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Don Paulo Portas
Ministro de Asuntos Exteriores de la República de Portugal
Madrid, 26 de febrero de 2013
Don Paulo Portas, Ministro de Asuntos Exteriores de la República de Portugal
Señor Presidente de Nueva Economía Fórum, señor Canciller de España, señor Ministro
de Justicia de España, señor Secretario de Estado de Asuntos Europeos de España, y
Embaixador de Portugal em Espanha, Embajador de España en Portugal, Secretario
General de la Iberoamericana, amigas y amigos. Yo voy a empezar por agradecer a José
Manuel en portugués, y después haciendo honor a la casa que me invita, intentaré decir
algunas ideas en vuestra lengua, que conozco razonablemente bien.
Meu querido amigo, Ministro. Muchas gracias, José Manuel.
Yo hago aquí una declaración de principio. Yo soy amigo de España, conozco muy bien
España, y acredito en España. Y eso, quiero decirlo empezando, significa o tiene por
consecuencia la admiración que yo tengo por el pueblo de España y por las instituciones
españolas en momentos que todos sabemos son muy difíciles. Y es exactamente en
momentos muy difíciles que uno puede mesurar, medir la talla de los líderes y la
cohesión de los pueblos, y necesitamos líderes con talla y pueblos con cohesión, para
afrontar retos como aquellos que conocemos en esos años tan difíciles. España es una
vieja conocida de Portugal. Tuvimos nuestros cabreos, hace muchos siglos, pero hay
una cosa que los dos sabemos, somos buenos amigos, y la condición de estabilidad en la
Península Ibérica es la existencia de dos estados soberanos que se conocen muy bien
hace muchos siglos. Esto es una condición de estabilidad esencial, y estabilidad es muy
importante también para superar los momentos más difíciles.
España es el mejor cliente de Portugal y los españoles están entre los mejores inversores
en Portugal. Hay también como esta sala, de muestra, muchas empresas y empresarios
portugueses, profesionales portugueses, que por su mérito, por su trabajo y por su
esfuerzo, son vencedores en España. Y dicen los economistas, que Portugal además de
sus problemas específicos, evidentemente sufre el efecto de las condiciones económicas
en España porque tenemos un grado de integración económica muy amplio, y eso es una
razón más para que quede claro que Portugal es uno de los primeros interesados en la
superación europea de los problemas y Portugal será uno de los beneficiados en su
estímulo de crecimiento por la superación de las dificultades que tiene España. Como
nosotros, superando las nuestras, estaremos contribuyendo para un ambiente de
crecimiento económico en la Península.
Dicho esto, yo quería dejaros una pequeña presentación sobre la situación de Portugal,
unas meditaciones sobre lo que Europa puede ser y hacer, y también lo que Portugal y
España pueden hacer más allá de la Europa, juntos, y en partenariado estratégico.
Bueno, de Portugal, ustedes saben que en 2011, el Primer Ministro de Portugal y yo
mismo, jefes de dos partidos diferentes, estábamos en la oposición, y por patriotismo
apoyamos al pedido de asistencia externa que se volvía inevitable. Por patriotismo para
la defensa de nuestra economía.
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Hemos llegado al Gobierno por la voluntad popular y hemos definido una actitud por
parte de Portugal. El caso portugués no era comparable a ningún otro, de los programas
de ajustamiento decididos. Había que decidir con nitidez el caso de Portugal y una
actitud de los portugueses y de nuestras instituciones. Ser un país cumplidor, honrar
nuestros compromisos, apostar por la credibilidad y ganar lo más rápido, lo más célere
posible, nuestra autonomía financiera. Ésta fue la actitud básica de los portugueses.
Aprender con las lecciones del pasado, comprender las razones de esa crisis, actuar en
consecuencia, tener mucha dignidad en ese esfuerzo, y ser un país conocido por ser un
país que sabe honrar su palabra. Estamos dos años volvidos en la recta final de nuestro
programa de ajuste, con la misión externa. Le llaman allá troika, pero yo no digo nunca
esa palabra, porque en portugués tendría que procurar mucho para encontrarla. Yo le
llamo triunvirato, como saben.
Pero, aprender con las lecciones del pasado. Yo creo que quedará claro para siempre o
en el horizonte de nuestras generaciones, que deudas de hoy, son impuestos mañana, y
que no hay, no es aceptable. Sacrificar las próximas generaciones para ganar las
próximas elecciones, y que hay que aprender a gobernar de otro modo, no prometiendo,
haciendo opciones y diciendo al pueblo el coste y el beneficio de cada opción. Partimos
de un déficit que era superior a 10%, llegamos el año pasado a un déficit del 5%.
Pueden ustedes imaginar el sacrificio, el dolor, la renuncia que un programa con esta
dimensión, ha significado en la sociedad portuguesa, y la primera cosa que un buen
gobernante de nuestros tiempos, tiempos difíciles, tiene que saber demostrar, es una
enorme sensibilidad y humildad de respeto por los que están pasando mal, que son
muchos. Hemos tenido seis evaluaciones positivas de la misión externa. Les gustaría
recordar que Portugal hizo su primera emisión de deuda en los mercados hace unas
semanas, y que tuvimos una procura, una demanda, seis veces superior a la oferta, y que
las tasas de interés se quedaron por debajo de los 5%, yo me acuerdo hace dos años, que
estaban casi en el 20%.
Portugal ha elegido el principio de 2013, para junto con Irlanda, siendo claro que hemos
cumplido esencialmente con nuestro programa, pedir a nuestros socios europeos
condiciones más favorables desde el punto de vista de las maturidades de los préstamos,
porque esa decisión estamos pidiendo ayuda a nuestros socios europeos, va a mejorar la
credibilidad de Portugal, va a mejorar la confianza de las instituciones y de los
mercados en nuestra solvencia, va a contribuir para la separación entre el riesgo del
Estado y el riesgo bancario, y va a libertar recursos para la economía que es finalmente,
lo principal. La economía no se hace con el verbo serrar, se hace con el verbo comprar y
vender. Y ésa tiene que ser la prioridad.
El año 2012 fue un año de recesión fuerte, pero no fue un año perdido, porque hemos
hecho las reformas estructurales que pueden anticipar nuestra recuperación de la
confianza y un ambiente de crecimiento en nuestros países. Hemos cambiado la
legislación de trabajo, que es más flexible, más amiga de la inversión, es más fácil
contratar y no es tan difícil cuando tiene que ser rescindir el contrato. Hemos cambiado
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la legislación de competencia, porque queremos mercados abiertos, no queremos
mercados sistemáticamente protegidos para los mismos que ya están en los mercados.
Hemos cambiado muchas cosas en la justicia económica para animar la economía, y
reducido en un combate que yo creo que es diario, administrativo, medianamente los
niveles de burocracia o de la acción que perjudican la inversión.
En 2013 haremos una espectacular reducción del impuesto de sociedades para aquellas
inversiones en Portugal en 2013, creando riqueza y creando empleos, deducciones que
pueden llegar hasta más del 60% del total. Estamos haciendo un sistema de
competitividad fiscal para que quería llamar vuestra atención, muy relevante para no
residentes habituales, seniors y activos. Hemos lincado la política de visas con la
política de inversiones para ciudadanos no europeos, y por estas razones y otras yo diría
que una mirada atenta concluirá que éste es el momento de mirar a Portugal para
invertir. Además, buenos indicadores son el crecimiento de las exportaciones
portuguesas en 2012, en un año de recesión, -3, yo no digo crecimiento negativo porque
con eso... no conozco ese concepto, me gusta que las cosas sean lo que son. Bueno,
recesión -3, exportaciones de Portugal +6.
¿El proceso de privatizaciones? De acuerdo con la máxima transparencia, está siendo un
éxito en nuestro país. Todo esto lo hemos hecho preservando un valor que para un
democristiano es muy importante, pero yo no creo que eso sea una condición
ideológica, es una condición de sensatez. Hemos hecho estas reformas con un acuerdo
social. Yo creo que de la preservación, del consenso social, del acuerdo entre
empleadorres y empleados para reformas aceptables, es una condición de buen gobierno
en estas condiciones. Nosotros hemos logrado un acuerdo social y tenemos que hacer lo
suficiente y lo necesario para preservarlo.
Una palabra sobre Europa. Nosotros, José Manuel, hablamos muchas veces de
responsabilidad, porque todos comprendemos que no era posible tener una sola moneda
y tanta política diferente, pero también de solidaridad, y son las dos caras de la misma
moneda. Hay que ofrecer responsabilidad y hay que saber solidarios con una visión
amplia de Europa, de medio y de longo plazo. Es por eso que los programas y las metas
establecidas deben siempre ajustarse a la realidad, el realismo es el principio esencial
del buen gobierno. Si hay una detereorización de las condiciones económicas en
Europa, hay que medir en cada programa la velocidad con que hacemos lo que tenemos
que hacer y tener ser muy cautos con las políticas que elegimos porque no debemos
acentuar lo recesivo y debemos preservar el consenso social. En esto creo que estamos
también de acuerdo.
Tenemos que mirar para lo que pasó en Europa en estos años y comprender la
ciudadanía. ¿La gente se volvió menos europea? No. La gente quiere una Europa con
mejor respuesta a la crisis. Nosotros tenemos esa idea de una Europa tan responsable
como solidaria pero que también aquí podemos añadir una Europa más preventiva que
reactiva, que llegue antes de las crisis y no solo después. Una Europa como ésa, yo
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quiero decirlo aquí una vez más. No podemos facilitar esos discursos simplistas, de que
hay una Europa del Norte llena de virtudes, y hay una Europa al Sur llena de defectos.
Eso es no tener un concepto de historia y no saber ver el futuro. Europa va del Sur al
Norte, es una o no es, y somos culturalmente, históricamente tan imprescindibles unos
como otros. Y ¡cuidado!, una crisis financiera es muy grave y puede demorar cinco o
diez años arreglar, pero el prejuicio cultural y civilizacional en Europa, cuando se habla
de unos con defectos, y otros con virtudes, es una cosa mucho más grave, y que puede
crear resentimientos. Que llevan décadas a evitar y a curar después. Una Europa cohesa,
con ambición, una Europa más política que tecnocrática, una Europa que nos devuelva
el sentimiento y la esperanza de ser más europeos. Por ejemplo, sabiendo reformar pero
no destruir el modelo de economía social de mercado que se inventó entre humanistas
laicos y humanistas cristianos en este continente. Por ejemplo, siendo un actor
internacional más ambicioso y audacioso.
Yo me pregunto muchas veces a José Manuel, ¿tendremos todos que tener una iniciativa
de paz en el Medio Oriente? Es inevitable. Todos sabemos que Palestina e Israel tendrán
que vivir en seguridad y en paz. Un día llegará una iniciativa de paz desde América y
¿por qué no pensar en que esa iniciativa de paz sea americana y europea? Somos
pagantes porque no somos players en la cuestión de Medio Oriente, para la paz y para el
futuro. Y si me permiten, como dijo José Manuel, nosotros en los últimos cinco años
piensen ustedes en la reacción de los europeos con los americanos y los americanos con
los europeos. Pasamos años culpándonos mutuamente. Los europeos porque creen, no
sin razón, que la crisis empezó en Estados Unidos, y los americanos porque creen, no
sin razón, que hay una prolongación de la crisis en Europa que es excesiva. Pero no
podríamos tener una actitud más pragmática, revalorizar eso que españoles y
portugueses conocen también, que es el valor occidental. Podríamos trabajar por
ejemplo por un acuerdo de comercio, entre americanos y europeos. Ustedes son
empresarios muchos, saben lo que daría desde el punto de vista del crecimiento
económico para una banda y otra, un acuerdo de comercio. Y por fin, algo que Portugal
y España pueden hacer juntos y enpartnariado para fuera de Europa. Yo digo muchas
veces que portugueses y españoles serán en Europa, no solo lo que hagan en Europa,
pero lo que aporten a Europa y como europeos desde fuera de Europa. Eso es la
singularidad que tenemos unos y otros.
Y yo llamaría la atención a la posición estratégica que Portugal tiene en la relación con
África y con América Latina, como conozco la influencia que tiene España en
Latinoamérica y la influencia que está llegando a tener en Estados Unidos, a través de
uno de los factores que está bajo nuestros ojos y no lo valorizamos lo suficiente: la
lengua. Las dos lenguas iberoamericanas. La globalización no es solo una competición
de economías, es también una competición de lenguas. El portugués y el castellano, el
portugués y el español, son lenguas triunfantes en la globalización, van a crecer más y
más, por razones multicontinentales y demográficas. Compárenlas con otras lenguas
que aprendimos todos, como definitivas y no lo son. Eso tiene un valor añadido en la
política internacional y en la economía global, fantástico.
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Deberíamos hacer una fuerte apuesta por el portugués y por el español, en términos
internacionales. Y deberíamos... yo me acuerdo de una conversación con mi amigo
Enrique Iglesias que me decía hace dos años, “¿sabes? Hace 20 años América Latina era
una parte del problema y ahora es una parte de la solución”. No digo toda, pero
globalmente. América Latina, que pasó por lo que pasó, hoy es parte de la solución. No
hay más que ver las tasas de crecimiento económico, y Europa estaba tan convencida de
ser la solución y de sus actitudes hoy tiene sus problemas. Portugal y España son los
países que mejor comprenden latinoamérica, Iberoamérica.
Yo cuando estoy en la América que habla español y veo los retratos de Martí y Bolívar,
digo siempre: “Pero falta don Pedro. Es que no es comprensible América Latina, sin el
nacimiento de Brasil, que es una potencia regional y emergente, extraordinaria en
nuestro mundo, en el siglo XXI. Tanto que podemos hacer para incrementar lo que
podemos ofrecer, yo diría básicamente en dos sectores para empezar: a las Pymes de
Iberoamérica y de Península Ibérica. Qué mercados extraordinarios tenemos, y a los
jóvenes. Tenemos en Europa un programa extraordinario que hay que acautelar, que se
llama Erasmus. Probablemente la fase más positiva, cercana para los jóvenes que
circulan en Europa, y que miden prácticamente, concretamente lo que es la libertad de
circulación. ¿Y por qué no hacemos programas de circulación académica, universitaria,
técnica entre jóvenes de Latinoamérica y jóvenes portugueses y españoles? Yo no sé si
se llamaría Colombo o Cabral, pero qué extraordinaria capacidad que tendremos con
nuestras Universidades, con nuestros mercados, con las Universidades de América
Latina, con los mercados de América Latina, van a ser mucho más, porque nosotros
somos europeos, pero somos mucho más que europeos. Y entonces, yo creo que hay
razones para tener mucha esperanza basada en el realismo y en la valentía.
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