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PAIES 2004-2007 3ª ETAPA Agua dulce en el desierto de Brasil E S P A LOS LENÇÓIS MARANHENSES, UN N INSÓLITO FENÓMENO DE LA NATURALEZA H O PELAYO CASTRO ZUZUÁRREGUI L En el país de los trópicos surge un inmenso arenal. Entre las dunas, nadan en lagos peces que nadie sabe de dónde salen. El misterio de un rincón del noreste brasileño. No es un espejismo pero lo parece. Tampoco es un lienzo de Dalí, pero podría serlo. No, existe un lugar donde las dunas de un desierto del tamaño de Gran Canaria danzan capoeira y, a cada salto, trazan lagunas rebosantes de aguas transparentes. Es el Parque Nacional dos Lençóis Maranhenses, literalmente de las Sábanas del Maranhão, el Estado preamazónico al noreste de Brasil. El rincón más espectacular de los que en Brasil utilizan la metáfora de la ropa de cama para explicar su impoluta apariencia. Este desierto imposible es un caso único. La joya, tal vez, que la fértil asociación entre Neptuno y Eolo ha regalado a Brasil en agradecimiento por sus 8.000 kilómetros de costa. Ubicado a 370 kilómetros de San Luís, ciudad colonial patrimonio de la humanidad, el parque es el único desierto del país. Adentrándose hasta 50 kilómetros en tierra firme, sus 1.500 kilómetros cuadrados de dunas y estanques de agua dulce se antojan como un capricho de los dioses para el viajero, y como la extraordinaria transición entre la lluviosa región amazónica y el noreste seco para el científico. Granito a granito, durante miles de años, los incansables vientos han esculpido los Lençóis trasladando el blanquísimo sedimento marino tierra adentro. Las lagunas, ora esmeralda, ora turquesa, son el regalo del cielo. Gracias aun régimen de lluvias 300 veces superior al del Sáhara, de enero a junio, durante la estación húmeda, el desierto se transforma en un oasis donde lo cóncavo se entrega al agua de lluvia, y lo convexo, al rayo de sol. Bañarse en las aguas cálidas de la Lagoa Azul, la Lagoa Bonita o la Lagoa da Esperanza es como sumergirse despierto en una fantasía de Jorge Amado. Sobre todo entre mayo y septiembre, cuando rebosan agua y belleza. PECECILLOS LEJOS DEL MAR. La escasa afluencia de visitantes hace que sea muy fácil disfrutar en silencio y soledad de una laguna del tamaño y del color de un campo de fútbol. Bueno, no exactamente en soledad. ¿Cómo demonios llegaron hasta aquí, a 50 kilómetros del mar y otros tantos del río, todos estos pececillos? Claudia, una niña brasilera que se divierte persiguiéndolos, me responde que deben ser filhos de peces voladores, llegados del mar. Los lugareños ofrecen dos explicaciones no menos interesantes. La primera sostiene que el viento traslada los huevos desde el río y eclosionan gracias a las lluvias. La segunda, inspirada en la fecundación de las flores, defiende que las aves, involuntariamente, transportan los huevos en sus picos hasta las lagunas. Hasta 1981, fecha de creación del parque, las sábanas maranhenses eran sólo conocidas para un puñado de pescadores nómadas que habitan la región subsistiendo de la pesca durante la estación lluviosa y de la agricultura y el ganado en verano. La reciente mejora de la carretera que une San Luís con Barreirinhas está contribuyendo lentamente a acercar más viajeros al secreto guardado de Brasil. Con todo, lejos de la capital y de las grandes ciudades del noreste, el dificil acceso y la rudimentaria infraestructura turística mantiene los Lençóis como un escondite. [ ...] EL PAÍS -EL VIAJERO, 11 DE OCTUBRE DE 2003 De acordo com o texto, marque as alternativas abaixo (V) verdadeira, (F) falsa ou (SO) sem opção. 1- ( ) 2- ( ) 3- ( ) 4- ( ) Las lagunas son de diferentes colores porque se formaron a partir de sedimentos marinos de orígenes distintos. El paisaje de las sábanas quizá sea un regalo de los dioses para brindar la gran extensión geográfica y costera del país. En el desierto de Gran Canaria las dunas bailan capoeira y forman lagunas de aguas cristalinas como en Maranhão. Las formaciones cóncavas son alusiones a las altas dunas que se forman en el desierto del Sáhara que es comparado a los Lençóis.