeconómicas contra cíclicas que mantuvieron en orden las cuentas finlandesas. Al mismo tiempo, fue capaz de asegurar un suministro de petróleo a precios preferenciales por parte de la URSS, su principal socio comercial, y de emprender un proceso de liberalización financiera gradual. Sin embargo, esta liberalización financiera llevada a cabo entre 1985 y 1992, no fue suficientemente regulada y condujo gradualmente a un boom en el precio de los activos que terminó por sobrecalentar la economía. En adición, el colapso de la Unión Soviética desplomó las exportaciones finlandesas. En conjunto, ambos factores dieron origen a una severa recesión en 1992-1993. La recesión tuvo un fuerte impacto social y económico. El desempleo subió de 3.2% en 1990 a 16.4% en 1993. El sobre endeudamiento de las empresas y personas llevó a una crisis bancaria, que significó para el Estado un rescate financiero que hizo que el endeudamiento público pasara de 14% en 1990 a un 55% del PIB en 1993. Pero Finlandia logró en los 90s, a partir de una percepción compartida por todos los sectores de que se enfrentaba una crisis económica profunda, construir un amplio consenso político y social que le permitió llevar adelante un severo ajuste macroeconómico y una reorientación de su desarrollo productivo y de sus exportaciones hacia sectores de alta tecnología. Esto último fue posible por la elevada inversión en educación de calidad, y por la política de innovación que Finlandia había emprendido como una tarea nacional compartida desde los 70s. Más recientemente, este proceso fue acompañado por una consolidación fiscal, incluyendo una reforma a las pensiones y un fortalecimiento de la regulación financiera para minimizar el riesgo de posibles crisis bancarias a futuro. Por ello, cuando la actual crisis financiera se detonó, Finlandia estaba en una posición relativa saludable en términos de sus indicadores macroeconómicos. En el período 2004-2008, el superávit fiscal promedió 3.2% del PIB y la deuda pública bajó de 44% del PIB a 35% del PIB durante estos años. Por otra parte, el 9 crecimiento económico promedió un 3.5% y el desempleo cayó de 8.8% en 2004 a 6.4% en 2008. El sector financiero, aprendiendo de sus errores pasados, no contaba con activos tóxicos y estaba bien capitalizado. En efecto, durante la actual crisis financiera, el gobierno no rescató ningún banco. Ya en 2010, la situación económica de Finlandia mejoró ostensiblemente después de un crecimiento negativo de 8% en 2009. En 2010, el crecimiento económico fue de 2.4%, con un positivo escenario para los años venideros. Corea: apertura Estado-dirigida y ascenso tecnológico13 Dentro de los países del Este de Asia, Corea representa un caso excepcional de transición rápida hacia una economía avanzada. Prueba de ello es que Corea pasó de niveles muy bajos de ingreso per cápita en 1960, cercanos a US$ 2000 en PPP, a un PIB de US$ 28000 en PPP en 2008, ubicándolo en el grupo de países desarrollados (ver Cuadro 8). Este veloz tránsito se divide en tres etapas fundamentales: el primer tramo comienza con la elaboración de planes quinquenales en 1962, que procuran coordinar los esfuerzos públicos y privados con el objetivo de acelerar el crecimiento de la economía. En este período el país sostiene, en promedio, una tasa de crecimiento anual de 7%. Un segundo período comprende la crisis financiera de 1997-1998 que desaceleró el crecimiento económico, con aumentos en la tasa de desempleo y pobreza. La última fase está caracterizada por una rápida salida a la crisis en 1999, con tasas de crecimiento de 5% anual hasta 2008. La primera etapa muestra altos niveles de ahorro e inversión, e implementa una decidida política industrial que implicó un upgrade tecnológico continuo. Esta política industrial era flexible y procuraba alinear las exportaciones con las ventajas comparativas de Corea en cada etapa de su desarrollo14. En el mercado 13 Ver más detalles en Patricio Meller et al (2009); Alice Amsden (1989); Ajai Chopra et al (2002); OECD (2008, 2010); Korea Economic Institute and the Korean Institute for International Economic Policy (2009); y Ryong Yoon Deok (2011). 14 Justin Lin (2009). 10 laboral, la dictadura coreana prohibió los sindicatos con lo que se tenía un mercado del trabajo reprimido con mano de obra barata y abundante. La crisis asiática de 1997 marca un segundo período para la economía coreana. Los fundamentos económicos sólidos en aspectos tales como equilibrios fiscales y en cuenta corriente, una baja deuda pública de solo 8% del PIB en 1996 y altos niveles de ahorro e inversión (34% y 38% del PIB en 1996, respectivamente), ocultaban los desbalances que se habían acumulado en los mercados financieros domésticos. Algunos de estos síntomas de desajustes eran: 1) una deuda externa privada de corto plazo que más que duplicaba las reservas internacionales (207% en el segundo semestre de 1997); 2) una sobre inversión y exceso de endeudamiento en los sectores de manufactura (la razón de deuda a patrimonio de las 30 compañías más grandes en Corea fue de 519% en 1997 comparado a un 348% en 1995); y 3) un proceso no regulado de liberalización financiera que indujo a un sobre endeudamiento del sector privado (los créditos incobrables como porcentaje de los créditos totales se incrementaron de 3.9% en diciembre de 1996 a 6.1% en junio de 1997). Como consecuencia, la crisis financiera en Corea del Sur que comenzó como una crisis de solvencia de bancos y empresas, prontamente pasó a ser una crisis económica generalizada. El resultado fue un crecimiento negativo en 1998, con un fuerte aumento de la tasa de desempleo (de 2.4% en 1997 a 6.8% en 1998) e incremento de la tasa de pobreza (de 11.4% en 1997 a 23.2% en 1998). No obstante, Corea emergió de la crisis rápidamente, exhibiendo un crecimiento del PIB de 10.7% en 1999 (la tasa más alta desde 1988 y la más elevada de los países del Este Asiático). Las exportaciones crecieron 8.6% en 1999 y 18.2% en 2000. El desempleo disminuyó de 6.8% en 1998 a 4.5% a fines de 1999. El porcentaje de hogares pobres se redujo de 23% en 1998 a 18.0% en 1999. Subsecuentemente, la economía coreana fue capaz de sostener una tasa de crecimiento de 5% entre 1999 y 2008. Las razones de esta rápida recuperación estuvieron centradas en las agresivas políticas monetarias y fiscales contra cíclicas, en el fuerte crecimiento 11 del sector exportador y la elevada entrada de inversiones extranjeras directas (IED). Asimismo, Corea implementó reformas económicas que incluyeron medidas de reestructuración del sector empresarial, la banca, el sector público y el mercado laboral. Sin embargo, después de esa década de alto crecimiento, la economía coreana no fue inmune a la crisis actual. En noviembre de 2008, las exportaciones cayeron en 19.5% y siguieron cayendo hasta mediados de 2009. La economía creció sólo 2.3% en 2008. Pero en el año 2010 se recuperó para alcanzar una tasa de 6.2%, cifra similar a la alcanzada antes de la crisis. La veloz recuperación de la economía coreana se ha basado en el rápido crecimiento de las exportaciones debido a la depreciación del won coreano, a una fuerte demanda de China y a una efectiva y agresiva respuesta de política monetaria y fiscal. Irlanda: del milagro al colapso15 La evolución del PIB per cápita de Irlanda entre 1970 y 2007 da fundamento al llamado “milagro irlandés”. En efecto, el PIB per cápita en PPP era de US$ 10297 en 1970 y alcanzó US$ 45735 en 2007 (ver Cuadro 9). Previo al boom económico que comenzó en 1987, Irlanda atravesó un período de expansión moderada entre 1960 a 1973 en comparación a sus pares europeos. En este período, la tasa de crecimiento anual fue de 4.4%. Parte de este resultado fue posible por las reformas a las políticas comerciales e industriales reorientándolas para refocalizar la economía irlandesa hacia un desarrollo económico “hacia fuera”. Las medidas más importantes para apoyar la liberalización comercial se centraron en incentivos para atraer IED, destacando una bajísima tasa a los impuestos corporativos. Además, una profunda reforma educacional fue puesta en marcha en 196516. 15 Ver más detalles en Ignacio Briones (2009); Lucio Baccaro and Marco Simoni (2004); Frank Barry (2003); Nicholas Crafts (2005); Jānis Malzubris (2008); John Cotter (2009); Patrick Honohan and Philip Lane (2009); Morgan Kelly (2010) y Bennett Stancil (2010). 16 En la sección III se describe la reforma educacional e innovacional de Irlanda. 12 Algunos de los obstáculos al crecimiento económico en este período fueron consecuencia de desequilibrios en el mercado laboral (alta emigración, desempleo sobre el promedio de la Unión Europea (UE), alzas salariales sobre el nivel de productividad) y falta de competitividad de industrias domésticas. Ello llevó a una fase de lento crecimiento entre 1973 a 1986 en un entorno de altos precios del petróleo y alta inflación (12.6% por año). En efecto, el crecimiento incluso fue negativo a principios de los 80s. Como consecuencia, un nuevo gobierno aplicó un plan de estabilización económico en 1987, en el que se procedió a una consolidación fiscal, un acuerdo de negociación salarial tripartito, y a una reforma impositiva que redujo los impuestos personales. Estos fueron los términos acordados como parte del Social Partnership Agreement. En adición, los fondos provenientes de la UE permitieron sostener la inversión pública para así compensar la caída en el gasto público corriente, exigido por el plan de consolidación fiscal, también incluido como parte del acuerdo tripartito. A lo largo de los 90s hubo un fuerte crecimiento económico liderado por el sector exportador y un dinámico sector de servicios (en particular servicios financieros impulsados fuertemente como consecuencia de la instalación de un centro internacional de servicios financieros en 1987). El boom de producción hizo caer la tasa de desempleo de 16% en 1986 a 4% en 2000. Esta fase de alto crecimiento entre 1987 y 2000 fue, sin embargo, incubando vulnerabilidades. Una fue la sobre expansión del sector de construcción, particularmente a partir del 2000. El boom inmobiliario fue financiado a través del sistema bancario irlandés, el cual a su vez obtuvo fondos en el mercado bancario internacional. Como consecuencia, los bancos privados de Irlanda acumularon altos niveles de pasivos externos. En adición, un desequilibrio en las finanzas públicas fue generado en esta etapa. Cuando la economía colapsó en 2008, se detectó un severo déficit presupuestario estructural que alcanzó a un 7% en tal año. 13 Lo que siguió es bien conocido: un colapso financiero que llevó a que las autoridades irlandesas procedieran a rescatar bancos y a la compra de activos tóxicos. En efecto, los altos niveles de deuda bancaria fueron transferidos al gobierno, el cual involucró un alto déficit fiscal que alcanzó el 32% del PIB en 2010 y la deuda pública se empinó sobre el 90% del PIB. España: del buen boom al mal boom17 La economía española tuvo un rápido desarrollo en las últimas tres décadas. Este período se inicia con la transición española a la democracia y su posterior entrada a la Unión Europea en 1986. Ambos fueron factores claves para sostener un crecimiento positivo desde 1993 a 2008 (3.5% anual), con tasas de crecimiento sobre el promedio de sus pares europeos (ver Cuadro 10). Con la llegada de Felipe González al gobierno en 1982 se inician transformaciones estructurales que provocarán una etapa de rápida expansión entre 1982 a 1992. Sus principales características son: i) una política económica contra cíclica con una importante reforma tributaria cuyo fin era el aumento de los ingresos fiscales y controlar la evasión tributaria, ii) una reestructuración y reconversión de la industria española bajo la ley de 1984, iii) una reforma laboral, en 1984, con el objetivo de atacar los problemas de rigidez de este mercado caracterizado por un alto desempleo, y altos costos de despido, iv) una activa promoción para la entrada de IED y v) entrada a la UE que añadió dinamismo al comercio exterior. Entre 1994 y 2008 hay un crecimiento sostenido que se separa en dos tramos. Hasta 1999, coincidentemente con la introducción del euro como moneda única, el motor del crecimiento fue una demanda doméstica de rápido dinamismo. Asimismo, el consumo privado se expandió velozmente debido a una fuerte creación de empleos y a una política monetaria expansiva. Ambos factores 17 Ver más detalles en Sebastian Saeigh (2009); Carmela Martin (2000); European Commission (2005); Matilde Alonso Pérez y Elies Furio Blasco (2010); Uri Dadush and Vera Eidelman (2010) y Sebastian Royo (2007). 14 indujeron expectativas positivas respecto al ingreso futuro de los hogares, lo que condujo a un gradual sobre endeudamiento privado. La creación de trabajo en la construcción y en otros productos y servicios no transables fue tal que la tasa de desempleo cayó de 18% a mediados de los 90s a 11% en 2003. En paralelo, el sector de la construcción, particularmente como resultado de un fuerte demanda por inversión residencial dado el boom de empleo pareció disfrutar de una época dorada pero su tasa de expansión no fue sostenible. En efecto, de 1999 en adelante, España cayó en una burbuja en la inversión residencial. Por otra parte, desde 1999, la productividad española ha estado estancada relativa a sus pares europeos. Las alzas salariales han sido consistentemente mayores que la productividad. Esto ha causado problemas de competitividad debido a costos laborales crecientes, coexistentes con un tipo de cambio fijo determinado por la zona euro. Portugal: una senda de crecimiento inestable18 Portugal ha transitado por una senda de desarrollo altamente inestable en las últimas cuatro décadas. Ha tenido períodos breves de alto crecimiento, seguido de períodos de estancamiento que se derivan fundamentalmente de la carencia de reformas estructurales (en educación, innovación, política industrial y competencia en el mercado de bienes). Pese a ello, hay dos momentos de significativo crecimiento económico: el primero coincide con la entrada de Portugal a la UE en 1986, y el segundo período, de 1995 a 2001, coincide con la adopción del euro en 1999 (ver Cuadro 11). Al igual que en el caso de España, Portugal comienza una fase de modernización en medio de la dictadura. Con el advenimiento de la democracia en 1974, hubo un proceso gradual de “destrucción creativa”, la cual empuja a la 18 Ver mas detalles en Carlos Pereira and Shane Singh (2009); Orlando Abreu (2006); Pedro Cardoso (2004); Pedro Lains (2004, 2006); and Shimelse Ali (2010). 15 estructura productiva de Portugal hacia productos intensivos en mano de obra con bajo crecimiento en productividad. Los desequilibrios macroeconómicos y las turbulencias políticas durante el período de 1975 a 1985 llevan a una década de inestabilidad en democrática con creciente desempleo, desequilibrios externos (déficit en cuenta corriente de 4.8% anual) y cuentas públicas en deterioro (un déficit fiscal de 4.4% en promedio). Subsecuentemente, transcurre una fase de favorable condiciones internas y externas de 1986 a 1991. Se emprende un nuevo programa de estabilización económica de 1983 a 1985. Los precios del petróleo caen fuertemente en 1986, y se inician las privatizaciones. Al mismo tiempo, la economía portuguesa se beneficia de las masivas transferencias de fondos estructurales provenientes de la UE. A esto, se agrega una mayor estabilidad política ya que en 1987 por primera vez se elige un gobierno de mayoría absoluta. En el frente externo, la entrada a la UE en 1986, abrió nuevos mercados y destinos para los productos intensivos en mano de obra que eran la ventaja comparativa de Portugal. El crecimiento en esta fase fue de un 5.6% anual. Después de una recesión entre 1992 y 1994, el crecimiento del PIB sube a 4.3% en 1995 que se sostiene hasta el 2000. El factor clave de la expansión económica de 1995 a 2000 fue una demanda interna en expansión y, en particular, un creciente endeudamiento de los hogares y una política fiscal pro cíclica. Ello trajo como resultado un aumento de la deuda pública, del déficit fiscal, un desempleo creciente y un masivo endeudamiento de los hogares (la deuda de los hogares como porcentaje del ingreso disponible alcanzó el 120% en 2004 mientras en la UE la cifra era de un 80%). Desde 2002 a 2008, las tasas de crecimiento han sido de 0.8% anual lo que refleja la fuerte desaceleración de la economía portuguesa. Un hecho clave, más allá de los desequilibrios macroeconómicos, fue que no se emprendieron reformas para mejorar la calidad en educación e innovación. Tampoco se ganó acceso a nuevos mercados. Estos factores son un requisito esencial para aumentar la competitividad y las tasas de crecimiento económico. 16 III. LECCIONES ÚTILES BASADAS EN LA EXPERIENCIA DESCRITA Las trayectorias de desarrollo de los cinco países descritos en la sección anterior, ilustran los factores clave que explican su transición exitosa hacia economías avanzadas. Al mismo tiempo ha sido posible constatar la recurrencia de errores o vacíos en la políticas económicas de algunas de esas economías que las hacen retroceder hacia periodos de inestabilidad, caracterizados por un recrudecimiento de la inflación, por aumentos excesivos del gasto público, incluyendo salarios, y por la pérdida de competitividad internacional. Algunas lecciones comunes pueden ser extraídas de los éxitos y fracasos en el diseño e implementación de las políticas de estos países avanzados. a) Una política fiscal sólida no complementada por una política monetaria contra cíclica y regulación financiera puede llevar a un ciclo de boom y bust Los casos recientes de Irlanda y España son una muestra de que políticas macroeconómicas que no son acompañadas por una adecuada supervisión y regulación del sector financiero, pueden provocar serios daños a la economía. Los casos de Irlanda y España son ilustrativos. Ambos países exhibían un equilibrio fiscal antes de la actual crisis (en el periodo 2000 a 2008 el balance fiscal sobre PIB en España e Irlanda fue de 0.5% y -0.2%, respectivamente). Pero al mismo tiempo, Irlanda y España habían enfrentado una fuerte caída en la tasa de interés nominal y real como consecuencia de la adopción del euro. Esto tuvo como resultado un significativo crecimiento del crédito bancario, acompañado por crecientes niveles de deuda de los hogares y empresas particularmente del sector inmobiliario. Una idea de la magnitud de los desequilibrios financieros es que en Irlanda, la oferta de crédito sobrepasó el 200% del PIB en 2008, cuando entre 1970 y 1994 sólo promedió 40%. La inversión residencial equivalía a 5% del PIB a mediados de los 90s; y hacia 2007 se había empinado a 12%. En España, tras la adopción del euro se dio un escenario de una política monetaria expansiva con una inflación mayor al promedio de la UE, un crecimiento casi nulo de la productividad y salarios reales que crecieron más rápido que los de 17 sus pares de la zona euro. De este modo, los costos laborales unitarios reales crecieron en un 26% desde 2000 a 2009. Por otra parte la excesiva expansión del crédito llevó a una burbuja en la inversión residencial con altos niveles de endeudamiento de los hogares, generándose un escenario no muy diferente al de Irlanda. En ambos casos, Irlanda y España, la suma de una política monetaria expansiva y la ausencia de una regulación financiera eficaz para moderar a los bancos, indujeron la seria crisis que viven hoy ambas economías. b) Las rigideces laborales y cambiarias actúan como una restricción para mantener la competitividad Hay dos factores que incidieron en que la crisis financiera adquiriera una mayor profundidad en países como España y Portugal: i) existencia de mercados laborales rígidos y segmentados, y ii) la implementación de un tipo de cambio fijo tras la entrada a la zona euro. Vamos a ilustrar las imperfecciones y rigideces en el mercado laboral con el caso español. En España, prevalece un mercado dual y altamente segmentado, a pesar de los numerosos intentos desde principios de los 80s para hacerlo más flexible y menos fragmentado. En efecto, cerca de dos tercios de la fuerza laboral tienen contratos permanentes, están altamente sindicalizados y se benefician de los mecanismos de negociación salarial centralizada. Pero, el tercio de la fuerza laboral restante están bajo contratos temporales, no sindicalizados, con costos de despidos y contratación muchísimos más bajos que en el primer segmento. El resultado de esta estructura es un desacople entre las alzas salariales en el sector sindicalizado durante el ciclo económico expansivo, con los incrementos de productividad. Cuando los salarios se incrementan fuera de línea para este segmento como consecuencia del poder del sindicato en las negociaciones centralizadas o sectoriales, el ajuste viene vía mayor inflación, y a través de despidos masivos de los trabajadores con contrato temporal. El resultado es una 18 inflación meta que no se cumple, un fuerte incremento en el desempleo y una pérdida de competitividad para toda la economía. Este tipo de resultados es observado no solo en España sino que también en la economía portuguesa como puede ser visto en el Gráfico 1. En España y Portugal, los costos laborales unitarios reales crecieron 2.2% y 1.3%, respectivamente, en el período 1999-2008. En tanto, la productividad de España y Portugal en este período registró tasas de crecimiento de -0.6% y -1.3%, respectivamente, muy por debajo del crecimiento de los costos laborales (Gráfico 2). En lo que se refiere al tipo de cambio, uno de los grandes problemas que enfrentaron estos países durante la actual crisis financiera fue que contaban con un tipo de cambio fijo. La adopción del euro significó renunciar al tipo de cambio como una herramienta para ajustar la economía frente a shocks económicos adversos. Dada una política monetaria expansiva de parte del Banco Central Europeo, y la inexistencia de una coordinación de las políticas fiscales en la zona euro, se configuró un escenario que potenció aún más el auge económico basado en el crédito. Las alzas salariales desmesuradas con respecto al nivel de productividad se tradujeron en tipos de cambios reales apreciados y en mayor inflación. Esta apreciación claramente afectó a los sectores exportadores de Irlanda, España y Portugal y no pudo ser acompañado por devaluaciones nominales dada su membresía en la zona euro. c) Las políticas de inversión en capital humano e innovación son claves para sostener el crecimiento a largo plazo Finlandia, Irlanda y Corea comparten similitudes al momento de adoptar políticas de capital humano y de innovación. Estas se iniciaron tempranamente y serían la base para su transición hacia economías avanzadas. En efecto, estos tres países comenzaron a realizar profundas reformas a sus sistemas de educación ya en las décadas de 1950 y 1960. La gradualidad pero persistencia para aumentar la cobertura educacional fue un factor clave. Se 19 comenzó con los niveles primarios, para luego continuar con reformas a los niveles secundario y terciario. El sector terciario fue inducido además a tener un permanente diálogo con el sector empresarial para así alinear los requerimientos de fuerza de trabajo con las necesidades de empresas que incorporaban tecnologías más avanzadas. Estos tres países mostraron un significativo porcentaje del PIB destinado a mejorar la cobertura y calidad de la educación como puede verse en el Cuadro 12. En Irlanda, una reforma de este tipo fue acompañada por la creación de los technical colleges en 1967 cuyo objetivo era capacitar a la fuerza laboral con habilidades aplicadas. En el caso de Finlandia, en los 70s se reformó el nivel primario y secundario al decretar un ciclo de educación primaria de nueve años obligatorios. A fines de los 80s, la educación secundaria se dividió en un track vocacional/técnico y otro más académico. En educación terciaria, a inicios de los 90s se crearon los politécnicos para aumentar la cobertura educacional y desarrollar el capital humano específico requerido por las distintas regiones del país y las empresas. Corea también reformó tempranamente su sistema de educación primario y secundario. El primer plan de educación obligatoria se inició en 1954 y se enfocó en los primeros seis años de educación básica. A principios de los 70s, se implementaron reformas a la educación secundaria vocacional y técnica, sobre todo por el fuerte desarrollo de la industria química y pesada, fortaleciendo así la formación científica y tecnológica. Por otra parte, en cuanto a las políticas de innovación hay una elección distinta entre estos tres países. Finlandia desarrolló un modelo de innovación endógeno. Esto es, una política de innovación gradual en la que fue agregando instituciones estatales o reformando las existentes en orden a proveer un decidido apoyo al desarrollo y upgrade tecnológico de las empresas locales, lo que fue clave en el mejoramiento de la competitividad finlandesa. Por otra parte, Irlanda aplicó un modelo de captación de tecnología extranjera mediante una activa política de atracción de IED desde la década de 20 1970. Para ello estableció incentivos como: i) bajos impuestos corporativos, ii) amplia disponibilidad de subsidios para facilitar las operaciones empresariales, y iii) mano de obra calificada en rápida expansión. En Corea, la política industrial ha sido el núcleo del desarrollo tecnológico de la economía, con el sector exportador siendo el principal foco del upgrade tecnológico. Por un periodo largo, la industria fue altamente protegida pero bajo disciplina de mercado. Esto es, a las industrias protegidas y subsidiadas se les exigió probar que su competitividad en los mercados de exportación estaba aumentando paulatinamente. El Cuadro 13 muestra el gasto en I+D sobre el PIB para estos tres países. En éste se aprecia el alto gasto realizado por Finlandia y Corea, lo que ha contribuido a que estén dentro de los países con mejor evaluación del sistema de innovación, tal como se exhibe en el mismo Cuadro. El factor común en estos tres países es la combinación de una alta y sostenida inversión, por varias décadas, para mejorar la calidad de la educación, y el desarrollo de formas originales para inducir inversión y desarrollo de tecnologías de frontera en su sector exportador. d) Un Consenso Social y Político provee los fundamentos más sólidos para relanzar un rápido crecimiento en la economía En su transición hacia países de niveles de alto ingreso, Irlanda, Finlandia y Corea enfrentaron escenarios complejos: vaivenes políticos, inestabilidad social e indicadores macroeconómicos desequilibrados. Sin embargo, cuando alguna de las situaciones críticas crearon paradojalmente las condiciones para el surgimiento de un consenso social y político en orden a estabilizar la economía y restaurar la competitividad. Ello a su vez hizo posible una larga fase de alto y estable crecimiento. Finlandia, por ejemplo, tuvo una aguda crisis económica en 1992-1993, como se ha ilustrado anteriormente en este trabajo. La resolución de la crisis fue facilitada por un consenso tripartito propuesto por el gobierno en tres áreas: i) 21 compromiso en desarrollar una visión común en la estrategia de desarrollo del país a largo plazo. Para alcanzar este meta, se instalaron Comisiones Permanentes en el Legislativo que fueran capaces de acordar el patrón de desarrollo a largo plazo de la economía de Finlandia; ii) apoyo tripartito al Ministerio de Comercio e Industria que complementó ese trabajo con un plan a 20 años para desarrollar ocho clústeres productivos y así definir una nueva política industrial; y iii) acuerdo social y político en torno a una negociación salarial centralizada que llevó a un histórico congelamiento salarial entre 1992 y 1993. Este consenso fue la base para sostener el profundo reajuste productivo que el país experimentó tras la crisis. Como resultado, las exportaciones de alto contenido tecnológico pasaron a liderar el crecimiento. En 1990, las exportaciones finlandesas correspondían principalmente al sector forestal y a la industria papelera (40% del total). Pero, el amplio consenso social permitió una rápida reestructuración productiva, en la cual Finlandia llego a ser más abierto y competitivo en la economía mundial. De hecho, el sector de tecnologías de información emergió como el que lideró el crecimiento y la productividad. Durante este período, el volumen de comercio subió de 47% en 1990 a 59% en 2006 y las exportaciones no forestales aumentaron de 45% del total exportado a 65% entre 1990 a 2004. El gobierno finlandés también aseguró un amplio consenso social para apoyar el proceso de admisión a la UE. El ingreso a la UE indujo una creciente internacionalización de las firmas domésticas. También atrajo una cantidad masiva de IED a la economía finlandesa. El caso de Irlanda es más mezclado. El pobre desempeño económico hasta 1987, creó las condiciones para el primer Social Partnership, una nueva modalidad institucional que buscaba un amplio apoyo transversal a las medidas de ajuste económico. Este acuerdo cubrió los ajustes salariales de 1988-1990, tanto para el sector privado como para el público. El pacto limitó el crecimiento anual de las remuneraciones a 2.5% entre 1988 y 1990 (la inflación promedió 3.2% en este período). En tanto, una reforma tributaria contemplada en el pacto se implementó 22 en 1989. Los principales aspectos de esta reforma fueron las caídas en las tasas marginales de impuestos de los hogares. La tasa máxima era de 64% en 19841985 y fue reducida a 56% como parte del pacto. El acuerdo salarial y la caída en los impuestos personales permitieron un aumento en el ingreso de los hogares en términos reales. Un boom económico siguió tras la implementación del Social Partnership. En efecto, en 1986 la tasa de desempleo era de 16% y en 2000 ya se había reducido a un 4%. Y esto fue acompañado por un auge del sector exportador, que pasó de un crecimiento de 8.3% al año para el período de 1980 a 1989, a 14.7% anual entre 1990 y 2000, con una expansión de la economía de un 7% anual en el mismo período. El caso coreano también es de sumo interés. Tras la crisis de 1997-1998, Corea emprendió una reforma laboral consensuada entre empleadores, gobiernos y trabajadores. Fue la primera reforma tripartita negociada y fue llamada “Declaración Conjunta Tripartita sobre la Forma Justa de Compartir la Carga en el Proceso de Superación de la Crisis Económica”. Se trataba de un detallado pacto social para hacer más flexible el mercado laboral en orden a restaurar la competitividad. Esto fue complementado con otras reformas en el mercado financiero (la creación de agencias a cargo de la regulación y supervisión financiera, mayor requerimiento de reservas) y en el mundo empresarial (los chaebols fueron obligados a mejorar la transparencia gerencial y su estructura financiera y a crear un sistema de gestión responsable). Estas reformas dieron fruto. Entre 2000 al 2008, Corea creció a un 5.2% anual, con las exportaciones pasando de 32.5% sobre el PIB en 1997 a 53% en 2008. En resumen, los consensos sociales y políticos probaron ser un factor clave en la reestructuración y modernización de las economías de Finlandia, Corea e Irlanda. Durante la actual crisis financiera de los países de la periferia de Europa, el consenso social y político ha estado totalmente ausente. El ajuste ha tenido que ser impuesto desde arriba, con escasa aceptación por parte de los principales 23 agentes económicos y sociales, prolongando como consecuencia el período de tasas de crecimiento bajas, alto desempleo e inflación creciente. 24 IV. CUAN RELEVANTES SON ESAS LECCIONES PARA AMERICA LATINA En la sección anterior hemos extraído las lecciones aprendidas al analizar las estrategias de desarrollo de algunos países que en 20 años transitaron exitosamente desde economías de ingreso medio a economías avanzadas. ¿Qué sugieren esas experiencias respecto de lo que debería constituir una agenda postcrisis para los 7 países de América Latina que todavía se encuentran en la fase de ingresos medios? ¿Qué avances han hecho los países de la región en esta agenda? 1. Perspectivas para América Latina: no es suficiente un buen manejo macroeconómico durante la crisis La mayoría de los países de América Latina exhibieron un adecuado manejo macroeconómico que les evitó ser arrastrados en la profunda crisis financiera que afectó a las economías desarrolladas como se señaló en la Introducción de este estudio. De hecho, en el período de boom previo a la crisis, las economías de América Latina destacaban por su solidez en el plano fiscal, monetario, financiero, de empleo y comercio exterior. Ejemplos del buen manejo económico abundan. En el ámbito fiscal, la región mostró equilibrios fiscales en los tiempos de bonanza de 2003 a 2007 como puede verse en el Cuadro 1. Ello permitió que en el momento más álgido del 2009 la región pudiera implementar una política fiscal contra cíclica con un déficit fiscal de 2% del PIB. En paralelo, la deuda pública bruta bajó de 55% del PIB en el período 2003-2007 a un 40% del PIB en 2010. En el plano monetario, hubo también una situación inflacionaria bajo control dada la introducción de metas de inflación con una flotación cambiaria. En el frente exterior, se tiene que en el período de 2003 a 2007 se tuvo una cuenta corriente superavitaria (0.7% en promedio en este período) para la gran mayoría de los países, lo que implicó una acumulación de activos externos (ver Cuadro 1). Por otra parte, el sector exportador fue un actor clave en la 25 sostenibilidad de las altas tasas exhibidas antes de la crisis ya que crecieron a un 8% anual en este período19. En cuanto al sector financiero, el crédito privado a PIB en el período 2003 al 2007 tuvo una expansión moderada cuando se compara con otros países de ingreso medio como los del Este de Europa20. Inclusive, los niveles de crédito a PIB son bajísimos en la región relativos al Este de Asia o al Este de Europa. Países como Argentina, México y Perú tuvieron cifras bajo el 30% del PIB21. En paralelo, el sector bancario también exhibió solidez ya que los préstamos incobrables sobre el total de préstamos que había alcanzado un 8% en 2003 se redujo a 2.3% en 2007. Por último, el desempleo retornó rápidamente a sus niveles pre crisis. En 2009, la tasa de desempleo había subido a 8.5% en la región para luego caer en el 2010 a una cifra de 7.8%. ¿Puede sostenerse esa sólida macroeconomía en la fase post-crisis? Sin duda, hay riesgos que pueden hacerse presentes a futuro. El primero está asociado paradojalmente al éxito en el manejo de la crisis. La situación de relativa fortaleza en sus indicadores macroeconómicos ha comenzado a atraer masivamente capitales externos. Este proceso se refuerza por las bajas tasas de interés en las economías desarrolladas, cercanas a cero en Estados Unidos, lo que a su vez es reforzado por el exceso de liquidez que genera una política de “quantitative easing” en la economía norteamericana. Con un tipo de cambio flexible, el aumento en la entrada de capitales empuja a una apreciación del tipo de cambio y a una fuerte expansión crediticia interna hacia consumidores y sectores como la construcción. Ello puede llevar prontamente a un exceso de gasto doméstico, a renovadas presiones inflacionarias reforzadas por aumentos de salarios que buscan compensar la pérdida de poder adquisitivo generada por el alza de precios. De acentuarse esta 19 Dato calculado en base a World Development Indicator, World Bank. Para un interesante análisis del papel del crédito extranjero de la banca en las fluctuaciones del crédito doméstico durante la crisis financiera reciente en América Latina y en el Este de Europa, y la diferencia entre ambas regiones, véase Jorge Ivan Canales-Kriljenko et al (2010). 21 A modo de comparación, el crédito domestico al sector privado como porcentaje del PIB pasó de 33% en 2003 a 67% en 2008 en el Este de Europa. Esta cifra para el Este de Asia fue de 70% en 2003 y de 82% en 2008. En América Latina, en 2003 la cifra fue de 33% y en 2008 fue de 42%. 20 26 tendencia, el riesgo principal es conocido según se ilustró anteriormente con los casos de Irlanda y España: un boom alimentado por el exceso de demanda interna, seguido de un sobre endeudamiento público y privado. Lo que sigue necesariamente es un ajuste recesivo como el que esos países de la llamada periferia de Europa enfrentan hoy. ¿Está esto sucediendo ya en América Latina? La entrada de capitales privados se pronostica que alcance a US$ 255 billones en 2011 en comparación a una cifra de US$ 55 billones en 2006 (ver Cuadro 14). Esta tendencia puede acentuarse dada los diferenciales de interés entre las economías latinoamericanas y las economías avanzadas. Un creciente y acelerado influjo de capitales con una repentina salida de estos por un pánico en los mercados financieros puede tener consecuencias desestabilizadoras en el financiamiento de los sistemas financieros domésticos como ocurrió por ejemplo, en el caso del Este de Europa, según se aprecia en el Cuadro 14. Considerando la fuerte entrada de capital privado foráneo en América Latina, sumado al crecimiento muy rápido del crédito doméstico, parece estarse configurando gradualmente un escenario de boom crediticio, en algunos países de la región. Así, desde el 2004 en Brasil, Argentina, Colombia, México, Perú y Chile el crédito a los privados ha crecido de forma más rápida que el PIB (en Brasil el crédito sobre PIB pasó de 32% en 2004 a 70.1% en 201022). ¿Es posible disminuir el riesgo adoptando medidas precautorias para no caer en un ciclo de boom y bust? Una política fiscal contra cíclica ayudaría a restablecer los equilibrios. Ello requeriría una reducción del gasto público o un aumento en impuestos. Pero puede resultar insuficiente si no se ataca la raíz del problema: la expansión descontrolada del crédito inducida por la excesiva entrada de capitales a la economía. Lo que se requiere en este caso es de un manejo de la cuenta de capitales contra cíclico y de medidas precautorias en el sector financiero. En la fase expansiva se debiera aumentar los coeficientes de capital requeridos a los bancos, así como las provisiones para enfrentar créditos fallidos. 22 De hecho el crecimiento del crédito al sector privado en el primer trimestre de 2011 (en comparación al primer trimestre de 2010) en América Latina fue de 24.7% (con Argentina con un crecimiento de 62%, Uruguay de 45% y Brasil de 18%). 27 Los controles de capitales también deben ser un instrumento que debería ser considerado en este escenario. La discusión reciente de estos temas siempre concluye con la necesidad de implementar “medidas macroprudenciales”, pero el grado de implementación o especificidad de estas medidas todavía es claramente insuficiente. Brasil ha mostrado ser el más activo en aplicar estas políticas ya que en 2010 aplicó impuestos a los flujos de capitales y requerimientos más exigentes en los coeficientes de capital (Uruguay, Perú y Colombia también han tomado medidas similares). Este riesgo puede hacerse más agudo para los países exportadores de commodities. Sus precios están en sus más altos niveles, situación en la cual la demanda de China y de otros países del Asia juega un rol importante (ver Gráfico 3). Si los anormalmente altos ingresos que genera la exportación de commodities no son neutralizados vía aumento de reservas o ahorro en fondos soberanos, los desequilibrios macroeconómicos tenderán a exacerbarse. La experiencia de Chile y su Fondo Soberano está induciendo a otros países en la región a adoptarlos. Brasil en 2010 comenzó a operar su Fondo Soberano equivalente, mientras que en Colombia se aprobó en junio de 2011 un camino similar dada las elevadas exportaciones en recursos naturales que posee el país. En suma, la macroeconomía de la post-crisis para América Latina requerirá de una ampliación en el número de instrumentos para así lograr estabilizar sus economías sin comprometer sus tasas de crecimiento económico en el futuro. Un tipo de cambio flexible ayuda pero no es suficiente. Dentro de esos instrumentos adicionales, el manejo contra cíclico de la cuenta de capitales debería jugar un rol fundamental, incluyendo instrumentos tan heterodoxos como los que permiten controlar la entrada de capitales en los períodos de boom. El constante monitoreo, supervisión y aplicación de medidas precautorias en los mercados financieros también se constituye en una herramienta esencial con el fin de evitar los descalabros financieros que experimentaron las economías avanzadas y que hoy en América Latina muestran ya los primeros signos de un boom crediticio. El desarrollo de Fondos Soberanos donde se ahorre parte de los ingresos extra 28 generados por precios de commodities anormalmente altos es un instrumento también esencial para la estabilidad macroeconómica de los países cuyas exportaciones están fuertemente concentradas en recursos naturales, como es el caso de la mayor parte de las economías de América del Sur. Por otra parte una efectiva regulación doméstica y across-the-border del crédito bancario y extra-bancario, así como medidas prudenciales para evitar el sobre-endeudamiento y el boom en el precio de los activos es una tarea en pleno desarrollo en América Latina. Las crisis financieras actuales de Irlanda, España, Portugal y Grecia confirman más allá de cualquier duda, las negativas consecuencias de una carencia de una regulación adecuada de los flujos financieros y del endeudamiento de empresas y hogares. 2. Eliminar la excesiva rigidez y segmentación en el mercado laboral y mantener la flexibilidad cambiaria constituyen requisitos para mantener la competitividad sin comprometer el crecimiento en América Latina. Convertir un tipo de cambio fijo en un elemento esencial de una integración de las economías, como lo fue la decisión al crear la zona del euro, ha introducido una rigidez excesiva al proceso de ajuste de economías sujetas a shocks financieros externos o domésticos como es el caso de las economías de la periferia de Europa. En esas situaciones, la devaluación del tipo de cambio no es una alternativa disponible para recuperar la competitividad. Por lo tanto, todo el ajuste debe llevarse adelante reduciendo salarios reales, gasto público y privado, o subiendo impuestos. Las dificultades políticas y prácticas de lograr resultados tangibles y rápidos por esta vía, que estabilicen estas economías y les permitan recuperar competitividad, han sido obvias en las experiencias de Grecia, España, Portugal, Irlanda durante la actual crisis, como se describió en una sección anterior de este trabajo. La implementación de tipos de cambio fijos tampoco ha sido positiva para los países de América Latina que pegaron sus monedas al dólar. La crisis financiera en los 80s para un vasto número de países de la región, así como en 29 1994 la crisis mexicana y en 2001 la crisis argentina fueron agravadas por la excesiva rigidez en la política cambiaria. En la actualidad, los 7 países de América Latina que disfrutan de una renta media cuentan con una política cambiaria flexible que se combina con metas de inflación (solo Argentina no cuenta con metas de inflación). Esta política ha permitido que el alza en el nivel de precios se haya mantenido bajo control desde su implementación a mediados de los 90s. El otro mercado cuya rigidez y segmentación agrava los problemas de competitividad tanto de las economías desarrolladas como de las de ingreso medio es el mercado laboral. En los casos estudiados en este documento se observaron claros impactos en economías como las de España y Portugal a consecuencia de un mercado laboral excesivamente rígido y regulado. Un primer fenómeno observado es el de un movimiento autónomo hacia arriba en los salarios, independiente del ciclo económico. Esta tendencia es empujada por aquel segmento de trabajadores altamente organizado que tienen de facto empleo garantizado debido al alto costo de despido, y a la capacidad de disrupción por parte de los sindicatos que las representan. Esta tendencia es claramente observada en las economías periféricas en Europa. El ajuste en estos casos se produce a través del despido masivo en el segmento de trabajadores no sindicalizados y que tienen contratos de trabajo temporales. El caso de España con un desempleo por encima del 20% es un ejemplo evidente. ¿Qué sucede con los mercados laborales en América Latina? Parece haber un consenso bastante general de que el funcionamiento del mercado del trabajo dista del óptimo para generar empleo en calidad y cantidad23. A grandes rasgos, hay cinco componentes que caracterizan los mercados laborales de la región24: i) alta regulación en el mercado laboral, ii) bajos niveles de calificaciones en la fuerza de trabajo, iii) alta rotación laboral, iv) sindicatos débiles, con escasa representatividad entre los trabajadores, y v) elevados niveles de informalidad que segmentan el trabajo en formales/informales. Modificaciones en uno de estos 23 24 Véase Pablo Egaña y Alejandro Micco (2011) y Patricio Meller (2009). Ben Ross Schneider and Sebastián Karcher (2008). 30 componentes aisladamente puede exacerbar el impacto negativo en otros componentes. Ello queda claro, por ejemplo, en el hecho que una mayor regulación del empleo formal puede traducirse en mayores costos ligados a la contratación y al despido, lo que a su vez incentiva a aumentar la rotación laboral y la informalidad. Chile ha intentado hacer una reforma estructural en orden a contar con un mercado laboral menos segmentado y rígido 25. En el marco de esa reforma se ha introducido un subsidio a la contratación de jóvenes para incentivar la empleabilidad de este grupo. Se ha incluido un mejoramiento del seguro de cesantía (incluir a más trabajadores en este y aumentar el financiamiento y acceso al Fondo Solidario), y también una mejora en la intermediación laboral mediante la creación de la bolsa nacional de empleo. La reforma laboral reciente en Chile ha considerado también incentivos para una mayor participación de la mujer en el mercado laboral a través de una inversión masiva en salas cunas y de un subsidio para la contratación y para las contribuciones en seguridad social de las mujeres de los estratos más pobres. No obstante, estas medidas reflejan que hay un largo trecho aun por recorrer para evitar la segmentación del mercado laboral. Un mercado de trabajo menos rígido y menos segmentado permitiría ajustes de la economía más rápidos y con menos impacto negativo en el empleo. Ello supone reformas que lleven a una convergencia en el tipo de contratos de trabajo, con menor costo de despido pero con mayor y mejor cobertura del seguro de desempleo y de planes de salud y pensiones que apuntan a una cobertura de carácter universal. A juzgar por la experiencia de los países avanzados examinados anteriormente, el pronóstico respecto de la viabilidad política y social de llevar adelante estas reformas flexibilizadoras del mercado laboral no son altas, a menos 25 Para ello, en agosto de 2007 se creó el Consejo Asesor Presidencial Trabajo y Equidad con la misión de entregar propuestas en trabajo, salarios, competitividad y equidad social. En 2008, el informe final del Consejo orientó en tres principios sus propuestas: i) pro-empleabilidad y proempleo, ii) pro-capacitación y pro-productividad, iii) pro-meritocracia. En el ámbito del mercado laboral, hubo propuestas en empleabilidad y desempleo como capacitación laboral, seguro de cesantía, intermediación laboral, mujeres y mercado laboral y salario mínimo. Asimismo, también se intentó perfeccionar la institucionalidad laboral con propuestas en negociación colectiva y la creación de un Consejo de Dialogo Económico Social. 31 que una conciencia colectiva de “crisis nacional” empuje a los distintos actores a concordar una agenda de transformaciones que incluya al mercado de trabajo. 3. Es imposible para América Latina mantenerse competitivos en los mercados globales si no se invierte masivamente en mejorar la calidad de los recursos humanos y en aumentar la capacidad de innovación en la economía Los casos más exitosos entre los países antes analizados, como Finlandia y Corea, son los que invirtieron más tempranamente en mejorar la cobertura y calidad de la educación en todos sus niveles. Estos dos países, además de Irlanda, son también los que crearon más exitosamente instituciones públicas y privadas con el objeto de inducir una mayor capacidad de innovación en sus economías. Los Cuadros 15 y 13 ilustran el argumento al comparar los rankings en calidad de la educación y en el gasto en investigación y desarrollo, para esos países desarrollados con las economías de América Latina. Los índices que se muestran en los dos Cuadros anteriores confirman las enormes brechas que todavía separan a las economías avanzadas respecto de las economías de América Latina. La existencia de estas brechas y la dificultad para cerrarlas es uno de los factores que pueden hacer caer a los países de América Latina en la llamada “trampa de los países de ingreso medio”. En efecto, el paso hacia una economía de la innovación requerirá de una fuerza laboral altamente calificada y de un constante y creciente gasto en innovación y desarrollo. Estos son asuntos centrales en la agenda futura para América Latina. Respecto de innovación tecnológica, sin embargo, hay algunos ejemplos destacables. Así por ejemplo la política industrial de Brasil (a través de su Banco Estatal -BNDES- con instrumentos estatales como créditos subsidiados) es un tipo de intervención pro innovación que ha sido generalmente exitosa. Chile intenta, por su parte, desarrollar ocho clústeres en sectores con alto potencial de crecimiento exportador. Asimismo, el intento de upgrade tecnológico de las exportaciones de Uruguay, a través de la promoción de alianzas públicas-privadas en sectores de alto desarrollo tecnológico como la industria de la informática y de la biotecnología revela un paso gradual hacia una mayor capacidad de innovación 32 en ese país. Costa Rica ha tenido un gran éxito al atraer la instalación de plantas tecnológicas de frontera como Intel, lo que a su vez ha hecho surgir un clúster de industrias nacionales a su alrededor y ha inducido un salto en calidad de sus ingenieros mediante convenios con las universidades costarricenses. En materia de capital humano, los sistemas de educación de América Latina están rankeados en posiciones muy rezagadas respecto a países de similar ingreso per cápita, y a considerable distancia de los países desarrollados que lideran las evaluaciones internacionales como se muestra en el Cuadro 15. A nivel de educación superior, esto se mantiene inalterado lo que remarca la calidad deficiente de la educación en la región. En general, en niveles primarios y secundarios se da una correlación muy fuerte y estrecha entre el nivel socioeconómico del estudiante y sus resultados escolares, lo que refleja la reproducción de la desigualdad que experimenta la región. Asimismo, ante el creciente gasto público y el escaso avance en la mejora de la calidad, se estimuló en varios países de América Latina al sector privado como proveedor de servicios educacionales, en aras de mejorar la competencia y calidad del sistema. En Chile, por ejemplo, la promesa de mejora de calidad tras la reforma de 1981 en que cada padre puede escoger entre colegios públicos, privados subvencionados y privados pagados aunque mostró avances, no trajo los resultados esperados. Las protestas sociales en 2006 y nuevamente en 2011, da cuenta que se requiere una transformación estructural en el sistema. A la vez, Brasil y otros países de la región han intentado también estimular la demanda por educación con los programas de transferencia condicionada. Estos les entregan un incentivo monetario a las familias más pobres condicionado a que sus hijos asistan a la escuela. Los resultados han sido positivos pero insuficientes en cuanto a mejoramiento de calidad. En niveles de educación superior, el panorama es similar. Se observa un fuerte aumento en la cobertura pero subsisten severos problemas de calidad, relevancia y un costo cada vez mayor26. 26 Para una mayor profundidad en este tema, véase Cristian Cox y Simón Schwartzman (2009). 33 A la par de los problemas en los niveles primario, secundario y terciario, es que muchos estudiantes desertan del sistema con lo que pasan a constituir lo que se ha llamado jóvenes “ninis” (no estudian ni trabajan). En América Latina, esta cifra bordea el 14% mientras que en las economías avanzadas es de 12% lo que supone un esfuerzo adicional para incorporar y/o capacitar a este grupo de excluidos del sistema educacional y laboral. 4. Sin diversificación de exportaciones, América Latina no sale de la trampa de ingreso medio. Una lección importante en la transición de los países más exitosos hacia niveles altos de ingresos, es que mientras más temprano fue su apertura y diversificación exportadora, más rápido fue su crecimiento, como lo muestran los casos de Finlandia y de otros países escandinavos, y también de Irlanda antes de su actual crisis financiera. América Latina, por otra parte, presenta un escenario heterogéneo en términos de apertura comercial y diversificación de exportaciones. Así, las exportaciones de bienes y servicios de Argentina dan cuenta de 22% del PIB en 2009, mientras que en el mismo año esta cifra para Chile es de 43%. Otros dos países intensivos en recursos naturales como Colombia y Perú muestran cifras de 16% y 25%, respectivamente, lo que muestra que independiente de la canasta exportadora, la apertura en la región es baja aún relativa a economías como las de Finlandia, Corea e Irlanda como muestra el Cuadro 16. En cuanto al contenido de las exportaciones de bienes, los países intensivos en recursos naturales concentran todavía sus canastas en estos productos dejando poco espacio a las manufacturas, exponiéndose a los vaivenes en los precios mundiales de los commodities. Por otra parte, Argentina, Brasil y México tienen un mix más balanceado de productos exportados pero en el caso mexicano ello se contrapesa con la excesiva dependencia respecto del mercado de Estados Unidos y la amenaza creciente de la manufactura china que le hace perder presencia en los mercados globales. En todo caso, para todos los países 34 avanzados de nuestra muestra la exportación de manufacturas representa más del 70% del total exportado, más del doble de lo observado para América Latina, con excepción de México. Aún más importante, el bajo contenido tecnológico de las exportaciones revela las deficiencias de la apertura de América Latina. El país más abierto en términos de exportaciones, Chile, presenta una canasta en 2009 donde 85% de sus exportaciones son productos primarios. Si este análisis lo hacemos examinando la intensidad tecnológica de las exportaciones chilenas, tendremos que sólo un 9% es manufactura de baja, media y alta tecnología 27. Ante ello, una apertura debería ser complementada en Chile como en el resto de América Latina con un gradual paso hacia una diversificación exportadora. Por otra parte, el proceso de apertura de América Latina ha ido de la mano de un intento de integración dentro de la región mediante acuerdos comerciales y tratados de integración. Este proceso simultaneo ha redundado en una caída de los aranceles pero en un escaso aumento en el flujo comercial intra región y también hacia el resto del mundo (el comercio intrarregional era de 12% en 2008 como muestra el Cuadro 18). Uno de los factores que explican el escaso dinamismo exportador es que hay altos costos de transporte. Inclusive éstos son más altos que los aranceles de cada país. Colombia es un claro ejemplo de esto: cuesta menos embarcar un container de Shangai a Cartagena que de Cartagena a Bogotá. Ello se debe en buena medida a la pobre infraestructura del país como al alto proteccionismo con que todavía cuentan las empresas28. Una de las medidas para reducir el costo de transporte es la iniciativa de integración regional sudamericana (IIRSA) que fue establecida en 2000 por los 12 países que conforman América del Sur con el objetivo de desarrollar la infraestructura de la región. No obstante, el desarrollo de IIRSA ha sido casi nulo con lo que la infraestructura seguirá siendo una restricción al crecimiento tanto en su volumen como en su volumen exportado. 27 Elaboración propia en base a World Trade Integrated Solution (WITS). Veáse la columna de Alejandro Gaviria en Financial Times "Changing Colombia, part 1: from Tibet to Civet”. 28 35 En ambos aspectos, diversificación de exportaciones e integración de las economías de la región, América Latina tiene mucho que aprender de los países europeos a que hemos hecho referencia en este trabajo. 5. La capacidad de construir acuerdos transversales para llevar adelante las transformaciones hacia economías avanzadas es otro serio déficit de América Latina. Hemos ilustrado anteriormente cómo en momentos de una profunda crisis económica y social, países como Finlandia, Corea e Irlanda lograron instalar instancias de negociación transversal que resultaron en amplios acuerdos no sólo para enfrentar la crisis sino, adicionalmente, para hacer las transformaciones que sus economías requerían para iniciar lo que fue el buen boom de alto crecimiento económico con dinamismo exportador y con una fuerte caída en la inflación y el desempleo. Irlanda logró este objetivo a partir de fines de los 80s a través de los Social Partnership Agreements, renovados cada tres años. Finlandia avanzó en acuerdos políticos transversales en la primera mitad de los 1990s para enfrentar el colapso de su principal mercado, el de la Unión Soviética y el sobrecalentamiento de su economía en la fase previa. Corea logró acuerdos con empresarios y trabajadores para enfrentar la crisis asiática de fines de los 90s. Ellos implicaron más apertura de la economía, moderación en los ajustes salariales y una extensión significativa de las redes de protección social hasta entonces de escasa cobertura en Corea. Como contraste, en los países de América Latina ha habido históricamente una enorme dificultad para construir acuerdos políticos transversales. A menudo ha prevalecido una política de fuerte confrontación. Ello refuerza la idea que el desafío más complejo a futuro para los países de América Latina será construir consensos para moverse hacia economías más eficientes y competitivas. La experiencia comparativa a que se ha aludido anteriormente en este trabajo señala que el terreno para negociar acuerdos transformadores de una economía se ve, paradojalmente, facilitado cuando hay 36 una percepción generalizada en la sociedad y en el mundo político de una crisis que se ha convertido en un “juego de suma negativa”: es decir cuando todos pierden al no contribuir a salir de ella. El problema es mucho más complejo cuando la situación es la inversa, es decir cuando la percepción más común es la de un cierto bienestar asociado a una economía que sortea exitosamente una crisis financiera y crece a tasas más que razonables. Acuerdos para llevar adelante las transformaciones necesarias para prolongar, con estabilidad en el tiempo, el boom y evitar el bust son más difíciles y menos frecuentes que después de ocurrido el bust, es decir posteriores al desplome de la economía por los desequilibrios acumulados en la fase de rápida expansión. Sin embargo sortear con éxito la mitad del camino que falta a las economías de América Latina para convertirse en economías avanzadas, supone una fase más compleja de reformas ininterrumpidas de carácter microeconómicas y de aquellas que mejoren constantemente la calidad de sus recursos humanos, de sus decisiones de inversión y de su capacidad de agregar valor y diversificar lo que se produce para competir internacionalmente. El problema es que toda reforma supone costos para unos u otros, particularmente para los que potencialmente pierden ingreso, poder o estatus como consecuencia de los cambios en la estructura de la economía. Cómo se compartirán esos costos es el tema subyacente en la negociación de acuerdos transversales. La experiencia reciente de los países de la llamada periferia de Europa es diversa en cuanto a la capacidad de construir acuerdos para enfrentar la crisis y la postcrisis. En Irlanda y Portugal la falta de acuerdos para enfrentar la crisis actual llevó a la caída de sus gobiernos. En los países bálticos, en cambio, los gobernantes que llevaron adelante el ajuste a tiempo, son reelectos con un respaldo masivo. Se trata de gobiernos que implementan profundas transformaciones estructurales con un alto costo social que son respaldadas por 37 una clara mayoría que comprende que el éxito futuro de sus países depende de los beneficios necesarios en el presente. Entender mejor cuándo el segundo desenlace se hace más probable que el primero, es un desafío clave para que los países de América Latina no sólo eviten caer en la trampa de ingreso medio, sino continúen en una senda de crecimiento acelerado. La calidad de la política y la capacidad de construir acuerdos ayudarán sin duda a un exitoso segundo desenlace. 6. La restricción principal de América Latina para transitar a economías avanzadas: la desigual distribución de ingresos y oportunidades Aunque no se ha tratado explícitamente en las secciones anteriores, el alto grado de cohesión social que exhiben las economías de Finlandia, Corea, Irlanda, España y Portugal es lo que les ha permitido enfrentar fases de expansión y de retrocesos sin abandonar la línea gruesa de sus estrategias para convertirse en economías avanzadas. Un modo indirecto de medir la cohesión social es a través del índice de Gini29, que mide el grado de concentración de los ingresos en una economía. Un valor más bajo en el índice de Gini refleja una menor concentración y, por lo tanto, una distribución más igualitaria de ingresos y oportunidades. Ello normalmente tiene como consecuencia una mayor cohesión social que a su vez induce una mejor base política para emprender las transformaciones requeridas para convertirse en países de altos ingresos. En el Cuadro 19 se indican los índices de Gini para las economías avanzadas incluidas en este estudio, y para las economías de América Latina. La conclusión es obvia: la desigualdad de ingresos en América Latina es sustancialmente mayor que la de cualquier otro país en nuestra muestra. Este es un factor crítico para explicar la inestabilidad política en muchos países de la región. 29 Véáse William Easterly et al. (2006). 38 ¿Qué explica esta persistente desigualdad de ingresos en los hogares de la región? Más allá de un patrón histórico de desigualdad que ha sido característico de América Latina30, hay tres factores principales que explican esta mala distribución31. Un primer factor es el desigual ingreso que obtienen las personas a través de su trabajo lo que a su vez guarda una estrecha relación con las desigualdades en la calidad de la educación y en una fuerte segmentación de los mercados laborales. Un segundo factor se explica por las diferencias en la empleabilidad de los distintos miembros del hogar en los estratos de bajos ingresos comparado con el resto. Por último, el tercer factor es el rol de la política pública la que puede afectar directamente la distribución de ingresos mediante el sistema tributario, y de forma indirecta mediante servicios sociales y programas de desarrollo social que afecten la formación de capacidades de los hogares en el mediano y largo plazo. Estos tres factores se refuerzan para hacer entendible el magro resultado en la reducción de la desigualdad de ingresos tras más de 30 años de reformas en América Latina. La lección a extraer debería consistir en desarrollar una agenda que incorpore estos tres ejes y que comprenda sus complementariedades. Ese enfoque integrado es el que puede tener un efecto poderoso en una mayor estabilidad política, cohesión social y en la sostenibilidad de las tasas de crecimiento económico. En efecto, la baja desigualdad en las 5 economías avanzadas incluídas en este estudio no se debe meramente a un bajo Gini en los ingresos de mercado; ello responde también a una política de empleabilidad y educación de alta calidad que se complementa con un sistema tributario progresivo. El resultado final es un Gini muy bajo en comparación a los países de América Latina. En el caso del componente de los ingresos generados en el mercado, hay un estrecho correlato de estos con la educación. Como describimos previamente, los sistemas educativos de América Latina han aumentado gradualmente la 30 Véase Stanley Engerman and Kenneth Sokoloff (1997); Daron Acemoglu et al. (2002); y Jeffrey Williamson (2009). 31 Osvaldo Larrañaga (2007). 39 cobertura y también el gasto público en educación, pero con escasos avances en calidad. De hecho, ni los mejores alumnos en las pruebas de aprendizaje alcanzan un lugar de avanzada en las pruebas internacionales lo que refleja las deficiencias del sistema educativo. Ello se refuerza con el hecho que acceder a la educación superior en América Latina posibilita un retorno en salario que en promedio es de 3 a 5 veces más que un estudiante con nivel secundario. Esta gran brecha salarial refleja un mercado del trabajo segmentado, con oferta laboral abundante en puestos de baja calificación y con productividad precaria. Por otra parte, hoy en América Latina hay una masa amplia de jóvenes que desertan del sistema escolar y que tampoco trabajan, con lo que pasan a ser una fuerza de trabajo de reserva con bajísimo nivel de capital humano (Ver Cuadro 20). Cambiar los retornos salariales de mercado ciertamente no ocurre como un proceso automático ni inmediato. El rol de la política pública debería apuntar con firmeza a una reforma que mejore la calidad de la educación. Ya se ilustró anteriormente las enormes brechas de calidad entre nuestras economías avanzadas y las de América Latina (ver Cuadro 15). Ello ha de ser complementado con una activa pero efectiva capacitación de los trabajadores y un potente programa de reinserción para aquellos que desertan del mercado educacional y laboral. En cuanto al segundo factor determinante de la desigualdad, es imprescindible una intervención para afectar la condición de empleabilidad de los miembros de los hogares pobres, como de los núcleos secundarios que corresponden típicamente a los jóvenes que pertenecen a ese mismo estrato socioeconómico. Velasco32 muestra las tasas de empleo por decil de ingreso para México, Uruguay, Argentina, Brasil y Chile (ver Gráfico 4). En el decil más pobre, Chile muestra solo un 30% de tasa de ocupación (empleados sobre fuerza laboral). Brasil y Argentina también presentan una baja tasa de empleo en los deciles más pobres en comparación a sus deciles más ricos donde alcanza cifras sobre 65%. Asimismo, las tasas de ocupación varían considerablemente 32 Andrés Velasco (2011). 40 dependiendo de grupo de edad y del sexo en cada decil de ingresos (ver Cuadro 21 y 22 para el caso de Chile)33. Por lo tanto, atacar el problema de empleabilidad de jóvenes de estratos bajos y medios y de mujeres se convierte en un pilar central de una política efectiva de redistribución de ingresos y oportunidades en América Latina. Desde el punto de vista institucional, los mercados laborales en América Latina se caracterizan por una alta regulación, con bajos niveles de calificación de la fuerza de trabajo, una alta rotación laboral, sindicatos débiles, y con elevados niveles de informalidad en los empleos. Por ello, cualquier cambio al mercado laboral se verá enfrentado a dos políticas pasivas sumamente arraigadas en América Latina: una indemnización al despido según años de servicio y un ineficaz seguro de desempleo. En el caso de la indemnización por años de servicio, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, México y Venezuela son países que aplican este instrumento cuyas características centrales se basan en que los montos a pagar dependen de la antigüedad en el empleo, del salario previo y de estar bajo contrato indefinido. En el caso del seguro de desempleo, Argentina, Brasil, Chile y Uruguay cuentan con seguros de baja cobertura y baja tasa de reemplazo34. Ciertamente, una vía de reducir la desigualdad es provocar cambios estructurales en el mercado laboral incluyendo los sistemas de indemnización y los seguros de desempleo. Por otra parte, dado el alto número de contratos temporales y la alta rotación laboral que frena la capacitación, es que debe tenderse hacia contratos únicos de trabajo. Asimismo, una política que fomente la entrada al mercado de trabajo de mujeres y jóvenes sin duda que reducirá la desigualdad de ingresos en la región. 33 Para el caso del tramo de edad que va de 25 a 34 años, en el caso de Chile se tiene que en el decil más pobre hay una tasa de empleo de solo un 25%. En el decil más rico, la empleabilidad para los jóvenes alcanza una cifra de 85%. En el caso de las mujeres, en este mismo tramo de edad hay una tasa de empleo de 18% en el decil más pobre, comparado a una tasa de 80% en el decil más rico. 34 En 2008, la cobertura del seguro de desempleo era de 12% en Argentina, 7% en Brasil, 20% en Chile y 19% en Uruguay. 41 En cuanto al pilar de la política pública vía sistema tributario con el objeto de reducir la desigualdad, los resultados en América Latina no son satisfactorios. De forma comparada, el Cuadro 23 muestra como en Europa cambia drásticamente el índice Gini tras la aplicación de impuestos. Goñi, López y Servén35 analizan la redistribución fiscal y la desigualdad de ingresos en América Latina. Ellos comparan sus resultados con lo que sucede en países de Europa como los incluidos en este trabajo y llegan a tres conclusiones: i) las diferencias en la desigualdad de ingresos antes de impuestos y transferencias entre América Latina y las economías avanzadas en Europa son mucho menores que luego de aplicar impuestos y transferencias, ii) la razón clave de esto es que en contraste a lo que sucede con las economías europeas, en la mayoría de los países de América Latina el sistema fiscal es de poco eficaz para reducir la desigualdad de ingreso, y iii) en los países donde la redistribución de ingresos es significativa, esta es alcanzada mayoritariamente a través de transferencias monetarias directas antes que impuestos, y a través de una activa política de protección social como en el caso de Chile, más que por la vía tributaria. En síntesis, una agenda integral pro inclusión social que incorpore los tres componentes aquí mencionados debería tener un potente efecto en la reducción de la desigualdad. Este factor será determinante para la estabilidad política y social requerida por América Latina para convertirse en las dos próximas décadas en economías avanzadas. En esta área, como en otras, la experiencia de países desarrollados como Finlandia, Irlanda, Corea, España y Portugal incluidos en este estudio comparado, puede ser de gran utilidad para los países latinoamericanos. 35 Edwin Goñi et al (2008). 42 V. REFERENCIAS Abreu, Orlando (2006). “Portugal's boom and bust: lessons for euro newcomers”. ECFIN Country Focus, Volume 3, Issue 16. Acemoglu, Daron, Johnson, Simon and Robinson, James (2002). “Reversal Of Fortune: Geography And Institutions In The Making Of The Modern World Income Distribution”. The Quarterly Journal of Economics, MIT Press, vol. 117(4), pages 1231-1294, November. 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APENDICE Cuadro 1 Indicadores Macroeconómicos América Latina 2003-2007 (promedio anual) Crecimiento PIB (%) Balance Fiscal (% del PIB) América Latina 5.5 -0.7 Argentina 8.8 -2.5 Brasil 4.0 Chile Deuda Pública Bruta (% del PIB) Inflación (%) Cuenta Corriente (% del PIB) 55.3 5.3 0.7 98.3 8.1 3.2 -3.5 69.3 6.0 1.1 4.9 4.5 8.1 3.5 2.4 Colombia 5.5 -1.0 39.3 5.4 -1.5 Perú 3.4 -1.5 40.6 4.1 -0.7 México 6.5 0.4 32.0 2.4 0.9 Uruguay 5.1 -1.1 81.2 7.5 -0.7 Fuente: World Economic Outlook Database, IMF, April 2011 Cuadro 2 Indicadores Macroeconómicos América Latina 2010 Crecimiento PIB (%) Balance Fiscal (% del PIB) América Latina 7.0 -2.0 Argentina 9.2 Brasil 7.5 Chile Deuda Pública Bruta (% del PIB) Inflación (%) Cuenta Corriente (% del PIB) 40.2 5.2 -0.6 -1.7 47.8 10.9 0.9 -2.9 66.1 5.9 -2.3 5.3 -0.4 8.8 3.0 1.9 Colombia 4.3 -2.8 36.5 3.2 -3.1 Perú 5.5 -4.1 42.7 4.4 -0.5 México 8.8 -0.6 24.3 2.1 -1.5 Uruguay 8.5 -1.2 55.3 6.9 0.5 Fuente: World Economic Outlook Database, IMF, April 2011 Cuadro 3 PIB per cápita PPP (dólares) 2008 Argentina 14413 Brasil 10528 Chile 14604 Colombia 9085 México 14557 Perú 8606 Uruguay 12696 Fuente: World Economic Outlook Database, IMF, April 2011 51 Cuadro 4 Tasas de crecimiento del PIB per cápita (%) 2011(e) 2012(e) 2013(e) 2014(e) 2015(e) 2016(e) 2016‒2031(e) 2009 2010 Argentina -0.1 8.1 5.0 3.6 3.3 3.1 3.1 3.1 5.0 Brasil -1.6 6.5 3.6 3.3 3.3 3.4 4.2 4.2 5.0 Chile -3.0 4.0 4.6 3.7 3.2 3.5 3.4 3.4 5.0 Colombia 0.3 3.1 3.4 3.3 3.2 3.3 3.3 3.3 5.0 México -6.9 4.5 3.6 3.0 2.3 2.2 2.2 2.2 5.0 Perú -0.7 7.1 5.9 4.2 4.1 4.1 4.1 4.1 5.0 Uruguay 2.2 8.1 4.6 3.8 3.7 3.7 3.7 3.6 5.0 Fuente: World Economic Outlook Database, IMF, April 2011 e: estimado Cuadro 5 PIB per cápita PPP (dólares constantes del año 2008), escenario base PIB per Capita PPP Año Argentina 23285 2020 Brasil 23390 2027 Chile 23267 2021 Colombia 23687 2031 México 23227 2023 Perú 23496 2030 Uruguay 23581 2022 Fuente: elaboración propia en base a World Economic Outlook, IMF, April 2011 Cuadro 6 Transiciones de ingreso medio a ingreso alto País Fase de crecimiento a la transición Ingreso Per Cápita PPP al comienzo y al final del período Tiempo Total en Años Finlandia 1972-1988 15074 23757 16 Corea 1994-2004 15908 23854 10 Irlanda 1987-1995 15402 22928 8 España 1973-1996 15368 23375 23 Portugal 1988-2007 15374 23120 19 Fuente: elaboración propia en base a World Economic Outlook, IMF, April 2011 52 Cuadro 7 Indicadores Económicos de Finlandia Indicadores Económicos Periodo Indicadores de Comercio Indicadores Macroeconómicos PIB per cápita PPP (dólares 2008) Crecimiento PIB (%) Balance Fiscal (% PIB) Deuda Pública Bruta (% PIB) Cuenta Corriente (% PIB) Inflación (%) Exportaciones (% PIB) 1960: 9236 5.2 1960: 4.5 1960: 16.9 1960: -0.9 1961-1970: 5.9 1960: 21.1 1970: 4.9 1970: 15.9 1970: -2.4 3.5 4.1 12.0 -2.3 9.1 26.3 -3.4 -6.1 32.9 -3.8 1.3 26.5 3.4 1.9 60.0 5.1 1.7 40.1 1945‒1970 1970: 14200 1970: 14200 1970: 24.2 1970‒1990 1990: 25363 1991: 23646 1991‒1993 1993: 22322 1994: 23015 1994‒2008 2008: 36194 2009 2009: 33131 -8.0 -3.0 75.2 1.3 0.9 37.4 2010- 2010: 33771 2.4 4.7 88.7 1.4 1.3 40.1 Fuente: elaboración propia en base a World Development Indicator, World Bank y World Economic Outlook, IMF, April 2011 53 Cuadro 8 Indicadores Económicos de Corea Indicadores Económicos Periodo Indicadores de Comercio Indicadores Macroeconómicos PIB per cápita PPP (dólares 2008) Crecimiento PIB (%) Balance Fiscal (% PIB) Deuda Pública Bruta (% PIB) Cuenta Corriente (% del PIB) Inflación (%) Exportaciones (% del PIB) 1962: 1704 8.0 1975-1997: -1.0 1980-1997: 13.4 1975-1997: -1.4 14.1 24.4 1998: 16867 -6.9 0.9 14.3 11.3 5.8 44.3 1999: 18336 5.3 2.3 22.9 1.8 2.4 39.5 1962‒1997 1997: 18239 1998 1999‒2008 2008: 26875 1999: 37.2 2008: 53.0 2009: 26850 0.2 0.0 32.6 5.2 3.4 49.9 2010: 28389 6.1 1.4 32.1 2.6 2.2 54.8 2009 2010 Fuente: elaboración propia en base a World Development Indicator, World Bank y World Economic Outlook, IMF, April 2011 54 Cuadro 9 Indicadores Económicos de Irlanda Indicadores Económicos Periodo 1960‒1973 Indicadores de Comercio Indicadores Macroeconómicos PIB per cápita PPP (dólares 2008) Crecimiento PIB (%) Balance Fiscal (% PIB) Deuda Pública Bruta (% PIB) Cuenta Corriente (% del PIB) Inflación (%) Exportaciones (% del PIB) 1960: 6971 4.4 -3.5 41.4 -2.5 7.2 33.0 3.6 -9.8 73.9 -7.9 12.6 45.9 6.8 -1.4 81.3 1.1 3.4 70.9 6.0 1.5 30.4 -1.9 3.5 87.8 -5.6 -11.0 55.0 -4.1 -4.0 94.5 -0.3 -34.0 93.7 -2.7 -1.9 101.9 1973: 10855 1973‒1986 1973: 10855 1987: 15300 1987‒2000 1987: 15300 2000: 34157 2000‒2007 2000: 34157 2007: 43825 2008‒2009 2008: 41850 2009: 38355 2010- 2010: 38136 Fuente: elaboración propia en base a World Development Indicator, World Bank y World Economic Outlook, IMF, April 2011 55 Cuadro 10 Indicadores Económicos de España Indicadores Económicos Periodo 1950‒1975 Indicadores de Comercio Indicadores Macroeconómicos PIB per cápita PPP (dólares 2008) Crecimiento PIB (%) Balance Fiscal(% PIB) Deuda Pública Bruta (% PIB) 1950: 5144 5.7 1965-1975: 0.3 1960-1975:12.3 1960-1975: -0.5 1960-1975: 8.4 1960-1975: 10.5 1.5 -1.1 14.4 -1.9 17.1 14.1 3.0 -4.6 39.2 -1.3 8.7 18.2 1993: 22371 -1.0 -6.8 57.2 -1.1 4.5 18.2 1994: 22843 3.5 -1.8 53.6 -4.1 3.6 25.9 Cuenta Corriente Inflación (%) (% PIB) Exportaciones (% del PIB) 1975: 16375 1975‒1981 1975: 16375 1981: 16961 1982‒1992 1982: 17081 1992: 22675 1993 1994‒2008 2008: 31674 2009 2009: 30054 -3.7 -11.2 53.1 -5.5 0.6 23.4 2010 2010: 29825 -0.4 -9.2 63.5 -5.2 0.0 26.0 Fuente: elaboración propia en base a World Development Indicator, World Bank y World Economic Outlook, IMF, April 2011 56 Cuadro 11 Indicadores Económicos de Portugal Indicadores Económicos PIB per cápita PPP (dólares 2008) Periodo 1950‒1974 1975‒1985 1986‒1991 1992‒1995 1996‒2001 2002‒2008 1950: 3207 Indicadores de Comercio Indicadores Macroeconómicos Crecimiento PIB (%) Balance Fiscal(% PIB) Deuda Pública Bruta (% PIB) Cuenta Corriente (% del PIB) Inflación (%) Exportaciones (% del PIB) 5.5 1965-1974: 0.9 1960-1974: 1.9 1960-1974: -2.7 1960-1974: 5.0 1960-1974: 19.6 2.3 -4.4 36.7 -4.8 21.0 20.9 5.5 -5.0 58.2 0.2 12.6 28.1 1.1 -4.6 56.6 -0.6 7.4 25.4 3.8 -1.8 52.1 -7.6 3.4 27.9 0.8 -1.4 60.3 -9.6 2.8 29.6 1974: 11656 1975: 10735 1985: 13067 1986: 13609 1991: 18107 1992: 18253 1995: 18705 1996: 19328 2001: 22708 2002: 22714 2008: 23254 2009 2009: 22633 -2.6 -9.3 76.3 -10.0 0.2 27.9 2010 2010: 22866 1.1 -7.3 83.1 -10.0 0.7 30.9 Fuente: elaboración propia en base a World Development Indicator, World Bank y World Economic Outlook, IMF, April 2011 Cuadro 12 Gasto Público en Educación (% del PIB) 1970 1980 1985 2005 Corea 3.5 3.5 4.2 4.1 Irlanda 4.6 (1971) 5.8 5.4 4.7 5.7 5.1 5.2 6.3 Finlandia Fuente: elaboración propia en base a World Development Indicator, World Bank 57 Cuadro 13 Gasto Público y Privado en I+D (% del PIB) y Ranking en Innovación 2007 Ranking Innovación Finlandia 3.5 3 Irlanda 1.3 22 Portugal 1.2 32 España 1.3 46 Corea del Sur 3.2 12 Malasia 0.6 (2006) 24 Tailandia 0.2 (2006) 52 Argentina 0.5 73 Brasil 1.1 42 Chile 0.7 (2004) 0.2 43 0.4 78 0.1 (2004) 0.4 110 Colombia México Perú Uruguay 65 58 Fuente: World Development Indicator, World Bank. Ranking en Innovación de Global Competitiveness Report 2010–2011 Cuadro 14 Flujos de capital en regiones emergentes (Billones de dólares) 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 (e) América Latina 70.0 51.5 183.5 130.6 155.6 265.0 254.7 IED 47.1 26.2 65.7 92.1 59 90.3 100.6 Inversión de portafolio 5.1 2.7 15.7 -2.9 57.3 64.8 50.1 Creditos extranjeros 17.8 22.6 102.1 41.4 39.3 109.9 104 Este de Asia Emergente 220.6 259.0 314.8 107.4 377.5 499.4 484.1 IED 94.0 87.2 148.6 213.1 168.2 161.8 162.2 Inversión de portafolio 35.5 -35.7 -54.4 89.4 128.3 107.3 Créditos extranjeros 38.7 87.9 136.3 201.9 -51.3 119.9 209.3 214.6 Europa Emergente 204.0 226.4 392.8 267.4 56.1 148.4 246.6 IED 45.3 49.5 74.9 131.4 54.2 64.8 98 Inversión de portafolio Créditos extranjeros 2.7 0.7 6.2 -13.9 9 6.6 10.2 156.0 176.2 311.7 149.9 -7.1 77 138.4 Fuente: elaboración propia en base a Institute of International Finance e: estimado 58 Cuadro 15 Ranking Test Pisa 2009 y Ranking en Educación Superior y Capacitación Ranking en Matemáticas 6 Ranking en Ciencias 2 Ranking en Lectura 3 Ranking en Educación Superior y Capacitación 1 Irlanda 32 20 21 23 Portugal 33 32 27 39 España 34 36 33 31 Corea 4 6 2 15 Argentina 55 56 58 55 Brasil 57 53 53 58 Chile 49 44 44 45 Colombia 58 54 52 69 México 51 50 48 79 Perú 63 64 63 76 Uruguay 48 48 47 40 Finlandia Fuente: PISA (OECD Programme for International Student Assessment) 2009 en Ranking en Matemáticas, Ciencias y Lectura. Ranking en Educación Superior y Capacitación de The Global Competitiveness Report 2010–2011 Cuadro 16 Apertura Comercial (Exportaciones como % del PIB) 2005 2006 2007 2008 2009 Argentina 25.1 24.8 24.6 24.5 21.4 Brasil 15.1 14.4 13.4 13.7 11.1 Chile 41.3 45.8 47.2 44.8 38.1 Colombia 17.0 17.8 16.7 18.2 16.3 México 27.1 28.0 28.2 28.2 27.8 Perú 25.1 28.5 28.8 27.1 23.6 Uruguay 30.4 29.6 28.4 29.2 26.5 Corea 39.3 39.7 41.9 53.0 49.9 Irlanda 81.8 79.6 80.3 82.6 88.5 Finlandia 41.8 45.5 45.8 47.0 37.4 Portugal 27.8 31.0 32.3 32.5 28.0 España 25.7 26.3 26.9 26.5 23.4 Fuente: World Development Indicator, World Bank 59 Cuadro 17 Diversificación de las exportaciones (% del total exportado) Producto Primario 2006 Manufactura Producto Primario 2007 Manufactura Producto Primario 2008 Manufactura Producto Primario 2009 Manufactura Argentina 66.1 32.2 67.0 31.3 66.8 31.2 65.8 32.6 Brasil 47.3 50.8 49.5 47.8 52.7 44.8 58.7 39.5 Chile 86.2 10.8 86.8 10.2 83.6 12.7 85.2 11.2 Colombia 63.1 36.8 59.7 40.3 67.6 32.4 71.5 28.5 México 23.7 76.0 24.2 72.1 26.0 73.6 23.4 76.0 Perú 86.0 14.0 85.7 14.2 83.9 16.1 83.6 16.4 Uruguay 69.7 31.6 70.1 31.6 76.0 29.0 76.8 25.5 Finlandia 17.6 81.2 18.0 80.7 17.8 81.1 16.6 77.0 Irlanda 11.7 84.8 12.3 84.5 11.8 85.0 10.5 85.6 Corea 10.5 89.5 10.7 89.2 13.0 86.9 10.3 89.6 España 22.3 75.9 22.1 75.7 24.4 73.3 24.1 73.2 Portugal 18.6 73.6 18.1 74.7 20.3 71.7 21.2 71.6 Fuente: elaboración propia en base a World Development Indicator, World Bank Cuadro 18 Destino de las exportaciones en grupos regionales emergentes (% del total exportado) 2008 De América Latina a América Latina 12 Estados Unidos 40 Unión Europea 27 14 Este Asiático 10 Otros 14 De ASEAN a América Latina 2 Estados Unidos 11 Unión Europea 27 12 Este Asiático 49 Otros 26 De Este de Europa a América Latina 1 Estados Unidos 2 Unión Europea 27 79 60 Este Asiático 1 Otros 17 Fuente: Alejandro Foxley (2010) Cuadro 19 Índices de Gini Indice Gini Año Argentina 45.8 2009 Brasil 53.9 2009 Chile 52.1 2009 Colombia 58.5 2006 México 51.7 2008 Perú 48.0 2009 Uruguay 42.4 2009 Corea 31.4 2009 Irlanda 29.3 2009 Finlandia 26.8 2008 Portugal 38.5 2007 España 32 2005 Fuente: World Development Indicator, World Bank y UNCTAD Inequality Database Cuadro 20 Jóvenes de 15-24 años que no estudian ni trabajan (%) Jóvenes que no estudian ni trabajan (% del grupo de edad) Año 13.7 2009 Brasil 12 2009 Chile 15.6 2009 Colombia 15.1 2010 México 17.9 2008 Perú 11.3 2009 Uruguay 11.5 2009 Argentina Corea … Irlanda 11.8 2008 Finlandia 8.5 2008 Portugal 10.5 2008 España 15.3 2008 Fuente: Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL) y OECD 61 Cuadro 21 Tasas de ocupación por decil de ingreso según tramo de edad, Chile 2009 (%) Decil 18-24 25-34 35-54 55-65 1 11 25 35 22 2 21 46 56 37 3 32 55 62 41 4 40 65 66 47 5 42 72 71 52 6 48 75 75 54 7 49 77 79 56 8 47 80 80 66 9 41 84 84 71 10 35 85 88 7 Fuente: Andrés Velasco (2011) Cuadro 22 Tasas de ocupación femenina por decil de ingreso según tramo de edad, Chile 2009 (%) Decil 18-24 25-34 35-54 55-65 1 8 18 24 15 2 17 29 34 21 3 22 38 41 21 4 30 51 46 28 5 34 58 53 30 6 38 63 58 33 7 43 68 65 36 8 41 72 66 45 9 39 76 71 53 10 29 80 77 5 Fuente: Andrés Velasco (2011) 62 Cuadro 23 Coeficiente Gini en países de la OECD antes y después de impuestos País Coeficiente Gini con Ingreso Autónomo Coeficiente Gini con Ingreso Autónomo más Impuestos Año Australia 0.460 0.413 2003 Bélgica 0.481 0.407 1997 Canadá 0.429 0.389 2000 Dinamarca 0.419 0.377 2004 Finlandia 0.463 0.417 2004 Francia 0.485 0.467 1994 Alemania 0.473 0.423 2000 Holanda 0.372 0.328 1999 Noruega 0.403 0.364 2000 Suecia 0.447 0.410 2000 Suiza 0.392 0.390 2002 Reino Unido Estados Unidos 0.498 0.467 1999 0.481 0.437 2004 Fuente: Vincent Mahler y David Jesuit (2006) 63 Gráfico 1 Crecimiento Costo Laboral Unitario Fuente: OECD Gráfico 2 Crecimiento Productividad Total de Factores Fuente: The Conference Board Total Economy Database, Enero 2011 64 Gráfico 3 Crecimiento Trimestral Precio Commodities Fuente: elaboración propia en base a FMI Gráfico 4 Tasa de empleo por decil de ingreso (%) Fuente: Andrés Velasco (2011) 65