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El Padre Gruner
responde
a sus preguntas
La absolución general
Pregunta: En nuestra parroquia, durante Pascua y durante Navidad, tenemos
una ceremonia penitencial (Absolución General) en que nos dirigimos a uno
de los padres que está de pie alrededor del altar y decimos: “Estoy
arrepentido de todos mis pecados; por favor, perdóneme”. Esto me preocupa
mucho, y escribí a nuestro Obispo, pero tuve una respuesta muy poco
satisfactoria. ¿Podrá hacer el favor de darme una breve explicación?
[Padre Gruner] En primer lugar, el Papa y el Vaticano ya dijeron incontables
veces que esa alegada ceremonia penitencial no es permitida. Y deberían impedirla. Sé
que fue dicho a los Obispos de Canadá para impedirla, y lo mismo a los Obispos de los
Estados Unidos y de otras partes del mundo.
La razón para tal es la doctrina católica inmutable de la Confesión. Hay muchas
personas que piensan que la Confesión no es necesaria para la absolución, pero se
equivocan. Es así, porque Nuestro Señor dijo a los Apóstoles: “Quedan perdonados los
pecados a aquellos a quienes los perdonareis; y quedan retenidos a los que se los
retuviereis”. (Juan 20:23)
Ahora, a menos que el sacerdote sea como el Padre Pio, que sabía nuestros
pecados antes que se le dijésemos, el sacerdote no sabe si va a perdonarle los pecados o
retirárselos, a menos que Usted los confiese. La Confesión es una parte integral del
Sacramento de la Penitencia. Por lo tanto, a menos que Usted va a la Confesión, muy
probablemente no será perdonado de sus pecados.
Pero hay, sí, una excepción a esto, que es cuando hay peligro de muerte o una
emergencia. Voy a decirle lo que esto significa. No es cuando hay una Misa más
temprano donde todos quieren ir, para que después puedan mirar la televisión o a causa
de cualquier otra cosa importante que tienen para hacer. Los dos tipos de excepción son
los siguientes: Cuando hay un terremoto o algún peligro de vida por causas militares, y
no hay tiempo suficiente para hacerse Confesiones individuales, entonces un sacerdote
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http://www.fatima.org/span/crusader/cr92/cr92pg28.pdf
puede dar una Absolución General sin primero oír los pecados, que él absuelve bajo dos
condiciones:
[1] que las personas que reciben la absolución, antes de todo, estén
arrepentidos de sus pecados, sintiendo una pena sobrenatural (no sólo
un remordimiento natural), que es la parte más esencial, y
[2] tengan la resolución de cumplir con la obligación de, luego, en la
primera oportunidad, confesar sus pecados.
Por lo tanto, sin esta condición de aceptar la responsabilidad de confesar sus
pecados – es de pecados mortales que estamos hablando – luego, en la primera
oportunidad, la absolución no tiene efecto para sí. Por lo tanto, la absolución sin
Confesión nunca es una posibilidad. Para recibir la absolución antes de la Confesión en
dos situaciones de emergencia (que aquí indico, antes y después de estas líneas), Usted
aún TIENE QUE tener la resolución de ir a la Confesión, y esto luego, en la primera
oportunidad que tenga.
Claro que no puede concederse la excepción a la regla, si no haya peligro de
vida, u otra excepción, de que le voy a habla ahora.
Hace varios años, cuando yo estaba en misión, en Italia, había un sacerdote
anciano, el Padre Merlot, que tenía 95 años de edad. Me contó que había sido misionero
en Brasil, y que andaba en un circuito de visitación pastoral de tres años. El había ido de
aldea en aldea, y había gastado tres días en cada aldea. En cada uno de eses tres días él
celebraba la Misa, después de la cual oía confesiones todo el día, haciendo nada más
que eso a excepción de rezar sus oraciones y comer.
Fue cuando, pasados los tres días, él tuvo que salir de allí para ir a la aldea
siguiente. Y las personas de esas aldeas no lo verían de nuevo hasta que pasasen tres
años más.
Ellos querían confesarse, y tenían esperado en cola para la Confesión. Pero
después de tres días de confesiones, ya no había posibilidad de oír más. Entonces, para
darles las gracias del Sacramento, él dio una Absolución General a aquellos que no
había podido confesar en eses tres días.
Y él hizo esto bajo ciertas condiciones. Fue partiendo del principio de que ellos
serían los primeros en la cola cuando él volviese, tres años más tarde; en ese entonces
confesarían sus pecados, y él les daría la absolución.
Pero tales condiciones (es decir, una tal falta de sacerdotes que los penitentes
tendrían que esperar un año o más para ir a la Confesión) no se aplican en Norteamérica
o en Europa, hasta donde yo sé. Y así, las Absoluciones Generales no son permitidas.
Pero si hubiese aquí una guerra o un terremoto, podría hacerse entonces. En semejante
caso, entonces, podrían ser permitidas. En otros casos que no sean de este género, la
Absolución General no es permitida. Y no es sólo por capricho del Papa; acontece que
es por Voluntad Divina, la institución del Sacramento.
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Pues bien, lo que el Papa hace, él y sus consejeros, cuando critican esta práctica
es porque así tiene que ser, porque tal no es permitido por la enseñanza de Jesucristo y
de Su Iglesia. Y si Usted estuvo en una de estas ceremonias, recibiendo la Absolución
General de esta manera, sin Confesión, si tuviese algún pecado mortal en su alma,
considérese en la obligación – porque está en verdad – de confesar eses pecados
mortales en la primera oportunidad que tenga. Y, si así no lo haga, eses pecados
permanecerán en su alma.
Nada ha cambiado en el Sacramento de la Penitencia; sólo hay algunas personas
desorientadas. Sor Lucía dice que hay personas en altos cargos de la Iglesia, lo que
incluye ciertos Obispos y Cardenales, que están desorientados, con una desorientación
diabólica. Es lo que ella dice en algunas cartas que escribió en los años 70. Puede leerlas
en Frère Michel.1 También las puede leer en La última batalla del diablo, 2 en ciertos
pasajes.
Masonería, Comunismo
y la Comunión en la mano
Pregunta: El Papa Pablo VI escribió la Encíclica Memoriale Domini,
condenando la Comunión en la mano. ¿Por qué es que nosotros la tenemos?
[Padre Gruner] La última batalla del diablo describe cómo los enemigos de la
Iglesia han intentado subvertir la Iglesia de hace 200 años hasta ahora. Tenemos el
testimonio tanto de masones como de comunistas diciendo que lo harían.
Los masones infiltrados
en la Iglesia
Yo puedo hablarle del Padre Putti. El Padre Putti era el fundador y editor de la
revista Sí Sí No No, publicada en Roma, en Italia. Lo conocí en 1976. En doce ediciones
diferentes de esta revista, había un titular que decía: “El Cardenal (y relevaba el
nombre) es un masón”. Su artículo comenzaba describiendo lo que el Cardenal fulano
había hecho, y terminaba el artículo diciendo: “El es un masón. Entró en la fecha tantos
de tal. Su número de código es tal y tal. Su nombre de código es tal y tal”, lo que
publicó a toda la gente para leer.
Ahora, cuando el Padre Putti indirectamente amenazado por alguien del
Vaticano en una comunicación pública en la prensa, el Padre Putti publicó el día
siguiente un comunicado en los periódicos diciendo: “Hasta ahora, sólo publiqué los
hechos. Pero si yo sea suspendido o excomulgado, publicaré los documentos”. El
próximo día, un portavoz del Vaticano afirmaba: “No hay intención ninguna de
suspender o excomulgar el Padre Putti”. Y fue el fin de la discusión.
El editor de L’Osservatore Romano dijo en aquel entonces cualquier cosa contra
la reputación del Padre Putti, y él lo llevó al tribunal y ganó. El editor de L’Osservatore
Romano tuvo que pagarle una compensación.
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El Padre Putti dijo estas cosas públicamente y las defendió. Y declaró: “Antes de
haber publicado esas cosas, las llevé al Santo Oficio, les mostré los documentos, como
es mi deber según el Derecho Canónico. Ellos nunca me dijeron: ‘No los publique’, y
por lo tanto los publiqué”. Y nombró cerca de doce Cardenales [como siendo masones].
Uno de los que no apuntó como masón fue el Cardenal Garrone. Fue por eso que
lo fui a ver. No llamó masón al Cardenal Garrone, pero dijo, al fin de su artículo: “Si el
Cardenal Garrone hubiese recibido una incumbencia de algún enemigo de la Iglesia,
como, por ejemplo, el jefe de los Masones o el diablo mismo, no podría haber hecho
mejor trabajo destruyendo la educación católica en todo el mundo”.
Los grandes Papas del pasado, como el Beato Papa Pio IX, el Papa León XIII,
el Papa San Pio X y el Papa Pio XII, no reconocerían la nueva liturgia como una
auténtica Misa católica. En efecto, el Padre Gelineau afirmó que, con la creación de
la Nueva Misa, el Rito Romano había sido destruido.
Yo le dije: “Padre Putti, no dice que el Cardenal Garrone es Masón, pero, en
efecto, da esa idea”. Y él respondió: “Es verdad, así es. No tengo los documentos y por
eso no puedo decir que él es. Es muy probable que había entrado en la Masonería en
Francia. No tengo acceso a los documentos de ellos. Pero”, agregó, “mire la historia de
él. Hay muchos otros en el clero que son Masones pero que se separaron de ellos o ya
no hacen nada de lo que los Masones esperan que ellos hagan, y a eses los dejo en paz”.
Pero estaba justificado en denunciar públicamente aquellos que continúan promoviendo
los objetivos de la Masonería en la Iglesia. Aún no hubo quien protestase cuando él
nombró un Cardenal como Masón. Nadie demostró que él se equivocó en cualquier de
los casos. Esto era a mediados de la década de 1970.
Pero avisé el Padre Putti. “Padre, si continua así, un día puede aparecer muerto”.
Respondió él: “Mejor. Entonces seré un mártir. Me libraré de Purgatorio y voy
directamente al Cielo”.
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¿Hay masones en la Iglesia? Los había, y creo que hoy también los hay. Dijo el
Padre Putti, como Nuestro Señor Mismo lo dijo, “Por sus frutos los conoceréis” (Mt.
7:16) Ahora, si ellos promueven las ideas masónicas, entonces no es así tan importante
si ellos son miembros de pleno derecho y si puede probarlo; el hecho es que están
trabajando para los masones, y para el demonio.
Si no sabe mucho acerca de la masonería, un gran sacerdote irlandés, el Padre
Fahey, escribió mucho sobre la masonería y como trabajarían contra la Iglesia y a favor
del demonio. Pero también hay otros libros sobre el mismo tema. El Papa León XIII
dijo que el “dios” de los masones es el demonio, y que ellos adoran Lucifer en el 33º
grado. Algunos satanistas hacen una distinción entre Lucifer y Satanás, pero es el
mismo espíritu maligno.
El Comunismo infiltrado
en la Iglesia
Sin embargo, viendo bien las cosas, ellos no son los únicos. Lenín dijo que
destruiría la Iglesia a través de la infiltración. Y lo dijo muy públicamente. Tenemos el
testimonio de Bella Dodd, que era católica, había sido comunista, y fue convertida a la
Fe católica por el Obispo Fulton Sheen. Y ella depuso públicamente que había enviado
personalmente más que mil jóvenes a los seminarios, para que pudiesen destruir la
Iglesia de su interior. Y cuando ella estaba deponiendo públicamente, dijo: “Algunos de
ellos ya son Obispos”. Y estaba hablando al final de la década de 1940 y al inicio de la
de 1950.
¿Entonces, adónde los envió? ¿A qué países?
Ella estaba en los Estados Unidos y, a mi entender, los envió a corromper los
seminarios en los Estados Unidos. Al inicio de la década de 1940, había sido designada
Procuradora General del Partido Comunista. Si por acaso hubiesen ganado las
elecciones, habría sido Procuradora General de los Estados Unidos.
Pero ella no era la única. Manning Johnson dio un testimonio generalmente
semejante. Encontrarán también un documento publicado por los Comunistas chinos,
que fue publicado en Cuba, y que reproducimos en nuestra Fatima Crusader, nº 19,
describiéndolo en gran detalle.
Encontré personalmente un sacerdote que era comunista. Cuando yo estaba en
Roma en la década de 1970, él comprendió mal mi italiano – mi italiano mejoró
bastante desde entonces – comprendió mal cualquier cosa que yo dije, y me contó lo que
él andaba haciendo. Y yo no lo desengañé cuanto a la idea que él tenía de mí, pasé las
seis horas siguientes extrayendo de él más información. Estas personas existen en
verdad.
Hay un libro llamado AA-1025. Aun siendo escrito de forma literaria, creo que la
substancia del libro es verdadera. Hay varios libros sobre este asunto.
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¿Por qué está sucediendo esto?
Está sucediendo porque nuestros enemigos tienen un objetivo. No sucede por
acaso. Fue por eso, en primer lugar, que Nuestra Señora de Fátima apareció, para
avisarnos sobre el peligro que corría la Iglesia y que debíamos estar atentos, y que no
podemos hacer todo por nuestra cuenta.
Algunas personas saben esto, y mucho más allá de lo que yo dije, por medio de
sus estudios. Soy completamente a favor de que aprendan estas cosas por sí mismos,
pero no es suficiente conocer los hechos. Es necesario también conocer la solución, y
sin Nuestra Señora no lo podemos hacer. Me parece que hasta muchos padres católicos,
aun los tradicionalistas u ortodoxos, no dan lugar bastante al papel de Nuestra Señora en
la Iglesia, porque no comprenden, como dijo el Papa León XIII, que todas las gracias
nos vienen del Dios Padre, a través de la Sagrada Humanidad de Jesucristo, por medio
de la Bien-Aventurada Siempre Virgen María.
No hay una única gracia, que recibamos que no venga por Sus manos.3 Aún no
fue definido, en términos técnicos, que Ella es la Mediadora de Todas las Gracias, pero
hace doscientos años que los Papas lo enseñan. Teológicamente hablando, podría ser
definido mañana. Las personas podrán no estar preparadas, pero esto es la enseñanza de
la Iglesia católica por su Magisterio Ordinario y Universal.
Cuando aplicamos la verdad de esta doctrina, comprendemos la importancia
central del papel de la Santísima Virgen en la salvación. Sabemos que fuera de Dios no
hay salvación. San Pablo dice, en la Epístola a los Hebreos 11:6, que nadie va hasta
Dios, a menos que él cree que Dios existe y recompensa a quienes Lo buscan. Fuera de
la Sagrada Humanidad de Jesucristo no hay salvación. No se ha dado a los hombres otro
Nombre debajo del cielo, por el cual debamos salvarnos. (Hechos 4:12)
Del mismo modo, no hay salvación fuera de la Bienaventurada Virgen María.
Encontrarán prueba de esto en los escritos de San Alfonso María de Ligorio. A este
respecto, él cita muchos santos en Las Glorias de María. Hay un capítulo dedicado a
este tema. Al final, fuera de la Iglesia católica no hay salvación.
La orden de las cosas es: Dios; Nuestro Señor Jesucristo, en Su Sagrada
Humanidad; la Bienaventurada Siempre Virgen María; y después la Iglesia, por esta
orden. La Santísima Virgen María no es sólo para los piadosos. Todos deben tener
devoción a Nuestra Señora para salvar el alma. Ser hijo de María es más importante que
ser hijo de la Iglesia, y ser hijo de la Iglesia es necesario para salvar el alma.
¿Qué es lo que hace Usted católico?
No confunda ser hijo de la Iglesia con la falsa opinión de que, para continuarse a
ser hijo de la Iglesia, debe obedecer a todas las órdenes que un sacerdote, Obispo,
Cardenal o Papa le da, aún si la orden sea un pecado o esté fuera de los límites que Dios
impone a la autoridad de la persona que da la orden.
Lo que hace Usted católico es, en primer lugar, su creencia y persistencia en la
Fe católica; en segundo lugar, su Bautismo en la Iglesia; y en tercer lugar, su
reconocimiento de la autoridad legítima. Pero si un sacerdote, tal como yo, o un Obispo,
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o un Cardenal, o un Papa nos mandan hacer alguna cosa contraria a la Ley de Dios, no
somos desobedientes si no le obedecemos, porque nuestra obediencia es, en primer
lugar, debido a Dios. Debemos obedecer a Dios antes de que a los hombres, como dice
San Pedro (Hechos 5:29). Ésta es la distinción en que, en la práctica, muchos teólogos
tropiezan, pero tengo certeza que todos concordarán conmigo en principio.
Hubo quien me dijese recientemente: “Bueno, nosotros no estamos sujetos a la
Iglesia o al Obispo. Tenemos una capilla tradicional”. Y yo repliqué: “Tener una capilla
no los hace desobedientes. El Obispo no tiene derecho de prohibirles la Misa Tridentina.
Eso está establecido en la ley”. Toda la autoridad, hasta la del Papa, es limitada. Hasta
Dios limita Su propia autoridad. Hace esto porque es Dios y porque es razonable. Pero
es evidente que, si la autoridad de Dios es limitada, toda la autoridad debajo de la Suya
también es limitada. Y el objetivo de la ley de la Iglesia es definir quien tiene autoridad
en que asuntos, y en qué medida.
Vemos aquí un buen ejemplo de niños sirviendo a Nuestra Señora de Fátima y
difundiendo su Mensaje salvífica.
Este asunto necesita ser esclarecido, porque no es el hecho de alguien diciendo
que fulano ya no es católico que hace tal persona no-católica. Es en el modo siguiente:
no es católico quien no sea bautizado cuando sabe que debería ser bautizado, o quien no
conserva la Fe católica, o quien no reconoce la autoridad legítima. No es un asunto de
desobedecer a este o aquel orden cuando tal orden ultrapasa los límites de la autoridad
de la persona que la da. Somos católicos cuando obedecemos a Dios, aun cuando no
obedezcamos a los hombres.
Entre los primeros mártires ingleses, estaban varios monjes cartujos, que fueron
martirizados bajo la acusación de “desobediencia”. Sus superiores de la Casa-Madre
cartuja, en Francia, les habían dicho que debiesen someterse a Henrique VIII. Estoy
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seguro de que las intenciones de los Superiores eran muy buenas, sólo que ellos no
estaban bien informados. Los cartujos que fueron a la horca el 4 de mayo de 1535, eran
desobedientes a sus superiores inmediatos. Sin embargo, murieron mártires y hoy están
canonizados por eso.
Es importante hacer las distinciones adecuadas. Ellos murieron, sin cualquier
duda, como católicos, y murieron como hijos obedientes de su fundador y como hijos
obedientes de la Iglesia, pero no parecieron así a quien no estudió el asunto.
NOTAS:
(1) The Whole Truth About Fatima, Vol III: The Third Secret, (Immaculate Heart Publications,
Buffalo, New York, 1990), pp. 749-762.
(2) La última batalla del diablo. (The Missionary Association, Terryville, Connecticut, 2002),
p. 34.
(3) “Se confirma así la ley de la meditación misericordiosa de que Nosotros hablamos y que San
Bernardino de Siena expresa así: “De todas las gracias concedidas al hombre hay tres
grados de orden, porque por Dios son comunicadas a Cristo, de Cristo pasan a la Virgen, y
de la Virgen descienden a nosotros”. Jucunda Semper Expectatione, pár 5.
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