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Gregorio Tabakián 1 Plantas Medicinales Conocimiento Tradicional de la Salud “En la medida en que los nativos cambian su modo de vida aborigen, el conocimiento de cómo estas especies podrían ser útiles para el bienestar humano está desapareciendo muchas veces más rápido que los mismos árboles tropicales.” (M. J. Plotkin, 1981 en Schultes y Raffauf, 1992) Resumen Pretendo con esta investigación rescatar los relatos y discursos de los actores sociales considerados como legitimadores del uso y venta de plantas medicinales, poseedores del conocimiento entendido como tradicional y que participan activamente en la conservación de los saberes populares en Montevideo, Uruguay. Comprender y analizar el rol que tienen en nuestra sociedad estos “curanderos/as”. Indagar sobre la legitimación de estos actores sociales para la práctica de este oficio, con el objetivo de contribuir al desarrollo de políticas públicas que contemplen el uso adecuado de las plantas medicinales en beneficio de la salud. Relevar la importancia que tienen las plantas medicinales en nuestra sociedad como complementario al sistema hegemónico de salud, en los sectores de menores recursos. Palabras Claves: Plantas Medicinales, Fitoterapia, Salud, Conocimiento tradicional, Reglamentación. 1 Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Licenciatura en Ciencias Antropológicas IV Jornadas de Investigación y III Jornadas de Extensión GT 32 Abordaje interdisciplinario de la salud: sistemas de creencias y sofisticación tecnológica 1.- Introducción. Una de las experiencias humanas más tempranas ha sido el descubrir que las plantas podían servir como alimento, como fuente de abrigo y como medicinas. Los usos de las plantas en diferentes áreas de nuestra cultura han determinado y conformado bases de nuestra identidad, siendo utilizadas en rituales, en la cocina, así como adornos y en la vestimenta. Nos han sanado y lo más importante, aportado el oxígeno para la supervivencia de nuestra especie y la vida en el planeta. Existen pruebas empíricas y científicas que avalan los beneficios de diversas plantas medicinales en diversas afecciones crónicas o leves. Los tratamientos con plantas medicinales, son la forma más popular de medicina tradicional, prevaleciendo a lo largo del tiempo gracias a la transmisión oral (OMS, 2008). Esta tradición forma parte del acervo cultural de nuestra sociedad y su permanencia en el tiempo y espacio, pueden ayudar a comprender las tradiciones de diferentes culturas que del pasado han llegado hasta nuestro presente. Es relevante conocer si es preciso conservar, preservar y transmitir el conocimiento sobre las plantas medicinales. Se considera la existencia de dos grande clases de plantas medicinales: las plantas sagradas, usadas en exclusividad por el chamán2 y aquellas conocidas y usadas por el resto de la comunidad, en especial por las mujeres ancianas que son las que poseen mayor conocimiento sobre plantas medicinales silvestres (SCHULTES y RAFFAUF, 1992) La plantas consideradas sagradas, como las alucinógenas, por sus propiedades mágicas y sobrenaturales, causaban efecto sobre el espíritu. Estas plantas eran manejadas y utilizadas por los chamanes. Según la Organización Mundial de la Salud, en la actualidad, 2/3 de la población de los países con economías periféricas recurren a la medicina tradicional, siendo un sistema complementario a la medicina alopática o científica (PAZ, 2008:172). El amplio uso de la medicina tradicional se atribuye a su accesibilidad y asequibilidad, siendo muchas veces la única fuente para la atención sanitaria de los pacientes de menores recursos (OMS, 20022005). En nuestro país se recurre a diferentes alternativas para contribuir con la salud; entre las prácticas terapéuticas se encuentran la Fitoterapia, la Medicina vegetal China y japonesa, Medicina hindú Unani y Ayurveda, y la Medicina homeopática. (ROMERO, 2004) Es importante diferenciar el concepto de “Medicina Complementaria y Alternativa” del de la “Medicina Tradicional”. La primera hace referencia a un amplio grupo de prácticas sanitarias que no forman parte de la tradición del propio país, o no están integradas al 2 Chamán: Designación utilizada en algunas culturas para referirse a los hombres que tiene el poder de comunicarse con los dioses y curar enfermedades usando sus poderes mágicos, hierbas y productos naturales. 1 sistema sanitario hegemónico. Mientras que la “Medicina Tradicional” refiere a los conocimientos, habilidades y prácticas tradicionales basadas en las creencias y experiencias indígenas, o de inmigrantes que forjaron la nueva identidad de la cultura, y son empleadas en el mantenimiento, prevención y mejora de la salud. La Organización Mundial de la Salud (2002-2005), define la Medicina Tradicional como: “Prácticas, enfoques, conocimientos y creencias sanitarias diversas que incorporan medicinas basadas en plantas, animales y/o minerales, terapias espirituales, técnicas manuales y ejercicios aplicados de forma individual o en combinación para mantener el bienestar, además de tratar, diagnosticar y prevenir las enfermedades” Las prácticas de la medicina tradicional se han desarrollado dentro de las diferentes culturas en diferentes regiones y de diferentes maneras. Por lo tanto, no se ha dado un crecimiento paralelo de las pautas y métodos de usos de la medicina tradicional; cada cultura conserva sus conocimientos característicos en cuanto a los usos y tradiciones empleadas en el consumo herbal. 2.- Objetivos Generales Investigar los relatos y discursos de los actores sociales legitimadores del uso y venta de plantas medicinales, poseedores del conocimiento entendido como tradicional, que participan activamente en la conservación de los saberes populares en Montevideo, Uruguay. Específicos 1. Explorar la fitoterapia y su vinculación al sistema hegemónico de salud. 2. Conocer la relevancia que tiene en nuestra sociedad el conocimiento de los saberes sobre las plantas medicinales y sus efectos curativos. 3. Indagar sobre cuáles son los espacios de legitimación en relación al uso y venta de las plantas medicinales en Montevideo. 4. Contribuir con el diseño de políticas públicas que permitan integrar el conocimiento sobre el uso y prácticas referida a las plantas medicinales, para legitimar sus aportes y valorar su legado. 5. Analizar la reglamentación vigente en lo que respecta a la venta de hierbas medicinales, observando si es necesario su actualización. 2 Preguntas que busca responder la investigación: • ¿Cómo se va conformando la fitoterapia como agente de salud? • ¿Es importante ayudar a establecer políticas gubernamentales para la toma de acciones públicas? • ¿Debería incorporarse al sistema hegemónico de salud el conocimiento sobre uso de plantas medicinales? • ¿Existe la necesidad en nuestra sociedad de incorporar las plantas medicinales en el ámbito sanitario? 3.- Metodología: Se realizó hasta el momento una revisión bibliográfica exhaustiva del material publicado sobre el tema, así como de las reglamentaciones oficiales publicadas. Asimismo, se utilizan datos aportados de entrevistas realizadas a los actores sociales vinculados al uso y venta de plantas medicinales. Se toma especial referencia a una actora social, donde su trayectoria en nuestra sociedad, desempeñando tareas en el Estado; así como sus conocimientos, su legado generacional y experiencias formadas junto a Atilio Lombardo legitiman su saber. Este proyecto se basa en el análisis de discursos por lo que el diseño de la investigación será de carácter cualitativo, exploratorio y descriptivo. Exploratorio porque el objetivo es profundizar y destacar los aspectos fundamentales sobre la transmisión de éstos saberes y abrir la posibilidad para futuras investigaciones. A través de la descripción de personas y procesos se busca conocer las situaciones, costumbres, actitudes predominantes y singularidades de estos actores sociales. Durante todo el proceso se contemplarán los aspectos éticos y se utilizará el consentimiento informado. 3 4.1.- Desarrollo histórico de la Medicina Tradicional Los conocimientos sobre el uso de las plantas medicinales datan desde los orígenes del hombre, en la prehistoria. En la Edad Media y el Renacimiento se comienza a catalogar las plantas medicinales según sus acciones terapéuticas. En América, mayas y aztecas poseían un gran conocimiento sobre las plantas. Hacia 1515, el cronista oficial Gonzalo Fernández de Oviedo fue el primero en documentar y realizar un capítulo de plantas medicinales. Describiendo minuciosamente las plantas, acompañadas de dibujos, señalando las propiedades curativas y el modo de preparación de la medicación (SCHIAFFINO, 1927:111). Entre otras de las referencias más antiguas sobre el uso de plantas con fines terapéuticos se encuentra el “Códice Florentino”: una recopilación llevada a cabo por Fray Bernardino de Sahagún entre 1548-1585, en el que se cita el uso de más de 700 plantas de uso medicinal. Nicolás Monardes (1493-1588) conocido como “el padre del Herborismo Americano” (Ibíd. 1927:114), fue durante la dominación española, el maestro obligado de quienes se ocuparon de las hierbas medicinales, ocupando en la historia herbolaria un lugar distinguido en la historia herbolaria americana. En nuestra región, los Guaraníes, Charrúas, y otras tribus autóctonas poseían un gran conocimiento de la herboristería; el cual fue documentado por diferentes cronistas de la época. Los “médicos indígenas” estaban avezados en el empleo de las hierbas con fines terapéuticos y los ritos, referidos en rimas, eran transmitidos entre los hijos de los caciques. “El bagaje de conocimiento y ritos del arte se trasmitían entre todas las razas por la tradición oral [...] que los habían heredado de sus antepasados” (SCHIAFFINO, 1927:239-240). Resulta difícil precisar las especies que hacen referencia los autores de la medicina misionera de la campaña en la época colonial en sus crónicas y relatos. “[…] sin más datos que la desinencias en el lenguaje vulgar de la época y aunque generalmente vienen acompañado con los nombres en guaraní, la diversidad de plantas con que los indios, con frecuencia, designaban con un mismo nombre, no permite, tampoco, llegar a muy seguras conclusiones” (Ibíd., 1927:454) La obra del hermano Pedro Montenegro (1663-1728), referida a las plantas medicinales de las Misiones, fue una de las más relevantes de la época en nuestras tierras. Es considerado un referente en el tema, cuyo legado fue de gran importancia para las siguientes generaciones de misioneros, con sus descripciones sobre los usos de plantas y gráficos de índole botánico. Schiaffino (1927:508), hace referencia a la importancia de su obra al escribir: “[…] en todo lo pertinente a plantas medicinales ninguna otra se le alcanza, Montenegro es el maestro, y se siente en todos las influencias decisivas de su superioridad. 4 Más aún, han pasado ya dos siglos largos de realizada su obra; con ellos el progreso extraordinario de las ciencias ha penetrado en estas regiones; la civilización ha llevado los conocimientos al alcance de todos; ciudades y pueblos han llenado los campos por donde los indios vagaban; y si en todas las manifestaciones de la actividad, las nuevas repúblicas han señalado sus progresos, quedan aún las proposiciones de Montenegro esperando que los sabios busquen en los laboratorios el juicio critico de las premisas sentadas por el empirismo de los Misioneros. Algunos trabajos aislados se han esbozado en ese sentido y acaso la escasa publicidad de su obra haya impedido que los estudiosos se dirijan por ese camino lleno de incógnitas interesantes para despejar.” El Doctor Ildefonso Pereda Valdés, profesor de la Universidad de la República y miembro de varias sociedades científicas extranjeras, dedicó su estudio a la medicina popular y el folklore mágico del Uruguay. Sus investigaciones se han centrado fundamentalmente en las tradiciones de nuestra cultura. Hacia los años ´40, publica “Medicina Popular y Folklore Mágico del Uruguay” en la que realiza un detallado análisis del uso de plantas a lo largo de nuestra historia. 4.2.- Medicina Tradicional en Uruguay El uso de plantas con fines medicinales ha sido estudiado por varios autores en nuestro país, provenientes de diferentes ámbitos de nuestra sociedad, entre los cuales cabe citar a Atilio lombardo, Rafael Schiaffino, Dámaso Antonio Larrañaga, Idelfonso Pereda, Marión Aguilera, Eduardo Alonso, Julio Muñoz. Estos son tan sólo algunos de los tantos investigadores interesados en el campo de la fitoterapia que han contribuido con su invalorable aporte al conocimiento actual sobre el tema. En la historia de nuestro país, el sistema de salud se ha ido estructurando en base a diferentes incorporaciones en relación a las diversas prácticas de la medicina. Hacia el siglo XIX el saber científico académico se enfrentaba con los saberes populares de origen indígena, español, portugués e italiano. A pesar de ello, en esos tiempos había curanderos en todas las clases sociales y en todas las regiones de nuestro país (BARRÁN, 1992:11-34). La familia era el ámbito natural donde se trataba la enfermedad, siendo la mujer la depositaria del saber popular, de las recetas transmitidas de generación en generación; “su medicina era más barata que la del médico y aún que la del curandero y a veces hasta eficaz” (Ibid, 1992:36) Entre 1900 y 1930, la sociedad uruguaya se medicalizó monopolizando el tratamiento de la enfermedad; siendo la clase alta, niños y mujeres los primeros en ser objeto del sistema médico. La necesidad de formar médicos para evitar “el curanderismo de mala ley” (BARRÁN, 1992:30) incitó el poder médico que emanaba del saber académico y de la ciencia, al que Barrán lo describe como “la forma cultural que asumió la verdad” (Ibid.1992:77). Hacia 1930 el médico era una figura clave en cualquier familia uruguaya. El endiosamiento 5 colectivo acunó el nacimiento de “la clase médica”, sustituyendo la consulta de otros agentes proveedores de terapéuticas “alternativas”. Se consideraba ilegal curar enfermedades utilizando cualquier otro método que no fuera la ciencia (Ibid. 1992:186). “Todo valía con tal de imponer la Razón frente a los restos “bárbaros” de la cultura popular” (Ibid.1992:185) “Este poder fue el saber, y el único saber legítimo de su época: el científico” (Ibid.1992: 197) El Estado, a través de la medicalización enfrentó al conocimiento popular, opacando, ocultando, deslegitimando y privando a la sociedad, entre otros recursos, del conocimiento tradicional herbal: “El Estado apoyó permanentemente y en casi todas sus pretensiones a “la clase médica” porque su saber representaba a la cultura científica ante la “ignorancia” popular, porque su poder era a menudo un agente eficaz del gobierno central en el interior, y porque ambos, saber y poder, tenían una función disciplinante clave en la construcción del hombre que el orden establecido requería” (BARRAN, 1992:173) La salud es objeto de una verdadera lucha política, donde la medicina se impone al individuo, enfermo o no, como acto de autoridad. En la actualidad, la salud, que debería ser un derecho igual para todos pasa por un engranaje de intereses económicos, que lo convierte en desigual; con diferente accesibilidad según el estrato social. Los que realmente obtienen el mayor lucro de la salud son las grandes empresas farmacéuticas. “En efecto, la industria farmacéutica está sostenida por el financiamiento colectivo de la salud y la enfermedad, por mediación de las instituciones del seguro social que obtienen fondos de las personas que obligatoriamente deben protegerse contra las enfermedades” (Foucault, 1976:160) En “La crisis de la medicina o la crisis de la antimedicina”, Foucault plantea que el problema que en estos tiempo aqueja a la ciencia de la salud, son consecuencia de los avances tecnológico. Estos cambios significaron al mismo tiempo un progreso capital en la lucha contra las enfermedades, pero a la misma vez, un nuevo funcionamiento económico y político en el campo de la medicina. Es así como la salud pasó a convertirse en objeto de consumo, producido por los laboratorios farmacéuticos y los médicos, y consumida por otros: los enfermos “posibles y reales”, adquiriendo importancia económica e introduciéndose como un objeto en el mercado de la economía mundial. “El no saber ya ha dejado de ser peligroso y el peligro radica en el propio saber. El saber es peligroso, no solo por sus consecuencias inmediatas a nivel del individuo o de grupos de individuos, sino a nivel de la propia historia. Esto constituye una de las características fundamentales de la crisis actual” (Foucault 1976:160) 6 4.3.- Medicina Tradicional y Política Social En Uruguay, el programa de “Antropología y Salud”, desde el año 1993 está trabajando en la demanda actual de este tipo de terapias, así como las transformaciones que viene enfrentando el campo de la salud, tratando de comprender el auge de la actual oferta y demanda de terapias y/o prácticas medicinales llamadas “tradicionales” y “alternativas”. Este programa abarca las diferentes prácticas de atención/enfermedad en las nuevas condiciones socioculturales del contexto que enfrenta la hegemonía médica. Se discute la exclusividad de la medicina oficial en relación con prácticas que se denominan, no siempre acertadamente, como alternativas.3 Hacia principios de los años 90´ se hablaba de una “revolución cultural en el campo de la salud”4, en referencia a cambios que se han confirmado luego de una década de estudios que demostraron la diversificación en el campo de la salud. Puede que el término revolución sea un poco extremista, ya que implicaría un cambio radical en la sociedad, pero no hay duda de que se ha abierto un nuevo horizonte, en cuanto a la posibilidad de tener la libertad de optar por otras alternativas a la hora de recurrir a la medicina. Algunos de los resultados alcanzados en el año 2004 por el programa de Antropología y Salud, determinan la importancia y revalorización que han tenido lugar las nuevas prácticas naturales y populares, como la farmacopea natural y autóctona. Es importante destacar un mayor interés y apertura por parte de la salud oficial a estos nuevos tratamientos; así como la relevancia del rol de la mujer en estas disciplinas, que desde los orígenes, han sido las portadoras y transmisoras del conocimiento popular. La búsqueda del apoyo en las tradiciones, concepciones y técnicas de vertientes culturales diferentes que hoy son componentes del sistema de salud “forman parte de un movimiento cultural global de amplio espectro y que descubre o redescubre antiguas tradiciones que trabajan a partir de la convicción de que existen zonas bio-psíquicas que escapan a las intervenciones de la ciencia positiva, zonas del “self” donde es posible una manipulación eficaz, sin ser necesariamente mágica” (ROMERO, 2005:115) Sería relevante la legitimación de la Fitoterapia, que forma parte de la esencia de la Medicina Tradicional, desde un nivel académico; a través del aporte de las investigaciones científicas que le otorguen una base racional. No cabe duda que es de vital importancia para el hombre continuar transmitiendo este legado milenario de la influencia de las plantas sobre el ser humano. En estos tiempos, resulta relevante plantear la fitoterapia como complementaria al cuidado y promoción de la salud. ¿Existe la necesidad en determinados sectores de nuestra sociedad incorporar las plantas medicinales en el ámbito sanitario? ¿Es 3 Romero Gorski, Sonnia. “La diversidad en el campo de la salud”. En: Romero Gorski, Sonnia (Comp.). “Anuario: antropología Social y Cultural en Uruguay 2004-2005”. pp.111-112. 4 Romero, ob. cit. p.115. 7 importante establecer políticas gubernamentales, enfocadas en un estudio transversal, para la toma de acciones públicas? “En términos relativos, son pocos los países que han desarrollado una política sobre Medicina Tradicional y/o Medicina Complementaria y Alternativa, sólo 25 de los 191 estados miembro de la OMS. Aun así, dicha política ofrece una base sólida para definir el papel de la Medicina Tradicional/Medicina Complementaria y Alternativa en el aporte sanitario nacional, asegurando que se crean los mecanismos normativos y legales necesarios para promover y mantener una buena práctica, que el acceso sea equitativo, y se asegure la autenticidad, la seguridad y la eficacia de las terapias. También puede ayudar a asegurar una provisión suficiente de recursos económicos para la investigación, educación y formación” (OMS, ob. cit. p.4) A partir de 2005 Uruguay comenzó un proceso de reforma de la salud, cuyo objetivo principal es el acceso universal de la población a una atención integral. Según el Ministerio de Salud Pública, en su dossier sobre la Atención Primaria de la Salud plantea que actualmente nos enfrentamos a cambios profundos en las necesidades y demandas de la población como consecuencia de alteraciones en la estructura demográfica y epidemiológica, así como del avance en los conocimientos científicos, las innovaciones tecnológicas, el progreso en la investigación biomédica y en el área de las ciencias sociales. Las enfermedades, muchas veces inducidas por actitudes y comportamientos devenidos por el estrés y el rigor de los tiempos actuales; van en aumento. Los servicios de salud enfrentan el desafío de dar respuestas a esos cambios profundos de las necesidades y las demandas de la población. Ello obliga a introducir cambios en las estrategias y programas a implementar y en las formas de gestión de los servicios. En este marco, la Atención Primaria en Salud (APS) presta atención integral, integrada y apropiada a lo largo del tiempo, poniendo énfasis en la prevención y promoción de la salud, a la vez garantizando el primer contacto del usuario con el sistema de salud. En lo que atañe a esta área de investigación, a nivel nacional, no se encuentran proyectos en relación a la incorporación de las plantas medicinales a la Atención Primaria de Salud. En la República Argentina, luego de la comunicación mantenida con el Dr. Jorge Alonso de la Asociación Argentina de Fitomedicina, se constató que en la Provincia de Misiones actualmente está vigente una propuesta que posibilitó la implementación de una Política Nacional de Medicamentos Fitoterápicos en la Atención Primaria de Salud. Asimismo, existe un anteproyecto ya firmado por la Comisión de Salud de Diputados para que las plantas puedan ser incorporadas en toda la Republica Argentina en APS. En nuestro país, hasta el año 2005, no se han desarrollado políticas sobre Medicina Tradicional y/o Medicina Complementaria y Alternativa. Sólo en la década del ´50, la ordenanza N° 445, (del 11 de junio de 1957), el Ministerio de Salud Pública reglamentó la 8 venta de plantas medicinales. Esta controla y regula cerca de 200 plantas consideradas buenas para la salud humana, incluyendo a su vez, las consideradas tóxicas. Existe un desajuste entre plantas que ya no se comercializan y otras que no figuran pero a pesar de ello, se venden. La venta ambulante de plantas medicinales está prohibida, siendo las herboristerías los lugares habilitados para dicho fin. Es poca la información que se conoce o es revelada a la sociedad, protegida por los intereses económicos de la industria farmacéutica, en relación a los efectos químicos y farmacológicos de las plantas medicinales. En la actualidad, a nivel nacional e internacional, diferentes organizaciones nacionales y regionales se encargan de relevar la información proveniente de las zonas rurales. La Red de Plantas Medicinales de América del Sur tiene como fin promover el uso sustentable, la conservación y la investigación aplicada a la flora medicinal. La Red está integrada por instituciones sin fines de lucro, ONGs, investigadores, centros de investigación, universidades, etc. que se encuentran en los territorios que integran la red. Los países integrantes son: Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. La necesidad de intercambio regional se manifiesta cuando se organiza el Taller Regional de Plantas Medicinales en Uruguay junto con el Jardín Botánico de Montevideo, Facultad de Química y Facultad de Medicina. Sin embargo recién en 1998 se da el primer encuentro regional. Los desafíos fueron desarrollar investigaciones con metodologías participativas sobre el uso popular de plantas medicinales, y a partir de la práctica, cotejarlos con el conocimiento científico.5 En el mes de julio del presente año se celebró en Curitiba, Brasil, el IX RAM -Congreso de Antropología-, donde se expusieron los trabajos de diferentes investigadores bajo la forma de tesis de maestría y doctorado basados en estos temas en relación a la antropología de cada región. Las temáticas fueron variadas y en particular el grupo “Xamanismos contemporâneos e seus desdobramentos”, abordó el área del conocimiento tradicional sobre las plantas medicinales. Para citar, algunos de los trabajos presentados, relacionados al tema de mi investigación, herbolarios, curanderos, médicos fueron los de: “¿Chamanes, taitas, sabedores, indígenas? Médicos alternativos” (Uribe, Carlos); “Xamanismo- ¿magia, religiâo, terapia ou ciencia (modo de conhecimiento)? ¿Para “nόs” ou para “eles”? (Ressel, Henrique); “Aliança das Medicinas: redes xamânicas contemporâneas no Brasil”(Santana de Rose, Isabel y Langdon, Esther Jean); “Dilemas alrededor del consuma ritual del yajé (ayahuasca) en Colombia”, (Caicedo, Alhena),entre otros. 5 Red de Plantas Medicinales de América del Sur. (2005). 9 5- Consideraciones finales: Es importante destacar la importancia que tienen las plantas para el hombre, despertando el interés en la conservación y preservación de la flora autóctona, motivando el reencuentro del hombre con su medio ambiente. Es relevante promover la difusión de esta tradición milenaria, transmitida de generación en generación; cooperando a la perpetuidad en el tiempo y el espacio de esta práctica en nuestra sociedad. Establecer el valor que tienen en nuestra cultura la importancia del conocimiento tradicional de las plantas medicinales, ayudando a mirar hacia nuestro entorno natural; encontrando en él, las herramientas, en este caso las medicinales para la sanación del cuerpo físico, mental o emocional. Reivindicar en la sociedad el lugar de los “curanderos/as” y el valor cultural de quienes cuentan con el conocimiento tradicional fitoterapéutico, mediante manifestaciones que legitimen sus saberes. En los espacios sociales de menores ingresos y con mayores necesidades de recursos, estos saberes tradicionales pueden ser de vital importancia para la prevención y mantenimiento de la salud. Aprovechando al máximo el entorno natural para la reproducción, cuidado y utilización correcta de las plantas; como alternativa a los elevados costos de la medicina científica. La práctica del uso de las plantas medicinales está ligada a la historia de nuestra cultura. Actualizar la reglamentación y la conformación de un tribunal de ética como garantía de legitimidad y autenticidad frente a posibles charlatanes permite el reconocimiento de la tradición herbolaria como patrimonio intangible de nuestra sociedad. “El patrimonio inmaterial se relaciona con los sistemas de conocimiento y de transmisión que las sociedades ponen en funcionamiento a partir de expresiones específicas, de tal forma que constituye una de las maneras como la gente se vincula con su historia.” (CAICEDO, 2010:74) Sin duda, que este será tan solo el primer paso para futuras investigaciones que ahonden en la temática, buscando como finalidad integrar la fitoterapia al sistema de salud. Relevar información que permita al sistema de salud incorporar la práctica de la fitoterapia como complementaria a la medicina hegemónica, con objetivos benéficos meramente sociales. Bibliografía: ALONSO Paz, Eduardo; Bassagoda, Maria Julia; Ferreira, Fernando. “YUYOS. 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