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De Heliópolis a Jena: la Ciencia de la Lógica como el ave Fénix Francisco Higle “… es absolutamente imposible, cuando la forma sustancial del espíritu se ha transformado, querer conservar las formas de la cultura anterior: son hojas secas que caen empujadas por los nuevos brotes, que ya surgen sobre sus raíces.” G. Wilhelm Friedrich Hegel El religioso cristiano Clemente de Roma, quien según Ireneo1 sería el tercer sucesor del apóstol Pedro, señala en su epístola a los corintios lo siguiente: Hay un ave, llamada Fénix. Ésta es la única de su especie, vive quinientos años; y cuando ha alcanzado la hora de su disolución y ha de morir, se hace un ataúd de incienso, mirra y otras especias, en el cual entra en la plenitud de su tiempo, y muere. Pero cuando la carne se descompone, es engendrada cierta larva, que se nutre de la humedad de la criatura muerta y le salen alas. Entonces, cuando ha crecido bastante, esta larva toma consigo el ataúd en el que se hallan los huesos de su progenitor, y los lleva desde el país de Arabia al de Egipto, [Heliópolis] a un lugar llamado la ciudad del sol, los deposita allí; y una vez hecho esto, emprende el regreso. Entonces, los sacerdotes inspeccionan los registros de los tiempos, y hallan que ha venido cuando se han cumplido los quinientos años.2 El mito del ave Fénix, indicado anteriormente, no es un mero recurso estilístico, sino que sirve como metáfora para describir la situación en la que se encontraba la lógica en la época de Hegel. La lógica, siguiendo a Kant, no ha tenido que dar un paso atrás desde Aristóteles, pero tampoco, hasta ahora, ha podido dar un paso adelante. Así pues, según toda apariencia, hállase conclusa y perfecta. La lógica, asevera Kant, tiene que limitarse, tan sólo, a demostrar con rigor las reglas formales de todo pensar. El éxito de la lógica, de acuerdo con Kant, se debe a su carácter limitado, que la obliga a hacer abstracción de todos los objetos del conocimiento. La lógica como propedéutica constituye el vestíbulo de las ciencias. Esta es la miserable circunstancia en la que se encontraba la lógica en el tiempo de Hegel. Pero, la lógica cual ave fénix resurgirá de sus cenizas y ocupará dentro del orbe hegeliano el sitial de honor que merece. La tarea de reconstrucción que siempre asume Hegel es digna de todo encomio, podría decirse que Hegel cual Midas recibió del Dios Dionisio el don de convertir en oro todo aquello que tocara. La ciencia de la lógica constituye el renacimiento de una ciencia que, según Kant, estaba condenada cual Sísifo a una tarea monótona y limitada. 1 2 San Ireneo de Lyon, Contra los herejes, versión digital, p. 150. Clemente de Roma, Epístola a los Corintios, versión digital, p. 9. 1 El interés de estas sucintas reflexiones es mostrar lo que a nuestro juicio constituyen las ideas principales que se hallan en los prefacios y en la introducción de la obra, claro está, la apelación a la Fenomenología del Espíritu será de vital importancia para exponer la continuidad del pensamiento de Hegel. Existen tres ideas que serán objeto de examen: la identidad entre ser y pensar, la teoría del contenido y el papel de la nueva lógica. §1. La lógica será concebida por Hegel como la ciencia del pensamiento puro, su objeto es el pensamiento que concibe, cuyo principio se encuentra en el puro saber, es decir, en la unidad no abstracta, sino concreta y vital, puesto que en ella se encuentra superada la oposición que existe en la ‘conciencia’ entre lo subjetivo y lo objetivo: ambos momentos están contenidos en el elemento lógico. Las formas del pensamiento, señala Hegel, están expuestas y consignadas en el lenguaje del hombre, el lenguaje es un medio lógico en el que nuestros pensamientos encuentran su ser: En todo aquello que se le convierte [al hombre] en algo interior… en lo que hace suyo, ha penetrado el lenguaje; y aquello que el hombre convierte en lenguaje y expresa con él, contiene escondida, mezclada o elaborada una categoría: tan natural es al hombre el elemento lógico… lo lógico es más bien lo sobrenatural, que penetra en toda relación o actividad natural del hombre…3 La lógica ha sido considerada, de manera inexacta según Hegel, como la ciencia que hace abstracción de todo contenido y que dicho contenido debe ser traído de otra parte. Decir que la lógica carece de contenido es decir que la lógica no contiene la verdad por sí misma, dado que el contenido es el elemento esencial de la verdad. Se ha presupuesto que el contenido existe como un mundo acabado en sí y por sí, fuera del pensamiento, el cual es vacío y recibe legitimidad sólo cuando adquiere contenido. El sórdido panorama en el que se hallaba la lógica en la época de Hegel era fruto del entendimiento reflexivo: el entendimiento que abstrae y, por lo tanto, separa. El modo de obrar del entendimiento siempre será escisivo por antonomasia. Hegel se opondrá a esta manera de ver las cosas: […] es inapropiado decir que la lógica hace abstracción de cualquier contenido, que enseña sólo las reglas del pensar, sin penetrar en lo que ha sido pensado… ya que son el pensamiento y las reglas del pensar los que deben constituir su objeto, en éstos tiene la lógica su contenido característico inmediato, y… tiene también el segundo elemento del conocimiento, a saber, una materia, de cuya naturaleza debe preocuparse.4 3 Wilhelm Friedrich Hegel, La ciencia de la lógica, Ediciones Solar S. A., 1982, Buenos Aires, traducción directa del alemán por Augusta y Rodolfo Mondolfo, versión digital, p.18. 4 Ibíd., p. 42. 2 En la lógica que Hegel articula no hay escisión alguna entre la forma y el contenido: “la carencia de contenido de las formas lógicas se encuentra, más bien, en su manera de considerarlas y de tratarlas.”5 La manera de apreciar la lógica que tiene el entendimiento reflexivo es estéril, señala Hegel, y debe ser relegada al campo de una lógica escolar. §2. En el prefacio de la Fenomenología del Espíritu se encuentra un argumento general que pretende establecer una identidad entre el ser y el pensamiento. Dicho argumento es el siguiente: Cuando digo cualidad, digo la determinabilidad simple; mediante la cualidad se distingue un ser allí de otro o es un ser allí; este ser allí es para sí mismo o subsiste por esta simplicidad consigo mismo. Pero es por ello por lo que es esencialmente el pensamiento. Es aquí donde se concibe que el ser es pensamiento… El ser allí es cualidad, determinabilidad igual a sí misma, simplicidad determinada, pensamiento determinado, y este es el entendimiento que es apropiado para el ser allí.6 Sólo en el pensamiento hay determinación, ésta es la premisa básica del argumento. Al no ser la existencia más que una mera determinación se entiende que la misma no es otra cosa que el pensamiento mismo reflejado en sí. La idea de que existe una identidad entre ser y pensar, afirma Hegel, ya se encontraba en la metafísica antigua, de tal forma que sostenía que el pensamiento y las determinaciones del pensamiento no son ajenas al objeto, sino que constituían más bien su esencia, esto es, que las cosas y el pensamiento de ellas coinciden en sí y por sí; el pensamiento en sus determinaciones inmanentes y la naturaleza verdadera de las cosas constituyen un sólo y mismo contenido. La realidad de algo sólo está en su concepto, en cuanto es diferente de su concepto deja de ser real y se convierte en algo nulo. De acuerdo con Hegel: […] la cosa, sin embargo, ya no puede ser para nosotros más que los conceptos que de ella tenemos. Cuando la filosofía crítica entiende la relación de estos “tres términos”, como si pusiéramos los pensamientos cual medio entre nosotros y las cosas, en el sentido de que tal medio más bien nos separa en vez de unirnos a ellas, hay que oponer a esta manera de ver la simple observación de que precisamente dichas cosas, que tendrían que hallarse situadas en un más allá en la extremidad opuesta a las que nos hallamos nosotros y el pensamiento a ellas referido, no son en sí mismas sino objetos del pensamiento, y asimismo del todo indeterminados, son solamente un único objeto de pensamiento.7 5 Ibíd., p. 45. Wilhelm Friedrich Hegel, La Fenomenología del Espíritu, Fondo de Cultura Económica, México, 1966, p. 37. 7 Wilhelm Friedrich Hegel, La ciencia de la lógica, Ediciones Solar S. A., 1982, Buenos Aires, traducción directa del alemán por Augusta y Rodolfo Mondolfo, versión digital, p.20. 6 3 De acuerdo con Hegel, la naturaleza, esto es, la esencia de lo que es verdaderamente sustancial en la multiplicidad y contingencia del aparecer, está en el concepto de la cosa, en lo universal que hay en la cosa misma, por lo tanto, el ser es absolutamente mediado. §3. La última idea digna de enfatizar que se encuentra tanto en los prefacios como en la introducción de la ciencia de la lógica es la propuesta hegeliana en torno al contenido de nuestro pensamiento. El contenido, la materia de nuestro pensamiento, no es algo ajeno al pensamiento mismo, sino más bien constituye su espíritu: el contenido es inmanente. ¿Qué significa decir que el contenido es inmanente? Para responder a esta inquietud hay que recurrir nuevamente a la Fenomenología del Espíritu: La ciencia sólo puede, lícitamente, organizarse a través de la vida propia del concepto; la determinabilidad que desde fuera, desde el esquema, se impone a la existencia es en ella, por el contrario, el alma del contenido pleno que se mueve a sí misma. El movimiento de “lo que es” consiste, de una parte, en devenir él mismo otro, convirtiéndose así en su contenido inmanente; de otra parte, lo que es vuelve a recoger en sí mismo este despliegue o este ser allí, es decir, se convierte a sí mismo en un momento y se simplifica como determinabilidad. En aquel movimiento, la negatividad es la diferenciación y el poner la existencia; en este recogerse en sí, es el devenir de la simplicidad determinada. De este modo, el contenido hace ver que no ha recibido su determinabilidad como impuesta por otro, sino que se la ha dado él mismo y se erige, de por sí en momento y en un lugar del todo.8 El ritmo inmanente del concepto es determinado por el mismo concepto. La ciencia de la lógica tiene como tarea fundamental superar la escisión que reside en el interior de la lógica, escisión que separa a la forma del contenido. El concepto, lo universal, que es el pensamiento mismo, no puede ser considerado solamente como una forma indiferente que está en un contenido: […] resulta evidente que lo que en la primera reflexión ordinaria se considera como contenido, separado de la forma, en realidad no puede estar sin forma… sino que al contrario tiene la forma en sí mismo, y que solamente por vía de ésta tiene animación y contenido, y que esta forma es la que se convierte en la apariencia de un contenido, como también en la apariencia de algo extrínseco a dicha apariencia. Al introducir de esta manera el “contenido” en la consideración lógica, no son las cosas, sino lo esencial, el concepto de las cosas, lo que se convierte en el objeto final.9 8 Wilhelm Friedrich Hegel, La Fenomenología del Espíritu, Fondo de Cultura Económica, México, 1966, pp. 35-36. 9 Hegel, La ciencia de la lógica…, cit., pp. 21-22. 4 El ritmo inmanente del concepto, aquello por lo cual el concepto se impele adelante por sí mismo, es lo negativo que contiene en sí, éste es el verdadero elemento dialéctico. La única manera de lograr el progreso científico, como dice Hegel, es el reconocimiento de que lo negativo es a la vez positivo, que lo contradictorio se resuelve solamente en la negación de su contenido particular, dicha negación no es una mera nada, sino que al ser la negación de algo determinado que se resuelve, es por eso una negación determinada: […] en el resultado está contenido esencialmente aquello de lo cual resulta; lo que en realidad es una tautología, porque de otro modo sería un inmediato, no un resultado. Al mismo tiempo que la resultante, esto es, la negación, es una negación determinada, tiene un contenido. Es un nuevo concepto, pero un concepto superior, más rico que el precedente; porque se ha enriquecido con la negación de semejante concepto precedente o sea con su contrario; en consecuencia lo contiene, pero tiene algo más que él, y es la unidad de sí mismo y de su contrario. Por este medio ha de formarse… el sistema de los conceptos… sin introducir nada del exterior… este método no es nada distinto de su objeto y contenido, pues es el contenido en sí, la dialéctica que el contenido encierra en sí mismo, que lo impulsa hacia adelante.10 El ritmo interno del concepto, el espíritu que anima lo conceptual es la dialéctica. La dialéctica obtiene de esta forma un lugar privilegiado dentro de la lógica, espacio que no tenía antes de la aparición de Hegel. Podemos resumir lo dicho hasta ahora del siguiente modo: Hegel afirma que existen formas del pensamiento que se encuentran almacenadas en el lenguaje humano, y que la labor de la lógica es articular aquellas categorías que se encuentran presupuestas y en funcionamiento en el uso del lenguaje. La lógica posee su propio contenido: los conceptos y las determinaciones del pensamiento tienen contenido objetivo, es decir, los conceptos por medio de los que cualquier objeto puede llegar a ser inteligible para nosotros, “las formas lógicas” no son simples “formas del pensamiento”, sino también formas del intelecto objetivo. Según Hegel, “la negatividad” es inherente a las determinaciones del pensamiento: los conceptos sólo ganan su inteligibilidad cuando comprendemos su relación negativa con su concepto opuesto y contradictorio. Debido a esto, todo pensar es necesariamente dialéctico. La lógica tiene una doble tarea, seguir el desarrollo de lo negativo inherente a las determinaciones del pensamiento y comprender aquellos desarrollos negativos como unidades especulativas. Además deberá reconstruir aquellas determinaciones del pensamiento que pasan a través nuestro espíritu de manera inconsciente y que han sido fijadas por la reflexión como formas subjetivas y exteriores a la sustancia y al contenido. 10 Hegel, La ciencia de la lógica…, cit., p. 50. 5