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Textos para la Historia de Roma
I. Fundación y Monarquía
Los Orígenes de Roma
Mito y Realidad
Eneas y Roma
Virgilio, En. I, 1-10
La Roma primitiva
Virgilio, En. VIII,
26-50
<< Yo soy aquel que modulé otro tiempo canciones pastoriles
al son de mil delgado jaramillo. Después dejé los bosques
y forcé a las campiñas colindantes a plegarse
al codicioso afán de los labriegos. Mi obra fue de su agrado.
Y ahora canto las armas horrendas del dios Marte
y al héroe que forzado al destierro por el hado
fue el primero que desde la ribera de Troya arribó a Italia
y a las playas lavinias. Batido en tierra y mar arrostró muchos riesgos
por obra de los dioses, por la saña rencorosa de la inflexible Juno.
Mucho sufrió en la guerra antes de que fundase la ciudad
y asentase en el Lacio sus Penates, de donde viene la nación latina
y la nobleza de Alba y los baluartes de la excelsa Roma.
Dime las causas, Musa; por qué ofensa a su poder divino,
por qué resentimiento la reina de los dioses
forzó a un hombre, afamado por su entrega
a la divinidad, a correr tantos trances, a afrontar tantos riesgos.
¿Cómo pueden las almas de los dioses incubar tan tenaz resentimiento? >>
<< Era la noche. Por la tierra toda sumía la fatiga
en un profundo sueño a los vivientes, a toda suerte de aves y de brutos,
cuando Eneas, el padre de los suyos, turbada el alma por la triste guerra,
se tiende en la ribera bajo la fría bóveda del cielo
y acaba por rendir su cuerpo al tardo sueño.
Entonces el dios mismo del paraje, el anciano Tiberino,
le pareció que alzaba la cabeza
de la amena corriente por entre la espesura de los álamos. Iba envuelto
de un tenue cendal de glauco lino, los cabellos ceñidos de hojosas espadañas.
Y le habla y le disipan los cuidados de su alma estas palabras:
“!Vástago de la estirpe de los dioses, que nos devuelves la ciudad de Troya
de manos enemigas, tú, custodio de la Pérgamo eterna,
el esperado del solar laurentino y los campos del Lacio,
aquí tienes la morada asignada, aquí están a seguro
tus dioses hogareños. No te vayas. No te asuste la amenaza de guerra.
Todo el enojo, todas las iras de los dioses se han calmado.
Ahora hallarás tendida –no pienses que son quimeras
que te suscita el sueño– al pie de las encinas de la orilla
una cerda gigante con sus treinta lechoncillos que acaba de parir,
acostada en el suelo, blanca la madre,
blancas también las crías colgadas de sus ubres
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Ése será el lugar de tu ciudad, ése el descanso fijado a tus fatigas.
Partiendo de él, cuando giren en su curso tres decenios, Ascanio ha de fundar
la ciudad de Alba, de nombre esclarecido. Y no te vaticino cosas vanas.
Ahora en pocas palabras te voy a declarar –atiende– con qué trazas
vas a lograr vencer los riesgos que te acechan” [Consejo sobre la alianza con los
Latinos y los pueblos del entorno] >>
Fecha de la
fundación
Dionisio de
Halicarnaso I, 74
Leyenda
fundacional
Livio I, 6-10
Sobre la Loba
Dionisio de
Halicarnaso I, 84
<< El último asentamiento o colonización de Roma, o como deba llamarse, según
Timeo de Sicilia (no sé qué sistema cronológico usa) tuvo lugar en la misma época que
la fundación de Cartago, treinta y ocho años antes de la primera Olimpiada [83 a. C.]
Lucio Cincio, un miembro del Senado, piensa que fue hacia el cuarto año de la XII
Olimpiada [728 a. C.] y Quinto Fabio habla del primer año de la VIII Olimpiada
[747 a. C.] Porcio Catón no determina la época según el cómputo griego, pero
preocupándose como ningún otro de recoger los datos de las historias antiguas, señala
como fecha de la fundación el año cuatrocientos treinta y dos después de la guerra de
Troya. Esa fecha comparada con las Cronografías de Eratóstenes corresponde al
primer año de la VII Olimpiada [751 a. C.] En otra obra he explicado que es
correcto el sistema cronológico que sigue Eratóstenes y cómo uno puede adecuar las fechas
romanas a las griegas >>
<< Por idéntica fortuna que Antenor, Eneas fue expulsado de Troya, y fue a parar a
Macedonia, y de allí a Cilicia, buscando tierras donde pudiese alojar a los suyos. De
Cilicia él vino hacia Italia y se estableció sobre los campos de una ciudad denominada
Laurentia. Esto provocó la cólera de los aborígenes, y, entre ellos el rey de los Latinos
plantó batalla contra Eneas, que venció, e hizo con él la paz a través del casamiento
son su hija, estableciéndose ambos allí (…)El comienzo de tan grande y noble ciudad
como Roma debía ser semejante al comienzo de un gran Imperio: apoyado por los dioses
y ordenado por éstos para que sucediese. Así, sucedió que la virgen Vestal, Rea, hija de
Númitor, concibió dos niños que fueron llamados Rómulo y Remo, los cuales, por no
saber quienes eran sus padres, la propia Rea afirmó que habían sido engendrados por
Marte (…) La crueldad de Númitor hizo que Rea fuera puesta en prisión y que los
dos niños fueran ahogados en el río (…) Las crecidas del río hicieron que la cesta con
los niños quedara en lugar anegado y una loba que venía de las montañas con gran sed
para beber en el Tíber los encontrara y criara (…) Entonces, crecidos los niños,
quisieron fundar una ciudad en el sitio donde fueron abandonados para morir >>
<< En cambio otros, que piensan que lo fabuloso no es apropiado para un escrito
histórico, afirman que la exposición de los recién nacidos, realizada por los sirvientes de
manera distinta a como les fue ordenado, no es verosímil, y la mansedumbre de la loba,
que ofreció sus ubres a los niños, la rechazan como una historia llena de extravagancia
dramática (…) A los nacidos de Ilia su abuelo, haciendo lo posible por salvarlos, los
entregó a Fáustulo. Dicen que este Faústulo era de origen arcadio, descendiente de los
que vivieron con Evandro, y habitaba cerca del Palatino cuidando las posesiones de
Amulio. Fue convencido por su hermano Faustino, que vigilaba los rebaños de
Númitor que pastaban cerca del Aventino, para que hiciera a Númitor el favor de
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criar a los niños. La que crió a los niños y les dio el pecho dicen que no fue una loba,
sino como es natural una mujer que vivía con Faústulo, de nombre Laurencia, a la que
por haber prostituido en un tiempo los encantos de su cuerpo, los residentes en el
Palatino le pusieron el sobrenombre de Lupa. Ése es un antiguo apodo griego aplicado
a las mujeres que venden el placer, que ahora se llaman, con una denominación más
respetable, heteras. Pero algunos, ignorando esto, forjaron la leyenda de la loba, puesto
que en la lengua que habla el pueblo latino se llama lupa este animal >>
Rito fundacional
Dionisio de
Halicarnaso I, 88
<< Una vez que ya nada era obstáculo para la fundación, Rómulo designó el día en
que, tras conciliarse a los dioses, iba a emprender el comienzo de las obras, y preparó lo
que debía tener dispuesto para los sacrificios y festejos del pueblo. Cuando llegó el
momento fijado, tras celebrar él mismo sacrificios a los dioses y ordenar a los demás
hacer lo mismo según sus posibilidades, tomó los augurios divinos en primer lugar.
Después ordenó que se hicieran hogueras delante de las tiendas, y sacó al pueblo para
que saltara sobre las llamas como purificación de sus culpas. Cuando pensó que se
había hecho todo cuanto era razonablemente grato a los dioses, llamó a todos al lugar
señalado y dibujó la figura de un cuadrado alrededor de la colina trazando mediante un
arado, compuesto de un buey uncido junto a una vaca, un surco continuo que debía
recibir la muralla. Desde entonces entre los romanos se conserva esta costumbre del surco
alrededor del terreno en la fundación de ciudades. Hecho esto, sacrificó al buey y la vaca,
y realizó las ceremonias iniciales de otros muchos sacrificios. Luego envió al pueblo al
trabajo. Aún en mis días, la ciudad de Roma celebra cada año esta fiesta situándola
entre sus mayores festividades, la llaman Pariles >>
El lugar
<< Con razón, los dioses y los hombres tomaron la decisión de elegir este lugar para
fundar la ciudad, con colinas saludables, con un río vecino por el que bajan los
productos del interior y por el que se reciben los abastecimientos marítimos, cómodo por
su vecindad al mar pero no expuesto a los peligros de las flotas extranjeras por su
excesiva cercanía, un lugar situado en medio de las diversas regiones de Italia y
destinado especialmente para el crecimiento de una ciudad. La prueba es la misma
magnitud de esta ciudad tan nueva >>
Ciudad griega
Dionisio de
Halicarnaso I, 89
<< Esto es lo que me fue posible descubrir con gran empeño, tras leer todos los escritos
de griegos y romanos sobre el origen de Roma. De modo que ya uno puede con confianza
hacerla ver como una ciudad griega, y mandar callar a quienes hacen de Roma un
refugio de bárbaros, fugitivos y vagabundos; mostrando que es la ciudad más
hospitalaria y amigable, reflexionando que el linaje de los aborígenes era enotrio, y éste
arcadio. Recordando que a ellos se unieron los pelasgos, que eran argivos y que tras
dejar Tesalia llegaron a Italia. Y a la llegada de Evandro y los arcadios, que habitaron
cerca del Palatino, los aborígenes les cedieron el lugar. Además, los peloponesios que
llegaron con Hércules se instalaron sobre la colina Saturnia. Finalmente los que
abandonaron Troya se mezclaron con los anteriores. Así que no se podría encontrar un
pueblo tan antiguo ni tan griego>>
Livio I, 11
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La Monarquía Romana
Roma y Etruria
La lista de los
Reyes
Dionisio de
Halicarnaso I, 75
<< Así pues, desde la expulsión de los reyes hasta el primero que gobernó en la ciudad,
Rómulo, contando hacia atrás, había en total doscientos cuarenta y cuatro años. Se
advierte por el orden en que se sucedieron los reyes así como por la duración del reino de
cada uno. Se dice que Rómulo, el fundador de la ciudad, tuvo el poder durante treinta y
siete años. Muerto Rómulo, la ciudad quedó sin rey durante un año. Después, Numa
Pompilio, elegido por el pueblo, reinó cuarenta y tres años. A continuación de Numa,
reinó Tulo Hostilio durante treinta y dos años. Le siguió Anco Marcio durante
veinticuatro años. Después de Marcio, Lucio Tarquinio, el llamado Prisco, reinó treinta
y ocho años. Le sucedió Servio Tulio durante cuarenta y cuatro años. El asesino de
Servio, Lucio Tarquinio, el tirano, llamado el Soberbio por su desprecio de la justicia,
tuvo el poder durante veinticinco años. Por ello, el conjunto de los años de los reyes suma
un total de doscientos cuarenta y cuatro años y una Olimpiada, de donde se deduce que
Rómulo, el primer jefe de la ciudad, comenzó su gobierno en el primer año de la séptima
Olimpiada, cuando Caronte estaba en su primer año de arconte de Atenas >>
Etnografía de Italia << La ciudad de Roma está situada en la parte occidental de Italia sobre el río Tíber,
Dionisio de
que desemboca aproximadamente a mitad de la costa; dista del Mar Tirreno ciento
Halicarnaso II, 1
veinte estadios. Los primeros habitantes que se recuerda eran unos bárbaros autóctonos
llamados sículos, que ocupaban también otras muchas regiones de Italia; de ellos se
conservan muchos claros testimonios hasta nuestros días, entre otros los nombres de
algunos lugares llamados sicélicos que revelan su antigua residencia. A éstos los
expulsaron los aborígenes que ocuparon el lugar; eran descendientes de los enotrios, que
habitaban el litoral desde Tarento hasta Posidonia. Se cuenta que eran un grupo de
jóvenes consagrados a los dioses según la costumbre local y enviados por sus padres a
habitar la región que la divinidad les entregara. El linaje de los enotrios era arcadio,
procedente de la región antes llamado Licaonia y ahora Arcadia, que abandonaron
voluntariamente para ocupar una tierra mejor, yendo al frente de la colonia Enotro, hijo
de Licaón, de quién tomó el nombre el pueblo. Mientras los aborígenes ocupaban la
zona, los primeros que se les unieron fueron los pelasgos, pueblo nómada que procedía
de la antes llamada Hemonia, ahora Tesalia, donde habitaron un tiempo. Después de
los pelasgos vinieron los arcadios desde la ciudad de Palancio, tras hacer jefe de la
colonia a Evandro, hijo de Hermes y de la ninfa Temis. Edificaron su ciudad junto a
una de las siete colinas, que ahora está precisamente en medio de Roma, y llamaron al
lugar Palanteo por su antigua patria en Arcadia. No mucho tiempo después Hércules
llegó a Italia cuando conducía a casa su ejército desde Eritía; una parte de sus fuerzas,
la griega, se quedó atrás y se instaló cerca de Palanteo, junto a otra de las colinas que
incluye la ciudad, que entonces era llamada Saturnia por los habitantes de allí, y ahora
Capitolina por los romanos >>
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Breuiarium ab urbe
condita
Eutropio I 3-13
<< [Reinado de Numa Pompilio] Posteriormente fue nombrado rey Numa
Pompilio, quien no llevó a cabo ninguna guerra, pero no fue menos benéfico para la
ciudad de Roma que Rómulo, pues dio leyes y normas de conducta a los romanos, a
quienes, por lo habituados que estaban a las batallas, se les consideraba como bandidos
medio bárbaros; dividió también en diez meses el año, período confuso hasta entonces,
sin cómputo alguno. Estableció en Roma un sin fin de ceremonias religiosas y construyó
gran número de templos. Murió de una enfermedad en el cuadragésimo tercer año de su
reinado.
[Reinado de Tulo Hostilio] (…) emprendió de nuevo las guerras: venció a los
albanos, que distan doce millas de la ciudad de Roma; derrotó también en combate a los
fidenates y a los de Veyes, los primeros de los cuales están a seis millas de Roma y los
otros a dieciocho. Amplió la ciudad añadiéndole el monte Celio. Después de reinar
treinta y dos años, fulminado por un rayo, ardió junto con su casa.
[Reinado de Anco Marcio] Tras él tomó el poder Anco Marcio (…) Peleó contra
los latinos, añadió a la ciudad el monte Aventino y el Janículo, fundó en la
desembocadura del Tíber, cerca del mar, una ciudad a dieciséis millas de Roma. Murió
de una enfermedad en el vigesimocuarto año de su reinado.
[Reinado de Tarquinio Prisco: ¿616-578 a. C.?] Luego recibió el reino Tarquinio
el Antiguo. Éste, duplicó el número de senadores, edificó un circo en Roma e instituyó
los juegos romanos, que continúan celebrándose hasta nuestros días. Venció, además, a
los Sabinos y unió al territorio de la ciudad de Roma gran parte de los campos que les
arrebató, y fue el primero en entrar en la ciudad con los honores del triunfo. Construyó
muros y cloacas, comenzó también el Capitolio (…)
[Reinado de Servio Tulio: ¿578-534 a. C.?] (…) hijo de una mujer noble, aunque
cautiva y sierva. Sometió también a los sabinos, añadió a la ciudad tres montes: el
Quirinal, el Viminal y el Esquilino, excavó fosos alrededor de la muralla. Fue el
primero de todos en ordenar un censo, lo que por entonces era desconocido en el mundo
entero. Bajo su mandato, después de ser todos censados, Roma tenía ochenta y tres mil
ciudadanos, incluyendo los que vivían en el campo. Fue asesinado por su yerno
Tarquinio el Soberbio, hijo del rey al que él mismo había sucedido, y por su hija, con la
que se había casado Tarquinio.
[Reinado de Tarquinio el Soberbio: ¿534-510 a. C.?] Lucio Tarquinio el
Soberbio (…) venció a los volscos (…) sometió a la ciudad de Gabios y a Suesa
Pomecia; firmó la paz con los etruscos y edificó el templo de Júpiter en el Capitolio.
Después en el ataque a Árdea (…) perdió el poder. La causa fue que su hijo,
Tarquinio el Joven, había violado a Lucrecia, la más noble y virtuosa mujer, esposa de
Colatino, y que ésta se quejó por tal afrenta a su marido, a su padre y a sus amigos y se
quitó la vida delante de todos. Por esta causa, Bruto, pariente también él de Tarquinio,
instigó al pueblo y arrebató el poder a Tarquinio. Luego el ejército también le abandonó
cuando estaba sitiando la ciudad de Árdea junto con el propio rey. Al llegar el rey a la
ciudad de Roma no le dejaron entrar cerrándole las puertas. Después de haber
gobernado durante veinticuatro años, huyó con su mujer y sus hijos. Así siete reyes
reinaron en Roma durante doscientos cuarenta y tres años, cuando aún la ciudad, en su
máxima extensión, apenas llegaba hasta el decimoquinto miliario. Entonces empezaron
a gobernar los cónsules>>
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Institutio libertatis
Dionisio de
Halicarnaso IV, 72-74
Patricios y
Plebeyos
Dionisio de
Halicarnaso II, 8
<< Pero las penalidades que suelen acompañar a las monarquías, por cuya causa
degeneran en una crueldad tiránica y por las que todos las rechazan, os aconsejo que
las corrijáis ahora y toméis precauciones para que no vuelvan nunca a presentarse.
¿Y qué penalidades son éstas? En primer lugar, dado que la mayoría se fija en los
nombres de las cosas y en virtud de ellos o aceptan algo que les perjudica o evitan lo
que les beneficia, y que entre estos últimos resulta estar la monarquía, os aconsejo
que cambiéis el nombre del régimen y que no llaméis más reyes ni monarcas a los
que vayan a tener el poder supremo, sino que les deis un nombre más moderado y
humano. En segundo lugar, no hagáis que un solo criterio sea soberano en todos los
asuntos, sino, por el contrario, confiad a dos hombres el poder real, como me he
enterado que hacen los lacedemonios desde hace ya muchas generaciones, forma ésta
de gobierno por la que son los mejor gobernados y los más prósperos de todos los
griegos. En efecto, al dividir el poder en dos y tener cada uno la misma fuerza,
serán menos soberbios y orgullosos. El respeto mutuo, el mutuo impedimento de
vivir entregados al placer y la rivalidad por conseguir una reputación de virtud
serían las principales consecuencias de este honor y poder equitativamente repartidos
y complementados >>
<< Como cualquiera puede suponer (Roma) tomó el modelo de la constitución
ateniense, que aún estaba en vigor en aquel tiempo. Los atenienses dividieron a la
población en dos partes: llamaban eupátrides a los de casas ilustres y poderosos en
fortuna, y a ellos correspondía el gobierno de la ciudad; a los restantes ciudadanos
los llamaban agroicoi, que no tenían autoridad en los asuntos públicos. Con el
tiempo ellos también tuvieron acceso a los cargos. Los historiadores más convincentes
de la constitución romana dicen que por estas razones aquellos hombres fueron
llamados “padres” y sus descendientes patricios. Pero otros refieren el hecho según su
propia envidia y pretenden difamar a la ciudad con un innoble origen, por lo que
dicen que fueron llamados patricios no por lo antes dicho sino porque eran los
únicos que podían mostrar a sus padres, dando a entender que los restantes eran
fugitivos y no podían llamar libres a sus padres. Como prueba de esto aducen que
los patricios, cuando los reyes decidían convocarlos, los llamaban los heraldos por su
nombre y el de sus padres; sin embargo a los plebeyos unos esclavos los conducían a
la asamblea en masa haciendo resonar cuernos de bueyes. Pero esta llamada de los
heraldos no es prueba de la nobleza de los patricios, ni el toque de trompeta es señal
del oscuro origen de los plebeyos, sino que aquélla responde al honor y éste a la
rapidez; pues no sería posible en poco tiempo llamar a la multitud por su propio
nombre >>
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