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Febrer 2006 Viure Sant Boi L’entrevista ‘La cultura es la única herramienta de los pobres para cambiar el mundo’ Sergio Ramos, batería de OJOS DE BRUJO y profesor de música en Can Massallera El nuevo disco de Ojos de Brujo, Techarí, sale al mercado el 20 de febrero. La banda barcelonesa de ‘flamenco fusión’ ha alcanzado en poco tiempo un gran éxito de ventas, a la vez que el reconocimiento unánime de la crítica. El público de Nueva York, Tokio, París o Montreal conoce ya la fuerza de sus directos. Y todo ello desde una postura militante de autogestión e independencia frente a las empresas discográficas y sus métodos. El batería y percusionista de los Ojos de Brujo, Sergio Ramos, es el protagonista de esta entrevista. Se encarga también de los asuntos económicos de la banda. Y en los ratos libres, estudia filosofía y da clases de música para la Escola Municipal de Música Blai Net. ¿Qué novedades ofrece el nuevo disco a vuestro público? «Colaboraciones de mucho nivel. Y como dice el tópico, es un disco más maduro. Se nota que hemos viajado. Tiene más calidad, si se me permite la inmodestia. Más profundidad, más influencias. Y es, por así decirlo, más flamenco, más funky, más jazz, más rock, más reggae... O sea, más de todo. Cuando suena el flamenco, es más flamenco. El jazz, es más jazz.» ¿El éxito dificulta hace que se resienta la independencia? «Al principio es muy fácil ser honesto; eres autosuficiente. Cuando creces, se hace más difícil relacionarse siempre con gente de mirada transparente. Uno igual no cree en los bancos, pero al final si no toquen percusión. ¿Por qué? La esencia de la música es el ritmo, lo que hay que controlar para ser un buen músico. Además el flamenco, que es nuestra base principal, es puro ritmo. La percusión (no yo, la percusión) es uno de los pilares de Ojos de Brujo.» El músico de Ojos de Brujo, en Can Massallera, donde da clases de batería y percusión cada semana quieres un piso has de ir a La Caixa y pedir un crédito. No hay más narices. Aún así, nosotros somos nuestra propia discográfica, decidimos cada movimiento y nadie nos presiona. Así podemos permitirnos, por ejemplo, hacer algo sabiendo que perderemos dinero. Se ganan otras cosas.» Hablemos de etiquetas. Urbanos, callejeros, flamencos, mestizos, autogestionarios... ¿Os definen u os molestan? «El problema es quién rellena las etiquetas y cómo. Esos adjetivos nos definen. En conjunto, expresan un revoltijo de contradicciones que ha creado un estallido de colores. Pero no pretendemos ser abanderados de nada. Preferimos la espontaneidad, que no haya fronteras, ni físicas ni mentales. Si a Colón le preguntaran: «¿Es usted el descubridor de América?» se sentiría incómodo, y diría: «Yo solo llegué a una playa donde había gente con taparrabos. Luego, el ‘aparato’ pone las etiquetas.» ¿Ojos de Brujo es también una iniciativa política? «No representamos a ninguna ideología. Pero el hombre es, lo quiera o no, un ser político. En nuestro minimundo, tratamos de traer a escena nuestros puntos de vista. Yo creo en la política, en la memoria... Y en que no podemos ser libres si no somos iguales.» 20 ¿Cómo viven la música tus alumnos de Sant Boi? «Todos viven la música como una ilusión, un valor añadido. Y además, como algo que se comparte. La música es un arte muy democrático. En todos los grupos hay que mediar, aprender a ceder y alcanzar acuerdos, llegar a un lugar común. Eso, estoy convencido, se puede extender a otras artes. Creo que el futuro está en la fusión entre artes: tocar el piano como un pintor, colorear con la batería. Hay que convertir eso en un gran proyecto. La cultura (el futuro de Europa, me atrevería a decir) ha de ir por ahí. La cultura es la única herramienta que tienen los pobres para cambiar un poco el mundo. Y para ser felices.» ¿Qué papel juega la percusión en el producto Ojos de Brujo? «Todos los músicos de Ojos de Brujo son percusionistas, aunque ¿Cuál es el perfil psicológico de un percusionista? «Hay chistes... Dicen que en todo grupo hay, en primer lugar, músicos. El batería es el amigo de los músicos y el percusionista, el amigo del batería. También se dice que el cantante es el líder; el guitarrista, el chulo; el bajo, el callado; y el batería, el loco. Bromas aparte, empieza a ser habitual que el batería o el percusionista lideren o estén cerca del liderazgo de los proyectos musicales. En Ojos de Brujo los papeles están muy repartidos. Se intenta que todo el mundo luzca y tenga sus momentos. Es ideal para no aburrir al personal en los conciertos.» Llevas los asuntos económicos del grupo. ¿Qué te aporta? «Me da herramientas para poner en práctica unos ideales que podría resumir en la frase «La tierra, para quien la trabaja». En Ojos de Brujo se busca equilibrar el reparto de la riqueza. Nadie gana mucho más que nadie. Somos malos empresarios, desde el punto de vista convencional. Pero conseguimos valor añadido, pequeñas satisfacciones. Y pese a todo no olvidamos que somos responsables del sustento de 20 familias.» Estudias filosofía. ¿Por qué? «Soy de familia obrera y enseguida me puse a trabajar (en la Seat). Más tarde quise dedicarme a escribir, que es lo que más me gustaba, pero me di cuenta de que me faltaba ‘bagaje’. Y pensé que el camino más recto para llegar al meollo de las cosas era la filosofía.La decisión de estudiar Filosofía me cambió la vida. Ahí he aprendido muchas cosas, entre otras que la cultura no es solo ocio, sino que genera cosas, movimiento.»