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Preludio al Anticristo
La lección de Guerra para todos nosotros
por el Padre Nicholas Gruner, S.T.L., S.T.D. (Cand.)
______________________________________________________________________________
Es increíble que un sacerdote católico que prestó el Juramento Antimodernista, que
estudió durante el tiempo en que era Papa Pío XII, que creció en un país tan católico como
Portugal, pudiera hoy – 50 años más tarde – tener la audacia de promover el culto de ídolos
paganos, de dioses paganos. Sin embargo, es precisamente ese acto de infidelidad el que cometió
el Rector del Santuario de Fátima, Mons. Luciano Guerra, cuando el 5 de mayo de 2004 permitió
y alentó el ritual hinduísta en el Santario de Fátima.
El hinduísmo es una religión que da culto a los ídolos. Tal vez usted nunca ha estado en
la India o en otros países paganos. Una vez en la India, yendo en un taxi, el conductor tenía en el
panel de instrumentos un ídolo pagano. La imagen tallada no representaba un santo, o algún
miembro de su familia, sino era un falso dios. Pregunté al conductor, “usted cree que esa es una
deidad, que es alguna suerte de figura poderosa a la que le da culto, que usted adora, que usted
considera más importante que usted mismo, que su familia; usted cree que esa pequeña pieza de
arcilla es dios?”
El conductor indú me contestó, “si”.
Nuestro Señor condenó en el Antiguo Testamento a aquellos que veneraban un trozo de
madera o de arcilla o una imágen de oro, no creyendo que era una representación de su “dios” o
la representación de algo santo, sino que era el “santo dios mismo”.
Sin embargo, el Rector Guerra permitió tal culto pagano en Fátima. Después de casi
cincuenta años de sacerdocio, de ver la devoción de millones de católicos en Fátima, de tener el
privilegio de hablar con la Hermana Lucía, de hablar con los testigos del gran Milagro del Sol; a
esa condición de acatólico se permitió el Rector Guerra reducirse.
Es también duro de creer que una persona inteligente, con todas las gracias, con todas las
oportunidades, con toda la formación que él recibió, pueda ser tan infiel, y si, incluso, tan
estúpido. Sin embargo, es un hecho.
Que la ceguera del Rector Guerra y su caída de la gracia sean una lección para todos
nosotros.
Recordemos el sabio, el humilde ejemplo de San Felipe Neri, quien una vez vió llevar a
un criminal al patíbulo para ser ejecutado por un crimen horrible. San Felipe Neri se dijo a sí
mismo con toda verdad, “allí, pero por la gracia de Dios, voy yo”.
Tiemble cada uno de nosotros. Dese cuenta que cada uno de nosotros, al igual que el
Rector Guerra, quien despreció la gracia de Dios y despreció a Dios mismo invitando, recibiendo
y aprobando la presencia y los actos de culto de esos hinduístas en el altar católico, en el mismo
sitio donde Nuestra Señora se apareció en Fátima seis veces diferentes, sin la gracia de Dios
podría caer en lo mismo.
Y peor aún es el caso del Rector Guerra. El no solo autoriza a prestar el santuario católico
a los hinduístas, él también ataca a quienes tratan de señalarle que por los gravísimos errores de
sus actitudes, está en peligro de ir al infierno por su apostasía. El Rector Guerra tiene más de 75
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años, y probablemente en no mucho tiempo él se reúna con el justo Juez, Nuestro Señor
Jesucristo, quien considera abominación el culto de los demonios, el culto pagano de los ídolos.
Uno podría pensar que una persona que se acerca a la muerte nunca podría hacer tal cosa. Sin
embargo un hombre – sacerdote o laico – herido de ceguera espiritual hará tales cosas. Por eso,
tal como San Felipe Neri dijo de si mismo, nosotros también podríamos decir, “allí, pero por la
gracia de Dios, voy yo”.
Recemos entonces, en primer lugar por nosotros, para que tengamos la humildad de no
creernos autosuficientes, para que nunca hagamos una cosa tal basados en nosotros mismos. Dios
ha permitido que la ceguera del Rector Guerra nos sirva de lección a todos nosotros para no
seguir su mal ejemplo.
Magnitud histórica
Al mismo tiempo, también es importante para nosotros reflexionar sobre este hecho
histórico. La magnitud de este crímen es difícil de exagerar.
En primer lugar esto es contrario al Primer Mandamiento, “no tendrás dioses extraños
ante Mi”. No obstante, ¡el Rector Guerra aprueba la introducción de esos dioses extraños en
santuarios y altares católicos!
Dios, en el Antiguo Testamento, castigó severa y públicamente el culto a los falsos dioses
dado por un pueblo que había hecho una alianza con el Unico Verdadero Dios; con el pueblo de
la Antigua Alianza que acordó con Dios servirlo solo a El, y más tarde adhirió al culto de los
falsos dioses.
Está el famoso caso de Finés. (Num. 25:6-13) Finés mató a dos personas – una de ellas
un israelita – mientras estaban dado culto a los falsos dioses. Dios estuvo satisfecho con Finés
por matar al israelita que estaba participando en el culto a un falso dios. Había ocurrido que una
plaga había visitado a todos los pueblos a causa de su falso culto. Pero cuando Finés mató al
hombre que lo hacía, la plaga terminó.
La Escritura nos dice que la memoria de Finés se conserva en bendición hasta el fin de
los tiempos por su acto de ejecutar a la promotora y al practicante del culto al ídolo.
Debería decirse, para no ser malinterpretados, que no abogamos por la violencia contra
quienes adoran a los falsos dioses. Nosotros apenas contamos esta historia porque ilustra cómo el
único verdadero Dios aborrece tal culto pagano.
Hay muchos otros casos en la Sagrada Escritura. Incluso la historia de la Iglesia retiene la
historia de Juliano el Apóstata. Juliano fue el gobernante del imperio Romano después de su
conversión a la Fe Católica. Juliano apostató y promovió, con el poder del estado, el culto a los
falsos dioses, a los ídolos. La gente era forzada a dar culto a los dioses paganos. Juliano fue
golpeado de muerte por el mismo Dios y sus últimas palabras fueron, “ganaste, oh Nazareno.”
Los mártires de los primeros siglos fueron al martirio por una razón: ellos rechazaron
adorar a los ídolos paganos. El Martirologio Romano tiene miles de ejemplos de santos católicos
que sufrieron exílio, tortura, mutilación, encarcelamiento y ejecución por una razón y solo por
una razón, porque ellos rechazaron dar culto a los dioses paganos.
Los santos y los misioneros a lo largo de la historia de la Iglesia sufrieron padecimientos
inauditos y fueron a muerte cruel para salvar a los paganos de las tinieblas de sus falsas
religiones. Por ejemplo, nuestro propio mártir norteamericano, San Isaac Jogues, a quien
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cortaron ambos dedos índices como parte de la tortura que sus captores paganos usaron para
desalentar y detener sus esfuerzos misioneros. Sin embargo, como él quería salvarlos del
infierno, persistió regresando a ellos, aunque había sido rescatado de ellos. Fue martirizado
mientras predicaba el Evangelio, cuando predicaba contra el paganismo. Ahora, los supuestos
líderes “católicos”, como el Rector Guerra y el Obispo de Fátima, dan la bienvenida a estas
religiones paganas y a sus rituales en iglesias católicas.
Debería tenerse en cuenta que el culto a los dioses paganos no está prohibido solo a los
católicos. No. El Primer Mandamiento prohibe a TODA la humanidad dar culto a los dioses
falsos. Los hinduístas viven sus vidas en gruesa violación del Primer Mandamiento, no importa
cuan bien intencionados ellos estuvieran.
¡Sin precedentes!
Nosotros vivimos un período de la historia sin precedentes. Nunca antes – nunca antes de
nuestro tiempo – tuvieron los católicos autoridades que invitaran deliveradamente a los paganos
a adorar sus falsos dioses en las iglesias y santuarios católicos. Ni siquiera durante la herejía
arriana en el siglo IV, la cual fue la peor crisis de la Fe en la historia de la Iglesia antes de
nuestros días, ni siquiera durante la rebelión protestante en el siglo XVI las iglesias cristianas
fueron dadas vuelta al culto pagano de los ídolos. Se reservó a los católicos de nuestro tiempo
presenciar esta lastimosa abominación de la desolación.
La Sagrada Escritura nos habla de la venida del Anticristo, el hombre de pecado que
perseguirá a los católicos alredor del mundo, que no permitirá a nadie comprar o vender sin su
permiso; el Antricristo quien se exalta por sobre todas las cosas santas, aún por sobre Dios
mismo. El es llamado el hijo de perdición. El es el hombre más malo que nunca existirá en toda
la historia de la humanidad – peor que Stalin, que Hitler, que Lenín, peor que cualquier otro que
usted pueda pensar, actuamente en vida o que haya vivido en el pasado.
Y la venida del Anticristo está precedida por la Apostasía.
El Anticristo instalará el culto pagano en el lugar santo, la abominación de la desolación,
que es el culto del mismo satanás. Obviamente esa abominación de la desolación es precedida
por la instalación del culto idólatra, y eso será en el lugar santo.
Estamos así en el momento histórico más espantoso. Estamos comenzado a ver esta
apostasía ante nuestros propios ojos. La vemos promovida por sacerdotes católicos tales como el
Rector Guerra, por obispos católicos como el Obispo de Fátima, y por el silencio y/o connivencia
de otros obispos de Portugal. Esto también sigue ocurriendo debido al silencio, connivencia y
promoción de débiles, malos o desencaminados obispos, arzobispos y Cardenales, por
dignatarios en el mismo Vaticano.
Han pasado más de dos meses desde el gran escándalo, que fue transmitido a la nación
portuguesa el 5 de mayo, el mismo día de ocurrido. Incluso hasta el presente día, ni el Papa, ni
los Cardenales, ni los obispos, ni los sacerdotes han hablado claro contra esto.
Ellos no han removido a Guerra, no han removido al obispo de Fátima, no han hecho
reparación pública, no han llamado a los fieles a hacer oración y penitencia por el gran ultraje a
Dios y a la Santísima Virgen María.
El gran sacerdote Padre Frederick Faber dijo, “donde no hay odio por la herejía, no hay
santidad”. Sin embargo, lo que ocurrió en Fátima es peor que la herejía, es apostasía. Y aquellos
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en los más altos escalones de la Iglesia no hicieron nada para evitarlo o ellos mismos lo
alentaron. Ellos no sintieron odio por la herejía; ellos no sintieron odio por la apostasía.
Esto muestra que la Iglesia está en profunda crisis. Este escándalo en Fátima, y el hecho
que sea permitido desde las más altas posiciones de la Iglesia, demuestra la verdad de lo que nos
dijo el Cardenal Ciappi. El dijo, “en el Tercer Secreto está profetizado, entre otras cosas, que la
gran apostasía en la Iglesia comenzará en la cima”. Cuando una persona habla de la apostasía, se
refiere a la apostasía predecida por el Espíritu Santo en la Sagrada Escritura.
Nosotros sabemos que esa apostasía está ahora encima de nosotros:
• Nosotros sabemos por nuestra investigación que el Tercer Secreto es una
profecía. Nosotros sabemos eso por el Cardenal Ottaviani en 1955 y por el
Cardenal Ratzinger en 1984, y por otros.
• Nosotros sabemos que la profecía comienza a realizarse abiertamente en 1960.
(Eso lo sabemos por la Hermana Lucía y por Frère Michel. La Hermana Lucía
dijo que Nuestra Señora quiso que el Tercer Secreto se revelara a los fieles a
más tardar en 1960, porque entonces sería más claro. Frère Michel señaló que
una profecía es más clara cuando comienza a realizarse. Así, nosotros
deducimos correctamente que la profecía comenzó a realizarse abiertamente en
1960.)
• Nosotros sabemos que estamos viviendo en ese período entre 1960 y el fin de la
profecía, que tendrá lugar cuando el Santo Padre, el Papa, consagre finalmente
Rusia al Inmaculado Corazón de María como fue especificado por Nuestra
Señora de Fátima. (Sabemos esto porque el Tercer Secreto termina con las
palabras “Al fin, Mi Corazón Inmaculado triunfará. El Santo Padre me
consagrará Rusia, la que se convertirá y será dado al mundo un período de
paz”.)
La profecía del Tercer Secreto nos dice que la apostasía en la Iglesia comienza en la
cima. Nosotros estamos viviendo a través de la apostasía que ha comenzado y continúa
difundiéndose al menos por el silencio, si no por la connivencia y por su actual promoción desde
el Vaticano. La apostasía ha sido ignorada desde el Vaticano mismo por las dos cosas que
nosotros sabemos que están en el Secreto:
• De un cercano amigo del Papa Juan Pablo II, The Fatima Crusader supo que
Nuestra Señora, en el Tercer Secreto, advirtió contra la alteración de la Sagrada
Liturgia, más específicamente del Santo Sacrificio de la Misa. Ella también
advirtió contra un mal concilio que se celebraría (y que nosotros sabemos que
tuvo lugar, el Concilio Vaticano II).
• Nosotros sabemos que el Concilio Vaticano II es ese mal concilio, porque ahora
se alienta el culto pagano en los santuarios católicos en el “espíritu
interreligioso del Vaticano II”. Es la nueva orientación del Vaticano II la que el
Rector Guerra confía en promover, aprobar y defender en Fátima.
El fruto del Concilio está allí para que todos lo vean. El hecho que Guerra no haya sido
removido, que Guerra se defienda con las palabras del Concilio y se defienda por la presente
administración y actividades de los dignatarios vaticanos – incluyendo el Papa – muestra dos
ideas de religión, esas dos religiones que están luchando por vuestras almas:
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1) La Fe Católica/Iglesia, la verdadera Iglesia Católica – la que lo llevará a usted
al Cielo.
2) La religión conciliar, la iglesia conciliar, la falsa Iglesia Católica – que lo
llevará a usted al infierno.
La verdadera Religión Católica adhiere a la enseñanza de Jesucristo (Apoc. 12:17),
adhiere a la enseñanza de los Apóstoles y a los ejemplos de los Apóstoles y de los santos al
adorar y honrar a Dios exclusivamente, al despreciar y rechazar a las falsas religiones, y al
rechazar especialmente el paganismo y sus falsos dioses e ídolos.
Las falsa religión pretende ser católica. Sus partidarios ocupan muchos de los despachos,
de los edificios, los atavíos, el vestuario, los nombres y los títulos, y tiene la apariencia de ser
católica para el observador ocasional. Pero ellos han perdido la Fe. Objetivamente, ellos no son
culpables solamente de herejía, la que implica la negación de uno o dos dogmas, sino de
apostasía. Ellos promueven el culto al demonio. La Sagrada Escritura enseña infaliblemente, “los
dioses de los gentiles son demonios” (Ps. 95:5)
Ellos trabajan al servicio del demonio.1 Conciente o inconcientemente, ellos trabajan
para la Francmasonería. Algunos de ellos han conducido servicios de culto masónico en secreto,
en los cuales dieron culto al demonio. La Masonería es una religión pagana. La Masonería ha
reconocido en casos judiciales que es, en si misma, una religión. Fue el Papa Pío VIII quien dijo
de la Francmasonería, “su dios es el diablo”.2 Su religión es básicamente la misma falsa religión
de los paganos canaanitas quienes también tenían los mismos dioses falsos de los masones.
La religión canaanita llama al sacrificio humano, especialmente al sacrificio de infantes.
Es por eso que nosotros tenemos hoy el aborto, a causa de la influencia masónica en nuestros
gobiernos.
Es a los masones que un número de Cardenales y obispos pertenece. Ellos han
apostatado, ellos aparecen siendo prelados católicos, pero ellos sirven al demonio. Es a la
Masonería y / o a los ideales masónicos que prelados tales como el Cardenal Kasper y otros,
sirven. Aún cuando el Rector Guerra no sea masón, él sirve, sin embargo, los ideales masónicos
por su enfoque sincretista de la religión. Es esa nueva religión conciliar la que pretende el
nombre de Católica Romana, pero no es Católica Romana para nada. Es una falsa religión que
dice: para ser católicos, nosotros debemos permitir a los paganos dar culto en nuestros santuarios
católicos; para ser católicos no debemos insistir en el dogma que “fuera de la Iglesia no hay
salvación”.
Los apóstatas pretender ser católicos mientras quieren silenciar a los verdaderos católicos.
Ellos pretender ser hijos obedientes de la Iglesia Católica. Ellos pretender ser católicos fieles.
Ellos pretenden la dignidad de los oficios que han usurpado. A cualquiera que los cuestione, que
señale su apostasía y cuestione sus negaciones del Dogma Católico, lo atacan personalmente,
más que responder a sus legítimos interrogantes. Sin embargo, nosotros debemos continuar
nuestra resistencia. Para defender la Fe y para defender las almas, nosotros debemos poner en
duda su buena voluntad y señalar su hipocresía cuando reivindican ser católicos, mientras niegan
los dogmas católicos.
Nosotros tenemos el ejemplo del Padre Fox, quien se ha convertido en defensor
modernista de la falsa religión, promovida de facto por el Vaticano II. El también defiende los
falsos ideales del ecumenismo cuando promueve la idea que los ortodoxos están convertidos a
Cristo por pertenecer a la “Iglesia Ortodoxa”. Esta idea de Fox está basada en la herejía.3
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En 1951, el Papa Pío XII envió al Padre Schweigl a conversar con la Hermana Lucía.
Entonces el Padre Schweigl se enteró del contenido básico del Tercer Secreto y lo transmitió a
los Papas. El Papa Pío XII supo, a partir de ese momento, que el Tercer Secreto nos anticipaba
un mal Concilio; él siempre, después de eso, rechazó la propuesta de reunir un Concilio
Ecuménico (universal) de la Iglesia.
Una lección de la Historia
Los católicos que piensan que un Concilio no puede errar o hacer mal, demuestran
lamentablemente su falta de conocimiento de la historia de la Iglesia. El Segundo Concilio de
Constantinopla – reunido en 553 – fue un concilio de esa clase.4 En 1934, el historiador católico
Phillip Hughes lo llamó “el más extraño de todos los concilios”.
Aunque el Constantinopolitano II no fue tan malo como el Vaticano II, fue ambíguo y
confundió a la gente en cuanto a doctrina católica se trató. Por lo tanto, el Papa Gregorio Magno,
que murió en el 604 a.D., aconsejó a los obispos ignorar el Segundo Concilio de Constantinopla
y su enseñanza ambígua. “Hagan de cuenta que no existió,” fue su consejo.
Eso es lo que los católicos deberían hacer con el Vaticano II.
En primer lugar debemos adherir a lo que la Iglesia siempre enseñó por su magisterio
infalible y por su enseñanza inmutable a lo largo de los siglos. Nosotros debemos prestar
atención al Secreto de Fátima, y tener en cuenta la advertencia de Nuestra Señora para
protejernos contra el mal concilio. En el orden práctico, nosotros debemos ignorar sus
enseñanzas falsas y no basar ninguna decisión en el Concilio Vaticano II, antes bien, basar
nuestras decisiónes en las enseñanzas de la Iglesia anteriores al Concilio Vaticano II.
Por lo tanto, si el Concilio Vaticano Segundo sostiene lo que la Iglesia siempre enseñó,
entonces usted puede seguirlo con seguridad. Pero si el Concilio Vaticano Segundo enseña cosas
que son confusas, entoces simplemente ignórelas. Y si el Concilio Vaticano Segundo enseña
cosas que son contrarias a lo que la Iglesia siempre enseñó, o si emprende una nueva orientación
que es diferente de lo que la Iglesia siempre enseñó y practicó, entonces nosotros debemos
rechazar esas malas enseñanzas y practicar y abrazar de todo corazón lo que la Iglesia enseñó
siempre antes del Vaticano II.
Lo mismo es válido para todas las enseñanzas desde octubre de 1958 hasta el presente.
Debemos recordar que el dogmático Concilio Vaticano I enseñó infaliblemente que ni siquiera
un Papa puede cambiar la enseñanza católica.5
Así, cuando los Papas conciliares enseñaron lo que la Iglesia siempre enseñó, resultó
entonces seguro seguirlos en esas materias. Eso es cuando los papas Juan XXIII, Pablo VI, Juan
Pablo I y Juan Pablo II enseñaron lo que la Iglesia siempre enseñó, nosotros podemos seguir
seguros esas enseñanzas.
Si esos Papas, sin embargo, enseñaron cosas que son confusas – que parecen contradecir
las enseñanzas papales del pasado – entonces haríamos mejor ignorando esas enseñanzas. Eso es
especialmente cierto si esas nuevas enseñanzas papales están basadas en la nueva orientación del
Concilio Vaticano Segundo.
Y si, si los Papas post-conciliares han enseñado algo contrario a lo que la Iglesia siempre
ha enseñado, luego usted debe rechazar esas enseñanzas y abrazar de todo corazón lo que la
Iglesia siempre ha enseñado con anterioridad al Vaticano II.
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Ese es nuestro muy simple programa, y eso es lo que Nuestra Señora de Fátima nos
hubiera indicado. Por eso la presente administración en el Vaticano ha ocultado deliberadamente,
con mentiras y medias verdades, todo el Mensaje de Fátima, todo el Tercer Secreto de Fátima.
Y ahora en que nos encontramos con este acto de apostasía promovido por el Obispo de
Fátima y el Rector Guerra en Fátima, todo el plan de los falsos católicos está expuesto. Los
enemigos de Cristo y de Su Iglesia, quienes ocupan posiciones de Cardenales, obispos y
arzobispos y dignatarios vaticanos, trabajan para destruir la Iglesia desde adentro al llevar a la
gente a involucrarse en el Ecumenismo, que es otra forma de llevar a la gente fuera de la Iglesia.
Eso aleja a los católicos de las enseñanzas dogmáticas de la Iglesia, aleja a los no-católicos de
convertirse a la Fe Católica.
Sus tácticas apuntan a pervertir a los católicos su Fe Católica, al creer algo que parece
católico pero no es para nada católico. Y los católicos están siendo llevados a la apostasía por
etapas, por pequeños o grandes pasos.
Muchos jamás han notado antes a donde los está llevando esta nueva religión conciliar: al
culto pagano dentro de la Iglesia, como si eso fuera querido por Dios mismo. Nada más lejano a
la verdad. Debería ser evidente a cualquier persona, incluso a los no-católicos, que esa es una
contradicción de lo que siempre ha enseñado y por lo que siempre ha abogado la Iglesia.
Y así, nosotros nos encontramos en el momento histórico en que el Anticristo aparece
listo para entrar en la escena pública del mundo, proclamándose el salvador de la humanidad,
proclamando que él traerá la paz al mundo, proclamando que él es el único camino, con su único
gobierno mundial y con su única religión mundial que alienta a los paganos a ser paganos, a los
hinduístas a ser hinduístas, a los musulmanes a ser musulmanes, y a los católicos a volverse
falsos católicos.
Pero el Anticristo no tolerará la verdadera religión católica como la enseñó Jesucristo y
Sus Apostoles, fuera de la cual no hay salvación. Eso es porque él es el anti-Cristo, él es ANTI –
eso es, él está contra todo lo que Jesúcristo representa.
El Anticristo y sus muchos seguidores serán intolerantees solo contra aquellos que
afirman que Jesucristo es el único camino al Padre; que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero
hombre; que Jesucristo fundó la única religión, la única Iglesia; que nosotros no podemos ir a
Dios excepto a través de la Iglesia que Jesucristo fundó. La Iglesia de Jesucristo que es la Una,
Santa, Católica y Apostólica.
El Anticristo, quien se opone a todo lo de Jesucristo, no tolerará la única verdadera
religión de Cristo.
Nosotros necesitamos despertarnos por nuestras oraciones, por nuestros Rosarios, por
nuestros actos de virtud, por nuestra reparación al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado
Corazón de María, rezando la oraciones que el Angel enseñó a los niños de Fátima, y
especialmente rezando frecuentemente y fervientemente el Rosario.
Nosotros debemos elegir el bando. No podemos sentarnos en el vallado. O estamos con
Dios o estamos contra El. La Hermana Lucía dijo,”desde ahora nosotros debemos elegir los
bandos. O estamos con Dios o estamos con el demonio. No hay otra posibilidad. Nosotros no
debemos mirar hacia el Vaticano o hacia los obispos o hacia las órdenes religiosas en busca de
orientación en esta cuestión, ya que ellos han sido engañados mundialmente haciéndolos seguir
esta falsa orientación de apariencia “católica” desde el Vaticano.
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La Hermana Lucía, a este respecto, dijo: “No esperemos que venga de Roma una llamada
a la penitencia, de parte del Santo Padre, para todo el mundo, ni esperemos tampoco que venga
de parte de los señores Obispos para cada una de sus diócesis; ni siquiera tampoco de parte de las
Congregaciones Religiosas. No; ya Nuestro Señor usó muchas veces estos medios, y el mundo
no le ha hecho caso. Por eso, ahora, ahora que cada uno de nosotros comience por si mismo su
reforma espiritual; que tiene que salvar no solo su alma, sino salvar a todas las almas que Dios ha
puesto en su camino.”
Puntos para considerar
En conclusión, nosotros debemos recapitular algunas consideraciones importantes de lo
que sabemos sobre el Tercer Secreto:
1) Nosotros tenemos de fuentes de adentro del Vaticano que el Tercer Secreto advirtió
contra una próxima reunión de un mal concilio y contra cambios en la liturgia.
2) También sabemos que el Cardenal Ciappi, el teólogo personal de todos los Papas
desde el Vaticano II, dijo, “en el Tercer Secreto está profetizado, entre otras cosas, que la gran
apostasía en la Iglesia comenzará en la cima”.
3) Eso explica por qué la apostasía se ha difundido en toda la Iglesia – porque viene de
las más altas autoridades de la Iglesia. Esa apostasía no es muy resistida porque la mayoría de la
gente fue ganada por el inmerecido prestigio del Vaticano II.
4) La apostasía se difunde por medio de las nuevas enseñanzas del Vaticano II, de las
nuevas prácicas que el Concilio inauguró, y por la Nueva Misa, que fue escrita con la ayuda de
seis ministros protestantes.
5) La antigua Liturgia Romana, en latín, contenía barreras contra la herejía. La Nueva
Misa abandonó esas barreras. El Cardenal Ottaviani, Prefecto del Santo Oficio, Defensor Público
de la Fe, lamentó que la Nueva Misa, “si se consideran los elementos nuevos, suceptibles de
apreciaciones muy diversas, que aparecen subentendidos o implicados, se aleja de manera
impresionante, en conjunto y en detalle, de la teología católica de la Santa Misa, cual fue
formulada en la XXII Sesión del Concilio de Trento, el cual, al fijar definitivamente los
‘cánones’ del rito, levantó una barrera infranqueable contra toda herejía que pudiera menoscabar
la integridad del misterio”.6
La implementación de la Nueva Misa fue una forma de “demoler los bastiones”,
bastiones que contenía la antigua Misa contra la herejía, bastiones que protejían la Fe. El
Cardenal Ottaviani fue reemplazado como Prefecto del Santo Oficio por el Cardenal Ratzinger.
Los lectores del libro La última batalla del diablo recordarán que el actual “Defensor Público”
de la Fe, el Cardenal Ratzinger, aprobó los esfuerzos para “derribar los bastiones”. (Ver La
última batalla del diablo, Capítulo 7.)
•
De esta manera, la herejía pudo difundirse por la implementación de la Nueva Misa, y por las
deficiencias que contiene el Nuevo Rito. Esta es una de las muchas razones por las que decenas
de miles de sacerdotes católicos y de laicos a lo largo del mundo han elegido no celebrar nunca
o no asistir nunca a la Nueva Misa.
6) Para aquellos que creen que un Concilio nunca podría ser malo, está el ejemplo
histórico del Segundo Concilio de Constantinopla, que fue fuente de confusión. Por eso, no es
contrario a la Fe decir que un Concilio puede ser malo. En realidad, podría decirse que Dios
permitió que el desastre del Segundo Concilio de Constantinopla tuviera lugar como una lección
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para nosotros para no repetir ese error, y para no caer en la noción equivocada de que un
Concilio nunca puede ser fuente de confusión para la Iglesia.
Debe recordarse que el Vaticano II no es un Concilio dogmático, sino pastoral. Esto en
primer lugar señala una nueva dirección para la Iglesia, y la nueva dirección es desastrosa,
culminando en el culto pagano que se está permitiendo dentro de santuarios católicos.
“Quien persevere hasta el fin...”
Sigamos entonces una regla de vida que es completamente católica. Recemos por el
Rector Guerra del Santuario, y recemos también por nosotros mismos, para que no podamos caer
en pecados similares. Nosotros protestamos públicamente los ultrajes ahora ocultos en Fátima, y
pedimos al Papa y al Vaticano que los corrijan, aunque parezca que nuestras voces no sean
bienvenidas. Nosotros adherimos a lo que la Iglesia Católica siempre enseñó respecto a doctrina
y práctica, y resistimos las novedades impuestas al mundo católico desde el Vaticano II.
Nosotros nos comprometemos a nosotros mismos, como nunca antes, a cumplir los pedidos de
Nuestra Señora en Fátima de hacer reparación por los ultrajes infligidos de manera sin
precedentes a Su Inmaculado Corazón.
Notas al pie:
1. Ver Windswept House, pp. 7-20 y Keys of this Blood, p. 632, ambos de Malachi Martin.
2. Encíclica Traditi, 21 de mayo de 1829. Citada de: Papacy and Freemasonry por el Rector
Jouin, p. 14.
3. Ver de Christopher Ferrara El asalto modernista del Padre Fox a Fátima, disponible en
español en The Fatima Crusader. Ver (en inglés) “Ayúdenos a difundir el Mensaje de Fátima”
de nuestra producción.
4. Ver An Ambiguous Council, On the Second Council of Constantinople, Thomas Woods, Ph.D.,
Catholic Family News, marzo 2002. Ver también Christopher Ferrara y Thomas E. Woods, Jr.,
The Great Façade: Vatican II and the Regime of Novelty in the Roman Catholic Church, (The
Remnant Press, Minnesota, 2002) pp. 326-333.
5. Cuando el Vaticano I definió la infalibilidad papal, enseñó: “...pues no fue prometido a los
sucesores de Pedro el Espíritu Santo para que por revelación suya manifestaran una nueva
doctrina, sino para que, con su asistencia, santamente custodiaran y fielmente expusieran la
revelación transmitida por los Apóstoles, es decir el depósito de la Fe” (Concilio Vaticano I,
Sesión IV, Capítulo Pastor Aeternus, Denz. 1836).
6. De la carta de los Cardenales Ottaviani y Bacci al Papa Paulo VI, 25 de setiembre de 1969.
The Ottaviani Intervention: (Tan Books), edición inglesa. [También, Ottaviani y Bacci, Breve
Examen Crítico del “Novus Ordo Missae”, (Iction, Buenos Aires, 1980) edición bilingüe,
original latino/español. N. del T.]
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